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ALHAMBRA DE GRANADA (s.

XIII-XIV)

El conjunto militar y palaciego granadino se sitúa sobre un cerro enfrentado al que acoge uno de los más
populosos arrabales de la capital nazarí, el Albayzín. Entre ellos el río Darro ha excavado profundamente,
abriéndose camino hasta el Genil, en cuya vega se levanta el resto de la ciudad.

En 889 hay en este lugar una fortaleza denominada al-amra (la roja, por el color de sus muros) pero la
alcazaba se sitúa en el Albayzín. Sera en 1237 cuando Muhammad I conquiste Granada, se instale en la
Alhambra, y cree el ultimo reino andalusí. Quedara a salvo de las conquistas cristianas del siglo XIII gracias
a su vasallaje a Castilla, que sin embargo será roto por sus sucesores.

El conjunto de la Alhambra es de grandes dimensiones, y se compone de diversos programas constructivos


diferenciados. Todavía hoy no ha sido excavado en su totalidad. Además, las restauraciones llevadas a cabo
desde el siglo XIX no han sido siempre muy acertadas, a pesar de lo cual continua siendo uno de los
monumentos capitales del arte islámico y universal.

Alcazaba

Estructura defensiva, se construye entre 1248 y 1253 por Muhammad I. Se usan materiales baratos:
argamasa para los muros y ladrillo para los pilares, arcos y bóvedas. Consta de recintos exterior e interior.
Este ultimo es mas elevado, posee torres como las del Homenaje y de la Vela, y se han excavado en el las
cimentaciones de un barrio castrense con su correspondiente patio de armas. Paralelamente, Muhammad I
realiza la traída de aguas por medio de la Acequia Real.

El Partal

Es la construcción palaciega más antigua conservada, y data del reinado de Muhammad III (1302-1309).
Presenta la característica tipología del palacio sin patio: pabellón porticado abierto a cuidados jardines.
Aprovecha una torre del conjunto defensivo, la de las Damas.

Baños reales

Corresponde a la época de Ismail I (1314-25). Cuando mas tarde se construyan los palacios de Comares y de
los Leones, lo harán en torno a estos baños. La sala de las Camas es una estancia cuadrada con linterna que
apea en cuatro columnas. Está rodeada por cuatro espacios rectangulares, con pequeñas alcobas en dos de
sus lados, abiertas en arcos gemelos y con un poyo alto (las “camas”). Servían como vestuarios y salas de
masajes, y posee una rica decoración, totalmente rehecha en la parte superior durante el siglo XIX. A
continuación se disponen tres salas calientes, un tepidario y dos caldarios. Son mucho más funcionales y,
por tanto, poseen menos elementos decorativos. Están cubiertos por bóveda con claraboyas cenitales
estrelladas en las bóvedas, y presentan pilas para inmersión. El alicatado corresponde a una época posterior
(s. XVI).

Palacio de Comares

El Torreón de Comares es obra de Yusuf I (1333–1354), y cumplía una doble función, militar (torreón
defensivo) y palaciega (pabellón real rodeado de jardines). Tiene planta cuadrada y muros muy gruesos, y
alcanza los 40 metros de altura. Destaca el salón de Embajadores, que ocupa toda la planta noble. En el
hueco central del lado norte, abierto hacia el Darro y el Albayzín, se encontraba el trono real. La exquisita
decoración estaba diseñada para impresionar a los que accedieran a la presencia de Yusuf: sobre un zócalo
alicatado con lacerias e inscripciones, grandes paneles de yeso tallado y policromo. El salón culmina con la
esplendida techumbre de madera a modo de bóveda esquifada (de paños curvos), en torno a un cubo de
mocárabes: representa el cielo islámico, los siete círculos concéntricos de los astros.

La zona propiamente administrativa fue destruida, como la mezquita publica, o ha quedado desnaturalizada.
Es el caso del mexuar (sala para las reuniones de los visires o ministros), convertida en capilla por Carlos I.
En el Patio del Cuarto Dorado queda la fachada monumental de Muhammad V (1354-59 y 1362-91). Posee
un alero de madera muy volado, bajo el que el rey impartiría justicia. Hay dos puertas idénticas, paso a la
zona residencial y al patio de los arrayanes.

El Patio de la Alberca o de los Arrayanes fue construido por el mismo Muhammad V, es rectangular con eje
norte-sur. En los lados mayores se abren puertas que comunican con las cuatro viviendas privadas de las
esposas legitimas del sultán. Los lados cortos, en cambio, presentan pórticos formados por siete arcos de
medio punto peraltados. Sobre ellos, decoración en paños de sebka. El lado sur comunicaba con las
habitaciones del príncipe heredero, pero resultaron afectadas por la construcción del palacios de Carlos I. El
pórtico norte da pasa a la sala de la Barca y a otras dos menores contiguas. Son las habitaciones privadas del
sultán, y poseen una característica bóveda aquillada, con abundante uso de los mocárabes. A través de ellas
se accede al torreón de Comares.

Palacio de los Leones

En lo fundamental es también resultado de la labor constructiva de Muhammad V, que lo concibe como un


palacio de reposo, con entrada independiente (desaparecida en el siglo XVI).

El Patio de los Leones es rectangular con orientación E–O. En el centro presenta una fuente que aprovecha
doce leones de época califal y taifal (s. X-XI) como soporte de una taza decorada con un poema del siglo
XIV. En la fuente confluyen cuatro corrientes de agua que dividen el patio en sectores, en referencia de
origen persa al paraíso musulmán. Un pórtico de arcos de medio punto peraltados con variada decoración
(paños de sebka, ataurique, inscripciones) rodea totalmente el patio. En los lados cortos sobresalen
pabellones formados por estilizados arcos de mocárabes.

En torno al patio se localizan los siguientes espacios: al este, la sala de los Reyes (cuyas techumbres
abovedadas están recubiertas de cuero pintado en estilo gótico y atribuidas a pintores italianos; se representa
a diez personajes musulmanes sentados en la alcoba central, y escenas de cacería y del castillo del amor en
las laterales); al sur la sala de los Abencerrajes (con cúpula de mocárabes con forma de estrella de ocho
puntas); al oeste la sala de los Mocárabes; al norte la sala de las Dos Hermanas (con cúpula de mocárabes
octogonal).

Desde esta última se accede a la Sala de los Ajimeces, cuyo nombre lo recibe de sus dos ventanas (a
izquierda y derecha) partidas por una columnita. Y entre ambas ventanas se pasa al:

Mirador de Lindaraja

Es un pequeño aposento rectangular abierto al jardín del mismo nombre. Este (y sus variantes: Daraxa,
Lindaraxa) parecen proceder de la favorita de Muhammad V llamada Aixa, de donde ayn dar Aisa, ojo del
cuarto de Aisa. El arco de entrada posee un zócalo alicatado de azulejos recortados, formando
composiciones geométricas en las que se combinan polígonos y estrellas.

Termina con una faja con un poema laudatorio de Muhammad V. En cada una de las tres paredes restantes
hay una ventana. La central (ajimez) es más ancha y se compone de dos arcos gemelos que se apoyan en
columnitas de mármol con capitel cubico, exenta la de en medio, y adosadas las otros dos. El conjunto,
inscrito en un arco de mocárabes. Las ventanas laterales son similares pero de un solo arco. Los muros
interiores poseen un zócalo alicatado similar al de las jambas del arco de entrada, pero menos rico. Sobre él,
exuberante decoración en estuco, con variedad de formas decorativas: ataurique en las albanegas de los
arcos, laceria sobre los arcos, cartuchos y polígonos con inscripciones, mocárabes. La techumbre es de
madera, con cristales coloreados. Desde los alfeizares de las ventanas, muy bajos, se podía contemplar
originariamente el bosque de la Alhambra, el valle del Darro, el barrio del Albayzín. Sin embargo, la
construcción de las habitaciones de Carlos I al otro lado del jardín de Daraxa obstaculizo esta panorámica.

Otras zonas

Uno de los últimos conjuntos islámicos lo constituyo el palacio de Yusuf III (1408-17), que no ha llegado a
nuestros días. El Generalife no es parte de la Alhambra, ya que se encuentra en el cercano cerro del Sol.
Conjunto totalmente independiente, era una villa de descanso para los reyes nazaríes. Se inicio en tiempos
de Muhammad II (1273-1302).

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