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ROCK TRUJILLANO

De un metro sesenta, aproximadamente, de altura, piel morena y cabello lacio,


cuando está sobre el escenario genera la autoridad necesaria para que parezca
medir dos metros o más, y no solo porque su registro vocal lo eleva sobre
cualquier público que lo haya escuchado cantar, sea o no sea su amigo, conozca
o no conozca a la banda, sino también la personalidad que imprime su pose al
andar sobre el escenario, la misma que cuando baja y se confunde entre sus
amigos, la gran mayoría universitarios, lo convierte en el mismo Jairo Alayo de
siempre, no esa figura que sobre la tarima se está convirtiendo en la última
leyenda del rock trujillano.

Para quienes no lo sepan en Trujillo sí se hace y se ha hecho rock, y desde hace


mucho tiempo, pasando por los viejos clásicos de Palermo, Los Águilas, y
llegando hasta el heavy metal de Arsix, recordando la fusión de Jerusalén y el son
de doña huaraca (de las primeras bandas que se atrevieron a fusionar sonidos
peruanos con rock, en la ciudad), y llegando hasta el sonido abruptamente brutal
de Demencia.

Luego nos quedamos con los indies de Extraño Deseo, quienes fueron la primera
banda cuyas canciones podían descargarse gratis desde el portal
Rockperuano.com. Entonces se podría decir que a partir ellos llegó el fenómeno
de la globalización a esta parte del planeta tierra (fines de los noventas,
comienzos del 2000) y si hay tantas bandas trujillanas que aparecieron y son
ahora desconocidas o poco o nada difundidas (pero que quizá dieron muchos
conciertos como teloneros de Libido o Dolores Delirio en el Club Libertad) es
porque carecen de registro alguno subido o colgado en páginas como Youtube, o
el viejo Myspace, por no hablar del Facebook.

Es necesario hacer hincapié en este fenómeno porque existe un antes y un


después en el rock trujillano, así como en muchos otros aspectos de la vida, desde
la aparición de la web 2.0 y lo difícil que era antes grabar un álbum (por no
llamarlo “inutilidad” en tiempos de recesión económica) y peor difundirlo (para no
emplear el engañoso término “¿venderlo?”).

ROCKEROS SOCIALES

Para los músicos de la generación nacida durante los noventas no existe el


problema de la grabación o la difusión porque todos hemos visto de frente el
Internet y no conocemos casi nada de lo que vino antes como VHS o radios con
casetes. Nosotros ya descargamos música gratis en Internet y todo lo vemos por
Youtube, el cable es una opción pero ya no es tan válido como el Facebook o el
Instagram, o incluso el Whatsapp para comunicarnos y compartir contenidos.

Por ello, la música de las bandas surgidas a partir de Azulejos (2001 en adelante)
ha sido difundida a nivel de redes sociales. Deben tener alrededor de casi un
ciento de videos colgados en Youtube de diferentes conciertos tanto en Trujillo
como en La noche de Barranco, y otros lugares de Lima. De hecho mucha gente
limeña cuando se les pregunta por un referente actual del rock trujillano suelen dar
el nombre de Azulejos. Esto debido a que diferentes estudiantes universitarios de
Comunicaciones que vivieron la violenta irrupción de Youtube (2006-2008),
subieron sus trabajos de videoclips con canciones del primer disco de la banda
Venenosa (2006), aparte de los videos de las tocadas que subían sus fanáticas.

Entonces a partir de allí las otras dos bandas que marcaron la escena rockera
trujillana del 2004 al 2009: Escape y Perú Salvaje comenzaron, de manera
continua, a ver sus videos colgados a esta red social, ya sea por cineastas o
videastas seguidores de su música, como por simples fanáticos que filmaban sus
tocadas y solo querían apoyar en la difusión de su escena local.

Todo aquello que las bandas de rock trujillanas del siglo XX hubieran querido tener
para la difusión de su música, las bandas de inicios del siglo XXI ya lo tenían y lo
usaban a su antojo.
BAR CAFE

Sin embargo, lo bueno es que tenían también un local donde expresarse: Chaska
bar cafe, que tuvo tres locales durante esos años, del 2004 al 2007 estuvo en la
primera cuadra del jirón Colón (etapa dorada), del 2007 al 2008 en un deprimente
gimnasio a la altura de la esquina de los jirones Estete y Bolívar (etapa de
transición); y finalmente del 2008 al 2010 en la quinta cuadra del jirón San Martín,
frente a la casa de Vallejo (etapa del fin).

Allí se presentaron casi todas las bandas de Trujillo de todos los estilos: punks
como 3RPM o MP3, hardcores como Escape, Malagracia, Lilith, Radical OH, M16,
indies como Azulejos, Extraño Deseo, Coína, Cabaret Sade, o fusión como Perú
Salvaje (formación inicial) y Mr. Pucho. De toda dicha escena, podría decirse que
para conocerlos tienen muchos videos en youtube de sus tocadas, tanto en
calidad de celular Huawei como en HD.

Entonces ya toda nuestra escena independiente y autogestionada manejaba sus


propias formas de difusión, ya sea en locales o redes sociales, prescindiendo de
las radios por dos motivos fundamentales: la pobrísima variedad de música
programada (todos pasan lo mismo, a cada rato y desde hace mucho tiempo con
lo cual el espacio de apoyo a nuevos valores era nulo), y la posibilidad que te
ofrece el Internet de buscar nuevas ofertas no únicamente a nivel local sino
mundial.

A esta escena ya conformada, con bandas que aspiraron a más y dejaron de ser
un hobbie de amigos los fines de semana cuando no haya trabajo, y más bien se
volvió una forma de vida llegaron Los Luna. Esto significa que si a Luis E.
Maltesse y Tito Domínguez les costó y les cuesta el sitial que todavía ostentan
como Azulejos en Trujillo, siempre apoyados en la batería por Mack Mantilla y
ahora en el bajo por Brando Morera, Los Luna trabajan tranquilos, fijándose en la
música y punto. Sus estudios y punto. Su vida como creadores sub-23 y punto.
Viviendo la magia de la globalización, para bien o para mal.
Esto es gracias a que pertenecen a la productora trujillana Blue Music Records, la
cual cuenta también en su cartel con Mr. Pucho y Perú Salvaje, de quienes ya han
grabado y puesto en circulación (Spotify, Itunes, Vevo) Madurar es para las frutas
y Sacrificio, primero y segundo álbum de cada banda, respectivamente.

APRENDIZAJE

Jairo Alayo fue un chico superdotado en el colegio, quien fue becado desde
primaria en el Perpetuo Socorro debido a sus excelentes aptitudes para las artes
escénicas y plásticas pero, especialmente, la música (oído absoluto). En tal
sentido, ingresó a la peña del colegio donde tuvo como maestro al único
compositor de marineras en actividad, Guillermo Martínez, internacionalmente
conocido por sus volúmenes de marinera cantada “Arriba las palmas”.

Y a cocachos aprendió su labor de músico, parafraseando al gran Nicomedes


Santacruz, porque suele pasar con los genios creativos que se aburren y cansan
rápido, y no pueden mantener la concentración más que en lo que realmente les
interese hacer en ese preciso momento, eso le pasaba a Jairo Alayo, y por tal
razón muchos en su colegio le hicieron bullying y otros no lo recuerdan con mucho
afecto porque era un bromista empedernido, entonces algunas veces sí se ganaba
sus manazos o patadones gratuitos y otros bien merecidos.

Esto hizo que durante la secundaria desarrollara un aislamiento progresivo con los
compañeros que no fuesen o estuviesen vinculados al arte, esto para evitar ser
víctima de burlas o bullying. No obstante, y debido a los años como el integrante
más pequeño, primero de la peña, luego de la orquesta y finalmente del grupo de
blues, su talento musical fue en aumento.

Antes de acabar el colegio ya tenía dos discos grabados con un software especial
en su PC con composiciones dedicada a una chica Mi princesa mágica, que
terminó siendo lesbiana, y aunque siempre lo fue y al parecer todos en su colegio
lo sabían, él fue el último en saberlo. Esto causó una profunda depresión en aquel
Jairo Alayo de dieciséis años que creía haber encontrado al amor de su vida,
como tantos otros a esa edad.
ARTE EN LAS CALLES

Fue así que con los festivales de “Arte en las calles”, que iniciaron por el 2011,
apareció ante sus ojos la posibilidad que esperaba para mostrar su talento pero a
niveles fuera de los parámetros impuestos por un estilo marcado, sino con la
libertad de poder tocar marineras, huaynos, cumbias y grunge al mismo tiempo y
seguir siendo él mismo.

Primero interpretó como solista sus temas (guitarra y voz) hasta que la banda se
terminó de formar en el 2012 con Kevin Ferradas en la primera guitarra, Daniel
Zurita en el bajo y la flauta traversa, Luis Flores en el teclado y Kyoshi Tovar en la
batería, de este modo fue invitado por Perú Salvaje a tocar con ellos en Lima,
donde se quedó unos meses viviendo y trabajando de la suya, con tan solo
dieciocho años.

En dichas instancias apareció una de las canciones preferidas de sus seguidores:


Tripulando sueños… No soy de este universo nunca fui tan especial, soy un ave
de paso en este mundo sideral, no soy en el presente ni seré en el porvenir, un vil
esclavo de esta triste y gris ciudad…

Es curioso cómo suena ahora esa letra, porque durante su primera etapa en Lima
se la pasó vendiendo instrumentos en las tiendas de la Plaza 2 de Mayo en pleno
cercado de Lima, preguntándose si era en realidad esta su vocación, si valía la
pena escribir canciones lindas que solo sus amigos conocían, si está bien
quedarse solo como instrumentista de apoyo o quizá un arreglista experimentado,
pero de perfil bajo, se miraba al espejo y no veía a la estrella de rock en la que
había soñado convertirse desde que fuera becado como músico a ese colegio
privado donde lo pusieron a tocar cajón y percusiones tras recibir el primer insulto
racista que en realidad le debió haber dolido pero que lo hizo comprender que si
quería salir adelante tenía que pasar por encima de aquel: ah negro cajonero o
nada…
Así optó por regresar a Trujillo y su banda ya lo esperaba en el 2013. Grabaron el
primer EP de Días turbulentos, cuyas canciones ya estaban en demos desde el
año anterior, solo que ahora apoyados por Alberto Alva, productor de Blue Music.

SOCIO Y AMIGO

Es así como llega a escena uno de los músicos que se convertiría en el compadre
y compinche de Jairo fuera de Los Luna, el también músico John Carlos
Rodríguez Taboada, conocido como Jhones Rodz, percusionista de la orquesta de
cumbia vintage revival La Yapa.

Si Jairo regresó para matricularse en el Conservatorio de Música Carlos


Valderrama, Jhones no tenía cómo solventar su vida. Estudiaba en una academia
preuniversitaria cuando se conoció con Jairo y este, quien también era una
especie de director musical de esta bandita subte de cumbia, le enseñó a marcar
el ritmo de los timbales y a proyectarse y soltarse en el escenario, a no dejar de
marcar el ritmo entre canción y canción porque su público no debe poguear debe
bailar y cómo lo harán si el ritmo se detiene. Recomendaciones que Jones
escuchaba de Jairo, en una especie de relación que recordaba a la de Frodo y
Sam en el Señor de los anillos ¿quién es Frodo? Para algunos la respuesta sería
obvia.

Con pasar de los meses esta amistad fue creciendo. Jhones era el fusible que un
tipo bromista como Jairo necesitaba para no sentirse tan genio incomprendido. A
veces el pobre timbalero no sabía si reírse o llorar con las bromas que le gastaba
Jairo. ¿Qué le iba a pegar al compositor de Quiero? Se preguntaba un Jhones
quien también, por fin, había encontrado un grupo de amigos que lo entendía.

Lo curioso hablando de bromas es que cuando Jairo Alayo estuvo en Lima llegó a
postular, con un traje diseñado por él mismo, al programa de imitación Yo soy,
disfrazado de un Freddy Mercury de metro y medio (con bigote pintado a plumón),
que tras un intento frustrado de la canción Radio Gaga terminó “choteado”
literalmente por Fernando Armas, Maricarmen Marín y Ricardo Morán quienes no
vieron en él lo que estaban buscando (los nervios vencieron al pobre muchacho
que sinceramente desafinó). El momento fue subido al Youtube y compartido en
Facebook por todos quienes conocían a Jairo, y no como burla sino cual paradoja
de la vida. Cómo es que cantaste tan mal, le preguntaron sus chicas seguidoras,
¿Qué es eso de imitar? Le reclamaron haciéndose los ofendidos sus queridos
amigos cantautores. A Jairo Alayo ya se le perdonaba todo, y más este tipo de
extravagancias.

LANZAMIENTO

Para noviembre del 2013 Blue Music estrena, entre muchos otros, el video de la
canción Quiero de Los Luna, compuesta por Jairo Alayo, el cual se viraliza
llegando a enero del 2014 a la cantidad de casi 10 mil reproducciones. Todo un
logro pensando que la banda tenía solo un año de formada, y que el único medio
tangible de difusión era el Internet.

El 2014 fue el año de Los Luna. Tocaron para el día de San Valentín y en cuanta
tocada los invitaran. En octubre se presentaron como teloneros para la
presentación oficial del álbum Sacrificio de Perú Salvaje en el auditorio de la UCV.
Los asistentes se sabían las canciones y las coreaban, algo inédito para un grupo
trujillano y frente al siempre frío público trujillano. Lo mejor era que esta banda
había surgido no en el ambiente underground, subterráneo o bullero, sino que era
la alternativa de rock pop comercial que estaba esperando la ciudad para sacar a
las demás bandas del anonimato. Jairo Alayo y su tema Quiero, sin querer
queriendo, se convirtió en el cazabombardero que está abriendo el camino hacia
el desarrollo de la movida trujillana fuera de sus fronteras provinciales.

Eso por el lado grupal, porque como solista Jairo Alayo fue invitado junto a los
músicos y cantautores Martín Correa y Rafael Vigo (Los tres árboles) a interpretar
sus canciones en un formato acústico en el teatrín de la Dirección Regional de
Cultura de La Libertad (ex INC) para el mes de noviembre, en el evento
denominado: Tres veces tres.

La expectativa fue total entre sus seguidores trujillanos que abarrotaron las
instalaciones y no dejaron butaca vacía. Jairo Alayo, por ser el más joven del trío,
empezó con su primer segmento de tres temas propios: El enano Max (inspirado
en el ambiente circense del cuento Fénix de Julio Ramón Ribeyro, autor del que
Jairo es un confeso seguidor y he allí quizá el porqué de sus canciones tan
narrativas), Vuelve a casa (sobre una chica que deja a su familia para conocer la
vida hasta que se autodestruye) y su ya clásico Quiero (sin comentarios). Todos
esos temas hicieron que el teatrín se cayera en aplausos.

TRIPULANDO SUEÑOS

Para fines del 2014 los integrantes de La Yapa emprendieron su camino hacia el
norte. Buscaban llegar hasta Ecuador (como mínimo) y de allí ver qué pasaba,
hacia dónde los llevaba la marea. Dicen que lo que uno necesita para saber de
qué está hecho es viajar, perderse y encontrarse a sí mismo, eso fue lo que
hicieron Jairo y Wilfredo Alayo, Jhones Rodz, Kevin Ferradas, Danton y Jorge Luis
Cueva Segura, cargando en sus hombros con instrumentos y parlantes para tocar
a todo volumen en cuanta plaza, parque o mercado encontraran.

La aventura estaba lista, llegaron a Chiclayo y el mercado de la ciudad de la


amistad los recibió con los brazos abiertos, tanto que hasta les invitaron el
desayuno. Siguieron su camino hacia el norte y cayeron a Piura, donde al parecer
no tuvieron tanto éxito como esperaban, el cual sí, con miedo y todo, encontraron
en Tumbes.

Desde allí partieron con lo ganado en un pequeño y avejentado bus (lo más barato
que encontraron) hasta Loja. Cruzar la frontera para estos chicos menores de 23
años fue la aventura de su vida, pero así como el destino te da placer y vivencias,
también te plantea serios problemas como: la supervivencia.

En la primera ciudad a la que llegaron solo les quedó tocar con todo el
sentimiento del mundo, para ganar los dólares suficientes para llegar hasta
Guayaquil. Allí sí que tendrían espacios para presentarse y ganar dinero. Ni lo uno
ni lo otro. Durmieron frente al río Guayas con sus cosas a la intemperie, el calor de
la ciudad ayudaba.
A la mañana siguiente partieron ya con sus últimas esperanzas hacia Montañitas,
pasando por Salinas y rato a ver qué sucedía. Este balneario los trató mejor que, y
así pudieron conseguir el dinero suficiente para continuar su viaje. Claro que para
ese entonces ya varios habían desistido y tomaron desde Guayaquil el bus que
por 20 dólares los dejaba en Piura. La aventura llegaba a su fin antes de tiempo.

Jairo, Jhones, Willy y Jorge disfrutaron de las olas, el calor y la belleza de las
turistas en bikini que llenan la postal. De más está decir que en la playa fueron
libres y felices y que aprendieron que no hay nada como estar unidos para seguir
adelante, así luego se hayan mandado a rodar muchas veces.

AÑO DE TRANSICIÓN

Tras su regreso de tierras ecuatorianas, Jhones ingresó a la Universidad Nacional


de Trujillo para estudiar Educación en la especialidad de Lengua y Literatura. Le
hizo bien el viaje a todos porque Jairo Alayo tuvo listo otro disco solista, esta vez
uno conceptual llamado: Diaturno, que solo podía ser escuchado por bandcamp.

Luego llegaron las oportunidades que habían esperado desde hacía mucho. En el
Bar Lima, ubicado en la avenida España con Wilson, a la altura del Centro Cívico
una trujillana llamada Claudia Bendezú estaba produciendo durante el verano
conciertos con bandas locales, para ello invitaron a Los Luna, cuyos integrantes se
hospedaron en su departamento de Surquillo.

La sorpresa fue que Rafo Ráez, reconocido músico de la escena rockera de Lima,
ya había escuchado Quiero y pidió a la productora cantar a dúo con Los Luna.
Cuando les preguntaron a los muchachos si sabían quién era Rafo Ráez, solo
Kevin Ferradas dijo que le encantaba su álbum Suicida de 16, los demás no
sabían qué decirle al legendario Rafo. Eso poco importó porque ya el honor estaba
dado.

Luego, la tocada no vino gratis porque al día siguiente grabaron todo un programa
de una hora para Imagen de la música, el único show de rock en vivo y en señal
abierta en la actualidad, transmitido por la señal de TvPerú a nivel nacional.
En palabras de Kevin Ferradas, Jairo Alayo piensa en música a cada segundo de
su vida, todo su universo se compone de sonidos, y creo que es lo único que sabe
hacer bien, porque cuando está sobre el escenario se transforma, es el genio y
líder de la agrupación, pero al momento de bajar vuelve a ser el mismo de
siempre.

Es importante recalcar esto: todo aquello que muchos grupos de rock en Trujillo
buscaban durante tanto tiempo, Jairo Alayo y Los Luna, a punta de talento, porque
no hay otra razón, mucho trabajo y apoyo por parte de otros músicos y la gente, se
han ido ganando un lugar en el corazón de su seguidores, que ahora ya no se
limitan a Lima, y que tuvieron en la posteada que realizó Gastón Acurio de su
video Quiero en su página oficial, a un buen espaldarazo.

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