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Antonio Elio Brailovsky - El Ambiente en La Civilizacion Grecorromana PDF
Antonio Elio Brailovsky - El Ambiente en La Civilizacion Grecorromana PDF
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El AMBIENTE EN LA CIVILIZACIÓN
GRECORROMANA
https://www.morebooks.de/store/es/book/el-ambiente-en-la-
civilizaci%C3%B3n-grecorromana/isbn/978-3-8417-6273-3
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1. INTRODUCCIÓN
Uno de los aspectos más débiles de los estudios ambientales y de los enfoques
de educación ambiental es que habitualmente se los piensa sólo en el presente. Se
hacen análisis y diagnósticos de lo que ocurre en determinado momento, sin
tener en cuenta que ninguna acción humana puede comprenderse fuera de la
perspectiva histórica. El resultado es que la mayor parte de las personas que
leen información ambiental en los medios de comunicación o en cursos en los
distintos niveles de estudio, terminan creyendo que los conflictos ambientales se
deben exclusivamente a la ignorancia o a la maldad humana. La historia
ambiental es la herramienta para reflexionar sobre la compleja trama de
causalidades que culmina en los conflictos ambientales presentes.
Esto significa, además, que esta relación no es individual sino social. Cuando
hablamos del vínculo entre hombre y naturaleza, sólo podemos referirnos al que
se establece entre una sociedad determinada y su entorno natural. Esta
aproximación sólo es posible mediante un enfoque multidisciplinario. En
consecuencia, vamos a tratar temas que habitualmente son estudiados por varias
ciencias diferentes. Al mismo tiempo, la multidisciplinariedad del enfoque
significa que este libro puede ser utilizado por docentes de diferentes
asignaturas, tanto del campo de las ciencias naturales como de las ciencias
sociales.
Una primera versión de esta obra fue publicada en Argentina por el Programa
Pro-Ciencia de CONICET en 1997 y utilizada en cursos de formación docente.
He realizado una completa revisión y ampliación para la presente edición.
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El Imperio también tuvo sus límites superior e inferior. Por debajo, las
tierras bajas, palúdicas, salvo las que pudieron ser saneadas, con un alto costo
en vidas humanas. En la altura, “la montaña es un mundo adusto. Un mundo
marginal, situado a extramuros de las civilizaciones, que son producto de las
ciudades y de las tierras llanas. Su historia consiste en no tenerla, en permanecer
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Los dioses de la Antigüedad solían ser territoriales: cuidaban del pueblo que
habitaba en una cierta comarca en la que ellos también residían. Esto supone
que cada pueblo creía en la existencia real de los dioses propios y de los ajenos,
del mismo modo que constataba la existencia de los reyes de los otros pueblos.
Cuando el Antiguo Testamento prohíbe a los judíos adorar dioses ajenos, no fue
por considerarlo inexistentes sino por creerlos tan reales como el propio Dios.
Era frecuente que los romanos construyeran altares a los dioses de sus enemigos,
como forma de sobornar a esos dioses. La existencia de formas de culto secretas
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era una forma de evitar que los enemigos se apropiaran del ritual de adoración a
los dioses romanos e hicieran lo mismo.
Como Aquiles no le hizo caso, el dios del río se enfurece y lucha con el héroe
en defensa de la calidad de sus aguas. Le envía una crecida para ahogarlo."se
hinchó arremolinándose, le rodeó agitando los cadáveres de que estaba lleno y
los arrojó contra las orillas mugiendo como un toro. Y las aguas tumultuosas
rodeaban a Aquiles; azotaban con fuerza su escudo, y le hacían vacilar sobre sus
pies". El guerrero escapó hacia la orilla, pero "no por eso dejó de perseguirle el
gran dios, pues lanzó contra él sus agitadas y sombrías olas". "Afligido en su
corazón, el héroe procuraba liberarse saltando; pero el furioso río seguíale con
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Habitualmente los ríos se representan como una figura masculina con un ánfora
que arroja agua continuamente.
En esas costas surgieron las culturas que han dejado una impronta más fuerte
sobre nosotros. De allí son árabes y judíos, italianos y españoles, griegos y
turcos. Es vínculo entre pueblos que comparten sus costas, que tienen territorios
con climas, vegetación y fauna similares. Los romanos lo llamaron
orgullosamente "Mare Nostrum". Mientras esa expresión fue cierta, se mantuvo
el Imperio Romano.
La época de lluvias dura desde octubre hasta abril, más larga en el norte y en
el oeste y más breve en el sur y en el este. Casi todas las precipitaciones caen en
este tiempo. La época húmeda no es de lluvias constantes. Hay tormentas
intensas pero no son muy frecuentes, y gran parte del invierno es soleado.
Como en casi todo el mundo, la cantidad de lluvias suele ser el elemento del
clima que más varía. Es frecuente que un año duplique el promedio y otro año
llueva la mitad27.
Este fenómeno fue reforzado por la deforestación sufrida por la zona. El calor
del verano es moderado. A pesar de no ser extremo, es una temperatura
incómoda y esto hace que la siesta sea una práctica común en toda la cuenca del
Mediterráneo.
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Los ecosistemas mediterráneos tienen una variedad de seres vivos mayor que
en la Europa septentrional. En gran parte de la región hay un crecimiento
importante de varios tipos de arbustos grandes (de entre cuatro y seis metros de
altura) que en Francia se llaman “maquis”. Esos bosqes sirvieron de refugio y
dieron nombre a los guerrilleros que combatieron la invasión nazi. Son la
vegetación dominante en toda la cuenca mediterránea, principalmente a baja
altura: entre 500 y 1.000 metros sobre el nivel del mar. A veces incluye árboles
como el encino o los pinos, pero sus plantas principales son arbustos como el
laurel, la retama o el romero. Están adaptados al largo y seco verano, con
peligro constante de incendios, como también al invierno suave.
"Las ovejas se comen el pasto y otras plantas desde las raíces, mientras sus
agudas pezuñas aprietan el suelo. Las cabras, que prefieren ramonear en los
retoños y en el follaje de los árboles y arbustos, comen casi todo el material
vegetal disponible si hay necesidad. Juntos estos dos tipos dispares de animales
pueden dejar desnuda una ladera, abriéndola a la erosión, ahuyentando la fauna
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silvestre que pudiera competir con ellos y forzando el retroceso del equilibrio de
sucesión y energía de todo el sistema ecológico. La erosión resultante podía ser
desastrosa, sobre todo cuando se combinaba con la deforestación o con los
incendios, ambos provocados por los pastores, para mantener abiertas las
colinas al pastoreo. El estiércol de los animales no podía, generalmente, ser
utilizado por las granjas durante los seis meses de verano cuando los rebaños
estaban en las montañas"28.
En esos casos, las lluvias torrenciales del verano arrastran muy rápidamente
el suelo fértil y dejan la roca al descubierto. Los materiales arrastrados por la
erosión formaron grandes pantanos en la desembocadura de los ríos. De este
modo, la acción humana amplió el habitat de los mosquitos que transmiten la
malaria, enfermedad que aparece en Grecia y Roma asociada al sobrepastoreo y
la erosión.
hasta los 1.600 metros sobre el nivel del mar, había bosques de coníferas, con
pinos, abetos y cedros.
Eran frecuentes los grandes carnívoros que hacían difícil el oficio de pastor,
como los osos y lobos. También, el león y el leopardo de Grecia figuran en mitos
como los de Hércules porque su presencia era cotidiana. Recién hacia el año 200
AC se extinguen completamente30.
Por eso, “la cacería era un deporte para la nobleza griega, cuyas hazañas en la
persecusión del jabalí salvaje y de otras criaturas celebra la literatura. Bestias y
pájaros eran cazados para proteger a los animales domésticos y las cosechas: es
bien conocido el símil homérico del león perseguido por los pastores. Grandes
cantidades de animales pequeños eran muertos como alimento. (…) Los grandes
depredadores fueron diezmados. El león y el leopardo fueron extirpados de
Grecia y de la costa de Asia Menor a finales de la edad Helénica. Los lobos y
chacales rara vez eran vistos fuera de las montañas”31.
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Calle de Pompeya
Para nosotros está claro lo que es una ciudad, pero los arqueólogos que
estudian restos de asentamientos antiguos, muchas veces se preguntan si están
ante las ruinas de una ciudad o de otra clase de asentamiento. Cada sociedad,
cada cultura, cada forma de organización de los seres humanos, estructura
asentamientos que cumplen funciones diferentes y que, por ende, están
organizados de otra manera. No todo asentamiento humano es una ciudad y, a
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veces, encontramos testimonios medievales o antiguos que usan ese nombre para
referirse a lo que nosotros llamaríamos pequeños poblados.
Por ejemplo, la Biblia cuenta que el rey Salomón contrató con Hiram, rey de
Tiro, que le enviara madera de los cedros del Líbano para construir su famoso
Templo en Jerusalem. Cuando a Salomón se le acabó el dinero, le pagó
entregándole "veinte ciudades en tierra de Galilea"32. Hoy podríamos dudar de
la sabiduría de un gobernante que entrega parte de su territorio para pagar la
deuda externa. Por su parte, la famosa Micenas que encabezó el sitio de Troya
en la época de Agamenón, tenía una superficie amurallada de apenas 4
hectáreas. Está claro que hoy no llamaríamos ciudades a ninguna de ellas.
Esto no quiere decir que toda ciudad antigua sea necesariamente pequeña. En
la Antigüedad existieron grandes ciudades, aún para nuestra concepción actual.
Alejandría, Roma y Constantinopla, fueron verdaderas megalópolis, cumplieron
funciones como tales y tuvieron problemas ambientales derivados de su tamaño.
Algunos de esos problemas ambientales son comparables a los de nuestras
megalópolis actuales.
Esto hace que los especialistas intenten definiciones de ciudad, para ponerse
de acuerdo en cuáles son las características de lo que tienen delante. Vamos a
enunciar algunos de los criterios que se utilizan para tratar de definir lo
específico de una ciudad33. Se trata de aproximaciones tentativas. Vemos que
mencionarlos no aclara las dudas sino que tiende a reforzarlas:
Esto parece obvio, pero hay bastantes ejemplos en contrario. Berlín es una sola
ciudad, y en los tiempos en que un muro la dividía, siguió siendo una sola
ciudad, aunque careciera de unidad administrativa. Del mismo modo, desde el
punto de vista de las funciones urbanas, el Área Metropolitana de Buenos Aires
se comporta como una única ciudad, aunque esté dividida administrativamente,
y lo mismo ocurre con varias áreas metropolitanas de América Latina.
Negro constituyen una única ciudad, aunque de tipo discontinuo. Del mismo
modo, en la Antigüedad, el puerto de El Pireo estaba próximo a Atenas pero era
parte funcional de la capital griega.
2. Una ciudad tiene una población de varios miles de habitantes (los lugares de
unos mil se consideran casos límite).
3. Existe una marcada división del trabajo y diferenciación social bien definidos.
Esto se liga con la idea de Max Weber de que en una ciudad la gente se
abastece en el mercado local. Sin embargo, en un campus universitario tenemos
muy bien diferenciados los roles de profesores, alumnos, personal administrativo
y personal de maestranza. Quienes están allí se abastecen de alimentos, libros,
artículos de papelería, computación, cotillón con el logo institucional, etc. Y eso
no lo hace una ciudad.
Oráculo de Delfos fue el centro de la vida espiritual y política de Grecia, sin que
esto le haya dado carácter de ciudad.
"Se ve esto especialmente en las liebres y conejos, los cuales, siendo presa de
las aves de rapiña, y caza de los hombres, son una raza con todo tan
extremadamente fecunda, que preñada la hembra ya concibe de nuevo, en lo que
se distingue de cualquier otro animal, ya que a un mismo tiempo lleva en su
vientre una cría con pelo, otra sin pelo aún, otra en embrión que se va
formando, y otra nuevamente concebida en esperma. Tal es la fecundidad de la
liebre y el conejo".
"Al contrario, la leona, fiera la más valiente y atrevida de todas, pare una sola
vez en su vida y un cachorro solamente, arrojando juntamente la matriz al
parirlo. La causa de esto es porque apenas empieza el cachorrito a moverse
adentro de la leona, cuando sus uñas, que tiene más agudas que ninguna otra
fiera, rasgan la matriz, y cuanto más va él creciendo, tanto más la araña con
fuerza ya mayor, y por fin, vecino el parto, nada deja sano en el útero, el cual
queda enteramente herido y destrozado".36
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Sabemos que el Mediterráneo está hoy tan contaminado que muchas de sus
playas no pueden usarse y Joan Manuel Serrat anuncia que tendrá que ir a su
entierro. Pero es menos conocido el deterioro ecológico de las tierras que lo
rodean.
• “Escucha con atención el graznido de la grulla que todos los años chilla desde
lo alto de las nubes. Da la señal de tu labor y anuncia el invierno lluvioso”.
• “Cuando pone fin Zeus a los dias invernales, la estrella Arturo, aparece la
primera y se alza al anochecer. Después, la gemebunda golondrina aparece
por la mañana a los hombres, cuando ha comenzado ya la primavera.
Prevenla y poda tu viña, que así es mejor”.
• “Pero, cuando salga del suelo el caracol para subir a las plantas y huya de las
Pléyades, no caves tus viñas, sino que debes afilar tu hoz y excitar a tus
servidores (para la cosecha)”.
• “Cuando Orión y Sirio lleguen a la mitad del Urano, y cuando Eos la de los
dedos rosados mire a Arturo, guarda tus uvas en tu morada; y exponlas a la
luz de Helios durante diez días y otras tantas noches. Ponlas a la sombra
durante cinco días, y al sexto, encierra en los vasos esos dones de Dionisos que
inspira la alegría”.
“Siempre que Marsella, una de las más famosas y brillantes colonias griegas,
era asolada por una plaga, un hombre de la clase más pobre se ofrecía como
víctima expiatoria y durante un año era mantenido a expensas públicas y
alimentado con selectos y puros alimentos. Al expirar el año le ponían vestiduras
sagradas decoradas con ramas sagradas y le conducían por toda la ciudad
mientras se elevaban preces para que todos los males del pueblo recayesen sobre
su cabeza. Después era expulsado de la ciudad o muerto a pedradas fuera de las
murallas. Corrientemente mantenían los atenienses a expensas públicas unos
cuantos seres degradados e inútiles, y cuando alguna calamidad como epidemia
o hambre caía sobre la ciudad, sacrificaban a dos de estos proscritos como
víctimas expiatorias. Una de estas víctimas era sacrificada para los hombres y la
otra para las mujeres”.
“Los griegos del Asia Menor, en el siglo VI antes de nuestra era, practicaban
la costumbre de la expiación con víctimas humanas del siguiente modo. Cuando
una ciudad sufría de peste, hambre u otras calamidades públicas, elegían una
persona deforme o repugnante para que asumiese sobre sí todos los males que
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suficientes políticas oficiales en tal sentido, dada la permanente presión por los
abastecimientos.
Detrás del hacha iba el arado en busca de nuevas tierras para cultivo y
pastoreo. Cuando esas tierras no alcanzaron, los atenienses se lanzaron a
navegar y a buscarlas más y más lejos, extendiendo la presión sobre otros
ecosistemas. Las colinas de Atenas quedaron peladas y la Acrópolis rodeada de
laderas desnudas. Los últimos pinos son los labrados en el mármol o los
cantados por los poetas.
TESTIMONIOS DE LA DESERTIFICACION
nos queda más que un cuerpo descarnado. Pero el Ática, antes de que su suelo
hubiera sufrido alteración, tenía altas montañas en vez de colinas. Las llanuras
estaban cubiertas de tierra abundante y fértil y los montes sombreados por
frondosos bosques, de los que aún quedan huellas visibles. Las montañas
estaban cubiertas en un tiempo no lejano de árboles gigantes, que se cortaban
para enormes construcciones. Las lluvias que anualmente se obtenían de Zeus
no se perdían sin utilidad corriendo de la tierra estéril al mar. Al contrario, la
tierra después de recibirlas abundantemente las conservaba en su seno.
Guardándolas en reserva entre capas de arcilla las dejaba desparramarse desde
las alturas a los valles y por todas partes se veían mil manantiales, mil ríos, mil
cursos de agua. He aquí lo que eran por naturaleza nuestros campos; los que los
cultivaban, eran sin duda verdaderos labradores, entregados exclusivamente a
sus labores, amigos del bien, de un natural excelente, y poseedores de una tierra
fértil, regada por aguas abundantes y favorecida con el más benigno de los
climas"44.
LA SUPERPOBLACION EN GRECIA
DEMOCRACIA Y SUPERPOBLACION
(En el período 725-325 AC) "la sociedad de la cual estos Estados numerosos eran
miembros se vio frente al problema de la presión de la población sobre los
medios de subsistencia. Cuando llegó la crisis, los diferentes Estados la
combatieron de modo diferente:
Tienen también una acrópolis alta y fortificada donde, a veces, vive la mayor
parte de la población. La acrópolis significa el punto de referencia de la ciudad a
la distancia y es la señal de orientación para los marinos que retornan a puerto.
Recordemos que se trata de una costa rocosa en la que los barcos de madera
pueden hacerse pedazos.
"El paisaje griego se caracteriza por una gran variedad de sitios naturales. En
lugar de vastas y monótonas extensiones, posee espacios bien definidos que
parecen predispuestos para el asentamiento humano. Uno de los factores
fundamentales del espacio es el carácter individual de los sitios. "Individual" se
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usa aquí para manifestar que eran sentidos como manifestaciones de caracteres
arquetípicos. En ciertos lugares existen elementos naturales de forma y función
muy particulares, tales como cumbres agudas, grutas y surgentes. Estas
propiedades ponen de manifiesto un orden natural y estimulan determinado tipo
de relación entre el hombre y su ambiente” 50.
Templo de Poseidón, dios del mar, rodeado por el mar, en Cabo Sunion (Foto Educared)
“Así, los sitios donde domina la naturaleza están dedicados a las antiguas
divinidades de la tierra, Démeter y Hera; y aquellos donde el intelecto y el
trabajo humano modifican y se oponen a tales fuerzas, se han consagrado a
Apolo. Otros, donde la vida se siente como una totalidad armoniosa,
corresponden a Zeus, y otros más, en los cuales los hombres se han agrupado en
una comunidad, en una póleis, están consagrados a Atenea. La localización
griega no era, en modo alguno, arbitraria: antes bien, estaba determinada por la
percepción de los significados del ambiente natural, tal como se manifestaban a
través de sus formas particulares".
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Algunas de las más famosas, como Micenas, son apenas caseríos rodeados por
una muralla. La Atenas de la época de Pericles, la superpotencia del mundo
griego, tendría quizás 50 mil habitantes. Todo el esplendor de la época clásica,
las obras de arte y los mármoles, estaba concentrado en la Acrópolis. Atenas era
una ciudad donde el lujo estaba en los templos, mientras que las condiciones
urbanas y ambientales de los ciudadanos eran precarias. La Acrópolis estaba
diseñada como un recorrido, donde la persona que ingresaba a la colina (a
través de los Propileos) tenía una serie de visuales a medida que avanzaba,
adentrándose en las zonas cada vez más sagradas, hasta llegar al templo de
Atenea, patrona de la ciudad, el Partenón. Allí estaba la estatua hecha por
Fidias, que sólo podía ser vista por los sacerdotes. El diseño de un recorrido de
35
Pero sobre el ambiente del resto de la ciudad, un viajero del siglo III AC,
dice: "La ciudad está mal proyectada, a la manera antigua. Es muy seca y no
posee buen abastecimiento de aguas; las calles son estrechas y sinuosas, debido a
que la ciudad es tan vieja. La mayoría de las casas son pobres y sólo unas
cuantas confortables. A primera vista, los extranjeros podrían dudar de que se
tratara de la elogiada ciudad de los atenienses"53.
Una descripción más minuciosa destaca que "las calles muestran un trazo
sinuoso que sigue el dibujo de las colinas. ¡Y qué calles! Ningún eje principal,
sino líneas irregulares; las más anchas no superan los cuatro metros, y la
mayoría apenas llega al metro y medio; callejuelas en pendiente, a menudo muy
pronunciada, escalones que conectan, mal que bien, niveles diferentes, callejones
sin salida. No hay pavimento de ningún tipo en estas calles, y las canalizaciones
corren a la vista".
LA GRAN EPIDEMIA
“Jamás se vio en parte alguna del mundo tan grande pestilencia, -dice
Tucídides- ni que tanta gente matase. Los médicos no acertaban el remedio,
porque al principio desconocían la enfermedad, y muchos de ellos morían los
primeros al visitar a los enfermos. No aprovechaba el arte humana, ni los votos
ni plegarias en los templos, ni adivinaciones, ni otros medios de que usaban,
porque en efecto valían muy poco; y vencidos del mal, se dejaban morir. Los del
Pireo sospecharon al principio que los peloponesios habían emponzoñado sus
pozos, porque entonces no tenían fuentes. Poco después invadió la ciudad alta, y
de allí se esparció por todas partes, muriendo muchos más. Aquel año fue libre y
exento de todos los otros males y enfermedades, y si algunos eran atacados de
otra enfermedad, pronto se convertía en ésta. Los que estaban sanos, veíanse
súbitamente heridos sin causa alguna precedente que se pudiese conocer.
Primero sentían un fuerte y excesivo calor en la cabeza; los ojos se les ponían
colorados e hinchados; la lengua y la garganta sanguinolentas, y el aliento
hediondo y difícil de salir, produciendo continuo estornudar; la voz se
enronquecía, y descendiendo el mal al pecho, producía gran tos, que causaba un
dolor muy agudo; y cuando la materia venía a las partes del corazón, provocaba
un vómito de cólera, que los médicos llamaban apocatarsis, por el cual con un
dolor vehemente lanzaban por la boca humores hediondos y amargos; seguía en
algunos un sollozo vano, produciéndoles un pasmo que se les pasaba pronto a
unos, y a otros les duraba más. El cuerpo por fuera no estaba muy caliente ni
amarillo, y la piel poníase como rubia y cárdena, llena de pústulas pequeñas; por
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dentro sentían tan gran calor, que no podían sufrir un lienzo encima de la carne,
estando desnudos y descubiertos. El mayor alivio era meterse en agua fría, de
manera que muchos que no tenían guardas, se lanzaban dentro de los pozos,
forzados por el calor y la sed, aunque tanto les aprovechaba beber mucho como
poco. Sin reposo en sus miembros, no podían dormir, y aunque el mal se
agravase, no enflaquecía mucho el cuerpo, antes resistían a la dolencia, más que
se puede pensar. Algunos morían de aquel gran calor, que les abrasaba las
entrañas a los siete días, y otros dentro de los nueve conservaban alguna fuerza y
vigor. Si pasaban de este término, descendía el mal al vientre, causándoles flujo
con dolor continuo, muriendo muchos de extenuación”.
“Esta infección se engendraba primeramente en la cabeza, y después discurría
por todo el cuerpo. La vehemencia de la enfermedad se mostraba, en los que
curaban, en las partes extremas del cuerpo, porque descendía hasta las partes
vergonzosas y a los pies y las manos. Algunos los perdían; otros perdían los ojos,
y otros, cuando les dejaba el mal, habían perdido la memoria de todas las cosas,
y no conocían a sus deudos ni a sí mismos. En conclusión, este mal afectaba a
todas las partes del cuerpo; era más grande de lo que decirse puede, y más
doloroso de lo que las fuerzas humanas podían sufrir. Que esta epidemia fuese
más extraña que todas las acostumbradas, lo acredita que las aves y las fieras
que suelen comer carne humana no tocaban a los muertos, aunque quedaban
infinidad sin sepultura; y si algunas los tocaban, morían. Pero más se conocía lo
grande de la infección en que no aparecían aves, ni sobre los cuerpos muertos, ni
en otros lugares donde habían estado; ni aun los perros que acostumbraban
andar entre los hombres más que otros animales; de lo cual se puede bien
conjeturar la fuerza de este mal”55.
En relación con estos criterios, Hipócrates analiza una gran cantidad de casos
clínicos, en los que describe minuciosamente las relaciones entre salud y calidad
ambiental. Esto para nosotros es obvio, aunque no parece serlo para la ciencia
médica actual. A mediados del siglo XIX encontramos una preocupación por el
origen ambiental de determinadas enfermedades. Émile Littré realiza una
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mismo modo que Aquiles con el Escamandro, el héroe tiene que enfrentarse a las
fuerzas de la naturaleza.
En Corinto, fuera del ágora, hay un enorme depósito rocoso, que se identifica
con la fuente de Glauce. Esta fuente debe su nombre a la hija del rey Creonte,
que fue la segunda esposa de Jasón, el jefe de los Argonautas. Según la leyenda,
Jasón abandonó a Medea para casarse con ella. Medea le regaló a Glauce un
vestido nupcial envenenado, que le provocó profundas quemaduras. Para
intentar mitigar el dolor, al muchacha se arrojó a esta fuente. La fuente Glauce
estaba alimentada por el lado sur y constaba de cuatro cisternas precedidas de
pozos a los que se accedía por escaleras talladas en la roca. Estuvo en uso desde
los primeros momentos de la vida de la ciudad hasta la época medieval, en que
fue transformada en vivienda60.
Por su parte, Siracusa debe su existencia a una surgente de agua dulce, que se
encuentra junto al mar y que lleva el nombre de la ninfa Aretusa. Esta ninfa
llegó huyendo del dios fluvial Alfeo y se transformó en fuente para evitarlo.
Alfeo se transforma en río y, pasando bajo el mar, trata de unir sus aguas con
las de la ninfa61. Al respecto, Cicerón dice que: "En la punta de la "isla" hay un
manantial de agua dulce, llamado Aretusa, extraordinariamente abundante,
lleno de peces, que quedaría cubierto completamente por el mar si no lo
impidiera un dique de piedra"62.
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EL ORO EN ESPAÑA
“En las cuevas el vapor y el humo asfixian a los mineros. Ellos suelen tener que
romper la roca con martillos de hierro de ciento cincuenta libras, y luego sacan
los fragmentos sobre los hombros de día y de noche, pasándolo de mano en
mano a través de la oscuridad. Sólo los hombres colocados a la entrada ven la
luz.
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“Si la piedra parece tener demasiado espesor, siguen la veta por el flanco, y
ahondan alrededor. Sin embargo, el sílex no es el obstáculo más difícil: se trata
de una tierra, una especie de barro mezclado con grava, que es casi imposible de
penetrar. Se ataca con cuñas y mazas de hierro lo mismo que antes: no hay nada
en el mundo más difícil, pero la sed de oro es más dura.
“Cuando los pilares de los arcos se abren dando señal de derrumbe, sólo lo
percibe el vigilante en la parte superior de la montaña: éste da la voz y con
ademanes, grita a los trabajadores, rápido huyan. Rota cae la montaña con un
estruendo que la imaginación no puede concebir, y da una explosión de una
fuerza increíble. Los sobrevivientes contemplan la ruina de la naturaleza. Sin
embargo todavía no hay oro y ni siquiera sabían si lo habría cuando empezaron
a cavar.
Al respecto dice Estrabón que “en su tiempo, eran más los españoles que
apuraban el oro con el agua, que los que lo sacaban de las entrañas de la
tierra”64.
puntual: en Naxos se alejan de las viviendas los talleres de cerámica para evitar
incendios.
En algunas ciudades que tienen los excedentes económicos que les permiten
pagarlas, se hacen obras hidráulicas. En la capital de la isla de Samos, el tirano
Polícrates "ordenó la construcción de un gran túnel que llevara agua de una
fuente distante a través de las fortificaciones. Tiene un kilómetro de longitud y
atraviesa una montaña. Se hicieron dos catas a ambos lados que coincidieron
casi a la perfección en el centro. El proyecto tardó unos quince años en ser
completado y quedó como testimonio de la ingeniería civil de la época y como
indicación de la extraordinaria capacidad práctica de los jonios. Pero hay otro
aspecto más siniestro de esta empresa: lo construyeron en parte esclavos
encadenados, muchos capturados por los buques piratas de Polícrates"65.
Las estructuras políticas griegas tienen mucho que ver con la forma en que se
desarrollaron la ciudad y el ambiente urbano. Debido a la evolución política, la
ciudad griega se diferencia de la ciudad oriental. "La ciudad había pasado de
ser el amasijo de viviendas humildes dominadas por el palacio-templo de un rey
divinizado para convertirse en una estructura más compleja en la que
dominaban aquellos elementos que eran del disfrute general: plazas, mercados,
47
"En el año 408 AC, el arquitecto Hipodamos, que había planificado El Pireo,
diseñó el plan en forma de tablero de ajedrez de la capital (de la isla de Rodas) y
del que el geógrafo Estrabón escribió: `El puerto, las calles, los muros, los
edificios, tanto sobrepasan a otras ciudades en tal medida que no se conoce
ninguna otra igual, ni mucho menos superior a ella"71.
Entonces, para los griegos, las calles cortadas en ángulo recto eran el símbolo
de la democracia. Cualquiera que atravesara una de las colonias griegas en el
Mediterráneo podía saber, con sólo recorrer sus calles, que allí vivían hombres
libres e iguales, tan iguales entre sí como las manzanas de la ciudad. Es decir que
la forma de las calles no es neutral, ni es puramente estética, sino que expresa
una concepción sobre el estilo de vida de quienes vayan a vivir en esa ciudad.
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esclavos era común en todas las sociedades antiguas. La mayor parte de las
guerras se hacían para capturar hombres, encadenarlos y obligarlos a trabajar
gratuitamente para el vencedor.
UN FILÓSOFO ESCLAVISTA
En ese contexto, Aristóteles trata de explicar por qué le parece bien una
economía basada en la esclavitud. Estos argumentos parecen científicos, aunque
en realidad están defendiendo intereses económicos concretos. La justificación
de la esclavitud con argumentos de índole biológica, como respondiendo a un
orden inevitable, se han reiterado en distintas etapas históricas. Este mismo
texto de Aristóteles fue utilizado en la época de la colonización de América por
quienes sostenían que los indígenas carecían de alma y, por ende, no era
pecaminoso encadenarlos:
“Lo mismo sucede entre el hombre y los demás animales: los animales
domesticados valen naturalmente más que los animales salvajes, siendo para
ellos una gran ventaja, si se considera su propia seguridad, el estar sometidos al
hombre. Por otra parte, la relación de los sexos es análoga; el uno es superior al
otro; éste está hecho para mandar, aquél para obedecer.
“Se es esclavo por naturaleza. Estos hombres, no pueden hacer cosa mejor que
someterse a la autoridad de un señor. La utilidad de los animales domesticados y
la de los esclavos son poco más o menos del mismo género. Unos y otros nos
ayudan con el auxilio de sus fuerzas corporales a satisfacer las necesidades de
nuestra existencia. La naturaleza misma lo quiere así, puesto que hace los
cuerpos de los hombres libres diferentes de los de los esclavos, dando a éstos el
vigor necesario para las obras penosas de la sociedad, y haciendo, por lo
50
"Una larga avenida -dice un cronista de la época- corta por así decir en dos la
ciudad, y es una maravilla tanto por sus dimensiones como por su belleza. De
una puerta a la otra, mide 40 estadios (7 kilómetros), tiene un pletro de ancho
(casi 30 metros) y est adornada por construcciones suntuosas, templos y
mansiones particulares. Alejandro hizo edificar asimismo un palacio
sorprendente por su tamaño y abundancia en obras de arte. Y casi todos los
reyes de Egipto después de Alejandro y hasta nuestra época, han sumado
palacios de magnífica construcción. La ciudad se ha desarrollado tanto en los
siglos siguientes que todos la consideran como la más importante ciudad del
mundo habitado. Por su belleza, sus dimensiones, la importancia de sus
riquezas, por todo lo que concierne a los placeres sensuales, es la primera de las
ciudades"75.
Por eso construye una inmensa torre iluminada en la isla de Faros. El famoso
Faro de Alejandría es mucho más que un punto de referencia para los viajeros
en una costa que, por estar en el delta del Nilo, no tiene el tipo de rocas que
amenazan a los barcos en Grecia. El Faro es la acrópolis que Alejandro
construye para demostrar que el medio natural no le impone sus límites.
Finalmente, se dio por satisfecho con los restos de una Troya equivocada,
después de haber arruinado completamente los de la Troya que estaba
buscando. Pero nos dejó la certeza de que Homero es un cuidadoso cronista de
su tiempo. Por eso, podemos releerlo como alguien que nos describe con
precisión los paisajes y la forma de vida que existieron en el Mediterráneo hace
casi 3 mil años. En la Odisea nos cuenta que Ulises pasó siete años en una islita -
que hoy identificamos como Gozo, en el archipiélago maltés- retenido por la
diosa de esa isla, la ninfa Calypso. Allí se exhibe a los turistas la caverna donde
quizás viviera la mítica pareja76.
Y fue tal vez por extrañar su hogar, o porque el paso de los años le impidiera
seguir satisfaciendo la inmensa pasión de la diosa eternamente joven, el hecho es
que finalmente Ulises quiso regresar a su casa. Para ello, cuenta Homero que fue
"a un extremo de la isla donde crecían grandes árboles, chopos, álamos, y el
abeto cuya copa escala el alto cielo, y cuyos troncos eran compactos y a
propósito para mantenerse a flote sobre las aguas". Allí construyó una balsa:
"de recias tablas unió la cubierta, y labró el mástil con su correspondiente
antena, y enseguida el timón. Con ramas de sauce, bien tejidas, rodeó la balsa,
para resguardarla de los golpes de las olas, y la lastró con abundante madera"77.
Hoy Ulises sólo hubiera podido salir a nado de la isla. Los únicos árboles que
quedan en Gozo son los raquíticos cipreses que rodean el cementerio. Los
bosques fueron incendiados por los piratas argelinos que saquearon la isla y
alguna vez llevaron a todos su habitantes como esclavos. Los árboles que
sobrevivieron a las guerras fueron cortados por los propios pobladores.
Deforestada y con los suelos gastados, la isla es hoy de una aridez extrema, tanto,
que los lugareños se refieren a los campos como "el desierto". El principal
cultivo son unas tunas espinosas, que llaman "higo de la India", lo único que
puede crecer en esos suelos agotados.
Los cronistas de un imperio siempre nos hablan más de sus riquezas que de
sus miserias. Tenemos descripciones minuciosas de templos y palacios,
realizadas con un cuidadoso esfuerzo de reconstrucción 78, 79. Hay, sin embargo,
bastante menos información sobre las condiciones ambientales del borde de esos
palacios y sobre sus consecuencias sobre la calidad de vida de ese momento y las
concepciones urbano-ambientales posteriores.
Para sus apologistas es una ciudad grande y poderosa. Se habla de ella con
adjetivos grandilocuentes: soberbia, pujante, orgullosa. El mundo entero le
rinde tributos. Y es tanto el poder que tienen los que gobiernan esa ciudad que
les resulta difícil imaginar sus puntos débiles. Porque desde el punto de vista
ecológico, la situación es exactamente al revés: una gran ciudad es, a menudo, un
sitio frágil y peligroso.
Nuestro sistema jurídico actual supone que los bienes sólo pueden ser
privados o estatales, con formas jurísicas diversas, pero que tienen en común la
ausencia de bienes comunitarios. La idea de que los bienes comunes, al no ser de
nadie, terminan depredados por todos, es una de las bases de las discusiones
ambientales contemporáneas. Esta categoría fue eliminada al sancionarse los
diversos Códigos Civiles latinoamericanos durante el siglo XIX, pero estaba en
el orden jurídico colonial, que derivaba de las Partidas del rey Alfonso X el
Sabio, quien a su vez las había tomado del Derecho Romano.
a) Bienes fuera del comercio por razones de Derecho Divino (divini iuris)
* Las res sacrae, consagradas a los dioses públicos como templos, terrenos,
etc.
* Las res religiosae, destinadas al culto de los dioses manes como los
sepulcros, monumentos mortuorios, etc.
* Las res sanctae, son las construcciones que limitan la ciudad como las
puertas, muros etc. La violación de las cosas sacras se consideraba
sacrilegium y los violadores eran castigados con la pena de muerte.
* Las res comunes onimun iure naturali, son aquellas indispensables para
la vida y por lo tanto pertenecen a todos. Por ejemplo: aire, mar, el agua
de los ríos, etc.
* Las res plublicae, con este término los juristas romanos indican las cosas
que son propiedad del pueblo romano: caminos, playas, etc.
Sobre éste y muchos otros textos semejantes, comenta Paolo Fedeli: "Un
motivo común recorre ésta y otras laudes italiae: el de la autosuficiencia de
Italia, que por la variedad de sus tierras, la abundancia de sus recursos
minerales, el beneficio del clima, no tiene necesidad de importar nada. En la
elaboración propagandística del motivo, es totalmente obvio, que una tierra de
tales características sea habitada por una raza de hombres superiores,
equiparable a cuantas habían tenido la fortuna de vivir en la edad de oro: clima
y recursos naturales han permanecido iguales"88. La idea de que esta tierra
excepcional produce hombres superiores, que legítimamente dominarán a los
demás ha sido utilizada en múltiples ocasiones, siendo la más recordada la del
nazismo.
Mientras tanto, más y más gente llega a Roma. La capital del mundo es un
foco de atracción de población y allí llegan griegos y egipcios, galos y judíos.
También llegan grandes masas de campesinos de las zonas de Italia afectadas
por profundos cambios políticos y sociales. "La Segunda Guerra Púnica (entre
los años 217 y 202 AC) -dice Toynbee- y las guerras predatorias y civiles que la
siguieron durante los dos siglos inmediatos produjeron un efecto profundamente
desintegrador sobre la vida social italiana. La cultura y la economía rurales
fueron minadas primero y arrasadas después por el efecto acumulado de un
número determinado de fuerzas hostiles: la devastación de Aníbal; la perpetua
movilización de los campesinos para el servicio militar; la revolución agraria
que sustituyó el cultivo en pequeña escala de los campesinos autosubsistentes por
una agricultura en gran escala con trabajo de esclavos, y la emigración en masa
del campo a las ciudades parasitarias"90.
Terminadas las guerras, los campesinos se encuentran con que han cambiado
las condiciones de la producción agraria. Ya no podrán hacer cultivos de
autosubsistencia. La tierra está ocupada por cultivos en escala comercial, que se
hacen en grandes latifundios esclavistas. En el campo ya no hay lugar para los
campesinos y deben emigrar a la ciudad, donde nadie los espera.
abandonen los campos y escapen a las ciudades, se los obliga a permanecer toda
la vida (y también las de sus descendientes) en el campo.
"Ese fue el motivo de que quedaran los arrendatarios ligados a sus tierras,
estado de servidumbre que parece fue estableciéndose poco a poco, en cada
provincia por separado, a tenor de los edictos imperiales sobre la materia"91. De
este modo, el Imperio en sus últimos tiempos va construyendo un orden social
que culminará en el feudalismo. Este orden privilegiará la vida rural, mientras
decaen las ciudades.
Es decir, que como en nuestra época, los problemas del ambiente urbano
reflejan, además, tanto cuestiones económicas del campo como el marco político
global en el que esa sociedad se desenvuelve.
Por estas razones, son muchos los que llegan a Roma, donde se amontonan
como pueden. Porque el espacio es uno de los graves problemas de las ciudades
antiguas. Las murallas son un corsé de piedra, que hace lentísima su expansión.
Para vivir en Roma, si uno es un recién llegado, hay que hacinarse. Ante la crisis
del espacio, les quedan dos opciones a los provincianos y a los bárbaros pobres:
bajar o subir.
Los que bajan, lo hacen ocupando los terrenos más próximos al río, las áreas
bajas que se inundan con cada lluvia torrencial. Y es que a pesar de la expresión
usual, una inundación no se debe a que el río suba sino a que la ciudad ha
bajado. Es decir, que se construye en aquellas áreas que el río ocupa por su
propia dinámica natural (que es lo que técnicamente se conoce como su valle de
inundación). Poner allí un barrio de una ciudad es condenarlo a la inundación,
60
cosa que hicieron los romanos con sus barrios pobres y que aún repetimos en
muchas ciudades del Tercer Mundo, 93, 94.
A veces, el Tíber viene con tanta fuerza que se lleva las casas. Por ejemplo, en
el 54 A.C. "subió tan alto que inundó los barrios bajos de la ciudad y llegó
incluso a los barrios más elevados. Las casas construidas con ladrillos se
derrumbaron por acción del agua. Todos los animales murieron en la
inundación. Y la gente que no había buscado refugio a tiempo en las alturas,
quedó sobre los techos de sus casas, o en las calles, y murió"95.
En este caso, como en muchos otros, el mayor nivel de las aguas no era un
fenómeno exclusivamente natural. Y es que la misma expansión de la ciudad
había llevado a deforestar las tierras en las que ese río nace. Esto anuló los
mecanismos naturales de regulación que antes tenía el río y agravó las
crecientes.
Después de cortados los árboles, los suelos de caliza porosa, muy frecuentes
en la región, se erosionan con facilidad. Esto se aceleró por las breves pero
61
Los árboles actuaban como reguladores del caudal de los ríos, al facilitar que
parte del agua de lluvia se infiltrara en el suelo. La deforestación y los procesos
erosivos posteriores llevaron cada vez mayor cantidad de agua hacia los cursos
de agua, lo que aumentó la intensidad de sus crecidas.
Más tarde, Ravena, el principal puerto romano sobre el Adriático (y que llegó
a ser cabeza del Imperio por un breve período), perdió su acceso al mar por un
proceso similar. Al mismo tiempo, este proceso erosivo ampliaba los pantanos
donde se criaban los mosquitos transmisores de la malaria o paludismo.
Se realizaron intentos de regular el curso del Tíber para atenuar sus crecidas.
Por ejemplo, uno de los proyectos suponía desviar alguno de sus afluentes para
disminuir su caudal. Sin embargo, el proyecto se detuvo con argumentos
religiosos, ya que manifestaron el temor de que el dios del río se vengara de esa
ofensa. El motivo real parece haber sido la presión de quienes temían recibir la
inundación cambiada de lugar, entre ellos, los representantes de Florencia 99.
Pero los árboles no dan la misma gloria ni el mismo prestigio que las obras
públicas. Por eso, los romanos agrandaron las cloacas y desecaron pantanos,
64
Tardíamente, Augusto les fija una altura máxima de 70 pies romanos (entre
18 y 20,70 metros), lo que supone quizás unos cinco pisos. Como seguían
cayéndose, Trajano baja esa altura máxima a 60 pies en el siglo II DC 100.
Juvenal pregunta:
“¿Qué lugar hemos visto tan miserable, tan solitario que no consideremos peor
el temor a los incendios, a continuos derrumbamientos de casas y a los mil
peligros de esta terrible ciudad? Nosotros habitamos una ciudad que se apoya en
buena medida en frágiles pilares, pues con un pilar detiene el casero el
derrumbamiento, y así que ha tapado la abertura de viejas rendijas nos invita a
dormir despreocupados con la mina encima” 101.
“Hay que vivir allí donde no hay incendio alguno, ni temor alguno durante la
noche. Ya pide agua, ya traslada sus cachivaches, ya tienes el tercer piso
echando humo. Tu ni te enteras, pues si el alboroto empieza en las escaleras de
abajo, el último en arder será el que solo las tejas resguardan de la lluvia. Cordo
65
no tenia nada, ¿es que lo niega alguien? Y con todo, esa “nada” la perdió
entera”.
Las casas de los ricos eran lugares agradables, con estanques y jardines. Pero
los demás romanos tomaban agua de las fuentes públicas y utilizaban letrinas
públicas o bacinillas, que eran vaciadas a la calle desde los pisos superiores. En
los interiores se acumulaba el polvo, la suciedad, insectos, roedores y escombros.
Por la ausencia de pasillos, era frecuente que para llegar a un departamento
hubiera que pasar por el interior de varios otros. El precio de los alquileres era
mayor en la planta baja, cerca de la puerta e iba disminuyendo hacia arriba.
Esto se debía a la casi imposibilidad de evacuar el edificio en caso de incendio103.
Si bien hay que hacer un esfuerzo especial para elogiar a Nerón, lo cierto es
que este emperador realizó el único intento sistemático de planeamiento urbano
en la Roma clásica, actividad que ya era habitual en las colonias del imperio. El
barrio de Nerón tiene calles rectas y amplias con columnatas, un mejor
abastecimiento de aguas y la altura de los edificios reducida. Las casas tenían
muros exteriores separados y los pisos bajos sólo podían construirse con
materiales resistentes al fuego.
EL URBANISMO DE NERÓN
"La ciudad no fue construida de una manera discontinua y sin orden, sino que
se midió la estructura de los barrios, se ensancharon las calles, se limitó la altura
de los edificios, se abrieron plazas, se añadieron porches para la protección de
las fachadas. Nerón prometió construir estos porches a sus costas y ceder las
áreas reconstruidas a sus dueños. Para descargar los escombros destinó los
pantanos de Ostia; las naves que traían el grano por el Tíber debían partir
cargadas de escombros. En algunas partes, los edificios debían construirse sin
madera, con piedra refractaria al fuego.
Estableció una vigilancia para que el agua, interceptada abusivamente por los
particulares, circulara con mayor abundancia por los lugares públicos. Los
edificios no podían tener paredes comunes, sino cada uno sus propios muros".
67
El Panteón es una inmensa cúpula sin columnas interiores. Tiene una abertura
superior, el oculus, que le permita la entrada de luz solar. Habitualmente se
considera que la función del oculus es aligerar la estructura para evitar la
sobrecarga de las paredes. Pero además, esa abertura genera una corriente de
aire ascendente que permite refrescar el espacio interior durante el duro verano
de Roma.
68
SE INICIA LA CONTAMINACION
"La contaminación del aire era familiar a los romanos, quienes comentaban
que el sol estaba tan oscurecido por el humo y el polvo que la gente que
regresaba del campo perdía su bronceado después de unos días. Los incontables
fogones para cocinar y calentarse y las lámparas humeantes; los hornos de
alfareros y panaderos; las calderas e hipocaustos de los grandes y numerosos
baños, todo ello agregaba humo al polvo levantado por las innumerables
actividades humanas"106.
69
Por algo los romanos amaban cada vez más el campo y la vida al aire libre,
lejos de la ciudad. Hay, sin embargo, una abundancia de exageraciones retóricas
que no deberíamos tomar al pie de la letra, ya que tiene más razones sociológicas
que ambientales. Por ejemplo, Horacio dice: “Feliz aquél que lejos de
ocupaciones, como la primitiva raza de los mortales, labra los campos paternos
con sus bueyes, libre de toda usura, si se despierta como el soldado al oír la
sanguinaria trompeta, ni se asusta ante el mar airado, y se aleja del foro y de los
umbrales soberbios de los ciudadanos poderosos”107. La alabanza de las viejas
costumbres rurales es frecuente en diversas civilizaciones antiguas, aún en
aquellas que no tenían problemas ambientales de una envergadura semejante a
los de Roma108.
Sin embargo, y aún limando los excesos verbales, algunos de los efectos
ambientales eran más severos de lo que imaginamos. Por ejemplo, el ruido.
"Mucha gente muere de insomnio en Roma", dice Juvenal, quien agrega: "¿A
quién permite dormir la vivienda de alquiler? El sueño es artículo de lujo. El
trafico de carros por el trazado angosto de las calles y las maldiciones a la recua
atascada son tales que incluso Claudio, el Emperador, príncipe de los
dormilones, se despierta con tanto ruido"109.
Veamos una descripción de las calles de Roma, indicada para quienes hablan
de la serenidad de los tiempos antiguos: "En Roma el pobre ya no puede pensar
ni reposar. Imposible vivir en paz por la mañana a causa de los maestros de
escuela que enseñan en la calle, de noche a causa de los carniceros, todo el día a
causa de los martillos de los caldereros. Aquí un cambista sin clientes hace
rodar, sobre su mostrador engrasado, pilas de monedas con la efigie de Nerón.
Allá un obrero español muele arena de oro y golpea su vieja piedra con el mazo
brillante. Nada detiene a la tropa fanática de fieles de Belona, ni al náufrago
locuaz, con el pecho circundado de vendajes, ni al judío al que su madre le ha
enseñado a mendigar, ni al vendedor ambulante de yescas de azufre", dice el
poeta Marcial110. También eran frecuentes los accidentes en la vía pública: “Si se
vuelca el carro que acarrea mármoles ligures y derrama sobre la multitud la
montaña que se ha desplazado, ¿qué queda de los cuerpos? ¿Quién encuentra los
miembros, quien, los huesos? Machacados, los cadáveres de la gente
desaparecen todos como si fueran espíritus111.
70
Sobre sus efectos, advierte Vitruvio: "Podemos tomar como ejemplo a los
trabajadores del plomo, quienes tienen un semblante afectado por la palidez,
debido a que, al fundirse, el plomo recibe la corriente de aire y sus emanaciones
ocupan los miembros del cuerpo y los queman, robándoles las virtudes de la
sangre. Por lo tanto, parece que el agua no debe ser traída en tuberías de plomo
si queremos conservarla pura"114. ¿Necesitamos aclarar que, a dos mil años de
distancia, aún no le hicimos caso? Un ejemplo más de que la contaminación no
puede ser atribuida a la ignorancia, ya que siempre hubo científicos que
advirtieron a tiempo lo que ocurría.
71
rodeados de pantanos, los que, como vimos, crecían a causa de la erosión. Todo
esto hacía crisis durante los veranos, momentos en que los nobles y los ricos se
iban afuera de la ciudad por miedo a las fiebres, que afectaban a los pobres. En
Roma, el verano era la época de los desfiles fúnebres.
¿Adónde van a parar esos muertos? Digamos que el qué hacer con la gente
que muere, es uno de los problemas que debe enfrentar todo asentamiento
humano y que crece con el tamaño de la ciudad. El riesgo está en que, como en
las historias de fantasmas, los muertos pongan en peligro a los vivos. En Roma,
la higiene mortuoria era bastante precaria, y la zona más sórdida de la ciudad
era el cementerio.
condiciones ambientales del cementerio, sin que nadie se preocupara, hasta que
las clases altas comenzaron a ser afectadas.
también debería haberla en el cuarto. "¿Por qué el aire, este cuarto elemento
que ocupa tanto espacio, ha de estar vacío de toda cosa, y ser el único de los
cuatro condenado por la naturaleza a no tener habitantes? ¿Por qué no ha de
hacer que nazcan en el aire animales aéreos, como los produce inflamados en el
fuego, fluidos en el agua y terrestres en la tierra? ¿Qué diréis de esta gran
extensión de aire que se encuentra entre la cima del monte Olimpo y la Luna?"
Apuleyo desmiente que los pájaros vivan en el aire, ya que sólo lo usan para
moverse en él. "Puesto que la fuerza del razonamiento -agrega- obliga a admitir
la existencia de animales propios del aire, resta sólo tratar de su naturaleza y de
sus propiedades". Una cosa tiene clara desde el principio: no deben ser ni tan
pesados como los de la tierra ni tan ligeros como los del éter. Los divide en
aquellos que han tenido un cuerpo humano como hábitat y los que permanecen
en el aire. Nos los vemos "porque carecen de esa solidez terrestre que intercepta
la luz".
Y si no fuera por un acceso místico que arruina las últimas páginas, quizás
Apuleyo habría seguido deduciendo las funciones que cumplen estos seres
vivientes en los ecosistemas. No se pregunta de qué se alimentan esos demonios.
Llega por pura especulación al borde de la ecología de las bacterias, y en ese
momento lo deslumbran los dioses. Termina hablando de Apolo y de Minerva en
vez de preguntarse si esos demonios son herbívoros o carnívoros, si pueden
provocar enfermedades y qué otras relaciones tienen en los ecosistemas.
Tanto, que eso nos lleva a olvidar a los otros protagonistas de la misma
tragedia. ¿Nos preguntamos, acaso, qué les pasó a los leones? Les sucedió lo
mismo que a los santos, sólo que un instante después, ya que el circo romano fue
una de las más formidables máquinas de muerte de la Antigüedad.
Roma era un sitio incómodo para vivir, con hambrunas e inundaciones, con
pestes, incendios y derrumbes. Para entretener a la gente que sufría éstas y otras
calamidades, y para garantizar el apoyo político a las figuras de turno, se
inventa la fórmula de panem et circensis, aludiendo al reparto público de trigo y
a la reiteración de espectáculos sangrientos que servían para canalizar la
violencia colectiva. Y no era sólo el Coliseo: todas las ciudades romanas tenían
sus arenas, aún las ubicadas en las colonias de España o de África.
76
Por la abundancia de fieras que hemos visto en el cine, a menudo nos cuesta
percibir hasta qué punto algunos de estos animales son realmente escasos
(especialmente los grandes carnívoros). Por ejemplo, se estima que una
extensión de selva como la del Parque Nacional Iguazú no podría sostener más
77
Tenemos que aclarar que estas cifras muestran sólo una parte pequeña del
efecto del circo romano sobre la fauna. Por razones que hacen a la lógica del
espectáculo, sólo se admitían animales vivos y sanos. Pero no todos llegaban en
ese estado.
Lo habitual es que, por cada animal que llega vivo a su destino final (y esto
vale también para los zoológicos actuales y las empresas de venta de simpáticas
mascotas silvestre), los que lo capturan se vean obligados a matar a unos cuantos
que, por ejemplo, estaban defendiendo sus crías. A esto se agrega la mortandad
provocada por el estrés del cautiverio y el transporte, lo que multiplica en varias
veces la cantidad de animales que efectivamente se pierden 123, 124.
La escasez de fieras generó una continua presión sobre todas las formas de
obtenerlas. Se las crió en cautiverio y, cuando no fueron suficientes, se llegó a
confiscar los animales de los zoológicos privados. Giordano era un general que
venía coleccionando animales exóticos para mostrarlos cuando hiciera su desfile
por un triunfo en Persia. Juntó 32 elefantes, 10 tigres, 60 leones domesticados, 30
leopardos amaestrados, 6 hipopótamos, 10 jirafas y un rinoceronte, entre otros
81
más. Los hicieron matar a todos en la arena durante los juegos por el milenario
de la fundación de Roma, en el año 248.
Lo anterior nos muestra que Roma ya tenía una característica de las grandes
ciudades modernas: era capaz de producir un fuerte impacto ambiental en su
zona de influencia política o económica, además del provocado en su zona
inmediata de influencia física. En todos los períodos históricos en los que la
economía se internacionalice, las grandes capitales afectarán el ambiente a
enormes distancias. En los períodos de aislamiento económico y político, su
influencia se reducirá a su entorno más inmediato.
HISTORIAS DE DELFINES
Una historia menos cruenta es la del músico Arión, quien fue asaltado por los
marineros del barco corintio que lo llevaba. Arión les pidió "que le permitieran
ataviarse con sus mejores vestidos y entonar, antes de morir, una canción sobre
la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luego de
haberla concluido. Convinieron en ello los corintios, deseosos de disfrutar un
buen rato oyendo al músico más afamado de su tiempo, y con este fin dejaron
todos la popa y se vinieron a oírle en medio del barco. Entonces el astuto Arión,
adornado maravillosamente y puesto el pie sobre la cubierta con la cítara en la
mano, cantó una composición melodiosa, y cuando hubo concluido, se arrojó al
mar. Los marineros, dueños de sus despojos, continuaron su navegación a
Corinto, mientras un delfín (según nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al
célebre cantor y lo condujo salvo a Ténaro"127.
82
EL AGUA EN ROMA
expansión romana se correspondió con una etapa muy seca en toda la cuenca del
Mediterráneo. Los romanos urbanizaron dicha cuenca, conquistando o
fundando miles de ciudades. Para hacer posible su existencia, el acueducto fue
un componente indispensable de las ciudades romanas. La magnitud de las
obras realizadas es difícil de imaginar, y corresponde a una sociedad basada en
la esclavitud masiva.
Los romanos no sólo abastecieron a Roma de agua confiable, sino que hicieron
lo mismo en las diferentes ciudades que fundaran. Tengamos en cuenta que el
Imperio se desarrolló en un período muy seco en la cuenca del Mediterráneo, lo
que aumentó la necesidad de esta infraestructura.
Los baños romanos son un buen ejemplo de una estrategia exitosa que logró
un alto nivel de efectividad en la extensión de prácticas higiénicas, basándose en
85
Los baños romanos fueron muy fuertes demandantes de agua, de manera que
su continua ampliación exigió las construcción de nuevos acueductos. Primero
fueron las grandes termas de Trajano, después las de Caracalla y finalmente, las
de Diocleciano, quien construyó la mayor instalación de baños de la historia, con
capacidad para 3.000 visitantes al mismo tiempo. En Bath, Inglaterra, hay baños
romanos en uso actual, con sus instalaciones restauradas. Existe una imitación,
construida en Budapest durante la Belle Époque. Tanto los baños romanos,
como su continuación en la cultura islámica, han dado buenos contextos para la
pintura de desnudos femeninos.
La magnitud de estas obras suele maravillar a quienes ven sus ruinas y aún a
los historiadores, al extremo de llevarlos a subestimar la importancia de otros
problemas ambientales, además de los vinculados con la provisión de agua.
El agua que sobraba era usada para remover las aguas negras a través de
grandes sistemas de drenaje que iban hacia el Tíber. Las letrinas públicas y las
casas elegantes estaban conectadas a estas canalizaciones. A pesar de este
esfuerzo, era frecuente que las crecidas del Tíber enviaran aguas servidas sobre
los barrios bajos de la ciudad.
EL VIENTRE DE NÁPOLES
Está edificada junto al mar, en una bahía dominada por el Vesubio, que
forma uno de los paisajes más hermosos del mundo. La ciudad entera
está encima de un único bloque de piedra amarilla, un calcáreo resistente y fácil
de trabajar, ideal para la construcción, que los lugareños llaman "tufo". De este
material se hicieron las esculturas, los templos y las viejas murallas.
galerías están siendo exploradas por espeleólogos que a cada paso se sorprenden
de lo que encuentran en las vísceras de Nápoles.
EL AGUA EN CONSTANTINOPLA
Quizás por temor a los períodos de sequía o a que los enemigos cortaran el
suministro de agua, en esta ciudad los acueductos no terminan en fuentes sino en
cisternas. Es probable que los ataques de los bárbaros hayan influido en esta
decisión. El caso es que el agua que no se utiliza, ya no se pierde en forma
decorativa como en las fuentes de Roma, sino que se acumula a la espera de
futuros usuarios. La ciudad tenía dos grandes cisternas al aire libre, de 21 mil y
25 mil metros cúbicos, respectivamente136.
Este urbanismo desordenado crea como contrapartida las ideas para una
ciudad utópica, algunas de las cuales aún influyen fuertemente sobre nosotros.
Vitruvio enseñó que las poblaciones debían ser construidas sobre lugares secos y
sanos y hechas de tal manera que controlaran los vientos. Plantea evitar que la
dirección de las calles sea la misma que la de los vientos, de manera que no
entren directamente, sino que disminuyan su intensidad al estrellarse entre las
calles137.
aislamiento térmico y estar orientados al sur (es decir, tener el máximo de sol
posible en el Hemisferio Norte). En las zonas calurosas, habrá que maximizar la
ventilación e invertir la orientación para obtener un mayor grado de
refrescamiento. Estos criterios son, en líneas generales, los mismos que retoman
en la actualidad las orientaciones de arquitectura bioclimática o arquitectura
solar pasiva para tratar de reducir al mínimo el consumo energético en las obras
que se realizan138.
Dedica una especial atención a los edificios públicos, que deben estar situados
en lugares saludables, en especial el foro y el teatro. Junto al foro, y en el lugar
más cálido posible, debe estar la basílica, de modo que se pueda entrar en ella
sin sufrir condiciones meteorológicas adversas. Asigna también un lugar
destacado a los espacios verdes: debe haber -dice- espacios abiertos amplios y
cubiertos de plantas ornamentales.
“Sería muy fácil si hubiera fuentes abiertas de agua, pero si no las hay, se
deben buscar en el subsuelo y conducirlas. Se debe aplicar la siguiente prueba.
Antes de que salga el sol se yaceré plano sobre el suelo donde se va a hacer la
búsqueda y colocando la barbilla en la tierra se mirará alrededor. De esta
manera la mirada no se elevará más de lo que debe ser, sino que alcanzará a una
determinada altura al mismo nivel en todo el campo. Entonces, se cavará en los
lugares donde se ven ondear y levantarse los vapores en el aire. Esta señal no
puede aparecer en un suelo seco”.
“Hay también otras fuentes, que parecen mezcladas con vino, como sucede
con una fuente que mana en Pafaglonia cuyas aguas embriagan aun cuando no
se haya bebido vino. En el territorio de los Ecuos en Italia, y también en la tribu
de los Médulos en los Alpes, se encuentra una clase de agua que produce bocio a
quienes la beben. En Arcadia hay una ciudad conocida, llamada Clítor, y por sus
campos corren unas aguas que brotan en una cueva las cuales tienen la
peculiaridad de que quitan todo deseo de beber vino a quienes las prueban.
Cerca de la fuente hay una inscripción, grabada sobre la roca con caracteres
griegos, con la advertencia de que no es apta para el baño ni para regar los
viñedos. En la isla de Quío, también brota una fuente que hace perder la razón a
quienes inadvertidamente beben sus aguas”.
94
Lo primero, fue hacer así los campamentos militares: en la época en que Jesús
nacía, por toda Europa, por el Norte de África, por el Medio Oriente, se
establecieron ciudades hechas de carpas de lona, con las calles perfectamente
orientadas como para que pasaran por ellas torres y alfiles. Más tarde, fueron
las ciudades romanas de ladrillo y mármol, las colonias en Galia o en África, las
que llevaron el sello del tablero de ajedrez. Encontramos el damero en Timgad y
en Tréveris; en Colonia y en la Cartago romana. Finalmente, se llevará el
damero romano a América.
Las colonias romanas tienen una importante innovación jurídica, que incidir
sobre la administración del ambiente local: los romanos inventan el régimen
municipal. En efecto, las ciudades antiguas eran, como dijimos, ciudades-Estado.
Gobernadas por un rey o por un consejo de ciudadanos, eran el asiento de la
soberanía: levantaban los símbolos de la patria, dictaban sus leyes, condenaban
criminales, hacían la paz o la guerra.
Soberanía que pierden al ser conquistadas. Pero los romanos tienen que
encontrar la forma de transferir algo del poder a las clases dominantes aliadas
de las ciudades sometidas. Les dejan la administración local, los aspectos
edilicios, (“sólo las calles y mercados”, dice Fustel de Coulanges139) que, además,
serán capaces de hacer con la mayor eficiencia porque conocen su propia tierra.
95
Estos criterios sobre el uso del espacio fueron tomados por los reyes de
España al redactar las Leyes de Indias y definir allí la forma de las ciudades que
se fundarían en América140. Esa era la forma que mandaba el rey, y ésa fue la
forma que Juan de Garay le dio a Buenos Aires, esa lejanísima mañana de 1580,
y que hoy se conserva, idéntica, en el microcentro y se repite en todas nuestras
ciudades actuales.
Pero, ¿por qué adoptó el Emperador esa figura? Su origen está en la época
clásica, porque Carlos era un hombre del Renacimiento, El suyo era un tiempo
de admirar a griegos y romanos y tratar de copiarlos en todo lo posible. Carlos
adopta el título de Imperator y se pone a ver cómo hacían los emperadores
romanos cada vez que fundaban una colonia. Juego monárquico si los hay, ya
que subordina el destino de todos al de una sola pieza, y quizás el ajedrez fuera
para Carlos un buen símbolo de la expansión de los dos imperios, el romano
primero y el español después.
Sólo que, llegados hasta aquí, nos volvemos a preguntar: ¿de dónde había
sacado Vitruvio esa única imagen de ciudad que hemos heredado? ¿Acaso la
inventó? No: la copió de los griegos. Porque así como Carlos V y la gente del
Renacimiento se lo pasaban copiando a Roma, los antiguos romanos hacían lo
mismo con los griegos.
Un dato importante es que en los tres casos (España, Grecia, Roma), las
metrópolis conservan sus calles en desorden, pero fundan colonias con calles en
damero. En otras palabras, que si hoy tenemos calles que se cortan en ángulo
recto (y para muchos de nosotros, ésa es la única forma de entender una ciudad),
98
"La situación empeoró en el siglo III DC, cuando a las dádivas tradicionales
de grano se agregaron primero las de aceite y después las de vino y cerdo"142.
Este autor cree que el mundo se está poblando en forma demasiado acelerada.
"Somos una carga para el mundo -agrega-. Los elementos no nos bastan.
Nuestras necesidades son apremiantes. Todo el mundo puede quejarse pues
ahora la naturaleza dejar de subvenir a nuestras necesidades. La peste, la
hambruna, las guerras y el hundimiento de las ciudades son enviados en verdad
como remedios, como cortes de pelo para el crecimiento de la raza humana". Del
mismo modo, en el año 380, San Jerónimo repite ideas semejantes: "El mundo -
dice- ya está lleno y la Tierra ya no puede contenernos"145.
Al fin del Imperio Romano, ya se ha producido la gran hambruna del siglo III
DC. También aparecen epidemias y enfermedades ambientales: "La viruela
parece haber azotado al Imperio en el año 66 DC, en el 166 y del 180 al 192 DC.
El tifus apareció durante el reinado de Aureliano al final del siglo III, el tifus
exantemático, enfermedad por excelencia de la pobreza, de las carencias, del
hacinamiento urbano y de la falta de higiene".147 Lo que es claro es que las
epidemias aparecen especialmente en poblaciones carenciadas. No son una causa
principal, sino que son el indicador de un modo de vida que se derrumba, sin
que sus protagonistas puedan percibirlo. El Imperio en decadencia no tiene más
101
Hace dos mil años, los romanos dominaron la cuenca del Mediterráneo, a la
que confundieron con el mundo, a partir de una técnica militar que tenía mucho
que ver con sus orígenes. Eran un pueblo agrícola, de modo que organizaron
ejércitos que aprovecharon las posibilidades que brinda el combate en espacios
muy amplios, como los que tenían en Italia.
ejército más poderoso del mundo antiguo era incapaz de desplegarse en una
selva. Así, en el año 9 emboscaron a las legiones de Quintilio Varo en el bosque
de Teutoburgo, mientras marchaban casi en fila india bajo la lluvia, atravesando
un estrecho camino entre la montaña y la ciénaga. Los romanos iban
hundiéndose en el barro, por el peso de las mochilas cargadas y las armaduras y
los escudos de cuero empapados. Los arcos estaban tan mojados que no se
podían tensar. Durante tres días, los bárbaros semidesnudos salían de la nada,
los atacaban por el flanco y los mataban de a uno en uno.
La historia tradicional nos cuenta que, cada tantos siglos, las tierras
civilizadas sufrían alguna invasión bárbara. Un día cualquiera surge un jefe
carismático capaz de unir a una serie de grupos nómades, que hasta ese
momento habían oscilado entre las guerras tribales y la indiferencia mutua. Un
103
rey guerrero capaz de compararles su miseria actual con las enormes riquezas
atesoradas en las ciudades amuralladas.
Esta es la historia, repetida en tantas épocas y lugares que pareciera que cada
uno conocía las guerras de sus antecesores y había leído sus detalles. Sabemos,
sin embargo, que los guerreros bárbaros no solían destacarse por su cultura.
¿De dónde vienen tantas semejanzas, entonces?
Hasta que un día, aparece un nuevo cambio climático, porque el clima del
mundo tiene permanentes oscilaciones entre períodos de humedad y períodos de
sequía. "Cuando la sequía alcanza un grado en el que la estepa no puede ofrecer
pastos para la cantidad de ganado que el nómada ha reunido, los pastores se
apartan de su huella de migración anual e invaden las comarcas cultivadas en
busca de alimento para los animales y para ellos mismos", dice Arnold
Toynbee149. Ese es el momento de hombres como Atila. Porque Atilas hay
104
siempre, pero hacen falta determinadas condiciones del medio natural para que
logren arrastrar a su pueblo a la guerra.
"El objetivo de los invasores -dice Pirenne- no era anular el Imperio Romano
sino instalarse allí para disfrutarlo. En cualquier caso, lo que conservaron
sobrepasa en mucho a lo que pidieron destruir o aportar de nuevo. Su
105
6. CONCLUSIONES
INDICE:
1. INTRODUCCIÓN, 4.
6. CONCLUSIONES, 106
ÍNDICE, 108
REFERENCIAS, 111.
REFERENCIAS
1
Gligo, Nicoló y Morello, Jorge: "Notas sobre la Historia Ecológica de América Latina" en
Sunkel, Osvaldo y Gligo, Nicoló (eds.): “Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en América
Latina”, México, Fondo de Cultura Económica, 1980.
2
Pointing, Clive: “Historia verde del mundo”, Buenos Aires, Ed. Paidós, 1992.
3
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”,
México, Fondo de Cultura Económica, 1987.
4
Para una síntesis de los diversos puntos de vista y criterios metodológicos en historia
ecológica, véase el capítulo: Palacio C., Germán A: “En búsqueda de conceptos para una
historiografia ambiental”, en “Naturaleza en disputa”, Bogotá 2001, pp. 37-74)
5
Brailovsky, Antonio Elio: "Memoria verde: historia ecológica de la Argentina", investigación
sobre historia ambiental argentina. En colaboración con Dra. Dina Foguelman, Buenos Aires,
Editorial Sudamericana, 1991. 15 ediciones. Reedición en Colección de Bolsillo de la misma
editorial, 2004.
6
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la Edad Media", Buenos Aires, Prociencia-
CONICET, 1996.
7
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en las sociedades precolombinas", Buenos Aires,
Prociencia-CONICET, 1996.
112
8
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la sociedad colonial", Buenos Aires, Prociencia-
CONICET, 1997.
9
Brailovsky, Antonio Elio: "La ecología en la Biblia", investigación sobre historia ambiental.
Buenos Aires, Editorial Planeta, 1993. Reeditado por Editorial Mila, edición conjunta de
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y Fundación Vida Silvestre Argentina
(FVSA), Buenos Aires, 2005. Reeditado por Editorial Maipué, 2014.
10
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia ecológica del Riachuelo”, investigación sobre historia
ambiental, incorporado al informe del Defensor del Pueblo de la Nación sobre el estado de la
cuenca Matanza-Riachuelo, Buenos Aires, 2002.
11
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia ecológica de Iberoamérica (tomo I): De los mayas al
Quijote”, Buenos Aires, Editorial Kaicrón-Le Monde Diplomatique, 2005.
12
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia ecológica de Iberoamérica (tomo II): De la
Independencia a la Globalización”, Buenos Aires, Editorial Kaicrón-Le Monde Diplomatique,
2009.
13
Brailovsky, Antonio Elio: “Buenos Aires, Ciudad inundable”, Buenos Aires, Editorial
Kaicrón-Le Monde Diplomatique, 2011.
14
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia ecológica de la Ciudad de Buenos Aires”, Buenos Aires,
Editorial Kaicrón, 2011.
15
Brailovsky, Antonio Elio: "El ambiente en la civilización grecorromana", investigación sobre
historia ambiental. Buenos Aires, Pro Ciencia-CONICET, 1997.
16
Brailovsky, Antonio Elio: "Ésta, nuestra única Tierra", introducción a la ecología y el medio
ambiente, Buenos Aires, Editorial Larousse, Colección Referencias Larousse, 1992. Publicado
simultáneamente bajo el título "Ecología y medio ambiente", en la Biblioteca Práctica
Larousse. Varias ediciones. Reedición corregida y actualizada en Editorial Maipué, Buenos
Aires 2004.
17
Algunos de los casos analizados en este libro han sido desarrollados previamente por el
autor en notas de divulgación publicadas en el Suplemento Ciencia del diario La Nación de
Buenos Aires, durante 1994 y 1995.
18
https://es.wikipedia.org/wiki/Trajano
19
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”, op.
cit.
20
Jenofonte: "La expedición de los diez mil", Edicomunicación S.A., Barcelona, 1992.
21
Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo romano", Ed. Sellerio, Palermo,
Sicilia, 1990. (Trad. de la Cátedra de Latín y Cultura Latina de la Facultad de Filosofía y
Letras de la U.B.A. Buenos Aires, 1990.
22
Homero: "La Ilíada", Ed. Iberia, Barcelona, 1952.
23
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”, op.
cit.
113
24
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”, op.
cit.
25
Homero: "La Ilíada", op. cit.
26
Brailovsky, Antonio Elio: “Historia ecológica de Iberoamérica (tomo II): De la
Independencia a la Globalización”, op. cit.
27
Hughes, Donald: "La ecología de las civilizaciones antiguas", México, Fondo de Cultura
Económica, 1981.
28
Hughes, Donald: "La ecología de las civilizaciones antiguas", op. cit.
29
Dajos, Roger: "Principales divisiones de la biósfera", en: "Ecología", Larousse, Canadá,
1977.
30
Pointing, Clive: "Historia verde del mundo". Barcelona, Paidós Contextos, 1992.
31
Hughes, Donald: "La ecología de las civilizaciones antiguas", op. cit.
32
"La Santa Biblia", 1 Reyes, 9; 11. Sociedades Bíblicas de América Latina, 1964.
33
Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", Madrid, Ed. Gredos, 1992.
34
"Los albores de la ciudad moderna", en: Varios Autores: "Arqueología de las ciudades
perdidas. Nº 29: España medieval", Salvat, Barcelona, 1992.
35
Braunfels, Wolfgang: "Urbanismo occidental", Madrid, Aianza Editorial, 1983.
36
Heródoto: "Los nueve libros de la historia", III, CVIII, Buenos Aires, El Ateneo, 1968.
37
Hesíodo: “Los trabajos y los días”, en:
http://www.ladeliteratura.com.uy/biblioteca/hesiodotrabajos.pdf
38
Hesíodo: “Los trabajos y los días”, op. cit
39
Frazer, James George: “La rama dorada”, México, Fondo de Cultura Económica, 1944.
40
Aristófanes: “Los Arcanienses”, en:
http://historicodigital.com/download/ARISTOFANES%20-%20Los%20Arcanienses.pdf
41
Sófocles: "Antígona", en "Obras de Esquilo y Sófocles", Buenos Aires, El Ateneo, 1956.
42
Crespo, Emilio: ”Textos sobre el paisaje de Grecia en la antigüedad”, en Estudios Clásicos
n° 110, 1996, en:
http://interclassica.um.es/var/plain/storage/original/application/165c2ecb0a1d420cc08c7c20e9
a4b847.pdf
43
Pointing, Clive: "Historia verde del mundo", op. cit.
44
Platón: "Critias", Madrid, 1945.
45
Hesíodo: “Los trabajos y los días”, op. cit
46
Homero: "La Odisea", Ed. Iberia, Barcelona, 1952.
47
Toynbee, Arnold: "Estudio de la historia", T.I. Planeta-Agostini, Madrid, 1985.
48
Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", op. cit.
114
49
Es conocido por haber sido el escenario de la película “Poderosa Afrodita”, de Woody Allen.
50
Norberg-Schulz, Christian: "Arquitectura occidental: la arquitectura como historia de formas
significativas", Arquitectura ConTextos, Ed. Gustavo Gili S.A. Barcelona, 1972.
51
https://es.wikipedia.org/wiki/Amimone
52
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”, op.
cit.
53
Cit. en: Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", op. cit.
54
Salles, Catherine: "Los bajos fondos de la Antigüedad", Ed. Granica, Buenos Aires, 1983.
55
Tucídides: “Historia de la Guerra del Peloponeso”, en:
https://civilizacionclasica2011.wikispaces.com/file/view/TUCIDIDES.+Historia+de+la+Guerra
+del+Peloponeso.pdf
56
Dagnino S., Jorge: “Nota Histórica: ¿Qué fue la plaga de Atenas?”, en Revista Chilena de
Infectología, versión impresa ISSN 0716-1018 Rev. chil. infectol. vol.28 no.4 Santiago ago.
2011.
57
Hipócrates: “Airs, Waters, Places”. Selección de textos. W.H.S. Jones (ed.). Cambridge,
Harvard University Press, 1948. Reproducido de El Desafío de la Epidemiología. O.P.S.
Publicación científica.
58
Littré, Émile: “Colección completa de las obras del grande Hipócrates: Volumen 3”, Madrid,
1 de enero de 1843, Imp. Médica, en:
https://play.google.com/store/books/details?id=fVu4NLKK5LMC&rdid=book-
fVu4NLKK5LMC&rdot=1
59
Boluda, Anna: “La historia clínica ambiental, clave para entender el cáncer infantil”, en:
Revista on line Inspira sobre Salud y Medio Ambiente, Fundación Roger Torné, 6/5/2011, en
http://www.fundrogertorne.org/salud-infancia-medio-ambiente/divulga/inspira-
nuevo/2011/05/06/la-historia-clinica-ambiental-clave-para-entender-el-cancer-infantil/
60
"Corinto: el control del istmo", en: "Arqueología de las ciudades perdidas: Atenas y
Esparta. T. 7", Salvat, Barcelona, 1992.
61
Chierichetti, Sandro: "Capolavori della Sicilia", CO.GRAF. editrice, Milán, s/f.
62
Cicerón, Marco Tulio, cit. en: "Siracusa: la señora de la Sicilia griega", en: Varios Autores:
"Arqueología de las ciudades perdidas: Sicilia y la Magna Grecia. T. 10", Salvat, Barcelona,
1992.
63
Plinio el Viejo: “Tratado de los metales y su naturaleza”, Libro XXXIII.
64
Cit. en: Barba, Álvaro Alonso:” Arte de los metales: en que se enseña el verdadero beneficio
de los de oro, y plata por azogue : Con el tratado de las antiguas minas de España, que escribiò
Alonso Cavillo y Lazo (Descripción breve de las antiguas minas de España”,) 1 de enero de
1770.
65
Sagan, Carl: "Cosmos", Barcelona, Ed. Planeta, 1980.
66
Las póleis son los sistemas organizativos y jurídicos de la época clásica griega. Muchos
autores usan la expresión como sinónimo de ciudad. Sin embargo, pueden corresponder a
115
ciudades como Atenas o a muy pequeños caseríos. Basta con que tengan un ágora donde el
pueblo se reúna para deliberar. La Grecia clásica tenía entre 500 y 700 póleis.
67
Jenofonte: "Ciropedia", Madrid, 1912.
68
"Ciudades de Grecia: la ciudad-Estado", en: "Arqueología de las ciudades perdidas: Atenas
y Esparta", op. cit.
69
Aristóteles: "La política", Buenos Aires, Editorial Tor, 1953.
70
Chueca Goitía, Fernando: "Breve historia de urbanismo", Buenos Aires, Alianza Editorial,
1990.
71
Sheldon, Peter: "Grecia", Ediciones Folio, Barcelona, 1983.
72
Glotz, G.: "La cittá greca", Turín, 1955.
73
de Coulanges, Fustel: “La ciudad antigua”, Buenos Aires, Emecé Editores, 1951.
74
Aristóteles: “La política”, en:
http://fama2.us.es/fde/ocr/2006/politicaAristoteles.pdf
75
Diodoro de Sicilia, cit. en: Salles, Catherine: "Los bajos fondos...", op. cit.
76
Recorrida de campo el autor.
77
Homero: "La Odisea", op. cit.
78
Dal Mazo, Leonardo: "Roma dei Cesari", Bonechi Edizioni, Firenze,1974.
79
Norberg-Schulz, Christian: "Arquitectura Occidental: la Arquitectura como Historia de
Formas y Significados". op. cit.
80
Davis, Kingsley: "La Evolución de las Ciudades Industriales en Occidente", en: Varios
Autores: "La Ciudad, su Origen, Crecimiento e Impacto en el Hombre", Selecciones de
Scientific American, Blume Editora, Madrid, 1976.
81
Para una discusión sobre las estimaciones de población en la Roma clásica, según las
diferentes evidencias, ver: Kolb, Frank: "La Ciudad en la Antigüedad", op. cit.
82
Séneca, Lucio Anneo: "De la Ira", en Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1943.
83
Añaños Meza, María Cristina: “La doctrina de los bienes comunes de Francisco de Vitoria
como fundamentación del dominio en el Nuevo Mundo”, en:
http://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/persona-y-
derecho/article/viewFile/2707/2578 .
84
Derecho Romano: “Los bienes, concepto y clasificación”, en:
https://chiapasjuridico.wordpress.com/2011/11/12/derecho-romano-los-bienes-concepto-y-
clasificacion/
85
Braunfels, Wolfgang: "Urbanismo occidental", op. cit.
86
Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", op. cit.
87
Virgilio: "Las Geórgicas", Cit. en: Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo
romano", op. cit.
116
88
Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo romano", op. cit.
89
Braunfels, Wolfgang: "Urbanismo occidental", op. cit.
90
Toynbee, Arnold: "Estudio de la historia", op. cit.
91
Grimberg, Carl: "Las invasiones bárbaras", en Historia Universal, tomo 12, Sociedad
Comercial y Editorial Santiago, Santiago de Chile, 1995.
92
Braudel, Fernand: “El Mediterráneo y el mundo Mediterráneo en la época de Felipe II”, op.
cit.
93
Damos por conocido el origen no natural (antrópico) de las inundaciones urbanas. Para una
ampliación de esto, ver: Chow, Ven Te: "Hydrologic Cycle", en Enciclopaedia Britannica, T.
9, 1980. Y también:
94
Vigil, Carlos Aurelio: "Recursos Naturales y Desarrollo Regional en Argentina", UBA,
Cátedra de Recursos Naturales del Ciclo Básico Común, 1986.
95
Dion Cassius, cit. en: Salles, Catherine: "Los bajos fondos de la antigüedad", op. cit
96
Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", op. cit.
97
Suetonio, Cayo: "Los Doce Césares", Ed. Sarpe, Madrid, 1985.
98
Cit. en: Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo romano", op. cit.
99
Tácito: "Anales", cit. en: Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo
romano", op. cit.
100
Kolb, Frank: "La ciudad en la Antigüedad", op. cit.
101
Juvenal: "Sátiras", Madrid, Aguilar, 1956.
102
Arístides, Elio (117-189 DC), cit. en: Braunfels, Wolfgang: "Urbanismo occidental", op. cit.
103
Montagut, Eduardo: “Los problemas de la vivienda popular en Roma”, en:
http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/problemas-vivienda-popular-
roma/20150508104618115719.html
104
Suetonio, Cayo: "Los doce césares", op. cit.
105
Tácito: "Anales", XV, 43.
106
Hughes, Donald: "La ecología en las civilizaciones...", op. cit.
107
Horacio: “Libro de los Epodos”, Elogio de la vida campestre, II, 1-8.
108
Para un tratamiento análogo sobre el contraste entre la práctica agrícola y la nostalgia de
las viejas épocas de pastoreo nómada (por ejemplo, en la historia de Caín y Abel) en el
Antiguo Testamento, ver: Brailovsky, Antonio Elio: "La ecología en la Biblia", Buenos Aires,
Ed. Planeta, 1994 y Ed. Milá-Fundación Vida Silvestre Argentina, 2005.
109
Juvenal, Décimo Junio: "Sátiras", cit. en: Zeballos de Sisto, María Cristina: "¿Adónde
vamos con tanto ruido?", Buenos Aires, 1988, inédito.
110
Marcial: "Epigramas", en: "Obras completas", Madrid, Aguilar, 1965.
111
Juvenal: “Sátiras”, op. cit.
117
112
Suetonio, Cayo: "Los doce césares", op. cit.
113
Organización Mundial de la Salud - Oficina Sanitaria Panamericana: "Riesgos del
ambiente humano para la salud", Washington, 1972.
114
Vitruvio: "De la arquitectura", 8,11. Buenos Aires, Apuntes de la Cátedra de Historia de la
Arquitectura, UBA, mimeogr, 1972.
115
Son los síntomas de una variedad de paludismo.
116
Tito Livio: "Historia romana", XLI, 21; 5-7. Buenos Aires, El Ateneo, 1957.
117
Salles, Catherine: "Los bajos fondos de la Antigüedad", op. cit.
118
Apuleyo, Lucio: “La Metamorfosis o El asno de oro: Las Floridas ; El demonio de Sócrates”
Editorial Iberia, 1955.
119
Guardaparques del P.N. Iguazú, comunicación personal, julio de 1994.
120
Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo romano", op. cit.
121
Suetonio, Cayo: "Los doce césares", op. cit.
122
Fedeli, Paolo: "La naturaleza violada. Ecología y mundo romano", op. cit. Cómodo es el
Emperador al que se enfrenta Russell Crowe en la conocida película “Gladiador”. Todo indica
que el director Ridley Scott no exageró: el Emperador era tan malvado como allí aparece.
123
Sobre la relación entre caza y disminución de las poblaciones animales en estado salvaje,
según los respectivos nichos ecológicos, ver: Owen, Oliver: "Conservación de recursos
naturales", México, Ed. Pax, 1977.
124
Sobre la relación entre presión de caza y extinción de poblaciones o especies, ver la
discusión en: Ehrlich, P.R. y Ehrlich, A.H.: "Extinción", Biblioteca Científica Salvat,
Barcelona, 1981. De ambos textos puede deducirse como muy significativo el impacto del circo
romano sobre la fauna silvestre.
125
Dragotta, Ana María: "Piazza Armerina: les mosaiques de la Villa du Casale". Ed. Poligraf,
Palermo, Italia, 1985.
126
Cousteau, Jacques-Ives: "Enciclopedia del mar", Buenos Aires, Hyspamérica, 1983.
127
Heródoto: "Los nueve libros de la historia", op. cit.
128
Kolb, F.: "La ciudad ...", op. cit.
129
Kolb, F.: "La ciudad ...", op. cit.
130
Por ejemplo, Graves cita a Catón el Censor, quien en su "Manual de agricultura"
recomienda a los propietarios vender a los bueyes, ovejas y esclavos viejos y enfermos. En:
Graves, Robert: "Yo, Claudio", Ediciones Orbis, Barcelona, 1988.
131
Suetonio, Cayo: "Los doce césares", op. cit.
132
Plinio el Viejo: "Historia natural", XXXI, I, cit. en: Varios autores: "El agua en el mundo
antiguo", Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente - Centro de Estudios
Históricos de Obras Públicas y Urbanismo, Madrid, 1993.
118
133
Recorrida del autor a los túneles de Nápoles, enero de 1992.
134
Procopio de Cesárea, “Los edificios”.- Libro II, en:
http://interclassica.um.es/investigacion/hemeroteca/e/estudios_orientales/numero_7_2003/proc
opio_de_cesarea_los_edificios_libro_ii
135 "Constantinopla: La "Roma" de Oriente", en: Varios Autores: "Arqueología de las
ciudades perdidas: vol. 24. Norte de Africa II. Constantinopla", Barcelona, Salvat Editores,
1992.
136
Recordemos que: 20 mil metros cúbicos equivalen a una pileta de 100 x 100 metros, con
una profundidad de 2 metros. En Buenos Aires, el Palacio de las Aguas Corrientes, ubicado
en Córdoba y Riobamba (e inaugurado en 1894) tiene tanques con una capacidad para
almacenar 72.700 metros cúbicos de agua potable (datos de: Pogoriles, Eduardo: "La historia
de un edificio emblemático de Buenos Aires", en Clarín, 30/12/1996).
137
Vitruvio: "De la arquitectura...", op. cit.
138
Fujol Martha: "Arquitectura solar", apuntes de la Cátedra de Ecología y Medio Ambiente
de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1990.
139
de Coulanges, Fustel: “La ciudad antigua”, op. cit.
140
Al respecto, véase mi libro: “Historia ecológica de Iberoamérica, de los mayas al Quijote”,
Buenos Aires, Ed. Kaicrón-Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, 2005.
141
“Historia del urbanismo en Roma”
142
Casson, Lionel: "Los antiguos marinos", Buenos Aires, Paidós, Biblioteca de Cultura
Clásica, 1969.
143
Wikipedia, artículo “Alejandría”, en: https://es.wikipedia.org/wiki/Alejandr%C3%ADa
144
Cit. en: Kolb, F.: "La ciudad...", op. cit.
145
Cit. en: Chaunu, Pierre: "Historia y población: un futuro sin porvenir", México, Fondo de
Cultura Económica, 1982.
146
Chaunu, Pierre: "Historia y población...", op. cit.
147
Chaunu, Pierre: "Historia y población...", op. cit.
148
Suetonio, Cayo: "Los doce césares", op. cit.
149
Toynbee, Arnold: "Estudio de la historia", op. cit.
150
Pirenne, Henri: "Las ciudades de la Edad Media", Buenos Aires, Alianza Editorial, 1992.