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Marcos Conceptuales:
Cambios y Transformaciones
Para comprender las tendencias de los cambios y las transformacionesocurridos en los sistemas
educativos, es importante describir previamente fenómenos que sin duda ejercieron una considerable, y para
muchos decisiva, influencia sobre el conjunto social.
La profundización y la rapidez de las transformaciones en el mundo hacen de las últimas décadas del
siglo XX una época de cambios estructurales: una nueva revolución tecnológica que estaría incidiendo en el
mundo productivo, cultural, social y político. Estas transformaciones en curso generan a su vez nuevos
desafíos crecientes para los sistemas educativos.
Frente a los cambios actuales de la economía mundial, la educación se está volviendo un elemento
cada vez más importante para generar una mayor promoción social y prosperidad económica. Así es como se
le exige a la escolaridad que cambie y que acompañe estos procesos, brindándoles a todos sus alumnos
aprendizajes significativos de calidad.
La relación entre educación y prosperidad de las naciones no es nueva. Sin embargo, en
Latinoamérica, este rol económico otorgado a la educación a partir de la Segunda Guerra mundial tuvo un
impacto positivo que a partir de la década de 1970 comenzó a quebrarse. Entre otras cuestiones, la inflación,
la crisis de la deuda y el déficit fiscal fueron las causas principales de la pérdida de calidad educativa. El
deterioro de la calidad de la educación llegó a su momento más dramático; fue así que se denominó a los
años ochenta como "la década perdida".
Aportes a la Gestión Educativa y Escolar
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La toma de conciencia de la profundidad de la crisis educativa y las transformaciones
estructurales —políticas, económicas, sociales e ideológicas— de la década de 1980 generaron las
condiciones para establecer los cambios respecto de la necesidad de recuperar el rol central de la educación
en la construcción de una nueva sociedad.
En lo que respecta a la gran cantidad de cambios que componen lastransformaciones estructurales,
es posible reunirlos en torno a tres ejes: la revolución tecnológica y del conocimiento, los nuevos modos de
producción y la crisis del Estado y la centralidad del mercado.
Revolución tecnológica y conocimiento
Una revolución tecnológica de trascendencia histórica está transformando las dos dimensiones
fundamentales de la vida humana: tiempo y espacio.Los nuevos descubrimientos científicos y las
innovaciones industriales están ampliando la productividad de las horas de trabajo, a la vez que suplantan la
distancia espacial en todos los ámbitos de la actividad social.
Estamos viviendo lo que se ha llamado la era de la información. Lasinnovaciones científicas y
tecnológicas de la información abren nuevos horizontes e impactan fuertemente en la sociedad, es decir que
convergen constituyendo un nuevo paradigma tecnológico.
El fundamento científico tecnológico del nuevo paradigma lo constituye la microelectrónica que se ha
ido desarrollando desde el descubrimiento deltransmisor (1947) y el circuito integrado (1957) hasta el micro
procesador(1971). Las computadoras, ayudadas por los aumentos exponenciales de su capacidad de cálculo
y por constantes reducciones de costos por unidad de memoria, fueron capaces de revolucionar el
procesamiento de la información. En esta misma dirección, las telecomunicaciones fueron el factor clave para
el aprovechamiento y la difusión de las nuevas tecnologías, permitiendo el desarrollo de las conexiones entre
diferentes unidades de procesamiento y así la formación de sistemas informáticos.
Al abrigo de este núcleo de tecnologías de información se desarrolló otra serie de innovaciones
fundamentales, especialmente en el terreno de los nuevos materiales: cerámicas, aleaciones, fibras ópticas y,
más tarde,superconductores, láser y las fuentes de energía renovables.
En un proceso paralelo al aumento de la capacidad para almacenar y procesar la información, la
ingeniería genética extendió la revolución tecnológica al reino de la materia viva y con ello se crearon los
cimientos de la biotecnología (que constituye en sí misma un campo de las tecnologías de la información, con
su base científica centrada en la habilidad para decodificar y reprogramar la información contenida en los
organismos vivos).
Una de las consecuencias fundamentales que se desprende del conjunto de esta nueva revolución
tecnológica es que la innovación está orientada fundamentalmente hacia el procesamiento, porque
los procesos, a diferencia de los resultados o productos, se incorporan a todas las esferas de la actividad
humana, produciendo una modificación en la base material de la organización. Es decir, lo que distingue al
actual proceso de cambio tecnológico de los anteriores es que la información constituye tanto la materia
prima como el producto.
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Así, las nuevas tecnologías de información transforman el modo en que producimos, consumimos,
administramos, vivimos y morimos. Aunque no en sí mismas, lo hacen por el modo en que determinan el
comportamiento humano y la organización social.
En analogía con las revoluciones científicas, los puntos de bifurcación tecnológica —o rupturas—
marcan no sólo los momentos en que los contextos políticos y sus mercados encauzan el desarrollo industrial
por una senda divergente; también marcan la consolidación de nuevas visiones de la producción eficiente:
nuevas trayectorias o paradigmas tecnológicos. Al igual que una revolución científica, un nuevo paradigma
tecnológico impone un orden en la confusa actividad práctica del período anterior: establece lo que es
"moderno" con respecto al pasado superado y, en el proceso de distinguir lo relevante de lo irrelevante en las
tendencias contrapuestas, crea las condiciones necesarias para una nueva ortodoxia. Estas nuevas
ortodoxias permiten que los tecnólogos avancen por la nueva senda.
La repercusión de este fenómeno depende cada vez menos de la intensidad de los recursos
naturales y del trabajo humano —e incluso de la intensidad del capital productivo— para concentrarse en una
acumulación tecnológica basada en la intensidad del conocimiento. Podría hablarse de
una desmaterialización creciente de la producción, donde cada vez se requieren menos materias primas por
unidad de producto. La concentración y centralización del conocimiento tecnológico es más intensa y
monopólica que las otras formas de capital y, en consecuencia, esta concentración no solo desafía al
conocimiento desde los contenidos, sino además en los modos de circulación y de acceso a la información.
• El rol del Estado en el diseño de políticas que integren sistémicamente una visión
estratégica, que tienda a una mayor equidad social y que comparta la preocupación del
financiamiento.
Actualización docente
A partir del análisis que se viene desarrollando, es posible inferir que hoy el eje de la educación y su
posibilidad de transformarla pasa por repensar globalmente la situación docente.
Después de la Conferencia Mundial en Jomtien (1990), la UNESCO creó una "Comisión Internacional
sobre Educación para el Siglo XXI". En la Conferencia Internacional de Educación, que se desarrolló en
octubre de 1996, el tema central discutido por los participantes -Ministros, representantes de organizaciones
no gubernamentales e intergubernamentales- fue el rol docente en un mundo en proceso de cambio. En el
documento final se puso de manifiesto un nuevo consenso internacional sobre el tema. Éste tiene dos partes:
una Declaración, que expresa la voluntad de los Ministros de Educación para diseñar y ejecutar estrategias
eficaces de acción, y un conjunto de recomendaciones, que reflejan las orientaciones y los problemas que
dichas estrategias deberían enfrentar. Los dos principios fundamentales que orientaron la redacción del texto
fueron, en primer lugar, la afirmación de que, hoy más que nunca, las reformas educativas deben llegar a la
escuela y al aula y que, por lo tanto, el docente es el actor principal de las transformaciones que se
planifican; en segundo lugar, la necesidad de diseñar políticas integrales para los docentes, que superen los
enfoques parciales que intentan cambiar sólo un aspecto del problema.
Aunque se ha hecho un gran esfuerzo por invertir en la capacitación y la actualización de los
docentes, así como en mejorar sus condiciones de trabajo, los resultados continúan pareciendo modestos.
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Esta realidad revela el agotamiento de los discursos tradicionales sobre el rol docente: es decir, mientras que
la formación y capacitación de los docentes sigue prevaleciendo como lo más importante en los discursos,
esto no se acompaña de medidas concretas; los puntajes y los diplomas siguen siendo más importantes que
los aprendizajes mismos y su utilidad. Por otro lado, tampoco es factible la visión, también tradicional, del
docente como "víctima" o "culpable" de los malos resultados del sistema. En el contexto actual, la crisis ya no
proviene de la deficiente forma en que la educación cumple con los objetivos sociales que tiene asignados,
sino que, más grave aun, no sabemos qué finalidades debe cumplir y hacia dónde debe efectivamente
orientar sus acciones. De acuerdo con esto, la crisis de la educación es una expresión particular de una crisis
más general que afecta al conjunto de la estructura social, y esto relativiza la existencia de culpabilidades
individuales. Pero, por último, el discurso de la culpabilidad tuvo su contracara en la subestimación del rol
docente. En este sentido, el docente no es ni víctima ni culpable; simplemente es poco importante. Este
discurso también debe entenderse como agotado, puesto que es infinita la cantidad de publicaciones y
declaraciones en las que se afirma que el objetivo central de la educación del futuro es aprender a aprender.
En este sentido, toda actividad del alumno requiere una guía experta y un medio estimulante que sólo el
docente y la escuela pueden ofrecer.
Las transformaciones profundas a las que asistimos y que afectan directamente al personal docente
imponen la necesidad de enfrentar el desafío. Frente a la complejidad de la situación, sería apropiado
analizar los problemas y las estrategias de acción siguiendo la secuencia a través de la cual se construye un
docente. Partiendo de la elección de la carrera, pues es una realidad generalizada que la enseñanza es una
actividad poco atrayente desde el punto de vista social, que la profesión docente no atrae a los mejores
estudiantes y que constituye una actividad transitoria en el proceso de búsqueda de otros empleos más
prestigiosos. En muchos casos, es una opción secundaria después de una experiencia traumática en el
ingreso a la universidad. Esto da cuenta de una problemática que no puede encontrar una explicación global;
y, por lo tanto, no permite delinear una estrategia común para todos los países, la que dependerá de cada
contexto social, económico y cultural específico. Pero es importante recordar que, desde hace muchos años,
los especialistas en este tema recomiendan poner el acento no sólo en las calificaciones intelectuales de los
futuros docentes sino en sus características de personalidad.
En segundo lugar, en la formación inicial del docente, el problema más importante es la enorme
separación entre la formación y el desempeño. Los programas de formación docente suelen estar muy
alejados de los problemas con que un docente se enfrenta en su trabajo, y, en particular, aquellos que se
desempeñan en las áreas más pobres.
El análisis de los debates sobre este tema pone al descubierto la existencia de una serie de
dicotomías: entre formación científica y formación pedagógica; entre competencias técnicas y desarrollo de
determinadas características de la personalidad; la opción entre darle prioridad a la formación inicial o la
formación en servicio. Buena parte de esta discusión cambiaría si se la colocara dentro de los límites del
objetivoaprender a aprender.
La última etapa de la secuencia a través de la cual se construye un docente es el desempeño
profesional mismo. Aquí se pueden identificar cuatro tipo de problemas:
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1. El acceso a los primeros puestos de trabajo -que generalmente son los más difíciles- justamente
allí donde se requeriría una mayor experiencia. Los jóvenes tratan de abandonarlos rápidamente en busca de
mejores condiciones laborales, y esto trae aparejada una altísima rotación en zonas donde se sufren las
tasas más altas de repetición y fracaso escolar.
2. Todos los diagnósticos coinciden en resaltar el individualismo con que el docente realiza su tarea.
Frente al estímulo de una mayor autonomía institucional, las líneas de acción para el futuro se basan en la
propuesta del trabajo en equipo. Se debe entender a la docencia como unprofesionalismo colectivo, pero no
hay aún suficientes oportunidades ni suficiente aliento para que los docentes trabajen en equipo, aprendan
los unos de los otros y mejoren su saber hacer como comunidad.
3. La carrera profesional dentro de la docencia es muy limitada. En general, la docencia es una
carrera con muy poca movilidad: la única forma de promoción es pasar del aula a la administración. El eje de
la movilidad es la antigüedad, que determina los incrementos en los salarios. El debate está abierto y se
dirige a diversificar los criterios de asignación salarial.
4. La participación en las decisiones supone que la educación como tarea de todos debe ser una
responsabilidad compartida. Pero se corre el riesgo de que se transforme en una des-responsabilización
colectiva. Participar en las decisiones para acordar, para redefinir los contratos, concertar acuerdos, no
necesariamente significa uniformidad de criterios, ausencia de tensiones o de conflictos
La mayoría de los programas de mejoramiento de la calidad y la equidad incluyen programas de
formación, perfeccionamiento y capacitación docente; en otros se han creado instrumentos para facilitar su
actualización mediante programas de postítulo, nacionales y extranjeros, o pasantías en el exterior. Por
último, un número importante de países ha optado por incentivar el trabajo docente vinculado a las
remuneraciones y beneficios e indicadores de productividad y logros además de reconocer y premiar el
perfeccionamiento y la experiencia. También han existido políticas de mejorías del clima laboral y seguridad
en el empleo implementadas en la mayoría de los países de América del Sur, Centroamérica y el Caribe.
Las prioridades en la implementación de políticas han sido:
• ofrecer estabilidad laboral a los maestros (en muchos países perdida a raíz de los cambios
organizacionales y de gestión),
• establecer incentivos a través de programas de remuneración por desempeño, premios a la
excelencia e incentivos no-monetarios por desempeño y responsabilidad,
• capacitación del maestro en servicio mediante programas que son parte constitutiva de las
reformas en curso.
Bibliografía