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ISBN: 84-493-1883-1
Depósiro legal: B. 9-305/2006
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Vivaldi, 5 - 08110 Monteada i Reixac (Barcelona)
ejemplo, uno que mienta acerca de la cosas de que se trata, sino que su in
cantidad de dinero que lleva en el tención principal es dar al oyente una
bolsillo da una versión de ese hecho falsa impresión de lo que pasa por la
y, a la vez, da a entender que él cree mente del hablante. En la medida en
esa versión. Si la mentira pasa, su víc que se trate de una paparrucha, la
tima es objeto de un doble engaño al creación de esa impresión es su prin
tener una creencia falsa acerca de lo cipal objetivo y lo que le da sentido.
que hay en el bolsillo del mentiroso y La interpretación de Black con
otra acerca de lo que pasa por la arreglo a estos principios induce a
mente de éste. adoptar una hipótesis que expliq�e la
Ahora bien, no es probable que caracterización que él hace de la pa
Black pretenda que la referencia de la parrucha como «próxima a la menti
paparrucha. sea en todos los casos el ra». Si yo le miento a alguien acerca
estado de ánimo del hablante. Al fin de cuánto dinero tengo, no por ello
y al cabo, no hay ninguna razón espe estoy afirmando explícitamente nada
cial para que la paparrucha no pueda acerca de mis creencias. Por consi
versar sobre otras cosas. Probable guiente, uno puede sostener de ma
mente, Black quiere decir que la pa nera bastante plausible que, aunque
parrucha no se inventa primordial al contar la mentira tergiverso cierta -
mente para inculcar al oyente una mente lo que pasa por mi mente, esa
falsa creencia acerca del estado de tergiversación -en cuanto que es
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Sin embargo, no creo que capte con In the elder days of art
suficiente exactitud el carácter esen Builders wrought with greatest care
cial de la charlatanería. Es correcto Each minute and unseen part,
decir que la charlatanería, tal como él For the Gods are everywhere. *
dice de la paparrucha, está cerca de la
mentira y que los que la sostienen dan El sentido de estos versos es cla
en cierto modo una imagen. falsa de sí ro. En los.viejos tiempos, los artesa
mismos. Pero lo que dice Black de nos no cortaban por lo sano. Trabaja
esos dos rasgos no viene, desde luego, ban con esmero y cuidaban cada
al caso. A continuación trataré, ba aspecto de su trabajo. Tenían en l'
sándome en cierto material biográfico cuenta cada una de las partes del
relativo a Ludwig Wittgenstein, de producto y diseñaban y hacían cada
hacer una valoración preliminar pero una de ellas como era debido. Dichos
más ajustada de las características artesanos no relajaban su concienzu-
fundamentales de la charlatanería.
en su introducción a R. Rhees (comp.), Reco
Wittgenstein dijo en cierta oca
llections o/Wittgenstein, Oxford, Oxford
sión que el siguiente fragmento de un
University Press, 1984, pág. xiii.
poema de Longfellow podría servirle
* En los viejos tiempos del arte/los crea
a él de lema:3 dores trabajaban con sumo cuidado I cada ele
mento, por diminuto e invisible que fuera, I
3. Según testimonio de Norman Malcolm pues los dioses están en todas partes. (N. del t.)
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conexión con la charlatanería, resul Pero aún queda algo por decir al
ta incongruente. Pero en realidad respecto. Por muy atenta y conscien
esa actitud no queda excluida por temente que proceda el charlatán,
completo. Los campos de la publici sigue siendo verdad que trata de li
dad y las relaciones públicas, así brarse de algo. Hay sin duda en su
como el de la política, hoy día estre actuación, como en la del artesano
chamente relacionado con los ante desaliñado, cierta forma de laxitud
riores, están repletos de ejemplos de que resiste o elude las exigencias de
charlatanería tan descarados que una disciplina desinteresada y auste
pueden servir como algunos de los ra. La forma pertinente de laxitud no
paradigmas más clásicos e indiscuti puede equipararse, es evidente, al
bles del concepto de charlatanería. simple descuido o falta de atención a
Y en esos campos hay artesanos los detalles. A su debido tiempo tra
extremadamente diestros que -con taré de ubicarla con más exactitud.
ayuda de avanzadas y exigentes téc Wittgenstein dedicó en gran parte
nicas de estudios de mercados, en sus energías filosóficas a identificar y
cuestas de opinión, tests psicológi-· combatir lo que consideraba formas
cos, etc.- se dedi-can sin descanso a insidiosamente disolventes de «sin
lograr que cada una de las palabras e sentido». Según parece, él era tam
imágenes que producen sea absolu bién así en su vida personal. Esto
tamente correcta. puede verse en una anécdota relacio-
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nada con Fania Pascal, que lo cono L a verdad es que esa caracterización
ció en Cambridge en la década de su estado de ánimo -tan cando
de 193 0: rosamente próxima al vulgar tópico
«sentirse como un perro»- no re
Me acababan de extirpar las sulta lo bastante provocativa como
amígdalas y me hallaba en el Evelyn para suscitar una reacción tan viva o
Nursing Home con el ánimo por los intensa como el fastidio. Si el símil
suelos. Entonces llamó Wittgenstein. de Pascal es ofensivo, ¿qué usos figu
Yo gruñí: «Estoy como un perro al rativos o alusivos del lenguaje no 1o
que acaban de atropellar». Él respon serán?
dió con fastidio: «Tú no tienes ni De manera que quizá la cosa no
idea de cómo se siente un perro ocurrió realmente como dice Pascal.
atropellado».4 Quizá Wittgenstein trataba de hacer
una pequeña broma y se le fue la
¿Quién sabe lo que ocurrió real mano. Sólo pretendía regañar a Pas
mente? Parece muy raro, casi increí cal en broma haciendo una pequeña
ble, que alguien pudiera objetar en hipérbole, y ella interpretó mal el
serio a lo que Pascal cuenta que dijo. tono y la intención. Pensó que su ob
servación molestaba a Wittgenstein
4. Fania Pascal, «Wittgenstein: A Perso cuando en realidad éste sólo trataba
nal Memoir», en Rhees, op. cit., págs. 28-29. de animarla fingiendo un exagerado
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-hablando de manera un tanto sim ble, desde luego, que diga lo que dice
plista- como ajeno a todo interés sólo porque trata, un tanto torpemen
saber, como no sea de la manera más Wittgenstein -tal como ella la pre
llado. La descripción que hace de su da. Pero sea como fuere, parece claro
propio estado de ánimo no es, por de qué reacción se trata. Reacciona
tanto, más que una ficción. Es, de Wittgenstein como si creyera que ella
cómo se siente. Ni siquiera que haya se toma en serio lo.que ella dice
incurrido en un descuido. Su laxitud como una afirmación que pretende
o descuido no estriba en haber deja dar una descripción informativa de
do que se deslizara un error en su ex- cómo se siente ella. La entiende dedi
posición provocado por una caída, cada a una actividad en la que resulta
inconsciente o debida a una momen crucial la distinción entre lo que es
tánea negligencia, del grado de aten verdadero y lo que es falso sin por
ción que prestaba a la correcta pre ello preocuparse en absoluto de si lo
sentación de los hechos. La cuestión que dice es verdadero o es falso. Es
es más bien que, hasta donde Witt en ese sentido en el que la afirmación
genstein puede ver, Pascal ofrece una de Pascal aparece como ajena a todo
descripción de un cierto estado de interés por la verdad: no le preocupa
cosas sin atenerse verdaderamente a el valor veritativo de lo que dice. Por
las exigencias que impone la empresa eso no s� puede considerar que esté
de brindar una adecuada representa mintiendo; pues ella no presume co
ción de la realidad. Su falta no estriba nocer la verdad, por lo cual no puede
en que no logre presentar las cosas estar enunciando deliberadamente
correctamente, sino en que ni siquie una proposición que ella sabe de an
ra lo intenta. temano falsa: su afirmación no se
Esto es importante para Witt basa ni en la creencia de que es ver
genstein porque, con razón o sin ella, dadera ni -tal como corresponde a
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yen realmente, se supone, a los pro de bull usada en ese sentido, el OED
aun cuando son impuestos por orga ros o no verídicos; sinsentido». Aho
nismos o agentes a los que se supone ra bien, no parece que sea un rasgo
Es ésta una exigencia de hechos. blar por hablar y exige que la preten
Es evidente que a la persona interpe sión sea refrendada por los hechos.
lada se la ve como si de algún modo No va a aceptar un simple informe
hubiera proclamado conocer la Biblia verbal; insiste en ver la cosa misma.
o interesarse por ella. El hablante En otras palabras, está denunciando
sospecha que eso no es más que ha-
fin y al cabo, puede ser una copia enseñó fue: <<Nunca digas una mentira
exacta. Lo malo de una falsificación cuando puedas salir del paso con
no es su aspecto, sino el modo en que charlatanería.>>7
se ha hecho. Esto apunta a un aspec
to parecido y fundamental de la natu Esto presupone no sólo que hay
raleza esencial de la charlatanería: una diferencia importante entre men
aunque se practica sin preocuparse tir y ejercer de charlatán, sino que lo
por la verdad, no tiene por qué ser segundo es preferible a lo primero.
falsa. El charlatán crea falsificaciones. Ahora bien, seguro que el viejo Simp
Pero eso no significa que las haga ne son no consideraba la charlatanería
cesariamente mal. moralmente superior a la mentira. Ni
En la novela de Eric A.mbler Dirty es probable que viera las mentiras
Story, un personaje llamado Arthur '
como algo invariablemente menos efi más probable que nos apartemos de
caz que la charlatanería para 1ograr ella encogiéndonos de hombros con
los fines por los que se suele recurrir impaciencia o cierta irritación que
a aquéllas o ésta. Después de todo, con el sentimiento de afrenta o ultraje
una mentira inteligentemente cons que a menudo inspiran las mentiras.
truida puede cumplir su misión con El problema de entender por qué
pleno éxito. Puede que Simpson cre nuestra actitud frente a la charlatane
yera más fácil librarse de la charlata ría suele ser más benévola que nuestra
nería que de la mentira. O acaso que actitud. frente a la mentira es un asun
ría decir que, aunque el riesgo de que to importante, que dejaré como ejer
a ·uno lo pillen en falso es aproxima cicio para el lector.
damente el mismo etL cada caso, las La comparación que hace al caso
consecuencias de caer suelen ser me no es, sin embargo, la que se estable
nos graves para el charlatán que para ce entre contar una mentira y practi
el mentiroso. De hecho, la gente tien car algún tipo concreto de charlata
de a ser más tolerante con la charlata nería. El viejo Simpson caracteriza la
nería que con las mentiras, quizá por alternativa a contar una mentira
que nos sentimos menos inclinados a como «salir del paso con charlatane
tomarnos las primeras como afrentas ría». Esto no sólo entraña la realiza
personales. Podemos tratarr de distan ción de alguna charlatanería concre
ciarnos de la charlatanería, pero es ta; exige un «programa» para ejercer
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ridad y rehúsa poner coto a sus exi primera es desistir tanto de los esfuer
gencias. El charlatán ignora por com zos por decir la verdad como de los
pleto esas exigencias. No rechaza la esfuerzos por engañar. Eso significaría
autoridad de la verdad, como hace el abstenerse de hacer cualquier afirma
embustero, ni se opone a ella. No le ción sobre los hechos. La segunda al
presta ninguna atención en absoluto. ternativa es continuar haciendo afir
Por ello la charlatanería es peor ene maciones que pretenden describir
migo de la verdad que la mentira. cómo son las cosas, pero que no pue
Quien se encarga de publicar u den ser otra cosa que charlatanería.
ocultar los hechos parte de la base de ¿Por qué hay tanta charlatanería?
que son realmente hechos que pueden Desde luego, es imposible estar seguro
de algún modo determinarse y cono de si hoy día hay comparativamente
cerse. Su interés en decir la verdad o más charlatanería que en otras épocas.
en mentir presupone que hay una di Hay más comunicación de todo tipo
ferencia entre entender las cosas mal en nuestra época que en ninguna épo
y entenderlas bien, y que es posible, ca anterior, pero la proporción de
al menos de vez en cuando, explicar charlatanería puede no haber aumen
la diferencia. Quien deje de creer en la tado. Sin dar por supuesto que la inci
posibilidad de identificar unos enun dencia de la charlatanería es realmente
ciados como verdaderos y otros como mayor ahora, haré unas cuantas consi
falsos sólo tiene dos alternativas. La deraciones que pueden ayudar a ex-
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plicar por qué hay ahora tanta charla no tiene la responsabilidad de opinar
tanería. sobre cualquier cosa, o al menos sobre
La charlatanería es inevitable siem todo aquello que es propio de la con
pre que las circunstancias exigen de al ducción de los asuntos de su país. La
guien que hable sin saber de qué está ausencia de toda conexión significativa
hablando. Así pues, la producción de entre las opiniones de una persona y su
charlatanería recibe un impulso siem percepción de la realidad será todavía
pre que las obligaciones o las oportuni más grave, ni que decir tiene, para al
dades que tiene alguien de hablar de guien que crea en su responsabilidad,
cualquier tema exceden su conoci como agente moral consciente, para va
miento de los hechos que son pertinen lorar acontecimientos y condiciones en
tes para el tema en cuestión. Esta dis cualquier parte del mundo.
crepancia es corriente en la vida La proliferación contemporánea
pública, donde la gente se ve a menudo de la charlatanería tiene también raí
impulsada -por sus propensiones in ces más profundas en las diversas for
dividuales o por las exigencias de mas de escepticismo que niegan que
otros- a hablar largo y tendido de podamos tener acceso seguro alguno
asuntos que hasta cierto punto ignora. a una realidad objetiva y que recha
Ejemplos estrechamente relacionados zan, por consiguiente, la posibilidad
con el tema surgen de la convicción de de saber cómo son realmente las co
que en una democracia todo dudada- sas. Esas doctrinas «antirrealistas»
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