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Milagro Para La Artritis™ por Luis Arce

100% Tratamiento Natural para Eliminar la Artritis


Control de la enfermedad

Ejercicio como tratamiento para la artritis.


La artritis literalmente significa "inflamación de
las articulaciones," pero generalmente se
refiere a las más de 100 enfermedades
reumáticas y condiciones relacionadas que
pueden causar dolor, rigidez e hinchazón en
las articulaciones y los tejidos conectivos.
Afecta a uno de cada siete americanos de
todas las edades. También puede deteriorar los sistemas de soporte de las
articulaciones, incluyendo los músculos, los tendones, los ligamentos y otras
partes del cuerpo. Mientras que las medicinas pueden ser parte de un plan de
tratamiento recomendado para las personas con artritis, un programa de
ejercicios hecho a su medida puede ser beneficioso para manejar el dolor y la
fatiga, así como para preservar la estructura de las articulaciones y su función.
Una vez que sepa qué tipo de artritis tiene y entienda qué síntomas puede
esperar tener, usted y su doctor o fisioterapeuta pueden desarrollar un
programa equilibrado de actividad física para reducir los efectos perjudiciales
de la artritis y promover la buena salud en general.

La rigidez, el dolor y la hinchazón asociados con la artritis pueden reducir


severamente el rango de movimiento de las articulaciones (la distancia normal
en que las articulaciones pueden moverse en ciertas direcciones). El evitar la
actividad física debido al dolor o al malestar también puede conducir a la
significativa pérdida de músculo y a la excesiva subida de peso. El ejercicio,
como parte de un plan de tratamiento integral para la artritis, puede
mejorar la movilidad de las articulaciones, la fuerza de los músculos y en
términos generales la condición física así como ayudar a mantener un
peso saludable. Un programa hecho a su medida que incluya un equilibrio de
tres tipos de ejercicios, tales como: ejercicios con rangos de movimientos, de
fortalecimiento y de endurecimiento, pueden aliviar los síntomas de la artritis y
proteger las articulaciones de un daño futuro.

El ejercicio también puede:

 Ayudar a mantener movimientos normales de la articulación


 Incrementar la flexibilidad y fuerza del músculo
 Ayudar a mantener el peso para reducir la presión en las articulaciones
 Ayudar a mantener los tejidos del hueso y del cartílago fuertes y
saludables
 Mejorar la resistencia y el buen estado cardiovascular

Estiramientos. Para ayudar a aliviar el dolor las personas con


artritis, frecuentemente, mantienen dobladas sus articulaciones
afectadas, especialmente en las rodillas, las manos y los dedos
porque es más cómodo durante las etapas tempranas de las
artritis. Mientras que esto puede aliviar el malestar
temporalmente, dejar una articulación en la misma posición por
demasiado tiempo puede causar la pérdida permanente de movilidad y
dificultad en las actividades diarias.

Los ejercicios de rango de movimiento (también llamados ejercicios de


estiramiento o flexibilidad) ayudan a mantener la función normal de la
articulación incrementando y preservando la movilidad y flexibilidad de ésta. En
este grupo de ejercicios las articulaciones afectadas se acondicionan al ser
estiradas y dobladas gentilmente y de una manera controlada tan lejos como
puedan llegar confortablemente. Durante el curso del programa de ejercicio de
rango de movimiento, las articulaciones son estiradas lo más lejos que se
pueda de manera progresiva (manteniendo niveles confortables) hasta que un
rango normal o cerca de lo normal sea alcanzado y mantenido. Además de
preservar la función de la articulación, los ejercicios de rango de movimiento
son una forma importante de calentamiento y estiramiento y deben ser
realizados antes de realizar los ejercicios de fortalecimiento o endurecimiento o
antes de comenzar con alguna otra actividad física. Un doctor o fisioterapeuta
puede darle instrucciones en cómo realizar ejercicios de rango de movimiento
para los dedos, los hombros, la espalda, la barbilla, el cuello, las caderas, las
rodillas y los tobillos.

Fortalecimiento. Los músculos fuertes ayudan


a mantener estables las articulaciones débiles,
así mismo ayudan a mantenerlas más cómodas
y protegidas en contra de futuros daños. Un
programa de ejercicios que condicione el
fortalecimiento de grupos de músculos
específicos puede ser beneficioso como parte
de su programa de tratamiento para la artritis.

Existen varios tipos de ejercicios de fortalecimiento que cuando se realizan


apropiadamente, pueden mantener o incrementar el tejido muscular de apoyo
sin dañar más las articulaciones afectadas. Algunas personas con artritis evitan
hacer ejercicios debido al dolor de las articulaciones; sin embargo, un grupo de
ejercicios llamados isométricos están diseñados para fortalecer el grupo
muscular que lo necesite, sin doblar las articulaciones dolorosas. La isometría
no involucra el movimiento articular, pero en cambio fortalece grupos
musculares al usar series alternadas con flexiones musculares aisladas y
períodos de relajación.

Isotónicos. Otro grupo de ejercicios son similares a los


ejercicios de rango de movimiento porque involucran
movimiento articular. Sin embargo, este grupo de
ejercicios es más intensivo, logrando el desarrollo de la
fuerza a través del incremento de repeticiones o
velocidad de las repeticiones, o al introducir resistencia
de pesas livianas con pequeñas pesas o ligas de
estiramiento. Un fisioterapeuta o instructor de salud
física (preferiblemente uno con experiencia en trabajar con pacientes con
artritis) puede darle instrucciones de cómo realizar ejercicios isométricos e
isotónicos correcta y efectivamente.

La hidroterapia o acuaterapia (terapia de agua), es un programa de ejercicios


realizados en una piscina grande. La acuaterapia puede ser más fácil para las
articulaciones dolorosas debido a que el agua quita algo de peso de las áreas
afectadas mientras provee entrenamiento en resistencia.

De resistencia. La fundación del tratamiento de


resistencia son los ejercicios aeróbicos. Estos incluyen
cualquier actividad que usa grandes grupos de músculos,
pueden ser mantenidos continuamente por un largo
período de tiempo y son de naturaleza rítmica. La
actividad aeróbica acondiciona al corazón, los pulmones y
el sistema cardiovascular a que:

 Usen el oxígeno más eficientemente


 Suplan al cuerpo entero con grandes cantidades de sangre rica en
oxígeno
 Construyan tejidos musculares más fuertes

Cuando se acompaña de una dieta saludable, la actividad aeróbica también es


fundamental para controlar el peso (lo que reduce la excesiva presión en las
articulaciones afectadas) y mejora la salud en general.

Las personas con artritis, al principio, deben realizar cerca de 15 minutos de


actividad aeróbica al día (a ésto se le llama duración del ejercicio) por lo menos
tres veces por semana (a ésto se le llama frecuencia del ejercicio), luego
gradualmente se va incrementando a 30 minutos diarios. La actividad también
debe incluir por lo menos 5 a 10 minutos de calentamiento y de 5 a 10 minutos
de enfriamiento. Mientras que los mayores beneficios se logran cuando una
actividad aeróbica es realizada continuamente por lo menos durante 30
minutos, los ejercicios aeróbicos se pueden esparcir en segmentos más
pequeños de tiempo a través del día de la manera que más le convenga, a su
comodidad y sin sobre-esforzarse. Los ejercicios aeróbicos deben ser
realizados en un lugar cómodo y fijo que te permita hablar normalmente y
fácilmente durante la actividad. Pregúntele a tu fisioterapeuta qué intensidad de
ejercicio es apropiado para tu nivel de estado físico. La intensidad es cómo de
duro estás haciendo el ejercicio. Durante el ejercicio, el "rango de
entrenamiento de tu corazón" o el ritmo de entrenamiento de su corazón debe
de vigilarse de cerca. Para mejorar la condición aeróbica de su cuerpo,
necesita hacer ejercicio a una intensidad de entre 60 y 80 por ciento de tu
máximo ritmo cardíaco. Ejemplos de actividades aeróbicas incluyen caminar,
nadar, baile aeróbico de impacto bajo, montar bicicleta e incluso se pueden
incluir las actividades diarias como cortar el césped, rastrillar las hojas o jugar
al golf. Caminar es uno de los más fáciles programas de ejercicios aeróbicos
para comenzar porque no requiere de habilidades especiales o de otros
equipamientos que no sean el apoyo de un par de zapatillas para caminar,
además es menos estresante para las articulaciones que el correr o trotar
(hacer jogging). Así mismo, la bicicleta puede ser más beneficiosa para las
personas con artritis que otras actividades aeróbicas porque pone menos
estrés en las rodillas, pies y articulaciones del tobillo.

Los ejercicios recreacionales apropiados, incluyendo los deportes, pueden


ayudar mucho a la mayoría de las personas con artritis, pero solamente si son
precedidos por un programa de rango de movimiento, de fortalecimiento y
ejercicios aeróbicos para reducir la posibilidad de perjuicio.

Un programa de ejercicios. Sin importar su condición,


antes de empezar con cualquier programa de ejercicios,
converse acerca de las opciones con un doctor.
También, empiece nuevos programas de ejercicio bajo la
supervisión de un fisioterapeuta o un terapeuta
ocupacional, preferiblemente uno que tenga experiencia
de trabajo con pacientes con artritis. Las personas con
artritis que están empezando un programa nuevo de
ejercicios deben pasar algo de tiempo acondicionándose a usar un programa
que solamente consista en ejercicios de rango de movimiento y de fortaleza,
dependiendo de su condición física y atlética. Los ejercicios de resistencia
deben ser agregados gradualmente y solo cuando te sientas cómodo con el
nivel actual de tu estado físico. Como cualquier cambio en el estilo de vida, su
cuerpo tendrá que tomar tiempo para adaptarse a su nuevo programa. Durante
las primeras semanas, puede ser que note cambios en la manera en que se
sienten sus huesos, cambios en sus patrones de sueño o diferentes niveles de
energía. Estos cambios deben ser esperados con el incremento de los niveles
de actividad. Sin embargo, los niveles de ejercicios o programas inapropiados
pueden ser nocivos, haciendo que los síntomas de la artritis empeoren.
Consulte a su doctor o fisioterapeuta y hágale un ajuste a su programa si
experimenta alguno de los siguientes síntomas:

 Fatiga inusual o fatiga persistente


 Dolor agudo o incremento de dolor
 Incremento de la debilidad
 Decrecimiento del rango de movimiento
 Incremento de la hinchazón de las articulaciones
 Dolor continuo (que dure más de 24 horas)

El tratamiento efectivo de la artritis debe incluir un equilibrio cómodo del rango


de movimiento, ejercicios de fortaleza y ejercicios de resistencia. Pero, sin
importar el programa de ejercicios que seleccione, es importante que empiece
lentamente y que escoja un programa con el que disfrute para que lo
mantenga. Haga que el ejercicio sea parte de su rutina semanal para que se
convierta en un compromiso de por vida.

¿Qué ejercicios son benéficos y seguros? El ejercicio acuático es una forma


segura de realizar ejercicios aeróbicos. Los ejercicios terapéuticos, prescritos
por profesionales de la salud, están destinados a articulaciones o partes
específicas del cuerpo que están afectadas por la artritis o por cirugías
asociadas con la artritis. Normalmente, la realización de un programa de
ejercicios terapéuticos es el primer paso necesario para personas que son
inactivas, tienen movilidad articular o fuerza muscular limitada, padecen de
dolor articular o se están recuperando de una cirugía como la de reemplazo
articular. Las actividades generales recreativas o de aptitud física pueden
incluir desde caminar y nadar hasta esquiar y correr a campo traviesa. Las
formas más adecuadas son aquellas que se pueden realizar de modo
controlado y seguro, presentan poco riesgo de lesiones y causan mínima
tensión o impacto a las articulaciones afectadas. En la mayoría de los casos, la
participación en ejercicios recreativos no elimina la necesidad de ejercicios
terapéuticos. Las actividades competitivas o de elite se realizan con mayor
intensidad, durante períodos más largos y requieren de mayor habilidad y
entrenamiento. Existen muy pocos informes de personas con artritis que
continúan o regresan a la participación en deportes de categoría competitiva.
No obstante, por lo general no se recomienda esta clase de ejercicio a
personas con artritis inflamatoria o afecciones articulares que puedan verse
afectadas negativamente por la actividad deportiva (por ejemplo, correr una
maratón con artritis en rodillas o cadera). Si tiene artritis temprana o leve y
desea continuar ejercitándose a este nivel, primero consulte con su
reumatólogo o terapeuta físico que tenga experiencia en artritis y conocimiento
del deporte específico.

¿Quién debería realizar ejercicios? ¡Todos! Las investigaciones demuestran


que las personas con diversos tipos de artritis pueden participar de manera
segura en actividades físicas regulares y adecuadas. Estudios a largo plazo
han demostrado que incluso las personas con artritis inflamatoria, como la
artritis reumatoidea, pueden verse beneficiadas por la actividad de fuerza de
intensidad moderada y reducir la pérdida ósea y el daño articular leve
asociados con esta enfermedad, en tanto no aumente el dolor ni avance la
enfermedad. Por ejemplo, la debilidad en los músculos de los muslos
(cuadriceps) son factores de riesgo para desarrollar osteoartritis en la rodilla y
tener mayor incapacidad. Para las personas que padecen de osteoartritis en la
rodilla o en cualquier otra parte, la investigación respalda programas que
combinan el fortalecimiento y el ejercicio aeróbico a fin de reducir los síntomas,
mejorar la función y movilidad articular, aumentar la coordinación y el equilibrio
y controlar el peso corporal. El ejercicio regular y moderado demostró incluso
haber mejorado los cartílagos en personas con riesgo de desarrollar
osteoartritis en las rodillas.

¿Cuáles son los mejores ejercicios? Existen cuatro tipos principales de


ejercicio que comprenden todos los programas de ejercicios integrales,
independientemente del nivel de participación. Cada uno de ellos puede tener
un efecto positivo en la reducción del dolor y la incapacidad originado por la
artritis. Ejercicios de flexibilidad: Tanto los ejercicios de grado de movilidad
(ROM, por sus siglas en inglés) como los de estiramiento ayudan a mantener y
mejorar la flexibilidad de las articulaciones afectadas y los músculos
circundantes. Esto contribuye a una mejor postura, un menor riesgo de
lesiones y una mayor actividad. Los ejercicios ROM generalmente se realizan
de 5 a 10 veces al día. Las personas con artritis reumatoidea pueden descubrir
que la realización de ejercicios ROM por la noche ayuda a reducir la rigidez
articular a la mañana siguiente. Se recomienda realizar ejercicios de
estiramiento 3 días a la semana como mínimo y mantener cada estiramiento
durante aproximadamente 30 segundos. Las actividades de estiramiento son
importantes en todos los niveles de ejercicio. Ejercicios de estiramiento: Estos
ejercicios más enérgicos están destinados a que los músculos trabajen un poco
más intensamente. A medida que se fortalece el músculo, ofrece mayor apoyo
a las articulaciones y ayuda a reducir el impacto en la articulación dolorida. Los
músculos fuertes, que también contribuyen a un mejor funcionamiento, ayudan
a reducir la pérdida ósea asociada con la inactividad, algunas formas de artritis
inflamatoria y el uso de determinados medicamentos (corticosteroides). Se
recomienda realizar una serie de 8 a 10 ejercicios para los grupos musculares
principales, de 2 a 3 veces por semana. La mayoría de las personas debería
completar de 8 a 12 repeticiones de cada ejercicio. Para las personas mayores,
de 10 a 15 repeticiones con menos resistencia puede resultar una cantidad
adecuada. La resistencia o el peso deben ser lo suficientemente intensos para
esforzar los músculos sin causar mayor dolor articular. La resistencia puede
consistir en levantar una extremidad contra la gravedad, usando pesas de
mano o bandas elásticas, o bien empujando o jalando en contra de la
resistencia con una máquina de peso. Se recomienda el avance gradual en
cuanto a la cantidad o la forma de resistencia para lograr una mejora continua
de la fuerza. Ejercicios aeróbicos: Estos ejercicios, también conocidos como
acondicionamiento cardiorrespiratorio, incluyen actividades que utilizan los
músculos grandes del cuerpo de manera rítmica y reiterada. El ejercicio
aeróbico mejora la función cardiaca, pulmonar y muscular. Para las personas
que padecen de artritis, este tipo de ejercicio ofrece beneficios para el control
del peso, el estado de ánimo, el patrón del sueño y la salud en general.
Entre las formas seguras de ejercicio aeróbico se incluyen caminar, hacer
ejercicios acuáticos, andar en bicicleta o ejercitar con aparatos tales como
bicicletas fijas, cintas para caminar/correr o caminadores elípticos. Tareas
cotidianas y actividades recreativas como cortar el pasto, rastrillar hojas, jugar
al golf o sacar el perro a pasear también son ejercicios aeróbicos si se realizan
a un nivel de intensidad normal. Actualmente, se recomienda realizar actividad
aeróbica durante 30 a 60 minutos, con una intensidad moderada y una
frecuencia de 3 a 5 veces a la semana. Este tiempo recomendado se puede
acumular en varios períodos de 10 minutos durante el transcurso del día o de
la semana para obtener beneficios en la salud similares a una sesión continua
de ejercicio. Esto ofrece mayor flexibilidad en la planificación de sesiones de
ejercicio aeróbico y permite que las personas que experimentan más dolor y
fatiga realicen sesiones más breves dentro de su nivel de tolerancia personal.
La intensidad moderada es el nivel de esfuerzo más seguro y eficaz del
ejercicio aeróbico. Esto implica que la persona que se ejercita puede hablar
normalmente (Prueba del habla), no se quede sin aliento o se acalore y pueda
continuar con la actividad durante un período sostenido de tiempo sin sufrir
molestias.

Ejercicios de conciencia corporal: Un cuarto grupo de ejercicios, menos


reconocido pero muy importante, se conoce colectivamente como ejercicios de
conciencia corporal. Estos ejercicios comprenden actividades para mejorar la
postura, el equilibrio, la conciencia de la posición articular (propriocepción), la
coordinación y la relajación. A pesar de que estas mejoras pueden abordarse
mediante los primeros 3 tipos de ejercicio, los problemas de estas áreas
generalmente requieren ejercicios diferentes. El Tai chi y el yoga son ejemplos
de un ejercicio recreativo que incorpora elementos de conciencia corporal.
Cuando una articulación y sus músculos circundantes se ven afectados por la
artritis, o si se ha reemplazado una articulación, el resultado generalmente
implica menos coordinación, conciencia postural y equilibrio, así como un
mayor riesgo a las caídas. Un profesional de la salud especializado en
prescribir ejercicios para la artritis puede determinar los tipos de ejercicios que
ayudarían a mejorar la función física general y reducir el riesgo de lesiones. El
Tai Chi y el yoga son ejemplos de un ejercicio recreativo que incorpora
elementos de conciencia corporal.

Cuándo se deben realizar los ejercicios. Encontrar el momento correcto del día
para realizar ejercicio le permitirá establecer una rutina y obtener beneficios
óptimos. Para las personas que sufren de gran rigidez matutina, la realización
de ejercicios ROM suaves pueden resultar útiles, pero una clase de gimnasia
puede resultar demasiado difícil. Si sufre de fatiga, puede resultar más
conveniente dividir el programa de ejercicios en varios períodos cortos durante
el día. ¿Tiene problemas para conciliar el sueño a la noche? Evite realizar
ejercicios aeróbicos dentro de las 2 horas anteriores al momento de acostarse;
sin embargo, los ejercicios de estiramiento y relajación pueden mejorar el
sueño. Es importante tener en cuenta cualquier fluctuación en los síntomas de
la artritis, como períodos de mayor rigidez y dolor articular. En estos períodos,
puede necesitar mayor descanso y menos ejercicio.

Dónde realizar los ejercicios. El mejor lugar para ejercitarse es una cuestión de
elección personal. Algunas personas prefieren realizar ejercicios en la
privacidad y comodidad de sus propios hogares, con un video de ejercicios
como el video People with Arthritis Can Exercise (PACE) (Las personas con
artritis pueden hacer ejercicios) de la Fundación para la Artritis. Otros disfrutan
el aspecto social de salir de sus casas y asistir a una clase o a un gimnasio de
la comunidad. Un programa comunitario ofrece mayores opciones que el
ejercicio en el hogar y, para algunas personas, la contención y orientación
ofrecidas por un instructor o entrenados proporcionan la motivación necesaria
para seguir dicho programa. Los ejercicios acuáticos o realizados en una
piscina constituyen otra buena opción para las personas que sufren de artritis.
Los efectos de flotar en el agua generan menos tensión en las articulaciones
que soportan peso y muchas personas con artritis sienten un gran alivio del
dolor. El Programa de Ejercicios Acuáticos de la Fundación para la Artritis
constituye un buen punto de partida para el aprendizaje de los ejercicios
correctos en la piscina.

Cómo comenzar. El hecho de comenzar con un programa de ejercicio regular


puede resultar un gran desafío. Será de gran ayuda el hecho de comprender
los beneficios que brindan los ejercicios para las personas con artritis y contar
con la contención y orientación del reumatólogo. Los terapeutas físicos y
ocupacionales pueden recomendar ejercicios que sean seguros y que estén
especialmente dirigidos a satisfacer sus necesidades específicas, enseñar la
forma de controlar la respuesta de su cuerpo a los ejercicios y modificar su
rutina según se necesite. Realice un plan o contrato que incluya cuándo, con
qué frecuencia y por cuánto tiempo realizará ejercicios:

 Establezca objetivos realistas a corto y largo plazo y gratifíquese cuando


los haya logrado.
 Realice ejercicios con un amigo o familiar.
 Lleve un registro de ejercicios o anote su progreso en un calendario.
 Identifique los problemas o impedimentos que probablemente se
interpongan con su programa de ejercicios y planifique la forma en los
enfrentará.
 Elija actividades que sean convenientes, relativamente económicas y
entretenidas.

Consulte acerca de su programa de ejercicios y cualquier inquietud que tenga


con su reumatólogo u otro profesional de la salud de manera periódica. Con la
contención y orientación de estos profesionales, podrá incorporar actividades
físicas regulares a su rutina diaria y se beneficiará con un estilo de vida activo y
saludable.

Puntos para recordar

 Contar con varias opciones de ejercicios y lugares evitará que se aburra


y le ofrecerá alternativas en los días en que le resulte prácticamente
imposible salir de su casa.
 Las guías recientes del Colegio Estadounidense de Reumatología
indican que el ejercicio debe ser uno de los pilares fundamentales del
tratamiento de la osteoartritis de cadera y rodilla.
Capítulo 1.
Artritis: Su Definición.

La artritis es la inflamación y/o desgaste de


una o más articulaciones. Tanto la inflamación
como el desgaste articular pueden tener
características leves hasta llegar a ser agudas y
transformarse en crónicas.

En casos avanzados se pueden producir


deformaciones articulares notables, generando
tanto atrofia como hipertrofia.

Hablamos de inflación y desgaste articular.


¿Qué es una articulación entonces?

Una articulación es una unión o coyuntura de un hueso u órgano esquelético con


otro hueso u órgano esquelético: articulación del hombro (unión de la parte
superior del tronco con el brazo), articulación del codo (unión del brazo con el
antebrazo), articulación de la muñeca (unión del brazo con la mano),
articulaciones de los dedos (unión entre las falanges de los dedos), articulaciones
de la columna (uniones entre vértebras), articulación de la rodilla (unión del
muslo con la pierna), articulación de la cadera (unión de la parte inferior del
tronco con el muslo), articulación del tobillo (unión de la pierna con el pie). La
articulación está formada por cartílago, membrana sinovial, ligamento y tendón.
La definición de artritis se hace extensiva a unos cien tipos diferentes, que si
bien todas tienen en común el proceso inflamatorio y de desgaste de una o más
articulaciones, exhiben diferencias por las zonas en donde están localizadas o por
la procedencia. Los diagnósticos pueden ser de artritis psoríasica, artritis por
microcristales, artritis reumatoidea, artritis séptica o infecciosa, la osteoartritis,
la fibromialgia, entre otros. En el apartado siguiente vamos a describir los tipos
más comunes de artritis que se pueden diagnosticar.

¿Cómo es el proceso que origina la artritis? Por causas que también


consideraremos más adelante, el cartílago que protege a una o a más
articulaciones se degrada, vale decir, se desgasta y reduce. El cartílago es un
tejido de consistencia menos dura que el hueso, que también está destinado a
absorber los golpes. No tiene vasos sanguíneos ni vasos linfáticos sino que su
nutrición se debe al líquido sinovial. Lo cierto es que si no tuviéramos cartílagos
recubriendo las articulaciones, una acción que llevamos a cabo en forma tan
natural como caminar nos resultaría insoportablemente dolorosa al friccionarse
los huesos de todas las articulaciones con el movimiento, en especial las
articulaciones de las caderas y las que comprometen a las piernas. Lo mismo
sucede con el movimiento de todas las articulaciones, que normalmente no
acusan ningún dolor mientras tienen a sus cartílagos en buen estado de
integridad y lubricación. Cuando tiene lugar un proceso artrítico, los cartílagos se
consumen poco a poco y la fricción en las articulaciones comienza a provocar
inflamación y dolor, que incluso llega a irritar a las terminaciones nerviosas. El
dolor se siente en forma espontánea, ante la presión o al intento de
movilización, por las terminaciones nerviosas que corresponden a la membrana
sinovial, al músculo y al hueso subcondral (por debajo del cartílago). Si no se
trata, la artritis puede convertirse en una enfermedad crónica, es decir, en una
enfermedad de duración extensa y habitual.
Para bajar la inflamación se suele recomendar aplicar hielo en la zona afectada.
Por el contrario, para calmar el dolor se recomiendan las compresas calientes,
las almohadillas térmicas o el chorro de agua caliente golpeando en la zona
dolorida. Lo cierto es que la artritis recrudece y se hace sentir con más énfasis
en épocas invernales, cuando las bajas temperaturas arrasan. Aunque se
considera que no es tanto por el frío en sí que la artritis se siente en invierno
sino porque se tiende a ser mas sedentarios y a exponerse muy poco a los rayos
solares, que son los proveedores de vitamina D, tan necesaria para la formación
de cartílagos y huesos.

Como vimos, la inflamación es la característica principal de la artritis y se


relaciona con la capacidad inmunorreguladora. Allí cobra importancia la función
de las citoquinas, que son las proteínas que regulan la función de las células que
las producen u otro tipo de células. La producción de citoquinas por macrófagos
puede disparar enfermedades que son autoinmunes, como es el caso de la artritis
reumatoidea.
Capítulo 2.
Algunos Tipos De Artritis.

Hay diversos tipos de artritis. Resulta importante que


quien padece esta afección tenga un diagnóstico
cierto del tipo de artritis que lo afecta, para así
poder orientar el tratamiento con mayor propiedad.

Muchas veces se puede conocer el tipo de artritis que


se padece al localizar las inflamaciones y los dolores.

También es importante para el diagnóstico reparar


en los momentos en que se intensifica el dolor, si es
a partir de una comida en particular, si es tras la
actividad física intensa, si es tras las horas de descanso, y tener en cuenta si hay
otra enfermedad que se padece que pueda estar ocasionando la artritis.

Por ahora, tomemos conocimiento de algunos tipos de artritis, que casi seguro
habremos oído nombrar alguna vez.

La artritis reumatoidea. Si bien no es tan común como la osteoartritis (que


veremos a continuación), afecta a un número significativo de personas, sobre
todo a adultos de mediana edad y más a mujeres. Suele tener un componente
hereditario.
Involucra a todo el cuerpo, con inflamaciones a nivel del cartílago y de la
membrana sinovial que se encuentra alrededor de las articulaciones,
inflamaciones que pueden agravarse con sustancias alérgenas. ¿En qué consiste la
membrana sinovial? Está referida a la sinovia, que es el humor viscoso que baña y
lubrica las articulaciones de los huesos.

La artritis reumatoidea es una enfermedad autoinmune. ¿Qué hace que se la


considere una enfermedad autoinmune?

El hecho de que las células inmunes ataquen a las articulaciones. Dicho en otros
términos, el propio sistema inmunológico se equivoca y ataca a las células sanas.

El ataque provoca los daños en el cartílago y la membrana sinovial alrededor de


las articulaciones, aunque los daños pueden extenderse a los pulmones, a los ojos
y a la circulación en tejidos. El dolor es intenso y se acompaña con la pérdida de
algunos movimientos, el temblor en las manos, la disminución de la fuerza y
deviene en deformaciones articulares. Generalmente la medicina tradicional
prescribe antiinflamatorios, corticoides e inmunodepresores.

La osteoartritis. Resulta la más generalizada de las artritis. Este tipo de artritis


se puede ir conformando desde la mediana edad, aunque está más relacionada
con el envejecimiento cronológico. En los estadios primigenios trabaja en forma
silenciosa, no se hace sentir ni con dolores ni con inflamaciones.

Cuando empiezan a manifestarse las rupturas en huesos y cartílagos de las


articulaciones puede hacerse presente en forma despiadada, ya cuando hay una
considerable degradación y disminución del cartílago.
A la osteoartritis también se la conoce como artritis degenerativa. Puede resultar
sumamente dolorosa con el roce y fricción de los huesos, cuando las
articulaciones están en movimiento y se provoca la consecuente inflamación.

Artritis por microcristales. Comúnmente conocida como la gota, está


vinculada sobre todo con la dieta. El ácido úrico que se acumula en la sangre se
concentra en las articulaciones; suele acumularse en el dedo gordo del pie y
también en otras articulaciones. ¿Qué es el ácido úrico? Se trata del ácido
nitrogenado o cristales de sales de urato que el organismo elimina, que se
encuentra en la orina humana y en menor cantidad en la sangre.

La gota es un depósito de ácido úrico. Los microcristales de sales de urato


pueden acumularse en diversas articulaciones, lo que provoca inflamación y
dolor. Esta afección puede tener causas hereditarias.

Artritis psoriásica. Por lo general la artritis psoriásica se presenta cuando la


persona ya padece psoriasis. Suele comprometer algunas articulaciones, como las
de los nudillos de los dedos tanto de las manos como de los pies. Cuando se
producen casos de mayor gravedad, la afección puede involucrar a la columna
vertebral.

Recordemos que la psoriasis es una enfermedad de la piel que se caracteriza por


parches inflamados, con manchas y descamación. Si además se acompaña con
artritis psoriásica, cuando las manifestaciones en la piel empeoran también es
posible que empeore la artritis.
Artritis séptica o infecciosa. Esta artritis claramente tiene origen en
determinados gérmenes patógenos, virus, bacterias u hongos. Los
microorganismos de la sangre se depositan en una o más articulaciones, por lo
general en rodilla o cadera.

Asimismo, la articulación puede resultar infectada tras una intervención


quirúrgica o por haber sufrido una lesión. La inflamación de la artritis séptica o
infecciosa es acompañada por un estado febril y dolor intenso localizado en la
articulación afectada, más aún cuando se intentan los movimientos. La infección
se combate con antibióticos.

Fibromialgia. Nos referimos a una enfermedad del sistema nervioso central que
provoca un trastorno músculo-esquelético, que se manifiesta con dolores
musculares acompañados de fatiga. Si bien las articulaciones no se hallan
afectadas, se tiene la sensación de que el dolor proviene de las mismas. El dolor
se expande a todo el cuerpo.

Los síntomas más evidentes son de mucho cansancio, trastornos en el sueño y


rigidez muscular. Luego del descanso nocturno los dolores se agudizan y las
articulaciones permanecen rígidas por un buen rato.

La dolencia puede agravarse en épocas de frío intenso por falta de vitamina D o


ante estados de estrés. Justamente, el origen de la fibromialgia puede
encontrarse en el estrés, aunque también en procesos infecciosos o en
traumatismos.
Capítulo 3.
Etiología De La Artritis.

Las causas que puedan haber originado la


artritis son múltiples. Cuando hablamos de
osteoartritis y en menor cantidad en otro tipo
de artritis, las causas pueden ser hereditarias,
vale decir, se hereda la predisposición y en
algún momento se puede desencadenar la
enfermedad.

En la familia puede haber algún antepasado de filiación directa que haya


padecido o padezca artritis.

En el caso de la artritis reumatoidea mencionamos la autoinmunidad, que es


cuando el sistema inmunológico por error ataca a las células sanas y termina
destruyéndolas. Las células inmunes atacan a las articulaciones, hasta resentirlas
y degradarlas. También las enfermedades autoinmunes como la artritis
reumatoidea pueden obedecer a factores genéticos.

Si se ha sufrido una fractura ósea que involucre alguna de las articulaciones,


puede ser que en el lugar se produzca artritis. La fractura puede haber sido
varios años atrás de cuando se empieza a sentir el dolor y la inflamación
articular.
También nos referimos a la artritis séptica o infecciosa, caso en que claramente
se provoca a partir de la infección generada por algún virus, hongo o bacteria.
Los gérmenes se acumulan en una articulación.

El sobrepeso puede originar artritis. A mayor sobrepeso hay más probabilidades


de sufrir la dolencia. El exceso en el peso afecta en particular las articulaciones
de la cadera, las rodillas, los tobillos y los pies; vale decir, todas aquellas zonas
donde se soporta el peso exagerado con mayor intensidad.

Existen deportes que practicados con intensidad y por mucho tiempo pueden
llegar a generar artritis. Nos referimos a los deportes que provocan impacto
sobre una articulación, impacto que se reitera en forma sistemática. Ejemplo de
ello puede ser el fútbol americano, el baloncesto, el remo, el lanzamiento de
disco, el tenis, que con la práctica intensa pueden provocar artritis en el hombro
o en la muñeca o en el codo.

Quizás la causa más común de artritis se deba al desgaste y deterioro de las


articulaciones debido a la edad avanzada. Generalmente se trata de osteoartritis
y puede comenzar a gestarse alrededor de los cuarenta años, aunque hacer sentir
sus síntomas muchos años más tarde.

Y para finalizar podemos enumerar entre las causas a factores que obedecen a
cuestiones emocionales o de índole psíquica. Podríamos hablar del estrés
crónico, que entre la cantidad de desórdenes orgánicos que provoca puede
devenir en artritis.
Capítulo 4.
Los Síntomas De La Artritis y Sus Complicaciones.

Tanto los hombres como las mujeres que padecen


artritis suelen percibir con intensidad el dolor
articular. A veces la manifestación de dolor tiene un
brote agudo, para luego calmarse e incluso alternarse
con un período totalmente asintomático (sin
síntomas).

El síntoma que caracteriza a la artritis es la


inflamación articular, lo que puede provocar una
incapacidad de leve a severa para poder movilizar las
articulaciones.

Se puede sentir dolor de leve a intenso en una o en más articulaciones: cuello,


hombro, codo, muñeca, falanges de dedos (de manos o pies), espalda (columna
vertebral), cadera, rodillas, tobillo. Por lo general el dolor se acompaña con
rigidez, que es más intensa al despertarse tras varias horas de descanso.

Por ello se aconseja darse una ducha o baño caliente a la mañana y hacer algunos
ejercicios de movimientos suaves, como para poner en movimiento las
articulaciones.

Otro de los síntomas que suele tener la artritis es el calor localizado en torno a la
articulación afectada, como si la temperatura en esa zona superase la
temperatura normal que suele tener el cuerpo humano. Dicha articulación suele
mostrarse enrojecida y muy sensible a cualquier estímulo.

Asimismo, la artritis puede derivar en episodios febriles, sobre todo si se trata de


artritis séptica o infecciosa. También la persona afectada por artritis puede
llegar a perder peso sin proponérselo. O puede notar un sarpullido intenso en la
piel.

El médico puede diagnosticar la artritis con la observación de la zona afectada y


escuchando la descripción de los síntomas. La corroboración o error del
diagnóstico suele hacerse con un análisis de laboratorio de sangre y radiografía
de la zona afectada o artrografía.

También se puede realizar un análisis en laboratorio del líquido sinovial. Si al fin


se prescriben medicaciones vía oral o inyectables para desinflamar y calmar el
dolor, es muy posible que en el corto plazo los síntomas de la artritis deriven en
síntomas de otras enfermedades provocadas por los efectos adversos de dichas
medicaciones.
Capítulo 5.
Población Afectada Por La Artritis.

La artritis afecta tanto a los hombres como a las


mujeres. Se considera que aproximadamente la
mitad de la población que está por encima de los
sesenta y cinco años de edad padece artritis.

De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de


la Salud (OMS), padece artritis un ochenta por
ciento de la población de más de sesenta y cinco
años de edad en los países industrializados.

En realidad, a partir de la cuarta década de vida, la mayoría de las personas


tiene algún proceso artrítico, aunque todavía no le reporte síntomas de ningún
tipo. Cuando la artritis se manifiesta en personas de menos de cuarenta y cinco
años, por lo general hay más hombres que mujeres afectados.

Por el contrario, a partir de los cincuenta y cinco años la tendencia se revierte,


hay una proporción mayor de mujeres afectadas.

En cuanto a la artritis reumatoidea, que suele afectar a adultos de mediana edad


(entre cuarenta y cincuenta años), las mujeres son tres veces más proclives que
los hombres a padecerla.
Capítulo 6.
Tratamientos Médicos Convencionales Para La Artritis.

Para calmar el dolor, desinflamar y aliviar la rigidez,


se suelen prescribir analgésicos, antiinflamatorios no
esteroides (AINE), inmunodepresores, inyecciones de
cortisona a aplicar en la articulación afectada.
Asimismo, suele prescribirse sulfato de glucosamina,
combinada o no con sulfato de condroitina.

La glucosamina es una sustancia natural del cuerpo, importante tanto del tejido
de las articulaciones como de los cartílagos y en el líquido de las articulaciones.
La condroitina también se produce en el cuerpo y brinda elasticidad al cartílago.
La glucosamina que se sintetiza en el laboratorio es más utilizada en
osteoartritis. También hay cremas o pomadas con glucosamina y alcanfor que
están destinadas a aliviar el dolor provocado por la artritis.

Por otra parte, se suelen prescribir sesiones de fisioterapia. La fisioterapia puede


abarcar la aplicación de calor infrarrojo o de otro tipo de calor o en algunos
casos frío localizado. Como complemento, puede hacerse un programa de
ejercicios indicados por un fisioterapeuta, acorde al tipo de artritis
diagnosticada. Los ejercicios contribuirán en gran medida a mover las
articulaciones, a proporcionar fuerza muscular y a mantener el peso corporal.

En algunos casos, se recomiendan dispositivos ortopédicos o férulas para apoyar


las articulaciones dañadas y dolorosas.
Si el problema es en cadera o rodillas, se puede recomendar el uso de un bastón
para aliviar el peso y no recargar la articulación afectada.

Cuando la artritis es avanzada puede llegar a practicarse la artroplastía, para con


ese procedimiento quirúrgico corregir y reconstruir hombro, rodilla, cadera,
codo, dedos, tobillo y vértebras. Se trata de una cirugía plástica que repara o
reemplaza la articulación defectuosa.

La artroplastía o procedimiento quirúrgico de la artritis no está exento de los


riesgos o complicaciones que conlleva cualquier cirugía: infección, hemorragia,
incluso problemas con la anestesia. En algunos casos puede ser que el reemplazo
articular no funcione como era de esperar y que se necesite realizar otra
intervención al poco tiempo.
capítulos libres termina aquí...

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