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Comunicación e Xuventude

ISBN-13 978-84-690-7016-1

REMEDIOS MARTINEZ VERDU

Bullying y medios de comunicación


Bullying and mass media

Resumo: El Bullying es una forma de comportamiento agresivo caracterizada por ac-


tos repetidos contra las víctimas que no pueden defenderse fácilmente. Puede tener
consecuencias negativas severas, para las victimas durante mucho tiempo. En las ul-
timas dos décadas, la investigación sobre el bullying se ha desarrollado a nivel mun-
dial, y algunos países requieren legalmente que las escuelas tengan una política anti-
bullying.
Palabras-clave: bully; víctima; escúela; intervención.

Abstract: Bullying is a form of aggressive behaviour characterized by repeated


acts against victims who cannot easily defend themselves. It can have severe nega-
tive consequences, especially for those victimized over a period of time. In the last
2 decades, research bullying have expanded worldwide, and some countries legally
require schools to have an antibullying policy.
Keywords: bully; víctima; escúela; intervención.

INTRODUCCIÓN

Tal es la relevancia que ha adquirido el tema de la violencia escolar,


que el pasado año 2000 fue declarado por varios de los Premios Nobel
de la Paz "Año de la Educación de la No Violencia" pretendiendo un
cambio profundo en la forma de concebir la vida y las relaciones huma-
nas. Así también, fue considerado por los miembros de la International
School Psychology Association como un importante tópico a analizar.
Durante principios del año 2001 se realizó la Primera Conferencia Euro-
pea sobre Violencia Escolar organizada por el colegio de Goldsmiths, de
la Universidad de Londres, abordando principalmente el tema de la in-
timidación en el contexto escolar.
Por otra parte, la violencia escolar no es un fenómeno reciente y su
estudio sistemático entre escolares surge en la literatura psicoeducativa
a principios de 1970 en los países escandinavos, y a finales de 1980 y
comienzos de 1990 su estudio se extendió a otros países como Inglate-
rra, Holanda, Japón o España (Olweus, 1973 en Lleó Fernández, 1999).
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Las expresiones de violencia no son exclusivas del ámbito familiar,


sino que están presentes en otras instituciones sociales, cobrando un
creciente interés entre los investigadores y los responsables de formular
políticas públicas. La violencia en las escuelas representa uno de esos
nuevos tópicos de interés. En Estados Unidos el fenómeno de la violen-
cia escolar, en general, y la violencia juvenil, en particular, viene sien-
do abordado como un problema social desde la década de 1980.
“Bullying” (“bull”, toro) es un término inglés aceptado por todos los
países, para el que no existe una palabra castellana que lo defina lite-
ralmente. La que más se aproxima es “matonismo”, pero como se trata
de una traducción inadecuada, se utiliza “intimidación”, “maltrato”,
“acoso” y “abuso”. En definitiva, se trata del poder que unos alumnos
ejercen sobre otros en determinadas etapas educativas, y que produce
una victimización psicológica. Cerezo (2002) indica, al respecto, que se
trata de una forma de maltrato, generalmente intencionado y perjudi-
cial, de un estudiante hacia otro compañero, generalmente más débil,
al que convierte en su víctima habitual. Suele ser persistente, y puede
durar semanas, meses o años. Otra posible definición haría referencia
“a un grupo de personas, que se dedican al asedio, persecución y agre-
sión de alguien, o bien, una persona que atormenta, hostiga o molesta a
otra ”. Aparecen varios aspectos claves:

Ataques o intimidaciones físicas, verbales o psicológicas, desti-


nadas a causar miedo, dolor o daño a la víctima.
Abuso de poder, del más fuerte al más débil.
Ausencia de provocación por parte de la víctima.
Repetidos incidentes entre los mismos niños o jóvenes, durante
un tiempo largo y sostenido.
Maltrato físico, como las diversas formas de agresión o los ata-
ques a la propiedad.
Abusos sexuales, intimidaciones y vejaciones. Maltrato verbal,
como poner motes, insultar, contestar con malos modos, hacer
comentarios racistas.
Maltrato social, especialmente manifiesto en la propagación de
rumores descalificadores y humillantes, que pretenden la ex-
clusión y aislamiento del grupo.
Maltrato indirecto, cuando inducen a agredir a un tercero.
En un primer momento, el “bullying” no parece un problema demasiado
grave, pero la realidad demuestra que, en ocasiones, puede degenerar y
terminar en verdaderas tragedias. De hecho, este anglicismo comenzó a
tomar fuerza en los años 70, a través de un investigador de la universidad
de Noruega, el cual se tomó muy en serio el asunto cuando dos alumnos su-
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yos se suicidaron por no poder soportar la presión y la victimización a la que


estaban siendo sometidos por varios de sus compañeros. El fenómeno de la
violencia trasciende la simple conducta individual y se convierte en un pro-
ceso interpersonal porque afecta al menos a dos protagonistas: quien la
ejerce y quien la padece. Como así también es posible distinguir un tercer
componente: quien la contempla sin poder o querer evitarla (Nájera, 1999).
En este contexto, la intimidación y la victimización constituyen procesos
complejos que se producen en el marco de las relaciones interpersonales y
con gran frecuencia en el marco escolar, obstaculizando la interacción en-
tre los diferentes actores del sistema escolar, como así también perjudi-
cando la convivencia (Rozenblum, 2001). El maltrato escolar entre pares
muchas veces pasa inadvertido por los profesores o inspectores escolares,
permitiendo que el grupo de intimidadores actúe libremente de forma rei-
terada, provocando serias repercusiones en la conducta de la víctima, como
ansiedad, baja autoestima y bajo rendimiento académico, perjudicando la
calidad de sus relaciones interpersonales (Olweus, 1998) en el marco de la
comunidad educativa en general.
Datos de diferentes estudios sobre violencia escolar realizados por
un equipo noruego, británico y español, concluyeron que el porcentaje
de estudiantes que participan activamente en las acciones de intimida-
ción y/o victimización se encuentran entre el 14% y el 18% (Ortega Ruiz
& Mora-Merchán, 1997). Así también, la variable género adquiere impor-
tancia en la comprensión de los resultados: en los alumnos es más fre-
cuente la utilización de agresiones físicas y amenazas como formas de
intimidación, mientras que en las alumnas son más frecuentes los rumo-
res y el aislamiento de la víctima. Estos resultados aluden a la importan-
cia de diferenciar, en los términos de Olweus (1998), entre acoso directo,
con ataques relativamente abiertos a la víctima, y acoso indirecto, en
forma de aislamiento social y de exclusión deliberada de un grupo.

LA VIOLENCIA EN LOS CENTROS EDUCATIVOS


La violencia en los centros educativos se ha ido extendiendo progre-
sivamente. Al mismo tiempo, el fenómeno de la violencia juvenil se ha
convertido en violencia escolar en la medida en que los problemas so-
ciales se aparcan en la escuela, sobrecargando a esta institución e impi-
diéndole realizar su auténtica función. Estas son dos de las conclusiones
más destacadas del III Foro Europeo de Educación.
El encuentro reunió a más de 200 profesores y expertos españoles y
europeos interesados en el bullying y en los problemas de convivencia
escolar, conscientes de que en las aulas está sucediendo algo grave y
que debemos actuar para poner fin a la situación de indisciplina y acoso
escolar que se vive en algunos centros educativos.
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Para el Presidente de ANPE, Juan Miguel Molina, el bullying puede


arruinar la vida de un niño o la de un adolescente y, por eso, “profeso-
res y padres no pueden permanecer callados ni inactivos frente a la vio-
lencia”. Según datos facilitados por el Defensor del Menor, tres de cada
diez alumnos de enseñanza secundaria son víctimas a diario de violencia
en el entorno escolar: de ellos, el 4% es agredido físicamente frecuen-
temente y el 9% es amenazado gravemente. El bullying o acoso entre
iguales martiriza al 13% de los estudiantes casi a diario y puede llegar a
marcar su vida adulta. Según Molina, la violencia en los centros educati-
vos se ha ido extendiendo progresivamente, agresividad que se vierte
hacia los profesores, los demás alumnos y las instalaciones del centro,
también ha manifestado su satisfacción porque la Generalitat haasumido
para la prevención y ayuda del bullying en Cataluña el proyecto que AN-
PE puso en marcha en noviembre de 2004. Este fenómeno es, además,
una de las principales causas del absentismo y del fracaso escolar y pro-
voca en los jóvenes alta ansiedad, estrés, aislamiento en las víctimas,
que pueden desarrollar respuestas agresivas y, en casos extremos, pen-
sar en el suicidio, como ha sucedido recientemente con dos adolescen-
tes en Hondarribia y Elda.
Profesores y padres debemos enseñar a los niños desde pequeños
que permanecer callados frente a la violencia los vuelve impotentes y
vulnerables, e incluso puede llevarlos a ser la próxima víctima. No se
puede olvidar que los niños que son intimidados experimentan un sufri-
miento real que puede interferir en su desarrollo social y emocional.
Por otra parte, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Pedro
Núñez ha propuesto una batería de mecanismos para denunciar el acoso en-
tre las propuestas del Defensor del Menor frente a la violencia en las escue-
las, aparte del teléfono amigo y la página de Internet, Morgades planteó el
diseño de escuelas más pequeñas, con menos alumnos y con ambientes más
personalizados, además de una mayor atención a la diferencia y a los chicos
con problemas de inserción y éxito escolar.
Un niño violento no nace así, siempre es víctima. Víctima de la violencia
de los adultos, de la que percibe en su entorno, y de la educación errónea y
llena de carencias que ha recibido. La violencia se aprende de la misma
manera que también se aprenden cosas muy positivas para el desarrollo de
la vida, aseguran los expertos. No podemos seguir alarmándonos ante la vio-
lencia escolar cada vez que leemos una noticia para luego mirar hacia otro
lado. Hay deficiencias en la educación -según los analistas- y es ahí donde
hay que lanzar la primera mirada.
La educación obligatoria en nuestro país hasta los dieciséis años y el
bachiller hasta los dieciocho, ha generado la mayor concentración de es-
tudiantes en centros escolares de todos los tiempos. Es decir, hoy tene-
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mos mucha más gente en la escuela de la que había hace un par de años.
Y no todos están ahí por su propia voluntad. En algunos sitios hay chavales
que no están motivados, que quieren buscar un puesto de trabajo, ganar-
se un dinero. Como por otro lado sus padres les obligan a seguir en el cen-
tro, ven que la única forma de dejar la escuela es que les echen. Es aquí,
en la escuela, donde se afrontan los principales problemas de conviven-
cia, indisciplina, comportamientos antisociales e incluso violencia entre
jóvenes. Son pocos los casos graves y tenemos conocimiento de ellos a
través de los medios de comunicación. La mayoría son considerados de
'baja intensidad' y están relacionados en cierta forma con nuestro actual
sistema escolar y un elemento que apuntan muchos analistas: la pérdida
de autoridad por parte de padres y profesores. El informe Monbuso (1994)
indica que el 50.6% de los padres y madres no sabe que sus hijos / as son
víctimas y que el 67.4% de los padres y madres se entera por las víctimas
y no por el centro escolar. Estos datos apoyan la idea de que una parte
muy importante del profesorado no se entera de lo que está pasando
(Byrne, 1994; Monbuso, 1994; Defensor del Pueblo, 1999) y tampoco se
siente preparado para afrontarlo (Byrne, 1994). De hecho es el último co-
lectivo al que el alumnado victimizado comunica lo que le sucede (Whit-
ney y Smith, 1993; Defensor del Pueblo, 1999). Esto conlleva una dificul-
tad añadida en términos de detección e intervención puesto que, cuando
los casos salen a la luz, la escalada de las agresiones, suele estar en nive-
les de mayor riesgo e intensidad para la víctima. Por tanto es necesario no
solo alertar a los adultos sobre la importancia de estos hechos para que
mantengan una actitud vigilante y atenta, sino también concretar y defi-
nir con claridad con los alumnos qué tipos de actitudes y de relaciones no
son permisibles, y, por consiguiente, deberían comunicarse por las vícti-
mas, en caso de producirse, ya que atentan contra el clima social positivo
que ha de existir en las escuelas (Defensor del Pueblo, 1999).
Casi uno de cada tres estudiantes de secundaria (28%) no certifican
su titulo de graduado en ESO, una de las peores estadísticas de una
Unión Europea. Los chicos y chicas que abandonan sus estudios sin fina-
lizar la ESO padecen, dos tipos de influencias negativas: una de carácter
educativo y otra de carácter socio-laboral.
Más de la mitad de las víctimas de violencia escolar en Educación
Secundaria Obligatoria (ESO) en España declaran que los profesores no
intervienen ante una agresión, en el 74,2% de los casos porque "no se
enteran" y en el 14,5% porque "pasan", según se recoge en el informe
"Violencia entre compañeros en la escuela" del Centro Reina Sofía para
el Estudio de la Violencia, basado en 800 entrevistas, y dado a conocer
en la IX Reunión Internacional sobre Biología y Sociología de la Violen-
cia, centrada en la escuela, un encuentro organizado por la misma insti-
tución y celebrado en Valencia, informan las agencias. De acuerdo con
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el citado estudio, si los preguntados son los agresores, la no interven-


ción de los docentes baja al 44,3% ya sea porque "no se enteran" (63% de
los casos) o porque "pasan" (22,2%). El 64,7% de los docentes "imponen
una sanción" y el 43,4% "riñen" a los agresores, según aseguran éstos.
El director del Centro Reina Sofía, José Sanmartín, señala que la
profesión de maestro ha sufrido una "notable" merma de dignidad y que
se precisa restaurarla dotándolo de las capacidades necesarias para ha-
cerse respetar. En su opinión, “hay profesores que, ante el panorama de
la enseñanza actual y de sus posibilidades de hacer algo para mejorarlo,
renuncian y miran a otro lado siempre que se produce un suceso que
pueda acarrearles algún dolor de cabeza", pero lo dicho "no exonera al
profesorado de toda responsabilidad", matizó. “No es de extrañar que,
en estas circunstancias el profesorado presente altos índices de ‘bur-
nout’, es decir, que esté quemado y que, en tasas asimismo elevadas,
haga lo imposible por prejubilarse”.
España registra una proporción más elevada de acoso escolar que la me-
dia europea, aunque no se acerca a las índices de Estados Unidos, donde se
aprecia una alta tasa de delitos que ponen en peligro la vida de los estu-
diantes. A la vista de ello, Sanmartín demanda la aprobación de una ley co-
ntra el ‘bullying’ que incluya un plan de acción basado en medidas preven-
tivas. Suecia y Noruega han incorporado a sus leyes educativas preceptos
para luchar contra el fenómeno y han puesto en marcha programas de in-
tervención. El doctor en Psicología Dan Olweus, de la Universidad de Bergen
(Noruega), considerado padre del concepto de "bullying" o acoso escolar, di-
jo en la reunión que los buenos resultados en la lucha contra este fenómeno
necesita de profesores "comprometidos" y "concienciados.
En el encuentro también se ha puesto de manifiesto que la inmigra-
ción no es sí un factor de riesgo, ya que el ‘bullying’ afecta también a
niños de clases sociales acomodadas. Klaus-Jürgen Tillman, director
científico de la ‘Laborschule’ de la Universidad de Bielefeld (Alemania),
señala que el fracaso escolar, la pobreza y un alto consumo televisivo
predisponen a la aparición de este tipo de violencia. Ciertos rasgos de la
personalidad, como inclinaciones antisociales, agresividad, falta de em-
patía y frustración, abonan las conductas violentas en la escuela. “Con-
trariamente a la opinión general, ni el tamaño de la clase o escuela ni la
competitividad en al obtención de mejores notas se han mostrado como
factores que ejerzan una influencia significativa”, a juicio de Tillmann.
Por su parte, la profesora Catherine Blaya, del Observatorio Europeo de
Violencia Escolar, dijo que se ha comprobado que un sentimiento alto
de inseguridad entre los docentes repercute negativamente en los
alumnos y puede generar comportamientos "transgresores", por lo que
reclamó su capacitación para un clima positivo en las escuelas.
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El también especialista en violencia juvenil David Farrington, profe-


sor de la Universidad británica de Cambridge, destacó que quienes habí-
an reconocido ser acosadores a los 14 años tenían hijos a los 32 que
también lo eran, quizás por "imitación" de conducta, según un estudio
con 400 personas de Londres. Para este experto, el rasgo de acosador se
mantiene durante edades posteriores, aunque ya en ámbitos como la ca-
lle, el hogar y trabajo. Como riesgos individuales de esta conducta se
refirió a la hiperactividad, la impulsividad, la baja inteligencia y la es-
casa empatía, mientras que muchas víctimas suelen ser solitarias. Tam-
bién dijo que esta situación puede cambiar con programas que doten de
habilidades sociales a víctimas y agresores y que formen a los padres.
El contexto del adolescente es, para todos, la verdadera causa del
bullying. Esto incluye desde los valores sociales hasta los padres, pasan-
do por los profesores y los compañeros de clase. En la actualidad se está
dando una crisis de valores, es decir, las pautas correctas de tolerancia,
respeto, cooperación… se están perdiendo. Con este criterio la asocia-
ción Asesora Convivencia de Navarra considera que la violencia en las
aulas es un reflejo de lo que sucede en la sociedad. Por lo tanto, una
consecuencia de ello es que el sistema educativo no plantea adecuada-
mente la adquisición de estos valores, cosa que conlleva, a parte del
bullying, a otro tema de suma importancia: que es la situación precaria
del docente. Estos son los que tienen el papel de detectar los casos de
violencia y ayudar a erradicarlos. El apoyo y comportamiento de los
compañeros es otro asunto a tratar. Estos son, en definitiva, los que
pueden conseguir en el entorno escolar que el acosador no siga con su
conducta, como por ejemplo ignorándolo, o que el acosado no se sienta
tan solo. No obstante, los entrevistados consideran que los padres son el
principal motor de la educación de sus hijos. En palabras de Jordi Frau-
ca: “el acosador nace, no se hace, y por línea general nace en casa”.
Los hijos tienden a imitar a sus padres, por eso si las conductas de los
padres no son adecuadas, difícilmente lo serán las de los menores. En la
tabla I podemos observar datos sobre el acoso escolar.
Hay que destacar el método que la psicopedagoga Aurora Méndez,
aplica en su centro desde hace diez años: la mediación. Se trata de
formar a alumnos que voluntariamente se han presentado para hacer de
mediadores ante los conflictos que suceden en las aulas. Estos reciben
un aprendizaje sobre las diferentes técnicas de mediación, a la vez que
ejercen dicha función sin la presencia de los docentes. La misma psico-
pedagoga considera que la manera de comunicarse y la confidencialidad
que se establece entre los alumnos es diferente cuando un adulto está
presente que cuando no. En contra se encuentran Fernando Barri y Jordi
Frauca. Barri asegura que este sistema es peligroso para los mediadores
y que las pautas de comportamiento violento en las personas forman
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parte de su personalidad y la existencia de un mediador no va a cambiar


dichas pautas; Frauca añade que el mediador debe ser el centro educa-
tivo y lo que realmente funciona es la prevención.

Tabla 1. Porcentaje de niños que reconocen ser acosados durante la ESO


Acción % de niños que lo sufren
Me insultan 33,8%
Hablan mal de mi 31,2%
Me ponen montes 30,1%
Me esconden cosas 20%
Me ignoran 14%
No me dejan participar 8,9%
Me amenazan para meterme miedo 8,5%
Me roban cosas 4,1%
Me pegan 4,1%
Me acosan sexualmente 1,7%
Me obligan a hacer cosas 0,7%
Me amenazan con armas 0,6%
Fuente: El País, 04/10/2004

BULLYING Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN


Sobre los medios de comunicación existen diversas opiniones. Por una
parte, Fernando Barri, presidente de SOS Bullying, considera que no son
una causa de la violencia y Jordi Frauca, presidente de ACAECAC comparte
su opinión añadiendo que la agresividad del acosador es un reflejo de la
agresividad que hay en la sociedad. Los profesores del instituto Pau Casals
creen, sin embargo, que los masivos contenidos violentos propician grave-
mente las malas conductas en los menores. No obstante, Aurora Méndez
opina que los medios de comunicación ejercen un papel social muy impor-
tante y que gracias a ellos la problemática en las aulas se ha hecho públi-
ca. Así también lo considera la asociación Ikasleen postontzia, que recono-
ce que el alto impacto mediático existente no sólo reproduce esteriotipos,
sino que también sirve para romper la cadena de malos tratos.
Juan Manuel Moreno, Especialista Principal de Educación del Banco
Mundial, señala el papel realizado por los medios de comunicación. "Vo-
sotros os preocupáis mucho más por el tema y lo habéis hecho más visi-
ble socialmente. Ha pasado de las últimas páginas a las primeras de los
periódicos. Eso ha hecho que todos seamos más conscientes de las con-
secuencias que tiene para el bienestar de nuestros hijos, para la calidad
de la enseñanza que se imparte en nuestros centros, etc. El estar más
sensibilizado con estas cuestiones es obviamente un indicador de madu-
rez y de desarrollo de nuestra sociedad y de nuestro sistema educativo.
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Creo que se trata de una buena noticia porque da la vuelta a ese alar-
mismo generado y permite analizar las cosas desde otra perspectiva". De
esta manera encontramos titulares llamativos:
“Acoso insoportable”.Mónica C. Baeza- Madrid El País- Opinión-
25/09/2004, “Investigan si el suicidio de un menor, respondió al acoso
de sus compañeros. El Correo Digital 28/09/2004 “La Ertzaintza investi-
ga el suicidio de un menor que al parecer sufría el acoso de sus compa-
ñeros”. Diario Vasco 28/09/04. “La autopsia del menor que se suicidó
por el acoso en su colegio revela lesiones previas. Abc.es 29/09/04.”La
familia del menor que se suicidó en Hondarribia acusa a una de las pro-
fesoras de vejación”. Eitb noticias 01/10/2004. “Nadie lo denunciaba por
miedo”. Diario Vasco 03/10/2004. “Compañeros de Jokin delatan a los
acosadores, según Interviú. El Periódico 04/10/2004. “Los presuntos aco-
sadores de Jokin, dicen que todo el instituto participó en las vejaciones”.
El Mundo 06/10/04. “La familia de Jokin quiere incluir a los docentes en
la denuncia. El Correo Digital 08/10/04. “Educarán a parte a los chicos que
acosaron a Jokin. Diario de Málaga 09/10/04. “Los padres de Jokin denun-
cian : “a nuestro hijo lo suicidaron”. Diario Vasco 10/10/04. “Muchos niños
repiten lo que han visto en casa”. José A. Boraburo, responsable del Gabi-
nete “Cultura de Paz” de la Delegación de Educación. Sur Digital.
17/10/04. “Ocho menores sin piedad”. Interviú. 17/10/04. “El instituto del
menor que sufrió acoso, ofrecerá atención psicológica a los alumnos. El Co-
rreo Digital 19/10/04. “La maestra que obligó al niño acosado, a limpiar la
clase “ignoraba” que se burlaban de él”. El Correo Digital 20/10/04.
Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, nos exponen
continuamente a la violencia, tanto real (telediarios) como ficticia (pelí-
culas o series), y por eso son considerados como una de las principales
causas que originan la violencia en los niños y jóvenes. Los comportamien-
tos que los niños observan en televisión influyen en el comportamiento
que manifiestan inmediatamente después, por lo que es necesario prote-
ger a los niños de la violencia a la que les expone la televisión e incluso
debería plantearse la posibilidad de utilizar la televisión de forma educa-
tiva para prevenir la violencia. La repetida exposición a la violencia puede
producir cierta habituación, con el riesgo de considerarla como algo nor-
mal, inevitable y de reducirse la empatía con las víctimas. Es importante
promover en los niños la reflexión respecto a la violencia que nos rodea.
Conviene tener en cuenta, por otra parte, que determinadas actitu-
des y creencias existentes en nuestra sociedad hacia la violencia y hacia
los diversos papeles y relaciones sociales en cuyo contexto se produce
(hombre, mujer, hijo, autoridad, o personas que se perciben como dife-
rentes o en situación de debilidad, ...) ejercen una decisiva influencia
en los comportamientos violentos. De lo cual se deriva la necesidad de
180 Remedios Martinez Verdu, Bullying y medios de comunicación

estimular cambios que favorezcan la superación de dichas actitudes; en-


tre los que cabe destacar, por ejemplo: 1) La crítica de la violencia en
todas sus manifestaciones y el desarrollo de condiciones que permitan
expresarse y resolver conflictos sin recurrir a ella. 2) La conceptualiza-
ción de la violencia como un problema que nos afecta a todos, y contra
el cual todos podemos y debemos luchar. Y la sensibilización sobre los
efectos negativos que tiene la violencia no sólo para la víctima sino
también para quién la ejerce, al deteriorar las relaciones y el contexto
en el que se produce. 3) La comprensión del proceso por el cual la vio-
lencia genera más violencia así como de la complejidad de las causas
que la originan; y la superación del error que supone atribuir la violen-
cia a una única causa 4) El desarrollo de la tolerancia como un requisito
imprescindible del respeto a los derechos humanos, y la sensibilización
de la necesidad de proteger especialmente, en este sentido, a las per-
sonas que se perciben diferentes o en situación de debilidad, situación
en la que todos podemos encontrarnos. 5) La superación de los estereo-
tipos sexistas, y especialmente de la asociación de la violencia con valo-
res masculinos y la sumisión e indefensión con valores femeninos.

CONCLUSIÓN

Cuando hablamos de conflictos o situaciones conflictivas, la mayoría de


las veces nos viene a la mente la idea de algo negativo y destructivo, olvi-
dándonos que el conflicto forma parte de nuestra vida diaria y de nuestra
naturaleza humana. El conflicto no es bueno ni malo, sino que simplemen-
te existe, teniendo que demostrar nuestra capacidad y habilidad para sa-
ber enfrentarlo y resolverlo de manera creativa y positiva. Es decir, que lo
bueno o lo malo no es la existencia del conflicto sino la forma en que se lo
afronta. Por un lado, el conflicto representa un desacuerdo de intereses,
ideas o principios entre personas o grupos, ya que al momento de ser de-
tectado el conflicto las partes perciben sus intereses como excluyentes.
Por otro lado, es un proceso que expresa insatisfacción, desacuerdos o ex-
pectativas no cumplidas de cualquier intercambio al interior de una orga-
nización determinada (Rozenblum, 2001).
Sin embargo la violencia es considerada como el modo más extremo de
resolución, que más que solucionar el conflicto tiende a perpetuarlo y arrai-
garlo al repertorio conductual de las partes, haciendo de su uso un modo
habitual de enfrentar y "resolver" situaciones conflictivas. Por lo tanto el
conflicto resulta intrínseco y propio de toda interacción humana donde con-
fluyen dos o más visiones de una situación, mientras que la violencia alude
a una manera negativa y extrema de abordar o pretender resolver un con-
flicto. Ante una situación conflictiva, varios son los modos utilizados para su
Remedios Martinez Verdu, Bullying y medios de comunicación 181

resolución, como el esquema elaborado por Christopher Moore (1986 en Ro-


zenblum, 2001) de gran utilidad en el área educativa:

Evitación, negación o rechazo. El conflicto no se afronta, aun-


que se reconozca su presencia o existencia.
Aquellos que involucran sólo a los participantes del conflicto.
Entre ellos se encuentra: la negociación informal a través de la
cual dos o más partes en conflicto se comunican para lograr
una solución; y la negociación formal, que implica un proceso
intencional y de mayor estructuración, que busca una solución
a través del diálogo luego de haberse asesorado para negociar.
Ambos implican decisiones privadas y propias de las partes in-
volucradas en el conflicto.
Aquel que involucra un tercero neutral. Siendo la mediación el
modo de abordaje por excelencia, es considerada un proceso
privado, voluntario y confidencial, en el que las partes susten-
tan el poder, siendo el mediador un tercero imparcial que in-
tenta ayudar a las partes a resolver el conflicto y acuerda no
hacer uso de su poder ni tomar decisiones o imponer resultados
a las partes (Christopher Moore, 1986 en Rozenblum, 2001). La
mediación es un tema relativamente nuevo, que tuvo sus pri-
meras manifestaciones frente a los problemas en las relaciones
de pareja, laborales y comunitarios, extendiéndose su aplica-
ción al sistema educativo. Es considerada una forma positiva de
orientar la conducción de disputas (Suares, 1996), siempre que
se evite considerarla como una alternativa capaz de resolver
mágica o milagrosamente cualquier situación conflictiva. En la
realidad local aún son escasos los intentos por aplicar la me-
diación en el contexto escolar como una alternativa de resolu-
ción de conflictos, sobre todo en el área de enseñanza básica.
Aquellos que involucran a un tercero responsable de las deci-
siones. Entre los que se encuentran: la decisión administrativa
que representa los intereses de la institución y las partes deben
acatar las decisiones que tome, y el arbitraje, donde el árbitro
es imparcial, independiente y tiene poder de decisión. Los pro-
fesores y administradores suelen intentar una combinación de
mediación y arbitraje, obteniendo mejores resultados y efectos
más prolongados en el tiempo. Primero emplean la mediación
para tratar de llegar a un acuerdo y si fracasan imponen el ar-
bitraje (Johnson & Johnson, 2002).

Es necesario precisar, entonces, que la elección y por ende la poste-


rior implementación de cada uno de estos modos de resolver situaciones
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conflictivas, dependen de las características de la situación, del desa-


rrollo evolutivo de los implicados y del conocimiento y preparación de
los profesores al respecto.
Finalmente, tal como lo expresa Rozenblum (2001), en aquellos ca-
sos cuando el conflicto no es resuelto puede conducir a una escalada del
mismo, es decir una complejización de sus características, participantes
e intereses. Situación que puede desembocar en una respuesta violenta
como única forma de resolverlo.

BIBLIOGRAFÍA

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Remedios Martínez Verdú es Profesora de Sociología del Departamento


De Sociología II de la Universidad de Alicante, pertenece al Centro
de Estudios para la Mujer. E-mail: remedios.martinez@ua.es

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