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TDAH
El entorno familiar y cómo éste sea capaz de gestionarlo, así como la actitud de afrontamiento que
adopten los padres (informarse y formarse para una adecuada intervención con su hijo/a). Los
padres deben actuar como coterapéutas en casa.
El grado/intensidad de los síntomas de TDAH. Cuanto más acusados sean los síntomas más
difícil se hace intervenir con ellos.
La presencia de otros problemas o trastornos (problemas del aprendizaje, trastornos de la
ansiedad, TOD, TC, Adicciones…).La comorbilidad con el TDAH, hará mucho más complicada la
relación con ellos.
Dadas las características del adolescente con TDAH, no todas las formas educativas dentro del abanico
de modelos educativos están indicadas para este tipo de adolescentes.
Por ello, los factores a tener en cuenta minuciosamente para educar a un adolescente con TDAH son:
Establecimiento de los límites y normas. Estos deben ser: claros, estables y que se ajusten a las
necesidades y a la realidad del adolescente y la familia.
El apego y comunicación emocional, son necesarios para acercarse al adolescente.
El control paternal. Debe existir indudablemente, para hacer que se cumplan los límites y las
normas.
Estabilidad de los patrones educativos. Las fluctuaciones entre los modelos de educación sólo
transmiten inseguridad y poca credibilidad. Y esto desestabiliza al adolescente con TDAH e
incrementa la sintomatología nuclear del trastorno.
Son aquellos que NO resultan efectivos. Se caracterizan por ser ambivalentes, discontinuos, excesivamente
rígidos o excesivamente laxos. En estos modelos la comunicación no es clara, directa y asertiva, sino pasivo-
agresiva, agresiva o pasiva, lo que dificulta las relaciones parento-filiales y los problemas de pareja. En estos
modelos suele ser habitual la aparición de discontinuos y conflictos latentes.
Tienen en cuenta la comunicación de los afectos y le asigna una gran importancia en la educación de
sus hijos.
Establecen límites y normas.
Les parece muy importante la asimetría de roles (entre padres e hijos).
Hay un control parental en todo lo relacionado a la vida de sus hijos (amigos, colegio, actividades
extraescolares, implantación de límites y normas, etc).
Ofrecen conductas alternativas al mal comportamiento.
Los padres actúan como modelos.
Comunicación familiar asertiva.
Los modelos educativos positivos o funcionales se basan en unos criterios generales de educación parento-
filial:
Tienen en cuenta la comunicación de los afectos y le asigna una gran importancia en la educación
de sus hijos.
Establecen límites y normas.
Fundamental la asimetría de roles (entre padres e hijos).
Hay un control parental en todo lo relacionado a la vida de sus hijos (amigos, colegio, actividades
extraescolares, riesgos, etc.).
Ofrecen conductas alternativas al mal comportamiento.
Los padres actúan como modelos.
Ejemplos de modelos de educación funcionales con el adolescente con TDAH: El Modelo Inductivo de Apoyo
o Disciplina Inductiva y el Modelo de Apoyo Conductual Positivo.
Modelo Inductivo de Apoyo o Disciplina Inductiva
Ya que el desarrollo socioemocional del adolescente se considera clave en esta etapa de transición a la vida
adulta, el Apoyo emocional se establece como el principal mecanismo de acción. El objetivo es transmitir
afecto y aceptación, y por eso los padres se muestran disponibles e interesados en informar u orientar a sus
hijos, como figuras de referencia de éstos.
No se trata simplemente de `la voz de la experiencia`, sino de trasmitir una `voz de experiencia cercana`.
Los padres no deben descuidar la diferencia generacional, las limitaciones personales y los conflictos internos
del adolescente, los cuales marcan una gran distancia entre ambos.
Otro aspecto fundamental de este modelo es la Asimetría de roles: los padres NO son amigos de sus hijos,
ni deben aspirar a serlo. Los padres son padres (figuras de autoridad, protección y cuidado) y deben de actuar
en consecuencia: debe existir un control y una supervisión paterna acompañando al apoyo emocional.
La relación educativa de la Disciplina Inductiva no se trata de una relación de coerción, sino de conducción, de
orientación, de autoridad `razonada` y `obediencia` participativa. Las normas y los principios de actuación
se sometan al diálogo y la discusión, donde prevalece la autoridad de los padres y de los educadores, puesto
que éstos poseen conocimientos, experiencia y la responsabilidad de la educación y bienestar de los
menores.
Prima el diálogo, la explicación de la norma, la prevención de riesgos…asumiendo y respetando la
autonomía personal del adolescente, donde el cumplimiento de las normas debe ser vigilado y reforzado.
Siempre que la norma se haya respetado. O aparezcan conductas adecuadas.
La meta de la disciplina inductiva es pues, su desaparición. Ir dando paso a la autonomía mediante razones
interiorizadas; aprender a autorregularse, toma de decisiones, jerarquía de necesidades, uso de recursos de
apoyo, etc.
Un método perfecto para que los adolescentes con TDAH, sean capaces de autorregularse en sus propias
conductas, siendo independientes de la figura de autoridad
Adolescentes con TDAH: conflictos familiares
Un conflicto entre uno, varios, o todos los miembros de la unidad familiar (padres, hijos, hermanos...).
Un conflicto es algo que está en proceso, generalmente parte de un comentario, un malentendido, un
problema de expectativas o una descarga de tensión.
Los conflictos en una familia son inevitables, especialmente cuando hay hijos adolescentes. En el caso de
los adolescentes con Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) (especialmente el subtipo
combinado e hiperactivo-impulsivo), los conflictos familiares son frecuentes debido al impacto del trastorno
en la convivencia familiar. Los problemas comportamentales, la baja o mala comunicación, el estilo agresivo,
la reactividad emocional, la oposición a las normas, los problemas académicos, el aislamiento de los demás
miembros de la familia y el comportamiento egocéntrico, hacen que sean frecuentes las discusiones entre
hermanos, padres y padres-hijos.
En muchas ocasiones el conflicto no tiene que ver con el presente, sino con el pasado y el futuro de las
personas implicadas. Cuando no se verbalizan y exteriorizan las quejas, cuando no se predispone un
espacio para intercambiar opiniones, cuando las decisiones se toman unilateralmente y sin consenso, y
cuando se permite que no se respeten los derechos de los demás, se genera una atmósfera de tensión
emocional familiar que termina por estallar. Por ello, la mejor forma de evitar la aparición de un conflicto
es prevenirlo.
El problema es que vivimos el conflicto como una amenaza porque nos obliga al cambio. Pero esto, no debe
verse como un fracaso familiar, ni de la educación paterna, sino como una oportunidad para analizar la
organización familiar, las posibles barreras comunicativas y las debilidades personales de los miembros de
la familia y de la familia como espacio común. Los conflictos deben enfocarse como escenarios nuevos de
cambio.
El éxito en la resolución de un conflicto no depende del conflicto en sí, sino de nuestro modo de afrontarlo.
Los conflictos no siempre se resuelven completamente: A veces continúan en el tiempo, o se quedan latentes.
Si un conflicto no se resuelve, es porque los implicados sacan un beneficio de él o bien, porque no están
capacitados para manejarlo.
Conclusión
En el caso de los adolescentes con TDAH, que además presenten problemas de comportamiento, hostilidad,
actitud poco colaborativa y/o desafiante, rechazo a la comunicación, problemas personales (sociales,
académicos, anímicos), y problemas de gestión personal, es importante abordar la problemática del TDAH
con la ayuda de un profesional, que oriente y reconduzca el problema con el adolescente y la familia, y así
reducir significativamente potenciales factores de riesgo de conflictos en la familia.
La primera condición para resolver un conflicto es nuestra actitud ante el conflicto. Para resolver un
conflicto hace falta entusiasmo, no desistir, no desfallecer, aun cuando nos parezca imposible y sobre
1. Aceptar y conocer el trastorno. Para todos los padres puede ser muy complicado, pero lo más
difícil esta hecho, porque encontrado el problema, podemos aplicar la solución.
2. Reforzar lo positivo y obviar lo negativo. La familia debe ser observadora de sus propias
conductas y reflexionar sobre sus consecuencias, para conocer y trabajar sus fortalezas y
debilidades.
3. Establecer unos límites y normas y las consecuencias de no cumplirlas. Estos niños deben
tener claro cuáles son las normas a cumplir, y para ello se tienen que prefijar con antelación
mediante consenso. Deben estar en lugar visible siempre.
4. La comunicación debe ser asertiva y empática, evitando cualquier tipo de mensaje critico ante sus
fracasos e intentando ponerse en el lugar de los niños.
5. Establecer planificaciones diarias. La organización diaria del tiempo y del espacio creando rutinas,
será necesario para facilitar la adquisición de hábitos de autonomía en los niños.
6. Distinguir persona de conducta. No debemos olvidar que estos niños tienen la autoestima
debilitada debido a todos los fracasos que han ido acumulando en su vida, por eso cuando les
hagamos una crítica, esta debe ir dirigida a su conducta. Por ejemplo, le diremos: "tu cuarto esta
desordenado", en vez de "Eres un desordenado".
7. No olvidar que los padres son sus mejores modelos a seguir. Nosotros debemos ser su guía en
sus actuaciones día a día.
8. Contacto continuo entre familia y colegio. La coordinación y la intervención en ambos ámbitos
será la mejor herramienta para paliar las dificultades que se irán encontrando a lo largo de su vida
escolar.
9. Mejorar su autoestima. Es necesario compensar sus dificultades proporcionando los apoyos
necesarios haciendo hincapié en sus potencialidades. Debemos exigirles en función de sus
posibilidades.
10. Paciencia y constancia serán fundamentales para conseguir nuestros objetivos y unas mejores
relaciones familiares.