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1. UBICACIÓN GEOGRAFICA
La cultura Lambayeque o sicán tuvo su núcleo de desarrollo entre los valles de Motupe por
el norte y Jequetepeque por el sur, entre el 700 y 1350 años. Si bien su centro cultural
abarcaba principalmente el actual departamento de Lambayeque, su influencia se extendió
en toda el área comprendida desde Sullana al norte (departamento de Piura), hasta cerca
de Trujillo al sur (departamento de La Libertad).
La cultura Lambayeque o Sicán fue un Estado ribereño, habitaron la costa norte del Perú,
cerca de los ríos La Leche y Lambayeque. Los sitios arqueológicos abarcan la región de
Lambayeque, incluida Motupe, La Leche, Lambayeque, y los valles Zaña. Existe un extenso
número de sitios arqueológicos que se encuentran ubicados en la zona de Batán Grande,
en el Valle de La Leche – Pítipo – Ferreñafe, siendo la capital de la cultura Sicán.
2. CERÁMICA:
La cerámica Lambayeque tiene un estilo propio, sencillo y bello.
A diferencia de la cultura moche, se caracteriza por utilizar colores sobrios u oscuros, como
el negro y gris, con un acabado similar al metal; aunque también hay colores "apastelados",
como crema y naranja.
Se encuentra con frecuencia la imagen de Naylamp, que también vemos en la orfebrería,
así como un pequeño adorno: la escultura de un "simio agazapado".
Los trabajos se caracterizan por tener base en forma de pedestal (es decir, una base alta y
circular), un cuerpo globular, picos largos y cónicos y asa en forma de puente.
La forma más conocida es el llamado Huaco Rey, de forma globular con pedestal y con un
solo pico largo. El Cántaro representando una entidad divina.
3. MINERÍA:
Todo el proceso de trabajo de los metales empieza con la obtención del mineral en las minas.
La minería Sican no tiene grandes cambios tecnológicos frente a las herramientas o técnicas
usadas durante al menos mil años antes, como lo evidencia el caso del Hombre de Cobre,
martillos de piedra con mangos de madera, barretas de palos de algarrobo y astas de venado
eran usados para extraer el mineral de minas de poca profundidad en los cerros aledaños al
Complejo de Batan Grande, extraían minerales como la malaquita, Arsenopirita o Escorodita
con contenidos en cobre y arsénico, materiales clave para la fundición del cobre arsenical,
además tenían algún tipo de bolsa para recolectar lo extraído y posiblemente también
cantaros con agua. Las minas registradas de Cerro Blanco o Cerro Mellizo estaban
implementadas.
4. ORFEBRERÍA:
En orfebrería, es decir, en el arte de hacer joyas, fueron verdaderos maestros. Las joyas
moches son espléndidas, pero para el ojo de un experto, las de Lambayeque son más
perfectas en cuanto al acabado. Y eso porque las técnicas anteriores fueron dominadas
ampliamente, además de crearse otras nuevas para obtener brillos excepcionales e
inventarse utensilios para moldear formas caprichosas. Dichas técnicas avanzadas son el
vaciado, el laminado, cera perdida, soldaduras, repujado, planchado, aleaciones y dorado.
Con el añadido decorativo de piedras preciosas (esmeraldas, turquesas, amatistas, cuarzo
rosado, cristal de roca) y de perlas (blancas, rosadas y negras), hicieron máscaras, tumis
(cuchillos ceremoniales), cetros, vasos, brazaletes, orejeras y collares, muchos de ellos con
la imagen de Naylamp (el mítico ser que provenía del mar).
5. METALURGIA:
Es el conjunto de procesos desarrollados por la Cultura lambayeque para la minería,
fundición y orfebrería en la elaboración de objetos metálicos, es único en la arqueología
sudamericana en lo que es el único proceso de Cadena operativa para la industria de los
metales anterior al periodo Incaico. El conjunto de cada una de las partes de este proceso
se ha identificado en el Complejo Arqueológico Batán Grande (Sican) en el Santuario
histórico Bosque de Pómac en la provincia de Ferreñafe, Departamento de Lambayeque,
Perú. El empleo de metales provenía de la tradición moche, que en Lambayeque se
perfeccionó con un mayor dominio técnico y nuevos estilos. Cubrieron todo el proceso
metalúrgico, desde la extracción del metal (de las minas) hasta la preparación de aleaciones,
y en esto último, precisamente, superaron a sus antecesores moches.
6. ARQUITECTURA:
Tiene como restos arquitectónicos más sobresalientes a los complejos de Batan Grande,
Apurtec, y Tucume. En algunos casos sus paredes estaban cubiertas por pinturas de
escenas emblemáticas. Hay una infinidad de testimonios arqueológicos correspondientes a
diversas épocas, tales como Chotuna Chomancap en las cuales se aprecia murales en
relieve y pintados en el segundo caso. A estos restos arquitectónicos se debe sumar Saltur,
al noreste de Saña donde existen muchas pirámides truncadas.
Tambien hay restos donde se nota la presencia de extensas obras de canalización, esto
conforma un testimonio de la creciente tasa demográfica, que presionaba para que nuevos
campos de cultivo fueran habilitados en áreas desérticas. Famoso es el canal de Racarumi,
construido en las inmediaciones de Chongoyape.
7. DESCUBRIDOR:
Rafael Carlos Víctor Constante Larco Hoyle (Hacienda Chiclín, Trujillo, 18 de mayo de 1901
- Lima, 23 de octubre de 1966) fue un arqueólogo, investigador, escritor, ingeniero agrícola
e historiador peruano. Nació en la Hacienda Chiclín, valle de Chicama, cerca a Trujillo en La
Libertad. Hijo de Rafael Larco Herrera, miembro de la aristocrática familia Larco
de ascendencia italiana, y Esther Hoyle Castro. Fue sobrino de José A. Larco y Víctor Larco
Herrera y tío de Guillermo Larco Cox. Cursó estudios primarios en el Instituto Moderno de
Trujillo y en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. En 1914, fue enviado al Tome High
School, Maryland, Estados Unidos, donde se destacó en diferentes deportes como fútbol
americano, baseball, fútbol soccer entre otros. Hizo contribuciones fundamentales para el
conocimiento de diversas culturas pre incaicas del norte del Perú.
8. ETAPAS DE SU HISTORIA:
SICÁN TEMPRANO: (700-900 d.c)
El primer período Sicán comenzó alrededor de los años 750 d.c y duró hasta el 900 d.c. No
se sabe mucho acerca de este primer período de la cultura Sicán, debido a la falta de
artefactos arqueológicos, "pero parece que los pobladores de la cultura Sicán eran
descendientes de los Moche "cultura Mochica", que desaparecieron alrededor del 800 d.c ,
sobre la base de motivos compartidos en los artefactos recuperados". (Izumi Shimada ).
Otros grupos poblacionales similares con los Sicán son los Cajamarca, huari y Pachacamac.
Los Restos encontrados en los yacimientos arqueológicos han determinado que esta cultura
mantenía un intercambio comercial con las poblaciones de Ecuador (obtenían conchas y
caracoles), el norte de Colombia (obtenían esmeraldas y ámbar), el sur de Chile (obtenían
piedra azul), y pepitas de oro que extraían en la cuenca del río Marañón.
14. Música:
La música incaica es la música cultivada por los Incas, mayormente durante el
Tahuantinsuyo. A la par con la danza, desempeñaba un papel importante en la sociedad
andina incaica. Existía música amorosa, guerrera, fúnebre y agrícola. La música inca se
componía de cinco notas musicales.
Los habitantes de las sociedades incaicas contaron con diversos instrumentos musicales de
viento y percusión entre los que se encuentran: la quena, la tinya, el calabacín, la zampoña,
el wankar y la baqueta. La música incaica era de las más desarrolladas de las músicas
prehispánicas.
El pentatonismo incaico no se encuentra necesariamente en otras civilizaciones u otros
pueblos de América del Sur: André Sas demostró que
los Nazcas poseían antaras cromáticas como se puede observar y constatar en los museos
de Nasca, del Perú y del mundo además de investigaciones de distinguidos musicólogos.
Los musicólogos Salas y Pauletto obervaron que «La mayoría de
los aborígenes americanos parece emplear esta escala defectuosa, aunque algunos
del Amazonas y sur de Chile escapen a esta influencia incaica».2
Refiriéndose a la música incaica y su evolución, Salas y Pauletto opinan que:
«En las monodias indígenas del período precolombino, (...) la línea melódica, generalmente
extensa, posee una gran libertad. No es difícil encontrar en ella grandes intervalos; de
séptima, de décima y aún mayores. En cuanto a la armonía, la monodia incaica pura se
abstiene completamente de ella. Los aires indios son efectuados al unísono, aún en los
casos en que intervienen muchos instrumentos o individuos cantantes.» 3
La música era de ritual y de múltiples expresiones, manifestándose especialmente en
la danza. Los mencionados musicólogos precisan que:
«A juzgar por las numerosas citas que hacen los cronistas, las fiestas y las danzas fueron
muy comunes entre los antiguos quechuas. Se destacan en primer lugar las grandes fiestas
periódicas, que celebraba el pueblo de toda la nación, en presencia de los más altos
dignitarios imperiales. (...) Estaban también muy arraigadas en el ambiente indígena las
fiestas agrícolas o del trabajo rural las del cultivo de las tierras sagradas del Sol; etc. (...) En
otro lugar hemos mencionado a las danzas guerreras de los Tahuantinsuyos, poniendo
además un ejemplo de ellas. Este tipo de danza era reservado para los hombres que
intervenían en ellas luciendo armas de combate al son de una música apropiada a las
circunstancias.»4
Este arte era sumamente sentimental, melancólico y monótono:
«Como resultado de la conquista, por la presencia de mestizajes, el carácter melancólico de
los aires nativos se acentuó aún más. (...) La música, reflejo del alma, transparenta el dolor
de una raza vencida. La conquista implica para el indio una situación de inferioridad con
respecto al hombre blanco, que no puede dejar de experimentar, dada su característica
sensibilidad. La prepotente volundad del español no le deja otro recurso que quejarse al
viento en sus melodías, que se tornan por ello aún más sentimentales que antes. El mestizo
también se siente un ser inferior, que los blancos desprecian; por eso vibra en sus labios la
queja de profunda tristeza.»