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Introducción
Diferencias entre una calificación de corto plazo y una de largo plazo .............. 3
Conclusión
Bibliografía
Calificadoras de riesgo
Las calificadoras de riesgo son agencias privadas que analizan los activos de
empresas y Estados-nación. Estas agencias son contratadas para calcular el riesgo
de inversión en un producto financiero cualquiera (acciones en empresas, compra y
venta de bonos).
Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch son las principales calificadoras, con sedes en
Nueva York. Conforman el oligopolio en este ramo desde la década de 1970.
No sólo el FMI y el Banco Mundial son los estamentos que rigen a las calificadoras,
sino también una asociación de banqueros y de fondos de inversión de alto riesgo
están detrás de estas agencias. Goldman Sachs, Deutsche Bank, JP Morgan, Bank
of America, Citizens Financial Group, Citi Group, son grandes bancos asociados a las
calificadoras, así como los fondos de inversión SAC Capital Advisors y Soros Fund
Management.
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Títulos valores que requieren de una calificación obligatoria
Todas las empresas en República Dominicana que desean emitir bonos deben contar
con una calificación de riesgo local, las cuales deben estar supervisadas por la SIV.
En la actualidad hay tres calificadoras de riesgo registradas: Fitch Ratings, Feller Rate
y Pacific Credit Rating.
También, hay otra manera de conocer el grado de riesgo actual de cada tipo de
instrumento financiero, y es mediante la Comisión Calificadora de Riesgos y Límites
de Inversión (CCRLI) de la Superintendencia de Pensiones (Sipen).
Aunque el mercado de valores dominicano es relativamente nuevo, desde el inicio ha
contado con las calificadoras de riesgo. Fitch Ratings, autorizada en 2007; seguida
por Feller Rate, en 2005 y, la más reciente, Pacific Credit, en 2016. Las tres
registradas con un capital suscrito y pagado de RD$3,000,000 millones.
En grado de inversión, las escalas para corto plazo son: BRC1+; BRC1; BRC2+;
BRC2 y BRC3; siendo BRC1+ la escala más alta y BRC3 la más.
En grado de no inversión, las escalas son: BRC4; BRC5 y BRC6; donde BRC4 es la
escala más alta y BRC6 es la escala más baja.
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Escala de calificación de largo plazo y cuál es su definición
La escala de calificación de largo plazo otorgada por BRC Investor Services es
alfabética, con letras mayúsculas e indica la probabilidad de repago oportuno, tanto
del capital como de los intereses en un periodo mayor a un año.
Las escalas de largo plazo en grado de inversión son: AAA, AA+, AA, AA-,A+, A, A-,
BBB+, BBB, BBB-; donde AAA es la escala más alta y BBB- la más baja.
En grado de no inversión están BB+, BB, BB-, B+, B, B-, CCC, CC; siendo BB+ la
escala más alta y CC la más baja.
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Un sistema de códigos para categorizar la solvencia de República
Dominicana
Las calificadoras de riesgo cuentan con una escala propia de nomenclaturas,
mediante las cuales expresan las notas otorgadas a las entidades, gobiernos o
instrumentos financieros. En la actualidad, estas agencias calificadoras se expresan
con letras que van desde AAA, nota más alta, hasta la E, para la más baja.
Estos códigos van asociados a categorías que dependen tanto del plazo de pago del
crédito como de la naturaleza de la institución que se evalúe.
Por ejemplo, Fitch Ratings califica los créditos nacionales a corto plazo, desde AAA a
D y largo plazo, con notas desde F1 hasta D; fondos de inversión e inmobiliarios,
desde Fl1 hasta Fl5 y Fll1 hasta Fll6, respectivamente; sector de seguros AAA hasta
E; activos de inversión, desde más alto estándares hasta estándares i; y el riesgo y
crédito de fondos tienen notas, desde AAA hasta CCC y S1 a V-NR, respectivamente.
Estas circunstancias dieron la condición para que varias de las firmas más
importantes existentes hoy día, en algunos casos bajo otros nombres, en los Estados
Unidos de Norteamérica,dieran sus primeros pasos en el campo de la evaluación de
riesgo.
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1993. Si bien es cierto que la empresas calificadoras existían desde principios del
siglo xx, no es sino a partir de la década de los 70 en que este rubro se toma bastante
activo e importante.Esto se debe a la mayor participación de las empresas y gobiernos
en operaciones financieras internacionales. A partir de ello empiezan a desarrollarse
una serie de modelos teóricos y técnicas para evaluar sistemáticamente el riesgo
asociado a operaciones financieras o de inversión. Para 1972 se funda la primera
agencia calificadora fuera de los Estados Unidos y es la ;Canadian Bond Rating
Services en Montreal, Canadá luego en Japón, en 1979, esta labor se inicia con la
conversión del servicio de información sobre bonos del diario ;Nikon keisai shimbum
en una sociedad calificadora de valores, y en Europa la primera firma de esta
naturaleza surge en España en 1985 en la figura de Renta 4 S.A, en América Latina
la primera calificadora de valores se autoriZó en Chile en 1988 y fue a la agencia
Clasificadora de Riesgo Humphreys Ltda, que era una filial de Moodys para el análisis
de riesgo. Luego Humphreys abre Humphreys en Argentina en 1993 segundo país de
la región en donde se constituyó otra empresa similar, fue en México en 1990.
Las calificadoras de riesgo son una pieza importante de la crisis global. Si bien hay
unas 130 calificadoras de crédito en el mundo, sólo 3 dominan el mercado: Standard
& Poor’s, Moody’s y Fitch.
Su tarea es poner nota, una opinión, a títulos de deuda de empresas (corporativos) o
de Estados (soberanos), en base a su capacidad para ser pagados. Esas notas son
muy sopesadas por quien invierte en esos bonos.
S&P, la mayor y más antigua, con una trayectoria más que centenaria, tiene base en
Nueva York y pertenece a The McGraw-Hill Companies, poderosa editorial y
proveedora de información financiera. Moody’s también pasó los cien años y sus
dueños son Davis Selected Advisers y Berkshire Hathawa, cuyo máximo ejecutivo es
el multimillonario Warren Buffet. Y Fitch nació en 1913 en Nueva York como las otras
dos, pero, tras fusionarse con una inversora británica en 1997, también tiene sede en
Londres. Su propietaria actual es la sociedad francesa Fimalac.
Las tres fueron cuestionadas varias veces. Por ejemplo, la energética Enron, antes
de quebrar en 2001 (la mayor bancarrota del mundo entonces) tenía las mejores
notas, como los tenían, en 2008, el banco Lehman y los bonos hipotecarios cuyos
colapsos gatillaron la actual crisis global, cuando estas agencias ponían las mejores
notas a papeles que ni siquiera cotizaban aún en bolsa. Y lo mismo pasó con títulos
de los bancos de Islandia que se hundieron en 2009.
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Algunos ejemplos concretos: S&P calificó con tres A (la mayor nota del ránking) bonos
hipotecarios emitidos por el banco Credit Suisse, que supusieron pérdidas por más
de US$ 340 millones.
Moody’s provocó casi una crisis diplomática cuando, en 2002, puso una peor
calificación a Japón que a Bostwana , paupérrimo país africano al que el gobierno
nipón ayuda. Y en la ristra de crisis de los años 90, que terminó con la de Argentina
en 2001 e incluyó a Rusia, países del sudeste asiático, México, Brasil y Turquía, S&P
y Moody’s sólo bajaron las notas de bonos próximos a colapsar (lo que hubiera
prevenido mejor a los inversores) en 4 de las 17 crisis , según estudió el Banco de
Inglaterra.
En el caso de México, dos días antes de que el país azteca devaluará su peso y
provocará el llamado “efecto tequila”, S&P tenía una excelente opinión de los bonos
mexicanos, al borde del máximo de investment grade o triple A.
El Banco de Basilea, que fija normas a los bancos centrales, tuvo opiniones muy duras
contra ellas. La propia SEC, órgano que vigila los mercados de capitales en EE.UU.,
anunció controles. Y Europa evaluó la posibilidad de crear una agencia propia para
medir riesgos.
Nada avanzó. Al contrario, la crisis de la zona euro, con foco en Grecia y Portugal,
volvió a primera plana a las calificadoras (así como también al igualmente cuestionado
FMI).
Las tres agencias son un virtual oligopolio. Otras competidoras pesan mucho menos,
como la china Dagong, que se animó a bajarle la nota a Estados Unidos por su
astronómica deuda pública. Pero no tienen la influencia del trío en “los mercados”.
Algunos analistas creen que, erradas tantas veces, ahora sobreactúan y prefieren
anticipar crisis por si eventualmente ocurren.
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Pero para otros, con la creciente concentración de riqueza en la cúpula de sociedades
y personas físicas, las agencias forman parte de un sistema cada vez más viciado e
incapaz de asumir responsabilidad y, menos aún, pérdidas.
Las sociedades de calificación adoptarán todas las medidas necesarias para velar
porque la emisión de una calificación de riesgo sea realizada de forma independiente
y no se vea afectada por ningún conflicto de intereses, ni ninguna relación comercial
que involucren a la propia sociedad emisora de la calificación, sus administradores,
analistas, empleados, o cualquier otra persona física cuyos servicios estén puestos a
disposición o sometidos a control de la sociedad calificadora o cualquier persona que
tenga, directa o indirectamente con ella un vínculo de control, en cumplimiento con lo
establecido reglamentariamente.
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personal en general, utilizar información a la que tengan acceso en razón de su
actividad, para beneficio personal, de la propia calificadora o de terceros. Tampoco
podrán divulgar información que hubieren conocido en el ejercicio de sus actividades,
con excepción de la calificación del valor.
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