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Análisis del caso sobre la evaluación del desempeño docente en

Guatemala

Toda actividad realizada de forma volitiva es sujeta a una evaluación. En el


quehacer docente es una obligación realizar una evaluación de desempeño para
reorientar aquellas acciones que por negligencia o acomodamiento se dejan de
hacer. Tejedor (2012) cita: con la evaluación de desempeño docente se pone en
marcha un mecanismo de autoconfrontación de la imagen que el profesor tiene de
sí mismo con la que de él tienen los demás.

Por tal motivo, es necesario realizar de forma permanente una evaluación


que permita al docente conocer sobre su desempeño para ser parte de la calidad
educativa de un establecimiento escolar. Montenegro (2007) afirma; el docente es
el principal gestor del proyecto educativo, es quien vislumbra el horizonte, quien da
vida al currículo y tiene una interacción constante con el estudiante, le ayuda a
orientar y dirigir su proceso de formación. Por eso juega un papel preponderante
en la calidad educativa.

En el caso presentado en la actividad aplicada de evaluación del Módulo 5,


se plantea una propuesta, que al amparo de los documentos de apoyo provistos, es
recomendable para mejorar la situación de los resultados escolares del instituto
Renacer Guatemalteco.

Modelos de la evaluación del desempeño docente

Existen varios modelos que se pueden implementar en el momento de


realizar una evaluación del desempeño docente como herramienta para la gestión
de la calidad y la equidad. A través de ellos se recogerá información para la toma
de decisiones que consecuentemente servirán para mejorar la calidad educativa.
Estos modelos pueden ser aplicados al contexto guatemalteco.
El modelo centrado en el perfil del docente, de acuerdo a Vaillant (2008)
evalúa el desempeño del docente desde una perspectiva de un docente ideal. Esto
significa que aquellos que están involucrados en el proceso, padres de familia,
estudiantes, autoridades del establecimiento e incluso los mismos docentes,
elaboran un perfil sobre la concepción que se tenga de un “buen docente”. Esto se
puede realizar a través de la observación, de entrevistas directas con estudiantes y
sus padres, evaluaciones realizadas por autoridades de educación a nivel local y
por supuesto por medio de autoevaluaciones que le permitirán al docente, de forma
personal contrastar sus cualidades con las del perfil elaborado.

Como aspecto positivo se puede decir que la creación del perfil es un trabajo
participativo de los que son parte del hecho educativo y que conocen el contexto del
evaluado. Este trabajo en conjunto cubre diferentes puntos de vista que legitiman
la exigencia que se tenga sobre el docente. Sin embargo, muchas veces ese perfil
corresponde a un docente que es inexistente y se crea una serie de requerimientos
que dudosamente se pueden alcanzar. En todo caso este modelo es ideal para
aquellos docentes que ingresen al sistema.

Modelo centrado en los resultados obtenidos. Este modelo vincula al


docente con el alumnado y con los conocimientos. En otras palabras se destacan
los resultados de los estudiantes como un indicador de un buen trabajo docente.
Lamentablemente el proceso de enseñanza – aprendizaje – evaluación, que
también determinan la calidad del proceso educativo es apartado en este modelo
de evaluación.

Sin embargo es injusto declarar al docente como responsable de un resultado


que está sujeto a una serie de variables que inciden en el resultado en una prueba
estandarizada. En este caso el docente es simplemente una de esas variables que
gravitan de forma independiente junto a las demás.
Otro de los modelos recomendados es el que está centrado en el
comportamiento del docente en el aula. Este modelo se refiere a la forma cómo el
docente crea un ambiente favorable para el aprendizaje y que tengan relación con
el logro de los estudiantes. A pesar de que este método tiene más de 50 años de
usarse, aún tiene vigencia; debido a que a través de simple observación u otro tipo
de escalas se puede evaluar el desempeño del docente.

Por último se recomienda el modelo de la práctica reflexiva, por medio de la


cual el docente hace un recuento de aquellas actividades que promovieron el éxito
en el aprendizaje. De igual manera analiza los hechos que pudo haber mejorado o
realizado usando otra estrategia. Esta solución de los problemas se realiza a través
de un proceso de introspección por medio del cual mejora su práctica a través de la
reflexión.

Principio apropiado en el proceso de evaluación del desempeño


docente.

Se privilegia en este caso, la evaluación que toma en cuenta lo formativo


frente a lo sumativo. Esto se debe a que al igual que en la evaluación educativa no
se busca castigar al evaluado; por el contrario se busca que reoriente su actuar para
tomar el camino correcto. Este tipo de evaluación del desempeño docente busca
el desarrollo del docente. Todo docente se ha equivocado en algún punto de su
carrera magisterial, este tipo de errores sirven como experiencias que harán a un
maestro, un mejor maestro. Se debe tener presente que en las evaluaciones de
desempeño, no se trata de competir sino de formar a un docente.

Funciones que debe cumplir un proceso de evaluación del desempeño


docente.

En el caso presentado es recomendable iniciar con una función diagnóstica.


De acuerdo a Valdez (2000) este tipo de evaluación docente debe enfocarse en el
desempeño del maestro en un período determinado y constituirse en una síntesis
de sus fortalezas y áreas de oportunidad. Con la información obtenida, se pueden
tomar las decisiones en cuanto a la capacitación que necesitan los docentes que
prestan sus servicios en ese establecimiento. En otras palabras como punto de
partida se debe saber cuál es la situación de los docentes, cuáles son sus fortalezas
y sus debilidades para enfocarse en ellas para aumentar las oportunidades del
evaluado.

De igual forma es de considerar una evaluación con carácter instructiva. De


esta forma los docentes recogen nuevas experiencias de aprendizaje. Esto se hace
a través de una síntesis de los indicadores del docente (Valdez, 2000). Esta
actividad hace que el docente revise aquellos elementos que se destacan en él y
los que se sugiere que debe implementar para mejorar su quehacer docente.

Una tercera opción es realizar una evaluación con una función educativa.
Valdez (2000) indica que existe una importante relación entre los resultados de la
evaluación docente y las motivaciones y actitudes de los docentes hacia el trabajo.
De esta forma el docente no solo se entera de aquellos aspectos negativos de su
trabajo sino también de los puntos positivos de su proceder educativo. Reconocer
lo bueno de un trabajador estimula su transformación para convertir lo negativo en
positivo.

Finalmente el proceso de evaluación del desempeño docente puede tener


una función desarrolladora. Esto es cuando como resultado del proceso evaluativo
se incrementa la madurez del evaluado y consecuentemente el docente se cualifica
para autoevaluar crítica y permanentemente su desempeño (Valdez, 2000). Esta
acción permite que un docente vea con inteligencia emocional y con la mente abierta
las críticas constructivas que se realicen de su trabajo docente. Esto, debería servir
como una brújula que reorienta el camino y lo lleva a tomar mejores decisiones en
el futuro. En otras palabra le permite al docente hacer una crítica personal de su
actuar.
Propósito

Para solucionar el caso solicitado es necesario tener como propósito, aquel


que está basado en la opinión de los docentes. Este es el ideal para este caso
debido a que de forma particular cada docente elabora un informe personal por
medio del cual otros colegas con mayor experiencia e incluso con mayores
conocimientos en el área brindan el apoyo necesario para reorientar su trabajo. En
otras palabras se establece un proceso de acompañamiento donde un docente
apoya a otro ya sea dentro o fuera del área de enseñanza común.

Propuestas para el contexto guatemalteco

 Uno de los aspectos importantes en un proceso de evaluación docente en


nuestro país es buscar que éste sea auténtico. Esto se refiere a que debe
realizar de forma voluntaria y no de forma impuesta. Para ello considero
conveniente iniciar cada quien en su escuela, instituto o colegio y generar
esa cultura de evaluación formativa que ayudará al desarrollo del propio
docente.

 En este caso es atractiva la propuesta de Colombia donde la evaluación de


desempeño se realiza en tres momentos diferentes. Una evaluación para los
docentes que ingresen al sistema. Uno al finalizar cada ciclo escolar y uno
cada cuatro años para ascender de escalafón.

 Otra propuesta atractiva es la que realiza Nicaragua donde se realiza la


evaluación al final de cada año y visitas de supervisión de forma regular por
un asesor pedagógico que daría acompañamiento al docente en ese
proceso.
 La última propuesta es tomar la idea de Uruguay donde el director evalúa el
desempeño en el establecimiento y un asesor pedagógico lo hace en el
desarrollo de las actividades del aula.

Finalmente es necesario recordar que la calidad educativa y la cualificación de


la profesionalización docente son dos variables con alto nivel de correlación; una va
asociada a la otra (Montenegro, 2007). Pero citando al mismo autor, la evaluación
del desempeño docente se puede asumir como una posibilidad para apreciar de
cerca la trascendente labor de educar. Tener la sensación de hacer las cosas bien
y de estar mejorando de manera continua, es por sí mismo, motivo de satisfacción.
(p.8)

Referencias

Montenegro A. Ignacio (2007) Evaluación del desempeño docente, fundamentos,


modelos e instrumentos. 2da. Edición, Colombia.

Murillo F. Javier, González, Verónica y Rizo Héctor (2006) Evaluación del


desempeño y carrera profesional docente. UNESCO, Santiago de Chile.

Tejedor, F. (2012). Evaluación del desempeño docente. Revista Iberoamericana


de Evaluación Docente 5(1e). Recuperado de
http://rinace.net/riee/numeros/vol5-num1_e/art24_htm.html

Vaillant, D. (2008) Algunos marcos referenciales para la evaluación del


desempeño docente en américa latina. Revista Iberoamericana de
Evaluación Educativa. Volumen 1, Número 2

Vaillant, D. (diciembre 2002). Formación de Formadores. Estado de la Práctica


(25). En Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina
y el Caribe. Recuperado de
http://www.preal.org/Archivos/Preal%20Publicaciones/PREAL%20Documen
tos/Vaillant25%20espa%C3%B1ol.pdf

Valdez, H. (2000). Evaluación del Desempeño Docente. Encuentro Iberoamericano


sobre Evaluación del Desempeño Docente. México.

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