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¿Seguridad o Soberanía

Alimentaria?
En la comarca andina del
paralelo 42º
Profesora: María Cecilia Ijurco

Estudiantes: Sentana, Daniel Ignacio y Ruiz, Anabel Amparo


Introducción
Se ha planteado desde la cátedra de Geografía Rural, del Profesorado de
Geografía del IES N°813, la necesidad de investigar y analizar las problemáticas
rurales comarcarles, entendidas estas como comunes a las diferentes localidades
que componen la Comarca Andina del Paralelo 42°.

En la presente investigación se trabajará desde una perspectiva crítica acerca de la


soberanía y seguridad alimentaria desde los productores primarios locales. En
especial el enfoque será puesto en un productor de gran escala 30Ha y uno de
pequeña escala 5Ha. Cuando se define la investigación como crítica, se hace
referencia a la corriente geográfica en la cual se insertará el análisis de la realidad
Rural, zona productiva de El Bolsón.

Objetivos
 Caracterizar la producción local a distintas escalas.

 Comparar las ideas fuerza de la Seguridad y la Soberanía Alimentaria desde


los marcos de representación de los sectores productivos de la Comarca
Andina del Paralelo 42º.

Marco Metodológico
La investigación realizada se basó en la metodología de investigación exploratoria,
descriptiva cualitativa. La elección de la investigación descriptiva se debe a que no
se han encontrado trabajos precedentes a escala local que hayan investigado las
ideologías de seguridad y soberanía alimentaria relacionado a los productores
locales. Por lo cual se considera importante hacer aproximaciones descriptivas
para luego si realizar un trabajo de investigación analítico. Asimismo, se seleccionó
la metodología cualitativa debido que los objetivos del presente trabajo no se
enfocan en un análisis de datos cuantitativos sino más bien en brindar un
descripción acabada de dicho análisis en lo que a seguridad y soberanía
alimentaria respecta, desde la perspectiva de la Geografía Rural, como marco
conceptual.
Se seleccionó a la entrevista cerrada para relevamiento de datos con el productor a
gran escala y entrevista abierta para el pequeño productor, como fuente primaria
de información.

Entrevista cerrada:

1) ¿Reciben beneficios de alguna política Estatal?


2) ¿Tuvieron o tienen algún tipo de mejora tecnológica que les permita
aumentar el volumen de producción?
3) ¿Tienen algún tipo de certificación de su producción?
4) ¿Han sufrido alguna baja en la venta de sus productos?
5) ¿Destinan parte de su producción al consumo propio?
6) ¿Existe regulación Estatal en su producción?
7) ¿Utiliza algún tipo de fertilizante?
8) Para usted, en la comarca andina ¿hay sectores de la población que no
puedan cubrir sus necesidades alimentarias?
9) En su opinión, ¿Es necesaria mayor intervención Estatal en el Mercado, o
considera que debe cambiar el sistema de producción alimentario para que
no hayan poblaciones excluidas del mismo?

Marco Conceptual
La Geografía Rural estudia las estructuras rurales: sus elementos, funciones,
factores y evolución historia que explican su situación. Esta multidimensionalidad
de estudio del espacio rural nos da cuenta de su inestable equilibrio, debido a la
constante transformación por parte de la sociedad, mediante la técnica, y esto a su
vez en el marco y obedeciendo al modelo socioeconómico del momento, lo que
determina, entre otras tantas, el modo de apropiación y el régimen de tenencia de
la tierra.

“Durante décadas el espacio rural fue considerado


como sinónimo del espacio agrario. Sin embargo, las
recientes transformaciones y procesos que tienen lugar
en las áreas rurales, plantean a la Geografía Rural la
necesidad de incorporar nuevos enfoques y temáticas y
de ofrecer nuevas lecturas de aquellos temas más
tradicionales. El espacio rural cumple nuevas
funciones, además de satisfacer las necesidades
alimentarias y de materias primas de la población”
(apunte de Cátedra, conceptos agrícola, agrario y
rural)

Por lo ante citado se puede afirmar que, la Geografía Rural intenta explicar,
describir y plantear perspectivas y alternativas a dichos factores, elementos y
funciones, por lo cual se encuentra en una renovación conceptual y académica en
búsqueda de esas respuestas. De aquí la afirmación de Molinero cuando dice que,
“hoy en día, no se puede hablar de Geografía Rural como algo diferente a la
Geografía Agraria o Agrícola”.

En sus principios la Geografía Rural, era netamente Agraria y se especializaba


como Geografía Regional, esta se caracterizaba por tres grandes elementos: el
paisaje, la relación entre los componentes de la agricultura y la dinámica
demográfica y la influencia de un medio ambiente físico (Sautter y Kayser, 1990).
Tomando esta línea de análisis y esta visión de la Geografía Rural desde la
agricultura, se va a estudiar su organización, estructuras y actividades económicas.

Desde una segunda etapa de la Geografía Rural, se puede destacar la renovación


y autonomía de la disciplina desde los años sesenta ligada al positivismo y la
relevancia del estructuralismo (Ángel Paniagua).

Es en gran Bretaña y Francia donde comienza una cierta autonomía respecto de


los estudios regionales o humanos más generales, en conjunto con una relativa
apertura del temario. Así, comienza a verticalizarse el estudio del espacio como
consecuencia de una interdependencia y supeditación del espacio cuyo motor es
el proceso urbano (Ángel Paniagua). Este análisis apuntará a una realidad
concebida en constante movimiento y transformación, a la interacción entre escalas
espaciales y a la comparación de los diversos espacios.

Desde una tercera etapa, con la influencia de las corrientes ambientales y ético-
reflexivas, que nace del agotamiento de las perspectivas económica-política,
acercándose a un análisis subjetivo de las realidades sociales aplicadas al espacio,
esto es la individualización de los procesos sociales y que viene de la mano de la
geografía de la percepción, se analizará, en cuanto a lo ambiental, el impacto de la
producción en el territorio por los agro-negocios, por los actores sociales tales
como los agricultores ya sean participantes o no en la regulación de las reglas de
juego del mercado.

Desde una cuarta etapa de análisis tomaremos a la revolución verde y como esta
proporcionó, en sus primeras etapas de aplicación y en determinadas zonas del
planeta, incrementos sorprendentemente en la producción de algunos cultivos
(Gutierrez, J. Antonio). Ésta incorpora la lógica de organización capitalista industrial
a los espacios rurales favoreciendo la homogeneización de los paisajes con énfasis
en el aumento de la productividad (Juanmgeo). Así, el agro-negocio representa una
nueva forma de organizar los procesos de producción, distribución y consumo de
alimentos.

Aunque la revolución verde se produce en los `60 con la aparición de semillas


mejoradas y la aplicación de agroquímicos (fertilizantes y pesticidas), no va a ser –
en la Argentina – hasta los ’90 que aparecen con fuerza los pooles de siembra
como modificadores del panorama productivo, entre otras cuestiones por tener
beneficios impositivos y generar claramente una economía de enclave (ver Walter
Pengue, 2005), con rentabilidad alta en corto plazo y ventajas comparativas y
competitivas que hicieron casi imposible a los productores de menor escala
sostenerse en el mercado.

Desde la perspectiva de análisis de Recursos, “La actividad agrícola, incluye


necesariamente el uso del recurso suelo, como sostén mecánico y como reserva
de nutrientes y de humedad” (Reboratti Carlos). Las sociedades desarrollan sus
actividades agrícolas en los suelos que disponen, ya no en los más eficientes en
cuanto a nutrientes debido a que se han desarrollado los llamados paquetes
tecnológicos en los cuales se venden las semillas y los fertilizantes necesarios para
la garantía del crecimiento de las plantas, sino, en aquellos a los que se accede a
un bajo costo, aquellos ubicado en zonas en donde la mano de obra sea mucho
más rentable; y sucede esta rentabilidad para las grandes empresas en naciones o
países en donde el estado no interviene en pos de mediador de las actividades
económicas, por lo que son países en los que muchas veces, los derechos
humanos se ven vulnerados, tales como china, indonesia, África, en menor
medida, Argentina.

En este punto, parafraseando a Gutierrez, el uso intensivo de agroquímicos, volvió


a las producciones dependientes de estos agroinsumos, volviendo rápidamente
dependientes a los productores del sector, aumentando la brecha entre los que
pueden incorporar cada vez más agroinsumos y los que, por cuestión de escala, se
quedan en el camino. Asimismo, el aumento del monocultivo en grandes
extensiones, y por arrendamiento generó, por un lado agotamiento de tierras (de
pequeños y medianos productores que ante la imposibilidad de acceder a las
mejoras tecnológicas ponen en arriendo sus tierras para que otros las exploten)
debido la falta de rotación de los cultivos, y por otro lado al desplazamiento de
cultivos benéficos para los suelos como es el caso de las leguminosas.

En cuanto al desarrollo y aplicación de tecnologías, esta constituye un factor de


primera importancia para elevar la capacidad competitiva, tanto de las empresas
individuales como en los territorios en lo que se genera y/o aplican esas
innovaciones, a costa también de generar nuevos problemas a resolver
(destrucción de puestos de trabajo, exclusión, entre otras) (Ricardo Méndez).
Esto nos lleva a pensar en nuestro objeto de estudio que son los pequeños y
grandes producciones de la comarca andina del paralelo 42º, en el marco de
análisis de la seguridad y soberanía alimentaria tal como las define en su escrito
Gabriel Horacio Álvarez, y que a continuación se desarrollarán.

Los conceptos de la seguridad alimentaria y la soberanía alimentaria si bien


convergen alrededor del mismo campo de las preocupaciones sobre la
alimentación, cada uno acumuló significados y sentidos diferentes en sus
respectivas historias de individuación terminológica, el factor común es que ambos
izan como bandera el derecho a la alimentación como un derecho fundamental del
ser humano.

Así, la Soberanía Alimentaria, es una palabra compuesta de “nombre y apellido”


inmersa en un mercado lingüístico (Bourdieu, 2000) cuya relevancia adquiere uno
de sus sentidos posibles y más fuertes en los análisis posestructuralistas y de la
performatividad que los discursos construyen sobre aquello que genérica y
problemáticamente se denomina como “la realidad”.

Para el análisis del presente trabajo, nos interesa presentar la soberanía


alimentaria en su relación con el problema del hambre y el derecho a la
alimentación, problemas que se hicieron presentes con especial importancia desde
los organismos internacionales con posterioridad al fin de la segunda guerra
mundial.

El término soberanía alimentaria es parte de una disputa política que es


inseparable de una lucha cultural que entrecruza significados, se alimenta de ellos,
y es de ese modo que sufre sus consabidos desplazamientos de sentidos. Tiene
sus orígenes en la teoría política; en ese marco, uno de sus significados más
difundidos hace referencia directa al señor supremo, un derivado del latín “sumer
amus” (Marcos, 2004). Así, se la ha identificado mayoritariamente con un poder,
superior a cualquiera, inalienable e imprescriptible que ha sido cualidad particular e
histórica del Estado nación.

Siguiendo esta línea de la reflexión es que durante las últimas décadas, por
razones a ver, crecieron los interrogantes críticos y la “desconfianza” sobre la
potestad efectiva y el exclusivismo soberano del Estado nación actual, aunque
también el “exclusivismo” del pasado sobre la territorialidad efectiva; dicho de otro
modo, actualmente se afianza la certeza del fin de una soberanía estatal ligada a
una territorialidad absoluta.

Entre los conceptos que recalan y transitan desde la estación de la soberanía


estatal hacia la de la soberanía alimentaria debe introducirse una distinción
conceptual, a la vez que consistente en un fenómeno político, imposible de eludir y
que bien vale su reconocimiento: la soberanía popular. Cabe señalar que, desde
este punto, los canales institucionales estadocéntricas parecen haber cedido o
perdido márgenes de legitimidad para encabezar y concretar demandas que son
reemplazadas “desde abajo” por acciones identificadas desde la agencia de la
soberanía popular.

La soberanía alimentaria en cuestión no se definiría de acuerdo al criterio


estadocéntrico de la soberanía territorial del Estado, sino adversativamente en la
tensión e inestabilidad espacial y política de las territorialidades múltiples y
contradictoras que lideran los actores y sujetos sociales de la gran agricultura
capitalista vs los procesos de reterritorialización campesinos y pequeños
productores en general, en el marco de lo que genéricamente se conoce como la
agricultura campesina y revisaremos más adelante en este trabajo.

Así, entonces, la soberanía alimentaria, es llamada al retorno y control por parte de


los pueblos y las comunidades (en referencia tanto a los productores como a los
consumidores) del sistema alimentario. Ésta, propone cambios no capitalistas
(desde la búsqueda de la autonomía política frente al Estado) en las decisiones que
los actores y sujetos sociales llevan adelante con relación a la vida y la tierra en el
sistema alimentario.

Siguiendo la línea de análisis, en cuanto a su actual significación, en el marco de la


Cumbre Mundial de la Alimentación de la Organización para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) que se desarrolló en Roma durante el mes de noviembre de 1996
se sostuvo que, ante el actual problema del hambre y la crisis de los alimentos a
escala planetaria, debería plantearse un modo alternativo de solución a la
situación; para ello postularon una palabra y derivado de una necesidad y la utopía
de convertirse en un derecho: la soberanía alimentaria de los pueblos.

Con respecto a esto, fue la organización social Movimiento Campesino


Internacional La Vía Campesina (LVC) quien acuñó la expresión en cuestión. La
LVC propuso desde aquel momento que la palabra aludiera al reconocimiento a la
capacidad y el derecho que tienen los pueblos a decidir sobre su sistema
alimentario. Esto se vió, tras la búsqueda de su institucionalización, finalmente
reflejado durante La Declaración de Roma de 1996 al proponer que:

“… la soberanía alimentaria es el derecho de cada


nación para mantener y desarrollar su propia capacidad
para producir los alimentos básicos de los pueblos,
respetando la diversidad productiva y cultural. Tenemos
el derecho a producir nuestros propios alimentos en
nuestro propio territorio de manera autónoma. La
soberanía alimentaria es una precondición para la
seguridad alimentaria genuina”.
Tomando a este como base es que en el 2002 se resignifica, profundiza y redefine
como:

"… el derecho de los países y los pueblos a definir sus


propias políticas agrícola, pesquera y alimentaria de
forma que sean ecológica, social, económica y
culturalmente apropiadas para ellos. La soberanía
alimentaria fomenta el derecho a la alimentación para
la entera población, basada en una producción de
pequeño y mediano tamaño, respetando: las culturas y
la diversidad de campesinos, pescadores y Pueblos
Indígenas y sus modos y medios de producción,
distribución y comercialización y su manejo de las
áreas rurales, en la que las mujeres juegan un papel
fundamental.” (Declaración del Foro de ONG/OSC para
la Soberanía Alimentaria Roma - 8 al 13 de junio de
2002 8-7-02)13

La definición seguiría sufriendo pequeños / grandes cambios, tornándose más


compleja y extensa en la medida que el debate y la reflexión sobre las diferentes
experiencias llevadas a cabo por movimientos y organizaciones sociales avanzaron
e incorporaron numerosas variables y experiencias territoriales diversas que en el
2007 se expresaron de la siguiente forma:

“… el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y


culturalmente adecuados, accesibles, producidos de
forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su
propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a
aquellos que producen, distribuyen y consumen
alimentos en el corazón de los sistemas y políticas
alimentarias, por encima de las exigencias de los
mercados y de las empresas. Defiende los intereses
de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece
una estrategia para resistir y desmantelar el comercio
libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y
para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas,
pastoriles y de pesca para que pasen a estar
gestionados por los productores y productoras locales.
La soberanía alimentaria da prioridad a las economías
locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga
el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la
pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la
producción alimentaria, la distribución y el consumo
sobre la base de la sostenibilidad medioambiental,
social y económica. La soberanía alimentaria promueve
el comercio transparente, que garantiza ingresos
dignos para todos los pueblos, y los derechos de los
consumidores para controlar su propia alimentación y
nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y a la
gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios,
nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la
biodiversidad, estén en manos de aquellos que
producimos los alimentos. La soberanía alimentaria
supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y
desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos,
grupos raciales, clases sociales y generaciones.”

En la declaración de 2007, probablemente la de mayor radicalización política frente


a las anteriores, se postulan: Los nuevos elementos importantes a destacar, que
son:

- La ligazón entre presente y futuro al incluir en el derecho a la alimentación a


las generaciones futuras y los planteos afines a la sostenibilidad ambiental.
- La prioridad de las economías y mercados locales y nacionales a través de
formas que reconozcan múltiples empoderamientos campesinos, de la
agricultura familiar y de los pescadores artesanales.
- El inicio, en el marco de luchas económicas distributivas, pero que a poco de
andar se tornan utópicas disruptivas, hacia la reivindicaciones de género y
de la diversidad social en su mayor expresión.

En resumen, se puede afirmar su posición pre-figurativa, que no necesariamente


es la que cumplen a rajatabla todas las organizaciones de la soberanía alimentaria,
sino, que, fundamentalmente, coinciden en su anti-neoliberalismo a favor de tomar
por “nuestros” a los recursos.
Las diferencias existentes entre la soberanía alimentaria y la seguridad
alimentaria.

Para el desarrollo de nuestro trabajo, basado en el análisis de ideologías de los


productores entrevistados, es importante diferenciar a la soberanía alimentaria de
la seguridad alimentaria.

Si bien las ONGs, OSCs y otras organizaciones sociales partidarias de la soberanía


alimentaria utilizan el término seguridad alimentaria en sus declaraciones, el
“monopolio” del uso de la palabra está claramente anexado –indudablemente por
su mayor carga neutral- a los discursos políticos y del funcionariado de los
organismos internacionales pertenecientes a las Naciones Unidas y los organismos
gubernamentales de los estados nacionales. La FAO definió en 1996 que la
seguridad alimentaria se caracteriza por:

“un entorno político, social y económico pacífico,


estable y propicio, constituye la base fundamental que
permitirá a los Estados atribuir la debida prioridad a la
seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
La democracia, la promoción y protección de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales,
inclusive el derecho al desarrollo, y la participación
plena y equitativa de hombres y mujeres son
indispensables, a fin de alcanzar la seguridad
alimentaria sostenible para todos” (FAO, 1996).

Pero es hacia el 2006 cuando la FAO, por presiones, modifica, ampliando, su


definición:

“Existe seguridad alimentaria cuando todas las


personas tienen, en todo momento, acceso físico y
económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos
para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus
preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar
una vida activa y sana” (…) e incluye “la disponibilidad
de alimentos, el acceso a los alimentos, la utilización
biológica de los alimentos y la estabilidad [de los otros
tres elementos a lo largo del tiempo]”
Con base en lo antes citado nos acercamos para nuestro análisis y eje formulador
de preguntas de entrevista a las ideas fuerza que caracterizan los
posicionamientos de los actores y sujetos sociales identificados con intereses que
en general pueden concebirse como desiguales y contradictorios aunque por
momentos estratégicamente combinados o parcialmente superpuestos.

Ideas fuerza sobre la Ideas fuerza sobre la


seguridad alimentaria soberanía alimentaria
Las políticas públicas llevadas adelante por
Sin cambios estructurales promovidos
el Estado son la herramienta más por políticas nacionales e
adecuada. internacionales no hay transformación
posible.
El empleo y superación de la tecnología de Los problemas son de naturaleza
los alimentos permitirá resolver una parte eminentemente política y de distribución
sustancial de los problemas de la del poder.
alimentación.

Las mayores y mejores soluciones deben Las OSCs, ONGs y movimientos


emanar de FAO y otros organismos socioterritoriales en general, son la base
internacionales supraestatales. del cambio social que garantizará el
acceso a la alimentación para todas las
personas.
Las estructuras sociales resultantes del El capitalismo neoliberal ha contribuido
modelo de desarrollo neoliberal no son las a agravar las precarias condiciones
responsables del actual estado de la preexistentes de la alimentación
alimentación. mundial.
El problema de la alimentación es un El problema de la alimentación es un
asunto que afecta el planeta en su conjunto. asunto que afecta el planeta en su
conjunto.
El Estado se encuentra habilitado a El Estado debe actuar como garante de
intervenir en el funcionamiento de los derechos sociales, económicos,
mercados de la alimentación. sociales y culturales y debe arbitrar
Recientemente FAO reconoce al Estado medios para la concreción efectiva de
como garante de derechos. los mismos.
La alimentación debe ser saludable e La alimentación debe ser saludable e
inocua para todas las personas. inocua para todas las personas
Los mercados son adecuados distribuidores Los mercados nacionales desregulados
de recursos. El Estado puede acompañar la y abiertos a la importación son la
efectividad de tales acciones. destrucción del mercado interno y de los
productores pequeños y medianos.
Cuadro Nº 1. Ideas fuerza sobre la seguridad alimentaria y la soberanía
alimentaria.
A modo de cierre nos acercamos para concluir el análisis de nuestro trabajo, por un
lado, a la cuestión del hambre, la desnutrición y los problemas globales de la
alimentación, que son foco de atención en ambos casos aunque los horizontes
políticos de solución que cada uno connota son sustancialmente diferentes y que
requieren bases sociales de sustentación francamente disimiles.

Para quienes mantienen el enfoque de la seguridad alimentaria, la acción global


consiste en la intervención de organismos internacionales, cooperación
internacional e instituciones nacionales sobre las zonas con mayor déficit
alimentario. Por el contrario, la acción global, según el enfoque de soberanía
alimentaria, implica modificar las reglas que rigen la interacción política, económica
y comercial a nivel planetario.

Así, nos resulta particularmente importante en relación con lo ya expuesto, que las
prácticas políticas de los sujetos identificados con la soberanía alimentaria agrupan
actividades múltiples que las organizaciones y a menudo también el Estado
prefieren denominar e identificar por razones a develar con la “producción familiar”
y/o la “pequeña producción”. Asimismo, la soberanía alimentaria relacionada con
los pequeños productores incluye para la Vía Campesina a productores en
pequeña escala y consumidores de alimentos, campesinos, pueblos y
comunidades indígenas -junto con cazadores y recolectores-, agricultores
familiares, trabajadores rurales, pastores y pastoralistas, pescadores artesanales, e
incluso a pobladores urbanos dedicados a la elaboración de artesanías.

Desarrollo

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