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La transformación
de lo político
CONTENIDO
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en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía
y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares
de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Primera edición: mavo de 2002.


Introducción: Otra política
© Daniel Innerarlrv, 2002.
© de esta coedición: Ediciones Península s.a.,
Peu de la Creu 4, 08001-Barcelona. PRIMERA PARTE
E-MAIL: correu@grup62.com EL COKCEPTO DE LO POLÍTICO
INTERNET: http:/ /www.peninsulaedi.com
y Ayuntamiento de Bilbao,
Plaza Ernesto Erkoyeka sin, 48007-Bilbao I. La política como posibilidad
E-MAIL: culrura@ayto.bilbao.net
INTER"IET: http:/ /www.bilbao.net
2. La política como oportunidad
3. La política como invención
Fotocompuesto en Víctor Igual s.!., Corsega 237, baixos, 08036-Barcelona. 4. La política como compromiso
Impreso en Hurope s.l., Lima 3 bis, 08030-Barcelona.
DEPÓSITO LEGAL: B. 20.536-2002. 5. La política como mediación
ISB"I: 84-8307-493-1. 6. La paradoja de la política
7. Cuidado con la moral
Esta obra ha recibido el III Premio de Ensavo
.\1iguel de Unamuno, en la modalidad ·
de castellano, otorgado por el Ayuntamiento de Bilbao.
SEGUNDA PARTE
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

r. El nuevo pluralismo
2. El nuevo antagonismo
)· Políticas de la identidad
4. Políticas de la visibilidad
5. Políticas de la seguridad
6. Políticas de la naturaleza

TERCERA PARTE
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

1. L, polít ic:1 lll:Í.~ ;1ILí del estado nacional


( :olwr11:1r 1111.1 ~ocinhd complcj:1
CONTENIDO

3. Diestros y zurdos
4. Socioliberalismo. Una alternativa libertaria

Bibliogrüfia

A mi hijo Javie1; con el deseo de que no crea a quienes


consideran que la política es una actividad indigna,
ni contribuya a darles ltt razón.
INTRODUCCIÓN

OTRA POLÍTICA

El malestar ante la política es bastante viejo, pero sus causas van


cambiando a lo largo del tiempo. La historia podría escribirse
como la modificación de los motivos de ese malestar. Apenas ha
cambiado la escasa valoración que reciben los políticos entre sus
ciudadanos, mientras que son muy variadas las causas de ese
desprecio. Si hiciéramos un inventario de las quejas actualmen-
te en curso tal vez nos encontráramos con la sorpresa de que su
tenor ha cambiado radicalmente en unos años; donde hace no
mucho se criticaba el abuso de poder, se critica ahora la impo-
tencia de los supuestamente poderosos. El destinatario de ese
malestar no es el estadista prepotente sino el político que no
puede, que no se aclara y repite un discurso convencional con
una pobre escenificación.
Lo que actualmente desacredita a la política no es una acti-
tud autoritaria sino la distancia entre lo que habría que hacer y
lo que se hace, la discrepancia entre las palabras y los hechos, la
precipitada apelación a que no es posible hacer otra cosa. Lo
que molesta de la política es su desconcierto e incapacidad. Con
ánimo de agudizar la contraposición, podría afirmarse que nun-
ca fue la política tan impotente. La capacidad configuradora de
la política retrocede preocupantemente en relación con sus pro-
pias aspiraciones y con la función pública que se le asigna. La
amenaza actual de la política no es tanto la violencia o el caos
como la impotencia de una escenificación rutinaria.
Así pues, el actual cansancio político no surge de un desinte-
rés por el bien público sino de la desesperanza de poder hacer
algo con la política tradicional. Las tareas de la política se han

IX
Th."'TRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN

modificado en este último cuarto de siglo de un modo dramáti- Esta simplificación revela un problema de fondo que la po-
co mientras que los políticos apenas han transformado su dis- lítica debe resolver. La política perdería una oportunidad de
curso, talante y actuación. La política es una mezcla ocasional establecer cuáles son sus responsabilidades si viera en ello
de postergaciones, administración y táctica. solamente una injerencia injustificada, pero no acertaría a-de-
El lenguaje político es el primero en registrar esa insignifi- terminar en qué reside la falta de justificación de que se apli-
cancia, fundamentalmente en su tono abstracto y convencional. quen a ella los métodos propios de la economía, la justicia o la
La gente oye hablar de niveles, factores, problemas e índices y comunicación. Podría suceder entonces que la política siguiera .
se desentiende de los asuntos políticos, lo cual da una oportuni- funcionando y se ocupara de sí misma sin que eso molestara a
dad a los siniestros simplificadores. Muchos de los conceptos nadie porque sus prestaciones fueran irrelevantes para los otros
que todavía manejamos tienen un aspecto cansado y resulta di- sistemas, hasta el punto de que se planteara la cuestión acerca de
fícil inventar otras categorías desde la que comprender algo me- qué funciones sociales cumple que no puedan ser llevadas a cabo
jor la realidad social. Esta precariedad hace que tengamos la por otros sistemas incluso de un modo más profesional. De esta
sensación de vivir en una sociedad desconocida) cuya realidad se carencia se benefician los diversos populismos que presentan
mueve más rápidamente que nuestro vocabulario político, siem- para solucionar los problemas políticos a quienes han acredita-
pre tan lento e impuntual. Casi todos ios diccionarios políticos do estar en condiciones de solucionar otro tipo de problemas,
y sociales han envejecido aunque sus conceptos sigan utilizán- de tipo empresarial o judicial por ejemplo, o son líderes en el
dose. Buena parte de nuestros discursos los conforma un len- mundo de la comunicación. Las aspiraciones políticas de em-
guaje ruinoso e inapropiado. Cubrimos con las mismas fachadas presarios, jueces y periodistas se apoyan en la incompetencia de
verbales realidades que han cambiado radicalmente. Nos pare- los políticos y en el agrado con que son recibidos los mensajes
cemos a alguien que sigue tratando de atrapar algo con un bra- simplistas en un mundo abrumado por la complejidad.
zo que ha perdido o a quien vive de una renta hace tiempo ago- No es extraño, por tanto, que en los aledaños de la ciencia
tada. política reine desde hace tiempo una retórica inaugural cuyo re-
Pero los cambios que se nos exigen van más allá de las deno- verso es la perplejidad. La proclamación de una cesura históri-
minaciones. En el marco de esa transformación de la política ca, los rituales de bienvenida hacia alguna novedad o las despe-
que exigen las nuevas circunstancias, lo fundamental es deter- didas solemnes de conceptos inservibles pueden ser acertadas
minar qué exigencias se debe plantear a la profesión política. pero también ponen de manifiesto que no se sabe muy bien qué
Esa extraña mezcla de incompetencia y pericia que caracteriza a está pasando. Es relativamente fácil registrar que algo ya no
la política es inevitable cuando no están claras las funciones que funciona, pero las cosas se complican cuando se trata de aventu-
se esperan de ella. La cuestión estriba en qué podemos pedir a la rar qué lo va a sustituir. Todo lo cual, tratándose de política, no
política que no puedan darlo otras funciones sociales. El hecho es especialmente grave, pues se trata del saber menos exacto de
de que esto no esté muy claro puede ser la causa que explique la cuantos tenemos, con el agravante de que tampoco podemos
irrupción en la política de empresarios, jueces o periodistas, ja- prescindir de él (como hacemos con otras cosas menos necesa-
leados por una demagogia simplista que dice despreciar la in- rias que nos desconciertan) sin pagar un alto precio. .
competencia de la clase política cuando en realidad desprecia las Este desconcierto está producido, en buena medida, porque
exigencias de la vida democrática. · lo que sucede en la realidad política es mucho más interesante

I2 13
INTRODUCCIÓN INTRODC.:CCIÓN

que los conceptos con los que se interpreta. Como dice Xavier indiscutible que oculta la dificultad y disimula las propias per- "'
Rubert de Ventós, «hay más cosas y experiencias que discursos plejidades. Es avanzada aquella política que recoge las pregun-
repertoriados donde aparcarlas y neutralizarlas». Es bastante ló- tas incómodas que la pereza mental no quiere hacerse por mie-
gico el lamento por lo mal que funciona la política: es el arte do a tener que cuestionar sus cómodos esquemas, sus prácticas
más difícil, donde se tramita más incertidumbre y se manejan habituales y su falta de atención hacia las cosas que se mueven.
asuntos tan sólo verosímiles, contingentes, con escasa informa- La verdadera demarcación política es la que distingue a los que
ción y urgencias de tiempo. Y esta dificultad se agudiza cuando no encuentran más que motivos para confirmar cuanto sabían
la política ya no se deja atrapar en las simplificaciones de las frente a los que son capaces de incertidumbre. Las nuevas situa-
ideologías tradicionales, que hacían de la sociedad algo manejable ciones recuerdan a la política que ante cada reforma ha de plan-
y previsible. tearse la pregunta de si está ante problemas que simplemente
Estamos en una época de transformación de la que ni los op- puede solucionar o sí se trata de transformaciones históricas que
timistas ni los pesiinistas pueden predecir si resultará una revi- exigen una nueva manera de pensar. La innovación procede
talización de la política o la normalización de su forma degrada- siempre de que alguien se preguntó si lo hasta entonces dado
da. La cuestión es saber si bajo las actuales condiciones de una por válido se ajustaba a las nuevas realidades. Quien sea capaz de
complejidad inabarcable, cuando todo parece acontecer con concebir el cambio como oportunidad, verá cómo la erosión
una dinámica enfrentada a las posibilidades configuradoras del de algunos conceptos tradicionales, de su rigidez y angostura,
gobierno, es posible encontrar un equivalente moderno para hace nuevamente posible la política.
lo que era la política en el mundo antiguo. La pregunta que La política consiste, fundamentalmente, en hacerse una idea
Hannah Arendt se planteaba hace cincuenta años--«¿tiene la del conjunto y compatibilizar en lo posible los elementos que
política algún sentido?»-mantiene su actualidad. están en juego. Para ello es necesario disponer de una visión
La función principal de la política es la producción y distri- general (o imaginársela, actuando un poco...a ciegas, tentativa-
bución de los bienes colectivos necesarios para el desarrollo de mente, asumiendo riesgos, como suele ser el caso). Las circuns-
una sociedad, para lo que se requiere adoptar una serie de deci- tancias lo han puesto todo más complicado porque esta abarca-
siones, en un tiempo limitado, con escasez de datos y recursos, bilidad es el recurso más escaso en una sociedad que se ha vuelto
en un medio extremadamente complejo que las nuevas condi- más opaca, en la que se ha multiplicado casi todo: los niveles de
ciones sociales no parecen sino embarullar. El perfil que define gobierno, los sujetos que intervienen en los procesos sociales,
la competencia profesional del político es una capacidad espe- los escenarios sociales, las exigencias contradictorias (econonúa,
cial para tomar decisiones colectivas en situaciones de elevada política, cultura, seguridad, medio ambiente ...), las materias que
complejidad. La política es un ámbito de innovación y no sólo son objeto de decisión, los impactos de cada intervención. Aun-
de gestión. Y la creatividad tiene mucho que ver con el hallazgo que haya todavía quien encubre su perplejidad con retóricas
de un lenguaje apropiado para hacerse cargo de lo nuevo. Aquí simplificadoras, nuestros problemas no se solucionan buscando
podríamos encontrar un nuevo eje para delimitar la izquierda de un culpable porque no se deben a la mala voluntad de unas elites
la derecha, un indicativo para reconocer el progreso frente a la conspirativas, a la maldad de la clase doininante o a la ignoran-
tradición. Lo innovador es la capacidad de descubrir problemas, cia culpable de quienes gobiernan. Todos los agentes colectivos
nombrarlos y hacerles frente; lo conservador sería la seguridad padecen de una cortedad de vista. Muchos son los motivos que

IS
INTRODUCCIÓN
INTRODUCCIÓN
avalan la dificultad de conseguir un orden social inteligente e in-
veniencia de pasar del ideal de un gobierno fuerte a lo que po-
teligible.
dría llamarse «un gobierno débil del cambio social». Toda fór-
No es extraño que, estando así las cosas, la mayor acelera-
mula de gobierno fuerte (soberano, del centro hacia la periferia,
ción social coincida con el menor interés por ensayar fórmulas
de arriba hacia abajo, directo) es pretenciosa y poco realista.
innovadoras; cuando las cosas cambian demasiado, la gente no
«Las potencias vinculadas al dinero y a la tecnología prevalecen
se mueve, huye de la experimentación. Precisamente una de las
y modifican el papel de la política. Si bien ello libera a las socie-
características más decepcionantes de nuestra práctica política
dades más desarrolladas de la pesadilla de tentaciones autorita-
es su estancamiento casi ritual, el temor a salirse de las fórmulas
rias y planificadoras del cambio, las deja también relativamente
convencionales que han funcionado hasta ahora. De ahí su ten-
indefensas ante esas fuerzas que conjugan dinero, mercado glo-
dencia a la tecnocratización, el convencionalismo y la inmovili-
bal y tecnología» (Donolo 1999, 139). Pero en este contexto no
dad. Es llamativo que en el mismo mundo convivan la innova-
desaparece la política; tan sólo se desvanece la posibilidad de
ción en los ámbitos financieros, tecnológicos, científicos y
confiarlo todo en el recurso a sus mecanismos tradicionales:
culturales con una política inercial y marginalizada (Vallespín
control, protección homogeneizadora, domesticación social. La
2000, 12 ). El repliegue de la política frente al vigor de la econo-
riqueza de un gobierno está en otra parte: en su capacidad de
mía o al pluralismo del ámbito cultural es un dato que merece
promover la cooperación, en su atención a criterios como la sos-
ser tomado como punto de partida de cualquier reflexión acerca
tenibilidad y la compatibilidad. Por esta línea parece discurrir la
de la función de la política en el momento actual.
posibilidad de dar con el sentido de la política en una sociedad
Hasta la enumeración de los males es muy poco original.
en que se han multiplicado los procesos de autoorganización y
Hace ya tiempo que se insiste en llamar la atención sobre las di-
:fraccionamiento social.
ficultades que proceden de los límites de la política, los costes de
Un mundo que está pidiendo ser reinterpretado nos exige
la burocracia y la inestabilidad de la economía. En el mundo
contemplar la política de forma no convencional, abrir nuestra
avanzado se da la paradoja de que el desarrollo de la ciencia y de
mirada a una realidad mucho más compleja. Para lo cual resulta
la técnica producen una realidad social menos gobernable. Y
útil el consejo de Hirschman (1982, 132-133) de <<abordar cau-
quizá sea ésta una de las claves para entender lo que nos pasa.
sas públicas con entusiasmo, pero sin el arrebato-y las expectati-
En otras sociedades la catástrofe ha sido algo ocasional; la de-
~as milenaristas que garantizan el fracaso y la decepción genera-
sestabilización, una amenaza eventual y pasajera. En las socie-
hzada».
~ades contemporáneas los procesos adoptan configuraciones
Si es verdad que estamos obligados a pensar de nuevo la fun-
mestables e incluso caóticas. La democracia y el mercado son
ción de la política en el siglo XXI, la primera tarea consiste en
instituciones que viven en medio de las crisis y desequilibrios.
volver a pensar sus lugares comunes, el concepto que nos hemos
Por eso la incertidumbre y la inestabilidad son características
forjado del oficio político. La primera parte de este libro exami-
n?rmales de los actuales procesos políticos, sociales y económi-
na precisamente esas prestaciones básicas que esperamos de la
cos. Y por eso mismo se debilitan los instrumentos clásicos del
política: su capacidad de tramitar posibilidades, oportunidades y
gobierno, que ya no sirven para una sociedad radicalmente de-
compromisos, su función mediadora y de atención al bien co.:..
sordenada e inordenable.
mún, la necesidad que tiene de limitarse a sí misma y generar
Las vías de solución más clarividentes apuntan hacia la con-
una ética interna. En la segunda parte se inspeccionan algunos
16
17
INTRODUCCIÓN

rasgos de la sociedad contemporánea que invitan a una transfor-


mación de la política. Determinadas modificaciones del plura-
lismo o la identidad, así como los cambios generados por las PRIMERA PARTE
nuevas funciones de la opinión pública, por las dificultades
planteadas en materia de seguridad o el tratamiento político de EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO
la naturaleza parecen estar exigiendo un replanteamiento de los
tópicos habituales de la política. Esa nueva cultura política-tal
es el tema del que trata la tercera parte del libro--supone una
transformación en la manera de entender el estado y el gobier-
no, así como una nueva diferenciación ideológica entre la dere-
cha y la izquierda que posibilita síntesis inéditas y altera no po-
cas de nuestras cómodas instalaciones. Es imposible hablar de
política de manera imparcial, como un notario que registrara
meramente lo que pasa, sin introducir valoraciones y juicios,
que en estos asuntos adquieren siempre una cierta dimensión de
adivinación del futuro. El tratamiento filosófico de los temas
políticos no se sitúa al margen de esa parcialidad. Su contribu-
ción no consiste en hablar desde alguna posición privilegiada,
sino en justificar y argumentar. La filosofía política tiene ade-
más una especial obligación de atender para entender lo que
pasa. En un mundo que parece más complejo e incomprensible
que los anteriores, comprender es un bien escaso. En otras épo-
cas, interpretar la realidad era una pérdida de tiempo, una dis-
tracción de las exigencias de la praxis; ahora es un modo de
actuar sobre la realidad, una verdadera actividad política que co-
mienza desenmascarando aquellas formas de pseudoactividad
cuya aceleración y firmeza se deben precisamente a que no se
tiene ni idea de lo que pasa.

r8
I

LA POLÍTICA COMO POSIBILIDAD

Si se anunciara un curso de management del mundo habría soli-


citudes a patadas. Se apuntaría una gran cantidad de aspirantes a
controlarlo todo, entre conductores frustrados del universo,
gente a la que el mundo no le funciona bien, los preocupados
por el cursó catastrófico de las cosas, aquellos a los que la reali-
dad se obstina en no hacerles el menor caso, terapeutas 'del cos-
mos, ojeadores de catástrofes, visionarios del porvenir, respon-
sables del destino de la humanidad, gerentes de la historia
universal... Porque una queja garra cada vez más adeptos: esto no
hay quien lo controle y el descontrol es una calamidad. Ese la-
mento sólo puede provenir de quien tolera mal la azarosidad de
muchas cosas y está fascinado por la responsabilidad. Sentirse
culpable de algo equivale a considerarse capaz de ello; las perso-:-
nas demasiado rigurosas para asumir deberes suelen tener una
extraña adición a los poderes correspondientes. Esta singular
coincidencia debería hacernos reflexionar sobre una amenaza
más grave que la de una completa irresponsabilidad: uI1 mundo
de responsables es un mundo de poderosos, y si la responsabili-
dad se refiere a cosas tan serias como el futuro de la humanidad,
casi todo está justificado.
Hay un principio elemental que debe regir todos los movi-
mientos que ponemos en marcha: no enciendas nada que no se-
pas apagar, no muevas nada que luego no puedas parar. El céle-
bre poema de Goethe acerca del insensato aprendiz de brujo
enseña que no hay que invocar espíritus mientras no se conozca
la fórmula para deshacerse de ellos. En todo instrumento de
mando buscamos un interruptor para el on y otro para el off; a

2I
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO
LA POLÍTICA COMO POSIBILIDAD

una compañía aérea nos dirigimos confiando en que para todo detenido movimientos incontrolados. Es seductora la idea de
vuelo de ida nos proporcione otro de vuelta; es normal que de que gobernar sea algo parecido a controlar un móvil obediente
un vehículo esperemos que el efecto de su sistema de acelera- con una mecánica precisa. Pero no expresa más que un ingenuo
ción pueda ser anulado completamente por un mecanismo de deseo inaplicable a la acción que-a través de la política o la
freno correspondiente. En estos casos, la competencia técnica es econorrúa-se ejerce sobre algo tan ingobernable como una so-
inseparable del control de la función de reversibilidad. ciedad de hombres libres. En nuestro mundo desincronizado
Pero cualquiera puede advertir la precariedad de este princi- esta metáfora es un error que se paga con el desconcierto o la
pio si se tiene ep. cuenta que muchas realidades-el proceso del amargura. La equivocación consiste en trasladar la idea de go-
mundo, la vida misma en su conjunto--no son iniciadas ni aca- bierno a procesos que no lo permiten. El concepto de ingober-
badas por nosotros. El dominio sobre la reversibilidad está limi- nabilidad-acompañado habitualmente con un gesto de desa-
tado a unos ámbitos de la vida; en otros, de lo que se trata es de grado--refleja una exigencia excesiva que se dirige a la política:
orientarse en procesos irreversibles, que antes del descubri- manejar lo inmanejable. La esperanza de solucionar los proble-
miento de la termodinámica y del principio de entropía se lla- mas de pilotaje de las sociedades complejas se basa en haber
maban historia o destino. En la naturaleza del poder está el no po- confundido la conducción de grupos y vehículos con el gobier-
derlo todo y, especialmente, que no todo es completamente no de lo que no es ni un grupo ni un vehículo.
remediable, pues no siempre podemos volver las cosas hacia Frente al exceso de chóferes voluntarios del destino y sedi-
atrás. Parece como si sólo hubiéramos recibido el billete de ida centes movilizadores, para combatir la sugestión de un poder y
de la existencia. El movimiento que somos y que producimos es un deber universales, basta con recordar la terca regularidad de
de tal naturaleza que podemos orientarlo en un sentido o en las cosas, ese coejficient d'adversité des choses que según Sartre
otro, elegir un destino, pero no podemos no elegir ninguno, ir pertenece a la «facticidad» de una libertad situada (1977, 538).
hacia atrás o detenemos. La complicación de nuestras sociedades va a convertirlas en pe-
A estos dos tipos de movimiento corresponden dos tipos de rezosas y poco dóciles a los llamamientos a una movilización
cpnducción. Por un lado tenemos la grata cinética del ir de aquí contra supuestas catástrofes. Para evitar la frustración que esta
para allá y detenerse cuando uno quiera. Por otro lado está la ci- resistencia provoca en los agentes movilizadores no veo otra
nética «trágica» de los ways ofno return, la dirección única de la solución que renunciar al espejismo de una soberanía total,
vía del tiempo, de la continuidad ininterrumpible. Generalmen- como la que se esconde en el furor legislativo, en las prediccio-
te lo que hay es una mezcla de ambas cosas y la sabiduría de la nes arrogantes acerca de lo que hará ese monstruo irracional
vida consiste en aprender a distinguir más o menos lo uno de lo que llamamos sistema económico o conjunto de la población
otro, a no confundir la conducción de vehículos con el manejo mundial. La resistencia de las cosas a su fácil manipulación nos
de lo que no lo es, de lo que no tiene volante ni freno. hace ver los límites del poder de transformarlas y la convenien-
Horacio comparó el estado romano con una nave en peligro cia· de no exagerar el movimiento. La inteligencia está hoy aso-
e interpretó el arte de la política como una especie de navega- ciada a la pausa de la reflexión y la virtud al reconocimiento de
ción exitosa. La metáfora náutica tuvo éxito y desde entonces la propia incapacidad. Quizá también la democracia no sea sino
todo dirigente que se precie ha sabido dirigir algún proceso, un sistema en el que se reconoce un valor positivo a la ingober-
ha sacado a flote algo, ha movilizado lo que fuera necesario o ha riabilidad.
22
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO POSIBILIDAD

Desde esta perspectiva cabe pensar la política como una pe- rrel, 1994, 406)---por la que toda decisión es siempre prematu-
culiar gestión de la contingencia. La distinción política funda- ra y el recurso a la votación tiene el carácter de una prohibición
mental ya no viene establecida por la oposición entre izquierda de seguir argumentando.
y derecha sino entre posiciones que reconocen o tratan de su- La crítica de Weber a la mentalidad antipolítica tiene como
primir la contingencia, entre quienes tienen una visión clausu- destinatario ese modo de pensar que equipara lo contingente
rada de la política y los que la entienden como una realidad con algo despreciable, la marginalización de la contingencia
finita e imperfecta, entre los interesados en la realidad y los ex- hasta hacerla una quantité négligeable. El totalitarismo puede en-
ploradores de lo posible. Max Weber ha sido uno de los que me- tenderse desde la perspectiva de un intento por expulsar la con-
jor han recogido esta propiedad para establecer la naturaleza de tingencia o como su consagración en una forma dé arbitrarie-
lo político (Kari Palonen 1998), especialmente su célebre confe- dad. En ningún caso se negocia con ella para tramitarla y darle
rencia de I 9 r 9 sobre la vocación política. Todas las discusiones un cauce oportuno.
políticas de la primera mitad de este siglo han seguido ese guión Weber sitúa la acción política en el contexto de la aspiración
y han tomado posición frente a la categoría de lo posible. al poder. Esta perspectiva ha sido interpretada en una clave de
El reconocimiento de la contingencia no quiere decir una Realpolitik, pero permite también una interpretación muy dis-
reverencia hacia lo necesario sino más bien la aceptación de un tinta. Aspirar a algo significa orientarse hacia la modificación de
estilo de vida que valora corolarios de la contingencia tales lo existente. El cambio adquiere una posición central en la polí-
como la imprevisibilidad, la incertidumbre, la fragilidad o la tica, mientras que la estabilidad resulta ser más bien una reac-
oportunidad. Elementos de la contingencia política, son, entre ción. La contingencia del «poder actuar de otra manera» se
otros, la alteridad imprevisible de los demás, con cuyo asenti- concreta en un «poder actuar de otra manera distinta a la vigen-
miento debe contarse pero no puede exigirse; la insuperabilidad te». Las circunstancias dominantes, las prácticas habituales, la
de los conflictos, de modo que las disputas no son reconducibles resistencia al cambio, no tienen ninguna dignidad especial. Pue-
a un punto de encuentro definitivo en el que pudiera superarse den incluso entenderse como un índice de estancamiento, una
la diversidad de opiniones; la política como combate, es decir, exclusión de alternativas. También la administración es una pre-
como posibilidad siempre abierta de cuestionar cualquier con- tensión, pero de carácter instrumental, que ignora las oportuni-
senso acerca de medios, fines, valores y formas; la inevitable dades y que sólo entiende las consecuencias secundarias como
parcialidad de los puntos de vista que toma siempre sospechosa advertencias frente a los cambios radicales. El desencantamien-
la pretensión de un representar infaliblemente un interés gene- to del mundo significa para la política que no hay un principio
ral; la consiguiente disposición de tomar partido y comprome- absoluto de razón suficiente, que todo lo vigente está rodeado
terse con lo particular abandonando la cómoda inconcreción de posibilidades alternativas.
de, por ejemplo, las cuestiones de principio; la disposición a Contingencia significa posibilidad de que las cosas sean de
competir y considerar la resistencia de otros como un desafío, otra manera e invita a buscar alternativas. La política significa un
como una contingencia que el político no debe eliminar; la in- lento agujerear duros maderos con pasión e intuición (\Veber 1973,
cómoda finalización de nuestras reflexiones y discusiones, so- 560). La metáfora del agujereador hace de la política una activi-
metidas a la escasez de tiempo--lo que se ha venido en llamar dad casi subversiva, una búsqueda de posibles huecos en el con-
interrupción de la interdependencia o infradeterminación (Ty- tinuo de lo dominante, inauguración y apertura frente a las

25
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO POSIBILIDAD

constricciones de lo existente. En política la realidad es una re- La política es, en primer lugar, una gestión de asuntos desde
ferencia inagotable e indeternúnada. Lo posible es algo más que el punto de vista de su contingencia, es decir, considerándolos
lo meramente posible, es un marco de acción. Las oportunida- como abiertos, decidibles, imprevisibles, opinables, controverti-
des en relación con las expectativas y los efectos secundarios es- dos, revisables. Gracias a esta propiedad la perspectiva política
tablecen los puntos de referencia para la acción, el ámbito en el se distingue de otras actividades como las que llevan a cabo los
que tiene lugar la precisión de lo posible. científicos, los militares, los moralistas o los economistas. Por
Y es que las políticas, además de buenas o malas, pueden ser supuesto que cabe tratar los asuntos políticos como algo solu-
también efectivas o inexistentes. No todo el que está en el esce- cionable por éstos, pero ése no es el núcleo de lo que entende-
nario hace política; algunos están pero no hacen nada que pue- mos como específico de la política. Lo específicamente político
da ser designado como una operación de carácter político. En es aquella dimensión de los problemas que no pueden resolver
esa situación se encuentran, por ejemplo, los que pegan tiros en adecuadamente esas otras profesiones. Politizar es situar las co-
lugar de trabajar por convencer y, en un nivel menos dramático, sas en un ámbito de pública discusión, arrebatárselas a los técni-
quienes no han entendido la lógica que rige estos asuntos y cos, los profetas y los fanáticos.
creen que la política es otra cosa, como deducir aplicaciones de Hacer política es renunciar a otro procedimiento que no sea
algunos principios generales suministrados por la ideología o las convencer, pero convencer a otros es algo que nunca puede es-
ciencias, no prestar suficiente atención y análisis a la realidad so- tar plenamente garantizado. Quien entra en un diálogo, aunque
cial sobre la que se pretende actuar, plantear las cosas en térmi- las reglas del juego estén muy claras, no sabe exactamente cómo
nos o bien excesivamente conciliadores o bien de aniquilación va a salir. Solamente es sincero un diálogo en el que yo pueda
del adversario. Son algunas de las actitudes que convierten ac- convencer a otros, pero en el que también pueda ser convenci-
ciones aparentemente políticas en algo con{pletamente diverso. do, en todo o en parte. Lo demás son escenarios para la auto-
Quien actúa de ese modo no hace propiamente política, sino confirmación. Dialogar es siempre algo arriesgado y así parecen
algo que a lo sumo se le parece. haberlo entendido los que se niegan a hacerlo temiendo perder
¿En qué consiste ese tipo de acción que llamamos política? algo en esa operación. Forma parte de la naturaleza de la políti-
¿Qué esperamos de quien ha ganado unas elecciones o de quien ca una imprevisibilidad más radical que en otros asuntos. Los
las ha perdido? ¿Qué es lo que no hace un partido o un político efectos de lo que se dice y de lo que se hace no están nunca su-
cuando no'interpreta bien la realidad social, cuando no se deci- ficientemente garantizados. La abundancia de medios no asegu-
de o se anquilosa? ¿A qué invitamos concretamente cuando exi- ra el efecto previsto. Tal vez sea esta propiedad la que asemeja a
gimos que el terrorismo abandone la violencia y haga política? la política con el juego, por lo que hacer política consista en
A mi juicio, la política, especialmente cuando queremos dife- realizar apuestas arriesgadas, más que en programar, calcular,
renciarla de otras actividades, exige fundamentalmente dos co- ordenar o planificar.
sas: r. Haber caído en la cuenta de que su terreno propio es el de Las elecciones son precisamente el momento de máxima in-
la contingencia y 2. Una especial habilidad para convivir con la certidumbre, cuando el principio de que todo es posible planea
decepción. Habrá sin duda otras definiciones más exactas, pero sobre todos como una promesa o como una amenaza. U na elec-
seguro que ninguna de ellas deja de recoger, en alguna medida, ci6n es una interrupción de la inercia, una institución de ruptu-
estas dos propiedades. · ra de la continuidad. En ese momento se visualiza de manera

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EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO POSIBILIDAD

evidente que la política nos introduce en un mundo en el que pueda sustraerse a la obligación de formar una mayoría. Hay
hay que responder y dar cuentas, que el poder no es absoluto ideas muy valiosas en toda oposición y alternativas que no dejan '
porque está obligado a revalidar, que la política no da más que de serlo por una mala acción política. En una sociedad demo-
oportunidades a plazos. Por eso en todo proceso electoral se crática hacer política es el único instrumento legítimo para
concentran como en ningún otro momento tanto miedo y tanta construir una nueva mayoría o para conservarla.
esperanza, porque nunca hay tanto en juego ni es la realidad
algo tan incierto y contrastado con lo posible. El juego demo-
crático, aquello a que todo participante se somete implícitamen-
te, consiste en que quien ha ganado podría haber perdido y
siempre podrá perder.
Tan necesarios como son en una democracia los momentos
de incertidumbre, lo es también ponerles término una vez supe-
rada la sorpresa electoral. La decisión de extenderlos a lo largo
de la siguiente legislatura es un indicio de falta de madurez de-
mocrática. No se puede vivir permanentemente en campaña. En
algún momento hay que recoger el veredicto y hacer con ello la
política que se pueda.
De ahí que la política sea fundamentalmente un aprendizaje
de la decepción. Está incapacitado para la política quien no haya
aprendido a gestionar el fracaso o el éxito parcial, porque el éxi-
to absoluto no existe. Hace falta al menos saber arreglárselas
con el fracaso habitual de no poder sacar adelante completa-
mente lo que se proponía. La política es inseparable de la dispo-
sición al compromiso, que es la capacidad de dar por bueno lo
que no satisface completamente las propias aspiraciones. Simi-
larmente los pactos y las alianzas no acreditan el propio poder
sino que ponen de maajfiesto que necesitamos de otros, que el
poder es siempre una realidad compartida. El aprendizaje de la
política fortalece la capacidad de convivir con ese tipo de frus-
traciones e invita a respetar los propios límites.
Perder no es dejar de tener razón, porque tampoco haber
ganado le asegura a uno el tenerla. Tener razón no depende de
tener la mayoría (existe incluso una estupidez típica de la mayo-
ría que viene a consistir en querer tener, además de la mayoría,
la razón), aunque en política no hay conducta razonable que

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LA POLÍTICA COMO OPORTUNIDAD

Las instituciones políticas suelen combinar con frecuencia


2 ambas cosas, pues la apelación teórica a los principios no es in-
compatible con una práctica chapucera. A veces el doctrinaris-
LA POLÍTICA COMO OPORTill\i"1DAD
mo y la chapuza se llevan estupendamente, en un mismo parti-
do e incluso en una misma persona, dependiendo del día de la
semana o del calendario electoral. Se elaboran los programas
políticos sin tomar nota de lo posible y se gestiona la cosa públi-
ca sin tener en cuenta lo que sería deseable. Los gabinetes para
Casi todos los motivos de desprecio hacia la política suelen ra- la imaginación del futuro definen los objetivos sin contar con las
dicar en la quiebra de una expectativa desmesurada. La formu- posibilidades y los gestores del presente manejan las posibilida-
lación de los objetivos políticos coincide en el tiempo con las des sin respetar los objetivos. Política de diseño y política de re-
campañas electorales, momento poco apropiado para la refle- miendo conviven y se legitiman mutuamente. Están hechas la
xión. Los proyectos políticos son imaginados entonces como si una para la otra.
se fuera a disponer de una mayoría absoluta y la realidad social Entender la política como el discernimiento inteligente de
pudiera ser fácilmente maleable. Pero lo cierto es que las elec- la oportunidad supone alejarla del doctrinarismo que trata
ciones se ganan con una doctrina que debe ser abandonada pre- de imponer unos esquemas rígidos a un mundo complejo. La po-
cipitadamente en cuanto se constituye el nuevo escenario políti- lítica no comienza con un plan exacto, un contrato social origi-
co. A partir de ese momento, con el graderío sembrado de nario o una plataforma de consenso. No existe un ideal político
promesas, el espectáculo que se ofrece no puede dejar de ser independiente de la práctica y de la experiencia, que es siempre
percibido como un ejercicio de oportunismo, componendas y limitada, escasa, finita y posibilista. El filósofo liberal Michael
transacciones inconfesables. Tal vez por eso los pactos sean sus- Oakeshott tenía un ejemplo favorito para criticar el absolutismo
critos de una manera tan vergonzante y tan fácilmente critica- de la teoría en política. Se trata de la historia de la invención de
dos por la oposición. La acción política aparece entonces como los bloomers, una especie de bombachos o pantaletas, cuyos
una estrategia de apaño para mantenerse a flote, como un ejer- creadores presentaron con una retórica enfática para defender que
cicio de improvisación y rectificaciones apresuradas. era la única vestimenta racional para que las mujeres montaran
En este panorama, defender el arte de la oportunidad políti- en bicicleta. Evidentemente, los bloorners no era ni la única ni la
ca-tal es mi intención-supone hacerse acreedor de todas las más racional de las soluciones, sino la más plausible de las que se
iras que se dirigen contra los abusos de la política. Si, a pesar de podían imaginar en 1880 para el problema de cómo debían ves-
todo, insisto en mi propósito, es porque pienso que el don de la tir las mujeres sobre la bicicleta. Lo que esa prenda realmente
oportunidad no equivale al oportunismo, pero despoja a los satisfacía era un conjunto de necesidades, demandas y prejuicios
asuntos políticos de esa deriva permanente hacia la región de las que nadie hasta entonces había conseguido articular. Los bloo-
cuestiones de principio. La racionalidad de la política es el apro- mers no eran la solución racional que se deducía de unos princi-
vechamiento de la oportunidad, algo de lo que son incapaces los pios; eran simplemente la mejor improvisación de la que alguien
doctrinarios y que desprestigian los oportunistas con su conduc- fue capaz en aquel momento. Para Oakeshott todas las ocurren-
ta mezquina. cias políticas son bloomers. Las soluciones a los problemas prác-
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO OPORTUNIDAD

ricos que se presentan como deducciones irrefutables de unos la necesidad hecha virtud. Casi todas las cosas buenas que desde
principios terminan por revelarse como una reflexión improvi- la política se consiguen para la sociedad fueron el resultado de
sada del consenso social implícito en cada época. que alguna circunstancia impedía que se hiciera lo contrario. La
El error consiste en pensar que cualquier cosa que hacemos división de poderes no fue una ocurrencia de los poderosos para
se basa en principios abstractos o planes ideales. En la política mandar menos sino un freno que los gobernados hicieron valer
no puede separarse el acto de pensar sobre ella de su realización cuando pudieron amenazar con la desobediencia. Las conquis-
en la práctica. Lo que más se le parece es la actividad de cocinar. tas laborales no se han debido a la generosidad social de la pa-
Nadie se hace cocinero adquiriendo una idea teórica de la gas- tronal sino a su temor a la ruina económica. Por lo general, no
tronorrúa. El proyecto y el plato surgen al mismo tiempo. Un li- nos pusimos de acuerdo para realizar algo común porque sintié-
bro de cocina no ha sido elaborado al margen de la experiencia ramos un fervor inexplicable por el consenso, sino porque no
concreta de lo que la cocina da de sí. El libro de un cocinero es había más remedio. Las situaciones fáciles--como una mayoría
una síntesis de lo que el cocinero ya sabe hacer; el libro es un re- absoluta, una ciudadanía dócil o una coyuntura económica muy
sultado de la actividad, no su origen. Por eso un mal cocinero no favorable-invitan a políticas de corto alcance, a no limitar el
es alguien que ha leído pocos libros sobre la materia, que carece propio poder, a despreciar al adversario. Como puede acreditar-
de una concepción acerca de cuál debería ser el mejor modo de se históricamente, el acierto político le debe mucho a la imposi-
cocinar. Un mal cocinero es, sencillamente, alguien que coci- bilidad de hacer otra cosa. En este sentido puede entenderse la
na mal. afirmación de Walter Benjamín de que «no hay tiempos de de-
Lo que un político tiene a la vista son oportunidades que cadencia» (1983, 1023); hay circunstancias difíciles para llevar a
puede aprovechar, no libros que debería leer antes de tomar las cabo una determinada política, pero el oficio político siempre
decisiones. Por eso la política va siempre por detrás; es una res- sabrá descubrir qué cabe hacer en medio de la adversidad.
puesta, mejor o peor, a una coyuntura, no una iniciativa absolu- La oportunidad significaba para Weber realizabilidad, ries-
ta. Las decisiones que parecen más audaces están precedidas por go, suerte, con todos los matices de una experiencia de la
determinadas situaciones sociales. No se permitió votar a las contingencia. La oportunidad no significa principalmente el
mujeres porque sus derechos fueran repentinamente descubier- kairos--como la occasione de Maquiavelo--sino esas posibilida-
tos, sino porque en otros muchos asuntos ya tenían de hecho des de obrar de otro modo que casi siempre están presentes en
poder de decisión. Los gestos inaugurales suelen ser sanciones la acción y deben ser objeto de ponderación. «Es cierto que una
de circunstancias que están a punto de imponerse por completo. buena política es siempre el "arte de lo posible". Pero no es me-
Actualmente se emplea mucho la expresión -«liderar», pero de nos cierto que con mucha frecuencia lo posible sólo fue alcanza-
un buen político no deberíamos esperar mucho más que una do porque se apuntó más allá de las imposibilidades existentes»
agudeza especial para percibir los momentos oportunos. De he- (1973b, 514). En este sentido posibilitador cabe entender la
cho, cuántos éxitos políticos son explicables por el aprovecha- idea de la política como inauguración y comienzo en Hannah
miento inteligente de una buena situación económica y cuántos Arendt. «Si el sentido de la política es la libertad, esto quiere de-
fracasos se deben a la mala fortuna, a que una buena idea se pre- cir que en este ámbito--y en ningún otro--tenemos el derecho
sentó en un momento inoportuno, o sea, que no era tan buena. de esperar milagros. No porque fuéramos supersticiosos sino
Una teoría política debería incluir un elogio del apremio, de porque los hombres, en la medida en que pueden actuar, están

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EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO
LA POLÍTICA COMO OPORTUNIDAD

en condiciones de realizar lo mverosímil e incalculable, y lo


que esto suponga decidir si corresponden a un principio abs-
realizan habitualmente, lo sepan o no» (1993, 35).
tracto pre-existente. Las acciones acreditan a las ideas y no al re-
El político se parece mucho a los varones de ciertas tribus
vés. Cuando algo va mal, va mal porque va mal, no porque sea
del Pacífico austral que gimen ruidosamente dolores de parto
teóricamente mconsistente o responda a un plan mal aplicado.
fuera de la choza mientras sus mujeres están pariendo dentro;
El triunfo de la política democrática consiste en convertir en
uno simula las penas, pero la otra es quien da a luz. Las discu-
virtudes las faltas de coherencia, las rectificaciones sobre lo ini-
siones políticas son ruidos frecuentemente meficaces en espera
cialmente diseñado o la improvisación apresurada. Solía decir
de que llegue el último momento posible para realizar los cam-
Orwell que el juicio acerca de la moralidad de un político debe-
bios mevitables. Nos han enseñado que esto es lo que hace de la
ría hacerse sobre la base de si dejaba un olor limpio a su paso.
política algo frustrante, irresponsable y fraudulento, pero debe-
Como afirmaba Camus de la política: «elle est un accent» ( r 97 5,
ríamos acostumbramos a considerar que esto es lo que la cons-
r 2 54). Si nuestra idea del héroe político no se contenta con es-
tituye.
tas modestas apreciaciones, deberíamos preguntamos si esta-
El éxito de muchos políticos se debe a que no ofrecen más de
mos buscando en la política un tipo de salvación que ésta no
lo que se espera de un dirigente democrático en una sociedad
puede proporcionamos, afortunadamente.
democrática: que esté preocupado por la sociedad en su conjun-
to, que tenga sensibilidad para captar lo que la gente q~ere y
acepte esta voluntad como la orientación básica de sus accrones.
Criticar esta política de oportunista obedece al error de pensar
que un baobiemo legítimo debe tener una teoría coherente. en su
núcleo, que un político no debería ser un buen gestor smo un
pensador profundo. Con esto no quiero decir que el político sea
un espectador obediente de lo que pasa, incapaz para la teoría y
el riesgo, un conservero de la tendencia dommante. Para dar
con la oportunidad se requiere trabajo, imagmación y valentía,
.aunque en unas dosis menos ruidosas que las n~cesari~s P.ª:ª
ejercer de activista visionario. Esta defensa de la nnprovisac1on
política tampoco es una coartada para la rendición ante el mer-
cado. Determinado liberalismo entusiasmado por el mercado y
la privatización participa del mismo furor programador que sus
ideologías aparentemente opuestas. Un plan para oponerse a
toda planificación puede ser mejor que lo c~ntrario, pero perte-
nece al mismo estilo de política.
La alternativa es una política en que las ideas desempeñen
una función similar a la que tienen las hipótesis en la ciencia.
Cabe juzgar acerca de su utilidad, valor, efectos o acierto, sin

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35
LA POLÍTICA COMO INVENCIÓN

apertura de posibilidades. Tiene mucho que ver con lo inédito y


3 lo insólito; no es una acción que se atenga estrictamente a la
experiencia de que se dispone. La política es una acción cuyas
LA POLÍTICA COMO INVENCIÓN
consecuencias tienen mayor alcance que sus previsiones. Este
contraste, que vale para casi todas las acciones humanas, es
especialmente agudo en el caso de aquellas que como la política
se llevan a cabo en medió de una incertidumbre extrema. Un
político no puede esperar a que se den las condiciones óptimas
Para dar a entender aJonás hasta dónde llegaba la ignorancia de para hacer algo; si dijera que no puede hacer nada en la actual si-
los habitantes de Nínive, Dios le advirtió que no sabían siquiera tuación, demostraría no saber que la política es el arte de hacer
distinguir la derecha de la izquierda. Sospecho que esta incapa- lo que se pueda con la actual situación. Una de esas circunstan-
cidad de discernir lo uno de lo otro ya no es criterio suficiente cias limitantes es precisamente la escasez de tiempo, la brevedad
para distinguir entre una política y otra. Las similitudes entre en que se desarrollan las deliberaciones y se adoptan las deci-
una política y su contraria disculpan hoy a cualquiera que no en- s10nes.
tienda lo que pasa. Es comprensible la dificultad de distinguir En teoría política se utiliza el calificativo <<ideológico» para
entre el progreso y la conservación cuando el cambio ya no es desenmascarar un engaño. Es ideológico aquello que trata de
pensable más que como aceleración en una dirección conocida y hacer pasar algo por una realidad distinta de lo que es. Así, por
la mayor novedad consiste en ofrecer más de lo mismo, pero con ejemplo, sería ideológica la presentación de una decisión políti-
más rapidez o más énfasis. ca como el resultado de una exigencia técnica, obligada por un
Uno de esos rasgos que comparten las políticas de diverso estado de cosas cuya objetividad es sólo aparente, o sea, intere-
signo es que son igualmente previsibles, que no ofrecen sorpre- sada y subjetiva. El indecisionismo puede ser considerado como
sas ni novedades de temporada, que escamotean el riesgo, en de- una ideología en este sentido peyorativo precisamente porque
finitiva: que no deciden. Hace tiempo que las innovaciones no no es posible no decidir, porque la indecisión es una mala deci-
proceden de instancias políticas sino de la inventiva que se agu- sión. La ideología indecisionista sería una salida digna y modes-
diza en otros espacios de la sociedad. No se concibe, sino que se ta si fuera posible, pero ¿y si no existiera realmente algo así
repara, y la legislación-el paradigma de la instauración de algo como la indecisión? ¿Si la indecisión fuera un tipo peculiar de
nuev9, de apertura de nuevos espacios, introducción de nuevas decisión? Además, como Wittgenstein dejó claro, las omisiones
valoraciones, instrumento de cambio social, corrección de iner- son tan voluntarias como las acciones, aunque no requieran nin-
cias intolerables-degenera en un sistema de disposiciones pro- gún acto que consista en querer omitir lo que no se hace. Para
visionales. En 'tiempos de incertidumbre es comprensible que la ser culpable de omisión, para dejar que suceda Jo que no debe
posibilidad de no hacer nada se presente como la mejor so- suceder, no es preciso proponerse no hacer nada: basta con no
lución. hacerlo.
El espejismo de esa cómoda política contradice lo que de he- Si no se decide sobre determinadas cosas en el momento co-
cho esperamos de ella. La política no es administración, sino rrecto, terminarán siendo decididas sin decisión. Las cosas tie-
configuración, diseño de las condiciones de la acción humana, nen su momento adecuado, que no se puede dejar pasar. El tipo

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EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO INVENCIÓN

de asuntos que tramita la política son aquellos para los ·que no declara que la polémica misma es un error. Pero no hay afirma-
hay demasiado tiempo ni están precedidos por razones técnicas ción que no genere preguntas, ni siquiera una tan ostentosa
abrumadoras, a diferencia de la lentitud que pueden permitirse como la que quiero comentar. Porque, ¿qué va cómo? Ni el su-
otras profesiones tan honradas. Para decidir cuando las cosas jeto ni el adverbio de la proposición son incontrovertibles. Está,
son claras y meridianas ya están los funcionarios de diversa gra- en primer lugar, la cuestión del quién: en qué medida son teni-
duación, los especuladores o los registradores de la propiedad. dos en cuenta unos y otros intereses, los consumidores o los
Pero lo característico de la política es que tiene que ver con productores, los jóvenes o los pensionistas, los desempleados o
asuntos que no pueden esperar, o sobre los que hay que decidir los sindicatos, qué es la mayoría y cómo se define en cada caso,
antes de tener todos los elementos de juicio necesarios (de los qué exclusiones generan nuestras prácticas políticas y de qué
que sólo se dispone cuando ya es demasiado tarde). Éste es el modo puede reintroducirse a los excluidos en el nosotros comu-
riesgo y la grandeza de la política, en la que hemos descargado nitario, a qué derechos de qué minorías hay que prestar una
tanta responsabilidad porque la mayoría de la gente prefiere atención específica ... Hay aquí otro paralelismo con la ·filosofía,
gestionar sin tanto peligro. Por eso al político se le puede per- esta vez en términos kantianos: el pueblo es la cosa en sí de la
·donar casi todo menos la falta de valor y el temor excesivo al ri- política, o sea, lo que no es perfectamente cognoscible, ni se
dículo. puede identificar de manera definitiva, por lo que no hacemos
Tal vez no merezca incorporarse a la historia del pensamien- otra cosa que negociar continuamente su definición.
to político, pero cuando se escriba nuestra historia reciente no El otro asunto es de naturaleza adverbial: cómo se establece
podrá dejar de mencionarse aquello de que «España va bien» lo bueno y lo malo en política. La constelación de valores que
como resumen de la nueva tecnocracia conservadora. El tono de intervienen en la definición de algo como bueno permite una
constatación indiscutible pretende cortar el paso a cualquier in- variedad de posiciones legítimas que no puede prohibirse de
terrogación posterior. Pero los interrogantes no dejan de plan- manera unilateral. U na comunidad política está bien cuando
tearse por mucho que se les trate de espantar. La filosofía de la hay, por ejemplo, orden, paz, libertad e igualdad. Pero esto no
segunda mitad del siglo xx puede entenderse precisamente decide nada acerca de cómo estos valores se relacionan entre sí,
como el intento de pensar la realidad una vez que se ha impues- teniendo en cuenta que, dada la complejidad de nuestra socie-
to el principio de Nietzsche de que no hay hechos sin interpre- d:1d, algunos se excluyen, al menos parcialmente. Las ideologías
taciones. Uno de los resultados de ese descubrimiento ha sido el no son otra cosa que acentuaciones de algún aspecto: hay quien
descrédito del objetivismo, es decir, de la estrategia de aludir a otorga más importancia al orden aun cuando esto suponga un
unos hechos desnudos para declarar innecesaria la interpreta- tr:ltamiento restrictivo de alguna libertad y hay quien prefiere
ción. Si alguien piensa que la filosofía tiene poco que ver con las c:orrcr el riesgo de la inseguridad a cambio de que sean mínimas
prácticas sociales y políticas, debería asomarse a este asunto des- 111s limitaciones de la libertad. En cualquier caso, aunque supon-
de la perspectiva que acabo de mencionar. ¡iunos que lo correcto consiste en un equilibrio entre diferentes
La utopía tecnocrática quiere hacer como que no se entera v11lorcs, existen muy diversas combinaciones que pueden ser ra-
de nada y sigue haciendo ostentación de los hechos mientras de- cion;•lmente defendidas. No hay un único modelo de compro-
clara impertinente cualquier discusión posterior. Pretende ha- fttÍi.o que: deba derrotar inexorablemente a los otros en el tribu-
cer de la política una tarea en la que no cabe la controversia y nul de b razón. La división de partidos e ideologías no se explica

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EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO INVENCIÓN

simplemente por la diversidad de intereses'; es manifestación El tipo de acción que es la política no opera únicamente con
también de la pluralidad de respuestas posibles a los problemas meras reglas de la experiencia, con las enseñanzas cómodamen-
sociales. Se trata de una división que está vinculada a la idea de te almacenadas entre lo sabido. La política es una acción de gran
lo político. Éste es uno de los aspectos por los que la política se alcance; define precisamente aquel tipo de acciones públicas cu-
distingue de la gestión. El arte de la gestión presupone que hay yas consecuencias van más allá de nuestra previsión. Es ésta una
siempre una solución óptima única frente a las dificultades que característica de toda acción humana, por supuesto, pero lapo-
se presentan. El campo político, por el contrario, está fundado lítica es de un modo particular acción bajo condiciones de in-
sobre el reconocimiento de la incertidumbre. · certidumbre.
La cuestión del adverbio es todavía más discutible cuando la La diferencia más clara entre la política y la actividad pro-
lógica que se hace valer es de naturaleza económica. La econo- gramática es que una tiene claro los medios y otra no. Una ac-
mía es una ciencia humana (lo que equivale a decir aquí: discu- ción programática depende de los medios que son necesarios
tible) y tampoco ella está a salvo de la discrepancia. Es por prin- para alcanzar su fin propio. Si no están a disposición, las actua-
cipio polémica la determinación de cuáles son los indicadores ciones deseadas no se pueden llevar a cabo. Un arquitecto no
económicos por los que decidimos que una economía va bien, puede construir si no hay material de construcción. Pero la po-
qué relación guardan entre sí, o incluso cómo se miden con lítica no tiene esa disculpa, pues consiste en hacer lo que se pue-
exactitud. Y también es un asunto abierto el lugar que la econo- de con lo que se tenga. Cuando se carece de los medios para lle-
mía ocupa de hecho o debería ocupar en el conjunto de la socie- var a cabo una acción, es cuando interviene el arte de la política
dad, cómo se compatibilizan las exigencias económicas con los para procurar unos medios alternativos o encontrar algo que
imperativos formulados en el resto de las esferas sociales. sustituya esa acción. La política es el arte de hacer lo mejor po-
La política es precisamente la discusión institucionalizada sible bajo las condiciones dadas.
acerca de los criterios para considerar que algo va bien o mal, el La complejidad del mundo moderno plan.tea además un
espacio en el que se definen y negocian unas y otra vez. Y esto problema específico que se genera por el apoyo que la política
es precisamente lo que la tecnocracia pretende eliminar, sustitu- recibe de los saberes técnicos como el derecho, la economía, la
yendo la política por el manejo de unas legalidades objetivas me- biología o el urbanismo. Es imposible la política sin el recurso a
diante imperativos técnicos. Pero en esta operación se pierden estas ciencias. El asesoramiento técnico ha adquirido tal volu-
aquellos aspectos para los que la política resulta insustituible. Si men que dificulta saber qué es lo específicamente político de
el pensamiento político ha mantenido, desde Aristóteles, la dis- una decisión amparada en tales informes. Pues bien, forma par-
tinción entre gobierno de los hombres y manipulación de las co- te de la moral de la política dejar ver con claridad dónde acaba
sas es porque de este modo se defiende una dimensión especial- la ciencia y dónde comienza la decisión política. Es frecuente
mente valiosa de lo humano. encontrar precisamente lo contrario: la decisión está al princi-
La política no es mera administración, ni mera defensa, sino pio. Un político decide algo y se procura después aquellos certi-
configuración, diseño de los marcos de actuación, adivinación ficados científicos que mejor justifican su decisión, dando así la
del futuro. Tiene que ver con lo inédito y lo insólito, magnitu- impresión de que la decisión no ha sido otra cosa que el resulta-
des que no comparecen en otras profesiones muy honradas pero· do obligado de los conocinúentos científicos. Detrás de muchas
ajenas a las inquietudes que provoca el exceso de incertidumbre. «decisiones inevitables» se esconden verdaderas decisiones, o
LA POLÍTICA COMO INVENCIÓN
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO

sea, opciones que se han adoptado entre varias posibilidades al- realice desde alguna instancia planificadora. Pero el campo de
ternativas y que luego se presentan como si no hubiera otra so- juego no se divide entre los que quieren dejar las cosas corno están
lución. y quienes aspiran a controlarlas completamente. Todos «hace-
Toda política económica tiene implícita o explícitamente un mos» algo, pero hay quien lo reconoce y quien no, hay quien
objetivo social, participa de un proyecto de sociedad, y no pue- hace propuestas y quien las boicotea amparándose en la dificul-
de ser evaluada fuera de este contexto como si no fuera otra cosa tad del asunto. Puede que la derecha lo «haga» mejor. Pero este'
que la aplicación de un principio de gestión. Con frecuencia se juicio no puede hacerse Inientras pretenda desbordar las reglas
plantean sus objetivos de una manera abstracta que les confiere del juego de la política que establecen un abanico de discrepan-
un aire de sumisión a lo inevitable (moneda fuerte, construcción cia legítima acerca de lo que debe hacerse. La política no es un
europea, competitividad, adaptación a la economía mundial). La combate por apropiarse del secreto que gobierna las cosas; es la
gestión <<técnica» de la economía, sea cual sea la realidad de las discusión entre posiciones que se creen mejores que las adversa-
limitaciones sobre las que actúa, constituye de hecho un pro- rias, pero no hasta el punto de declararlas ilegítimas. En esa dis-
yecto de sociedad. cusión todos pueden invocar a su favor el funcionainiento de las
Tras muchas objetividades presuntas y descripciones de he- cosas Inientras no olviden que están argumentando desde una
chos hay decisiones que no se puede o quiere que aparezcan interpretación, todo lo buena que se quiera, de la realidad.
como tales. Los intereses sociales, econóinicos, políticos y cul-
turales de acuerdo con los cuales decidimos acerca de las posibi-
lidades que se nos ofrecen no son un asunto que se pueda aban-
donar al juicio de unos expertos. La responsabilidad política no
es delegable. Dejarse aconsejar significa formarse un juicio pro-
pio, no transferirlo a otros, por muy sabios que sean.
El socialismo de inspiración marxista fue tecnocrático ya
que pensó en poder eliininar la escasez, con lo que el problema
de la distribución dejaba de ser un problema político. Por eso el
estado dejaría de ser necesario y sería sustituido por una socie-
dad comunista: coexistencia sin poder en el bienestar social.
Esto parece ahora propio de la derecha. Ahora son los conserva-
dores los que aspiran a que el problema de la repartición-asig-
nación de recursos, establecimiento de prioridades, tratamiento
diferenciado de los desfavorecidos, corrección de las desigual-
dades-quede definitivamente despolitizado. La utopía tecno-
crática ha pensado siempre que el poder podía ser hecho super-
fluo por la superproducción. La tecnocracia blanda consiste en
dejar que las cosas se decidan por sí Inismas. Por supuesto que
, cada vez es más difícil que la configuración de la sociedad se

42
LA POLÍTICA COMO COMPROMISO

realizable en colaboración con otros que también quieren parti-


cipar en la definición de esos objetivos. La colaboración demo-
4
crática proporciona muchas posibilidades pero impone también
LA POLÍTICA COMO COMPROMISO muchas limitaciones. La política surge de la aceptación de esas y
otras liinitaciones. De entrada, los líinites que proceden del he-
cho de reconocer otros poderes de grupos o intereses sociales
con tanto derecho como uno para disputar la partida.
Para que haya política no hace falta un consenso muy am-
En el origen de la decepción política, en el desinterés o la desa- plio. Un consenso absoluto sólo podría darse mediante la vio-
fección de muchos ciudadanos, se encuentra generalmente el lencia impositiva o la trivialidad general de la que nadie puede
hecho de que se ha esperado demasiado de ella. La política es discrepar; el único acuerdo fundamental que se requiere en una
una actividad civilizadora, que sirve para encauzar razonable- sociedad moderna es la utilización de los medios políticos, que
mente los conflictos sociales, pero no es un instrumento para unos llaman reglas del juego y otros respeto a lo que decida la
conseguir la plena armonía social o el consenso absoluto, ni para- mayoría, y que son dos caras de una Inisma moneda. Casi todos
dar sentido a la vida o garantizar la libertad plena y su buen uso. los regímenes tienen en su origen la experiencia de que cual-
Por eso tampoco es muy grave la apatía política, dentro de unos quier cosa es mejor que la guerra. Antes de nada, una comuni-
ciertos límites. Las democracias pueden soportar un alto grado dad política está formada por personas que se han cansado de la
de desinterés; de hecho, cuando las personas generalmente apá- violencia, para las que deterininados sufrimientos no valen la pena
ticas muestran de repente un vivo interés por la política suele ser y prefieren un comproiniso razonable.
señal de peligro. Forma parte de la normalidad democrática un Por eso la acción política implica siempre transigir. Quien
cierto aburriiniento, que se echa de menos en épocas agitadas. aborda cualquier problema como una cuestión de principio no
Necesitamos abordar los conflictos desde posturas que no puede sentirse a gusto en política, aunque comparezca en ese es-
induzcan a esperar demasiado ni demasiado poco. En toda inte- cenario. Quien habla continuamente el lenguaje de los princi-
ligencia política hay una decepción bien aprovechada. Hay que pios, de lo irrenunciable y del combate se condena a la frustra-
aceptar los líinites de la política y hacérselo saber a los propios ción o al autoritarismo. El hombre de las reivindicaciones
seguidores. La política sirve nada más y nada menos que para absolutas es incapaz de negociar y terinina no obteniendo nada,
conciliar intereses naturalmente divergentes. Es el mejor medio ni siquiera lo que podría haber conseguido con una estrategia
para resolver los conflictos de intereses que surgen entre la plu- inteligente. La primera dificultad para la consecución de acuer-
ralidad de valores e intereses que caracterizan a las sociedades dos políticos está en el empleo abusivo del lenguaje impreciso
avanzadas. Pero la política sirve a la pacificación cuando se en- de los principios. No se puede hacer un programa político con
tiende y se practica como comproiniso, como pacto y acuerdo, palabras incuestionables como democracia, diálogo, libertad o
no como un medio para conseguir plenamente unos objetivos justicia, sin decir al mismo tiempo cómo se van a desarrollar,
diseñados al margen de las circunstancias reales, fuera de la ló- concretar o aplicar en el caso concreto. Cuando falta esta con-
gica institucional o sin tener en cuenta a los demás, entre ellos a creción uno puede temerse que esas palabras van a arrojarse
quienes no los comparten. Cualquier objetivo político sólo es contra el discrepante en los. medios como si no estuviera de

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EL CON'CEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO COMPROMISO

acuerdo con los fines. La actividad política es importante no los desprecia al tiempo que no consigue sustituirlos. El público
porque no existan ideales sino porque hay demasiados. La polí- que les juzga tan duramente disfruta de una cómoda competen-
tica no cuestiona la posible grandeza de esos ideales; se limita a cia y delega en ellos una función para la que cualquiera es in-
establecer el escenario en el que debatir acerca de ellos sin im- competente. Nadie puede hacer del todo bien eso de ocuparse
posiciones ni violencia. del bien común o tomar decisiones públicas con urgencia en
La política fracasa cuando los grupos rivales preconizan ob- medio de una gran incertidumbre. A esta dificultad se debe el
jetivos que según ellos no admiten concesiones y se consideran que la política resulte tan necesaria como poco estimada.
totalmente incompatibles y contradictorios, por lo menos tal Si hubiera que definir la función de la política en pocas pa-
como los formulan los protagonistas. Todos los fanáticos creen labras, yo diría que se trata de la capacidad de convertir lo dis-
que sus oponentes están fuera del alcance de la persuasión polí- yuntivo en aditivo. El sociólogo Ulrich Beck hablaba a este pro-
tica. Nadie que no sea capaz de entender la plausibilidad de los pósito de una gestión del <<y>>. La buena política transforma el
argumentos de la otra parte podrá pensar, y menos actuar, polí- «esto o aquello» en un «esto y aquello», sustituye la dicotomia
ticamente. Éste es el primer requisito para que se desplieguen amigo-enemigo por relaciones de cooperación. La política es la
las virtualidades pacificadoras de la política: argumentar bien, resistencia-siempre fracasada o realizada parcialmente--con-
ponerse al alcance de los argumentos del oponente y no refu- tra la imposición, la confrontación y la exclusión, el empeño por
giarse en la vaguedad de los conceptos generales. resolver los problemas sociales en términos de integración, un
Los problemas políticos de la sociedad tienen muchas solu- combate contra la incompatibilidad. Sus tareas fundamentales
ciones posibles o no tienen ninguna que sea realmente definiti- son la mediación, la convergencia, la cooperación y el acuerdo.
va, pero hay remedios, acuerdos, compromisos e incluso ajustes, Una buena política no requiere hacer valer los intereses de to-
ninguno perfecto, pero varios, o quizá muchos, en la franja que dos (lo que resulta casi siempre imposible), pero no puede haber
va de lo más o menos positivamente satisfactorio a lo más o me- dejado de intentarlo. La inevitable parcialidad de toda decisión
nos tolerablemente aceptable. Las divergencias reales de intere- se atempera por el hecho de haber estado precedida por un. mo-
ses continuarán, pero con voluntad, habilidad, recursos y buena mento deliberativo en el que no ha dejado de ser tomado en
suerte, a veces pueden hacerse menos intensas y más pacíficas. consideración ningún interés legítimo.
Éste es el ámbito en que se hacen valer virtudes propias de la po- Algunos parecen haberse rendido ante la dificultad de la ta-
lítica entendida como compromiso: la prudencia, la concilia- rea y formulan el imperativo menos exigente, casi cínico, de que
ción, los acuerdos parciales, la adaptabilidad. Por supuesto que cada uno haga lo que pueda ya que, después, un mecanismo
este tipo de acuerdos nunca es, perfecto y nunca responde a lo armonizador se encarga de lo general. Estas teorías elevan el
que cualquiera que esté profundamente implicado en la batalla interés propio (de los individuos, los agentes económicos, los
habría aceptado antes de iniciar las negociaciones. Ahora que se partidos políticos y las instituciones) a la categoría de norma
discute mucho acerca de si la paz tiene o no un precio, hay algo suprema y declaran como un punto de vista superfluo la consi-
que sí puede afirmarse rotundamente: la incapacidad para el deración del bien común. Subrayar el interés propio no es nada
acuerdo se paga siempre con un precio demasiado caro. nuevo; lo peculiar de esta teoría es que el interés particular sea
Los políticos hacen mal algo que nadie hasta ahora ha con- considerado como algo absolutamente cerrado a otras conside-
seguido hacer mejor que ellos. Por eso el resto de los mortales raciones.

47
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO COMPROMISO
"
Es razonable que la apelación al bien común esté en princi- que se derivan de las acciones individuales. En un horizonte así
pio bajo sospecha. Forma parte de la retórica de la confronta- de estrecho hay necesidades·que no son suficientemente atendi-
ción política que los partidos presenten siempre sus exigencias das, como la estabilidad de la moneda o el medio ambiente, lo
en nombre de intereses generales, aun cuando no sean otra cosa que tennina siendo perjudicial para todos.
que pretensiones particulares. El concepto de bien común es, no Se produce así lo que A. E. Kahn llamó <<la tiranía de las pe-
obstante, irrenunciable para la política. Sólo un concepto de queñas decisiones». Cada consumidor, mediante su consumo
este tipo puede justificar una visión más elaborada de la política privado, puede estar colaborando a destruir el medio ambiente,
y evitar que los políticos se limiten a beneficiar a su clientela, y cada votante puede contribuir a destruir el espacio público, lo
como si fueran simples mandatarios de su electorado inmediato. que no quieren y que, además, haría imposible la satisfacción de
Pero es que además el interés propio que no se abre a la colabo- sus necesidades. Si hubieran podido anticipar .ese resultado y
ración resulta ser de muy poca utilidad para el interesado. Hay anular o, al menos, moderar, su interés privado inmediato ha-
una serie de argumentos en favor de lo que podría llamarse 'al- brían actuado de otra manera.
truismo por interés' que obligan a reflexionar acerca del interés La otra gran paradoja de la desatención hacia lo común es-
bien entendido y a concebir la política como una cooperación triba en que si la concreción del bien común es algo controver-
inteligente. tido, tampoco el interés propio es algo bien conocido y absolu-
Existen, por ejemplo, algunos riesgos en las instituciones tamente detenninable. La maximización del propio interés está
que se producen cuando sólo persiguen el interés particular de sometida a la incertidumbre característica, por ejemplo, de las
sus miembros. Tanto en el mercado como en la política, son nu- acciones complejas y de largo alcance. Hay muchos problemas
merosas las constelaciones en las que la mera persecución de los económicos y sociales que no se deben a que haya una mala vo-
bienes privados conduce a una situación que es mala para todos. luntad por parte de los agentes o a una indisposición a encontrar
Quien haya reflexionado, por ejemplo, sobre cómo se produce el acuerdo, sino a su perplejidad e ignorancia acerca de qué es lo
un atasco puede entender que la relación entre lo privado y lo más conveniente. No somos sujetos que sabemos perfectamen-
común es más compleja que la mera adición. El individualismo te lo que queremos y luchamos contra otros para conseguirlo.
crea muchas veces situaciones de incompatibilidad que son des- Ni nuestro interés económico ni nuestro interés político se for-
ventajosas para todos o para algunos individuos. mula con independencia o contra el de otros sino a través de la
Tomemos un ejemplo de esto en aquellas situaciones en las discusión y cooperación con ellos. Los partidos políticos no de-
que está en juego un bien futuro. Si las preferencias actuales son berían hablar entre sí por razones estratégicas; si el diálogo en
meramente agregadas, es previsible que las decisiones se adop- política tiene algún sentido es porque los agentes están conven-
ten en un horizonte temporal demasiado corto. Se tenderán a cidos de que no tienen toda la razón y que lo razonable sólo se
infravalorar las cargas que toda decisión supone para el futuro, encuentra en el intercambio de argumentos con los demás.
al que hipoteca y condiciona. Proyectos a largo plazo, de alcan-
ce intergeneracional, o el derecho de los ausentes, son bienes
que requieren adoptar los criterios adicionales de racionalidad
que resultan de la atención al bien común. Ni el mercado ni el··
proceso democrático puede anticipar las situaciones colectivas

49
LA POLÍTICA COMO MEDIACIÓN

raleza de la democracia representativa adquiere diversas formas,


según lo administre un populista confeso, un visionario o un go-
5
bernante atrapado por los sondeos. En unos y otros pervive la
LA POLÍTICA COMO MEDLI\.CIÓN vieja idea de que la representación democrática constituye nece-
sariamente una falsificación, o al menos deformación, de la vo-
luntad popular pura, la fragmentación de su unidad originaria
en el atomismo de los intereses. Desde la derecha romántica a
la teoría marxista de la alienación, pasando por la retórica de la
Que la política, tal como se practica hoy en muchos ámbitos, autodeterminación, los vendedores de autenticidad consideran
tenga algo que ver con el acontecimiento televisivo del «Gran las situaciones existentes como un estadio de paso hacia una ver-
Hermano» es algo que no resulta evidente. Alguna conexión dadera democracia.
tendrá qué haber, sin embargo, entre los fenómenos de masas de Una de las curiosidades de este fenómeno es que puede ser
nuestra cultura. El emotivismo televisivo y el populismo polí- practicado desde el poder. La retórica que antes era exclusiva de
tico son acontecimientos estrechamente vinculados entre sí. la izquierda de bases o de los populistas de derecha puede uno
Ambos se nutren de la misma realidad social y cultural, que encontrarla ahora en boca de no pocos gobernantes. El actual
suministra, en cantidad nada despreciable, observadores de la desprecio institucional no tiene nada de revolucionario. Fre-
cotidían~dad ajena, hooligans de la crispación política, oportunis- cuentemente quien gobierna abandona el trabajo de los argu-
tas y resentidos contra las instituciones y la democracia de par- mentos y se dedica a enviar mensajes emocionales en busca del
tidos. También en política hay mercadeo emocional, existe el di- aplauso fácil, la agitación sentimental o la indignación prefabri-
recto, la política on line, el combate por la popularidad y las cada.
demostraciones de autenticidad. Ocasionalmente el pueblo dis- No hay nada que objetar contra la reforma de los mecanis-
fruta en ambos casos de la misma ilusión interactiva, la sensa- mos de representación y los procesos electorales o la introduc-
ción de ser tenido en cuenta, los simulacros de soberanía. ción de nuevos procedimientos plebiscitarios. Lo irritante es la
Tal vez lo más propio del g;ranhermanismo ideológico sea sa- mentalidad de salvación universal con que se presenta la demo-
tisfacer un deseo de percibir algo más real que nuestras imper- cracia directa, a pesar de la larga experiencia histórica que acon-
fectas realidades. El público se deja seducir por algo que se pre- seja un empleo cauteloso del calificativo «popular>>. Es una ilu-
senta como lo máximamente real. Pues bien, este deseo rige sión pensar que allí donde todos pueden hablar se terminan
también muchas actitudes políticas que tienen en común la as- imponiendo los mejores argumentos. Como también es un en-
piración por implantar una democracia directa, y diferenciar al gaño pensar que la democracia de bases disolvería los poderes
pueblo, soberano, de la clase política. La política en directo con- fácticos, contra lo que pueden aducirse no pocos ejemplos his-
siste en suprimir las mediaciones institucionales, los rodeos re- tóricos, en los q:µe la disolución de determinadas formalidades
tóricos y los protocolos del acuerdo. Una ideología de la inme- ha dado también al traste con algunas libertades fundamentales.
diatez se propone devolver al pueblo el poder que es detentado Ser escéptico frente a las bendiciones con que cuenta la de-
por sus representantes, del mismo modo que la televisión ofre- mocracia directa no significa apuntarse al bando de los que lu-
ce realidad sin artificios, vida misma. El desprecio hacia la natu- chan contra la «masa», de la que sólo cabría esperar las reaccio-

50 SI
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO LA POLÍTICA COMO MEDIACIÓN

nes más siniestras. En realidad no existe «el pueblo» como una prado con comodidad ha de ser distribuido al cliente, con trans-
unidad rnetañsica, ni como la sustancia auténtica e incorruptible portistas de carne y hueso, con los medios de comunicación
de la nación, pero tampoco como «la plebe» informe o la suma existentes. La entrega al cliente individual hace que el sistema
de «las hordas consumistas», según lo ha dibujado con despre- sea más complejo y el tráfico se incremente. Lo que se gana por
cio la crítica cultural de este siglo. Para una concepción liberal, un lado en movilidad social se pierde por algún otro lado. La
<<el pueblo» únicamente existe corno un todo imaginario y sólo misma ilusión se esconde bajo las promesas más recientes de una
en el momento del acto electoral. En esta situación, la suma de democracia por intemet. Supongamos que sea posible votar in-
todos los electores configura un sujeto ideal máximamente so- mediatamente sobre todas las grandes cuestiones políticas. En
berano. Pero entre una elección y otra «el pueblo» es un con- ese caso deberían darse también para todos las mismas condi-
cepto ficticio, hipotético. Lo que hay son ciudadanos particul:- ciones potenciales de decisión. Esto incrementaría la compleji-
res con sus intereses y necesidades, personas que no son mas dad de los procesos de formación de una voluntad colectiva y de
nobles o corruptos que quienes han elegido para los cargos pú- ninguna manera los simplificaría. El pueblo supuestamente so-
blicos. berano se vería abrumado por la complejidad de las decisiones y
_Dado que no existe una voluntad del pueblo inmediata y de- delegaría en unos cuantos la tramitación de sus intereses, que es
terminable las instituciones de la democracia representativa más o menos lo que ocurre ahora en una democracia mediada
' .. por las instituciones, representativa.
crean los espacios públicos en que los difusos intereses y opm10-
nes pueden transformarse en argumentos políticos objetivables. A los partidos establecidos estas promesas plebiscitarias les
Solamente una vez que se ha configurado un espacio de este tipo han venido muy bien para desviar la atención de su vacío ideo-
se hacen visibles los contornos de algo así como un bien común. lógico y desorientación. La euforia política que despierta la in-
Las instituciones representativas no son una abstracción de la mediatez-el pueblo, las bases, los espíritus y las mesas-ejerce
voluntad concreta del pueblo, sino al revés: la democracia in_sti- una función compensatoria. Los perfiles programáticos de los
tucionalizada es la que transforma la abstracción «pueblo»· en distintos partidos son cada vez menos distintos. Casi todos se
una figura visible, a la que puede someterse a prueba y cuya vo- entienden a sí mismos como ejecutores de exigencias objetivas y
luntad cabe verificar. consideran la competencia política en tomo a ideas y progra-
Sean bienvenidas todas las formas plebiscitarias que fortale- mas-de lo que un punto álgido es la campaña electoral-una
cen y amplían el espacio de encuentro de los sujetos indh,¿dua- distorsión de su rutina administrativa. En lugar de perfilar con-
les, todas las invocaciones a «lo que la gente realmente qUiere», ceptos y proyectos que los diferencien de otros, tratan de no dis-
siempre y cuando se planteen como una suposición y no como tinguirse demasiado para no quedar fuera de las coordenadas
un dato exacto. La creencia en que la articulación inmediata de políticamente correctas del nuevo centro. Sus debilidades pro-
las convicciones podría acelerar o incluso sustituir los procedi- gramáticas desaparecen tras un debate acerca de las condiciones
mientos de decisión es algo más que ingenua. Este equívoco se formales de los procedimientos. Esto explica, por ejemplo, que
produce por las nuevas posibilidades ~écnicas, ~d~ las que ':°"al- quien quiere ser líder en algún partido emplee casi siempre una
quiera dispone hoy en día. El comercio electroruco, por eJem- retórica renovadora cuyo único mensaje consiste en que hay que
plo, produce la impresión de que uno se ahorra la complicada acercar el poder a las bases, sin la menor indicación, por cierto,
logística de la distribución. Pero, realmente, lo que se ha com- de qué se quiere hacer con ese poder.

53
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO
LA POLÍTICA COMO MEDIACIÓN

Por eso tenemos una personalización de la política que re-


son normas que de vez en cuando hay que. revisar, pero que
sulta a veces tan irritante. Los gestos, la retórica o el vestuario
mientras tanto impiden que la espontaneidad sea dominada por
del mandatario tienden a ocupar toda la atención porque se nos los instintos más rudimentarios.
ha hecho creer que, en el fondo, los procedimientos institucio-
La política sólo podrá hacer frente a esta auto-deslegitima-
nales no sirven para la solución de los problemas. Vale más que
ción del pueblo soberano si se perfila nuevamente y con más cla-
el político resulte convincente, se muestre indignado cuando
ridad como un ámbito especial para la concurrencia pública de
conviene o transmita confianza a los inversores.
ideas y propuestas de acción. La democracia no conseguirá re-
Programas como «Gran Hermano» escenifican la nostalgia
cuperar el crédito perdido si continúa esforzándose por obtener
por una realidad que sea más real que la que tenemos de hecho,
«credibilidad» o por adular al público con la idea de que no cabe
que transmita la impresión de que se deja abarcar, es más inme-
otra cosa que manejar unos asuntos sencillos al alcance de cual-
diata y menos compleja. Lo que resulta atractivo es la sensación
quier sentido común. El prestigio de la.actividad política se ad-
de facilidad que transmiten. Expresan la fascinación de la escala
quiere apostando seriamente por la fuerza argumentativa de esa
uno igual a uno que, supuestamente, reproduce la realidad
peculiar conversación. Quienes discuten son personas que se sa-
como es, sin artificio ni formalismo. Algo semejante ocurre con
ben falibles pero que intentan formular con claridad fines y pro-
la exigencia de autenticidad que se dirige a los políticos. Las en-
yectos en el complejo conflicto de valores e intereses que carac-
cuestas de opinión preguntan y recogen la impresión inmediata teriza a una sociedad abierta.
que despiertan, su popularidad y simpatía que, por cierto, pue-
den haber sido adquiridas mediante procedimientos ajenos a
la política, caprichosos o, incluso, por haber despotricado de la
política. Se trata de unas exigencias que no les obligan a ser sin-
ceros sino a cultivar mejor sus virtualidades representativas. El
deseo de que la política sea más verdadera, a eliminar la inexac-
titud institucional, sólo conduce a fortalecer la ilusión de que
habitamos un mundo que se retransmite en directo. Una autén-
tica democracia sería aquella que produce la impresión de ser
auténtica (lo que puede conseguirse, por ejemplo, repitiéndolo
muchas veces). La invocación de una política que reproduzca la
verdadera realidad social ejerce todas las funciones de un hori-
zonte mítico al que puede apelarse siempre para justificar cual-
quier cosa. Reivindicar que el pueblo actúe live, en directo, sir-
ve para deslegitimar como inauténticos los delicados artificios
que las sociedades tejen para posibilitar la convivencia. Y a estas
alturas, cualquiera sabe que lo contrario de este tejido es la bru-
talidad, el imperio de la fuerza y la mentira. Las instituciones
son algo así como el equivalente político de la buena educación;

54
55
LA PARADOJA DE LA POLÍTICA

la economía sola es estúpida, la cultura desentendida por com-


6 pleto de la rentabilidad es puro narcisismo, la ciencia es una más
en el concierto de las voces sociales. Lo que ocurre es que todos
LA PARADOJA DE LA POLÍTICA
estos lenguajes tiénden a constituirse en exclusiva y a prescindir
de la corrección que los demás le ofrecen. Por eso es racional no
abandonarse a un único criterio de racionalidad. Hay una inte-
ligencia que consiste en ponerse límites y que no suelen alca...11-
zar quienes se erigen como instancia incorregible y definitiva.
No siempre las series de televisión americana se limitan a cha- Para tener razón hay que saber limitarse y protegerse de la anor-
potear en la banalidad. A veces contienen alguna idea de esas malidad potencial de toda lógica, del delirio de la racionalidad
que merece la pena pensar. Una de ellas aparece en la estructu- completa. Toda unilateralidad es absurda y deformante: pensar-
ra argumental de <<Expediente X» y se plantea bajo la forma de lo todo en clave política, no tener otro criterio que la ciencia, ser
una paradoja de cuya reflexión pueden obtenerse no pocas ideas completamente de un lugar, darle crédito a una única instancia,
interesantes para entender cómo funcionan nuestras socieda- estar absolutamente a favor de algo.
des e instituciones... o cómo deberían funcionar. A veces la En esta antigua sabiduría se apoya el papel de las institucio-
ciencia ficción es útil incluso para descubrir la realidad cotidia- nes neutras respecto del conflicto político, que son las encarga-
na de la sociedad y la política. Según esta serie el FBI clasifica das de compensar el oportunismo y las excesivas oscilaciones de
en unos expedientes oficiales los casos paranormales que no la política, otorgándoles un punto de vista externo. Del mismo
puede tramitar por los cauces policiales ordinarios. Pára ello modo que la seguridad se fortalece mediante la supervisión, la
crea una unidad específica que funciona de hecho al margen de contravigilancia o el contraespionaje, la racionalidad del sistema
la institución oficialmente encargada de la seguridad, lo que le político se apuntala por medio de auditorías, de instituciones
crea numerosos conflictos. Algún teórico de la organización como el Banco Central, o la autonomía de las universidades. La
podría sugerir la unificación total de la seguridad pero esto, política se impone de este modo una serie de autolimitaciones
además de suprimir una fuente de tensión e interés narrativo, que benefician tanto a otros como a ella misma. Gracias a esas
supondría eliminar una instancia fundamental para tramitar los limitaciones-por seguir los tres ejemplos que acabo de men-
problemas que nunca podría solucionar una institución buro- cionar-la política no es económicamente ruinosa, hay un míni-
cratizada. mo de estabilidad monetaria y la investigación científica puede
En esta historia son menos interesantes los asuntos extrate- llevarse a cabo sin las presiones del poder, por lo que tampoco
rrestres que los propiamente terrestres, a saber, cómo organiza- resultará demasiado subversiva. También la administración fun-
mos las instituciones de manera que no se cierren ni sucumban ciona como un límite de la política, frente a sus veleidades e im-
a su propia lógica, que no simplifiquen la complejidad de los provisaciones. La importancia de las autoridades independien-
problemas, que aprendan a convivir con otras instancias, con tes, neutras o terceras, llamadas a hacer respetar las reglas y
otros puntos de referencia y otras lógicas, e incluso con expe- arbitrar en los conflictos de intereses, se debe a que remiten
dientes no resueltos y probablemente irresolubles. La realidad continuamente las acciones individuales o de las instituciones
social es siempre polifónica. Lo policial necesita de lo político, aisladas al contexto de la responsabilidad y la compatibilidad.

57
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO
LA PARADOJA DE LA POLÍTICA

Proporcionan una perspectiva más amplia sobre una realidad den social abstracto y virtualmente autoritario. D~ igual modo
que también la política tiende a simplificar. resulta cada vez más evidente la lealtad social del disenso, sus
En toda institución y en todo orden político razonable fun- beneficios políticos y sociales, por contraste con otras épocas
ciona de hecho una prohibición tácita de cierre absoluto sobre sí centradas en la construcción del acuerdo social. El modo como
mismos. Todos tenemos un ángulo ciego, por lo que hacemos entendemos actualmente el pluralismo tiene más de desacuerdo
bien en desconfiar un poco de nuestro punto de vista y cultivar productivo que de convergencia en las opiniones y los estilos de
una especie de «cultura de expediente X>>, o sea, el reconoci- vida. Hemos aprendido que la paz social le debe mucho a los
miento de que hay asuntos que rebasan nuestra competencia reventadores del lugar común, el tópico o lo políticamente co-
pero que no podemos simplemente suprimir o declarar inexis- rrecto, y se quiebra muchas veces precisamente porque los
tentes. Ésta es la razón por la que toda institución ha de incluir acuerdos se toman amenazas impositivas.
un punto de vista externo acerca de sí misma. De alguna mane- Si la enajenación es insoportable, tampoco uno debería de-
ra esto se realiza en los llamados sectores críticos, que represen- jar de protegerse de sí mismo. Uno es su peor enemigo, seguido
tan un límite incómodo pero que frecuentemente constituyen a corta distancia por sus amigos, del mismo modo que los ma-
una fuente de perspicacia y renovación cuya pérdida termina yores enemigos de la política son algunos políticos o de la eco-
siempre por lamentarse. Decía Adorno que no, es posible 1~ ~- nomía algunos economistas, como hay que proteger en ocasio-
delidad sin la traición, al menos sin la ruptura con unas pracn- nes a la patria de sus patriotas y a la religión de sus fanáticos. Ese
cas cie2<1s
b v• anquilosadas. Esto quiere decir, expresado de una plagio de sí mismo, que según Proust es el más difícil de evitar,
manera menos paradójica, que quien sólo aplica unas reglas nos amenaza en todos los planos de la existencia de una manera
mata el espíritu. Los menos valiosos de cualquier institución se más sutil que la incoherencia. Parecerse demasiado a sí mismo
encuentran muchas veces entre sus seguidores más devotos. El es la tendencia normal de los individuos, las instituciones, las
sector crítico suele ser el más auténtico, mientras que los orto- comunidades y las sociedades. Por eso cada uno ha de dar con su
doxos resultan incapaces de ganarse la menor credibilidad. Esto expediente que le recuerde la necesidad de verse con otros ojos,
no es ni siempre ni necesariamente así, pero ocurre con mucha tener presentes los límites de su competencia e interesarse por
frecuencia. lo que deja fuera de sí.
Frente a las concepciones tradicionales del orden social, en
la teoría política y social contemporánea cada vez se otorga una
mayor importancia al desorden y al disenso, una vez aprendido
que el orden social no se puede disciplinar salvo en una medida
reducida. La estabilidad se consigue a base de arreglárselas con
la inestabilidad. El buen orden está más cerca del caos que del
orden. El orden es la continuación del caos por otros medios.
De ahí que la democracia haya de permitir siempre un cierto de-
sorden, aunque sólo sea porque un poco de confusión implica
flexibilidad y autonomía. Se trataría, por consiguiente, de dejar
un hueco para la ingobernabilidad y no tanto de producir un or-

59
CUIDADO CON LA MORAL

pretende decidir. Lo que debería ser una lógica propia de accio-


7 nes en juego se present~ como un entorpecimiento similar al
CUIDADO CON LA MORAL que supone en todo juego un participante desinteresado. La ex-
terioridad de la moral equivale a la integridad de la incompe-
tencia. No hay mesa redonda sin la presencia de un teólogo in-
vitado, ninguna escuela de negocios con escrúpulos carece de un
especialista en valores permanentes, todo programa de tecnolo-
gía punta genera una comisión ética correspondiente, entre las
La moral suele hacer aparición en los escenarios políticos con lecturas del yuppie debe figurar algún libro de espiritualidad di-
aires marciales-no en vano se habla de rearme moral-y por fusa-ahora, por ejemplo, una breve introducción práctica al
eso resulta tan poco simpática, como una vecina entrometida budismo-, toda iniciativa ciudadana está coordinada por su
que tratara de imponer una paz sin entender siquiera cuáles son párroco.
los términos del conflicto. Si, además, la sensibilidad de la opi- La moralización como anna arrojadiza surge de la descon-
nión pública está alterada por la inquietud que producen los es- fianza ante la posibilidad de que la política pueda generar por sí
cándalos, la moral se hace entonces acompañar por el código misma una cultura, unas reglas justas. Lord Acton recogió ese
penal, ese gran tranquilizante de quienes confían a una moral persistente prejuicio en una fórmula que ha hecho fortuna: el po-
exterior la aliviante tarea de resolver los dilemas en la alternati- der corrompe siempre. Sobre la política pesaría un trágico destino
va entre prisión o indiferencia. La consideración exclusivamen- del que sólo puede escapar el que haya tenido la suerte de care-
te penal de la moral alivia porque permite actuar como si sólo cer de poder. Que no se pueda hacer nada en contra de tal fata-
fuera moralmente relevante lo que a uno pueda llevarle a la cár- lidad es un supuesto compartido por los escrupulosos y los
cel. Este estereotipo de moral tiene el carácter paradójico de ser corruptos, aunque unos y otros se decidan por direcciones
excesiva e insuficiente a la vez. Y condena a sus usuarios a no en- opuestas. Es el trasfondo de una demonización de la política que
tender de qué va la política, aunque esa ignorancia no reste pa- ofrece una alternativa implacable: elegir entre cinismo o inge-
tetismo a sus exhortaciones. nuidad, entre convicciones y responsabilidades. El mismo gesto
Los recriminadores de oficio, los espectadores inocentes de de inevitabilidad con el que uno se entrega al abuso rodea la.
la política, suelen olvidar que la capacidad de indignación es huida del otro hacia escenarios incontaminado~. El dinero,
limitada. La escasez no es un descubrimiento que regula úni- la ambición, el poder serían-sin parvedad de materia, sin medida
camente el uso que hacemos de los recursos naturales; existe ni proporción-perversos en sí mismos. Lo que diferencia a los
también algo así como una economía de los recursos morales, hombres es que unos rechazan cualquier género de colabora-
especialmente de sus calificativos. Una ecología de la moral social ción con el mal (o declaran estar deseando quitarse esa carga de
reforzaría las valoraciones en la misma medida en que hubiera encima) y otros se entregan a esa fatalidad que les ha sido propi-
· limitado su utilización a lo necesario. También en el ámbito de cia. El maximalismo moral es el mejor aliado del cínico de excu-
la moral existen fenómenos de inflación. sa fácil. «Con el mal no se pacta» dice el que rehusa el poder,
Lo más perturbador del uso bélico de la moral es que la con- pero también quien se apodera de él sin medida.
vierte en algo extraño a la lógica de los asuntos sobre los que La moralización es una respuesta precipitada a una pregun-
60 61
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO CUIDADO CON LA MORAL

ta que no se ha terminado de escuchar. Suele responder a una moral que trata de asegurar que la victoria y l; derrota son me-
molestia ante la complicación de las cosas, seducida por la recimientos deportivos, no avances de la bioquímica. Medidas
simplicidad de una división del mundo en parámetros claros y Iimi~tes del poder de los vehículos o de los recursos económi-
fronteras rígidas. Pero las cosas no son tan fáciles. La cultura cos de un equipo deportivo son igualmente especificaciones de
política sólo se desarrolla allá donde se supera el miedo a la unos campos de juego cuya dramaturgia se decide por criterios
complejidad. específicos. En el fondo, no son otra cosa las leyes de financia-
Hoy en día es una tarea apremiante defender la cultura polí- ción de los partidos que impiden la transformación de la lucha
tica frente a la inmediatez de la moral, de su corto alcance, de su política en una batalla económica, las disposiciones contra los
aplicación precipitada y su utilización rudimentaria. La moral monopolios económicos para favorecer la competencia o las
no es el sustituto de la política, un horizonte arcano de eviden- prohibiciones políticas a que están sometidos los miembros del
cias del que caímos hacia el precipicio de los intereses, esos eter- poder judicial para asegurar su independencia.
nos culpables. El moralista no es un perito al que astutos políti- Un caso de la especificación política de la moral puede ver-
cos hurtaran sistemáticamente competencias. Quien desprecia se en la relativa indiferencia con la que los rivales encajan la des-
la política como intrínsecamente perversa quizá sueñe con que calificación recíproca. Si las invectivas morales fueran eficaces
la solución para los problemas políticos pasa por la intervención la escena estaría hace tiempo despejada y sólo quedarían uno~
de los que no son oficialmente competentes. Pero este despre- escasos supervivientes: aquellos jefes de estado cuyo prestigio se
cio implica un malestar ambivalente hacia la moderna diferen- debe a que la generalidad de sus exhortaciones no puede moles-
ciación del sistema social. tar a casi nadie. Pero esa integridad vacía no puede permitírsela
Que la política tiene unas reglas que no se deducen de la quien aspira a conseguir o mantener el poder: porque su respe-
moral significa, por ejemplo, el beneficioso hecho de que hoy to a las formalidades del juego viene acompañado por su inter-
nuestra sensibilidad moral rechazaría que el partido gobernante vención~e intereses, prioridades y argumentos-en el juego.
se quisiera considerar moralmente mejor por disponer de lama- La moralidad específica de la cultura política no es la apelación
yoría. Pero la independencia del código político frente a las va- a sus marcos exteriores, sino la pertinencia de unas decisiones
loraciones morales no hace las cosas más fáciles, sino más difíci- particulares cuya especificidad consiste precisamente en que no
les. Exige la elaboración cultural de unas reglas específicas para pueden presentarse como derivadas directamente de principios
un juego limpio. En el deporte disponemos de un ejemplo ilus- morales, como traducciones únicas y excluyentes. La moralidad
trativo de esta liberalidad cercada por un marco de seriedad. autónoma se basa en la prohibición de declarar la inelegibilidad
También aquí sería inaceptable-y moralmente inaceptable- moral del contrario, lo que equivale a abrir un espacio de inde-
que la victoria y la derrota fueran trasformadas en un destino terminación en el que hacer valer argumentativamente la incon-
moral. La diferencia decisiva la establecen criterios deportivos. veniencia política de votar al contrario.
Precisamente por ello existe un juicio moral sobre la práctica del La confrontación dialéctica suele ser una fuente de desagra-
doping, como anormalidad que destruye los códigos deportivos do ante la política entre el público menos enterado acerca de su
y su autonomía. El campo de juego protegido de las valoracio- intrascendencia. También la retórica política está sometida a
nes morales exteriores es asegurado por la moral. Sólo la moral una particular descodificación. También la indignación del in-
es pertinente para declarar lo que no lo es. En este caso, una crepado es ritual. En cualquier caso me parece más inquietante

62
CUIDADO CON LA MORAL
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO

un sistema político en el que no hubiera un sustituto retórico menos a la corrupción que atenta contra las reglas de la moral
para la violencia física, cuyos parlamentos fueran escenarios de privada que a la vetustez de los usos políticos en unos escenarios
una cortesía exenta de pasión. No habría mejor indicio de su que están determinados por tareas históricas nuevas. El proble-
irrelevancia, de que las cosas se deciden realmente en otro sitio. ma no es la c~encia de virtudes, sino el saber escaso, la pobre
El recurso a la retórica supone una renuncia a la imposición. Las iniciativa e imaginación, la indecisión y la rutina, la falta de con-
consentidas artimañas de la retórica son el reconocimiento de la ciencia de las nuevas responsabilidades que llevan consigo los
falta de evidencia de lo que se sostiene, de que se habla a seres li- cambios sociales y políticos. ·
bres y sobre asuntos discutibles. Un visionario fanático no ten- La moral que ha de regir la esfera pública no puede deducir-
dría ninguna necesidad de insultar y despreciaría toda técnica de se de las experiencias privadas que se adquieren en lo que po-
dríamos llamar una moral de cercanías, en contextos de inmediatez,
persuasión.
Alguien podría considerar que esta defensa de la cultura po- corto alcance y abarcabilidad de las consecuencias de la acción.
lítica frente a la reducción de la política a la moral ha escamo- Los criterios para medir la responsabilidad del arte de lo posible
teado el escándalo de la corrupción. Pues bien, los escándalos han cambiado sustancialmente en los últimos decenios. No so-
llaman la atención sobre casos únicos, subrayan un comporta- lamente se han incrementado las exigencias morales en la confi-
miento individual y dejan que el montaje general siga su curso. guración de la vida social--en la línea de nuevas sensibilidades
A quien se le pilla, se le sacrifica para que todo lo demás pueda hacia la extensión de los derechos humanos o el respeto a las mi-
seguir su curso inalterado. Lo cual exige que el pecado indivi- norías-; también han crecido las expectativas hacia la acción
dual sea suficientemente preciso y claro, como para que todos política por lo que se refiere a las consecuencias de las decisio-
los que no han participado puedan mostrarse sorprendidos e in- nes adoptadas. Con la ampliación del horizonte de las responsa-
dignados tras el descubrimiento. La corrupción apunta a indivi- bilidades en relación con lo que es objetivamente posible en una
duos y confirma así la excesiva estimación que se concede a la sociedad, lo que puede conseguirse o perderse por desatención
significación de las personas individuales para el sistema políti- · o indiferencia, la política ha ganado una nueva dimensión moral
co. Pero así se olvida que la burocracia administrativa está cons- específica.
truida como una red cuyo fin principal consiste en asegurar que En las sociedades modernas el sistema político sólo puede
no pasa nada cuando algo pasa. controlarse por criterios políticos. En todo caso, el control mo-
Por eso el saneainiento de la corrupción o la predicación de ral externo es circunstancial. Esto no significa abrir un espacio
honestidad son insuficientes. Las comisiones de investigación y de indiferencia, sino de juego, y las reglas del juego no son nun-
las sanciones a la corrupción no son una garantía suficiente de ca una broma, como sabe todo buen jugador. Evidentemente
buena política. Lo que va en contra de la política no es la inmo- esto lleva a una imagen de la sociedad más compleja de lo que
ralidad sino la mala política. Pero todavía hay quien piensa que desearía el moralismo simplificador. Es el sistema político mis-
la ética política se agota en impedir la delincuencia de los políti- mo-y otro tanto ocurre con los otros sistemas--el que regula
cos. Lo que llamamos corrupción no es más que un género de en qué medida y de qué forma es relevante la moral. Esto es más
delitos ejercidos por un personaje público; no cometerlos no ga- exigente que el control extrínseco y puntual, correctivo, penal,
rantiza estar a la altura moral de una verdadera cultura política. que dejara todo lo no prohibido en el apartado de lo moralmen-
La actual pérdida de credibilidad de los políticos correspondé te irrelevante. Que el sistema político no sea gobernado desde

65
EL CONCEPTO DE LO POLÍTICO

fuera quiere decir que aumenta su vitalidad en la misma medi-


da en que crece la complejidad de sus significaciones morales
propias. SEGUNDA PARTE
Es comprensible que la tendencia a moralizar estalle en los
casos de corrupción porque crea la sensación de que todo lo de- LA NUEVA LÓGICA SOCIAL
más vale igualmente, porque simplifica gratamente las cosas y le
da a uno la oportunidad de colocarse en el lado bueno. Como ha
advertido Luhmann, esta simplicidad únicamente era posible
bajo la~ condiciones del boly watcbing de los vecinos, en las cul-
turas de barrio y aldea. Con la ampliación del mundo han creci-
do las responsabilidades, pero también el individuo ha podido
respirar aliviado al comprobar que, actualmente, nadie que se
movilice en favor de la moral puede pretender la representación
de la sociedad:

66
l

EL 1\TUEVO PLURALISMO

Uno de los problemas más inquietantes de la filosofía social


consiste en entender cómo se estructura la vida pública en una
sociedad pluralista. Las sociedades multiculturales no destacan
por su unidad sino por su dispersión; parecen un caleidoscopio
de tipos humanos que ofrecen un espectáculo que puede ser có-
mico, interesante o épico, pero a veces también trágico. Quisie-
ra subrayar ahora este último aspecto porque, a pesar de la ya
rutinaria celebración de la diversidad, la pluralidad no es siem-
pre un juego enriquecedor; con frecuencia supone la presencia
de juicios incompatibles que dan lugar a compromisos molestos
o a conflictos. Debido a la pluralidad de caracteres, opiniones e
intereses, «la opinión común que es posible obtener tiene siem-
pre un límite trágico» (Cover 1986, 1629). Por supuesto que los
protagonistas pueden situarse en una perspectiva desde la que
hacerse cargo de las razones del otro y reconocer la validez ,de
la posición opuesta. Pero esta exigencia moral se dirige a una
condición humana finita y se realiza en un medio social contin-
gente.
U na teoría trágica del pluralismo social tiene las limitacio-
nes debidas a que no solamente renuncia al objetivo de dar uni-
dad y coherencia a todos los aspectos de nuestras vidas, sino
que reconoce la existencia de oposiciones que no pueden ser
superadas. Ofrece una visión trágica de la vida política y sus
posibilidades al reconocer la inevitabilidad del conflicto. Pero
este reconocimiento, además de protegemos contra decepcio-
nes futuras, es una reserva frente a las unidades enfáticas y nos
plantea la obligación de negociar el desacuerdo para ofrecer un
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

espacio social a las minorías, de atender a las exclusiones que para entender ni para actuar en la sociedad contemporánea pre-
siembra inevitablemente cualquier configuración de la so- cisamente porque no recogen su dimensión trágica.
ciedad. Hay un tipo de pluralismo que podría denominarse <<encap-
sulación jerárquica», propio de las sociedades tradicionales, una
organización en la que diferentes grupos están confinados en lu-
a) ANATOMÍA DEL PLURALISMO CONTEMPORk'l'EO gares particulares dentro de la estructura social. Este pluralismo
tradicional suele dar lugar a un grupo dominante que excluye a
Existe una cierta oposición entre la idea de pluralismo y la de los otros de la participación política. En estos casos, los grupos
comunidad política. No es extraño que todos los pensadores po- subordinados estan sujetos a sus propias leyes y costumbres. La
líticos que han asociado sus proyectos con la idea de una comu- legitimidad de las jerarquías tradicionales requiere una acepta-
nidad unida hayan visto la diversidad como algo que debía ser ción de la desigualdad y la creencia de que ciertos grupos están
cuidadosamente controlado. La tradición antiliberal ha preten- «naturalmente» situados para desempeñar determinadas fun-
dido trasformar las relaciones sociales de tal modo que las dife- ciones como gobernar, combatir, el trabajo doméstico o la ad-
rencias quedaran superadas o dejaran de ser al menos fuentes de ministración económica. La racionalización de la desigualdad
división y conflicto. Tal sería, por ejemplo, el caso de Rousseau que lleva a cabo el mundo moderno hará inaceptable la adscrip-
o Marx. En El contrato social, Rousseau sostiene que cuando la ción de tales funciones sobre la base de una supuesta disposición
opinión individual se enfrenta a la opinión de la voluntad gene- natural.
ral, es señal inequívoca de que el individuo está en el error y no El «pluralismo de las esferas» tiene hoy su mejor exposición ·
hace lo que realmente quiere. Marx trató de hacemos creer que en la obra Spheres of]ustice de Michael Walzer. Su punto de par-
la unidad social dejaría de ser un problema una vez que fueran tida viene determinado por una concepción de la sociedad
superadas las divisiones de clases en la sociedad burguesa, únicas contemporánea como una realidad compuesta por «esferas
culpables de los antagonismos entre los hombres. de vida», conjuntos de prácticas e instituciones organizadas de
Desde esta depreciación del pluralismo es muy difícil enten- acuerdo con valores y normas particulares. Cuando nos move-
der la configuración de la sociedad contemporánea y disponer mos de una esfera a otra, se modifican una serie de expectativas.
de alguna indicación para actuar razonablemente sobre ella. En Los valores y las normas que gobiernan nuestra conducta cam-
las sociedades pluralistas existen diferencias significativas en las bian cuando pasamos de la escuela a la familia, del trabajo al par-
actitudes y creencias fundamentales de sus miembros, diferen- tido, del templo al grupo de amigos. Esto equivale a una cierta
cias que alcanzan incluso a la idea que tienen de lo que debe ser «compartimentalización» de las sociedades. En tomo a los bor-
un acuerdo político justo. La voluntad de acuerdo o la apelación des de esas esferas pueden generarse expectativas en conflicto y
al compromiso no disminuyen esas diferencias. Las dificultades puede haber problemas a la hora de delimitar dónde están o de-
que plantea este pluralismo para. la organización social pueden ben trazarse esas fronteras, pero en principio los significados
entenderse mejor si acertamos a definir su naturaleza por rela- son más o menos claros y determinan la conducta apropiada en
ción a otras expresiones sociales del pluralismo, como el de la cada ámbito. Walzer sostiene que en una sociedad caracterizada
sociedad tradicional o el que caracterizaba al proceso inicial de por el pluralismo de las esferas no es necesaria otra cosa que
modernización. Estas dos versiones del pluralismo no sirven ni mantener esas fronteras. Los bienes de cada esfera han de ser

71
LA NUEVA LÓGICA soÓAL EL NUEVO PLURALISMO

distribuidos de acuerdo con sus respectivos significados sociales cesario conseguir apreciar la belleza en sí misma. Uno se libera
y nadie debería convertir una posición privilegiada en una esfe- de su relación a otras particularidades-origen de la diversi-
ra en privilegios para actuar en otra diferente. Las conversiones dad~uando descubre la verdadera fuente de su valor. Por eso
ilícitas~omo servirse de la religión para fines políticos o go-: en la concepción que Platón tiene del conocimiento moral la
bemar la cultura desde la esfera económica-pervierten el sig- única fuente del pluralismo es el error. El conflicto, la incon-
nificado social de los bienes en cuestión y constituyen una for- mensurabilidad de valores y los vínculos particulares pueden ser
ma de tiranía. En esta concepción del pluralismo no hay espacio trascendidos con un correcto entendimiento de la verdadera na-
para diferencias fundamentales en lo que se refiere a los signifi- turaleza del valor. De acuerdo con este modelo, la justificación
cados y las identidades de cada una de las esferas. Pero cuando de lo particular se encuentra en un principio general, en un ni-
esas diferencias aparecen, cuando se desarrolla un pluralismo vel más alto o de una mayor profundidad. Los principios últi-
transversal, la justicia no se obtiene manteniendo los límites en- mos son los que proporcionan unidad y coherencia a nuestros
tre las esferas, pues son los significados propios-o sea, la defi- puntos de vista morales, absorbiendo lo particular polémico en
nición-·de las esferas lo que está en cuestión. lo universal sin discordia.
Para resolver estos problemas cabría otra posibilidad: pensar Esta idea de la objetividad moral es contradicha por la exis-
que el pluralismo es ilusorio, que no refleja sino juicios equívo- tencia de vínculos particulares y valores inconn1ensurables en
cos que pudieran superarse sine ira et studio. Si el desacuerdo tu- nuestra vida moral. Una causa habitual de los conflictos es el
viera este carácter, la estrategia sería descubrir la posición <<Co- significado que adjudicamos a otros sujetos u objetos particula-
rrecta». Existiría una verdad singular, maciza y unitaria, en la res, y las energías emocionales y pasionales con que los investi-
que habrían de converger los hombres sensatos y sinceros. Una mos. En un sentido trivial, todos los valores particularistas pue-
versión de esta idea ha sido brillantemente criticada por Martha den ser considerados como una forma de pluralismo o al menos
Nussbaum, quien la ve ejemplificada en los diálogos interme- de diferencia, aunque no originen necesariamente el tipo de
dios de Platón, especialmente en la República y el Banquete. Pla- conflictos que socavan la comunidad moral. La imagen platóni-
tón sostiene en ellos que debemos distinguir entre lo que la gen- ca de una política en que todos los miembros políticamente ac-
te dice que es valioso y lo que es intrínsecamente valioso. Lo tivos deben estar despojados de las sensibilidades y vinculacio-
hacemos cuando usamos la razón según el cuerdo punto de vista de nes que constituyen la base de sus valores particularistas es el
la pe1fección, que nos capacita para adherirnos al bien en térmi- único modelo viable de comunidad política sin pluralismo.
nos de su cualidad intrfaseca, objetiva, y no según su función de La posición platónica-a la que son afines muchas teorías mo-
satisfacer nuestras necesidades (Nussbaum 1995, 193-269). En rales contemporáneas, como el consecuencialismer-cometen el
la misma medida en que elaboremos nuestros juicios fuera de la error intelectualista de entender la vida moral en términos esen-
vida mundana particular en la que estábamos sumergidos, con- cialmente cognoscitivos, como un asunto de acciones que se
seguimos advertir que las cosas particulares tienen valor única- apoyan en principios morales correctos, principios que pueden
mente si participan de lo que tiene un valor intrínseco. En el ser aprehendidos intelectualmente, y sin contar con las adhesio-
Banquete Diótima invita a un. joven a la madurez ayudándole a nes particulares, las historias compartidas y los lazos emociona-
ver que el amor que siente por otra persona está dirigido hacia les que constituyen una parte esencial del significado de nues-
su belleza, una belleza que comparte con otros, por lo que es ne- tras vidas.

72 73
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL ~UEVO PLURALISMO

Otra fuente de pluralismo es la existencia de valores difícil- que ver con vínculos particulares, lealtades y preferencias-po-
mente conmensurables que pueden entrar en conflicto. El deseo demos estar seguros de que incrementarán el desarrollo de las
de amistad, por ejemplo, puede ser contrario al ejercicio de la diferencias. Dadas las razones para dudar acerca de la posibili-
actividad política, al menos para algunos, en algunas ocasiones o dad de acuerdo, especialmente para quienes consideran que la
las más de las veces. Los elementos que componen una vida autodeterminación es uno de los principales atributos humanos,
buena pueden generar exigencias que están en conflicto, en cir- resulta inevitable un conflicto en el que habrá algo así como ga-
cunstancias que no dependen de la propia actuación, y que da- nadores y perdedores. Lo que se requiere es una estrategia para
ñan esa vida buena (Nussbaum 1995, 27). El pluralismo no im- resolver el problema de la comunidad política de tal modo que
plica simplemente la existencia de lo que podríamos llamar haya posibilidad de acuerdos sin que se requiera un consenso
valores contingentemente incompatibles, es decir, aquellos que sólo acerca de los fines.
entran en conflicto en determinadas circunstancias. El pluralis- Los argumentos que he utilizado para la justificación del
mo agudo surge cuando se persiguen fines incompatibles, cuan- pluralismo y de su dimensión menos grata no implican una
do se tienen ideas diferentes acerca de qué debe ser una vida suerte de relativismo o la imposibilidad de realizar juicios acer-
buena o cuando sus identidades particulares conducen a dife- ca de los fines y objetivos de la vida. No estoy sosteniendo que
rencias sistemáticas en materia política. no sepamos o podamos saber qué es realmente valioso, sino más
Un ejemplo de pluralismo basado en diferencias acerca de la bien que sabemos que las cosas que son valiosas-al menos, al-
concepción de la excelencia humana lo ha planteado Charles gunas de ellas-se excluyen entre sí. Esto no significa que la
Taylor en su descripción de cuatro posibles visiones del bien hu- elección entre estos valores haya de ser arbitraria, aunque sea
mano: como coherencia, generosidad, liberación o racionalidad generalmente difícil y siempre mejorable.
(1985, 2 34-2 35). Cada uno de estos ideales es un bien genuino, Por eso sería un error exagerar la potencialidad conflictiva
pero que puede excluir parcialmente a los otros. Aun cuando del pluralismo. En primer lugar porque la situación contra-
pueda haber modos para equilibrarlos y hacerlos compatibles, ria-el acuerdo general-no sería menos frágil: los valores com-
ese balance destruye el valor que sólo puede ser realizado me- partidos no garantizan una coexistencia pacífica. Las personas
diante la persecución sistemática de un ideal particular. Existe que valoran los mismos objetos pueden, ante su escasez, entrar
un tipo de grandeza, un género de excelencia que sólo es posible en una disputa acerca de cómo deben ser distribuidos. Por otra
con algo de rigor obstinado, con una cierta unilateralidad. Un parte, c:uando las personas tienen diferentes aspiraciones no so-
mundo en el que nadie pudiera perseguir un ideal en su pura lamente tienen menos razones para la disputa porque no tienen
forma seria menos rico que el nuestro, aunque fuera más con- nada acerca de lo que discutir, sino que esas diferencias pueden
fortable y probablemente más justo. En cualquier caso, aunque proporcionar una base para el intercambio cooperativo. El co-
supongamos que lo correcto consiste en un equilibrio entre di- mercio, por ejemplo, es un beneficio mutuo, y resulta posible
ferentes valores o diferentes concepciones del bien, existen muy precisamente porque las partes no tienen idénticas preferencias.
diversas combinaciones que pueden ser racionalmente defendi- Pero es que, además, aunque las diferencias sean muy amplias
das. :No existe un único modelo de compromiso que deba de- siempre hay algo en común. El pluralismo y los conflictos que
rrotar inexorablemente a los otros en el tribunal de la razón. ocasiona tienen lugar siempre en un contexto de creencias y
De una gran parte de valores---especialmente los que tienen valores compartidos. Existe algo así como un límite por abajo

75
EL NUEVO PLURALISMO
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

en cuanto a las posibilidades de desintegración de la sociedad Las teorías contractualistas intentan especificar las condi-
(Choza 1990). ciones de un acuerdo libre de un modo general que pueda ser
Pero la complejidad creciente de la cultura contemporánea aplicable a una gran variedad de escenarios. Esta tradición de
arroja el saldo de una dramaticidad igualmente creciente. La pensamiento político se ha empeñado en superar la discrepancia
idea de una sociedad <<doméstica» más o menos separada de por el contrato: desde el esfuerzo de Hobbes por descubrir una
otros países y culturas, independiente en lo que se refiere a la serie de valores comunes-básicamente, la seguridad y la vida-
gestión de sus propios asuntos, resulta cada veumás anacróni- en los que subsumir los desacuerdos, el intento de Bentham de
ca. Las cuestiones críticas-como los problemas económicos, «traducir» los desacuerdos en el lenguaje de la utilidad, hasta las
el medio ambiente, la emigración, la investigación científica o más recientes propuestas de Rawls para encontrar una posición
la seguridad-sólo pueden ser tramitadas a nivel internacional, anterior al desacuerdo o la exigencia planteada por Ackerman
en el que nos vemos obligados a aprender a manejarnos con de que los interlocutores sociales hablen entre sí de un modo
culturas y modos de vida muy diferentes. En el mundo con- neutral (1989, 23). Ahora bien, cualquier modo de llevar a cabo
temporáneo nos enfrentamos a la tarea frecuentemente difícil, el discurso-cualquier lista de condiciones como las de la «po-
cuando no trágica, de vivir con el pluralismo y sobrellevar los sición original» de Rawls o la «posición negociadora» de Gau-
confüctos. thier, como los presupuestos de las teorías clásicas del contrato
social-debe ser a su vez tema de discusión política y moral. La
noción misma de «discurso irrestricto» o «libre de dominio» es
b) LA IMPOSIBLE ~TEUTRALIDAD
profundamente problemática. Cualquier especificación de sus
condiciones se expone a ser discutible y discutida, a no ser que
La creencia en la neutralidad se asienta en 1a· suposición de que nos remontemos al limbo etéreo de las buenas intenciones o los
podemos conducir nuestras vidas en materia moral y política de principios generales que no son controvertidos gracias a que
tal manera que nunca tengamos que enfrentarnos a conflictos apenas nos indican nada acerca de cómo debe procederse en la
trágicos, a situaciones que alguien pueda experimentar como práctica real.
una imposición. El contrato social suele ser el modelo en el que Casi todos estos modelos de contrato tienen su inspiración
se hacen valer unos procedimientos cuya neutralidad habría de en la Teoría de la justicia de Rawls y en la esperanza allí expresa-
garantizar la aceptabilidad universal de sus resultados y, por da de que en una situación de neutralidad los valores comunes
consiguiente, un medio para superar la discrepancia. El contra- normalmente pesan más que los particulares que se les oponen.
to social es necesariamente una idealización, pues todo proceso La teoría de Rawls fue diseñada para proporcionar un marco
real .de discusión y acuerdo puede ser distorsionado por dese- imparcial dentro del cual resolver los conflictos de una sociedad
quilibrios de poder, ignorancia, desatención, irracionalidad, pluralista, pero en ocasiones esa diversidad es tan amplia que al-
etcétera. Voy a tratar de mostrar, considerando algunos de los canza incluso a discutir sobre el marco mismo: Rawls argumen-
actuales modelos, que el proyecto contractualista fracasa porque ta que los principios de justicia son aquellos que podrían ser
descansa sobre una concepción de la naturaleza humana y un elegidos por individuos racionales en lo que llama la original po-
ideal de neutralidad que no pueden sostenerse en una sociedad sition, es decir, aquella en que no comparecen los deseos indivi-
pluralista. duales; un espacio neutral habitado por personas desinteresadas.

77
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL
EL NUEVO PLURALISMO

· Sin embargo, quienes participan en la posición original no eli-


debemos, entendernos a nosotros mismos como independien-
gen o reflexionan acerca de esa evidencia de que ·«la sociedad es
tes, en el sentido de que estamos siempre en una cierta distancia
un sistema imparcial de cooperación entre personas libres e
frente a nuestras circunstancias, condicionados ciertamente,
iguales» (1985, 2 31), ni sobr~ su capacidad para adquirir un sen-
pero parte de nosotros antecede siempre a cualquier condición»
tido de la justicia, ni discuten la concepción esencialmente ins-
(1982, ro-u). Este individuo sería esencialmente voluntarista
trumental o ingenieril del diseño de las instituciones sociales de '
independiente de sus intereses, fines y relaciones con los otros.
acuerdo con los principios de una justicia así entendida. Pero es-
Según Sandel, esta concepción es pobre porque resulta incapaz
tos parámetros determinan aspectos cruciales de la concepción
de dar sentido a la deliberación y a la elección personal. Si las in-
de la justicia resultante. Cada uno de ellos es, al menos poten-
tenciones de uno son precisamente aquellas cosas que uno elige
cialmente, excluyente; lejos de proporcionar una perspectiva
de hecho, ¿por qué se eligen precisamente esas cosas? La elec-
imparcial sobre nuestros conflictos, este marco puede contri-
ción se reduce a algo que ya está determinado por el deseo
buir a silenciar o, al menos, desfavorecer ciertas voces. Y esta ex-
previo o a un ejercicio caprichoso. Únicamente una concepción
clusión no refleja un consenso racional de los ciudadanos sino
menos rígida del yo, una concepción que tome en cuenta el des-
que es un presupuesto del proceso a través del cual se elabora un
tino de un sujeto abierto y cuya identidad es más bien el resulta-
consenso racional. Todo ello no sería un problema si el pluralis-
do que la premisa de su acción, está en condiciones de hacerse
mo estuviera liinitado y el concepto de justicia como fairness
cargo de nuestra experiencia como seres morales. En ella la ac-
fuera universalmente compartido. En cualquier caso resulta
ción no es voluntarista sino cognitiva, «el yo no alcanza sus fines
muy difícil coincidir en una lista de bienes primarios, salvo que
por elección sino mediante la reflexión» ( 15 2 ). Propiamente el
nos liinitemos a los derechos básicos y a las oportunidades mí-
hombre no quiere sus fines, sino que más bien los descubre. Di-
nimas, y el desacuerdo sería mucho mayor en lo que se refiere a
cha reflexión proporciona una distancia crítica respecto a los
los bienes necesarios para conseguir objetivos particulares. En
propios objetivos, de tal modo que éstos no son los fines de uno
este ámbito, la justicia ha de regirse menos por criterios de im-
al menos que los reconozca y quiera como tales. Y en ese reco-
parcialidad y más por otros como compensación o diversidad.
nocimiento juega un papel muy importante la discusión pública.
La idea de Rawls de que existe en nuestras sociedades un
Entre los actuales contractualistas, Ackermann ha sostenido
overlapping consensus, una serie de supuestos compartidos o com-
la necesidad de una nueva estrategia que no pretenda la conver-
partibles, ha sido criticada por algunos como inadecuada preci-
gencia ni busque la verdad, sino que considere el modo en que
samente para las sociedades pluralistas, en las que el grado de di:-
los diferentes individuos y grupos puedan convivir a pesar de sus
versidad es muy amplio (Raz 1990, 45). Dicho de otra manera:
persistentes desacuerdos. Para esa estrategia sugiere «the path of
la dimensión de los conflictos posibles está liinitada por los pre-
conversational restraint», es decir, que pongamos fuera de la
supuestos que están en la base sobre la que Rawls construye su
agenda todo ideal que nos divida y tratemos de encontrar las
teoría de la justicia.
creencias morales compartidas por todos. Para la resolución de
A este respecto, me parecen muy interesantes las observa-
los conflictos únicamente deben ser empleados estos valores co-
ciones que ha realizado Michael Sandel sobre la concepción del
munes.
yo que sostiene la teoría de. la justicia de Rawls. Sandel apunta
Pienso que también la consideración de la moral como una
que el liberalismo de Rawls «supone que podemos, y por tanto
constricción autoimpuesta en la búsqueda del propio interés re-
78
79
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

sulta inadecuada para resolver los problemas que se derivan del nos exige. La energía empleada por algunos filósofos para ela-
oluralismo moral. Existen muchas dificultades oara llevar a cabo
L L
borar una justificación racional de la moral parece bastante des-
esta estrategia, la primer,a de las cuales sería determinar qué sig- proporcionada por lo que respecta a su significación social. El
nifica exactamente una <<creencia compartida» o qué efecto tie- tipo habitual de conflictos que tenemos en nuestra sociedad no
ne la puesta entre paréntesis de una creencia aislada sobre el es el que enfrenta a los partidarios de la moral contra los que re-
sistema total de creencias. Parece difícil dejar de apelar a «con- chazan cualquier consideración moral, sino la divergencia en
ceptos esencialmente contestados» en cualquier discusión mo- torno a qué deba considerarse moralmente adecuado.
ral y política, en las que nociones com¿ libertad, pueblo o felici- Con un enfoque igualmente orientado a diseñar un escena-
dad aparecen constantemente sin que exista un acuerdo acerca rio neutral, Larmore ha elaborado una teoría política del estado
de su significado. La estrategia de Ackermann cierra el paso a que exige a éste «no tratar de promover ninguna concepción
una dimensión de toda conversación humana que es la preten- particular de la vida buena por una supuesta superioridad in-
sión legítima de convencer a otros, restringiéndola así al descu- trínseca, es decir, po¡que se la considere una concepción más
brimiento de áreas de acuerdo pre-existentes. Este modelo se verdadera» (1987, 43). Larmore acepta por supuesto que las
basa además en una distinción problemática entre lo privado y consecuencias de la acción política podrán tener efectos dife-
lo público, en donde la obligación de dejar al margen conviccio- rentes sobre algunos fines o modos de vida en comparación con
nes no compartidas se refiere tan sólo al espacio público y no al otros, pero sostiene que esto es compatible con la neutralidad en
diálogo privado. El resultado de esta distinción es que aquellas la medida en que las políticas en cuestión no hayan sido adopta-
esferas de la vida en que no sea posible el consenso deben ser ex- das en orden a promover esos objetivos. En todo caso, el estado
cluidas de cualquier decisión pública y dejada en manos de la de- puede utilizarse para promover valores que -se justifiquen por
cisión privada de los individuos. Bastaría traer a colación el caso motivos neutrales, o sea por motivos que no invoquen valores
del aborto para comprobar que este planteamiento no es neutro, o juicios controyertidos. Por eso el estado puede promover la
sino que resulta decisivamente favorable a los partidarios de la eficacia económica (porque se supone que todos aceptan este
posición pro choice. Si todo lo controvertido pasa a formar parte objetivo) pero no la conformidad religiosa (sobre la que hay
de la esfera de decisión privada, la discrepancia se convierte en profundas diferencias en la sociedad). Al enfrentarse con un de-
un mecanismo para «privatizar» cualquier interés y sustraerlo sacuerdo, el discurso racional requiere que los participantes tra-
de la pública discusión. ten de descubrir «un fundamento neutral, con la esperanza d~
Otra propuesta neutralista es la de Gauthier y se sustenta so- resolver la disputa o soslayarla» (53). Fuera de la vida política
bre un principio que considera incontrovertible: un sujeto que somos libres de aspirar a cualquier ideal y no tenemos que acep-
razonara dejando aparte cualquier premisa moral acabaría acep- tar la política de la neutralidad. Pero en el espacio político he-
tando limitaciones morales para sus acciones (1986, 5). También mos de estar dispuestos a poner entre paréntesis los ideales y va-
este moaelo es. Irrelevante para· 10 que conéierne al plurahsmo 1 IOres -cortrroveriraus, -a -suspenlrernuesrra -.rlhresím1 <1 -¿Jru::. "e:l.1

moral y político, ya que el problema no es convencer a los acto- busca de fundamentos neutrales. Por eso Larmore rechaza ta-
res racionales para que acepten las limitaciones morales a la jantemente la idea de que «el orden político exprese nuestro
hora de perseguir su intereses, sino mediar entre concepciones ideal personal o nuestras más profundas convicciones morales»
morales opuestas, visíones contrarias acerca de lo que la moral (91).

80 81
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

Larmore considera que su justificación de la política es neu- sus propias visiones morales, una sociedad orientada hacia esos
tral en tanto que no depende de valores mora1es controvertidos. intereses promoverá sistemáticamente algunas formas de vida
Pero su argumentación requiere, por ejemplo, que uno acepte -como, por ejemplo, aquellas en que la adquisición de un esta-
exclusivamente una concepción imparcial de la reciprocidad, tuto social y la competición son centrales-a expensas de otras.
que la exigencia de justificación se conteste con razones y que el Hay además otro sentido en el que los valores compartidos
discurso racional consiste en la búsqueda de premisas comparti- pueden no ser tan compartidos. El sentido o significado que un
das desde las cuales se pueden resolver los desacuerdos. Pero valor tiene depende en buena medida del lugar que ocupe en un
¿qué pasa cuando no podemos descubrir una base común sufi- sistema de normas y creencias. La estrategia de Larmore, al abs-
ciente para resolver el desacuerdo? La respuesta de Larmore es traer las normas y valores de los sistemas en que tienen su sede
que debemos restringir la actividad del estado a lo que pueda ser originaria, puede distorsionarlos de-diversas maneras. Y dado
justificado apelando únicamente a valores o principios compar- que los «mismos» valores desempeñan diferentes papeles en sis-
tidos. Pero el fanatismo no será nunca un peligro para la neu- temas diferentes, las distorsiones pueden no ser «iguales» para
tralidad. «Un sistema político liberal no necesita sentirse obli- los diferentes grupos implicados, haciendo que unos se sientan
gado a razonar con fanáticos; le basta con tomar las necesarias coaccionados por un procedimiento que a otros les parezca el
precauciones para protegerse de ellos>> (60). Cuando se trate de paradigma de la imparcialidad.
una cuestión sobre la que deba tomarse necesariamente alguna Existen tres áreas al menos en las que el principio de neutra-
decisión, Larmore permitiría que la neutralidad quedara com- lidad es una orientación muy imprecisa y, en ocasiones, inde-
prometida admitiendo algún valor controvertido en orden a al- seable en sí mismo. Tenemos el caso de las leyes que atañen a la
canzar una decisión. Pero al actuar así-insiste-sólo deben familia, un ámbito que se supone de estricta intimidad y de es-
emplearse los valores menos controvertidos, de tal modo que la casa relevancia pública. Aunque es posible imaginar leyes que
neutralidad se mantenga tanto como sea posible. sean más neutrales que las vigentes, es difícil establecer qué pue-
Pienso que Larmore exagera la neutralidad de su justifica- de significar ser completamente neutral en estas materias. No es
ción de la neutralidad. De entrada, esta concepción restringe posible no legislar acerca de estos temas y cualquier legislación
drásticamente los fines de la política a aquellos que sean comu- supone una determinada concepción de lo que sea la familia.
nes a todos los ciudadanos. Algunas personas serán obligadas a Otra segunda área en que la neutralidad resulta imposible es
subordinar sus ideales más estimados y a aceptar otros más se- la que concierne a los vínculos políticos de los ciudadanos, in-
cundarios para gobernar su vida social. Puede ocurrir entonces cluido su sentido de identidad nacional. El estado puede pro-
que consideren que los valores «compartidos»-debido a que mover un sentido de identidad nacional o volverlo más flexible,
representan algo así como el mínimo común denominador- puede incluso socavar las lealtades que exige. Esta controversia
son completamente insuficientes para esta tarea. Debido a que se extiende a cuestiones que tienen que ver con la cultura, la po-
son bienes básicamente instrumentales, como la eficiencia eco- lítica lingüística en estados plurilingües, los símbolos y los ritua-
nómica y la igualdad de oportunidades, su función propia es les políticos. Dado que es bastante frecuente que las obligacio-
pervertida cuando se les convierte en principios directivos de la nes impuestas por el estado no formen parte de la identidad de
vida social. Lejos de proporcionar un marco imparcial para to- algunos ciudadanos, estos valores pueden no ser universalmen-
dos y en el que diferentes individuos y grupos puedan perseguir te compartidos en una sociedad.

82
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

El tercer campo tiene que ver con la igualdad y es donde son no sólo resultan controvertidas, sino que aparecen como arbi-
más profundas las razones por las que la neutralidad resulta ina- trarias en su selección de determinados aspectos sobre los que
decuada. Y es que la igualdad solamente puede lograrse entre pretende erigirse la estructura normativa de la sociedad. Toda
personas que son plenamente miembros de la sociedad, pero esta organización excluye necesariamente ciertas perspectivas posi-
pertenencia requiere del estado algo más que la igualdad formal, bles, ciertas voces, ciertas formas de experiencia humana. La so-
pues significa que cada ciudadano disponga de las oportunida- lución al problema de cómo mantener una genuina comunidad .
des que son esenciales para vivir en sociedad y que en las demo- política bajo ]as condiciones del pluralismo exige reconocer de
cracias desarrolladas suele entenderse como el catálogo de pres- entrada las limitaciones de todo proyecto armonizador. Parece
taciones y derechos de un estado de bienestar. La determinación necesario avanzar hacia un modelo menos contractualista, hacia
de las necesidades mínimas y la especificación de los procedi- lli'l modelo de decisión social en el que el acuerdo refleje un pro-
mientos para satisfacerlas requieren alguna idea de qué es una ceso abierto de discusión.
vida humana digna. En muchos casos estos juicios no serán es-
pecialmente controvertidos, no porque sean neutrales sino por-
que están ampliamente compartidos en una sociedad. Pero en c) DERECHOS PROBABLEMENTE INJUSTOS
otros casos la dividirán profundamente. Y siempre habrá una
pluralidad de posiciones en lo que se refiere a su concreción Según la concepción trágica del pluralismo que estoy sostenien-
práctica, a las prioridades en momentos de escasez o a la deter- do, cualquier acuerdo puede ser finalmente experimentado por
minación de unos mínimos irrenunciables. alguien como injusto. No existe un marco neutral ni dispone-
No es una casualidad que sea en estos temas donde se regis- mos de un tiempo ilimitado para resolver las diferencias que
tran la mayor parte de las controversias políticas, mientras el comparecen en una sociedad piuralista. Todo discurso incluye
resto de los asuntos discurre de manera relativamente pacífica sus propios silencios y evasiones, estructura nuestros procedi-
por las vías burocráticas, la decisión de los expertos o las rutinas mientos de decisión colectiva de modo que, en el mejor de los
en vigor. Si el estado estuviera radicalmente separado de la so- casos, hace que resulte difícil escuchar todas las voces o que sólo
ciedad, funcionando sólo para mantener una serie de reglas que sean posibles determinados resultados. Por eso necesitamos
garanticen el intercambio pacífico entre sujetos que persiguen procesos de discusión pública que estén abiertos a la crítica de
sus propios fines, entonces el ideal de la neutralidad podría te- sus propios supuestos e interesados en descubrir y corregir sus
ner alguna plausibilidad. En un mundo así, el estado solamente mecanismos-a menudo involuntarios y sutiles-de privilegio y
prohibiría aquellas acciones que interfirieran con el libre ejerci- exclusión. Pero ese discurso es finito, no permite la reconcilia-
cio de los intereses individuales. Pero un mundo así no es el · ción definitiva, se cierra ocasionalmente con una imposición
nuestro. mayoritaria. De ahí la naturaleza inherentemente trágica de la
Las concepciones de la naturaleza humana que puedan exi- vida política bajo las limitaciones de la condición humana: de-
gir un acuerdo general son tan abstractas que no están en con- bemos vivir al menos con la posibilidad de sufrir injusticia o de
diciones de aportar unos principios normativos. inequívocos, al actuar de tales modos que otros experimenten como injustos.
menos aquellos que pudieran ser puestos inmediatamente en En la gestión de la igualdad hay siempre una redistribución
práctica. Y las concepciones específicas de la naturaleza humana de las ventajas y desventajas sociales. No está nada claro que pu-
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL
EL NUEVO PLURALISMO

diéramos organizar la sociedad de tal modo que se eliminen to-


nos liberen para siempre de la necesidad de hacer juicios, esta-
das las posiciones de ventaja social y, si esto fuera posible, debe-
blecer preferencias y adoptar decisiones comprometidas.
ríamos preguntarnos cuáles serían los costes de hacerlo. ~ay
Nedelsky subraya a este propósito que «el problema carac-
bastantes motivos para dudar de esta posibilidad en una soe1e-
terístico de la autonomía en el estado moderno no es proteger a
dad pluralista. Y es que el mismo concepto de <<Ventaja social»
los individuos de la colectividad, establecer barreras legales en
resulta controvertido. Qué constituye una ventaja es algo que
torno al individuo que el estado no pueda atravesar, sino garan-
depende de qué sea valorado, y los diferentes indi_viduos y gru-
tizar la autonomía de los individuos cuando están dentro de la
pos valoran diferentes cosas. Asegurar que todos disfrutan de las
esfera legítima del poder colectivo» ( 1989, 13). Pero para esto
mismas ventajas sociales presume que podemos ponernos de
hay que estar dentro. Esa idea de los derechos supone que ya es-
acuerdo acerca de qué constituye una ventaja social. Por su-
tamos en el seno de la sociedad. El derecho no es solamente una
puesto que habrá ciertos acuerdos, particularmente ,ªc~rca ~e
defensa contra la interferencia sino una capacitación para actuar
qué constituye una desventaja. Sin aquel acuerdo sena imposi-
en el mundo. La imagen de los derechos como límites, como
ble definir un sistema de derechos sociales y establecer progra-
una pared entre el individuo y los que le rodean, refleja el ideal
mas para adquirir la igualdad de oportunida~es. Pero en ~a
perverso de que el ser humano más perfecto es el que está más
sociedad pluralista habrá diferencias significativas entre los m-
perfectamente aislado.
dividuos y los grupos y también será diverso el juicio que se haga
Buena parte de la discusión acerca de la universalidad de la
sobre las posiciones sociales. Un sistema político basado en el
justicia ha sido inspirada por las teorías feministas de Carol Gi-
derecho no carece por tanto de sus propias antinomias, de sus
lligan (1987), quien opone a la perspectiva de la justicia una
peculiares exclusiones y evasiones. Los derechos pueden prote-
perspectiva del cuidado (care), como dos puntos de vista desde
ger diferencias, pero también desarrollan la función de reprodu-
los que se construyen muy diferentes enfoques morales. Argu-
cir algún tipo de desigualdad.
mentos similares son utilizados por Virginia Held (1987) en su
Muchas de las objeciones a los modelos contractualistas sue-
ataque a la visión contractual de las relaciones humanas al insistir en
len apelar precisamente a su falsa universalidad. Están elabora-
que más bien deberíamos tomar la relación entre madre e hijo
dos desde la perspectiva de grupos que se sienten exclui~os,
como la relación social primaria y como nuestro modelo de so-
como las mujeres, los marginados o las minorías de diverso tipo.
ciedad. Held invoca la visión de una sociedad en que las perso-
Mirar de vez en cuando hacia los márgenes puede llevamos a
nas se preocupan unas de -otras, prefiriendo el bien de los otros
ver problemas que son menos obvios aunque no menos impor-
y valorando la alegría compartida, el afecto mutuo y los vínculos
tantes. Los discursos ideales nos capacitan únicamente para exa-
de confianza que dicha relación -promueve. Para esta concep-
minar las cuestiones desde el punto de vista del «otro generali-
ción resulta central una moral de la responsabilidad hacia las ne-
zado», ese enfoque de la vida pública desde una perspectiva legal y
cesidades de los otros actuales y concretos frente a la moral que
judicial que es típico de las sociedades del capitalis_mo _avanzado
consiste en seguir reglas abstractas y universales.
(Benhabib 1986, 352). Pero la solidaridad real se e1erc1ta en ~na
Ciertamente, la perspectiva de la justicia no debe ser exclu-
comunidad' de individuos y grupos concretos. Lo que necesita-
siva, pues no cubre todas las dimensiones de nuestra vida moral.
mos no es un algoritmo para generar respuestas <<corr~ctas» a
Es pertinente insistir en la necesidad de que haya más que justi-
los problemas de la vida política, un conjunto de técmcas que
cia, en la importancia de aquellas relaciones de hospitalidad y
86
87
,,-··-,.'

LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

atención que van más allá de los requerimientos de la vida pú- benevolencia pre-discursiva sin la cual el mismo criterio de im-
blica. Pese a todo, considero que, en la vida pública, la perspec- parcialidad sería ininteligible. Antes de haber adoptado una po-
tiva de la justicia debe estar por encima de la del cuidado. La sición de imparcialidad ya se han puesto en juego las principales
prioridad de la justicia en la vida pública no impide una ética del dimensiones del cuidado. que los críticos de Rawls echaban de
cuidado, al tiempo que hace imposible un uso de esta categoría menos en su teoría de la justicia y que éste parecía no necesitar.
para legitimar la dominación. Existe además una diferencia sig- Como advierte Okin, «para las personas reales, que por supues-
nificativa entre una orientación ética que trata de acomodar las to saben quiénes son, pensar como si estuvieran en la posición
diferencias entre los individuos y U..'la que apunta a las relaciones original requiere por su parte haber desarrollado unas capacida-
de lealtad personal, cuidado y preocupación por los demás. Tra- des de empatía, cuidado y preo~pación por los otros» ( 1989,
tar a alguien justamente no es lo mismo que cuidar de alguien, y 248). La perspectiva de la justicia incorpora necesariamente la
en una sociedad pluralista habrá mucha gente para la cual ten- preocupación y el cuidado por los demás, y solamente entre per-
dremos obligaciones de justicia pero ningún sentido de adhe- sonas que hayan cultivado esa hospitalidad pueden emerger
sión o afecto. Esto es debido en parte a que la sociedad moder- normas universales. Lo que se nos exige no es la capacidad de
na amplía enormemente el alcance de las relaciones, que cada ser un nadie desencarnado, sino tratar de pensar desde el punto
vez tiene uno más contactos con «extranjeros». Pero esta duali- de vista de todos, de un otro concreto. Sin este esfuerzo es difi-
dad también se debe al hecho mismo del pluralismo; aquellos cil imaginar que personas con objetivos diferentes e incluso
cuyas obligaciones son muy diferentes de las nuestras serán opuestos puedan comprometerse en la tarea de buscar normas
siempre extranjeros para nosotros. El alcance de la justicia será de justicia que todos puedan compartir, y desarrollar la confian-
necesariamente mayor que el del afecto. za mutua requerida para aquellas ocasiones en que alguien debe
Hay un error básico en la crítica feminista que se debe a ha- sacrificar alguno de sus intereses.
ber establecido una falsa dicotomía entre justicia y cuidado, En la corrección de la justicia abstracta se plantea además un
pues en el seno de la justicia hay ya una dimensión de benevo- problema que Martha Minow ha denominado «el dilema de la
lencia sin la que sería imposible incluso la reciprocidad más aus- diferencia» y que consiste en la dificultad de saber cuándo el
tera. Esta crítica debe su plausibilidad al modo como Rawls for- trato diferenciado enfatiza las diferencias y cuándo el trato igua-
mula su teoría, en concreto a la concepción de los individuos litario insensibiliza para las diferencias. Este dilema resulta con
como seres dotados de una racionalidad instrumental y que bus- frecuencia del hecho de que la situación y las experiencias de un
can obtener ventajas para sus intereses en el ámbito de los «bie- grupo son inconscientemente tomadas como medida para otros.
nes primarios», ignorando sus fines y capacidades particulares, Aunque el trato equitativo cumpla los criterios formales de
su posición social, su identidad. Esta visión de la persona radi- igualdad, dado que es casi inevitable privilegiar una perspectiva
calmente separada de los otros despierta la crítica de que no determinada-la de los adultos, los varones, los occidentales, los
tiene en cuenta aspectos esenciales de nuestra vida moral, con- que tienen empleo-, puede negar la sustancia de la igualdad y
sideraciones como la del cuidado, la hospitalidad o el reconoci- resultar excluyente (1990, 152).
miento de la diferencia. Pero el problema es, a mi juicio, el Pero se da también el peligro contrario: que el cultivo de la
modo abstracto como se describe la «po_sición original>>. Entre diferencia consolide distancias que podrían salvarse o que las di-
las condiciones de la imparcialidad está ya inscrita una suerte de ferencias cuyo respeto se exige para las relaciones entre los di-

88
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO PLURALISMO

versos grupos sociales sean avasalladas en el interior de cada tratos significa que hay modos de negociar las diferencias, no
grupo. En algunas defensas que se hacen actualmente del multi- que hayan sido suprimidas o se aviste un futuro presidido por la
culturalismo resuena un cierto eco de la sociedad jerárquica unanimidad.
cuando pasa de celebrar la diversidad a proponer políticas que Los peligros de que el pluralismo enseñe en ocasiones su
erigen fronteras entre los grupos y asignan un estatuto público rostro menos amable, incluso su dimensión trágica, no pueden
a sus miembros en función de su pertenencia a tales identidades ser conjurados por la expectativa de que la deliberación demo-
colectivas. Las políticas de igualdad social pueden llevar a cabo crática alcanzará un acuerdo universal. Esta renuncia sería inhu-
una verdadera encapsulación del estilo que caracterizaba a la so- mana sin el esfuerzo por tematizar los desacuerdos y tratar de
ciedad tradicional. La igualdad entre los individuos no se agota minimizarlos. Tendríamos así una suerte de democracia agonal,
en la igualdad entre los diferentes grupos sociales. Si la igualdad un escenario de combate abierto, con resultados imprevisibles y
se entendiera de manera corporativa, el estatuto público de cada equilibrios precarios, tan distante de la estabilidad consensual
individuo dependería sólo de su pertenencia a un grupo étnico, como de la indiferencia equilibrada. El pluralismo trágico y la
cultural, etc. A diferencia de los sistemas tradicionales de encap- democracia agonal se reclaman mutuamente al compartir un in-
sulación jerárquica, el estatuto de estos grupos podría ser equi- terés por extender el acuerdo sin deslegitimar el desacuerdo.
valente, pero no habría espacio social fuera de esos grupos. Esta Decía Foucault que es legítimo no estar a favor del consen-
acomodación del pluralismo no resuelve los problemas de un so pero que se debe estar contra la no consensuabilidad. En una
pluralismo que tiene su motivo en la fuerza que representa el su- sociedad pluralista, el ideal regulativo del consenso puede resul-
jeto personal, éon independencia de su adscripción social. Y en- tar imposible como realidad concreta y las divergencias no se
tiende la vida política como un equilibrio entre individuos y superan enfatizando las apelaciones a la unidad, pero la no con-
grupos empeñados en cultivar sus diferencias pero sin ningún sensuabilidad debe ser minimizada. Precisamente uno de los
interés por discutirlas. mayores problemas de la política consiste en saber qué consen-
so se requiere una vez que el consenso total se muestra inalcan-
zable.
d) UNA DEMOCRACIA AGONAL
Una alternativa al discurso <<equilibrista» es el modelo de
discurso irrestricto orientado al descubrimiento, abierto así a lo
Hemos vivido bajo una creencia exagerada en el poder de con- nuevo y no clausurado por la constatación de hechos inexora-
trolar la sociedad y, por tanto, en la responsabilidad que supon- bles. Es el planteamiento de las éticas comunicativas que tienen
dría no conseguirlo. Nos resulta difícil dejar de pensar que todo su inspiración en Apel y Habermas, y r~sponden a lo que podría
sufrimiento es el resultado de la acción humana y abrir paso a la denominarse planteamientos «moral transformativos>>. Las ne-
idea de que hay un límite trágico para la gobernabilidad, que el cesidades y los intereses no deben ser considerados como algo
destino también interviene en política. Y la traducción política irrefutablemente dado sino como el resultado de un proceso de
de la idea de destino es que las instituciones para construir el socialización, en el que se corrigen, perfilan o transforman. Uno
acuerdo social no son superaciones automáticas de aquella dis- de los descubrimientos que pueden hacerse es, por ejemplo, que
cordia que los contractualistas habían imaginado únicamente en la satisfacción de un deseo es compatible con los deseos de los
el origen de la historia. Que haya instituciones, normas y con- demás y que a veces se refuerzan, dando así lugar a estrategias
LA NVEVA LÓGICA SOCIAL EL ~'UEVO PLURALISMO

cooperativas. Los discursos no deben limitarse a encontrar re- ca que expresa y preserva sus diferencias. Ésta es una de las
glas para conectar diferencias entre constelaciones fijas de inte- grandes ventajas de la discusión democrática: que podamos sen-
reses, sino que pueden poner en cuestión los intereses, deseos y tirnos como sujetos de autodeterminación incluso en aquellas
aspiraciones que han conducido al conflicto y convertirlos en situaciones en que nuestras aspiraciones han sido truncadas y
tema de pública discusión. rechazadas nuestras opiniones. Pero esta conciencia no hace ol-
Pese a todo, no es posible superar todas las opacidades de la vidar el desacuerdo. Vistas así las cosas, la deliberación demo-
vida social. Es necesario reconocer la posibilidad de que cual- crática no superará necesariamente nuestras diferencias. Pero
quier forma de orden político puede ser experimentada como una política participativa puede recoger el aspecto trágico de la
represiva por aiguno de sus miembros; que algunas capacidades vida política y sostener al mismo tiempo el protagonismo de sus
humanas y detenninados aspectos de la justicia serán siempre ciudadanos.
minusvalorados o desfavorecidos. La democracia agonal celebra La concepción liberal del espacio político suele subrayar la
la lucha, pero a menudo esta lucha es trágica. Esto supone acep- protección de una esfera privada dentro de la cual los individuos
tar la contingencia de nuestras propias construcciones y la radi- son libres de aspirar a las versiones concretas de vida buena. la
cación histórica de los principios que regulan nuestra vida co- Pero este planteamiento no evita el conflicto, ya que toda espe-
mún. Ningún modelo de «situación lingüística ideal>> puede cificación de esta separación de ámbitos es controvertida. Tam-
proporcionamos un tribunal de apelación definitivo para las poco tiene en cuenta que el conflicto entre las identidades pú-
cuestiones de justicia. Se trataría de reconocer la historicidad y blicas y privadas es frecuentemente una instancia de dinamismo
contingencia de nuestras identidades y aprender a vivir con la e innovación de nuestras sociedades, una instancia de diferen-
'>rnh1U'l Jpnria,ü.Uf'vdf'...,C.'tt_?. {ltf'¿'"-,.D~d2.,;:l ¡Sf'...,<lerü.:-a~~
ú~ ~ ~ · · . ~·
_;- _; ,( __ ,, ~ CüÓU1'i'tfú\11l',h.i'.i:{,'cllllfú"<1\J.0'3Íení}'.h'cñ.f'ql11~lR;f'lií10I',Lu U.J.1 VJc U\.,11

La democracia no es un sistema de gobierno que apacigüe social en que uno pueda expresarse plenamente a sí mismo en
necesariamente las diferencias, aunque nos enseñe a respetarlas todas sus actividades y que lamentan lo que entienden como
y a dejar que se hagan valer. Esta posibilidad es siempre una alienación y fragmentación.
fuente de inquietud para la estabilidad triunfante. Luhmann ha En vez de manejar el pluralismo neutralizando y privatizan-
prevenido contra la ingenuidad consensual señalando que la de- do áreas de la vida social, una democracia agonal politiza nues-
mocracia como participación incrementa el potencial de con- tros ideales. La politización de las diferencias es necesaria en
flicto (1971, 39). De manera similar, Euben opina que la parti- buena medida porque la estrategia de privatización ya no es via-
cipación puede llevarnos a comprobar hasta qué punto somos ble. Las interdependencias de la sociedad contemporánea son
diferentes unos de otros. A través de la participación política sa- muy grandes y las fuerzas de normalización, vigilancia y control
limos de la esfera de la familia y el vecindario y topamos con di- son muy persuasivas. Al mismo tiempo, la neutralidad se desva-
ferencias y extrañezas. Pero a través de ese encuentro, por la ne- nece como posibilidad de gobernar el desacuerdo. Pero el al-
cesidad de deliberar con otros que son diferentes, desarrollamos cance de esa politización de algunos aspectos de nuestra identi-
la capacidad de «pensar en público y como seres públicos, hacer dad será también objeto de polémica. Tal vez lo políticamente
reclamaciones públicas y dar razones» (1990, 102). De este controvertido en el futuro-en lugar de estar confinado a un
modo, la actividad política crea personas que son y se ven a sí elenco de temas, del que se hayan suprimido cuestiones supues-
mismas como ciudadanos y que están unidos en una vida públi- tamente privadas-sea precisamente dónde colocar la frontera

92 93
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

entre lo privado y lo público, qué movilidad acepta esa demar-


2
cación y qué justifica una nueva distribución de dicho territorio.
En cualquier caso, la discusión política no será reconducible a EL NUEVO Ai'-ITAGONISMO
unas magnitudes abarcables por haber llevado a cabo una previa
división del espacio social supuestamente inamovible.
No se trata de tolerar la diferencia sino de respetar a nues-
tros antagonistas porque ellos representan formas o modali-
dades de ser que no necesitamos negar para afirmar nuestras
propias identidades. No obstante, como toda identidad es nece- No hay presidente recién elegido que se sustraiga a la tenta-
sariamente parcial, pues la identidad presupone la diferencia, ción de declararse presidente de todos. Forma parte de los tópi-
aquellos que son diferentes serán también antagonistas, contra c?s más 5?corridos la afirmación de que se pretende gobernar
los que combatiremos al tiempo que les respetamos. Una demo- sm exclusiones, al mismo tiempo que la oposjción se queja de
cracia agonal no proporciona el grato espectáculo de una con- haberse quedado fuera (como no podía ser de otra manera). ¿Y
vivencia cómodamente armónica. Pero la discusión es más in- n~ será que unos prometen lo que no pueden cumplir y otros
teresante que una neutralización· profiláctica de la diversidad. exigen lo que no les corresponde? La política es una acción por
Habiendo aceptado la pluralidad, podemos ir más allá de una la que unqs deciden y otros esperan la oportunidad de decidir.
mera tolerancia y valorar el enriquecimiento que supone encon- Que haya alternativas significa precisamente que no se hace lo
trar el acuerdo, la colaboración e incluso la resistencia de los 1ue todos quieren sino lo que quiere la mayoría, por mucho que
otros a la hora de tratar de hacer valer nuestras asp1raciones. esta deba prestar atención a la minoría, respetar sus derechos,
es~char sus razones y tratar de justificar lo que decida. Algo si-
milar ocurre con la retórica que rodea a todos los acuerdos, que
se . presentan a sí mismos como consensos sin exclusiones y
abiertos a todos. Pero para que un pacto sea legítimo no es ne-
cesario que incluya a todos, lo que sólo se da en contadas oca-
siones y de modo excepcional. Lo normal es que se formen unas
mayorías a las que se oponen unas minorías. En principio, no
hay ninguna razón para que unas y otras desárrollen una mala
conciencia como si la parcialidad fuera necesariamente sospe-
chosa. La política es siempre acción de una parte, parcialidad le-
gitimada. Más aún: lo inquietante es que alguien haga política a
golpe de consenso universal, sin reconocer que su visión de las
cosas es limitada.
Lo mismo pasa con la cuestión de las identidades nacionales
tan controvertida (tampoco esto podía ser de otra manera).'
Quien está satisfecho con la geografía asegura que el sistema

94 95
LA ::siuEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO A.VI'AGONISMO

dominante no excluye a nadie; quien desea modificar las cosas se sobre los destinos colectivos, es decir, sin ningún tipo de nostal-
ve acusado de pretender excluir. Ambos hacen uso de un «plu- gia por una comunidad originaria, a partir de la complejidad de
ralismo arrojadizo», que consiste en una estrategia para impedir la sociedad contemporánea, sobre la que no se pretende impo-
que la mayoría se imponga allí donde uno está en minoría. Igual ner ninguna simplificación. De este modo, la crítica tradicional
pasa con la globalización, que es un concepto para referirse a al nacionalismo se va quedando sin objeto, se convierte en una
aquel movimiento inexorable de la historia en virtud del cual la crítica sin destinatario, pues ya casi nadie defiende lo que ha
pretensión de identidad del contrario carece completamente de sido el objeto habitual de esa crítica. Cuando Rorty, por ejem-
sentido. Pero la identidad se realiza en el seno de una comuni- plo, argumenta contra el tópico de criticar el nacionalismo
dad concreta, en torno a unos intereses que no son del todo ge- como mitología no lo hace para defender una tradición sino
neralizables, lo que implica una cierta exclusión. para situar las discusiones políticas en el terreno de la libertad.
Hay quien ha pensado que con la desaparición de los blo- La crítica desmitologizadora que ejercen algunos antinaciona-
ques, la crisis del marxismo y el abandono del paradigma de la listas sólo tendría sentido si esas narraciones supuestamente fa-
lucha de clases podría darse por superado el antagonismo social, buladas se pudieran contrastar con una historia «objetiva». Pero
o que, del mismo modo, la crisis de los estados nacionales y de la apelación a la objetividad es muy poco útil cuando se trata de
las identidades tradicionales haría superflua cualquier política decir qué queremos ser o en qué queremos convertirnos (Rorty
de la identidad. Se han imaginado que el derecho y la moral 2000, 25). Las políticas de la identidad gravitan más sobre pro-
vendrían a ocupar el lugar de la política y que el advenimiento yectos que en torno a interpretaciones de la historia; son más es-
de las «identidades postconvencionales>> aseguraría el triunfo de trategias libertarias que melancolías de la recuperación.
la racionalidad sobre las pasiones. La única tarea con sentido se- La tesis central de Mouffe consiste en que el antagonismo es
ría entonces la elaboración de unos procedimientos que posibi- inevitable porque no hay ninguna forma de constelación políti-
liten el consenso sin exclusiones. Ésta es una forma de pensar y ca que carezca de exclusiones, ni posición política que no sea
hacer política que desconoce la fuerza social de las pasiones y la particular, identidad que no se articule en torno a alguna idio-
posibilidad de movilizarlas con vista a objetivos democráticos, al sincrasia o deliberación que no termine en una decisión. La po-
tiempo que acusa a los demás de jugar con la emoción contra la lítica organiza la coexistencia humana en condiciones que son
razón. siempre conflictivas. La atención a lo común no puede pasar por
Esta perspectiva racionalista en la que se mueven, entre alto la realidad de lo diferente. El antagonismo será más o me-
otros, Rawls, Larmore y Habermas, está siendo últimamente nos intenso, pero no es completamente eliminable. Por eso la
criticada desde la izquierda, lo que constituye una cierta nove- queja excesiva contra el <<espectáculo» de la controversia políti-
dad, pues la particularidad venía siendo un argumento más bien ca esconde, en muchas ocasiones, un desconocimiento/acerca de
conservador. -La cietensa ciei particularismo que ·11evan a cabo, la naturaleza de la política, que no es otra cosa que la instancia
por ejemplo, Chantal Mouffe, Michael Walzer o Richard Rorty en la que hacemos valer nuestras discrepancias más fundamen-
está motivada por un interés de profundización en la democra- tales, aquellas que no comparecen en otras esferas más técnicas
cia, desde la perspectiva socialdemócrata y la izquierda liberal. o menos significativas.
Lo más interesante de estos planteamientos es que la reivindica- Transformar al enemigo en adversario--una de las funcio-
ción de la identidad se realiza en términos de libre disposición nes de toda política-no equivale a anular las diferencias que

97
LA l'lluEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO A..."'<TAGONISMO

definen una y otra posición. La política democrática consiste en crática exige que cada uno reconozca el carácter particular y li-
«domesticar» la hostilidad, para lo cual es necesario, en primer mitado de su punto de vista. También nuestra visión del mundo
lugar, reconocer la existencia del antagonismo potencial que es local. Por eso hay concepciones diversas acerca de lo que pue-
acompaña a toda posición ideológica y a toda construcción de de significar ser cosmopolita. De este modo puede advertirse el
identidades colectivas. No se trata, pues, de eliminar las pasio- error de identificar democracia y universalidad, que está en la
nes o relegarlas a la esfera privada-lo que, por lo demás, es im- base del <<patriotismo constitucional» de Habermas: haber pen-
posible-sino de ponerlas en juego de tal forma que den lugar a sado que la adhesión a unos principios universales es una con-
un pluralismo democrático. Tampoco se trata de alcanzar un dición de la tolerancia política. Más bien habría que decir lo
consenso sin exclusión sino de establecer la discriminación en- contrario: es tolerante quien sabe de la particularidad de los mo-
tre nosotros y ellos de modo que sea compatible con el respeto tivos, opiniones e intereses que explican y limitan al tiempo su
democrático. Los consensos sociales no son acuerdos definitivos posición en el conjunto de la sociedad, quien está seguro de no
sobre criterios de justicia; son inseparables de la interpretación representar a la totalidad ni tener el monopolio de las buenas in-
de esos principios, ninguna de las cuales puede presentarse tenciones, quien no excluye al discrepante como «irracional»,
como la única correcta. Mouffe aspira a que no se pasen por alto aunque lo considere profundamente equivocado. No reúnen es-
algunas de las experiencias más lúcidas de la postmodernidad y tas condiciones, por el contrario, quienes pretenden estar ha-
desarrolla concretamente la idea de «exterior constitutivo» acu- blando desde una posición imparcial, cuando no hacen otra cosa
ñada por Derrida; no hay identidad que no se constituya a par- que investir a un conjunto histórico específico de disposiciones
tir de una diferencia; no es posible no dejar algo fuera. Por eso del carácter de universalidad y racionalidad. Contra el tópico
debe sospecharse siempre un poco ante las retóricas demasiado corriente que equipara nacionalismo y violencia, hay que recor-
integradoras. La democracia es un desorden políticamente pro- dar con Walzer que los crímenes del siglo xx han sido cometi-
ductivo, la resistencia frente a aquel orden en que cada cosa tie- dos, alternativamente, por patriotas y cosmopolitas perversos.
ne su puesto y que, en su arrogancia, tiende a ocupar toda la es- Estos últimos también resultan especialmente peligrosos cuan-
cena y a mostrarse como único. Cualquier cierre constitucional do se erigen en detentadores de lo universal. La universalidad a
o identitario es siempre parcial, deja algo fuera de sí, tiene una la que apunta la política democrática es un horizonte que no
«exterioridad», algo diverso de sí. De ahí que no tenga sentido está ocupado por nadie. El acceso a lo universal no se logra de-
pedirnos que elijamos entre ser, por encima de todo, ciudadanos sembarazándose de lo particular, de las pertenencias concretas,
de nuestra propia sociedad o, por encima de todo, ciudadanos del sino renunciando a ocupar esa posición absoluta.
mundo. Al fin y al cabo, no somos ninguna de las dos cosas El debate norteamericano acerca del patriotismo se ha visto
(Amy Gutmann, en Nussbaum 1999, 89). enriquecido por un libro reciente en el que Martha Nussbaum
El ideal de sociedad democrática no consiste en una socie- reivindica la idea de una «ciudadanía mundial» y pone en mar-
dad que hubiera realizado el sueño de una armonía social per- cha un debate del que lo más interesante es, a mi juicio, la serie
fecta. Existe democracia cuando ninguna instancia social puede de críticas y objeciones que se le plantean. Casi todas ellas se di-
erigirse en dueña y representante de la totalidad. Y es aquí don- rigen contra una visión polarizada de la tensión entre la con-
de el reconocimiento de las particulares identidades conecta con ciencia nacional y la cosmopolita.
el deseo de radicalización democrática. Porque la actitud demo- El cosmopolitismo, pese a su aspecto de valor incuestiona-

99
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL EL NUEVO ANTAGONISMO

ble, no es ni tan inocente ni tan poco problemático como lo política como un espacio de juego perfectamente definido y fi-
quieren entender sus defensores. Según advierte Barber, el cos- jado para siempre.
mopolitismo no pondera en su justa medida el papel humaniza- Los,enfrentamientos ideológicos o identitarios no suponen
dor desempeñado por la política de la identidad en un mundo necesariamente un peligro para la democracia, peligros que más
desarraigado de mercados volátiles (Nussbaum 1999, 43). Pro- bien proceden de la falta de discusión,. la presión unanimista, la
yectar un cosmopolitismo como alternativa al patriotismo na- imposición de lo políticamente correcto o de hacer pasar lo
cionalista sin abordar el desafío que plantea la globalización li- particular por el punto de vista universal al que todos deberían
mita considerablemente el catálogo de peligros que padecen plegarse. Aparecen así, por ejemplo, formas impositivas de
nuestras sociedades. Y uno de ellos procede de esa pseudouni- consenso, a las que se invita a otros, mientras se prepara la arti-
versalidad que es la globalización y que Falk define como una llería contra quien exprese alguna objeción. Los administrado-
perspectiva de conjunto que prescinde de los imperativos éticos res de lo correcto se niegan a ampliar el diálogo racional con
de la solidaridad (Nussbaum 1999, 7r). Pero es que hay además quienes no aceptan sus reglas del juego. Resulta llamativa la fa-
un cosmopolitismo que puede derivar en la abstracción y en la cilidad con que es descalificada como no rawnable la posición
ideología de la homogeneización, intolerante con las imperfec- de quien discrepa en asuntos importantes. Y la discrepancia, que
ciones de los individuos y las culturas particulares. McConnell las más de las veces se refiere a los modos y formas, es interpre-
lo retrata de la siguiente manera: «el moralista cosmopolita no tada interesadamente como vulneración de los principios demo-
es alguien que se siente cómodo en cualquier parte, sino que en cráticos.
cualquier parte se siente superior>> (Nussbaum 1999, 102). Esta táctica política viene combinándose con una nueva
Tal vez no sea una conclusión muy gratificante, pero adver- ocupación de los espacios políticos que da lugar a no pocas in-
tir que la articulación entre lo particular y lo general es proble- comodidades. La debilitación del antagonismo entre la derecha
mática impide al menos que la cuestión se resuelva de una ma- y la izquierda hace que el antagonista se convierta en competi-
nera simplista o tópica. Y obliga a diseñar nuestras instituciones dor con la idéntica pretensión de conquistar el centro político.
de modo que sean sensibles a la ponderación de otros intereses, Dejan de considerarse antagonistas porque aspiran precisame_n-
que no se cierren o se protejan apelando a la categoría de lo irre- te a lo mismo. La lucha política se enrarece, no cuando hay una
nunciable. gran tensión ideológica, sino cuando todos quieren más o me-
La insistencia en marcos institucionales cerrados o la eleva- nos lo mismo. Al otro no se le combate desde posiciones dife-
ción de los acuerdos vigentes-por muy amplios qt~e puedan rentes sino que se trata de ocupar su lugar, robándole argumen-
ser-a la dignidad de consensos universales y definitivos es algo tos o desplazándole del campo de juego. Esto es algo menos
profundamente «contrario a la incertidumbre constitutiva de la respetuoso con el adversario que la controversia abierta, pues en
democracia moderna» (Mouffe 1999, 198-199). Presentar así lugar de enfrentarse con él intentará destruirlo, dejarlo fuera de
las cosas equivale a reificar las instituciones y hacerlas imposi- lugar.
bles de modificar, o sea, menos habitables, lo que contradice de Muchas de las cosas que suceden en la política actual tienen
hecho el principio de máxima inclusión que persiguen sus de- una explicación en esas formas que-pese a toda la retórica al
fensores. Pero la topografía del espacio político es más elástica y uso-están favoreciendo la homogeneidad, pues dejan poco es-
abierta de lo que pretenden hacernos creer los que entienden la pacio para el disenso y la disputa política. La revitalización de la

100 IOI
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

democracia hay que esperarla más .de la discrepancia razonable


que del fervor por el consenso. Si la democracia es imposible sin
un cierto consenso, también debe permitir que las diferencias se 3
expresen y que se constituyan identidades colectivas en torno a POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD
posiciones diferenciadas. Declarar como algo superado los anta-
gonismos de identidad o las diferencias ideológicas indica una
voluntad de no tomarse en serio el pluralismo de los valores en
política.
La expresión sociedad multicultural es un eufemismo para de-
signar el hecho de que estamos hechos un lío. Las sociedades
han perdido esa inocente homogeneidad con que se habían re-
vestido en otras épocas, a veces ignorando injustamente las dife-
rencias que contenían. El actual paisaje político presenta una to-
pografía muy complicada. El antropólogo americano Clifford
Geertz (1996) sintetizaba recientemente esta situación en la
idea de que los países no son naciones y las culturas no son sis-
temas de vida compartidos. Hay naciones que no coinciden con
estados y estados que albergan varias naciones. Hoy existen muy
pocos países que coinciden plenamente con comunidades ho-
mogéneas:] apón, Noruega, tal vez Uruguay, si prescindimos de
los italianos que allí viven, tal vez Nueva Zelanda, si dejamos a
un lado a los maorís (todo lo cual es mucho prescindir, cuando
hablamos de seres humanos). Al mismo tiempo, las culturas es-
tán surcadas por desacuerdos profundos y se enfrentan a una se-
rie de conflictos que distan mucho de la idea de una civilización
unitaria y armónica, que se agrupara en torno a unos valores pa-
cíficamente compartidos.
La fragmentación del mundo convierte en una quimera la
representación de la identidad como una totalidad armónica y
sin disonancias, con una territorialidad compacta y unas tradi-
ciones aseguradas. Tan irreal resulta la concepción del mundo al
modo de un mosaico de culturas independientes como la idea de
una división clara del mundo según la muestra regular de los es-
tados nacionales. Estas dos imágenes son falsas por el mismo
motivo: las piezas que componen el mundo no son ni compactas
I02
103
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

ni homogéneas. En cuanto se las examina con detenimiento, se perplejos frente a las confrontaciones sociales que se articulan
desvanece la primera impresión de uniforme simplicidad. Es sobre conceptos como autenticidad, desde sentimientos de per-
una ilusión pensar que el mundo se compone de unidades simi- tenencia, conflictos de lealtad. Con frecuencia estos problemas
lares, como elementos· de un puzle. La yuxtaposición de distin- perduran produciendo una penosa irritación, sin que sepamos
tos modos de vida .Y de comunidades que no pueden ser tratadas cómo entenderlos, hacerles frente o quitárnoslos de encima.
de manera uniforme es una característica irrenunciable de la Por eso la atención pública está particularmente asombrada
cultura contemporánea. ante este tipo de conflictos, que probablemente resulten los
Es necesario un cambio de vocabulario para hacer visible protagonistas del futuro inmediato, más complejos que otros de
esta complejidad. La política se agota frecuentemente en el uso relativamente fácil solución.
esencialista de conceptos anquilosados o en derivaciones ideoló- El mundo de hoy se caracteriza por la paradoja de que una
gicas a partir de premisas rígidas. Quisiéramos comprender las creciente globalización va acompañada de nuevas diferenciacio-
peculiaridades de nuestro tiempo pero nos lo impide un lengua- nes, de que hay mayores relaciones entre un número mayor de
je y unos modelos inservibles. Los conceptos de que dispone- elementos. El cosmopolitismo y la particularidad no son opues-
rnos para describir y calificar no son apropiados para el mundo tos sino que más bien se complementan y fortalecen mutua-
plural, amalgamado, irregular, cambiante y discontinuo en el mente. Al desvanecerse el espejismo de una clasificación simple
que vivimos. Se trata de un mundo que no puede describirse del mundo--cuya expresión geopolítica más elocuente fueron
adecuadamente como una clasificación de pueblos, conio un sis- los bloques ideológicos y militares-nos encontramos de nuevo
tema de estados, como un catáfogo de culturas o una tipología en una era de diferencias entrelazadas. Todo lo que pueda surgir
de formas de gobierno. En la antropología cultural se detecta en términos de unidad e identidad lo hará a partir de la diferen-
con especial claridad este problema, pues buena parte de las in- cia y producido por ella. Pero, al mismo tiempo, la diferencia no
vestigaciones etnológicas sobre las que se ha configurado una tiene por qué ser entendida como la negación del parecido,
identidad ideal fueron llevadas a cabo en pequeñas islas o en re- como su contrario. El imperatiyo de homogeneización y la ter-
servas donde no había rupturas culturales y los límites eran fáci- ca insistencia en la propia peculiaridad viven de la misma ilusión
les de establecer, donde resultaba plausible la idea de que las de un mundo simple y manejable, protegido frente a las even-
partes se integraran cómodamente en una totalidad determina- tualidades del devenir histórico.
da. Las estepas y los oasis, los argonautas del Pacífico occiden- Se echan en falta nuevos modos de pensar y de organizar la
tal, los habitantes del bosque, la montaña o el desierto no sirven realidad que no estén seducidos por arquitecturas que resultan
actualmente como modelo ni para comprender ni para actuar luego inhabitables, pero que tampoco renuncien a sintetizar y
políticamente. organizar lo diverso. Necesitamos estrategias para arreglárnos-
Esta circunstancia introduce nuevas perplejidades. Sabemos las con peculiaridades, individualidades, excepciones, disconti-
relativamente bien-aunque no siempre lo consigamos---cómo nuidades, contrastes y singularidades, que estén en consonancia
equilibrar las diferencias en lo que se refiere al poder, el bienes- con lo que Charles Taylor ha llamado deep diversiry, esa plurali-
tar o los recursos económicos. Conocemos también las posibili- dad de pertenencias, adscripciones y modos de ser que caracte-
dades de acomodar, reconciliar, controlar o reprimir los intere- riza a nuestras sociedades. Nos hace falta una nueva política que
ses materiales e incluso los conflictos ideológicos. Pero estamos no vea la afirmación étnica, religiosa o lingüística como una

105
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL
POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

irracionalidad arcaica que hubiera de ser reprimida o superada,


tenido lugar en la significación política del espacio. Luchar por
una política que no considere este tipo de expresiones colectivas
un pedazo de tierra puede ser, en distintos momentos de la his-
como una locura despreciable, sino como una realidad que ha de
toria, un hecho grandioso, una pérdida de tiempo o una estupi-
tomarse en cuenta, a la que hay que moderar y dar cauce, de
dez. Y el modo de hacerlo puede constituir una resistencia razo-
modo que no se estanque y termine adoptando una forma reac-
nable o una brutalidad, puede ser inteligente o torpe, en función
tiva.
sobre todo de que se haya comprendido adecuadamente lo que
Pero las diferencias no van a desaparecer con la globaliza-
la geografía significa para los hombres en cada momento.
ción. No podemos partir de la idea de que el verdadero orden y
Aunque se afirme con tono solemne el principio de territo-
la unidad están ocultos bajo una superficie artificial y engañosa
rialidad, el espacio político está sometido actualmente a una
que bastaría con romper para recuperar su armadura. Lo que te- ·
gran incertidumbre. Circuitos financieros, intercambios comer-
nemos es más bien un campo inabarcable de diferencias y rela-
ciales, difusión de ondas e imágenes, migración de personas, so-
ciones. La abstracción de lo particular no es el único modo de
lidaridades religiosas, culturales o lingüísticas parecen pesar
hacer una teoría. Cabe organizar una sociedad de otro modo
más que nunca en la frágil cartografía del mundo. Probable-
que neutralizando la diversidad de sus componentes. .
mente sea exagerado hablar del fin de los territorios; pero no
Todo esto significa una crítica de aquellos modos de pensar
cabe duda que la gravedad del espacio nacional ha cedido el paso
que reducen las cosas a la uniformidad, homogeneidad y con-
a una territorialidad difusa, ambigua y versátil. Las políticas
senso. El vocabulario de la descripción y el análisis cultural ha
económicas, las políticas sociales o de seguridad se elaboran
de ser ampliado para que encuentren en él un lugar las irregula-
cada vez más por referencia a realidades territoriales múltiples y
ridades, la excepción y el desacuerdo. En el terreno político, por
fluctuantes. El estado servía para lo que está; los nuevos territo-
ejemplo, no se trata tanto de obsesionarse por conseguir un
rios sirven a lo que se mueve, para gobernar en medio de pro-
consenso como de arreglárselas para vivir sin él, o al menos con
cesos.
un consenso que suele ser parcial, frágil y que debe ser. revisabl_e.
Quizá sea esta novedad mal asimilada lo que explica la per-
Con todo ello no estoy defendiendo un relativismo banal,
sistencia de conflictos que no se resuelven por el enquistamien-
como tantas veces se acusa desde unas posiciones que pretenden
to de modelos naturalistas inservibles. La concepción naturalis-
inmunizarse frente al poder de la diferencia. La organización
ta del territorio olvida su condición de artificio social y se
respetuosa de las diferencias implica una disposición a dejarse
incapacita para pensar otra configuración del espacio. Por eso
interpelar por otros puntos. de vista, algo muy contrario de la
me parece que es hoy tan necesario insistir en la pluralidad de
conservación obstinada de la propia peculiaridad. Se trata de
los modos de territorialidad, aunque esto nos obligue a pensar
comprender algo que advertía Geertz al señalar que hablar con
fuera de la lógica tradicional, al margen de conceptos como
otros significa también escuchar. Y que, cuando escuchamos,
competencia, frontera o integridad territorial.
prácticamente nada de lo que teníamos que decir quedará incó-
La historia del territorio es bastante caprichosa. El territorio
lume.
no es un dato objetivo sino un artificio. Su uso como instru-
Los territorios han sido siempre objeto de pasión, un moti-
mento de acción política tiene una historia, es el resultado de un
vo esencial de discordia entre los hombres. Pero esta continui-
conjunto de invenciones. Por eso tiene una diversa significación
dad no pu~de hacernos olvidar los pro_fundos cambios que _han
..... t-ir dk ...iTh'"ar,C:l~1t:u:m1.. El ~n.\!°D.'j,\'vi'10 ttv '.'..'3'uÍiinli:í:1.:n.fuau ch "''

I06
I07
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

está más bien al servicio de determinadas finalidades. Unas ve- pues le despojaría de su función discriminatoria en la definición
ces aparece como sólido y resistente, pero otras se revela frágil e de las competencias jurisdiccionales. Debido a que implica mo-
incierto. Aunque sea invocado como fundamento incontroverti- nopolio y exclusividad, el principio territorial se presta mal al
ble de los estados, a nadie se le oculta su inadaptación a las nue- compromiso, no permite la pertenencia simultánea a espacios
vas ~ituaciones de la economía, desbordado por los flujos trans- distintos.
nacionales, marginado por la sofisticación de las técnicas de El principio de territorialidad conoció su fuerza en contex-
comunicación, impotente para ordenar la proliferación contem- tos en los que se esperaba de él la superación de los particularis-
poránea de las reivindicaciones de identidad. mos y los costosos efectos de identidades inestables y móviles.
La filosoña política moderna ha estado fuertemente marca- Pero también es cierto que la configuración del estado nacional
da por la mecánica de Galileo y la geometría de Euclides, tradu- no se llevó a cabo de manera natural, sino que irrumpió en oca-
cidas a la cartograña por Hobbes, el teórico del estado nacional siones con una lógica ciega atropellando la diversidad de histo-
que configuró de manera inteligible el orden de las comunida- rias y culturas, acompañada por un juego complejo de expor-
des humanas, la delimitación de las soberanías y su equilibrio. taciones forzosas e importaciones calculadas. La difusión del
Durante casi tres siglos ha sido dominante la concepción del te- principio de territorialidad no ha consagrado el triunfo de lo
rritorio surgida de esta lógica tras la Paz de Westfalia. Soporte universal sobre lo particular o de la modernidad sobre la tradi-
exclusivo de las comunidades políticas, señal esencial de la com- ción, sino que ha dado simplemente a una particularidad triun-
petencia de los estados, instrumento eficaz y reconocido de con- fante el aspecto de un principio universal. Por eso el malestar
trol social y político, base indiscutible de la obediencia civil, el que se pone de manifiesto en diversos conflictos de identidad no
territorio aparece como fundador del orden político moderno. pueden reducirse al resentimiento frente a los efectos de la
La génesis del control territorial coincide básicamente con la mundialización, a la expectativa decepcionada que discurre en
historia del estado nacional, con la competencia territorial que contra del ·«sentido de la historia»; refleja una resistencia a las
proporciona la institucionalización de la frontera mediante la identidades forzadas, a las pertenencias programadas, que ter-
que disefi.a los contornos de su soberanía y de un principio que mina aflorando de diversas maneras, muchas veces gracias a de-
excluye cualquier superposición. terminadas disfuncionalidades que manifiestan una lógic~ irres-
El territorio es un instrumento de seguridad gracias a la de- petuosa e improseguible.
limitación de la frontera, esencialmente distinta del limes de los La escena mundial acoge precisamente ahora un conjunto
imperios, que era dinámico y móvil. La amenaza es considerada de estrategias políticas, económicas y sociales que contradicen
como algo que está por principio situado en el exterior. La fron- el principio de territorialidad. Las lógicas de la movilidad se im-
tera protege del enemigo en la misma medida en que lo crea; ponen en general sobre las de territorialización. El efecto de la
define la seguridad al mismo tiempo que genera una paradójica mundialización confiere a los actores sociales una movilidad
inseguridad. El principio de territorialidad presupone que el inédita; no solamente les emancipa del marco territorial y pone
territorio sea reconocido como constitutivo del orden, como a su disposición múltiples recursos para escapar de él, sino que
principio estructurante de las comunidades políticas, sin derivar suscita estrategias nuevas que les incitan a trascender las fronte-
de ninguna solidaridad anterior, distinta o que la trascienda. ras y adoptar modos de identificación múltiple.
Cualquier otra distribución haría ambiguo el orden territorial, Y no es sólo que la economía mundial se preste cada vez me-

ro8
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

nos a los procesos de regulación estatal. Estas transformaciones nal del individuo y de los actores sociales. Por otra parte, nuevas
afectan a lo más profundo de la soberanía estatal, que es la segu- corresponsabilidades multilaterales que han puesto en marcha
ridad de sus miembros. El estado ya no obtiene su legitimación operaciones de intervención de la comunidad internacional en
de la prestación de seguridad que enunciaba Hobbes, pues ésta un territorio por razones humanitarias, disolviendo en buena
desborda su competencia territorial: la protección de bienes y medida la vieja prohibición de ingerenciá en nombre de la soli-
personas parece implicar actualmente un marco más amplio daridad y de la paz. La solución de los conflictos ha de ensayar
y global. modos de desterritorialización e inventar procedimientos más o
La nueva seguridad se interesa más por los flujos y menos menos novedosos de organización del espacio político.
por los límites; poco a poco, el territorio y la frontera del otro se La complejidad de un mundo transnacional y profundamen-
convierte en competencia propia. Las fronteras tradicionales ya te dañado en su ordenamiento estatal deja a los agentes políticos
no designan los contornos de la soberanía, ni permiten distin- la posibilidad de actuar de otra manera distinta que reivindican-
guir lo interior de lo exterior. Los flujos migratorios no pueden do el monopolio sobre un territorio determinado. Por eso se
ya entenderse solamente como el paso de un territorio a otro. hace necesario inventar coherencias nuevas en espacios múlti-
Esta confusión de espacios es el resultado inevitable de una di- ples que se equilibren entre sí en vez de inscribirse en una jerar-
seminación de la violencia que encuadra mal con los viejos es- quía fría y constrictiva. Se trata, en definitiva, de superar las ló-
quemas que se han venido utilizando para comprender las rela- gicas territoriales antagónicas.
ciones internacionales. Muchos conflictos han escapado ya de No me parece exagerado afirmar que estamos asistiendo al
cualquier inteligibilidad territorial. nacimiento de una nueva lógica política. La Unión Europea no
Hay una creciente disociación entre defensa y territorio. El ha abolido pura y simplemente los territorios nacionales para
desarrollo tecnológico en materia de armamento y seguridad ha sustituirlos por un territorio confederal único. Lo que ha hecho
hecho que las fronteras geográficas pierdan su eficacia y que es multiplicar los niveles de territorialidad, variables según lo
ciertos objetivos territoriales sean obsoletos. Al mismo tiempo, que está en juego y según los contextos. Los intereses de los es-
la vulnerabilidad no está ya en función de la accesibilidad del te- tados no han desaparecido en esta geometría variable, pero se
rritorio, sino de las capacidades técnicas de rivalizar con la sofis- han generado espacios móviles que no coinciden con las anti-
ticación de los medios de que dispone el adversario. Ya no se ~ruas fronteras. Desde Roma a Maastricht, el proceso de la uni-
combate tanto por territorios como en función de lógicas nue- dad europea es un verdadero laboratorio para la reinvención del
vas que obedecen a otra sintaxis. El suelo ya no es, como anta- espacio, haciendo posible la pertenencia a comunidades múlti-
ño, el principal proveedor de riquezas. La riqueza procede más ples y la elaboración de políticas con extensión variable según
bien de la movilidad que de la fijación. los asuntos de que se trate. Esta trasgresión de las lógicas terri-
Nadie pretende que el territorio haya sido pura y simple- toriales no obedece a una mera yuxtaposición de los estados
mente abolido. Pero esta crisis es tan radical que ya no permite soberanos ni conduce a la configuración de una entidad más
considerarlo como eje del nuevo orden internacional. Nos en- :\mplia que vaya a adoptar los esquemas tradicionales de la so-
contramos en un escenario más complejo definido por nuevos beranía estatal. Lo que aparece es un conjunto de unidades in-
modos de regionalización, entre redes liberadas de las constric- tcrdependientes que se aglomeran según grados diversos y que
ciones territoriales, a la vez que se redefine el papel internacio- -.on más o menos privados de autoridad sin que esto se invierta

IIO III
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

simétricamente en una autoridad central, lo que Ernest Haas ha ría, el señor y el súbdito. Buena parte de los problemas que
llamado «imbricación regional asimétrica». Esta ause~cia de te- plantean las políticas de la identidad se deben a que todavía ma-
rritorialidad principal erosioña el integrismo estado-nacional e nejan conceptos que están condenados a sucumbir frente a la ri-
introduce efectos de interferencia en las lógicas territoriales queza y el dinamismo de las sociedades contemporáneas. Todo
convencionales. Desde este punto de vista, la historia reciente el cortejo de palabras que acompañan a la idea de soberanía ape-
europea evoca un proceso de descomposición de los estados na- nas resisten una comparación con el modo como actúan los ciu-
cionales que ilustra.perfectamente la agonía de los territorios, la dadanos. Podemos seguir viviendo en esa esquizofrenia entre las
disociación de territorio y soberanía, la superposición de espa- declaraciones y las realidades, pero es mucho más razonable
cios concurrentes portadores de autoridad política. De este de- buscar en los cambios sociales las oportunidades de cuyo apro-
clive se dieron cuenta los detractores de Maastricht y por eso vechamiento depende la viabilidad de cualquier proyecto políti-
apelaron a una resistencia coherente con el orden tradicional de co. No hay nadie completamente a salvo de esta reubicación ge-
los estados. Su temor era cualquier cosa menos infundado: tra- neral ni de los malestares que provoca la perplejidad.
tar de conciliar la construcción europea con la salvaguarda de las La crisis de los modelos políticos tradicionales exige volver
soberanías tradicionales es un mero ejercicio retórico. El esta- a pensar los estados y la identidad de aquellas comunidades que
do, por definición, no comparte su monopolio, ni acepta lá idea desearon convertirse en estados. Mi tesis es que estamos en el
de una territorialidad ambigua. momento oportuno para hacer con las naciones lo que Europa
El nuevo pacto social estará todavía por definir, pero lo qúe hizo con las religiones en los principios de la modernidad: que
está claro es que ya no da más de sí el propuesto por Hobbes y el pluralismo de identidades esté recogido y racionalizado por
que todavía sirve de modelo a los estados: prestación estatal de los procedimientos democráticos. No se trata de prescindir de
seguridad a unos individuos que renuncian a una parte esencial ellas sino de conferirles una nueva viabilidad. A nadie debería
de su libertad política. Este tratado encontraba su equilibrio en pedírsele .que deje de ser lo que es; únicamente se le exige que
el respeto escrupuloso de los marcos territoriales. Pero ya no es- no entienda su identidad de manera exclusivista, ni la haga va-
tamos en ese contexto. Se hace necesaria una nueva captación ler en contra del pluralismo que caracteriza a nuestras socieda-
social del respeto, una vez que el mundo de los individuos ya no des. Si las identidades se han obtenido o pretendido no pocas
obedece más que a las reglas simples de la sociología general; sus veces a costa de los valores democráticos, las actuales circuns-
comportamientos, apenas reglados por una autoridad coactiva, tancias políticas ofrecen la posibilidad de entenderlas en clave
son inestables, volátiles y fugaces, pero también asentados en el democrática. Aquí se da esa mezcla de renuncias y oportunida-
compromiso o en la opinión libremente consentida. Si este jue- des que tiene que ver con el hecho de que las nuevas organiza-
go social se convierte poco a poco en la base de las relaciones ciones políticas apunten en la línea de una lógica pluralista,
mundiales, la paz estará cada vez más en función de un conjun- descentralizada y desestatalizada. La obsesión uniformizadora
to casi infinito de microdecisiones, y no transferida al equilibrio ha dado paso a una heterogeneidad mejor articulada, el centro
abstracto de una lógica perversa. pierde su antigua significación, las constituciones abandonan
El orden político de la modernidad ha seguido un esquema su tradicional rigidez, se inauguran posibilidades inéditas de
binario, unas delimitaciones estrictas que distinguían sin ambi- auto-organización. En este contexto no es posible que se modi-
güedad entre el amigo y el enemigo, la competencia y la pirate- fique la idea de estado sin que se vean alteradas las circunstan-

-xx2
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA IDENTIDAD

cias en las que tenía pleno sentido la reivindicación de estatali- policéntrica, del control unilateral a la implicación policontex-
dad. Nos encontramos ante la posibilidad inédita de pensar tual.
identidades que no sean excluyentes, unidades flexibles que no En esta nueva situación, cada vez tiene menos sentido el
necesiten afirmarse contra el valor de la diferencia. Esta posi- pensar las organizaciones como la expresión institucional acaba-
bilidad puede denominarse pluralismo constitucional, una ex- da de una identidad perfectamente definida y que hubiera de ser
presión que contradice el tradicional exclusivismo de las cons- defendida frente a un enemigo exterior, contra la pluralidad o la
tituciones políticas pero que pretende recoger la pluralidad dispersión. Se nos plantea la exigencia de pensar con una lógica
interior de nuestras sociedades. menos excluyente. La unidad de las sociedades-también de las
La primera modernidad estaba territorialmente caracteriza- estatalmente articuladas-tiende a relajarse; en esta misma me-
da por el estado nacional. Había una unidad de pueblo, espacio dida pierde sentido la idea de secesión o la tendencia uniformí-
y estado. Hoy lo político se ha escapado del marco categorial del zadora que los nacionalismos imitaron del peor de los estata-
estado, tanto en el nivel internacional, regional y local como lismos. Si se consolida la tendencia a configurar entramados
también por la transformación de la política, que ha puesto en el institucionales más respetuosos con la pluralidad, cabe aventu-
escenario nuevos actores, formas y movimientos. El estado na- rar que disminuirá la fuerza reactiva que está en la base de las
cional se ha convertido en un actor semi-soberano. Buena parte identidades excluventes. La madurez política consiste en la su-
de la política que hacen los estados nacionales está encaminada peración de las d~finiciones en términos de contraposición. To-
a simular que actúan en un contexto territorial definido y a disi- davía nos falta una idea de cómo lo propio--también en el con-
mular las implicaciones y relaciones extraterritoriales en que tinuo choque y coexistencia con lo extraño--puede ser al mismo
están atrapados. Se trata de un juego entre la ficción de unidad tiempo conservado y enriquecido, pero creo que las nuevas
nacional y la realidad de las dependencias transnacionales. El identidades apuntan en esta dirección.
problema consiste en que están en curso simultáneamente jue- La solución del problema de las nuevas identidades políticas
gos completamente distintos sin que resulte claro qué reglas han pasa por la desestatalización de la-vida pública. Sin una retrac-
de valer para qué situaciones y decisiones. Los actores juegan en ción sustancial de las tareas del estado a unas competencias nu-
espacios políticos regionales, nacionales e internacionales, y sus cleares y a los bienes colectivos esenciales, no existe a mi juicio
intenciones y decisiones se interfieren de diversa manera según la menor posibilidad de que la política se haga cargo o gobierne
el contexto y el problema de que se trate. la extrema complejidad de los procesos, problemas y proyectos
Con la crisis del estado nacional, lo que se ha agotado no es sociales. No se trata tanto de una reforma de la administración
la política sino una determinada forma de la política, en concre- como de una revisión de las tareas del estado. Creo que todavía
to, la que corresponde a la era de la sociedad delimitada territo- nadie sabe qué forma presentará la nueva política, qué tipo de
rialmente e integrada políticamente. Las modificaciones de la orden corresponde, es deseable o cabe conseguir en una socie-
política vienen exigidas por unas profundas transformaciones de dad policéntrica, heterárquica y descentralizada, ni qué posibili-
la sociedad, caracterizada por una arquitectura policéntrica. A la dades hay de desarrollar nuevas formas de comunidad postesta-
política se le plantea actualmente el difícil deber de transitar tal, pero la transformación exigida no es realizable fuera de este
desde la jerarquía a la heterarquía, de la autoridad directa a la contexto. Hoy nos encontramos precisamente ante un agota-
conexión comunicativa, de la posición central a la composición miento de la jerarquía como principio ordenador de las socieda-

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LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

des. Con una estructura distinta, las especificidades de cada uno


de los elementos no necesitarían ser defendidas contra un cen-
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tro que fuera percibido como esencialmente controlador.
La idea de un pluralismo constitucional no hace otra cosa POLÍTICAS DE LA VISIBILIDAD
que recoger el hecho de que vivimos gobernados por lógicas di-
versas. Seguir defendiendo la propiedad de una soberanía indi-
visible es algo tan absurdo como aspirar a conseguir una sobera-
nía indivisible. Afortunadamente la vida es más poderosa que
sus normas, menos rígida, más favorable a que principios distin- La política es una regulación de las relaciones de visibilidad. En
tos compartan un mismo espacio o a que se pueda ser varias co- las sociedades tradicionales, entre los privilegios.del poder está
sas al mismo tiempo. un privilegio de atención activa: ver a todos sin poder ser visto o
sin tener que ser visto. Para la carrera política moderna, por el
contrario, la clave está en disponer de un privilegio de atención pa-
siva: ser visto por todos sin poder ver o sin tener que ver. Un
emir contemporáneo ya no necesita camuflarse; cada tarde pue-
de visitar sus dominios para ser reconocido, sin el inconvenien-
te de un contacto inmediato con la población. Todo ello gracias
a los medios de comunicación, cuya relevancia política consiste
fundamentalmente en que son los actuales distribuidores de las
relaciones de visibilidad.
Ver es un acto divino, decía Feuerbach. Visión y poder son dos
atributos que siempre han aparecido como correlativos. Ver
equivale a desempeñar una función de control. Quien ejerce po-
der adopta una perspectiva jovial, olímpica; cuanto más alta la
posición, más espacios pueden ser observados, abarcados. La
abarcabilidad es un privilegio del poder. Un privilegio exclusivo
de príncipes, reyes y emperadores, un privilegio que los señores
feudales disfrutan desde la cumbre de sus colinas, un privilegio
de los jueces que apelan al «ojo de la ley». En la máxima cum-
bre, Dios ha sido simbolizado en un ojo que todo lo ve. Por algo
la reverencia se manifiesta bajando la cabeza, renunciando a mi-
rar. Buena parte de las guerras han sido conflictos de atalayas,
peleas por un observatorio. Y la derrota de algún señor local re-
belde equivalía-metafórica y realmente-a desmochar la torre
desde la que ampliaba su campo de visión. Todos los poderosos
rr6 Il7
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA VISIBILIDAD

son vigilantes de un orden que se organiza sobre la distribución Encarnación (aunque los suyos no le reconocieron) y se designa
de competencias de atención, todos son parientes de Argos como analógicamente reconocible en el orden de la creación.
quien-según el testimonio de Ovidio-tenía cien ojos en la ca- Pero el imaginario tradicional del poder le reserva siempre un
beza y sólo pudo ser vencido por un asalto musical de Mercurio. resto de irreconocibilidad.
La expresión más adecuada de esta dominación sobre lo real La emoción de muchas historias acerca de emperadores, pa-
posiblemente sea la omnipotencia de la mirada en la panorámi- pas o califas que se disfrazaban para mezclarse con el pueblo y
ca, en la que un sujeto se constituye como observador, siendo al conocer así el estado de la opinión, no se debe a que hubiera en
mismo tiempo el único punto que no puede ser visto. Es cono- ellas la tensión propia del espionaje, sino que estriba precisa-
cido cómo en torno a 1800 se pusieron de moda las panorámi- mente en que tales padres de la patria no eran conocidos. Los
cas con indicaciones acerca de los objetos o elementos naturales grandes dominadores del pasado eran reconocidos en sus armas,
visibles. Mientras que la decoración del teatro barroco reprodu- coronas, ropajes, estandartes o señales de trompetas, pero ape-
cía el orden absolutista del estado--en el que sólo al soberano le nas por sus caras. El rey nunca estaba desnudo. Hoy sería impo-
estaba reconocida una visión general objetiva de las cosas-los sible una anécdota del poderoso camuflado entre el pueblo. Los
panoramas son innovaciones burguesas. Se podría hablar a este políticos tienen actualmente más cara que antaño. El poder está
respecto de una democratización de la mirada. El panorama es una en el rostro y por eso han caído en desuso las parafernalias que
imagen deslimitada. Corresponde a la conciencia colonial, a los acompañaban a las autoridades, signos cuyo abandono se debe
progresos de la industrialización de la lejanía, la conversión de más a su inutilidad que a la sencillez de los que han prescindido
todo espacio en algo ópticamente disponible, sean ciudades, es- de ellos.
cenarios históricos, escenarios naturales sublimes o países exóti- El emblema del sol con el que se habían adornado los em-
cos. En 1799, diez años después de la Revolución Francesa, se peradores romanos y que había resultado fascinante hasta
dibujó una vista sobre París desde el tejado de Las Tullerías, o Luis XIV se debilita al irrumpir la modernidad. Donde había
sea desde el lugar que en el Ancien Régime no era accesible para tradiciones éntran funciones; la pirámide jerárquica es disuelta
la burguesía; en el primer panorama de la ciudad de Londres se por redes horizontales. Lo sedentario pierde su significación en
introdujeron indicaciones para comprobar el avance de la in- beneficio de una nueva movilidad; las orientaciones diacrónicas
dustrialización. Al instalarse en el centro de una panorámica, el y los principios genealógicos son relativizados por perspectivas
público burgués saborea su creciente poder político y econó- sincrónicas. Es una característica del mundo moderno que, al
rruco. menos tendencialmente, todo hombre pueda escapar del campo
La competencia de ver ha ido muchas veces asociada a la de gravitación de su pasado. Las identificaciones son producidas
prerrogativa de no ser visto. Muchas religiones han prohibido la c:ulturalmente y no el resultado fatal de un designio inamovible.
representación de Dios como un atentado a su suprema invisibi- Esto significa que quien quiere convertirse en prominencia y
lidad. El Deus absconditus de algunas teologías emparentaba el destacar tiene que moverse para atraerla atención. La carrera
rango con la sustracción a la mirada, con lo inalcanzable, lejano exitosa se registra en la cuenta imaginaria de miradas recibidas y
e invisible. En el cristianismo el reparto de poder sufre una cier- no por el nivel de ocultación.
ta modificación, pues se introduce una tercera posibilidad: la de En la concurrencia política ya no se enfrentan programas
ver sin darse cuenta. Dios se hizo históricamente visible con la sino rostros. La celebridad es más importante que la competen-

II8
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA VISIBILIDAD

cia; la peor crítica es la pérdida de popularidad; la ruina, el olvi- racionalidad de lo real. Walter Benjamín caracterizó de «men-
do. El triunfo político consiste en la acumulación de percepcio- dacidad objetiva» a la situación en la cual no comparecen las de-
nes, en fa acertada capitalización de la atención pública. Toda la cisiones; al funcionario no se le exige que actúe correctamente,
seducción política está dirigida a hacerse notar. En el caos de los sino sólo disponibilidad completa en favor de la autoconfigura-
distintos mensajes, noticias y escaramuzas verbales, se impone ción del sistema político.
aquel cuya voz alcanza a más oídos, cuyos ojos registran el ma- Ésta es la nueva división de poderes y MacLuhan el herede-
yor número de contactos y cuyas manos han cursado más salu- ro de Montesquieu: o se ve o se es visto, hay que elegir entre el
dos. La prominencia es la nobleza moderna, la forma democrá- poder y la influencia, no es posible ser célebre y poderoso a la
tica del esplendor. vez. Quizá por eso la política ha dejado de ser un escenario pri-
La política moderna ha invertido los antiguos privilegios. vilegiado para ver y la significación de los acontecimientos se di-
El público al que se dirigen los políticos es anónimo, indefi- visa mejor desde otras instancias. Los políticos dan la impresión
nido. Expresiones como «elector móvil» o «comportamiento de llegar con retraso a los cambios históricos y alcanzan la cabe-
del consumo» designan una curiosa incertidumbre que antigua- za de la manifestación cuando ésta comienza a disolverse. A ve-
mente parecía una prerroga_tiva del poderoso oculto. La audien- ces incluso llegan tarde al entierro de las ideas que les han servi-
cia es la nueva eminencia que nunca está localizable o, lo que es do para encumbrarse.
lo mismo, de una ubicuidad que la hace similar a Dios. En ella No creo que esta anonimación de las decisiones políticas sea
se cumple a la letra aquel parecido entre 1o divino y la société d cumplimiento del sueño anarquista de la disolución del poder.
anonyme del que hablaba Durkheim. Las encuestas son un rito Lo que ocurre es que las decisiones se toman en otros lugares,
que viene a sustituir a los viejos oráculos o al conocimiento de la menos identificables y por eso más inquietantes. Atenerse a lo
voluntad de Dios en la determinación estadística de la voluntad que el sistema permite o la gente quiere no es la única forma de
popular. hacer política. De los políticos se espera también que aumenten
El principio físico según el cual la observación exterior hace d campo de lo posible, que aprovechen su elasticidad. Y lo que
que la partícula se salga de su órbita tiene su transposición en un la gente quiere es tan difuso que permite pasar por tal cualquier
orden político en el que los agentes están sometidos a una ob- interés particular. Además, el conocimiento de la voluntad po-
servación ilimitada. Aparece toda una nueva sintomatología del pular no está al alcance de un sismógrafo rudimentario. Lo más
observado en exceso, una turbación que se traduce en torpeza e difícil de una encuesta es formular las preguntas; quien las plan-
indecisión. Lo primero que ocurre es que se disuelve el concep- te;) apuesta por una selección, otorga unas relevancias, establece
to clásico de la política como decisión representativa. Hemos unos campos de interés, de tal modo que no puede hacerse pa-
pasado del extremo de una razón planificadora al de una estra- ,;ar por una fotocopiadora inocente. Si la política sigue resis-
tegia del ir tirando, lo que un americano llamaba «the science of t i<;ndose a presentarse como lo que es-decisión y persuasión
muddling through», algo así como la ciencia de salir del paso. La rawnables-no tardará mucho en surgir un público que prefie-
política realista, práctica, objetiva, lo que las circunstancias per- ra juzgar menos y que se le juzgue más, una nueva revolución de
miten, es aquella en la que las decisiones ya han sido previa- bs relaciones de visibilidad.
mente adoptadas por los mecanismos autorreguladores de la so-
ciedad, como una especie de variante cibernética de la hegeliana

I20 l2I
POLÍTICAS DE LA SEGURIDAD

equilibrio fácilmente recuperable tras la conmoción más pro-


5 funda.
¿Cuál es entonces la fortaleza y la debilidad de la democra-
POLÍTICAS DE LA SEGURIDAD cia? ¿En qué medida tiene sentido hablar de una vulnerabilidad
de las sociedades reticulares, constitucionales, de poderes limi-
tados, heterárquicas, sin soberanías absolutas, pluralistas, multi-
culturales, complejas, con sistemas de protección social? El he-
cho de que hablemos de problemas de gobernabilidad indica
Tras los atentados del 1 r de septiembre uno de los tópicos más que si algo las caracteriza no es que sus gobernantes sean dema-
socorridos por el comentarista perplejo ha sido el de la vulnera- siado poderosos sino que pueden más bien poco. Las sociedades
bilidad, la toma de conciencia de la fragilidad de nuestras socie- modernas son frágiles en el sentido de que hay una creciente
dades e instituciones, a las que se creía dotadas de una fortaleza incapacidad de las instituciones estatales y otras grandes ins-
inexpugnable. Ahora bien, ¿demuestran estos acontecimientos y tituciones sociales para gobernar, es decir, para imponer su
sus consecuencias esa primera impresión de debilidad o son las voluntad, y también porque ofrecen a los más diversos agentes
democracias algo más poderoso de lo que puede experimentar (votantes, consumidores, trabajadores, agentes sociales) muchas
en un primer momento el agredido? posibilidades de hacer valer su interés, modificar las decisiones
- La repercusión de estos acontecimientos en las bolsas y los públicas, colaborar en la configuración de una opinión común,
mercados fue esperada como signo que confirmaría o desmen- protestar, presionar y negociar, adquirir competencias y estable-
tiría esos presagios y la respuesta ha sido, en términos genera- cer formas de autogobiemo o incluso prescindir en buena medi-
les, bastante tranquilizadora. Nuestras sociedades tienen meca- da de lo público (cuya forma más inocente y generalizada es el
nismos para hacer frente a esas situaciones (con la reactivación desinterés por la política).
de fórmulas de intervención estatal, por ejemplo, en el caso de De entrada, esto tiene connotaciones negativas y si no que se
los mercados) y la legitimidad de las instituciones no se ha vis- lo pregunten a cualquiera que gobierne, a quien haya intentado
to dañada en absoluto. Si se impone alguna que otra rectifica- movilizar o a quien esté especialmente interesado por la seguri-
ción (especialmente en el ámbito de la política internacional) dad y el orden público. Lo positivo es que en las sociedades de-
las modificaciones son llevadas a cabo por los sistemas mismos mocráticas se dan una serie de circunstancias técnicas, sociales y
e incluso las respuestas espontáneas (de venganza) ~on atempe- culturales en virtud de las cuales disminuye la verosimilitud de
radas por esas mismas instituciones y sus procesos de delibera- que surjan y se establezcan regímenes autoritarios. La autori-
ción. Incluso las compañías de seguros han demostrado ser un dad, en buena medida cada vez más frágil y volátil, es equilibra-
entramado de garantías recíprocas pensado para reasegurar a da por mecanismos institucionales como la división de poderes
las que han sido directamente perjudicadas por una catástrofe. y se ejerce en un contexto social difícilmente manejable a causa
La democracia contemporánea es un sistema cuyas institucio- del pluralismo y la complejidad social, que no se deja gobernar
nes, mercados, compromisos sociales, constituyen una trama desde una única instancia. Y eso que denominamos sociedad del
capaz de absorber la inseguridad y recuperar la estabilidad; conocimiento supone un crecimiento del saber que tiene como
todo contribuye a crear un sistema complejo de protección, un consecuencia paradójica el aumento de la inseguridad y la con-

I22 rz 3
· LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA SEGURIDAD

tingencia social; no reduce el pluralismo y la diversidad de opi- sin conflictos. La crisis-entendida como la situación de cues-
niones, ni es la base para un control más eficiente de las institu- tionamiento permanente de los valores y formas de vida tradi-
ciones estatales centrales. cionales, la apertura e indeterminación de los marcos políticos,
La doble cara de la moneda estriba en que las sociedades la modificabilidad de las instituciones y los consensos, las posi-
modernas son colectivos vulnerables por la misma razón por la bilidades de cambio que siempre están a disposición de los con-
que son también democráticamente modificables. Nuestra so- sumidores, los votantes, los lectores, la rivalidad alternativa en-
ciedad se caracteriza por poner el poder a disposición de mu- tre concepciones del mundo, valores, e intereses-es el estado
chos, porque muchos pueden más bien poco, a diferencia de otras normal de las sociedades. La palabra •(<crisis» no puede oponer-
sociedades no democráticas en las que pocos pueden mucher. se a la «normalidad», ni el conflicto al consenso. No es nada crí-
Los terroristas aprovechan las posibilidades que ofrece esta so- tico que una sociedad esté en crisis: la condición normal de las
ciedad: desde la tecnología, el correo, los medios de comunica- cosas es la crisis: está en crisis la moral si es que consiste en algo
ción, las armas y los transportes hasta la libertad de expresión y más que actuar conforme a unas reglas incuestionables, como lo
comunicación o la libertad de circulación de bienes y personas. está el artista que busca nuevos modos de expresión, o la políti-
Alguna explicación tendrá el hecho de que sólo haya terrorismo ca cuando es entendida como Ja tarea siempre insólita de equili-
en los países donde todo esto funciona razonablemente bien y brar intereses y valores tan diversos. Esta polifonía nos exige
con una gran liberalidad. Ya sé que esto no justifica lo que han pensar la sociedad sin que la incoherencia, el desacuerdo o la no
hecho mal los países democráticos, como tampoco devuelve la funcionalidad sean considerados como eventos extraordinarios
vida a las víctimas, ni tranquiliza a quien vive atemorizado, pero u ocasionales.
nos permite tomar conciencia de la superioridad de la democra- La pregunta inicial acerca de nuestra vulnerabilidad se res-
cia (asunto que no tiene nada que ver, por cierto, con la supe- ponde con una paradoja: la vulnerabilidad de nuestras socieda-
rioridad de una civilización sobre otra) y apreciar las irrenuncia- des resulta ser aquello que las hace más fuertes. La fortaleza de
bles ventajas de una sociedad abierta. nuestras sociedades reside en su complejidad e indeterminación,
La democracia es un procedimiento de organización social en la renuncia a la soberanía, en la convicción de que el poder
que supone una gran vulnerabilidad porque se mueve en el um- absoluto es el fracaso de la política. Luhmann advertía a este
bral de la máxima inestabilidad. Estamos tensando continua- respecto que un poder se fortalece cuando delega competencias.
mente el marro de juego de la libertad, aun cuando esto supon- La inteligencia política tiene mucho que ver con ese autoforta-
ga a veces una cantidad excesiva de inseguridad. El equilibrio lecimiento indirecto, contraintuitivo. Hay aquí una clara analo-
vuelve a ajustarse cuando la inseguridad se hace intolerable y gía con el plano personal: las personas autoritarias suelen ser
por eso hay disposiciones que limitan o estrechan el campo de débiles, mientras que la autoridad se acrecienta mediante la fle-
juego. Pero la libertad tiene siempre la primacía, y no sólo por- xibilidad. Quien pretendiera hacerse ,absolutamente invulnera-
que así lo hayamos establecido, sino por la tremenda compleji- ble se estaría exponiendo a la mayor fractura. Los regímenes y
dad de las cosas que impide una protección absoluta. Por eso los las instituciones que saben gestionar adecuadamente su vulnera-
sistemas sociaies son sistemas para manejar adecuadamente las bilidad evolucionan, aprenden, se transforman y sobreviven a
crisis, que es lo habitual. La sociedad existe sobre el continuo las crisis; los invulnerables no resisten el envite de la dificultad.
desequilibrio, más que por el continuo retomo de una armonía Los ordenamientos jurídicos y constitucionales recogen una lar-

124 x25
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL

ga experiencia histórica acumulada en este sentido. Una socie-


dad que quisiera protegerse absolutamente contra el conflicto, 6
el antagonismo, las crisis, e incluso de sus enemigos, se empo-
brecería gravemente y tendría que limitar hasta tal punto la li- POLÍTICAS DE LA NATURALEZA
bertad que activaría, por el otro lado, peligros como la deslegi-
timación o la atonía social, que son muchísimo más graves.
, ¿Cómo pensar en este contexto la seguridad? Al igual que el
poder aprende a hacerse valer no siendo absoluto, la mejor se-
guridad no es la seguridad completa, que además tampoco exis- Desde hace algunos años han hecho aparición en el escenario
te. La mejor seguridad es la que se obtiene en el frágil marco de público una serie de temas y problemas que eran insólitos en la
una sociedad democrática, con toda su apertura, contingencia e agenda política: conservación de la naturaleza, seguridad de la
indeterminación. Y al igual que el poder aprende a desarrollar alimentación, clima mundial, código genético, contaminación,
estrategias indirectas, el afán de seguridad debe evolucionar enfermedades, salud en general. Nuestras mayores inquietudes
desde el enfrentamiento y la protección hacia la cooperación. están generadas actualmente por las emisiones de gas, el aceite
Esta es la seguridad más inteligente con que puede dotarse una de orujo, los genes o el ganado vacuno; sus protagonistas son ve-
sociedad democrática. Dado que convertir al enemigo en cola- terinarios, médicos, agricultores y bomberos. Incluso destacan
borador no es fácil, siempre habrá que recurrir a procedimien- aquellos ministerios que tienen que ver con la ciencia o la biolo-
tos más primarios, pero las políticas de seguridad deben apuntar crfa y que solían considerarse de rango menor. La política pare-
::, ' '
en esa dirección, poniendo en marcha procesos a largo plazo, ce haberse convertido en un lugar en el que se tramitan asuntos
encarando las causas de los problemas y, sobre todo, procuran- que hasta ahora apenas eran objeto de atención o interesaban
do que haya menos problemas, pues las soluciones son siempre únicamente a unos técnicos especialistas. Las cuestiones bioló-
malas. gicas han pasado a ser un asunto central de la política, una de
cuyas preocupaciones fundamentales consiste ahora en definir
precisamente lo que ya viene denominándose política de la na-
turaleza o biopolítica.
Estamos inmersos en unos experimentos colectivos que se
escapan de los límites más o menos manejables de un laborato-
r·io. Una de las peculiaridades de estos experimentos sociales
consiste en que no se llevan a cabo en el interior de un labo-
r·:ttorio y que carecen de reglas establecidas. El científico tradi-
cional trabajaba con modelos y simulaciones que podían ser
repetidos, probados y asegurados. Era posible experimentar
previamente con animales, materiales o software. El saber se
producía en un lugar concreto y determinado, bajo control, y
desde allí se expandía-pasado el tiempo y los requisitos necesa-
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127
LA NUEVA LÓGICA SOCIAL POLÍTICAS DE LA NATURALEZA

ríos-al resto del mundo. La ciencia era hasta el momento de su mático o el curso econóinico mundial son una realidad inevita-
aplicación un asunto privado. ble o sobre los que no cabe ninguna intervención). La política se
Muchas de las normas sanitarias están pensadas desde este sitúa entre el voluntarismo y la pereza como una instancia de
paradigma de seguridad y precaución que no es aplicable a los mediación clave en el laberinto de las controversias, intereses y
problemas actuales. De ahí la perplejidad de los ministerios o de culturas.
la opinión pública ante decisiones que no sabríamos si calificar La razón última de que exista algo aparentemente tan extra-
de precipitadas u oportunistas, si son un abuso de poder o un ño como una política de la naturaleza estriba en que la naturale-
ejercicio de responsabilidad. Nuestra dificultad radica en la za no es algo absolutamente independiente de lo que nosotros
complicación que supone el hecho de que el laboratorio actual hagamos con ella. La naturaleza está cada vez entrelazada con
sea todo el planeta. Los experimentos se hacen a escala uno nuestros proyectos sociales. Por eso cabe afirmar que no sola-
igual a uno, en tiempo real. Los actuales experimentos colecti- mente hay una sociedad multicultural, sino también una multi-
vos no pueden esperar a que se obtenga una certeza absoluta. El naturaleza (Bruno Latour). Hay muchas naturalezas. La natura-
calentainiento de la Tierra, la configuración global de la econo- leza ya no es algo unitario e indiscutible, sobre la que se aplica
mía o la producción alimentaria son ejemplos elocuentes de este una ciencia unificada y una tecnología no controvertida. Actual-
modo de experimentar. La especial inquietud o irritación que mente apelar a la naturaleza, defenderla, dominarla se ha con-
estos experimentos producen obedece a sus dimensiones incon- vertido en algo muy poco evidente. La idea de una única natu-
trolables, a su carencia de regulación y a las dificultades de esta- raleza es la debilidad del ecologismo, pues la naturaleza ya no
blecer algo parecido a una marcha atrás. puede ser defendida acríticamente, como lo contrario de la po-
Para estos experimentos que hacemos con nosotros Inismos lítica o como un ámbito cierto desde el que prohibir cualquier
no hay protocolos, que habrán de ir surgiendo a partir de la me- intervención. Que sea natural, qué naturaleza merece ser con-
diación entre la ciencia y los deseos de la sociedad, en esos <<fo- $Crvada o cuánta naturaleza es compatible con el bienestar y el
ros híbridos» en los que tienen lugar las controversias científi- progreso social resultan ahora asuntos sobre los que se debe dis-
cas y políticas. Hasta ahora hemos vivido con una distinción cutir y negociar atendiendo a otras múltiples consideraciones.
neta entre la ciencia y la política. Lo inédito de nuestra situación L2 naturaleza ya no es representable fuera de la política, porque
consiste en que se han mezclado los criterios de precisión y fo naturaleza debe definirse a partir de las diversas naturalezas
exactitud que rigen el trabajo de la ciencia con el espacio de la que compiten entre sí. El mundo común ya no es el fundamen-
política en el que se trata de generar confianza y de elegir. Se ha to indiscutible de nuestros acuerdos sino un fin arriesgado y po-
roto la cómoda distinción entre los hombres y las cosas, entre lémico al que tratamos de llegar. El libro de la naturaleza que
los hechos y los valores, entre las dos culturas (las ciencias y las Galileo creó estaba escrito en caracteres matemáticos es, en
letras). Lo más interesante se encuentra ahora en el ensamblaje rc2lidad, un cuaderno de protocolo que ha de escribirse en una
de la política con las ciencias y la tecnología. La alternativa no mezcla de lenguajes jurídicos, morales, políticos y matemáticos.
consiste en controlar a la ciencia (como si hubiera una institu- l.:1 naturaleza tiene que ser discutida públicamente porque dis-
ción capaz de hacerlo sin anular su capacidad de innovación) o cutir es precisamente lo que hacemos cuando no sabemos exac-
abandonarse a ella y «naturalizar» la existencia (lo que supon- timente qué hacer, cuando termina el trabajo de los expertos y
dría considerar que procesos como, por ejemplo, el cambio cli- todavía queda mucho por hacer.

u 8 129
LA Nv"EVA LÓGICA SOCIAL
POLÍTICAS DE LA NATURALEZA

Paralelamente la ciencia ha perdido el monopolio del saber ducción del saber y la sociedad. En la nueva sociedad del cono-
asegurado. La ciencia no puede sino decepcionar la expectativa cimiento los expertos son sustituidos por lo que Michel Callon
de procurar un saber fiable, cierto y exento de riesgos. Los otros ha llamado los «co-investigadores». Nadie es un mero aplicador
criterios sociales vienen a compensar esta especie de inexactitud de innovaciones que proceden de no se sabe dónde. No tiene
social. Los criterios para juzgar la calidad y la relevancia del sa- nada de extraño que consumidores, ciudadanos, gobernantes"as-
ber ya no son definidos únicamente por los científicos. Estos piren a hacerse oír y participar en los experimentos colectivos.
criterios surgen en los contextos de aplicación donde rigen cri- La política de la ciencia y de la naturaleza se ha constituido
terios sociales, políticos o económicos. La producción, difusión romo un asunto central de la nueva ciudadanía.
y aplicación del saber está regulada por una serie de compromi- La democracia exige hoy una cierta recuperación de sobera-
sos sociales, en virtud de los cuales el saber se ha convertido en nía sobre las cosas y los procesos naturales bajo las condiciones
una cuestión eminentemente política. de la actual complejidad. Se trataría de resistir al prejuicio de
La perplejidad con que abordamos estas cuestiones se debe que no hay alternativa (o sea, política) porque el mundo es in-
a que ya no vale la idea tradicional de una ciencia que es mera- c:ontestable y está definido por unos privilegiados. Reciente-
mente aplicada y una política que cabe definir como la decisión mente hablaba Hans Magnus Enzensberger de unos «golpistas
racional aconsejada por los expertos. Nuestros experimentos se rn el laboratorio» que quieren poderes absolutos y no someter
complican enormemente porque en ellos el consenso y la certe- 'l.ll'> decisiones_a__rvn.cesos_de_deliberación n,ública. Pese a sus no
za son más difíciles de alcanzar que en el ejercicio regulado de pocas contradicciones, los movimientos antiglobalización res-
una ciencia en los límites del laboratorio. El aumento de las ponden a esta exigencia de participación, con una lógica muy si-
controversias públicas acerca de asuntos científicos muestra que 111ilar al combate que se libró en otro tiempo, contra las monar-
el modelo tradicional de ciencia o de ideología apenas nos sirve. quías absolutas, para dejar de ser súbditos y pasar a code:finir el
Actuar racionalmente en cualquier ámbito no consiste en reali- rnundo común. Lo que menos ha cambiado es que se trata pre-
zar un plan ya preconcebido sino en indagar las consecuencias l i-.:uncnte de la misma batalla.
imprevistas de un proyecto provisional y revisable. Tal vez sea
este el motivo de que haya adquirido tanta importancia la inves-
tigación, de que todo-también la política-se haya convertido
en investigación y experimento. Ningún espacio de la cultura,
ninguna institución e ideología puede sobrevivir sin investigar,
es decir, sin disposición a adentrarse en un terreno de certezas
escasas, discusión, riesgo y creatividad.
Nuestro gran problema consiste en cómo llevar a cabo la
reintegración política de la ciencia cuando sabemos que están en
juego asuntos demasiado importantes como para dejarlo_s única-
mente en manos de los especialistas. En nuestros expenmentos
colectivos no funciona aquella división del trabajo en la que te-
nía sentido la figura del experto como mediador entre la pro-

131
TERCERA PARTE

LA NUEVA CULTURA POLÍTICA


I

LA POLÍTICA MÁS ALLÁ DEL ESTADO NACIONAL

En el curso de los últimos cuatro siglos el estado ha venido sien-


do el lugar en el que se configuraba la identidad social de los
hombres por medio de la pertenencia a una nación. El estado
nacional ha sido en la modernidad el escenario decisivo para la
acción colectiva en la política interior y exterior, el actor privi-
legiado de las relaciones de poder. Estas funciones han sufrido
una gran transformación como consecuencia de unos cambios
profundos, en virtud de los cuales no es exagerado afirmar que
la política ha dejado de estar monopolizada por las instituciones
estatales.
Entre las causas fundamentales a las que se debe esta erosión
de la función tradicional del estado suele apuntarse el fenómeno
de la globalización. Por supuesto que no se trata de un asmito
completamente nuevo. Los intercambios económicos, la comu-
nicación científica y los estilos culturales han atravesado siem-
pre los límites de los estados nacionales. Pero puede decirse
que, pese a la irregularidad que estos fenómenos representaban
p:ira la lógica de la soberanía, el estado nacional consiguió man-
rcnerse. como el eje de la vida social.
Desde la sociología se ha llamado «teoría de la sociedad
como container» (Beck 1977) o <<nacionalismo metodológico»
(A. D. Smith 1979) a la idea de que los contornos de la sociedad
hayan de coincidir con los del estado nacional. Ésta es de hecho
la coherencia pretendida por los estados nacionales: espacios es-
1:1talmente delimitados y controlados se convierten en unidades
(le soberanía y seguridad territorial; se produce la homogenei-
cfod cultural mediante la contraposición organizada; la sobera-

x35
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA LA POLÍTICA MÁS ALLÁ DEL ESTADO NACIONAL

nía es pensada y practicada de manera exclusiva. En la concep- el momento en que los fenómenos de <<deslimitación» (K.ohler-
ción territorial de la sociedad, la cultura y el estado las diferen- Koch I 998) han alcanzado unas dimensiones inasimilables por
cias son esencializadas. Toda sociedad representa una unidad la función tradicional de los estados. La des-limitación apunta a
claramente delimitada. Sus límites coinciden con los del estado un retroceso de la dominación territorial, a un debilitamiento
y con los de un bloque cultural. El espacio en que se realizaban de las funciones de definición y control de las fronteras. Los es-
las relaciones de intercambio y acción social no podía ser mucho pacios deslimitados se caracterizan por la progresiva expansión
mayor que el espacio alcanzado por las regulaciones políticas. y desplazamiento de las unidades de referencia. La internacio-
En la medida en que las actividades económicas, las comunica- nalización representa un problema nuevo para los estados no
ciones, la contaminación del medio ambiente, la producción y el sólo porque se ha difuminado el ámbito de su acción configura-
consumo cultural se realizan dentro de los límites estatales pue- dora sino también porque la expansión internacional ha con-
den ser gobernadas por el estado. ducido a nuevas diferenciaciones en su interior. Los estados
Mientras esta congruencia se mantiene, la capacidad de go- chocan en su interior con una creciente pluralidad y heteroge-
bierno y la legitimación del estado se conservan intactas. Ahora neidad y hacia fuera con unos flujos ante los que no pueden ejer-
bien, esto es precisamente lo que ahora se disuelve. La sociedad cer su autoridad tradicional. La deslimitación no suprime el
mundial que se ha ido configurando erosiona el estado nacional principio de organización territorial. Pero la diversificación de
en la medida en que sus límites territoriales son atravesados por competencias políticas en varios niveles implica una pérdida
una pluralidad de círculos sociales, redes de comunicación, rela- de significación del estado nacional y una multiplicación de los
ciones mercantiles y mundos vitales. La política, la economía y espacios políticos.
la sociedad ya no pueden ser consideradas unitariamente. Si la La globalización supone algo más que una supresión de los
sociedad se caracteriza por la diferenciación funcional, es difícil límites bajo la primacía del mercado mundial; es también un de-
imaginarse que los sistemas funcionales (medios de comunica- bilitamiento de lo estatal frente a lo societario, la exigencia de
ción, sistema financiero, ciencia, política ...) converjan en unos tra1..ar nuevos límites entre la nación y el estado, entre los esta-
mismos límites territoriales. El modelo estatal de Westfalia se dos nacionales y los grupos étnicos. Tampoco quiere decir que
definía por la territorialidad, es decir, por esta superposición de la esfera pública retroceda en favor de la privada, sino que sur-
funciones en un mismo espacio. La globalización suprime pre- ~cn instituciones y organizaciones a las que no resulta aplicable
cisamente la coincidencia de los espacios económicos y políti- una estricta separación entre lo público y lo privado. En suma:
cos, lo que convierte en ineficaz la tarea del gobierno estatal. El hl globalización, más que una eliminación de los límites, irnpli-
estado ya no es ·un principio de organización dominante, sino <.':.l su nueva reformulación. A esta nueva articulación entre lo
parte de un sistema de varios niveles, cada uno de los cuales no particular y lo global trata de hacer justicia el término «globali-
puede funcionar sin los otros y en el que las relaciones reticula- :t.:lci6n»: no significa la imposibilidad de configurar particulari-
res son más importantes que las jerárquicas. Ni la imagen de una dades locales, sino la imposibilidad de hacerlo sin tomar en
jerarquía estatal ni la figuración de una fusión de pueblo y terri- "~uc:nta los procesos globales o dejarse influir por ellos. El reco-
torio como agente unitario se hacen ya cargo de la pluralidad rrido entre lo particular y lo general se cursa en ambas direccio-
social y política. nes. Hay una clara superioridad del flujo sobre la localización,
La centralidad del estado nacional se ha venido abajo desde de los spaces offlows sobre los emplazamientos. La significación

x37
LA POLÍTICA MÁS ALLÁ DEL ESTADO NACIONAL
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

de una localidad determinada se determina cada vez menos se- «cantidad» constante, de tal modo que lo que una gana lo hace
gún las leyes de una localización absoluta. En la competitividad, a costa de otra. Ser europeo no significa renunciar a una identi-
por ejemplo, importa menos la existencia de recursos naturales dad nacional. Por supuesto que un europeo actual no puede cul-
que las ventajas comparativas en relación con las localidades tivar, su identidad nacional con la misma exclusividad que anta-
cercanas. Los flujos se orientan de acuerdo con estas diferencias ño. Esta queda relativizada pero no anulada por su pertenencia
relativas. Factores cómo las comunicaciones hacen que una re- a Europa, al igual que tampoco debe disminuir en la misma me-
gión resulte más «visible» en las redes globales e incrementan dida en que se asienta la conciencia de ser europeo. Lo que tie-
su atractivo. ne lugar aquí es un aumento de identidad. Quien aprende a pen-
Asistimos a una serie de transformaciones sociales que ame- sar y actuar como europeo, amplía su identidad, ensancha su
nazan al estado nacional de una manera mucho más radical que horizonte. Con las identificaciones y lealtades aumentan tam-
los movimientos obreros del siglo xrx. Por supuesto que los es- bién las posibilidades operativas, de cooperación y desarrollo. A
tados seguirán ejerciendo alguna función, pero tendrán que consecuencia de la pluralización de los mundos, el individuo
renunciar a las pretensiones de exclusividad. No es posible ab- puede vivir en varios mundos. En el marco de unas identidades
solutizar la alianza histórica de estado nacional, sistema econó- más dinámicas los hombres se liberan de las comunidades pri-
mico y democracia parlamentaria como una situación necesaria mordiales, definidas por la procedencia. Al mismo tiempo que
e insuperable. Porque la globalización no significa sólo interna- resultan elegibles, las identidades se definen de muy distinto
cionalización económica. Inaugura una concepción desterrito- modo. La identidad adquiere una cualidad simbólica. «Es nece-
rializada de lo social, un mundo en el que lo social ha adquirido sario ahora volver a hablar de formaciones políticas más modes-
una significación fuera de los marcos estatalmente determina- tas y ocasionales, más prácticas y plásticas; defender unas ideas
dos. Las comunidades han sido tradicionalmente vinculadas al de autoridad y de poder no afectadas ya por el celoso exclusivis-
espacio, pero cada vez ocurre más que el lugar en el que nos en- mo y arbitrismo estatal, más congruentes con el abanico de es-
contramos no representa una comunidad. Podemos vivir unos tructuras (política territorial, lingüística, cultural, etcétera) que
junto a otros de una manera totalmente fraccionada y, al mismo confluyen en cada lugar» (Rubert de Ventós,1999, 140).
tiempo, pertenecer a redes que son independientes del lugar. El desacoplamiento del estado y la nación es el aspecto más
Desde la perspectiva de la vieja teoría, la yuxtaposición debía in- importante del tránsito desde la modernidad a la era global. El
terpretarse como desorganización o anomia, pero estos concep- estado nacional no es ni la única forma posible de estado ni la
tos resultan ahora totalmente inadecuados. La vida de los hom- mayor conquista política de la historia humana. Las naciones ya
bres en tales medios no es ni desorganizada ni carente de no tiénen por qué codiciar una estatalidad. En la época global
sentido. Muy al contrario: forman parte de un tejido social en el una nación puede ser más y menos que un estado nacional (Mar-
que se cruzan diversas esferas de la vida social sin estorbarse tin Albrow 1996). En un mundo de organizaciones supraestata-
mutuamente. El marco de referenciá ha cambiado y lo que lcs las naciones pueden encontrar un lugar con mayor facilidad
desaparece son los bloques monolíticos y territorialmente inte- y afirmar su identidad cultural que en el mundo moderno, en el
grados. que la alternativa era la estatalidad o la desaparición. Surgen al
Entre las instancias que definen nuestra identidad no tiene mismo tiempo nuevas formas de gobernar sin gobierno, es decir,
por qué haber un juego de suma cero, o sea, que se repartan una mecanismos regulativos en una esfera de actividad que funcio-

1 39
LA 1'1'UEVA Cl}LTURA POLÍTICA LA POLÍTICA MÁS ALLÁ DEL ESTADO NACiúNAL

na...11 efectivamente incluso aunque no se les haya conferido una to de que el poder político corresponde exclusivamente a una
autoridad formal (Rosenau / Czempiel 1992, 5; cfr. Rosenau unidad territorialmente definida se convierte la democracia en
1 997). un juego de suma cero: si el poder proviniera únicamente del es-
El estado ya no debe ser considerado como el lugar en el que tado, entonces el fortalecimiento de las instituciones europeas
se hacen valer las aspiraciones de autodeterminación, el único supondría necesariamente menos poder para los parlamentos
instrumento que capacita para actuar políticamente. La desesta- estatales. Pero si se parte de que las sociedades necesitan una
talización representa una oportunidad, no un destino inevitable pluralidad de escenarios para hacer valer sus derechos democrá-
con el que, a lo sumo, hubiera que arreglárselas. El derecho y la ticos, entonces el ejercicio supraestatal, estatal y subestatal del
política tienen aún muchas dificultades para pensar un gobierno poder político puede entenderse más como una ampliación que
sin retrotraerse a una constitución estatal. Sigue pesando igual- como una limitación de la autodeterminación. Instituciones
mente el dilema entre democracia y efectividad (Dahl 1994). En fuertes a un nivel no tienen por qué conducir a instituciones dé-
los últimos años, sin embargo, aumentan las voces de quienes biles a otro nivel.
exploran formas de gobierno más allá del estado nacional o ape- Estamos en condiciones de pensar una idea inclusiva de la
lan a principios de derecho que no están dominados por la se- soberanía. Hay modos de distinción exclusivos e inclusivos. Los
mántica estatal (el constitucionalismo policéntrico de Bogdandy primeros refieren alternativas, o esto o aquello. Proyectan una
o Joerges, por ejemplo). Naturalmente, estos conceptos no es- imagen del mundo como compuesto de elementos que se yuxta-
tán tan extendidos como los de la teoría tradicional del estado ponen sin confusión, en los que se excluyen identidades y perte-
pero ofrecen puntos de apoyo para configurar una política efec- nencias. Lo ambiguo. resulta irritante y exige la restauración del
tiva y democrática. orden. Las distinciones inclusivas, en cambio, proyectan una
En este nuevo contexto la acción colectiva sigue una lógica idea completamente diferente de lo que debe entenderse por or-
heterogénea, pluridimensional, que no se orienta a una estruc- den. Que haya cosas que no encajen perfectamente en nuestras
tura central, el estado, sino que procede de una pluralidad de categorías no es una excepción sino la regla y las pertenencias
fuerzas globales. Este conjunto de actividades diferenciadas re- no resultan en absoluto incompatibles.
quieren distintas medidas políticas, o sea, diferentes institucio- Esta propiedad se comprende desde la siguiente paradoja de
nes, que operen a los niveles y las dimensiones específicas según la soberanía: en la era de la globalidad la soberanía estatal sólo
el caso. Tales instituciones se entrelazan y pueden cooperar, si es posible mediante la entrega de soberanía estatal. Los sujetos
bien no se constituyen como una instancia en la que pudieran políticos aumentan su espacio de juego en la medida en que
unificarse jerárquicamente todas las tareas al modo del estado consiguen aumentar su riqueza cooperativa. El concepto de so-
nacional. Llega a ocurrir incluso que en determinados niveles de beranía entendida como el ejercicio ilimitado, incompártible y
la sociedad ya no es posible determinar en qué nivel se sitúan las exclusivo del poder público está siendo sustituido por el recono-
competencias y responsabilidades (Anderson/ Goodman 1995). cimiento del hecho de ·que la soberanía está repartida entre di-
En un escenario «después de Westfalia» no hay una <<canti- versas instituciones-local, regional, nacional, estatal e interna-
dad» fija de participación democrática y responsabilidad que cional-y limitada por esa pluralidad. En consecuencia, la
pudiera distribuirse entre la Unión Europea, los estados y las soberanía debe ser entendida «menos como un límite definido
instituciones subestatales (Linklater 1996). Sólo bajo el supues- territorialmente que como recurso para una-política caracteriza-
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

da por un entramado complejo transnacional» (Keoane, 1995).


Esto no quiere decir que las fronteras no tengan un significado 2
político o simbólico, sino que se ha vuelto tremendamente pro-
blemática su consideración como el principal medio de delimi- GOBER..1\JAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA
tación espacial. En un mundo de relaciones globales las comu-
nidades «programan» sus acciones y políticas tan poco como los
gobiernos determinan lo adecuado para sus ciudadanos.
Es ya un lugar común lamentar que la deslimitación debilite
las posibilidades de influencia política sobre los procesos socia- Se eligen los gobiernos, no los pueblos. Esta evidencia no resul-
les (Dahl 1994). No se trata de desmontar el estado en el senti- ta tan clara en la práctica, pues con frecuencia se gobierna la-
do neoliberal, sino de buscar equivalentes funcionales a las ins- mentando tener enfrente un destinatario tan poco comprensible
tituciones del estado nacional que sean compatibles con la con la dificultad de la tarea. Bertolt Brecht parodió esta circuns-
globalización. Es posible superar la vieja dicotomía entre poder tancia en la figura de un gobierno que, decepcionado por el pue-
jerárquico y anarquía, según la cual los mercados implican des- blo que le había tocado en suerte, deliberaba sobre la posibilidad
control y sólo la política directa puede intervenir para corregir- de disolverlo y elegir uno nuevo. La deformación inevitable de
los. La postmodernidad significa en política la búsqueda de for- quien tiene poder es considerar que debe cumplir su misión a
mas de autogobiemo en un mundo fragmentado, sin centro y pesar de la sodedad que tiene delante. La sociedad vendría a ser
sin consenso normativo (Von Beyme). No se trata de renunciar un huésped no invitado, un extraño incómodo, ajeno a las res-
al concepto de gobierno y concebir la política como algo com- ponsabilidades que lleva consigo el gobierno. Lo que irrita al
pletamente irracional en el que todas las intervenciones fracasan poder es la pereza de los gobernados, la complejidad de la socie-
o conducen necesariamente a resultados no pretendidos. De to- dad, su escasa docilidad a los imperativos de la planificación, su
das maneras, hay que reconocer que la intervención política ha caprichosa imprevisibilidad y, en el peor de los casos, una sospe-
perdido su inocencia y sólo puede volver a definirse en el seno chosa proclividad a organizarse por sí misma.
de unas relaciones reticulares, como una manera de coordina- En esta caricatura, lo menos irreal es el hecho de que hay un
ción deliberativa, y desde estrategias inéditas de acción indirec- fuerte contraste entre la complejidad de nuestras sociedades
ta. El gran desafío consiste en idear formas de gobierno que y las simplificaciones que se imponen en el ámbito de la teoría y
sean eficaces bajo las condiciones de una profunda descentrali- de la acción política. Si de algo está necesitada la política es de
zación y que respeten las exigencias democráticas. \lil:l mayor tematización de la complejidad. No tiene nada de ,
extraño que los gobiernos simples suelan practicar una política
autoritaria, ni que terminen teniéndose que rendir ante los "
problemas de gobernabilidad o la áutonomía de los diversos
Ámbitos de la sociedad. Pero la falta de modestia ante los límites
de su competencia es algo que caracteriza a la política en su con-
iunto. A nadie se le oculta que el estado moderno se ve enfren-
tado a decisiones que, en su actual configuración, no puede ni

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LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

resolver ni disolver. Por eso es previsible que la política, en su ocupara de sí misma sin que eso molestara a nadie porque sus
forma actual, fracasará ante la ingobernabilidad de la sociedad prestaciones fueran irrelevantes, hasta el punto de que se plan-
del conociiniento. teara la cuestión acerca de qué función social cumple que no --
La pérdida de seguridad y orden más allá del tiempo y de los pueda ser llevadas a cabo por otros sistemas incluso de un modo :
cambios no solamente afecta al fallido experimento del socialis- más profesional. De esta carencia se benefician los diversos po-
mo; también las sociedades liberales pueden ser víctimas de su pulismos que presentan para solucionar los problemas políticos
éxito, sin replantearse su propia situación, reprimiendo la pro- a quienes han acreditado estar en condiciones de solucionar
pia perplejidad mediante la ostentación de sus resultados. Toda otro tipo de problemas, de tipo empresarial o judicial por ejem-
la sociedad está entregada más que nunca a su propia contin- plo, o son líderes en el mundo de la comunicación. Las aspira-
gencia, una vez que las prácticas sociales o las formas de gobier- ciones políticas de empresarios, jueces y periodistas se apoyan
no no están protegidas plácidamente por la tradición ni tutela- en la incompetencia de los políticos y en el agrado con que son
das por una autoridad indiscutible. Precisamente la función de recibidos los mensajes simplistas en un mundo abrumado por la
la política consiste en gestionar esta contingencia, agudizada complejidad.
ahora por el hecho de que se ha disuelto el mito del estado como Lo que se ha agotado no es la política sino una determinada
una instancia autosuficiente que estructura los intereses so- forma de la política, en concreto la que corresponde a la era de
ciales. la sociedad delimitada territorialmente e integrada políticamen-
Pero los actores políticos mantienen por lo general un cloc- te. Las modificaciones de la política vienen exigidas por unas,
'. trinarismo incorregible y se aferran a la vieja fe en la competen- profundas transformaciones de la sociedad, en la que rige una'
• cia universal de la política, lo que va unido a no pocos privile- «nueva inabarcabilidad» (Habermas), se anuncia un «régimen,
gios, entre ellos el de no verse afectados por las perplejidades y del riesgo» (Beck) o es caracterizada por una arquitectura poli-
la inseguridad que asaltan al resto de los mortales. La política no céntrica (Polany) o policontextual. La política debe transitar
parece demasiado preocupada por el papel que le pueda corres- desde la jerarquía a la heterarquía, de la autoridad directa a la
ponder tras las actuales transformaciones. Parece faltarle esa conexión comunicativa, de la posición central a la composición
presión que el curso de los acontecimientos ejerce, por ejemplo, policéntrica, de la heteronomía a la autonomía, del control uni-
sobre las instituciones económicas y que moviliza los resortes lateral a la implicación policontextual. Ha de estar en condicio-
para la supervivencia. La política y sus instituciones acoge con nes de generar el saber necesario--de ideas, instrumentos, o
tranquilidad los malos presagios acerca de su futuro como si dis- procedimientos-para moderar una sociedad del conocimiento
frutara de una inmunidad teórica y práctica. Pero es inminente que opera de manera reticular y transnacional.
su expulsión de ese paraíso. La expectativa hasta ahora válida de Creo que todavía nadie sabe qué forma presentará la nueva
que los sistemas y programas pueden operar sin alternativa se política, qué tipo de orden corresponde o cabe conseguir en una
derrumba en el momento en que los destinatarios descubren 1;ocicdad policéntrica, heterárquica y descentralizada ni qué po-
que pueden de hecho elegir el régimen de gobierno que desean: xihilidades hay de desarrollar nuevas formas de comunidad post-
pueden desentenderse de la política, ignorarla en sus decisiones, cstatal, pero la transformación exigida no es realizable fuera de
actuar como si no existiera, asignarle unas competencias meno- este contexto. De lo que se trata es de pensar sistemas de gober-
res ... Podría suceder que la política siguiera funcionando y se nar que sean capaces de poner en juego algo así como un bien

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LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

común, teniendo en cuenta que su definición no está únicamen- la jerarquía como principio ordenador de las sociedades. El ma-
te en poder de la política sino que debe ser concertado entre los nejo de la elevada complejidad plantea numerosos problemas
sistemas sociales organizados heterárquicamente. que vencen a cualquier estrategia jerarquizadora (Willke I 996,
66-67): quien debe decidir desconoce la dinámica temporal de
los sistemas complejos, pues generalmente no incluye el desa-
a) LA ARQUITECTURA POLICÉNTRICA DE LAS SOCIEDADES rrollo temporal en sus cálculos, y cuando lo hace tiende a favo-
CONTEMPORÁ.c'<EAS
recer las extrapolacíones lineales; ignora los efectos laterales, los
desarrollos exponenciales; piensa en cadenas causales en vez de
Las sociedades funcionalmente diferenciadas son aquellas en en redes y circularidades; se preocupa preferentemente de los
que las diversas esferas culturales-la política, el derecho, la detalles, de lo inmediato, minusvalorando las conexiones y la
economía, el arte, la religión ... -siguen una lógica autónoma, panorámica; a menudo adopta soluciones según el radicalismo
celosas ante cualquier intromisión y que se relacionan sin que de todo o nada que empeoran el problema.
una de ellas se entienda como preponderante. Son, en sentido Una de las propiedades más inmediatas de la complejidad es
estricto, sociedades sin vértice ni centro. Sus relaciones de in- que se contrapone a una concepción simplista del orden, como
terdependencia ya no son jerárquicas sino heterárquicas, o sea, si la alternativa fut:!ra el caos o la unidad completa entre las par-
estructuradas en forma de red. En esta peculiaridad consiste su tes. La paradoja del orden se manifiesta en el hecho de que ya en
complejidad específica, y no tanto en una magnitud cuantitati- un número relativamente pequeño de partes resulta imposible
va, o en que haya muchos elementos en juego. La complejidad una vinculación completa de los elementos dentro de un ámbi-
contemporánea es la diversificación de los centros de decisión to temporal abarcable. El orden perfecto conduce necesaria-
que se corresponde con la diferenciación funcional de los siste- mente al bloqueo del sistema, puesto que el incremento de la
mas sociales y- que ninguna ordenación de carácter jerárquico cantidad de asociaciones necesarias excluye la variabilidad. No
está en condiciones de controlar. siendo completa esta relación entre las partes, cualquier rela-
La idea de complejidad en la que pensaba Max Weber al for- ción fáctica ha de aparecer como arbitraria. La habitual dicoto-
mular su teoría -de las formas de organización burocrática se mía entre anarquía y orden oculta el verdadero problema: en-
correspondía con el modelo de las máquinas mecánicas del si- contrar la «medida justa» de azar y necesidad, de complejidad y
glo xrx. Para vencer esta complejidad disponía de un concepto de control. Por eso se hace necesario concebir el orden en una so-
racionalidad que era el de la división jerárquica del trabajo. La ciedad compleja como algo tan distinto del caos como del orden
funcionalidad de la jerarquía para la solución de grandes tareas perfecto. Ninguno de los dos puede ser modificado ni, por tan-
comunitarias depende de que las tareas puedan ser descompues- to, gobernado. Hay gobierno porque no hay ni lo uno ni lo otro.
tas en partes, de modo que cada una de ellas pueda ser localiza- Gobernar es una estrategia de ordenación selectiva, un equili- ·
da en un lugar apropiado de la estructura jerárquica. Evidente- brio de caos y orden, de libertad y necesidad, de contexto y
mente este troceamiento de las tareas no resulta posible cuando llutonomía.
los sistemas están entrelazados y los problemas requieren un La complejidad plantea a la política la necesidad de estable-
tratamiento en el que cooperen diversos sistemas. c~r procedimientos para gobernar una tan amplia riqueza de op-
Hoy nos encontramos precisamente ante un agotamiento de oones, con el convencimiento de que ya no es posible decidir

x47
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

políticamente todas las cuestiones sociales importantes. El in- ce el campo de los acontecimientos relevantes de acuerdo con la
cremento de posibilidades crece también en cada esfera social lógica de su propia función. Cada uno de ellos tiende a incluir
de tal modo que la complejidad se multiplica al mismo tiempo toda la sociedad en su propio ámbito, de modo que no desapa-
que se afirma la autonomía de cada uno de esos ámbitos--cíen- rece la idea de unidad sino que se multiplica en un elenco de
cia, religión, derecho, familia ... -limitando el espacio de juego unidades de variada procedencia. Para unos el mundo es lo que
de las decisiones políticas. La complejidad organizada se carac- se puede clasificar según la dicotomía caro-barato, para otros no
teriza porque plantea una articulación paradójica entre comple- hay más que cosas que son verdaderas y cosas que son falsas, hay
jidad y contingencia: la aparente contradicción entre la posibili- quien ve el mundo como algo que sólo se justifica como fenó-
dad de realizar unas opciones crecientes y el malestar que se meno estético ... Cada sistema proyecta su idiosincrásica unidad
sigue precisamente de ese exceso de opciones. Si la política pre- de la sociedad de acuerdo con su propia lógica, incluido el siste-
tende entrometerse en ellos no lo puede hacer más que acu- ma político.
diendo a procedimientos no jerárquicos y sistemas de nego- Resultan por tanto inútiles todas aquellas representaciones
ciación. de la sociedad que hacen a un sistema parcial cualquiera repre-
La política no sólo trabaja en orden a la unidad sino también sentante de la totalidad, ya sea la idea de una sociedad domina-
para tramitar las diferencias. Ei punto de partida de la raciona- da por la economía, por el sistema de salud, por la tecnología o
lidad operativa es hoy la estructura profunda del caos, el dese- los medios de comunicación. Cada una de estas concepciones
-, quilibrio, el disenso y la diferencia. Su finalidad es coordinar las toma la parte por el todo y olvida la interdependencia funda-
racionalidades disparatadas sin la ayuda de una autoridad supre- mental a la que están sometidos todos los sistemas funcionales.
ma. En su forma actual, las sociedades suponen «la renuncia a El proceso de modernización ha destruido la ilusión de salvar la
una jerarquización fija de las funciones porque no se puede de- unidad de la sociedad como sociedad política o como sociedad
terminar de una vez para siempre que la política sea más impor- burguesa. Hoy ya no se discute qué sistema funcional podría
tante que la economía, la economía más importante que el dere- asumir, tras la política y la economía, el primado para rescatar
cho, el derecho más importante que la ciencia ... En vez de dicha ese principio de unidad. La crisis contemporánea de la política
jerarquización surge la regla de que cada sistema funcional da c:striba precisamente en que con una difeI"enciación funcional
primacía a la propia función y, desde ese punto de vista, trata a desarrollada ningún sistema parcial puede asumir el papel de
los demás sistemas funcionales, a la sociedad en su conjunto, 11istema primero. Con ello se agota una determinada tradición
como entorno» (Luhmann 1987, 34). De ahí que las sociedades <lUC buscaba o fingía la unidad de la sociedad en el encumbra-
de la modernidad avanzada hayan de ser consideradas como sis- miento de uno de sus sistemas.'Nos encontramos en un mo-
temas sin vértice jerárquico que, debido a la dependencia recí- mento en que resulta i..."Televante si la economía, la política, el
proca entre los sistemas funcionales especializados y autóno- ~i~tema educativo o la ciencia reivindican esa primacía debido a
mos, llevan a cabo configuraciones completamente distintas en ,¡uc precisamente cualquiera de esas soluciones unilaterales es el
función de los problemas de que se trate. problema, cuando ya no sirve utilizar el modo de operación de
Los sistemas funcionales no sólo se especifican sino que pro- un sistema para gobernar los desajustes de los otros.
yectan también diferentes versiones de la unidad. Todo ámbito El problema de la unidad social es igualmente irresoluble en
funcional, sea la ciencia, la política, la economía o el arte, redu- 111 plano de la ficción de un discurso libre de dominio, como

1 49
LA :N1JEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR {}NA SOCIEDAD COMPLEJA

propone Habermas. De entrada, porque no es sostenible hacer del disenso~ de tal modo que éste no conduzca a la disolución del
de los «intereses generalizables>> el criterio central del concepto sistema. Esta respuesta no hace justicia a la función del disenso.
de legitimidad. Generalizables son sólo determinados princi- El consenso únicamente despliega su sentido dentro de la di-
pios según los cuales son procesados determinados intereses en ferencia consenso/disenso. Entender esto equivale a caer en la
operaciones políticas, pero los intereses que se articulan políti- cuenta de que el consenso sólo es utilizado como la línea imagi-
camente se caracterizan precisamente por su particularidad y, naria, una y otra vez reconsiderada. La función del consenso es
consecuentemente, por su potencial conflictividad. motivar su propia disolución. Pues de lo que se trata no es de
Pero es que además el proyecto de una identidad racional de obtener consenso sino de ganar la información que resulta de pro-
las sociedades modernas ya no se puede decidir en el nivel de la cesar las diferencias. Dicho de otra manera: la inteligencia de un
comunicación interpersonal y en las reglas para la participación sistema no se mide en la capacidad de formar un consenso
en ese discurso. Se trata ciertamente de una condición necesaria sino en la capacidad de provocar el procesamiento de diferencias
pero no suficiente de la racionalidad. De racionalidad se puede mediante ficciones de consenso. Precisamente los procedi-
hablar cuando la unidad de la sociedad se hace valer frente a la mientos-en el orden jurídico, político o de otro tipo-pro-
dinámica centrífuga de sus sistemas funcionales amenazados por ducen aquellos momentos de consenso que subrayan la corrien-
su exceso de posibilidades. Y la sociedad actual está más bien ca- te continuada de tramitación de diferencias. La estabilidad
racterizada por catástrofes normales, irresponsabilidad organi- procedimental tampoco es una garantía de estabilidad. En los
zada, provisión insuficiente de bienes colectivos y una perpleji- procedimientos comparecen definiciones acerca del ámbito de
dad general en el trato con la complejidad (Perrow 1988; Beck la decisión y otros muchos aspectos que se sitúan en el terreno
1988). Todo esto no habla en contra de la participación equita- de lo controvertido. Esto se refleja por ejemplo en la experien-
tiva de los individuos en los discursos, pero permite dudar que cia de a-p.e,,bai9 condiciones qolíticas '-: sociales comqlei~s.,re::-
tales discursos sean suficientes para asegurar las condiciones mí- sulta imprevisible qué cuestiones materiales y conflictos habrá
nimas de racionalidad social. que decidir. Los procedimientos no limitan el elenco de los
Por otra parte, la insistencia en la unidad consensual minus- asuntos discutibles. Además, cualquier decisión está ya en bue-
valora la función del disenso en la vida de los sistemas sociales. na parte tomada en las premisas mismas del modo de decidir, es-
El disenso es una operación normal en la operación de los siste- P<,:cialmente en la determinación de los requisitos a partir de los
mas sociales complejos, que pueden entenderse como un proce- q\lc un asunto puede y debe decidirse. Los procedimientos no
• samiento regulado de diferencias y disensos. La ciencia no pro- !l<m completamente neutros y por eso no sirven para articular de
gresa mediante la formación de consensos sino gracias a que n1:incra incontrovertida la unidad social.
procesa el disenso como crítica; el sistema jurídico procesa con- Esto vale también para entender qué puede significar la
flictos y es conflictivo hasta en sus principios procesales; educar constitución como procedimiento fundamental--«the highest-
no debe ser entendido como la generación de un consenso entre ordcr system ofsocial roles far making rnks» (Rawls 1981, 2 2 2 ) - :
el profesor y el alumno, sino como la formación de identidad y en las sociedades modernas ese orden no puede ser definitivo.
competencia en orden a ser capaz de procesar diferencias. ¿Cuál Se trata de una validez de duración interina que permite limitar
es entonces la función del consenso? Una primera respuesta po- la contingencia al nivel «medio>> del orden procedimental bajo
dría ser: actuar como marco acerca de los fundamentos y límites la condición de que esa contingencia se mantiene a un nivel más
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

general, posibilitando la revisión del orden mismo, y de que en constituyen diversos «juegos del lenguaje». A menudo utiliza-
los niveles de detalle la contingencia está institucionalizada mos de hecho expresiones de desconcierto comunicativo para
en rutinas y en las revisiones correspondientes. señalar lo difícil que resulta entenderse y traducirse entre siste-
La complejidad generada por los sistemas sociales plantea mas con criterios económicos, políticos, éticos o sanitarios. Los
unas dificultades inéditas para la consecución de un orden a tra- juegos del lenguaje configuran sus propias reglas, preferencias y
vés de la política. Lo que acontece en las sociedades funcional- desarrollos de acuerdo con un principio interno y celosamente
mente diferenciadas es que producen, mediante su estructura, protegido frente a intervenciones exteriores. Cada una de estas
una creciente superproducción de posibilidades. Pero el hori- esferas tiende de suyo a considerar la realidad desde el punto de
wnte de posibilidades de los sistemas particulares no son las po- vista que le es más fainiliar (como algo rentable, como oportu-
sibilidades de la·sociedad. «Lo posible no es sin más posible ... no, como bueno, como sano) y le cuesta entender que entren en
Debe todavía ser elaborado selectivamente en la sociedad. Re- juego otros criterios: que la econonúa tenga deudas sociales, que
curriendo a las viejas formulaciones, se podría entonces decir la política deba tener en cuenta principios éticos, que la bondad
que el todo es menos que la suma de sus partes» (Luhmann moral tiene mucho que ver con la pericia profesional, que la sa-
1975, 149). Esa superproducción de opciones que no puede ser nidad no puede ser económicamente ruinosa ... ). Existe en los
controlada ni coordinada centralmente conduce al sistema a una sistemas sociales algo que se podría denominar -«falta de lealtad
situación de auto-amenaza. Toda forma de gobierno toma como social», pues deben buena parte de su eficacia a una totalidad
punto de partida la comprobación de que las organizaciones que no son capaces de percibir. Aquí es precisamente donde se
funcionalmente diferenciadas han pagado a un precio muy caro concentra la nueva función de la política: una mediación social
su especialización y eficacia: con una dinámica centrífuga que ha que tiene por contenido confrontar a los sistemas sociales autó-
producido una situación de turbulencias, auto-amenaza y exten- nomos con sus condiciones de posibilidad y composibilidad.
sión del riesgo en una medida que muchos consideran ya incon- Contrapesar la dinámica centrífuga de los sistemas diferencia-
trolable. dos constituye el verdadero problema de la política en una so-
Pero los sistemas de una sociedad avanzada-política, eco- ciedad compleja.
nonúa, arte, religión, ciencia, derecho, sanidad, educación, de- Es una ilusión entender la política como el lugar de la uni-
porte, familia-no pueden ser conducidos desde fuera en una dad social o como la esfera de lo general frente a la particulari-
dirección determinada en orden a su compatibilidad social. Sólo dad imperante en la sociedad (según el clásico esquema que re-
ellos pueden corregir la amenaza que constituye para ellos mis- gía la distinción clásica entre estado y sociedad). A la política no
mos la producción de posibilidades improseguibles, como lo ,e le ·puede asignar una tarea que no puede llevar a cabo y que
son la manipulación genética para la ciencia, determinado uso provocará necesariamente la acusación de incompetencia: re-.
de la energía para la econonúa, la pretensión de competencia presentar la unidad de la sociedad bajo unas condiciones que ya
universal para la política, el doping para el deporte, la privatiza- no lo permiten. Los sistemas complejos no pueden ser gober-
ción para la familia, el incremento de su incomprensibilidad n2dos desde un vértice jerárquico, lo que supondría una simpli-
para el arte, etc. f'ic:ación que no se corresponde con la riqueza, iniciativa y peri-
El problema de gobierno más difícil es la coordinación e in- cia de sus elementos. Una posible salida de este dilema es la
tegración de esos sistemas especializados, en la medida en que idea de un gobierno del contexto a partir de combinaciones

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LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

más complejas de autonomía y coordinación. Su principal no- da, auto-modificación. No se puede enseñar sin dar razón o des-
vedad consiste en que, a diferencia de todas las teorías tradicio- pertar la crítica, ni curar a base de recetario o gobernar por de-
nales de la política, no pone el acento en la unidad. Las socie- creto.
dades complejas no se dejan reducir a una única idea, ni Por eso se podría decir que quien enseña, cura o gobierna
siquiera a la de unidad. La unidad de la sociedad debe enten- ejerce una actividad que cabe poner bajo el rótulo genérico de
derse como una unidad virtual, que articula las estrategias para «supervisión». Una supervisión hace referencia a un proceso
obtener la mejor relación entre sus diferencias. La unidad fren- de cambio cuyo núcleo consiste en una reflexión de ese proceso con
te a la dinámica centrífuga sólo puede establecerse de manera :1yuda de alguien que introduce una perspectiva de segundo
descentralizada y no autoritaria, de manera que quien tutela la orden. La función del supervisor no es sustituir sino ayudar a
conexión no es una instancia central sino los mismos sistemas ver lo que aisladamente no se puede ver. Supervisión no es con-
sociales, para hacer valer al mismo tiempo su autonomía e in- trol sino empowering. Las estrategias de cambio tratan de modi-
terdependencia. - ficar la situación de una persona o de un sistema cuyas lógicas
En su tiempo Hegel podía celebrar en el estado la unidad ra- no pueden ser completamente comprendidas ni modificadas
cional de la sociedad. Hoy cualquiera sabe que esta unidad no ha desde fuera. Por eso las modificaciones pretendidas, ya sea en
hecho justicia a las diferencias. La unidad de una sociedad com- educación, terapia o política, son necesariamente acciones so-
pleja no apunta a una integración a costa de la pluralidad sino a metidas a la inseguridad y el riesgo. Y por eso no tiene ningún
la optimización de las condiciones para una liberación de la di- sentido la ilusión de una intervención directa y autoritaria; el
versidad frente a las constricciones de una coherencia forzada. cambio sólo es realizable como cambio de sí; toda otra modifi-
La unidad es un contexto para la heterogeneidad, algo así como cación es siempre poco duradera si no ha pasado a formar parte
un contexto virtual. El gobierno de esas racionalidades parciales de la lógica propia de aquel o aquello que debía cambiar. La
aspira a que, pese a su inevitable parcialidad, trabajen con imá- odiosa «normalidad»- de las intervenciones irrespetuosas o des-
genes de la unidad social que reflejen restricciones impuestas en tructoras-las terapias agresivas, la indoctrinación, la coloniza-
orden a la compatibilidad de modelos divergentes. ción o la introinisión Inilitar-no anula el principio de que, en la
rc::lación entre personas o sistemas autónomos, sólo un cambio
libremente querido satisface los criterios de una intervención
b) LAS NUEVAS TAREAS DE LA POLÍTICA r~o manipulativa, enajenante o forzada, o sea, es un verdadero
c:;1mbio.
i Se atribuye a Freud la idea de que hay tres «profesiones imposi- Desde este planteamiento, cabe afirmar que la tarea funda-
bles»: educar, curar, gobernar. Todas ellas son tareas cuyo éxito mental de la política y el estado en la sociedad del conocimien-
· no está completamente en manos de quien las realiza, que nece- tc:> postcapitalista y posterritorial es la coordinación y mediación
sita ineludiblemente una colaboración de quienes, en una pers- de los sistemas sociales, tan complejos, expertos y dinámicos que
pectiva superficial, parecerían meros destinatarios. Si esta com- excluyen un control estatal autoritario. La política se convierte en
plicidad no fuera necesaria, lo que tendríamos sería una especie c~pecialista de una prestación que resulta extremadamente pre-
de adoctrinamiento, química y control. En los tres casos men- c:aria en las sociedades complejas: moderar el conjunto, la com-
cionados, la modificación es siempre, en mayor o menor medí- p:nibilidad y composibilidad de los sistemas funcionales autóno-

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LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

mos. La política es solamente una voz en el concierto de la auto- El problema es quién o qué se encarga en una sociedad po-
organización social. licéntrica de configurar la consonancia de la totalidad impidien-
La acción política ha de partir del reconocimiento de la do la disolución centrifugal de sus elementos desvinculados. En
complejidad y contingencia que caracterizan a nuestras socieda- algunas propuestas populistas o comunitaristas se apela a la sal-
des. La causa principal de esta complejidad es la autonomiza- vación que podrían proporcionar las normas sociales y los valo-
ción de las diversas esferas en que se canalizan las acciones so- res, como el material que mantiene unida a la sociedad. Pero el
ciales: el derecho, la economía, la política, el arte ... Ninguna problema de los valores omniabarcantes, los intereses generali-
sociedad moderna puede organizarse contra el despliegue de la zables y otras acuñaciones del «cemento de la sociedad» Oon
diferenciación funcional, contra la dinámica centrífuga de las Elster) es que en las sociedades diferenciadas también ellos es-
racionalidades sistémicas autónomas, contra la innovación ex- tán afectados por la heterogeneidad. Cada sistema funcional tie-
ponencial de la especialización descentralizada. No es posible ne sus propios valores, normas e intereses que considera gene-
desatender la diferenciación y la heterogeneidad de la sociedad ralizables, que constituyen su mundo y definen el horizonte de
contemporánea sin pagar el precio de una gran simplificación. sus opciones. El gobierno respetuoso de la diferenciación social
Siempre cabe imaginar un escenario social más sencillo, pero la ha de apuntar en la línea de sensibilizar a cada una de las esferas
dinámica centrífuga de la diferenciación funcional sólo puede sociales acerca de los costes sistémicos que se siguen de un cie-
ser detenida al precio de una simplicidad antimoderna. Como rre operativo, así como fortalecer la capacidad de auto-observa-
ha sentenciado Stephen Holmes, no existe democracia sin dife- ción y reflexión.
renciación (1987, 25). El problema que una sociedad compleja En este panorama parece necesario, en primer lugar, prote-
plantea consiste en cómo pensar la acción del estado sin anular ger a la política de la exigencia excesiva y la hiperactividad que
esas condiciones de la libertad individual que ha creado la plu- supondría considerarla competente para todo. Esto demanda
ralización de lógicas sociales. de la política una autolimitación que respete la autonomía de
El núcleo central del problema parece ser la dificultad de los subsistemas parciales, una capacidad para reflexionar sobre
pensar un modelo que, pese a la crítica justificada a las conse- las condiciones de integración en una sociedad compleja y la
cuencias destructivas de la modernidad, resista a la sugestión de modestia que resulta de haber comprendido la necesidad de
una desdiferenciación. Aunque la lógica diferenciada de los sis- formas descentralizadas de decisión en ámbitos de riesgo e in-
temas sociales es la causa de unos efectos negativos, la desdife- transparencia. Este tipo de política no es ni el atasco trágico al
renciación no supondría otra cosa que una regresión de costes que conduce una megalomanía competencia! ni la simplifica-
incalculables; conduciría a un primado de una única función, sea ción cínica, sino la distancia propia de una posición irónica. Se
de la política, la economía, la religión o la moral. La historia de podría hablar de un estado irónico como el más adecuado para
los países socialistas ha mostrado cómo ese proceso lleva a un una sociedad policéntrica (Willke 1996). Sólo una estructura de
empobrecimiento tan drástico del potencial de innovación y de gobierno compleja, elaborada en correspondencia con la com-
la pluralidad de los ámbitos sociales que los costes sociales-por plejidad de la sociedad, ofrece la posibilidad de reconciliar, sin
ejemplo, en represión, dispendio, destrucción del medio am- pérdida de autonomía, la dinámica de los sistemas funcionales
biente o militarización-difícilmente pueden justificar algunos con las restricciones que impone el desarrollo de la totalidad
efectos positivos del orden impuesto. social.

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GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

las condiciones de reflexión necesarias para qué vean los límites


Un objetivo prioritario de la transformación de la po:ítica es
de una política ilimitada.
la consecución de un nuevo equilibrio entre las tareas pnvadas y
La política, especialmente en· lo que se refiere a las interven-
públicas. Las tareas privadas se p~eden defin_ir ~orno aquellas
ciones típicas del estado de bienestar, debe construir su propia
que pueden ser resueltas de modo pnvado; las publi~a_s, son las que
auto-limitación (political restraint:). Sin esa restricción activa, el
exigen decisiones colectivas. Según esta defiruc\on, . corres-
sistema político podría aspirar a controlar hasta las minucias
ponden a la política nuevas tareas, s~bre todo en ~l amb1to de la
menos regulables de la familia, la educación, la cultura, etc. Se-
prevención y el control de nuevos nesgos colecnvos._ Pero, por
ría la lógica irrestringida dei modo de operar que tiene la políti-
otra parte, esta definición obliga a una profunda retl~ad~ ~e la
ca, intervencionista por naturaleza. Pero una intervención agu-
política de ámbitos ilegítimos (o que se han vuelto ~l~gi~os
dizada hasta el detalle supondría necesariamente una pérdida de
con el paso del tiempo). La transformación de la política exige
visión general de las cosas, que tan necesaria resulta para el ejer-
su repliegue de los lugares en que se ha enquist~d~ como un ~:-
cicio de la política. Constituye un interés reflexivo de la política
rásito. Hay un montón de tareas en las que la umca aportac1on
misma evitar la sobrecarga que se seguiría de su competencia to-
de la política es su incompetencia sistemática. A causa de d_e~er-
tal. De hecho, la política se ha puesto una serie de restricciones
minadas constelaciones históricas o por afán de poder y pnvile-
«artificiales» para disminuir la posibilidad de que posterior-
gios, la política se ha hecho cargo de esas funciones, animada e~
mente, bajo la presión de un determinado problema, actúe de
oéasiones por una clientela interesada, y ya no es capaz de salir
manera irracional: de este tipo son la división funcional del po-
de allí por sus propias fuerzas. Constituye un objetivo cenrra_l de
der, la diferenciación de tareas federales o competenciales, el re-
esta transformación proteger a la política de sí misma y orien-
conocimiento del principio de subsidiaridad; o la existencia de
tarla hacia la promoción del autogobierno, la descentralización
«zonas prohibidas», como la institución de un banco central
y coordinación de los sistemas funcionales autónomos. La so-
para asegurar la autonomía del sistema económico, la autono-
brecarga del sistema político y de sus actores por ~a penosa ad-
mía de las universidades para proteger el sistema educativo fren-
ministración de trivialidades manifiesta la carencia de esa capa-
te a la política o laindependencia de los jueces para garantizar la
cidad de establecer prioridades y discutir desde perspectivas
autonomía del poder judicial. Tales formas de auto-limitación,
amplias qué cabe esperar de la política. Porque todo el mun~o
que generalmente han sido conquistadas después de trágicos
sabe que esa sobrecarga culpable no es más que una estrategia
conflictos políticos y no sin ofrecer resistencia, aseguran a la po-
de huida ante la complejidad.
lítica frente a su propia irracionalidad.
En las sociedades desarrolladas, la política está actualmente
Sin una retracción sustancial de las tareas del estado a unas
obligada a una activa auto-limitación. Es alf? que ya no_ pu~de
competencias nucleares y a los bienes colectivos esenciales, no
esperarse del favor de un enemigo; la política deb~ _mas b~en
existe a mi juicio la menor posibilidad de que la política se haga
protegerse de los falsos amigos. De no ser así: la pohuca oscila-
cargo o gobierne la extrema complejidad de los procesos, pro-
rá entre la pasividad y el activismo, entre rendirse frente a las ~s-
blemas y proyectos sociales. No se trata tanto de una reforma de
piraciones particulares que tratan de hacerse valer en ~a socie-
l:1 administración como de una revisión de las tareas del estado.
dad y la interv~nción autoritaria en los problemas so:1~les. Una
Sólo una vez que las tareas de la política hayan sido adecuada-
auto-limitación activa significa que los actores políticos bus-
mente formuladas-lo que significa: en consonancia con la rea-
quen posibilidades de acción de manera contra-intuitiva y crear
1 59
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

lidad social-podrán obtenerse consecuencias para la organiza- son sus funciones y tareas. No es una actividad de escasa impor-
ción de la administración pública. tancia en una sociedad del conocimiento coordinar los sistemas
El estado ya no está en condiciones de adoptar decisiones de lógicas divergentes, asegurar la unidad mínima de la sociedad
soberanas; es demasiado grande su dependencia del saber com- o moderar los intereses contrapuestos. Lo decisivo es que la po-
partido, de la capacidad de decisión compartida y de los recur- lítica ya no puede llevar a cabo esa función en el régimen con-
sos financieros compartidos. En las sociedades actuales la políti- vencional de un gobierno directo y autoritario sino mediante el
ca no tiene ya el poder de obligar; le faltan no solamente los arte de un gobierno indirecto. Y con ello también desaparece la
recursos imprescindibles para ello, sino que-debido al profun- definición autoritaria, jerárquicamente simplificada, de bien co-
do entrelazamiento e interdependencias transnacionales--cada mún o interés público.
vez es más ~uestionable a qué colectivo puede y debe dirigirse
una detenmnada política. La política se ha convertido en un ac-
tor semi-soberano en un escenario de gobiernos no espaciales. C) LA CRISIS DEL ESTADO DE BIENESTAR

«No es posible salvar al estado en su hasta ahora tradición de


héroe de la sociedad. Como forma heroica de la historia ha en- En la historia del estado nacional se pueden distinguir, a gran-
vejecido, como garante del bien común está sobrecaro-ado des rasgos, tres etapas. Durante su fase de formación-del si-
b '
como benefactor de la sociedad carece de recursos, como centro glo xv al XIX-el principal problema social era establecer la sobera-
de gobierno ya no se ve frente a una periferia sino frente a un nía de la política frente a otras pretensiones exteriores e interiores.
ejército de otros centros» (\Villke 1997, 347). El estado posthe- Se trataba de un régimen de poder y para ello resultaba necesaria
roico ya no se beneficia de una sociedad que sin estado caería en una infraestructura de poder (ejército, policía, justicia). La
la anarquía o en el caos. El estado como coronación de un orden configuración del estado social durante el siglo x1x y parte de
jerárquico resulta algo extraño en una sociedad que se ha sus- éste ha sido un régimen de aseguramiento, que respondía a los
~aído de la jerarquía como principio organizador de su comple- problemas sociales generados por una economía capitalista. La
Jidad. Tampoco puede el estado pretender el predicado hegelia- defensa de la vida física, que había sido la tarea fundamental del
no del «altruismo universal». Ni siquiera las buenas intenciones estado, se transforma en protección contra el empobrecimiento.
del estado de bienestar salvan su prestigio como protector de la En las sociedades desarrolladas el ciudadano está menos amena-
sociedad. Este agotamiento no se debe a una perversión dramá- zado por la violencia que por el poder anónimo de los ciclos
tica sino al cambio de sus condiciones sociales de posibilidad. El económicos y la impiedad del mercado de trabajo. A estos dos
estado en su forma tradicional ha sido víctima de la dinámica so- regímenes cabe añadir ahora un tercero, inaugurado por una
cial como otras muchas instituciones antes de él. constelación social distinta. Las sociedades actuales han tenido
Conviene señalar que esta transformación no es tan sor- la experiencia de que la dinámica y el potencial de riesgo de las
prendente o singular. Encuentra su paralelo, por ejemplo, en la nuevas tecnologías y los sistemas sociales producen una peculiar
reestructuración que las grandes empresas se han visto obliga- inseguridad a la que no cabe hacer frente ni con el poder ni con
das a emprender bajo la influencia de la globalización o la com- el dinero, que eran los principales instrumentos de las socieda-
petitividad. Y, a pesar de lo que a primera vista pudiera parecer, des anteriores, sino con el saber. Para esta nueva situación se po-
la política no pierde con ello peso sociaL Lo que ha cambiado dría utilizar la expresión régimen del riesgo.

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LA KUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

Ante estas incertidumbres, la idea del estado activo planifi- externalidades· negativas mediante intervenciones económicas
cador resultaba en principio atractiva porque tomaba en serio el conducen a una sobrecarga que perjudica a la política y a la eco-
proyecto de acabar con los desarrollos ciegos y ponerlos al ser- nomía. Los intentos de compensar con estrategias políticas los
vicio de. acciones intencionales. Cuando crecen las dificultades, fracasos del mercado conducen a un complementario fracaso de
la política es animada por todas partes a aumentar sus compe- la política. Estas dificultades son lógicas, pues el dinero es para
tencias, controles y posibilidades de intervención. El resultado la política un recurso «extraño>>. Muchas de las contradicciones
previsible era un empeoramiento del problema (Dorner 1989). del estado de bienestar tienen su origen en la exterioridad abso-
El estado planificador fracasa porque infravalora la complejidad luta con que el sistema político interviene en el sistema econó-
y la dinámica de la sociedad. Pero la responsabilidad de los efec- mico, sin el menor respeto hacia su lógica característica. Es cier-
tos perversos de la planificación no puede ya ser disuelta en la to que los imperativos económicos no son absolutos, pero lo
dificultad de la tarea. Con el ímpetu planificador se pierde la ino- mismo cabe decir de las exigencias políticas: que no _pueden
cencia de los desarrollos naturales. No deja de comparecer la prescindir olímpicamente de los criterios de viabilidad econó-
cuestión de la responsabilidad por los efectos no deseados de 1mca.
nuestras fallidas previsiones. Pero existe también una irresponsabilidad que corre el ries-
La experiencia de la planificación en los últimos veinte años go de abandonar absolutamente el gobierno de los procesos
ha puesto inequívocamente de manifiesto que las expectativas sociales a una dinámica cuyas consecuencias negativas nadie
elevadas pueden ser profundamente decepcionadas. Los límites quiere corregir o pagar. Algo de ello hay en determinadas ape-
de las posibilidades de control en una sociedad compleja y dife- faciones a la libertad y espontaneidad de la sociedad civil que re-
renciada se han vuelto más patentes. Las dificultades de inter- nuncia a toda estrategia, en esa gran coalición de «los que van
vención a que se ve enfrentado el estado de bienestar tienen que tirando» que ha suspendido cualquier visión de la sociedad que
ver con el hecho de que los tres presupuestos fundamentales de <¡uieren en el futuro.
la racionalidad económica--objetivos, medios y causalidades- A la teoría del estado mínimo se corresponde una teoría mí-
han resultado inciertos. En vez de objetivos claros, nos encon- nima de la sociedad. La idea del estado mínimo que preconizan
tramos con que en la práctica los objetivos son más rebeldes que lo:,; teóricos del neoliberalismo como Nozick (1974) pretende
modificables, los medios son contradictorios y las causalidades una determinación de las obligaciones de la política desde el
discontinuas. El desencantamiento de la política y del estado ha punto de vista de la persona individual que se pregunta por sus
tenido una función desilusionante y ha destruido la idea de un derechos: El problema consiste en que este análisis termina
control político de las sociedades complejas. Los casos tradicio- donde comie.nza la complicación del asunto, después de que se
nales de planificación con éxito fueron problemas sencillos, con tum cumplido las condiciones mínimas de la comunidad políti-
relaciones sociales y conflictos simples. Hoy parece claro que la c•a, La cuestión más relevante es qué viene después, qué tipo de
planificación debe reducirse a algunos aspectos centrales, aun- 11ocicdad se configura. Esta ausencia de una concepción de lo
que mientras tanto muchos otros procesos sigan su curso ingo- c1uc sería una sociedad deseable viene acompañada también de
bemado. \lftíl mínima reflexión acerca de cómo se constituye la sociedad
La crisis del estado de bienestar tiene entre sus causas una C'n general y cuáles son las propiedades de la sociedad contem-
peligrosa simplificación. Las limitaciones unilaterales de las ¡iOrfoca en particular.

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GOBER.~AR UNA SOCIEDAD COMPLEJA
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

do centrado en bienes individuales, en plazos inmediatos y vi-


El liberalismo económico reciente ha llevado a cabo una es-
siones de corto alcance. El mercado sólo está en condiciones de
~tegia que sólo aparentemente disminuye el poder de la polí-
observar riesgos a corto plazo de sus productos y operaciones,
tica. El neoconservadurismo ha utilizado la fórmula de «menos
no los riesgos relevantes que pueden comparecer a medio y lar-
estado>> para forta1ecer la política (Lindblom 1977). No sola-
go plazo en una sociedad compleja. Pero tampoco se trata de
mente se trataba de debilitar el estado del bienestar, sino de su-
oponer la esfera del mercado a la sociedad, pues el mismo mer-
pri~r aquellas estructuras e instancias intermedias que habían
cado está atravesado por dimensiones sociales que una teoría in-
servido para establecer negociaciones y compromisos. Esta vi-
dividualista de la economía tiene grandes dificultades para per-
sión simple de la sociedad hacía de ella un mero medio traspa-
cibir.
rente para la articulación de los intereses y la relación entre los
En nuestra sociedad ya no se dan siquiera las condiciones
individuos y el poder político. Ahora bien, el axioma de una
para un cálculo privado de los propios intereses. Tanto el cálcu-
relación inmediata entre el individuo y el estado se ha vuelto
lo de los intereses privados como el conocimiento de las posi-
obsoleto en la realidad de una sociedad altamente compleja y
bles ventajas de la cooperación se han vuelto tremendamente
funcionalmente diferenciada. Lo que configura el rostro de las
problemáticos. Sólo los mercados liberales puros permiten la
sociedades y las distingue de una mera agregación de individuos
observación irrestricta y el equilibrio automático de los intere-
es la presencia de bienes. colectivos, de oportunidades y riesgos
ses divergentes. Pero éste no es nuestro caso. Las sociedades
comunes. Esta ampliación de la esfera individual está enorme-
modernas ya no pueden entenderse únicamente sobre la base de
mente potenciada en las sociedades complejas, tanto por lo que
los individuos, ni la identidad de esas sociedades a partir de la
se refiere a los riesgos como a las oportunidades comunes. En la
proyección identitaria de sus
. ciudadanos. La emero-encia
z:, de sis-
tradición de la teoría de sistemas, se denomina «propiedades
temas funcionales autónomos, con su propia dinámica, enfrenta
emergentes» a aquellas circunstancias que comparecen en un
a las sociedades modernas con problemas y posibilidades que
proceso, como por ejemplo los derechos colectivos que no son
trascienden los de los individuos. Y la teoría del estado mínimo
reducibles a las propiedades de los miembros o elementos del
resulta incapaz de afrontar esas posibilidades porque sigue man-
sistema. La configuración de esas propiedades emero-entes0
en
teniendo una concepción atomista del espacio social.
las sociedades desarrolladas es lo que impide basar el proyecto
La coordinación entre política y economía que exige la
de la política únicamente en los derechos individuales. Por eso
complejidad de la sociedad contemporánea es distinta de la re-
una teoría del estado ni siquiera puede ya presentarse como de-
lación jerárquica o la que tiene lugar a través del mercado. En
fensora de los derechos individuales si no tiene en cuenta estas
el contexto de una sociedad activa (Etzioni 1971), la interven-
nuevas realidades.
ción política no puede ser la solución de cualquier problema
No es posible una separación estricta entre los intereses in-
social sino, en el mejor de los casos, el estímulo para la gestión
dividuales y los bienes públicos. La relevancia de la dimensión
y solución autónoma de los problemas. Las estrategias de in-
temporal para la constitución de bienes colectivos, por ejemplo,
tervención han de actuar indirectamente; pueden poner a dis-
se nos ha vuelto más clara desde que la destrucción del medio
posición recursos (como dinero, reglas o saber) e influir de este
ambiente y la manipulación genética han convertido la cuestión
modo en las condiciones contextuales de la operación autóno-
de los derechos de las generaciones futuras en un asunto insos-
ma del sistema afectado. De hecho, ya se han ido. desarrollando
layable. Hay problemas que no pueden resolverse en un merca-
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

instrumentos de gobierno político diversos de la clásica forma mensiones técnicas, sociales, temporales y cognoscitivas que no
de la acción soberana, como la delegación, la descentralización son susceptibles de una solución simple y unilateral, sino que
o la subsidiaridad. Para situaciones complejas existe ya un sec- exigen procesos de decisión más complicados. Se trata de asun-
tor <<entre el mercado y el estado» con formas mixtas de go- tos en los que están inseparablemente entrelazados valores polí-
bierno. ticos y económicos, ganancias y costes que son tanto privados
Al mismo tiempo, habría que encontrar una funcional equi- como colectivos.
valente a la magnitud que en tiempos más fáciles podía ser de- En un régimen del riesgo lo que se pone en cuestión es la ca-
signada como bien común, interés público o razón de estado. pacidad de la política y de su estado para adoptar decisiones co-
Estas fórmulas se han vaciado en las sociedades complejas y fun- lectivas de un modo racional y justo según la medida del bien
cionalmente diferenciadas porque cada sistema social autónomo común. No parece haber una instancia que pudiera decidir al
sólo puede formular el interés público o el bien común a partir mismo tiempo ética y racionalmente, social y responsablemente.
de su perspectiva específica, por lo que sigue siendo una cues- La política·como esfera especial de lo universal es algo que per-
tión abierta y controvertida qué puede ser un bien común om- tenece al pasado. Sólo le queda la función de ser un primus inter
niabarcante. La función de un estado social consistiría en poner pares entre los sistemas funcionales de una sociedad diferen-
en marcha un proceso de reflexión en el que las oportunidades y ciada.
los riesgos percibidos de una producción ilimitada de opciones
por parte de los sistemas parciales, regidos cada uno por una
racionalidad específica y parcial, sean medidos con el nuevo cri- d) EL APRENDIZAJE DE LA COOPERACIÓN

terio de los bienes colectivos. Esta consideración requiere una


lógica no individualista, ya que la amenaza de los bienes y dere- Las tareas del estado se han modificado decisivamente en una
chos colectivos no es tan fácil de observar como la de los indivi- sociedad que no permite un gobierno directo, centralizado, je-
duales. rárquico y autoritario, sino contextual, heterárquico y discursi-
Los problemas no se solucionan ni con el estado ni sin él. Es vo. Complejidad significa que, debido a las dependencias recí-
necesario romper ese proceso oscilante de estatalización y de- procas, ningún sistenia social puede declarar su visión del
sestatalización, de regulación y posterior desregulación, de la mundo como ejemplar y obligatoria; la complejidad general no
promesa de más mercado a la que sigue una garantía frente al permite a ningún sistema gestionar la propia complejidad y
mercado. Y es que la evolución social de los últimos años ha <<Comprender» las operaciones de todos los otros. La difícil re-
creado un nuevo marco de condiciones para el ejercicio de la lación entre complejidad y control hace que el poder no baste
política en el que ha quedado obsoleta la controversia acerca de como recurso de gobierno.
la primacía del estado o del mercado. La cómoda idea de que el La sociedad del conocimiento pone en cuestión la capacidad
mercado se ocupa de la alocación óptima de los bienes «priva- del estado para la decisión colectiva vinculante. ¿En qué radica
dos» y la política de los <<colectivos>> resulta inoperante precisa- la dificultad? En una sociedad del conocimiento sólo sobreviven
mente allí donde las sociedades modernas concentran su mayor los sistemas que están dispuestos y son capaces de aprender
potencialidad y al mismo tiempo su más aguda peligrosidad: en (Wiesenthal 1994). La política se encuentra ante la pregunta
aquellos problemas complejos donde se cruzan de tal modo di- de si puede convertirse en moderador de los procesos sociales
LA'NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBER..~AR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

de aprendizaje o si se mantendrá en el estilo normativo tradicio- yente y eficaz en ámbitos que hasta entonces o se escapaban de
nal que le sitúa al margen de estas nuevas realidades. Entiendo su dirección o se afirmaban como espacios autónomos frente a
aquí por «estilo normativo» lo que Luhmann, habland~ de la arrogancia política.
otros asuntos, dice de aquellas expectativas que se caractenzan ¿Qué condiciones deben darse en cada uno de los subsiste-
por su firme resolución de no aprender de la decepción (1972, mas de tal modo que puedan entrar en un proceso de coordi-
43). El gobierno que no es capaz de hacerse valer, que choca con nación e integración? La dificultad principal consiste en que
el nuevo saber o se apoya en experienciás superadas no está en los sistemas parciales de un sistema total no tienen ningún mo-
consonancia con el deber de aprender que la sociedad del cono- tivo para preocuparse por coordinarse con otros, a no ser que
cimiento ha elevado a la categoría de máximo imperativo cate- sean capaces de ponerse a sí mismos en una situación insólita:
górico. La pérdida de centralidad de la política se manifiesta que vean lo que no va sólo con ellos; que adviertan lo que nor-
también en el hecho de que ella misma tampoco está liberada de malmente no advierten, a saber, los efectos de su modo de ope-
la obligación de aprender. rar sobre otros y sobre la sociedad en su conjunto. Debido a su
En una sociedad capaz de aprendizaje todos los sistemas auto-referencialidad, los sistemas sociales complejos sólo se re-
funcionales, incluido la política, abandonan la pretensión de te- fieren en primer lugar a sí mismos, reaccionan ante sus propias
ner la respuesta correcta y reconocen su interdependencia recí- circunstancias y perciben su entorno de manera selectiva según
proca, con el fin de evitar al menos el desastre de la unilaterali- criterios de su propia relevancia. Gracias a las teorías construc-
dad. Aquí también se puede observar la transformación de las tivistas del conocimiento, comprendemos hoy mejor que no
relaciones jerárquicas o de dominio y obediencia por circulari- podemos ver lo que no sabemos. Esta específica ceguera de los
dades recursivas. Un orden jerárquico no está en condiciones de sistemas auto-referenciales puede ser superada si un sistema
gobernar las sociedades del conocimiento pues imposibilita la deja de entender lo exterior como algo que no tiene nada que
auto-organización y la auto-responsabilidad. El problema es ver con él. De acuerdo con Luhmann (1984a, 617), puede lla-
que el estado ha cultivado una desconfianza hacia la auto-orga- marse reflexión a una forma de autogobierno en virtud d~ la
nización. cual los sistemas tematizan su propia identidad y comprenden
Que el proyecto social no pueda ser administrado autorita- que su entorno consta de otros sistemas, que todo sistema es
. riamente desde una posición central no significa pasividad fren- también entorno para otros sistemas. La reflexión apunta a
te al funcionamiento, a veces irracional o trágico, del sistema aquella forma de aprendizaje que exige modificar los procesos
económico. Hay estrategias de cambio, distintas de la mera en orden a la realidad futura de una identidad más abarcante.
adaptación a las circunstancias, que no se realizan por interven- Una visión así requiere además un modo de gobierno reflexivo
ción autoritaria sino mediante un autogobierno descentralizado que posibilite al sistema poner en marcha cambios controlados
bajo el aspecto de una optimización de las condiciones evoluti- en orden a una identidad futura. La reflexión actúa bajo el pun-
vas de la totalidad. Aunque carezca de las posibilidades que ofre- to de vista de la comparación entre diversas posibilidades. En
ce una intervención autoritaria, ~sta política no es ni débil ni este sentido, la reflexión es una forma sutilizada de auto-refe-
inoperante. Todo lo contrario: en la medida en que, buscando rencia.
estrategias más flexibles, renuncia a la «big stick policy», siempre Para la política la idea de reflexión implica que una des-je-
tan costosa y fuente de resistencias, termina siendo más influ- rarquización sólo es posible si en todos los sistemas sociales se

x68
LA 1'.vEVA CGLTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

dan los presupuestos para que la eliminación de las constriccio- con ello se exige es una visión amplia y la capacidad de procesar
nes exteriores sea sustituida por una equivalente funcional de complejas cadenas de acción. La reflexión exige efectivamente
auto-restricción. La reflexión introduce precisamente la obliga- una perspectiva abierta y la toma en consideración de las conse-
ción de limitarse en el interior de los sistemas, sustituyendo así cuencias secundarias o no pretendidas de las estrategias adopta-
el control exterior por el control propio. Si no se quiere que la das. No es algo muy distinto de esa capacidad que exigimos a las
disolución del control ajeno termine en el caos, han de ser me- personas maduras para observar los acontecimientos también
canismos de autogobiemo los que procuren el control en los desde el punto de vista de otros.
subsistemas que es necesario para la compatibilidad y la confi- La especial significación que tiene la capacidad de reflexión
guración descentralizada de un marco común. en orden al gobie"rno de lás realidades complejas se pone de ma-
La cuestión es saber si las organizaciones y corporaciones nifiesto cuando se la compara con otras formas de gobierno. El
disponen de la perspicacia para protegerse de sí mismas en su <<muddling through», la política del «ir tirando» corresponde
propio interés. Esto ocurre cuando se contienen a sí mismas ciertamente a la espontaneidad con que evolucionan los siste-
-como ulises ante el canto de las sirenas-para protegerse de mas sociales pero siempre corre el peligro de dejarse sorprender
una irracionalidad futura amenazante. La autocontención es en cualquier momento por una dificultad imprevisible. La refle-
una política que consiste en excluir determinadas posibilidades xión se distingue del mero dejarse llevar por su previsión y pro-
del sistema en interés propio para salvaguardar al sistema frente yección de posibles opciones de acuerdo con su compatibilidad
a sí mismo, frente a las consecuencias dañinas y autodestructivas en el contexto general del sistema.
de una acción de corto alcance. Cuando los actores sociales son capaces de reflexión, están
El postulado de Norbert Elias (1969)-el proceso de civili- en condiciones de actuar de manera cooperativa. La coordina-
zación consiste esencialmente en qué se crean las condiciones ción es la forma de gobierno más adecuada a la complejidad so-
psicológicas y sociales que permiten sll:>tituir la constricción ex- cial, que presupone confianza, auto-limitación, consideración
terna por una auto-constricción-puede servir como núcleo hacia los otros y una perspectiva de, al menos, medio plazo. El
para la idea de una autolirnitación. Tratándose de las relaciones núcleo de la idea de una coordinación de distintos autores en
entre sistemas complejos diferenciados, la constricción externa un sistema descentralizado radica en la convicción teórica de
no sólo es contraproductiva--en la medida en que anula la plu- que los sistemas complejos ya ~o pueden ser gobernados ade-
ralidad y trivializa la riqueza de opciones-sino también inefec- cuadamente desde una cumbre jerárquica. Esto presupondría
tiva, pues los sistemas complejos no pueden ser adecuadamente aquellas simplificaciones que neutralizan la innovación, inteli-
gobernados desde fuera, salvo al precio de una forzada simplifi- gencia, conocimiento del detalle, especificidad y riqueza de in-
cación. formación sometiéndolas a una burocracia centralizada. La or-
La idea de reflexión supone también la inclusión de los efec- ganización no sólo sirve para la conexión y el control de las
tos sobre el ambiente-principalmente las externalidades nega- partes sino que tiene más bien la función de separarlas y prote-
tivas--en el cálculo de las operaciones específicas, lo que amplía ger su autonomía funcional. La unidad «política>> de un sistema
el horizonte de los acontecimientos relevantes para el sistema. tiene la tarea de configurar las relaciones de comunicación en-
La reflexión es el procedimiento que un sistema tiene para in- tre los elementos de tal modo que resulte una ganancia combi-
troducir en él la diferencia que mantiene con lo exterior. Lo que natoria óptima.

170 171
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA

La coordinación es dificil porque exige que los participantes interdependientes como pai:a buscar una auto-realización al
desarrollen unas capacidades de reflexión y estrategia que son margen del mundo.
propiedades contradictorias con la lógica auto-referencial de los Las peculiaridades de una estructura jerárquica-rivalidades
sistemas. Tratándose de lógicas divergentes, la coordinación no internas, egoísmos organizados, competencia improductiva-
acontece espontáneamente sino que requiere un serio esfuerzo no son producidas básicamente por los subsistemas sino por las
y preparación. Dado que los sistemas son a la vez diferenciados distorsiones comunicativas que genera la jerarquía misma. Con
e interdependientes, dan lugar a dinámicas incontroladas, ries- una estructura distinta, las especificidades de cada uno de los
gos y egoísmos «normales», de modo que han de ver la necesi- elementos no necesitan ser defendidas contra una dirección que
dad de controlar su poder de producción de caos. Un impulso es percibida como esencialmente controladora; más bien pue-
para la implícita auto-limitación es la expectativa de un benefi- den esperar apoyo, consejo, mediación, es decir, ayuda para
cio común que se seguiría de las acciones integradas. En con- ejercer la propia responsabilidad. De este modo crece la verosi-
traste con el carácter de juego de suma cero---lo que uno gana, militud. de que la actuación descentralizada y reticular propor-
otro lo pierde: la suma de ganancias y pérdidas es cero---propio cione al mismo tiempo ventajas para las partes y para el sistema
del enfrentamiento entre sistemas estructurados jerárquicamen- en general.
te, la coordinación ofrece la posibilidad de juegos de suma posi- Heinz von F oerster ha precisado la idea de heterarquía para
tiva. el caso de los sistemas sociales señalando que puede ser enten-
Para dar lugar a un juego de suma positiva es necesario que dida como un «principio de dirección potencial»: en una red
los actores desarrollen estrategias más allá del mero regateo co- compleja la autoridad para gobernar el todo reside en aquella
yuntural. Pero al mismo tiempo hay también buenos motivos parte que dispone de la mejor información en un momento
egoístas para la cooperación, motivos que son más poderosos dado ( 1984, 8). El ejemplo que pone para ilustrar este principio
cuanto más costes suponga la incapacidad de cooperar. Entre los es una batalla naval entre los norteamericanos y los japoneses,
factores que Robert Axelrod menciona como especialmente im- en que el mando era asumido por quien se daba cuenta de que,
portantes para realizar ese régimen de coordinación está la vi- debido a su posición en un determinado momento, sabía mejor
sión, la competencia para dirigir la propia acción de acuerdo lo que había de hacerse. La competencia de gobierno no reside
con proyectos de constelaciones futuras. La visión es pre-visión. para siempre en un mismo lugar, sino que fluctúa hacia donde
La capacidad de reflexión implica estar en condiciones de espe- hay un mayor saber. Y cuando-como suele ocurrir--ese saber
rar, de gratificación diferida, .de «egoísmo ilustrado>>; permite no está a disposición de un único sistema lo que se impone es
operar con futuros imaginados, gobernar la acción presente ha- una concertación entre los sistemas afectados. Precisamente
ciendo cálculos «en las sombras del futuro» (Axelrod r 984, aquí podría estar una función específica de la política: moderar
174). Por eso estas formas de colaboración no son frecuentes. El las negociaciones sin imponer una solución o tener que recurrir
control autoritario y la autoafirmación narcisista son más sim- a formas de gobierno directo.
ples y por eso son lo habitual. La auto-modificación alcanzada En las situaciones complejas es muy poco verosímil que los
de modo coordinado designa el caso inverosímil de que los ac- conflictos tengan el carácter de suma cero. La cooperación in-
tores vean que las circunstancias son demasiado complejas para crementa la posibilidad de que haya varios ganadores (juegos
los planteamientos gobernados jerárquicamente y demasiado de suma positiva) y optimiza las ventajas combinatorias para la

1 73
172
GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

organización en su conjunto. La primera misión de la política do y la lógica paternalista de la jerarquía. Dado que la contra-
es precisamente hacer operativa la unidad de la ~oci.edad co~o dicción entre ambas lógicas no desaparece, la compatibilización
el valor añadido de la cooperación, pasar del cnteno negocia- resulta siempre un equilibrio. Sin una intervención de gobierno
dor de Pareto, que produce resultados en el denominador co- los sistemas de negociación se degradan hacia las meras relacio-
mún mínimo, pues ningún autor aprueba opciones que tengan nes de intercambio mercantil, en el que cada uno busca su utili-
consecuencias negativas para él, por otro criterio que podría dad inmediata; pero si la intervención es excesiva, se atrofian en
formularse de este modo: cuando por experiencia, por garan- organizaciones completamente reguladas a las que se ha despro-
tías institucionales u otras formas de estabilizar la cooperación visto de la ligereza, responsabilidad y fluidez de los sistemas de
se crea mucha confianza, los miembros de una red pueden asu- negociación. Lo decisivo es que los autores se muevan en las es-
mir riesgos e incluso pérdidas en la expectativa de que serán trategias específicas de sus propios sistemas y alcancen un alto
compensados en el futuro. La confianza no se refiere tanto a los grado de reflexión interna. Únicamente los sistemas mismos y
actores como al sistema mismo de la negociación, lo que per- sus representantes pueden ponerse en condiciones de entrar en
mite tener en más las ventajas comunes que los riesgos de la co- una negociación, en la que se configura un contexto de interac-
~ión e interdependencia en orden al bienestar general del con-
operación.
Junto.
Entre la pasividad y la planificación jerárquica hay una ter- ·
cera posibilidad que hace del gobierno del contexto la característi-
e)· EL ESTADO SUPERVISOR
ca fundamental de la supervisión política y la forma básica del
Evidentemente los actores sociales necesitan una capacidad es- autocontrol de sistemas complejos. Se trata en buena medida de
tratégica para «ver» las ventajas de una coordinación positi:7a, llevar a cabo lo que Forrester ha denominado comportamientos
ya que estas ventajas solamente comparecen en una perspectiva contraintuitivos (1972), pues no se dejan clasificar por el dualis-
que pennite reconocer una ventaja futura que pueda compensar, mo tradicional de neutralidad e intervención. Existe un espacio
aunque sea parcialmente, la desventaja presente. La cuestión es, de juego muy amplio entre esos dos extremos en el que pueden
entonces, qué condiciones contextuales deben darse para que, a llevarse a cabo formas indirectas de planificación. «La mentali-
pesar de las inevitables zonas ciegas, se haga patente a los acto- dad controladora se basa en dos falacias: sobrestima los poderes
res que detenninadas formas de coordinación son estratégica- del control directo e infraestima los poderes del control indirec-
mente ventajosas, aun cuando haya daros costes. Aquí la figura to» (Stiglitz 1989, 34).
decisiva es la de un tercero, que puede descubrir perspectivas sor- El control descentralizado de las condiciones contextuales
prendentes y nuevas opciones. Una tercera instancia bajo la significa que para la constitución de una organización comple-
forma de un mediador, moderador o supervisor que rompa el ja diferenciada es necesaria una mínima orientación común
. '
círculo vicioso formado por la estrecha auto-referencialidad de pero que ese contexto común no puede ser producido desde
los interesados y les anime a tomar los rodeos que son inevita- una unidad central o una cumbre jerárquica del sistema. En vez
bles para ese tipo de procesos. de ocuparse de problemas actuales, la planificación debe pro-
La fortaleza.del sistema de negociación consiste en que reú- ponerse la tarea de proyectar estrategias que tengan como ob-
ne y hace parcialmente compatibles la lógica egoísta del merca- jetivo el cambio autónomo de sistemas sociales, produciendo

1 75
174
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA
GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA .
así «sistemas que planteen menos problemas» (Fo~es~er : 97 I,
información y comunicación enriquece el conjunto de criterios
8 2 ). Estos procedimientos apuntan a una correccion md1recta
relevantes para la decisión y enfrenta a los actores a la cuestión
de los problemas; no se contentan con dejarlos como es~,
de en qué forma sus acciones amenazan un bien colectivo. Se
pero tampoco íntervienén para dejarlos peor de lo q~e e~tan,
trata de establecer compatibilidades entre diferentes juegos del
con esa lógica perversa de la acción simplificadora. La 1rom~ en
lenguaje. También en las sociedades complejas el orden tiene
política es aquella distancia respecto de sí mismo ~ue adq~ere
que ver con una gramática de la transferencia de ínformaciones.
un estado que comprueba que ya no puede produ_cir y domm~r
Estas re?las de transferencia construyen procedimientos para
lo que bajo una dirección autoritaria de la soc1e~a~ / debena
que un sistema se haga comprensible a otros y para obtener in-
producir y dominar. La ironía hace entonces su apancion cuan-
formaciones comprensibles de otros sistemas. De este modo se
do la tradicional arrogancia del poder es remplazada por ~a
modestia política, que se limita a ser una voz más en el conCJ.er- ~plen determinadas condiciones mínimas de compatibilidad
reCiproca. Las reglas de transferencia se ocupan de dismínuir, al
to social, correlato de una forma social en la que actúa una plu-
menos puntual y gradualmente, la ceguera hacia las condiciones
ralidad de sistemas autónomos. Se podría decir que este control
oper.ativas de otros sistemas que se sigue de la propia autorrefe-
es índirecto pues no sigue el dictado de una ínstancia domína:1- renc1a.
te o central. Es el tipo de acción que corresponde a unas cir-
cunstancias históricas en las que el orden a través de la jerar- La supervisión busca fortalecer la capacidad de observación
mediante perspectivas y puntos de vista añadidos. Debe actuar
quía y la planificación está tan anticuado como la fórmula
liberal de un orden espontáneo. como ~ proceso de reflexión en el que poder aclarar y probar
a
La idea de un estado supervisor apunta hacer de la política
la. cont1ngencia de las ínevitables zonas ciegas y estrechez de
rmras de los procesos de decisión en cualquier sistema funcio-
una instancia de supervisión o re-visión de las decisiones funda-
nal: el derecho no ve sus condiciones políticas, la sanidad no ve
mentales de otros sistemas sociales. La supervisión es la forma
lo que cuesta, la economía no ve sus responsabilidades sociales,
de autogobierno más apropiada para ~a socieda~ ~e! con°<:i-
el arte no ve su incomprensibilidad, la moral no ve la compleji-
miento, cuyo problema principal consiste en su viabil~dad baJo
dad de los problemas ... La función de la supervisión consiste
las condiciones de amenaza ecológica, riesgos tecnológicos y so-
en poner de manifiesto lo que no han podido ver los autores en
brecarga cognoscitiva. Esta competenci~/no se b~a en los rest~s
el proceso de la primera decisión. La supervisión apunta a una
de una antigua primacía síno en la func1on espee1fica de _I~ polí-
reactivación de las posibilidades que han quedado latentes. Ac-
tica misma: en su responsabilidad en orden a la producc1on y el
nía. como complemento de una praxis social que está siempre
aseguramiento de bienes cole<:rivos que so~ ~er_iunciables para
la sociedad. Lo cual es compat1ble con el pnne1p10 de que la de- obligada a reducir a una única la pluralidad ·de opciones pre-
sentes.
finición de cuáles sean bienes colectivos es un asunto que tam-
bién está sometido a los sistemas de negociación, que tampoco La supervisión no instruye a la praxis como corrección o
adoetrínami~nto síno en la forma de un arte (Luhmann 1984,
es ya una prerrogativa del estado. . .
La supervisión multiplica la diferencia entre perspectiva ~-
55), de un Juego con posibilidades virtuales de intervención.
Este elemento artístico o lúdico es central porque la supervisión
terior y perspectiva exterior al poner en juego una tercera_ ;71-
sólo tiene_ sentido cuando no sustituye una praxis por otra sino
sión. El cruce así posibilitado de perspectivas de observac1on,
que mantiene presente la contingencia de toda praxis. Lo deci-
176
LA Ñu'EVA CULTURA POLÍTICA
GOBERNAR UNA SOCIEDAD COMPLEJA
sivo es aquí la comparación informada de diversas formas de
praxis. La política no conoce mejor que la econonúa los riesgos No es tarea de la supervisión juzgar según criterios externos
sociales de determinadas decisiones, pero puede ayudar a refle- la oportunidad o eficiencia de una determinada decisión (la
xionar al sistema económico acerca de alternativas, aunque no reacción ante casos extremos de extemalidades negarivas--como
de manera coactiva sino para ilustrar a quienes han de decidir. guerras, delitos o dictaduras-no son casos de supervisión sino
La comparación mejora la clarividencia al iluminar las inevita- de autodefensa). La supervisión legítima presupone que el siste-
bles cegueras de toda forma de información y decisión. Las ma en cuestión ha formulado libremente un deseo de ser super-
valoraciones comparativas de las distintas acciones posibles visado. Además, «el fin del supervisor es hacerse superfluo tan
pueden superar parcialmente la intransparencia básica de toda pronto como sea posible» (Derra-Wippich 1991, 158). Éste es
intervención externa. el motivo por el que el régimen de supervisión sea un régimen
La supervisión no equivale a una mera instancia exhortati- de responsabilidad, que cierra el camino a la estrategia de endo-
va. La diferencia entre adoctrinamiento y supervisión se en- sar a otros las propias deficiencias, ya que los sistemas son siem-
tiende al tornar en consideración que supervisar no es tanto pre responsables de sus propias operaciones.
controlar algo desde una instancia segura e irrefutable como El sistema supervisado «lee» e interpreta las intervenciones
experimentar y probar. La supervisión es un momento en el propuestas de acuerdo con sus propias reglas, según su com-
que no se trata de controlar o corregir sino de probar realida- prensión y en el contexto de su propio mundo. Del mismo
des hipotéticas (de ahí su cercanía al arte). En cualquier caso, modo que un autor no tiene en su poder el modo como sus lec-
esta experimentación no tiene lugar en un marco ilimitado tores le entienden, tampoco puede el supervisor saber qué re-
sino en el contexto del conjunto de reglas que define la racio- sultados tendrán sus supervisiones. La idea del estado supervi-
nalidad específica del sistema en cuestión. No es la política, la sor introduce, en el lugar de la intervención política directa,
administración o el derecho quienes cambian lo que haya que jerárquica y autoritaria, un procedimiento discursivo que some-
cambiar en un sistema; sólo el sistema puede cambiarse a sí te a prueba las posibilidades de establecer condiciones contex-
mismo. tuales comunes.
En esta función se pone de manifiesto una notable equiva- El gobierno del contexto no significa que la política cree el
lencia funcional entre la supervisión política y la revisión en el marco de condiciones para la sintonía entre los sistemas. Esto ya
ámbito judicial. La revisión legal ofrece un procedimiento que fue intentado por el liberalismo clásico. El gobierno del con-
hace soportable al juez el peso de la decisión. A pesar de los ma- texto surge de haberse tomado en serio la idea de que en una
nifiestos límites de la capacidad humana de observación y enjui- sociedad policéntrica ningún sistema funcional-tampoco la po-
ciamiento, se dicta un juicio definitivo porque existe en princi- lítica-tiene aisladamente la fuerza y la competencia para im-
pio la posibilidad de revisión. La revisión no está para el acusado poner el contexto. Los contextos sólo pueden resultar de la in-
(en el caso del derecho penal) sino para el juez. En la instancia teracción entre los autores autónomos y reflexivos en sistemas
de revisión las observaciones de los jueces son observadas por de negociación. Este procedimiento se distingue de la pasividad
jueces para poder problematizar la diferencia entre lo legal y lo mercantilista en que no trabaja sin pensar en el futuro ni se da
ilegal sobre el criterio de la racionalidad del sistema jurídico en por satisfecho con una optimización local, sino que tiene alguna
su conjunto. idea de un futuro común posible y una optimización global. De
la planificación política se distingue porque ninguna instancia

r79
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

particular tiene la competencia de deteoninar los fines. El go-


bíemo descentralizado del contexto ha abandonado la ilusión de 3
llll.a «última instancia>> (la política, el derecho, la tradición ... ), DIESTROS Y ZURDOS
de la seguridad que proporcionaría la existencia de un «sobera-
no último».

Buena parte del actual desconcierto ideológico se debe a que la


derecha utiliza un lenguaje progresista y la izquierda habla en
clave conservadora. La derecha se presenta-muchas veces, con
razón-como la abogada de la innovación, impulsora de la mo-
dernización o defendiendo las posiciones más avanzadas, mien-
tras que la izquierda se preocupa por c;osas tan poco revolucio-
narias como la seguridad, la cohesión o el mantenimiento del
estado de bienestar. La derecha, que tradicionalmente ha legiti-
mado los hechos sociales como realidades inmodificables, pien-
sa ahora en una sociedad más abierta a las posibilidades, más fle-
xible y configurable; la izquierda, que ha venido pensando en
términos revolucionarios, se daría por satisfecha ahora con con- ,
servar lo que hay. Los papeles se han invertido: la derecha se ha '
hecho utópica y la izquierda, realista.
Esta situación parece aconsejar una nueva formulación de
la diferencia entre derecha e izquierda, si es que uno quiere
obtener alguna orientación para no perderse en el cambiante
escenario de la política, especialmente equívoco desde que
desaparecieron algunas de las referencias-cómodas al fin y al
cabo---que ordenaban el mundo hasta el final de la guerra fría.
Por no haber entendido el sentido profundo de estas transfor-
maciones abundan todavía los estereotipos entre quienes no han
aprovechado los cambios para reformular conceptual y termi-
nológicamente sus objetivos.
El dilema que se plantea actualmente consiste, dicho de ma-
nera concisa, en cómo continuar la modernización. Términos
como desarrollo, crecimiento, aceleración, progreso, expansión,

180 18i
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA
DIESTROS Y ZURDOS

aluden a un proceso que algunos se limitan a celebrar y otros, a


momento en que el progreso se ha pluralizado en una multitud
la vista de sus no pocas consecuencias negativas, desearían parar. de movimientos de difícil integración.
La sociología más reciente ha acuñado la expresión «moder-
El dilema tradicional de la izquierda ha sido optar entre la
nidad reflexiva» para indicar la posibilidad de impulsar el desa-
revolución o la reforma, lo que suponía la aceptación de un cur-
rrollo en sus diversas formas-tecnológico, económico, social,
so coherente y reconocible de los acontecimientos frente al que
etc.-sin dejar de ponderar sus efectos negativos-so?re el m~-
sólo se discutía de velocidades. Cuando, con motivo de la caída
dio ambiente o la integración social, por ejemplo-e mtroducir
del Muro de Berlín, comenzó a hablarse del «final de la histo-
las correcciones correspondientes. Se trataría de desfatalizar los
ria», evidentemente nadie estaba afirmando el final de los acon-
procesos sociales y entenderlos como posibilidades abiertas a la
tecimientos históricos-lo que sería sencillamente irrisorio--
discusión. Con este esquema puede entenderse el nuevo repar-
sino el agotamiento de una interpretación de la historia como
to de papeles. La derecha estaría inclinada a subrayar el carácter
secuencia irreversible de procesos y épocas que se suceden sin
inevitable de los procesos sociales y la izquierda tendería a hacer
d~jar huella. Ya no vivimos en un tiempo que pueda ser simpli-
valer su dimensión configurable; la derecha preferiría la simpli-
ficado por una revolución o por los intérpretes progresistas de la
ficación, la modernización sin más, mientras que la izquierda se
historia, como la vieja izquierda o la nueva derecha. Se podría
inclinaría hacia la complejidad de una modernización reflexiva.
decir que hemos abandonado esta linealidad y nos encontramos
Una d~ las primeras cosas que esta diferenciación--en el
en una época de coexistencia de procesos, tensiones y movi-
_caso de que sea certera-obliga a abandonar-es la concepción li-
mientos que no son reducibles a un eje dominante que los inte-
neal de la historia, el gran mito del progreso y del curso del
gre o confiera sentido. El principal problema ante el que nos en-
tiempo que nos libera del lastre del pasado y nos conduce hacia
contramos no es el de llevar a cabo la revolución o sustituirla
un futuro emancipado. Los tiempos han cambiado tanto que ha
por reformas parciales, sino el de procurar la coexistencia de ti-
cambiado incluso el tipo de cambio. Es inservible la idea del
pos completamente heterogéneos de hombres, culturas, tiem-
progreso si con ella se quiere indicar que el fu~o será menos pos e instituciones.
complejo, menos ambivalente que el pasado. Ya solo la derecha
Así pues, la izquierda ha de tomar partido por la complejidad \
puede creer el cuento del progreso que nos ha de _tr~er 1:ecesa-
frente a simplificación, que es la gran tentación de la derecha, de j
riamente un futuro menos regulado, con menos lirmtactones y
l más libertad de elección que el pasado. Lo que nos espera es,
lo que es buena muestra la simpleza pero también la populari-
dad de su discurso. Hasta hace poco, en la época de la moderni-
por el contrario, un desarrollo futuro radicalmente más _comple-
zación, la simplificación era la solución dominante. Era posible
jo. El curso del tiempo sigue existiendo y se mueve hacia ~elan-
producir objetos Qeyes, instituciones, industrias, comunicacio-
te, por supuesto, pero ya no indica el camino desde la serv1dum-
nes, técnicas, mercados ...) que no llevaban consigo consecuen-
bre hacia la libertad sino el de la complejidad hacia la mayor
cias inesperadas y podían sustituir plenamente a otros objetos.
complejidad. Algo_ esencial ha cambiado en el modo como el
Todo se basaba en la idea de que cuanta más ciencia y tecnolo-
tiempo discurre y las cuestiones políticas ya no se plantean en
gía se aplicaran tanta menos discusión sería necesaria. Existía el
términos de modernización--es decir: quién llega antes o va
mejor procedimiento, el óptimo económico, la solución más efi-
más deprisa-sino quién lo hace mejor, más reflexivamente y ar-
ciente, medios para un fin determinado. Hoy nos movemos en
ticulando las tensiones que generan los procesos sociales, en un
un campo bien distinto. Se ha producido algo así como una re-
r82
LA :NUEVA CULTURA POLÍTICA DIESTROS Y ZURDOS

belión de los medios contra los :fines y nada puede aspirar a go- te al ecologismo. También en nombre de la ecología se intenta a
zar del estatuto de lo incontrovertible. La variedad de conse- veces eludir los procesos políticos y el trabajo de las institucio-
cuencias que provocan los medios que usamos modifica la defi- nes. Esto es lo que ocurre cuando se considera que las decisio-
nición de los fines. La ciencia y la técnica no suprimen las nes referidas a la conservación del medio ambiente se adoptan
controversias sino que las agudizan. Ya no vale apelar a la evi- por criterios científicos y no por procedimientos democráticos.
dencia de unos datos o principios científicos indiscutibles por- De algún modo, el ecologismo moviliza a la naturaleza contra la
que es eso mismo lo que se ha tornado problemático. Los indi- política. Contrariamente, la izquierda, por así decirlo, debería
cadores económicos no hacen innecesaria la discusión acerca de salvar a la política frente a la naturaleza. La decisión acerca de
qué consideramos una buena sociedad, del mismo modo que qué naturaleza debemos conservar no es una cuestión científica
tampoco el avance de la ciencia y la tecnología nos exime de es- sino política.
tablecer qué medio natural debernos conservar o cuáles son las La economía es una de las ciencias con mayor incidencia en
condiciones no manipulables de nuestra corporalidad más allá la vida de_los lfombres y las sociedades. Pese a ello, la izquierda
de las cuales la vida se convierte en un artificio indigno. tradicional no reflexionó suficientemente acerca de la flexibili-
Si la derecha ha tenido tradicionalmente una gran preven- dad de los asuntos económicos y ha tenido una concepción de la
ción frente a la ciencia y la izquierda la ha abanderado desde la ciencia económica aún más determinista que la derecha. Los
Ilustración, hoy los papeles parecen haberse modificado. Ahora críticos de la economía han aspirado a sustituir las doctrinas
es la derecha la que reivindica una experimentación científica económicas dominantes por una economía verdaderamente
con menos regulaciones, una mayor aceleración social y un de- científica. La crítica de la economía política tenía lugar por lo
sarrollo tecnológico indiscutido, con menos controversias. En general en nombre de la ciencia y con la secreta aspiración de le-
otros tiempos era la izquierda la que sostenía la existencia de gitimar las decisiones económicas sorteando los procedimientos
una leyes históricas o sociales; hoy es la derecha la que cree dis- democráticos. Es indudable que esto lo hace mejor la derecha.
poner de unas leyes científicas incuestionables y una disciplina Esa izquierda tradicional ha estado obsesionada con «la apro-
económica que permite omitir los procedimientos democráti- piación de los medios de producción», sin ser consciente de que
cos. En este nuevo contexto la izquierda debería ser abogada de existe una tarea mucho más relevante: ~rganizar democrática- \,
la discusión una vez que ha pasado el tiempo en que las ciencias mente el proceso de utilización óptima de los recursos econó- .
podían ser utilizadas para simplificar los problemas sociales o micos para el bienestar individual y social. En vez de terminai
eludir la política. La izquierda debería dificultar la vida a los adaptándose a las opiniones dominantes en economía o soñar
simplificadores que presentan a las ciencias (especialmente, la con poner una economía <<proletaria» en el lugar de una econo-
economía) como suministradoras de datos indiscutibles y pre- mía «burguesa», a la nueva izquierda se le ofrece la posibilidad
tenden sustraerse así de las exigencias de una discusión pública. de formular el bien común sin el esquema tradicional de una
Se trataría de impedir que la apelación a unas legalidades su- ciencia que formula regularidades inexorables. Lo que hay que
ponga la renuncia a una legitimidad que sólo se obtiene me- sustituir es el imperativo de calcular por el de discutir.
diante procedimientos democráticos de decisión. En el fondo, el capitalismo actúa de una manera muy inefi-
Tratar los asuntos humanos explícitamente como cuestiones ciente cuando se trata de ponderar efectos externos de la. activi-
políticas permitiría a la nueva izquierda perfilarse también fren- dad económica; funciona como un reductor de complejidad que

x85
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA

acostumbra a los hombres a pensar en términos simplistas y de-


sentenderse de la riqueza de significaciones, implicaciones y 4
consecuencias de su actividad. En el fondo, tiene una visión sim- SOCIOLIBERALISMO.
plista del funcionamiento de la sociedad y del bien común. A la
UNA ALTERNATIVA LIBERTARIA
izquierda no le compete la tarea de combatirlo como un medio
de producción sino de establecer el diáiogo social de los intere-
ses económicos con las dimensiones y los interlocutores que
tienden a quedar fuera de consideración.
Estar a favor o en contra de la intervención estatal no es lo Al igual que las ideas políticas, la vida política par<t~e estancarse
que distingue a la izquierda de la derecha porque, en el fondo, en un «centro» amplio y difuso en el que tod<?S los partidos
ya no es ésa la cuestión. Los asuntos políticos ya no se dirimen compiten en la promesa de combinar lo uno y lo ptro: libre mer-
con una fórmula simple, ni con planteamientos disyuntivos, cado y estado de bienestar, individualización :Y justicia social,
como si hubiera que elegir entre el estado o el mercado. El fu- desregulación y gobernabilidad. Como si la política fuera un
turo será de quien conciba adecuadamente lo mixto, lo comple- mero juego de reconciliaciones. Para quien aspira a ganar nada
jo y la articulación de lo heterogéneo. Y esto es precisamente lo resulta más perjudicial que definir una posición o establecer
que se echa en falta: unos conceptos y unas acciones adecuadas unas prioridades. Estar a favor de todo le hace a uno menos vul-
oara una complejidad que no permite delegar la responsabilidad nerable a la deslealtad electoral. Pero una definición (como una
~n un experto que nos ahorre el esfuerzo de su tramitación de- caracterización ideológica) sólo tiene sentido si marca algún
mocrática. perfil específico, una peculiaridad o diferencia. Las definiciones
Soy consciente de que esta propuesta de diferenciación en- no nos informan de nada si pretenden contenerlo todo. Algo así
tre la izquierda y la derecha no coincide con la caracterización pasa con el «nuevo centro» o la «tercera vía», términos con los
dominante y que se trata, más bien, de la demarcación que a uno que se ha bautizado e investido de una dignidad ideológica a
le gustaría. Tratándose de cuestiones políticas no es legítimo esa operación de captura del voto menos ideológico y volátil en , ,_i

ocultar que las descrip~iones no son neutras y desinteresadas. Si la que apenas se distinguen los grandes partidos. Conquistar la
alguien considera que ya no tiene sentido hablar de izquierdas y mayoría consiste en dejarse perdonar por un mayor número de
derechas, distingamos, si se quiere, entre zurdos y diestros, rela:. personas. Y gobernar con éxito equivale a haber molestado a 1
tivicemos o subrayemos la diferencia; siempre habrá quien se muy pocos. El tipo de político que se demanda es el experto en
ponga de parte de una objetividad escasamente maleable y quien gestionar la desilusión y el desinterés, entretenedores de la ato-
prefiera la complejidad que supone entender la realidad social nía social. La desradicalización constituye el imperativo ideoló-
como un entramado de posibilidades, escasas tal vez, pero sufi- gico de nuestras sociedades.
cientes para que la política sea una aventura casi tan difícil como Anthony Giddens, uno de los principales ideólogos de la
conseguir que una orquesta suene aceptablemente bien. tercera vía, subtituló su libro programático como La renovación
de la socialdemocracia. Quisiera plantear aquí ot:ra renovación de
la socialdemocracia que tomara como eje la tradición liberal.
Los mejores liberales-los levellers (Liburne, · Overton o

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Walwyn) en la revolución inglesa, revolucionarios como Paine o dispensable, sino además a una economía de mercado sin pre-
Findley en la fase inicial de Estados Unidos, el cercle social en potencias. Pero la consigna del Jaissez-faire. se dirigía contra las
la revolución francesa, Thelwall y la London Corresponding So- grandes concentraciones de capital, no era una justificación para
cíet:y en la Inglaterra de la misma época-llevaron a cabo una la inactividad del estado, como intenta el neoliberalismo. El es-
reivindicación completa de los derechos humanos, es decir, se tado tiene que cui<lar activamente de que todos los ciudadanos
alzaron contra cualquier clase de señorío, antiguo o nuevo, lo puedan comerciar libremente en los mercados.
mismo contra la arbitrariedad del estado que contra la prepo- La izquierda tiene grandes dificultades para llevar a cabo
tencia económica. Pero el actual liberalismo rebajado-en el esta renovación porque no se ha desprendido de su tendencia
que se reconocen indistintamente muchos conservadores y so- estatalizante y, desde el resentimiento contra el inevitable triun-
cialistas-ha perdido el aguijón libertario y de crítica al poder fo de la economía capitalista, sólo ha sido capaz de alcanzar
que caracterizó a ese primer liberalismo y a las primeras formu- compromisos llevados a cabo con mala conciencia o se ha im-
laciones del socialismo, y ha reprogramado los derechos funda- puesto un reformismo desprovisto del desprestigio de la radica-
mentales de modo que sirvan para legitimar las nuevas concen- lidad. El desalentador descubrimiento de que la sociedad como
traciones de poder. Mientras que el verdadero liberalismo lanzó un todo ya no es movilizable de acuerdo con un modelo de re-
al mundo una idea muy rica en consecuencias: la de la constitu- forma ni dirigible en una dirección no ha permitido buscar nue-
ción concebida como «constitución de la sociedad», es decir, vas fórmulas distintas de la mera moderación. No sólo la iz-
como un contrato en virtud del cual la sociedad se constituye vá- quierda radical, tampoco la socialdemocracia ha entendido que
lidamente mediante la libre adhesión de los ciudadanos, el libe- la exigencia de «desregulación» no es un eslogan capitalista sino
ralismo rebajado redujo el contrato social a un contrato de esta- la necesidad creciente de una sociedad individualizada. La
do, en el que la sociedad se somete al estado bajo determinadas izquierda ha desaprovechado la ocasión de hacer suya esta
condiciones, lo que significa una insuficiente protección frente .reivindicación de mayores cotas de libertad para la configura-
al poder estatal. ción autónoma de la propia vida. No ha sabido aprovechar la
Una de las tareas más urgentes de la socialdemocracia libe- oportunidad de convertir el deseo de desestatalización en punto
ral sería mini-ni.zar el poder estatal y luchar por que desaparez- de partida para una renovación liberal de la sociedad y evitar su
ca la prepotencia económica. Es habitual considerar que la pre- instrumentalización por los poderes económicos. Schroder y
potencia económica se debe a una excesiva libertad de mercado, Blair hablan continuamente de iniciativa y responsabilidad.
cuando ocurre más bien lo contrario: la prepotencia económica Pero la conclusión de que el estado no podrá en el futuro asegu-
es causada por la falta de libertad económica. El orden constitu- rar todos los extremos de la vida es presentada como una mala
cional y democrático sólo es viable si reconoce y combate acti- noticia y no en su aspecto más positivo, como un sacrificio en
vamente la existencia de concentraciones de poder incompati- orden a la viabilidad general del sistema o en favor de las gene-
bles con la libertad. Se trataría, pues, de ampliar (no restringir) raciones futuras, sin explicar las oportunidades y posibilidades
el principio constitucional de minimización del poder también que ofrece a todos una sociedad más abierta y flexible.
al mundo de la economía, actualmente tan distorsionado por Algunos fracasos de los gobiernos de izquierda no han sido
nuevos oligopolios en complicidad con unos estados débiles. otra cosa que el precio que debían pagar por aferrarse a la idea
Hay que aspirar no sólo a un estado con el poder mínimo e in- de que las mejoras de la sociedad aún podían llevarse a cabo por

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LA NUEVA CULTURA POLÍTICA
SOCIOLIBERALISMO. UNA ALTERNATIVA LIBERTARIA

medio de una planificación estatal centralizadora. La socialde-


Hume hasta Voltaire y Kant-defendían el libre mercado, el co-
mocracia está hoy lejos de desarrollar una concepción nueva,
mercio mundial abierto y creían en la capacidad civilizadora del
más acorde con los tiempos, de la igualdad de oportunidades y
afán individual de ganancia. Fueron los apologetas de la restau-
traducirla en iniciativas sociales. Las perspectivas que ofrece el
ración quienes reclamaron un estricto control estatal sobre la
«nuevo centro» o «la tercera vía» no pasan de ser un sincretis-
~da económica. La primera crítica radical del capitalismo pro-
mo que se presenta como solución a todas las demandas-mu-
vmo de la derecha autoritaria. En el siglo xrx esta correlación se
chas veces, ~ontradictorias e incompatibles--que se plantean al
invirtió. La izquierda se hizo colectivista y, mediante la repre-
estado. En última instancia, no se apea del principio de que la
sión de las corrientes libertarias del movimiento obrero que lle-
redistribución se lleva a cabo mediante una burocracia estatal
varon a cabo Lassalle y Marx, se convirtió en defensora de la
presentada para dar la impresión de que se ocupa de todos. Pero
planificación estatal. La derecha, por el contrario, inicialmente
ocurre que también los gobiernos conservadores han hecho
an~liberal, se fue transformando hasta llegar a ser la abogada de
suya esta estrategia; la disputa consiste únicamente en cuánto
la libertad empresarial. Así pues, la idea del laissez-faire no fue
debe costar ese aparato y qué grupos de intereses se atenderán
nunca monopolio det liberalismo burgués; también estaba pre-
preferentemente. Y los votantes sólo se plantean quién es capaz
sente en las aspiraciones libertarias del movimiento obrero. Los
de hacer lo mismo mejor. Cuando todos los partidos se presen-
p~eros :11ovirnientos sindicales aceptaban plenamente la pro-
~ ~orno garantes de la «j~sticia social», la izquierda apenas se
piedad pnvada y la economía de mercado como las condiciones
d1stmgue de la derecha. Unicamente puede aspirar a que los
para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, así como para
menos favorecidos consideren que serían peor tratados por la
una mayor y más barata oferta de bienes.
derecha. En cualquier caso, la sentimentalización de las cuestio-
Para ilustrar esta posición resulta muy interesante la figura
nes sociales resulta cada vez menos atractiva.
de Joseph Proudhon cuyo socialismo libertario se basaba en una
Si la socialdemocracia quiere volver a ser reconocida como
afirmación enfática de la idea liberal de una libertad individual.
una fuerza de transformación social debe definirse nuevamente.
Con su idea de que la autoridad es una institución transitoria
Ha de recuperar su capacidad subversiva, libertaria. Y esto es
que _debe reducirse al máximo, o mediante su concepto de «mu~
precisamente lo que no es cuando se presenta como obstinada
tualismo», de la auto-organización económica de los trabajado-
defensora del dominio estatal sobre la economía y la sociedad.
res :n ~anques du peuple y empresas cooperativas, hacía suya la
¿Cabe pensar en una izquierda individualista, anti-estatal, no
teona liberal del contrato y lo reformulaba en orden a las inten-
socialista, que no quiera introducir la justicia por medio de la re-
ciones de los trabajadores. Los liberales habían enseñado que la
?istribución estatal sino mediante la creación de una mayor
cooperación social no surge por la ordenación y vigilancia de un
igualdad de oportunidades en el mercado impulsando la inicia-
estado tutelar sino del libre intercambio económico entre los
tiva y la responsabilidad?
sujetos que persiguen su propio interés. Para Proudhon, no obs-
Una renovación semejante de la socialdemocracia sólo es
tante, ese concepto de libertad era incompleto. Se trata de una
concebible si se procede a una revisión general que alcance a sus
li~ertad que equivale a aislamiento, que posee quien no está li-
orígenes históricos. En el siglo XVIII la izquierda estaba no sólo
nntado por la actividad de los demás. Contra esta libertad sim-
por la libertad política sino también por la libertad económica.
ple plantea Proudhon una libertad cooperativa, que no se opon-
Las distintas tradiciones que la configuraron-desde Locke y
dría a solidaridad pues la libertad de uno ya no encuentra un
LA NUEVA CULTURA POLÍTICA SOCIOLIBERALISMO. UNAALTERNATIVA LIBERTARIA

obstáculo en la de los .demás, sino una ayuda; el más libre sería tribución tendencialmente autoritaria. Su consecuencia más in-
aquel que dispusiera de las mejores relaciones con los demás. mediata fue conseguir para los trabajadores bienestar material,
Proudhon no estaba a favor del utopismo ni del reformismo integración en la sociedad, reconocimiento y derechos ciudada-
sino por un experimento social sobre la base de la estricta vo-- nos,. pero impidió la realización de proyectos de auto-organiza-
luntariedad. Por esa razón, las libertades económicas tenían su ción. Este sistema choca hoy con sus límites y en esta situación
lógica continuación en el principio federativo ala hora de orga- la concepción liberal o libertaria de la socialdemocracia-que
nizar las naciones. La libertad individual, que es el valor central durante más de un siglo ha sido más bien marginal-adquiere
de toda aspiración emancipativa, no está en contradicción con una nueva actualidad.
los intereses colectivos. Así lo proclama en sus Confessions d'un No se trata de suprimir el estado sino de lo contrario: de
révolutionnaire:. ¡Libertad! Esta es la primera y la última palabra consolidarlo y hacerlo más eficaz con menos burocracia y más
de la filosofía social. Es extraño que después de tantas oscilacio- transparencia, para lo cual es inevitable que se retire de muchos
nes y retrocesos en la ruta escabrosa y complicada de las revolu- ámbitos sociales que ocupa. Una socialdemocracia liberal impli-
ciones, acabemos por descubrir que el remedio de tanta miseria, ca una desregulación «desde abajo» que en nada se parece al
la solución de tantos problemas, consiste en dar un curso más li- neoliberalismo tan grato a los grandes poderes económicos,
bre a la libertad derribando las barreras que han sido elevadas cuyo poder se basa en una complicidad entre sus intereses y los
ante ella por la autoridad pública y de la propiedad» (340). del estado. Y es que, en el fondo, el neoliberalismo es una ideo-
Pese a haber pasado a la historia bajo el rótulo del socialis- logía antiliberal y se basa en una visión del mundo que rezuma
mo utópico, Proudhon no exigía a los trabajadores soñar en un fatalismo y sumisión.
ideal utópico de sociedad--en el que no creía-ni confiar ciega- El nuevo planteamiento socialdemócrata coincide con el
mente en una casta dirigente que prometiera ejercer el poder neoliberalismo en el rechazo a controlar estatalmente la econo-
del estado en beneficio de sus seguidores. Tampoco quería su- mía, la disciplina presupuestaria o la independencia del banco
primir el estado ni constituir--como los seguidores de F ou- central. Pero se diferencia de él en que considera al estado como
rier-una comuni4ad de visionarios en alguna isla. Su objetivo el marco inevitable y regulador de la vida social, como genera-
era .combatir <<la pereza de las masas», que está en el origen de dor de los elementos no contractuales del pacto social y protec-
todo autoritarismo. En vez de obsesionarse con el poder--el tor del tejido social. Esta socialdemocracia liberal previene, no
'(<prejuicio gubernamental»--, enseñaba a hacer frente a la ten- obstante, contra la ilusión de considerar la justicia social como
dencia invasora de la autoridad, confiando en la propia capa- simple igualdad y no como igualdad compleja (Michael Wal-
cidad. zer), no pone el acento en la nivelación sino en la igualdad de
Si esta concepción libertaria hubiera tenido más éxito y no oportunidades. Porque no cualquier incremento de las obliga-
hubiera sido desacreditada por Marx como «pequeño-burgue- ciones sociales conduce a eliminar las desigualdades; con dema-
sa», la historia de los derechos sociales y del movimiento obre- siada frecuencia, el estado benevolente ha producido nuevas in-
ro habría sido bien distinta. Pero aquella disputa que enfrentó justicias, en la medida en que ha favorecido a quienes no lo
dos libros-La filosofía de la miseria y La miseria de la filosofía-se necesitaban y ha excluido arbitrariamente a nuevos grupos de
saldó con una d:errota de lo liberal frente a lo estatal y el movi- riesgo.
miento obrero propició la creación de una maquinaria de redis- La crítica corriente al sistema económico mundial dispara

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contra la mercantilización como si el mercado fuera el respon- sociológicamente, pues son los procedimientos de expresión de
sable de la miseria del mundo. Pero el problema estriba en que solidaridad los que se han vuelto más abstractos y mecánicos, in-
no existe una auténtica economía de mercado. Muchas de las capaces de tramitar realmente un interés común. El estado ha
grandes empresas no habrían alcanzado sus actuales dimensio- procedido de hecho a enmascarar las relaciones sociales y a ge-
nes sin la protección estatal. Son esos grandes consorcios los nerar una irresponsabilidad difusa y ciega frente a las conse-
menos interesados en la existencia de un mercado verdadera- cuencias sociales de los propios actos.
mente libre. En cierto modo asistimos a una especie de feudali- La redistribución :financiera que lleva a cabo el estado acaba
zación del capitalismo, a una <<economía legal del pillaje» (W"al- por ser considerada como algo totalmente desconectado de las
ter Oswalt). Tras la pantalla de los intereses generales de la relaciones sociales sobre las que debe sustentarse. Pocos asala-
sociedad se esconden muchas veces intereses de grupos particu- riados conocen el importe real de las cotizaciones sociales liga-
lares, competencias desleales, concentración de poder de grupos das a su sueldo (la noción de salario bruto carece de sentido) y el
:financieros y de opinión. Los despojados de esa enorme masa de 1vA, que representa más de la mitad de los ingresos tributarios,
capital son los ciudadanos. Una socialdemocracia liberal de- es un impuesto «indoloro» del que los consumidores apenas
bería apuntar en la línea de promover una verdadera igualdad aprecian el esfuerzo que les supone; sólo el impuesto sobre la
de oportunidades en el mundo económico. Para ello resulta in- renta da lugar a una exacción claramente perceptible por los in-
eludible la supresión de las subvenciones y de los estatus de teresados. Los individuos no disponen de ningún medio para
propiedad adquiridos sin competencia de prestaciones. La glo- conocer las relaciones entre las contribuciones individuales y su
balización puede utilizarse para despojar de su poder a las con- utilización colectiva. El estado es un intermediario que oscure-
centraciones económicas existentes y abrir efectivamente los ce las relaciones sociales, recubriendo la solidaridad real con
mercados mundiales. El actual orden económico mundial no es, mecanismos anónimos e impersonales, de tal modo que ésta
como pretende el neoliberalismo, un marco natural o un hecho deja de percibirse. El resultado es una irresponsabilidad genera-
irrefutable, sino una construcción social contingente y modifi- lizada. Acabamos pensando que los salarios, los precios, los be-
cable. La apertura decidida de los mercados mundiales no pro- neficios, los impuestos y las cotizaciones no tienen nada que ver
ducirían un aumento de poder de las grandes corporaciones sino con las relaciones sociales.
todo lo contrario: una globalización auténticamente liberal sig- Durante mucho tiempo, la sociedad aseguradora ha llevado
nificaría el final de los consorcios mediáticos, financieros e in- a cabo una socialización de la responsabilidad que sustituía la
dustriales. El que no ocurra así no se debe a la inamovible «ló- imputación de las faltas por un régimen de indemnización. Por
gica del capital» sino al intervencionismo de los estados. este camino, los mecanismos de producción de solidaridad han
La crisis del estado de bienestar responde a una crisis de so- llegado a ser abstractos, formales, ilegibles. Pero es necesario
lidaridad, como lo manifiesta, por ejemplo, el creciente corpo- que haya un mínimo de visibilidad en las relaciones sociales.
rativismo, la economía sumergida, la resistencia a las cotizacio- Aumentar la trasparencia social es hacer que emerjan de forma
nes sociales o la generalización de un recurso a la queja que no más localizada las necesidades y las aspiraciones. La solidaridad
tiene en cuenta las consecuencias públicas de las propias reivin- no puede basarse sólo en reglas y procedimientos, debe tener
dicaciones. Evidentemente, no quiere todo ello decir que nos también una dimensión voluntaria. El estado sería mejor acep-
hayamos vuelto más egoístas; se trata de analizar este fenómeno tado cuando los mecanismos que pone en marcha sean explíci-
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tos para todos (Rosanvallon 1981, rz5). Este esfuerzo por la


verdad no está exento de riesgos. Obliga a tener en cuenta todas
las realidades que los modelos macroeconómicos usuales recha- BIBLIOGRAFÍA
zan o ignoran: los pequeños privilegios, la extrema heterogenei-
dad de la condición salarial, la falta de equidad en el trato fis-
cal ... La trasparencia tiene un coste. Puede engendrar tensiones
y conflictos. Pero la conflictividad reconocida está en el origen
de la autogeneración de lo social. El ideal democrático no con-
siste en negar o ignorar los conflictos, sino en hacerlos produc- ACKERMAN, BRUCE (1989), «\Vhy Dialogue?», Journal of Phik-
tivos. sopby, 86, pp. 5-22.
La creación de una mayor igualdad de oportunidades en el ACKOFF, RUSSELL (1989), Zukunftssicherung durch Controlling,
mercado libre en vez de una redistribución centralizada sería Sruttgart: Poeschel.
entonces el objetivo de una combinación histórica de ideas libe- ÁGUILA, RAFAEL DEL, PAUL BARRY CLARKE, AUGUSTO SANTOS SILVA,
rales y sociales. Ésta sería la renovación radical -de la socialde- NIGOLAS TENZER (2000), La política. Ensayos de definición, Ma-
mocracia que no se resigna a que los conservadores monopoli- drid: Sequitur.
cen una dimensión de la libertad y la gestionen sin aprecio hacia ALBRow, MARTIN (1996), The Gkba!Age. State and Society Beyond
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