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Muchas Gracias!
I. DATOS
Específica: Psicología.
Objetivos específicos:
Es necesario e importante ayudar a los niños y niñas de hoy a que logren cambiar
o eliminar los comportamientos que están optando, ya que afecta en el desarrollo
social, emocional y afectivo, así mismo en el desempeño académico, por lo tanto,
se establecen estrategias para que los niños confronten la realidad y puedan llevar
a la práctica principios, valores y deberes.
Se ha comprobado que la conducta agresiva del niño mostrada antes de los 3 años
de edad tiene poca continuidad con la conducta agresiva que pueda mostrar
posteriormente; mientras que, a partir de los 3 años, es considerable la continuidad
en la agresividad hacia los demás. Así, resulta que los niños que luchan más con
los otros a esta edad son también los que se pelean a los 14 años y al comienzo de
la vida adulta. Son, pues, adolescentes problemáticos.
En otro orden de cosas, está bien demostrado que las hormonas sexuales
masculinas constituyen un importante factor en la agresividad animal y se han
implicado también en la agresividad humana. Por ejemplo, se han encontrado
mayores niveles de testosterona en el organismo de delincuentes violentos que en
no violentos.
Tanto las teorías instintivas como la del impulso afirman que las conductas
agresivas están determinadas por factores o fuerzas que derivan del individuo, pero
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son insuficientes para explicar la gran variabilidad de la mayoría de las conductas
agresivas.
Una última teoría, la del "aprendizaje social" adopta la tesis de que el hombre no
está ni impulsado por fuerzas internas ni guiado desamparadamente por las
influencias ambientales». Más bien la conducta se entiende en términos de una
interacción recíproca continua entre la conducta y sus condiciones de control. La
conducta crea parcialmente el entorno y el entorno resultante a su vez influye en la
conducta.
Seguramente alguna vez nos hemos preguntado por qué ante una misma situación,
algunas personas reaccionan agresivamente y otras no. La manera de sentir,
pensar y actuar de los seres humanos está determinada por factores genéticos y
por las experiencias por las que haya atravesado a lo largo de su vida.
La capacidad para la agresión está modelada por el entorno sociocultural y por las
experiencias de aprendizaje propias de cada persona (Bandura, A. y Ribes-Iñesta,
E.; 1976). En este sentido los padres, maestros y otras figuras significativas para el
niño, juegan un rol fundamental.
Otro mito bastante difundido presupone que siempre es bueno descargar las
emociones, incluyendo la ira. Sin embargo, la mera descarga emocional, no siempre
apunta a una resolución positiva. Por ejemplo, un despliegue de violencia de una
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barra brava en el estadio, no modificará en modo alguno el resultado del partido.
Si bien es saludable expresar nuestras emociones y sentimientos, es necesario
hacerlo en forma adecuada, con calma, sin agresión y respetando las ideas y
sentimientos de los demás. Es lo que se denomina conducta asertiva
Sentirse enojado o molesto cuando las cosas no salen como uno espera es algo
"normal" y beneficioso, en la medida en que nos lleve a planificar cambios en
nuestro entorno. El problema surge cuando la ira y la agresión se vuelven frecuentes
y/o desmedidas en relación a la situación que las provoca.
En otras palabras, , si bien el comportamiento agresivo como defensa puede
justificarse ante una amenaza real (un ataque físico por ejemplo), se generaliza a
situaciones que naturalmente nada tienen de peligrosas o amenazantes para la
vida.
En algunas ocasiones la persona agresiva obtiene lo que desea, ya que los demás
ceden para evitar problemas. Pero a largo plazo se sienten solos, rechazados por
los demás y a menudo culpables.
Por otra parte, diversas investigaciones han demostrado que la ira y la agresividad
crónicas, incrementan el riesgo de padecer hipertensión y enfermedades
cardiovasculares.
Como hemos visto, existen una pluralidad de factores que inciden en la aparición y
el mantenimiento de la agresividad y la violencia. Por ello, las acciones a llevar a
cabo son complejas e involucran a los distintos actores sociales: familia, centros
educativos, organismos gubernamentales, medios de comunicación, etc.
No obstante, las relaciones interpersonales son una de las principales áreas en las
que podemos actuar en forma concreta y efectiva con el fin de comenzar a lograr
cambios sensibles en nosotros mismos y en nuestro entorno.
Cuando nos enojamos con alguien, a menudo usamos adjetivos que califican a la
persona en su totalidad y que no describen qué es exactamente lo que nos molesta
o enoja. Sin embargo, nadie es "irresponsable", "egoísta", o "desordenado", todo el
tiempo y en todas las situaciones. Lo que decimos no es totalmente cierto y, lo que
es peor, pone a la otra persona a la defensiva, evitando la búsqueda de soluciones.
Por ello es conveniente describir lo que la persona hace "no me ayudas con los
chicos", "dejaste nuevamente la ropa tirada", no lo que la persona es
SER FLEXIBLE:
Solemos esperar que los demás actúen de la misma manera en que nosotros lo
haríamos. En algunas personas esta modalidad se torna rígida y constante: adoptan
el rol de juez y encuentran faltas y errores en los demás. Sin embargo, las personas
no hacen lo que "deberían", sino lo que les resulta gratificante y conveniente en
cada situación. Por otra parte, más allá de las normas legales, no existen reglas
específicas sobre cómo deben relacionarse las personas o sobre qué es justo o
injusto. Regirse por reglas muy rígidas y pretender imponerlas a los demás, sólo
nos llevará a la frustración y a la agresión. Si en alguna oportunidad nos
encontramos juzgando a la otra persona en términos de: lo justo es..., tendría...,
debería, sería bueno cuestionarnos si estamos imponiendo nuestro estilo de
pensamiento sobre el de los demás. Es más conveniente aceptar que los demás
tienen valores y necesidades propias e intentar llegar a acuerdos.
Medios de comunicación:
Bandura demostró que la observación de conductas violentas te lleva a
comportamientos violentos.
A los que tienen un pensamiento paranoide, anticipan que otros tienen intención de
hacerles daño, esperan cosas negativas de las personas y son muy suspicaces.
Estas personas utilizan esta conducta para obtener poder. Son personas irritables
que explotan fácilmente, que rumian y en lugar de trivializar lo que acontece
alrededor convierten sus vivencias en algo catastrófico. Tienden también a ser
susceptibles. A pesar de que muchos de ellos se arrepientan de sus gritos y sus
malas formas, sufran por su falta de control, les cuesta un mundo controlarse.
Su tipo de conducta agresiva es espontánea, relacionada con estados emocionales,
como los ataques de cólera. No tener intención de hacer daño no es disculpa, pero
sí un punto de inflexión para poder cambiar. Tienen un problema con la impulsividad,
con su capacidad para relacionarse y comunicarse y sus arranques pueden ir
La familia es uno de los elementos más relevantes dentro del factor sociocultural
del niño. La familia lo es todo para él. La familia es su modelo de actitud,
de disciplina, de conducta y de comportamiento. Es uno de los factores que más
influyen en la construcción de la conducta agresiva.
Está demostrado que el tipo de disciplina que una familia aplica al niño, será el
responsable por su conducta agresiva. Un padre poco exigente, por ejemplo, y que
tenga actitudes hostiles, y que está siempre desaprobando y castigando con
agresión física o amenazante constantemente a su hijo, estará fomentando la
agresividad en el niño.
Otro factor que induce al niño a la agresividad es cuando la relación entre sus
padres es tensa y continuada. Dentro del factor sociocultural influirían tanto el tipo
de barrio donde se viva como la presencia de expresiones que fomenten la
agresividad, como 'no seas un cobarde'.
Los factores orgánicos de tipo hormonal, los problemas cerebrales, los estados de
mala nutrición y los problemas de salud, entre otros, también influyen en
el comportamiento agresivo. Y dentro del factor social, el niño que no tiene
estrategias verbales para afrontar las situaciones difíciles, será fácilmente
conducido a la agresión
"Todo acto de violencia por parte de un adulto contra un niño, sin tener en cuenta lo
breve o leve que sea, deja una cicatriz emocional que dura para toda la vida. Los
padres que golpean a sus hijos les enseñan con esta conducta que la interacción
humana se basa en la fuerza, es decir que el que tiene más fuerza está en lo
correcto. Cuanto más se golpee a un niño, será más probable que como adulto él
se relacione con otros mediante la fuerza y no por la razón", advierte. Por eso,
exhortó a jamás humillar o insultar a un niño porque eso genera baja autoestima
que puede convertirse en depresión, por lo que los padres deben estar muy atentos,
ya que los niños no manifiestan su tristeza como los adultos. "Un pequeño con
depresión puede ser irritable, inquieto o cambiar su actitud, pero de ninguna manera
evidencia pena".
"La violencia es aprendida en el hogar. Los modelos de los niños son sus padres, y
estos tienden a aprender sus conductas. Es así que la violencia puede ser repetida
de una generación a otra. Es muy probable que un adulto que maltrata a un niño
haya sido maltratado en su infancia. Es así como el ciclo de la violencia se repite
una y otra vez", indica el especialista.
Saravia señala que todo tipo de castigo físico es un ataque violento contra la
integridad de los niños. Sus efectos permanecen en la víctima para siempre y se
convierten en una parte imperdonable de su personalidad, una enorme frustración
que resulta en hostilidad que se expresará más adelante en la vida con actos
violentos en contra de otros. Cuanto antes comprendamos que el amor y la dulzura
son las únicas maneras requeridas para tratar a los niños, mejor será. El niño, en
especial, aprende a convertirse en el ser humano que ha vivido. Las personas a
cargo de los niños deberían entender esto completamente.
LA FRUSTRACIÓN
Cuando los padres saben que es muy importante para que un niño madure que
aprenda a tolerar la frustración y a gestionarla, y los patrones de educativos que le
ofrecen tienen en cuenta ese aspecto, es muy probable que los niños crezcan
interiorizando cada vez más sus recursos y sacando provecho de ellos, lo que les
predispondrá a una evolución positiva de su madurez emocional y sabrán
defenderse ante la vida.
FALTA DE LÍMITES
Cuando los padres o educadores no ponen límites y por los motivos que
sean sobreprotegen a los niños, los pequeños crecen pensando que " todo el monte
es orégano ", que todo vale y que además tienen derecho a tener lo que quieren sin
habérselo ganado; también piensan que los demás se lo tienen que dar hecho, ya
que éste es el modelo educativo que han recibido. Evidentemente, a medida que
crecen, la vida se impone con sus exigencias y frustraciones para las que no están
preparados y comienzan a recibir tortazos que creen injustos porque no han
aprendido a tolerar las decepciones y a gestionarlas y esto los hace vulnerables.
Cuando además de no poner límites, los padres exigen a los niños cosas para las
que no están preparados porque lo han tenido siempre fácil, se produce una
combinación explosiva de despropósitos que enciende la chispa que puede
provocar una crisis agresiva.
Saber poner límites es uno de los factores que propicia la autoconfianza en los niños
y ello les proporciona seguridad.
Si los modelos educativos que reciben los niños son muy autoritarios y los padres
muestran actitudes agresivas verbales o físicas, el miedo que ello genera en las
criaturas bloquea a veces su capacidad de reacción y adaptación a este entorno
porque se sienten indefensos ante situaciones de las que son víctimas. Esta
indefensión infantil va tejiendo una sensación de rabia legítima que no puede ser
expresada porque tienen las de perder, y esta rabia va creciendo hasta que al llegar
a la pubertad o a la adolescencia explota en forma de agresividad manifiesta. Esta
emoción reprimida durante largo tiempo junto con el modelo de conducta agresiva
de los padres conformará esta predisposición a la agresividad
Así, poco a poco, se va configurando una personalidad que carente de límites, y sin
poder tolerar la frustración, se va sintiendo cada vez más vulnerable y con más
dificultad para gestionar los cambios, ya que privada de los recursos que no ha
podido construir de pequeño para protegerse y para luchar ante la vida,
queda confuso, y dominado cada vez más por un sentimiento de miedo que no
puede aceptar como propio porque entraría en pánico. Ante el sufrimiento y la
desconfianza que le genera su falta de recursos, necesitará herramientas para
defenderse de situaciones y personas que supuestamente podrían hacerle daño, y
al no tener facilidad para pactar, consensuar o negociar situaciones de conflicto,
situará su actitud en una posición extrema, en blanco o en negro, donde no hay
cabida para los matices, ni siquiera para tolerar un cierto grado de incertidumbre.
Las posiciones intermedias próximas al pacto y a la negociación hacen sentir
inseguras y angustiadas a estas personas, que necesitan una certeza y una
seguridad que no se les ha dado de niños, y que ahora, sin saber cómo hacerlo
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intentarán obtener imponiendo su criterio, su razón o su poder sobre los demás, con
agresividad y con actitudes de dominación.
Analítica
Población
12, 40%
18, 60%
Si No
25, 83%
Si No
24, 80%
Si No
26, 87%
Si No
12, 40%
18, 60%
Si No
27, 90%
Si No
28, 93%
Si No
26, 87%
Si No
http://www.proyectopv.org/2-verdad/agresividadseher.htm
http://www.monografias.com/trabajos65/agresividad/agresividad2.shtml#xco
ncl
https://www.psicoactiva.com/blog/la-agresividad/
https://definicion.de/agresividad/
http://www.monografias.com/trabajos65/agresividad/agresividad.shtml
http://www.proyectopv.org/2-verdad/agresividadseher.htm
http://serbal.pntic.mec.es/pcan0012/documentos/conducta_3-
agresividad.pdf
http://vital.rpp.pe/salud/golpear-a-los-hijos-genera-conductas-agresivas-
noticia-213966