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CONCENTRACIÓN PARCELARIA

En este documento, trataré de plantear los fundamentos de este mecanismo denominado


“concentración parcelaria” y, muy suscintamente, realizaré un breve análisis del proceso,
basándome para ello en la extraordinaria Tesis Doctoral de Doña María Botey Fullat, de la
que he extraido los aspectos fundamentales y a la que he añadido algunos asuntos de
elaboración propia. Pretendo con ello realizar una introducción que permita al lector entender
los aspectos esenciales de esta problemática.

La concentración parcelaria, es un procedimiento administrativo que pretende reorganizar la


propiedad rústica para mejorar la rentabilidad de las explotaciones, se trata de agrupar las
parcelas de un propietario, en el menor número posible de ellas. Mediante esta actividad se
pretende dar al agricultor el mínimo número de fincas a cambio de las parcelas aportadas,
todo ello en el ámbito de la configuración de una red de caminos adecuada; a la parcela o
parcelas resultantes se le denomina “finca de reemplazo”. Entre las actuaciones que
contempla (agrupación de parcelas, regadío, redes de caminos, infraestructura…), destaca el
intento de reducir los problemas que se derivan de la existencia de un excesivo número de
parcelas por explotación. Algunos de estos problemas están relacionados con la pérdida de
terreno por la existencia de linderos, la pérdida de tiempo por desplazamientos entre las
distintas parcelas, sobre todo si la red de caminos se encuentra en mal estado y,
especialmente, dificultades de mecanización o uso ineficiente de medios mecánicos por el
tamaño y la forma de las parcelas.

Esta actividad se ha llevado a cabo, con distintos resultados, en muchos países en los que,
por motivos básicamente históricos, las parcelas se han dividido por herencias, provocando
un fraccionamiento, a veces extremo, de las fincas rústicas. Esta situación da lugar a
inconvenientes considerables desde el punto de vista de la rentabilidad; sin embargo, el
problema afecta no solamente al ámbito económico sino que, por el contrario, tiene una
componente socio-política importante y, en la mayoría de los países, dado que la propiedad
privada y la herencia son derechos inalienables, la solución es muy compleja. La
transformación de las estructuras parcelarias, en este sentido, se ha intentado llevar a cabo a
través de disposiciones legales, aunque, en la mayoría de los casos las dificultades son
numerosas y los resultados limitados.

Entre las dificultades más destacables que impiden la existencia de explotaciones de un


tamaño adecuado, para rentabilizar al máximo los factores de producción puestos en uso para
obtener el producto final, pueden destacarse las siguientes:

-Cuando se produce la herencia, la propiedad se subdivide en tantas partes como herederos


existen, a veces las divisiones se realizan de una misma parcela.
-El establecimiento de “unidades mínimas de cultivo” indivisibles, da lugar, a veces, a
dificultades a la hora de establecer las distintas partes a heredar. Al no poder dividir algunas
parcelas los propietarios no pueden establecer con proporcionalidad la herencia que quieren
dejar a cada uno de sus herederos; si la explotación concentrada no es indivisible, el proceso
comienza de nuevo y se acentúa con las siguientes generaciones (una vez obtenida la
concentración, los agricultores continúan dividiendo sus tierras en herencias de modo que
el final se vuelve al mismo punto de partida, el único límite es el que la Ley establece en las
“unidades mínimas de cultivo”, pero el límite que impone se considera muy pequeño).

-El valor sentimental que para el agricultor tiene su propiedad dificulta, en muchos casos,
una predisposición favorable al intercambio parcelario que supone la concentración.

-El proceso es muy largo, habitualmente diez años desde el inicio hasta la toma de posesión;
la entrega de las escrituras aún lleva más tiempo. Además, este tiempo supone una cierta
paralización en la agricultura de la zona.

-Supone un costo medioambiental, la desaparición de márgenes, ribazos y espacios


“perdidos” repercute en la fauna y la flora que en ellos habita. El posterior aumento de la
productividad una vez acabado el proceso es, en muchos casos, debido al mayor uso de
fertilizantes químicos y productosfitosanitarios. Estos son algunos de los motivos por los
que la concentración parcelaria está contemplada en la Ley de Evaluación de Impacto
Ambiental. Todos estos efectos, aún son más impactantes en el espacio tradicional debocage,
donde las lindes están constituidas por setos naturales, muy convenientes para frenar el
proceso erosivo y enriquecer la biodiversidad. El resultado de una concentración poco
sensible es un desmonte general de las lindes, una puesta en cultivo de espacios naturales
poco aptos para un uso agrícola, una parcelación diseñada con criterios análogos a los de un
polígono industrial y, en algunos casos, la generalización de las alambradas como
procedimiento de cierre.

-Una vez que la concentración se ha completado, en muchos casos, se producen actuaciones


tendentes a mejorar los drenajes de las tierras, extracción incontrolada de agua para riego,
eliminar obstáculos que dificulten la mecanización y allanar los accesos a las fincas. Algunas
de las consecuencias son el descenso del nivel freático o la alteración de la red de prados y
humedales por desecación. Paralelamente, la producción forrajera es racionalizada y los
pequeños prados concejiles pierden su valor económico al generalizarse la estabulación y la
producción intensiva de forraje mediante regadío y ensilado, el pastoreo comunal se extingue
y la nueva red de caminos mejora la accesibilidad a terrenos con valores paisajísticos que
hasta ahora habían estado relativamente protegidos.
-La concentración se suele realizar por municipios, los habitantes de dicho municipio se
benefician, pero los de los municipios colindantes, que con frecuencia llegan a tener el 40%
de la propiedad, apenas se benefician.

Independientemente de las dificultades reseñadas sobre el origen de la situación y los efectos


generados con la concentración, es indiscutible que cuando la propiedad se encuentra
parcelada en exceso, las dificultades son múltiples y los perjuicios económicos
obstaculizan enormemente la viabilidad de las explotaciones:

-Perdida de terreno por la existencia de linderos y una excesiva red viaria de acceso a las
fincas.

-Pérdida de tiempo por desplazamientos entre parcelas de una misma unidad de producción
o explotación. Además, si la infraestructura viaria se encuentra en malestado y el terreno es
abrupto, se acentúa la dificultad y repercute negativamente en la conservación de la
maquinaria.

-Dificultades de mecanización que se traducen en la imposibilidad de emplear ciertos


medios mecánicos o en el uso ineficiente de los mismos.

-Parcelas con formas no cuadradas ni rectangulares que dificultan si cabe, aún más, la
realización de las tareas agrícolas.

-Dificultades técnicas y económicas a la hora de convertir parcelas de secano en regadío.

Todas estas dificultades, se acentúan cuando la propiedad, además de estar diseminada en


múltiples parcelas, es minifundista o de tamaño medio. Ante esta situación, la viabilidad
económica de este tipo de explotaciones solo se entiende en el ámbito familiar o como una
actividad a tiempo parcial que se utilice como complemento a otro tipo de ingresos familiares.
Por tanto, aunque concentrar la propiedad genera problemas, los beneficios a que da lugar
pueden compensar, sobre todo en aquellas zonas donde la situación es extrema:

-Saneamiento de la propiedad de todos los propietarios implicados en el proceso mediante la


identificación, titulación y registro de la propiedad rústica.

-Mejora de la rentabilidad de las explotaciones, mediante un aprovechamiento más eficiente


de los medios de producción debido a la reducción del número de fincas,al aumento de la
dimensión de las mismas, a la puesta en valor de zonas marginales, las mejores formas
geométricas derivadas de la nueva red de caminos, etc.

-Las obras propias de la concentración parcelaria (red de caminos, red de saneamiento…),


están consideradas de interés general y son sufragadas íntegramente con cargo a los
presupuestos de las Comunidades Autónomas, es decir, son totalmente gratuitas para los
propietarios y conllevan una mejora general de las infraestructuras mediante el diseño de
una red de caminos con anchura y características adecuadas a los medios de producción de
una explotación moderna, dotando a todas las fincas de reemplazo de acceso directo a camino
y eliminando las servidumbres de paso, salvo en casos excepcionales.

La problemática, en términos generales, ha sido una constante a lo largo de la historia de


nuestro país, su situación ha dependido de la importancia que dieron a la agricultura los
pueblos que habitaron la península y de los propios avatares de la historia. En cualquier caso,
hasta el siglo XIX la actividad agraria ha tenido escasa regulación normativa y prácticamente
puede afirmarse, que no ha existido un marco legal regulador de esta actividad. Es en esta
centuria cuando debido por una parte a las recurrentes crisis agrarias y, por otra, a la
necesidad de introducir cambios en la propiedad (redistribuir y movilizar la tierra entre el
campesinado), cuando se promulgan las primeras leyes con este propósito (supresión de
mayorazgos en 1820, desamortizaciones de Mendizabal de 1834 a 1843 y de Madoz, ministro
de Hacienda, que promulgó en 1855 una ley de desamortización civil y eclesiástica). En
cualquier caso, el objetivo no se alcanzó, en realidad, la propiedad cambió de manos y a los
latifundios ya existentes, propiedad de la aristocracia y la burguesía, se suman otros,
generalmente con una producción muy por debajo de sus potencialidades. Al mismo tiempo,
una población, mayoritariamente campesina, vive miserablemente y demanda cambios.

No será hasta 1932, con la II República, cuando se produzca un nuevo intento legislativo de
reforma agraria con la intención de redistribuir la tierra y asentar en ella a los campesinos.
Sin embargo, entre 1936 y 1940, las propuestas de la ley de 1932, son revisadas y, tras la
finalización de la guerra se ponen en marcha una serie de reformas de carácter técnico
(regadíos, concentración parcelaria…). Es destacable en este sentido el Decreto de 18 de
octubre de 1939 por el que se crea el Instituto Nacional de Colonización.

A pesar de todo, la agricultura continua ciertamente atrasada y, en muchos casos, lejos de


la productividad y rentabilidad propia de algunos países europeos. En este sentido, resulta
ilustrativa la valoración en 1955 de Lamo Espinosa: «el mal es muy profundo, y con una
propiedad atomizada, tal como sucede en gran parte de España o con un grado superior de
concentración, tal como ocurre en algunas, pocas, regiones de Andalucía y Extremadura,
fundamentalmente, es inútil intentar ningún remedio de modernización si no se ataca el
problema en su raíz. La labor de concentración parcelaria en media España y la expropiación
en ciertos casos, y buscando siempre, en cualquiera de los supuestos, la creación de empresas
adecuadas, debe ser incrementada al máximo».

A partir de mediados de siglo, comienza un nuevo planteamiento que, con políticas


modernizadoras (concentración parcelaria de 1952 o la política de expansión de regadío),
busca una agricultura más productiva que identifica el desarrollo agrariocon el rural (el
desarrollo rural está vinculado al desarrollo agrario, no existen otras actividades económicas
que sirvan de alternativa); sin embargo, el éxodo rural de una población mayoritariamente
campesina hacia las ciudades propio de estos años, dificulta este planteamiento. Durante los
años 70, la crisis económica junto al apoyo estatal con los precios de garantía, frenarán
considerablemente la pérdida de población rural en una época en que el desarrollo rural ya
no supone necesariamente desarrollo agrario; van surgiendo otras actividades que
complementan los ingresos de la población rural.

La entrada en la Comunidad Europea y las consiguientes reformas del PAC (Política Agraria
Común), posibilitarán el paso definitivo que acercará el modelo agrario español al europeo.
EXPROPIACIÓN

La palabra expropiación hace referencia a las desposesiones de tipo legal que realiza un
Estado en cuanto a los bienes pertenecientes a un determinado individuo o entidad; bien sea
por causas de utilidad pública u otras, y que habitualmente se le hace una remuneración al
mismo. El diccionario de la real academia española brinda dos posibles acepciones para el
término expropiación, entre los cuales uno de ellos alude a la acción y el efecto de expropiar;
el otro es utilizado, generalmente en plural para describir aquel objeto, territorio, bien o
propiedad expropiada. Este poder legal es ejecutado por el gobierno de un país o un tercero
con el propósito de obtener alguna propiedad que muchas veces puede ser sin el
consentimiento o autorización del dueño legítimo.

Es importante señalar que un bien en reiteradas ocasiones es expropiado para su mejor


utilización o explotación por parte del Estado o un tercero, realizado como excusa de un
interés social o para la utilidad pública, lo que casi siempre está dispuesto en las leyes de un
país, sin embargo, esto no quiere decir que las autoridades que lleven a cabo las
expropiaciones no cometan abusos durante la ejecución de este proceso, lo que significaría
una expropiación virolenta o de forma compulsiva impulsada por motivos políticos o
ideológicos; de los cuales existen muchos ejemplos a lo largo de la historia, pero uno en
particular es el de la Revolución Cubana, que en la década de 1960, le fueron expropiados
los bienes a los ciudadanos estadounidenses residenciados en ese territorio y finalizaron
relaciones con dicho país.

En el ámbito de derecho, puede hallarse la expropiación forzosa, que es aquel acto a través
del cual la administración por motivos de beneficio público, despoja el dominio de ciertos
bienes a su dueño legítimo por un abono previo de su precio.
PRESCRIPCIÓN

La prescripción es una institución jurídica por el cual el transcurso del tiempo produce el
efecto de consolidar las situaciones de hecho, permitiendo la extinción de los derechos o la
adquisición de las cosas ajenas. En el Derecho anglosajón, su semejante sería el “statute of
limitations”.

- Fundamento de la prescripción

El fundamento de la prescripción radica en que a nuestro ordenamiento jurídico le interesa


que nuestros derechos subjetivos sean ejercitados; por lo tanto, el hecho de no recurrir a ellos
durante un determinado periodo de tiempo puede hacer que se pierdan los mismos. La
motivación de su existencia es clara: los principios de seguridad jurídica y buena fe. Se trata
de sancionar la indolencia o dejadez del titular de un derecho ya que si se retrasa en el
ejercicio durante un periodo excesivamente largo, se puede crear la confianza en el sujeto
que está obligado de que ese derecho no va a ser ya ejercitado.

- Prescripción civil: singularizando en la extintiva

La prescripción civil asigna un medio de defensa al deudor para que pueda oponerse a una
reclamación una vez transcurrido el plazo fijado en la norma, cuyo inicio se contará desde
que tiene conocimiento el acreedor de su posibilidad de ejercer la acción para exigir el
cumplimiento de la obligación, como nos dice Moya-Angeler Sánchez, Joaquín en su trabajo
“La prescripción tributaria” Diario La Ley, 2012.
DISPOSICIONES LEGALES

Tienen como fundamento cubrir al asegurado de los perjuicios que se deriven del
incumplimiento de obligaciones consagradas en leyes y normas relacionadas con actividades
en las cuales el Estado posee un control directo o indirecto.

Bajo esta denominación, quedan comprendidas las garantías que el Estado a través de
diversas manifestaciones, exige para el cumplimiento de normas de muy precisa aplicación
y finalidad.

El ejercicio de actividades como:

 Usuarios aduaneros

 Depósitos aduaneros

 Importaciones temporales

 Devoluciones de impuestos

 El agenciamiento aduanero

 La explotación de algunos servicios como los de radiodifusión

 El transporte de ciertas mercancías

 Convenios con la DIAN

 Importación de bienes y equipos al país en forma temporal

Se encuentran condicionados a la presentación de garantías que normalmente se constituyen


por medio de las pólizas de cumplimiento disposiciones legales.

Tarifas

Para cualquier producto del ramo de cumplimiento, para efecto del cálculo de la prima, se
deben atender los siguientes criterios:

1. Riesgo objetivo: es aquel que se deriva de las obligaciones directas estipuladas en


cada uno de los contratos u obligaciones que se deben cumplir y que se solicita sean
garantizadas, contemplando factores tales como la naturaleza jurídica del contrato, el
plazo, valor, forma de pago, ubicación, entre otras, lo que le permite a la aseguradora
validar las características, circunstancias intrínsecas o extrínsecas, entre otros
aspectos.

2. Riesgo subjetivo: este análisis se fundamenta en el conocimiento personal del cliente,


verificación de las referencias, conclusión del análisis de la ficha técnica, conclusión
del análisis financiero, medición de la capacidad técnica, y determinación de la
contragarantía.
3. Características técnicas y costos del contrato de reaseguros que le aplique, según el
análisis de los riesgos anteriores.

4. Una vez definidos los aspectos anteriores, las tasas aplicables se calculan en un
porcentaje respecto a los valores asegurados en proporción a la vigencia técnica. No
obstante, en algunos casos la tasa será única por el periodo (seriedad de la oferta y
cauciones judiciales).

Aplicando las anteriores variables, para cualquier producto del ramo de cumplimiento las
tasas podría llegar hasta el 10% del valor asegurado, valor al que se le adiciona la prima
mínima por cobertura, gastos de expedición y el valor del IVA vigente para el periodo.

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