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La Evaluación en la Supervisión

Es función de todo supervisor llevar un análisis, retrospectivo para evaluar el


desempeño de los funcionarios de la educación, así como el docente evalúa a sus
estudiantes para observar si se está logrando los objetivos del proceso-aprendizaje; así el
trabajo del supervisor debe realizarlo con sus docentes a cargo, no por supuesto para los
procesos de enseñanza-aprendizaje sino la dirección que debe seguir el área administrativa.

No son procesos aislados conllevan a una planificación exhaustiva y programada


donde refleje el orden y sistematización de los componentes de la Evaluación de
Desempeño de una institución. (Revelo, 2017) manifiesta que "admitir la evaluación como
un proceso es una cuestión muy complicada a la hora de llevarla a la práctica. Esto debe ser
así, porque de otra forma no se comprende cómo no se introducen de manera paulatina y
continua más modificaciones en los diseños curriculares o se adoptan otras decisiones de
carácter más autónomo por parte del profesora-do".

Ahora bien, que entendemos por Calidad Educativa, un término muy actual en la educación.
Bonifacio Jiménez Jiménez clarifica al expresar que un indicador de la calidad educativa
puede definirse como "la descripción de una situación, factor o componen-te educativo en
estado óptimo de funcionamiento".

Este proceso (de evaluación institucional) debe poseer la característica de ser


permanente e integrador. Permanente, porque debe llevarse a cabo en todo momento y
no tener un fin, e integrador; refiere Bonifacio Jiménez Jiménez "La evaluación no es un
apéndice agregado a los procesos educativos, sino que por su papel orientador de
planificadores, directivos, docentes y alum-nos debe asumir el carácter de una actividad
sistémica, plenamente integrada con la función educativa y que por tales razones debe ser
continua y no meramente episódica”.pg47-48 (Jiménez, 1999)
Los nuevos retos y cambios a los cuales se enfrenta la sociedad actual con
estructuras sociales diversas, y la influencia de la ideología técnico empresarial en las
políticas educativas, aumenta la complejidad de la organización de los centros en relación
con la distribución de tareas y definición de funciones. En consecuencia, la escuela no puede
simular a una empresa, debido a la complejidad de la tarea educativa y a los múltiples
requerimientos formativos a los cuales esta responde. Todo esto obliga a los actores del
quehacer educativo a realizar una división racional del trabajo en los centros, para
especificar cada una de las funciones que todos sus miembros tienen que cumplir, en un
intento de dar respuestas a las exigencias internas y externas.

Esto también conlleva adecuar el perfil directivo a este enfoque racional. Sin
embargo, esa división del trabajo necesita ser contraria a un orden vertical y jerárquico de
sus actores (relación jefe-subordinados) aún presente en las instituciones educativas de
Costa Rica, para dar paso a una dirección sentada en el liderazgo (pedagógico,
transformacional y distribuido). Esto quiere decir que el objetivo de quien ejerce la
supervisión de un centro educativo no debería ser el control, sino más bien guiar y dirigir
un equipo de trabajo que asuma los retos que emergen a causa de los cambios vertiginosos
a los que se enfrentan los centros en el día a día.

Por ello, la función de la supervisión efectiva es el motor que impulsa la construcción


social y cultural de las instituciones en aras de una transformación educativa que responda
a las necesidades pedagógicas reales de la población estudiantil en la cual estamos inmersos
todos los docentes, administrativos y comunidad en general.

Bibliografía
Jiménez, B. J. (1999). Evaluación de programas, centros y profesores. España: Sintesis.

Revelo, R. (julio-Diciembre de 2017). Dirección escolar. Revista electronica Gestión Educativa, 2(N°
7), 34-39.

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