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En la década de los años setenta a nuestro país llegó la época petrolera, con ese boom (tanto
de explotación de crudo como de buenos precios internacionales), creció la magnitud del
Estado, con los petrodólares se pago la deuda externa inglesa y tomaron la posta otros
acreedores: organismos financieros internacionales (Fondo Monetario Internacional ( FMI)
principalmente, el Banco Mundial (BM), el Club de París ) y los bancos privados extranjeros.
A comienzos de los ochenta con la democracia, las políticas del FMI comienzan a intervenir en
nuestra economía, incomprensiblemente dándonos más dinero, “dinero fresco”, para cubrir
amortización de deuda vieja, y condicionándonos políticas económicas neoliberales, anti
sociales.
La deuda externa ecuatoriana a fines de la década de los ochenta (1987) superaba el Producto
Interno Bruto (PIB), nos atrasábamos en los pagos, estaba impagable, y para prolongarle nos
encausaron por la vía de los bonos, que se cambiaron sucesivamente, bonos nuevos por bonos
viejos, así se prolongó la intervención fondomonetarista, la deuda externa era una bola de
nieve, no paraba de crecer.
La deuda externa mañosamente prolongada, fue el camino de América Latina (AL), así se
neocolonizó nuestras repúblicas. Desde la independencia colonial, a comienzos del siglo XIX,
hasta nuestros días, América Latina tiene el yugo de la deuda externa, por esa vía controlan,
las potencias mundiales de turno. Casi 200 años de ataduras financieras agiotistas y control
político, fue el resultado de la deuda externa ilegitima, ecuatoriana.
Los agiotistas internacionales hoy van por ciertos países de la Eurozona en crisis, el FMI,
Francia y Alemania acordaron un plan de rescate a cambio de adoptar políticas neoliberales, ya
aplicadas en nuestras tierras: privatizaciones, recortes sociales en los presupuestos públicos,
recetas fondomonetaristas que dejaron problemas sociales y políticos en nuestras tierras.