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Una lectura muy interesante.

Sin embargo, me parece que Lessing deja de lado


la restricción fundamental: la naturaleza. ¿Cuánto y cuándo puede fumar un
fumador? Más que a la ley, el mercado, la cultura o la arquitectura, el fumador tiene
que atenerse a su propia humanidad (¿puede un pulmón aguantar 1300 cigarrillos en
un día? ¿puede un tipo fumar 60 tabacos al mismo tiempo?) y al mundo que lo rodea
(lo primero que se me ocurre son condiciones geógrafcas y climáticas, pero también
a las leyes de la física, de las moléculas, del espacio y el tiempo).

Digo esto porque creo que esa es una diferencia fundamental entre el acontecer
de nuestras vidas y el acontecer en el ciberespacio: la naturaleza es otra. Lessing
propone que un programador es arquitecto, contratista y diseñador de objetos a la
vez. No sé si la metáfora lo abarque con precisión. Creo que por un lado alude a un
heroismo desproporcionado (tal como en cualquier ofcio que se base en el lenguaje,
un programador debe reutilizar numerosas abstracciones predefenidas por alguien
más, anonimamente, en el pasado; por el otro lado, el código moderno prácticamente
exige la colaboración entre decenas, cientos, miles de colaboradores para conseguir el
producto resultante) y al mismo tiempo, creo que se queda corta. Un arquitecto
toma la montaña y la domestica; la hace habitable, pero la montaña, a grandes
rasgos, se queda igual. Un equipo de programadores puede hacer una nueva
cordillera, pero porque la naturaleza es distinta. Podemos rebanar una parcela de
tierra infnitamente y todavía nos quedará la duda de si Dios está atrás del átomo.
En cambio deconstruimos una pieza de software y no hay misterio: Dios es binario.
01010011. La naturaleza es distinta.
Por ende, podemos decir que el ciberespacio es, en su núcleo, infnitamente
menos complejo que el mundo real, pero en cambio está sujeto a menos restricciones:
más allá del cable que viaja por el fondo del océano, de que haya corriente eléctrica
y de la velocidad de los microchips, no hay física, no hay moléculas, no hay barreras
espacio temporales. Por lo pronto podemos hablar de esta persecución constante
entre tecnologías y regulaciones, pero porque seguimos teniendo al usuario, humano,
en el centro del diagrama; seguimos siendo el punto negro del ejemplo. Sin embargo,
¿es posible que esta mirada antropocéntrica se vea desplazada en los próximos años?
Mi apreciación de todo este asunto -que no sé si se me la haya pedido- es que si la
ley pretende cogerle el ritmo a la tecnología, no tendrá que alcanzar los
movimientos de empresarios o programadores: va a tener que alcanzar a la máquina
por sí misma. Hoydía mismo se ha aprobado una ley que fulmina la neutralidad de
la red en Estados Unidos. Por supuesto que es un golpe a nuestra integridad como
ciudadanos (sin ser norteamericanos), pero, a menos que todo el talento de la
industria esté trabajando para Verizon y AT&T, simplemente no va a ser sufciente:
seguramente el internet siga su curso de irregularización.

-
Juan Francisco Vinueza

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