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Artículo de reflexión
DOI: http://dx.doi.org/10.15425/redepub.35.2015.05
Palabras clave: constitucionalismo, desacuerdo, democracia asociativa, democracia procedimental, foro constitucional,
control de constitucionalidad, cultura de los derechos.
Keywords: constitutionalism, disagreement, associative democracy, procedural democracy, constitutional forum, control
of constitutionality, culture of rights.
Sumario
* Cómo citar este artículo: Virgüez Ruiz, S. (Diciembre, 2015). Democracia, desacuerdo y derecho constitucional. Una revisión a la tensión entre consti-
tucionalismo y democracia en el debate Dworkin - Waldron. Revista de Derecho Público, 35. Universidad de los Andes (Colombia).
** Abogado, politólogo y estudiante de la Maestría en Derecho de la Universidad de los Andes. Investigador del Departamento de Ciencia Política de la
misma universidad. Correo: s.virguez1345@uniandes.edu.co
Agradezco al profesor Rodolfo Arango Rivadeneira por sus certeros comentarios a lo largo de la elaboración de este artículo, y su disposición constante
para la discusión de las muchas interrogantes que surgieron en el proceso.
Introducción: democracia y rastrea teóricamente3 la tensión entre el autogo-
Santiago Virgüez Ruiz
4 Rev. derecho publico No. 35 - ISSN 1909-7778 - julio - diciembre de 2015 - Universidad de los Andes - Facultad de Derecho
más débil o algún sujeto odiado. Por eso estas cionales que los sustraigan del debate demo-
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Ronald Dworkin y Jeremy Waldron, por esta ra- (constitucional o no) se realizará en la siguiente
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zón, pretende no solo llenar ese vacío en la lite- sección, por el momento se dará un contexto ge-
ratura a través de la documentación temática y neral identificando tres líneas básicas de deba-
bibliográfica del debate, sino también identificar te: (i) la conveniencia o no de la adopción de car-
el verdadero punto de desacuerdo entre ambos tas constitucionales de derechos, (ii) el carácter
autores. En segundo lugar, busca extender la de- democrático de las constituciones y del control
fensa de la idea de que el constitucionalismo no judicial de las leyes y (iii) la correcta justificación
es contradictorio con el autogobierno democrá- o legitimidad de las decisiones políticas.
tico y por lo tanto se puede hablar, sin caer en
un oxímoron, de democracias constitucionales. A. ¿Son necesarias las cartas
constitucionales de derechos?
I. EL DEBATE WALDRON–DWORKIN EN
CONTEXTO: LÍNEAS PRINCIPALES DE En el Reino Unido, como es sabido, no existe una
carta constitucional escrita bien definida (un có-
DISCUSIÓN
digo constitucional, si se puede decir). A pesar
de la importancia de documentos como la Carta
Ronald Dworkin y Jeremy Waldron (alumno de
Magna, el Bill of Rights o el Acta de la Unión de
Dworkin durante el doctorado en Oxford) sostu-
1707, estos no tienen un carácter superior so-
vieron un extenso debate acerca de la tensión
bre la demás legislación.4 Esto se debe, como
entre la constitucionalización de derechos y el
lo expone Anthony Bradley (1998), al principio
autogobierno en democracia, y más específica-
de soberanía parlamentaria que rige al sistema
mente acerca del carácter democrático del con-
político británico y por el cual la legislación ex-
trol judicial a las leyes por parte de tribunales
pedida por el Parlamento es fuente principal de
superiores. Claramente, sus posiciones al res-
derecho, haciendo de esta institución el máxi-
pecto constituyen solo una parte de un conjunto
mo órgano legislativo. No existen así normas o
más amplio de reflexiones en torno a la política y
principios superiores que condicionen o limiten
el derecho, sin embargo, es menester limitarse
la legislación ordinaria.
a aquellos argumentos que ambos autores han
planteado específicamente sobre la tensión re- Partiendo de ese contexto, en 1990 Dworkin pu-
ferida en este ensayo. blica un breve ensayo titulado A Bill of Rights
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for Britain?, en el cual básicamente defiende Constitutional Rights (1993),5 escrito median-
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se pretende hacer cuando se atrincheran dere- la persona es un sujeto pensante, capacitado
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chos en cartas constitucionales es darles una para deliberar moralmente e ir más allá de una
inmunidad frente al cambio legislativo, lo cual preocupación por la satisfacción de sus propios
suscita dos problemas principales: (i) por una intereses, no habría motivo para cambiar de opi-
parte se desconoce la controversia que existe nión y desconfiar de cualquier decisión legislati-
en torno a la definición de estos, ya que una cir- va que se tome. Pero si se tiene que la necesi-
cunstancia básica de la política (y por lo tanto dad de constituciones que resguarden derechos
de sus decisiones) es el desacuerdo. El sustraer frente a las decisiones legislativas está dada
del debate legislativo unos derechos supone por una concepción predadora de la naturaleza
su definición, pero como no existe consenso al humana, no habría razón para que las personas
respecto no podríamos hacer la sustracción sin (egoístas por naturaleza) fueran en sí portado-
tomar partido por una visión o interpretación ras de derechos.
particular de aquellos; para Waldron, los auto-
res que basan sus teorías en derechos (como Por último, Jeremy Waldron (2005b) concluye
Dworkin) presuponen que hay ciertos derechos en su texto que dado que una de las “circuns-
morales indiscutibles sobre los cuales no hay tancias de la política” (pág. 123) —la idea de
desacuerdo alguno: que existe desacuerdo sobre las cuestiones po-
líticas fundamentales— es aplicable a las cues-
En el ámbito de los derechos, en el que preci- tiones de derechos, es decir que existe una
samente están en juego cuestiones de relati- discusión permanente acerca del contenido de
va urgencia y prioridad moral, todos creen que
aquellos, se debe prestar mayor atención a los
han identificado correctamente las prioridades,
procedimientos mediante los cuales se adop-
y que los demás lo han hecho mal. Aunque to-
tan dichos derechos en vez de buscar sus con-
dos deberían pensar que es posible que estén
equivocados, no es necesariamente una buena tenidos correctos, ya que es un ejercicio inútil
idea incorporar esa duda en la fábrica de su en comunidades que parten de condiciones de
teoría (Waldron, 2005b, pág. 269). desacuerdo.
(ii) Por otra parte, el atrincherar derechos en La discusión entre Dworkin y Waldron acerca de
una Constitución, dice Waldron (2005b), supo- la adopción de cartas de derechos está basa-
ne una actitud de desconfianza hacia los con- da en el modelo constitucional norteamericano.
ciudadanos, lo cual no encaja bien con la idea Es necesario tener en cuenta este contexto ya
de respeto por la autonomía y responsabilidad que los argumentos de ambos autores parten
que transmite el mismo contenido sustantivo de la premisa de que la constitucionalización de
de dichos derechos atrincherados. Así, este au- un derecho supone hacer imposible o muy difí-
tor identifica una contradicción advirtiendo que cil la alteración de su contenido; sin embargo,
si la relevancia sustantiva de los derechos bá- no todos los regímenes constitucionales son de
sicos que se buscan proteger se basa en que carácter rígido como el norteamericano y, por
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lo tanto, la reforma constitucional de sus dere- La concepción constitucional de la democracia
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La garantía de esas condiciones democráticas, (2005c) retoma la idea de una congruencia en-
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continua Dworkin (1996), solo se puede dar tre derechos y democracia y da razón a Dworkin
bajo el supuesto de que la acción política co- al reconocer que no se puede concebir contra-
lectiva se entienda de forma comunitaria y no dicción alguna entre la existencia de ciertos de-
individual o estadística. La acción colectiva es rechos morales y un régimen democrático. De
estadística cuando se entiende que es la simple esta forma, reconoce la existencia de dos tipos
agregación de lo que los miembros individuales de derechos, aquellos constitutivos del proceso
hacen por sí, mientras que es comunitaria cuan- democrático (especialmente el derecho a la par-
do se requiere que los individuos asuman la ticipación política) y aquellos necesarios para
existencia de un grupo como “fenómeno por sí darle legitimidad, coincidiendo así con Dworkin
mismo” (Dworkin, 2006, pág. 10), es decir, que sobre la idea de que las decisiones de las mayo-
su actuar no se entiende como simple expresión rías requieren ciertas condiciones que les den
de su individualidad sino como una agencia es- sentido moral.
pecial unificada.7
Waldron critica en el texto la afirmación de Dwor-
Termina este autor diciendo que la crítica a la re- kin acerca de que el modelo norteamericano de
visión judicial (control de constitucionalidad de arreglos constitucionales es democrático aun
las leyes) es simplemente hija de la concepción cuando establece un control judicial de consti-
mayoritaria de la democracia y, por lo tanto, si tucionalidad, mas no discute la tesis de que di-
se tiene que el constitucionalismo no socava la cho control sea necesario para la democracia.
democracia sino que antes protege sus condi- En este sentido, explica que Dworkin no tiene
ciones, el control que ejercen los jueces no es en cuenta los medios o procedimientos por los
más que una extensión de esa protección. cuales se toman las decisiones concernientes a
las condiciones de democracia o a las mismas
En el año 1997, Jeremy Waldron en su ensayo cuestiones de legislación ordinaria, sino que
The Constitutional Conception of Democracy dis- simplemente evalúa su carácter democrático
cute las tesis hechas por Dworkin en Freedom´s por su contenido final, y por lo tanto afirma que
Law. Un año después vuelve sobre los mismos “las preocupaciones sobre el carácter democrá-
argumentos en su artículo Judicial Review and tico o no democrático de un procedimiento po-
the Conditions of Democracy (1998). Waldron lítico no se evaporan cuando el procedimiento
en cuestión está siendo utilizado para ocuparse
de una cuestión sobre la naturaleza de la demo-
7 Un ejemplo de acción colectiva estadística es el mercado de divisas,
el cual solo puede verse afectado sustancialmente a través del efecto cracia” (2005c, pág. 350). Para este autor, los
combinado de un amplio conjunto de transacciones individuales
(relaciones entre banqueros u hombres de negocios). Un ejemplo de procedimientos no son irrelevantes y ciertamen-
acción colectiva comunitaria es la interpretación de una sinfonía por
parte de una orquesta, interpretación que no puede ser llevada a cabo
te se “pierde algo” (2005c, pág. 351) desde el
por un solo músico sino que requiere de un conjunto más amplio (no punto de vista democrático cuando funcionarios
se trata de agregación de individualidades sino de una acción que
requiere un conjunto). no electos toman decisiones vinculantes acerca
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de lo que implica la democracia. En pocas pa- C. ¿Qué legitima la regla mayoritaria? El
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respuesta es que el principio de mayorías no es sobre la vida de las personas y, por lo tanto, de-
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un principio general de fairness, independiente jar todo a la suerte parecería una mala idea.
del contexto (no es intrínsecamente justo).
En este aparte se intentó realizar un corto resu-
Luego, en su artículo A Majority in the Lifeboat men acerca de las principales líneas de discu-
(2010), Waldron expone que el ejemplo del bote sión que han dado forma al debate entre Ronald
salvavidas no dice nada acerca de la concepción Dworkin y Jeremy Waldron, bajo un contexto his-
mayoritaria de la democracia. Frente al ejemplo, tórico, bibliográfico y temático que permite evi-
reconoce que los pasajeros deben contar con denciar de una mejor forma aquellos puntos de
un menú de opciones sobre los procedimientos conexión entre ambos autores y aquellos puntos
que pueden adoptar para decidir quién debe de desacuerdo. Parece claro que para Waldron
saltar del bote; sin embargo, en el menú no pue- las cartas constitucionales y el control de cons-
de haber ninguna opción que suponga a priori titucionalidad como mecanismo de protección
la decisión acerca de quién debe abandonar el de estas no tienen un carácter democrático; en
bote, es decir, que ninguna opción debe ser ses- cambio, para Dworkin se hace necesario en la
gada o parcializada hacia alguna decisión. Pero, práctica democrática que los jueces sean quie-
de nuevo, afirma Waldron que el argumento so- nes deban garantizar el cumplimiento de dere-
bre la legitimidad de la decisión mayoritaria que chos constitucionales de mayor protección.
supone el ejemplo no es suficiente para respon-
der a las críticas que ha hecho sobre las cartas No obstante, para entender de forma más clara
constitucionales y el control judicial de constitu- dichas líneas de discusión entre los dos auto-
cionalidad. res, es relevante referirse a las concepciones de
democracia que cada uno de ellos sostiene y su
En la versión publicada de Justice for Hedge- relación con el constitucionalismo.
hogs (2011), Dworkin zanja la discusión acep-
tando que efectivamente ninguna opción de II. DOS MODELOS DE DEMOCRACIA
procedimiento presentada a los pasajeros del Y SU RELACIÓN CON EL
bote debe sesgar su decisión posterior acerca CONSTITUCIONALISMO
de quién debe abandonarlo, y a su vez reconoce
que el ejemplo planteado no es argumento sufi-
El debate en torno al carácter democrático del
ciente para responder a la premisa mayoritaria.
constitucionalismo es abordado por Waldron y
Termina afirmando que la solución al problema
Dworkin como una discusión más amplia sobre
es simple: se debe elegir la suerte como el me-
diferentes concepciones de democracia; puede
canismo de decisión; sin embargo, sostiene que
decirse que ambos autores se apartan de dis-
la opción del azar no puede ser apropiada para
cusiones que suponen una pasividad concep-
las decisiones de procedimiento en política ya
tual acerca de cómo entender Constitución, de-
que estas conllevan importantes consecuencias
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mocracia, derechos morales, etc., y en cambio (no sesga la decisión hacia algún punto de vis-
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dos circunstancias de la política que identifica dio de votaciones es el resultado normal de una
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decisión frente al dilema planteado, deciden a 3. Constitucionalismo y democracia no
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estar protegidos bajo una legislación ordinaria tida por todos, solo es posible, afirma Dworkin
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que esté sujeta a discusión constante y pueda (1990b), cuando todas las personas se sienten
ser reformada cuando las mayorías lo deseen moralmente parte de aquella comunidad que
(característica propia de la democracia para decide, y esto solo será posible una vez se res-
Waldron). peten ciertos principios o condiciones que brin-
den igual participación en el proceso de deci-
B. El modelo asociativo de democracia. sión e igual consideración en el resultado.
Un modelo sustantivo
1. La dignidad y las condiciones de la
Ronald Dworkin (1989, 1990a, 1990b, 1996, democracia asociativa
2006, 2011) mostró una increíble coherencia
a lo largo de su obra acerca de cuál debía ser Dworkin (2011) parte de dos dimensiones de la
el modelo de democracia que debía oponerse dignidad humana: por una parte, cada ser hu-
a aquel concebido por los defensores de la pre- mano posee un valor objetivo intrínseco y ese
misa mayoritaria; este modelo fue conocido ini- valor es igual del de las demás personas; si
cialmente como la “concepción constitucional cada persona reconoce su valor objetivo, debe
de la democracia” y luego tomó el nombre de reconocer necesariamente el valor objetivo de
“modelo asociativo de democracia”. los demás, y a su vez estos tendrán que reco-
nocer el valor de aquella. Por otra parte, cada
La visión asociativa de este autor sostiene que
ser humano cuenta con la responsabilidad de
la democracia significa que las personas se go-
triunfar en su vida, lo cual implica elegir por sí
biernan a sí mismas como socios de una empre-
mismo (no por otro) el modelo de vida exitosa
sa política colectiva, lo cual va más allá de que
que quiere tener (dimensión ética). Estas dos di-
cada uno tenga un voto, y en cambio requiere
mensiones no deben entenderse de forma me-
que aquellos ciudadanos que comparten igual
ramente individualista, sino que se debe saber
voz y voto también tengan una igual participa-
que el valor objetivo y la vida exitosa de cada
ción en el resultado de la decisión (Dworkin,
persona no son independientes del valor y éxito
2011). Así, las decisiones mayoritarias solo
de su comunidad.
serían democráticas cuando protegen los inte-
reses de cada uno de los ciudadanos como so- De estas dos dimensiones de la dignidad huma-
cios plenos de una empresa colectiva (Dworkin, na Dworkin (1990b) extrae los principios básicos
2006). Entonces, la pregunta de partida es la o condiciones de su modelo de democracia aso-
siguiente: ¿por qué las decisiones políticas de ciativa: (i) principio de participación, (ii) principio
las mayorías pueden ser legítimas aun cuando de interés y (iii) principio de independencia.
ciertos puntos de vista quedan derrotados? Que
se acepte la legitimidad de una decisión toma- En primer lugar, la democracia entendida en un
da por la mayoría, aun cuando no es compar- sentido asociativo requiere que cada persona
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tenga una participación efectiva en el proceso sistencia en que la democracia significa gobier-
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de juicio colectiva” que anula la individualidad;11 de ciertas decisiones que una mayoría de ciu-
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en palabras más claras, el principio de inde- dadanos pudieran querer tomar, incluso cuan-
pendencia es aquel que salvaguarda la dimen- do la mayoría actúa en lo que se tiene como
interés general o común (1977, pág. 133).
sión ética del individuo, por la cual de forma
autónoma se forma juicios sobre el modelo de
La introducción de cartas constitucionales debe
vida adecuado. Por lo anterior, afirma Dworkin
hacerse, afirma Dworkin (1977), en aras de pro-
(1990b), la democracia se subvierte cuando la
teger los derechos morales frente a mayorías
comunidad adopta medios coactivos, de forma
que pueden socavar, en sus decisiones, dichas
explícita o indirecta, para dar cierta forma a las
condiciones necesarias de democracia. Son
convicciones de los ciudadanos.
esas mayorías meramente estadísticas, que
precisamente no atienden a los principios de
2. Las condiciones democráticas igual consideración y respeto sino a la agrega-
y el constitucionalismo ción de intereses individuales, las que pueden
poner en peligro aquellos principios claramen-
En sus famosos libros Taking Right Seriously
te vinculados con la dignidad humana. Como
(1977) y A Matter of Principle (1985) Dworkin
se expondrá más adelante, la única forma de
defendía ya la idea de la constitucionalización
tomarse en serio los derechos básicos de una
de los derechos morales necesarios en las so-
democracia es sustrayéndolos del sentir mayo-
ciedades democráticas. Si la democracia nece-
ritario, a través de la adopción de cartas cons-
sita para su existencia ciertas condiciones de
titucionales que les otorguen mayor estabilidad
pertenencia moral de los individuos hacia su
pese al desacuerdo sobre estos.
comunidad, dichas condiciones deberían ser
extraídas del debate legislativo ordinario para Finalmente, podría mostrarse aquí el mismo
darles un rango constitucional superior que las esquema presentado anteriormente sobre el
mantenga fuera de cualquier intento de reforma modelo de democracia de Waldron, ya que com-
por parte de las mayorías. Al respecto afirma parte con el modelo asociativo su estructura
Dworkin: general. Sin embargo, parece haber quedado
claro que la concepción no contradictoria entre
La Constitución, y particularmente la Bill of
constitucionalismo y democracia en el modelo
Rights, está diseñada para proteger a los ciu-
dadanos individuales y a los grupos en contra de Dworkin atiende a una concepción no indivi-
dualista sino más comunitaria. A pesar de que
11 Un ejemplo de acción colectiva monolítica lo constituye un régimen se ha repetido constantemente esta idea a lo
de despotismo teocrático, en el cual aquel que sostuviera un conjunto
independiente de convicciones sería un revolucionario, incluso si sus largo del texto, por ser el elemento central en
convicciones independientes adhirieran a la teocracia. En cambio, el
principio de independencia distingue esa colección colectiva monolítica
este autor, cabe realizar una última referencia
de una integrada cuyo ejemplo puede ser tomado de una orquesta; muy clara al respecto:
en esta se espera que los músicos desarrollen y conserven su propio
sentido de logro musical a pesar de que la sinfonía solo pueda ser
llevada a cabo en conjunto (Dworkin, 1990b).
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Por fin podemos considerar nuestra hipótesis este problema, se sostiene que existe una cultu-
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ce la existencia de dos tipos de derechos en las tomadas por las mayorías, a través de un proce-
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democracias: (i) los derechos constitutivos del dimiento de participación general, al respeto de
procedimiento democrático y (ii) los derechos ciertas condiciones sustantivas. Estas reflexio-
que, aunque no sean formalmente constitutivos nes tienden a inclinar a Waldron hacia el lado
de democracia, representan condiciones nece- de la democracia sustantiva, dado que sería ne-
sarias para su legitimidad. Frente al segundo cesario revisar el contenido sustantivo final de
tipo de derechos afirma lo siguiente: las decisiones tomadas para poder determinar
su legitimidad democrática. Lo anterior no quita
Además de aquellos que constituyen el pro- el hecho de que este autor enfoca más su teoría
ceso democrático, hay muchos derechos que
en las condiciones de procedimiento y esencial-
pueden ser representados plausiblemente
mente en el derecho de participación.
como condiciones de la legitimidad o de la
respetabilidad moral de la toma de decisiones
De hecho, Waldron (2005c, pág. 341) reconoce
democráticas. Nadie piensa que un puñado de
personas esté autorizado para imponer una de- que comparte la crítica que formula Dworkin a
cisión a los demás, simplemente porque haya la tesis procedimentalista de John Hart Ely. Hay
más individuos a favor de la decisión que en que recordar que Ely (1997) afirma que no puede
contra. La democracia y la decisión mayorita- sostenerse ninguna objeción democrática sobre
ria solo tienen sentido moralmente bajo ciertas aquellos derechos constitucionales, y su protec-
condiciones [cursivas fuera de texto] (Waldron, ción por vía de control judicial de constitucionali-
2005c, pág. 339).
dad, que son procedimentalmente constitutivos
de democracia, e incluso sobre aquellas disposi-
Y sigue más adelante:
ciones constitucionales que siendo expresamen-
Seguro que hay algunos derechos a los que, en te restrictivas (de carácter sustantivo), desde un
caso de no ser respetados en una comunidad, punto de vista funcional terminan siendo estruc-
no podría atribuirse ninguna legitimidad políti- turales– procedimentales.13 Así, tanto Dworkin
ca a ningún procedimiento de decisión mayori- como Waldron rechazan limitar su atención so-
taria. ¿No es apropiado, entonces, que la toma bre las condiciones de democracia a aquellas
de decisiones mayoritaria esté limitada por los
meramente constitutivas del procedimiento, por
derechos que satisfacen esa fórmula? Difícil-
lo cual no puede afirmarse de forma clara que el
mente podríamos lamentarnos de dichos lími-
modelo democrático de mayorías defendido por
tes en nombre de la democracia, puesto que
una democracia no limitada por esos derechos Waldron se agote en lo procedimental.
casi no merecería su nombre (Waldron, 2005c,
pág. 339). Pero, Waldron (2005c, pág. 349) no le hace a
justicia a Dworkin cuando afirma que su modelo
Este argumento aparece en otros textos de Wal-
dron (1993, 2006), en donde claramente su- 13 Como por ejemplo la libertad de expresión cuyo contenido es
sustantivo, pero que a su vez termina siendo funcional y necesaria en
pedita la legitimidad de las decisiones políticas el procedimiento de decisión política democrática.
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de democracia no le otorga relevancia al proce- frente al cambio legislativo, a posiciones con-
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teorías individualistas de democracia desco- Se entiende que la existencia del «respeto» a
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nocen el hecho de que aquellos sujetos nacen los derechos humanos y las libertades funda-
en comunidades ya establecidas, que histórica- mentales nace de la convicción generalmen-
te compartida de que ya están fundados: el
mente han formado moralidades y costumbres
problema del fundamento es ineludible. Pero
que a su vez se erigen como hechos sociales, en
cuando digo que el problema cada vez más
términos de Durkheim, y por lo tanto son ajenas
urgente frente al que nos encontramos no es
a la agencia individual pero subyacen su pensar el problema del fundamento, sino el de las
y actuar. garantías, quiero decir que consideramos el
problema del fundamento no como inexisten-
Precisamente, en las sociedades actuales existe te sino como, en un cierto sentido, resuelto,
la que han llamado una cultura de los derechos de tal modo que no debemos preocuparnos
humanos. Autores como Rodolfo Arango (2004) más de su solución. En efecto, hoy se puede
han afirmado que desde el siglo xx la cultura de decir que el problema del fundamento de los
los derechos humanos ha experimentado una derechos humanos ha tenido su solución en
la Declaración Universal de Derechos Huma-
rápida expansión, debido a su positivización e
nos [cursivas fuera de texto] (Bobbio, 1991,
institucionalización en la mayoría de las consti-
pág. 64).
tuciones políticas de las democracias de la se-
gunda posguerra. De igual forma, comenta que Con estas ideas se quiere poner de presente
a partir de documentos como la Declaración el hecho de que en las sociedades actuales ya
Mundial de los Derechos Humanos o el Estatuto existe una cultura de los derechos compartida,
Penal de Roma y la formación de organizacio- sobre la cual parten las deliberaciones políti-
nes como las Naciones Unidas, la cultura de los cas. Las personas parecen compartir nociones
derechos humanos se encuentra en todos los de dignidad o de justicia, por ejemplo, que no
rincones de la tierra bajo presupuestos como lo dependen de un desarrollo normativo previo
son la aplicación de los derechos humanos a to- sino que ya están instaladas en el trasfondo de
das las personas (sin discriminación alguna), su las comunidades. Darle una lectura individua-
validez irrestricta, o la responsabilidad de todos lista al desacuerdo y a la democracia requiere
los Estados frente a su aplicación (deja de ser desocializar al individuo, es decir, concebir a los
una cuestión interna de los Estados) (Arango, sujetos como individuos previos a una colectivi-
2004). dad, que no guardan ningún tipo de elemento
común con los demás. En este sentido, hace
Así mismo, Norberto Bobbio (1991) afirma que bien Michael Sandel (2003) en caracterizar a
los debates actuales en torno a los derechos este tipo de sujeto, que concibe las teorías libe-
están enfocados en sus mecanismos de protec- rales individualistas, como un yo desvinculado
ción más que en su fundamentación, el cual es libre de los dictados de la naturaleza, de la de-
un tema que ya se entiende saldado. Al respecto terminación de los roles sociales y autor de los
dice: únicos significados morales que existen; no hay
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orden, costumbre, tradición o estatus heredado tivizados a través de cartas constitucionales o
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La objetividad de los derechos fundamentales, Así, si se parte de la premisa, como lo hacen
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como lo muestra Alexy (2008), no puede recaer Dworkin y Waldron, de que la democracia re-
sobre una teoría de la verdad-objetividad como quiere como principio fundamental la igual con-
correspondencia. Esta teoría indica que un sideración y respeto sobre todas las personas,
enunciado solo se puede tener como verdadero puede decirse que la objetividad de los dere-
u objetivo en cuanto exista el estado de cosas chos morales fundamentales (procedimentales
que el mismo expresa, es decir, la objetividad y sustantivos) será resultado de un raciocinio
se entiende como la concordancia entre enun- que justifique su coherencia con dicho principio.
ciados y hechos (idea que se extrae del positi- Esto quiere decir que es posible, e incluso nece-
vismo). La verdad-objetividad de los enunciados sario, reconocer que los derechos fundamenta-
normativos (como los derechos fundamentales) les para la democracia gozan de una objetividad
estaría dada por su justificación discursiva.18 De construida discursivamente, y por lo tanto no
la misma forma, Rodolfo Arango (2008) sostie- están sujetos a un desacuerdo absoluto y per-
ne que la concepción de derechos fundamenta- manente.20
les, como posiciones normativas con alto grado
de importancia, No se entiende cómo la teoría de Waldron pue-
de reconocer la existencia de derechos funda-
Presenta una estructura dialógica, discursiva, e mentales para la democracia y a su vez soste-
implica un juicio valorativo de fundamentalidad ner que aquellos no gozan de cierta objetividad,
que puede justificarse racionalmente bien sea
por lo cual deben ser objeto de una continua
acudiendo a la solidaridad o bien a valores epis-
discusión a través del Parlamento. Para afirmar
témicos compartidos por los operadores del de-
que un derecho es necesario para la democra-
recho e identificables con aceptabilidad garan-
tizada bajo condiciones ideales19 (pág. 37). cia debe reconocerse cuál es su contenido (su
núcleo sustantivo por lo menos) y la conexión
De esta forma, se puede entender que la ob- de este con la idea de un régimen democráti-
jetividad de los derechos fundamentales para co; es decir, la relación de recíproca necesidad
la democracia no se encuentra en un espacio que reconoce Waldron entre ciertos derechos
externo (en el cual se verifiquen), sino que se y la democracia debe suponer una concepción
construye de forma racional a través de la argu- sustantiva de qué es la democracia, una idea
mentación. de cuál es el contenido de dichos derechos y por
qué ese contenido es constitutivo de la misma
18 Esta es una clara referencia a la teoría discursiva de Jürgen Habermas,
democracia. Si se afirma, como lo hace el mis-
por la cual la justificación tanto de las preposiciones normativas como mo Waldron (1993), que la libertad de expresión
de los juicios de valor depende solamente de los argumentos que
sostengan su objetividad.
20 Esto tiene relación con la idea de “integridad legislativa” que ha
19 Arango menciona que esto es posible desde el “giro copernicano de defendido Dworkin (1986, pág. 176), según la cual la actividad
Kant en ética”, que consistió en entender que la objetividad de la moral legislativa debe estar guiada por aquellos principios objetivos
no se gana del lado del objeto (dimensión externa) sino del lado del fundamentales, los cuales dan coherencia a todo el derecho en un
sujeto (dimensión interna). contexto determinado.
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o el derecho de participación son derechos fun- El foro constitucional se convierte en un foro de
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Waldron podría refutar, como efectivamente lo respecto, el mismo Epp afirma frente a teorías
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De hecho, la práctica constitucional no solo suelen representar personas con ninguna posi-
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cífica como suele pensarse en las sociedades En primer lugar, reconocer la existencia de una
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actuales. La tensión entre el autogobierno de- cultura de los derechos como hecho social com-
mocrático y la sustracción de derechos del de- partido en las sociedades actuales permite
bate de mayorías parte del supuesto de que el aceptar la idea de que pueden encontrarse cier-
desacuerdo es condición básica de la política y tos contenidos normativos de gran importancia
por consiguiente de la democracia. sobre los cuales hay un consenso, por lo menos
sobre el núcleo sustantivo de estos.
Esta tensión entre constitucionalismo y demo-
cracia constituye el núcleo principal del debate En segundo lugar, la objetividad de esos dere-
entre Jeremy Waldron y Ronald Dworkin. Contra- chos de gran importancia (fundamentales) es-
rio a lo que ha afirmado la literatura, ambos au- tará dada ya no por elementos externos, sino
tores defienden una concepción sustantiva de por la justificación argumentativa que esté
acorde con los principios democráticos. Esta
la democracia, es decir, que esta no se identifi-
objetividad construida discursivamente permite
ca o se evalúa simplemente por el lado del input
extraerlos de los debates de mayorías y darles
(procedimientos de decisión política) sino tam-
cierta protección frente a la reforma ordinaria.
bién por el lado del output (contenido sustanti-
vo de las decisiones que se toman). Así, el core
Por último, el hecho de que exista una objetivi-
de la discusión entre Waldron y Dworkin es el dad sobre ciertos derechos fundamentales para
carácter democrático de las cartas constitucio- la democracia permite constitucionalizarlos,
nales, dado que para el primero es inconcebible pero esto no quiere decir que sobre los derechos
desde el punto de vista democrático sustraer de constitucionales no se vuelva a disentir. La prác-
las mayorías ciertos derechos morales sobre los tica jurídica muestra cómo el foro constitucional
cuales existe desacuerdo, mientras que para el constituye un escenario alternativo de delibe-
segundo el atrincherar esos derechos morales, ración democrática donde no solo jueces sino
necesarios para la democracia, en constitucio- integrantes de la sociedad civil toman parte, y
nes inmunes a la reforma ordinaria constituye el donde incluso aquellos sectores de minorías,
único modo de tomarse en serio los derechos y quienes no tienen acceso ni representación en
por lo tanto la democracia. las instituciones legislativas, cuentan con una
participación igualitaria.
Recordar las circunstancias del desacuerdo es
una tesis de gran valor por parte de Waldron; sin Referencias
embargo, llevar al extremo el disenso acerca de
unos mínimos constitutivos de la misma demo- 1. Alexy, R. (2008). La teoría consensual de
cracia parece problemático, más aún cuando al la verdad de Habermas. En R. Alexy, Teoría
mismo tiempo se defiende la idea de que ciertos de la argumentación jurídica (págs. 110-
derechos son necesarios para la existencia de 142). Madrid: Centro de Estudios Políticos
aquel tipo de régimen político. y Constitucionales.
28 Rev. derecho publico No. 35 - ISSN 1909-7778 - julio - diciembre de 2015 - Universidad de los Andes - Facultad de Derecho
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