Está en la página 1de 55
Sistemas de — creencias familiares Terapia y cambio Rudi:Dallos Psicologia Psiquiatria Psicoterapia 161 1: Family belief systems, therapy and change. A constructional approach Publicado en inglés por Open University Press, Milton Keynes, Filadelfia Traduccién de Matilde Jiménez Alejo Cubierta de Mario Eskenazi (Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizaciGn escrita de los titulares del «Copyright», bajo Ihs sanciones establecidas en las leyes, la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier medio 0 procedimiento, comprendidos Ia reprografia y el tratamiento informético, y la distribucién de cjemplares de ella mediante alquiler 0 préstamo publicos. © 1991 by Rudi Dallos. © de la traducci6n, Matilde Jiménez. Alejo © 1996 de todas las ediciones en castellano Ediciones Paidés Ibérica, S.A... Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona www. paidos.com ISBN: 978-84-493-0305-0 Depésito legal: B-51.380/2007 Impreso en Book Print Digital Botanica, 176-178 - 08908 L."Haspitalet de Llobregat (Barcelona) Impreso en Espaa - Printed in Spain Para Tim, Alex y Jasmine Material protegido por derechos de autor SUMARIO Agradecimicntos ................... ss 0s sees ee eee eee ot Prefacio .......................2... ss sees estes ees 13 1._Imégenes de familias y ciclo vital familiar... .-.......2.- 19 2, La construcci6n de pautas de experiencias compartidas ...... 35 3. Sistemas personales de constructos . . 65 4. Sistemas compartidos de constructos .............-. ss 85 5. Constructos y procesos familiares: diadas ...............++ 107 6.__Dinémica familiar, pautas y creencias de la familia... ss. 137 7._ Exploraci6n de los sistemas familiares de creencias .......... 169 8. Terapia y cambio . 193 241 247 Bibliografia fndice analitico . Material protegido por derechos de autor AGRADECIMIENTOS Estoy en deuda con Harry Proctor por su inspiraci6n e ideas innovado- Tas en que se basa este libro. Agradezco también a Roger Sapsford su experta ayuda con los borradores. A las familias que he conocido a través de la tera- pia y ala mfa propia, gracias también por proporcionar Ja risa y el drama. Material protegido por derechos de autor 4 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES parece. El principal objetivo es reunir en un solo volumen una serie de va- riaciones del andlisis constructivista, hasta ahora bastante dispersas y relati- vamente independientes entre si. Este libro trata del cambio y de Ja terapia, y una de las cuestiones funda- mentales tiene que ver tanto con el hecho de que las creencias de las perso- nas estan relacionadas con sus problemas, como con la manera de modificar estas creencias. La mayoria de las formas de terapia familiar, y también otros tipos de terapia, representan desafiar directa o indirectamente fo que las per- sonas quieren asumir sobre sus problemas y sobre ellas mismas. No se da por supuesto en este libro que las personas que acuden a la terapia van mal encaminadas o estén equivocadas en su forma de ver las cosas, sino que se consideran con cierto detalle las consecuencias de las creencias que sostie- nen, y cémo éstas a menudo sirven para mantencr situaciones dolorosas y desesperadas. Por supuesto, la idea de que aquello que la gente cree sobre si misma y sus problemas contribuye en gran medida a la propia existencia de tales problemas no es nueva. Es por lo menos tan antigua como la psi- quiatria. Tampoco es nuevo el concepto de que, de alguna forma, a las per- sonas hay que «engafiarlas, convencerlas con alguna treta, hacerles alguna trampa», para apartarlas de sus indtiles creencias. He aqui un ejemplo: Un hombre acudié al doctor y le dijo que su esposa no podia tener hijos. El médico vio a la mujer, le tom6 el pulso y le dijo: «No puedo curar su esterili- dad porque he descubierto que usted moriri antes de cuarenta dfas». Pero ella no murié dentro del tiempo previsto. EI marido habl6 de ello con el médico, y éste dijo: «Si, ya lo sé. Ahora su esposa sera fértile. El marido pregunt6 cémo se habia producido aquello y el doctor le res- pondi6: «Su esposa estaba demasiado gorda y cso era un obstéculo para su fer- tilidad. Sabia que la tinic2 cosa que 1a apartaria de 1a comida serfa el miedo a la muette. Por fo tanto, ahora est4 curada». (Shah, 1968, pag. 61) Intentaremos justificar tal uso de tretas sugiriendo que no hay forma de desengariar directamente al paciente. Decirle a alguien simplemente que su querida enfermedad es realmente una enfermedad, no es probable que re- sulte de gran ayuda. En lugar de eso, para auxiliar a estas personas hay que utilizar alguna trampa para que cambien sus acciones, lo que en consecuen- cia puede llevar a que se modifique también su comprensién de las cosas: «Si voy a ayudar a una persona a ver que un problema falso es tal, tengo que fingir que me estoy tomando en serio ese problema, aunque lo que en reali- dad me tomo en serio es su sufrimiento, pero hay que hacerle creer que lo que trataré es lo que ella considera como su problema» (Watts, 1961). Desde luego hay un peligro en adoptar esta actitud algo arrogante —co- PREFACIO 15 mo si el terapeuta o guré «supiera mas». Esta cuestién es un concepto funda- mental. Hay aqui dos puntos claves que cualquier terapeuta debe saber c6mo trata. En primer lugar, a menudo reconocemos que las personas tienen una forma bastante indtil, cuando no manifiestamente dafiina, de verse a si mis- mas, a sus amigos, sus relaciones personales y su vida en general. En segun- do lugar, no nos enfrentamos Gnicamente con la necesidad de evaluar sus creencias e interpretaciones, sino también con Ia tarea de desarrollar técni- cas lo ms efectivas posible para orientarlas hacia formas més positivas de ver las cosas. Sin embargo, cuando las familias tienen problemas, debemos ser muy cautos antes de asumir que la terapia o el asesoramiento psicolégico resultan siempre suficientes, o incluso necesarios. Hay toda una variedad de presio- nes econdémicas, sociales y fisicas que pueden poner en apuros a una fami- lia. Incluso cuando parece que las causas de los problemas son dificultades emocionales, 0 incapacidad para pensar con claridad o de una manera pro- ductiva, para poder ayudar a esa familia es necesario considerar la posibili- dad de que tales dificultades «psicolégicas» se deban en realidad a que la fa- milia se encuentra inmersa en una cultura que la oprime. Algunas ideas de la psicologia humanista, tales como las de George Kelly, son muy peligrosas porque subrayan la capacidad de los individuos para funcionar de manera més eficaz simplemente reorganizando su forma de ver cl mundo. Ademas, para algunas familias la terapia resulta tan slo paliativa o, peor atin, no reco- noce Ia realidad de las circunstancias en que se encuentran. Las desigualdades por causa de la raza, el sexo o la clase social represen- tan esa realidad bdsica. Se puede ayudar a una familia de raza negra a enfren- tarse 2 los prejuicios con que es probable que se encuentren sus hijos cuan- do vayan a la escuela o empiecen a trabajar, pero eso no eliminari los prejuicios existentes. Igualmente se puede auxiliar a una madre soltera para salir adelante con los problemas de criar a su hijo ella sola, pero eso no re- suelve toda una serie de problemas, como por ejemplo la falta de ayuda para ocuparse de su hijo, los bajos ingresos econémicos y la soledad que es pro- bable que contintie sufriendo. Los intentos de ayudar a las familias y cam- biar la sociedad van de la mano. Algunas criticas a la terapia familiar argu- mentan que ésta es apolitica 0 que simplemente mantiene a las familias en su statu quo. Por el contrario, algunos terapeutas, como Minuchin, sostie- nen que la terapia de familia representa una forma de «revoluci6n suaver, en cuanto que capacita a las familias para que tengan mayores posibilidades de elecci6n y sean mds capaces de exigir el cambio social. PREFACIO 7 miento de que la exploraci6n conduce necesariamente a algiin tipo de cam- bio es crucial, tanto en Ja teoria de los constructos personales como en la sistémica, y ¢s el tcl6n de fondo de los tltimos capftulos 8 y 9, donde se intenta demostrar las aplicaciones que las ideas expuestas tienen en la tera- pia y en las teorias del cambio. Se examinan técnicas tales como el reencua- dramiento y las intervenciones paradijicas, en términos de los sistemas de creencias, y finalmente en el capitulo 9 se describen con detalle dos casos. Material protegido por derechos de autor CAPITULO I IMAGENES DE FAMILIAS Y CICLO VITAL FAMILIAR Le conté a Don Juan un ejemplo de la conducta habitual de mi padre que me pareci6 adecuado en aque! momento. Nada més llegar a la granja, mi padre insistfa en dar un largo paseo conmigo para que pudiéramos hablar de nues- tras cosas, y mientras charlabamos decidia que fuéramos a nadar cada dia a las seis de la mafiana. Por la noche ponia el despertador a la cinco y media para disponer de tiempo de sobra, porque a las seis en punto tenfamos que estar en el agua. Y cuando por la mafiana sonaba el despertador, saltaba de Ja cama, se ponia las gafas y se acercaba a mirar por la ventana, Incluso me acordaba del siguiente didlogo: «Umm... hoy esté un poco nublado. Mira, me voy 2 acostar otra vez cinco minutos, ¢vale? jNo mds de cinco! S6lo voy a estirar los mGsculos y acabar de despertarme de! todo». Invariablemente, se volvia a dormir hasta las diez, a veces hasta ef medio- dia... Le dije que mi padre era débil, igual que lo era su mundo de acciones ideales que nunca llevaba a cabo. Yo hablaba casi a gritos... Don Juan no dijo ni una palabra. Sacudié la cabeza lentamente con un movimiento ritmico. Me puse muy triste. Pensar en mi padre siempre me hacfa sentirme como ava- sallado... «Si piensas que t cras mucho mis fuerte que él, spor qué no fuiste a na- dar té en su lugar a las seis de la mafiana?» Le respondi que no podia creer que me preguntase eso en scrio. Siempre habia pensado que nadar a las seis de la mafiana era cosa de mi padre, no mia... “Te ests quejando», dijo suavemente. «Te has estado quejando toda tu vida porque no te responsabilizas de tus decisiones. Si hubieras asumido tu respon- sabilidad respecto a la idea de tu padre de nadar a las seis de la mafiana, hubie- ras nadado, tti solo si hubiera sido necesario, 0 le hubieras enviado al infierno la primera vez que abrié la boca después de saber como se comportaba. Pero no dijiste nada. Por tanto, t0 fuiste tan débil como tu padre...» «jEspere un momento!s, dije. «Usted esté tergiversando las cosas.» (Castaneda, 1974) Cuando somos pequefios probablemente damos por supuestos muchos aspectos que forman parte de lo que ¢s una familia, Nos resultan literalmen- te familiares, como el aire que respiramos, simplemente estén ahi. Recuerdo con algo de temor mis primeras experiencias cuando visité ¢l hogar de un joven amigo en Hungria, y tuve que enfrentarme con un dramatico desafio a todo aquello que yo daba por sentado. Los colores eran distintos, como IMAGENES DE FAMILIAS Y CICLO VITAL FAMILIAR a pias. La capacidad para crear significados personales, para responder e inte- raccionar con el mundo y entre si, pero siempre con referencia a un conjun- to de significados internos (autopoiesis 0 autocreaciGn), se puede conside- rar como la cualidad esencial de los organismos vivos: «Vivir, como proceso, es un proceso cognitivo. Esta afirmacién es verdadera para todos los orga- nismos dotados o no de sistema nervioso» (Maturana y Varela, 1980, pag. 8). Esto es similar a la proposicién de George Kelly (1955) acerca de que cada uno de nosotros tiene un «sistema personal de constructos, a través de los cuales percibimos el mundo». Esto representa una forma de organizacién o estructura cognitiva interna que es Gnica para cada individuo. Por tanto, cuando nos comunicamos con otras personas, nunca debemos asumir que los demas han entendido lo que hemos dicho, de la misma forma que lo en- tendemos nosotros. En lugar de esto, lo que sucede es un proceso bidirec- cional de negociaci6n mediante el cual llegamos a significados compartidos 0 los creamos. Con argumentos mas sociolégicos que biolégicos, Berger y Kellner (1964) proponen algo muy similar; « su pro- pia experiencia. Bateson (1971, pag. 314) Uno de los temas fundamentales que exploraremos aqui se refiere a que Jas familias sirven para mantenet y reforzar los tipos de creencias que sostie- ne cada uno de sus miembros individualmente. Por encima de todo ello se podria argumentar que un clemento central en la familia es el sentimiento de pertenencia que tienen sus miembros, la sensaci6n de ser «partes de ella. Sin embargo, ese sentimiento no se puede reducir simplemente a un instinto © una predisposicién con base biolégica. En lugar de esto, parece ser en gran medida un estado emocional y cognitivo aprendido. Por ejemplo, los nifios que han sido educados para creer que sus padrastros son sus progenitores «reales» continuarén aceptindolo asi, 2 menos que se les diga lo contrario. A menudo, cuando esos nifios descubren «la verdad» pasan por un periodo de crisis de identidad. A veces esto representa para ellos afios de bisqueda hasta encontrar a sus verdaderos padres. La base de este comportamiento, y de las experiencias emocionales asociadas a él, parece ser la reconstruc- ci6n de las creencias. {Qué alimenta ese deseo 0 necesidad de buscar a los padres «rcales» y alos antecesores? Es probable que algunos factores culturales tales como las im4genes asumidas de lo que es una vida de familia «normal»; la importancia de los lazos familiares, «no hay lazos mas fuertes que los de sangre»; y la idea de que existen caracteristicas heredadas, tales como la personalidad y ¢l as- pecto fisico, tengan su importancia. En efecto, todo ello constituye una pre- misa cultural acerca de lo que nuestro sentido de identidad «es» y «debe ser», en base a nuestros padres y antecesores biolégicos. Todos estamos profun- 24 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES chazar el modelo convencional de familia nuclear, por ejemplo, algunos ex- pcerimentos como la vida en una comuna, Ia estructura del kibutz, asi como Jas familias en las que hay un padrastro o madrastra, o que cuentan s6lo con Ja madre o el padre. Tal diversidad sirve para ensefiarnos a ser cautos acerca de lo que damos por sentado con relaci6n a la familia y a las variaciones que consideramos como posibles. Las definiciones legales y algunas otras cuantitativas —por ejemplo en términos del tamafio de una familia— son importantes para trazar el esque- ma basico de la estructura familiar. Con todo, la importancia primordial re- cae sobre c6mo las familias traducen para si estas definiciones sociales, y so- bre el proceso continuado de adaptaci6n mutua y redefinici6n que son necesarios para desenvolverse en la vida familiar. Por ejemplo, marcharse de casa es una cuestién fundamental porque hace surgir toda una serie de pre- guntas acerca de la viabilidad de continuacién de la familia y sobre su ¢s- tructura, en términos de quién sigue estando alli y cémo continuaran inte- raccionando entre si los que queden. Es posible que las reglas implicitas que rigen la existencia de la familia tengan que hacerse explicitas y permanecer abiertas al debate y la negociacién. A medida que los hijos se preparan para irse de casa, hay que tomar decisiones respecto a cémo y cudndo pueden marcharse, En un sentido mas amplio, el concepto « que todo va bien, Cuando ve que su hija no sc ha unido a la actividad de su pa- dte, la abraza y le dice «esté bien»; piensa que ya se ocupari ella de la nifia. PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 39 El padre, que estaba buscando alguna tarea facil para darle a la nifia finge desinterés, y la madre y la nifia se van juntas. Se podria entender la conducta de esta familia como repetitiva, y seria posible predecir cémo van a interac- cionar en diferentes situaciones como a la hora de irse a dormir, en el bafio, al dar un paseo por el parque, etc. La presencia de estas conductas regulares hace que, visto desde fuera, parezca como si la familia estuviera siguiendo un conjunto de reglas aparen- temente necesarias para mantener su ¢quilibrio familiar Jackson, 1965). Como observadores, podemos ver esa regularidad en las acciones de los miembros de una familia, y ¢s posible ir mas all4 ¢ inferir un conjunto de reglas que dan lugar a esa regularidad. Sin embargo, esto sélo sen inferencias que no- sotros hacemos mentalmente como observadores, y la familia puede no ser en absoluto consciente de la existencia de tales normas. Es importante dis- tinguir entre reglas explicitas y reglas implicitas. Una regla familiar explicita ¢s por ejemplo una norma familiar, segan |a cual los hij vuelta en casa antes de las once de la noche, Ademias, existen otras reglas implicitas que pueden atribuirse a la familia, pero que estén normalmente por debajo del nivel consciente. Es posible que tales reglas implicitas estén tan profundamente enterradas en la historia de Ja familia y en el inconscien- te de sus miembros, que éstos no puedan describirlas o discutirlas aunque el terapeuta les sefiale la regularidad que s¢ observa en su conducta. No obs- tante, hay por parte de la familia un cierto conocimiento de ¢sa tegulatidad en su comportamiento. Puede ser una vaga sensaci6n de cya estamos otra vez» 0 una percepcién ms claramente estructurada de sus pautas, por ejem- plo: «Si los nifios continwian levantados y siguen jugando, se excitaran y em- pezaran a pelearse, romperin algo y después tendré que recogerlo su madre». La capacidad de detectar y regular, o de modificar, las pautas de con- ducta esta relacionada con los aspectos emocionales de la vida familiar. En ¢l caso de las peleas familiares, la conducta estereotipada ¢s especialmente caracteristica, pero la capacidad de sus miembros para detectar esto se ve oscurecida por emociones como Ia rabia, el miedo o Ia tristeza. CONTENIDO ¥ PROCESO La teorfa de los sistemas marca una diferencia importante entre ¢l pro- ceso y el contenido de la interaccién familiar. Veamos el ejemplo de un pa- dre y su hijo de cuatro afios que estén pintando un cuadro juntos. Podria- mos centrarngs en el contenida, en términos de qué es lo que estén pintando; es posible que dibujen una casa con un extrafio tejado, que incluyan una nube negra encima de clla, que dibujen a la madre cogicndo el coche para salir y que utilicen colores oscuros. He aqui el andlisis que podrfamos reali- 40 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES zar del contenido: el cuadro representa que la familia pasa por una €poca dificil, el endeble tejado indica inseguridad para enfrentarse a las amenazas externas, el hecho de que la madre salga en su coche quizd apunta a que se slente insatisfecha y desea marcharse, y asi sucesivamente. Al mismo tiempo, podemos fijarnos en el proceso; vemos que el nifio est4 animado, es el que mas habla y mas sugerencias realiza, que el padre tiene la mirada perdida en la lejania, que muy rara vez se tocan el uno al otro y que no se rien muy a menudo. Esto nos da un tipo diferente de anilisis, y nos muestra cémo las acciones del padre y el hijo estén relacionadas y for- man una pauta. Los dos tipos de andlisis se complementan, pero no son idén- ticos. No podemos simplemente predecir qué hard uno de ellos a partir de lo que haga el otro. El andlisis que hemos hecho del contenido sugiere que el padre y el hijo estan unidos, lo que es opuesto a lo que nos indica el andli- sis del proceso, que cs justamente lo contrario. Es necesaria mucha mis in- formacién acerca del contexto y de la situaci6n familiar para poder integrar adecuadamente estos dos tipos de anilisis. Es importante tener en cuenta estas diferencias cuando se trata de una situacién terapéutica. Dentro del area del contenido, una familia puede pre- sentar un problema, tipicamente un sintoma concreto como por ejemplo que un hijo no quiera comer, tenga fobia a ir a la escuela o sufra dificultades se- xuales. Este es el 4rea 0 tema del discurso en que se ha centrado la familia. Sin embargo, es posible que, incluso cuando se discuten temas de otras reas, la pauta o proceso de interacci6n de esa familia sea similar. En una familia que tiene una hija con sintomas de anorexia, puede existir una pauta de de- sacuerdos entre los padres acerca de cOmo conseguir que su hija ingiera al- gun alimento. Este mismo patrén de discrepancias se hace evidente cuando los padres discuten acerca de los amigos, los novios, la educaci6n, el futuro, etc., de su hija. Cualquiera que sea el tema de discusién, a menudo se le pone temporalmente punto final volviendo a su tema «preferido», el de los sinto- mas, como si éstos fueran ¢l Unico obsticulo para tomar una decision. Minuchin (1974) nos proporciond evidencia experimental respecto has- ta qué punto las reaccioncs psicolégicas de los miembros de una familia son interdependientes y estan relacionadas con trastornos estructurales. La teo- ria que desarrollé acerca de las enfermedades psicosomaticas —tales como el asma, la diabetes, la anorexia nerviosa— sugiere que éstas se pueden ver agravadas por el clima emocional de la familia. Por ejemplo, pudo demos- tar que el nivel de aziicar en sangre de los nifios que sufrian diabetes estaba directamente relacionado con el conflicto emocional activado experimen- talmente entre sus padres. 42 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES Pasar a considerar a las familias como ecosistemas conileva ciertas con- secuencias con respecto a Ja relaci6n que éstas establecen con el terapeuta y su equipo de supervision. En lugar de centrarse simplemente en Ia familia, es necesario reconocer ademas que ésta y el terapeuta forman un sistema més amplio. Es por tanto imprescindible realizar también una valoracién de las conexiones existentes entre estos sistemas. Adin m4s, hay que desplazar la perspectiva, y alejarse del plantcamiento en que el terapeuta hace algo a una familia o realiza una intervencién, para centrarse en un enfoque donde se provocan movimientos 0 perturbaciones en el sistema familia-terapeuta y s¢ observan después sus cfectos. Dicho sencillamente, ¢l enfoque de la te- rapia es menos directivo y m4s mutuamente exploratorio. Esto podria com- Ppararse a una investigacién etnografica, donde el investigador tiene presen- tes las diversas formas en que su presencia influencia de manera inevitable aquello que est4 observando. PAUTAS DE CREENCIAS Al hablar con otras personas acerca de su propia familia y también cuan- do, en una terapia, hablamos por primera vez con una familia, es facil sentir- se abrumado por lo mucho que tienen que decir. Gradualmente, podemos empezar a detectar pautas en las historias que explican, por ejemplo que el padre tiende normalmente a utilizar un tono pesimista, cualquiera que sea el aspecto de su vida del que esté hablando. Es posible que ademas nos de- mos cuenta de que algunas palabras y frases se utilizan repetidamente. Por ejemplo, quiz4 la madre se reficre frecuentemente a personas que estiin preo- cupadas, asustadas o molestas. Un ejercicio que resulta Gtil es empezar sim- plemente prestando atencién a las palabras y frases concretas que utiliza la familia para describir los sucesos que le atafien. Puede que con ello se haga patente en qué pautas se apoyan las explicaciones ¢€ interpretaciones fami- liares, Utilizaremos como ejemplo el caso de Louise, una joven madre que fue enviada al departamento de Psicologia porque presentaba sintomas de- presivos. Durante el curso de la primera entrevista se pudo observar que siempre que Louise hablaba de algo con pesimismo, ello iba seguido de un intento de animarla por parte de su marido, y ocasionalmente también del terapeu- ta, diciéndole por ejemplo que era capaz de superar la situaci6n, que Ia si- tuaci6n no ¢ra tan mala, que pensase en todas las cosas que podfa hacer y en el hermoso hijo que tenfa. Después de este intento de aliviarla, parecfa que ella estaba atin mis deprimida que antes, e incluso que encontraba mas razones para verse a sf misma como un caso perdido. La repeticién de esta situaci6n fue suficiente para que quedase demostrada la inutilidad de este en- PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 4B foque terapéutico; se pensé en utilizar una tictica mds realista aceptando al- gunas de las limitaciones que ella se atribuia a si misma, lo que produjo un cambio mas positivo en su conducta y actitudes, En este punto, hizo su apa- fici6n un segundo proceso. Al notar una sefial de mejoria en la mujer, su marido empez6 a mostrarse exigente con ella y a relatar de nuevo algunos incidentes para recordarle cudn dificil habia sido convivir con ella. El efecto que esto parecié tener sobre la mujer fue desanimarla de nuevo y favore- cer que volviese a mostrar los signos esperados de depresién. El uso aqui del concepto de circularidad nos proporciona una poderosa forma de describir los mecanismos que inconscientemente contribuyen a mantener los problemas, a pesar del malestar que a causa de ellos puedan estar experimentando todos los miembros de una familia. Sin embargo, la descripcién de la circularidad tiende a limitarse al andlisis de la conducta, por ello es necesario que consideremos ahora las siguientes proposiciones, que son fa base del resto del capitulo. 1. La comprensién de las cosas por parte de la familia sigue una pautas compartidas de una forma andloga a sus patrones de conducta. 2. Se puede considerar que estas interpretaciones se basan en un ni- mero limitado de constructos o dimensiones de comprensién compartidos. 3. Los miembros de una familia utilizan una variedad de términos para expresarse, y Estos representan significados subjetivos para ellos que a veces no son inmediatamente accesibles a los observadores externos. 4. La familia puede utilizar un conjunto de términos que cubran de ma- nera eficaz la misma gama de sucesos. En otras palabras, la base de sus inter- pretaciones o sistema de creencias puede «reducirse> a unos pocos construc- tos o dimensiones «nucleares» importantes. Sluzki (1983) utiliz6 la idea del filme como analogfa para establecer las relaciones entre las pautas, la dinamica y las creencias de la vida familiar. La foto fija nos da una imagen de la estructura en ese momento, y el curso de la pelicula proporciona una sensacién de dindmica 0 proceso. Afiade ade- més que la estructura de una familia, sus limites, jerarquia y subsistemas es- t4n dialécticamente relacionados con ¢l proceso o dinamica de la propia fa- milia. En algin momento debemos necesariamente definir el proceso como reflejo de una estructura determinada. El sistema de creencias de la familia funciona a un nivel superior en el sentido que sirve para regular los proce- sos y las estructuras: En el caso de Ja familia, !a interacci6n se da siempre dentro de un marco definido por un contexto simbéGlico bastante estable, cspecifico de la condi- ci6n humana, que recuerda a sus miembros c6mo debe construitse la reali- PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 45 Ante todo hay una propiedad del comportamiento que dificilmente po- dria ser m4s basica, y que por ello a menudo se pasa por alto: Ia conducta no tiene un contrario. En otras palabras, no existe el no-comportamiento. Dicho sencillamente, no €s posible 710 comportarse. Ahora bien, se acepta que cual- quier conducta en una situacién de interaccién tiene valor como mensaje, ¢s decir, es un acto de comunicaci6n; de ello se desprende que no importa de qué manera se intente evitarlo, sencillamente no es posible no comunicatse. La actividad o Ia inactividad, las palabras o cl silencio, cn todos los casos exis- te un mensaje; ejercen una influencia sobre los demas que, a su vez, no pue- den no responder a la comunicacién y por tanto también se comunican, Ha de quedar bien claro que la mera ausencia de palabras 0 el hecho de no hablar con alguien no es una excepci6n a lo que acabamos de afirmar. Una persona comiendo en la concurrida barra de un bar que s6lo mira al frente, o el pasaje- ro de un avin que permanece sentado con Ios ojos cerrados, estan ambos co- municando que no desean hablar con nadie y que tampoco quieren que les hablen, Normalmente, la gente a su alrededor «capta este mensaje» y responde adecuadamente dejindoles en paz. Obviamente, esto es un intercambio de co- municacién en la misma medida que lo es una animada discusién. (Watzlawick y otros, 1967) Cualquier comportamiento que se produce en presencia de otras per- sonas puede considerarse como un acto de comunicacién en potencia. Para que haya comunicaci6n debe existir un emisor y un receptor. La manera como se interpreta una acci6n depende no sélo de Ia predisposicién del emisor 0 del receptor, sino también del intercambio que se produce entre ambos. El significado de la comunicaci6n que se establece surge de un proceso de negociacién que implica un intercambio adicional de metacomunicacién (véa- se también Harre, 1979; Pearce y Cronen, 1980). La idea de fa negociaci6n del significado se comenta mas adelante en este mismo capitulo. Watzlawick y sus colegas ven la comunicacién como un flujo sin prin pio ni fin. Su argumento es que siempre que se busca un punto de inicio ¢s posible sefialar antecedentes previos que tuvieron la funci6n de comuni- cacién potencial. Adem4s, su visi6n de la comunicaci6n es amplia, en el sen- tido de que es multifacética, en cuanto que incluye tanto las acciones verba- les como las no verbales. Esta es en si misma una distincién claramente establecida que algunos psic6logos sociales han querido destacar, por ejem- plo Argyle (1969) subraya la importancia de fa comunicaci6n no verbal en el desarrollo momento a momento de la interacci6n social. Gran parte de este trabajo esta basado en estudios etoldgicos. La interacciGn social de una variedad de especies est4 claramente regulada tanto por sus diversas formas de comportamiento como por los sonidos. En concreto, los estudios sobre comunicaci6n animal muestran que una de sus funciones esenciales es defi- nic la naturaleza de la relaci6n entre los participantes 0 los miembros de una 46 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES comunidad. Esto es especialmente importante porque establece la jerarquia dominante u orden social. La comunicacié6n no verbal transmite informacién acerca de sentimien- tos y emociones, y la parte hablada del mensaje puede resultar relativamente ambigua sin la clarificacién de las intenciones que aporta la parte no verbal. Por ejemplo, el mensaje «no me gustas» se puede acompafiar de maneras muy seductoras, muy insinuantes, que den a entender justamente lo contrario. Por otro lado, el mismo mensaje se puede expresar de manera beligerante que implique algo similar a ete voy a dar un pufietazo en Ia nariz». La comunica- cién no verbal transmite sobre todo un tono emocional positive o negativo, ademés de informacién acerca de la intensidad del sentimiento que se ex- presa. Una madre puede decir a su hijo «no parece que estés muy entusias- mado® o «da la impresi6n de que ests un poco harto» o «pero gqué te pasa», y esto dependera en gran medida de la forma no verbal en que su hijo se haya comunicado con ella. Normalmente, cuando la gente percibe que los otros estén alterados, evita hablarles durante un rato y simplemente les ofre- ce su apoyo de una manera no verbal. PUNTUACION La comunicaci6n y las creencias son interdependientes, especialmente en el sentido de que la manera como percibimos lo que otra persona nos comunica est4 parcialmente determinada por aquello que nosotros «espera- mos? oir. Ademés, estas expectativas o profecias autocumplidoras pueden Ile- gar a entrelazarse entre si, tal como Paul Watzlawick y sus colegas (1967) han expresado muy bien. Sugieren que los ciclos de interacci6n en las relacio- nes interpersonales se pueden entender en términos de las puntuaciones que las personas hacen de la circularidad. ‘Tal como se ha explicado en los ejem- plos mencionados, una vez que las pautas quedan establecidas, practicamente no ticne sentido intentar definir cual fue el punto de inicio. En cambio, eso es precisamente lo que hacen las personas. Por ejemplo, en un bar leno de gente necesitamos dividir en secuencias todo cl barullo de interacciones que tienen lugar alli, tales como Lamar Ia atencién del camarero o disculparnos por haber empujado a alguien. Los problemas surgen cuando alguien reac- ciona sin conocer los antecedes previos a Ia situaci6n, por ejemplo, una per- sona empuja 2 otra persona que empuja a su vez a otra, provocando que s¢ derrame su bebida. La puntuaci6n engloba no s6lo dividir un ciclo de una determinada forma, sino también inferir causas y razones acerca del porqué de Jas acciones de las personas. En algunas situaciones, puede haber mutua coincidencia en la puntuacién, por ejemplo, una pareja puede estar de acuer- do en que estén haciendo el amor. No obstante, es posible que existan algu- PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 47 nas diferencias acerca de c6mo interpreta cada uno de ellos los motivos del otro. Se dan también casos en que las personas interactdan en base alo que asumen, profundamente equivocadas, acerca de las puntuaciones mutuas, como en el caso ilustrado por Watzlawick, en que a dos psiquiatras que no se conocfan les pidié que diagnosticaran a un hombre de mediana edad del que se pensaba que podfa sufrir de ilusiones psicéticas. Se les dio la infor- maci6n adecuada y se les dejé en una habitacion para que se entrevistasen el uno al otro, creyendo ambos que el otro era el paciente. Hizo falta un buen rato antes de que uno de los dos empezase a sospechar, no debido a la con- ducta del otro, sino a que recordaba haber oido hablar de un tal doctor Don Jackson «real». Eso le hizo pensar que «habia gato encerrado», y asi lo dijo. Sin embargo, en las relaciones personales establecidas, tales secuencias resultan ms complejas y menos triviales. Cada uno de los integrantes seg- menta la citcularidad en una secuencia lineal y potencialmente autocumpli- dora. Incluimos a continuaci6n un ejemplo clasico a modo de ilustracién: fo” KA Hay un mantenimiento mutuo de este ciclo, en el sentido de que Mary puede percibir la conducta de John en un momento determinado, por ejem- plo mientras éI lee el peri6dico, mira la televisién o sale de la habitaci6n, como una sefial de que él se distancia de ella, la ignora. Esta percepcién Ja Heva a intentar un acercamiento de manera indirecta, por ejemplo pidién- dole que realice alguna tarea en la casa o preguntandole ad6énde va. Es mas que probable que lo diga en un tono algo tenso, ya que esti anticipando Io que vendri a continuaci6n. Entonces, quiz4 John interprete las acciones de Mary como un indicio de que clla quiere reriirle o meterse con él. Como PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 49 oo Ne ae El padre puede puntuar este ciclo considerando que se ve obligado a refiir al nifio continuamente por sus frecuentes faltas. Sin embargo, el hijo puede puntuarlo en el sentido de que él se porta mal para desquitarse de las constantes reprimendas de su padre, Watzlawick sugiere que tal «enfren- tamiento» acerca de la definicién de la relacién y de las acciones de la otra persona son la base de los problemas maritales y también de otros tipos. La idea del control unilateral est bastante generalizada. Bateson (1972) y Palaz- zoli y otros (1978) sugirieron que esta tendencia est4 profundamente enraiza- da, forma parte de la cultura, pertenece a nuestro Ienguaje y por ello nos limita para pensar en términos de puntuaciones «lineales»: La dicotomia a que nos obliga Ja propia naturaleza de nuestro lenguaje requiere un «antes» y un «después», un sujeto y un objeto (en el sentido de quién realiza la acci6n y quién la recibe), supone un postulado de causa y ¢fecto, y en consecuencia una definici6n moral. (Palazzoli y otros, 1976, pg. 53) Una caracterfstica de la terapia de Palazzoli, y de otras terapias basadas en la teoria de los sistemas, es que ensefia a las familias, normalmente de ma- nera indirecta, a considerar sus interacciones ¢n términos de secuencias cir- culares mds que de secuencias causales lineales. Mas adelante volveremos a hablar de lo que esto supone a nivel terapéutico. Se han elaborado algunas de estas ideas a partir de los hallazgos recien- tes de algunas investigaciones psicolégicas: se ha sugerido que la gente acos- tumbra a realizar atribuciones acerca de la conducta de los demas y de la suya propia, en términos de factores «de predisposici6n» y «situacionales» (Kelley, 1967; Nisbett y otcos, 1973). La pareja del cjemplo mencionado qui- z hace ciertas atribuciones, en ¢] sentido de que cada uno de cllos ve al otro como un tipo de persona —la que se desentiende, la que le rifie. La alternati- va es utilizar explicaciones «situacionales», tales como que la otra persona est4 cansada, que ha tenido un dia duro, etc. Otro de los hallazgos hace refe- rencia a que se puede acceder a distintos tipos de informacién si se obser- van tanto las acciones de fa otra persona como las de uno mismo. Por ejem- plo, cuando los miembros de algunas parejas vieron una filmaci6n en video de su interaccion personal, desde ¢l punto de vista visual del otro, fucron 50 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES mas capaces de admitir que ellos también contribuian a dirigir la relaci6n con sus acciones, en lugar de considerar que éstas eran simplemente una res- puesta a las del otro (Storms, 1973). Aunque interesante, el punto de vista de estos enfoques ha tendido a una visin de las relaciones interpersonales mas estatica que dinmica, pero recientemente se ha empezado a estudiar cémo tales atribuciones funcionan como una forma de negociacién entre los participantes que cambia conti- nuamente, Ademéas, la mayor parte de las investigaciones proviene de estu- dios de laboratorio acerca de relaciones de corta duracién, y no hay que ol- vidar que las familias tienen una larga historia compartida de intercambios y saben mucho los unos de los otros, y atin ms, han articulado explicacio- nes acerca de lo que cada uno de sus miembros piensa de si mismo y de los demas. Por ejemplo, a menudo se les dice a los hijos qué clase de nifios son: «bueno-malo», «escandaloso-callado», «listo-tonto». En algunos trabajos se ha investigado cémo este tipo de atribuciones se utiliza estratégicamente. Por ejemplo, un marido puede atribuir a factores situacionales el porqué no quiere ocuparse del jardin —pasa una mala €poca en su trabajo— y en otro momento, por ejemplo si su esposa ha considerado esto como una «excusa», puede entonces utilizar como motivo factores de predisposicién tales como que ése no es el tipo de actividades que le gustan (Scanzoni y Palonka, 1980). Quiz4 el descubrimiento més importante, pero no por ello inesperado, es que las relaciones problemdticas estén asociadas con atribuciones de predisposi- ciGn negativas, tales como «es tan intolerante y agresivo como su padre» 0 «es fria y remilgada como su madre». METAPERSPECTIVAS E IMPUTACIONES La propuesta de R.D. Laing y otros (1966) es que es importante valorar no sélo cémo las personas puntiian un ciclo de interaccién y cuales son las atribuciones que realizan, sino también cémo piensan que lo hacen los de- mas. En parte, esto conileva una espiral de percepciones de los unos acerca de los otros: Cémo te veo yo. Cémo creo que ti me ves. Como creo que td piensas que te veo a ti. Laing llama metaperspectivas a estas perspectivas recurrentes, que fun- cionan en espiral. En su andlisis de ellas describe diversas formas de conflic- tos o nudos de relaciones imposibles: 32 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES ra. Estas reacciones pueden afectar en gran medida el curso de la interacci6n con los demés, ya que nuestro comportamiento puede modificarse de ma- nera sutil, de forma que se favorezca la realizacién de nuestras expectativas. NEGOCIACION, EPISODIOS Y REGLAS Se podria decir que tanto la pauta que siguen las acciones de las familias como Ia percepcién que éstas tienen de tales acciones estan reguladas por conjuntos de reglas. También es posible que la gama de acciones que utili- zan las familias sea mas amplia. Harre y Secord (1972) sugieren que las perso- nas estructuran sus interaccioncs cn términos de episodios. Los defincn como cualquier parte de la vida humana, que incluye a una o mds personas, y don- de es posible determinar una estructura interna. El acento se pone en la sub- jetividad, cn cl sentido de que las acciones establecen qué es un episodio y qué lo constituye como tal. Las piezas de Ia interaccién se pueden definir de diversas formas, tales como «tomar el té», «hacer negocios» o «intentar seducir». Negociar la definicién de un episodio depende de los participan- tes. De nuevo, es importante sefialar que este proceso no es necesariamente del todo consciente. Con posterioridad a los sucesos, es posible que los par- ticipantes reflexionen acerca de lo que ocurrié e incluso consideren que po- dian haber actuado de otra manera. Probablemente un sentimiento del tipo «si hubiera dicho... 0 hecho» nos resulta a todos conocido. Quiz4 algunos de los discursos mas memorables atribuidos a las grandes figuras de la histo- ria sean en realidad lo que posteriormente desearon haber dicho, mas que lo que verdaderamente dijeron en aquel momento. Pearce y Cronen (1980) han ampliado cl andlisis de los episodios, identi- ficando tres tipos principales: * Episodios Tipo 1; Consisten en pautas de significados y comporta- mientos aceptados culturalmente y que existen independientemente de cual- quicr individuo o grupo concretos. Estos son simbolos pUblicos necesarios para que se puedan compartir los significados, y parecen idénticos al con- cepto de «simbolos significativos» que tradicionalmente han estudiado los antrop6logos y los socidlogos. Incluyen rituales sociales, ceremonias, ritos de transicién o formas ritualizadas de desenvolverse en situaciones sociales, tales como las felicitaciones, las muestras de respeto y las bromas. Hasta cier- to punto representan la estructura de cualquier cultura. Se utilizan de mu- chas formas, una de ellas, y no la menos importante, es como punto de refe- rencia en las comedias y los dramas, que a menudo tienen como tema confusiones, interrupciones y fragmentacién de tales episodios. Son incluso la base de los suefios y las pesadillas, por ejemplo el novio que suefia que PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 53 llega tarde a Ja boda o el actor que tiene una pesadilla en que se olvida del guidn. * Episodios Tipo 2: Consisten en pautas de significados y comporta- mientos que existen en la mente de las personas y que son similares en su estructura a un examen de imagenes o planos (Miller y otros, 1960), 0 a la definicién de una situacién. Estos son simbolos privados que expresan la interpretacion que hace cada individuo de las formas de interacci6n social n que participa. Mientras que los episodios del tipo 2 de un individuo se parezcan alos del tipo 1 de una sociedad, esa persona podra facilmente con- versar, entender a los demas y conseguir que los demas le comprendan. Si los episodios del tipo 2 son muy caracteristicos de la idiosincrasia de un in- dividuo, entonces esa persona tendra problemas para coordinar sus accio- nes con los demas. Es importante darse cuenta que muchas personas pueden tener una for- ma Creativa y muy personal de puntuar los sucesos en episodios, y al mismo tiempo su trabajo puede ser muy popular y aclamado hasta el punto de que su idiosincrasia se convierte en una parte del legado cultural. * Episodios Tipo 3: Consisten en las interpretaciones que realizan los comunicantes de una secuencia real de mensajes que han producido con- juntamente. sta cs Ia idea de los episodios elaborados conjuntamente o mu- tuamente creados (Cicourel, 1967; Garfinkel, 1967). Sin embargo, para dar sentido a estas creaciones comunes tenemos que tomar como referencia los episodios del tipo 1 y 2 al mismo tiempo. A modo de analogia, podemos considerar la coordinaci6n de la cons- truccién conjunta de episodios como algo similar a la interpretacién de un grupo de jazz, rock 0 misica «primitivas, donde hay lugar para mucha im- provisaciOn. Quizd los misicos tienen muy pocas ideas preestablecidas acerca de lo que van a tocar, pero lo que si poseen es un conocimiento compartido de las convenciones musicales, por ejemplo, la secuencia del compas doce de un blues, pautas de ritmos sincopados, melodias de siempre, variaciones © pasajes muy conocidos y secuencias de acordes. Es posible generar muy buena miisica recurriendo a ese conocimiento compartido y a Ia utilizacion de algunas sencillas estrategias. Los intérpretes se pueden turnar para que uno de ellos Ileve la voz cantante, de forma que ¢sa persona marque la clave y el ritmo de inicio; pueden utilizar secuencias de entrada y repetici6n, si- mulaci6n 0 ecos, y armonias. La coordinaci6n se consigue cuando los misi- cos conectan unos con otros para crear episodios concretos. No es necesa- rio que tengan un acuerdo amistoso mientras exista cierto entendimiento mutuo. Eric Clapton, por ejemplo, describe algunos de sus conciertos con Cream como una «guerra en el escenario» donde cada uno de ellos intentaba superar a los demas y ponerlos a prueba por medio de nucvas y frenéticas improvisaciones. 54 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES Las primeras fases de una conversaci6n se pueden muy bien considerar como un tipo similar de negociacién, donde cada persona pide a las otras que representen. el episodio del tipo 2 que ella prefiere en ese momento. Tal solicitud puede ser rechazada 0 aceptada, usualmente surge otra solici- tud como contrapartida. Una vez que ¢s aceptada, cada uno sabe qué espera y lo que esperan fos otros, y asume que la interpretacién que todos hacen de Jas normas es similar. Por supuesto, éste no es siempre el caso; es posible que una persona manifieste interés en saber mas acerca del curso que debe seguir el episodio, cudnto tiempo va a durar o qué es necesario cambiar. He aqui un sencillo ejemplo de este tipo de negociacién: Suez Oye, sabes lo que ha ocurrido con mi solicitud? Su madre; No, ies que te has enterado de algo? Sue: No, efa yo quien te preguntaba a ti, jcref que ta sabias algo! Su madre: Ah si, dicen que te han puesto en lista de espera. En este ejemplo parece que Sue quiere iniciar un episodio de preguntas y fespucstas con su madre, pero en cambio ésta interpreta la observaci6n inicial de Sue como Ia clave para una secuencia de noticias, es decir, para escuchar las novedades que trae Sue. Se produce una breve secuencia de adap- tacién dirigida a convertir la interaccién en un episodio de preguntas y res- puestas acordado y compartido. Parte de este proceso de negociaci6n con- lleva lo que antes hemos denominado como metacomunicacion, es decir la ‘comunicacién acerca de la propia comunicacién. Un sencillo ejemplo de esto es cuando Sue dice: «No, era yo quien te preguntaba a ti». Con ello realiza ‘una afirmacién acerca del significado de su comunicacién previa. En rela- ciones como las familiares, la gente consume mucho tiempo explicando «io que querian decir en realidad». Sin embargo, en muchas familias parecen exis- tir reglas poderosas que proscriben tal tipo de comunicaci6n. Pearce y Cro- ‘nen (1980) sefialan que la gente interacciona en base a sus predicciones acer- ca de si estan 0 no de acuerdo sobre la naturaleza de los episodios en que toman parte. Un ejemplo de esto en una familia podria ser el caso en que los padres consideran la conversaci6n que tienen con su hijo adolescente como un episodio donde le ofrecen consejos titiles cara al futuro. Por su parte, quizA Ia forma que tiene el hijo de ver el episodio sea que sus padres «le estén echan- do encima la caballeria» otra vez. La proposicién de estos autores ¢s que existe una serie de posibles estados de acuerdo y de desacuerdo. 1. Confirmacién del acuerdo esperado. 2. Desconfirmacién del acuerdo esperado. 3. Confirmacién del desacuerdo esperado. 4. Desconfitmaci6n del desacuetdo esperado. 56 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES puede ser considerado como sefiales de enfermedad mental, o bien como tonterias corrientes, en funci6n de las expectativas que se tengan al respec- to. Estos episodios no contienen en si mismos la suficiente informacié6n como para que se puedan explicar sin lugar a dudas. Estos ejemplos proporcionan Ia base para analizar cémo las personas que forman parte de la familia construyen su propia realidad social. Aunque resultan titiles, existe el peligro de que, al centrarse en la taxonomia de las negociaciones, las formas tinicas y complejas de la interaccién familiar que- den eclipsadas. Esto junto con lo comentado anteriormente plantea una se- ric de cuestiones: 1, A menudo parece que las parejas y las familias no son capaces de re- solver sus diferencias acerca de cémo definir alguna parte de su vida. 2. Las acciones de los miembros de una familia ticnen la cualidad de mantenerse mutuamente, tal como hemos visto cuando hemos hablado de a circularidad, que sirve a veces para alimentar y agravar los desacuerdos familiares. 3. La mayoria de los trabajos sobre andlisis de episodios parecen con- centrarse en las parejas o las diadas, ignorando asi la posibilidad de que sean otros sistemas los que perpettien las construcciones que realiza cada partici- pante. Veamos el ejemplo de! hijo que cuando visita a su madre a menudo tiene que oir los comentarios desagradables que ésta hace sobre su esposa, tales como que ella «le esta tomando el pelo» o «que no le cuida bien». £1 intenta defenderla dando a su madre una interpretaci6n distinta, pero cuan- do vuelve a casa se encuentra con que él mismo comienza a ver los episo- dios a través de los ojos de su madre y siente desconfianza hacia su mujer. Empieza a considerar su interacci6n con ella como episodios en que ella se aprovecha de él, se burla de €1 o le explota. Hasta aqui podemos observar que la visién que ofrece la teoria de los sistemas sobre la familia considera que ésta es la encargada de negociar las reglas que gobiernan sus acciones. Otra de las propuestas se refiere a que tales reglas se negocian por medio de un proceso de inevitable y continuada comunicacién entre los miembros de la familia. El flujo sin fin de esa comu- nicaciGn se divide en segmentos significativos 0 puntuaciones que, en esen- cia, representan las creencias de la familia acerca de lo que sus miembros ereen que est4 ocurriendo y por qué. El trabajo sobre episodios y metaco- municaci6n apoya este modelo, sugiriendo que las personas que forman parte de una familia estan intimamente conectadas con Ia realidad cultural m4s am- plia de su medio, poseen un cierto conocimiento de los episodios que han sido definidos por su cultura, y éstos funcionan como una gramatica de re- glas para Ia interaccién familiar. PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 5s7 PAUTAS DE EMOCIONES Los modelos basados en fa teorfa de los sistemas ofrecen una imagen de la familia que la presenta como la encargada de la construccién de patro- nes de comportamiento y creencias. En escncia, esto conlleva la idea de que los miembros de Ia familia construyen conjuntamente una realidad compar- tida. Las cuestiones que surgen giran en torno a las circunstancias por las cuales las familias crean construcciones que parecen diferir de manera signi- ficativa de las versiones consensuadas de Ia realidad. Dicho de otra forma, se ocupan de construir una irrealidad, que puede tomar formas tales como negar lo que para los otros resulta cierto de una manera patente, proyectar inadecuadamente sus sentimientos sobre los dem4s o crear mitos. Estos pro- cesos parecen estar relacionados con Ia vida emocional de la familia. Las teo- rfas psicodindmicas son un. punto de partida dtil para analizar la deforma- ciGn de las creencias. La idea central de Ia teoria psicodinamica de Freud es que los procesos coy ivos y racionales estan dirigidos por fuerzas emocio- nales «el Ego al servicio del Ello». Freud sefialé que diversos mecanismos de defensa, tales como la negacién, la proyeccién y la represi6n, funcionan para bloquear el acceso al nivel consciente de emociones indeseadas que estin ligadas a determinados recuerdos y pensamientos. En otras palabras, cuando Ia realidad resulta inaceptable, se intenta distorsionarla para transfor- marla en algo mis tolerable o se trata de expulsarla de la mente. De ello se desprende esencialmente que para estudiar las creencias de una familia es necesario considerar de qué manera tales creencias estén relacionadas con su vida emocional. Seguin Freud, cl modelo basico de vida familiar gira cn torno al concep- to del triingulo edipico. Asi, una de las principales tareas de fa familia es con- tener o socializar el deseo sexual del nifio hacia su madre. Esta tensi6n repre- senta una amenaza continuada de destruccién de Ia vida familiar. Al mismo tiempo, Freud consideré a la familia como e] contrapunto a Ja «barbarie>, en la medida en que ésta intenta aplacar el deseo incestuoso del hijo y sosla- yar el conflicto con su padre, mediante el proceso de represién. Destacé que el mecanismo primario para resolver este conflicto es el proceso de identifi- caci6n: el hijo modifica la hostilidad y los celos que siente hacia su padre por medio de identificarse con él —«siendo como su padres. Este proceso facilita el de socializaci6n, por cl cual el nifio introyecta la moral de su padre, al intentar resolver «la culpa» generada en é] a consecuencia de los sentimien- tos de hostilidad hacia su progenitor. Ademas, espera que cuanto mds se pa- rezca a su padre, mas atractivo le encontrar su madre a él y, en consecuen- cia, también ocurrira asi con otras mujeres parecidas a su madre. La teoria no es tan s6lida cuando intenta explicar el proceso de desarrollo psicose- xual por el que pasan las nifias (Mitchell, 1971), y hace poca referencia al rol PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 59 cia. Entonces, pueden hacer su aparicién sentimientos negativos inespera- dos en la hija, que se explicarian quiz4 por la excesiva contribuci6n a la con- tabilidad emocional que inconscicntemente se espera de ella. De manera sirnilar, Bowen (1960) propone que la base de muchos tipos de sintomas es la incapacidad de la persona para separarse de su familia y convertirse en un individuo plenamente independiente. A través de las ge- neraciones se transmite la idea de que el papel de los hijos es Ilenar las ne- cesidades emocionales de sus padres. La psicosis de un nifio puede estar relacionada con esa ligazén excesiva entre él y sus progenitores, mds frecuen- temente con la madre. La orientaci6n terapéutica fundamental que sugiere este modelo ¢s auxiliar a esa persona a aflojar el vinculo, basicamente se tra- ta de ayudar a la familia a que se dé cuenta de que se encuentra en una situa- ci6n confusa, y de «trabajar» las emociones de sus miembros. Los terapeutas que quieren formarse en la terapia boweniana necesitan trabajar cualquier tensién que exista en su propia familia, con el fin de que ellos mismos Ile- guen a ser clara y plenamente independientes de sus padres, evitando con ello el riesgo de que sus pacientes sean el objeto de las propias ¢ indeseadas proyecciones del terapeuta. Esto nos recuerda la insistencia de Freud en la importancia del autoanilisis como parte imprescindible de la formacién de un terapeuta. Desgraciadamente, algunos de estos conceptos conilevan una tendencia innecesaria a considerar como patolégicos procesos tales como la seleccién de la pareja. No obstante, una de las destacadas contribuciones de las teorias psicodindmicas es resaltar la importancia del papel de las emaciones y cog- niciones; una de las 4reas donde tiene mayor importancia es en el andlisis de las discrepancias entre fa versi6n que tiene la familia de los sucesos que le atafien y las versiones externas de la realidad. LA CONSTRUCCION DE SISTEMAS DE IRREALIDAD Ferreira (1963) desarrolld una integracién importante de las explicacio- nes psicodinamicas y la teoria de los sistemas. SugiriG que las fantasias in- conscientes son conflictos que funcionan no sdlo a nivel individual, sino también como una fantasia inconsciente colectiva o un «mito familiar». Los aspectos del pasado de una familia, especialmente los sucesos traumaticos © penosos sufridos por los padres, los abuelos, o incluso por parientes leja- nos, pueden quedar ocultos bajo la forma de mitos defensivos que sirven para correr un tupido velo sobre aquellos recuerdos que no se pueden acep- tar porque resultan demasiado dolorosos. Esto incluye no s6lo la negacién de tales sucesos, sino incluso la invenci6n de relatos o mitos, una especie de manera orwelliana de volver a escribir la historia. Sin embargo, esos mi- 60 SISTEMAS. DE CREENCIAS FAMILIARES tos debilitan, en la medida que sirven para falsificar y mitificar continuamente las experiencias de la familia, y la envuelven en una espiral de negaci6n e invencién. El término «mito familiar» se refiere a una serie de creencias bastante bien integradas y compartidas por todos los miembros de la farnilia, que se refieren a la posicién que ocupa cada uno de ellos individualmente y en relacién con los demas, dentro de la vida familiar, creencias que ninguno de ellos desafia a pesar de las distorsiones de Ia realidad que claramente conllevan... El mito familiar describe los papeles y las atribuciones de los miembros de la familia en su interaccién mutua, y, aunque sea falso y engafioso como un espejismo, todos ellos lo aceptan como algo sagrado y tabi que nadie se atreve a cucstio- nar y mucho menos desafiar. (Ferreira, 1963, pag. 457) La funci6n de los mitos familiares es preservar la homeostasis familiar, es decir, evitar las posibilidades de alteraci6n o desintegraci6n de la familia o de las rclaciones intrafamiliares, Esto representa una respuesta a amenazas percibidas a la viabilidad de la familia, reales o imaginadas. Se puede consi- derar que el mito es para la familia lo que el mecanismo defensa es para un individuo. Aparentemente el mito familiar entra en acci6n cuando ciertas tensiones aleanzan niveles predeterminados entre los miembros de la familia y amena- zan de alguna forma, real o fantaseada, con interrumpir la continuidad de las relaciones que existen en su seno. Entonces el mito familiar funciona como ‘un termostato que se pone en marcha al subir la «temperatura: en cl ambito familiar, Al igual que otras mecanismos homeostaticos, el mito evita que el sis- tema familiar sufra dafios o incluso que se destruya a si mismo. Por tanto, es como una «vaivula de seguridad», es decir, una valvula de supervivencta. (Ferreira, 1963, pag. 462) Una cuestién importante acerca de los mitos familiares ¢s que la familia 5 muy poco consciente de la distorsién de la realidad que éstos producen. En eso es parecido al concepto de mecanismos de defensa de Freud, tales como la negacién, fa proyeccién y la represion, Se invierte gran cantidad de energia en mantener el mito, y se opone mucha resistencia a cualquier intento de desenmascarar su falscdad. El trabajo de Ferreira es importante porque representa un puente entre la teoria de los sistemas y los relatos familiares tal como los contempla el enfoque psicodinamico. Empicza por ofrecer una forma de estudiar los pro- cesos familiares que incluye no s6lo el andlisis de las conductas, sino tam- bién la integracion de las creencias y las emociones. La posici6n te6rica que PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS 61 adoptaremos aqui es que tales creencias y emociones estén inevitablemente entrelazados. Las emociones estin ligadas a las cogniciones y viceversa. En otras palabras, la emocién se refiere a alguna cosa, requicre una cierta discri- minacién cognitiva de los sucesos. Yo puedo estar enfadado por algo que un colega me ha dicho, o sentirme triste por la pérdida de un amigo. La co- nexi6n entre las emociones y las cogniciones es dialéctica. De manera simi- lar, puedo percibir que algo que ocurre en mi cuerpo es psicol6gico y atri- buirle a ello un significado. En pocas palabras, la cognici6n leva a la emocion y la emocién Ileva a la cognicién. Cudl de los dos aspectos predomina no es una cuesti6n que tengamos tiempo de abordar aqui. Sin embargo, vale la pena mencionar la serie de trabajos de Schachter y Singer (1962) que ex- ploran la posibilidad de que las emociones se construyan socialmente. En uno de sus estudios se inyect6 cpinefrina a los sujetos que tomaban parte en el experimento; ésta es una droga que produce excitacién general. A al- gunos de los individuos se les indic6 que se sentirfan excitados y a otros no s¢ les dijo nada. Se les pidié después que rellenaran un cuestionario cn presencia de otro «sujcto», que era en realidad un ayudante del investigador, y que se comport6 mostrando en unos casos euforia y en otros enfado. Los resultados fueron que las personas que no sabfan cuales serfan los efectos de la droga que se les administré dijeron que se sentian euf6ricos o enfada- dos, segtin Ia actitud que mostr6 el ayudante de investigaci6n que estuvo con ellos. Los que sabfan qué tipo de efecto debfan esperar manifestaron en menor medida que se sintieran enfadados 0 euféricos. Este experimento nos proporciona algunas claves importantes para com- prender aquellos procesos familiares en que es tipico que los miembros de la familia hagan atribuciones acerca de los sentimientos de los demas. Los nifios son especialmente propensos a verse influenciados por la interpreta- ci6n de sus propios estados emocionales por parte de otras personas. De he- cho, es importante que los padres sean capaces de diferenciar si su hijo pare- ce enfadado o bien est4 buscando afecto. Se podria considerar que las interpretaciones 0 significados atribuidos a las emociones de los demas y a las propias, como por ejemplo las creencias que se refieren a la vida de la familia, se construyen mutuamente. Por suptesto, esto no quiere decir que los cambios psicolégicos en el estado de 4n 10 no sean importantes, sino mis bien que las formas de interpretarlos se construyen en el seno de la fa- milia y que, como sugiere Ferreira, tales interpretaciones tienen como fun- cin mantener la estabilidad del sistema familiar. Los mitos se entienden como construcciones sociales que evitan a la fa- milia cl tener que enfrentarse con dolorosas tensiones y conflictos, que ellos perciben como amenazas a la viabilidad de la familia. Expresado de otra ma- nera, podriamos decir que los mitos pueden surgir como una tactica para mantener la homeostasis o coherencia familiar, en los momentos en que tic- PAUTAS DE EXPERIENCIAS COMPARTIDAS Ca) familia. Los completos exdmenes clinicos que se hicieron revelaron que Mary sufrfa un retraso mental severo y que estaba muy lejos de poder actuar con el nivel de seguridad que le atribufan sus padres y sus dos hermanos mayo- res... La visi6n inicial de las geabaciones en video que se hicieron de la familia sugirid que la interaccién de los miembros de la familia estaba impregnada de pricticas sutiles, casi artimafias, que servfan para crear una imagen de Mary que la presentaba como una nifia inteligente. Los autores describen seis estrategias que esta familia utilizaba de co- min acuerdo para considerar como inteligentes las acciones de Mary. Atri- buian a la nifia una conducta «instrumental» ¢ intencionada, lo que estaba claramente ausente a ojos de los observadores externos. Esto se podria en- tender, desde la perspectiva del ciclo vital familiar, como la incapacidad de la familia para aceptar el hecho de que Mary no se desarrollatia como espe- raban. El reconocimiento de que un nifio est4 seriamente incapacitado ha sido comparado a un proceso de duelo por la muerte de una persona (Black, 1987). Es necesario que la familia haga frente al dolor que representa el he- cho de que Ia nifia no evolucionard segiin sus expectativas, y acepte que po- siblemente ello supondré algunas dificultades para ellos. Atin mds importan- te, este hecho destruye la creencia de que son una «familia feliz, sin problemas. Los autores destacan y describen un conjunto de estrategias que utilizaba esta familia para distorsionar la realidad de la situacién: * Encuadre: Esto supone la construccién de un marco parecido al de un juego de «adivinanzas> donde virtualmente a cualquier actividad desple- gada por Mary se le atribuye un significado inteligente. * Posdata: Es lo contrario a !o anterior, en el sentido de que se da un sentido a las acciones de Mary después de que se hayan producido. La fami- lia prestaba atenci6n a cualquier movimiento de la nifia y tejfa una l6gica para darle sentido, como si las acciones de la nifia estuvieran dirigidas a una finalidad concreta. Por ejemplo, en un momento dado Ia hermana de Mary dej6 caer un cubo al suelo mientras Mary estaba dando golpes en la mesa con otro de ellos. Cuando Mary s¢ senté, su hermana dijo: «De acuer- do, vamos a ver d6nde est4 ese cubo>. *° Grédito semdntico: Aqui la familia hizo coincidir toda una serie de respuestas reflejas de comportamiento por parte de Mary, tales como una reac- ciOn sobresaltada a causa de un ruido, con peticiones verbales a la nifia. Aun- que de hecho ella estaba respondiendo a estimulos no verbales, la familia interpretaba sus respuestas como muestra de que Mary comprendia las ins- trucciones verbales. * Manipulacién de Mary como una marioneta: En algunos casos, m4s que esperar que Mary hiciese algo como base para implementar una estrate- gia de atribuciones, la familia movia fisicarente a la nifia de manera sutil en 64 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES direccién hacia un objeto. Esto podia ir acompajiado de instrucciones ver- bales y de tocarla o colocarse ellos mismos cn una posicién que forzase a la nifia a moverse en una direccién concreta. El resultado tenia la apariencia de que Mary estaba realizando acciones planeadas deliberadamente y a eso es a lo que la familia concedia crédito. * Poner palabras en boca de Mary: Esto supuso la construccién de un didlogo 0 episodio donde cada manifestaci6n verbal de Mary, tal como un balbuceo, era interpretada por uno de los miembros de Ia familia en el mo- mento adecuado. Por ejemplo, en una de las secuencias del examen se ani- m6 a la nifia a que hablase, pidiéndole que dijera cémo se Mamaba y qué edad tenia, a cambio de 5 d6lares. La interpretacién que hicieron de los bal- buccos que emiti6 la nifia a continuaci6n de la pregunta fue que estaba «ne- gociando para obtener mds dinero». © Utilizar justificaciones optimistas: A pesar de las estrategias que he- mos descrito, cn determinados momentos fuc posible determinar que la con- ducta de Mary era claramente deficiente. La familia justificaba tal incapaci- dad utilizando la creencia predominante e incorregible de que la nifia era «intcligente> y por tanto los «fallos» cran debidos a que clla «no queria ju- Bars, «estaba bromeando», «aparentaba que no lo sabia» o «fingias. Las practicas de la familia servian para mantener el mito de que la nifia era «inteligente» y que no le pasaba nada malo. El proceso puede interpretar- se como un intento por parte de la familia de enfrentarse al proceso de «due- lo» que, segiin describe Black (1987), sucede en las familias cuando Ilegan a reconocer que un hijo est4 severamente incapacitado. La conducta de la familia era apropiada en cierto sentido para tratar a un nifio menor de dos afios, que cra mds 0 menos el nivel funcional real de Mary, asf, mas que cons- truir un falso sistema de creencias de novo, se podria decir que estaban in- tentando permanecer dentro de un marco anterior que fue apropiado cn su momento, pero que ya no concordaba con fa realidad actual, Este andlisis va mds all4 y nos ofrece una imagen de c6mo se entrelazan Jas acciones, las creencias y los aspectos emocionales de la vida familiar. Quiz4 cuando una familia se ve incapaz de hacer frente a la combinaci6n de las exigencias emacionales, la necesidad de cambios en su organizaci6n y la pre- siGn para revisar sus creencias, que traen como consecuencia las transicio- nes de su ciclo vital, intenta salir adelante construyendo mitos tales como que uno de ellos esti starador o «enfermor. Este es un mito del tipo «todos estamos bien, excepto por el hecho de que a uno de nosotros le pasa algo, tiene una enfermedad 0 esti loco», unido a la idea de que si no fuera por los esfuerzos y tensiones que supone «cuidar» del paciente, todos ellos po- drian Hevar una vida feliz y plena. Tal como hemos visto, quiz4 como alter- nativa intentan negar que uno de cellos esté verdaderamente incapacitado, construyendo asf una fachada de normalidad. 66 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES e investigaci6n. Por supuesto, Kelly no es el inico que sostiene este punto de vista. Afirm6 que, cuando miramos el mundo cexteriors, lo hacemos a través de nuestras propias creencias 0 de lo que él llama constructos perso- nales. De aqui que la realidad de cada uno de nosotros sea nica y diferente de la de los demas, por lo menos hasta cierto punto. Sin embargo, la vision de Kelly no supone una posicién «relativista», por la cual simplemente «in- ventamos» la realidad y cualquier versi6n de ella es tan buena como cual- quier otra. Su proposicién acepta que existe un mundo externo «real», pero considera que s6lo. podemos conocerlo a través de nuestros propios senti- dos, constructos ¢ ideas preestablecidas. Al mismo tiempo y de varias mane- ras, algunas interpretaciones son m4s adecuadas que otras, por ejemplo en cuanto a la predicci6n de las acciones futuras de otras personas y a la inter- pretacién de cémo ven las cosas los demas. En otras palabras, nuestras ac- ciones tienen consecuencias reales. Por ejemplo, si yo creo que estoy en el piso més alto de una casa, esto tendra consecuencias si intento salir a través de la ventana. Ademas, si he tomado una buena dosis de LSD, quiz4 crea que puedo salir volando. Es posible que otras personas estén de acuerdo conmi- go y asf compartamos una creencia aceptada socialmente, que existe y que ¢s real cn sf misma. No obstante, mi creencia se vera refutada si al intentar volar desde la ventana voy a dar en el suelo y me rompo una pierna, o suce- de algo atin peor. Esto es basico en la visi6n de Kelly. La forma en que cons- truimos el mundo a nuestro alrededor, e incluso en nuestro interior, tiene consecuencias sobre nuestra manera de actuar (véase Ia fig. 5). Asf, la teoria de Kelly pone el acento en que la percepcién del mundo que tiene cada uno de nosotros es activa (véase también Goffman, 1971; Berger y Luckman, 1973; Harre y Secord, 1972; Rogers, 1955). Otro aspecto que quiso destacar es que nuestras creencias y acciones son interdependientes y estén dialécticamente relacionadas. Un segundo aspecto importante es que percibimos el mundo, especial- mente nuestro mundo social, como algo que cambia de modo continuo. Ob- viamente, las caracteristicas fisicas de nuestro entorno, tales como las mon- taias y los edificios, pueden no cambiar tanto o tan rapidamente, pero es posible que nuestra percepcién de las mismas si lo haga. En cambio, es mu- cho mis probable que se modifique nuestro mundo social. De manera simi- lar, nuestra interpretaci6n del mundo puede cambiar, por lo menos esa posi- bilidad existe en potencia. De hecho, para Kelly nuestras interpretaciones 0 constructos acerca del mundo son sindnimos del concepto de personalidad. £1 no considera a las personas en términos de tipos de personalidad estati- cos, que no se modifican; por el contrario, las ve en constante adaptacién y evoluci6n. Nos proporciona una definicién irénica del concepto de «fiabi- lidad» cuando dice que «la fiabilidad es una medida de Ia insensibilidad de un test para medit los cambios en las personas» (Kelly, 1955). SISTEMAS PERSONALES DE CONSTRUCTOS 67 f ™ Constructo, Accién (Constructo = Mi espasa se enfadand conmigo tan pronto ‘como yo cruce la puerta. Accién.— Inmediatamente a continuacién de entrar en la casa, al matido se dissulpa 0 empieza a criticar el extico dela misma, ete. ‘Cualquiera que sea la accidn que esta persona leve a cabo, la elecciba de la misma, basaclaen el constructo que ha creado, empezard.a consteuir Ia interacci6n que vended a continuscién. Figura 5. Interdependencia de las construcciones y las acciones. ANTICIPACION Y REPLICACION Kelly sugitié que todos nosotros somos »mo cientfficos, en el sentido de que intentamos anticipar los sucesos que tendran lugar en cl mundo. For- mulamos hipotesis y desarrollamos teorias acerca del mundo, que nos resul- tan mds o menos utiles para predecir lo que es probable que suceda. Sin em- bargo, un buen cientifico est4 preparado para descartar su teoria cuando la evidencia la contradice, y formular entonces otra nueva. Argumenté ademés, al igual que Kuhn (1970), que el desarrollo de la ciencia no se produce sim- plemente por una tenaz acumulaci6n de hechos y por la cuidadosa clasifica- ci6n de experimentos, sino por medio de un proceso a través del cual se gencran formas nuevas de entender las cosas y de mirar al objeto de estudio. S6lo podemos actuar a partir de una imagen global o significativa del mun- do. que intentamos crear, en oposicién a la simple deducci6n o construc- cién de una imagen a partir de hechos aislados. Podemos cambiar, mejorar, ampliar y elaborar una imagen, una vez que la hemos creado. Pero, lo que guia nuestra actividad, lo que marca la direcci6n hacia donde nos encamina- mos para obtener mayor evidencia, es la imagen de conjunto. En el caso de nuestro mundo social esto cs todavia m4s importante. Nor- malmente, la gente no cambia de un momento a otro de manera imprevisi- 68 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES ble, pero lo que si es cierto es que la mayor parte del tiempo est4 cambiando un poco, y a veces mucho. Incluso si consideramos que las personas tienen una personalidad estable que varia muy poco, tenemos que admitir que sus amigos cambian, que Ia gente se hace mayor y tiene intereses diferentes, y que las relaciones entre ellas evolucionan y se desintegran. Hasta cicrto pun- to, cada persona crea también a las personas con las que interacciona, en la medida que su actuaci6n va dirigida a ellas, especialmente y como vere- mos mds adelante, cuando sc trata de relaciones prolongadas tales como las familiares. Dentro de la familia, es necesario que se produzcan continuos cam- bios en las creencias que unos miembros de la familia tienen acerca de los otros, cara a que no se detenga el desarrollo de su ciclo vital. Durante las épocas de transicién, por ejemplo cuando los hijos sc van de casa o cuando un «nifio» pasa a ser un «adulto», es cuando resulta necesario que en la fami- lia se produzcan cambios importantes respecto a la forma que tienen unos miembros de ver a los otros. La metifora que utiliz6 Kelly acerca de «la persona como cientifico» su- giere que cada uno de nosotros dirige su vida social como un cientifico. Sos- tenemos una serie de creencias 0 explicaciones que utilizamos como ayuda para «predecir> o las acciones futuras en relacién con las perso- fas que entraran en contacto con nosotros. Es posible que algunas de estas creencias scan muy gencrales o vagas. Por ejemplo, yo puedo pensar que «éste es un mundo duro y muy competitivo, y que vale mds que uno esté Ppreparado para luchar si no quiere que los demas siempre acaben ganandole por la mano». En cambio, otros constructos pueden ser muy especificos, por ejemplo los del tipo: Jane es una persona muy bogareria, o Peter y Mary tienen una relaci6n posesiva, Lo importante aqui ¢s que estos constructos nos ayudan a tomar decisiones respecto a c6mo comportarnos con los de- mas. Podemos entonces poner a prueba nuestros constructos considerando: si funcionaron bien o mal en cuanto a predecir las situaciones con que nos encontramos. Por ejemplo, sia Jane no le gustan mucho los regalos de uso doméstico que le hemos hecho por su cumpleafios, y empieza a hablar de que est4 pensando en vender la casa y viajar por el mundo, es posible que entonces tengamos que revisar los constructos que teniamos acerca de ella como una persona muy hogarefia. Obviamente, esto resulta apropiado cuando se trata de constructos especfficos; sin embargo, algunos de ellos pueden es- tar estructurados en términos vagos o generales, y en consecuencia son mas dificiles de comprobar, y por tanto la resistencia a modificarlos es mayor. Una construcci6n del mundo que coincida con Ia idea de que «ahf fuera es una jungla» no se presta facilmente a una falsificaci6n, y esto sirve de alguna forma para explicar la persistencia de posiciones politicas andlogas. Podria aplicarse a las teorias cientificas una linea similar de argumentaci6n; por ejem- plo en el caso de fas premisas de la teorfa psicodindmica, son muy poco es- pecificas y bastante dificiles de comprobar. 70 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES Lo que viene a continuaci6n es una descripcién breve de los conceptos fundamentales de Kelly, expuestos siguiendo su propio estilo, en términos de su utilizaci6n de un conjunto sistem4tico de corolarios para elaborar su posici6n tedrica. Corolario de dicotomfa: el sistema de construcci6n de una persona esta compuesto por conjuntos finitos de constructos dicotémicos. Esto establece que las personas generalmente dividen sus interpretacio- nes del mundo en términos © categorias bipolares, por ejemplo: Afable - Hostil Enfermo - Sano Con mal cardcter - Con buen caracter Un punto importante aqui es que el significado de un constructo esta definido por cl «contraste» entre sus dos polos. Kelly nos advierte de ello cuando manifiesta su posici6n filos6fica. Argumenta que a un concepto como ‘el de «libertad se le da un significado por medio de contrastarlo con el con- cepto de edeterminismo». Dentro del contexto clinico, es tfpico ofr hablar a un paciente acerca del polo de un constructo, tal como «deprimido», sin que tenga claro esa persona cual ¢s el concepto opuesto, que seria el otro polo. No seria correcto asumir que el paciente, su esposa, sus hijos, sus ami- gos y el propio terapeuta, ven todos ellos el contrario de ese polo de la mis- ma forma. Por ejemplo, puede ser que el paciente considere que lo opuesto de estar deprimido es ser capaz de decirle a ciertas personas que le dejen n paz @ poder dormir sin tomar medicaciOn. Su esposa quizi piense que Jo conuario a que su marido esté deprimido es que pase més tiempo en casa y no esté tan irritable. El tcrapeuta quiz4 considerar4 que el paciente no esta deprimido si éste obtiene una puntuacién mejor en un test de depresién, 0 jsi se produce un cambio en Ia relaci6n de transferencia que el paciente ha establecido con él! Postulado fundamental: los procesos que sigue una persona est4n psi- coldgicamente canalizados a través de su forma de anticipar los sucesos. Con ello quiere decir que todo lo que hacemos, sentimos o pensamos es el resultado de nuestros intentos de entender lo que est4 ocurriendo en nuestro mundo. Kelly incluye aqui los constructos acerca de nosotros mis- mos, y también acerca de otras personas, nuestros pensamientos y nuestras emociones. Corolario de construccién: una persona anticipa los sucesos por medio de construir una réplica de ellos. Para Kelly, el significado de replicaci6n es que, en nuestro mundo, to- dos buscamos semejanzas y diferencias entre clertos sucesos y experiencias. Esperamos que las cosas no cambien mucho de un dia para otro. Siempre SISTEMAS PERSONALES DE CONSTRUCTOS n que utilizamos un constructo, estamos b4sicamente identificando alguna di- (ferencia en nuestro entorno. Por ejemplo, si yo veo a una persona como «ma- nipuladoras, de hecho, estoy entonces diferenciando algtin aspecto de su con- ducta que es distinto o parecido al de otras personas que conozco. Después, formaré un cierto tipo de imagen acerca de en qué consiste ese tipo de com- portamiento y, la pr6xima vez que vea a esa persona, mi expectativa serd que se producird una replicaci6n de esa conducta en mayor 0 menor medida. Corolario de rango; un constructo es adecuado Gnicamente para antici- par un conjunto finito de sucesos. Con ello se destaca un aspecto importante, el hecho de que el construc- to divide el mundo de tres formas: las cosas que son como el polo de simili- tud, si utilizamos el ejemplo anterior, éstas serian las personas que estén de- primidas; las cosas que son como el opuesto del polo, tales como las personas que no estén deprimidas; y las cosas que son irrelevantes con relaci6n a este constructo, por ejemplo, las teteras, los arboles y las flores. En otras pala- bras, algunas cosas estan fuera de la «gama de aplicacién» del constructo. Em- pezamos a perfilar los limites de esta gama cuando empezamos a preguntar- nos si el constructo se aplica 0 no a una clase de objetos. Es posible que entonces consideremos si, por ejemplo, los mamiferos o los peces pueden también estar deprimidos. Corolario de organizacion: cada persona desarrolla de manera caracte- ristica, cara a facilitar la anticipaci6n de los sucesos futuros, un sistema de construcci6n que supone Ia existencia de relaciones ordinales entre los cons- tructos. Se considera que el sistema de constructos de cada persona esti organi- zado de manera jerarquica. Los constructos de evaluaci6n tales como «bueno- malo» tienden a ocupar la posicién superior en la jerarqufa, o a incluir a los otros dentro de su categoria. Como ejemplo podemos examinar un sistema corriente de constructos, o parte de uno que sosticne ¢l miembro de una familia, por el que se consideta que una persona tiene problemas. Kelly se fij6 en que nuestras creencias estan organizadas segiin este tipo de conexiones jerirquicas entre las consecuencias de las mismas. La estruc- tura se puede considerar como una representacién del sistema de valores de una persona o de sus supuestos fundamentales acerca del mundo, cuya organizaciOn presenta una resistencia a los cambios o a las sustituciones de- masiado rapidas, Se dio cuenta ademas de que cs posible que se genere una serie de reacciones emocionales, tales como la ansiedad, la hostilidad o el Ppinico, cuando se percibe que existe un desafio a la organizaci6n de un sis- tema de constructos. Hinkle (1965) ha desarrollado una técnica bastante util llamada escala- miento, dirigida a explorar las consecuencias de nuestros constructos y la organizacién de los mismos. Se trata sencillamente de preguntar a una per- SISTEMAS PERSONALES DE CONSTRUCTOS B que podemos formar constructos acerca de nuestros propios procesos de construcci6n, que es lo que parece estar implicito en cl concepto de insight. De aqui que la persona del ejemplo podria ser capaz de darse cuenta de sus propias «inconsistencias», y dado que sus constructos de orden superior tie- nen que ver con el afén de orden y congruencia, le resultarfa entonces muy dificil tolerar esta situaci6n. Una serie de autores (por ej.: Festinger, 1954) se han fijado en c6mo la gente intenta conciliar las inconsistencias cn sus procesos de construccién. Por ejemplo, si yo he elegido esposa, es posible que evite a las personas a las que no les gusta ella o que hacen comentarios negativos sobre su perso- na, Cuando una persona se enfrenta con informaciones contradictorias, tiende a intentar poner en practica toda una serie de medidas tales como ignorar la informaci6n que no concuerda con la suya, rechazarla o no darle mucha importancia, o bien busca activamente aquellas informaciones que apoyan su idea. Ms adelante nos extenderemos mas sobre este tema, cuando estu- diemos los procesos de construccién de los ¢. upos de personas. Esto es es- pecialmente importante por lo que se refiere a la familia. Por ejemplo, 1a si- tuaci6n puede resultar insostenible para los nifios si éstos intentan ser fieles a sus padres (a ambos), cuando estos ultimos no congenian y animan a sus hijos a tomar partido por uno de los dos. Corolario de individualidad: una persona difiere de otra en la construc- ci6n que realiza de los sucesos. Kelly sugiri6 con ello que cada persona es esencialmente tnica y que desarrolla su propia forma de ver el mundo. Esto se cumple incluso cuando dos petsonas tienen «la misma experiencia», pero la interpretan de distinta forma. A mf me puede parecer que un viento frio es estimulante y se lleva con él las telarafias, mientras que un amigo pucde opinar que es dafiino, has- tael punto de provocar enfermedades. Estas diferencias pueden ser muy po- tentes cuando se producen en el seno de una familia. Por ejemplo, cada uno de los miembros de una pareja puede realizar construcciones completamen- te diferentes acerca de los «silencios» que se producen entre ellos. Quiz4 el hombre los interpreta como una indicacién del desprecio que su mujer siente hacia é1, mientras que ella puede que considere tales silencios como «la cal- ma que precede a la tormenta», anticipando que sc producird una explosién de mal genio y conducta violenta por parte de su marido. Corolario de experiencia: el sistema de construcci6n de una persona varfa a medida que construye sucesivamente la replicacién de los sucesos Esto se deduce de la premisa filosGfica «nunca se pasa el mismo rio dos veces». Sila construccién que realizamos acerca de una persona que vemos por primera vez es que es simpética, puede suceder que la préxima vez que nos encontremos con ella nos parezca un poco grufiona. En otras palabras, la gente, naturalmente, varia y cambia, por lo menos un poco. En consecuen- 4 SISTEMAS DE CREENCIAS FAMILIARES cia, y tomando el ejemplo anterior, quiz no cambiemos completamente lo que habiamos pensado acerca de la persona que nos result6 simpatica, pero es posible que lo modifiquemos un poco —quiz4 estaba cansada o tenia algan problema en casa—; asf, todavia consideramos simpatica a esa persona, pero al mismo tiempo también nos parece un poco evariable de humor 0 «agitada>. Este corolario es especialmente interesante cuando se aplica a la familia. Los miembros de la misma acaban sabiendo mucho los unos de los otros, a partir de las experiencias que comparten del pasado y del conocimiento mutuo de las circunstancias presentes de cada uno de ellos. En consecuen- cia, es facil que se cree una situaci6n en que Ja familia permanezca ciega a cualquier cambio que s¢ produzca en la conducta de sus miembros. Esto po- dria tener relaci6n con el sentimiento de sentirse atrapado 0 deprimido, que a veces experimentan las personas cuando tienen la sensaci6n de que su ma- trimonio est «agotado». Es importante reconocer ademés que el proceso es doblemente complicado, debido a que las petsonas que forman parte de una familia representan en gran medida el contexto de Jas construcciones de los ‘otros miembros, Asi, si yo considero que mi esposa actia siempre igual, es facil que olvide que mi propio comportamiento puede llevarla a comportar- se segiin los patrones t{picos de los constructos en los que yo he basado mis construcciones acerca de ella. Corolario de modulaci6n: las variaciones del sistema de construcci6n de una persona estan limitadas por la permeabilidad de los constructos en los que se halla incluida su gama de aplicacién. El corolario de experiencia sugiere que ésta «arrastra» consigo algtin cam- bio. Sin embargo, para que Ia evolucién siga su curso necesitamos también disponer de algunos constructos que sean lo suficientemente flexibles o per- meables, que dejen pasar algo de luz, como para que podamos aceptar for- mas diferentes de ver las cosas. Kelly utiliza el ejemplo de! constructo «maduro-inmaduros, que puede incluir dentro de su categoria otros cons- truidos anteriormente, como «temor-dominancia» 0 «desprecio-respeto». El constructo més antiguo quiz4 se entienda entonces como una forma infan- til/inmadura de considerar las cosas y, en cambio, se vea el mds reciente como un enfoque adulto/maduro, A modo de ¢jcmplo veamos cl joven hijo de una familia que presentaba sintomas de esquizofrenia, y al que sus padres acos- tumbran a considerar como enfermo versus sano y ferco versus servicial. Tales construcciones dejaban muy poco margen para el cambio y Ja evolu- ci6n dentro de esta familia. Posteriormente se les sugiri6 que la conducta del hijo se podia considerar utilizando un constructo mas permeable, adul- to versus infantil. A veces el hijo actuaba como un nifio de siete afios y otras Jo hacia de acuerdo con su edad real. Ademas, este constructo supone la po- sibilidad de evoluci6n y crecimiento, cn lugar de la etiqueta potencialmente inamovible de enfermo o terco. SISTEMAS PERSONALES DE CONSTRUCTOS 5 Corolario de eleccién: una persona elige para si misma una de las alter- nativas de un constructo dicotomizado, por la cual anticipa las mayores po- sibilidades de extensi6n y definicién de su sistema. Esto expresa la filosofia de Kelly acerca del desarrollo psicolégico. Es similar a fa vision de Piaget (1977), en el sentido de que todos somos curio- sos por naturaleza y nos esforzamos en entender nuestro mundo y en hacer predicciones acerca de él de una manera cada vez més eficaz. Sin embargo, éste no es simplemente un ¢jercicio trivial, sino que ¢s esencial para nuestra supervivencia social. A nivel superficial, a menudo la gente parece actuar como si €se no fuera el caso, por ejemplo cuando parece obvio que una per- sona tiene que decidirse a evitar discutir con su mujer y empezar a pensar en formas m4s productivas de estar juntos pero, en cambio, parece insistir en continuar discutiendo. No obstante, quiz4 para esa persona cambiar en ese sentido supone «ser débils, «dejarse dominar» 0 «ser como su padre» y, por ello, adaptar tales constructos y evitar continuar discutiendo con su es- posa puede constituir una amenaza a sus constructos, que revele la poca ¢la- boracién de los mismos. Esto es similar a la idea de Rogers (1955) acerca de que «el organismo busca crecer», 0 a los trabajos que sefialan la preferencia que muestran las personas por la complejidad cognitiva. De hecho, la mayor parte de la litera- tura sobre estudios experimentales sugiere que cxisten diferencias importantes entre las personas a este respecto, algunas parece que se decantan por una visi6n sencilla del mundo y otras, en cambio, prefieren otra mds compleja. Lo mis probable es que estas preferencias estén asociadas a experiencias so- ciales diferentes: el modelado, la utilizaci6n del lenguaje y las actitudes edu- cativas de [a familia. Aqui es importante ser prudente, antes de asumir que, cuando Kelly habla de la extensién del constructo, simplemente se refiere al insight verbal o a Ia idea de «cuanto mas complicado mejor». Quiz4 algu- nas familias 0 parejas no comparten este punto de vista, y puede darse cl caso de que el terapeuta les sugiera que deben hablar mas entre ellos. Con ello quiz4 se pasa por alto la posibilidad de que esas personas puedan no estar de acuerdo acerca del valor de «hablar», o incluso que una de ellas con- sidere que hacerlo es «dar vueltas a las cosas innecesariamente> y preficra llevar a cabo cambios empezando por «hacer» algo en lugar de «hablar». Como Kelly sefiala, las conductas nuevas también pueden llevar a constructos nuevos. Un aspecto importante de la teorfa de Kelly se refiere al constructo de validaci6n. Este se deriva de su idea fundamental respecto a que todos no- sotros estamos constantemente poniendo a prueba nuestras hipotesis. Si se demuestra que nuestra anticipaci6n de los hechos ha sido correcta, tende- mos entonces a seguir manteniendo nuestras construcciones. Sin embargo, si sucede a la inversa, si no hemos acertado en la prediccién, quiz4 entonces SISTEMAS PERSONALES DE CONSTRUCTOS. 7 atencién a explorar esta drea, y quiz4 también a una cuesti6n mds importan- te, la de ofrecer un enlace entre esta teoria y la teoria psicodindmica, en concreto, Para Kelly, las emociones estan estrechamente ligadas, como podriamos esperar, con su concepto de motivacién. Para él, la base de la motivacién es el «afin» de perseguir la elaboracién de nuestro sistema de constructos. Parafraseando a Descartes, Kelly sugirié «investigo, luego existo». Adopté una posicién operativa para considerar las emociones. Sugiri6 que, cuando se ¢xa- minan conceptos tales como Ia ansiedad, es esencial establecer qué «opera- ciones» tenemos que llevar a cabo para determinar su presencia. No estaba simplemente adoptando un enfoque conductista, sino que més bien intenta- ba clarificar conceptos emocionales. De hecho, Kelly hace una definicién algo critica de la psicopatologia en relaci6n con el conductismo: «Un psic6- pata es alguien que cree realmente en el conductismo». Kelly continta y ofre- ce las siguientes definiciones de las emociones: * Amenaza: La amenaza es el conocimiento de un cambio importante inminente y de gran alcance en los constructos nucleares de una persona. Eso supone que esa persona est experimentando una suerte de conocimiento «penoso» de que se va a producir algin cambio importante. Es posible que una buena noticia, tal como la idea de superar un examen importante, resul- te tan amenazadora como la posibilidad de suspenderlo. * Temor: El temor es el conocimiento de un cambio secundario inmi- nente en Jos propios constructos nucleares. Basicamente, supone una expe- riencia m4s especifica que la anterior, como por ejemplo el miedo al recha- zo 0 al ridiculo. Obviamente, la amenaza y el temor tienen una area de coincidencia; por ejemplo, quizd en el miedo al rechazo subyace una ame- naza més general a la propia autoestima y al concepto de uno mismo. © Ansiedad: La ansiedad cs ¢l conocimiento de que los sucesos a los que se enfrenta una persona estin fuera de la gama de aplicacién de su siste- ma de constructos. En esencia, esto queda ejemplificado por una sensacién de no saber qué se puede esperar o qué es lo que vaa suceder, Una interven- ci6n quirdirgica provoca ansiedad en una persona porque ésta no tiene cer- teza de lo que vaa ocurrir, Se la puede tranquilizar simplemente explicando- le los procedimientos que se seguirin, haciéndole saber quién estar4 presente durante la operaci6n, etc., con cl fin de que pueda desarrollar alguna forma de construir el suceso utilizando detalles con los que esta familiarizada. A menudo, parece que la ansiedad conileva «fantasear> o imaginarse lo peor, lo que se podria considerar como un intento demasiado rapido de extender el sistema de constructos. * Culpabilidad: La culpa cs ¢l conocimiento de que el self cac fuera de la estructura nuclear del rol de una persona. Una forma de entender esto Psicologia Psiquiatria Psicoterapia 161 Esta obra examina las interpretaciones, creen- cias, explicaciones y, en fin, constructos que utilizan las personas para desenvolverse en sus relaciones familiares, entendiendo por ‘familia’ un grupo de personas que han mantenido en- tre si una relacion estrecha durante un largo . Periodo de tiempo (lo cual incluiria a las fami- lias monoparentales, a las parejas sin hijos e | incluso a las relaciones homosexuales y las comunas). El autor, Rudi Dallos, analiza cémo construyen las familias sus sistemas compar- tidos de creencias, que sirven para motelar lo que ellos perciben como sus opciones, e argumentos con material ong Clinica y de la investigaci mismo tiempo las teorias for mente en términos de indivi es un libro que n n relacionados 10s a em eS las creencias que familias en sus problei Rudi Dallos, profesor del borado activamente con los servicios piblicos: de salud britanicos, especializandose en el traba- jo terapéutico con familias y parejas. w.w.w.paidos.com 1 9 M7 e8cu) O oeae

También podría gustarte