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Así surgió el territorio de El Cambray

El territorio que ocupa El Cambray 2, Santa Catarina Pínula, donde el 1 de octubre ocurrió
un derrumbe que dejó más de 300 muertos, era parte del Valle de Canales, una región de
habla poqomam y a donde los primeros habitantes españoles llegaron en el siglo XVI.

En su Recordación Florida, Francisco de Fuentes y Guzmán menciona al rey


caqchikel Cahí Ymox con el nombre castellano de Sinacán, mientras que al monarca
kiché Tepepul se le denomina Sequechul, aliados caciques de los de pínula y de
Petapa.

El Cambray 2, donde el jueves 1 de octubre un cerro sepultó una colonia.

La primera distribución de encomiendas —renta de territorio— en Pínula —Santa


Catarina— fue en 1530, adjudicadas a Luis de Alvarado, quien se las cedió a
Cristóbal Lobo, en 1541. Martín de Guzmán fue el encomendero de 1544 a 1549.
En 1560 había cien tributarios y 350 habitantes.
Domingo Juarros describió en el siglo XIX la provincia de Sacatepéquez y
Amatitanes, y mencionó a Santa Catarina pínula como una de sus cabeceras, que
pertenecía al curato dentro de la vicaría de Sacatepéquez, “con una iglesia, cinco
cofradías, 3 mil 131 feligreses y siete haciendas, con un colegio de educandas”.

El fraile Tomás Gage refirió en el siglo XVII que “en su territorio dividido en muchas
haciendas se logra el mejor grano... abastece de trigo a la ciudad de Guatemala…,
se encuentran allí aves, frutas, maíz, miel y la mejor agua en los contornos”.
pínula, en lengua indígena, era pancac, de pan, que significa dentro o entre, y cac,
fuego, guayaba o nigua. La etimología de pínula corresponde a agua de harina o
pinol.

Según el Diccionario Geográfico de Guatemala, la Municipalidad de Guatemala


tenía en Santa Catarina pínula una toma de agua, y refiere que El Cambray era
considerado un paraje. Cambray es una especie de lienzo blanco, delgado,
denominado así por la ciudad francesa Cambray, de donde procedía.

Según fotos aéreas del Instituto Geográfico Nacional, IGN, El Cambray comenzó a
poblarse en la década de 1990. De acuerdo con registros del 2004, existían dos
sitios llamados así: uno como paraje y otro como colonia.
De acuerdo con datos de la Municipalidad de Santa Catarina pínula del 2009,
estaban registrados dos residenciales: Valles del Cambray 1 y Valles del Cambray
2. En el 2010, aparecía solo el asentamiento El Cambray, y en el 2012, Cambray 1
y Cambray 2 eran residenciales. El primero, con 5 mil 652.54 metros cuadrados, y
el segundo, con 10 mil 599 metros cuadrados.

Datos del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Usac (Ceur) señalan, en


el censo del 2002 del Instituto Nacional de Estadística, que El Cambray tenía una
categoría de colonia. Según la Municipalidad de Santa Catarina pínula, para el 2011
era un caserío, en sectores 1 y 2.

Según el IGN y el Ceur, no se tiene información de otros lugares denominados El


Cambray fuera del territorio de Santa Catarina pínula, y en el Registro de
Información Catastral no se ha declarado aún zona de catastro.

El Ceur refiere que la actividad económica principal del municipio es el comercio,


con poca actividad de agricultura y con gran movilidad para fines laborales hacia la
capital. Por tanto, se le considera “municipio dormitorio”.
Historia
A Guatemala le ha consternado grandemente el desastre ocurrido en El Cambray II
(Santa Catarina pínula, Guatemala), una tragedia que para unos pudo ser evitada,
y para otros, sencillamente era algo que tarde o temprano tendría que suceder. Pero
sea como fuere, lo cierto es que, en medio de todo el dolor y sufrimiento que la
tragedia ha generado, han surgido historias maravillosas que merecen ser
contadas, y que, transcurrido el tiempo, talvez la tinta y el papel no sean suficientes
para plasmarlas y recordarlas. Una de estas historias es la que me contó Rudy
Soria, un joven profesional a quien aprecio y quien formó parte de un grupo de
voluntarios en tareas de apoyo y rescate en el lugar. Según me refirió, a él le
contaron la historia que a su vez me contó, y que ahora yo comparto a continuación:

Sucedió el martes o miércoles de la semana recién pasada, cuando se cumplían


cinco o seis días de ocurrida la tragedia. Un grupo de rescatistas y voluntarios
trabajaban en el descombramiento de una casa de tres niveles que había sido el
hogar de una familia de seis personas que, con el paso de los años, habían logrado
realizar no sólo la construcción sino también habían abierto un modesto negocio en
uno de los ambientes de la casa: una pequeña tienda de artículos de consumo
diario. Mientras los socorristas trabajaban en el descombramiento del área, se corrió
la voz de que habían descubierto personas con vida bajo los escombros de la casa,
lo cual no dejó de sorprender a muchos dado que habían transcurrido ya varios días
desde el suceso y las posibilidades de que hubiera sobrevivientes eran casi nulas.
Todos se aglomeraron en torno a lo que aún quedaba de la casa y comprobaron
que, efectivamente, aquella familia seguía con vida. La casa estaba soterrada y los
dos pisos superiores habían colapsado totalmente; no así la primera planta, que a
pesar del peso y la tierra que tenía encima, se mantenía en pie. Por esas
circunstancias de la vida que muy difícilmente podríamos explicarnos, toda la familia
se encontraba en la planta baja al momento del derrumbe, lo cual les permitió
salvarse y, no sin cierto escepticismo, miedo e incertidumbre, conservar la vida
hasta que fueron rescatados. ¿Cómo sobrevivieron? Cada quien puede llamarle
como considere más apropiado, yo, con todo respeto, le llamaré Milagro. La familia
sobrevivió comiendo y bebiendo lo que pudieron de la misma tienda que poseían,
incluso golosinas, dulces y refrescos. Sin embargo, lo que es realmente
sorprendente, para quienes no conocemos de la materia, es cómo pudo entrar
oxigeno suficiente para que todos pudieran respirar durante los días que literalmente
permanecieron bajo tierra. Esta es una historia increíble, de las tantas que
seguramente aún están por ahí y que sucedieron en medio de tanto dolor y tragedia
en El Cambray II. De todo corazón y con todo respeto, mi solidaridad con todos los
afectados.

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