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EXPOSICIÓN:

Cuerpo y Gestalt

Por Bárbara Mas


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INDICE DE CONTENIDOS

I. Gestalt y Cuerpo: Los comienzos Pag. 3

II. Bioenergética Pag. 4

a. Principios Pag. 5

b. Funcionamiento de la percepción Pag. 6

c. Dinámica de los sentimientos Pag. 8

d. Los instintos Pag. 9

e. Mecanismos de defensa y carácter:


los tipos bioenergéticos Pag. 10

III. La voz del cuerpo. Diálogos con el Cuerpo


por Adriana Schnake Pag. 13

IV. El cuerpo en Gestalt. El darse cuenta corporal Pag. 14

V. Mi Cuerpovisión Pag. 15

VI. Bibliografía consultada Pag. 17

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I. Gestalt y Cuerpo: Los comienzos

No quiero olvidar los comienzos de la teoría cuerpo-mente, que hoy suenan a


cartón piedra, según la teoría cartesiana: el cuerpo es una elaborada máquina
externa y mi conciencia se sienta en los controles. Esta estampa cartesiana de la
naturaleza humana ha sido descrita como "el fantasma en la máquina".

Para Perls, el estado de salud se caracteriza “por un proceso de constante


homeostasis interna del organismo, considerado como un todo, en el que el
cuerpo es el aspecto visible de la personalidad, y la mente una serie de funciones,
tales como la atención, que facilitan la relación sujeto – objeto – ambiente”. Dice
que la mente que ve a mi cuerpo como diferente de “mí” es un producto de mi
propia neurosis.

La revisión que Reich hizo sobre la inclusión del cuerpo en la terapia, como una
unidad cuerpo-mente, influyó directamente en los comienzos de la terapia
Gestalt. El había sido uno de los terapeutas de Frederick Perls. En la práctica, la
influencia reichiana condujo a un nuevo énfasis: cuando el paciente hablaba, el
terapeuta Gestalt no sólo escuchaba y reaccionaba, sino también prestaba la
máxima atención a la presencia corporal de dicho paciente.

Esto implica desplazar la figura frecuentemente del discurso del paciente a un


puño cerrado, a una sonrisa fija o una mueca, a una falta de respiración, y a
otras indicaciones que en Gestalt se denominan retroflexiones.

Durante los años 60 y 70, la receptividad del enfoque Gestáltico a las ideas de
Reich abrió paso a las influencias de la Bioenergética, el Rolfing(1), el método
Alexander(2), Feldenkreis(3), así como a enfoques del cuerpo derivados de las
prácticas espirituales orientales, tales como el yoga y el sufi(4).

(1) El Método Rolfing es una terapia corporal que intenta devolver al cuerpo su orden natural y
conseguir que éste se desplace de acuerdo con la fuerza de la gravedad. Trabaja sobre todo el
tejido conjuntivo, una envoltura diferenciada que coordina globalmente la disposición espacial de
los segmentos de nuestro cuerpo, constituyendo una especie de memoria donde quedan grabados
nuestros movimientos y posturas.

(2) La técnica Alexander es un método sencillo de educación corporal cuyo objetivo es


encontrar el equilibrio y la libertad natural del cuerpo para aprender a movernos con más
facilidad; y que, una vez aprendido, no se olvida.

(3) El Método Feldenkreis es un proceso educativo corporal que, a través de movimientos fáciles
y suaves y una adecuada orientación de la atención hacia los efectos que los mismos producen en
los distintos aspectos de la persona, brinda a ésta la posibilidad de mejorar su accionar cotidiano.

(4) El sufismo es la escuela de la iluminación interior y no la de la discusión, y el sufí es algo en el que


uno "se convierte" y no algo que uno aprende intelectualmente. Ahora bien, lo referente a la
iluminación interior no puede expresarse con palabras. Por tanto, según afirman los grandes
maestros sufíes, "aquello de lo que se puede hablar no es sufismo". O bien, en palabras de Ŷal āl-ol
Din Rumi: Por mucho que hable de amor o lo defina, cuando llego al amor me avergüenzo de mis
palabras. (Rumi 1926, p.10).

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Nos encontramos con el paralelismo existente entre la partícula newtoniana y la
onda cuántica en Física. Desde una perspectiva reichiana, la partícula fijada es el
cuerpo neurótico; la onda es como la experiencia del cuerpo saludable.

¿Hasta qué punto son todavía útiles los conceptos de Reich en terapia Gestalt? La
respuesta es que, dentro de unos límites, siguen inspirando un trabajo importante
en la teoría de la Gestalt y en su práctica. El primer pensamiento de Reich
contenía valiosos elementos sobre cómo las respuestas a la ansiedad y al trauma
del niño en desarrollo pueden endurecerse con el tiempo bajo la forma de
carácter. Su descubrimiento más significativo fue que estas formaciones aparecen
no sólo en lo que el paciente cuenta sino en su voz, en las inhibiciones físicas, en
los músculos tensos o flácidos, en las porciones de piel anestesiadas, en las
acciones incoherentes o en los gestos de expresión inadecuados. La terapia
Gestalt llama a esto retroflexiones. Isadore From puso de relieve que la
psicoterapia necesita empezar habitualmente poniendo atención a las
retroflexiones, precisamente porque se muestran en el cuerpo (incluyendo a la
voz) y por tanto las podemos ver y oír.

El enfoque de Reich llevó directamente a la Bioenergética e influyó en los otros


tipos de trabajo corporal que muchos terapeutas Gestálticos habían incorporado.
Casi todo el trabajo corporal se centra en deshacer retroflexiones para relajar los
sentimientos y la energía bloqueados.

Pero ¿qué hacer con esas tormentas emocionales? Sus primeros trabajos sobre la
coraza caracteriológica fueron seguidos por escritos en los que concluía que la
terapia despertaba en el individuo la misma energía que mueve las estrellas y los
planetas. En honor al organismo, o quizá al orgasmo, llamó a este fluido cósmico
o éter, "orgón". Llegó a creer que el orgón controlaba no sólo toda actividad
vital, sino también el tiempo atmosférico y las mareas.

Supervisó la construcción de unas cajas especiales de orgón, diseñadas para


recoger las corrientes cósmicas, como rayos, de orgón. Un gobierno de los
Estados Unidos puritano, y quizás igual de megalómano, lo persiguió y le acusó
de transportar cajas de orgón cruzando fronteras entre estados. Reich murió en
la cárcel.

II. Bioenergética

El ser humano es energía. Nacemos dotados de una energía potencial que


siempre es la misma, que configura o resulta configurada por nuestro carácter y
que tendemos de manera inconsciente a convertir en energía cinética. El cuerpo
siempre avanza orientado al placer y en dirección contraria al dolor. Lo hace a
través de lo que llamamos un «impulso unitario» que dispone de un subimpulso
tranquilo (me doy cuenta de las emociones) y otro agitado (debo hacer algo).
Cuando estos impulsos se bloquean mentalmente por autorrepresión, educación

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o costumbre, creamos zonas de escisión en el cuerpo, zonas por las que el flujo
de energía se ve interrumpido y aparecen contracciones, temblores, vibraciones y
hormigueos. Cuando la energía fluye libremente activamos la expresión corporal
desde la cabeza a los pies, pasando por los ojos, la boca, diafragma y pelvis.

La terapia Bioenergética fue creada por Alexander Lowen, quien recibió terapia
de Reich. Así fue que aprendió de sus teorías acerca del cuerpo, y llegó a
elaborar su propia terapia.

A. Lowen define la Bioenergética como una técnica terapéutica para ayudar a


una persona a volver a su cuerpo y ayudarle a disfrutarlo. En la importancia que
le da al cuerpo incluye la sexualidad, la respiración, el movimiento, el tacto y
expresión de la propia personalidad.

Una de las ideas que sostienen la Bioenergética es la unidad dinámica del


organismo humano: todas las funciones humanas, somáticas y psíquicas son
efecto de la energía vital que se puede aumentar o disminuir por trastornos
internos o influencias externas. De manera que si alguna función somática
pudiera verse afectada por falta o exceso de energía, las funciones psíquicas se
alteran, ya que el organismo humano trabaja como un todo. De la misma
manera cuando existen problemas psicológicos que afectan al flujo de energía
vital, la musculatura, los órganos, el sistema nervioso, etc. se ven afectados.

 Principios

En relación con lo anteriormente mencionado podemos hablar de los principios


de la Bioenergética:

1- “Tú eres tu cuerpo”: tu cuerpo es tu modo de ser en el mundo. No hay


persona que esté separada del cuerpo vivo donde está su ser y a través
del cual se expresa y se relaciona con el mundo.

2- Otro de los principios es la “unidad cuerpo-mente”, la mente y el


cuerpo funcionan como dos entidades diferentes e independientes pero a
la vez interconectadas y unidas.

Si la mente dirige la atención hacia el exterior, la experiencia que le llega tiene su


efecto en el cuerpo. Solo se experimenta lo que tiene lugar en el cuerpo. Las
emociones son hechos corporales, movimientos o alteraciones dentro del cuerpo
que generalmente se traducen acciones exteriores. Ser consciente del propio
cuerpo es una manera de saber quién es uno, de conocer su propia mente.

3- El principio del placer, se refiere a que la vida se orienta hacia el placer


y huye del dolor. A nivel corporal el placer fomenta la vida y el bienestar
del organismo; el dolor se experimenta como amenaza para la integridad

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del organismo. Cuando el placer va unido a una posible amenaza del
dolor aparece la ansiedad.

4- El principio de realidad, exige la aceptación de un estado de tensión y


de aplazamiento del placer de acuerdo con los requerimientos de la
situación externa.

A cambio promete que dicha acción llevará a conseguir un mayor placer o a


evitar un mayor dolor en el futuro. Este principio depende del principio del
placer y viceversa.

Ambos dependen del estado bioenergético del cuerpo. Una persona sana
produce constantemente energía y se mueve hacia el mundo en el que se
encuentra el placer.

Si la energía no se descarga adecuadamente al estar en contacto con la realidad


se produce angustia y un impulso interior. Si no se la da una salida adecuada el
cuerpo se defiende vertiendo el exceso de energía en los músculos ya rígidos o
disminuir su nivel energético.

 Funcionamiento de la percepción

La idea básica sobre la que se sustenta todo el sistema terapéutico que es la


Bioenergética, parte de la certeza de que el sistema de percepción consciente
se encuentra localizado en la superficie del cuerpo. Freud fue el primero en
sospecharlo. Por medio de experimentos se ha confirmado que la sensación tiene
lugar cuando un movimiento interno alcanza la superficie del cuerpo y de la
mente.

Mediante aparatos que miden el potencial eléctrico en la superficie (como el


electrocardiógrafo, o el electroencefalógrafo), se pueden registrar en la superficie
del cuerpo pequeñas diferencias de potencial eléctrico, que indican la actividad
subyacente. Sabemos que la percepción es una función de grado, y está en
función de la intensidad de la carga de la superficie.

En los organismos superiores, el yo no es solo perceptivo, sino que controla


también el acceso a la motilidad. Existe una capa muscular bajo la superficie, que
hasta cierto punto, bajo el control del yo. A veces, un impulso que surge del
centro del organismo es frenado por la contracción de la musculatura antes de
llegar a la superficie: El sistema muscular cumple, además de la función motora
que conocemos, la de contener y mantener retenidos ciertos impulsos, evitando
que lleguen a activar el sistema de percepción consciente. Evitamos así el dolor
emocional que dicho impulso nos produciría. La musculatura se mantiene
contraída reteniendo ese pulso energético, a decisión del yo.

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Sabemos que una parte del yo se ha especializado en la función de censor
inconsciente de nuestras acciones. Él determina a qué impulsos ha de
permitírseles que se expresen y cuáles han de ser inhibidos. Los músculos se
ponen tensos cuando frenan conscientemente un impulso. Pero estos pueden
estar tensos y la persona no ser consciente de ello. También aquí hay un impulso
reprimido, pero la represión es inconsciente, ya que está ejercida desde el super
yo. Del mismo modo que a nivel psíquico el super yo impide que ciertos
impulsos alcancen la conciencia, a nivel biológico los músculos contraídos de
manera crónica, impiden que ciertos impulsos lleguen a la superficie.

Superficie

Superficie Impulso Bloqueo muscular

Centro
Musculatura

La clave de la terapia Bioenergética consiste en hacer consciente al yo, de todo lo


que ha sido reprimido por el super yo, es decir, hacer consciente al paciente de
todos sus bloqueos, a través de dos vías: la actividad a nivel somático, y el
procedimiento analítico, a nivel psíquico.

El impulso es un desplazamiento de energía desde el centro a la superficie del


organismo, donde afecta a la relación este y el mundo exterior. Este
desplazamiento de energía, desde el centro a la periferia tiene dos finalidades:
carga (ingestión de alimentos, inhalación, excitación sexual), y descarga, cuya
principal manifestación es la descarga sexual.

Todos los sistemas en movimiento están gobernados por la relación entre


energía libre y masa estructural. Una mayor potencia requiere un mayor control,
lo que significa mayor especialización y organización. La diferenciación de la
estructura corporal en términos de carga y descarga se extiende a los miembros.
Toda la mitad superior del cuerpo puede dedicarse a la función de carga
energética. La descarga es propia de la mitad inferior, que queda encargada de
desplazar al organismo en el espacio. La proporción de energía libre en relación
a la masa corporal es tan grande en el ser humano, que le ha permitido levantar
del suelo todo su extremo delantero, y ha hecho posibles la diferenciación,
especialización y el control de los que hoy disponemos como ser humano.

Los psicólogos saben desde hace tiempo que el crecimiento de la conciencia del
yo está relacionado con el aumento de la intensidad del sentimiento espiritual
del hombre. Así, en su evolución, todos los organismos se elevan hacia el sol en

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busca de energía. La extensión hacia arriba (anhelo) es parte de la función de
carga. La descarga se produce hacia abajo, hacia la tierra. Antes de ser
descargada, la energía realiza dos funciones relativas a la vida: el crecimiento y el
movimiento. Solo el exceso de energía que se da en los adultos, porque ya han
dejado de crecer, se descarga a tierra en forma de sexualidad.

 Dinámica de los sentimientos

Al estudiar la estructura y dinámica energética del organismo, vemos que le


esquema corporal presenta tres segmentos principales: la cabeza, el tórax y la
pelvis, y dos estrechamientos, el cuello y la cintura. Estos estrechamientos sirven
como puntos de apoyo para ciertos movimientos rotativos sobre el eje
longitudinal del cuerpo.

De acuerdo con las leyes hemodinámicas, los segmentos estrechados son zonas
de paso que aceleran el flujo de los fluidos corporales. Desde el punto de vista
de la patología, son áreas donde se produce más fácilmente el bloqueo o la
reducción del flujo energético. Los dos segmentos terminales son estrechamientos
que sirven como embalses en los que tiene lugar la (desaceleración y)
acumulación de energía antes de ser descargada a través de las aberturas
naturales existentes en esa zona.

Hay sentimientos cuya cualidad general es la agresividad. Estos sentimientos se


desplazan a través de la parte posterior del cuerpo. La ira se experimenta en la
parte posterior del cuerpo, concretamente en el área que queda entre las
paletillas. Esta es la zona donde se eriza el pelo en los animales cuando se
enfurecen (a lo largo del lomo, desde el cuello hasta los riñones). Al estar la
región dorsal más desarrollada muscularmente, el flujo de energía en ella suele
producir la fuerza necesaria para el desplazamiento espacial del organismo. Al
mismo tiempo, la espalda carece de los tejidos más blandos, para los cuales la
intensidad de los sentimientos agresivos podría resultar dañina. Los llamamos
sentimientos agresivos, porque su finalidad es movilizar el organismo hacia
determinados objetos. La palabra agresión proviene etimológicamente de salir,
poner en movimiento.

Los sentimientos de la espalda tienen una orientación materialista. Están


relacionados con el sistema digestivo y la búsqueda de alimento. Los
sentimientos tiernos poseen una cualidad espiritual. Están estrechamente
relacionados con la función respiratoria y la entrada de aire.

Resulta significativo que las funciones de respiración-circulación y alimentación


digestión ocupen lugares similares en el cuerpo, ocupando las primeras una
posición más adelantada que las segundas. El alimento, procede de la tierra, y el
oxígeno del aire.

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Toda acción posee componentes de cada uno de estos dos tipos de procesos
(movimiento-sensibilidad), que varían según la circunstancia externa con la que
el individuo se relaciona. Pero 2 individuos distintos no reaccionarán igual ante
el mismo hecho. La medida en que ambas componentes se expresan está
relacionada, con el tipo de carácter y sus tendencias. A. Lowen establece 5
tipologías de carácter, que sirven como diagnóstico inicial de las tendencias
emocionales del paciente. El carácter oral tiende a enfrentarse a todas las
situaciones con una actitud de simpatía. Por contra, la postura básica del carácter
fálico es la agresiva. La proporción es característica de cada tipo de carácter.

 Los instintos

Freud postuló que todo instinto tiene un origen, un propósito y un objeto. El


instinto podemos definirlo como una acción impulsiva que no ha sido
modificada por el aprendizaje o la experiencia. El análisis del impulso realizado
por Alexander Lowen confirma que el impulso posee un origen, que es el centro
de energía del organismo, situado en las profundidades de los procesos del ello.
El propósito es la dirección biológica del impulso. El objeto es el estímulo del
mundo exterior.

Solo el objeto se encuentra bajo el control del yo. El origen, la intensidad y la


dirección son fenómenos propios del ello.

Freud redujo todas las fuerzas a dos grandes grupos: la fuerza de pulsión de la
vida (eros), ligada a la sexualidad y la pulsión de la muerte (tanatos), que son las
fuerzas de destrucción.

Así mismo, Reich logró describir la relación entre la sexualidad y el hambre. En la


lactancia es posible observar esta relación: el placer sexual y la ingestión de
alimento constituyen una experiencia unitaria para el lactante. Mientras que el
hambre se sirve del mecanismo sexual para proyectarse al mundo, el eros precisa
del motor del hambre para lograr ser satisfecho.

Los instintos del yo pueden ser descompuestos en un componente agresivo, de


naturaleza motora, y un componente tierno, de naturaleza sensorial. En el
organismos solo existe una energía o fuerza. Esta energía equivale al concepto
psicoanalítico de líbido, y al eros de Freud. Esta energía única circula a través de
la estructura corporal participando en todos los procesos vitales. En el caso de los
instintos agresivos, activa un sistema motor y se convierte en el origen de la
fuerza de contracción muscular. Se utiliza como fuerza motriz para crear
movimiento.

Cuando la energía se disocia del sistema muscular, mediante un control


consciente del movimiento, o cuando es reprimida, la energía libre tiende a
desplazarse por la parte delantera del cuerpo, y los sentimientos a que da lugar

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son tiernos. Aquí predominan los tejidos fluidos y blandos, haciendo de esta una
zona sensible. Cuando reprimimos la expresión muscular de un sentimiento, lo
podemos descomponer en dos componentes: una acción motora y una
percepción sensorial. No es posible tomas conciencia de los sentimientos tiernos
si se da salida inmediata al impulso, ya que el yo se ve dominado por la acción
física y sus consecuencias. Del mismo modo, para aumentar la percepción
sensorial no hay más que detener el movimiento.

El desdoblamiento de la unidad del impulso es el fundamento de la


conciencia del yo, ya que permite la posterior recombinación de ambos
componentes para dar una respuesta más eficaz.

 Tipología de los caracteres bioenergéticos

Llamamos defensas a las capas de protección que desarrollamos frente al mundo


y que se estructuran en capas concéntricas. De fuera hacía dentro hay 3 capas:

La capa del ego, contiene las defensas psíquicas (negación, proyección,


reproche, desconfianza, racionalizaciones) es la más externa de la personalidad.

La capa muscular: en ella están las tensiones musculares crónicas que apoyan las
defensas del ego y protegen al individuo contra los sentimientos reprimidos que
no puede expresar.

La capa emocional de sentimiento: emociones reprimidas de ira, desesperación,


pánico, tristeza, dolor…

Al final se llega al corazón del cual emana el sentimiento de amar y ser amado.

Estas defensas se esconden debajo de un carácter que prevalece.

El carácter se define como el modelo fijo o típico de comportamiento de una


persona en su lucha por el placer. El carácter también es una actitud psíquica
adaptándose al ideal de ego sobre el que se sustenta.

Las actitudes mentales y la coraza muscular (es el conjunto de capas


anteriormente descritas) constituyen el carácter o tipo bioenergético.

Lowen identifica 5 tipos de carácter, donde se refiere a una clasificación de


posiciones defensivas:

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 Carácter Esquizoide

Su cuerpo es estrecho y apretado para reprimir sus impulsos; el flujo está


constreñido en la cintura, la energía se dirige hacia el centro del organismo. Si la
represión es muy fuerte puede estallar.

Su personalidad está dividida entre el pensamiento y los sentimientos.

La terapia más apropiada ente este tipo de defensa tiene que proporcionar al
paciente experiencias físicas y psicosomáticas que le satisfaga y que vaya
acompañada de amor para que la persona suelte el control

En este carácter prevalece la existencia frente a la necesidad.

 Carácter Oral:

Es débil emocional y psicosomáticamente. Tiene cuerpo alargado y musculatura


débil.

La poca energía se dirige del centro a la periferia hacia la parte superior y la


cabeza. La parte inferior de su cuerpo es más débil.

Es un niño grande que demanda constantemente cariño y ayuda de los demás.

Se cansa con facilidad, no es constante. Su contacto con el mundo es inseguro y


tímido.

No pide ni busca lo que necesita por temor a ser rechazado.

En este carácter prevalece la necesidad frente a la dependencia.

La terapia más apropiada es escuchar con empatía al paciente y fortaleces su


sistema emocional y psicosomático.

 Carácter Masoquista:

Están llenos de energía y fuerza contenidas. Se siente atrapado a punto de


estallar. Son sumisos no tienen sentimientos de ira, hostilidad y superioridad. Es
pequeño, fuerte y musculoso. Tiene la espalda redonda y los glúteos hacia
dentro, pero interiormente está lleno de resentimiento y de negatividad.

Acumula las tensiones en la garganta (habla con quejas continuas) y en el ano


(defeca con esfuerzo)

La terapia más apropiada es la comprensión y paciencia frente a sus quejas. El


terapeuta no debe dar respuestas.

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Prevalece la cercanía frente a la libertad.

 Carácter Psicopático:

Niega sus sentimientos. Hace hincapié sobre el control y la fuerza para mantener
su ego. Hay gran desplazamiento de la energía hacia la cabeza. La mitad superior
del cuerpo está muy desarrollada y la parte inferior (pelvis y piernas) y la cintura
es débil.

Sus ojos son penetrantes y desconfiados. Su mayor temor es que se aprovechen


de él.

Carece de seguridad interna, de manera que se esfuerza en dominar a los otros


para creerse fuerte. Hace alarde de fuerza en la actividad sexual.

La terapia más apropiada es no entrar en competencia con él, renunciar a


cambiarlo, comprenderlo y ayudarle a reconocer sus sentimientos y emociones.

Prevalece la independencia frente a la cercanía.

 Carácter Rígido:

Tiene un cuerpo bien desarrollado con vitalidad y energía. Carece de libertad de


entrega y descarga. Su estructura se asemeja a un tubo rígido cargado de energía
en sus extremidades. Se muestra obstinado en su forma de pensar y compulsivo
en su sexualidad y en su conducta, ahoga su expresión de sentimientos y de
amor. Tiene miedo a entregarse porque lo asocia con el colapso. Sus tensiones se
localizan en el cuello y en los músculos flexores y extensores.

La terapia más apropiada tiene que ser rápida y se trabaja con la respiración
profunda abdominal y pectoral, para ayudarle a que conecte con sus
sentimientos.

Prevalece la libertad frente al sometimiento.

Los terapeutas bioenergéticos no consideran a un paciente como un tipo de


carácter, sino como un individuo único. La determinación de la estructura de
carácter permite ver sus problemas más profundos y de esta manera intentar
ayudarle a liberarse de sus limitaciones impuestas por experiencias anteriores.

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III. La voz del cuerpo. Diálogos con el Cuerpo por Adriana
Schnake

Cuando dejamos de oír nuestro cuerpo, olvidamos satisfacer nuestras necesidades


e ignoramos nuestros límites, se produce un desequilibrio en nuestra vida. En esta
situación es frecuente que nuestro organismo nos envíe señales procurando
llamar nuestra atención por medio de la enfermedad, para tratar de recuperar el
equilibrio.

Por tanto, desde esta perspectiva, no podemos considerar a la enfermedad como


una enemiga, sino, todo lo contrario, como una aliada que nos envía mensajes
que deben ser escuchados.

Para descifrar los mensajes que intenta enviarnos nuestro cuerpo y restablecer el
equilibrio perdido, la terapias Gestalt utiliza, entre otras, las siguientes técnicas:

- Diálogos corporales: con nuestros síntomas y órganos enfermos.


- Exploración de la escucha, la postura, el caminar...
- Ejercicios de "darse cuenta"
- Integración de polaridades
- Visualizaciones, fantasías guiadas, etc.

Los diálogos Corporales vienen siendo utilizados por la Terapeuta Gestáltica


Adriana Schnake desde hace 30 años con muy buenos resultados en muchos
tipos de patologías: Infertilidad, trastornos ginecológicos, hepáticos, renales,
alergias, asma, hipertensión, fibromialgia, parkinson, cáncer, etc. Su enfoque se
desarrolla directamente de las líneas marcadas por Fritz Perls.

Señala la importancia de un terapeuta como guía inicial de estos diálogos, y que


no se trata de hablarle a nuestros órganos como se nos ocurra. “No podemos
aprovecharnos de ellos para descargar toda nuestra agresividad o usarlos como
torturadores hasta que se hagan acreedores del castigo supremo: la muerte, la
atrofia, la expulsión del territorio en el que nacieron y ayudaron a formar y a
que creciera”.

La verdadera tarea consiste en quitarle a los síntomas y enfermedades el carácter


de enemigos. Afortunadamente has aparecido para darnos un mensaje a cerca de
nosotros mismos, y desde esa comprensión, trabajar integrando los aspectos
negados o eliminando los aspectos adquiridos en pos de una idealización que
nos aleja de nuestra propia esencia.

Lo que hace Adriana es establecer un diálogo entre la persona y el órgano


enfermo, de manera que la persona puede detectar todo lo que está
proyectando en dicha parte de su cuerpo. Después, hace una descripción de la
estructura y actividad sana del órgano, para que la persona „recuerde‟ cuál es su

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función natural en equilibrio y salud, en relación a los procesos psicoemocionales
que está ahí proyectando.

IV. El cuerpo en Gestalt. El darse cuenta corporal

Como ya sabemos Perls se vio notablemente influido por Reich. Para el primero
la rigidez es sinónimo de retroflexión (hostilidad contra sí mismo, agredirse a sí
mismo en lugar de contactar con normalidad con el ambiente). Aquí Perls difiere
de Reich en que, para él, el bloqueo no se organiza alrededor de conflictos y
sucesos internos sino en relación al contacto con el entorno.

La otra diferencia es que a Perls le interesaba la experiencia fenomenológica del


paciente sobre su cuerpo, más que el movimiento y la expresión. Enfatiza la
sensación y la conciencia.

Los principios de la Gestalt no conllevan obligación de una movilización


corporal: el enfoque global, el darse cuenta aquí y ahora, la detección de los
bloqueos en el ciclo de contacto, las resistencias… todo esto apenas requiere la
intervención activa del cuerpo.

Claudio Naranjo señala que cualquier enfoque corporal serio necesita tiempo
para la instrucción y algo de dedicación consciente, por eso no basta el simple
acompañamiento de lo que surja espontáneamente.

En Gestalt se atiende en todo momento con un darse cuenta lo que surge de


forma espontánea, tal como viene y cuando viene. El terapeuta está atento a
todas las manifestaciones corporales de su paciente: posturas y movimientos,
“lapsus corporales” (microgestos inconscientes). No pierde de vista que el cuerpo
es expresión personal y comunicación interpersonal.

Los terapeutas gestálticos se interesan por la sensorialidad perceptiva (¿qué sientes


en este momento?) y por la actividad motriz del organismo (te propongo que te
levantes y andes un poco...).

El propio cuerpo del terapeuta también le ayudará a acompañar al paciente de


forma activa. Su sensación corporal espontánea le servirá de brújula para
orientarse en sus relaciones terapéuticas.

Se le puede sugerir que amplifique la sensación para percibir mejor lo que le


ocurre. Y se trabaja del cuerpo a la palabra o de la palabra al cuerpo: a partir de
la amplificación de un gesto o de una postura se llega de forma progresiva a una
toma de conciencia. También sucede en sentido inverso, se lleva una palabra al
cuerpo, respirándola, y sintiendo lo que esta provoca.

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No se trata de momentos de trabajo corporal alternados con otros de
intercambio verbal. En Gestalt se aborda en trabajo de forma holística.

Es importante asumir la propiedad nuestro cuerpo. Es frecuente que


utilicemos la 2º ó 3º persona para referirnos a él: "Mi cuerpo está tenso" en lugar
de "Yo estoy tenso". Con el simple recurso de convertir el lenguaje impersonal en
personal aprendemos a asumir la responsabilidad por nuestro cuerpo y por lo
que en él sucede. Como consecuencia, el individuo se ve más como un ser
activo, que "hace cosas", que como un sujeto pasivo, al que "le suceden cosas".
Las implicaciones que esto conlleva para la salud y para dejar atrás nuestras
"neurosis" son obvias.

V. Mi cuerpovisión

Para mí, el cuerpo es una prolongación de la mente. La expresión más densa de


la mente. Del mismo modo, puedo pensar que la mente es la expresión menos
densa del cuerpo.

Las tradiciones filosóficas orientales hablan de los cuerpos sutiles, que serían
expresiones de la mente que yo soy, en diferentes niveles de frecuencia
vibratoria. Para los budistas, todo lo que existe es mente, la mente de Buda (que
puede asemejarse a la mente de Dios, creador de todo lo que existe y se ha
expresado).

En mi opinión, el cuerpo es el „terminal‟ final de la mente, desde el cual se logra


la percepción sensorial. Reich decía que solo lo que se experimenta en el cuerpo
existe para nosotros, y tenía gran razón al expresar tal afirmación, ya que el
cuerpo es depositario de los sentidos, sin los cuales no es posible la percepción
del mundo, tal cual lo experimentamos los seres vivos.

Sin embargo, hay una forma de percepción que está más allá del cuerpo, desde
mi opinión, y es la conciencia (como cualidad de la mente). Esto explicaría los
estados alterados de conciencia que muchas personas han experimentado, como
por ejemplo, las vivenciadas bajo estados de coma. En cada célula reside una
conciencia, que es parte de la conciencia total, tal y como queramos entenderla.

El cuerpo, utilizado como una caja de resonancia recibe estímulos del exterior:
una melodía, una bocanada de aire fresco, el humo de un cigarrillo, un
pensamiento o emoción emitido por otra persona y dirigido a nosotros… la
conciencia que reside en cada célula reacciona ante estos estímulos, produciendo
una sensación, o incluso una emoción (que es una reacción más elaborada),
como parte del lenguaje corporal. A partir de la observación, por parte de la
mente de esta expresión que reverbera en el cuerpo, se produce un
reconocimiento de dicha emoción, y más allá de eso, una interpretación que
relaciona el estímulo externo con el efecto producido sobre el cuerpo.

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Para mí, la relación con mi cuerpo es fundamental, como forma de relación con
el mundo y conmigo misma. La relación conmigo misma desde el cuerpo, es
fundamental para saber quién soy, para experimentarme. Mi trabajo personal
desde el cuerpo ha ido evolucionando con los años, desde diversas prácticas
deportivas, hasta el yoga.

A través de la tecnología del yoga se logra trabajar sobre los bloqueos


musculares, que son disueltos mediante la combinación de movimiento,
respiración y atención consciente sobre una determinada zona del cuerpo.

Una vez que hemos trabajado sobre el cuerpo y aliviado sus tensiones, nos
encontramos en una mejor disposición para trabajar sobre las emociones
bloqueadas y los traumas que han pasado al inconsciente, a través de la
meditación. La meditación en yoga, y más concretamente, en Kundalini Yoga
(que es la disciplina que más conozco) se consigue a través de la atención
consciente en un objeto de observación. Este puede ser un área del cuerpo, un
mantra (1), o la observación sin intervención, de pensamientos y emociones que
brotan libremente. Esta observación se realiza bajo un estado Alfa (3) (8 a 12
ciclos por segundo) ó Teta (4 a 7 ciclos por segundo) de la mente, que se logra
utilizando técnicas respiratorias, mudras (2), repetición de mantras, posturas
corporales o mediante una combinación de varias de estas técnicas.

(1) Mantra, palabra sánscrita, formada por 2 términos: manaḥ (mente) y trāyate
(liberación), es un instrumento para liberar la mente del flujo constante de pensamientos
que la confunde. Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo,
que al ser recitado y repetido conduce a la persona a un estado de profunda
concentración (dhāraṇā).

(2) Los mudras son posiciones de las manos que logran un determinado estímulo cerebral.

(3) Ondas Beta, frecuencia de 13 a 20 ciclos o más.


Ondas Alfa, frecuencia de 8 a 12 ciclos.
Ondas Teta, frecuencia de 4 a 7 ciclos.
Ondas Delta, frecuencia de 0 a 3 ciclos.

Ondas Beta: Es la que produce nuestro cerebro en actividad de vigilia. Puede rebasarse la
actividad de 20 ciclos por segundo cuando vivimos situaciones de extremo stress. A más de 20
ciclos por segundo pueden presentarse ataques de pánico, ansiedad, desmayos porque el cerebro
no soporta la actividad y en los casos de personas que sufren epilepsia, pueden sufrir un ataque.

Ondas Alfa: Cuando estamos a punto de dormir, que nuestros pensamientos desaparecen
estamos en ondas Alfa. También cuando aquietamos nuestra mente de pensamientos, en un
estado de relajación entramos a una actividad de Ondas Alfa. En este estado, la liberación de
hormonas, los procesos vitales y actividad para la reparación de nuestro cuerpo y mente es
mayor que cuando dormimos. Una persona que practica la meditación habitualmente reduce el
número de horas de sueño necesarias para recuperarse. En estado Alfa estamos aquietando
nuestra mente lógica y comenzando a conectarnos con nuestra llamada “mente superior" o
“ello”. La práctica frecuente fortalece esta conexión con empezando a manifestarse potenciales
cerebrales anteriormente no activos.

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Ondas Teta: Las producimos todos los días en los "ciclos del sueño". En ésta etapa se producen
gran parte de los sueños. Entrar en estado de ondas Teta en vigilia se consigue con mucha
práctica de acceder al estado Alfa y permanecer en él. Los efectos y beneficios son más fuertes y
profundos que los obtenidos en estado Alfa.

Ondas Delta: La alcanzamos al dormir en el sueño profundo. Aquí la actividad cerebral es


prácticamente nula. Una persona en estado de coma se encuentra permanentemente en éste
estado de actividad cerebral.

Los monjes budistas practicantes de la meditación zen la consiguen. Es algo difícil de aceptar con
la lógica, pues es literalmente la falta de cualquier actividad cerebral, incluso para mantener una
postura corporal, pero sabemos que en estados de meditación profunda se logran cosas
inexplicables para la ciencia y el estado Delta es el más desconocido para ella.

 La meditación

La mente funciona a diferentes frecuencias de onda, de acuerdo a la frecuencia


de los impulsos eléctricos que emite el cerebro. De ellos, el nivel alfa es un
estado intermedio entre la vigilia y el sueño. Cuando realizamos ejercicios de
relajación nos situamos en el nivel alfa y es en ese nivel donde realizamos
contacto con la mente subconsciente. Pudiéramos decir que se abre un puente de
comunicación entre la mente subconsciente (super yo, y ello) y la mente
consciente (yo).

Nuestra mente subconsciente es sumamente receptiva en el nivel alfa de


funcionamiento. En alfa se alcanza una condición donde no estamos ni
despiertos ni dormidos, sino totalmente relajados. Es en este estado donde
brotan los contenidos emocionales reprimidos, que permanecen en el
subconsciente. La expresión de los mismos y su resonancia en el cuerpo, así como
la toma de conciencia, constituyen otra vía de liberación de bloqueos
emocionales que apoya a las anteriormente expuestas.

VI. Bibliografía consultada

- “El cuerpo que habla (o por qué se volvió loco Wilhelm Reich” Un
artículo de Michael Vincent Miller sobre el cuerpo en terapia Gestalt,
publicado en The Gestalt Journal

- “El Lenguaje del Cuerpo. Dinámica Física de la Estructura del Carácter”.


Por Alexander Lowen

- Lowen, A. “Bioenergética”.Ed Diana.México.

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- “Enfermedad, Síntoma y Carácter. Diálogos Gestálticos con el Cuerpo”.
Por Adriana Schnake

- “Bioenergética y Gestalt: una visión integradora” artículo de la psicóloga


Amalia Castro

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