Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Saber Otros Lenguajes PDF
Saber Otros Lenguajes PDF
El verbo leer ha estado asociado toda la vida con los textos escritos. El diccionario todavía lo define como
“pasar la vista por lo escrito o impreso, haciéndose cargo del valor y la significación de los caracteres
empleados.” Enseñar a leer significa iniciar al niño en la lectura alfabética, esto es lo que quiere decir
literalmente alfabetizar. Decimos que un niño es capaz de leer cuando empieza a comprender el código
escrito y a expresarse mediante él, y cuando nos referimos a alguien como un lector o una lectora queremos
significar que tiene un contacto cotidiano con los libros; consecuentemente, un no lector es el que no lee
o lee muy pocos textos escritos. Los educadores estamos preocupados porque los jóvenes ya no leen o
porque no leen lo que nosotros quisiéramos que leyeran y que dediquen, en cambio, tanto tiempo al cine,
a la televisión, a la música rock o al computador. Y puesto que creemos que la lectura es de libros
exclusivamente, los hemos dado de baja como lectores y hemos terminado por declarar a los medios de
comunicación y las nuevas tecnologías como enemigos número uno del libro y la lectura.
Pero hoy están ocurriendo muchos cambios que nos obligan a revisar esta idea que tenemos de la lectura.
¿Por qué no, en lugar de seguirla limitando a lo escrito, pensar en una concepción de lectura que abarque
también otros lenguajes? Esto nos cambiaría por completo el panorama desolador de la que se ha denominado
“la crisis de la lectura”: de pronto esa crisis no tendría sólo significado negativo; tal vez habría muchas más
cosas por leer y muchos más lectores de los que creemos. Los que hasta ahora hemos visto como enemigos
pasarían a ser nuestros aliados y la lectura, en lugar de ir en descenso como se nos ha dicho, podría incluso
encontrarse en plena expansión.
Pienso que más que al fin de la lectura, estamos asistiendo a una profunda mutación de las formas de leer.
Esta mutación obedece, por un lado, a las transformaciones históricas que han venido dando nuevas
configuraciones desde hace tiempo a todos los órdenes de la cultura, pero no solo a la cultura escrita. Los
avances recientes en las tecnologías digitales han servido como catalizadores para precipitar esta crisis, que
no es solo de la lectura, sino más bien de una manera particular de leer. Y no todo lo que ésta moviliza
atenta necesariamente contra la cultura escrita; de hecho puede contribuir a enriquecerla. Más que a la
agonía del lenguaje escrito, estamos asistiendo a al aparición de nuevos modos de escribir y de leer.
En primer lugar, con el surgimiento de estas nuevas formas de representación, tenemos ahora no sólo más,
sino nuevas y diversas cosas que leer. Dominado durante mucho tiempo por la escritura, el espacio textual
se ha expandido para contener textos escritos en otros lenguajes. Estos mensajes que circulan a través de
nuevas tecnologías han entrado a formar parte del vasto repertorio que hoy constituye una oferta diferente
de lectura. La noción de texto, circunscrita por mucho tiempo a los textos escritos, se ha extendido también
a los otros lenguajes: una telenovela o un noticiero, un concierto de rock o de música clásica, una canción,
una ceremonia religiosa o un evento deportivo, deben ser considerados también como textos, es decir,
sistemas de signos que se le presentan al lector como objetos de lectura.
El universo de los lectores también se expande. Si ver cine o televisión, o navegar por Internet son
consideradas nuevas formas de lectura, sus actores tienen también todo el derecho a ser reconocidos como
lectores. Además de lectores de libros, hay ahora lectores de lenguajes virtuales, de imágenes diagnósticas,
de hipertextos, de videojuegos, de pantallas…Aparece un nuevo tipo de lector, un polivalente, capaz de
moverse como pez en el agua por todas estas lecturas, del mismo modo que el que habla varios idiomas
puede pasar de uno a otro sin darse cuenta y explotar lo mejor de cada uno de ellos para expresarse.
Surgen, así mismo, lectores que antes permanecían marginados de la lectura por su condición de analfabetos,
es decir, por no tener acceso al código escrito. El lenguaje audiovisual les ha permitido ha estas personas no
solamente tener acceso a expresiones de la cultura que antes estaban reservadas por una elite, sino también
compartir nuevas sensibilidades, relatos y formas de sociabilidad.
Los nuevos lectores nos están revelando también nuevas competencias lectoras. En un artículo titulado
”Descifrando los códigos de la televisión: el niño como antropólogo”, Howard Gardner, investigador de
la universidad de Harvard, muestra como, cuando un niño ve televisión, lejos de ser un receptor pasivo,
esta realizando un acto de lectura muy complejo, en el que tiene que aprender a leer el lenguaje visual
utilizado por la televisión (como los planos o el montaje), descifrar las reglas que diferencian la televisión
comercial de la pública, las motivaciones que están detrás de los anuncios comerciales, analizar el carácter
de los distintos canales, los programas en vivo de los pregrabados.” Estas tareas- afirma Gardner –
intimidarían hasta el más eximio etnógrafo.”
En otros campos, las personas que interactúan a diario con el computador tienen que desarrollar una gran
velocidad de lectura y una gran concentración para manejar varios programas simultáneamente. En la
ciencia médica, los avances en la tecnología de las “imágenes diagnosticas” suponen una competencia muy
avanzada de parte del que las lee, para interpretar correctamente el lenguaje de las imágenes que proyectan 3
los escáner o los dispositivos para hacer ecografías.
Las nuevas tecnologías determinan también formas muy diferentes de leer. A diferencia de los caracteres
de la página impresa, la imagen demanda lecturas mucho más globales, más totalizantes.- Los medios
audiovisuales nos obligan a hacer una lectura sumamente rápida de fragmentos que duran muy pocos
¿Leer o navegar?
Las nuevas tecnologías están cambiando los modos de escribir. El hipertexto es una nueva forma de
escritura que reemplaza la lógica lineal por una estructura en forma de red, y que da lugar a una lectura
eminentemente interactiva. La tecnología de la imprenta impone una escritura y una lectura lineales: el
libro tiene principio y fin, está dividido en capítulos que tienen una secuencia prefijada por el autor, se
lee de arriba abajo y de izquierda a derecha, línea por línea, palabra por palabra. La encuadernación y
paginación son una garantía de que este orden se cumpla en la lectura. En el hipertexto, en cambio, en
lugar de seguir un solo trayecto de lectura, el lector está ante múltiples opciones; puede comenzar por
cualquier punto y saltar de texto en texto, lo mismo que hace el televidente con su control remoto. Esto
da como resultado una lectura muy diferente a la que se impuso con la cultura del libro; quizás por eso
ya no se habla de leer, sino de navegar.
Esta lógica del hipertexto se acomoda mucho mejor a los modos de leer de los lectores jóvenes, influenciados
por la sintaxis fragmentaria del cine y la televisión, donde la discontinuidad, las rupturas espacio-temporales,
la simultaneidad de acciones y las ideas encontradas suelen ser la norma, más que la excepción. Este es el
modo característico de percibir y de leer el mundo propio de los jóvenes, que están dotados, como dice
Jesús Martín-Barbero, de una tremenda elasticidad cultural, y de una “plasticidad neuronal” que les permite
una camaleónica adaptación a los más diversos contextos y les otorga una enorme facilidad para los “idiomas”
de la tecnología.
También se dijo, en su tiempo, que la fotografía acabaría con la pintura; que el cine terminaría con el 4
teatro y con la novela; y que la televisión clausuraría el imperio del cine. La historia nos ha enseñado que
el asunto no es tan simple. Casi nunca se ha visto que una nueva tecnología haya aniquilado la anterior;
más bien ha producido en ella profundas transformaciones: la fotografía modificó la manera de pintar (¿el
impresionismo no es una rebelión contra el retrato?); el teatro y la literatura incorporaron elementos del
cine.
5
Bibliografía comentada
Ana Rosique, Jesús, “Leer hoy: Entre Gutenberg y Sony”, en Hojas de lectura, No. 44, FEBRERO, 1997,
P. 8 – 13. Este autor mexicano analiza los cambios que experimentan la creación de textos, las maneras de
leer y las generaciones actuales de lectores en la formación a partir de los nuevos soportes electrónicos.
Chartier, Rogher, “Del códice a la pantalla: trayectoria de lo escrito”, en revista Quimera, No. 150,
septiembre, 1996. En este artículo el autor hace un análisis de la transformación radical en las modalidades
de producción, transmisión y recepción de lo escrito, como consecuencia de las nuevas tecnologías
electrónicas.
Eco, Umberto, “Ni la escritura es el bien ni la imagen el mal”, en Lecturas Dominicales, El Tiempo, abril
26,1992, p. 5-6. Eco se ha referido permanentemente en sus escritos a la relación entre la escritura y la
imagen y ha propuesto una relación sinérgica entre los dos lenguajes.
Gardner, Howard, Arte, Mente y Cerebro. Una aproximación cognitiva a la creatividad, Barcelona, Paidós,
1987. Garner es el mismo autor que conocemos en educación, sobre todo por su teoría de las inteligencias
múltiples. Este libro es un estudio fascinante sobre la creatividad humana.
E-mail: fundalec@impsat.net.co
Martín. BARBERO, Jesús, “Nuevos modos de leer”, en Magazín Dominical, El Espectador, No. 474,
mayo 24,1992, p. 19 -22. Al Profesor Martín Barbero, investigador de la universidad del Valle, le debemos
uno de los análisis más profundos que se han hecho sobre los desplazamientos producidos por las nuevas
tecnologías de la comunicación. El texto también fue reproducido en Hojas de lectura, Número 44, febrero
de 1997. Ver también, del mismo autor, “Des-centramiento del libro y estallido de la lectura”, en Lectura
y nuevas tecnologías, Memorias del Tercer Congreso Nacional de Lectura, Santa Fe de Bogotá, Fundalectura,
1997, p.153-167.
Peña, Luis Bernardo, “Lectores, ratones e hipertextos”, en Lectura y nuevas tecnologías, Memorias del Tercer
Congreso Nacional de Lectura, Santa Fe de Bogotá, Fundalectura, 1997, p. 89-112. En este ensayo, el autor
explora los desafíos que las tecnologías digitales le plantean a la cultura escrita. En otro texto titulado
“Nuevos y eternos modos de leer”, publicado en las Memorias del X seminario de Literatura Infantil,
Medellín, octubre 22-24, 1997, el autor comenta esta reflexión y se pregunta por el lugar del libro en
medio de la revolución desencadenada por las nuevas formas de producción y circulación de lo escrito.
6
Rey, Germán, “Leer desde lo audiovisual”. En este texto, que hace parte de las Memorias del Tercer Congreso
Nacional de Lectura, el autor hace un recorrido por las que él llama “intersecciones entre la lectura y
objetos audiovisuales,” Ver también “El gigante y la bella dama de tamaño de dedal: La comprensión
televisiva”, en Signo y Pensamiento, Revista de la Facultad de Comunicación de la Pontificia Universidad
Javeriana, junio, 1989. *