de un debate clásico En su libro recientemente reeditado, Teoría, política e a la articulación de valores, ideas, sentimientos, aspectos que si bien obedecen a su situación
historia, Perry Anderson insiste en que no se trata de negar la
de explotados no por ello deben ser interpreta- dos como mera reacción espasmódica (motines,
impronta de la experiencia en la formación de una clase ni de
huelgas), ni mucho menos como resultado au- tomático de la existencia del capitalismo.
descartar un concepto tan importante, sino que la operación
Las determinaciones objetivas son procesadas “mental y emocionalmente” a través de la lucha
de Thompson lleva a ponderar experiencias de todo tipo
constituyendo lo que Thompson define como ex- periencia, término medio entre “ser” y “concien-
confinadas a un “pasado” del cual se pueden extraer muchas
cia” por el cual el sujeto “vuelve a ingresar en la historia”. Para Thompson la experiencia es un da-
moralejas pero pocas lecciones estratégicas.
to empírico legítimo, algo fundamental en la cons- trucción del conocimiento histórico de la clase y no, como recortan otras corrientes teóricas, un mero protocolo de autovalidación científica. Tras estos y otros interesantes postulados Fernando Aiziczon emergen una infinidad de interrogantes: si Historiador, docente de Historia Argentina Contemporánea y Antropo- una armoniosa pasividad. La humanidad no tie- existe la experiencia como proceso histórico logía Sociocultural (UNC), director del Observatorio de Conflictos Labo- ne muchas elecciones más que luchar hasta el y con ella resulta posible la conformación de rales y Ambientales de Córdoba (UNC). fin por su definitiva libertad, reforzando aque- una clase, ¿toda acción opera en términos acu- lla paradójica sentencia que Marx dejó clavada mulativos?, ¿o existe también una experiencia en la historia. Por ello, si apenas esa sentencia que puede quedar limitada a una percepción Estructura y/o experiencia comienza a alejarse, las masas despiertan para moral-existencial (sufrimiento/resistencia) sin Marx afirma en El XVIII Brumario que los invocarla al debate: ¿en cuánto condiciona el consecuencias políticas? ¿Por qué una clase hombres son los hacedores de su propia histo- pasado a las formas y contenidos de las luchas obrera formada en el combate contra un ene- ria, pero advierte que éstos no la hacen “a su posteriores?, ¿dónde está ese pasado?, ¿quién migo identificado (el capital) puede luego (re) libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por lo transmite?, ¿quién lo libera? formarse y dejar de producir esa experiencia ellos mismos”, sino bajo aquellas circunstancias Edward Palmer Thompson fue de los historia- que paradójicamente la consolidó como tal? con que se encuentran y que “les han sido lega- dores que mejor plasmó en cuantiosas páginas ¿Hay experiencias válidas y no válidas en tér- das por el pasado”. Este pasaje recuerda la discu- la historia de estas preguntas. Su libro La for- minos de conciencia de clase? sión sobre los alcances de la “acción conciente” mación de la clase obrera en Inglaterra (1963), El énfasis puesto por Thompson sobre la no- de hombres y mujeres que luchan, aquí y allá, es una monumental reconstrucción histórica a ción de experiencia obedece a una discusión en el pasado y el presente, haciendo experien- la zaga de cómo una clase social se construye política al interior de la izquierda europea: “ha- cia heroicamente o repitiendo como parodia su a sí misma, es decir, mediante qué mecanismos bía que polemizar también contra las versiones propia historia. Y si el resultado de tantas luchas las repetidas luchas contra el capital le permi- economicistas esquemáticas en el marxismo suele considerarse ambivalente ello no justifica ten a un grupo social adquirir –mediante esa lu- (…) la noción muy simplificada de la apari- el retiro de la crítica hacia las aguas calmas de cha– una identidad e intereses comunes en base ción de la clase obrera se reducía a la de un IdZ Julio | 47 determinado proceso: fuerza de vapor + sistema de fábrica = clase obrera. Una clase especial de “Para Thompson la Estrategias materia prima (…) se elaboraba para produ- La operación de Anderson consiste en terciar cir tantos metros de proletarios con conciencia de clase”1. Una versión de ese marxismo fue la experiencia es un dato entre las posiciones de ambos (Althusser nun- ca contestó seriamente a Thompson) para in- que Thompson identificó en Althusser, intelec- tual marxista del PCF, sobre quien descargó sus empírico legítimo, troducir su propia posición teórico-política. Ingresamos así a las historias militantes entre municiones teóricas en un libro de 1978 titula- do Miseria de la teoría: miseria de considerar algo fundamental en Thompson y Anderson, miembros de la presti- giosa revista New Left Review (NLR), una de que la historia, según Althusser, es un proceso “sin sujeto”, carente de fines y de sentido, y cuya la construcción del las experiencias intelectuales más fecundas de la izquierda occidental. Al tiempo que Thomp- dinámica reside en las fuerzas productivas que determinan la lucha de clases2. No es muy difí- conocimiento histórico de son lanza su crítica sobre Althusser, se aleja también de la NLR (1962/63), y ese alejamien- cil percibir que la idea de sujetos sujetados a es- tructuras (deudora del psicoanálisis lacaniano), la clase y no, como recortan to es señalado por Anderson como parte no só- lo de su desilusión con el modo en que aquel que en su versión vulgarizada fue homologada a la metáfora de sujetos-marionetas incapaces de otras corrientes teóricas, comprendió al comunismo sino también como muestra de su ignorancia respecto de las críti- liberarse de tal condición, choca de frente con la noción de experiencia. Sobre ese choque in- un mero protocolo de cas que ya existían en la izquierda y que permi- tían no abandonar el proyecto revolucionario a gresa Anderson, pero para debatir con Thomp- son, sin dejar de interpretar a Althusser. autovalidación científica. las aguas del parlamentarismo burgués. En efec- to, la NLR surge con las movilizaciones de la
Texto y contexto, política y teoría ” Campaña contra el Desarme Nuclear, apoyada
y luego abandonada por el laborismo y poste- Teoría, política e historia3 es una exquisita mues- riormente desactivada bajo un clima que cons- tra de cómo uno de los mayores representantes por el PC chino. Pero ese vuelco, señala Ander- tituyó todo un “período despreciable”, al decir del marxismo contemporáneo, Perry Anderson, son, es un aferrarse al Lenin olvidado por los PC de Raymond Williams (colega de Thompson). practica la crítica meticulosa, erudita y por mo- europeos en franco viraje al eurocomunismo y su En esa coyuntura Anderson se pregunta cómo mentos despiadada de sus oponentes. Diseccio- abandono deliberado de la consigna de dictadu- y por dónde seguir. Y el camino lo encuentra, na cada posición teórica, comprueba su solidez ra del proletariado, en pos de lograr un socialismo primero, en el propio Marx, de donde compren- argumental, la contrasta con la de su oponente y por la vía pacífica limitado a la lucha parlamenta- de que el materialismo histórico no puede des- no duda en otorgarle la razón a quien conside- ria. Lenin le brinda a Althusser la posibilidad de entenderse de la revolución socialista. Esto no re el justo vencedor. Pero la cosa no queda ahí: rearmar al marxismo a través de la articulación de implica empobrecer la indagación histórica sino cada argumento es luego revelado por Anderson los conceptos de modo de producción y forma- ampliar las explicaciones considerando las múl- como la forma teórica que asume una determina- ción social (denostados por Thompson), donde tiples determinaciones de toda acción conciente da posición política: cuando Thompson esgrime ésta última ve asegurada su reproducción a través que, si es revolucionaria, busca proyectos colec- su idea de experiencia como categoría apropia- de la coacción represiva que ejercen los “aparatos tivos deliberadamente para derribar las estruc- da para el estudio del pasado en realidad está ideológicos de Estado”. Esto es lo más próximo al turas sociales en su totalidad y no a cualquier dando su batalla por la dignidad moral del suje- pensamiento marxista y un gran avance para la tipo de acción incidental o involuntaria (y a su to histórico: “trato de rescatar al artesano ‘utópi- ciencia histórica, dirá Anderson, a la vez que juz- experiencia). Segundo camino: Lenin, Trotsky, co’ (...) Sus aspiraciones eran válidas en términos ga el “moralismo” y “culturalismo”5 de Thompson Rosa Luxemburgo y Gramsci, todos obviados de su propia experiencia”4. Esa dignidad habría como un deslizamiento liberal. por Thompson. Particularmente será Trotsky sido abandonada por un Marx obnubilado con El planteo althusseriano permite avanzar en la (también Mandel y Deutscher) el que permita la economía política burguesa y que no advir- comprensión de la complejidad de diversas for- el reencuentro con un marxismo revolucionario tió aspectos como el poder, la cultura, los sen- maciones sociales, de la autonomía relativa de necesariamente estratégico, con una interpre- timientos. Ese olvido favoreció “deformaciones” lo político, lo económico e ideológico sin des- tación sólida del estalinismo, una acérrima ar- teóricas posteriores (economicismo, estructura- cuidar la determinación que un modo de pro- gumentación contra todo tipo de patriotismo y lismo). Pero un “retorno al joven Marx”, de mo- ducción ejerce sobre toda dimensión social. una escritura de la historia plenamente marxis- da por entonces en Europa, traía con Thompson Finalmente, el movimiento obrero es la fuerza ta. Pero, ¿terminamos el libro regresando a los un humanismo socialista y libertario que veía en social capaz de hermanar esfuerzos colectivos fundadores de una tradición y renunciamos a la todo intento de confinar al sujeto histórico al frío sistemáticos y comprender el nexo entre pasa- novedad que la práctica de un sensato eclecticis- dictamen de la objetividad algo similar a una po- do y presente (que solo llega como moral desde mo teórico podría aportar? Concluye Anderson, licía ideológica: Althusser, dirá Thompson: “es Thompson) y en base a ello “producir un futu- quizá invocando al Marx de El XVIII Brumario: justamente el estalinismo reducido al paradigma ro premeditado”, una perspectiva revoluciona- “La ausencia de un movimiento verdaderamen- de la teoría”. ria probable basada en la acción conciente con te revolucionario y verdaderamente de masas en Thompson abandona el PC inglés en 1956 por miras a derribar al capitalismo; ésa y no otra Inglaterra, así como en cualquier otro lugar de los estragos del estalinismo e impactado por una es la función del materialismo histórico, recti- Occidente, ha fijado el perímetro de todo posi- Hungría aplastada por las fuerzas soviéticas. Se fica Anderson: la función de dar a los hombres ble pensamiento durante este período”6. enoja luego con la clase obrera inglesa sumida en y mujeres explicaciones causales para una au- el reformismo y más tarde se entusiasma con el téntica autodeterminación de su existencia y no 1 E.P.Thompson, La formación de la clase obrera en Chile de Allende, reingresando a la política ingle- una colección de luchas valiosas. Inglaterra, prefacio de 1980, Barcelona, Ed. Crítica, sa afiliándose al partido Laborista. En contraposi- El ejemplo más claro y rico de esta polémica p. VIII. ción, Althusser no abandona el PC francés al que se encuentra casi al final del libro, donde An- 2 Cfr. Louis Althusser, Política e historia, Buenos Ai- critica furiosa y públicamente por burocrático y derson reinterpreta a William Morris como un res, Ed. Katz, 2007. sectario. Mientras ocurre el conflicto chino-so- verdadero estratega revolucionario que antici- 3 Reeditada en 2012 por Siglo XXI de México. viético Althusser se vuelca hacia el maoísmo que pó en varios puntos al marxismo (idea de doble 4 E.P.Thompson, La formación…, op. cit., p. XVII. proclamaba “viva el leninismo” admirando con poder, dictadura del proletariado, contrarrevo- 5 La respuesta de Thompson a su “culturalismo” se ingenuidad el proceso de la “revolución cultu- lución, ineficacia del reformismo), pero que es encuentra en Historia popular y teoría socialista, ral”, la “línea popular”, las ideas “contra el eco- presentado por Thompson como un personaje Barcelona, Ed. Crítica, 1984. nomismo” y el “derecho a la rebelión” lanzadas recubierto de una moral humanista. 6 Anderson, op.cit., p. 228.