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LEER Y ESCRIBIR, VASOS COMUNICANTES

MARÍA ASUNCIÓN LANDA ETXEBESTE*

RESUMEN. Las reflexiones en torno a la lectura que se exponen a continuación


parten de la doble faceta de la autora como escritora de Literatura Infantil y
Juvenil y profesora de Didáctica de la Literatura.
Considerando que la lectura literaria constituye una forma privilegiada de expe-
rimentar el hecho literario, se propone la escritura de textos literarios como otra
vía complementaria para la formación de lectores competentes.
Así pues, la lectura y escritura literarias son tratadas como las dos caras insepa-
rables de una correcta Didáctica de la Literatura. Ambas actividades requieren,
entre otras, de unas condiciones de soledad, sosiego y silencio que la autora con-
sidera necesarias a la hora de plantear estrategias y entornos educativos para recu-
perar el placer de la lectura y la escritura.

ABSTRACT. The following reflections about reading are based on the two sides of
the author as writer of Children’s Literature and teacher of Literary Instruction.
Considering that literary reading is a privileged way of experiencing literature,
the writing of literary texts is proposed as another complementary way of training
competent readers.
As such, literary reading and writing are seen as the two inseparable sides to
effective Literature Instruction. Both activities require, among other things, solitu-
de, calm and silence, as deemed necessary by the author, when devising strategies
and creating educational environments which will bring back the pleasure of rea-
ding and writing.

INTRODUCCIÓN la promoción de la lectura y, más concre-


tamente, de la lectura literaria, que con-
La invitación a escribir algunas reflexio- serva su prestigio social; pero cuya deca-
nes en torno a la difusión, el fomento y el dencia nos llega formulada, a veces, de
placer de la lectura, la he interpretado forma hipócrita y alarmista, hasta con
como una ocasión, por mi parte, de apor- cierto sentido de la culpabilidad: nuestros
tar mi granito de arena a este quehacer de hijos, nuestros alumnos leen muy poco,

(*) Universidad del País Vasco. Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2003.

Revista de Educación, núm. extraordinario 2005, pp. 169-178


Fecha de entrada: 07-07-2005 169
¿qué podemos hacer?, se preguntan los de incentivos y tan acobardados ante la
padres y profesores mientras ellos, a página en blanco, es decir, ante su propia
veces, ven demasiada televisión. creatividad.
Según las encuestas, se lee cada vez Aunque siempre se ha afirmado que
menos, yo me atrevería a decir que cada leer hace escritores, la afirmación contra-
vez se lee peor, entre otras cosas porque ria también es posible: escribir nos lleva a
tenemos mucha prisa, porque vivimos leer más y mejor.
corriendo con nuestro reloj en la mano, Así pues, las reflexiones y comenta-
como la liebre blanca de Alicia en el País rios que se proponen en este artículo,
de las Maravillas. están basados en estos dos pilares: leer y
Muchas veces, cuando me preguntan escribir literatura. Y en la reivindicación
por la conveniencia de que los niños y de unas condiciones de soledad, silencio
jóvenes lean, el por qué, cuándo, cómo, y sosiego que, a menudo, los entornos
qué..., típico de las entrevistas, me embar- educativos y familiares no cultivan ni res-
ga una cierta desazón. Yo no tengo un petan adecuadamente.
recetario, ni un libro de instrucciones y
mucho menos cuatro eslóganes para salir
del paso. Yo, a estas alturas de la vida, me SOBRE EL PLACER DE LEER
gusta responder, con toda humildad, que
a mí la lectura, la ficción literaria, me ha Me han preguntado muchas veces por
ido muy bien. Y que la recomiendo, entre qué me ha gustado escribir. Nadie me ha
otras cosas porque me parece una necesi- preguntado nunca por qué me gustó leer.
dad tan humana como la de soñar, reír, o Como si fuese obvio. Y sin embargo, en
jugar. Porque para mí ha sido una vía de mi caso, leer y escribir han sido dos activi-
placer, de consuelo, de compañía y hasta dades que han estado y están estrecha-
de «autoconocimiento». Y lo hago así por- mente relacionadas, como las ruedas de
que no quiero sacralizar la lectura, ni obli- una bicicleta, y que constituyen, de algu-
gar, ni exorcizar a aquéllos que no hayan na forma, dos formas de vivir la literatura.
experimentado el placer al que voy a alu- En realidad, es evidente que hay
dir, ni tengan intención de hacerlo. Pero gente excelente, inteligente y bastante
en mi fuero interno, sí que creo que quie- feliz y no leen o leen muy poco. Es decir,
nes no lo han compartido, aunque sea entienden el mundo, o al menos entien-
alguna vez, se están perdiendo algo muy den su mundo que no es poco. También
importante en la vida. hay gente que lee mucho y es un perfecto
Cuando un libro nos habla, cuando cretino o cretina. Es evidente, también,
nos habita y nos forma, sentimos a menu- que cuando se experimenta la lectura
do la necesidad de responder, de estable- como algo que tiene que ver con nuestro
cer un diálogo, de escribir. yo más íntimo, se logra un placer o al
Este impulso puede ser el punto de menos, un bienestar o confort interior
partida y una motivación para la produc- que uno quiere volver a sentirlo.
ción de textos literarios. Creo que merece Si este placer se convierte en pasión
ser recogido y aprovechado en el medio cuando uno es niño, adolescente, enton-
docente en el que trabajamos, porque ces la lectura se convierte en una especie
puede constituir una estrategia didáctica de actividad paralela a nuestros múltiples
para la formación de la competencia lite- avatares vitales: siempre un libro en el
raria de nuestros alumnos, tan carentes bolso, otros libros en la maleta de cada

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viaje, demasiados apilados en la mesilla al menos, que eso de vivir a través de los
de noche y una biblioteca que va marcan- libros, es algo completamente inútil, o
do nuestra biografía, los cambios de nues- falso o hasta peligroso. Y si no, que se lo
tro gusto literario, como un álbum de pregunten a Don Quijote o a Madame
fotos recoge, parcialmente, retazos de Bovary. Y lo dicen como si supieran muy
vida disecada. bien lo que significa el término vivir, con
Y es que ese niño o niña que viajó, un «reduccionismo» confortable y pasmo-
como yo, en una balsa con Tom Sawyer por so. Como mucho, piensan, leer es una
el Mississipi, se enfrentó por un tesoro a los forma de pasar el tiempo, en el aeropuer-
piratas en una isla, o ahora quiere ser mago to, en la consulta del callista, en el hospi-
como Harry Potter, experimenta unas emo- tal... «Matar el tiempo», expresión que no
ciones que no olvidará fácilmente. Y vuelve deja de ser terriblemente injusta, no sólo
a los libros, unas veces con expectativas con los libros sino también con la vida.
que resultan desorbitadas, con avidez que Se puede leer para adquirir o aumen-
no siempre es colmada, pero siempre con tar los conocimientos que uno tiene, y
la ilusión y la promesa de un encuentro, de esto está mejor visto. Se puede leer como
un estímulo que le resulte emocionante. Es una experiencia de evasión, una forma de
decir, que al igual que nos pasa en la vida ocio o un pasatiempo, y eso también, en
real o con las personas que conocemos, no
los tiempos que corren, se entiende y se
todos esos libros que leemos merecen la
ejercita.
pena, no todas las experiencias ni deseos
En todas sus formas, leer está bien. Al
son los adecuados, porque a la voracidad
menos, ésa es mi opinión.
de los comienzos suele seguir un inevitable
Pero muchas veces, a la lectura le
sibaritismo.
La experiencia literaria, esa lectura pedimos más. Sobre todo si es una lectura
apasionada de un libro de la que no sali- literaria. Entonces pensamos en una acti-
mos indemnes, no ocurre siempre que lo vidad que tiene que ver con nosotros, con
queremos, siempre que leemos. Las cau- nuestra subjetividad de lectores, no con
sas de que unos libros gusten a unos y no lo que sabemos sino con lo que somos.
a otros son variadas y diferentes para cada Queremos encontrar algo que nos forme,
cual. No es un experimento que podamos o nos deforme o nos transforme. Nos
provocar, predecir, o programar. En eso emocione, al menos. Si leemos para
se parece al amor, o mejor dicho, al ena- adquirir conocimientos, después de la
moramiento. Lo más que podemos hacer, lectura sabemos algo que no sabíamos,
es procurar que se den las circunstancias tenemos algo que no teníamos, pero no-
apropiadas, que confluyan determinadas sotros somos los mismos que antes, nada
condiciones: un texto adecuado, un nos ha modificado.
momento propicio, una sensibilidad simi- En realidad, vivimos unos tiempos en
lar. Sobre la oposición experiencia-experi- que tenemos acceso a todo tipo de infor-
mento volveremos a hablar más tarde, mación, nunca los libros y el arte estuvie-
porque como bien afirma Jorge Larrosa ron tanto a nuestro alcance, pero quizás
(1996) la escuela tiende, a menudo, a sentimos poco, nos emocionamos muy
convertir la experiencia en experimento, raramente, devoramos más que mastica-
buscando unos resultados prefijados de mos. Es decir, leemos, pero casi nada nos
antemano. pasa. Pocas cosas nos conmueven real-
Retomando la cuestión de la lectura mente, nos emocionan, nos tambalean,
literaria, alguien puede decir o pensarlo nos transforman.

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Cada uno o cada una sabe cómo Caperucita Roja, La Bella durmiente del
puede relacionar los libros que ha leído Bosque, Pulgarcito y como no, La Ceni-
con su propia vida, los libros con sus cienta, que huyó de los fogones a una
experiencias más íntimas, con su placer, fiesta maravillosa y al volver a su humilde
con su desasosiego, con su búsqueda o su destino dejó perdida su zapatilla que en
entretenimiento..., pensar en los libros francés era de vaire, (un tipo de cuero) y
que le marcaron, aquellos libros que que al pasar por la imprenta y al equivo-
pusieron palabras a lo que sentía y hasta a carse con el término verre, (cristal) nos
lo que deseaba sentir. dejó a todos y a todas para siempre mara-
Digámoslo de forma más prosaica: El villados, incapaces de corregir aquella
primer impulso de cada persona es afir- imagen evocadora, irreal, fantástica..., es
marse, experimentar, desarrollarse, vivir. decir, literaria, poética.
El segundo, es salir de sí mismo, curar o Este fallo de imprenta que nadie ha
intentar compartir al menos, su soledad. tratado de remediar, nos ofrece un bonito
Hablar. Escuchar. Leer. Escribir. pretexto para reflexionar sobre la necesi-
Estos verbos son inseparables en las dad de escuchar o leer historias, la necesi-
complejas actividades humanas de una dad de la ficción. No nos basta con sobre-
sociedad alfabetizada. vivir, queremos más. ¿Qué? Ah, no sé,
¿Pero, sabe quien no sabe escuchar? pero más. Preferimos que el zapatito de
¿Sabe escribir quien no quiere comu- Cenicienta sea de cristal, algo imposible,
nicarse? algo fantástico, pero maravillosamente
Sigamos haciendo preguntas: hermoso, evocador, capaz por sí solo de
¿Qué valor tiene leer lo que alguien vehicular nuestros deseos de ficción.
escribe, inventa? Es decir, preferimos renunciar a pen-
¿Qué valor tiene escuchar lo que sar que las cosas son como son y la vida es
alguien dice? como es, tal y como dicen los felices prag-
¿Por qué nos gusta leer narraciones máticos; ¿por qué un zapatito de cristal si,
que nunca han sucedido en la realidad? en realidad, la zapatilla era de cuero, nor-
Es casi un absurdo, o al menos algo miste- mal y corriente, completamente creíble?
rioso. Pues sí, yo también prefiero que el
¿Qué justificación puede tener intere- zapatito de Cenicienta sea de cristal,
sarse con entusiasmo por unas historias como también lo prefirieron durante
que nunca han sucedido y participar, al siglos otros niños que escuchaban las his-
menos indirectamente, de unos senti- torias alrededor del fuego, mal comidos,
mientos que no nos interesa experimen- harapientos, desvalidos, que sabían muy
tar en nuestras vidas, o concentrarse en bien que lo que se contaba en aquellos
imaginar cosas que nunca podrían existir cuentos y en otros, sólo eran palabras,
como zapatitos de cristal, por ejemplo? nada que hubiera acontecido en realidad,
Estoy refiriéndome a La Cenicienta, algo inventado, una mentira, muchas
por supuesto. Charles Perrault, académi- mentiras..., porque, quizás, lo más huma-
co francés del siglo XVII, cortesano del Rey no es precisamente soñar, desear imposi-
Luis XIV, tuvo la ocurrencia de recoger de bles, vivir en cierta forma lo que no es,
la literatura oral de su tiempo 11 cuentos pero igual podría ser.
y escribirlos por primera vez. Cuentos, Dime que me quieres aunque sea
que como los definió tan bien Marc Soria- mentira, así se titulaba la obra póstuma
no, son la literatura de la humanidad: de Montserrat Roig, una reflexión sobre la

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literatura, sobre el hecho de escribir, personal e intransferible que suscitan en
sobre las mentiras que queremos tomar- nosotros algunas frases, algunas palabras,
nos muy en serio, sobre la necesidad de alguna reflexión... Un diálogo íntimo, un
ficción de estos primates evolucionados estímulo a la propia respuesta, una invita-
que somos, tan frágiles y complicados. ción a divagar, a relacionar las experien-
Una respuesta, que es la misma que cias que los otros nos cuentan con las
han dado muchos teóricos de la cuestión nuestras propias. Y aunque la lectura ya
y que nosotros sabemos aunque no sea- no sea el instrumento único ni ideal para
mos a veces conscientes, es que con ese construir un imaginario personal, como
tipo de lecturas buscamos ser más de lo es el caso de muchos jóvenes actualmen-
que somos. Ver por otros ojos, imaginar te, los que amamos los libros debemos
con otras imaginaciones, sentir con otros trabajar como si así fuera, porque cree-
corazones. En palabras de C.S. Lewis mos que la lectura literaria es un arma de
(2000), queremos ventanas o puertas. comunicación y expresión, de pensa-
Y está muy bien lo de aludir a puertas, miento y lucidez, una forma de ordenar el
porque, por ejemplo, los niños saben per- mundo y de habitarlo.
fectamente que en el momento en que Leer, como lo han dicho otros mejor
comienzan a contarles un cuento se aven- que yo, es quizás, también, una ayuda
turan por una puerta hacia un lugar fuera para saber y confirmar quienes somos.
del espacio real y concreto donde van a Una ocasión para confrontar la experien-
experimentar emociones diversas, miedo, cia propia con la experiencia de otros,
alegría, liberación, enfado... Y así como para emocionarnos con los otros, para
esta puerta de entrada tiene sus frases compartir un fondo común de memoria y
mágicas de acceso: «Érase una vez»; «En experiencia colectiva.
tiempos de Mari Castaña...» (en euskera Una llamada que nos interpela y a la
también decimos: «En los tiempos en que que a veces deseamos dar una contesta-
animales y plantas hablaban...») también ción: es decir, deseamos escribir.
las tienen las puertas de salida de ese
túnel maravilloso y envolvente que es el
cuento narrado o leído: «Y colorín colora- ANIMAR A ESCRIBIR
do, este cuento se ha acabado... Y fueron PARA ANIMAR A LEER
felices y comieron perdices».
Los niños, necesitan de la ficción para Éste fue el tema de las Sextas Jornadas de
dominar la realidad. Esos cuentos que Bibliotecas Infantiles y Escolares que
contamos o leen los niños y niñas, tienen, organizó la Fundación Germán Sánchez
entre otras funciones, la de dar una forma Ruipérez en 1998.
narrativa a su propia vida. Las conferencias y diversas participa-
Y si el sentido de lo que somos está ciones de los ponentes partían de un con-
construido narrativamente, en su cons- vencimiento que comparto: escribir hace
trucción y en su transformación, es indu- lectores. Y, si alguna responsabilidad
dable que la ficción, la literatura narrativa, tiene la institución escolar respecto a la
todas esas historias que escuchamos y situación de la sociedad lectora, es la de
leemos tienen un gran papel. Ya sé que que a los profesores les corresponde,
ese papel no es exclusivo de la literatura, sobre todo, desarrollar la competencia
pero es indudable que el lenguaje posee lectora del alumnado. A ella hay que pedir
el don del eco, de la repetición, de la cuentas de que los alumnos, aparte de
meditación pausada, del diálogo interior, querer o no leer, puedan hacerlo.

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Además, todos sabemos que aprender Al escuchar estos comentarios preli-
a leer y escribir no consiste sólo en lograr minares, mis alumnos universitarios me
las competencias correspondientes sino miran casi con temor. Es normal, es com-
también en adquirir la capacidad de inser- prensible. No me extraño cuando, ante
tarse en una sociedad alfabetizada, en su mis preguntas, la mayoría me responde
construcción social y cultural, compartir que no escribe apenas cartas, que muy
un mismo imaginario colectivo. No hay pocos han escrito un diario, que no han
que olvidar que la literatura, en concreto, escrito un poema de amor al chico o a la
cumple la función de iniciar a los niños y chica que les gusta. Y les propongo que, a
adolescentes en la representación de la modo de «autopresentación», escriba
realidad de una sociedad determinada y cada uno de ellos una breve autobiografía
ofrece a las nuevas generaciones esa imaginaria, o diez mentiras, o diez deseos
forma peculiar de socialización. imposibles, o diez palabras que les gus-
Personalmente, siempre he considera- ten. La cuestión es despertar el deseo de
do el leer y el escribir como las dos caras escribir, azuzar la imaginación dormida o
de una moneda, unos vasos comunican- somnolienta, ir ablandando resistencias,
tes, las ruedas de una bicicleta. Las dos temores... Les insisto en que en un taller
vertientes de una correcta Didáctica de la literario no hay buenos y malos, cada uno
Literatura. o cada una va a tantear, a indagar, a arries-
garse a crear, a experimentar. Porque eso
Suelo hablar de ello en la presenta-
también es estudiar literatura, porque
ción de mi programa de la asignatura
sólo de esa forma podrán perder el miedo
«Talleres literarios» a los alumnos y alum-
a ser creativos, porque así animarán a sus
nas de la Escuela de Formación del Profe-
futuros alumnos a escribir sus textos lite-
sorado donde imparto docencia. Les
rarios, después de que hayan experimen-
comento mi convicción de que, a mi pare-
tado en sí mismos sus placeres y sus limi-
cer, la función del profesor de literatura
taciones, sus hallazgos y sus frustraciones,
es, por una parte, hacer asequibles, atrac- porque después de haberlos contrastado
tivos y agradables los textos literarios a los con los suyos, entenderán más y mejor
alumnos, dotándoles de los medios de los textos de los demás compañeros.
análisis y comentario de los mismos; y, Mis consejos no son quizás muy aca-
por otra parte, motivarles y animarles a la démicos pero tienen el valor de ser muy
producción de sus propios textos para prácticos y podría agruparlos, esquemáti-
que experimenten la creación literaria. camente, en cuatro grandes apartados:
Insisto en la producción de textos litera- jugar a escribir, saber estar sentado,
rios porque creo que ha sido siempre el mandar a casa al intruso y practicar un
pariente pobre de la Didáctica de la Lite- poco de cocina.
ratura, la rueda deshinchada de la bicicle- Para empezar, les animo a emprender
ta, la cara de la moneda menos trabajada. la aventura de escribir como si fuera un
Mi propia escolarización, así como la juego: jugar a escribir. Cazar al vuelo todo
observación de la práctica escolar, me han lo que se les ocurra: los pensamientos, los
confirmado en esta especie de desajuste, recuerdos, las asociaciones... Las imáge-
de desequilibrio y desarmonía, entre lo nes son siempre mucho más rápidas que
que debiera ser una pareja bien avenida. la mano. Hay que cazarlas como maripo-
La podíamos resumir en dos verbos mara- sas. No desechar nada, no autocensurar-
villosos: LEER y ESCRIBIR literatura. se, no intentar controlar, dejar abiertas las

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compuertas de su imaginación. Ya habrá canónicos, menos canónicos, textos mes-
tiempo, más tarde, de revisar y corregir. tizos entre los géneros, referencias a la
Les prevengo sobre el terror a la pági- cultura popular o cinematográ-fica y téc-
na en blanco. Que no se desanimen cuan- nicas de escritura creativa, ejercicios pro-
do no se les ocurra nada y se sientan puestos con abundante bibliografía al res-
como en un desierto, una pantalla sin pecto. Todo menos naufragar en el
imágenes, un corazón anestesiado, una desaliento y el aburrimiento. Todos los
imaginación embotada. Que sepan seguir escritores hemos aprendido imitando.
sentados, esperar, insistir. Les recuerdo Todo está contado en literatura, pero la
algunas propuestas para incentivar la ima- forma de contarlo puede ser nueva, origi-
ginación como las que Gianni Rodari nal, única.
recoge en su Gramática de la Fantasía u Por eso, cualquier texto literario que
otras referencias bibliográficas. nos resulte interesante puede procu-
Les anuncio la llegada de invitados no rarnos una ocasión de motivar a nuestros
deseados que, vienen a visitarnos sin alumnos a la producción de sus propios
nuestro consentimiento consciente. Visi- textos. Un texto que sea un punto de par-
tas que tienen por exclusivo quehacer tida, un catalizador de nuevas y sugeren-
torpedear lo que se le acaba a uno de ocu- tes transformaciones. Y hacerlo siguiendo
rrir, que nos censuran, que se ríen o se pautas de imitación y transformación
enfadan con lo que estamos escribiendo. de textos, englobadas en un conjunto de
Aunque son despreciables, no hay que práctica textual.
olvidar que uno mismo los ha invitado y Apostar por estas prácticas concretas
que, por eso, uno mismo tiene que ir des- exigiría, previamente, una profunda refle-
pachándolos. Los intrusos, los censores xión de conceptos muy cercanos a los que
interiores, nunca hacen bien a la litera- tratamos al hablar de la lectura, de la
tura. «intertextualidad», de la competencia lite-
Y llegados a este punto, les recuerdo raria. Es decir, los textos leídos para ser
que si todo lo anterior era adecuado para imitados y transformados tienen que res-
suscitar en ellos el deseo y el placer de ponder a unas estrategias de compren-
escribir, más tarde, también es imprescin- sión lectora ya que hacer escritores es
dible afrontar la corrección de lo escrito, invertir en lectores. La experiencia confir-
la relectura, autocrítica y reescritura de lo ma que las prácticas de escritura aumen-
que se ha imaginado y escrito. Con tan la competencia lectora del alumnado,
paciencia y mimo, como si preparáramos probablemente mucho más que cualquie-
un buen guiso en la cocina. Es decir, tras ra de las actividades de animación lectora
la etapa de la inspiración llega la etapa de existentes que, en muchas ocasiones, por
transpiración. su orientación lúdica y fragmentaria,
Si hasta ese momento era la escritora impiden al alumnado comprender y sen-
quien les había hablado, la profesora sabe tir realmente los textos literarios. No
que es difícil, prácticamente imposible quiero, sin embargo, dejar de reconocer
partir de cero. Que no es aconsejable que estas actividades denominadas «de
dejar que los alumnos floten angustiosa- animación lectora» tienen numerosas
mente en el océano de las ideas, las imáge- ventajas y que es injusto hacer críticas
nes, los sentimientos que no llegan. Para generalizadas. De todas formas, quizás
eso están otros textos literarios. Textos sal- puede constatarse que su eficacia depen-
vavidas. Flotadores o barcos de auxilio de precisamente de su regularidad y
literarios, textos de autores consagrados, articulación con las rutinas escolares.

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Cuanto más aislada es una actividad de una ventana, un resquicio hacia un vasto
animación y más se sustenta en el simple territorio que es tan universal y tan com-
juego lúdico, menos contribuye a afianzar plejo como lo es la experiencia humana,
el inevitable esfuerzo necesario para que el reino de los deseos, el corazón que
la lectura constituya una parte gratificante necesita creer lo que desea, los umbrales
de la vida. de la libertad imaginativa.
Anteriormente, mencionábamos la En realidad, estoy aludiendo a la
tentación por parte de la institución edu- necesidad tan humana de narrarse, de
cativa de convertir la experiencia de la lec- fantasearse, de escuchar, elaborar y vivir
tura en experimento. Algo semejante historias más allá de lo que bien o mal
puede acontecer con la experiencia de la denominamos lo real. Y de hacerlo para
escritura. Si aludía a ésta como a una otros, consciente o inconscientemente.
experiencia personal y hasta enigmática, Ese otro al que se quiere llegar, al que se
la idea de experimento es contraria a la quiere gustar, seducir o conmover o del
aventura de crear, de escribir literatura. que uno se quiere vengar. Es lo mismo.
Como bien indica Jorge Larrosa (1996), el Ese otro sin el que hablar de un yo no
término experimento nos puede hacer tendría ningún sentido. Por eso, en los
creer, sobre todo en el ámbito docente en talleres literarios, se escribe pero también
el que nos movemos, que, aplicando tal y se lee lo que los demás han escrito. Se
cual estrategia, vamos a lograr tal o cual habla, pero también se escucha.
objetivo, un resultado prefijado de ante- Por otra parte, retomando la cuestión
mano. Por el contrario, nada más ajeno a de la escritura de textos literarios en el
la aventura literaria que la idea de causa- aula, existe abundante bibliografía en la
efecto. Cuando experimentamos con un actualidad para orientar a los profesores
texto literario al leerlo o al producirlo, en ejercicios y propuestas concretas de
reina la subjetividad, el encuentro o el motivación, ejecución y comentario para
desencuentro, el resultado es impredeci- ello. Yo misma me sirvo de ello para mi
ble y por tanto escribir literatura es algo asignatura de «Talleres literarios» y podéis
personal e intransferible. encontrar algunas referencias sugerentes
Unos libros pueden gustar a unos y en la bibliografía adjunta.
no a otros; unos textos que hemos escrito Para terminar, a los dos hermosos y
pueden ser una fuente de placer, «autoco- complejos verbos protagonistas de estas
nocimiento» y una verdadera experiencia líneas, leer y escribir, quisiera añadir-
literaria para algunos y un motivo de les tres sustantivos menos utilizados, a
impotencia, aburrimiento o frustración menudo, rechazados o temidos, pero uni-
para otros. Y la escuela, no lo olvidemos, dos entre sí por algo más que la «s» inicial.
muchas veces teme aquello que no es pre-
visible, que no cumple un objetivo marca-
do con anterioridad. TRES SUSTANTIVOS, TRES «S»
Precisamente porque soy escritora, sé
que, al animarles a mis alumnos a escribir, Me refiero a la soledad, al silencio y al
no debo esperar lo que quisiera, sino asu- sosiego.
mir mi papel de acompañante en un viaje Escribir es difícil, leer también lo es.
que sólo les corresponde aventurarse a Ambas actividades requieren esfuerzo,
ellos, dar más relevancia al proceso que al concentración, voluntad. Son actividades
resultado, animarles a abrir un camino, que dan trabajo, más trabajo que limitarse

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a ser espectador y a ver y oír. Escribir y diálogo y comunicación entre dos perso-
leer nos suponen, a menudo, una gran nas que, a veces, la literatura es capaz de
dosis de soledad, silencio, y recogimiento asegurar.
o sosiego. Y en este sentido, cabe pregun- Creo que la misma respuesta la puede
tarse si la escuela, la familia, la sociedad, dar cualquier lector apasionado a la pre-
ofrecen la oportunidad o las ocasiones de gunta del porqué lee. Aunque vivimos en
un silencio o recogimiento que sean un mundo donde cada vez hay menos
fecundos. lugar para una lectura silenciosa, recogida
Es verdad que vivimos en una socie- y sosegada, es muy importante que no
dad que tiene horror a la soledad mien- dejemos de reivindicar, fomentar y educar
tras la padece más que nunca, que huye para que esa comunicación personal y
del silencio relacionándolo con el aburri- mágica tenga lugar. Que no se pierda la
miento, que confunde vacío y nada, pero conciencia de que leer literatura es una
si estamos hablando de literatura, si que- experiencia única, un encuentro autor/
remos gozar de ella y practicarla, ese lector donde cada uno aporta lo mejor de
silencio y recogimiento interior, la sole- sí mismo.
dad creativa, me parecen imprescindibles. Y al escribir estas líneas, no puedo
La lengua inglesa recoge muy bien la dejar de mencionar al ámbito biblioteca-
diferencia entre (una soledad deseada) rio, a esas bibliotecas que, durante mucho
fructífera, enriquecedora, «solitude», y la tiempo, constituyeron para mí ese reduc-
soledad que se padece, la no deseada, to de soledad, sosiego y silencio. Esa
la impuesta, «loneliness». «La soledad es atmósfera y ese paisaje de libros que lla-
eso sin lo que nada se hace. Eso sin lo que man a la lectura libre, tentadora, genero-
ya no se mira nada», escribió Marguerite sa. Me parece elogiable la labor de media-
Duras (1994). ción que ejercen, los grandes esfuerzos
Por otra parte, formamos parte de una que hacen por mediar entre los libros y
cultura que valora cada vez más las activi- los lectores, la evolución que han conoci-
dades colectivas en detrimento de las do, a pesar del abandono, la escasez de
individuales, una cierta actitud gregaria medios, la falta de una auténtica voluntad
muy de nuestros tiempos. Quizás el política por potenciar y extender una
rechazo a la lectura tiene que ver mucho buena red de bibliotecas.
con el miedo a quedarse solos, solos con Hablamos, escribimos mucho sobre la
nosotros mismos, esa angustia contempo- necesidad de la lectura, sus beneficios y
ránea. conveniencias, pero no estoy segura de
¿Por qué un lector se aísla, se separa y que la institución escolar procure siem-
enmudece para dejarse habitar por un pre los espacios y ambientes adecuados.
libro? ¿Por qué entonces, un escritor escri- No es fácil, ya lo sé. Vivimos tiempos en
be y publica? que se le pide a la escuela todo, demasia-
La escritora Ana María Machado do. Se ha delegado en ella funciones y
(2002) nos habla del escritor que busca responsabilidades que atañen a otras ins-
un lector a su lado, dispuesto a leerlo y tituciones, sobre todo a la institución
oírlo. Con quien pueda establecer una familiar. Pero, tanto en el ámbito bibliote-
relación confidencial, con la que pueda cario, educativo o familiar hay que traba-
discutir cosas que no tendría el valor de jar por lograr entornos en los que se lea y
decir personalmente, para dialogar, para se escriba para comunicar y compartir
hablar y que le respondan. Para estable- con los otros una percepción del mundo,
cer, en fin, ese espacio privilegiado de sensaciones que nos afectan, emociones

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que nos invaden, pensamientos que nos MARÍAS. J.: Literatura y fantasma.
asaltan. Me refiero a la percepción de Madrid, Siruela, 1993.
todos los mundos, exteriores e interiores, MARTÍN, N.: Juegos literarios reunidos.
lo propio de la literatura. Bilbao, Mensajero, 1991.
Dicho de otra forma, lectura y escritu- MAYORAL. M.: El oficio de narrar. Madrid,
ra son dos formas complementarias de Cátedra, 1990.
acercarse al hecho literario desde la nece- MILLA LOZANO, F.: Actividades creativas
sidad de conocer y conocerse a través de para la lecto-escritura (Educación
un modo específico, el que ofrece la lite- Primaria y ESO). Barcelona, Oikos-
ratura, que es capaz, a menudo, de mos- Tau, 1999.
trar muchas más riquezas de las estructu- MORENO, V.: El juego poético en la escue-
ras profundas de la realidad que la la. Iruñea, Pamiela, 1989.
abstracción conceptual. — El deseo de escribir. Iruñea, Pamiela,
1993.
— El deseo de leer. Iruñea, Pamiela, 1994.
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