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RELACIONES

GEOGRÁFICAS DEL SIGLO XVI:


MÉXICO
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS
Etnohistoria Serie Antropológica: 65
RELACIONES GEOGRÁFICAS DEL SIGLO XVI: MÉXICO
tomo segundo
EDICIÓN DE RENÉ ACUÑA
7
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MEXICO
MÉXICO 1986

Primera edición impresa: 1986
Primera edición digital: 2017

DR © 1986, Universidad Nacional Autónoma de México.


Ciudad Universitaria. 04510 México, D. F.
DIRECCIÓN GENERAL DE PUBLICACIONES
Hecho en México
ISBN impreso 968-837-596-9 (Obra completa)
ISBN impreso 968-887-598-5 (Volumen 7)
ISBN impreso 968-837-490-3 (Empastado)
ISBN impreso 968-837-491-1 (Rústica)
ISBN electrónico en trámite


SIGLAS Y ABREVIATURAS
AGI Archivo General de Indias, Sevilla
AHN Archivo Histórico Nacional, Madrid
BLAC Benson Latin American Collection, Universidad de Texas, Austin
ca. circa, "alrededor de"
cap. capítulo
CCDJBM Catálogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, 3 tomos, Madrid: RAH,
1954-1956
cit. ap. citado según
Desc. y Pob. Descubrimiento y Población o Poblamiento
DII ver Pacheco, Cárdenas y Torres de Mendoza, 1864-84
DGMH Dirección de Geografía, Metereología e Hidrología, México
DRALE Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española
EM Español-mexicano
Ed. editor, editorial, edición
ENE Epistolario de Nueva España, 16 tomos, México, 1939-42
e. p. en prensa
EPF Eduardo Pérez Fernández
ET Español-tarasco
f., fol., ff. folio, folios
fig., figs. figura, figuras
FPT Francisco del Paso y Troncoso
HMAI Handbook of Middle American Indians
ibid. en la misma obra y página
IG Indiferente General
JGI Joaquín García Icazbalceta
l. cit. lugar citado
lám. lámina (s)
loc. supra cit. lugar arriba citado
ME Mexicano-español
ms., mss. manuscrito, manuscritos
n., nn. nota, notas
No, núm., nos. número, números
o. cit. obra citada
p., pp. página, páginas
PNE Papeles de Nueva España
r recto (referido a folios, página impar)
RAE Real Academia Española de la Lengua
RAH Real Academia de la Historia
RG., RGs relación geográfica, relaciones geográficas
s. f. sin fecha
UNAM Universidad Nacional Autónoma de México
UTX Universidad de Texas, Austin
v vuelto (referido a folios, página par)
vol., vols. volumen, volúmenes
PRÓLOGO
Notable ausente, en el tomo actual, es la RG de México. Si fidedigna, la transcripción de una
"Memoria" perteneciente a León Pinelo registra, en el artículo 18, cierta "Descripción de
México de 1580 por el L[icencia]do Avilas" (Cline 1972: 240), dato con fundamento en el cual
se ha inferido que un "Lic. Avilés" compuso, en 1580, la RG extraviada de la ciudad virreinal
(Cline 1972a: 366). La hipótesis pende del finísimo hilo de araña de una fecha, porque, hasta
donde consta por las historias y documentos contemporáneos, el licenciado "Avilas" o "Avilés"
era ampliamente desconocido en la sociedad novohispana. Entretanto, cualquiera que haya
sido la importancia y naturaleza de su "Descripción de México", no se conservó en copia, como
aconteció con las descripciones de otras ciudades (Tezcoco y Tlaxcala), ni dejó huella
observable en los escritos históricos de la época. Ya en 1583, la "Relación de las
descripciones y pinturas" que recibió el cronista y cosmógrafo del Real Consejo de Indias, don
Juan López de Velasco, aunque registra "una pintura de la ciudad de México" (Cline 1972:
237), no acusa indicio ni traza de la "Descripción" del licenciado "Avilas" o "Avilés". Tanto el
escrito como su autor constituyen un enigma más inquietante que el que plantea la mera
existencia de una presunta RG de México.
Porque, si ha de encararse el problema de una manera lógica, la primera cuestión a
examinar es si existió, o no, la RG de México postulada, y, después, quién habría sido capaz
de acometer la empresa de prepararla. La ciudad virreinal de México era, teniendo en cuenta
la época, una compleja metrópoli, cuya sola historia política, no se diga la comercial, cultural,
eclesiástica, económica y de la conquista, habría exigido vastas y laboriosas indagaciones en
archivos y bibliotecas, amén de interminables encuestas. Aparte de las historias, relaciones y
tratados que ya corrían impresos, por ese tiempo se ocupaban en escribir sendas obras
histórico-etnográficas el dominico Durán y el franciscano Sahagún. Exclusivamente para narrar
la Historia de la fundación y discurso de la Provincia de Santiago de México, de la Orden de
Predicadores, publicada en Madrid en 1596, fray Agustín Dávila Padilla ocupó más de
ochocientas páginas impresas.
En resumen, que se requiere mucha imaginación para suponer que el virrey don Martín
Enríquez encargó a un fulano "Avilas" o "Avilés" la descripción de la ciudad y provincia de
México, o, por el contrario, carecer de ella para no darse cuenta de la magnitud de la empresa
y suponer que montaba tanto como escribir la relación del pueblo de Chimalhuacan.
El presente volumen, séptimo de la serie, contiene catorce RGs. Los datos más salientes
de cada una pueden hallarse, sumarizados, en el cuadro que aparece a continuación. Allí se
registra, por su orden, el número que le asigna el Censo de Cline (1972a), el lugar a que
corresponde, su clasificación respectiva, los nombres del autor y del escribano, el ario en que
se compuso, su número de planas, el repositorio en que se conserva, la lengua o lenguas
habladas en la jurisdicción y, en caso de haberla, la pintura o pinturas que acompañaban o
ilustraban la relación.
Como el criterio adoptado en la presentación de los textos es alfabético, a algunos
sorprenderá que aparezcan, después de la RG de Mexicaltzingo, las relaciones de Culhuacan
e Iztapalapa. Es porque, en 1580, el corregimiento de Mexicaltzingo presidía las cabeceras de
Culhuacan, Churubusco e Iztapalapa, y, en consecuencia, su RG debe considerarse
compuesta. En la actualidad, la relación de Huitzilopochco o Churubusco se considera
extraviada (ver Cline 1972a: 365, 204).
El antiguo corregimiento de Tuzantla, en 1580, estaba subordinado a la alcaldía mayor de
Temazcaltepec, que presidía don Gaspar de Covarrubias. La relación de dicho corregimiento
fue preparada por un subalterno de aquel funcionario, el teniente Diego de las Roelas. Por esta
razón, y porque la lengua hablada en Tuzantla era la tarasca o purépecha, FPT (1906, VII: 16,
n. 1), a propia discreción, decidió desglosarla del cuerpo al que pertenecía "para publicarla
entre las relaciones del Obispado antiguo de Michoacán, que adelante han de figurar en este
mismo tamo". Debido, sin embargo, a que el tomo séptimo de la segunda serie de los Papeles
de Nueva España quedó inconcluso, la relación de Tuzantla permaneció inédita, hasta que la
publicó Howard F. Cline en 1965. En el tomo actual, la relación de Tuzantla se ha restituido al
conjunto comprendido en la RG de Minas de Temazcaltepec.
La RG de Meztitlan ha sido objeto de varias publicaciones, pero, en ningún caso, los
editores trabajaron sus transcripciones respectivas teniendo a la vista el manuscrito original,
sino, a lo sumo, una
fray Pedro fray Pedro
65 Mexicaltzingo Cpt 1580 AGI Mexicana
Caballero Caballero
Gonzalo
Gallegos y fray Juan
41 Culhuacan 1580 4 UTX Mexicana
fray Juan Núñez
Núñez
Dr.
56 Iztapalapan Francisco Id. 1580 5 UTX Mexicana
de Loya
Gabriel de
66 Meztitlan Cpx Id. 1579 23 UTX Mexicana 1
Chávez
Francisco
Hernández, Alonso
76 Ocopetlayuca S 1580 12 AGI Mexicana
Alonso Vázquez
Vázquez y

Juan de la

Vega

Pedro de Mexicana,
32 Quauhquilpan S Id. 1581 3 AGI
Monjaraz Otom
Zamorano

Chontal,
Tasco, minas Pedro de Luis de Mazateca,
96 Cpx 1581 29 AGI
de Ledesma Marbán Mexicana,
Tarasca

Gaspar de Melchor Matlatzinca,


103 Temazcaltepec Cpx
Covarrubias Núñez de la Ma-

y Diego zahua, -
Cerda 1579 37 AGI 5
Castafión Mexicana,

Diego de las Diego de las


Tuzantla S 1579 Tarasca 2/D
Roelas Roelas

Alonso Cid,
Alonso de Chichimeca,
111 Tepeapulco 5 Villasana y Alonso Cid 1581 15 AGI Otomi, P
Juan López Mexicana
Cacho

Alonso de Alonso de Mexicana,


114 Tequixquiac Cpt 1579
Caldo Guzmán 25 UTX Otomí

Francisco
Juan de Mexicana,
116 Tequizistlan Cpt de 1580 28 AGI
Vera, Benito Otomí
Castañeda

Martínez y
Francisco

de
Castañeda

Anónimo, y
117 Tetela del Cpx Anónimo 1581 AGI Mexicana
Cristóbal
Godínez
Volcán
Maldonado

Francisco Francisco Matlatzinca,


122 Teutenango S 1582 7 AGI 1
Dávila Dávila Mexicana

ABREVIATURAS: AGI: Archivo General de Indias; Bbteca: biblioteca; Clse: clase; Cpt:
compuesta; Cpx: compleja; D: dibujo; Id.: el mismo; P: perdido; S: simple; UTX: Universidad de
Texas, Austin.

copia del siglo XVIII que se conserva en la Biblioteca de la RAH de Madrid. Por eso, cabe
decir que la presente es la primera edición de una versión paleográfica directa, hecha sobre
fotocopia del arquetipo.
Los criterios y métodos adoptados en la versión de los textos originales han sido ya
expuestos en volúmenes anteriores, lo que me dispensa de tratarlos aquí de nuevo. En cuanto
al uso de acentos gráficos sobre las voces indígenas, sean mexicanas, tarascas o de otra
lengua, he optado sistemáticamente por su omisión. El lector es libre de poner los acentos
donde mejor le parezca o le dicte el uso. La lengua española tiene marcada tendencia a cargar
con acento oxítono todas aquellas palabras que terminan en ene, y aun aquéllas, exóticas, que
terminan en ce. Cuando el español adoptó topónimos como "Coatepec", "Tecuantepec",
"Amatitlan" o "Tehuacan", fue conforme a sus propias leyes: los pronunció "Coatepéc",
"Teguantepéc", que eventualmente escribió y pronunció "Coatepeque" y "Teguantepeque", y
"Amatitlán" y "Tehuacán". Pero, cuando prevalecieron los patrones nativos de acentuación
paroxítona, entonces las leyes inexorables del español condenaron a muerte las consonantes
finales, ene y ce. "Tlalpan" se transformó en "Tlalpa"; "Ocopetlayucan", en "Ocopetlayuca";
"Acolman", en "Acolma"; "Tepeyacac", en "Tepeaca"; "Huaxyacac", en "Oaxaca", etcétera.
Y ahora, para concluir, es grata obligación declarar que el presente libro, y quien escribe
estas líneas, están en deuda con don Ignacio Bernal Pimentel, Woodrow Borah, Víctor M.
Castillo Farreras, John E. Englekirk (fallecido en 1983), Jaime Litvak King, Alfredo López
Austin, Murdo J. MacLeod y William L Sherman, así como con las instituciones siguientes: AGI
de Sevilla, BLAC de la Universidad de Texas, Biblioteca de la RAH en Madrid, DIRECCIÓN
GENERAL DE PUBLICACIONES, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS e
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS de la UNAM, y, de manera muy especial,
con la JOHN SIMON GUGGENHEIM MEMORIAL FOUNDATION de Nueva York. En cada una
de las instituciones mencionadas, hay personas cuya sola enumeración resultaría prolija, todas
acreedoras a mi más cordial gratitud y reconocimiento profundo. Muchas gracias.
Culhuacan, enero de 1984

rené acuña

Instituto de Investigaciones Filológicas


INSTRUCCIÓN
Y M EM O R IA D E L AS R EL AC IO N ES Q U E
se han de hacer para la descripción de las Indias,
que su majestad manda hacer, para el buen
g o b i e r n o y e n n o b l e c i m i e n t o d e l l a s *
PRIMERAMENTE, los gobernadores, corregidores o alcaldes mayores, a quien los virreyes,
audiencias y otras personas del gobierno enviaren estas instrucciones y memorias
impresas, ante todas cosas, harán lista y memoria de los pueblos de españoles y de indios
que hubiere en su jurisdicción, en que solamente se pongan los nombres de ellos escritos
de letra legible y clara, y luego la enviarán a las dichas personas del gobierno, para que,
juntamente con las relaciones que en los dichos pueblos se hicieren, la envíen a su
majestad y al Consejo de las Indias.
Y distribuirán las dichas instrucciones y memorias impresas por los pueblos de los españoles y
de indios de su jurisdicción, donde hubiere españoles enviándolas a los concejos y, donde
no, a los curas si los hubiere y, si no, a los religiosos a cuyo cargo fuere la doctrina,
mandando a los concejos, y encargando de parte de su majestad a los curas y religiosos,
que dentro de un breve término las respondan y satisfagan como en ellas se declara, y les
envíen las relaciones que hicieren, juntamente con estas memorias, para que ellos, como
fueren recibiendo las relaciones, vayan enviándolas a las personas de gobierno que se las
hubieren enviado, y las instrucciones y memorias las vuelvan a distribuir, si fuere menester,
por los otros pueblos a donde no las hubieren enviado.
Y, en los pueblos y ciudades donde los gobernadores o corregidores y personas de gobierno
residieren, harán las relaciones de ellos, o encargarlas han a personas inteligentes de las
cosas de la tierra, [para] que las hagan según el tenor de las dichas memorias.
Las personas a quien se diere cargo en los pueblos de hacer la relación particular de cada uno
dellos, responderán a los capítulos de la memoria que se sigue, por la orden y forma
siguiente:
Primeramente, en un papel aparte, pondrán, por cabeza de la relación que hicieren, el día, mes
y año de la fecha de ella, con el nombre de la persona o personas que se hallaren a
hacerla, y el del gobernador u otra persona que les hubiere enviado la dicha instrucción.
Y, leyendo atentamente cada capítulo de la memoria, escribirán lo que hubiere que decir a él
en otro capítulo por sí, respondiendo a cada uno por sus números, como van en la
memoria, uno tras otro. Y, en los que no hubiere qué decir, dejarlos han sin hacer mención
de ellos, y pasarán a los siguientes, hasta acabarlos de leer todos y responder los que
tuvieren qué decir, como queda dicho, breve y claramente, en todo afirmando por cierto lo
que lo fuere y, lo que no, poniéndolo por dudoso; de manera que las relaciones vengan
ciertas, conforme a lo contenido en los capítulos siguientes.

M em oria de las cosas que se ha de responder,


y de que se han de hacer las relaciones

1. Primeramente, en los pueblos de los españoles, se diga el nombre de la comarca o


provincia en que están, y qué quiere decir el dicho nombre en lengua de los indios y por qué
se llama así.
2. Quién fue el descubridor y conquistador de la dicha provincia, y por cuya orden y mandado
se descubrió, y el año de su descubrimiento y conquista, lo que de todo buenamente se
pudiere saber.
3. Y, generalmente, el temperamento y calidad de la dicha provincia o comarca, si es muy fría
o caliente, o húmeda o seca, de muchas aguas o pocas, y cuándo son, más o menos, y los
vientos que corren en ella qué tan violentos y de qué parte son, y en qué tiempos del año.
4. Si es tierra llana o áspera, rasa o montuosa, de muchos o pocos ríos o fuentes, y abundosa
o falta de aguas, fértil o falta de pastos, abundosa o estéril de frutos y de mantenimientos.
5. De muchos o pocos indios, y si ha tenido más o menos en otro tiempo que ahora, y las
causas que dello se supieren; y si los que hay, están o no están poblados en pueblos
formados y permanentes; y el talle y suerte de sus entendimientos, inclinaciones y manera
de vivir; y si hay diferentes lenguas en toda la provincia, o tienen alguna generalmente en
que hablen todos.
6. El altura o elevación del polo en que están los dichos pueblos de españoles, si estuviere
tomada y se supiere, o hubiere quien la sepa tomar, o en qué días del año el sol no echa
sombra ninguna al punto de medio día.
7. Las leguas que cada ciudad o pueblo de españoles estuviere de la ciudad donde residiere la
audiencia en cuyo distrito cayere, o del pueblo donde residiere el gobernador a quien
estuviere sujeta; y a qué parte de las dichas ciudades o pueblos estuviere.
8. Asimismo, las leguas que distare cada ciudad o pueblo de españoles de las otras con quien
partiere términos, declarando a qué parte cae dellos, y si las leguas son grande o
pequeñas y por tierra llana o doblada, y si por caminos derechos o torcidos, buenos o
malos de caminar.
9. El nombre y sobrenombre que tiene o hubiere tenido cada ciudad o pueblo, y por qué se
hubiere llamado así (si se supiere) y quién le puso el nombre y fue el fundador della, y por
cuya orden y mandado la pobló, y el año de su fundación, y con cuántos vecinos se
comenzó a poblar y los que al presente tiene.
10. El sitio y asiento donde los dichos pueblos estuvieren, si es en alto o en bajo, o llano; con
la traza y designio, en pintura, de las calles y plazas y otros lugares señalados de
monasterios, como quiera que se pueda rasguñar fácilmente en un papel, en que se declare
qué parte del pueblo mira al mediodía o al norte.
11. En los pueblos de los indios, solamente se diga lo que distan del pueblo en cuyo
corregimiento o jurisdicción estuvieren, y del que fuere su cabecera de doctrina.
12. Y asimismo, lo que distan de los otros pueblos de indios o de españoles que en torno de sí
tuvieren, declarando, en los unos y en los otros, a qué parte dellos caen, y si las leguas son
grandes o pequeñas y, los caminos, por tierra llana o doblada, derechos o torcidos.
13. Item, lo que quiere decir en lengua de indios el nombre del dicho pueblo de indios y por qué
se llama así, si hubiere qué saber en ello, y cómo se llama la lengua que los indios del
dicho pueblo hablan.
14. Cuyos eran en tiempo de su gentilidad, y el señorío que sobre ellos tenían sus señores y lo
que tributaban, y las adoraciones, ritos y costumbres, buenas o malas, que tenían.
15. Cómo se gobernaban y con quién traían guerra, y cómo peleaban, y el hábito y traje que
traían y el que ahora traen, y los mantenimientos de que antes usaban y ahora usan, y si
han vivido más o. menos sanos antiguamente que ahora, y la causa que dello se
entendiere.
16. En todos los pueblos, de españoles y de indios, se diga el asiento donde están poblados,
si es sierra o valle, o tierra descubierta y llana, y el nombre de la sierra, o valle y comarca
do estuvieren, y lo que quiere decir en su lengua el nombre de cada cosa.
17. Y si es tierra o puesto sano o enfermo, y, si enfermo, por qué causa (si se entendiere), y
las enfermedades que comúnmente suceden, y los remedios que se suelen hacer para
ellas.
18. Qué tan lejos o cerca está de alguna sierra o cordillera señalada que esté cerca dél, y a
qué parte le cae y cómo se llama.
19. El río o ríos principales que pasaren por cerca, y qué tanto apartados dél y a qué parte, y
qué tan caudalosos son; y si hubiere qué saber, alguna cosa notable de sus nacimientos,
aguas, huertas y aprovechamiento de sus riberas, y si hay en ellas, o podrían haber,
algunos regadíos que fuesen de importancia.
20. Los lagos, lagunas o fuentes señaladas que hubiere en los términos de los pueblos, con las
cosas notables que hubiere en ellos.
21. Los volcanes, grutas, y todas las otras cosas notables y admirables en naturaleza que
hubiere en la comarca dignas de ser sabidas.
22. Los árboles silvestres que hubiere en la dicha comarca comúnmente, y los frutos y
provechos que dellos y de sus maderas se saca, y para lo que son o serían buenas.
23. Los árboles de cultura y frutales que hay en la dicha tierra, y las que de España y otras
partes se han llevado, y se dan o no se dan bien en ella.
24. Los granos y semillas, y otras hortalizas y verduras, que sirven o han servido de sustento a
los naturales.
25. Las que de España se han llevado, y, si se da en la tierra el trigo, cebada, vino y aceite, en
qué cantidad se coge, y si hay seda o grana en la tierra y en qué cantidad.
26. Las yerbas o plantas aromáticas con que se curan los indios, y las virtudes medicinales o
venenosas de ellas.
27. Los animales y aves, bravos y domésticos, de la tierra, y los que de España se han
llevado, y cómo se crían y multiplican en ella.
28. Las minas de oro y plata, y otros mineros de metales o atramentos y colores, que hubiere
en la comarca y términos del dicho pueblo.
29. Las canteras de piedras preciosas, jaspes, mármoles, y otras. cosas señaladas y de
estima que asimismo hubiere.
30. Si hay salinas en el dicho pueblo o cerca dél, o de dónde se proveen de sal y de todas las
otras cosas de que tuvieren falta para el mantenimiento o el vestido.
31. La forma y edificio de las casas, y los materiales que hay para edificarlas en los dichos
pueblos, o en otras partes de donde los trujeren.
32. Las fortalezas de los dichos pueblos, y los puestos y lugares fuertes e inexpugnables que
hay en sus términos y comarca.
33. Los tratos y contrataciones y granjerías de que viven y se sustentan, así los españoles
como los indios naturales, y de qué cosas y en qué pagan sus tributos.
34. La diócesis, de arzobispado u obispado o abadía, en que cada pueblo estuviere, y el
partido en que cayere, y cuántas leguas hay y a qué parte del pueblo; dónde reside la
catedral y la cabecera del partido, y si las leguas son grandes o pequeñas, por caminos
derechos o torcidos, y por tierra llana o doblada.
35. La iglesia catedral, iglesia parroquial o parroquiales que hubiere en cada pueblo y en el
número de los beneficios y prebendas que en ellas hubiere, y, si hubiere en ellas alguna
capilla o dotación señalada, cuya es y quién la fundó.
36. Los monasterios de frailes o monjas de cada orden que en cada pueblo hubiere, y por
quién y cuándo se fundaron, y el número de religiosos y cosas señaladas que en ellos
hubiere.
37. Asimismo, los hospitales, y colegios y obras pías que hubiere en los dichos pueblos, y por
quién y cuándo fueron instituidos.
38. Y, si los pueblos fueren marítimos, demás de lo susodicho, se diga en la relación que dello
se hiciere la suerte de la mar que alcanza, si es mar blanda o tormentosa, y de qué
tormentas y peligros, y en qué tiempos comúnmente, suceden, más o menos.
39. Si la costa es playa o costa brava, los arrecifes señalados y peligros para la navegación
que hay en ella.
40. Las mareas y crecimientos de la mar, qué tan grandes son, y a qué tiempos mayores o
menores, y en qué días y horas del día.
41. Los cabos, puntas, ensenadas y bahías señaladas que en la dicha comarca hubiere, con
los nombres y grandeza dellos, cuanto buenamente se pudiere declarar.
42. Los puertos y desembarcaderos que hubiere en la dicha costa, y la figura y traza de ellos,
en pintura como quiera que sea en un papel, por donde se pueda ver la forma y talle que
tienen.
43. La grandeza y capacidad de ellos, con los pasos y leguas que tendrán de ancho y largo,
poco más o menos (como se pudiere saber), y para qué tantos navíos serán capaces.
44. Las brazas del fondo dellos, la limpieza del suelo, y los bajos y topaderos que hay en ellos
y a qué parte están; si son limpios de broma y de otros inconvenientes.
45. Las entradas y salidas dellos a qué parte miran, y los vientos con que se ha de entrar y
salir dellos.
46. Las comodidades y descomodidades que tienen de leña, agua y refrescos, y otras, cosas
buenas y malas para entrar y estar en ellos.
47. Los nombres de las islas pertenecientes a la costa y por qué se llaman así; la forma y
figura deltas, en pintura si pudiere ser, y el largo y ancho y lo que bojan; el suelo, pastos,
árboles y aprovechamientos que tuvieren; las aves y animales que hay en ellas, y los ríos y
fuentes señaladas.
48. Y generalmente, los sitios de pueblos de españoles despoblados, y cuándo se poblaron y
despoblaron, y lo que se supiere de las causas de haberse despoblado.
49. [Descríbanse] todas las demás cosas notables, en naturaleza y efectos, del suelo, aire y
cielo, que en cualquiera parte hubiere y fueren dignas de ser sabidas.
50. Y, hecha la dicha relación, la firmarán de sus nombres las personas que se hubieren
hallado a hacerla, y sin dilación la enviarán, con esta instrucción, a la persona que se la
hubiere enviado.
* El de esta Instrucción y Memoria es el texto que se imprimió en 1577. Ha sido reeditado ya en más de una oportunidad, pero
descuidando los signos de puntuación y la acentuación. Ver, por ejemplo, FPT, Papeles de Nueva España, IV , 2a serie, Madrid:
Est. Tipográfico “Sucesores de Rivadeneyra”, 1905, pp. 1-7. El HMAI, 12: 233-237, publica una versión inglesa preparada por
Clinton R. Edwards; pero un cotejo cuidadoso con el original demuestra que el traductor no llegó a entender algunos capítulos.
RELACIÓN DE MEXICALTZINGO Y SU
PARTIDO

INTRODUCCIÓN
Manuscritos: características

La RG de Mexicaltzingo y su partido consta, actualmente, de tres manuscritos separados: el


que contiene la descripción de Culhuacan, el de la descripción de Iztapalapan y, por fin, el de la
descripción de Mexicaltzingo. Ninguno de los tres está precedido o acompañado del texto
impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria; solamente los dos primeros tienen anexa la
pintura correspondiente. La pintura de Mexicaltzingo, cuya composición está atestiguada en el
capítulo 10 y en el último párrafo de la relación de ese pueblo, se ha extraviado.
El manuscrito de Culhuacan consta de cuatro planas; el de Iztapalapan, de cinco; el de
Mexicaltzingo, de seis. Las pinturas de Culhuacan e Iztapalapan miden 70 x 54 y 42 x 31
centímetros, respectivamente. Ambas relaciones, con sus pinturas, se conservan en la BLAC
de la UTX, donde la primera se identifica como manuscrito “JGI, XXIII.14, map. 8”; la segunda,
“JGI, XXIII-8, map. 7”. La relación original de Mexicaltzingo se encuentra en el AGI de Sevilla,
bajo signatura “IG, 1929, número 380”.

Estructura, definición y cronología

El antiguo corregimiento de Mexicaltzingo comprendía cuatro pueblos y cabeceras:


Culhuacan, Huitzilopochco o Churubusco, Iztapalapa, y el propio Mexicaltzingo, cabeza de
aquella jurisdicción. A este respecto, las evidencias testimoniales no dejan lugar a duda. Las
relaciones de Culhuacan e Iztapalapan reconocen, en forma expresa, pertenecer a la
“jurisdicción del corregimiento de Mexicaltzingo y su partido”. El capítulo 11 de la relación de
Mexicaltzingo puede originar cierta confusión, tanto por su embrollada sintaxis, como por un
manifiesto error de pluma del escribano; pero el párrafo introductorio a ese escrito disipa las
dudas originadas en tales líneas, al referirse a “el pueblo y cabecera de Mexicaltzingo y su
partido”, añadiendo que Gonzalo Gallegos, “como tal corregidor del dicho pueblo de
Mexicaltzingo y su partido, hizo las diligencias...” conducentes a preparar ese informe.
La RG de Mexicaltzingo podría clasificarse entre las llamadas “compuestas” (ver Cline
1972: 191) y, simultáneamente, podría calificarse de “descompuesta”. Los manuscritos no
acusan síntomas físicos de unidad, ni se presentan como escritos subordinados al de la
cabecera oficial del corregimiento. Cada manuscrito es independiente; cada manuscrito fue, al
parecer, remitido por separado. Por eso, al ingresar al archivo del Consejo de Indias, cada
manuscrito se consideró documento aparte y, como tal, fue clasificado. Casos similares a éste,
de unidad en la dispersión, los constituyen las RGs de las Cuatro Villas y de Zumpango; la RG
de Ichcateupan es, a la inversa, un ejemplo de cómo el corregidor de aquel pueblo quiso
subordinar y darle unidad a un cuerpo de relaciones dispersas.
En cualquier caso, y como quiera que las tres relaciones de Mexicaltzingo están referidas
al mismo corregimiento, yo he juzgado práctico y conveniente presentarlas en este tomo bajo
un mismo rubro. Aparecen conforme a la cronología de su composición: la de Culhuacan, a 17
de enero; la de Iztapalapan, a 31 del mismo mes, y, la de Mexicaltzingo, a 7 de febrero.
Todas, en el año de 1580. Sus respectivos números de censo son el 41, el 56 y el 65.
La relación de Huitzilopochco o Churubusco, Censo 204, cuya existencia se ha postulado
justificadamente (ver Gerhard 1968: 622; Cline 1972a:365), ha desaparecido y se desconoce
su paradero. Es probable que haya sido la última de la serie, por lo que, si llega a encontrarse
alguna vez, deberá estar acompañada del texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria.
Personalmente, sospecho que Churubusco, debido a su mayor cercanía a la ciudad de México,
fue la residencia ordinaria del corregidor de Mexicaltzingo.

Los autores

Atendiendo más bien a efectos prácticos, la paternidad de todas las relaciones del
corregimiento de Mexicaltzingo se ha atribuido a Gonzalo Gallegos, que era el corregidor en
1580. Él firma, en efecto, cada uno de los informes que se escribieron bajo su presidencia;
pero, de hecho, únicamente fue coautor de la relación de Culhuacan, en cuya composición
intervino también el religioso agustino fray Juan Núñez: La relación de Iztapalapa fue preparada
por el canonista doctor Francisco de Loya, y, la de Mexicaltzingo, por el religioso franciscano
fray Pedro Caballero. Algunos datos biográficos del doctor De Loya se han recogido en la nota
12 al pie del texto. La pintura de Culhuacan fue compuesta por Pedro de San Agustín; la de
Iztapalapan, por Martín Cano; la de Mexicaltzingo, cuyo paradero se desconoce, por Domingo
Bonifacio.
Los presuntos autores de dichos textos contaron, al parecer, con la inmediata asistencia
de la jerarquía nativa de cada localidad y, eventualmente, de la de un vástago ilustre de la
antigua nobleza mexicana. A este respecto, de Culhuacan, no quedó registrado nombre alguno
particular; pero, de Iztapalapan, se recuerda a don Alonso Axayaca, “gobernador y señor
natural del dicho pueblo”, y, de Mexicaltzingo, al gobernador don Marcos de San Juan.
Don Alonso Axayaca era hijo legítimo de Cuitlahuac, señor que había sido de Iztapalapan,
y hermano y sucesor inmediato de Montecuhzoma II, casado con la señora Papantzin
Oxocotzin. La madre de don Alonso, al fallecer Cuitlahuac contagiado de viruelas, pasó a ser
mujer de Cuauhtemoc, último rey de México, sucesor y hermano menor de Motecuhzoma II y
de Cuitlahuac. Posteriormente, al rendirse el reducto de Iztapalapan ante los invasores, a
principios de junio de 1521, la señora Papantzin, junto con otras damas, fue capturada por las
huestes de Cortés y confinada en Tezcoco. Allí, en 1524, fue bautizada por fray Martín de
Valencia, recibiendo el nombre de doña Beatriz Papantzin. Se dice que era ya, para entonces,
“mujer legítima” de don Fernando Cortés Ixtlilxóchitl, aliado servil de Cortés y sus españoles,
de quienes recibió mala paga. *
Don Alonso Axayaca, cuyos escritos históricos fueron usados profusamente por Alva
Ixtlilxóchitl (1975, I: 286), debió nacer antes de 1521 y, por consecuencia, en 1580, es dable
pensar que tendría más de sesenta años. Se ignora la fecha de su fallecimiento; pero Alva
Ixtlilxóchitl, en el pasaje recién citado, que constituye uno de los preámbulos a la Sumaria
relación de todas las cosas..., dice que “habrá veinte y tantos años que murió”. Es posible que
haya ocurrido su fallecimiento durante el año de 1580. Es posible. La cronología de este
suceso está asociada a la de la obra de Alva Ixtlilxóchitl, aunque cierta “Hipótesis de una
cronología” manifiestamente lo ha ignorado (ver Alva Ixtliilxóchitl 1975, I: 229-33).
Sobre el religioso agustino fray Juan Núñez, coautor de la relación de Culhuacan, no tuve
obras a mano para rastrear sus datos biográficos; sobre el franciscano fray Pedro Caballero,
autor de la relación de Mexicaltzingo, averigüé solamente que fue natural del Puerto de Santa
María, entre Cádiz y Jerez de la Frontera, y que profesó en la orden de San Francisco en
noviembre 4 de 1564 (Figueroa 1764, ms.: 202). Por fin, sobre Gonzalo Gallego, o Gallegos,
la cosecha fue un poco más abultada, pero porque el trabajo de indagación ha sido ya hecho,
en buena parte, por Porras Muñoz (1982: 291-93). Creo que el Gonzalo Gallegos, que fue
electo alcalde ordinario de la ciudad de México en 1581, es el mismo que, en 1580, todavía
desempeñaba el cargo de corregidor de Mexicaltzingo Désele fe como a conjetura. Entretanto,
y con las reservas del caso, el interesado en la biografía de Gonzalo Gallegos hará bien en
remitirse al erudito estudio citado.
Por fin, aparte de las personas nombradas, intervinieron en la preparación y ejecución de
estas relaciones, para todas, el nahuatlato jurado Diego de Paz; para la de Culhuacan, el
escribano y receptor real Francisco de Salcedo; para la de Iztapalapan, el escribano real
Gaspar de Acebo, y, para la de Mexicaltzingo, el escribano real Francisco Sánchez Moreno.

El contenido

A pesar del número y calidad de las personas que intervinieron en la composición de estas
relaciones, su contenido es bastante pobre. Cabe sospechar que el papel de los informantes
nativos fue poco menos que secundario, y que el criterio de los autores hispanos se sobrepuso
al de aquéllos, tanto en la selección como en la trasmisión de los datos. Es difícil creer que la
intervención del historiador y descendiente directo de los señores de México, don Alonso
Axayaca, testigo paciente de la conquista, haya producido un relato tan parco, tan magro,
como el de Iztapalapan. Las relaciones del corregimiento de Mexicaltzingo son, por varios
conceptos, testimonios históricos; pero, más bien, pertenecientes a esos que podría llamar
Michel de Certau ejercicios en el olvido, “instrumento[s] para crear olvidos” (ver Carbó y Giraud
1983: 49).
La huella nativa, aunque su estilo pueda considerarse “mestizo” (ver Robertson 1972: 267,
268), ha subsistido únicamente en las pinturas. Los glifos de Culhuacan e Iztapalapan pueden
cotejarse con los mismos que registra la lámina 6 del Códice Xólotl (Dibble 1980, II). La traza
y distribución de los pueblos sobre los mapas respectivos es fiel a los conceptos tradicionales
indígenas, observándose, menos que un “mestizaje”, una “traducción” del espacio
precortesiano al lenguaje convencional y figurativo europeo. Hay aquí mucha tela aún, que no
se ha cortado.
Al mostrar la pintura de Culhuacan a unos vecinos, don Faustino Galicia Rosas y doña
Bernarda Ibáñez, de inmediato ambos reconocieron varias localidades: Santa María (que ellos
llamaron Santa Maria Tomatlan), y los barrios de San Andrés, San Simón, Los Reyes, La
Magdalena, Santa Ana y San Juan Bautista. Al explicarles que esta pintura, y la relación del
pueblo, habían sido compuestas hace cuatrocientos cuatro años, un 17 de enero, se quedaron
meditativos; pero, después de un momento de aparente perplejidad, exclamaron, riéndose:
—“!Claro! Es la fiesta de San Antonio Abad, patrono de nuestro barrio.” Los vecinos de San
Antonio Culhuacan todavía veneran una imagen de bulto de San Antonio Abad, que, según la
voz popular, se encontró en el cerro. La llaman “del aparecido de la iglesia chiquita”.
Nadie recuerda, sin embargo, que haya existido aquí un molino de papel; pero el mismo,
en que está pintado el mapa de Culhuacan, constituye un testimonio viviente de esa antigua
manufactura. Robertson opina que la pintura de Culhuacan está sobre “papel nativo”,
entendiendo por tal el fabricado de corteza de amate. (Robertson 1972: 253-54, 267). Yo he
examinado directamente el papel de esta pintura, y me inclino a pensar que fue producido en el
antiguo molino de Culhuacan. El papel de la pintura de Iztapalapan es europeo, y así lo
atestigua la marca de agua “peregrino”, a cuyo pie aparecen las siglas “M I”.

Las ediciones

La relación de Culhuacan ha sido editada, sin mapa, por Gómez de Orozco (1927: 171-
73) y por Vargas Rea (1956). La fuente, en ambos casos, ha sido la transcripción que hizo de
este texto JGI. De similar procedencia, al parecer, es la edición que hizo Vargas Rea (1957)
de la relación de Iztapalapan. Por fin, la relación de Mexicaltzingo, inexplicablemente
denominada por él “de Mexicatzinco”, fue publicada por FPT (1905, VI: 193-98).
La presente edición se basa en transcripciones directas, hechas sobre los manuscritos
originales, y la fotocopia de las pinturas se efectuó en los talleres fotográficos de la UTX.
PINTURA DE CULHUACAN hecha por PEDRO DE SAN AGUSTÍN

GLOSAS DE LA PINTURA:

Sujeto Santiago

San Lorenzo

Cerro de Iztapalapa

Santa María

San Andrés

Ésta es la a[d]vocación de la cabecera de S[an] Juan Evangelista, que es Culhuacan.

San Pedro

Éste es el molino de papel

S[an] Simón

Los Reyes

Éste es el estanq[ue]

Por este cerro se llama este pueblo Culhuacan [glifo]

San Sebastián

Ermita en la acequia

S[an]ta M[aría]

Comunidad [glifo]

S[an] Miguel

S[an]ta María Magdalena

S[an]ta Ana

S[an] Ju[an] Bautista

S[an]ta Cruz

S[an]to Bartolomé

Transfiguración
[Al dorso de la pintura, se lee:] Fue el pintor PEDRO DE S[AN] AGUSTÍN Pintura de Culhuacan.

[Falta la Instrucción impresa y, en la cabeza del manuscrito, de otra


letra, se lee:] Arzobispado de México. N[uev]a Esp[añ]a.

¶ En el pu[ebl]o de Culhuacan desta Nueva España, jurisdicción del corregimi[ent]o de


Mexicaltzingo y su partido, cuya encomienda es de DON FERNANDO DE OÑATE, hijo legítimo
de CR[IST]ÓBAL DE OÑATE, 1 en diecisiete días del mes de enero de mil y qui[nient]os y
ochenta a[ñ]os, el il[ust]re s[eñ]or G[ONZAL]O GALLEGOS, correg[id]or del, y por presencia
de mí, el escrib[an]o y receptor de su Maj[es]t[ad] yuso escrito, dijo q[ue], por cu[an]to su
Maj[es]t[ad], por una su Instrucción, ti[en]e proveído y man[da]do q[ue] todos los corregidores
y alcaldes mayores desta Nueva España hagan averig[uaci]ón de la calidad, temple y
descripción de la tierra, y otras cosas contenidas en la d[ic]ha Instrucción, para 2 cumplir lo que
por ella se manda, como tal correg[id]or del d[ic]ho pu[ebl]o y su partido hizo las diligencias
siguientes:
¶ Y luego, incontinente, el d[ic]ho s[eñ]or correg[id]or dijo q[ue], para hacer las d[ic]has
diligencias y declaraciones de los naturales del d[ic]ho pu[ebl]o de Culhuacan, convenía hacer
parecer ante sí al gobernador, al[ca]ldes, regidores y principales del, y q[ue], para el d[ic]ho
efecto, los había mandado venir y estaban presentes, para hacer con ellos la diligencia q[ue]
conviniese, mediante DI[EG]O DE PAZ, teni[ent]e del d[ic]ho partido e intérprete de la lengua
mexicana que hablan los d[ic]hos indios; y, para ello, le nombró por tal intérp[ret]e ante los
cuales, y de FRAY JUAN NÚÑEZ, prior del monast[e]r[i]o del S[EÑ]OR SANTO AGUSTÍN del
d[ic]ho pu[ebl]o, que presente estaba y entendía la lengua mexicana. Y se juntaron para este
efecto y declaración de la d[ic]ha Instrucción, [y] dijeron y declararon lo sig[uient]e:
1 ¶ Al prim[er]o capítulo, dijo el d[ic]ho p[adr]e prior q[ue este d[ic]ho pu[ebl]o de Culhuacan,
q[ue] ti[en]e a su cargo y donde administra los santos sacramentos, ti[en]e dos n[ombr]es: el
uno, profano y gentílico, de que los naturales dél usaban en t[iem]po de su gentilidad, y al
pres[ent]e lo usan, que es Culhuacan. 3 [Y dijo] q[ue] el nombre antiguo, en n[uest]ro lenguaje,
es “una punta de cerro corvado”. 4
2 ¶ Al segundo capítulo, dijeron los d[ic]hos señor correg[id]or y padre prior q[ue] la conquista
y conquistador del d[ic]ho pu[ebl]o y su comarca fue el mismo q[ue] ganó y conquistó a la
ciudad de Méx[i]co, 5 de la cual dista dos leguas el d[ic]ho pu[ebl]o.
3 ¶ Al t[e]rcero capítulo, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pu[ebl]o es algo frío y de el mismo temple
q[ue] Méx[i]co, y está fundado en la Laguna todo él, y pasa por medio una acequia principal
q[ue] va a la ciudad de Méx[i]co, y por ella andan los naturales en sus canoas de madera. 6 Y,
de ordin[ari]o, hay mucha agua en la d[ic]ha Laguna y acequia, y en especial en t[iem]po de
aguas, y, a esta causa, es húmedo. Y todo el año corren en él los vientos, y en especial,
desde en[er]o en adelante, es más ordinario ventar el norte en él.
4 ¶ Al cuarto capítulo, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo es tierra llana y fresco, de muchas fuentes
y manantiales de agua, ansí en tierra como en la laguna; y toda la d[ic]ha agua se convierte en
la d[ic]ha Laguna, porq[ue] luego entra en ella. Y es tierra abundosa de maíz y de pastos
cuando hay pocas aguas, a causa de la d[ic]ha Laguna y fuentes; porq[ue] se suelen anegar,
como de presente están anegadas, muchas tierras de los d[ic]hos naturales, en que siembran.
Críanse en él arboledas de sauces y cañaverales, [y] carrizos que se dan en la Laguna.
5 ¶ Al quinto capítulo, dijeron q[ue e]ste d[ic]ho pueblo de Culhuacan ti[en]e novecientos
tributarios enteros, sin [contar] los muchachos: que, cada tributario entero, son dos personas,
y, una, hace medio. Y, en t[iem]pos pasados, y después de conquistados, eran muy muchos
más, y con enfermedades q[ue] han tenido, y en especial de pestilencias, que ellos llaman
COCOLIZTE, se han muerto. Es pu[ebl]o fundado y poblado en orden, con sus calles y plazas.
Su lengua, trato y manera de vivir de los d[ic]hos naturales dél, es como los de Méx[i]co,
porque son todos mexicanos. Y, en general, se ocupan todos en llevar, en sus canoas, yerbas
y piedra a vender a México.
6 ¶ Al sexto capítulo, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pu[ebl]o está en la altura y elevación q[ue] la
ciudad de México, y [que], el día de SAN BERNABÉ a medio día, 7 está el sol en el m[edi]o
cenit.
8 ¶ Al octavo capítulo, dijeron q[ue e]1 d[ic]ho pu[ebl]o está [a] dos leguas de la ciudad de
Méx[i]co, y [a] un cuarto de legua de los pu[ebl]os de Iztapalapa, Mexicaltzingo y Ocholobusco,
poco más o menos; y [a] dos leguas del pu[ebl]o de Suchimilco, y [a] otras dos del pu[ebl]o de
Cuitlahuaca. Y las leguas son comunes, 8 y, toda, tierra llana, [de] buenos caminos y derechos.
Con todos los cuales d[ic]hos pueblos parte términos.
10 ¶ A los diez capítulos, dijeron que, con ésta, va la pintura de lo que toca a este d[ic]ho
pu[ebl]o, acerca de lo que se contiene en este d[ic]ho capitulo.
11 ¶ A los once capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo de Culhuacan entra en la jurisdicción
del corregimi[ent]o de Mexicaltzingo, q[ue] es cabecera dél, y [que] la doctrina está en éste de
Culhuacan, porque en él está fundado un monast[e]r[i]o principal de la ORDEN DEL S[EÑ]OR
SANTO AGUSTÍN, donde, ordinariamente, residen un prior y otros dos religiosos.
14 ¶ A los catorce capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pu[ebl]o, en t[iem]po de su infidelidad, era
de MONTEZUMA, s[eñ]or que fue de Méx[i]co, el cual los gobernaba, y [al cual] le daban
servicio personal y gente de soldados para la guerra. Eran idólatras, y tenían los mismos y
malos ritos q[ue] los de Méx[i]co.
15 ¶ A los quince capítulos, dijeron q[ue] los naturales del d[ic]ho pueblo de Culhuacan tenían
guerra, por man[da]do de MONTEZUMA, con los de Huexotzingo y Tlaxcala y otras partes,
que eran contrarios del d[ic]ho MONTEZUMA. Y traían, en aquel t[iem]po, puestos unos
pañetes por la cintura y, todo lo demás, en cueros, sin otra cosa. Y sus armas eran arcos,
flechas, y macanas y rodelas. Andan, ahora, vestidos con camisas, zaragüelles y mantas
blancas largas, todo de lienzo de la tierra, y en este hábito andan, y, en general, traen todos
zapatos y sombreros. Su comida ordinaria es maíz, y yerbas q[ue] llaman QUILITES, y
pescadillos de la Laguna; su especia es chile y tomates, [y] comen muchas veces carne. Las
enfermedades que tienen son ordinarias, excepto cuando hay alguna pestilencia, como de
presente, que mueren muchos de pujamiento de sangre.
20 ¶ A los veinte capítulos, dijeron q[ue], en el monast[e]r[i]o del d[ic]ho pu[ebl]o, hay una
fuente que hace un estanque grande, y, junto al d[ic]ho pu[ebl]o, otra fuente que llaman “del
Estrella”, el agua de la cual se lleva a Méx[i]co, porque es de la mejor que hay en todo este
reino. Hay en el d[ic]ho pu[ebl]o un molino y batán en que se hace papel, y procede de una
fuente [en] donde está asentado. Hay, también, otras fuentes y manantiales, como está
d[ic]ho.
23 ¶ A los veinte y tres capítulos, dijeron que hay en el d[ic]ho pu[ebl]o algunas huertezuelas,
en que hay árboles frutales de España, que dan fruto de membrillo, manzana, durazno y
albaricoques, y otros árboles.
24 ¶ A los veinte y cuatro capítulos, dijeron q[ue] las semillas que se dan en el d[ic]ho pu[ebl]o
es maíz y algún trigo, lechugas, calabazas, chile, tomates, QUILITES, y otras legumbres y
yerbas que los naturales comen.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijeron q[ue] los na[tura]les del d[ic]ho pu[ebl]o crían
muchas gallinas, de Castilla y de la tierra, y algunos puercos; y, en la d[ic]ha Laguna y acequia
del d[ic]ho pu[ebl]o, se cría mucha caza de patos, ánsares y grullas, por este t[iem]po.
31 ¶ A los treinta y un capítulos, dijeron que las casas del d[ic]ho pu[ebl]o son todas bajas,
hechas de piedra y adobes, y que se edifican con barro de la Laguna, que llaman
TLALTZACUTLE, que quiere decir “engrudo de barro”, 9 y las cubren de azotea, con su
enmaderami[ent]o, y de XACALES de paja; y no usan cal, por no tenerla. Cercan sus casas
con setos de cañas.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos, dijeron que los na[tura]les del d[ic]ho pu[ebl]o pagan su
tributo en maíz y dinero. Y, lo demás contenido en este capítulo, está d[ic]ho y declarado.
34 ¶ A los treinta y c[u]atro capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pu[ebl]o está en la diócesis y
arzobispado de Méx[i]co.
¶ Y, después de lo susod[ic]ho, el d[ic]ho s[eñ]or correg[id]or dijo q[ue], para que mejor se
entienda el temple, calidad, asiento y estalaje del d[ic]ho pu[ebl]o, y todo lo demás en los
d[ic]hos capítulos contenido, mandó que se haga pintura del asiento del d[ic]ho pu[ebl]o; para
cuyo efecto proveyó y mandó a los d[ic]hos gobernador, alcaldes y principales del d[ic]ho
pu[ebl]o, que presentes estaban a lo q[ue] d[ic]ho es, que luego hagan, con un pintor, la d[ic]ha
pintura, y, medi[ant]e el d[ic]ho intérprete, se les dio a entender. Y, hecha la d[ic]ha pintura, se
juntó con estos autos, y los d[ic]hos señor correg[id]or, y p[adr]e prior e intérprete, lo firmaron
de sus n[ombr]es, y ansí mismo yo, el d[ic]ho escrib[an]o, lo firmé aquí. GONZALO
GALLEGOS (rúbrica). JUAN NÚÑEZ (rúbrica). DIEGO DE PAZ (rúbrica). FRAN[CIS]CO DE
SALCEDO, escrib[an]o y r[ecept]or (rúbrica).

[Falta la Instrucción impresa y, en la cabeza del manuscrito, de otra


letra, se lee:] N° 147. Arzob[is]pado de México. N[uev]a Esp[añ]a.
CÉSPEDES.

¶ En el pueblo de Iztapalapa, jurisdicción del corregimi[ent]o del pueblo de Mexicaltzingo y su


partido, cuya encomienda es de la ciudad y cabildo de Méx[i]co, en postrero de enero de mil y
qui[nient]os y ochenta años, el il[ustr]e señor GONZALO GALLEGOS, corregidor dél, y por
presencia de mí, GASPAR DE ACEBO, 10 el escribano de su Maj[es]t[ad], dijo que por cuanto
su Maj[es]t[ad], por una su Instrucción, tiene proveído y mandado que todos los corregidores y
alcaldes mayores desta Nueva España hagan información y averiguación del temple y calidad
y descripción de la tierra, y otras cosas contenidas y declaradas [en la dicha] Instrucción,
p[ar]a 11 cumplir lo que se le manda, como tal corregidor del dicho pueblo de Mexicaltzingo y
su partido hizo las diligencias siguientes:
¶ Y luego, incontinente, el dicho señor corregidor dijo que, p[ar]a poder hacer las diligencias y
declaraciones de los naturales del d[ic]ho pueblo, hizo parecer ante sí a DIEGO DE PAZ,
intérprete para el dicho efecto nombrado, del cual fue tomado y recibido juram[en]to por Dios
n[uest]ro señor y por una señal de cruz, so cargo del cual prometió de usar bien y fielmente del
dicho cargo de intérprete, sin encubrir ni ocultar cosa alguna, a todo su saber y entender.
Y, después de lo susodicho, el dicho señor corregidor mandó parecer ante sí a DON
AL[ONS]O AXAYACA, gobernador y señor natural del dicho pueblo de Iztapalapan, y a los
alcaldes que a la sazón eran, y, siendo presentes, mediante el dicho intérprete, juntamente
[con] el señor DOCTOR FRANCISCO DE LOYA, 12 beneficiado del dicho pueblo, que ansí
mismo entendía la lengua mexicana, hicieron 13 la declaración sig[uien]te:
1 ¶ Al primero capítulo, dijo el señor DOCTOR LOYA que él ha mucho tiempo que administra
los sacramentos en el dicho pueblo de Iztapalapan, [y] ha tenido y tiene noticia de los viejos y
principales indios del dicho pueblo que el nombre del dicho pueblo de Iztapalapan, y su
derivación, quiere decir en romance “pueblo situado en lugar de piedras losas y de agua”, 14 las
cuales dichas piedras llaman ellos en su lengua IZTAPALTETL. 15
2 ¶ Al segundo capítulo, dijo que el descubridor y conquistador desta Nueva España fue DON
HERNANDO CORTÉS, Marqués del Valle, con ju[risdic]ción y mandato del invictísimo CARLOS
QUINTO, emperador, juntamente con los demás conquistadores que en su compañía vinieron y
debajo de su bandera. Y, ansí, descubrió el dicho MARQUÉS la ciudad de Méx[i]co [en el] año
de veinte y uno. 16
3 ¶ Al tercero capítulo, dijo que el dicho pueblo de Iztapalapan tiene el mismo cielo, calidad,
temperam[en]to y aires, que la ciudad de México; tiene la Laguna grande alrededor, y otras
lagunas y charcos, y grande abundancia de fuentes muy apacibles a la vista, todas de agua
dulce, con algunas arboledas, particularmente las casas y habitación del gobernador del dicho
pueblo, donde hay unos estanques y recreaciones, diversidad de rocas y arboledas: que viene
a proceder este estanque de cinco o seis fuentes manantiales que en él hay.
4 ¶ Al cuarto capítulo, 17 dijo que es tierra llana y rasa, y hay muchas tierras de pan llevar,
adonde se coge algún trigo y maíz y otras legumbres de la tierra; aunque esto no es bastante
para su sustento de los naturales del, porque van a otros pueblos para sustentarse. [Parte]
dello es tierra salitral y estéril, que de ninguna manera se da fruta en ella. Es pueblo pequeño,
y tiene qui[nient]os y sesenta tributarios. El cual dicho pueblo era, en otros tiempos, muy
grande y muy habitado de gente, y había en él muchos vecinos, que pasaban de más de dos
mil; y, después acá, con las enfermedades y pestilencias de COCOLIZTLE, que por la
misericordia de Dios vino con tanta pujanza, que han quedado en el número referido. 18 Es
gente muy bien apersonada y bien tratada, política y cortesana, particularmente en el
ministerio de la iglesia, porque celebran los divinos oficios en canto de órgano. Y esta
curiosidad procede de estar el dicho pueblo cerca de Méx[i]co, [a] dos leguas, e ir a la
Cancillería a servir a los ministros del rey, demás de que tienen por gobernador a DON
AL[ONS]O AXAYACA, 19 señor natural del dicho pueblo, persona muy cristiana, y de buen
ejemplo y doctrina y buen gobierno, por entender n[uest]ra lengua castellana. La granjería de
los dichos naturales del dicho pueblo es llevar a la dicha ciudad de Méx[i]co yerbas, que ellos
llaman ZACATE y TULE, para vender, en unas canoas largas a manera de barquillos. Crían
aves y gallinas, y, de la dicha Laguna, tienen caza de ánsares y patos, y otros géneros de
avecillas.
6 ¶ Al sexto capítulo, dijo que la altura y elevación del polo es la misma que [la] de la ciudad de
Méx[i]co.
7 ¶ Al séptimo capítulo, [dijo] que, desde el dicho pueblo a la ciudad de Méx[i]co, donde reside
la real Aud[ienci]a, hay dos leguas, y es tierra llana y camino derecho a la ciudad. Y por este
pueblo se pasa y va a las mayores provincias de la Nueva España, por ser camino muy
pasajero y camino real del Puerto de la Veracruz.

PINTURA DE IZTAPALAPAN
hecha por MARTÍN CANO

GLOSAS DE LA PINTURA:

Méx[i]co

Estas casas son de la comunidad

NORTE

Ésta [es] la Laguna grande

Camino de Méx[i]co a Iztapalapa

En el pueblo de Iztapalapa, a postrero [día] del mes de en[er]o de mil y qui[nient]os y ochenta, el
il[ustr]e señor GONZALO GALLEGOS, correg[id]or del d[ic]ho pu[ebl]o, mandó su m[erce]d
hacer a los naturales del d[ic]ho pu[ebl]o hacer esta pintura, p[ar]a poner con las diligencias que su
m[erce]d tiene hechas.—Ante mí: GASPAR DE ACEBO, escrib[an]o r[e]al (rúbrica).

San Cr[ist]óbal

Santa María

[Glifo de Itztapalapan]

La iglesia de San Lucas Iztapalapa

San Juan

Santa Cruz

Fuente de agua

SUR

San Felipe

Va este camino a Cuitlahuac y la Puebla

[En el dorso de la pintura, de otra letra:] Desc. y Pob. 651. 6º

10 ¶ Al décimo capítulo, dijo que el dicho pueblo de Iztapalapan está un poco más alto que la
ciudad de Méx[i]co, y, p[ar]a mayor declaración, va la pintura y asiento del dicho pueblo con
esto, donde claram[en]te se verá.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijo que dista el dicho pueblo de Iztapalapan, del pueblo de
Mexicaltzingo que es la ca[becera] de la jurisdicción del dicho señor GONZALO GALLEGOS,
corregidor, un cuarto de legua, debajo de cuya jurisdicción se incluyen el dicho pueblo de
Iztapalapan, y el de Culhuacan y Huitzilopochco, 20 que distan de la cabecera a legua, y a
media legua y a cuarto de legua.
12 ¶ Al doceno capítulo, dijo que el dicho pueblo de Iztapalapan dista, de la ciudad de
Xuchimilco, dos leguas, y [está a] otras dos leguas del pueblo de Cuitlahuac, que tiene en
encomienda AL[ON]SO DE CUEVAS, v[e]c[in]o de Méx[i]co. 21 Y, toda, es tierra y caminos
llanos.
14 ¶ Al catorce capítulos, dijo que el dicho pueblo reconocía por señor natural y propio a
MONTEZUMA, y que era gente valiente, valiente e industriosa, y, a esta causa, sacaban dellos
muchos capitanes para sus ejercicios de guerra, particularmente por ser gente de mucha
confianza y secreto; y, ansí, eran reservados de pecho y tributos. Y al presente tributan a la
ciudad de Méx[i]co, para propios y gastos della, el cual tributo pagan en maíz y dinero. Y [dijo]
que, en su antigüedad e idolatría, adoraban ídolos de piedra y madera, siguiendo los ritos y
ceremonias que les encomendaban sus pasados; y ansí, ellos, por sus propias personas,
seguían el instinto de los demás.
15 ¶ Al quinceno capítulo, dijo que los dichos naturales deste pueblo de Iztapalapan traían
guerra campal con los de Tlaxcala, Cholula y Huexotzingo. Las divisas y armas que usaban
eran un MAXTLI, que es un lienzo de algodón con que honestamente se cubrían, y una capa de
algodón hasta en patas. Usaban de rodelas [e] ICHCAHUIPILES, que son arneses hechos de
lienzo de algodón, colchados, y el traje ordinario era andar en carnes, con sola una manta
encima y un mastil. Y ahora, con la comunicación de los españoles, traen camisas, mantas,
zaragüeles, zapatos, cotaras y sombreros. Y dicen los dichos naturales que, en los tiempos
pasados, vivían más que ahora, a causa de que no vivían con el vicio de ahora, porque se 22
ejercitaban en guerras y ejercicio militar; y que se sustentaban con los mantenimientos que
ahora, excepto las venidas de Castilla.
18 ¶ Al dieciocho capítulos, dijo que este dicho pueblo de Iztapalapan está a la falda de un
cerro famoso, ansí en su grandeza como en el sembrar en él y coger a sus tiempos. Cuéntase
deste cerro una noble antigualla: que, en los tiempos pasados de su infidelidad de los dichos
naturales, antes de MONTEZUMA y confirmada después por él, se guardaba esta costumbre,
que en toda la provincia de Méx[i]co, y [en] sus lugares y comarcas, estaba ley establecida
que, en cierto tiempo del año, se apagase en todos los dichos lugares el fuego, en tal manera,
que ningún hombre ni mujer fuese osado a encenderle, si no era viniendo a este dicho cerro por
él, aunque estuviese muy lejos. Y, en el dicho cerro, se sacaba [el] Fuego Nuevo de un palo
rollizo que los naturales llaman TLEQUAHUITL, y en el vulgar castellano se llama “palo de
fuego”. Y esta costumbre tenían de cada cincuenta y cincuenta y tres años, de tal manera que,
el día que se apagaba el fuego, generalmente so pena de la vida, no podía nadie encenderlo
en su casa, si no era viniendo por él a este dicho cerro. Y, por consiguiente, el día [en] que
estaban señalados para venir algunos indios por Fuego Nuevo al dicho cerro, se les daba con
mucha[s] ceremonias. Y, del pueblo que no venían por fuego, se quedaban sin él y eran
castigados con rigor.
20 ¶ Al veinte capítulo, dijo que, como dicho tiene, este pu[ebl]o, por la banda del norte,
confina con la Laguna grande.
22 ¶ Al veinte y dos capítulos, dijo que el dicho pueblo es estéril de árboles y frutales, aunque,
en algunos huertos de par de los naturales, especialmente en el estante del gobernador, hay
higueras, membrillos, parras, y mucha suma de arboledas de sauces y cañaverales.
27 ¶ Al veinte y siete capítulo, dijo que, en algunos lugares cerca de la Laguna, hay a
temporadas, que es desde fin de septiembre hasta marzo, grullas, ánsares, patos, zarapitos,
garzas [y] corvejones. Y en la dicha Laguna, [en] jurisdicción del dicho 23 señor corregidor, hay
un peñol dentro de la propia Laguna, que se intitula Tepeapulco, que dicen ser del MARQUÉS
DEL VALLE: es un lugar de mucha caza y recreación, donde hay mucha cantidad de conejos
grandes, venados, cabras y puercos monteses. Sacase del dicho cerro piedra y TEZONTAL (a
manera de arena) p[ar]a edificios de los monasterios y otras obras de la ciudad, públicas, lo
cual se sirve con canoas a manera de barcos.
31 ¶ Al treinta y un capítulo, dijo que la forma y edificios de las casas de los naturales son
bajas, pequeñas y de adobe, poco recias, hechas con sus terrados. En lugar de vigas, tienen
morillos puestos, y, a las veces, unas cañas de madera recias. Los cimientos son de piedra
pesada, por razón de haber mucha en el dicho pueblo y haber canteras della de mucho valor,
de donde se saca gran suma de piedra liviana para los edificios de la ciudad de Méx[i]co.
34 ¶ Al treinta y cuatro capítulo, dijo que el dicho pu[ebl]o cae en la jurisdicción del
arzobisp[ad]o de Méx[i]co.
36 ¶ Al treinta y seis capítulos, dijo qué en el dicho pu[ebl]o, que cae en la jurisdicción de
Méx[i]co, está una capilla muy galana y bien formada, que es en la cabecera del dicho
pu[ebl]o, donde el vicario reside [y] administra los sacramentos, lo cual se hace con mucho
cuidado y policía destos naturales. Y, en ciertos barrios del dicho pueblo, se celebra la fiesta
de su advocación cada año, en capillas particulares para este ministerio. Llámase la capilla
principal deste pueblo [de] la advocación de San Lucas Evangelista.
¶ Y, después de lo susodicho, el dicho señor corregidor dijo que, para que mejor se
entendiese la calidad, asiento y estalaje del dicho pueblo según la orden de los capítulos,
mandó que se hiciese una pintura del asiento, modo y sitio del dicho pueblo. Y, p[ar]a el dicho
efecto, hizo parecer ante sí a M[ART]ÍN CANO, v[e]c[in]o del dicho pu[ebl]o, oficial de pintor, al
cual su merced mandó haga la dicha pintura, y, hecha, se junte con estos autos y
declaraciones p[ar]a que todo bastantem[en]te conste. Va t[esta]do: “gobernador”. GONZALO
GALLEGOS (rúbrica). El DOCTOR FRAN[CIS]CO DE LOYA (rúbrica). DIEGO DE PAZ
(rúbrica). Ante mí: GASPAR DE ACEBO, escrib[an]o r[e]al (rúbrica). 24

[En el dorso de la cubierta:] ¶ Diligencias, sobre la Instrucción de su


Ex[celenci]a, del pu[ebl]o de Iztapalapa.

[Falta la Instrucción impresa y, en la cabeza del manuscrito, de


otras letras, se lee:] N° 185. Mexical[tz]ingo. CÉSPEDES.

¶ En el pueblo y cabecera de Mexicaltzingo y su partido, que es de la real Corona, a siete días


del mes de febrero de mil y quinientos y ochenta años, el il[ustr]e señor GONZALO
GALLEGOS, corregidor dél, y por presencia de mí, FRANCISCO SÁNCHEZ MORENO,
escribano de su Maj[esta]d r[e]al, dijo que, por cuanto su Majestad, por una su Instrucción
tiene proveído y mandado que todos los corregidores y alcaldes mayores desta Nueva España
hagan información y averiguación del temple y calidad y descripción de la tierra, y otras cosas
contenidas y declaradas en la d[ic]ha descripción, para 25 cumplir lo que se le manda, como tal
corregidor del d[ic]ho pueblo de Mexicaltzinco y su partido, hizo la[s] diligencias siguientes:
¶ Y luego, incontinente, el d[ic]ho señor corregidor dijo que, para poder hacer las diligencias y
declaraciones de los n[atura]les del d[ic]ho pueblo, hizo parecer ante sí a DIEGO DE PAZ,
intérprete para el d[ic]ho efecto nombrado, del cual fue tomado y recibido juramento por Dios
n[uest]ro señor y por una señal de la cruz, en forma de Derecho, so cargo del cual prometió de
usar bien y fielmente del d[ic]ho cargo de intérprete, sin encubrir ni ocultar cosa alguna, a todo
su saber y entender.
¶ Y, después de lo susod[ic]ho, el d[ic]ho señor correg[i]dor mandó parecer ante sí a DON
MARCOS DE SAN JUAN, gobernador del, y a los alcaldes que [eran] a la sazón, y, siendo
presentes y mediante el d[ic]ho intérprete, juntamente con el padre FRAY PEDRO
CABALLERO de la ORDEN DEL SEÑOR S[AN] FRANCISCO, que al presente estaba en el
d[ic]ho pu[ebl]o [y] que asimismo entendía la lengua mexicana, hicieron 26 las declaraciones
sigu[ien]tes:
1 ¶ Al primer capítulo, dijo el d[ic]ho padre FRAY PEDRO CABALLERO, que al presente
administraba los s[anto]s sacramentos en este d[ic]ho pueblo, que [éste] tiene por nombre
Mexicaltzinco y que es nombre profano desde su gentilidad, y al presente también usan dél, el
cual dicho nombre quiere decir “México el pequeño”, cuya etimología y derivación es ést[a],
desta palabra de “México el pequeño”, que era un nombre que después pusieron a la ciudad
de México, adonde después se pobló la d[ic]ha ciudad; y, por dividir este pueblo del d[ic]ho
pueblo y ciudad de México, le pusieron Mexicaltzinco. 27
2 ¶ Al segundo capítulo, dijo que el descubridor y conquistador del d[ic]ho pueblo fue el
Marqués DON F[ERNAN]DO CORTÉS y sus capitanes.
3 ¶ Al tercero capítulo, dijo que el d[ic]ho pueblo tiene el mismo cielo, temperamento y calidad,
que la d[ic]ha ciudad de México, y abunda de algunas lagunas y, especialmente, una acequia
principal por donde se anda toda la Laguna grande. Y esta acequia es a manera de río
caudaloso, y entra [por ella] el bastimento de toda la comarca en canoas cada día, que pasan
de tres o cuatro mil cada día, y van a parar a la ciudad de México. Y, cerca del d[ic]ho pueblo,
está una fuente caudalosa y algunos ojos de agua dulce. Los vientos corren como en Méx[i]co,
el cual es bien combatido del norte y sur; aunque, señaladamente, en parte del invierno y estío.
4 ¶ Al cuarto capítulo, dijo que el d[ic]ho pueblo es tierra llana, la cual fue echada a mano, y,
en torno dél, es todo lagunas y, en ellas, muchos camellones, donde siembran maíz,
QUILITES, chile y otras legumbres para ayuda a su sustento, los cuales no basta[n], porque
traen [cosas] de fuera para sustentar la vida. Y es pueblo de tan pocos indios, que no hay más
de doscientos tributarios, poco más o menos; de que vendrán a ser todos, varones y hembras,
chicos y grandes, poco más o menos quinientos y cincuenta. Y, en otros t[iem]pos, había
muchos más que al pres[ent]e, y la causa desta disminución han sido algu[n]as pestes
generales que ha habido en este nuevo orbe, especialmente la q[ue] hubo treinta y cinco años
ha, y la de ahora cuatro años, [d]el año setenta y seis, y las que al pres[ent]e hay, y otras
enfermedades frecuentes q[ue] suelen tener los d[ic]hos naturales. Y es gente muy política y
cortesana, y la razón de su policía es el comercio frecuente que tienen con los españoles, a
quien comunican, así por la cercanía que tiene[n] a la ciudad de Méx[i]co, como por la
provisión de la yerba que llevan a vender a los españoles a la ciudad de México; y, también,
porque MO[N]TEZUMA tenía puesta su corte en este d[ic]ho pueblo de México, [a] donde
acudían muchas veces a hacer sus juntas y acuerdos para el gobierno desta Nueva España.
Su manera de vivir es tratar en la d[ic]ha yerba, y desto se sustentan, y de sus sementeras
q[ue] ellos hacen y cultivan para su sustento, y crían gallinas. Y su lengua es mexicana.
6 ¶ Al sexto capítulo, dijo q[ue e]l altura y elevación del polo es la misma q[ue] la de la ciudad
de Méx[i]co, q[ue] dicen estar en diecinueve grados y medio.
7 ¶ Del séptimo capítulo, dijo q[ue], del d[ic]ho pu[ebl]o a la ciudad de Méx[i]co, donde reside
la real Audiencia, hay legua y media, y es la tierra llana y por camino derecho; y lo propio,
navegando por el agua.
8 ¶ Del octavo capítulo, dijo que este d[ic]ho pueblo cae, de la banda de México, a la parte del
sur.
10 ¶ Del décimo capítulo, dijo que el d[ic]ho pueblo de Mexicaltzinco está un poco más abajo
que la d[ic]ha ciudad de México, y, para mayor decl[araci]ón, va la pintura de su asiento y
traza, con su declaración. 28
11 ¶ Al onceno capítulo, dijo que está el d[ic]ho pu[ebl]o de Mexicaltzinco, de Huitzilupuchco,
q[ue e]s sujeto a esta cabecera de la jurisdicción del d[ic]ho señor GONZALO GALLEGOS,
media legua, debajo de cuya jurisdicción cae el d[ic]ho pueblo de Mexicaltzinco, y el de
Culhuacan [y] el de Iztapalapa, 29 los cuales distan de la d[ic]ha cabecera a legua y a legua y
media.
12 ¶ Al doceno capítulo, dijo que el d[ic]ho pueblo de Mexicaltzinco era de MONTEZUMA, y
era gente de guerra y que no entendían en otra cosa sino en servirle en los usos militares, y
que, por esta razón, eran reservados de pecho y tributo; y que, al presente, tributan a su
Maj[esta]d en dineros y maíz, conforme a la tasación que tienen. Y que, en su gentilidad,
adoraban ídolos hechos de piedra y madera, y las costumbres que tenían eran las que
comúnmente tienen los naturales comarcanos.
15 ¶ Al quinceno capítulo, dijo que los d[ic]hos naturales traían guerra con toda la comarca:
Taxcala, Cholula, Huexotzinco y Mechoacan, y otros pueblos comarcanos. Las armas que
usaban eran macanas, arcos y flechas y varas tostadas, y una capa de lienzo basa en patas
como los gitanos, y un MAXTLE, que es un lienzo tan grande, con que podían cubrir las partes
inferiores y hacer una lazada que por la parte de delante cayese. [E iban] con rodelas hechas
de aquella mimbre que en su lengua llaman OTATE, cubiertas de plumería, y unos
ICHCAHUIPILES, que son unos arneses hechos de lienzo de algodón colchado. Y el traje
ordinario era andar en cueros o en carnes, con sola una manta encima y un MAXTLI; y, al
pres[en]te, su traje es camisas, mantas, zarahueles, zapatos o cotaras y sombreros. Y dicen
los d[ic]hos naturales que, en los tiempos pasados, vivían más t[iem]po que ahora, porque no
vivían con tanto vicio como al presente. Los mantenimientos con que entonces se sustentaban
son los mismos que los de ahora, pero no trabajaban tanto como ahora; y servíanse de
muchas mujeres, lo que ahora no se hace, sino con la suya propia que Dios le da por
compañera.
19 ¶ A los diecinueve capítulos, dijo que pasa un río pequeño a un cuarto de legua, el cual
viene a entrar y juntarse con el acequia principal que pasa por este pueblo, que atraviesa el
camino real y calzada que va a la ciudad de México. 30
20 ¶ Al veinteno capítulo, dijo que la Laguna de la ciudad de México confina con el d[ic]ho
pueblo, por estar cercada de muchas CHINAMPAS, como se ha referido en las preguntas
antes desta, que proceden de la d[ic]ha Laguna.
22 ¶ A los veinte y dos capítulos, dijo que el d[ic]ho pueblo es estéril de árboles y frutales;
aunque, en algunos huertos pocos, hay algunos árboles de Castilla, y, a las orillas de las
lagunas y charcos, hay algunos sauces, que son árboles de la tierra.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijo que, en la Laguna cercana al d[ic]ho pueblo, hay a
temporadas, que es desde octubre hasta marzo, ánsares patos, zarapitos, garzas, corvejones
y algunas destas aves de rapiña, sin las que hay todo el año.
31 ¶ A los treinta y un capítulos, [dijo] que la forma y edificios de las casas es bajo y humilde y
es de adobes, hechas con s[us] terrados, y, en lugar de vigas, tienen puestos morillos y, a
veces, unas cañas de madera recia; y los cimientos son de piedra pesada, que la traen de
fuera en canoas, y, por razón de los suelos y casas grandes que en el tiempo de su gentilidad
edificaron en el dicho pueblo, de algunas dellas se saca esta piedra; y las cercas y atajos son
de cañas y carrizos, y de la propia caña de maíz, q[ue] cada año se reforma. Sírvese este
pueblo, en su contratación del zacate, con canoas a manera de chalupillas.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos, dijo que 31 el dicho pueblo cae en [la] jurisdicción y
arzobispado de México, el cual está en el medio del camino real que viene de México, así
para la Puebla, como para la Veracruz y Guaxaca, y para otras muchas partes.
36 ¶ A los treinta y seis capítulos, dijo que en el d[ic]ho pueblo, que cae en la jurisdicción y
arzobispado de México, no hay más de una iglesia principal, que está en la cabecera del
d[ic]ho pueblo, donde el vicario administra los santos sacramentos; aunque, en algunos sujetos,
se dice de año a año misa.
¶ Y después de lo susod[ic]ho, el d[ic]ho señor correg[i]dor dijo que, para que mejor se
entendiese la calidad y asiento, y estalaje y manera del d[ic]ho pu[ebl]o conforme al orden de
los d[ic]hos capítulos, mandaba, y mandó, q[ue] se hiciese una pintura del asiento y sitio del
d[ic]ho pueblo. Y, para el d[ic]ho efecto, hizo parecer a DOMINGO BONIFACIO, indio pintor, al
cual su m[erce]d mandó haga la d[ic]ha pintura y, hecha, se junte con estos autos y
declaraciones. Y el d[ic]ho señor corregidor, y [el] padre FRAY PEDRO CABALLERO con el
d[ic]ho intérprete, lo firmaron de sus nombres, siendo t[e]stigo JUAN TÉLLEZ, 32 y MARTÍN
OSORIO y DAMIÁN GALLEGOS, estantes en este d[ic]ho pu[ebl]o. Enm[enda]do: “Téllez”.
GONZALO GALLEGOS (rúbrica). FR[AY] P[EDR]O CABALLERO (rúbrica). DIEGO DE PAZ
(rúbrica). Y yo, el d[ic]ho FRAN[ClS]CO S[ÁNCH]EZ MORENO, escrib[an]o de su M[a]j[esta]d,
pres[en]te fui a lo q[ue] d[ic]ho es; por ende, fine mi signo [signo] en testim[oni]o de verdad:
FRAN[CIS]CO S[ÁNCH]EZ MORENO, escrib[an]o de su M[a]j[esta]d (rúbrica).
[Al dorso se lee.] ¶ Averiguación hecha por Instrucción de su Maj[esta]d sobre la descripción
de las Indias, del pueblo y cabecera de Mexicaltzinco. Desc. y Pob. 1007. 8°


* Este párrafo aspira a ser un resumen de los datos hallados en López de Gómara (1954, II: 217) y en Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 11,
14, 410, 479, 492 y 549). Para comprobar la frecuencia con que Alva Ixtlilzóchitl cita a don Alonso Axayaca, así como para
informarse de datos que yo he omitido, ver el Índice Analítico que preparó O’Gorman para las Obras históricas de Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl (1977, II). Porras Muñoz (1982: 220) habla de una hija de Motecuhzoma II, después llamada doña Isabel, casada
tempranamente con Cuitlahuac y, después, con Cuauhtemoc. Creo que sus afirmaciones, personales o reproducidas, merecen
una revisión crítica. Sobre doña Isabel de Moctezuma, hay varios documentos en la RAH de Madrid, que Porras Muñoz,
evidentemente, no ha consultado (ver Índice General del Catálogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, Madrid: RAH,
1956, tomo III).
1 Cristóbal de Oñate llegó a la Nueva España recién ganada la tierra, hacia 1522-23, y, en 1531, fue a la conquista de Nueva
Galicia con Nuño de Guzmán. Hacia 1550, contrajo nupcias con doña Catalina de Salazar, hija del factor Gonzalo de Salazar y
viuda de Ruy Díaz de Mendoza. De este enlace nacieron Fernando, Cristóbal y Juan. Don Fernando heredó la encomienda de
los pueblos de Culhuacan y, en Michoacán, la de Acambaro, “que fueron buenos repartimientos”; casó con doña Leonor de
Rivadeneira, hija de Hernando de Rivadeneira y de doña María de Mérida. Fue considerado “caballero muy principal” y tuvo a su
cargo las alcaldías mayores de la ciudad de los Angeles, Huexotzingo y Villa del Carrión. Ver Dorantes de Canana (1970: 290,
315); Porras Muñoz (1982: 403, 461).
2 El manuscrito lee: “y para”.

3 Atendiendo al contexto, puédese sospechar que el escribano omitió el segundo miembro de la frase, donde se harta mención
del nombre cristiano del pueblo.
4 El glifo del pueblo era, en efecto, un cerro cuya punta está corvada; pero, etimoló-gicamente, el topónimo significa “el lugar de
Culhua”. Es posible que el topónimo esté mutilado.
5 La alusión es, obviamente, a Hernán Cortés.

6 En la actualidad, esta “acequia” recibe el nombre de Canal Nacional, y divide los barrios de San Antonio y de San Francisco
Culhuacan.
7 La fiesta de San Bemabé cae el 11 de junio.

8 4.200 metros, aproximadamente.

9 Compuesto, efectivamente, de tlal(li), “tierra o barro”, y tzacutli, “engrudo”; aunque Molina (1944: ME, 124v) traduce tlaltzacutli
por “greda, o yesso”.
10 Apellido éste muy singular, es la primera vez que lo encuentro documentado.

11 El manuscrito lee: “y para”.

12 Las Efemérides de la real y pontificia universidad (Carreño 1963: 42) registran a Francisco de Loya, todavía con el grado de
bachiller, en octubre de 1572; a 8 de enero de 1575, Arévalo Sedeño “juró y nombró vicerrector al licenciado De Loya, que había
sido consiliario” (p. 44), y, a partir de 1578, hasta 1586, las referencias son al doctor Francisco de Loya” (pp. 51, 59, 62. 67, 72).
Su grado de doctor era en Cánones.
13 El manuscrito lee: “e hizieron”.

14 Más bien, “río de las losas”.

15 Molina (1944: EM, 78v) registra, en la entrada “tosa para enlosar”, las acepciones itztapalli e itztapaltetl; por consecuencia, el
topónimo se compone de itztapal(li), a(tl) y el locativo -pan.
16
La conquista de la ciudad de México, no su descubrimiento, se consumó el 12 de agosto de 1521.
17 Desde el capítulo cuarto hasta el séptimo, incluyendo después el undécimo, el manuscrito omite los números marginales. En
mi transcripción, se han suplido estas omisiones.
18 El cocoliztli general más reciente había azotado a la población novohispana en el año de 1576, “de que murió grandísima
suma de gente por todas partes” (Mendieta 1945, III: 174).
19 Por error del escriba, el manuscrito lee “ayaxaca” en vez de “Axayaca”. Este señor de Iztapalapan era hijo del rey Cuitlahuac y
sobrino del rey Motecuhzomatzin. Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286), quien reclama los escritos de este señor como fuente de los
suyos históricos, dice que se llamaba “don Alfonso Izhuezcatocatzin, y por otro nombre Axayacatzin” y que, al tiempo que
escribía esas líneas, “habrá como veinte y tantos años que murió” don Alonso. El dato es de indudable importancia para
establecer la cronología de la Sumaria relación de todas las cosas... que escribió Alva Ixtlixóchitl, respecto a la cual se ha
insinuado que fue compuesta “por los años de 1600” (Alva Ixtlixóchitl 1975, I: 230). Don Alonso Axayacatzin “estando gobernando
en la ciudad de Tezcuco, juntó muchas historias y viejos historiadores de los archivos reales de Tezcuco con otros que él tenía
en su poder, que hoy día tienen algunos pedazos sus hijas las señoras de Iztapalapa, especialmente doña Bartola, que es ahora
en cabeza de aquel pueblo y señora natural; escribió en la lengua mexicana y en la castellana grandes cosas sucedidas en esta
tierra, así de tultecas como de chichimecas, las cuales relaciones, principalmente la mexicana, que está más especificada, he
tenido en mi poder” (ibid., p. 286).
20 El manuscrito lee: “guichulopuchco”, que es el barrio que, en nuestros días, recibe el nombre de Churubusco.

21 Alonso de Cuevas, hijo mayor de Juan de Cuevas y de doña Marta Téllez, “heredó su mayorazgo de más de siete mil pesos
de renta, y el pueblo de Cuitláhuac... Casó con doña Ana Dávalos...” (Dorantes de Carranza 1970: 295).
22 El manuscrito lee: “porque se se egerçitaban...”

23 El manuscrito lee a continuación, testado: “gobernador”.

24 En la esquina izquierda inferior de la plana del manuscrito, se lee: “Enm[enda]do: 'gob[erna]dor'.”

25 El manuscrito lee: “y para”.

26 El manuscrito lee: “e hizieron”.

27 Mexicaltzinco significa, literalmente, “en la pequeña casa de Mexi”. Meci, Mecitli, Mexi o Mexitli, era el nombre del caudillo
epónimo mexicano. Su significado y etimología son inciertos. Un glifo “Mexicaltzinco” puede examinarse en la lámina 6 del
Códice Xolotl (Dibble 1980, II).
28 Esta pintura, compuesta por el indio Domingo Bonifacio, se ha extraviado.

29 El manuscrito lee: “...y el de culhuacan del de yztapalapa”. Este capítulo ha demostrado ser equívoco, debido a la ambigüedad
del relativo “cuya”. FPT (1905, VI: 93, n. 1; 196, n. 2) creyó entender que se refería a Huitzilopochco, e infirió que este pueblo era
la cabecera de todo el corregimiento, debajo de cuya jurisdicción caían Mexicaltzingo, Culhuacan e Iztapalapan. Tal inferencia
está en desacuerdo con o que atestiguan las relaciones de Culhuacan e Iztapalapan, y con los datos que se contienen en el
párrafo introductorio de esta misma relación; el relativo “cuya”, por consiguiente, se refiere al corregidor Gallegos, debajo de cuya
jurisdicción caían los cuatro pueblos.
30 En el manuscrito, al pie de esta plana, aludiendo a enmiendas hechas en la penúltima línea del capítulo 12, en la 16 del 15, y
en la primera del 19, se lee: “enm[enda]do: '... es'; t[esta]do: 'no', 'o', 'i’.”
31 En el manuscrito se lee, a continuación, testado: “en”. Al pie de la plana, se atestigua esta enmienda: “t[e]stado: 'en'.”

32 Originalmente, el escribano asentó: “Juan perez”, corrigiendo después, sobre el apellido, “tellez”. Esta enmienda se atestigua
al final del párrafo.
RELACIÓN DE LA ALCALDIA MAYOR DE
MEZTITLAN Y SU JURISDICCIÓN
INTRODUCCIÓN
Manuscrito, cronología, copias y ediciones
La RG de Meztitlan, compleja, fechada a primero de octubre de 1579, está precedida del texto
impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de dos planas y media preliminares,
conteniendo un dibujo calendárico (fol. 1r) y “La q[uen]ta q[ue] los naturales tenían
antiguam[en]te p[ar]a contar sus años” (ff. 1r-2r), y, aparte, las diecinueve planas y media que
contienen el texto de la RG (ff. 3r-13v). Están en blanco los folios 2v, 4v, 5v y 14r-v; los folios
2r y 13v están ocupados apenas por unas líneas. Acompañando el legajo, por separado, hay
una pintura que mide 42 x 58 centímetros, con colores de agua, de estilo y sobre papel
europeos. Este documento se guarda en la BLAC de la UTX, bajo signatura “JGI, XXIV-12;
map. N9 2”.
De esta relación se sacó una copia hacia fines del siglo XVIII, que se conserva en la RAH,
Colección Muñoz, tomo 24, artículo 196, ff. 52r-63r (ver CCDJBM 1954, I: 114.5), cuya
fidelidad al original deja que desear. Dicha copia, a su vez, sirvió de modelo para otras tres,
por lo menos: una, quizás contemporánea de la primera, hecha por Antonio de Uguina, que fue
a parar a la Colección de Ternaux-Compans, quien la publicó en 1840 en versión al francés;
otra, hecha probablemente hacia 1853 por Buckingham Smith, que podría ser la que ahora
para en la Biblioteca Bancroft de la UCB, donde se la identifica mediante la signatura “HHB [M-
M 310]” (ver Hammond 1972, II: 39), y otra, por fin, hecha hacia 1860 por un copista no
identificado, que es la que usaron Pacheco, Cárdenas y Tones de Mendoza, para su propia
edición (DII, IV: 530-55).
Aparte de las arriba indicadas, JGI hizo otra copia directa sobre el original de su
propiedad, la cual se conserva en uno de los tomos manuscritos que actualmente paran en la
biblioteca privada del doctor Ignacio Bernal Pimentel. Esta transcripción, a mi juicio, es la que
sirvió de modelo para las ediciones del texto que, sucesivamente, hicieron Gómez de Orozco
(1924: 109-20) y Cantú Treviño (1953: 247-61). Gómez de Orozco publicó una copia de la
rueda calendárica (p. 118); Cantú Treviño, un esquema de este dibujo (p. 260) y una
reproducción de la pintura de Meztitlan (p. 248), en copia que hizo la DGMH en 1857.

El autor
El alcalde mayor de la provincia de Meztitlan, don Gabriel de Chávez, es la única persona
que firma la relación. Tanto la letra del manuscrito, como la de las glosas de la pintura, parecen
ser de su mano. Los rasgos estilísticos del dibujo calendárico (obsérvense las casas que
ilustran el signo. “casa/ quatro”) son comunes con los mismos de la pintura. Hay, entonces,
buenas razones para postular a De Chávez como único autor de todo el conjunto. Sin embargo,
no se debe perder de vista lo que el propio alcalde mayor atestigua: que hizo la relación

...con información muy particular de los indios más viejos que hallé en
la dicha provincia, de los cuales, y de personas antiguas, me informé
de todo lo contenido en esta relación; y me constó por pinturas
antiguas que yo vi, y por lo que yo he visto por vista de ojos, como
persona que he andado y administrado justicia en esta provincia y
jurisdicción...

Don Gabriel de Chávez, nacido en México alrededor del año de 1530, fue hijo del
conquistador Gutierre de Badajoz y de doña Francisca de Orduña. Porras Muñoz (1982: 62),
en un lapsus que corrige después (pp. 194, 266, 382), dice que fue su madre doña Leonor de
Orduña. Doña Leonor, hermana de doña Francisca, casó con Pedro de Solís Barrasa (o. cit.,
pp. 382, 428-9). El apellido adoptado por don Gabriel lo era, también, de su tío paterno,
Hernando de Chávez, y procedía de su abuela paterna, doña Catalina de Chávez.
Gutierre de Badajoz tuvo en encomienda los pueblos de Tlacolula y Tuchpan, “encomienda
muy pobre”, dice Dorantes de Carranza (1970: 193). Y añade (ibid.): “Su hijo mayor es Graviel
de Chávez, [quien] sucedió en los indios, de muy poca renta, y está muy pobre…” Porras
Muñoz (1982: 267) indica que “las encomiendas de su padre eran los pueblos de Nexpa,
Tlacolula y Huehuetlan, de las que don Gabriel figura como encomendero todavía en 1604”.
No he encontrado registros de con quién casó don Gabriel, ni en qué fecha; pero consta
que tuvo por descendencia legítima a Gutierre y a doña Ana de Chávez. Ésta casó con Alonso
Ortiz de Zúñiga, “nieto y sucesor del conquistador del mismo nombre, quien tenía por herencia
una renta de 4,000 pesos anuales del pueblo de Tlanchinolticpac” (Porras Muñoz 1982: 267;
ver Dorantes de Carranza 1970: 436). Alonso Ortiz de Zúñiga, yerno de don Gabriel, es
mencionado en la presente RG (ver nota 8 al texto), y, a principios de 1580, aparece
desempeñando el papel de intérprete en Huexutla (ver RG de Huexutla, México I).
Gabriel de Chávez ocupó varios cargos. Hacia 1562, era corregidor de Atitlac; hacia 1576,
alcalde mayor de Ocuituco y Acapiztla; en 1579, alcalde mayor de la provincia de Meztitlan; en
1581, alcalde ordinario de la dudad de México; en 1582, junto con Gonzalo Gallego, ex-
corregidor de Mexicaltzingo (ver la RG precedente), alcalde de mesta; en 1590, cuadrillero en
la escaramuza que organizó el Cabildo de Guadalupe para festejar la entrada del nuevo virrey;
a principios del siglo XVII, cuando Dorantes de Carranza escribía su Sumaria relación,
presidía la alcaldía mayor de la ciudad de Cholula. Debió fallecer poco después de 1604, a la
avanzada edad de 75 años, aproximadamente.

Contenido de la RG de Meztitlan
Sin discusión, la presente RG es pródiga en datos. “La quenta” que la preside es, a pesar
de sus deficiencias, digna de un estudio particular que no se ha hecho aún. La información que
contiene sobre religión, sacerdocio, costumbres y gobierno prehispánicos, sin ser espectacular,
es la que corresponde a una región fronteriza, donde se cruzaban lo mexicano y las culturas
del Golfo. La provincia de Meztitlan, que reclamaba haber sido siempre un “reino por sí, nunca
sujeto a Montezuma ni a otro señor”, tiene eso, y algo más, en común con los principados
independientes de la provincia prehispánica de Tlaxcala: la falta de sal. Es un punto digno de
observación, que no ha recibido la atención que merece.
Por lo demás, tan rica y tan precisa como es esta relación cuando habla de encomiendas
y encomenderos, todo lo omite, a este respecto, cuando se trata del propio pueblo de
Meztitlan. A fiar uno en el silencio que De Chávez extiende sobre tal punto, debería concluir que
Meztitlan, en 1579, no tenía el rango de encomienda. Sin embargo, véase lo que dice Porras
Muñoz (1982: 369) a este respecto, y obsérvese el papel que desempeñó el yerno de don
Gabriel, Alonso Ortiz de Zúñiga, en la historia de esta encomienda. ¿El yerno, o el abuelo del
yerno? No está claro del todo. En cualquier caso, ¿omitió De Chávez, en forma deliberada,
toda mención de los encomenderos de Meztitlan? Si fue así, ¿por qué? ¿Cuál era el estado de
la cuestión en 1579? Son preguntas que pueden y que merecen ser indagadas. La RG de
Meztitlan tiene interés por la información que trasmite, y, asimismo, por los datos que omite.
Otro tema atractivo es el concerniente a las empresas del religioso agustino fray Nicolás
de San Pablo: progresistas por una parte, cuando se trata de desaguar la laguna;
aparentemente retrógradas, cuando descepa las viñas plantadas por el Creso de Nueva
España, Alonso de Villaseca, o cuando acaba con los morales, “de que se hacía seda, y muy
buena”. ¿Qué idea común, si lo fue, presidió estas iniciativas del agustino flamenco? ¿En qué
sentido pensaba fray Nicolás que las viñas y los morales eran “en mucho daño y vejación de
los indios”, y no así el arduo trabajo de desaguar la laguna? Los datos que proporciona De
Chávez son muy escuetos y, definitivamente, parciales. Representan su propia selección de los
hechos. Enuncia los presuntos razonamientos del fraile; omite hacer mención de aquellos que
motivaban al ricacho De Villaseca. ¿Qué realidad declaran y, simultáneamente, encubren las
palabras de don Gabriel de Chávez? Es obvio que aquí hay un conflicto de ideas y
concepciones, y que el alcalde mayor de Meztitlan, como juez que era, ha emitido su fallo.
Analizar en virtud de cuáles principios o intereses lo hizo, será una de tantas formas que reviste
el quehacer histórico. La Historia no es, nunca lo podrá ser, una recolección o formulación total
de los hechos; es solamente un ejercicio en la sinécdoque.

[A la cabeza del texto impreso de la Instrucción y Memoria, de


diferentes letras:] No 232. N[uev]a Esp[añ]a. Meztitlan, y su
jurisdicción. CÉSPEDES. Meztitlan y sus provincias. Arzob[is]pado
de México. 1

LA C[UEN]TA Q[UE] LOS NATURALES TENÍAN ANTIGUAM[EN]TE


P[AR]A CONTAR SUS AÑOS 2
La orden y c[uen]ta q[ue] antiguamente tenían para contar los años
¶ Un conejo, puesto a la parte del mediodía, y una caña, al oriente, y un pedernal, al norte, y
una casa, al occidente, q[ue], por esta figura, se entenderá bien. Comenzaba su c[uen]ta de la
parte del mediodía, donde está el conejo, y [seguía] luego el oriente, norte y occidente,
andando [a] la redonda hasta trece años, donde [se] para esta c[uen]ta, como n[uest]ro áureo
número en diecinueve; y, en llegando a trece, cuando habían de decir catorce, dicen uno. Y
ansí, comienzan los primeros trece años, de la casa del conejo, y los segundos, de la casa de
la caña, y los terceros, de la casa del pedernal, y los cuartos, del lugar donde está la casa
pintada. Y éstos eran [en total] cinc[uen]ta y dos años, [a los] q[ue] éstos llamaban “una
temporada” o “atamiento de años”, 3 porq[ue], después de cumplidos los cinc[uen]ta y dos
años, volvía [a empezar] la c[uen]ta de nuevo de la casa del conejo.
Y su manera de contar era ésta: conejo uno, caña dos, pedernal tres, casa cuatro, conejo
cinco, caña seis, pedernal siete, casa ocho, conejo nueve, caña diez, pedernal once, casa
doce, conejo trece. Y, luego, comenzaban los segundos trece años de la casa de caña,
diciendo caña uno, pedernal dos, etcétera. Y, desta manera, se cuenta los cuatro trece años, y
es buena c[uen]ta y fácil.
¶ Sus meses son dieciocho en un año, de a veinte días cada uno, y, los días de su año,
trescientos y sesenta y cinco; pero aq[ue]llos cinco días q[ue] sobraban, habiendo dado veinte
a cada mes, los echa[ba]n en el postrer mes del año como vagantes. Y a estos cinco días
llamaban NENNONTEMI, como “cosa q[ue] anda demasiada”. 4 Los nombres de sus meses
son los siguientes:
PANQUETZALITZTLI QUECHULI MICCA ILHUITL
ATEMOLIZTLI HUÇI TOCOZTLI HUEY MICCA ILHUITL
TITITL POPOCHTLI HUECHPANILIZTLI
XOCHITOCA EÇATL QUALIZTLI PACHTLI
XILOMALIZTLI TZINCOHU[A] HUEY PACHTLI
TZAHIO HUEY TECUILHUITL QUECHULI 5
¶ Los veinte días de cada mes también tenían sus nombres, como los días de n[uest]ra
semana, y estos nombres servían a los días de todos los meses, salvo q[ue] no comenzaba
cada mes en el nombre del día q[ue] el otro había comenzado. Y [los suyos] son los nombres
que se siguen:
ACATL OME XOCHITONAL MAZATL
OCELOTZ TETECHI HUCAUH TOCHTLI
CUIXTLI ECATL ATL
TEOTL TONAL CALLI
NAHUI OLLI[N] XILOTL IZCUIN
TECPATL COATL OZOMA
QUIYAHUITL TZONTECOMATL ITLAN 6
¶ De los nombres destos meses y días no usan ya, sino de los n[uest]ros; aunq[ue] en cierta
manera de mercados, que son como ferias de veinte a veinte días que en algunas partes se
hacen, parece que quieren aludir al número de sus dieciocho meses, con la misma c[uen]ta de
aquellos cinco días “demasiados”, en la cual están tan diestros en toda la tierra, q[ue] los
mercaderes que suelen acudir a los veinte días, cuando llega el t[iem]po de los cinco días,
vienen a los veinte y cinco días, sin errarse jamás.

RELACIÓN DE LA PROVINCIA DE MEZTITLAN


¶ En primero día del mes de octubre de mil y quini[ent]os y setenta y nueve a[ñ]os, yo,
GABRIEL DE CHAVEZ, al[ca]ld[e] m[a]yor por su Maj[esta]d desta provi[nci]a y siena de
Meztitlan, en cumplimi[en]to de las Instrucciones y Memorias q[ue], por mandado del
Ex[celentísi]mo señor virrey desta Nueva España, se me enviaron, hice esta relación de toda
esta provi[nci]a de Meztitlan y sierra, y de todos los demás pueblos q[ue] se incluyen en la
jurisdicción desta d[ic]ha alcaldía m[a]yor, la cual [relación] hice con muy particular inquisición
de los más antiguos indios principales desta provi[nci]a, en la forma siguiente:
Al XI cap[ítul]o
Respondiendo al onceno capítulo,porq[ue] desde
el primero hasta el décimo es en c[uan]to a lo
q [ u e ] t o c a a p u e b lo s d e e s p a ñ o le s , y, p o r e s o , n o
se responde a ellos
¶ Este pueblo de Meztitlan fue cabeza de toda esta serranía, y señora de todos los pueblos
que se incluyen, hasta confinar con la provi[nci]a de la Huasteca, y permaneció siempre con
este señorío, hasta q[ue] vinieron los españoles y el Marqués del Valle, DON H[E]R[NAN]DO
CORTÉS, la dividió y repartió en la forma q[ue] hoy está. Las provincias y pueblos q[ue] solía
tener debajo de su dominio y señorío son: la provincia de Molango y la provincia de Malila,
q[ue] están en la real Corona; 7 la provincia de Tlanchinolticpac, q[ue] está encomendad[a] en
dos encomenderos: AL[ONS]O ORTIZ DE ZÚÑIGA, la mitad, y la otra mitad, en DON JUAN
MALDONADO; 8 la provi[nci]a de Ilamatlan y Atlihuetzian, q[ue] están encomendad[a]s en
LEONEL DE CERVANTES; 9 la provi[nci]a de Suchicoatlan, q[ue] está en la real Corona; la
provincia de Tiaguiztenco, q[ue] está encomendad[a] en FRAN[CIS]CO DE TEMIÑO; 10 la
provi[nci]a de Guazalingo, q[ue] está encomendad[a] en DI[EG]O DE AGUILERA, [y] la
provincia de Yagualica, q[ue] está en la real Corona. Todas estas provincias reconocían
vasallaje a esta cabecera de Meztitlan, y acudían con gente de guerra y bastim[en]tos a las
fronteras, donde tenían gente de guarnición contra los mexicanos y las demás partes, como
adelante se contiene.
¶ El corregimi[en]to desta provi[nci]a de Meztitlan es el pueblo de Molango y Mallila, y, en la
jurisdicción deste cargo, se incluyen todas las provincias referidas. Desde el pu[ebl]o de
Molango a la cabecera de Meztitlan hay siete leguas cortas, el camino áspero, por montañas y
sierras. Los sujetos de todas las cabeceras q[ue] está[n] dichas son las siguientes. En los
pueblos hay iglesias, y [están] congregados los naturales por sus solares y calles, en forma de
pueblos bien trazados y ordenados; aunq[ue], los más, están en lugares ásperos.
¶ Meztitlan. En la cabecera deste pueblo hay una iglesia y un monasterio muy suntuoso y de
muy principal edificio. Hay de ordinario cuatro y cinco religiosos de la ORDEN DE S[AN]TO
AGUSTÍN, los cuales administran los sacramentos a los naturales y, por su orden, andan
siempre visitando los pueblos sujetos de la d[ic]ha cabecera, los cuales son los siguientes.
¶ En el pueblo de Tzaqualtipan, sujeto de la cabecera de Meztitlan, hay un monasterio donde
residen cuatro religiosos de la ORDEN DE S[AN] AGUSTÍN.
¶ Corregimi[en]to [de] Molango. El pueblo de Molango es el corregimi[en]to y cabecera de la
justicia de todas las provincias q[ue] se incluyen en esta jurisdicción, y, ansí, es alcaldía mayor.
Este d[ic]ho pu[ebl]o está en el medio de la serranía y montañas; está situado en la ladera de
una sierra grande, [y no] participa de ningún llano. El temple es frío y donde a la continua hay
muchas neblinas, de cuya causa es tierra muy húmeda. La mayor parte de los pueblos sus
sujetos están poblados en tierras calientes, por tener sus habitaciones en las honduras de los
valles y quebradas q[ue] hace esta serranía, donde los naturales gozan de ríos donde tienen
pesquerías, y de muchas frutas, y tienen mucha abundancia de maíz y frijoles y otras semillas,
de que se mantienen. Cogen mucho algodón y, ansí, dan su tributo en mantas. En este pueblo
hay un monasterio muy suntuoso, y es de los más antiguos. Residen [en él] de ordinario cuatro
religiosos de la ORDEN DE S[AN] AGUSTÍN.
¶ Corregimi[en]to [de] Suchicoatlan. El pueblo de Suchicoatlan está [a] una legua del pueblo
de Molango [y] es de la real Corona. Hay en este pu[ebl]o un monasterio, donde residen dos
FRAILES AGUSTINOS. Hay correg[i]dor. El temple y puesto es el propio q[ue] el del pu[ebl]o
de Molango y, ansí, no hay q[ue] tratar del.
¶ Corregimi[en]to [de] Yagualica. El pueblo de Yagualica está [a] siete leguas del pu[ebl]o de
Molango; es de la real Corona. Está situado en una altura de una sierra grande, peña tajada
de todas partes, lugar fuerte. Antiguamente era este lugar fortaleza, y donde los de Meztitlan
tenían gente de guarnición contra los huastecos, [ya] q[ue] este pu[ebl]o era frontera. En este
pu[ebl]o hay un clérigo, q[ue] es beneficiado, y hay correg[i]dor. El temple deste pueblo es
caliente, porq[ue] está apartado de la serranía, y, desde aquí, son los llanos de la Huasteca.
Gozan estos naturales de muchos ríos, y de tierras muy fértiles.
¶ Corregimi[en]to [de] Xelitla. El pueblo de Xelitla está [a] veinte leguas del pueblo de
Molango; es de la real Corona. Está situado en lo último desta provincia, [y] confina con gente
bárbara de chichimecos. Hay en este pueblo un monasterio de FRAILES AGUSTINOS, y un
corregidor. El asiento del pueblo es una sierra muy fragosa; el temple es el propio q[ue] el de
Molango.

A los capítulos XII [y] XIII

Respondiendo al doceno capítulo y al treceno

¶ La distancia q[ue] hay, desde esta cabecera de Meztitlan a la cabecera de la provi[nci]a de


Malila, son cinco leguas; a Molango, siete; a Suchicoatlan, cinco; a Tianguiztenco, cinco; a
Tlanchinolticpac, catorce; a Guazalingo, quince; a Yagualica, diecisiete; [y], a Ilamatlan, diez
leguas. . Todas estas provincias están a la parte del oriente, [y] el camino es por montañas
ásperas y montuosas.
¶ Al pueblo de Atotonilco, hacia el sur, hay siete leguas; a las minas de Pachuca, hacia el sur,
nueve leguas; a las minas de Izmiquilpa, hacia el poniente, diez leguas. Todo este camino es
por tierra doblada, y torcido por el aspereza de la t[ie]rra. A Chapulhuacan [hay] quince
leguas, a la parte del norte.
¶ El nombre de Meztitlan, por q[ué] se llamó. El nombre de Meztitlan: dicen los naturales q[ue]
los primeros moradores desta provi[nci]a, c[uan]do tuvieron guerras con las provincias
circunvecinas, tenían de costumbre dar asaltos en los enemigos las noches q[ue] hacía luna, y
por maravilla daban batalla de día; y, ansí, los llamaban “los meztitlanecas”, que quiere decir
“los de la luna”. Otros dicen q[ue] el nombre de Meztitlan tuvo origen de una luna pintada q[ue]
está en un cerro altísimo y agudo, y, por la parte del norte, está de peña tajada. Y, en la
misma peña, está pintada una luna, y un escudo con cinco pintas a manera de dados, q[ue]
parece cosa imposible q[ue] hombre humano, ni con ningún artificio, pudiese hacer aq[ue]lla
pintura. Y ansí, los habitadores desta provi[nci]a, en su principio, llamaron [a] este lugar
Meztitlan, que quiere decir “junto a la luna”.11
¶ El lenguaje de q[ue] usaban y usan. El lenguaje común desta provi[nci]a, y de todas las
demás de toda esta sierra, es la misma mexicana, aunq[ue] muy avillanada y muy tosca.

Al XIIII°cap[ítul]o

Respondiendo al capítulo catorceno



¶ Los tributos q[ue] daban en su gentilidad. En el tiempo de su entilidad, ya está dicho en el
capítulo onceno q[ue] todas las provincias reconocían a los señores desta cabecera de
Meztitlan el señorío q[ue] sobre los naturales tenían, y los tributos con q[ue] les aculan era sin
tasa y a la voluntad del señor: mantas, y todo género e ropa de la q[ue] ellos usaban; arcos y
flechas, y sementeras q[ue] es hacían de algodón y maíz y ají cosas de caza de aves y
animales, servi[ci]o personal en la casa del señor.
¶ Las adoraciones y ritos antiguos. Las adoraciones, ritos y costumbres que tenían, eran
diversos y con mil géneros de supersticiones. Tenían seis figuras pintadas, las dos de mujeres,
la una de las cuales dicen q[ue] se llamó XOCHITLACHPAN y, la otra, TECPAXOCH, 12 y luego
cuatro figuras de hombres, que dicen llamarse IZCUIN, HUEY, TECPATL, TENTETEMIC [y]
NANACATL TZATZI.13 Y dicen los naturales acerca desto mil disparates, como todos los
demás, en viniendo a tratar de sus dioses y ceremonias antiguas Dicen que éstos no eran
hombres, sino demonios; [y] cuentan [ade]más otra fábula, diciendo q[ue] tenían por dioses [a]
otras dos figuras, llamada la una OME TOCHTLI, que es dios del vino,14 y la otra,
TEZCATLIPUCA, que es el nombre del más principal ídolo que ellos adoraban. Y, con ellos,
tenían pintada una figura de mujer, llamada HUEY TONANTZIN, que quiere decir “n[uest]ra
gran madre”, que decían madre de todos estos dioses o demonios. Y que aquellos cuatro
demonios ya nombrados, dicen que mataron a esta GRAN MADRE, instituyendo en ella el
modo de sacrificar para adelante, sacándole por el pecho el corazón y ofreciéndolo al Sol.
También dicen q[ue] el ídolo TEZCATLIPUCA mató al DIOS DEL VINO, de su consentimi[en]to
y conformidad, diciendo que ansí lo eternizaba y que, si no moría, habían de morir todos los
que bebiesen vino. Pero que la muerte deste OME TOCHTLI fue como sueño de borrachera,
que, después de vuelto en sí, quedó sano y bueno. Y el eternizarlo fue que, de su nombre,
hicieron principio para la c[uen]ta de sus sueños; porq[ue], como adelante se dirá, al primer
año llaman CE TOCHTLI, y, desde aquí, la historia destos y sus pinturas van por años, que, en
todo lo contado hasta este punto, no hay cuenta ni memoria de t[iem]po. Todas estas mentiras
y disparates les hacía entender el Demonio, con que se hacía adorar dellos y sacrificar, y
hacer templos y tener para su culto ministros, que eran dos sacerdotes llamados HUEHUE y
TEOPIXQUE, y éstos asistían siempre y nunca salían del templo que estaba en la cabecera
desta provincia. El uno de los sacerdotes se llamaba CHICUEY XOCHITONAL, y el otro se
llamaba CHICUEY OCELOTL.15 Éstos estaban en guarda de los ídolos y, de noche, cantaban,
respondiéndose el uno al otro, y tocaban unos caracoles que sonaban como bocinas.
¶ Cómo se elegían los sacerdotes. Y, para este oficio, el rey tenía cargo de elegir [a] los
sacerdotes cuando faltaban, los cuales hablan de ser muy hábiles y de más edad, de aquellos
que se habían criado en el templo. [Y], siendo elegidos, los llamaba ante sí y les encargaba la
guarda y reverencia de sus ídolos, avisándoles la guarda de buenas costumbres y ejemplo,
con apercibimi[en]to de ser justiciados el que en algo excediese. Y, aceptado por ellos, el rey
manda[ba] prevenir lo necesario para las solemnes ceremonias que se hacían a los cuatro días
adelante. E[n] l[a] cual, yendo muy acompañado de todos sus vasallos y gente de guerra, y
haciendo ante todas cosas una solemne ofrenda a sus ídolos de papeles cortados e incienso,
vuelto16 el rey al pueblo, les daba a entender cómo su voluntad y la de sus dioses era q[ue]
aq[ué]llos sean ministros y, como a tales, de todo el pueblo sean acatados y obedecidos, y su
doctrina creída y guardada. Y luego el rey, de su propia mano, les cubría [con] una muy rica
manta a manera de capa, y se la añudaba al hombro [de cada uno] diciéndole: —“Tomad esta
vestidura en señal [de] q[ue] sois guardas y ministros de mis dioses”. Y, con esto, se iban a
sus casas, donde, con la nueva creación, todos se regocijaban usando de sus acostumbrados
banquetes y bebidas.
¶ [Ministriles de los sacerdotes.] Servíanse estos sacerdotes de muchachos que, como
muchachos de coro, se criaban con ellos y eran enseñados en todo lo tocante al culto de sus
ídolos y religión, y destos salían los elegidos, por muerte del sacerdote. Estos barrían el
templo, e iban al pueblo por de comer.
¶ [Los sacerdotes: usanzas y modos de adoración.] Traían los sacerdotes el cabello muy
largo, trenzado con hilo de todas colores; andaban calzados a su modo, y tenían en el templo
lumbre de carbón, que nunca faltaba, para lo cual, cada cinco días, ofrecía cada indio cuatro
rajas de leña, de que se hacía. El modo de adoración, o devociones destos, era en el templo,
cada cinco días, y en las fiestas de cada mes, punzarse las orejas con unas navajas agudas y,
de los molledos, ansí mismo. Y untaban ciertos papeles con aquella sangre, y después los
ofrecían a los ídolos; y también untaban la leña q[ue] ofrecían con aq[ue]lla sangre. Este
género de sacrificio era para los hombres adultos y que tenían edad para pecar, y los
sacerdotes recibían la leña, y los papeles ensartábanlos y guardábanlos.
¶ Las doncellas ofrecían, cada una, un vaso de maíz molido hecho masa, y [se] sacaban
sangre de las orejas y, con ella, rociaban la masa y untaban un papel, y todo lo ofrecían ante
la presencia del ídolo. Y la oración que decían era con estas palabras: “—Ofrézcote esta
ofrenda, porq[ue] eres mi dios.”

Los ritos y costumbres q[ue] tenían en sus nacimi[en]tos, crianza y


casami[en]tos, discurso de vida, muerte y sepulturas

¶ Estando la mujer cerca del parto, algunos días antes, se metía en un baño de los que ellos
usan y, consigo, una vieja partera, que la bañaba y, apretándole livianam[en]te las caderas, la
barriga y el cuerpo, decían que aderezaban la criatura para el próximo nacimi[en]to y, a la
madre, para su parto. Y, llegada la hora, recibía la criatura, y cortábale el ombligo y bañábala
en agua fría. Y, en cuatro días, no la sacaban del aposento [en] donde había nacido, los
cuales, pasados, llevaban a la madre y al hijo al baño a lavarlos. Y [lle]vaban a la madre, y a
todos los parientes, a beber una mazamorra hecha de maíz, y gallinas y venados y otras
cosas. Y, desde a tres días, la partera llevaba a la criatura a otro barrio [a] una legua de allí,
acompañada de seis niños si e[ra] varón la criatura q[ue había] naci[d]o, o seis niñas si era
hija. Y éstos llevaban como por insignias los instrumentos viriles o femeniles de q[ue] usan,
como son los de tejer e hilar, si e[ra] hembra, o hacha o MECAPAL, q[ue] es un cordel con
q[ue] atan la carga, y arco y flechas, si e[ra] varón. Y, en un arroyo, bañaban [a] la criatura y
volvíanla17 a casa, dejando allí los instrumentos, por los cuales [i]ban después otros
muchachos o muchachas.
¶ Dende a dos años, haciendo los padres un gran repuesto de comida, lo llevaban,
juntam[en]te con la criatura, a casa del vecino de más c[uen]ta, o a quien más afición tenían, y
allí le pedían su nombre para la criatura. Y, concedido, comían todos y regocijábanse,
quedando la criatura como por ahijado suyo; y ellos [padres y compadres] cobraban un nuevo
parentesco, por virtud del cual se amaban y conversa[ba]n de allí adelante.
¶ Casami[en]tos. Los padres del que movía el casami[en]to al otro aderezaban un gran
presente de comida y ropas, y llevábanlo a la casa del otro. Y, presentándoselo, con una larga
y bien ordenada plática le pedían su hija para su hijo. Y, habiendo de concederse, o la
entregaban luego o señalaban un plazo de algunos días, en q[ue] los padres della, para
entregar a su hija, hacían otra tornaboda de comida y presentes de ropa. Y, habiendo comido
y cenado, los padres tenían aderezado un aposento [en] donde pon[ía]n a los novios. Esto era
la gente baja, a quien no era permitido tener más de una mujer, que los señores y principales
tenían las que querían. Y los unos y los otros deshacían estos matrimonios a su voluntad,
cuando querían, o se enfadaban o enojaban.
¶ Muertes y sepulturas. Si el difunto era señor, o muy principal; en muriendo le metían una
esmeralda en la boca, y amortajábanlo y poníanlo sobre una estera. Y, [a]l día siguiente, juntos
todos los vasallos, hacían un gran llanto y, con dos banderas altas de papel blanco, llevaban el
cuerpo al templo de los ídolos, donde los sacerdotes tenían aderezado uno como cadahalso
de una vara en alto y otro tanto en ancho, y, debajo, mucha leña. Y, puesto el cuerpo y las
banderas allí encima, los sacerdotes le pon[ía]n fuego, y, quemado el cuerpo, en el mismo
lugar enterr[ab]an las cenizas, hecho para ello un gran hoyo. Y después, cuatro días arreo
ofrenda[ba]n la sepultura de sus ordinarias comidas y bebidas, [las] que, después, com[ía]n los
sacerdotes y ministros del templo. La gente plebeya, en sus sementeras o en los montes, se
quemaban.

Al xv cap[ítul]o

Respondiendo al capítulo quince

¶ Cómo se gobernaban. Para todas las cosas q[ue] tocaban al gobierno de la república civil y
criminal, y para el recoger de los tributos, q[ue] era lo q[ue] más había q[ue] hacer, tenía el rey
dos hombres viejos, de los más principales y sabios de su reino, los cuales eran Hartados
TEQUITLATOS, q[ue] es como gobernadores o mayordomos. Y éstos asistían
perpetuam[en]te en la casa real, y a ellos acudían todos los negocios: ellos los averiguaban y
examinaban y, después de haberlos bien entendido, acudían al rey, y dábanle c[uen]ta de todo
y de lo q[ue] ellos en el caso tenían acordado, lo cual el rey, confirmaba, si no era en algunas
cosas muy raras [en] q[ue] le parecía mandar otra cosa. Y, confirmado por el rey, éstos lo
salían a publicar a la puerta del palacio, [tanto] como a pronunciar la sentencia y mandarla
poner en ejecución, que, con esto, sin réplica era acabado cualquier neg[oci]o, liviano o grave.
De manera q[ue], en estos of[ici]os destos dos TEQUITLATOS, se encerraba el gobierno y
determinación de todas las cosas. Para los negocios criminales tenían cárcel y carcelero, y
esposas de madera, y un cepo y armazón a manera de taja, en la cual, metido el preso,
dormía el carcelero encima, y otras guardas, si había más cantidad de presos. Y este género
de prisión era tan solam[en]te para los presos en guerra y [para] personas q[ue] habían de ser
sacrificados, porq[ue], para los delincuentes, casi nunca era necesario, porq[ue] las causas se
averiguaban y concluían brevísima y sumariam[en]te en esta manera:
¶ El modo de su just[ici]a. Si la causa era de adulterio, daba noticia el agraviado a los dos
TEQUITLATOS, los cuales, sin prender [a] los delincuentes, se hacia la averiguación con todo
el secreto posible y, hecha, se enviaban ciertos hombres de guerra [a los] q[ue] llamaban
TIACANES,18 los cuales, para el efecto, servían de alguaciles y verdugos, y, en cualquier parte
que hallasen [a] los delincuentes, en presencia del agraviado eran muertos. [Y], si el adúltero
era capitán u hombre muy principal, no moría desta suerte, sino, en la primera guerra que se
ofrecía, echábanlo delante en lo más peligroso, y moría a manos de los enemigos.
¶ Por homicidio, moría el matador y era sacrificado, y, hecho cuartos, se repartía por los que
lo habían preso y, guisado, lo comían. Y la cabeza se daba al q[ue] había descubierto el delito,
la cual guardaba como por trofeo para sus bailes y regocijos. Y el corazón, después de
ofrecido a sus dioses, se enterraba. [Y], si el delito era de hurto, el delincuente era hecho
esclavo del rey, y, si tenía bienes, dellos se satisfacía [a] la parte [agraviada], y, si no, el rey lo
satisfacía.
¶ Al testigo falso, o delator que levantaba testimonio, daban la misma pena q[ue] al reo se
había de dar, siendo convencido. Otros neg[oci]os, fuera destos, no se tenían por criminales.
Y ansí se averiguaban, los q[ue] eran entre partes, fácilm[en]te por estos dos TEQUITLATOS.
¶ Con quién traían guerra. Esta provi[nci]a de Meztitlan, con todas las demás q[ue] estaban
debajo de su dominio, traían guerra con los de Atotonilco, por la banda del sur, y con los de
Izquimilpa[n] y Otucpa[n], por la banda del poniente, y con los de Chapulhuacan, por la banda
del norte, y con los de Guayacocotla y Tzicoac, por la banda de oriente. Y, en el discurso de
todas estas guerras, nunca fueron vencidos, y, ansí, los tenían por gente de mucho valor y
esfuerzo. Y siempre fue reino por sí, nunca sujeto a MONTEZUNMA ni a otro señor,19 hasta
q[ue] llegaron los españoles, a los cuales se rindieron sin hacer ninguna resistencia. Y esto
tienen estos naturales por muy gran calidad.
¶ Cómo peleaban, y el hábito y traje q[ue] traían. Viniendo, pues, a la batalla, cada capitán
ponía su gente en un escuadrón cerrado y, según la disposición del lugar, ansí ponían la frente
del escuadrón. Y luego, el rey, puesto en lo más alto, hacía a todos su parlamento,
esforzándolos y alabándolos de valientes y prometiéndoles honrosos premios. Y, tocando los
caracoles y otros instrumentos, arremetían los unos a los otros, hasta llegar a los brazos. Por
la mayor p[ar]te, peleaban todo el día entero y, si no se vencía, la batalla se proseguía el día
siguiente. Los prisioneros q[ue] de la una parte y de la otra se tomaban, sin remedio eran
condenados al sacrificio. Las armas de q[ue] usaban eran arcos y flechas, de gran fuerza y
certísima puntería; varas tostadas de braza y media de largo con puntas de pedernal:
tirábanse con unos amientos o tiraderas [que] llevaban más fuerza q[ue] una jara de una
ballesta, [y] espadas de palo con filos de navajas. Las armas defensivas eran rodelas hechas
de [esas] cañas macizas que llaman OTLATL, hendidas y menudas de medio dedo de ancho,
atadas unas con otras muy fuertem[en]te, [formando] un lienzo cañizo de largo a largo, y otro
atravesado, y, por ser esta madera tan dura como hueso y llevar fortísima contextura, es
bastante a reparar el tiro de una saeta de ballesta castellana. Con estas rodelas, se
escudaban y defendían de las piedras q[ue] con hondas se tiraban, q[ue] es una de las más
dañosas armas ofensivas q[ue] usaban. su destreza en todo género de armas arrojadizas era
muy grande, y el valor y esfuerzo como de hombres desesperados, porq[ue], sin temor de
peligro alguno, se ofrecían a la muerte por tomar [a] un prisionero; [ya] q[ue], el q[ue] no lo
había aprehendido, aunq[ue] fuese señor p hijo de gran señor, no gozaba de honra pú[bli]ca,
respeto ni otro privilegio, ni podía tener vasallos q[ue] le administrasen ni sirviesen en cosa
alguna. Y tantos grados más de honra y estimación tenían, cuantos más prisioneros había[n]
tomado en la guerra.
¶ Los trajes y vestidos q[ue] traían. Los trajes y vestido antiguo suyo era[n] dos o tres mantas
de vara y media en cuadra añudadas por arriba, dejando el ñudo, unos, por delante en el
pecho, otros, a las espaldas. Y eran las mantas de los señores, y de los hombres principales y
de guerra, de pluma, y [de] pelos de liebres y [de] conejos, muy galanas y delicadas,
matizadas con diversas colores. La gente baja se vestía de algodón, [y], los unos y los otros,
cubrían sus vergüenzas con una venda a manera de almaizar, larga, que les daba algunas
vueltas por los lomos y entrepiernas, quedando los cabos anchos colgados por delante hasta
la rodilla Y, en esto, no había diferencia más de en la curiosidad, riqueza y labores q[ue]
usaban la gente más principal. Y ésta era toda c[uan]ta ropa usaban. Los unos y los otros
traían el cabello largo, como el de las mujeres, [y] trenzábanlo y componíanlo para la guerra
variamente. No usaban suerte alguna de calzado, aunq[ue], en esta cabecera de Meztitlan,
usaban unas como cotaras. Ahora visten camisas y jubones, como nosotros, [y] calzan
zaragüelles y, los más, traen sombreros, calzan zapatos y botas, y, algunos, visten sayos y,
todos los más, andan a caballo, aunq[ue] sin silla y freno. Lo q[ue] antiguam[en]te estimaban
eran ropas, armas y comida, que no tenían otra riqueza. Y, algunos, joyuelas de oro y piedras,
q[ue] era muy poco; porq[ue], como tenían guerra con los de Méx[i]co, no participaban de la
riqueza mexicana.
¶ Mantenimi[en]tos y bebidas. Manteníanse, antiguam[en]te, de caza de aves y animales, de
q[ue] esta tierra abunda mucho, especialm[en]te la sierra, y de maíz, que se coge tres y cuatro
veces en el año, y de chile, de que hay varias especies dello; alcanzan pescado en cantidad.
Las bebidas son vino de cañas de azúcar, y otras diversidades de vinos hechos de otras
frutas, y el q[ue] se hace compuesto con la raíz llamada OCPATLI, que todos ellos embriagan.
Comen, ahora, gallinas caseras, frijoles, y otras muchas diversidades de semillas y frutas.
Siempre han vivido, y viven, sanos todos los desta provi[nci]a y serranía, y, aunq[ue] ha habido
pestilencias, ha sido Dios servido de q[ue], en estas partes, no haya alcanzado sino muy
livianam[en]te.

Capítulos XVI, XVII [y] XVIII

Respondiendo a los capítulos dieciséis, diecisiete y dieciocho

¶ El asiento de Meztitlan. El asiento y puesto deste pu[ebl]o de Meztitlan es al mediodía, en


unas laderas de unos cerros ásperos y pedregosos. La iglesia y monasterio [están] puesto[s]
en lo más alto. Los cerros [son] sin ningún género de árboles, tierra seca y no aparejada para
sembrar en ellos ningún género de semilla. Para venir a este pu[ebl]o de Meztitlan, se pasa
por un valle entre dos quebradas, q[ue] tiene de largo tres leguas, y más, y, de ancho, por
partes, una legua, y, por partes, más y menos. Va, por medio un río muy caudal. La causa de
no haber poblado los naturales en este valle, sino retirádose a las laderas de los cerros, es por
las avenidas y crecimi[en]tos del río, q[ue], en t[iem]po antiguo, estaba todo este valle hecho
una laguna, y, para venir a este pu[ebl]o de Meztitlan, venían en canoas. El puesto deste
pu[ebl]o, y [el de] los pueblos sujetos q[ue] están poblados en la vecindad deste valle, es el
temple cálido y seco; gózase de mucha serenidad. Viven los naturales, y han vivido, con mucha
sanidad y libres de enfermedades. Los demás pueblos sujetos a esta cabecera están
poblados en las montañas y serranía, q[ue] cae a la parte del norte. Los pueblos q[ue] caen en
las alturas de la sierra gozan de temple muy frío; los q[ue] caen en las honduras de los valles y
quebradas gozan del temple cálido, y, en estas partes, hay más fertilidad y abundancia de los
mantenimi[en]tos y frutales de la t[ie]rra. Todas las provincias q[ue] tengo referido q[ue] eran
sujetos a ésta de Meztitlan caen a la parte de oriente, inclinándose al norte. Toda es t[ie]rra
muy montuosa y asperísima, muy húmeda, y donde por maravilla se ve el cielo sereno, sino
siempre con nieblas y neblinas q[ue] caen. Se cría el maíz y ají, y otras semillas. Y, ansí, el
año q[ue] es de muchas neblinas, ése tienen por año fértil. Toda la mayor parte desta sierra
goza de dos cosechas: la una se cría con las aguas y, cogido el fruto deste temporal,
siembran luego otras sementeras, las cuales se crían con las neblinas [que hay] desde
diciembre hasta abril.

A los capítulos XIX, XX [y] XXI

Respondiendo a los capítulos diecinueve, veinte, y veinte y uno

¶ El río, y curso q[ue] lleva. El río q[ue] tengo dicho q[ue] pasa por este valle de Meztitlan es
río caudal. Su nacimi[en]to es el pueblo de Tulantzingo, q[ue] está desta cabecera [a] catorce
leguas, y, para tener tan cerca su nacimi[en]to, es mucha el agua q[ue] trae. Está [a] un cuarto
de legua y, en parte en la misma ribera, la poblazón deste pu[ebl]o de Meztitlan. Los naturales
se aprovechan, en algunas partes, del riego deste río, y cogen cantidad de semillas de ají,
frijoles y chian. De dos o tres años a esta parte, han sembrado trigo, el cual se da
escogidísimam[en]te, [ya] q[ue], de una fanega de sembradura, han cogido cinc[uen]ta fanegas
y más.
¶ Las t[ie]rras y riegos q[ue] tiene. Puédese regar todo el valle, porq[ue] el río es muy
aparejado para sangrarle y sacar muchas acequias de agua. El temple [no] es muy extremado,
porq[ue] en este valle nunca se ha visto helar, y, [además], llueve muy poco, q[ue] es lo q[ue]
importa para los trigos que se siembran de riego. Este río, yendo por su curso por este valle, a
tres leguas desta cabecera, va a dar a un cerro alto de peñas tajadas, en el cual repara su
corriente y curso, y, desta causa, se hace una laguna, y, conforme a las muchas o pocas
aguas, ansí crece o mengua. En este año de setenta y nueve, por haber sido las aguas
muchas, ha crecido la laguna cuatro leguas, y tiene tanta hondura, q[ue], en la mayor parte
della, podrían navegar navíos gruesos. Por la parte del cerro de peña tajada [a] donde va a
dar el río, se sume [éste] por entre las peñas y va a salir [a] media legua de allí, pero el lugar
por donde se sume no tiene más capacidad, ni se puede sumir más agua de la q[ue] puede
traer la madre del río. Y desta parte, como tengo dicho, c[uan]do viene más agua de la
ordinaria, se repara y se hace la laguna q[ue] digo. En esta laguna no se cría otro género de
pescado, sino mojarras. Un fraile q[ue] se nombraba FR[AY] NICOLÁS DE S[AN] PABLO,20
flamenco, intentó desaguar esta laguna y, para el efecto, comenzó a abrir un pedazo de un
cerro a tajo abierto, y, porq[ue] los

PINTURA DE MEZTITLAN

GLOSAS DE LA PINTURA:

NORTE
Xelitla
Fuerte de Xalpa
Chicontepec
Guaxulla
Ilamaltlan
La ermita
Chapulhuacan
Tlanchinolticpac
Yagualíca
Hueyacocotlan
Molango
Suchicoatlan
Tzaqualtipan
Malila
MEZTITLAN

encomenderos delta provi[nci]a reclamaron, cesó la obra por m[anda]do de la real Audi[enci]a;
[pero] sería cosa importante el desaguar la laguna, y no sería dificultoso el hacerlo.

A los capítulos XXII, XXIII, XXIIII° [y] XXV

Respondiendo a los capítulos veinte y dos, veinte y tres, veinte y cuatro, y veinte
y cinco
¶ Los árboles silvestres q[ue] comúnm[en]te se crían en las montañas desta provi[nci]a son
pinos, robles, encinos, cedros, madroños, de los cuales no tienen ningún aprovechami[en]to, si
no es para el uso de los naturales, para quemar y para sus casas. En las tierras calientes no
se crían estos géneros de árboles, sino otros árboles cuya madera es floja, desaprovechada
para ningún género de aprovechami[en]to. También se crían otros árboles, cuya madera es
muy estimada: el árbol se llama TLACUILOL QUAHUITL; es madera de color diverso, q[ue] tira
a morado y a leonado, con unas vetas y labores y aguas muy para ver: es madera muy dura,
aunq[ue] fácil de labrar.
¶ Los árboles de cultura. Los árboles de cultura y frutales q[ue] hay en toda esta provincia son
muchos, todo lo q[ue] alcanza la t[ie]rra fría. Se crían, en ella, muy bien cualquier género de
frutales de España, como son duraznos, membrillos, albaricoq[ue]s, manzanos, nogales,
guindos [y] ciruelos. En las t[ie]rras calientes se crían, abundantísimam[en]te, naranjos, limas,
limones, cidros, toronjas [e] higueras; asimismo, se cría en mucha abundancia cañas de
azúcar. Las frutas de la t[ie]rra son en muy gran cantidad y muy diversas.
¶ Los granos y semillas de q[ue] se sustentan. Los granos y semillas de q[ue] se sustentan y
han sustentado los naturales es maíz, frijoles, chian [y] pepitas de calabazas, de q[ue] tienen
muchos géneros y en mucha abundancia.
¶ En la sierra no se da trigo, por causa de las neblinas continuas y demasiada humedad; [pero]
en este valle de Meztitlan, en todo él, se puede dar muy abundantemente. Viñas ha habido, y
se han dado muy bien uvas, [pero] los naturales no acuden ni gustan deste género [de fruta];
aunq[ue] se podrían hacer muchas viñas, q[ue] hay lugar muy aparejado para ello. AL[ONS]O
DE VILLASECA comenzó,21 ahora [hará] veinte años, poco más o menos, a plantar una viña, y
un fraile llamado FR[AY] NICOLÁS DE S[AN] PABLO la hizo descepar, diciendo q[ue] era en
mucho daño y vejación de los naturales. Este mismo fraile hizo también cortar muy gran
cantidad de morales, de q[ue] se hacía seda, y muy buena, en este valle, por la misma razón
dicha, y, hoy día, hay reliquias en este valle de los morales cortados. En esta tierra no se da
grana, aunq[ue] hay mucha cantidad de tunales silvestres. Olivos también se dan, aunq[ue]
solam[en]te en la huerta del monasterio deste pu[ebl]o los he visto, grandísimos, y no dan
esquilmo de aceitunas. Entiéndese q[ue] es por el demasiado vicio de la t[ie]rra.

A los capítulos XXVI [y] XXVII

Respondiendo a los capítulos veinte y seis, y veinte y siete



¶ La general cura con q[ue] estos naturales se curan es con la zarzaparrilla, de q[ue] en toda
esta sierra hay abundancia, porq[ue] la mayor parte de las enfermedades q[ue] tienen son
bubas, y, con el agua de la zarzaparrilla y sudores q[ue] toman, se curan desta enfermedad.
¶ Los animales bravos q[ue] hay en esta sierra, y en las provincias della, son muchos y de
muchos géneros. Hay venados, conejos, tigres, leones, lobos, raposos [y] puercos. De los
animales domésticos, no se crían bien, porq[ue] toda esta tierra son montañas y tierra muy
cerrada. Y, desta parte, no hay estancias de ganados, q[ue], en los monasterios de los
religiosos q[ue] hay en estas provincias, los carneros q[ue] traen de otras partes p[ar]a su
alimento se crían mal, y se les mueren de comer yerbas ponzoñosas.

A los capítulos XXVIII, XXX [y] XXXI

Respondiendo a los capítulos veinte y ocho, treinta, y treinta y uno



¶ En ning[un]a de las provincias de toda esta tierra no se ha hallado minas de oro ni de plata,
aunque] se ha procurado, por la buena disposición q[ue] la t[ie]rra muestra de haberlas;
solam[en]te hay minas de alumbre y alcaparrosa, las cuales benefician los herederos de JUAN
BAEZA, comendador de Cr[ist]o,22 por particular m[e]r[ce]d q[ue] su Maj[esta]d DON CARLOS
le hizo, para q[ue] ning[un]a pers[on]a, sino él, beneficiase el d[ic]ho alumbre por espacio de
sesenta a[ñ]os.23
¶ En c[uan]to a las salinas. En ninguna parte de todas las provincias referidas, se ha hallado
salina ning[un]a, y, ansí, en el t[iem]po q[ue] éstos traían guerras con los comarcanos, usaban
cualquier tierra o arena que tuviese algún sabor salobre, y, ahora, por la general contratación
la alcanzan, traída de Pánuco, del Puerto de Tampico, donde hay muy principales salinas. Y
esta sal es la principal contratación q[ue] hay en esta sierra, y ésta sirve de moneda menuda
para todas las cosas q[ue] se compran entre los naturales.
¶ Las casas y moradas en q[ue] viven. En las casas hay poca diferencia. Del tiempo antiguo, al
presente, las moradas han sido y son de una misma manera: altas del suelo algunas gradas, la
cobertura es de paja, en especial en la sierra, por las continuas neblinas q[ue] hay y ser la
t[ie]rra tan húmeda. Las moradas de la gente baja son viles y pequeñas; las de los señores
tienen patio y, a la redonda, muchos aposentos: como recibimi[en]tos, dos salas muy grandes,
y todo el demás servi[ci]o de la casa, dormitorios, despensas, cocinas, son retretes con
entradas y salidas por callejas angostas y secretas casi a manera de laberinto, y, por la mayor
parte, no van continuados ni seguidos los aposentos.

A los capítulos XXXIII, XXXIIII° [y] XXVI

Respondiendo a los capítulos treinta y tres, treinta y cuatro, y treinta y


seis

¶ Los tratos, y contrataciones y granjerías de q[ue] viven los naturales y españoles, por la
mayor parte, es la sal. Entre los propios indios, generalm[en]te, ha sido trueque de unas cosas
por otras, y casi corría[n], por moneda, unas mantillas pequeñas de cinco o seis palmos de
largo y [de] tres piernas, y esta contratación se hacía en los mercados para lo necesario y
sustento ordinario. Y, fuera desto, ni se compraba ni se vendía casas ni t[ie]rras, ni se hacía
contrato de otra presea alguna. Carecían, y aún hoy día no usan, del cacao que, en esta
Nueva Esp[añ]a, corre por moneda, y por comida y bebida. El género en q[ue] pagan su
tributo los naturales desta provi[nci]a de Meztitlan, y todas las demás provincias desta sierra,
es en mantas de cinco varas de largo y tres cuartas de ancho. Difieren estas mantas q[ue] se
hacen en esta sierra a otras q[ue] se hacen en otras provi[nci]as, como es de [la] de
Campeche y otras partes, en la urdiembre, q[ue] es torcido el hilo, y tejido al modo de[l]
cordellate de Esp[añ]a.
¶ La diócesis en q[ue] cae Meztitlan, y toda la sierra. Esta provi[nci]a de Meztitlan, con todas
las demás provincias de la sierra q[ue] tengo ya referidas, son de la diócesis del arzobispado
de Méx[i]co. Hay, desde este pu[ebl]o de Meztitlan a la ciudad de Méx[i]co, veinte y cinco
leguas, por camino derecho; no son largas las leguas, y el camino es por t[ie]rra llana la mayor
parte.
¶ Los monasterios q[ue] hay en toda la provi[nci]a. Los monasterios q[ue] hay en estas
provincias de la jurisdicción desta alcaldía mayor de Meztitlan, son los siguientes: en la
cabecera de Meztitlan, uno; en el pu[ebl]o de Tzaqualtipan, sujeto a esta cabecera de
Meztitlan, otro, y, en entrambos, residen ocho FRAILES AGUSTINOS. En el pu[ebl]o de
Molango [hay] otro monasterio, donde residen cuatro frailes; en Suchicoatlan, otro, [y] residen
dos frailes; en Tlanchinoltictac, un monasterio, [en que] residen cuatro frailes; en Guaxutla,
otro, [en que] residen tres frailes; en Xelitla, otro, [en que] residen dos frailes; en
Chapulhuacan, otro, [en que] residen dos frailes; en Tzizicaztla, otro, [en que] residen dos
frailes. Por manera q[ue], por todos, son nueve monasterios, todos de frailes de la ORDEN DE
S[AN]TO AGUSTÍN.
¶ La cual d[ic]ha relación yo, el d[ic]ho GABRIEL DE CHÁVEZ, hice con información muy
particular de los indios más viejos q[ue] hallé en la d[ic]ha provi[nci]a, de los cuales, y de
personas antiguas, me informé de todo lo contenido en esta relación; y me constó por
PINTURAS ANTIGUAS q[ue] yo vi, y por lo q[ue] yo he visto por vista de ojos, como pers[on]a
q[ue] he andado y administrado just[ici]a en esta provi[nci]a y jurisdicción de Meztitlan. Y, ansí,
lo firmo de mi nombre. GABRIEL DE CHÁVEZ (rúbrica).
[Sigue una plana en blanco y, a continuación, sobre el folio recto siguiente, de diferentes letras,
se lee:] Descr[ipcio]nes y Pobl[acion]es, 8. Molango y Meztitlan, y los corregimi[ent]os de
Suchiquautla, Xelitla [y] Yagualica.
¶ Relación de Meztitlan y de todas sus provincias, en que se incluyen el pue[ebl]o de Molango,
y el corregimi[en]to de Suchicoallan, y el de Yagualica y el de Xelitla.
1 Aparece, a continuación, el texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria

2 Constituye éste un manuscrito (2 fojas) suplementario, cuya información calendórica es independiente de la relación
propiamente dicha.
3
En náhuatl, xiuhmolpilli.
4 La voz mexicana debe leerse, más bien, nemontemi.

5 Esta lista fue omitida por Caso (1967, cuadro x), pero las que él reprodujo pueden servir de referencia para cotejar la presente.
Obsérvese que el nombre Quechuli está repetido.
6
Caso (1967, cuadro IX) ha publicado esta lista, extraída de la edición de Gómez de Orozco (1924).
7 Referencias a Molango pueden hallarse en el Código mendocino, láminas 12, 15 y 56 (1964, I: 28-9, 34-5, 116-17); pero su glifo
está intercambiado, al parecer, con el de Chietlan (ibid., lám. 44, pp. 92-3). Podría traducirse “en la ribera del manantial”; Mallila
significa “donde abundan los cautivos de guerra”.
8 El manuscrito lee “tlanchinolticpac”, pero el Códice mendocino, lámina 14 (1964, I: 33), “tlachinolticpac”. Significa “sobre los
campos quemados”. Alonso Ortiz de Zúñiga, nieto y heredero del conquistador del mismo nombre (Dorantes de Carranza 1970:
159, 436), estaba casado con doña Ana de Chávez, hija del alcalde mayor de Meztitlan (Porras Muñoz 1982: 267; ver, también,
pp. 361, 369). Sobre el otro encomendero, cuyo nombre completo eran Juan Maldonado de Montejo, ver Dorantes de Carranza
(1970: 184, 282) y Porras Muñoz (1982: 347-49, 363). Era nieto del conquistador de Yucatán, Francisco de Montejo.
9 Nacido en México, Leonel de Cervantes hijo mayor y heredero de Juan de Cervantes Camus y de doña Luisa de Lara y
Andrada, y nieto del llamado comendador Leonel de Cervantes (Porras Muñoz 1982: 255-57). Casó con doña María de Carvajal,
y tuvo en encomienda los pueblos de Ilamatlan, Atlihuetzian y Tamasunchal. Se dice de él que era “rico: pretende y ha sido
proveído” (Dorantes de Carranza 1970: 213, 437).
10
No he encontrado datos ni mención de este Francisco de Termiño. Es posible que haya sido hijo de Alvaro de Temiño,
maestrescuela, cuyos servicios se elogian en carta de 15 de marzo de 1552 dirigida al emperador (CCDJBM 1955, II: 245, doc.
1.388, 34). Diego de Aguilera, cuyo nombre se menciona a continuación, era hijo del ganadero Gabriel de Aguilera, dos veces
alcalde ordinario de la ciudad de México, quien adquirió por compraventa, celebrada con Juan Rodríguez, la encomienda de
Guazalingo. Esta rentaba 1,500 pesos al año (ver Porras Muñoz 1982: 179-80).
11 Por consecuencia, la lección del topónimo debería ser Metzitlan, Metztli significa “luna, o pierna de hombre o de animal, o
mes” (Molina 1944: ME, 55v).
12 Xochitlachpan, así leido, significa “sobre el campo de pelota florido”; pero podría ser una mala lección de Xochitlalpan, “sobre
la tierra florida”, nombre que recibían su tierras de los cuextecas y, asimismo, el Tlalocan mítico (ver Sahagún 1956, III: 03, 84; IV:
370). Tecpaxoch parece significar “flor de pedernales”.
13 Traducción tentativa de los cuatro nombres que aquí se proponen podría ser: Izcuin, “perro”; Huey Tecpatl, “pedernal grande”;
Tentetemic, “el que hace rebosar hasta el borde”, “el rebosador”, y Nanacatl Tzatzi, “el pregonero del hongo”. Es naturalmente
posible que, de alguna manera, estén relacionados con el “cuatro celeste”.
14 Ome Tochtli, “2-conejo”, nombre calendárico del dios del Pulque.

15 Huehue, “viejo o anciano”; teopixqui, “sacerdote, guardián del dios”; Chicuey Xochitonal, “el del día 8-flor”; Chicuey Ocelotl, “8-
jaguar”.
16 El manuscrito, fol. 7r, lee: “y vuelto”.

17 El manuscrito, fol. 7v, lee: “y buelvenla”.

18 Mala lección de tiacauan, “valientes hombres, animosos y esforzados soldados” (Molina, 1944: ME, 112v).

19 Así parece confirmarlo el hecho de que el Códice mendocino (1964, I) no registre conquista de Meztitlan.

20 Más adelante, se hará mención de otros hechos de este fraile agustino, quien, a juzgar por el contexto histórico, residió en el
pueblo de Meztitlan hacia 1560 y tantos.
21 Sobre Alonso de Villaseca, “quien ha sido considerado siempre como el hombre más rico de la Nueva España en el siglo XVI”,
ver Porras Muñoz (1982: 307-8). Él fue quien trajo a México al notable humanista Francisco Cervantes de Salazar, primo suyo.
en 1551.
22
Juan Baeza de Herrera, comendador de la orden de Cristo, “poblador muy antiguo..., fue el primero que hizo la invención de
los ingenios de agua para la molienda de los metales de la plata...” Casó con doña Inés de Vargas, de la que tuvo nueve hijos
legítimos, “los siete varones y dos hembras” (Dorantes de Carranza 1970: 298-99). Su hijo mayor, Jerónimo Ruiz de Baeza,
“succedió en la encomienda de Tepexpa y Temazcalapa (ibid.) y poseía una hacienda en Tzicaputzalco, donde beneficiaba la
mina de plata llamada “Los Azulaques” (ver RG de Ichcateupan, México I, nota 35) .
23
Esta concesión debió hacerse antes de 1555.
RELACIÓN DE OCOPETLAYUCAN
INTRODUCCIÓN
La RG de Ocopetlayuca, simple, no precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y
Memoria, consta de seis folios no numerados que, en once planas y media, contienen la
relación, fechada a 6 de octubre de 1580. El manuscrito, que al parecer nunca se acompañó
de pintura alguna, se conserva en el AGI de Sevilla, bajo la signatura IG, 1529, número 384. El
texto ha sido editado por FPT (1905, VI: 251-62).
Para fines meramente clasificatorios, Juan de la Vega, corregidor del pueblo, se ha
considerado autor del informe (Cine 1972a: 343-44); pero, en realidad, atendiendo a lo que se
dice en el último párrafo de la relación, De la Vega se limitó a estar presente, tanto a la
encuesta como a la redacción del escrito. La responsabilidad del contenido del documento es
de los informantes y, la del texto final, la comparten el nahuatlato Francisco Hernández y el
escribano Alonso Vázquez.
Los conductores de la encuesta en Ocopetlayucan, caso que fue bastante común, no
entendieron o no atendieron a las guías contenidas en la Instrucción. A sabiendas de que “en
este pueblo no viv[ía]n españoles” (cap. 31), iniciaron el cuestionario en el capítulo 1, en vez de
hacerlo, como habría correspondido, en el 11. Sea éste un índice, o no, de la capacidad
mental de los encuestadores, o de su atención y cuidado, siempre será un dato que merece
tenerse en cuenta.
Desde un punto de vista práctico, la RG de Ocopetlayucan es rica y aprovechable por su
vario contenido; pero es inevitable observar que sus datos son válidos, estrictamente, para
diagnosticar las condiciones sociales de una guarnición fronteriza. Bien visto, Ocopetlayucan no
era una comunidad normal prehispánica. Por lo demás, si uno es consciente de que la
información local se ha transmitido al través del nahuatlato y del escribano, llegado el caso de
usarla, lo primero que deberá establecer es la competencia de estos señores en sus oficios
respectivos. Y, si vale anticipar una apreciación, ni el nahuatlato garantiza amplios
conocimientos del náhuatl, ni el escribano, grandes en español.
Entre los datos que parecen tener relieve mayor, están los concernientes a la dieta y
vestuario, y, de manera más limitada, ciertos aspectos del antiguo ritual, la producción agrícola
y las vías, acuáticas y terrestres, de comunicación con la ciudad de México y aledaños.
Habiendo sido Ocopetlayucan una guarnición fronteriza, no se puede esperar que tuviera
grandes centros artesanales o una producción especialmente activa de bienes de manufactura;
aunque, eso sí, cabe conjeturar que su mercado atrajo muchos productos del exterior. En
cualquier caso, Ocopetlayucan, en 1580, hacía unos sesenta años que había dejado de ser
una guarnición militar azteca para transformarse en una comunidad semiurbana, con una
economía más bien agrícola. En este sentido de cambio, es posible que el suyo admita ser
estudiado como un caso diagnóstico.

[En cabeza de la plana, de varias letras, se lee:] N° 145,


Ocopetlayuca[n]. CÉSPEDES. Arzob[is]pado de México, N[uev]a
Esp[añ]a.

¶ En el pueblo de Santa María Asunción Ocopetlayucan, 1 desta Nueva España, a seis días
del mes de octubre de mil y qui[nient]os y ochenta a[ñ]os, el il[ustr]e señor JUAN DE LA VEGA,
corregidor por su Maj[es]t[tad] en el d[ic]ho pu[ebl]o, en presencia de mí, el escri b[an]o, y
testigos de yuso escritos, para hacer la averiguación y declaración deste d[ic]ho pu[ebl]o y sus
sujetos, contenida en la Instrucción y Memoria que a él fue cometida por el muy ex[celent]e
señor DON M[ART]ÍN ENRÍQUEZ, visorrey y gobernador que fue desta Nueva España, hizo
parecer ante sí a DON GREG[ORI]O DE TEJADA, gobernador que es de presente del d[ic]ho
pu[ebl]o, hijo legítimo de DON MATEO DE TEJADA y de DOÑA JUANA, su madre, la cual
gobernación le pertenece de padres y abuelos, y a DON JUAN DE GAONA, al[ca]lde, y [a]
ALONSO DE HERRERA y ANTONIO DE SANDOVAL y MIGUEL DE SAN JU[AN], gobernador,
al[ca]lde y principales del d[ic]ho pu[ebl]o y su provi[nci]a; y, por lengua y mediante
FRAN[CIS]CO HERNÁNDEZ, intérprete de la lengua mexicana en castellana, para este efecto
nombrado y juramentado en forma de d[e]r[ech]o, les fueron hechas al d[ic]ho gobernador y
principales las preg[un]tas de la d[ic]ha Instrucción, en la forma siguiente:
1 ¶ Preguntado [que] digan y declaren cómo se llama este d[ic]ho pu[ebl]o y su comarca en
lengua española, y qué nombre tenía antiguamente en lengua de indios y por qué se llama así,
dijeron, por la d[ic]ha lengua, que se llama este d[ic]ho pu[ebl]o, en lengua castellana, Santa
María Asunción y, en lengua mexicana, Ocopetlayucan; y que le puso el nombre de Santa
María de la Asunción un fraile de la ORDEN DE SEÑOR S[AN] FRAN[CIS]CO, que se
llama[ba] FRAY DIEGO DE OLARTE, 2. al t[iem]po que fundó la iglesia y convento della; y que
la razón por que se llama Ocopetlayucan en lengua de indios es porque hay una yerba en
forma de helecho, que se llama OCOPETLA[T]L, 3 y que, por esta causa, antiguamente los
naturales deste d[ic]ho pu[ebl]o le llamaron Ocopetlayucan, por la mucha yerba que, de la
arriba c[onteni]da, había. 4
2 ¶ Preg[unta]do [que] digan y declaren quién fue el primer conquistador y descubridor deste
d[ic]ho pueblo y su comarca, dijeron que ninguna persona los vino a descubrir ni conquistar a
este d[ic]ho pueblo, porque, al t[iem]po que el MARQUÉS entró conquistando esta Nueva
España, viniendo en el paraje y ciudad de Cholula, el cacique deste d[ic]ho pueblo, que se
llamaba TECPANECATL CHICHTLI, que quiere decir en lengua castellana, TECPANECATL,
“hombre de palacio”, y, el nombre de CHICHTLI, “lechuza”, y después lo llamaron DON
MIGUEL, 5 el cual envió dos indios que se llamaban, el uno, TECPANECATL TOTEC, 6 que, en
castellano, es que tenía, al lado derecho de la cabeza, el cabello largo hasta la cinta, y la otra
mitad, del izquierdo, quitado; que era insignia y apellido de capitán valiente; y el compañero se
llamaba CUIXCOCATL, que quiere decir en lengua castellana “hombre alcoholado”, 7 y tomó
este apellido de haber muerto en la guerra de entre ellos [a] otro alcoholado, que era señal de
valiente; los cuales fueron al MARQUÉS y le dijeron que ellos se venían a ofrecer a su
servi[ci]o y que viese lo que era servido. Y que el MARQUÉS les preg[un]tó que en qué tierra
estaban, y, sabido por el MARQUÉS, les dijo que se holgasen y se volviesen a su pueblo, que
no había de ir por él por ser tierra áspera y de muchas quebradas, y que este d[ic]ho pueblo
está del de Cholula apartado seis leguas por la banda del norte. Y esto pasó el año [en] que el
MARQUÉS ganó esta tierra, y, después, el cacique y principales deste d[ic]ho pu[ebl]o acudían
al servicio del MARQUÉS, a lo que se les mandaba.
3 ¶ Al tercero capítulo, dijeron que la calidad que tiene este d[ic]ho pueblo y su comarca no es
fría ni caliente, sino tierra templada; y que el suelo es seco, por estar en altos de quebradas
barrancosas, con fuentes y arroyos de aguas, y el cielo, húmedo de mucho sereno de
primanoche y cuarto del alba, a causa del volcán y vapores dél, y sierras que con nieves y
humedades hacen (y están encima deste d[ic]ho pueblo a la parte del norte) viento que reina
ordinariamente y, al tiempo del cesar de las aguas por el mes de octubre, causa grandes
enfermedades de pechuguera [y] romadizo, con ramo de calenturas a unos y otros con ellas, y
que, dello, mueren pocos o ninguno.
4 ¶ Al cuarto capítulo, [de] si es tierra llana, áspera o montuosa, de muchos o pocos ríos o
fuentes o aguas, fértil o falta de pastos, abundosa o estéril de frutas o mantenimientos, dijeron
que este d[ic]ho pueblo, y [sus] sujetos, está fundado en tierra áspera de muchas quebradas
que dividen unas casas de otras, [en] faldas del d[ic]ho volcán, entre riscos de muchas aguas,
fuentes y arroyos, de nacimiento del d[ic]ho volcan: tierra fértil, muy abundosa de pastos y
frutos y otros mantenimi[ent]os, y que se coge en ella cantidad de maíz de riego y [de]
temporal para su sustento; y que, todas las plantas que en la d[ic]ha tierra se ponen de
Castilla, se dan muy bien, [y], en abundancia, las que hasta aquí han sido plantadas, como a
manzanas de invierno de España, duraznos, granadas, membrillos, peras, higos, nueces; y las
demás otras cosas que se siembran nacen y se dan bien, por ser tierra de mucho jugo.
5 ¶ Al quinto capítulo, dijeron que este d[ic]ho pueblo y su comarca tienen pocos indios, hasta
dos mil, poco más o menos, y que, en los tiempos pasados, había en ellos mucha suma y
cantidad de indios, más que no ahora; y que la falta dellos lo ha causado [la] gran enfermedad
[y] pestilencia, que entre ellos llaman COCOLIZTE, que les ha venido y tienen de presente,
[de] q[ue] mueren 8 seis, ocho [y] diez cada día. Y [dijeron] que, los que de presente hay, están
poblados entre quebradas altas y barrancas hondas del volcán, y en juntas de pueblos, los
cuales tienen algunas iglesias pequeñas para la visita dedos religiosos [y] recogimiento de su
doctrina, que, del convento que tienen en este d[ic]ho pu[ebl]o, salen a les decir misa, como
sujetos a él. Y que la inclinación que tienen los d[ic]hos naturales es de sembrar sus tierras,
labrarlas y coger sus maíces y semillas de CHIA y frijoles, de que se sustentan. Y sus
entendimientos son como serranos, que se están en sus casas y no entienden en otra cosa si
no es en hacer pulque, vino de la tierra con que se embriagan sin género de abstinencia,
viciosos de mujeres. Y [dijeron] que no hay otra lengua, si no es mexicana, entre ellos.
6 ¶ Al sexto capítulo: No se sabe más, del altura en que está este d[ic]ho pueblo, de la que
hace en la ciudad de México, [a] dieciocho leguas dél, que dicen es en veinte grados; y que,
por el mes de marzo, no hace el sol sombra al medio día en este d[ic]ho pueblo.
8 ¶ Al octavo capítulo, dijeron que este d[ic]ho pueblo está, de la Villa de Gorrión, Valle de
Atlixco, pueblo de españoles, [a] dos leguas de tierra llana, buen camino, y [que] la jurisdicción
deste pueblo llega hasta legua y media de la d[ic]ha villa.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijeron que la cabecera que hay es la deste d[ic]ho pueblo, y no otra,
y que tiene sujetos a él nueve pueblos; y que aquí hay justicia siempre, que los tiene en razón,
y hay iglesia [y] convento, donde residen cuatro religiosos: templo y casa muy principal, de
piedras labradas y cal, su tamaño muy modesto, y, los religiosos que lo habitan, de la ORDEN
DE S[EÑ]OR SAN FRAN[CIS]CO, que les administran los sacramentos y doctrina. Y [dijeron]
que los pueblos que son sujetos a esta d[ic]ha cabecera son: San Fran[cis]co Huilango y San
Lucas Tolantzingo, y Santiago Tochimillco y San Miguel Texaxahuaco, y San Pedro
Tetelatzingo y San Pablo Moxapachuca, y San Andrés Ocoxalpa y San M[art]ín Tezcachuca y
San Ju[an] Tlaxichco: 9 que todos están en distrito de tres leguas, poco más o menos, desta
cabecera por la p[ar]te del norte, que sus confines son con Hu[e]yapa[n], jurisdicción de
Tetela, una quebrada en medio de los d[ic]hos pueblos y términos, vertientes las aguas de las
sierras del volcán al sur; y los caminos que hay a los d[ic]hos pueblos, desde la d[ic]ha
cabecera, son ásperos, de sierras y quebradas, tierra doblada y encubierta de grandes
quebradas y barrancas. Y estos d[ic]hos pueblos tienen cercanos a ellos, de la provincia de
Izúcar, otros pueblos que caen junto a los sobred[ic]hos [a] cuarto de media legua, que son
San Lucas Colotzingo y San Ju[an] Texopan, y San Miguel Ahuacomoluca y Santo Antonio
Ecautla, y Santiago Cicinahuacan y San Gabriel Huatepulco, y San Juan Tezozoculco y
Santiago Huapechco, 10 que es por la parte del sur, que por esta parte, en distrito de una y
media legua, hay diferencias de temple, de frío y caliente.
14 ¶ Al catorceno capítulo, siendo preguntado cuyos eran en tiempo de su gentilidad, y el
señorío que sobre ellos tenían sus señores y lo que tributaban, y las adoraciones y ritos que
tenían, y costumbres buenas o malas, dijeron que, en el tiempo de su gentilidad, los naturales
deste d[ic]ho pueblo tenían por señor a quien obedecían a MOCTEZUMA, y que no le
tributaban ninguna cosa, porque los tenía en esta tierra como [en] fuerte [y] frontera de los que
no le eran sujetos; y que tenían por segunda cabeza y señor, en este d[ic]ho pueblo, [a] un
indio cacique que se decía CHICHIMECA-TECUTLE, y que a éste no le tributaban ning[un]a
cosa más de hacerle una sementera de maíz entre todos, y laborarle las casas en que vivía y
servirle como a su señor natural. Y que, en aquel tiempo, adoraban a un bulto hecho de
madera a manera de un hombre, el cual tenían lleno de piedras ricas; y que este bulto traían
encima de los hombros los viejos antiguos, y hablaban con él, y el bulto les decía lo que habían
de hacer. Y le adoraban como a su dios, y le ofrecían papel y COPAL en forma de incienso, y
se picaban la lengua y, la sangre que della salía, le ofrecían. Y, cuando habían de matar algún
hombre, era de los que tomaban en la guerra: y lo tenían preso hasta venir el día de su fiesta,
que era en un día del mes de octubre, 11 que llamaban QUECHU[LI], que en lengua castellana,
es un “pájaro verde galano”, y le daban el d[ic]ho nombre a la fiesta [y] día della. Y, partiendo
el cuerpo del que mataban para celebrarla, le sacaban el corazón y le ofrecían a su dios que
adoraban, y el cuerpo lo hacían pedazos y lo repartían en[tre e]llos y se lo comían. Y,
asimismo, le ofrecían codornices vivas, degollándolas delante, y le ofrecían la sangre dellas y
los cuerpos, que allí se dejaban. Y [dijeron] que [a]I d[ic]ho bulto o figura tenían en un alto de
casa labrado, [a] donde ocurrían a hacer sus adoraciones y sacrificios d[ic]hos, como a
manera de iglesia [a] donde iban a pedir les favoreciese y ayudase en las necesidades de
guerra, y en las demás otras que se les ofrecía. Y, así, hacían sacrificio de los que cometían
delitos entre ellos.
15 ¶ A los quince capítulos, dijeron que la guerra que traían era con los indios de Calpa y
Atlixco y Huexotzingo, Cholula y Tlaxcala: todos los d[ic]hos conformes a les hacer guerra,
por el daño que de la fortaleza de su tierra les seguía a los sobred[ic]hos. Y el modo con que
peleaban era que salían a la guerra lo más galanos que podían, con mucha plumería pintada y
brazaletes de oro en el brazo izquierdo y gargantas de los pies, y, en las orejas y cuello, con
CHALCHIHUITES, piedras galanas entre ellos; y sus rodelas de cañas cubiertas de plumería,
con macanas de palo donde ponían navajas de pedernal en ellas; y otros salían con arcos y
flechas y hondas con que tiraban piedras, y unas varas tostadas con que alanceaban, y, en las
puntas, unas navajas de las d[ic]has, y rodelas.
Y el vestido que vestían la gente principal era unas mantas galanas de algodón, labradas
de colores a su modo, y se cubrían sus v[er]güenzas con unos paños que llaman MAXTLES,
que sólo cubren lo d[ic]ho con una lazada delante, con que se tiene el d[ic]ho paño, puesto en
él mucha plumería de un cabo y otro. Y, así, traían sólo atapado sus v[er]güenzas, y lo demás
de fuera, y sólo la manta. Y la gente común, una mantilla de otro género al modo de estopa,
llana, sin pinturas, blanca, sin colores. Y, ahora, traen muchos dellos hábito al modo de
moriscos de Granada.
Y los bastimentos y comidas del tiempo de su gentilidad era maíz, frijoles, chian, gallinas
de la tierra, venados, conejos, liebres, víboras, culebras, gozquillos y zorrillos, que es un
animalejo, su tamaño de un gato, que, de que orina, inficiona gran trecho de tierra de mal olor,
y, si da en la ropa de alguna p[erson]a, no es más de provecho, por el mal olor insufrible; y
ratones, tuzas del campo; la[n]gostas, hormigas de las que tienen alas, y muchas yerbas del
campo que llaman QUILITES. Y que lo que ahora comen es vaca, carnero, tocino, pan de
Castilla y todo género de bastimento que della se cría en esta d[ic]ha tierra, y vino.
Y [dijeron] que, en tiempo de su gentilidad, vivían mucho tiempo, que no morían sino de
viejos, y que ahora de presente, y desde que entró el MARQUÉS en la tierra, viven con
muchas enfermedades agudas de COCOLIZTE, en que mueren mucha cantidad dellos, como
de p[resen]te se ve, y acabar toda la gente del d[ic]ho pueblo y su jurisdicción. Y la calidad, de
la d[ic]ha enfermedad es que da gran dolor en la boca del estómago, con grandísimo accidente
de calor en todo el cuerpo, y corresponde en la cabeza, y el que muere es en seis [o] siete
días; y, de los que de aquí pasan, escapan casi todos, aunque les suele volver, y morir, de que
no es poderosa ningún género de medicina, de yerba ni purga, a librarse del d[ic]ho riesgo tan
arrebatado. Y [dijeron] que antiguamente vivían muy sanos, y que la causa de ser ahora así, a
lo que entienden, es por haber mudado costumbres en las comidas y vestidos; porque, en su
gentilidad, comían poco y comidas silvestres, yerbas y demás sabandijas d[ic]has, y andaban
desnudos y se acostumbraban a bañar a media noche, y ahora no lo hacen así y comen más.
16 ¶ A los dieciséis capítulos, dijeron que el asiento desta cabecera y sujetos della es en las
faldas del volcán al norte, entre quebradas, barrancas y riscos de mucha aspereza, del volcán
en las faldas del, aguas vertientes al sur; y que solía ser tierra sana, porque no han conocido
otra enfermedad en ella, si no es esta que llaman COCOLIZTE, que ahora tienen, como d[ic]ho
es; y que no les aprovecha, para el remedio desta enfermedad, todas las variedades de
yerbas que ellos buscan, y españoles les dicen y encaminan.
21 ¶ Al veinte y un capítulos, dijeron que, encima deste pueblo, está un volcán tan alto y
grande en circuito, que no se ha visto entre ellos, ni por noticia, que haya podido persona
ninguna subir más de la mitad de él de alto; y, de ceniza mucha que dél aquél echa y despide
allí, tiene alrededor de sí en gran cantidad, en que se sumen los que la pisan, con que no
pueden pasar adelante. Y es como arena-piedra quemada y, cuando sale del d[ic]ho volcán,
sube muy en alto más de veinte lanzas, espesa, del bulto de un cubo de fortaleza pequeño, en
forma de vellones de lana blanca, y cae en distrito de diez y más leguas. Y la boca por donde
sale, al parecer, tendrá un tiro de piedra, la cual se va ensanchando, y se hace y acuesta al
nacimiento del sol. Y estará el d[ic]ho volcán, deste pueblo, como [a] cuatro leguas, poco más
o menos; y hace, ansimismo, muchas veces, gran ruido, que se oye en este d[ic]ho pueblo.
22 ¶ Al veinte y dos capítulos, dijeron que en todas las faldas del volcán, en distrito de tierra
de más de siete leguas por la parte deste d[ic]ho pueblo, en las sierras, riscos y quebradas
vertientes del d[ic]ho volcán, de norte a sur, hay mucha suma y cantidad de árboles silvestres,
pinos y OYAMETL, donde se cría y hace el aceite de [a]beto; y robles y encinas y cedros en
gran grandeza y fertilidad, los cuales podrían servir para todo género de artificio, pues dellos
se sacan tablas de seis cuartas de ancho, con gran encubrimiento en altura, y se sirven de
otros no tan gruesos [para] 12 los enmaderamientos de casas e ingenios de minas; y [hay]
muchos cipreses. 13
23 ¶ Al veinte y tres capítulos, dijeron que, en este d[ic]ho pueblo y sujetos, hay muchos
árboles de Castilla, como son peras, membrillos, manzanas, duraznos, higos y nueces y
albaricoques, que dan fruto en gran abundancia. Todo lo sobred[ic]ho, y todos los árboles que
se plantan en ella, se dan muy bien. Hay muchos naranjos y limas que llevan mucho fruto, si no
es olivas, que no dan fruto del vicio grande que hacen. Y las frutas de la tierra, silvestre, son
manzanas y capulíes en forma de cerezas, y aguacates y guayabas y guajes (un género de
algarrobos), y zapotes y chayotes, que se crían y hacen de una yerba en forma de melonera
grande, muy encumbrada, y su fruta d[ic]ha es de la manera de un erizo encogido.
24 ¶ Al v[ein]te y cuatro capítulos, dijeron que en este d[ic]ho pueblo y su comarca, en las
tierras dél, se siembra cantidad de trigo, cebada, maíz, y otras muchas semillas y hortalizas de
todo el género de Castilla, y se dan muy bien y coge[n] cantidad dello por ser las tierras
fértiles y abundosas. Sólo el vino y aceite, que no se sabe bien si se cogería, por no lo haber
experimentado en todos cabos y lugares diferentes de la calidad desta tierra.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijeron que los animales que se crían en la comarca deste
d[ic]ho pueblo y sujetos, son y salen del volcán y su tierra circunstante, que son unos leones
que se dicen MAZAMIZTLES, facciones de gatos, en todo el cuerpo largos, parejos, del altor
de un galgo, su color pardo, cola larga; 14 y coyotes, adives, gallinas de la tierra bravas, en
gran cantidad; venados, conejos muy pequeños, en el volcán, y, fuera del, en sus faldas,
grandes: que el temple de frío y calor que en poco distrito de una a dos leguas dél hace, se
entiende hacer el d[ic]ho extremo.
29 ¶ A los veinte y nueve capítulos, dijeron que en este d[ic]ho pueblo no hay salinas ningunas,
ni lo demás que se c[ontien]e en él, y que se proveen de sal de las salinas de Piaztla, 15 cerca
de la costa del sur, que es [a] veinte leguas, poco más o menos, deste d[ic]ho pueblo, a donde
se trae a vender al TIANGUEZ que en él se acostumbra hacer el día del sábado de cada
semana. En el cual mercado se junta gran suma de los naturales, de v[ein]te leguas a la
redonda, a la contratación del chile que de sus alrededores acude, y miel de la tierra, de
maguey, su hechura de zabila, 16 las pencas anchas como dos manos, acanaladas, y, en la
punta, hace un punzón muy recio, trabado de brancas que corren de arriba a bajo de cada
hoja, 17 con que cosen lo que han menester; y curan y sacan en forma de cáñamo dél, y se
hace ropa en género de estopa, jáquimas, alpargatas y otras cosas, como del cáñamo en
Castilla. Y su cuerpo desta planta es tan alta, y más, que un hombre; y el macho desta planta
echa una vara, que sale de en medio como cebolla de Castilla, la punta muy aguda y fuerte,
alto como una lanza, del grueso de un buen brazo por [en]cima del sayo; y no se puede hacer
dél miel, si no es el hilo para lo d[ic]ho.
31 ¶ Al treinta y un capítulo, dijeron que en este pueblo no viven españoles, y que el modo de
las casas en que viven los naturales son y las hacen de piedra labrada, y cal y adobes, con
terrados, lo que sufre un adobe del grueso de pared. Y, algunos de los principales, labran
alguna p[ar]te en este género de piedra, como d[ic]ho es; y se podrían hacer casas como
quisiesen, por la abundancia de piedras fuertes y buenas maderas en gran suma y abundancia
que hay, del d[ic]ho volcán y sierras que dél salen.
32 ¶ A los treinta y dos capítulos, dijeron que la d[ic]ha cabecera y su distrito es muy fuerte,
por ser, como es, tierra áspera de grandes quebradas, barrancas, y riscos y sierras
quebradas muy hondables.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos, dijeron que los tratos y contratos que tienen son sus
sementeras de maíz, frijoles, chian y otras semillas, de que se sustentan muy bien y pagan sus
tributos a su M[a]j[es]t[ad], y mucha fruta de Castilla q[ue] venden a los españoles, con que se
sustentan.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos, dijeron que este d[ic]ho pueblo y sus sujetos caen dentro
de la catedral, arzobispado de México, que está [a] dieciocho leguas deste d[ic]ho pueblo: las
seis de tierra montuosa del volcán, que se pasa y va por el nacimiento dél, tierra áspera hasta
un pueblo que se llama Chimalhuacan, de la jurisdicción de Chalco-Atengo, 18 desde donde
hay tierra llana [por] doce leguas hasta la d[ic]ha ciudad, y se puede ir, siete de las d[ic]has,
por agua de la Laguna de la d[ic]ha ciudad, en canoas en que meten los bastimentos que,
desde d[ic]ho pueblo y otras p[ar]tes, se llevan a la ciudad de México y a donde está y reside
la catedral del obispado de Tlaxcala, que es en la Puebla ciudad de los Ángeles, [a] seis
leguas de buen camino por el remate y cabo de la tierra, Mal países del d[ic]ho volcán.
¶ La cual d[ic]ha averiguación fue h[ec]ha, según de suso está d[ic]ho y declarado,
estando a ella presente el d[ic]ho s[eñ]or JUAN DE LA VEGA, corregidor por su Maj[es]t[ad]
en el d[ic]ho pueblo y provincia, en presencia de mí, AL[ONS]O VÁZQUEZ, escrib[an]o de su
Maj[es]t[ad], y del gobernador y principales del d[ic]ho pueblo, como consta y parece por la
declaración en ella h[ec]ha. Y, en cumplimiento de la real Instrucción de su Maj[es]t[ad], di la
presente, firmada del d[ic]ho s[eñ]or corregidor, y firmada y signada de mi nombre y signo, en
el pueblo de Ocopetlayucan, a seis días del mes de octubre de mil y qui[nient]os y ochenta
años, siendo testigos JU[AN] RENDÓN y PEDRO ZAPATA y M[ART]ÍN LÓPEZ DE SALCEDO,
estantes en el d[ic]ho pueblo. J[UA]N DE LA VEGA (rúbrica).
¶ Y yo, ALONSO VÁZQ[UE]Z, escrib[an]o de su Maj[es]t[ad], pres[ent]e fui a lo q[ue] d[ic]ho
es y lo hice escribir, e hice aquí este mi signo a tal en testi[moni]o de v[er]dad.—ALONSO
VÁZQUEZ, escrib[an]o de su Maj[es]t[ad] (signado y rubricado) . 19
1 El manuscrito lee, y leerá invariablemente, “ocopetlayuc”; en mi transcripción, se ha suplido la omisión de la n final.

2 Fray Diego de Olarte, natural de Medellín en Extremadura, profesó en el convento franciscano de México en 1528, y murió, al
volver de España con nombramiento de comisario general de provincia, en 1569 (Figueroa 1764, ms.: 31). Se dice que fue
conquistador de esta tierra, en compañía de Cortés; pero ni Díaz del Castillo ni Dorantes de Carranza registran sus hechos o su
nombre. O'Gorman, en el Apéndice Documental a los Memoriales de Motolinía (1971: 463, 466-7, 468-70 y 478), ha reproducido
documentos que él firmó entre los años de 1550 y 1555. Datos biográficos suyos pueden hallarse en Mendieta (1945) y en
Torquemada (1944). Debió andar por Ocopetlayucan antes de 1550.
3 Sobre el ocopetlatl, ver Hernández (1959, I: 100-104) y Santamaría (1974: 767); pero el topónimo se deriva de ocopetlayo (tl) y
el locativo -can: como quien dice, el lugar “típico” de esa yerba.
4 Aquí se declara, un poco más y con mayor precisión, el significado de Ocopetlayucan.

5 Don Miguel Tecpanecatl Chichtli aún vivía en 1533. Su apellido gentílico se transformó más tarde, posiblemente, en el castizo
“Tejada”. Sobre su genealogía, ver FPT (1905, VI: 252-3, n. 2).
6 El manuscrito, fol. 1r, lee: “tepamecatl totec”; pero debe ser por error. Tecpanecatl totec significa algo así como “nuestro señor
del palacio”, independientemente de que llevara el cabello como aquí se describe.
7 La etimología de Cuixcocatl resulta incierta por dondequiera que se la vea. FPT (1905, VI: 253, n. 1) ha postulado que “puede
ser nombre gentilicio en sentido recto, y nombre de dignidad en sentido figurado, derivado... de... Cuíxcoc o Cuixcoco, y del
primer sitio ha quedado rastro en la 'Leyenda de los Soles' (pág. 21). Rectamente lo que quiere decir es 'el de Cuíxcoc o
Cuixcoco', y significará 'hombre alcoholado' en sentido traslaticio...” Aunque debe tenerse en cuenta, primero, que, salvo error u
omisión de Primo Feliciano Velázquez (1975), la “Leyenda de los Soles” no registra el topónimo Cuixcoc: don Francisco se basa
en su propia y deficiente versión de ese texto, publicada en 1903; y, segundo, que quedaría todavía sin explicar el significado de
ese presunto topónimo. Cuixcocatl, si no es simplemente una lección defectuosa, plantea un pequeño enigma etimológico.
“Hombre alcoholado” significa que tenía alrededor de los ojos pintado un circulo negro: ixco es “en la cara”; ixcococ, “caritristé”
(Molina 1944: ME, 45r) o “enfermo de los ojos”. Es posible que por allí ande la solución.
8 En el manuscrito, fol. 2r, “/q mueren/” aparece añadido entre líneas. Justificando esta interpolación, al pie de plana se lee: “Va
p[ues]to entre renglones 'q mueren'. Vala.”
9 Por error de copia, un par de topónimos enumerados en esta lista se leen, en la transcripción de FPT (1905, VI: 255):
“Tolanango” y “Mocoapachuca”.
10 En esta lista es de dudosa lección al topónimo “Santiago Cicinahuacan”, que FPT (1905, VI: 256) lee: “Santiago Acuçiguacan”.

11 Según la correlación de Sahagún (1956, I: 126), Quechulli comenzaba a 20 de octubre y su fiesta se dedicaba al dios de la
guerra, Mixcoatl.
12
El manuscrito, fol. 4v, lee: “... de los enmaderamjentos...”
13 Esta frase fue añadida más tarde por el propio escribano Vázquez.

14
Sobre el mazamiztli, ver Hernández (1959, II; 301) y Sahagún (1956, III: 224). Santamaría (1974; 709) lo identifica con el “alce”,
Alces machlis.
15 El manuscrito, fol. 5r, lee por error del escriba: “pliasta”; se trata de Piaztla, cuya relación puede consultarse en el tomo
segundo de mis Relaciones geográficas del siglo XVI: Tlaxcala. Caía en la jurisdicción de la alcaldía mayor de Acatlan.
16 El manuscrito, fol. 5v, lee, por metátesis: “çaliba”

17 FPT (1905, VI: 261) trasladó “brinças” donde yo he leido “brancas”. Si no hay error de imprenta, quién sabe lo que entendió
don Francisco por “brinzas” La lección del manuscrito (fol. 5v) bien podría ser “branças”.
18 Propiamente, Chimalhuacan caía en la jurisdicción del corregimiento de Coatepec-Chalco. Ver el tomo primero de las
Relaciones geográficas del siglo XVI: México. Chalco-Atenco, antigua sede de los señores de Chalco, es topónimo que se
acuño en el siglo XVI (ver Durán 1967, II: 89-90): “...era lo que agora decimos Chalco Atenco”.
19 En la cornisa superior izquierda de esta plana del manuscrito (fol. 6v), se lee, de diferente mano: “Desc. y Pob. 648. 6º”.
RELACIÓN DE QUAUHQUILPAN
INTRODUCCIÓN
La RG de Quauhquilpan, simple, sin pintura que la ilustre o acompañe, está precedida del texto
impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta apenas de dos planas y media. El
manuscrito se guarda en el AGI de Sevilla bajo la signatura “IG, 1529, número 393”. Su texto
ha sido editado por FPT (1905, VI: 306-12).
La única firma que aparece al calce del documento es la del corregidor de aquel pueblo,
Pedro de Monjaraz Zamorano, quien redactó de su propio puño el escrito y a quien cabe
considerar justamente el autor. Pedro de Monjaraz Zamorano fue uno de los seis hijos que
nacieron del matrimonio de Pedro Zamorano con doña Inés Hernández, el cual se efectuó hacia
1526. Doña Inés era hija de Pedro de Monjaraz, otrora paje de Cortés y, más tarde,
avecindado en Oaxaca. Se sabe que esta señora otorgó testamento el 15 de julio de 1537 (ver
Porras Muñoz 1982: 476).
Aunque no conste la fecha exacta del nacimiento de Monjaraz Zamorano, es obvio que
debe ponerse entre 1527 y 1537. Tendría, en 1581, alrededor de cincuenta y cuatro años de
edad. Su hermano mayor, Nicolás Zamorano, como era el uso en aquellos tiempos, heredó los
bienes patrimoniales de aquella casa, que comprendían ciertos pueblos de indios. Refiriéndose
a nuestro autor, dice Dorantes de Carranza (1970: 451) que lo “proveió el v[irrey] don Luis de
Velasco... en un correximientillo: son pobres”. Es dable pensar que el dicho “correximientillo”
era el de Quauhquilpan y, como don Luis de Velasco el viejo fue virrey en la Nueva España
desde 1551 hasta 1560, que Pedro de Monjaraz Zamorano, al tiempo en que componía esta
relación, había sido corregidor de Quauhquilpan por cerca de veinte años, o más.
La RG de Quauhquilpan acusa en su estructura el mismo defecto que acaba de señalarse
en la precedente de Ocopetlayucan: su autor ignoró, o no comprendió, que, en pueblos de
indios, las respuestas al cuestionario tenían que comenzar en el capítulo 11. Por eso, en su
brevedad, esta relación contiene varios datos repetitivos y Monjaraz Zamorano se ve a menudo
en la coyuntura de tener que explicar que lo concerniente a tal o cual capitulo ha sido ya
respondido.
Por lo demás, es obvio que la presunta encuesta fue conducida en circunstancias harto
precarias, ya que el pueblo de Quauhquilpan continuaba sufriendo los efectos devastadores de
la peste de 1576 y su población estaba mermada, al extremo de que quedaban apenas unos
cincuenta indios de tributo (cap. 5), todos ellos pertenecientes a las generaciones más jóvenes.
Por eso, Monjaraz Zamorano insiste en señalar que “todos los indios viejos son muertos y, los
que quedan, no lo saben” (cap. 2); se han “acabado los indios viejos que lo entendían, y, los
que al presente hay, no lo alcanzan enteramente” (cap. 9); “...por su poca gente y esterilidad,
no tiene [el pueblo] gobernador, ni alcaldes ni regidores” (cap. 11). El pueblo, en fin, es
calificado de “pueblo de poca memoria y nombradía, porque nunca fue memorable” (cap. 2).
Sin embargo, no obstante la devastación de las pestes y la juventud de los informantes,
sobrevivían tenazmente en aquella comunidad ciertas tradiciones. Se recordaba que el pueblo
había sido fundado en tiempos de Motecuhzoma, el viejo probablemente, que reinó entre los
años de 1440 y 1460, y que, “buscando unos indios lugar para poblar, vieron una águila en el
lugar [en] donde ahora está el pueblo”, y, por eso, le dieron el nombre de Quauhquilpan, que la
fuente traduce por “águila sobre yerbas” (cap. 9).
Esta etimología, sobre la que descansa la leyenda, o viceversa, es muy cuestionable.
Quauhquilpan, en realidad, únicamente admite cualquiera de las traducciones siguientes: o
“sobre el quelite del águila”, o “sobre el quelite arbóreo” (ver nota 4 al texto). Pero es evidente
que la tradición local se inspiraba, o había tenido origen, en la representación glífi-ca del
topónimo. Ésta, al parecer, había sido un águila, quauhtli, sobre una mata de quilitl y,
probablemente, una bandera, pantli. El pasado sobrevivía, entonces, así fuera bajo la forma
de una conseja local, sugiriendo que el pueblo pudo tener algún códice pictográfico donde se
relataba la conquista mexicana de ese lugar, quizás poblado de origen por otomís (ver cap.
13).
Aparte de esos datos que uno cree inferir, el resto de la RG de Quauhquilpan es más bien
pobre, como la tierra y sus habitantes, vivo testimonio de la desolación de una antigua
comunidad que estaba al borde de la extinción. No mucho después de 1581, Acayucan,
Quauhquilpan, San Pedro y Zapotlan, desaparecieron en cuanto entidades políticas y pasaron
a formar una nueva congregación (ver nota 3 al texto).

[A la cabeza de la Instrucción y Memoria impresa, de varias letras,


se lee:] Nº 186. Quauhquilpan. Arzob[is]pado de México. N[uev]a
Esp[añ]a. CÉSPEDES. 1

Yo, PEDRO DE MONTARAZ ZAMORANO, corregidor del pueblo de Quauhquilpan por su


Maj[es]t[ad], en cumplimiento de su Real voluntad acerca de la Instrucción y Memoria de las
relaciones q[ue] me manda haga de la descripción del d[ic]ho pueblo, q[ue] me fue dada: y lo
q[ue] he alcanzado y entendido del d[ic]ho pueblo y su tierra, dando la d[ic]ha relación, es en la
manera siguiente:
1 ¶ En cuanto al primero capítulo, es de saber q[ue], en el d[ic]ho pueblo de Quauhquilpan, no
hay congregación ni vivienda de españoles, ni ninguno vive en él ni en su tierra. Es pueblo muy
pequeño. Está en la comarca de Tolcayuca: y, este nombre de Tolcayuca, dicen que quiere
decir en castellano “lugar de juncia”, y q[ue] se le puso este nombre a causa de una pequeña
ciénaga q[ue] está junto al d[ic]ho pu[ebl]o, en lo bajo dél, donde se cría mucha juncia. 2
2 ¶ Al segundo capítulo: No he podido averiguar quién fue el primer conquistador o poblador
deste pueblo de Quauhquilpan, porq[ue] todos los indios viejos son muertos y, los q[ue]
quedan, no lo saben. Es pueblo de poca memoria y nombradía, porq[ue] nunca fue memorable.
3 ¶ Al ter[cer]o capítulo: Este d[ic]ho pueblo es de temple frío y muy seco, y sin ninguna agua
ni fuente corriente. Beben de pozos y de algunos jagüeyes, q[ue] son unos estanques en q[ue]
detienen el agua llovediza en partes [a] donde va a parar cuando llueve, en lo bajo y llano del
pueblo. Los vientos q[ue] más ordinarios corren por allí son nortes.
4 ¶ Al cuarto capítulo: Este pueblo de Quauhquilpan está, y tiene su asiento, en una rambla
llana, descombrada, sin monte ni árboles. Solamente tiene cantidad de tunales, q[ue] dan
muchas tunas q[ue] comen los naturales y [que] van a vender a las minas de Pachuca, y, asi
mismo, gran cantidad de magueyales, de q[ue] se aprovechan de las pencas, q[ue] se secan
para leña y de castrar Bellos la miel, que es como agua blanca, y, cociéndola, se pone negra,
y la venden en las d[ic]has minas. También sacan de las pencas mucho henequén, q[ue] es
como cáñamo, y dello hacen alguna ropa de mantas pequeñas para se cobijar, y hacen sogas.
Es t[ie]rra muy estéril: dase en ella maíz y frijoles, q[ue] siembran. Crianse gallinas de Castilla
y de la t[ie]rra; es falta de pastos, por su esterilidad.
5 ¶ Al quinto capítulo: Este pueblo es de muy pocos indios, al presente. Solía haber en él más
de quini[ent]os indios de tributo, y, de poco más de cuatro años a esta parte, se han muerto de
peste, q[ue] no quedan, al parecer, cincuenta indios de tributo. 3 Éstos están poblados en el
lugar q[ue] está declarado, en pueblo formado, con calles de oriente a poniente y de norte a
sur, y, en medio dél, la iglesia. Es gente de poco saber y pobres, y de la lengua mexicana.
6 ¶ Al sexto capítulo: Por ser este pu[ebl]o de tan poco valor y gente, no entiendo q[ue] se
haya tomado el altura en él.
7 ¶ Al séptimo capítulo: Este pueblo de Quauhquilpan está [a] diez leguas buenas, poco más
o menos, de la ciudad de México. Para ir a él, saliendo de México, van como hacia el norte,
todo por tierra llana, q[ue] pueden ir carretas. Más adelante deste pueblo, hacia el norte, están
las minas de la plata de la provincia de Pachuca, donde hay congregación de españoles, a
tres leguas.
8 ¶ Al octavo capítulo: Como está d[ic]ho, está este pueblo de Quauhquilpan tres leguas
buenas de las minas de Pachuca, todo por tíerra llana y camino d[e]r[ech]o, q[ue] pueden ir
carretas.
9 ¶ Al noveno capítulo: [A] este pueblo de Quauhquilpan se dice q[ue] se le puso este nombre
porq[ue] vieron los primeros pobladores dél un águila sobre yerbas, y, ansí, en castellano,
quiere decir “águila sobre yerbas”. 4 No he podido saber su primero fundador, por se haber
acabado los indios viejos q[ue] lo entendían, y, los q[ue] al presente hay, no lo alcanzan
enteramente, más de decir q[ue], en t[iem]po de MONTEZUMA, buscando unos indios lugar
para poblar, vieron una águila en el lugar [en] donde ahora está el pu[ebl]o, y q[ue] lo tuvieron
por buen pronóstico ver allí aquella águila, y, [ansí], poblaron aquel lugar [en] donde ahora se
nombra Quauhquilpan.
10 ¶ Al décimo capítulo: Ya tengo d[ic]ho q[ue está, este pueblo de Quauhquilpan, en una
rambla llana y muy estéril de aguas y [de] arboledas, y [que] traza sus calles de oriente a
poniente y de norte a sur.
11 ¶ Al onceno capítulo: Este pueblo de Quauhquilpan es, y ha sido, cabecera por sí;
aunq[ue], por su poca gente y esterilidad, no tiene gobernador, ni al[ca]ld[e]s ni regidores;
gobiérnanle ciertos TEQUITLATOS, q[ue] son como mayordomos. Y, en cuanto a la doctrina,
visítalos el vicario de Tolcayuca, q[ue] está a media legua deste pu[ebl]o, hacia el sur. No tiene
sujeto ninguno, porq[ue] es de poca tierra y poca gente.
12 ¶ Al doceno capítulo: Este pueblo de Quauhquilpan, demás de lo q[ue e]stá declarado,
tiene, a una legua, el pueblo de Acayuca, hacia el norte, como van a las minas de Pachuca; y
tiene a otro pueblo q[ue] se dice Zapotlan a un cuarto de legua, hacia donde sale el sol: todo
en tierra llana y buen camino.
13 ¶ Al treceno capítulo: Ya tengo declarado q[ue] Quauhquilpan quiere decir “águila sobre
yerbas”, y, ansí, tomó este nombre por el águila q[ue] dicen q[ue] vieron en donde ahora está
el pu[ebl]o. La gente dél son de lengua mexicana, y, pocos, de la otomí.
14 ¶ Al catorceno capítulo: Este pueblo se tiene por muy notorio q[ue] servía a los señores de
México, hasta el postrero, q[ue] fue MONTEZUMA, y le daban servicio personal de hombres y
mujeres, y gallinas y miel, maíz, frijoles, tunas, liebres, conejos [y] codornices. Adoraban
ídolos, como en México, en t[iem]po de su infidelidad.
15 ¶ Al quinceno capítulo: Este pueblo, por ser pequeño y de poca gente, no tenía guerra por
sí solo, más de ayudar a México con la gente q[ue] podía para otras partes. Su traje del
t[iem]po antiguo era muy pobre, porque] solamente vestían manta de henequén y desnudos los
cuerpos, sin camisas, q[ue] no las usaban, mas destas mantillas por cubierta del cuerpo, con
un ñudo en el hombro. Su mantenimi[ent]o era maíz, de q[ue] hacían pan, y frijoles y cosa de
caza, y lo mismo hacen en este t[iem]po; aunq[ue] visten ropa de algodón, q[ue] la compran y
traen de otras partes. Es tierra sana, y hubiera cantidad de gente en el[la], si la pestilencia no
los matara.
16 ¶ A los dieciséis capítulos: Ya está todo bien declarado en los capítulos antes deste.
17 ¶ A los diecisiete capítulos: Como tengo d[ic]ho, este pu[ebl]o de Quauhquilpan está en
t[ie]rra sana. Su[e]le haber pocas enfermedades, pero, habiendo algunas de dolor o calentura,
acostumbran bañarse en sus baños calientes y, en cantidad de agua, cocer cogollos de
magueyes pequeños y lavarse con aq[ue]l agua; y, habiendo heridas, asan al fuego cogollos de
maguey y, con el zumo echado en la herida, por grande q[ue] sea, sana. No tienen otras
medicinas.
18 ¶ A los dieciocho capítulos: Ya tengo declarado q[ue e]stá éste pu[ebl]o de Quauhquilpan a
tres leguas buenas de 5 las minas de Pachuca, en las cuales hay cerros y montes.
19 ¶ A los diecinueve capítulos: Este pueblo de Quauhquilpan está en tierra muy estéril y
seca, y sin ninguna agua corriente. Beben de pozos y jagüeyes.
20 ¶ A los veinte capítulos: No hay en este pueblo cosa q[ue] sea notable para escribir.
21 ¶ A los veinte y un capítulos: No hay en este pu[ebl]o cosa notable.
22 ¶ A los veinte y dos capítulos: No hay en este pu[ebl]o de Quauhquilpan, ni [en] su t[ie]rra,
ningún género de arboleda más de tunales y magueyales, q[ue] dan los frutos q[ue] tengo
declarados; y, de la miel q[ue] sacan de los magueyes, antes de cocerla, hacen pulque blanco,
q[ue] es el vino destos naturales y el q[ue] más estiman. Y también lo hacen de la miel cocida
estando prieta, pero no lo tienen en tanto como lo blanco. Dicen los naturales q[ue] lo tienen
por medicina para sus enfermedades, y ansí lo es, si no se desmandasen a beber tanto, q[ue]
se embriagan y causan algunos males por se emborrachar. De las pencas de los magueyes,
estando secas, se sirven en lugar de leña, y hace buena lumbre. No hay en este pueblo otros
frutos ni aprovechamientos.
23 ¶ A los veinte y tres capítulos: No hay en él más q[ue] declarar de lo q[ue e]stá d[ic]ho.
24 ¶ A los veinte y cuatro capítulos: En este d[ic]ho pu[ebl]o se siembra y coge maíz, aunq[ue]
poco, por la esterilidad de la t[ie]rra, y frijoles y la semilla del HUAUHTLI, q[ue] es como grano
de mostaza, de q[ue] se mantienen los indios, y los tunales y magueyales. No hay otra cosa.
25 ¶ A los veinte y cinco capítulos: No hay en el pueblo de Quauhquilpan más de lo q[ue] está
d[ic]ho.
26 ¶ A los veinte y seis capítulos: Ya tengo declarado la medicina de los indios deste pu[ebl]o.
No hay más.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos: No hay en este pu[ebl]o lo contenido en este capítulo.
28 ¶ A los veinte y ocho capítulos: No hay en este pu[ebl]o nada de lo contenido en este
capítulo, más de q[ue] está a tres leguas de las minas de Pachuca, [en] donde está la
congregación de los españoles.
29 ¶ A los veinte y nueve capítulos: No hay en este pu[ebl]o nada de lo contenido en este
capítulo.
30 ¶ A los treinta capítulos: No hay en este pu[ebl]o cosa de las contenidas en este capítulo. A
México van por la sal para el mantenimi[ent]o de los indios, y por la ropa de algodón q[ue] han
de vestir, y, otros, compran el algodón en otros pu[ebl]os, o en México, y hacen ropa en sus
casas.
31 ¶ A los treinta y un capítulos: Las casas deste pu[ebl]o de Quauhquilpan son de adobes,
bajas y pequeñas; algunas, de terrados, y otras, cubiertas de paja. Van por la madera a los
montes de Pachuca, a cuatro y [a] cinco leguas.
32 ¶ A los treinta y dos capítulos: No tiene este pueblo cosa ninguna de lo c[onteni]do en este
capítulo.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos: Los indios deste pueblo de Quauhquilpan viven y se
sustentan del maíz q[ue] siembran y compran para hacer pan, y de frijoles y HUAUHTLI y chile,
q[ue] van a comprar a los mercados de otros pu[ebl]os, y de alguna caza de conejos, liebres.
Van a servir por su jornal a las minas de Pachuca, y desto pagan sus tributos.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos: Este pueblo de Quauhquilpan está en el arzobispado de
México; y, lo demás, ya está declarado.
35 ¶ Desde los treinta y cinco capítulos, hasta los cuarenta y nueve y último desta Instrucción y
relación, no hay q[ue] decir en ellos, porq[ue] no está este pu[ebl]o en parte q[ue] le competa
ninguna declaración de lo contenido en los d[ic]hos capítulos.
¶ Todo lo cual, que está d[ic]ho y declarado, es lo q[ue] he tenido q[ue] informar para el
cumplimiento de la d[ic]ha Instrucción, y es la verdad, y ansí lo juro a Dios y a esta cruz en
forma de d[e]r[ech]o, 6 y q[ue] no he podido saber otra cosa más de lo d[ic]ho. Y lo firmé de mi
nombre, q[ue e]s h[ec]ho a nueve días del mes de octubre de mil y quinientos y ochenta y un
años. P[EDR]O DE MONJARAZ ZAMORANO (rúbrica).
(En la cornisa de la siguiente plana, de diferente letra, se lee.) Desc. y Pob. 1006. 8°
1 Sigue a continuación el cuadernillo impreso de la Instrucción y Memoria. Yo no lo he tenido a la vista. La leyenda que
reproduzco ha sido tomada de la transcripción de FPT (1905, VI: 306), conjeturalmente restableciendo las presuntas
abreviaturas.
2 Al parecer, el autor, o quienquiera que le asistió en este paso, está considerando el topónimo como compuesto de tol(li), la
ligadura -ca-, el abstractivo o abundancial -yo(tl), y el locativo -can: “lugar en el que abundan las juncias”. FPT (1905, VI: 28, n. 1)
afirma, sin embargo, que “el nombre correcto [de Tolcayuca] es Tolcuauhiuca”, e identifica ésta con una localidad que caía en la
visita de Tizayuca. De ser así, habría que traducir el topónimo por “lugar de muchas arboledas de juncia”.
3 El autor alude a la peste que comenzó a hacer estragos entre los naturales en 1576, de la que dice Mendieta (1945, III: 174)
que “fue de pujamiento de sangre, como las demás, y daba en tabardillo”. Debido a este despoblamiento, las comunidades
sobrevivientes de Acayucan, Quauhquilpan, San Pedro y Zapotlan, serían más tarde reinstalados en un pequeño poblado que no
excedía de 250 tributarios (ver FPT 1905, III: 307, n. 1).
4 FPT (1905, VI: 306, n. 2: 309, n. 2) se muestra inclinado a identificar Quauhquilpan con el pueblo denominado Tlaquilpan. En
efecto, caían relativamente cercanos el uno del otro, perteneciendo el segundo a la jurisdicción de Cempoala. Ver, en mi tomo
primero de estas RGs del siglo XVI: México, la nota 13 al texto de Cempoala. El glifo “Tlaquilpan” que aparece en la lámina 23,
15, del Códice mendocino, y al que alude FPT, puede encontrarse, también, en la pintura de Cempoala. Es una herramienta para
encalar. A pesar de las pintorescas tradiciones locales que una caprichosa etimología del topónimo Quauhquilpan parecería
avalar, lo más probable es que éste esté referido a una yerba no identificada que se denominaba quauhquilitl, que Robelo (s. f.:
234) traduce par “quelite arbóreo” o “verdolaga”, y que ahora recibe el nombre de “cuaquelite” (Santamaría 1974: 319). Entonces,
águilas a un lado, Quauhquilpan, compuesto de quauh (derivado de quahuítl), quil(itl) y -pan, significa “sobre las verdolagas”.
5 El manuscrito (fol. 1v) leía originalmente “donde”, pero, después, fue testado el “don”.

6 En el manuscrito (fol. 2r). hay a continuación, pintada, una cruz.


RELACIÓN DE LAS MINAS DE TASCO
INTRODUCCIÓN
El manuscrito original
Según lo describe FPT (1905, VI: 263), el manuscrito de la RG de Tasco constaba de una
cubierta, el texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y veinte y nueve planas
escritas, probablemente, de pluma del escribano Luis de Marbán. Esta relación, compleja, no
tenía pintura, y se hallaba depositada en el AGI de Sevilla; en la actualidad, se considera
extraviada (Cline 1972a: 348). Su texto ha sido editado por FPT (1905, VI: 263-82).

Pedro de Ledesma
El autor de este largo informe, fechado entre enero 1 y marzo 6 de 1581, fue Pedro de
Ledesma, alcalde mayor de las minas y corregidor de los pueblos de Tasco y Tenango, quien,
para redactarlo, interrogó a “los españoles e indios más antiguos desta comarca”. La identidad
de este Pedro de Ledesma requiere un breve deslinde, porque hubo en la Nueva España un
par de homónimos más, por lo menos. Uno, el licenciado Ledesma, a quien cabría descartar
por su edad, era

...oriundo de la villa de Ledesma en la provincia de Salamanca, quien


[había sido] secretario de la Real Audiencia de Santo Domingo, se
encontraba en Puerto Rico cinco años más tarde, luego en Cuba, y
pasó a México hacia 1520, o el siguiente año, con el licenciado don
Lucas Vázquez de Ayllón (Porras Muñoz 1982: 337).

Otro, natural de Zamora, hijo de Pedro de Ledesma y de Isabel de Grado, casado él


mismo con hija de Melchor Pérez, “...pasó a esta Nueva España en el [mismo] navío que
vuestra señoría Ilustrísima [don Antonio de Mendoza (1534)]..., y fue a la tierra nueva de
Cibola, donde gastó y se adeudó en mucha cantidad...” Debía ser hombre rico, pues
sustentaba cinco caballos (Porras Muñoz 1982: 336-7). Al parecer, se avecindó en Nueva
Vizcaya; su mujer tenía en encomienda el pueblo de Cuyupuztlan. Por estas circunstancias, y
por lo avanzada que habría sido su edad en 1581, resulta muy improbable la identificación de
este hidalgo con la del alcalde mayor de Tasco.
Por fin, el tercer Pedro de Ledesma era “natural de Madrid, e hijo de Juan de Ledesma”.
Durante un tiempo, residió en Zacatecas, y casó en México con doña Catalina Ortiz, criada de
doña Ana de Castilla, esposa del virrey don Luis de Velasco el viejo. Fue alcalde ordinario de la
ciudad de México en 1570, junto con Leonel de Cervantes, hijo del comendador del mismo
nombre, y, en 1572, familiar del Santo Oficio (ver Porras Muñoz 1982: 336). Se le daba, como
al primer Pedro de Ledesma, el título de “licenciado”. Debería ser ya un viejo conocido
nuestro, porque era alcalde mayor de la ciudad de Antequera a principios de 1580, y,
simultáneamente, entre 1580 y 1581, alcalde mayor de Cuilapa y de Iztepec (ver Acuña 1984a,
Antequera I).
Fray Agustín de Salazar, autor de la RG de Cuilapa (nov. 20, 1580), justificaba haber él
compuesto ese informe, porque el licenciado Ledesma estaba, en ese momento, “ocupado en
el servicio de su Majestad”. Ahora entendemos en qué clase de servicio se encontraba
ocupado entonces el alcalde mayor de Antequera, Cuilapa e Iztepec: estaba desempeñando su
oficio de alcalde mayor de minas en Tasco, y, a principios de 1581, ocupado en la encuesta
que habría de resultar en la relación de este último pueblo y jurisdicción. La inició a 1 de enero
de 1581, pero dejó pendiente la conclusión del informe hasta el 6 de mano del mismo año,
porque, antes, tuvo que volver a Antequera. Las RGs de Cuilapa y de Iztepec, ambas están
firmadas por el licenciado Ledesma y autenticadas por su escribano Pedro de Herrera el
mismo día 23 de enero de 1581. No se puede negar que el hombre era muy activo. Muy
activo, y leal a los intereses reales.
En 1560, junto con el bachiller Francisco de Carriazo y Luis Gómez, dirigió al rey

...ciertos capítulos, por los cuales se daba aviso del número de


tributantes indios destas partes, y el modo que se había de tener en
contarlos y tasarlos. Prometiónos este oidor [Vasco de Puga] de
enviarlos, firmados de nuestros nombres según de nosotros los
recibió, al marqués de Sarria, con un poder y carta particular para el
mesmo marqués y, otra, para vuestra Majestad... Y, viendo que este
oidor quería ir a pedir mercedes a vuestra Majestad, so color de
haberle servido en lo de los avisos del aumento de su Real
Hacienda... (FPT 1940: ENE, XV-2, p. 81).

Estos “desinteresados” capítulos fueron ulteriormente ampliados por Ledesma, en cartas


al rey de mayo 22 de 1563 (o. cit., IX: 214-24; XV-2: 73-80), y, todavía unos veinte años más
tarde, a 20 de marzo de 1584, continuaba proponiéndole a la Corona nuevos proyectos para el
beneficio del añil (ver Pescador del Hoyo 1954: 95).
A juzgar por lo que él mismo dice: “Habiendo veinte y seis años que sirvo a vuestra
Majestad en las conquistas y pacificaciones fiestas partes...” (FPT 1940: ENE, IX, p. 214; XV-
2, p. 73), Pedro de Ledesma llegó a esta tierra hacia 1537, durante el gobierno virreinal de
don Antonio de Mendoza, y aquí, aparentemente, intervino en la pacificación del norte de
Nueva Galicia y buscó fortuna en las minas de Zacatecas. Cuando las Leyes Nuevas,
alrededor de 1545, y la peste de 1546 y las noticias de la riqueza de las minas del Potosí,
aceleraron el cierre de muchas minas novohispanas, Ledesma debió trasladar sus reales a la
ciudad de México, donde, “faltando en qué servir con las armas, acordé conmutarlo en otro
género de servicio” (FPT 1940: ENE, IX, p. 214). Se dedicó a vivir del erario Real como
funcionario. Algún tiempo después del arribo del segundo virrey, don Luis de Velasco el viejo, al
servicio de cuya esposa venía doña Catalina Ortiz, Ledesma casó con ella. Pudo ser alrededor
de 1555.
Debió ser hombre honesto y, a juzgar por sus cartas, no exento de idealismo. En 1570 fue
electo alcalde ordinario de la ciudad, junto con Leonel de Cervantes. En 1571 se estableció en
Nueva España la Inquisición, bajo la presidencia de don Pedro Moya de Contreras; en 1572,
Ledesma fue nombrado familiar del Santo Oficio, esto es, ministro de la Inquisición, que asistía
a las prisiones y otros menesteres. En 1580, el arzobispo de México, que lo era entonces
Moya de Contreras, escribía al residente del Consejo de Indias, don Antonio de Padilla:

Por entender que vuestra señoría Ilustrísima se servirá de tener


noticia de algunos buenos sujetos de los que residen en estas partes
en servicio de su Majestad, la doy a vuestra señoría Ilustrísima de
Pedro de Ledesma, que ha muchos años está en ellas ocupado en
alcaldías mayores de minas, que son los cargos de más confianza y
gobierno, por ser [en] poblaciones de españoles, y entrar en su poder
el azogue de su Majestad y procedido dello, donde otras personas de
menos limitación y cristiandad que la suya, suelen ser aprovechados.
Pero [él], como estima en más el servicio de Dios y de su Majestad, y
conservar su buena opinión, ha querido más su pobreza que la riqueza
de otros. Y porque, visitando mi arzobispalo, estuve en algunas partes
donde ha sido proveído y me constó desta verdad con mucha
notoriedad, y de su rectitud y buen modo de proceder, no quise dejar
de dar la [noticia] a vuestra señoría Ilustrísima; y, también, por
entender que Juan de Ledesma, su hermano, usa en este caso, como
en los demás, de su acostumbrado recato y cortedad.... (FPT 1940:
ENE, XII, p. 62).

El Juan de Ledesma, mencionado en la carta, era funcionario del Consejo de Indias y se


desempeñaba como escribano de Cámara de gobernación (ver Porras Muñoz 1982: 86, 451);
hijo, como don Pedro, de los tordesillanos Juan de Ledesma y doña Catalina Gómez de
Escobar, la cual había sido camarera de la reina doña Juana (o. cit., p. 380). De la carta arriba
citada, se desprende que nuestro Ledesma hacía muchos años que estaba ocupado en
alcaldías mayores de minas, las cuales caían dentro de la jurisdicción del arzobispado de
México.

La RG de Tasco: su contenido

Consecuente con ese espíritu de servicio al monarca y de iniciativa reformadora que


parecía animar al autor, uno podría esperar que la RG de Tasco preparada por Ledesma, no
solamente abundara en información sobre el producto más importante de su alcaldía mayor,
sino sobre los métodos y defectos que había en su producción. Pero el hombre, obviamente,
no redactó su informe desde el punto de vista de un alcalde mayor de minas, sino más bien
como corregidor de aquel distrito minero. Uno de los capítulos más breves de esta relación es
el 28, que se limita a indicar: “Hay muchas minas de plata y, otras, de plata y plomo...” Su
historia misma de las minas es, además, bastante deficiente y llena de vaguedades. Las minas
de Tasco se conocían y se explotaron, aunque con muchas limitaciones, desde 1524 (ver
Cortés 1960: 166; López de Gómara 1954, II: 297). Sin embargo, es posible que esa
explotación temprana haya sido sólo eventual. FPT (1905, VI: 267, n. 1) cita una carta que
dirigieron los oficiales reales de México a la Emperatriz (mayo 1 de 1533), indicándole que “las
primeras minas de plata” se habían descubierto “ocho o nueve meses antes”, esto es, hacia
agosto de 1532. El problema consiste en que esta carta no identifica la ubicación de las dichas
minas. Pudieron ser otras que las de Tasco, porque Torquemada (1943, I: 611) recuerda que
fue, en tiempos de don Antonio de Mendoza (1534-1551), que se descubrieron “muchas minas
de oro y plata y cobre [y] las minas de Tlachco, que han sido de las más famosas...”
Este último dato parece ser más congruente con otros que hay al respecto. Motolinía
(1971: CIX, 120) indica que la primera entrada de un misionero franciscano en Tasco se
efectuó hacia 1531; Porras Muñoz (1982: 235) asegura que don Luis de Castilla “fue dueño de
la mina descubridora de Taxco”. Comoquiera que se interprete el adjetivo “descubridora” y
cualesquiera que sean sus fundamentos, * De Castilla difícilmente pudo tomar posesión de esa
mina antes de 1534: después de una breve estancia en la Nueva España (1530-1532),
emprendió viaje ultramarino a la Península, de donde volvió hasta finales de noviembre de 1534
(Porras Muñoz 1982: 234). Hacia 1557, don Luis de Castilla estuvo a cargo de la
administración de los bienes de Juan de Cabra, de quien dice Ledesma que fue uno de “los
primeros pobladores” (ver nota 6 al pie del texto). Es posible que algunas incertidumbres
cronológicas relativas a las minas de Tasco se despejen, consultando la “Información de
méritos y servicios de Juan de Cabra, uno de los conquistadores de Nueva España, a donde
pasó con el capitán Diego de Camargo [México, enero 17 de 1533]” (Zavala 1980: 507). El
manuscrito consta de siete folios y se conserva en el AGI de Sevilla, Patronato Real; pero hay
copia en el Archivo del Museo de Antropología de México. Yo no lo he consultado.
Finalmente, también los datos que presenta Ledesma encajan en la cronología propuesta
por Torquemada, pues dice que “a esta provincia vinieron, habrá cincuenta años, poco más o
menos [hacia 1530], Rodrigo de Castañeda y, después dél, Miguel Díaz de Aux y otros, que la
dejaron llana y pacífica...” (cap. 2). Y, más adelante (cap. 9): “Descubriéronse estas minas el
año de 1534, poco más o menos, gobernando esta Nueva España don Sebastián Ramírez...”
Don Sebastián Ramírez de Fuenleal fue presidente de la Real Audiencia de México, desde
1531, hasta 1536. Sobre la influencia benéfica que este prelado humanista hizo sentir en la
indagación de las antigüedades mexicanas, consúltese el enjundioso trabajo de León-Portilla
(1969: 9-49).
Para concluir, esta RG de Minas de Tasco abunda en datos sobre las divisiones políticas
de aquel distrito, aporta algunos sobre su pasado prehispánico, y da varia información sobre
su agricultura, comercio, costumbres, dieta, traje y tributos.

La presente edición

A causa del extravío del manuscrito original de la RG de Minas de Tasco, mi transcripción
se ha basado en el texto que publicó FPT (1905, VI: 263.82), cuyas deficiencias, cualesquiera
que sean, no son atribuibles a don Francisco. FPT, por lo común, se limitaba a anotar las
copias que le mandaba o entregaba su paleógrafo a sueldo, José Joaquín Gómez Ramírez.
Aun sin tener a la vista el original, o su fotocopia, para cotejarlo con la transcripción de Gómez
Ramírez, yo he encontrado un par de pasajes muy cuestionables, de los cuales he dejado
constancia en las notas 9 y 95 al pie del texto.

[En la primera página de la cubierta, de varias manos, se lee:] N°


150. Tasco. T[e]uliztaca. Arzobispado de México. Nueva España.
CÉSPEDES. 1

¶ En las minas de Tasco de la Nueva España, a primero día del mes de enero de mil y
quinientos y ochenta y un años, el ilustre señor PEDRO DE LEDESMA, alcalde mayor de las
dichas minas y su jurisdicción, y corregidor de Tasco y Tenango, habiendo visto una Instrucción
y Memoria impresa de las relaciones que su Majestad manda hacer para la descripción de las
Indias, que le fue enviada por mandado del muy excelente señor DON MARTÍN ENRÍQUEZ,
visorrey, gobernador y capitán general desta Nueva España, dijo que él se ha informado de lo
contenido en la dicha Instrucción, de los españoles e indios más antiguos desta comarca, y
conferido sobre cada capítulo de ella en particular, para saber la verdad y lo que se pretende
saber; y, que lo que ha entendido y podido saber, es lo siguiente, respondiendo [a] cada
cláusula de por sí, por sus números:
1 ¶ Estas minas se llaman de Tasco, o Tlachco, por haberse descubierto cerca del pueblo de
indios llamado Tlachco, de quien toma denominación esta comarca, llamándose comúnmente
provincia de Tlachco, donde antiguamente jugaban los indios del dicho pueblo a un “juego de
una pelota”, gruesa del tamaño de una bola de bolos, que en su lengua se llama TLACHTLI y,
en la misma lengua mexicana, corrompido el nombre, se llama TLACHCO, y de aquí tomó
nombre el pueblo y la provincia; 2 porque, en esta tierra, es cosa muy ordinaria tomar
denominación los pueblos de alguna cosa señalada que eta la 3 [tierra] se cría, vende o usa.
2 ¶ Poco después de haber ganado DON HERNANDO CORTÉS la ciudad de México y su
provincia, envió a diversas partes capitanes que la[s] sujetasen y trajesen a la obediencia y
reconocimiento del emperador nuestro señor, y a esta provincia vinieron, habrá cincuenta años,
poco más o menos, [primero] RODRIGO DE CASTAÑEDA y, después dél, 4 MIGUEL DÍAZ DE
AUX y otras personas, 5 que la dejaron llana y pacífica en servicio de su Majestad, como lo ha
estado desde entonces.
3 ¶ Generalmente, el temperamento y calidad de esta provincia es caliente y húmedo,
templadamente; de suerte que, aunque comúnmente es tenida por caliente, a respecto de las
de su comarca es templada y sana. Llueve en ella los meses de mayo, junio, julio, agosto y
septiembre, y, algunas veces, parte de abril y octubre, como en las partes más de la Nueva
España; [pero] no son las aguas tan continuas como las de los inviernos de España, antes,
comúnmente, llueve cada día, en este tiempo, después de medio día y, las más veces,
después de anochecido, un aguacero que dura una hora, y más y menos, con violencia de
viento, de truenos y relámpagos, y algunos rayos de cuando en cuando. El viento que más de
ordinario corre en esta provincia es el sur o mediodía, no con mucha fuerza; y el tiempo en que
es más continuo son los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril, hasta
que entran las aguas. En, el temple, de unos pueblos a otros hay alguna diferencia, [a] causa
de ser más altos o bajos, o estar en partes desabrigadas, o en quebradas y cañadas siendo
los bajos más húmedos y caliente, y, los altos, más secos y templados
4 ¶ Generalmente, es tierra alta y montuosa, aunque también hay pueblos que son llanos y
rasos, y algunos ríos y arroyos crecidos, más que en toda la comarca; aunque no son tantos
como en otras partes de la Nueva España que están en tierra llana. En tiempo de aguas, hay
muchas fuentes y ojos de agua que, en tiempo de seca, se disminuyen y, algunos, se secan de
todo punto. En la tierra llana, hay buenos pastos, pero, en las minas y en otros pueblos que
están en tierra alta, hay pocos o ningunos, si no es tiempo de aguas. Es abundante de frutas
de la tierra y algunas de Castilla, y de maíz y aves; y, ganados, hay pocos y se traen de otras
partes.
5 ¶ Es tierra poblada, aunque de pueblos pequeños. Y, según dicen los antiguos naturales,
fueron en tiempos pasados de mucha gente, la cual se ha consumido, como en las demás
partes de la Nueva España, de las pestilencias generales o COCOLIZTLES (que ansí se
llaman en la lengua mexicana) que en ella ha habido entre los naturales: la primera, por Ios
años de 1544 y 45, y la segunda, en los años pasados de 1576 y 77, sin otras menores y más
particulares que ha habido después que los españoles entraron en esta tierra.
Comúnmente, son los indios de bajo y cortísimo entendimiento y capacidad, de suerte
que, el indio de más talento, será como un muchacho español de ocho o diez años. Sus
inclinaciones, generalmente, son viciosas y ajenas de virtud, y, por la mayor parte, el vicio que
más reina en ellos es [la] ociosidad, y emborracharse y pecados carnales, sin hacer diferencia
entre las parientas y las que no lo son. Su modo de vivir es, universalmente, de sembrar un
poco de maíz en unos pedazos de tierra que tienen alrededor de sus casas, y, en algunos
pueblos, apartadas. Con algunos frutales de la tierra y con el maíz que cogen, se sustentan,
haciendo dello unas tortillas muy delgadas, que es el pan que ellos usan y han usado siempre.
Y deste mismo maíz, y de los dineros que ganan alquilándose para trabajar en las minas o
vendiendo algunas frutillas, pagan sus tributos y compran lo que han menester; aunque la
contratación entre unos indios y otros, comúnmente, es conmutación sin dinero, trocando unas
cosas por otras, como antiguamente se solía hacer en todas partes. La lengua más universal
de toda esta provincia es mexicana, mezclada, en algunas partes, con otras que son
chontales, mazatecas y tarascos, aunque en poca cantidad.
6 ¶ Están estas minas en diecinueve grados de altura, pocos minutos más o menos, y esta
misma altura tiene la provincia, por ser pequeña y poco apartada de las minas. Y, a seis de
mayo, tenemos el sol por cenit, y pasa hasta la máxima declinación de Cáncer hasta catorce o
quince de julio, [en] que vuelve a estar en nuestro cenit o punto vertical.
7 ¶ Están estas minas y provincia a veinte y dos leguas de la ciudad de México, donde reside
el virrey y Audiencia real, y viénese a esta provincia, desde México, caminando hacia el
mediodía.
8 ¶ Parte términos esta jurisdicción, por la parte de occidente, con las minas y pueblos de
Tzaqualpan, que están [a] seis leguas de aquí; y, por la parte del oriente, con los pueblos del
Marquesado, [a] seis leguas destas minas, jurisdicción de Cuernavaca; y, por la del
septentrión, con Malinalco, [a] seis leguas destas minas; y, por la del mediodía, con los
pueblos de Iguala, [a] cuatro leguas destas minas y los de su jurisdicción. Todas las leguas son
pequeñas en distancia, aunque, por ser la tierra áspera y muy doblada, son los caminos
trabajosos y las leguas tenidas por muy largas.
9 ¶ Demás de lo que en el primero capítulo queda dicho, estas minas de Tlachco constan de
tres reales o barrios, que el principal, donde la justicia eclesiástica y seglar reside, se llama
Tetelatzingo, que en lengua mexicana quiere decir “cerro pequeño”, porque el cerro donde se
hallaron las minas es pequeño; el segundo real, que está a la parte del oriente, se nombra
Cantarranas, puesto por los españoles, y los indios le nombran Texaltitlan, que quiere decir
“despeñadero”, por un cerro muy alto que está en él con un despeñadero; el otro real, a la
parte del occidente, se llama Tenango, porque está cerca dél un pueblo de indios del mismo
nombre.
Los primeros pobladores destas minas fueron JUAN DE CABRA, y un MURIEL y JUAN DE
SALCEDO, 6 y poco a poco se fueron poblando, hasta haber mucha gente, [y] trato y comercio
en ellas. Y, como las minas y metales han ido perdiendo la ley, se han ido despoblando, de
suerte que, de presente, no hay más de cuarenta y siete mineros y como setenta personas,
tratantes y oficiales y otras personas, que residen en ellas, sin [mencionar a] los mayordomos
y otros criados de haciendas y hombres, que hay poca noticia de ellos. Descubriéronse estas
minas el año de 1534, poco más o menos, gobernando esta Nueva España DON SEBASTIÁN
RAMÍREZ, obispo de Santo Domingo, por industria de los mismos descubridores y por noticia
que dellas tu vieron. 7
Hay en esta provincia diez pueblos que son cabeceras y, [a] tres leguas destas minas,
otro pueblo [al] que llaman Hueyiztaca, corregimiento por si, que, por no residir en él el
corregidor, se mandó [que] escribiese dél lo que de los demás desta jurisdicción. A las cuales
cabeceras les están sujetos otros pueblezuelos de indios, que comúnmente se llaman
estancias, visitas o anejas 8 de las cabeceras, y cada cabecera, con sus estancias, visitas o
anejas de las cabeceras, 9 se cuenta por un pueblo en la cuenta de los tributos. Los nombres
de las cabeceras son los siguientes, y cada cabecera, con sus estancias, tiene de presente los
vecinos que en cada partida irá declarado.
¶ Tlachco, cabecera: ya se ha dicho en el primero capítulo [lo que significa] su denominación. Tiene de
presente 997 tributarios y, en tiempos pasados, este pueblo, y todos los demás, tuvieron muchos más,
[aun]que no he podido averiguar la cantidad que serían.

¶ Tlamagazapan, cabecera: se llama ansi porque, cuando enviaba MOTEZUMA guardadores de los
pueblos, se iban a bañar a una fuente; que quiere decir, Tlamagazapan, “persona que se va a lavar a aquella
fuente”. 10 Tiene 362 tributarios enteros; que son, marido y mujer, un tributario entero, o un viudo y una viuda, o
dos personas solteras.

¶ Tenango, cabecera: llámase ansi, porque se edificó en un alto y, de allí abajo, está un “despeñadero”; que
[esto] quiere decir en lengua mexicana Tenango. 11 Tiene 428 tributarios enteros.

¶ Atzalan, cabecera: llamase ansí, porque está “entre dos cerros”, que [esto] quiere decir Atzalan. 12 Tiene
289 tributarios enteros.

¶ Nochtepeque, cabecera: llámase ansí porque, en el cerro en que está poblado, habla muchas tunas, y
quiere decir [su nombre], en lengua mexicana, “tuna nacida sobre un cerro”. 13 Este pueblo, y Pilcaya, que
están tasados juntos, tiene 705 tributarios enteros.

¶ Pilcaya: se llama ansí, porque colgaron un ídolo en un cerro junto al pueblo, y, ansí, [su nombre] quiere
decir en la dicha lengua “cosa colgada”. 14

¶ Teticpac, cabecera: llámase ansí, porque está edificado, el pueblo antiguo que solía ser, “sobre un
peñasco” grande, que [a esto] en la dicha lengua llaman Teticpac; y el pueblo, que ahora está edificado en otra
parte, en mejor asiento, se quedó con este mismo nombre. 15 Tiene 345 tributarios [enteros].

¶ Coatlan, cabecera: llámase ansí por un río que pasa por junto al pueblo, dando vueltas a manera de
culebra; porque [a la] “culebra” la llaman, en la dicha lengua mexicana, COATL, y, ansí, [este pueblo] se llama
Coatlan, “que va culebreando”. 16 Este pueblo, y el de Acuitlapan; están tasados juntos en 300 tributarios
enteros.

¶ Acuitlapan: se llama ansí, porque está un cerro antes que lleguen a él, y, más adelante, el pueblo; que
[esto] quiere en lengua mexicana Acuitlapan. 17

¶ Acami[li]xtlahuacan, cabecera: llamá[ba]se ansí antiguamente, porque está en él un llano que producía,
en tiempo antiguo, cañas; que quiere decir en la dicha lengua, el dicho [nombre], “llano con las sementeras de
cañas”. 18 El dicho [pueblo] tiene 272 tributarios enteros.

¶ Teuliztaca, cabecera y corregimiento por sí, como está dicho, sin otra cabecera alguna: llámase ansí,
porque tenían en el dicho pueblo antiguamente, y [la] tienen hoy, una piedra grande, que la enjalbegaban los
antiguos. 19

10 ¶ El asiento destas minas es en tierra muy alta, fragosa y doblada, que, para salir dellas a
tierra llana, se anda cuatro leguas y, por algunas partes, más; y el mismo asiento es tan
áspero, que en todas las minas no hay cosa llana, si no una plazuela muy pequeña [en] donde
está la iglesia, en el dicho real de Teteltzingo. Los pueblos de la provincia, comúnmente, están
en sitios semejantes a éste, unos en laderas, otros en quebradas y, otros, en lo más alto de
los cerros. Y, en estos tales, no hay orden de poblazón, sino una casa aquí y otra all[á], según
la disposición y comodidad que permite la aspereza de la tierra. Otros pueblos hay que están
en tierra más llana, cuyas casas están puestas por orden, formándose calles muy derechas
que llegan de campo a campo. Y es de saber que cada casa, con sus terrezuelas, se cuenta
por una casa, y, para formar las calles, hacen desde una casa a otra un seto de cañas de
maíz, o de otros palos, malezas o arbolillos, con que hacen pared y se continúa la calle, por no
dejar vacíos aquellos espacios que hay entre casa y casa, que se ocupan con las tierras y
hortezuelas de los indios. Y ésta es la orden que, generalmente, tienen los pueblos de indios
de la Nueva España.
11 ¶ La cabecera de Tlachco está, dente real [en] donde reside la justicia, [a] dos leguas.
Tiene once estancias, cuyos nombres son estos: Los Reyes, que en lengua mexicana se llama
Tecalpulco, que quiere decir “donde hay muchas diferencias de piedras”; 20 Teteltzingo, que
quiere decir “al cabo de una loma”; 21 Santa María de la Asunción; San Sebastián
Mexcaltepeque, que quiere decir que hay allí unos “cerros semejantes a un maguey”; 22 San
Juan Pololapan, que quiere decir “que deslíen lodo en agua”; 23 Ecatepec, que quiere decir
“encima de un cerro, cosa airosa”; 24 Caltitlan, que quiere decir “cosa que está detrás”; 25
Chalman, que quiere decir un nombre antiguo de los indios, como quien llama a Pedro o Juan;
26 Santiago Tizahuacan, que quiere decir “cosa blanca”; 27 San Juan Coatlan, porque pasa por

allí un río cerca culebreando, que [eso] quiere decir “culebra”; 28 San Pablo Contlalco, que
quiere decir un “cerro hecho a manera de una olla de tierra”. 29 Las cuales estancias están
dentro de un cuarto de legua, y de una [a] dos y tres leguas de la cabecera.
Tlamagazapan, cabecera, dista de las minas tres leguas, [y] tiene cinco estancias cuyos
nombres son estos: San Juan Cuzcatlan, el cual se llama ansí, que quiere decir “unas cuentas”
en lengua castellana; 30 San Martín Teteltzingo, que quiere decir “al cabo de una loma”; 31San
Pedro Tlacotítlan, que quiere decir “entre unos mimbres”; 32 San Miguel Zapotitlan, por un
cerro [al] que apodaron [conforme] a un árbol [al] que llaman TZAPOTL; 33 San Gaspar
Tetelco, que quiere decir unos “cerrillos pequeños”. 34 Las cuales estancias están de la
cabecera [a] una, dos, tres y cuatro leguas.
Tenango, cabecera, está [a] una legua del real principal destas minas, [y] tiene quince
estancias cuyos nombres son éstos: San Esteban Ahuazhuatepec, por un “cerro donde nacen
muchos robles”; 35 San Pedro Texoxoco, por una “piedra verde” que está allí; 36 San Felipe
Apano, por una “zanja por donde va agua”; 37 San Mateo Quauhpalocan, por una “tablazón”
que hubo en tiempo antiguo allí; 38 Nuestra Señora de la Concepción Chichilan, porque plantan
allí “mucho chile”; 39 Santo Tomás Xoxotla, porque hay allí “gran cantidad de guayabas”; 40 San
Martín Teteltitlan, “detrás de unos carrillos”; 41 San Miguel Ichpochquilan, por haber cogido allí,
en tiempo antiguo, unas “yerbas nuevas” que llaman QUILITES 42 San Simón Tenango, por una
“albarrada”; 43 San Sebastián Chiapan, por un “cenagal”; 44 San Juan Tlalcomulco, por una
“hoya”; 45 San Marcos Quauhxomolco, por una “rinconada que hace allí el monte”; 46Santiago
Texalpan, porque está fundada “sobre unas piedras”; 47 San Francisco Tlatzontecpan, porque
“cortaban allí madera”; 48 Santiago, donde está un hospital, en el monte que llaman
Quauhtocayan [por]que “brota mucha madera”. 49 Las cuales estancias están dentro de dos
leguas, a legua, y a media y a cuarta, de la cabecera.
Atzalan, cabecera, está deste real de las minas [a] dos leguas, [y] tiene siete estancias
cuyos nombres son éstos: Los Reyes Payntlan, que quiere decir “corredores”; 50 Santiago
Tu[z]patlan, por unas “yerbas que huele[n] mal”; 51 San Gabriel Xaloztoc, por unas “cuevas de
arena”; San Jerónimo Aquiapan, porque “llueve allí de contino”; 52 San Miguel
Tecomahueyecan, por “cosa redonda”; 53 La Concepción de Nuestra Señora Texuxula, por
una “yerba a manera de cebollino”; 54 San Juan Texcaltzingo, por unos “peñascos pequeños”.
55 Las cuales están dentro de cuatro leguas, a media o una, [a] dos y más, de la cabecera.

Nochtepec, cabecera, está destas minas [a] cuatro leguas, [y] tiene seis estancias cuyos
nombres son éstos: San Andrés Itztepec, por un “cerro de navajas”; San Francisco
Mazaixtlahuacan, por un “llano [en] donde suelen correr venados”; 56 San Pedro Tuchteco, por
“un conejo que allí abrieron” antiguamente; 57 San Gaspar Tetzicapan, por un “hormiguero”; 58
Los Reyes Ololiuhcan, por un “cerro redondo”; 59 San Juan Ac[ue]chapan, por una
“sanguijuela”. 60 Las cuales dichas estancias están, de la cabecera, dentro de tres leguas, a
media y a más, y a legua.
Pilcaya, cabecera, está deste real [a] cinco leguas, [y] tiene ocho estancias cuyos
nombres son éstos: Santiago Tlahuitlipan, que quiere decir “donde sacan almagre”; 61 San
Sebastián Tizalipan, donde sacan [la] piedra blanca que llaman TIZATL; San Gaspar
Tepoznechicoyan, que quiere decir “donde soldaban cobre”; 62 San Andrés Zapotitlan, por un
cerrillo [al] que apodaron [conforme] a un árbol que llaman ZAPOTL; Santa Lucía
Tepu[z]chiuhcan, que quiere decir “donde labraban hierro”; 63 Santa Catalina Yahualiuhcan,
que quiere decir “cosa redonda”; 64 San Juan Tecolo[l]tzingo, que quiere decir “por una piedra
combada”; 65 San Marcos Tecozauhyan, por “cosa bermeja”. 66 Las cuales estancias están
dentro de dos leguas, como las demás.
Teticpac, cabecera, está [a] tres leguas deste real de las minas, [y] tiene diez estancias,
que son éstas: Santiago Tzontecomaixtlahuacan, que quiere decir “una cabeza en un llano”; 67
Los Reyes Teyahualtipan, por una “piedra redonda”; 68 San Juan Texcaltitlan, por “un
peñascal”; 69 San Andrés Ocotzoc, por “cosa de resina o trementina”; 70 Santa María
Chimaltitlan, por “una rodela”; 71 San Pedro Xilotepec, por unas “flores que están en un cerro”;
72 San Felipe Alpuycan, por “agua salada”; 73 San Francisco Chichila, por “chile”; 74 Santa

María de la Concepción Pezotlipan, porque está “sobre un tejón”; San Sebastián


Huixiuht[l]iliuhcan, por unos árboles que llaman GUAXE, que están sobre una loma. 75 Las
cuales dichas estancias están, de la cabecera, dentro de tres leguas, como las demás.
Coatlan, cabecera, está destas minas [a] tres leguas, [y] tiene cuatro estancias cuyos
nombres son éstos: San Sebastián Mazaixtlahuacan, por un “llano donde corren venados”;
San Gregorio Quauhtenco quiere decir “junto al monte”; 76 San Gaspar Teteltitlan, por “entre
unos cerrillos”; Santiago Cacahuamillpan, por una “sementera de cacao” que hay allí. Las
cuales estancias están dentro de tres leguas, como las demás.
Acuitlapan está [a] dos leguas destas minas, [y] tiene cuatro estancias cuyos nombres
son éstos: San Francisco Texitlan, que quiere decir “lugar de piedras que se dan unas con
otras”; 77San Gaspar Atzumpan, por una “fuente” que está allí; Santiago Popoyomatla, por
unas “yerbas que huele[n] mal”; 78 San José Tepozonaltitlan, por unas “piedras esponjadas”. 79
Las cuales estancias están dentro de una legua, y de media y menos.
Acami[li]xtlahuacan, cabecera, está [a] una legua de este real, [y] tiene cinco estancias
cuyos nombres son éstos: San Sebastián Tenantzingo, por una “albarradilla”; Santiago
Tlamalinala, por “cosa retorcida”; 80 San Juan Hueyapan, por una parte [en] donde había
“mucha agua”; San Francisco Ahuacatenamic, por unos “árboles aguacatales, de donde [el
pueblo] se defendía a manera de fuerte”; 81 Santa María Chapulicxitla, que quiere decir “pie de
cigarra”. 82 Están estas estancias, de la cabecera, dentro de tres leguas, como está dicho de
las demás.
Teuliztaca, cabecera, está deste real de las minas [a] tres leguas, [y] tiene nueve
estancias cuyos nombres son éstos: San Martín Chimalacatla, por unas “varas altas, huecas,
que echan una flor grande redonda”; 83 Santiago Temazcalapan, que quiere decir un “cerrillo a
manera de baño”; 84 San Felipe Cuixteliuhcan, por un “cerrillo pequeño a manera de lagartija”;
85 San Miguel Acacicintla, por una “caña que da una semilla a manera de mijo”. 86 San Simón
Vancuican, que quiere decir “cosa nueva”; San Juan Zacatlan, por un “llano de mucha yerba”;
Santa Cruz Tezapoapan, por una “fruta silvestre que llaman anonas”; 87 San Marcos
Yopitzinco, por nombre antiguo; 88 San Sebastián Petlacalapan, por un “bajío a manera de
petaca”.89 las cuales estancias están dentro de dos leguas de la cabecera, como las demás.
12 ¶ El pueblo de Tasco parte términos con los pueblos de Tlamagazapa, A
cami[l]ixtla[huacan], Coatlan, Teticpac, Nochtepec, Tenango, Atzalan, Hueyiztaca, Atzalan, 89
90 Iguala, Tepecuacuilco, Tasmalaca, [y] está a la parte del mediodía. La tierra y [las] leguas
son como queda dicho en el octavo capítulo.
¶ T[l]amagazapan está a la parte de entre el sur y el levante; parte términos con los pueblos de
Tepecuacuilco, Tasmalaca, el Marquesado, Acuitlapan, Acami[l]ixtla[huacan] y Tasco.

¶ Tenango está al poniente, [y] parte términos con los pueblos de Nochtepec, Ichcateupan, Atzalan, Tasco,
Acami[l]ixtla[huacan], Coatlan y Teticpac.

¶ Atzalan está entre el poniente y el sur, [y] parte términos con los pueblos de Tenango, Ichcateupan,
Hueyiztaca [y] Tasco.

¶ Nochtepeque cae al poniente, [y] parte términos con los pueblos de Teticpac y Pilcaya y Tzaqualpan, y
Tzicapuzalco y Atzalan y Tenango.

¶ Pilcaya cae entre el poniente y el norte, [y] parte términos con los pueblos de Teticpac, Tzumpahuacan,
Tonatiuhco, Iztapan, Tzaqualpan [y] Coatlan.

¶ Teticpac cae entre el poniente y el norte, [y] parte términos con los pueblos de Tasco,
Acami[l]ixtla[huacan], Coatlan, Pilcaya, Nochtepec y Tenango.

¶ Coatlan cae a la parte del norte, [y] parte términos con los pueblos de Acami[l]ixtla[huacan] y el
Marquesado, y Malinalco y Tzumpahuacan, y Tonatiuhco y Pilcaya, y Tasco y Tenango.

¶ Acuitlapan cae entre el norte y el levante, [y] parte términos con los mismos pueblos que el pueblo de
Coatlan.

¶ Acami[li]xtlahuacan cae a la parte cerca del levante, hacia el norte, [y] parte términos con los pueblos de
Tasco, Tlamagazopan y el Marquesado, y Coatlan y Tenango.

¶ Teuliztaca cae entre el sur y el poniente, [y] parte términos con los pueblos de Atzalan, Ichcateupan,
Coatepec, Iguala, Cocula [y] Tasco.

13 ¶ Ya, en el noveno capítulo, quedan puestos los nombres de los pueblos, con su
denominación, Y las lenguas que en todos hablan, generalmente, es la mexicana; aunque,
algunos, hablan alguna de las tres que queda declarado en el quinto capítulo.
14 ¶ Toda esta provincia reconocía por señor al rey de México, MOTECZUMA y sus
antecesores, el cual ponía un gobernador que los gobernaba y asistía continuamente entre
ellos, por cuya muerte nombraba [a] otro el rey de México. Y en este gobierno estuvieron,
hasta la entrada de los españoles, y no gobernaba toda la provincia, sino una cabecera con
sus estancias. Verdades que no estaban entonces como ahora, porque unas tenían más o
menos distrito que de presente: y no hay indios tan viejos ni curiosos, que sepan describir esto
con entera razón ni puntualidad.
Tributaban al rey de México y, generalmente, daban mantas de tres brazas de largo y una
vara de ancho, de algodón, y, entre dos tributarios casados, un HUIPIL y unas enaguas, y no
había de tener ninguno más que una mujer. Hacían una sementera grande entre todo el pueblo
y, lo que della cogían, lo juntaban estos gobernadores y la daban, cada año, a MOTECZUMA,
y las mantas daban de veinte en veinte días.
Adoraban [a] UNA PIEDRA que ponían, o hallaban bien puesta, o [a] algún TROZO DE
ÁRBOL: y ataban a la piedra o trozo unos papeles que hacían de árboles, y se los ponían a
manera de quererlos cubrir con ello. Y los ritos que hacían era irse a media noche a bañar a lo
más hondo de los ríos y arroyos, desviados de donde vivían, y, después de lavados, tomaban
piedras pequeñas y cañas huecas, y lo traían a las piedras y troncos que adoraban, a manera
de ofrenda, humillándose.
Sus costumbres eran [que], si alguno tomaba la mujer del otro, le apedreaban hasta que
moría, y lo mismo se hacía a los que se emborrachaban, o hurtaban o hacían otros males;
excepto los principales y señores, que, aunque hiciesen todo esto, no tenían pena. Tenían por
costumbre los principales que, si veían algún pobre desnudo, lo vestían y [le] daban de comer.
Los MACEHUALES andaban con solamente una manta de [he]nequén y unos MAXTLES, que
son unos ceñidores de cuatro dedos de ancho, y, del ombligo a los riñones, pasa otra tira que
le[s] cubre el miembro genital, y unos CACLES de palma a manera de zapatos.
15 ¶ El gobernador que entre ellos residía los tenía en justicia a su modo, deshaciendo los
agravios que unos a otros [se] hacían en casos de hacienda e intereses: y punta los delitos
graves, hacienda apedrear [a] los delincuentes, y con otros géneros de castigo de que no se
tiene entera noticia. Cobraba, a su tiempo, el gobernador los tributos y enviábalos a México,
sirviendo también de mayordomo o receptor.
Traían guerra con los pueblos de Cuernavaca y de su comarca, que al presente se
nombran del Marquesado, que son a la parte del norte esta provincia. Sus armas,
generalmente, eran arcos y flechas, rodelas y macanas de palo tostado, que son al modo de
mazas o porras, poniendo, en las esquinas o filos, navajas de pedernal, de que también ahora
usan.
El hábito que traían era mantas de algodón cuadradas, anudadas en el hombro, y unos
zapatos de [he]nequén, que es el hilo que hacen del árbol [de] maguey, abiertos por arriba al
modo de sandal[ia]s; y, otros, los traían de cuero de venados o tigres, como podían. Y estas
mantas y CACLES eran más pintadas y tejidas unas que otras, según la calidad del indio. Y
esto usan ahora, [aunque] verdad es que traen ya camisas de manta de algodón, y zaragüeles
y zapatos, y, muchos dellos, que tratan en las minas y entre españoles, traen vestido de
español, aunque imperfectamente.
Su mantenimiento era maíz tostado, o tortillas dello, chile, y otras yerbas y menudencias
de poco valor; pero los principales comían gallinas, venados, liebres, conejos, ratones,
culebras, lagartijas, langosta [y] hormigas gordas. Y, ahora, todos comen lo mismo, y carnero,
vaca, pan, y vino, los que lo pueden haber y comprar. Ahora viven más bien tratados, porque
comen lo que quieren y pueden, lo que no solían hacer en tiempo de su gentilidad; pero
entonces vivían más sanos, porque trabajaban menos y se sustentaban con menos, y no salían
de sus provincias a otras ni mudaban constelaciones. Y, ansí, estaba la tierra llena de gente,
que, después que vinieron los españoles, se han consumido la mayor parte con dos
pestilencias generales que ha habido, y otras particulares que, cada año, hay entre ellos.
16 ¶ No se sabe más de lo que queda referido en los capítulos precedentes.
17 ¶ Esta provincia es más sana que las de su comarca, porque, aunque naturalmente es
caliente por estar debajo de la tórrida zona casi al fin del primero clima, el alto sitio della la
hace airosa y, esta causa, ser caliente y seca templadamente. Las más continuas
enfermedades della son cámaras de sangre, tabardillo [e] hinchazones en las gargantas.
Curábanse, antiguamente, con sólo punzarse en la cabeza con una navaja aguda o con unos
colmillos de víbora; y, de presente, hay entre ellos algunos indios e indias que llaman
AMANTECAS, que los curan con bebidas de yerbas y raíces, y los sangran de los brazos.
18 ¶ Están estas minas y provincia en una sierra alta que es cordillera de minas, que corre de
oriente a poniente: y empiezan [des]de pueblos del Marquesado, obispado de Taxcala, y
fenecen en los de Mechuacan, obispado de Mechuacan, de suerte que atraviesan el
arzobispado. Y tiene, de ancho, cuatro o cinco leguas y, en partes, más o menos. Las minas
más orientales y más cercanas al obispado de Taxcala son éstas, y, tras ellas, van las de
Tzaqualpan, Zultepeque y Temazcaltepeque, y éstas están cerca del obispado de
Mechuacan.
19 ¶ Por junto al pueblo de Coatlan, que es [a] tres leguas destas minas a la parte del norte,
pasa un río mediano [al] que los indios llaman Coatlan. Viene de la Sierra Nevada de Toluca,
que estará [a] trece leguas, y viene junto con otros ríos pequeños de Zultepeque y [de]
Jahualtzingo, que no tienen nombres. Súmese, por una boca a manera de cueva, como [a] dos
tiros de arcabuz del dicho pueblo de Coatlan, y sale, por otra boca, [a] una legua de allí. Hay
algunos regadíos dél, en sementeras de maíz y chile y algodón de indios, y entiéndese que
podría haber muchas más, y muchas cañas dulces de azúcar, porque se dan por toda la
ribera.
20 ¶ Junto al pueblo de Teticpac, [a] tres leguas destas minas, está una laguna pequeña, que
tendrá en circuito trescientos pasos comunes [y] que tendrá cuatro estados de hondo, [que] no
cría pescado, excepto algunas tortugas. Acuden a ella algunas aves, aunque pocas, [y] no
entra en ella ningún río ni otras aguas, si no es en tiempo de lluvias. [A] media legua del pueblo
de Hueyiztaca, en una estancia que llaman Temazcalapan, hay un ojo grande de agua, que
nace allí en cantidad del cuerpo de un hombre, y por la ribera dél hay muchas sementeras de
cañas dulces de azúcar, y frijoles y otras semillas, y puede haber muchas más, porque hay
tierras para ello.
21 ¶ No hay otra cosa notable más de lo que está dicho.
22 ¶ Los árboles silvestres desta provincia son encina, pino, guaje, HUIXACHIN, madroño,
HUITZTLI, cedro, sauce, sabina, nogal silvestre. Los ingenios del beneficio de la plata se
hacen de encina [y] guaje, y las casas, de encina.
23 ¶ Los árboles frutíferos que hay, de los naturales desta tierra, son anonas, zapotes
amarillos, zapotes prietos, parras silvestres, aguacates, guayabas, plátanos, nances,
guamúchiles, capulíes, cacao, ciruelas, zapotes blancos [y] nueces. Las frutas destos árboles
tienen sus mismos nombres. Los árboles y frutas de Castilla son naranjas, limas, limones,
cidros, granadas, membrillos, manzanas, duraznos, albaricoques, melocotones, higos, piñas,
cañas de azúcar [y] moras. Todas estas frutas se comen venden y aprovechan. De las más
que se darían o dejarían de dar, no se tiene noticia por falta de la experiencia.
24 ¶ Los granos, semillas y hortalizas que de presente se dan, son maíz, lechugas, coles,
rábanos, pepinos, borrajas, espinacas, acelgas, espárragos, habas, garbanzos, arvejas,
frijoles, chile, cebada [y] trigo; aunque el trigo, de presente, no se siembra. Y, antiguamente,
se daba seda y grana, y ahora no, porque no hay quien se dé a ello; y, por la aspereza de la
tierra, no se han puesto vides ni olivos.
25 ¶ No hay que responder, más de lo que queda dicho en el precedente capítulo.
26 ¶ Hay una raíz, a quien los naturales llaman COHUANENEPILI, de que usan contra
ponzoña; 91 cardosanto, arrayán, laurel, [y] estafiate [y] altamisa; 92 y otras muchas se
entiende que hay, de que llevó razón y pintura el DOCTOR FRANCISCO HERNÁNDEZ,
protomédico de su Majestad, que vino a este efecto. 93
27 ¶ Los animales bravos que se crían en esta tierra son leones, tigres, lobos, raposos,
coyotes, venados, conejos, armadillos y tlacuaches; los domésticos, son vacas, cabras,
ovejas, puercos y carneros; las aves de volatería son papagayos de dos géneros, cuervos,
gavilanes, cernícalos, auras, águilas, lechuzas, búhos y pájaros pequeños de agradable canto,
[y] codornices; las aves domésticas, son gallinas, de Castilla y de la tierra, y palomas.
28 ¶ Hay muchas minas de plata y, otras, de plata y plomo, y no de otros metales. Las colores
de los metales son diversos: colorados, pardos, negros, bermejos [y] cenicientos.
29 ¶ No hay ningunas.
30 ¶ No hay salinas en estas minas, ni cerca dellas. Provéense de sal, para el beneficio de la
plata, de Ocotlan, Igualtepeque [y] Tehuacan, que están las más cercanas [a] veinte leguas y,
las más lejanas, [a] treinta y cinco. En el pueblo de Alahuiztlan, y en su comarca, se hace sal,
aunque poca: está [a] diez leguas destas minas. En el pueblo de Iztapa y Tonatiuhco, que está
[a] siete leguas destas minas, se hacen unos canutos grandes de sal blanca, y muy buena para
comer, y es en poca cantidad.
31 ¶ Generalmente, las casas de los indios son bajas y angostas, de uno o dos aposentos,
hech[a]s de adobes o piedra y cubiertas de paja, y, algunas, de terrado; excepto algunas
casas de principales, que tienen más aposentos, con algunos altos de poca altura y anchura: y
pocas están blanqueadas por de dentro con cal, y pocas son de piedra, que las más son de
adobes, como he dicho. La cal hacen los indios con mucha facilidad, y piedra hay mucha y, en
algunas partes, hacen ladrillo. Las casas de los españoles son de adobes y piedra, cubiertas
de madera de encina, roble, y, la cobertura de encima, de TAXAMANIL, y, otras, de paja. Y el
TAXAMANIL es lo que, en Castilla, llaman ripio. 94
32 ¶ No hay ninguna cosa destas en esta provincia.
33 ¶ Los españoles tratan, vendiendo y comprando a españoles e indios, ropa y mercaderías,
así de Castilla como desta tierra, y rescatando plata por reales; los indios tratan con ellos,
vendiendo ropa de la tierra [y otras cosas], 95 como es cacao, maíz, cera, y otras semillas y
frutos de la tierra. Y también venden sombreros, zapatos, y otras cosas que compran de
españoles; aunque, la más general contratación de unos con otros, es [la] conmutación de
unas cosas por otras, como se dice en el capítulo quinto. Los tributos pagan en dineros y en
maíz, conforme a sus tasaciones.
34 ¶ Estas minas, y toda esta provincia, están en el arzobispado de México y [a] veinte y dos
leguas de México. Viénese, caminando de norte a sur, [y] el camino es áspero, oblicuo y alto,
por ser la tierra doblada; y, por esta causa, se tienen las leguas por grandes.
35 ¶ En cada pueblo de indios hay una iglesia pequeña, donde se les dice misa y administran
los sacramentos, de diferentes advocaciones. En este real de Teteltzingo hay una iglesia, que
es la parroquia destas minas, en la cual hay TRES BENEFICIADOS: los dos, de los españoles,
y el uno, de los indios. Y el uno dellos es vicario del arzobispo para las causas de los
españoles, y, otro, para las de los indios. No hay capellanías fundadas. Hay DOS
COFRADÍAS, del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora, y, en este mismo real, hay una
ermita de la Veracruz adonde hay COFRADÍA DE DISCIPLINANTES, en la cual se dice una
misa rezada cada viernes y se celebran las fiestas de la Cruz, y todo esto se hace de
limosnas.
36 ¶ No hay ninguna cosa destas en esta provincia.
37 ¶ Hay un HOSPITAL donde se recogen los pobres que a él vienen, así españoles como
indios, que se sustenta de limosnas que se piden en el pueblo. Las casas deste hospital dejó,
para este efecto, un clérigo que se llamaba GASPAR DE ROJAS, 96 que, ha que murió,
catorce años, poco más o menos. Y dejó, por patrón de la dicha casa, a PEDRO MÁRTIR,
vecino y minero destas minas, que hoy es vivo, y a un ANTONIO DE CASTRO, que es ya
difunto. Junto a este hospital y pegado con él, está otra ermita, de la advocación de San
Sebastián y San Miguel, donde se hacen algunas fiestas entre año, de limosnas que se
recogen. En todas las haciendas destas minas en que residen mineros, hay ermitas donde les
dicen misa, por estar desviadas de la iglesia mayor dellas.
38 ¶ No son estos pueblos marítimos, antes distan, de la Costa del Norte, 97 ochenta leguas,
y, de la del Sur, cincuenta.
39 ¶ Al capítulo treinta y nueve, y a los demás hasta el postrero, no hay que responder, porque
pertenecen a tierras marítimas.
¶ La cual dicha relación acabó de hacer el dicho señor alcalde mayor en las dichas minas
de Tasco, a seis días del mes de marzo de mil y quinientos y ochenta y un años, en presencia
de mí, LUIS MARBÁN, escribano público destas minas por su Majestad, y lo firmó de su
nombre, siendo testigos DIEGO DE SORIA, presbítero, y LUIS ZAPATA y JUAN DE NARDON,
y SILVESTRE ESPÍNOLA Y DIEGO DE JÓDAR, vecinos destas minas. PEDRO DE LEDESMA
(rúbrica).
¶ En fe de lo cual, yo, el dicho LUIS MAREAN, escribano público de las minas de Tasco
por su Majestad, hice mi signo, que es a tal, en testimonio de verdad. LUIS MARBÁN,
escribano público (rubricado y signado).
¶ Tasco, alcaldía mayor. 98
¶ T[e]uliztaca, corregimiento.
¶ Desc. y Pob. 653. 6°
* Porras Muñoz sustenta su frase en la autoridad de Dorantes de Carranza (1970: 302-3); pero el cronista se limita a decir que
“... fue tanta la riqueza que tuvo [don Luis de Castilla] de aquella mina de Tasco, que pudo hacer toda esta muestra conforme a
su corazón y deseos, porque hasta los vasos serviles, de cocina y otros servicios, eran de una fina pasta de plata...”
1 Después de la cubierta y antes del texto, se hallaban las hojas impresas en 1577, que contenían la Instrucción y Memoria.

2 “Juego de pelota con las nalgas” se decía ollamatiztli; “juego de pelota así, el lugar”, se llamaba tlachtli u ollamaloyan (Molina
1944: EM, 73r). Es inexacto que, “corrompido el nombre”, tlachtli se haya denominado tlachco; Tlachco es un topónimo, “lugar
del juego de pelota”.
3 La transcripción de FPT (1905, VI: 264) lee: “en ella”.

4 De los datos que he cotejado, no emerge clara la identidad de Rodrigo de Castañeda y, en consecuencia, tampoco su biografía
es coherente. Dorantes de Carranza (1970: 228) registra a un “vecino de México y conquistador” de este nombre, al “que
llamaron Xicotencatl”, de quien dice que fue “valiente y atrevido en paz y guerra, y de calificados oficios después de ganada la
tierra”. A continuación, sin hacer mención de sus hijos, enumera a sus nietos. Al parecer, estuvo casado con doña Ana de León,
de la que tuvo, por lo menos, dos hijos: un Rodrigo de Castañeda, quien casó con una hija de Jorge Cerón Carvajal, y doña
Isabel de León, casada con Gaspar Alonso de Aguilar. Rodrigo de Castañeda, hijo, hacia 1560, heredó de su padre la
encomienda de Puctla (ver Porras Muñoz 1982: 177, 249) y, probablemente, las casas que aquél poseía en la ciudad de México
(o. cit., pp. 276, 471). Por su parte, Díaz del Castillo. (1962: 521) habla de un Rodrigo de Castañeda que “fue nahuatlato y buen
soldado, [y que] murió en Castilla”. Podría tratarse de la misma persona. Los datos no son conflictivos, pero resultan inciertos.
5 Según esta cronología, la pacificación de la provincia de Tasco habría empezado hacia 1530, y se habría consumado poco
después. Hay evidencias de que las minas se descubrieron a fines de 1532 (ver FPT 1905, VI: 267, n. 1), y de que ya iban “en
crecimiento”. Es posible que, en esta etapa, haya intervenido Miguel Díaz de Aux, aragonés, uno de los capitanes de la armada
que envió Garay a la conquista de Pánuco en 1519. Su pleito por la encomienda de Meztitlan, que él mismo llevó y defendió ante
el Real Consejo de Indias en 1541, ha dejado rastro en las crónicas (ver Díaz del Castillo 1962: 254-5; Dorantes de Carranza
1970: 216-7). Otros datos biográficos de Miguel Díaz de Aux pueden encontrarse en Porras Muñoz (1982: 344-7).
6 No he encontrado datos sobre Muriel. Obsérvese que el pasaje habla de “los primeros pobladores”, no de los primeros
propietarios y explotadores de estas minas. Tal vez por eso no hace mención de don Luis de Castilla, de quien se dice que “fue
dueño de la mina descubridora de Taxco” (Porras Muñoz 1982: 235) y quien, hacia 1557, tuvo a su cargo la administración de los
bienes de Juan de Cabra, “uno de los primeros benefactores con que contó la Nueva España” (o cit., p. 237). El Juan de Salcedo
o Saucedo, aquí mencionado, puede ser el conquistador, capitán de su propia carabela, que pasó a Nueva España veinte o
treinta días después que Cortés. Fue regidor de la ciudad de México en 1526 y 1527. Dejó, al morir, un pueblo de indios que
rentaba tres mil pesos. Es posible que una carta, fechada en Toro a 24 de abril de 1505, que Carlos V dirigío a Ovando,
recomendara a este Juan de Salzedo. Consultar Dorantes de Carranza (1970: 205, 222, 446-7); CCDJBM (1955, II: 368, 236);
Porras Muñoz (1982: 142, 143, 286).
7 Ya se ha indicado arriba, en la nota 5, que la explotación de las minas se comenzó en 1532; pero esto no significa que
entonces se descubrieran ni que ésa haya sido la primera vez que se explotaron. En su cuarta relación, fechada a 15 de octubre
de 1524, Cortés (1960: 166) habla ya de las minas de “Tachco”, y dice que “...luego [que]. supe [de] las minas... envié
herramientas y españoles, y trajéronme muestra de ello. Y de allí adelante di orden como sacaron todo lo que fue menester, y se
sacará lo que más hubiere necesidad...”
8 La transcripción de FPT (1905, VI: 267) lee: “agenas”.

9 En la transcripción de FPT (los. supra cit.), se lee a continuación: “y cada cabecera con sus estancias”, lo cual he suprimido
en la mía: aunque ahora repara que ha confusión del pasaje es perfectamente atribuible al paleógrafo a suelo de don Francisco,
quien debió leer dos veces la misma línea. Entonces, lo más probable es que la frase deba reconstruir”…a las cabeceras les
están sujetos otros pueblezuelos de indios que comúnmente se llaman estancias, visitas o anejas de las cabeceras, y cada
cabecera, con sus estancias, se cuenta por un pueblo…”
10 Más bien, “río de los sacerdotes”.

11 “Lugar de la muralla o pared”.

12 “Entre ríos”.

13
“En el cerro de las tunas”.
14 “Donde está colgado” o “donde cuelgan”.

15 “Sobre la piedra” o “sobre piedras”.

16 “Lugar de la culebra”.

17
“Sobre la espalda del río” o “detrás del río”.
18 La traducción es aceptable, pero el topónimo debe reconstruirse, como se ha hecho en mi transcripción, porque aquí (FPT
1905, VI: 269) aparece sincopado, leyéndose “Acamistlahuacan”. Adelante, en otros lugares, se leerá: “Acamistlaba” y
“Acamistla”.
19 Teutliztacan, también llamado Hueyiztacan, ya que teutl y huey son sinónimos, significa, propiamente, “gran lugar blanco”, o
“lugar blanco grande”.
20 Más bien, “lugar del barrio, casa o sala grande de piedra”.

21 “Lugar de serranías pequeñas, o montículos”.

22 “En el cerro del mezcal”.

23 “Sobre el agua perdida o hecha lodo”.

24 “En el cerro del aire”.

25 “Junto a las casas”.

26 Probablemente, “donde se ofrendan o hacen a mano cuentas de piedra”.

27 “Lugar del agua de yeso” o “lugar del que tiene yeso”.


28 “Lugar de la culebra, o de culebras”.

29 “Lugar de la tierra de ollas”.

30 “Lugar de joyas, o cuentas de piedra preciosa”.

31
Ver arriba, nota 21.
32 “Entre, o junto a las varas”.

33
“Entre, o junto a los zapotes”.
34 “Lugar de montes y sierras”.

35
Este topónimo es, por lo menos, de etimología incierta. Hernández (1959. I: 15) registra una yerba denominada ahoazhoaton,
que, en el Índice Analítico, se traduce por “hierba que tiene hojillas de encino” (1959, II: 422); pero Molina (1944: EM 50v; ME, 9r),
a su vez, registra el término auazuatamalli, el que traduce por “empanada de tamal grande” o “empanada grande”, donde no
cabe suponer que ahuazhua- signifique “hojas de encino o roble”…
36 Esta etimología es posible únicamente en apariencia; el adjetivo xoxoctic, “cosa verde o descolorida por enfermedad, o cosa
cruda” (Molina 1944: ME, 161v), no parece aplicable a las piedras. Por eso, opino que este topónimo está, más bien, referido a la
voz texoxqui, “hechizero” (Molina 1944: ME, 112v): Texoxocco “lugar de hechiceros”.
37
“Lugar de la acequia de agua”.
38 Tal vez, “lugar donde se mojan o pudren los palos”.

39 “Lugar donde abunda el chile”.

40 “Lugar abundante en frutas”.

41
“Entre, o junto a las quebradas y sierras”.
42 “Lugar de quelites virginales, o de la virgen”.

43 “Lugar de la muralla, pared o cerca”.

44 Etimología incierta.

45
“En la barranca de tierra”.
46 “En el rincón o rinconada del monte”.

47 “Sobre el lugar pedregoso de piedras menudas”.

48 “Casa real del cabo o de la cumbre”.

49 “Donde se plantan árboles o estacas”.

50 “Lugar de los que corren, o de carreras”.

51 “Lugar de yerbas medicinales de tuza”.

52 Etimología incierta; tal vez, “sobre las lluvias de agua” (?).

53 Lectura incierta. FPT (1905, VI: 272, n. 2) dice haberlo visto, “en otro papel, escrito “Ticomacueyecan”, cuya traducción
tentativa podría ser “lugar que tiene falda de tecomates”.
54 Hernández (1959, II: 223) registra una planta denominada texoxolin, cuya descripción parece corresponder a la de una
especie de cebollino o puerro. Cabe traducir Texuxula, por consiguiente, como “lugar en el que abunda este cebollino”.
55 “Lugar de peñascos, riscos u hornos pequeños” (ver Molina 1944: ME, 112r).
56 “Llano o desierto de los venados”.

57 La fuente descompone el topónimo en tuch[tli], “conejo”; teq(ui], “cortar”, y el locativo -co: “lugar donde cortaron o abrieron el
conejo”. Es una etimología inexacta. Tuchteco, así escrito, parece significar “en la piedra del conejo”, compuesto de tuch (tli), te
(tl) y -co.
58
Tzicatl es una “hormiga grande y ponçoñosa, que pica” (Molina 1944: ME, 152r); pero tetzicatl es el “estéril, que no engendra
hijos” (o. cit., fol. 111r). El topónimo Tetzicapan, en consecuencia, no parece estar referido a un “hormiguero”, sino, más bien, a
un “río estéril”.
59 Más bien, “lugar de ololiuhque”, una planta de la familia de las convolvuláceas, cuya semilla contiene un narcótico que
emborracha y enloquece, produciendo efectos semejantes a los del peyote (ver Santamaría 1974: 771).
60
La transcripción de FPT (1905, VI: 273) lee: “Acochapan”, que don Francisco (l. cit., n. 1) opina que es contracción, “tal vez
por apócope”, del nombre náhuatl acuecueyachin, “sanguijuela” (ver Molina 1944: ME, 3r). Yo opino que el topónimo se compone
de a (tl), cuech (tli), a (tl) y -pan: “sobre el río de caracoles largos de agua”.
61
“sobre el almagre fabril”. Ver Hernández (1959, II: 409).
62 “Lugar donde ayuntan o recogen cobre”. Nechichicoyan significa “estregadero” o “lugar donde se rasca algo” (Molina 1944:
ME, 64v). Tepuznechicoyan debía ser, por lo tanto, una mina de cobre, en la cual se obtenía el metal rascando la veta.
63 Los indios no conocieron el hierro; Tepuzchiuhcan significa “lugar donde se trabaja el cobre”.

64 “Lugar de la cosa redonda, como luna o rodela”.

65 La transcripción de FPT (1905, VI: 273) lee: “Tecoloctzinco”; tecololli significa “arco toral de piedra” (Molina 1944: ME, 93r).
Tecololtzinco puede ser traducido por “en el pequeño arco toral de piedra”.
66 Hernández (1959, II: 410) llama al tecozahuitl “ocre mexicano”; el topónimo aquí comentado sugiere que, en este pueblo, se
manufacturaba ese colorante.
67 “Llano, o desierto de la cabeza cortada”.

68 “Sobre el yagual de piedra”. Yahualli es el “assentadero de olla o de tinaja, hecho de esparto o de cosa semejante” (Molina
1944: ME, 31v).
69 “Entre, o junto a los peñascos, riscos u hornos”.

70 “Donde hay resina o trementina”.

71 “Junto a, o entre rodelas”.

72 “En el cerro de las mazorcas tiernas de maíz”.

73 “Lugar de aguas salobres”.

74 Ver arriba, nota 39.

75 “Lugar de los que parecen guajes negros”.

76 ”A la orilla del monte”.

77 “Entre, o junto a la haz de las piedras”. Etimología dudosa.

78 Hernández (1959, II: 96) registra una yerba denominada poyomatli, pero indica que no tiene “ningún sabor ni olor”. En
cualquier caso, parece que el topónimo Popoyomatlan debe traducirse por “lugar donde abunda el poyomate”, cualquiera que
sea su clasificación científica.
79 La fuente parece derivar el significado de este topónimo de te(tl), “piedra”, y pozonal (lo), “cosa que tiene espuma” (Molina
1944: ME, 82v). Es posible, y, el topónimo, tal vez deba traducirse por “junto a, o entre la espuma de piedra”.
80 “Lugar donde se tuercen cordeles”. Etimología dudosa.

81 “En el muro o cerca de aguacates”.

82 Hernández (1959: 286) registra una planta denominada chapoicxitl, “pata de cigarra”; Chapulicxitla parece significar “donde
abunda esa planta”.
83 “Donde abundan las cañas de escudo”. Ver Hernández (1959, I: 32).

84 “Sobre el río del temazcal”.

85 “Lugar de piedras semejante a lagartija”. Etimología dudosa.

86
“Lugar donde abunda el maíz de caña”. Etimología dudosa.
87 “Sobre cl río de tezapotes”. Etimología dudosa. “Anona” se decía, en náhuatl, tezontzapotl.

88
“Lugar del Yopi venerable”, cualquiera que sea el significado de Yopi,
89“Sobre el agua o río de las petacas”,

90 Obsérvese que este topónimo está repetido.

91 Sobre el cohuanenepili, “lengua de culebra”, ver Sahagún, Códice florentino (1979, III: libro XI, fol. 143v).

92 El estafiate, hispanización del náhuatl iztanhyatl, “agua salada”, es el nombre que recibían los “axenxios o asensios, yerua”
(Molina 1944: ME, 49v), planta que describe el doctor Hernández (1959, II: 7), y cuyo nombre científico es Artemisa mexicana.
Una “especie de artemisa”, altamisa, dice Santamaría (1974: 509).
93 Una extensa y documentada “Vida y obra” de este científico y humanista español puede consultarse en el primer tomo de sus
Obras completas, preparada por Somolinos d'Ardois (1960, I: 97-288).
94 La definición del aquí llamado taxamanil es inexacta. Nada tiene que ver con “ripio”, sino con el mexicanismo ya aceptado por
la Academia (DRALE 1947: 1203), “tejamanil: tabla delgada y cortada en listones que se colocan como tejas en los techos de las
casas”. Se deriva del náhuatl tlaxamanilli, “... tablas menudas, o astillas largas” (Molina 1944: ME, 145r).
95 Aquí, sin duda, hay una laguna o una mala lección en el texto que publico FPT (1905, VI: 281). No es congruente que la fuente
dijera que “…los indios tratan con ellos vendiendo ropa de la tierra, como es cacao, maíz...” El paleógrafo a sueldo de don
Francisco debió saltarse, por lo menos, una línea del texto.
96 La transcripción de FPT (1905, VI: 282) lee: “Gaspar de Roças”.

97 La transcripción de FPT (loc. supra cit.) lee: “de la corte (sic) del norte”.

98 Ésta y las siguientes leyendas aparecen en el folio vuelto del manuscrito, si aún existe, según atestigua FPT (1905, VI: 282).
RELACIÓN DE LAS MINAS DE
TEMAZCALTEPEC Y TUZANTLA

INTRODUCCIÓN
Manuscrito y cronología

El manuscrito de esta RG se conserva en el AGI de Sevilla, sección de Mapas y Pinturas,


“México 20-23”. Está encuadernado en piel de becerro y consta de una hoja impresa que
contiene la cédula Real de mayo 25, 1577 (fol. 1r; ver traducción inglesa en Cline 1972: 233),
una copia a mano de la Instrucción y Memoria (ff. 2r-5v), la relación de Temazcaltepeque,
compleja (ff. 6r-16r), y la relación simple del corregimiento de Tuzantla (ff. 16v-21r). En los
folios 7v-8r, 8v-9r, 9v-10r, 10v-11r y 17v-18r, aparecen las pinturas del real de los Ríos,
Texcaltitlan, Texupilco, Temazcaltepeque y Tuzantla, respectivamente; en los folios 14r y 14v,
hay unos dibujos que ilustran las descripciones correspondientes del armadillo y del tlacuache.
En total, incluyendo la hoja impresa que contiene la cédula, el manuscrito consta de 21 fojas,
equivalentes a 37 planas de texto, no todas completas. La relación de Temazcaltepeque se
empezó a hacer el primero de diciembre de 1579, y se concluyó un mes más tarde, a primero
de diciembre de 1580. Firman al calce del documento Gaspar de Covarrubias, Diego Castañón
y Melchor Núñez de la Cerda. La relación de Tuzantla, sin firmas al calce, está fechada a 20 de
octubre de 1579.

Los autores

La relación de Temazcaltepeque fue compuesta por el alcalde mayor de las minas y


corregidor de Tuzantla, Gaspar de Covarrubias, sobre el cual no he encontrado datos que
ilustren su biografía. Lo asistieron Diego Castañón, cura beneficiado del pueblo, quien al
parecer fungió como intérprete; Melchor Núñez de la Cerda, probablemente en el papel de
escribano, y, proporcionando la información, Francisco Gómez, “natural desta tierra”, así como
“las personas que más expertas se pudieron hallar, e indios viejos y antiguos desta comarca”.
Por encargo de Covarrubias, quien estaba “haciendo la averiguación destos pueblos”,
Diego de las Roelas, “teniente”, fue a Tuzantla “a hacer lo que, por la Instrucción, su Majestad
manda”. Aunque no ha quedado constancia de los procedimientos que empleó ni de quiénes
fueron sus informantes, es dable conjeturar que su relación fue el producto de una encuesta
conducida entre los más expertos y viejos de aquella localidad. De otra manera, su viaje al
pueblo no habría tenido ningún sentido.
En el Epistolario de Nueva España (FPT 1939, III. 261.2) se ha conservado una carta
fechada a 20 de diciembre de 1539, en que “el concejo, justicia y regidores desta villa de
Santisteban del Puerto desta Nueva España” recomiendan ante la sacra cesárea católica
majestad del emperador y rey don Carlos la persona del procurador que envían a la corte,
Diego de las Roelas. Era “vecino desta dicha villa”, que, viendo la necesidad de sus
representados, se había “movido de ir sin salario” a solicitar “quel puerto de la Veracruz, donde
tanta gente y navíos perecen, se mude a esta villa”. No es importante aquí indagar cuál fue el
resultado de sus gestiones ante la corte imperial, sino señalar que este Diego de las Roelas
fue, muy probablemente, el padre del autor de la relación de Tuzantla. Su fallecimiento debió
acaecer hacia mediados del siglo XVI, porque un informe que enumera las encomiendas y
encomenderos (enero de 1560) registra que el pueblo de Tempoal, en la provincia de Pánuco,
ya estaba encomendado para esa fecha en “la mujer de Roelas” (Epistolario, FPT 1940, IX:
33). La renta era muy modesta: apenas unos 600 pesos.
Si el teniente del alcalde mayor Covarrubias era hijo de aquel Diego de las Roelas, cabe
pensar que tendría en 1580 unos treinta años de edad y, consecuentemente, es posible que
sea el mismo que, en 1603, desempeñaba el cargo de alcalde mayor de Temazcaltepeque,
cuyo nombre completo era Diego Luis de las Roelas (ver Cline 1965: 63).

Las ediciones

Gaspar de Covarrubias era alcalde mayor en el distrito de minas, que comprendía el real
de los Ríos, Temazcaltepeque, Texcaltitlan (sede de la alcaldía) y Texupilco. Estos pueblos
caían dentro de la jurisdicción eclesiástica del arzobispado de México. Pero, además,
Covarrubias estaba a cargo del corregimiento de Tuzantla, perteneciente a la jurisdicción
eclesiástica del obispado de Michoacán. Las lenguas predominantes en uno y otro distrito eran
distintas: en Temazcaltepeque predominaban las lenguas matlatzinca y mexicana, y, en
Tuzantla, la purépecha o tarasca; entre los pueblos de Temazcaltepec y Tuzantla, existía una
pequeña comunidad de lengua mazahua.
Cuando FPT proyectó el séptimo tomo, segunda serie de sus Papeles de Nueva España,
juzgó razonable desglosar la relación de Tuzantla de la RG de Temazcaltepeque: “La relación
de Tuzantla está separada en el manuscrito, y no se hizo por el alcalde mayor Covarrubias; así
es que la be desglosado para publicarla entre las relaciones del obispado de Michoacán, que
adelante han de figurar en este mismo tomo” (FPT 1905, VI: 16, n. 1). El caso es que el tomo
de marras dilató su aparición inesperadamente. Don Francisco falleció en Florencia, en abril de
1916 (Zavala 1980: XV, 327): cuando el séptimo tomo, segunda serie de los Papeles de
Nueva España, se publicó en México en 1932 (aunque la portada diga que fue en Madrid, en
1906), el pequeño volumen nada más contenía las RGs de Teutenango (pp. 1-7), minas de
Sultepec (pp. 8-14) y minas de Temazcaltepec (pp. 15-39). En el inventario de los papeles que
dejó don Francisco, aunque aparecen 507 copias impresas de la pintura de Tuzantla, ninguna
mención se hace del texto de la relación; en la enumeración de las relaciones de Michoacán,
destinadas a complementar el tomo séptimo mencionado, se omite toda mención de la de
Tuzantla (Zavala 1980: 269, 311, 537). Ni Vargas Rea (1944-1947), que quiso continuar la obra
de don Francisco, ni Corona Núñez (1958), que publicó las RGs de Michoacán haciendo uso de
sus papeles, incluyeron en sus respectivas publicaciones la relación de Tuzantla. Nada más el
ingeniero de minas Manuel de la Puente y Olea, basándose en una fuente desconocida, publicó
un extracto temprano de toda la RG de Temazcaltepeque (1890: 203-14), sin incluir las
pinturas.
La primera edición del texto de Tuzantla, y única hasta donde yo sé, que incluye una
Introducción, un cuadro en donde se intenta identificar la ubicación moderna de los sujetos de
aquel distrito, una reproducción de la pintura y un par de cartas geográficas de la región, es la
de Howard F. Cline (1965: 58-73). Contribución erudita muy meritoria, aunque deficiente desde
el punto de vista paleográfico. Así, atendiendo nada más a los lugares geográficos cotejados
en la página 61, objeto primario, aparentemente, de la atención del editor, se aprecian los
siguientes misreadings: “Achiricato” (ms., achiruato), “Cuchaol” (ms., cuchao), “Cupandero”
(ms., cupandaro), “Sacapichamero” (ms., sacapichameo), “Tezitiapan” (ms., teçinapan),
“Tiribineo” (ms., tinbineo), “Tiquisco” (ms., tiquicheo), y “Uiroxeniro” (ms., curoxeniro).
Además, Cline no observó que el topónimo leído en el capitulo 11 del manuscrito (fol. 18v)
“auhirichuato”, es el mismo que, en el capítulo 30 (fol. 20v), se lee “achiruato”, lo que plantea la
disyuntiva de definir cuál de las dos lecciones es la correcta. En fin, el editor norteamericano
no se preocupó por cotejar los datos etnohistóricos de la relación de Tuzantla con los mismos
de la llamada Relación de Michoacán (1980).

La presente edición

Varios aspectos que se juzgó podrían ser de interés en las RGs d Temazcaltepeque y
Tuzantla se han discutido o comentado en las notas al pie del texto. Cuando la fuente
proporcionó información, significad o descripción del objeto aludido por la voz purépecha o
tarasca emple da, se hizo el intento de identificarla y proporcionar su etimología acudiendo a
aquellos vocabularios de que se pudo echar mano: el Vocabulario en lengua de Mechuacán
(1559) de fray Maturino Gilberti, y Diccionario de la lengua phorhépecha (1978) de Pablo
Velásquez Gallar do. El editor se siente obligado, sin embargo, a prevenir a quienes use sus
notas de que su conocimiento de la lengua tarasca es empírico. Po eso, prefirió no encarar el
reto que plantea la traducción de aquell topónimos que la fuente se limitó a enumerar. En el
glosario de voces tarascas, que puede consultarse al final del presente tomo, se propondrán
algunas etimologías tentativas.

[En la cubierta de piel de becerro, de diferentes letras, se lee:]


Relación de las minas de Temazcaltepeq[u]e en Nueva España,
hecha por GASPAR DE COVARRUBIAS, alcalde mayor en ellas.
Año de 1580.-2. 4. 1 | 16. N° 2° Ramo 1°, en donde se ha de unir. *

¶ Relación hecha en las minas de Temazcaltepeque por mí, GASPAR DE COVARRUBIAS,


alcalde mayor en ellas y su jurisdicción, corregidor de la provincia de Tuzantla por su
Maj[esta]d, conforme a la Instrucción que se me envió por el muy ex[celen]te señor DON
MARTÍN ENRÍQUEZ, visorrey y gobernador desta Nueva España, según que ella consta, su
tenor de l[a] cual es este que se sigue. Y empezóse hacer a primero del mes de diciembre del
año pasado de quinientos setenta y nueve a[ñ]os, y acabóse en primero de enero deste año e
mil y quinientos y ochenta. Halláronse presentes a la averiguación e interpretación della DIEGO
CASTAÑÓN, beneficiado destas minas, y MELCHOR NÚÑEZ DE LA CERDA, y FRAN[CIS]CO
GÓMEZ, natural desta tierra. 1
¶ Las minas de Temazcaltepeque, que es la cabecera del alcaldía mayor, y asiento y poblazón
de los v[e]c[in]os españoles, tiene tres pueblos de indios en su jurisdicción, que son, el uno,
Texcaltitlan, cabecera de todos, que está a tres leguas de las d[ic]has minas, y, [de] los otros
dos, el uno se llama Temazcaltepeque, que está [a] tres leguas y media, y, el otro, Texupilco,
que está a otras cuatro leguas, como adelante se hará particular relación y pintura. El
corregimiento de Tuzantla, sujeto a esta alcaldía, cae a catorce leguas destas minas, [y]
tratarse ha dél en su lugar. 2
1 ¶ Las d[ic]has minas de Temazcaltepeque, y poblarán de mineros y vecinos dellas, se llama
así por el pu[ebl]o de indios que es su circunvecino a tres leguas y me[di]a, que se llama
Temazcaltepeque, que quiere decir en lengua de indios “pueblo de baños”, 3 por un risco o
peñasco que está en el mismo pueblo, donde tenían hechos baños. Y es nombre compuesto
de TEMAZCAL[LI], que quiere decir “baño”, y TEPETL, que quiere decir “cerro o peñasco”. Y
el asiento destas minas, donde tienen sus casas y viven los vecinos españoles, está en un valle
que los indios llamaban Cacaloztoc, que en su lengua quiere decir “cueva de cuervos” porque
solía haber, antiguamente, cantidad dellos, y, al presente, por la comunicación y vivienda de los
españoles, hay pocos.
2 ¶ Son estas minas en la provincia que dicen se llamaba, antiguamente, Matalcinga, la cual se
conquistó luego que se ganó México. Vino a la conquista della, a lo que se ha podido saber, el
CAPITÁN ANDRÉS DE TAPIA, 4 por mandado de DON HERNANDO CORTÉS, Marqués del
Valle.
3 ¶ El temple y calidad destas minas es algo más caliente que frío, de buen temple; es
húmedo y cálido: tierra sana. Tiene tres o cuatro ríos. Llueve desde abril hasta octubre,
continuamente, todos los días, con grandes turbiadas y algunos truenos y relámpagos; suelen
caer algunos rayos en los montes. Corren de ordinario vientos ponientes de día, y, a las
noches, levantes: son templados.
4 ¶ Están situados, los asientos y vivienda de los mineros, en un valle rodeado y cercado de
muchos cerros montuosos; pasan por él tres ríos con abundancia de agua, que todo el año la
llevan. Y, sin los ríos, hay algunas fuentes. Es fértil y abundoso de pastos, y no se dan frutos,
porque se ocupan en el ministerio y beneficio de la plata, y los traen de acarreto de los
pueblos comarcanos.
5 ¶ En este valle de las minas no había poblados ningunos indios, porque, los que al presente
hay, fueron traídos por los mismos mineros españoles que en ellas poblaron, y, estos que al
presente hay, son advenedizos de muchas partes que vienen a trabajar en las d[ic]has minas.
Hay en los tres pueblos comarcanos, según está d[ic]ho, cantidad de indios de diferentes
lenguas y, casi en todos, general, la mexicana; aunque su [lengua] natural es la matalcinga. 5
Los mexicanos son de buen entendimiento, y los demás son de naturaleza y entendimiento
rudo[s].
El origen que tuvo este descubrimiento y poblazón de minas fue que, [en] el año de
quinientos y cincuenta y cinco, un indio llamado ADRIANO, natural del pueblo de Texcaltitlan,
teniendo noticia de que había un[a] albarrada que tenía gran cantidad de metales de plata y
oro, trujo a ella [a] cinco españoles, que se llamaban DIEGO MARTÍN CUADRADO, ÁLVARO
GONZÁLEZ, FRAN[CIS]CO GÓMEZ BERNAL, y LORENZO YÁÑEZ y FRAN[CIS]CO
VARGAS, 6 los cuales vinieron a la parte que el d[ic]ho indios les dijo y hallaron unas vetas con
muestras de plata. Y, entonces, no hubo otro efecto, ni se poblaron hasta el año siguiente de
quinientos y cincuenta y seis, [en] que volvieron otros dos españoles que se llamaban JUAN
GÓMEZ DE SALAZAR y el FRAN[CIS]CO GÓMEZ BERNAL, 7 y continuaron en labrar las
d[ic]has vetas, de que sacaron plata y oro en los ensayes que dellos hicieron. Y, a noticia dello,
acudió gente de mineros españoles y empezaron a poblar en la d[ic]ha albarrada: que se llama
así, porque va sobre la haz de la tierra gran cantidad de peñolería, en anchura de más de
treinta brazas, de guija blanca, que toda es ametalada y tiene plata y oro; sino que, por su
mucha dureza, se dejó de beneficiar y labrar. Y corre esta albarrada más de doscientas
brazas a lo largo, a lo que se parece sobre la haz de la tierra, y por ser, como está d[ic]ho, tan
recia y dura de labrar, la despoblaron los españoles que en ella habían poblado; y se bajaron
en este asiento de Cacaloztoc y real que ahora se llama de los Ríos, que será obra de una
legua de la d[ic]ha albarrada, hacia la parte de levante, porque se descubrieron metales más
blandos y de mejor beneficio en cantidad, y por la comodidad de los ríos, donde se han hecho
y hay más de veinte y cinco ingenios de agua con que se muelen los metales.
6 ¶ El altura 8 [y] elevación del polo en que está este pueblo, según se entiende, es en veinte
grados, poco más o menos.
7 ¶ Distan estas minas, de la ciudad de Méx[i]co, donde reside el muy ex[celen]te visorrey y
Real Audiencia, a dieciocho leguas, a la parte del poniente de la d[ic]ha ciudad.
8 ¶ Asimismo, dista este pueblo y minas, de la villa de Toluca, pueblo de españoles con quien
parte términos, a nueve leguas, hacia la parte del septentrión, y, por la de mediodía, están las
minas de Zultepeque, poblazón de españoles, a cinco leguas: son antes grandes que
pequeñas, por el áspero camino de muchas cuestas y vueltas que tienen los cerros; y las de
Toluca no se sienten tanto, porque no es tan apera la tierra, que la más es llana.
9 ¶ El nombre deste pueblo y poblazón de minas se dijo en la primera pregunta, y la
denominación del, y los vecinos con que al principio se pobló. Y los que ahora tiene son
cincuenta y siete, los treinta y cuatro, mineros, y los veinte y tres, v[e]c[in]os.
10 ¶ Está asentado el pueblo y traza de minas según queda d[ic]ho, y la pintura y modelo es
de la forma sig[uien]te: 9
11 ¶ La distancia que hay del pueblo de indios que se llama Texcaltitlan, como está d[ic]ho,
que es la cabecera destos pueblos, a las minas, donde asisten el alcalde mayor y los demás
v[e]c[in]os españoles, es a tres leguas. Tiene por sujetos, este d[ic]ho pueblo, siete pueblos,
que se llaman, el uno, Xiuhtepeque, 10 y el otro, Ocelotepeque, y otro, Icxhuacan, y otro,
Quauhtepeque, y otro, Oztoteticpac, y otro, Tla[l]petlapan, y otro, Mazamamaloya, cuya
pintura y traza es ésta: 11
¶ La otra cabecera es Texupilco, [que] dista a cuatro leguas de las d[ic]has minas. Tiene
dieciocho sujetos, que se llaman, el uno, Tianguiztepeque, y otro, Cuentla, y otro,
Cuzcatzingo, y otro, Tepixiguaya, y otro, Ahuatlan, y otro, Cuzcaquautenango, y otro,
Ixtololoatl, otro, Cuzcaatla, y otro, Acamochitlan, otro, Texapa[n], otro, Tlapitzaltepeque, otro,
Tlalpitzaya, otro, Quau[h]xa[ya]ca[n], otro, Quau[h]tepeque, otro, Iztatacoya[n], otro,
Tepuztepeque, y otro, Tepetl tlalticpa[c], otro, Almoloya[n], otro, Cacaloztoc, que es el pueblo
[en] donde están fundadas las minas, según parece desta pintura: 12
¶ Tiene Temazcaltepeque, la otra cabecera, veinte y seis sujetos, que se llaman, el uno,
Mazatepeque, otro, Pipioltepeque, otro, I[ch]capa[n], otro, Metla, otro, Chila, otro,-Amanalco,
otro, Atizapan, otro, Ocoxuchitepeque, otro, Ateticpac, otro, Xumiltepeque, otro,
Epuxtepeque, otro, Quau[h]tepeque, otro, [Tz]oncoztepeque, y otro, Oceloapa[n], otro,
Zacacontepeque, otro, Iztapatitlan, y otro, Tenayacaque, otro, Tezcapan, y otro,
Tequa[ch]tepeque, otro, Te[c]pintla, otro, Capulco, otro, Chiapa[n], otro, Tenantongo, otro,
Tei[tz]tepeque, otro, Acatitlan, otro, Iztapa[n]. 13 Dista el d[ic]ho pueblo de Temazcaltepeque,
deste de las minas, a tres leguas y media, según la pintura siguiente: 14
12 ¶ Texcaltitlan, que es la cabecera, dista destas minas, como queda d[ic]ho, a tres leguas, a
la parte del poniente, y de las minas de Zultepeque, pueblo de españoles y jurisdicción por sí,
a dos leguas, hacia la parte de mediodía. Y los caminos, según queda d[ic]ho, y las leguas,
[son] comunes.
13 ¶ El d[ic]ho pueblo de Texcaltitlan quiere decir, en nuestra lengua, “lugar de peñascos”, y es
nombre compuesto de TEXCALI, que quiere decir “peñascos”, y CALLI, que quiere decir
“caserías”. 15 Llamase la lengua principal que hablan los naturales, mataltzinga, aunque corre
la mexicana. Y Texupilco, que es la otra cabecera, quiere decir en nuestra lengua “piedra
grande”, 16 porque tiene una muy gran piedra cerca del d[ic]ho pueblo, en un cerro alto; hablan
la misma lengua mataltzinga, [y] corre la mexicana. Y Temazcaltepeque quiere decir “lugar de
baños”, por el peñasco que tiene, como ya se ha d[ic]ho atrás; hablan lengua mazahua y
mataltzinga, y la general mexicana.
14 ¶ Eran, en tiempo de su gentilidad, sujetos a un señor de México que se llamaba
AXAYACATZIN, 17 al cual sucedió MONTEZUMA, que fue a quien el MARQUÉS DEL VALLE
halló por señor de México cuando vino. Tenía sobre ellos señorío de darle de quince hasta
veinte indios, todas las veces que, en algún recuentro y pelea, era necesario. Tenían estos
indios, con los tarascos de Mechoacan, que era frontera de aquesta provincia, guerra, y [a] los
que cautivaban se los llevaban para sacrificar y [para] servirse dellos, en otras cosas, como
esclavos. Tributábanle, cada vez que se lo pedían, dos y tres cargas de mantas de
[he]nequén, que se hace de un árbol que se llama maguey, y daban hongos, con que se
emborrachan, y ocote, que es tea para alumbrarse, y tinta hecha del zumo del ocote, que se
llama en su lengua OCOTLILI 18 Adoraban a unos ídolos hechos de piedra y palo, de hechura
de hombres sentados en sus ICPALES, que son unos asientos bajos, con sus espaldares.
Llamábase por nombre propio, el ídolo, QUEQUEX, que no se pudo entender su interpretación,
19 más de ser nombre propio. Tenían, por sus ritos y ceremonias, picarse las orejas y sacarse

sangre dellas, y de la lengua y narices, en presencia del mismo ídolo. Y recogíanla en unos
vasillos de barro, y poníansela delante y dejábanla allí. Sahumábanlo con OCOTZOTL y
COPALE, 20 que son inciensos y resinas de árboles de la tierra. Tenían, por costumbre,
ocuparse en las guerras que tenían con sus fronteras, y emborracharse con un vino que llaman
PULQUE, de mal olor y sabor, que tienen y lo hacen con una raíz fuerte; y bebían hasta
emborracharse, para ir a la guerra sin temor y con mucho ánimo.
15 ¶ Gobernábanse, en su gentilidad, por indios gobernadores, que los nombraba
MONTEZUMA de entre ellos propios, el cual les hacía que se ocupasen en las guerras, y [se
encargaba] de recoger el tributo que estaban obligados a dar a MONTEZUMA y en castigar
los delitos. Porque, a los adúlteros, dicen que con piedras les daban en la cabeza hasta
matarlos, o los despeñaban; y, a los ladrones y homicidas, les daban la propia muerte. En sus
guerras, peleaban con unas espadas de palo, con navajas de piedra encajadas que hacían filo,
y con unas rodelas de cañas macizas, y con hondas, y con dardos con puntas de navajas, y,
otros, con arcos y flechas. Vestíanse de unas mantas de [he]nequén pintadas, y, otros, en
cu[e]ros, con un pañete. Y, ahora, se visten con camisas y zaragüeles y mantas de algodón, y,
algunos dellos, [van] calzados y con sombreros. Comían raíces que se llaman CIMATES, 21
que, [como] no se pueden tragar, chupábanlas, y otras yerbas y hongos de árboles, y de las
frutas que tenían en su tierra, y algún maíz y calabazas y frijoles. Y, los principales, comían
algunas gallinas de la tierra y, la gente común, comían perrillos y venados y conejos que
cazaban. Y, ahora, comen de todo lo que crían, sin exce[p]ción de personas. Vivían sanos, [y]
dicen que los más morían de viejos. No usaban medicinas, ni sangrías ni otros remedios. Y
ahora, dicen, tienen algunas enfermedades, y usan de medicinas, purgas y sangrías. Dicen
ellos mismos entender ser ansí la voluntad de Dios. Lo mismo tenían y tienen los de Texupilco
y Temazcaltepeque, que todos eran de una jurisdicción y cabecera.
16 ¶ Está asentado el pueblo de Texcaltitlan en un valle: tierra descubierta y llana. Llámase
este valle, en su lengua, Te[t]zontepeque, que significa “piedra sacada de cerro”, 22 por un
cerro que está en la ladera de que se saca. Y el pueblo de Texupilco está en un valle que se
llama Ixtlahuac[an], que es lo propio que, en n[uest]ra lengua, “llano”: 23 es tierra llana y
escombrada. [Y] Temazcaltepeque tiene su asiento y poblazón en un valle de mucha llanura,
fundado en unos malpaisares que se llaman Izquitepeque, que se interpreta “maíz tostado”. 24
17 ¶ El pueblo de Texcaltitlan es tierra sana, por ser tierra fría y de buenos aires. Viven sanos
en ella los naturales, si no fue el año pasado de setenta y siete, que les dio una enfermedad
que llaman COCOLIZTE, que fue general en toda la tierra. COCOLIZTE quiere decir
“pestilencia”. No tenían remedio de cura para él, y, así, murieron la mitad de todos estos tres
pueblos. Texupilco es de temple caliente y sano, [aunque] suelen tener entre sí enfermedades
de bubas y algunas calenturas: cúranse con sudores que se dan en sus TEMAZCALES, que
son baños, y, ahora, se acostumbran a sangrar, cuando tienen calenturas, con unas navajas de
pedernal a manera de lanceta, en los brazos y sienes. Temazcaltepeque es tierra templada y
de buenos aires, ni fría ni cali[e]nte. Viven sanos los indios.
18 ¶ Está una sierra nevada, que todo el año tiene nieve, a cuatro leguas y media del pueblo
de Texcaltitlan, a la parte del septentrión, que, en su lengua, se dice 25Chicnagüitecatl, que
quiere decir “nueve cerros”, 26 porque los tiene a la redonda de sí. Dicen [que] tiene en lo alto
un hueco grande, de ancho más de un cuarto de legua, en el cual hay dos lagunas de agua: la
una, muy clara, y la otra, de color negro, donde, en su gentilidad, se dice [que] hacían
sacrificios. Texupilco no tiene cosa memorable que decir. En el pueblo de Temazcaltepeque, a
una legua dél, hacia la parte de mediodía, tiene un cerro de piedra que se llama Temimilltitlan,
27 y es tan alto, que no se ha podido subir a la cumbre del.

19 ¶ Pasa, por el pueblo y valle de Texcaltitlan, un río pequeño de agua, que su nacimiento
procede de la sierra nevada que habemos d[ic]ho y, por ser su corriente por parte honda, no
se puede regar con él, y, así, no tienen sementeras de riego. Texupilco tiene, en todos sus
sujetos, muchos ríos pequeños y, entre ellos, uno mayor que se llama Hueyatengo, que quiere
decir “río grande”, 28 porque se juntan en él tres o cuatro ríos. Lleva pescados que llaman
bagres, aunque pequeños, y truchas y mojarras. Está est[e] río [a] cuatro leguas de Texupilco,
hacia el poniente. Tiene muchas tierras baldías, de las cuales algunas se ha hecho merced de
caballerías de tierra y estancias, y otras, que siembran los naturales, de riego. Por
Temazcaltepeque pasan dos ríos, todo el año con agua, [y], abajo dél, se juntan otros: llevan
algunos pescados [y] riéganse algunas tierras con ellos, y, así, la tierra es fértil.
20 ¶ De los lagos y lagunas, [ya] está d[ic]ho lo que en estos tres pueblos hay. Y, demás de lo
d[ic]ho, hay, en Texcaltitlan, un cerro alto [a] obra de una legua del pueblo, hacia el mediodía,
en el cual hay una boca grande como cueva, que se llama en su lengua Ecatl ycamac, que
quiere decir “boca de viento”. 29 De la cual sale tan gran fuerza de aire, que, si quieren echar
alguna cosa dentro, aunque sea de peso, la torna a echar fuera con gran violencia.
Temazcaltepeque tiene una laguna cerca del mismo pueblo, a una legua: no corre el agua, y
está honda. [Y] hay una fuente en el mismo pueblo, [de la] que sale un caño de agua de color
de jabonaduras, que es de jabonaduras, que es bueno para el mal de piedra, y dicen [que] se
ha experimentado.
21 ¶ Ya se han d[ic]ho las cosas memorables que hay en la comarca destos tres pueblos.
22 ¶ Los árboles que tiene Texcaltitlan en sus montes son encinas, que algunas dan bellotas
que las comen los naturales, y, moliéndolas, hacen dellas tamales, que [es] cierto género de
pan entre ellos. [Y] hay manzanillas de la tierra, que llevan cantidad dellas, y otros árboles.
Nace en los montes una yerba que llaman en su lengua AXOCOTL, que es de muy buen olor,
30 y hacen della sus ramilletes para oler. Texupilco tiene los mismos árboles, y otro de

HUAX[IN], y otros que llaman NANCES, fruta de la tierra, 31 [y] árboles de


CACA[LO]XOCHITL, que les sirven de flores para oler y hacer súchiles. Hay unas como
encinas, que son árboles grandes, cuyas hojas son algo anchas y, al principio de las aguas,
que es por mayo, dan de si un olor admirable de almizcle, y, cogiéndolas y poniéndolas en el
seno, conservan aquel olor algunos días. [Y] hay otros árboles que llaman
TLACUILOLQUAHUITL, que es un palo que hace muchas colores, 32 y [es] recio para hacer
sillas galanas. Dase cacao en algunas huertas que tienen.
23 ¶ Tiene Texcaltitlan, y su pueblo y sujetos, muchos duraznales y capulíes, que son cerezas
de la tierra. Texupilco tiene frutales de la tierra, plátanos, guayabos, camotes, naranjas,
limones [y] cidras de Castilla. No hay otras frutas. [Y] Temazcaltepeque tiene granados,
duraznos, peras, naranjas, higos, morales, y toda fruta de Castilla se da bien, por el buen
temple de la tierra; hay aguacates, capulíes, manzanillas, zapotes, y otros frutales de la tierra.
24 ¶ Comían los indios de Texcaltitlan, y comen hoy, unas yerbezuelas que se llaman
XOXOCOYOLES, a manera de acedaras de España, 33 y otras yerbas, y frijoles y calabazas
y maíz que cogen. Y, los de Texupilco y Temazcaltepeque, comen de las mismas cosas.
25 ¶ No se da, en esta comarca de Texcaltitlan, trigo ni cebada, vino ni aceite, [porque] no se
ha sembrado; en Texupilco tampoco. En los términos de Temazcaltepeque hay algunas
labranzas de españoles, [en] que se da trigo y cebada.
26 ¶ Tienen los indios de Texcaltitlan una yerba que se llama SUCHIPATLI, que el zumo della
beben y les sirve de purgarse cuando tienen calenturas, y otras que llaman IZTAFIATE, que es
como inciensos de Castilla, 34 con que se sahuman y lavan porque es yerba de buen olor, y les
aprovecha para dolor de cabeza. Hay otra yerba, cuya raíz es a manera de nabo, la cual,
molida y bebida, es contra ponzoña; 35 dase aceite de [a]beto, que se saca de unos árboles
que se llaman OYAMETL, que son a manera de pinos, 36 y sácase de unas vejiguitas,
reventándolas con un palillo: es aceite muy provechoso y para muchos efectos medicinales.
Los de Texupilco se curan con unas yerbas que son como ortigas de España, salvo que la hoja
es ancha, y, si les duele alguna parte de su cuerpo, se dan con ella y se les mitiga el dolor. 37
Usan de otra raíz que llaman COATLNENEPILI, que quiere decir “lengua de culebra”, la cual
muelen y el zumo della beben, y, si les pica alguna culebra, víbora o alacrán, pícanse en la
parte de la misma mordedura y úntanse con ella y bébenla, y es contra ponzoña. Usan de unos
piñones de la tierra, con que se purgan, que los llaman en su lengua AYOAYPACHI, 38 y los de
Temazcaltepeque tienen otra yerba que se llama TOTONCASOCHlTL, que quiere decir “yerba
caliente”, 39 que de ordinario está verde, [y] cúranse con ella; [y] tienen la zarzaparrilla, muy
medicinal, y lo que estotros.
27 ¶ Los animales bravos que tienen, y hay en los montes de Texcaltitlan, son leoncillos pardos
y coyotes, que son como lobillos de Castilla, y unos animalejos que se dicen oztotl, 40 que son
coma zorros [y] que comen gallinas; hay tejones, [y] hay otros animalejos monteses que llaman
AYOTOCH[TL]I, que son “armadillos”, que tienen unas cubiertas por todo el cuerpo a manera
de coracinas: cómenlo los indios, y es buena comida y sabrosa, porque algunos españoles la
han comido. Es desta figura:

Sustentarle de hormigas [y] hozan como puercos en el lodo y, cuando


le siguen, encoge la cabeza y queda metido debajo de las conchas, y déjase caer por cualquier
cerro o peña rodando sin hacerse daño. Críanse otros animalejos que se dicen TLAQUATZIN,
41 que significa “comedor” porque come gallinas. Anda por los montes. Tiene, a los lados del
pecho, unos senos donde tiene seis o siete tetas con que cría [a] sus hijos. Y, cuando siente
algún ruido, o que le quieren coger, abre las bolsas que son aquellos senos y, con un chillido
que da, a los hijuelos y se meten dentro dellas y, con todos, huye.

Suele parir, de ordinario, cuatro o cinco. Tiene la cola algo larga y,


secándola, es muy medicinal y se curan de algunas enfermedades (dicen ser buena para el
mal de madre), que es desta figura. [Y] hay otros animalejos que se llaman TLACOMIZTLI,
que quiere decir “gato montés”, 42 que el pellejo es muy galano para forros de ropas. Hay todo
género de aves de rapiña; críanse en los montes gallinas, que son pavos de la tierra, y
faisanes y otras aves. Texupilco y Temazcaltepeque tienen lo mismo, y Temazcaltepeque tiene
un cerro muy alto que llaman Anacatlan, 43 donde hay tigres y leones.
28 ¶ En la comarca de Texcaltitlan, caen estas minas y asiento de los españoles, de que se ha
dado razón en el primer capitulo. Son minas, las más, de metales que se benefician por
azogue. Hay, en el término de Texupilco, otras minas que llaman Tianguiztepeque, que es una
sierra muy alta (será [a] legua y media del d[ic]ho pueblo), en las cuales minas están poblados
cuatro o cinco v[e]c[in]os españoles: sacan muy poca plata y son de poco efecto. En el término
de Temazcaltepeque, cae la albarrada, minas de que se ha dado razón en el quinto capítulo.
Hubo una mina en la misma albarrada, en lo alto della, de azogue, de la cual dicen [que] se
sacaron dos o tres quintales dello y, en lo bajo, se perdió la veta; diose un socavón, que, por
ser cosa muy costosa por su dureza, se dejó de labrar, y así se ha quedado hasta hoy.
Cógese en estos montes la yerba de que se hace el añil, que dicen es la mejor que se coge en
esta tierra, y, así, los indios lo hacen y algunos españoles. Hay mucha yerba della, y algunos lo
tienen por granjería el hacerlo.
29 ¶ No hay ninguna cantera de piedra, de que se deba dar relación.
30 ¶ No hay, en Texcaltitlan [n]i sus sujetos, ningún género de sal. Provéense de Texupilco, en
el cual hay un sujeto que se llama Iztapan, [a] dos leguas del d[ic]ho pueblo, en el cual hay
unas salinas de unos pozos de agua salada, que la sacan de un arroyo que baja por una
quebrada honda Y echan el agua en unos hoyos que hacen en unas piedras, en las cuales se
cuaja y cogen la sal con que se sustentan. Y suelen vender alguna. Sacan, de cuatro a cuatro
días, media fanega della, y esto es en tiempo de seca, que durará cuatro meses, que, como
está d[ic]ho, es poca cantidad. No les falta cosa de comida ni vestido, que todo lo cogen de su
tierra. Temazcaltepeque tiene otra salina en su sujeto que se llama Iztapan, [a] cuatro leguas
del d[ic]ho pueblo, donde hay algunos pozos de agua salobre, pocos. Hacen alguna sal para su
propio sustento y, por ser poca, no alcanza para más de sustentarse los naturales della. Y,
para sustentar la vida humana, tienen lo necesario, excepto que no cogen algodón, y tráenlo de
fuera por contratación, de donde se visten.
31 ¶ La forma de las casas en que viven, en todos estos tres pueblos son de adobes y,
algunas, cubiertas de paja, y otras, de TAJAMANIL. En general, son todas casas bajas, si no
son algunas de algunos caciques, que tienen altos. Tienen cal y canteras de piedra, con que
hacen sus cimientos.
32 ¶ Tiene Texcaltitlan, por fortaleza, un risco grande de peña tajada, [a] donde se sube por
una pequeña entrada. Y, en lo alto, tiene algunos manantiales de agua du[l]ce, los cuales se
consumen en lo alto de las mismas peñas, y hay leña. En su gentilidad, les servía de fuerte,
para defenderse de los indios tarascos contrarios. Dicen [que] tendrá un tiro de arcabuz de
ancho el d[ic]ho ceno o risco. Y Texupilco tiene otra fuerza, que es otro risco muy alto de peña
tajada, que se llama Tlapi[tz]altepeque, que asimismo les servía de fuerte y defensa contra los
mismos indios tarascos. Y, con ser tierra caliente, en lo alto dél hay muchos pinos y es tierra
fría, y es casi inexpugnable.
33 ¶ Tienen en Texcaltitlan, los martes, TIANGUEZ de ocho a ocho días, que es feria o
mercado en el cual se contrata y vende, entre los naturales, maíz, sal y gallinas, y todos los
demás bastimentos de comidas que entre ellos se usa: cazas, venados [y] conejos. Pagan sus
tributos, cada indio casado ocho reales, que es un peso de TIPUZQUE, y media fanega de
maíz. Texupilco hace su TIANGUEZ todos los domingos, de las mismas cosas, y pagan el
mismo tributo. Y los de Temazcaltepeque pagan lo propio, y hacen sus TIANGUEZ el domingo.
34 ¶ La diócesis del arzobispado en que caen estos tres pueblos y sus sujetos es la de
Méx[i]co. Está Texcaltitlan hacia la parte de levante, a diecinueve leguas: son las comunes
españolas, por caminos llanos y de cuestal. Y Texupilco está [a] veinte y dos leguas, del
mismo camino, y, Temazcaltepeque, a otras veinte y dos, hacia la parte de poniente.
35 ¶ En estos pueblos no hay iglesia catedral, ni dotación alguna. Tienen dos mil tributarios,
poco más o menos, en todos los tres pueblos y sus sujetos. Tiénelos en encomienda DON Luís
FELIPE DE CASTILLA. 44 Hay dos clérigos beneficiados, cura y vicario, que les administran los
sacramentos. Está situado el pueblo de las minas, vivienda de los españoles según está
referido, entre los d[ic]hos tres pueblos. Hay en él una iglesia que es matriz en el real que
llaman de los Rios, donde asiste la just[icija, parroquia de todos los vecinos españoles y
naturales que viven en estas minas. Hay en ella dos beneficiados, vicario y cura. Y, en esta
iglesia, hay dotada una capellania que dejó un FRAN[CIS]CO HERNÁNDEZ DE AVELLANEDA,
45 difunto, vecino minero que fue en estas minas. Dotóla de mil quinientos p[es]os de minas,

que se reparten, y los pagan entre todos los feligreses v[e]c[in]os españoles. Hay otra iglesia,
sufragánea a ésta, en otro real que dista deste media legua, que dicen el real de San Andrés:
sírvenla de visita los d[ic]hos beneficiados, [que) dicen en ella misa todos los domingos y
fiestas a los v[e]c[in]os que viven en aquel real.
¶ Y, con esto, queda satisfecho y respondido a todos los capítulos de la Instrucción,
porque, [a] los restantes que quedan, no hay ninguna cosa que poder decir de lo que toca a
estos tres pueblos de indios y poblazón de minas. Y esto ha sido sacado y averiguado de las
personas que más expertas se pudieron hallar, e indios viejos y antiguos desta comarca.
Acabóse en primero de enero de mil quinientos y ochenta a[ñ]os. GASPAR DE COVARRUBIAS
(rúbrica). El B[ACHI]LLER DIEGO CASTAÑÓN (rúbrica). MELCHOR NÚÑEZ DE LA CERDA
(rúbrica).

[RELACIÓN DE TUZANTLA]
¶ En veinte de octubre de mil y quinientos y setenta y nueve a[ñ]os, GASPAR DE
COVARRUBIAS, alcalde mayor por su Maj[esta]d destas minas de Temazcaltepeque, estando
haciendo la averiguación destos pueblos, envió a DIEGO DE LAS ROELAS, teniente, al pueblo
de Tuzantla, corregimiento desta alcaldía mayor, a hacer lo que, por la Instrucción, su
Majestad m[an]da. Y él la hizo, por la orden siguiente:
1 ¶ [En blanco].
2 ¶ Cae este pueblo en la provincia de Mechoacan, el cual se conquistó ganado Méx[i]co,
venido el MARQUÉS DEL VALLE; [pero] no sabe[n] dar razón [de] por quién se conquistó, más
de que el d[ic]ho MARQUÉS envió a ello.
3 ¶ El temple y calidad deste pueblo es muy caliente en demasía y, de suyo, seco. Y tiene un
río grande, caudaloso, que pasa por él, en que se crían bagres, truchas, mojarras y
camarones grandes y otra suerte de pescados, de que se sustentan y viven los naturales.
Llueve, desde el mes de junio hasta el mes de octubre, grandes aguaceros, los más, con el
viento norte: suele hacer gran daño en las sementeras y frutales, que los echa por el suelo.
4 ¶ La tierra toda es muy áspera y fragosa en demasía, de muchos cerros y quebradas y de
pocos montes, y, en algunas partes, falta la leña. Hay algunos ríos; pocas fuentes. Es falta de
pastos, si no es en las vegas [a] orillas de los ríos, que es muy fértil y se dan frutales de la
tierra, melones, y otras cualesquier cosas y hortalizas que en ellas siembran; y, así, tienen
abundosamente lo necesario para pasar la vida humana.
5 ¶ Hay, en esta provincia tan solamente, trescientos y diecinueve tributantes, y, en tiempos
pasados, fueron mucha cantidad, y, con las pestilencias y mortandades que [ha] habido, se han
ido consumiendo. Tienen su pueblo formado. Son de entendimiento y naturaleza ruda, [y] son,
de su inclinación, de poco trabajo. Susténtanse de las frutas de la tierra, que son en
abundancia, y del pescado que del río pescan. Hablan dos lenguas: la tarasca, que es su
natural, y lengua mazahua, de algunos advenedizos.
10 ¶ El sitio deste pueblo está de la forma y manera que queda d[ic]ho en el cuarto capítulo, y
la traza dél es de la manera siguiente. 46
11 ¶ Dista este pueblo de Tuzantla, de las minas de Temazcaltepeque, donde reside el alcalde
mayor y corregidor del d[ic]ho pueblo, catorce leguas. Es cabecera. Tiene un vicario, el cual
asiste en él, y de allí sale a la doctrina y visita de catorce sujetos que tiene, que son: Cuchao,
Curoxeniro, Aparuato, Tiquicheo, Sacapichameo, Tzitziapuato, Puacuayo, Auhirichuato,
Tzirapitzio, Tecinapan, 47 Orocuti, Cupandaro, Tinbineo, [y] San Pablo.
12 ¶ Dista este pueblo, como está d[ic]ho, catorce leguas destas minas de Temazcaltepeque,
donde reside el alcalde mayor, hacia la parte de levante, con quien parte términos. Hacia la
parte del poniente, está la provincia de Turicato, con quien parte términos, [a] quince leguas;
hacia la parte del norte, está la provincia de Taximaroa, con quien parte términos, [a] diez
leguas; hacia la parte del sur, parte términos con Cuzamala, [a donde] hay doce leguas, todo
por caminos muy ásperos y fragosos y que, en partes, no se puede andar a caballo47a Y las
leguas [son] antes grandes que pequeñas.
13 ¶ El pueblo de Tuzantla se llama, en la lengua tarasca, Cusaro, que quiere decir “lugar
arenisco”, 48 y, en mexicano, se llama Tuzantla, que quiere decir “lugar de tuzas o topos”. 49
La lengua que hablan, [ya] está declarado en el quinto capítulo ser tarasca y mazahua.
14 ¶ Eran, en tiempo de su gentilidad, sujetos a un señor que había por nombre a
TZITZIPANDAQUARE, 50 que tenía su asiento en el pueblo de Zinzonza. Tenía sobre ellos
señorío, y le tributaban mantas de algodón, y algodón, chile y maíz, y de todas las demás
semillas que cogían, y de la caza que tomaban, y arcos y flechas, y algunas doncellas hijas de
los indios más principales que entre ellos había.
Adoraban dos ídolos de piedra de hechura de hombres, que el uno se llamaba
CURISTICAHERI y, el otro, URINDECAHUECARA, que así se llamaban por nombre propio. 51
Tenían, por rito y ceremonia, presentarle comida y de lo que tenían, y, cuando habían de
[a]justiciar [a] alguno por delito que mereciese muerte, le [a]justiciaban delante dellos. Y,
cuando en las guerras mataban [a] algún contrario, el cuerpo muerto y sangre se lo traían. Y
dicen que muchas veces, en sueñes, les hablaban, dándoles las gracias de sus sacrificios. Y
[de] estos que sacrificaban después de muertos, la carne dellos partían entre los más
principales para su comida. Y, [de] ordinario, estaban tres indios en guarda de los ídolos, y
éstos se sacaban sangre de las orejas y, con ella, se pintaban: y éstos eran reputados y
acatados como sacerdotes y comían de los que a los ídolos presentaban, y, cuando alguno
dellos moría, elegían [a] un hijo suyo en su lugar. Sahumaban [a] los d[ic]hos ídolos con
incienso de la tierra, y otros olores.
15 ¶ Gobernábanse, en su gentilidad, por indios gobernadores que les enviaba
[TZ]ITZIPANDAQUARE, su señor, el cual les hacia [que] enviasen sus tributos y tenían cuidado
de ocuparlos en las guerras que traían con los indios de Toluca, y Temazcaltepeq[ue] y
Jalisco. Peleaban con arcos, y con macanas de palo y rodelas; llevaban petos y espaldares
hechos de algodón y nudillo, y, cuando habían de ir a la guerra, se almagraban de colorado y
negro, y otras colores. Traían una camisa sin cuello ni mangas, y otra manta, atadas las
puntas al cuello y lo demás suelto, y sus pañetes. Ahora se visten camisas, zaragüeles y
mantas de algodón; traen, algunos dellos, sombreros, y muchos dellos traen sayos y capas
como españoles, y calzados. Y [dicen] que, de lo que de antes comían, comen ahora, y
muchos dellos comen vaca y camero. Dicen [que], en otros tiempos vivían más y más sanos, y
que lo atribuyen a que, en aquel tiempo, tenían por costumbre de no llegar ni conocer el
hombre a mujer hasta que tenía veinte y cinco a[ñ]os, ni se casaban hasta que tenían esta
edad cumplida las mujeres y los hombres. Y la principal causa atribuyen a que es la voluntad
de Dios.
16 ¶ Está asentado este pueblo a la orilla de un río caudaloso, 52 entre dos sierras, que la una,
que está a la parte de levante, se dice Cachipuato, que significa “el lugar de un ídolo”, 53 y la
otra sierra, hacia el poniente, no tiene nombre, ni el valle. Es el pueblo en un llano descubierto.
17 ¶ Es este pueblo enfermo, por causa de la mucha calor y ser todo arenal, y [porque] los
aires no corren, por los muchos árboles y espesura que hay por toda la vega del río. Y,
comúnmente, tienen enfermedades de bubas y calenturas; y, para ello, se curan con una raíz
que se dice en su lengua QUERAPOSERARHUA, que quiere decir “raíz de alacrán”, 54 la cual
muelen y se bañan con el agua della: y esta yerba es para las calenturas. Usan de otra raíz
que se dice APAREQUA, que quiere, decir “cosa caliente”, 55 que es cocida y bebida, [y] es la
medicina con que se curan de las bubas. Púrganse con otra raíz que dicen “de Mechoacan”,
que es la que se suele llevar a Castilla.
18 ¶ Hay una cordillera muy grande [a] tres leguas del d[ic]ho pueblo, a la parte del poniente,
que atraviesa toda la provincia [y] que se llama, en su lengua, Hichayaruparu, que quiere decir
“lugar de tiestos”. 56
19 ¶ En toda esta provincia hay dos ríos caudalosos, que el uno se' lice el río de Cinapan, 57
hacia la parte del poniente a ocho lenguas y, hacia la parte de levante, pasa el otro río junto a
este d[ic]ho pueblo, y tan cerca del, que, cuando crece, llega a las casas muchas veces. 58 En
este río no hay tierra para regadío de importancia, por ser demasiado de calidad, y en ella no
se dan otras semillas, si no son las de la tierra, que es maíz y frijoles, calabazas y
algodonales.
22 ¶ Hay cantidad de árboles silvestres en el campo, que todos los más tienen provecho los
naturales dellos. Porque hay un árbol que se dice, en lengua tarasca, URISANDA, que quiere
decir “árbol de incienso”, 59 y así lo dan estos árboles que se dicen CURAQUA, que es un palo
colorado a manera de brasil, 60 con que tiñen los cordobanes. Hay otro árbol que se llama
TAPINZIRAN, que es palo de muchas colores, 61 de que hacen cuentas y sillas; y otro árbol
que se dice UXUACA, 62 el cual tiene tal propiedad que, cuando lo cortan, es blanco, y,
dejándolo estar cuatro o seis días, se vuelve colorado y jamás pierde la color. Tienen yerba de
añil en los montes.
23 ¶ Tiene, toda esta tierra de Tuzantla, muchos árboles de frutas de la tierra, como son
anonas, que son de hechura de pequeñas calabazas redondas, y la carne de dentro es corno
manjar blanco y se come con cuchara: tiene unas pepitillas negras; hay guayabos, nogales de
la tierra y platanales, aguacates y ciruelas de la tierra, y otras muchas frutas de la tierra. Y,
frutas de Castilla, [hay] naranjas, limones, cidras, melones y cañas du[l]ces: todos estos
frutales se dan bien en esta tierra.
24 ¶ Susténtanse los indios con maíz que cogen, y frijoles y pepitas de calabaza, y una semilla
que llaman CHAPATA. 63 Cogen rábanos, coles, lechugas, cebollas y berenjenas y hortaliza, y
otras muchas cosas de la tierra.
25 ¶ Cógese algún trigo, aunque en poca cantidad, porque no se siembra sino en una parte,
porque la tierra no es dispuesta para ello; ni se coge otra semilla de Castilla.
26 ¶ Las yerbas medicinales con que se curan, [ya] está d[ic]ho en el diecisiete capítulo,
demás de que tienen tres géneros de yerbas ponzoñosas que, comiendo dellas cualquier
género de personas o animales, mueren.
27 ¶ Animales domésticos de Castilla no se crían, sino gallinas de Castilla y de la tierra. Hay
tigres, leones, lobos, martas, coyotes, puercos jabalíes, venados, [y] otro animal que llaman
QOATZCUTI, que es como perro y muerde bravamente; 64 [hay] iguanas, que son a manera de
lagartos, víboras y culebras; hay unas arañas como cangrejos, que tienen dos bocas y dos
piquillos” en la frente a manera de cornezuelos: son de tanta ponzoña que, si pican [a] alguna
persona, muere dello sin remedio; 65 hay todo géneros de aves de volatería, y muchos
papagayos y faisanes, y otros muchos pájaros.
30 ¶ Hay, en dos pueblos sujetos a éste de Tuzantla, que el uno se llama Tiquicheo y, el otro,
Achiruato, 66 hay salinas donde hacen sal; mas e[s] tan poca, que para sustentarse no alcanza,
y se proveen de fuera.
31 ¶ La forma y edificio de las casas en que viven, comúnmente, son bajas, los cimientos de
piedra y lo demás de adobes, y las cubiertas dellas de paja.
32 ¶ No tienen fuerte ninguno. Antiguamente, se solían defender de sus contrarios en unas
sierras altas [en] donde hacían unos cercados, y de allí salían a pelear.
33 ¶ Tienen por contratación y granjería, los naturales con los indios comarcanos de tierra fría,
por vía de contratación tratar en algodón, chile, y otras cosas que [de] su tierra cogen. Pagan
su tributo, cada indio casado, un peso y media fanega de maíz, y, los solteros, cuatro reales y
media fanega de maíz.
34 ¶ Cae este pueblo, y sus sujetos, en la diócesis del obispado de Mechoacan: hacia la parte
del poniente está la ciudad de Patzcuaro, donde reside el obispado, [a] veinte y cinco leguas,
grandes por ser la tierra agra, y los caminos ásperos y torcidos.
35 ¶ Hay en este pueblo un beneficiado cura, a cuyo cargo está la administración y doctrina
destos naturales y sus sujetos. Hay, en cada pueblo, una iglesia.
37 ¶ Hay en este pueblo un hospital, y en cada sujeto, otro, en que se curan los indios
enfermos, y les dan de comer y lo necesario, lo cual pagan de una sementera de maíz y chile
que se hace de comunidad para este efecto. 67
*
Los últimos números están referidos a la clasificación que, durante un tiempo, tuvo el documento en el AGI de Sevilla, en la
sección Patronato Real 238. Actualmente se encuentra en la sección de Mapas y Pinturas, AGI, bajo signatura “México 20-23”.
Cline (1965: 59) observa que el expediente incluía “the printed Cédula of May 25, 1577”, la cual no he podido reproducir porque
aquella institución omitió remitirme su fotocopia. El texto, en versión inglesa, puede consultarse en Cline (1972: 233).
1 Sigue, a continuación, escrito de mano, el texto de la Instrucción y Memoria, que, de acuerdo a la foliación del expediente,
ocupa los ff. 2r-5v. Se ha omitido su transcripción, porque el interesado puede encontrarlo al principio del presente volumen.
2 La RG de Tuzantla aparece inmediatamente después de la que corresponde a Temazcaltepeque, ff. 16v-21r del expediente. Su
fecha es anterior a la de la RG del último pueblo, y fue preparada por el teniente del alcalde mayor, Diego de las Roelas.
3 Literalmente, “en el cerro del temazcal”.

4 Natural de Medellín de Extremadura, donde nació en 1485, pasó a Cuba en 1517 recomendado por Diego de Colón y, de allí, a
Nueva España con la expedición de Cortés. “Seria de obra de veinticuatro años cuando acá pasó”, dice Bernal Díaz (1962: 532):
“era de la color el rostro algo ceniciento y no muy alegre, y de buen cuerpo, y de poca barba y rala... fue buen capitán, así a pie
como a caballo” (ibid.). Casó en Castilla con la toledana doña Isabel de Sosa hacia 1529 y, entre otros servicios, acompañó a
Cortés en su expedición por las costas del Mar del Sur, con ocasión de la cual recibió el titulo de maestre de campo, en
Milpahuac, Colima, a 15 de febrero de 1535. Es posible que, por entonces, haya intervenido en la pacificación de la provincia
Matlatzinga. Murió en México, en agosto de 1561. Datos biográficos suyos pueden hallarse en Dorantes de Carranza (1970: 154-
8); Fernández del Castillo (1927); Porras Muñoz (1982: 434-6) y Rubio Mañé (1965).
5 Sobre la lengua matlatzinca, ver Harvey (1972: 302-4), quien considera plausible causa de su extinción “the possibility of large-
scale pre-Hispanic bilingualism...” En cualquier caso, los matlatzincas que había en el distrito de Temazcaltepeque, según
atestigua la relación, “...fueron traídos por los mismos mineros españoles... y... son advenedizos de muchas partes, que vienen a
trabajar en las dichas minas”.
6 No he encontrado datos sobre estos cinco españoles. Dorantes de Carranza (1970: 184) recuerda a un conquistador
Francisco de Vargas, quien cabe conjeturar que fue encomendero de Tulantzingo (Porras Muñoz 1982: 272, 440); pero cuya
identificación con uno de los mineros aquí mencionados es muy... improbable.
7 Tampoco he encontrado datos que identifiquen al Juan Gómez de Salazar aquí mencionado.

8 El manuscrito, fol. 7r, lee, por error del escriba: “El al altura...”

9 Inmediatamente, en ésta y la siguiente plana (ff. 7v-8r), aparece la pintura del real de los Ríos; mide 40½ x 25 centímetros.

10 El manuscrito, fol. 9r, lee: “çiutepeque”.

11 A continuación, ocupando ésta y la precedente plana (ff. 8v-9r), aparece la pintura de Texcaltitlan; mide 89 x 24 centímetros.

12 La lección de varios de los topónimos enumerados arriba se ha corregido en mi transcripción. El manuscrito (ff. 9v-10r) lee,
aquellos que he corregido: “quentla”, “qutzcaçingo”, “aguatla”, “iztololoatl”, “tlapicaltepeque”, “tlalpiçaya”, “quauxaca”. A
continuación, sobre ésta y la plana precedente (ff. 9v-10r), aparece la pintura de Texupilco, que mide 38 x 22½/2. centímetros.
13
Los topónimos que he corregido en mi transcripción se leen, en el manuscrito (ff. 10v-11r): “izcapa”, “atizcapam”,
“jumiltepeque”, “concoztepeque”, “teguaztepeque”, “tequipintla”, “teyxtepeque”. Retuve la lección Zacacontepeque, en el cerro de
la olla de zacate”; pero es posible que deba reconstruirse Zacatzontetepec, “en el cerrro de césped”.
14 En seguida, ocupando ésta y la plana precedente (ff. 10v-11r), aparece la pintura de Temazcaltepeque, que mide 37 x 23
centímetros.
15 La etimología de Texcaltitlan es “en, o junto al peñasco, risco u horno” (ver Molina 1944: ME, 112r); texcalli, a su vez, parece
compuesto de te(tl, i)x(tli) y calli, “casa de haz o superficie pétrea”.
16 Texupilco admite, al menos aparentemente, tres etimologías: a) compuesto de texo(tli), pil(li) y -co, “lugar del señor azul, o del
azul”; b) compuesto de te(ti), xopil(li) y -co, “lugar del dedo del pie de piedra”, y, en una posible reconstrucción, simplemente
compuesto de tecxopil(li) y -co, “lugar del dedo grande del pie”. Atendiendo a que el pueblo recibió el nombre de Texupilco,
“porque tiene una muy grande piedra cerca” de él, las dos últimas etimologías parecen las más probables.
17 Axayacatzin estuvo al frente del señorío de México, desde 1469, hasta 1481. Sus inmediatos sucesores fueron Tizozicatzin
(1482-1486) y Ahuitzotzin (1486-1502). Motecuhtzoma II, de quien se dice que era “hijo de Axayacaçin” (Códice mendocino 1964,
I: 32) gobernó desde 1502, hasta que Cortés lo hizo prisionero.
18 “Tinta de humo de tea” (Molina 1944: ME, 75v).

19 Nombre de lección y etimología dudosas. Durán (1967, I: 193) describe cierto baile “agudillo y deshonesto..., en el cual se
introducen indios vestidos como mujeres”, llamado cuecuechcuicatl, que él traduce por “baile cosquilloso o de comezón”.
Cuecuech, en general, tenía la acepción de “trauiesso y desuergonçado” (Molina 1944: ME, 24v), y Sahagún (1956, II: 147) indica
que, al que iba “mirando a diversas partes, como loco...”, lo llamaban ixtotomac cuecue[ch]. Es posible, entonces, que cuecuech
esté, en alguna forma, referido a que-quechtli, “cuello, pescuezo o cerviz, que gira y se mueve sobre si mismo” (ver López
Austin 1980, II: 179). Tal vez una manera eufemística de referirse a la cabeza solar.
20 El manuscrito, fol. 12r, lee: “ocoçete”; se trata, sin duda, de la “resina de pino o trementina” denominada ocotzotl (ver Molina
1944: ME, 75v).
21 Para una descripción de este cimatl, ver Sahagún (Códice florentino, 1979, III: lib. 11, cap. 7, fol. 133r) y Hernández (1959, I:
66).
22 Más bien, “en el cerro de tezontle”.

23 Ixtlahuaca, “desierto, o tierra llana y despoblada sin árboles” (Molina 1944: ME, 48v).

24
“En el cerro del maíz tostado”. Ver izquiatl en Molina (1944: ME, 49r), e “izquiate” en Santamaría (1974: 623).
25 El manuscrito, fol. 12v, lee: “se dizen”.

26 Para obtener tal significado, el topónimo debería leerse Chicnahuitepetl o Chicnahuitepec; como está escrito en la fuente,
parece más bien un gentilicio: “el de Chicnauhtlan” o “el del lugar de los nueve”.
27 “En, o junto a la columna redonda de piedra”; ver temimilli en Molina (1944: ME, 97v).

28 Literalmente, 'en la orilla del río grande”.

29 Más bien, “en su boca del viento”.

30 No he encontrado registrada esta yerba en ningún autor; debe pertenecer a la familia de las que Sahagún (Códice florentino
1979, III: lib. 11, cap. 7, fol. 181r) llama axocopac o axocopaconi, de las que se dice que nacen “en las montañas” y que son
“muy olorosa[s] y tiene[n] intenso olor”.
31 El manuscrito, fol. 13v, lee: “guax” y “nançes”; debería leer huaxi o huaxin y nantzin, respectivamente (ver Santamaría 1974:
469, 753).
32 El tlacuilolquahuitl, “de madera pintada”, recibía ese nombre, “porque ellos son bermejos, y tienen vetas negras que parecen
pinturas sobre el bermejo...; no sólo era “recio para hacer sillas galanas”, como dice la fuente, sino era “árbol muy preciado,
porque del se hazen teponaztles, y tamburiles y biuelas, y suena[n] mucho estos instrumentos quado son desta madera”
(Sahagún, Códice florentino 1979, III: lib. 11, cap. 6, fol. 115r).
33 Para una descripción del xoxocoyol, no mucho más ilustrativa, ver Sahagún (1956, Ill: 297).

34 El iztafiate o estafiate, iztauyatl o iztauhyatl (Artemisa mexicana, Wild.) se haya descrita en Sahagún (1956, I: 170; III: 169,
311, 327); Hernández (1959, I: 64, 98, 189, 215; II: 6-7), y Santamaría (1974: 509). En ningún caso, se mencionan los usos y
aplicaciones que se señalan aquí.
35 Es posible que se trate de la misma raíz a la que, más abajo, se le dará el nombre de coatlnenepili, “lengua de culebra”.

36 Sobre el oyametl, ver Sahagún (Códice florentino 1979, III: lib. 11, cap. 6, ff. 111v-112r): “... no le vsaban los yndios nj le
conocían; agora, en estos tiempos, se a hallado...”
37 La forma en que se aplicaba esta planta recuerda la que dan los indios de Guatemala al chichicaste, con cuyas hojas se
azotan suavemente los caminantes piernas y pies “para quitarse el cansancio”.
38 Bajo esta lección, es irreconocible la identidad de la yerba aquí aludida; FPT (1905, VII: 25, n. 1) pensaba que debía
“corresponder a cualquiera de las especies purgantes descritas con el nombre de quauhayohuachtli en la obra…” de Hernández
(1959, I: 55-56).
39 Más bien, “flor caliente”; puede ser que se trate de la que Sahagún (1956, III: 318) llama tonacaxochitl quizás por error de
pluma. Su descripción: “flor medicinal”, “hojas verdes”, “flores amarillas tirantes a colorado”, “muélense... con la hierba que se
llama tlachichinoaxihuitl”, “es contra el calor interior” y “aclara la orina”.
40 Es muy improbable que estos “animalejos... como zorros” se llamaran oztotl, “cueva”; debe tratarse de la “raposa”
denominada oztohua (Molina 1944: ME, 78v). Para su descripción, ver Sahagún (1956, III: 227) y Hernández (1959, II: 303-4).
41 Para una descripción más pormenorizada del tlacuache, ver Sahagún (1956, III: 228-9) y Hernández (1959, II: 298-9).

42 Al tlacoocelotl o tlacomiztli, “medio jaguar” o “medio gato”, llama Sahagún (1956, III: 222) “gato cerval”. Garibay (Sahagún
1956, IV: 361) lo identifica con el Bassariscus astutus astutus; Santamaría (1974: 1054, 1955) con el Felis pardalis.
43 Topónimo de lección y etimología inciertas, que FPT (1906, VII: 26) transcribe, sin justificación aparente, “Auacatlan”.

44 Nieto de Luis de Castilla, linajudo propietario de las minas de Tasco (ver Introducción a esa RG), e hijo de Pedro Lorenzo de
Castilla y de doña Catalina de Chávez, Luis Felipe nació el 7 de mayo de 1558. Por renuncia de su abuelo a favor suyo, ocupó el
cargo de regidor de la dudad de México, antes de cumplir los 18 años, a partir del 5 de marzo de 1576. El 14 de mayo de 1590,
obtuvo licencia del Cabildo para marcharse a España; pero, antes, vendió su regimiento a Baltasar de Herrera Guillén por cinco
mil pesos de oro común. A mediados de noviembre de 1600, lo encontramos de vuelta en la Nueva España, de nuevo
asumiendo el cargo de regidor, esta vez por renuncia que hizo en él su padre. Tres años después, volvió a renunciar o a
negociar este oficio. El tenedor de la encomienda de Texcaltitlan fue, hasta enero de 1561, Francisco de Chávez, abuelo materno
de Luis Felipe de Castilla. A raíz de su defunción, Texcaltitlan pasó a ser propiedad de doña Catalina, quien, a su vez, falleció en
1564, quedándose la encomienda en poder de Pedro Lorenzo hasta 1569. Tal vez entonces, a raíz de que éste contrajo
segundas nupcias con doña Beatriz de Herrera, la encomienda de Texcaltitlan fue adjudicada a su hijo, Luis Felipe de Castilla.
Los datos se han extractado de Dorantes de Carranza (1970: 280, 302) y, sobre todo, de Porras Muñoz (1982: 58, 87, 162, 168,
169, 171, 238, 240-1), en cuya obra podrán hallarse otras fuentes de referencia.
45 No he encontrado datos que ilustren la biografía de este minero.

46 La relación se interrumpe aquí, dejando más de la mitad de la plana (fol. 17r) en blanco. A continuación, en los ff. 17v-18r,
aparece la pintura de Tuzantla, que mide 38 x 23 centímetros. La relación se reanuda en el fol. 18v.
47 A diferencia de los otros que, exceptuando el último, son topónimos purépechas o tarascos, éste es mexicano. Parece
compuesto de tecin (i), a (d) y -pan, “sobre el río del molinero”. Considérese una etimología dudosa.
47a Observa Corona Núñez (1957: 105) que, en la RG de Xochitlan se indica: "Cutzamala es nombre mexicano y, en su lengua
materna, que es tarasca, llámase Apatzingan, que lo uno y lo otro quiere decir "lugar de comadrejas". Llámase de este nombre
porque dicen que, en su antigüedad, tuvieron un ídolo a modo de comadreja.” nombre porque dicen que, en su antigüedad,
tuvieron un ídolo a modo de comadreja."
48 Gilberti (1559: ET, 19r) registra, para la voz “arenal”, la acepción cutzaro.

49 Tuzantla, “en donde abundan las tunas o topos”; Tuzantlan, “lugar de tuzas o topos”. En lengua tarasca, “topo” se dice
uhcumu (Gilberti 1559: ET, 171r); era un dios de la Muerte (Corona Núñez 1957: 97), como el apatzi.
50 El manuscrito, fol. 18v, lee todo junto: “atzitzipandaquare”; pero nunca “Patzitzipandaquare”, como lee Cline (1965: 66).
Obsérvese que el nombre reaparece en el capítulo 15, donde se lee (ms., fol. 19r); “citzipandaquare”. El Codex Plancarte o de
Carapan refiere: “Entonces vinieron los valientes guerreros con el rey Tzitzispandaquare, y empezó a dar guerra por todos los
lugares para que le dieran tributo a él en Zibulan y Paquilpan, y Titelan Chapotouvato y Sichoo y Camadalani... hasta que, por la
vejez, no pudo guerrear más (cit. ap. Corona Núñez 1957: 8). Sus hechos y genealogía, aunque sea en forma sumaria, pueden
hallarse en la Relación de Michoacán (1980: 213-4, 216-7, 224). Fue contemporáneo de Axayacatzin (1469-1481), cuyo nombre
se decía en lengua tarasca Ahcangari o Hacangari, (o. cit., p. 214), “mascara” (Gilberti 1559: ET, 118r), a quien infligió severa
derrota hacia 1470 (ver Durán 1967, II: 281-5). La etimología de su nombre es incierta. Gilberti (1559: TE, 62r) distingue tzitzis,
“cosa hermosa”, de tsitsis, “abispa amarilla”; tsitsispuqui es “tigre” (pero puqui solo, “león”); tsitsiqui, “flor o lirio o rosa”; tsitsiqui
pandaquarequa es “guirnalda larga de flores” (o. cit.: ET, 96v). Tzitzispandaquare puede significar, entonces, “guirnalda hermosa”
(quizás, “guirnalda de flores”), o “guirnalda de avispas amarillas”.
51 Curisti Caheri, Curinsti Caheri o, como lo leen otras fuentes (Relación de Michoacán 1980: 289, 322; Corona Núñez 1957: 18,
passim; Crain & Reindorp 1970: 239), Curita Caheri, significa “fogonero grande” (ver Gilberti 1559: TE, 9v, 19r). La Relación de
Michoacán (l. cit) dice que “era mensajero de los dioses y llamábanle todos 'abuelo'” (en tarasco, cura), y refiere que, al salir el
sol, “se lavaba la cabeza con jabón... tenía una guirnalda de colores en la cabeza [probablemente una tzitzispandaquare], y unas
orejeras de palo en las orejas, y unas tenazuelas pequeñas al cuello y una manta delgada cubierta”. La misma fuente describe,
con mayor pormenor, el atavío del otro dios: lo constituían unas mantas (p. 110) de plumería, en cuyo tejido entraban 4400
plumas, 800 de un ave no identificada; 1200, de papagayos y otras plumas adoradas, y 2400, de otros pájaros (p. 84). De estas
mantas pendía un número no determinado de cascabeles (p. 111). Ofrendaban al dios leña y vino (pp. 89, 111), y le sacrificaban
esclavos (p. 111), Su templo se recubría de albayalde y enalmagraban la casa de sus sacerdotes (p. 111). Se suponía que el
dios vivía en el oriente (p. 290). La lectura de su nombre es incierta y, consecuentemente, su etimología. Seler (según Corona
Núñez 1957: 32) tradujo Urendequavecara por “el que va por delante”, derivándolo al parecer de urepani, “yr adelante de otros”
(Gilberti 1559: TE, 75v); Corona Núñez (l. cit.), que lee el nombre Hurende-Quahue-cara, observa que Quahue (en realidad,
Quahuen) era el “...sacerdote que capitaneaba a los que se convirtieron en culebras”. Todo esto merece tomarse en cuenta,
pero mi opinión es que el nombre de la deidad está referido al sol, huriata, y al acto de amanecer, erandequa (ver Gilberti 1559:
TE, 28r; ET, 14r); Velásquez Gallardo (1978: 68, 221) registra el término uekári con la acepción de “mojado”. Jurindequa Uekari
parece significar, entonces, “sol mojado al amanecer” o, si se lee Jurinde ca Uekari, “el que calienta y moja”. Lectura, la última,
más bien improbable. Las dos deidades, Curinsti Caheri y Jurindequa Uekari, parecen estar referidas al planeta Venus como
Estrella de la Tarde y Lucero del Alba (ver Corona Núñez 1957). “Lucero de la mañana” se decía en tarasco hozqua quangari
(Gilberti 1559: ET, 113), “estrella señora o grande”; “hijo de principal o senador” era quangari vuahpa. Los mexicanos llamaban a
la “estrella de la mañana” huey citlalin o citlalpol (Molina 1944: EM, 79r); los mayas de Yucatán, noh ek (Michelon 1976: 612).
52 El río Temazcaltepec y, ligeramente al nordeste, el río ahora llamado Santo Tomás.

53 Ídolo no identificado.

54 “Alacrán” se dice cuerapu; "raíz", sirangua (Gilberti 1559: TE, 16r, 50v) : cuera- pusirangua.

55 Aparequa, “calor natural, o hortigas” (Gilberti 1559: TE, 7r).

56 Etimología incierta.

57 Probablemente el río Cutzamala.

58 El río Temazcaltepec, a cuyas orillas estaba asentado el pueblo.

59 Se trata del cuiricatzunda, “incienso o copal” (Gilberti 1559: ET, 75r; TE, 17r; Velásquez Gallardo 1978: 151).

60 60 Más bien, tzuraqua (ver Gilberti 1559: TE, 64r; ET, 29r); el escribano omitió la cedilla.

61 Es el árbol que los mexicanos llamaban tlacuilolquahuitl (ver, arriba, nota 32). Aquí, en lengua tarasca, la lectura y etimología
resultan inciertas.
62 Se trata del uxuqua, que Gilberti (1559: TE, 76r) vagamente define como “vn árbol colorado”.

63 Debe tratarse de los huautli mexicanos o “bledos”, porque Gilberti (1559: 12r) define chapata como “pan de bledos, tamales”.

64 Posiblemente se trata de los coyotes que, en tarasco, se decían hiuatsi (Gilberti 1559; TE, 26v; ET, 112; Velásquez Gallardo
1978: 33, 137). Obviamente, la lección de la fuente es disparatada.
65 posiblemente, el alacrán o cuerapu.

66 Por error del paleógrafo, estos topónimos se leen en Cline. (1965: 70): “Tiquisco” y”Achiricato”, respectivamente. Tiquicheo
significa”lugar de las escudillas o vasijas de losa; la lección y significado de Achiruato son inciertos.
67 La relación termina así, abruptamente, sin que haya firmas al calce. Resulta obvio que el manuscrito es una copia, porque,
habiéndose preparado el original unas seis semanas antes de la RG de Temazcaltepeque, aquí aparece como su apéndice y,
todo el escrito, de una caligrafía uniforme.
RELACIÓN DE TEPEAPULCO
INTRODUCCIÓN
La RG de Tepeapulco, simple, fechada en el mismo pueblo a 15 de abril de 1581, está
precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de quince planas
escritas de puño por el escribano nombrado Alonso Cid. Originalmente, esta relación estuvo
acompañada de una pintura, que debió ser de amplias proporciones, la cual se ha extraviado.
El documento para, en la actualidad, en el AGI de Sevilla, "IG 1529, N° 394", y su transcripción
ha sido editada por FPT (1905, VI: 291-305).
Para fines prácticos, la paternidad del presente informe se ha atribuido al corregidor que
era del pueblo, Juan López Cacho (Cline 1972a: 351), acerca del cual no han quedado datos
que ilustren su biografía. Una lectura atenta del texto, empero, evidencia que López Cacho, sin
que esto excluya su contribución eventual, se limitó a presidir la encuesta y, cuando el informe
estaba ya redactado, a autorizarlo con su firma.
La responsabilidad principal de la relación recayó sobre el escribano Alonso Cid y sobre el
intérprete Alonso de Villasana y, naturalmente, sobre quienes proporcionaron toda la
información. Para recabarla, el corregidor mandó parecer ante sí a catorce naturales del
pueblo, entre los cuales estaban el gobernador y dos alcaldes nativos, constituyendo el resto
"indios principales y ancianos, naturales deste dicho pueblo y sus sujetos" (preámbulo de la
relación). Además, actuaron como testigos tres "españoles residentes en este pueblo", de uno
de los cuales, Gonzalo Ortiz de Zúñiga, consta que era hermano de Alonso Ortiz de Zúñiga,
encomendero del pueblo de Tlachinolticpac (Dorantes de Carranza 1970: 436) y yerno del
corregidor de Meztitlan, Gabriel de Chávez (ver RG de Meztitlan, Introducción, en el presente
volumen).
El problema más obvio, planteado por la RG de Tepeapulco, es el de la identidad de
quienes facilitaron los datos que conforman su contenido y, sobre todo, aquellos tocantes a los
capítulos 2, 14 y 15. La riqueza tradicional de ese pueblo es de sobra conocida por quienes
saben que residieron en él durante un tiempo, y que formaron allí sus primeros memoriales, los
grandes etnógrafos franciscanos, fray Andrés de Olmos (1530...) y fray Bernardino de
Sahagún (1558-1561).
Según atestigua Mendieta (1945, I: 81), "...en el año de 1533, siendo presidente de la
Real Audiencia de México d[on] Sebastián Ramírez Fuenleal... y siendo custodio... f[ray]
Martín de Valencia, por ambos a dos fue encargado... fr[ay] Andrés de Olmos... que sacase
en un libro las antigüedades de estos naturales..." La promoción del estudio de las
antigüedades mexicanas fue iniciada por Ramírez de Fuenleal casi inmediatamente después de
su arribo a la Nueva España (ver León-Portilla 1969: 9-49); fray Martín de Valencia fue electo
custodio, segunda vez, para el trienio de 1530-1533, fecha coincidente con la del primer
nombramiento de Olmos para la guardianía recién creada de Tepeapulco (ver capítulo 36 de la
presente relación).
Por su parte, es bien sabido que Sahagún (1956, I: 105-7), por encargo del custodio en
ejercicio fray Francisco Toral, inició su magna recopilación etnográfica en Tepeapulco, donde,
al cumplir "su hebdómada" el padre Toral (1558-1561), "me mudaron de Tepepulco [y], llevando
todas mis escrituras, fui a morar a Santiago del Tlatelolco". En Tepeapulco, Sahagún hizo
"juntar [a] todos los principales con el señor del pueblo, que se llamaba don Diego de
Mendoza", y solicitó que le "diesen personas hábiles y experimentadas, con quien pudiese
platicar y [l]e supiesen dar razón de lo que les preguntase". Le asignaron "hasta diez o doce
principales ancianos", número quizás por coincidencia, quizás porque los primitivos sujetos de
Tepeapulco eran trece (Alva Ixtlilxóchitl 1952, II: 169), similar al de los informantes
congregados por López Cacho; aunque es evidente que, en este último caso, con un acervo
muy desigual de informes.
Pero, ¿por qué esa diferencia en la información? ¿Qué había ocurrido en Tepeapulco
durante esos veinte años que transcurrieron desde 1561 hasta 1581? ¿Habría extinguido la
tradición el terrible azote pestilencial que estaba diezmando la población novohispana desde
1576? Aunque no es imposible que el cocoliztli de esos años se haya llevado a muchos viejos
depositarios de las tradiciones antiguas, consta que éstas sobrevivieron en forma escrita y
oral. Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286) atestigua haber conocido, a finales del siglo XVI, a cierto
don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin, "principal y natural de Tepepulco, de edad de casi
noventa años, hombre muy leído y buen gramático... que también tiene historias y relaciones...
y los hijos del rey Nezahualpiltzintli se lo declararon". Entonces, si se acepta este testimonio,
habrá que concluir que este depositario ideal de la tradición, don Jacobo de Mendoza
Tlaltecatzin, había nacido alredor de 1510, que había sido testigo de la conquista, que tenía
cerca de cincuenta años cuando llegó Sahagún al pueblo y que, en 1581, andaría alrededor de
los setenta años de edad.
Basado quizás en semejantes especulaciones cronológicas, FPT (1905, VI: 291-2, n. 3)
propuso la hipótesis de que el informante de Alva Ixtlilxóchitl, don Jacobo de Mendoza
Tlaltecatzin, y uno de los informantes convocados, por López Cacho, don Jacobo Eleázaro de
Mendoza, podrían ser la misma persona. Y, quizás con vistas a examinar esta hipótesis, o tal
vez la más atrevida, que propone la identidad de don Jacobo Eleázaro de Mendoza = don
Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin con don Diego de Mendoza, el señor de Tepeapulco que
asistió a Sahagún, ordenó a su paleógrafo a sueldo, José Joaquín Gómez Ramírez, sacar un
cliché de la firma del primero (ver Zavala 1980: 192, 194). En el texto a continuación, en la
nota 2, he examinado brevemente estas hipótesis y, hasta donde he sido capaz de juzgar, las
he encontrado improbables. En primer lugar, don Diego de Mendoza, entre 1558 y 1561,
cuando lo conoció Sahagún (1956, I: 105), era ya un "hombre anciano", calificativo difícilmente
aplicable a quien tendría entonces, según la hipótesis, unos cincuenta años; en segundo lugar,
la firmeza de trazos con que firma al pie de la relación don Jacobo Eleázaro de Mendoza
(véase la reproducción) no parece corresponder a la de una persona que se supone tendría
cerca de setenta años, y, en tercer lugar, el magro contenido de la RG de Tepeapulco no
delata la influencia o participación de quien, según lo describe Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286),
era "un hombre muy leído y buen gramático... que también tiene historias y relaciones". Por lo
demás, si hubiera participado en la encuesta de 1581 un hombre de la calidad y conocimientos
que le atribuye el historiador tezcocano, la intervención de un intérprete habría sido innecesaria
y estorbosa.
De todas maneras, cualquiera que haya sido la identidad de don Jacobo Eleázaro de
Mendoza, sigue en pie el problema arriba enunciado: ¿los informes de quién, o quiénes, fueron
los que quedaron fijados en la RG de Tepeapulco? Evidentemente, ninguno que se pueda
atribuir al temprano informante de Sahagún, ni al erudito y provecto principal que alcanzó a
conocer Alva Ixtlilxóchitl. Quienesquiera que hayan sido los que proporcionaron esos informes,
es manifiesto que tuvieron en cuenta sólo un aspecto parcial de la historia y tradiciones de
Tepeapulco. Bien o mal leídos, los nombres de los caudillos, que en el capítulo 2 de la relación
se presentan como "descubridores y conquistadores" de la provincia, corresponden a "cuatro
indios principales chichimecos". La relación ignora las sucesivas ocupaciones que, a juzgar por
el Códice Xólotl (Dibble 1980) y otras fuentes, sobrevinieron al pueblo (ver Nicholson 1974).
Por lo demás, aunque se menciona en el capítulo 14 el nombre de un dios eminentemente
tenochca, Huitzilopochtli, en el capítulo 15 la única guerra que se recuerda es la sostenida
contra las huestes de Tezozomoctli, primer señor de Azcapotzalco en 1348 (Sahagún 1956, II:
291), más de un siglo antes que se acusara la expansión mexicana, y más bien hacia el tiempo
en que la región pasó a formar parte del gran centro otomí denominado Xaltocan (Nicholson
1974: 150).
Entonces, aunque el problema queda pobremente planteado y de ninguna manera
resuelto, cabría proponer, a guisa de hipótesis, que la información que prevaleció en la
encuesta de 1581, y que quedó fijada en la RG de Tepeapulco, era de procedencia
"chichimeca". La historia antigua que relataron los informantes deliberadamente ignoró las
etapas de sujeción que sufrió su grupo: "...respondieron que nunca fueron de nadie, ni
conocieron señor sobre ellos en toda esta provincia en mucho tiempo... (capítulo 14, el
subrayado es mío). La historia antigua que contempla la relación se refiere a ese "mucho
tiempo" en que los chichimecas de Tepeapulco fueron independientes: excluye todo lo que pasó
después de 1348.

[En la cabeza de la Instrucción impresa, de varias letras:] 9 184.


Tepeapulco. 1 N[uev]a Esp[añ]a. Arzob[is]pado de México.
CÉSPEDES.

Muy ex[celent]e señor: en cumplimiento de lo que v[uest]ra Ex[celenci]a manda acerca de la


Instrucción que de su Maj[esta]d viene para la descripción de las Indias, lo que, en este pueblo
de Tepeapulco, yo he podido saber es lo siguiente:
¶ En el pueblo de Tepeapulco desta Nueva España, [a] quince días del mes de abril de mil y
qui[nient]os y ochenta y un a[ñ]os, ante el il[ustr]e señor JU[AN] LÓPEZ CACHO, corregidor
deste pueblo y su provincia por su Maj[esta]d, y por ante mí, ALONSO CID, escrib[an]o
nombrado deste juzgado, en cumplimiento de lo mandado por el muy ex[celent]e señor
visorrey, etcétera, acerca de la Instrucción que de su Maj[esta]d viene para la descripción de
las Indias, hizo parecer ante sí a DON BALTASAR DE SANTAMARÍA, gobernador deste dicho
pueblo, y a DON LORENZO DE SAN JU[AN] y a Ju[AN] MALDONADO, alcaldes, y a DON
FR[ANCIS]CO DE SAN JU[AN] y a DON JACOBO ALEAZARO MENDOZA, y a DON
FR[ANCIS]CO ELÍAS, y a DON HERNANDO DE TEJEDA y a DON JU[AN] DE ALAMEDA, y a
MARCOS VÁZQUEZ y a DIEGO FLORES y a TOMÁS DE AQUINO, y a BALTASAR JUÁREZ
y a M[ART]ÍN MÉNDEZ y MIG[U]EL DE SUERO, 2 indios principales y ancianos, naturales
deste dicho pueblo y sus sujetos, a los cuales, por lengua de ALONSO DE VILLASANA, 3
intérprete, fue preguntado por el tenor de los capítulos de la dicha Instrucción, [y] respondieron
lo siguiente, en presencia de GONZALO ORTIZ DE ZÚÑIGA, 4 y de ANTONIO DE
SOBERANES y FR[ANCIS]CO ZIMBRÓN, españoles residentes en este pueblo de
Tepeapulco.
1 ¶ En cuanto al primer capítulo, fue preguntado al gobernador, y a los demás que presentes
estaban, cómo se llama esta provincia y comarca, y qué quiere decir en lengua de indios y por
qué se llamó ansí: Respondieron que el pueblo se llama Tepeapulco, por una sierra alta
montuosa, y en parte rasa, que está [a] medio cuarto de legua del pueblo. 5
2 ¶ Al segundo capítulo, fue[les] preguntado quién fue el primero descubridor y conquistador
de la dicha provincia, y por cuya orden y mandado se descubrió, y el año de su descubrimiento
y conquista: A este capítulo, respondieron que cuatro indios principales chichimecos, que por
nombre se llamaban, el uno, TLECOLISTLE, y el otro, CHALOTLE, y el otro EPCOATLE, y el
otro, TESPOTLE, 6 y que no saben por cuyo mandado se pobló, mas que, buscando tierras
donde poblar, hicieron asiento aquí; y [que], esto que tienen dicho en esta pregunta, lo oyeron
a sus antepasados, y que no fue por guerra, mas de lo que tienen dicho.
3 ¶ Al tercero capítulo, fue[les] preguntado el temperament y calidad de la provincia y
comarca, si es muy fría o caliente, o húmeda o seca, de muchas aguas o pocas, y cuándo son
más o menos, y qué vientos corren en ella y qué tan violentos, y de qué parte son y en qué
tiempo del año: Dijeron a este capítulo que esta comarca y pueblo es frío y seco; está
asentado en una ladera de TEPETATE, [que es una] piedra no recia; 7 y que, en algunos
a[ñ]os, hay falta de aguas y, en otros, no tantas; y [que] el viento que más reina en esta
comarca y pueblo, y los que más daños les hace[n] a los naturales y a sus sementeras, es el
norte y levante, y éstos corren todo [lo] más del año.
4 ¶ Al cuarto capítulo, fue[les] preguntado si es tierra llana o áspera, rasa o montuosa, de
muchos o pocos ríos o fuentes, y abundosa o falta de aguas, fértil o falta de pastos, abundosa
o estéril de frutos y de mantenimientos: Respondieron que es tierra en algunas partes áspera,
y [en otras] llana y rasa: montes hay pocos; río no hay ninguno en toda esta provincia, y
[dijeron] que el agua, [de] donde se provee este pueblo, la trajeron los naturales de un ojo de
agua que se llama Ozumba, que está [a] cuatro leguas deste pueblo, habrá cuarenta a[ñ]os; 8
y que algunos a[ñ]os cogen maíz, y algunos no, y esto de cinco a[ñ]osa esta parte; y, en
algunas partes bajas, hay algunos pastos, y, [en general, es] falta de mantenimientos.
5 ¶ Al quinto capítulo, fue[les] preguntado si esta provincial es de pocos indios o muchos, y si
han tenido más o menos en otro tiempo que ahora, y las causas que desto se supiere; y si, los
que hay, están [o] no están poblados en pueblos fundados y permanentes; y el talle y suerte
de sus entendimientos, e inclinaciones y manera de vivir; y si hay diferentes lenguas en toda la
provincia, o tienen alguna general en que hablen todos: Respondieron que, en su antigüedad,
hubo grandísima cantidad de gentes, y, después que el MARQUÉS entró en estartierra, a obra
de un año, [ha] habido muchas pestilencias, por donde se ha disminuido de muchas gentes en
mucha cantidad; y que están poblados en pueblos formados y permanentes, y que, en otros
tiempos, no tenían más entendimiento [que] de sembrar y coger [de sus sementeras], y
obedecer a sus señores; y que, en toda la provincia, hay tres lenguas: la principal, mexicana, y
la otra, otomí, y la otra, chichimeca, y la que más usan es la mexicana.
7 ¶ Al séptimo capítulo, fue[les] preguntado [de] las leguas [a] que cada ciudad o pueblo de
españoles estuviere de la ciudad donde residiere el Audiencia y en cuyo distrito cayere, o del
pueblo donde residiere el gobernador a quien estuviere sujeta, y a qué partes de las dichas
ciudades o pueblos estuviere: Respondieron que, deste pueblo de Tepeapulco, a la ciudad de
México hay doce leguas.
8 ¶ Al octavo capítulo, fue[les] preguntado las leguas que distare cada ciudad o pueblo de
españoles, u otros con quien partiere términos, declarando a qué parte cae dellos y si las
leguas son grandes o pequeñas, o por tierra llana o [d]oblada, 9 y si por caminos derechos o
torcidos, buenos o malos de caminar: Respondieron que este pueblo está, como tienen dicho,
[a] doce leguas de la ciudad de México, de camino llano,y no áspero hasta llegar a una sierra
que se dice de Guadalupe, [a] media legua de México; y en estas doce leguas está, [a] cuatro
leguas deste, Otumba; y de San Ju[an] Te[ot]ihuacan, que está en encomienda [de] DON
ANTONIO BAZÁN, 10 seis leguas; y a Chicou[h]tla, ocho leguas: y, de a[ll]í, hay cuatro leguas
a México. Parte este pueblo términos con Ca[l]pulalpa, sujeto a Tezcuco, pueblo de
españoles, que hay, deste pueblo de Tepeapulco, a Tezcuco siete leguas; parte términos este
pueblo con Hueyotlipa, 11 pueblo sujeto de la ciudad de Taxcala, de españoles, que hay; deste
pueblo de Tepeapulco, a la ciudad de Taxcala diez leguas: camino llano hasta tres leguas de
Taxcala, y las tres leguas es camino áspero, [y la una,] camino derecho; parte términos este
dicho pu[ebl]o con el pueblo de Tulantzingo, [al] que hay seis leguas, las cuatro leguas de buen
camino y, las dos leguas, de mal camino, de una sierra abajo, montuosa, que este pueblo está
encomendado en FR[ANCIS]CO DE TERRAZAS y [en] HERNANDO DÁVILA; 12 deste pueblo,
[en fin,] a las minas de Pachuca hay seis leguas, camino llano, y áspero y torcido en muchas
partes: todo lo dicho, poblado.
10 ¶ Al décimo capítulo, fue[les] preguntado el sitio y asiento donde los dichos pueblos
estuvieren, si es en alto o en bajo o llano, con la traza y diseño en pintura de las calles y
plazas, y otros lugares señalados y monasterios, comoquiera que se pueda rasguñar
fácilmente en un papel; en que se declare qué parte del pueblo mira al mediodía o al norte:
Respondieron que ya tienen dicho que este pueblo está en la ladera que tienen dicho, y [que]
los pueblos sujetos están, también, asentados en laderas y en quebradas, y con buena traza
de calles; y, en este pueblo de Tepeapulco, hay un monasterio de FRAILES FR[ANCIS]COS,
en donde a la contina residen cuatro frailes y, en un sujeto deste pueblo que se dice. Apa[n],
[a] dos leguas dé aquí, [hay] otro monasterio de FRAILES FRANCISCOS, donde a la contina
residen dos religiosos, como más largamente en la pintura que va con esto se verá. 13 Y
[dijeron] que [a] este pueblo de Tepeapulco le toma el sol a medio día como en la ciudad de
México, porque está en la misma. altura, y [que] no entienden en este capítulo otra cosa.
11 ¶ En el onceno capítulo, fue[les] preguntado solamente diga[n] lo que distan del pueblo en
cuyo corregimiento o jurisdicción estuvieren, y del que fuere su cabecera de doctrina,
declarando las cabeceras que en la jurisdicción [hay] y los sujetos que cada cabecera tiene:
Respondieron a este capítulo que, en la PINTURA que tienen hecha, que irá con ésta, irán
declarados los sujetos que esta cabecera tiene. Y, entre las minas de Pachuca, como en otro
capítulo tienen dicho, están, en medio, Tlanalapa, que está en encomienda de DON ALONSO
DE [A]RELLANO, 14 que estará deste pueblo [a] tres cuartos de legua de tierra llana; y deste
pueblo de Tlanalapa, a Cempuala, habrá dos leguas y media, y de camino áspero y torcido y
de quebradas, toda la tierra doblada. [Acerca de] este [pueblo de] Cempuala, dirá dél lo que
[le] está cometido, su corregidor. 15
12 ¶ En el doceno capítulo, dicen que ya [lo] tienen dicho en el capítulo antes deste.
13 ¶ En el treceno capítulo: Deste responden que ya tienen dicho, en el primero capítulo, el
nombre del pueblo y lengua.
14 ¶ En el catorceno capítulo, fue[les] preguntado cuyos eran en tiempo de su gentilidad, y el
señorío que sobre ellos tenían sus señores y lo que tributaban, y las adoraciones, ritos, y
costumbres buenas o malas que tenían: A este capítulo respondieron que nunca fueron de
nadie, ni conocieron señor sobre ellos en toda esta provincia en mucho tiempo, ni tributaban
cosa alguna; 16 y que adoraban a los ídolos que tenían de piedra y de palo, que por nombre se
llamaba HUITZILOPUCHTLI, 17 que quiere decir, en lengua castellana, "ídolo"; y [que] sus
costumbres era[n] vivir como bestias que no entendían.
15 ¶ Al quinceno capítulo, fue[les] preguntado cómo se gobernaban, y con quién traían guerra
y cómo peleaban, y el hábito y traje que traían y el que ahora traen, y los mantenimientos de
que antes usaban y ahora usan, y si han vivido más o menos sanos antiguamente que ahora, y
la causa que dello se entendiere: A este capítulo respondieron que no tenían gobierno ninguno
ni guerra con nadie, hasta habrá cuatrocientos y treinta y cinco a[ñ]os, que vinieron los
naturales de Azcaputzalco, junto a México, que en aquel tiempo era cabecera de por sí y no
sujeta a nadie, y por mandado desta cabecera y gobernador della, que se 18 llamaba
TEZOZOMOQUETLI: 19 y, por mandado deste, vinieron a esta provincia mucha cantidad de
gente de guerra a sujetarlos, y no pudieron y se volvieron. Y, después de muerto este
gobernador de Azcaputzalco, muchos a[ñ]os [después], volvieron a quererlos sujetar, [y]
tuvieron mucha guerra, en donde murieron de la una parte y de la otra mucha suma de gente, y
se volvieron. Y peleaban con unas macanas de palo de cuatro palmos, llanas, y en la una parte
y la otra puestas navajas, y [con] rodelas de OTATE, que son cañas macizas. Y [dijeron] que
andaban en carnes, tapados [en] sus vergüenzas, y unas mantas de algodón ceñidas a los
cuerpos, y algunas colores puestas en los rostros, y, en la cabeza y cuerpos, traían pellejos de
leones y tigres y [de] otros animales: esto, en la guerra. Y los que ahora al presente traen,
[son] mantas de algodón pintadas, y camisas y zaragüelles de lo propio, y sombreros: y esto,
los que más pueden. Y comían venados y toda [clase de] caza y yerbas, en el tiempo antiguo;
y lo que ahora al presente comen es carneros, vacas, venados, liebres y conejos, y maíz,
frijoles y calabazas; y esta comida e[m]pezaron a comer, de maíz y frijoles y calabazas, desde
poco antes que viniese el MARQUÉS a esta tierra. Y [dijeron] que, en aquel tiempo, vivían los
naturales más tiempo que ahora, y [que] ahora no viven tanto por las muchas pestilencias que
ha habido y hay el día de hoy. Y que, también, tuvieron muchas guerras con la provincia de
Taxcala, y [que] no fueron sujetos a nadie, hasta que vino el MARQUÉS. Y todo lo que tienen
dicho de su antigüedad en este capítulo, es que lo oyeron decir a sus antepasados, como
venían descendiendo.
16 ¶ Al dieciseis capítulo, dijeron lo que arriba tienen dicho [acerca] de[I] pueblo, y nombre de
[la] sierra y lengua, y lo demás que en ello se contiene.
17 ¶ Al diecisiete capítulo, fue[les] preguntado si es tierra o puesto sano o enfermo, y, si
enfermo, por qué causas se entendiere, y las enfermedades que comúnmente suceden, y los
remedios que suelen hacer para ellas: A este capítulo, respondieron que este pueblo donde
están poblados es sano y seco, y, los aires que en él corren, ya los tienen dicho[s]; y las
enfermedades de que mueren, después que el MARQUÉS vino a esta tierra, es tabardete y
dolor de estómago, por donde procede echar mucha sangre por la boca y narices, y, para
ellas, [tienen] pocos remedios, porque de antes vivían mucho tiempo, como tienen dicho.
18 ¶ Al dieciocho capítulo, [ya] respondieron el pueblo cómo se llama y [al] par de la sierra en
que está, y a la parte en que cae y cómo se llama, en los capítulos antes deste.
19 ¶ Al diecinueve capítulos, respondieron que, en toda esta provincia, no hay río ninguno ni
arroyo que por ella pase ni esté, más del agua que antes tienen dicho, donde se proveen para
su beber; y que no tienen otra cosa que decir en este capítulo.
20 ¶ Al veinteno capítulo, respondieron que no tienen que decir en él.
22 ¶ A las veinte y dos preguntas, fue[les] preguntado [sobre] los árboles silvestres que hay en
la dicha comarca comúnmente, y los frutos y provechos que dellos y de sus maderas se sacan,
y para lo que son o serían buenas: Respondieron a este capítulo que, en el monte que alcanza
en esta comarca, hay pinos, [pero] que del fruto que dan no tienen ningún provecho, excepto
que del dicho árbol sacan unas rajas con resina, con que se alumbran y se han alumbrado
antiguamente, y se vende en los TIANGUEZ abundancia dello, diez rajas al tomín; y, dello, se
aprovechan de maderas para las casas y tablazón para puertas: hay mucha cantidad. Hay
otros árboles, que son como encinas de Castilla, que el fruto dellas no se aprovecha, porque
se caen luego; hay otros árboles que se dice[n] en su lengua ÓYAMETLE y en lengua
española se dice "medano", 20 [que] no echa fruto ninguno: las hojas que echa son como [de]
aciprés [y] es árbol muy crecido, como los pinos. Este árbol no pierde la hoja en todo el año;
dél se saca el aceite de [a]beto, con que se curan muchas heridas. De las encinas no se sirven
más [que] de para leña en esta comarca.
23 ¶ Al veinte y tres capítulo, fue[les] preguntado [sobre] los árboles de cultura y frutales que
hay en la dicha tierra, y los que de España y de otras partes se ha llevado, y se dan o no se
dan bien en ella: Respondieron a este capítulo que, desde su antigüedad, tienen árboles en
mucha cantidad, que se Ilama[n] en su lengua CAPULQUAUHTLI y, en lengua castellana,
"cerezo de la tierra". El fruto. destos 'árboles son como cerezas de Castilla, y los árboles dan
deste fruto gran cantidad dello; hay otros árboles desde su antigüedad, que se dice[n]
TEXCOCOTLE, que el fruto destos árboles son manzanillas de la tierra, que serán tamañas
como nueces de Castilla, y amarillas, de que deltas, en el tiempo de ahora, se hace mucha
conserva: 21 de la madera destos árboles no se sirven porque no son gruesos, mas [sí] del
fruto que echan, Hay otro árbol, que se dice maguey en su lengua y en la n[uest]ra, 22 [que] es
a manera de zabila de Castilla: 23 echa muchas pencas gruesas y anchas, y altas como un
estado de hombre, y algunas ramas; y el campo redondo de las pencas que salen desta mata
tendrán en redondo una braza, y dos y tres. Deste maguey se saca mucha cantidad de agua,
24 que, cocida, se hace muy buena miel negra y un poco rubia: y desta agua, antes que se
cueza para hacer miel, han bebido y beben los naturales hasta hoy, por el provecho que dello
tienen para cualquier enfermedad. Desta mata se hace hilo para hacer mantas y sogas, y
suelen los naturales, cuando caminan y tienen necesidad de hilo y aguja, se llega[r] a una
penca destas y, con la uña, cortan la punta del maguey, que es muy aguda y negra, y, antes
que la acaben de cortar, tiran della y sacan hilo y aguja. Cría, en el cogollo, un árbol alto que,
después que seco, servía en su antigüedad para [en]maderar las casas, y, en secándose,
esta, cepa sirve de leña. Y estas pencas, antes que sean grandes de las. cabezas dellas, las
cuecen para comer, des[de] su antigüedad hasta ahora, porque el sabor deltas es de miel. Hay
muchísima cantidad destas matas en esta provincia. [Y] hay otros árboles que se llaman desde
su antigüedad, que, en su lengua, se dice NOPALQUAUHTLI y en n[uest]ra lengua se dice
"tunas", donde se da mucha cantidad de tunas, que es muy buena comida, de lo cual se tiene
noticia en España. Este árbol no es alto [y] criase esparramado; tiene unas pencas anchas de
más de un palmo, y, si alguna destas pencas se cae en el suelo, torna [a] nacer allí otro árbol.
Frutales de Castilla no hay en esta provincia, más de duraznos, y [en] poca cantidad, y los
demás frutales no sedan en esta comarca.
24 ¶ Al veinte y cuatro capítulo no tienen que decir, porque no lo hay, si no es en los
monasterios desta provincia.
25 ¶ Al veinte y cinco capítulo, respondieron que, en esta provincia, se da muy bien el trigo,
aunque se usa dél poco. Cebada, no usan della: si la sembraran, se daría. El trigo que se
siembra es de temporal.
26 ¶ Al veinte y seis capítulos, fue[les] preguntado [sobre] las yerbas o plantas aromáticas con
que se curan los indios, y las virtudes medicinales o venenosas dellas: A este capitulo
respondieron que entienden que, en esta provincia, hay muchas yerbas muy provechosas para
muchas enfermedades, que no saben cómo se llaman, desde su antigüedad. Y que, cuando las
han menester, las cogen. Y que hay otras yerbas malas en esta provincia, que, si algún animal
las come, se mueren dello.
27 ¶ Al veinte y siete capítulos, fue[les] preguntado [sobre], los animales y aves, bravos y
domésticos, de la tierra, y de los que de España se han llevado, y cómo se crían y multiplican
en ella: Respondieron en este capítulo que, en esta comarca y provincia, hay leones y lobos, y
adives, que son como zorras de Castilla, y venados, gallos y gallinas de la tierra, monteras, y
cantidad dellas mansas, que se crían en los pueblos desta provincia, y gallinas de Castilla; las
cuales se crían bien y se crían muchas.
31 ¶ A los treinta y un capítulos, fueles preguntado [sobre] la forma y edificio de las casas, y
los materiales que hay para edificarlas en los dichos pueblos, o en otras partes de donde los
trajeren: Respondieron que el edificio y traza de sus casas, los MACEHUALES, gente baja,
hacen las casas al uso de su antigüedad, y, los principales que pueden, edifican sus casas a
nuestro uso, con piedra y cal que traen de fuera desta comarca, y madera labrada, y edifican
los aposentos de. las casas un poco estrechos.
33 ¶ Al treinta y tres capítulos, fue[les] preguntado [sobre] los tratos y contrataciones y.
granjerías de que viven y se sustentan, ansí los españoles como los indios naturales, y de qué
cosas y en qué pagan sus tributos: Respondieron a este capítulo que los tratos y granjerías
que tienen es sembrar sus sementeras de maíz, y dello pagan, en reales y maíz, sus tributos.
Y las demás granjerías que tienen es vender en los TIANGUEZ chile y maíz; tomates, maíz,
leña [y] lana de algunos principales que tienen algunas ovejuelas, hilada y teñida en muchas
colores, cántaros y ollas que en esta comarca se hacen, y las frutas dichas, que se crían en
esta comarca, y carneros, con que se sustentan los españoles y algunos naturales, y liebres y
conejos que se toman, y venados.
34 ¶ Al treinta y cuatro capítulos, fue[les] preguntado si este pueblo y comarca está en el
arzobispado de México: Respondieron que sí, y, en lo demás que el capítulo dice, dijeron que
ya lo tienen dicho en los capítulos antes deste.
36 ¶ A los treinta y seis capítulos, fue[les] preguntado [sobre] los monasterios de frailes o
monjas de cada orden que, en cada pueblo, hubiere, y por quién y cuándo se fundaron, y el
número de religiosos y casas señaladas que en ellos hubiere: Respondieron a este capítulo,
como tienen dicho antes deste, que, en esta cabecera de Tepeapulco y comarca, hay dos
monasterios de la ORDEN DE SEÑOR SAN FR[ANCIS]CO, [y] que, en el desta cabecera,
residen a la continua cuatro religiosos; y, en el convento de Apa[n], sujeto deste pueblo,
residen dos religiosos. Y habrá tiempo de cincuenta y cinco a[ñ]os que se hizo este monasterio
de Tepeapulco, y lo fundó FRAY AND[R]ÉS DE OLMOS, primero guardián que fue deste
convento. 25 Y, para fundar este monasterio en este pueblo, los principales y naturales dél
tuvieron noticia [de] que, en el monasterio que estaba y era fundado de Hu[e]x[o]tzingo, de la
ORDEN DE SEÑOR SAN FR[ANCIS]CO, hacían capítulo los religiosos fr[ancis]cos que de
España habían venido con el MARQUÉS, 26 y pidieron que se fundase este monasterio, para
tener doctrina y [que] le[s] administrasen los sacramentos. Y, por mandado de FRAY
M[ART]ÍN DE VALENCIA, custodio que era entonces, 27 y con licencia deste, vino 28 el dicho
FRAY AND[R]ÉS D[E] OLMOS a fundar este monasterio. Y, en este pueblo, hay dos casas
principales bien labradas, en que asisten los corregidores que se proveen en este partido. Y
[dijeron] que el monasterio de Apa[n], sujeto desta cabecera de Tepeapulco, habrá nueve años
que se fundó, con licencia del comisario general FRAY FR[ANCIS]CO DE RIBERA, 29 a
pedimento de los naturales, el cual no está acabado.
37 ¶ Al treinta y siete capítulos, fue[les] preguntado, ansimismo, [sobre] los hospitales, y obras
y pías y colegios, que hubiere en los dichos pueblos, y por quién y cuándo fueron instituidos:
Respondieron a este capítulo que el dicho FRAY ANDRÉS DE OLMOS que dicho tienen, en el
mismo tiempo que se fundó el monasterio, fundó un hospital en este pueblo, que la advocación
dél es N[uest]ra Señora de la Conce[p]ción, para curar enfermos. Y no tienen más que decir en
éste.
¶ En la PINTURA que va con esta aclaración, va pintado este pueblo de Tepeapulco, con
todas las iglesias de los pueblos sujetos a esta cabecera, cuyos nombres están escritos al pie
de las iglesias de cada uno, y barrios del dicho pueblo. Y, deste pueblo de Tepeapulco a
Apa[n], hay dos leguas, la una, de sierra no muy agra, subida y bajada, que es la que va
pintada en esta PINTURA encima de la plaza, y la otra legua, de sabana, tierra llana que, en
tiempo de seca, se anda sin pena y, en tiempo de aguas, con muchas lagunas: en partes,
camino torcido Y, de Tepeapulco a San Pedro y a San Bernaldino, hay dos leguas, la mayor
parte de tierra doblada y, lo demás, sabana y algunas lagunas, y, en partes, camino torcido. Y,
deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de San[to] Tomás, hay dos leguas y media, las dos
leguas de camino áspero de sierra rasa y quebradas y, lo demás, sabana y, en el camino,
algunas lagunillas, y de camino torcido en partes. Deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de
San Simón, y al pueblo de San Andrés y al pueblo de San Marcos, que están en un parejo,
hay legua y media, la mitad de camino áspero y, la otra mitad, de sabana, tierra llana. Deste
pueblo de Tepeapulco al pueblo de San Antonio, hay dos leguas de camino derecho, la una
legua de camino áspero y barrancoso, y, la otra legua, de camino llano por una sabana. Deste
pueblo de Tepeapulco al pueblo de San Luis, hay dos leguas grandes, camino torcido, más de
una legua de camino áspero de sierra rasa y barrancosa, y, la otra legua, de buen camino
llano. Deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Santa Clara, y al pueblo de Santiago y al
pueblo de San Antonio, y al pueblo de San Bernabé y al pueblo de San Pablo, [hay] legua y
media de caminos torcidos, y, la mitad, de camino áspero y barrancoso por sierra rasa, y, la
mitad, de camino llano. Deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Santa Catalina, hay una
legua pequeña, y de camino derecho y barrancoso la mitad, y, la otra mitad, de buen camino
Deste pueblo de Tepeapulco a San Jusepe, habrá un cuarto de legua de camino derecho,
áspero y barrancoso en partes, y, [un] poco, camino llano. Deste pueblo de Tepeapulco al
pueblo de San Bartolomé, y al pueblo de San Salvador y al pueblo de San Felipe, hay una
legua pequeña, toda de camino áspero y barrancoso, sierra rasa y caminos torcidos en partes.
Hay, deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Acopinalco, y al pueblo de San M[ar]tín y al
pueblo de Santa María Magdalena y al pueblo de San Sebastián, una buena legua de caminos
torcidos en partes, y, todo, de camino muy áspero y barrancoso, por una sierra rasa. Hay,
deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Almoloya, dos leguas y media grandes de camino
derecho, y, la mitad dél, de mal camino de tierra de serranía rasa y barrancosa, y, la otra
mitad, de camino llano por una sabana. Hay, deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Los
Reyes, y al pueblo de San Mateo, dos leguas grandes, y, todo el más del camino, de una siena
rasa y barrancosa, y, [un] poco, camino llano y torcido en partes. Hay, deste pueblo de
Tepeapulco al pueblo de San Ju[an], y al pueblo de San Miguel, cerca de dos leguas de
caminos torcidos y ásperos por una siena rasa y barrancosa todo ello. Hay, deste pueblo de
Tepeapulco al pueblo de La Trinidad, y al pueblo de San Jerónimo, una buena legua de
camino áspero y quebradas, barrancoso y torcido en partes. Hay, deste pueblo de Tepeapulco
al pueblo de Los Reyes, poco más de un cuarto de legua, camino derecho y en partes
barrancoso, y, el otro, buen camino. Hay, deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de San
Gabriel, dos leguas de camino torcido y barrancoso en partes, y, en otras partes, llano. Hay,
deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Santa Ana, y al pueblo de Santa Cruz, cuatro leguas
grandes, [un] poco, camino áspero la una, [y] las tres leguas, de sabana y, junto a él, grandes
lagunas: [es] tierra llana [y] camino derecho [el que va] a Santa Cruz, y, el camino que va a
Santa Ana, un poco torcido. Deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de Santiago, hay cerca de
tres leguas de camino torcido en partes, y, la mitad del camino, áspero y barrancoso, de sierra
rasa, y, la otra mitad, de sabana, camino llano. Deste pueblo de Tepeapulco al pueblo de la
Purificación, y al pueblo de Santa María Natividad y al pueblo de San Cristóbal, hay dos
leguas grandes de caminos torcidos en partes y, la mitad del camino, áspero, barrancoso de
serranía rasa, y, lo demás, de buen camino llano. 30
¶ Todo lo cual pasó según dicho es, y lo firmaron los que supieron. JUAN LÓPEZ CACHO
(rúbrica). DON JACOBO ELEÁZARO DE MENDOZA (rúbrica). FRAN[CIS]CO DE SAN JU[AN]
(rúbrica). JU[AN] MALDONADO (rúbrica). HERNA[N]DO TEX[ED]A (rúbrica). 31 GONZALO
ORTIZ DE ZÚÑIGA (rúbrica). ANTONIO DE SOBRANIS... (rúbrica). 32 FRAN[CIS]CO
ZIMBRÓN (rúbrica). JUAN DE ALAMEDA (rúbrica). AL[ONS]O DE V[ILL]ASANA (rúbrica).
Pasó ante mí: ALONSO Cm, escrib[an]o nombrado (rúbrica).
[A la vuelta de la última plana, se lee:] Tepeapulco. Desc. y Pob. 1008. 8°


1 Testado, se lee a continuación: "Guaxolotitlan".

2 Ninguno de los personajes nativos de Tepeapulco aquí enumerados puede ser identificado con certidumbre, y, la mayor parte,
son inidentificables del todo. FPT (1905, VI: 291-2, n. 3) propone, por vía de hipótesis, que el denominado aquí "don Jacobo
Aleázaro Mendoza". y, al firmar, "don Jacobo Eleázaro de Mendoza", podría ser don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin, de quien
dice Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286) que era "principal y natural de Tepepulco. de edad de casi noventa años, hombre muy leido y
buen gramático...; que también tiene historias y relaciones Tal hipótesis podría ser defendible, si no la desmintiera la firmeza con
que don Jacobo Eleázaro de Mendoza estampa su firma al calce del documento, que no es la correspondiente a un hombre que,
en 1581, debería andar por los setenta años. Además, tampoco los datos históricos que contiene la RG de Tepeapulco, faltos de
exactitud cronológica y más bien pobres, parecen proceder de un "hombre muy leído y buen gramático..., que también tiene
historias y relaciones". Más improbable aún resulta la siguiente hipótesis de FPT (l. cit.), en el sentido de que don Jacobo
Eleázaro de Mendoza (=don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin) podría identificarse con uno de los tempranos informantes de
Sahagún, a quien llama el cronista "...señor del pueblo [de Tepepulco], que se llamaua don diego de mendoca, hombre anciano
de gran marco y habilidad, muy experimentado en todas las cosas. curiales, bélicas y políticas, y aun idolátricas" (Códice
florentino, prólogo al Segundo Libro, foL Iv). Lo que insinúa FPT (I. cit.): "Jacobo y Diego son variantes del mismo nombre",
aunque un tour de force, nada prueba. La indagación de fray Bernardino en Tepeapulco, "por mucho que retrasemos la fecha… ,
no puede ser después de 1948" (Garibay 1954, II: 75.6) . Hacia 1558, cuando escribió las palabras que se citaron arriba,
atestiguó que su informante era "hombre anciano" y que "se llamara..." Todo parece indicar que se refería a una persona ya
fallecida. Entonces, aunque el progreso resulte exiguo, es posible concluir que el informante de Sahagún no puede identificarse
con el mismo de Alva Ixtlilxóchitl, ni uno y otro con don Jacobo Eleázaro de Mendoza, firmante en la RG de Tepeapulco.
O'Gorman (Alva lxtlilxóchitl 1975, I: 50, 81) habla de un "don Jacobo de Mendoza Tlalientzin", que debe ser el mismo que, en su
transcripción, aparece bajo el nombre de "don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin" (o. cit., p. 286) , y dice, sin producir documento
que avale su convicción, que "parece seguro identificarlo con Diego Tlaltentzin, el informante de Sahagún..." ¿Diego Tlaltentzin,
"informante de Sahagún"? Garibay (1954, II: 78), refiriéndose a los "informantes ancianos" del cronista, se limita a decir:
"Sabemos el nombre de don Diego de Mendoza, 'señor de Tepepulco'...; pero, en cuanto a mí, nada más he logrado averiguar
acerca de él".
3 Creo haber visto ya, en las RGs precedentes. el nombre de este sujeto; pero, como la mayor parte de los volúmenes,
exceptuando al de Guatemala, están en prensa, no he podido confirmarlo.
4 Ya se hizo mención, en la RG de Meztitlan, de un Alonso Ortiz de Zúñiga, respecto al cual quedó establecido que era yerno del
corregidor de aquel pueblo, Gabriel de Chávez. Gonzalo Ortiz de Zúñiga, sobre el cual no he encontrado dato particular que lo
identifique, puede conjeturarse que era hermano de don Alonso.
5 Haciendo caso omiso de la lección de la fuente, "tepeapulco", FPT (1905, VI: 291, n. 2) juzgó que "el nombre correcto es
Tepepulco, tal como está escrito en la 'Lista de pueblos pertenecientes a Tetzcoco', publicada en los 'Memoriales' del P. Motolinía
[1971: 894-5] ...", sin reparar que. Motolinía no es, en ninguna forma, un paradigma de ortografía cuando traslada topónimos
mexicanos. Y añade: "...de igual modo lo escriben siempre Mendieta, Sahagún, Torquemada, ixtlilxóchitl, y otros autores del siglo
xvii (FPT, l. cit.). Es verdad: en las pocas ocasiones que Mendieta, Sahagún y Torquemada registran el topónimo, "siempre" lo
leen Tepepulco, y Torquemada llega inclusive a decir que había un lugar, "junto al pueblo de Tepepulco, llamado Tepepul, de el
qual se denomina el pueblo" (1948, II: 46); pero no es exacto que Alva Ixtlilxó chitl "siempre" lo lea así: eventualmente, el topónimo
es trasladado "Tepeapulco" y "Tepecpolco" (1977, II: 81, 246). Entonces, para ser justos, lo que se puede decir es que la lectura
más común del topónimo es "Tepepulco" o, en último término, que la lección del topónimo es dudosa. En cualquier caso, la
etimología no constituye problema alguno. Tepepulco puede traducirse por "en el cerro gordo" o por "en los cerros en serie'.
Tepeapulco, si se reconstruye Tepeyacpulco, podría traducirse por "en la punta gorda del cerro" o por "en las puntas en serie del
cerro"; si se lee Tepeapulco, sin más, podría significar "en el agua gorda del cerro" o "en las aguas en serie del cerro".
Torquemada (1943, II: 46) observa que "a estos lugares venían muchas gentes a ofrecer sacrificios al dios Tlaloc, y a los demás
dioses sus compañeros..."
6 La lectura de estos nombres de caudillos es incierta. Tlecoliztli es "el acto de subir" (Molina 1944: ME, 147r) Epcoatl, "culebra
de concha nácar", era el nombre de una víctima a Tlaloc y, probablemente, del mismo dios (Sahagún 1956, I: 140; IV: 335);
Chalotle podría ser una mala lección de Xolott, o, como propone EPT (1905, VI: 292, n. 2), de Techalotl, "cierto animalejo como
hardilla" (Molina 1944: ME, 92r; ver Hernández 1959, II: 312); Tespotle, en fin, conjeturablemente, podría estar por Tezcpoctli y
traducirse "humo espejeante".
7 Tepetlatl, "tosca o cuzilla" (Molina 1944: ME, 102v). Tosca o toba es equivalente a piedra pómez, o a cierta piedra caliza,
amarillenta, muy porosa y ligera. El Diccionario de la Real Academia no registra la voz "cuzilla".
8 Esto es, hacia 1540.

9 El manuscrito, fol. 2r, lee; "poblada'. Atendiendo al contexto, el error de pluma evidente.

10 El nombre completo de este encomendero era Antonio Velázquez Bazán. Para algunos datos biográficos suyos, ver Dorantes
de Carranza (1970: 107) y Porras Muñoz (1982: 199, 200).
11 El manuscrito, fol. 2v, lee: "guayotipla". Hueyotlipan significa "sobre el camino grande o camino real".

12 Sendos sumarios biográficos de Hernando Dávila y de Francisco de Terrazas pueden hallarse en Porras Muñoz (1982: 275-7,
439-40). Sobre Terrazas, ver también el tomo primero de Poetas novohispanos (1942), editado por Alfonso Méndez Plancarte.
13 La pintura aquí aludida se ha extraviado. López Cacho, presunto autor del informe, proporcionará en el último párrafo del
escrito una descripción bastante pormenorizada del contenido de la pintura. Allí se mencionan, aparte de la cabecera, 39
localidades que le eran sujetas.
14 El manuscrito, fol. 3r, lee: "don alonso de orellano". Es una mala lección, igual que la del nombre del pueblo, que debería ser
Tiallanapan, "río que va bajo tierra". Como observa FPT (1905, VI: 296, n. 2), don Alonso de Arellano "poseía en tercera vida la
mitad del pueblo, como nieto del primer tenedor Diego de Ocampo, de quien la heredó una hija natural suya, casada con d[on]
Ramiro de Arellano, padre de d[on] Alonso". La hija de Ocampo se llamaba doña Juana, hermana mayor de doña María, quien, a
su vez, casó con Juan Velázquez Rodríguez, por eso tenedor de la otra mitad del pueblo de Tlallanapan (Porras Muñoz 1982:
461-2). Don Alonso de Arellano casó con doña María de Villegas (ibid., p. 474).
15 En el manuscrito (fol. 3r), la frase dice, literalmente: "este cenpuala dira del lo questa cometido a su correjidor". El corregidor
aludido era Luis Obregón. Ver, en el primer tomo de estas relaciones de México, la RG de Cempoala.
16 En el capitulo quinto, la relación declara que en Tepeapulco se usaban tres lenguas: la otomí y la "chichimeca", sobre las
cuales predominaba la mexicana. La declaración aquí comentada de que "nunca fueron de nadie, ni conocieron señor sobre
ellos en toda esta provincia en mucho tiempo, ni tributaban cosa alguna", está desmentida por otras fuentes (ver FPT 1905, VI:
297, n. 1) y por el contexto histórico del área (ver Nicholson 1974). La aparente inexactitud de estas afirmaciones, sin embargo,
es posible que se haya originado en la identidad étnica de los informantes y en su relación con las primitivas etnias del pueblo.
Evidentemente, los informantes no se identi'icaban con ellas, ya que, a continuación, declararán que "sus costumbres era[n] vivir
como bestias que no entendían". Tal parece, entonces, que estaban refiriéndose a los "chichimecas" y, posiblemente. a los
otomis.
17 El manuscrito, fol. 8v, lee: "uycilopuchitlj". La subsecuente traducción de este nombre es muy genérica; Huitzilopochtli
significa, literalmente, "el zurdo precioso", "el zurdo colibrí, o de plumas de colibrí". Opochtli era un dios acuático, un tlaloc, al que
se atribuía la invención de las redes para pescar y, también, del minacachalli, un arma arrojadiza para el mismo efecto (ver
Sahagún 1956, I: 64).
18 En el manuscrito, fol. 3v, el "que" aparece sobre una testadura y el "se" está interlineado. El escribano dejó constancia de
estas correcciones al pie de la plana, diciendo: "'Va testado 'sin': vala, y, entre renglones, a do dice 'se': vala."
19 Se trata de Tezozomoctli, "el atormentador de la gente", primer señor de Azcapotzalco, cuyo reinado empezó en 1348
(Sahagún 1956, II: 291) . La cronología que propone este párrafo es, consecuentemente, inexacta. La guerra aquí aludida debió
ocurrir hacia 1350, unos doscientos treinta y cinco años antes, no "habrá cuatrocientos y treinta y cinco años".
20 Así, en el manuscrito (fol. 4v) ; pero el Diccionario de la Real Academia no registra esta voz referida a árbol alguno. Del
oyametl dice Sahagún (1956, III: 283): "...no hay en España árboles de esta manera, que yo sepa...; se llama 'abeto'; no le
usaban los indios, ni le conocían: ahora, en estos tiempos, se ha hallado".
21 Sobre el texocotl o "fruto pétreo", ver Hernández (1959, II: 31).

22 Es inexacto este aserto: "maguey" es una voz caribe, y la planta que designa era llamada, metl por los mexicanos.

23 El manuscrito, fol. 5r, lee: "cavila de de cestilla...

24 Antes de agua, testado, en el manuscrito (fol. 5r) se lee: "mjel".

25
Según esta cronología, la fundación del convento por fray Andrés de Olmos habita ocurrido en 1526. Dato evidentemente
inexacto, porque este fraile llegó a Nueva España con el obispo Zumárraga, en 1528. Lo que pudo ocurrir en 1526, como observa
FPT (1905, VI: 302, u. 2), es la primera entrada de los frailes franciscos en Tepeapulco, ocasión en que los indios "destruyeron y
quemaron su principal idolatría que allí tenían, poniendo fuego a uno de los grandes y vistosos templos que habían visto…:”
(Mendieta 1945, II: 110).
26 Según atestigua la carta fechada en Tezcoco a 10 de octubre de 1530, dirigida al Emperador, Cortés, ya investido del titulo de
Marqués del Valle, llegó "al puerto de esta Nueva España a 15 de julio" del mismo año (Cortés 1960: 251), alrededor de la fecha
en que los franciscanos celebraban capítulo para elegir custodio, que era un cargo trienal. El primer capítulo, en que salió electo
primer custodio fray Martin de Valencia, se celebró a 2 de julio de 1524; el segundo, en que fue electo custodio fray Luis de
Fuensálida, se celebró tres años después, en 1527, también en el curso del mes de julio (Figueroa 1764, ras.: 56).
27 Fray Martín de Valencia fue electo custodio, segunda vez, en el capítulo celebrado a fines de julio de 1530. Desempeñó dicho
cargo hasta 1533, en que le sucedió fray Jacobo de Testera (Figueroa 1764, ms.: 56-57).
28 En el manuscrito (fol. 6v), aparentemente testado, se lee: "por guardián". Es posible que la lectura valga, porque apenas unas
líneas arriba acaba de declararse que fray Andrés de Olmos fue el "primero guardián" del pueblo de Tepeapulco. La iglesia y
convento fueron fundados bajo la advocación de San Francisco (Ciudad Real 1976, I: 131), lo que quiere decir que su fundación
ocurrió un 4 de octubre. Tal vez el 4 de octubre de 1530.
29 La cronología de la fuente nos refiere al año 1572 como al de la fundación del convento de Apan. Fray Francisco de Ribera fue
comisario general entre los años de 1569 y 1573 (Figueroa 1764, ms.: 31). Los datos son, formalmente, congruentes. Cuando
fray Alonso Ponce visitó el convento de Apan, cuya advocación era de la Asunción de Nuestra Señora (15 de agosto), entre el 3 y
el 5 de agosto de 1585, encontró que éste se reducía a "un cuarto en que moran [dos religiosos]" y que "la iglesia esta[ba] de
prestado" (Ciudad Real 1976, I: 72).
30 En total, los pueblos enumerados, presuntamente sujetos de Tepeapulco en 1581, suman 39; Alva Ixtlilxóchitl (1952, II: 169)
registra que, en la época prehispánica, cuando un "mayordomo" de Tezcoco llamado Coxcoch "tenía a su cargo las rentas y
tributos de Tepepolco..., todos sus pueblos y lugares a él sumados ... eran por todos trece".
31 En el manuscrito, fol. 8r, la lección de este nombre es incierta. Está escrito, literalmente, "herna d/ texta". Una reconstrucción
más exacta que la que propone mi transcripción podría ser: "Herná[n] d[e] Tex[ed]a".
32 A continuación hay un segundo apellido, lamentablemente ilegible en mi fotocopia del manuscrito. En cualquier caso, el
firmante es uno de los tres españoles, que se registran al principio de la relación como "residentes en este pueblo de
Tepeapulco", al cual se da el nombre de "Antonio de Soberanes".
RELACIÓN DE TEQUIXQUIAC Y SU
PARTIDO
INTRODUCCIÓN
La presente RG, impropiamente llamada "de Tequixquiac", consta y fue remitida a Gordián
Cassasano, como se indica al calce del documento (fol. 14r), "...en catorze hojas escriptas en
todo y en parte, sin la ynstruición de molde" y, evidentemente, sin pintura. Es inexacto, empero,
que las catorce hojas estén "escriptas en todo y en parte", porque los folios 5v y 10v están en
blanco, arrojando el escrito un total de veinte y cinco planas. Es ambigua la frase "sin la
ynstruición de molde", porque, en el español de la época, "sin" podía significar "sin contar",
"exceptuando", o bien, para el caso, que el texto impreso de la Instrucción y Memoria nunca se
remitió. Comoquiera que sea, en la actualidad el documento no está acompañado de las hojas
impresas de la Instrucción. El manuscrito original se conserva en la BLAC de la UTX, bajo
signatura "JGI, XXV-5"; su texto, derivado de una transcripción manual de JGI, ha sido editado
por Ignacio Bernal (1957: 289-308).
Como arriba quedó indicado, designar a esta RG "de Tequixquiac" es impropio, porque,
aun cuando Tequixquiac era "el principal pueblo de doctrina de los que hay en este
corregimiento" (cap. 11), la cabeza política de aquella jurisdicción y distrito era Citlaltepec. Por
eso, Alonso de Galdo, según se establece en el acta preliminar, era "corregidor del dicho
pueblo [de Citlaltepec] y de los demás de su partido por su Majestad". Si, no obstante esas
consideraciones, se ha mantenido aquí la designación de "RG de Tequixquiac", ha sido para
ahorrar el esfuerzo que significaría reacomodar esta relación entre las contenidas en el tomo
primero de México, actualmente en prensa.
El Censo de Cline (1972a: 352, 114) asigna a esta RG la fecha "Sept. 10, 1579". Es un
dato inexacto. Esa fecha corresponde a la del acta preliminar que se levantó en Citlaltepec, en
la cual se describe el procedimiento de la convocatoria que reunió a los informantes, y en la
cual se hizo constar que, por medio de intérpretes de las lenguas mexicana y otomí, se les
había dado a entender a los convocados, de verbo ad verbum, el contenido de la Instrucción y
los capítulos de la Memoria. Después de ese acto jurídico,

el dicho señor corregidor les mandó [a los informantes que] se fuesen


a sus pueblos y casas, y encomendasen a la memoria todo lo referido
en los dichos capítulos e Instrucción, para que, habiendo tomado la
razón de todo lo en ella contenido, viniesen a darla cada uno por sí
(Acta preliminar).

Hay que suponer, entonces, que los informantes retornaron a sus pueblos y casas, y,
después de considerar lo que "...cada uno dellos supiese y alcanzase, así por experiencia
como por oídas de sus padres y abuelos, parientes y amigos, vecinos y allegados", volvieron
de nuevo ante el corregidor, "cada uno por sí", a dar relación de lo que habían averiguado o
rememorado. Dicho procedimiento evidencia que los informes originados en esta encuesta
constituyen, cada uno, una síntesis selectiva de varios relatos o testimonios. El autor de esta
síntesis, cabe suponer, fue Alonso de Galdo, asistido por su escribano, Alonso de Guzmán.
Las tres relaciones, de Tequixquiac, Citlaltepec y Xilotzingo, están fechadas, firmadas y
autenticadas por los testigos de ley, "en el pueblo de Citlaltepec, a postrero [día] de
septiembre de mil y quinientos y setenta y nueve años".
Aunque los temas son inevitablemente comunes con los de otras relaciones, éstas
contienen datos poco corrientes sobre la caza de aves y pesca, sobre algunas artesanías y su
comercio, sobre la organización política y gobierno, y sobre las costumbres funerarias
prevalecientes en estos pueblos. La información histórica y religiosa es, en cambio, más bien
escasa, con pocos puntos de referencia para montar una perspectiva cronológica. Es
interesante el registro de la sucesión de señores que gobernaron en Citlaltepec después de la
conquista española (cap. 14), aunque habrá que indagar los títulos genealógicos o políticos
que justificaron su elección respectiva para tal cargo.
En 1579, el corregimiento de Citlaltepec estaba "en la Corona real", por lo cual Alonso de
Galdo era corregidor del partido "por su Majestad". Si esta encomienda real estuvo precedida
de otras personales, queda en la oscuridad, así como la cronología de esas presuntas
sucesiones legales. Tampoco se indica quiénes y cuándo introdujeron el cristianismo en el
pueblo, ni desde qué fecha se instituyeron allí los primeros beneficios eclesiásticos o se
fundaron las primeras iglesias. En el párrafo que corona a esta terna de relaciones, se dice
que Bernabé López Ponce era "beneficiado del partido de Tequixquiac", y que, en su función de
testigo, habría de firmar al calce del documento. Nunca llegó a firmar, ni la ausencia de su
firma se explica. Como no se menciona a otro "beneficiado", cabe conjeturar que la jurisdicción
eclesiástica no se correspondía con la civil. Eclesiásticamente, Tequixquiac parece haber sido
la cabeza de doctrina; desde el punto de vista civil y político, Citlaltepec era la cabeza del
corregimiento y de todo el partido.

¶ En el pueblo de Citlaltepec, 1 que está en la corona R[e]al, de esta Nueva España, [a] diez
días del mes de septiembre del año del S[eño]r de mil y qui[nient]os y setenta y nueve a[ñ]os,
el il[ust]re s[eño]r ALONSO DE GALDO, corregidor del dicho pue[bl]o y de los demás de su
partido por su Maj[esta]d, y en presencia de mí, ALONSO DE GUZMÁN, escrib[an]o de su
juzgado, dijo que, por cuanto el il[ustr]e señor GORDIÁN CASSASANO, vecino de la ciudad de
Méx[i]co, contador y administrador general del Alcabala desta Nueva España por su
Maj[esta]d, envió al d[ic]ho s[eño]r corregidor una Instrucción en un pliego de papel, escrita de
molde, con ciertos capítulos, para que, por el tenor y forma dellos, envíe relación de las cosas
notables que hubiere en los pueblos que el dicho s[eño]r correg[id]or tiene en su distrito y
jur[isdicci]ón, para lo tocante a la descripción que su Maj[esta]d manda hacer destas Indias: en
cumplimiento de lo c[u]al, y para saber enteramente la verdad de lo contenido en los dichos
capítulos e Instrucción, luego mandó a todos los gobernadores, al[ca]ldes, principales e indios,
los más ancianos de los pue[bl]os de la dicha su jur[isdicci]ón, y a otros de fuera della, [que]
pareciesen ante su m[erce]d; y, parecidos, por lengua de intérpretes de la lengua mexicana y
otomí que para este efecto nombró y juramentó, est[an]do los dichos gobernadores y los
demás indios de los dichos pue[bl]os, deste dicho cargo y fuera dél, todos juntos en general, y
después a cada uno en particular, supo e inquirió, y procuró inquirir y saber, lo más esencial y
verdadero de todo lo que así por la dicha Instrucción y capítulos se declara. La cual les fue por
mí, el dicho escribano, leída y, por los dichos intérpretes, dada a entender DE VERBO AD
VERBUM como en ella se contiene, encargándoles con toda instancia [que] dijesen y
declarasen la verdad de lo que todos, y cada uno dellos, supiese y alcanzase, así por
experiencia como por oídas de sus padres y abuelos, parientes y amigos, vecinos y allegados.
Y, para ello, el dicho s[eño]r correg[id]or les mandó se fuesen a sus pue[bl]os y casas, y
encomendasen a la memoria todo lo referido en los dichos capítulos e Instrucción, para que,
habiendo tomado la razón de todo lo en ella contenido, viniesen a darla cada uno por sí. Y,
habiéndolo así entendido el gobernador, al[ca]ldes, regidores y principales del pue[bl]o de
Citlaltepec y los del pue[bl]o de Tequixquiac, y los del pue[bl]o de Xilotzingo, que son desta
jur[isdicci]ón, mediante los dichos intérpretes respondieron que harían y cumplirían lo que por
el dicho señor correg[id]or les ha sido mandado, y, así, se fueron a sus pue[bl]os. Y el dicho
s[eño]r correg[id]or lo firmó, siendo testigos PEDRO DE GUZMÁN, y JU[AN] PÉREZ y
ALONSO DE AGUILAR, 2 españoles estantes en este dicho pue[bl]o. AL[ONS]O DE GALDO
(rúbrica). Ante mí: AL[ONS]O DE GUZMÁN, escrib[an]o nom[bra]do (rúbrica).

¶ DESCRIPCIÓN DEL PUE[BL]O DE TEQUIXQUIAC


11 ¶ Cuanto al capítulo once: El pue[bl]o de Tequixquiac es el principal pue[bl]o de doctrina de
los que hay en este corregimi[en]to, y tiene por sujeto el pue[bl]o de San Mateo Hueycalco,
que dista de la cabecera un cuarto de legua, y otro, que se nombra San Sebastián Tlalasco,
que dista media legua. El pue[bl]o de San Mateo susod[ic]ho está a la parte del sur y, el de
San Sebastián, a la del norte. Tienen estos dos pueblos o estancias, en su contorno, algunas
caserías de indios q[ue] le[s] son sujetas y, por ser pocas y no en asientos formados, no se
ponen aquí en p[ar]ticular, porque todo se incluye en el término de los dichos San Mateo y San
Sebastián.
12 ¶ Cuanto al capítulo [doce]: El pue[bl]o de Tequixquiac tiene, en su contorno y comarca, las
minas de Pachuca siete leguas a la parte de oriente, las cuales están pobladas de mucha
gente principal, y sacan de las dichas minas mucha plata. Tiene, asimismo, este pue[bl]o otros
en su comarca, muy gruesos así de gente como de tierras, como son el pue[bl]o de Tula, tres
leguas a la p[ar]te del norte; el pue[bl]o de Tepexi, al occidente, tres leguas; el pue[bl]o de
Quauhtitlan, 3 al sur, cuatro leguas; el pue[bl]o de Hueypustla, al oriente, una legua; el pue[bl]o
de Atitalaquia, al norte, tres leguas; el pue[bl]o de Xilotzingo, al oriente, legua y media; el
pue[bl]o de Atotonilco, al norte, una legua y media; el pue[bl]o de Apazco, al norte, una legua;
el pue[bl]o de Tlapanaloya, al oriente, media legua; el pue[bl]o de Tezcatepec, al norte, tres
leguas; el pue[bl]o de Tuzantalpa, al norte, tres leguas; el pue[bl]o de Otlazpa, al poniente,
tres leguas; el pue[bl]o de Tultitlan, al sur, cuatro leguas; el pue[bl]o de Tezcuco, al sur, siete
leguas. Los caminos destos pue[bl]os son por tierra llana los más dellos, y, algunos torcidos y
por sendas no muy seguidas; las leguas son de moderada largura.
13 ¶ En cuanto al capítulo trece: El dicho pue[bl]o de Tequixquiac dicen, los naturales dél y de
otros pueblos, haberse así llamado por razón de un ojo de agua que junto a él nace, salobre, y,
así, le dan este sentido, diciendo Tequixquiac, que quiere decir "lugar de agua salobre";
porque TEQUIXQUITE es "el salitre", y por "el agua" llaman ATL. 4 Y, así, parece que el dicho
ojo de agua, y todo el asiento del pue[bl]o, está [en] salitral, de do se infiere haberle dado
nombre propio, según está referido. La lengua que estos naturales deste pue[bl]o hablan es la
que dicen mexicana y otomí.
14 ¶ En cuanto al capítulo catorce: Los naturales deste pue[bl]o de Tequixquiac dicen haber
sido, en su gentilidad, súbditos y vasallos de ciertos indios principales y señores q[ue] vinieron
de una provi[nci]a que llaman Culhuacan, que está [a] doscientas y más leguas de la ciudad de
Méx[i]co, 5 que se decían chichimecas, que es tanto como decir, entre nosotros, "montañeses"
o "extremeños", por ser el apellido más il[ust]re de los que hay entre estos naturales. Por su
mucho valor y esfuerzo, estos chichimecas señorearon la mayor y mejor parte desta Nueva
España, y este pue[bl]o de Tequixquiac; en especial, un señor q[ue] llamaron ACULMIZTLI, 6
el cual tuvo mando sobre ellos muchos a[ñ]os, con otros que, por su fin, le fueron sucediendo,
de cuyos nombres, los que ahora son, tienen poca noticia.
Lo que tributaban los súbditos a sus señores era: mantas de algodón y [he]nequén (que
parece anjeo), y plumas y aves y otras menudencías de montería, e instrumentos de guerra.
Adoraban al Demonio en figura de piedra y pato labrados, con diversas divisas, y, así,
hablaban con él todas las veces que querían. Y, para más obligarle, le ofrecían sangre que se
sacaban de las orejas y lengua y narices, invocándolo para las cosas de que tenían necesidad,
creyendo que, para el remedio dellas, era todopoderoso, por la ceguedad en que en aquellos
tiempos vivían, como gente que carecía de la luz evangélica.
Tenían estos naturales, por costumbre, de comerse unos a otros cuando se vencían unos
a otros en las guerras, y hacíanse otras crueldades notables. Tenían, cada señor en su
pue[bl]o, sus leyes y ordenanzas para la guarda de su república, las cuales guardaban con
grande observancia: y, a los transgresores dellas, los apedreaban, y lo mismo hacían al ladrón
y al adúltero, y a los que cometían otros delitos; de suerte que, [en] la ejecución de sus leyes,
eran tan severos que a ninguno la perdonaban. Cada uno podía tener tres y cuatro mujeres, y
éstas les servían en sus torpedades todo el tiempo que les parecía, hasta que las trocaban
por otras o las aburrían.
[A]l que moría enterraban luego, sentado en una sepultura honda, y allí le ponían mantas,
y comida y dos o tres cántaros de vino de la tierra, q[ue] ellos llaman PULQUE, lo cual hacían
porque decían que los difuntos caminaban para otro siglo, y q[ue] les era nec[esari]o llevar[lo]
para q[ue] comiesen por el cami[n]o.
15 ¶ En cuanto al capítulo quince: Los naturales deste dicho pue[bl]o dicen que, el modo que
tenían los señores que los gobernaban, era que, el que vencía [en] una batalla y en ella se
señalaba, éste quedaba por señor hasta que moría; y, por su fin, sucedía el hijo o más
cercano pariente: y, así, de muy bajos que eran, quedaban por señores. Hacían sus leyes para
el buen gobierno de su república, y, aunque estaban ciegos y sin lumbre de fe, las dichas leyes
eran muy rectas; porque castigaban al ladrón con mucho rigor y, lo mismo, a los q[ue]
cometían otros delitos, con mucha severidad, con lo cual hacían temerse y todos procuraban
hacer el deber. Tenían otras costumbres buenas unos con otros, en amarse, supuesto que
todos generalmente procuraban tiranizarse, por las persecuciones que entre ellos solía haber.
Los indios deste pue[bl]o de Tequixquiac traían guerra con los de Tlaxcala y Otumba y
Tezcuco, y otros pue[bl]os gruesos de la comarca, y muchas veces se mataban en campo
formado. Unos con otros peleaban con arco y flecha, y macana y honda. El traje de la guerra
era todo de pluma, cubiertas las cabezas con unos casquetes q[ue] hacían de hilo de
[he]nequén, y rodelas de caña y de mimbre.
Las comidas de su gentilidad era yerbas y raíces del campo y frutas silvestres, y aves y
sabandijas y culebras, y cosas de montería y otras sabandijas. Muchos dellos comían maíz,
aunque no todos, por ser tantos. Ahora comen, todos, maíz y frijoles y chile, y casi todo lo que
la gente española come, como es pan, y carne de vaca y carnero, y aves y cosas de montería;
que no les falta todo lo nec[esari]o para la vida humana. Usan mucho la miel del maguey, que
es cosa excelente para la salud; aunque, juntamente con esto, hacen della vino, que ellos
llaman PULQUE, con el cual se embriagan, que es vicio que ellos hacen con grandísima
insolencia. Y es causa de su perdición, porque cometen, con [la] embriaguez, grandísimas
torpedades y excesos gravísimos.
Dicen que solían, antiguamente, vivir mucho más que ahora, y tanto, que de puros viejos
venían a morir. Vivían muy sanos y valientes, porque dicen que no tenían los cuerpos
habituados a tanto regalo como el día de hoy: porque andaban desnudos al sol y al aire y al
frío, y estaban curtidos en trabajos, [y] porque nunca sabían q[ué] cosa era holgar ni tener
buena cama, ni los regalos que hoy alcanzan. Dicen que algunas veces venía pestilencia sobre
ellos en su antigüedad, de que morían grandísima suma dellos, y esto era de tarde en tarde.
Curábanse con bebedizos de yerbas, y raíces del campo que provocaban a vómito y purga, y
[que] las enfermedades que comúnmente tenían era calenturas y fríos. Y al presente es casi lo
mismo, aunque padecen otras como la gente española, como es dolor de costado, y postemas
y fiebres y tabardetes, lo cual, por n[uest]ros grandes pecados, ha permitido Dios que dure,
desde el año pasado de setenta y seis hasta ahora, que no cesa. Y cada día se van acabando
y consumiendo sin remedio, porque es el mal tan recio, que los arrebata en tres, cuatro días.
16 ¶ En cuanto al capítulo dieciséis: Este pue[bl]o de Tequixquiac está fundado en un valle
muy llano que está en medio de unas lomas, que tiene, por los lados, a un cerro grande que
cae a p[ar]te de occidente. Y, por el dicho valle, corren unos arroyos de agua salobre, de
donde tomó el nombre de Tequixquiac. Es lugar malsano, por ser el suelo muy húmedo y casi
todo de ciénegas, y ser los aires agudos, porque hieren demasiadam[ent]e en aquel valle; y,
así, nunca faltan entre los naturales enfermedades. Hay, en los términos deste pue[bl]o,
muchas heredades de españoles, donde cogen trigo, maíz y cebada, y hay muchas estancias
de ganados ovejuno y vacuno, y cabras y puercos. Llámase comúnm[ent]e esta provi[nci]a la
Teotlalpa, que quiere decir "tierra de los dioses". 7
17 ¶ En cuanto al capítulo [diecisiete]: El asiento deste dicho pue[bl]o es de la forma referida
en el capítulo antes deste, por lo cual, y por la incapacidad y desconciertos desta gente
miserable, siempre andan enfermos: porque naturalmente son inclinados a la borrachera y a
otros excesos, y [a] comidas y bebidas, q[ue] los acaban; especialmente que, de ordinario, se
bañan en baños calientes y, luego, se van al agua fría, y, desta suerte, se tullen y mueren. Los
remedios que ahora hacen es sangrarse, aunque pocas veces apetecen las medicinas de los
españoles, salvo los mexicanos, que casi siguen en todo n[uest]ro uso. No se sangran de las
venas, sino de la p[ar]te donde tienen el dolor, con unas navajas, porque no alcanzan el arte de
la barbería; aunque, en muchas partes, hay indios q[ue] lo entienden, pero es entre los muy
ladinos, como está referido, q[ue] los demás son como brutos.
18 ¶ En cuanto al capítulo [dieciocho]: Este pue[bl]o de Tequixquiac dista, de la sierra nevada
y del volcán, como catorce leguas, que es una de las cosas más de ver que hay en esta tierra,
así por la altura y grandeza de la sierra, como por las grandísimas montañas que en ella hay, y
por las muchas fuentes y ríos que della salen, y otras particularidades que irán en la
DESCRIPCIÓN della, 8 a q[ue] me refiero. Esta sierra y volcán está[n], como dicho es,
[catorce] leguas deste pue[bl]o al sur.
19 ¶ En cuanto al capítulo [diecinueve]: Este pue[bl]o de Tequixquiac no tiene cerca de sí más
de un río q[ue] llaman el de Tulla, [a] cuatro leguas dél, el cual corre mucha y muy buena tierra
desta Nueva España a la parte de occidente, en el cual se toman algu[n]os géneros de
pescado en esta comarca y, en la tierra [a]dentro, donde él va muy crecido, se toman otros
muchos. En muchas partes, se saca este río para riegos de trigo y maíz y huertas, y para
molinos, y podría ser mucho más aprovechado, si se intentase.
20 ¶ En cuanto al capítulo [veinte]: En la comarca deste pue[bl]o, hay alg[un]os ojos y fuentes
de agua, no de mucha grandeza, salvo una laguna que está en el pue[bl]o de Citlaltepec, desta
jur[isdicci]ón, de que se ha h[ec]ho ya mención en su lugar.
21 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y uno]: En este pue[bl]o hay muchos árboles silvestres de
fruta muy buena, como es el de la tuna, que es la más sana y gustosa de cuantas hay en la
Nueva España. Y, asimismo, hay otra fruta q[ue] llaman CAPULI, que es como cereza de
España, [y] no me[n]os sabrosa y sana; hay otras frutas, como son manzanas, y otras que no
son de tanta estima como las primeras. El árbol del CAPULLI, y el de la manzana de la tierra,
es madera muy recia para todo lo que quisieren, salvo el de la tuna, que [es] muy débil y sin
fuerza. Hay otro árbol que llaman el maguey, que es el mejor y de más provecho de cuantos
hay en estas p[ar]tes, porque da sobre veinte frutos, como son vino, vinagre, miel, diacitrón de
la tierra, hilo, aguja, clavos, leña, y madera p[ar]a cubrir casas; y [hay] otras muchas [frutas],
que deben ser ya muy sabidas en n[uest]ra España. Frutas de Castilla, hay duraznos,
membrillos, albaricoques, peras, manzanas, higos, uvas, y todo género de hortaliza, como es
coles, lechugas, cebollas, rábanos, yerbabuena, perejil, culantro, alcauciles, nabos, zanahorias,
chirivías, escarolas, [y] mucha rosa de Castilla, clavelinas, y otros géneros de yerbas y rosas
y flores de n[uest]ra España. Y los naturales se dan mucho a sembrarlo y cogerlo, con otras
muchas semillas de la tierra, como son chile y chian y HUAUHTLI, y otras legumbres a su
modo que son de poca cuenta.
26 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y seis]: Los naturales deste dicho pue[bl]o tienen muchos
géneros de yerbas y raíces medicinales, con q[ue] se curan sus enfermedades; algunas dellas
son venenosas, y que los suelen matar, por tomarlas sin orden ni sazón.
27 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y siete]: Los dichos naturales no tienen género de animal
doméstico, si no es perrillos pequeños. Aves, tienen gallinas y patos y ánsares, y también crían
puercos y ovejas y cabras. Animales bravos, hay en los campos y cerros deste pue[bl]o, como
son venados, liebres, conejos, zorrillos, leones, comadrejas [y] tuzas, que habitan debajo de la
tierra, y, raposos, lobos casi al modo de los de España. Suelen venir por Navidad grullas,
ánsares y otros géneros de aves, y, en este pue[bl]o, hay de ordinario patos reales; [y],
bravos, corvejones, cuervos, buharros, gavilanes, halcones, mochuelos, gaviotas, garzas y
codornices, 9 y otros muchos géneros de aves campesinas.
31 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y uno]: La forma de las casas q[ue] los naturales tienen son
pequeñas de adobes y cubiertas de paja. Son muy humosas, por no tener buena traza y ser
ellos poco curiosos en el edificio dellas; salvo los que son principales y que tienen algún
posible, que éstos labran sus casas con altos y bajos, y de buena piedra, y casi con alguna
semejanza a las de los españoles.
33 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y tres]: Los naturales deste pue[bl]o tratan en muchas
menudencias a su modo, como es en miel, calabazas, chile, [he]nequén, maíz, sal, y, algunos
que pueden, tratan en cosas de mercadería de Castilla, como es papel, cuchillos, jabón,
cuentezuelas y otras menudencias, de que pagan sus tributos y se sustentan.
34 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y cuatro]: Este pue[bl]o de Tequixquiac dista de la ciudad de
Méx[i]co, en cuyo arzobispado y diócesis cae, ocho leguas, poco más o menos, a la parte del
sur. Y, con esto, se acaba la razón de lo cont[eni]do en los dichos capítulos.
¶ Fin de lo q[ue] toca al pue[bl]o de Tequixquiac.

¶ DESCRIPCIÓN DEL PUE[BL]O DE CIT[L]ALTEPEC Y SU


TIERRA
11 ¶ En cuanto al capítulo once: El pue[bl]o de Citlaltepec, que es cabecera por sí, tiene por
sujeto el barrio y estancia llamada Santa María Tlamimilolpa, y dista de la dicha cabecera una
legua; y, asimismo, tiene por sujeto al barrio y estancia llamada San Fran[cis]co Millan, que
dista tres cuartos de legua; y otro sujeto llamado Tepeitic, que dista media legua; y otro
llamado Tetlacopa, que dista un cuarto de legua; y otro q[ue] se nombre Nepopoalco, que dista
media legua; y otro que dicen Axalpa, q[ue] dista media legua.
12 ¶ En cuanto al capítulo doce: El dicho pue[bl]o de Citlaltepec tiene, en contorno dél, el
pue[bl]o y provincia de Quauhtitlan a la parte del sur, [a] tres leguas poco más o menos; y el
pue[bl]o de Tepozotlan, que cae a la parte de occidente, [a] cuatro leguas poco más o menos
deste dicho pue[bl]o de Citlaltepec; [y] el pue[bl]o de Tulla, que cae hacia la parte del norte,
[a] cinco leguas deste dicho pue[bl]o; [y], asimismo, el pue[bl]o de Tepexi, que cae a la parte
del este, [a] otras cuatro leguas poco más o menos; y al pue[bl]o de Otlazpa, que está
incorporado y linda al de Tepexi susodicho, hay las mismas cuatro leguas, hacia la parte de
oriente; [y] están los pue[bl]os de Zumpango, Tizayuca, Tolquauhyuca, Acayuca, Tuzantlalpa,
Tezcatepec, Tlapanaloya, Tequixquiac, Xilotzingo, Apazco, Atitalaquia [y] Atotonilco, los
cuales distan deste dicho pue[bl]o a una y a dos y a tres, [y] hasta cinco leguas, no grandes,
sino de moderada distancia. Los caminos son por tierra llana los más dellos y derechos, y
alguna parte no tanto, porque hay sendas y caminillos no muy seguidos, y, algu[n]os dellos, son
torcidos. Los pue[bl]os referidos son todos de indios.
13 ¶ En cuanto a lo que toca al capítulo trece: Este dicho pue[bl]o afirman los indios dél
haberse así llamado, por un cerro que junto a él está, el cual tiene en su contorno otros cerros
pequeños que dependen del primero, que es grande, a manera de rayos de una estrella; y,
así, Citlaltepec quiere decir "estrella que está sobre un cerro", 10 porque a "la estrella" llaman
CITLALI y, al "cerro", TEPETL. Y éste es el sentido q[ue] le dan los naturales. La lengua que
hablan es la mexicana y, algunos dellos, la otomí.
14 ¶ En cuanto al capítulo catorce: Los naturales deste dicho pue[bl]o de Citlaltepec fueron, en
su gentilidad, súbditos y vasallos de ciertos indios señores que ellos llaman chichimecas,
venidos de una provi[nci]a muy grande, que está [a] doscientas leguas desta tierra, llamada
Culhuacan, 11 los cuales señorearon toda la mayor parte y más principal desta Nueva España,
de do proceden los que ahora son. Dicen los deste pue[bl]o que, habiendo venido de su tierra
los dichos señores y caciques a estas partes y sujetado [a] todos los naturales dellas, unos
por vía de armas y, otros, por buenos medios y astucias que usaron, se repartieron, por el
S[EÑO]R PRINCIPAL de México, por todos los pue[bl]os, para el gobierno de cada uno dellos.
Y cupo, a este de Citlaltepec, uno que llamaban ECATOTOTZIN, que quiere decir "pájaro
ligero como el viento" o "pájaro de viento": 12 fue indio muy valeroso, y muy temido y respetado
de sus súbditos, a los cuales gobernó con mucha severidad y amor, muchos a[ñ]os, y vino a
morir, después que el MARQUÉS DEL VALLE vino a esta Nueva España, de su enfermedad y
siendo idólatra. Sucedióle otro, que se decía DON MARCOS TLACATECATL, que quiere decir
"persona noble": 13 éste fue bautizado y gobernó este pue[bl]o cuarenta a[ñ]os, poco más o
menos, con mucha paz y discreción. Y, después de muerto, quedó en su lugar DON DIEGO
JUÁREZ; 14 y, tras éste, gobernaron DON P[EDR]O MALDONADO [y] DON FRAN[CIS]CO DE
SAN JU[AN], 15 indios de buen entendimi[ent]o y sagacidad.
Lo que tributaban en su gentilidad era ropa de algodón labrada, y aves y plumas, y
piedras que ellos llaman CHALCHIHUITES, y pescado y esteras y otras cosas de menudencias
a su modo, y con esclavos de los que cautivaban en las guerras. Adoraban al Demonio, y en
figuras e ídolos que hacían de piedra y madera, a los cuales ofrecían sangre que se sacaban,
y otras cosas y menudencias que les parecía, invocándolos para sus sembrados, y para las
demás cosas y ceguedades en q[ue] vivían, teniendo por cierto que el Demonio, con estos
sacrificios, tenía poder para lo que le pedían.
Enterrábanse, los que morían, sentados, en unas sepulturas hondas q[ue] hacían. Y, si era
principal, lo quemaban, y hacían polvos y los guardaban debajo de tierra, hasta que el tiempo
los consumía y gastaba. Cuando vencían [en] alguna batalla, comían a los vencidos y, para
este efecto, se repartían por su orden. Y, fuera desto, nunca comían carne humana, porque
tenían muchas cosas con que sustentarse.
Podía, cada uno, tener dos y tres y cuatro mujeres, y, si alguna dellas le hacía traición, la
apedreaban con el adúltero. Y la misma pena daban al ladrón que hurtaba alguna cosa, sin
remisión ninguna. Y desta no usaban, por ruegos ni por otro respeto alguno, porque así
convenía para el régimen y buen gobierno de los súbditos, los cuales no osaban exceder[se],
por el rigor y ejecución de la pena. Eran muy obedientes a los mandos de sus mayores, y muy
prestos en cumplir lo que se les mandaba. Usaban el vicio de la embriaguez, y de la
embriaguez y de la lujuria, y otras torpedades a que el Demonio los incitaba. Y, con esto, eran
benévolos unos con otros cuando había conformidad en su república, y unos con otros hacían
bailes y areitos al son de sus tambores y bocinas, aderezados con muchas divisas e insignias
de guerra.
15 ¶ En cuanto al capítulo quince: El orden que tenían los señores deste dicho pue[bl]o, para el
gobierno dél, era que el cacique y señor principal, que éste era electo por su valor y esfuerzo,
tenía muchos capitanes repartidos en muchas p[ar]tes, los cuales tenían muchos soldados de
guarnición de ordinario, a punto para lo que se ofreciese. Traían, los deste pue[bl]o y su
provi[nci]a, guerras con los de Tlaxcala, Chiapa, Meztitlan, y otros pue[bl]os muy gruesos.
Peleaban con arcos y flechas, de que eran muy diestros, y con macanas, a manera de
espadas labradas de madera recia y, por filos, ponían navajas; [y], asimismo, con hondas, y
otros instrumentos de guerra que solían usar.
El modo de su vestir eran unas mantillas de algodón blancas, y otras de henequén, que
parecen anjeo, echadas sobre el cuerpo y hombro izquierdo, y sacado el brazo derecho, y
unos pañetes con que cubrían las partes vergonzosas. Traían el cabello largo y encrisnado,
con unas divisas de cuero en la frente y cascos de pluma labrada, y, otros, de palo. Comían
maíz y yerbas y raíces, y venados, conejos, liebres y aves, y otras sabandijas campesinas y
silvestres. Ahora traen, generalmente, camisas de algodón, y zaragüeles y manta y sombreros,
y muchos dellos andan con zapatos, y otro calzado que ellos hacen, que ellos llaman "cotaras".
Solían, antiguamente, vivir muchos más años que ahora, y tanto, que dicen pasaban de
ciento y veinte y ciento y veinte y cinco a[ñ]os, y, de puros viejos, venían a morir; y siemp[r]e
vivían sanos, aunque, de cuando en cuando, había entre ellos pestilencias, de que morían
muchos. Quieren estos naturales decir q[ue] la causa por que en su gentilidad vivían más
sanos, era por estar habituados a las corrupciones de los aires y tiempos, que andaban
desnudos de unas p[ar]tes a otras, pasando fríos y calores y otras desventuras, que, para la
salud del cuerpo, sentían con ellas p[ar]ticular regalo; demás de que las comidas que comían
eran más ligeras que las que ahora comen, que casi se ha convertido su complexión en la que
nosotros tenemos, por haberse dado al comer carne de vaca y puerco y carnero, y beber vino,
y dormir debajo de techado, y, en todo lo demás, haberse hecho más delicados y menos
trabajadores que solían, IMO 16 de otros vicios [y] carnalidades, en que todavía están, de que,
naturalmente, la vida que tienen se les acorta y caen en muchas enfermedades contagiosas,
de que mueren.
16 ¶ En cuanto al capítulo dieciséis: Este pue[bl]o de Citlaltepec está asentado en una ladera
que está a la falda de un cerro grande, y corre por una loma llana y descubierta, el nombre de
la cual, con el de otros muchos pue[bl]os que en doce leguas a la redonda están, se nombra
generalmente la Teot[l]alpa, que quiere decir "la provi[nci]a de los dioses" o "de los ídolos". 17
Por la parte de oriente tiene, este dicho pue[bl]o de Cit[l]altepec, una laguna grande, de que
se hará mención en su lugar, y parte deste pue[bl]o torre por la playa della.
17 ¶ En cuanto al capítulo diecisiete: Este dicho pue[bl]o de Cit[l]altepec está fundado en
puesto sano, por ser el suelo arenisco y tosca, y donde los naturales viven con buena salud,
supuesto q[ue], algunas veces, tienen enfermedades de diversas maneras. Y la más común es
de ciciones y mal de ojos, las cuales dicen [que] les proceden de las malas comidas que
comen y peores bebidas que beben, porque, en este particular, son muy desordenados y no
saben elegir el orden y templanza que se requiere, y por vivir en casillas y bohíos, pequeños y
muy humosos, y no guardarse de los serenos y polvos que suele haber. Cúranse destas
enfermedades con bebedizos y yerbas medicinales que tienen, y con sangrías que se hacen en
los brazos y en la cabeza, y en las demás p[ar]tes donde tienen dolor; que, en esto, tienen
ellos su orden y médicos, como nosotros.
18 ¶ En cuanto al capítulo [dieciocho]: Este dicho pue[bl]o de Citlaltepec dista quince leguas de
la sierra nevada y volcán que cae[n] a la parte de México y [de] la ciudad de los Ángeles, la
vía del sur, la cual dicha sierra y volcán es una de las cosas más notables desta tierra, así por
la grandeza y altura que tiene, como por el asiento y grandes montañas y pue[bl]os, fuentes y
ríos que, en las faldas y circuito dellas, hay.
19 ¶ En cuanto a lo que toca al capítulo diecinueve: [A] cinco leguas deste pue[bl]o, pasa un
río que llaman de Tulla, que es de agua muy dulce y pasa por medio de muchos y grandes
pue[bl]os, y con ella se riegan muchas sementeras de trigo y maíz y otras legumbres de los
naturales, y [de] algunos vecinos españoles que en ellos viven. En tiempos de aguas, suele
este río crecer tanto, que no se puede vadear en muchos días; aunque, en tiempo de seca, no
es mucha el agua q[ue] lleva. Suélense sacar dél dos o tres géneros de pescado que llaman
bagres, y bogas y AXOLOTES, y otros pescadillos pequeños que llaman pejerreyes. Tiene
este río muchas huertas de frutas, de Castilla y de la tierra, por sus riberas, y, en muchas
p[ar]tes, podría sacarse para regadíos de mucha importancia, por correr por tierra muy llana.
20 ¶ En cuanto al veinte capítulo: Este dicho pue[bl]o está fundado junto a una laguna grande
que tendrá más de seis leguas de boj, la mayor parte de la cual es agua dulcísima y, la demás,
de agua salobre y gruesa. La dulce nunca jamás disminuye ni se seca, sino que está en un ser,
porque, demás de un río que en ella entra de ordin[ari]o, afirman estos indios que, en el medio
y golfo della, tiene un ojo grande. Y así lo da a entender la grandeza de la dicha laguna, y por
ser en partes muy honda y de agua clarísima, y el suelo arenisco y limpio. Deságuase por
otras lagunas que hay de agua salada, hasta entrar en la laguna grande que está en la ciudad
de Méx[i]co, y, cuando allí entra, va ya muy turbia y desabrida, por pasar por tantas p[ar]tes
de tierra salitral. Tienen los deste pue[bl]o grandísimos aprovechami[ent]os desta d[ic]ha
laguna, y los demás que en contorno della y de las demás están, porque toman grandísima
suma de pescado blanco, del tamaño y forma de truchas, que es el mejor y más sano que en
esta tierra se come, y [el] más preciado en ella. Y, asimismo, toman otros géneros de
pescados, no tales [como el anterior], y muchas ranas, y grandísima suma de patos, ánsares,
grullas, garzas y otros géneros de aves, que toman con redes y lazos, de que son muy
aprovechados y sacan mucha suma de dinero. Y no lo son menos, de las esteras q[ue] hacen
del TULLE o "juncos" que por la vera de las dichas lagunas hay, [de] las cuales de ordinario
traen estos indios mucha cantidad [en] canoas, que así las llaman, [que] son 18 unas barquillas
pequeñas de una pieza, a manera de artesas, y con éstas van de unas p[ar]tes a otras con
grandísima ligereza, remando con un remo a manera de pala de horno. Usan anzuelos para
pescar, y redes. Tienen, en las dichas lagunas, muchos y diversos géneros de yerbas y raíces,
con que se sustentan, y cogen mucho salitre de los pedazos de laguna que se secan, y, de
otras muchas cosas, tienen mismo aprovechami[ent]o.
22 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y dos]: En este pue[bl]o y su comarca, hay algunos géneros
de árboles frutales, de Castilla y de la tierra. Las [frutas] de la tierra [que] comúnmente tienen
los naturales son CAPULÍES, que nosotros llamamos "cerezas" por parecerse, naturalmente, a
las de España; aunque quieren decir que [éstas] son más sabrosas. Asimismo, hay otras [a
modo] de manzanas pequeñas, y son amarillas y dulces, y tunas, que es la mejor y más sana
fruta que hay en esta Nueva España. El árbol del CAPULÍ es [de] madera muy recia, y de que
en esta tierra se usa mucho p[ar]a sillas y fustes y cajas, y otras cosas; y el del manzano,
asimismo, es árbol recio y provechoso, y, [asimismo], el maguey tan nombrado.
23 ¶ En cuanto al capítulo veinte y tres: En este d[ic]ho pue[bl]o y su comarca, hay muchos
árboles de cultura de Cast[ill]a y frutales, como son duraznos, membrillo, pera, albaricoque,
melocotón, higo, rosa, alcauciles [y] uvas. Y también se darían otras frutas, si las sembrasen y
plantasen, por ser el temple de la tierra bueno; aunque los melones, plátanos, piñas, y otras
[frutas] semejantes, no se pueden dar, si no es en tierra cálida.
24 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y cuatro]: En este pue[bl]o y su tierra, se da el trigo y maíz
en grande abundancia, y, asimismo, mucha verdura de la de España, como es col, lechuga,
rábano, borraja, yerbabuena, perejil [y] culantro, que, de todo, los dichos naturales usan y se
sustentan.
25 ¶ En cuanto al capítulo [veinte y cinco]: En este d[ic]ho pue[bl]o, como dicho es, se da el
maíz, trigo y cebada y otras legumbres de la tierra, porque lo demás deste capítulo incumbe a
otras p[ar]tes.
26 ¶ En cuanto al capítulo veinte y seis: Los naturales deste pue[bl]o y sus sujetos usan de
algunas yerbas medicinales, y raíces silvestres de diversas maneras, que ellos sacan de bajo
de tierra, aplicadas, unas, para el calor, y otras, p[ar]a el frío, y otras, p[ar]a llagas y golpes,
de las cuales ya la gente española se aprovecha, como los dichos naturales, por haber hecho
experiencia dellas.
27 ¶ En cuanto al capítulo veinte y siete: En la tierra deste pue[bl]o y sus sujetos, hay algunos
animales bravos, como son lobos, casi como los de España, aunque no en grandeza; hay
raposos, venados, liebres, conejos, y otro género que llaman TUZAS, que habitan debajo de
tierra [y son] del tamaño de un conejo pequeño; hay zorrillos, que son negros como gatos, y el
pelo más largo, y, algunos, pintados de blanco, y la cola larga y peluda. Este animal tiene, por
defensa, echar de sí una cosa amarilla del [más] malo y pestífero hedor que puede
encarecerse, tanto, que de ningún modo se puede sufrir ni tolerar; y, si da en la ropa de alguna
persona, es imposible poderse quitar, por más q[ue] se lave. Hay halcones, gavilanes muy
grandes, lechuzas, mochuelos, buharros, codornices, tórtolas a manera de palomas torcaces
de España, patos y ánsares, blancas y mansas; [y hay] cuervos, auras, y otros muchos
géneros de aves grandes y pequeñas; hay mucha suma de aves de la tierra y de Cast[ill]a,
ovejas y cabras, vacas [y] yeguas, y todo esto se cría en mucha abundancia.
30 ¶ En cuanto al capítulo [treinta]: Este pue[bl]o, ni su comarca, no alcanzan salinas ningunas;
pero provéense della de la ciudad de México, donde se hace mucha cantidad en pan, y de
otros mercados y TIANGUEZ que por la comarca se hacen, donde, asimismo, se proveen de
todas las demás cosas [de] que tienen necesidad, así para su sustento como p[ar]a su
vestido.
31 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y uno]: La forma y edificio de las casas de los naturales
deste dicho pue[bl]o y su tierra, es de adobe y, la cubierta, de paja; y los que tienen algún
posible las hacen de terrado, aunque todas ellas, generalmente, son estrechas y [de] tabucos
mal trazados.
33 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y tres]: Los naturales deste pue[bl]o y sus sujetos tienen,
por principal trato y granjería, vender pescado y esteras, y otras cosas q[ue] de la dicha
laguna sacan de cosas de caza, lo cual [se] venden unos a otros, y a españoles que entre ellos
siemp[re] andan tratando y contratando; fuera de las aves de Castilla y de la tierra, y puercos
y frutas que tienen, de q[ue] sacan mucho din[er]o y pagan sus tributos.
34 ¶ En cuanto al capítulo [treinta y cuatro]: Este dicho pue[bl]o, y los demás de su p[ar]tido y
jur[isdicci]ón deste cargo, están en el t[é]r[mi]no y diócesis del arzobispado de la ciudad de
Méx[i]co, a donde hay t[é]r[mi]no de siete leguas; poco más o menos, a la p[ar]te del norte,
por tierra llana, caminos derechos y muy anchos, y por calzadas hechas a mano, por donde
siemp[r]e pasan harrias y carretas, y carros de muchas y diversas partes.
¶ Fin de la descripción del pue[bl]o de Citlaltepec.

¶ DESCRIPCIÓN DEL PUE[BL]O DE XILOTZINGO Y SU TIERRA


11 ¶ En lo que toca al capítulo once: El pue[bl]o de Xilotzingo, que es de la jurisdi[cci]ón del
d[ic]ho pue[bl]o de Citlaltepec, tiene por sujeto la est[anci]a de Santa M[arí]a Aqualachucan, y
dista de la cabecera un cuarto de legua; y otro sujeto llamado Tapalcapan San P[edr]o, y dista
de la d[ic]ha cabecera m[edi]a legua: y otro sujeto que se llama San Gaspar Zizipique, 19 que
dista de la d[ic]ha cabecera una legua .
12 ¶ Y, en cuanto al capítu[l]o doce: El d[ic]ho pue[bl]o de Xilotzingo tiene, en contorno de su
comarca, las minas de Pachuca, q[ue e]stán [a] seis leguas dél, las cuales están pobladas de
españoles que las labran y benefician, y están a la parte de oriente; las leguas son pequeñas y
por tierra muy llana. Asimismo, tiene el d[ic]ho pue[bl]o de Xilotzingo, en su contorno, otros
pue[bl]os gruesos de encomenderos y de su Maj[esta]d, como son el pue[bl]o de Tula, al
norte, cinco leguas; el pue[bl]o de Tepexi, al poniente, cuatro leguas; el pue[bl]o de Atitalaquia,
al norte, tres leguas; el pue[bl]o de Apazco, al norte, dos leguas; el pue[bl]o de Atotonilco, al
norte, dos leguas; el pue[bl]o de Hueypustla, al norte, m[edi]a legua; el pue[bl]o de
Tequixquiac, al norte, una legua; el pue[bl]o de Tlapanaloya, al norte, una legua; el pue[bl]o de
Citlaltepec, al poniente, dos leguas; el pue[bl]o de Zumpango, al sur, dos leguas; el pue[bl]o de
Tezcatepec, al norte, tres leguas: [todas] las cuales son por tierra llana y por caminos llanos, y,
algu[n]os, torcidos.
13 ¶ En cuanto al capítulo trece: El d[ic]ho pue[bl]o de Xilotzingo dicen los naturales dél, y de
otros pue[bl]os, haberse así llamado por "una piedra" que hallaron encima de un cerrillo,
"labrada a manera de mazorca de maíz tierna", que la llaman ellos XILOTE: añadiéronle
XILOTZINGO, que quiere decir "debajo del XILOTE" o "junto al XILOTE"; 20 y éste es el
sentido que le dan a este p[ar]ticular. La lengua que hablan es mexicana y otomí.
14 ¶ En cuanto al capítulo catorce: Los naturales deste d[ic]ho pue[bl]o de Xilotzingo fueron,
en su gentilidad, de unos caciques y señores principales venidos de un pue[bl]o [a] ocho leguas
dél, llamado Chilapa, y eran chichimecas, q[ue e]s tanto como decir "montañés", porque, entre
los indios desta Nueva España, tienen a estos chichimecas por los de más il[ustr]e sangre y
linaje, por ser los más valientes y belicosos en las cosas de la guerra. Éstos señores
chichimecas fundaron este pue[bl]o de Xilotzingo, y le pusieron este nombre por lo referido, y
siempre tuvieron dominio sobre los MACEHUALES, que es la gente común, y [éstos] les
tributaban mantas de algodón y de [he]nequen, y aves y plumas e instrumentos para la guerra,
y otras menudencias de comer.
Adoraban al Demonio en figura de piedras y palos, y hablaban con él y sacrificábanse
para ofrecerle de su sangre, invocándolo p[ar]a las cosas que habían menester, creyendo
q[ue] para todo tenía poder. Comían a sus enemigos cuando los vencían y, fuera desto, no
usaban el comer carne humana, sino otras sabandijas campesinas. Tenían sus leyes, y
guardaban la observancia dellas con mucho cuidado. El que tomaba la mujer ajena, lo
apedreaban, y al ladrón, asimismo. Podía tener uno tres y cuatro mujeres.
Cuando moría algún señor, lo enterraban en una bóveda grande, sentado, y con mucha
comida y vino de la tierra, y mantas y cacao y coas y cotaras, q[ue e]s un género de calzado
q[ue] traen, porq[ue] tenían por cierto que [el difunto] caminaba para otro siglo y que todo
aquel mantenimi[ent]o había menester para el camino.
15 ¶ Cuanto al capítu[l]o quince: Dicen los naturales que el modo q[ue] tenían en el gobierno
los antiguos era que, cuando algún señor vencía [en] una batalla, y en ella él u otro capitán de
su ejército se señalaba, quedaba por gober[nad]or del campo, y, cuando moría, sucedía el hijo
o el pariente más cercano. Y, si no le tenía, elegían al más belicoso del campo, y éste ponía
sus guarniciones por los pasos y puertos necesarios. Y el que no usaba bien su of[ici]o, o
hacía traición o algún alboroto, era despedazado; y, desta suerte, tenían sus lugares seguros
de los contrarios.
Éstos de Xilotzingo traían guerra con las de Tezcuco, Aculma[n y] Otumba, pue[bl]os
q[ue e]stán a dos, y a tres y cuatro leguas, muy gruesos. Peleaban con arcos y flechas, y
hondas y macanas, y otros instrumentos a su modo. El hábito q[ue] traían eran unas mantas
delgadas de [he]nequén (a manera de anjeo), echadas sobre el hombro derecho y sacado el
brazo, y sin camisa, sino con unos pañetes en las p[ar]tes vergonzosas, y el cabello grande y
encrespado. Ahora traen, todos, sus camisas y zaragüeles y sombreros, y, muchos dellos,
[van] calzados con zapatos.
Comían, en su gentilidad, venados, liebres, culebras, lagartijas y otras sabandijas del
campo, y yerbas y maíz y frutas q[ue] tenían. Ahora comen casi lo que nosotros: pan, y carne
de vaca y carnero y cosas de montería; aunque, generalm[en]te, comen tortillas y chile y
yerbas. Y esto es lo más ordin[ari]o, porque el chile es grandísimo apetito y muy sustancial.
Dicen que solían antiguamente vivir la mitad más que ahora, porque no sentían tanto el
aire y sol, frío y serenos, como ahora; porque andaban desnudos, y [estaban] hechos a lodo y
polvo y nunca paraban ejercitándose en muchas cosas que los hacía[n] ligeros. Demás de que
las comidas no eran tan regaladas como ahora ni [ellos] eran tan sanguinos, antes, de muy
viejos, venían a morir los más dellos.
16 ¶ Cuanto al capítulo dieciséis: Este pue[bl]o de Xilotzingo está fundado en una loma alta,
llana [y] descubierta de todas partes. y, por la p[ar]te de la caída, tiene muchos valles y
llanadas que se riegan en tiempo de aguas, y hay muchas estancias de ganados menores y
mayores. Llámase esta comarca, por espacio de quince o veinte leguas, la Teot[l]alpa, que
quiere decir "la tierra de los dioses". 21
17 ¶ Cuanto al capítu[l]o diecisiete: El asiento deste pue[bl]o de Xilotzingo es en lugar sano,
porque es el suelo tosca muy seca, y de temple frío más q[ue] caliente; aunque los naturales,
no todos, viven enfermos. La causa de lo cual es por ser gente desconcertada y sin orden en
el comer y beber, porque, allende de que las comidas que comen son nocivas y de poca
sustancia, jamás dejan de beber pulque, que así se llama el vino que hacen del maguey; tan
malo y pestilencial, que solam[en]te el olor atosiga. Y, con esto, andan por esos campos
desabrigados y, cuando vienen a sus casas, no hallan en ellas otro regalo, sino humo, por ser
muy chicas y oscuras. Y échanse en el suelo y, así, amanecen cortados [de] los cuerpos, de
donde les vienen a recrecer enfermedades contagiosas de que mueren muy [en] breve. Y,
ansí, hemos visto pestilencias entre ellos, de que han muerto millares de indios sin número.
Los remedios que hacen para sus enfermedades son tomar bebedizos de yerbas que ellos
conocen ser provechosas, unas de calidad fría y, otras, de calor, y sangrías que hacen en la
p[ar]te que les duele; porque pocas veces se sangran de las venas que nosotros, porque no
alcanzan a distinguir ni saber el arte de la flebotomía, ni cuáles son las [sangrías] necesarias
para la cura del enfermo.
18 ¶ Cuanto al capítu[l]o [dieciocho]: Este pue[bl]o de Xilotzingo tiene, como [a] doce o trece
leguas dél, la sierra nevada y el volcán, que es una cosa muy notable, así por su grandeza
como por las montañas y animales fuentes, valles y pueblos que en ella y alrededor tiene, q[ue]
son muchos y los mejores de la Nueva España. No tiene esta sierra otro nombre más de
llamarla, generalmente, "el volcán" y "sierra nevada", lo cual cae a la p[ar]te del sur deste
d[ic]ho pue[bl]o de Xilotzingo.
19 ¶ Cuanto al capítu[l]o [diecinueve]: Pasa un río, [a] cuatro leguas deste d[ic]ho pue[bl]o, [al]
que llaman el río de Tula, q[ue e]s grande y corre mucha tierra desta Nueva España hacia la
p[ar]te de occidente, en el cual se toma algún pescado q[ue] llaman bagres, y otros más
pequeños. Este río se saca, en muchas partes, para regar sementeras de trigo y maíz, y otras
huertas q[ue] hay por su riberas, en las cuales podría haber otras muchas, si quisiesen
aprovecharse dello.
20 ¶ Cuanto al capítulo [veinte]: En la comarca deste pue[bl]o, hay algunas fuentes y
nacimi[ent]os de agua, de poca cuenta y grandeza, salvo el de la laguna del pue[bl]o de
Citlaltepec, de que ya se ha hecho mención en su lugar.
21 ¶ Cuanto al capítu[l]o [veinte y uno]: En este pue[bl]o hay muchos árboles silvestres de
extremada fruta, como es la tuna, q[ue e]s la cosa mejor y más sana de cuantas hay en esta
tierra; hay otra que llaman CAPULÍES, que parecen cerezas, de muy lindo gusto, y otras
manzanas amarillas muy buenas. La madera de la tuna es sin provecho, por ser muy blanda; la
del CAPULLÍ es muy buena y recia, para camas y sillas y otras cosas; el manzano es, para lo
mismo, [madera] muy buena. Y [hay] el maguey, tan conocido y nombrado.
23 ¶ Hay árboles de durazno, membrillo; manzano, perales de Castilla, y todo esto se da en
mucha abundan[ci]a y muy bueno para el gusto.
24 ¶ Hay mucho género de hortaliza de Castilla, como es coles, lechugas, rábanos, alcauciles,
trigo, habas: lo cual, generalmente, siembran los naturales, y lo comen y venden en sus
mercados. Antiguamente tenían ellos otras [semillas], que ahora asimismo siembran, que
llaman chian, AHUAUHTLE, 22 pepitas de calabaza [y] chile.
26 ¶ Tienen los naturales muchos géneros de yerbas, con que se curan en sus enfermedades,
y otras raíces de diversas maneras y nombres; y, entre ellas, hay algunas que son venenosas
y de mucho peligro, y con que mueren los que las comen.
27 ¶ Hay, en este pue[bl]o y su tierra, mucho género de animales, así domésticos como
bravos. Los domésticos son: perrillos, patos, pájaros, cuervos que crían mansos, y otros
géneros de aves; los bravos son: lobos, raposos, venados, liebres, leones, zorrillos, tuzas,
comadrejas; aves, hay grullas, ánsares, patos garzas, tordos, cuervos, auras, [y] gallinas de
Castilla y de la tierra.
31 ¶ La forma de las casas q[ue] tienen los naturales es de adobe y cubiertas de paja, bajas y
humosas. Y, las que son de principales, tienen terrado y sus altos, y con alguna semejanza a
las nuestras; aunque todas las más son mal trazadas y con muchos callejones.
33 ¶ Los tratos y granjerías de que viven estos indios, y casi todos los desta comarca, son de
miel de maguey, q[ue e]s como arrope de Castilla: alguna della, muy extremada de buena y
muy sana para la salud; y en gallinas y [he]nequén y cal, y sal, chile y otras menudencias de
poco momento, y desto sacan para pagar sus tribu[t]os.
34 ¶ Está este pue[bl]o, de la ciudad de Méx[i]co, en cuyo arzobispado cae, nueve leguas,
poco más o menos, a la parte del sur. La cabecera del partido de doctrina es un pue[bl]o que
se dice Hueypustla, 23 de donde el vicario o beneficiado de allí los viene a visitar; y está media
legua a la p[ar]te del norte.
¶ La cual d[ic]ha relación fue h[ec]ha y sacada por man[da]do del d[ic]ho señor
correg[id]or, y ante mí, el d[ic]ho su escribano, y de los caciques gob[er]nadores de los
pueblos de Tequixquiac, Citlaltepec [y] Xilotzingo, que son los que su m[erce]d tiene en
jurisdicción deste corregimi[ent]o, y [en presencia] de otros muchos indios viejos, de los
d[ic]hos pue[bl]os y de otros de fuera dél, y ante el p[adr]e BERNABÉ LÓPEZ PONCE, clérigo
presbítero, benef[icia]do del p[ar]tido de Tequixquiac, y de P[EDR]O DE GUZMÁN, y JUAN
PÉREZ y JUAN RUIZ, españoles estantes en esta d[ic]ha provi[nci]a, los cuales, con el d[ic]ho
señor correg[id]or, lo firmaron de sus nombres: q[ue e]s h[ec]ha en el pue[bl]o de Citlaltepec, a
postrero [día] de septiembre de mil y qui[nient]os y setenta y nueve años. Va enmen[da]do
"postrero"; vala. AL[ONS]O DE GALDO (rúbrica). PEDRO DE GUZMÁN (rúbrica). JU[AN]
RUIZ (rúbrica). JU[AN] PÉREZ (rúbrica). ALONSO DE AGUILAR (rúbrica). Doy fe que pasó
ante mí: AL[ONS]O DE GUZMÁN, escrib[an]o nom[bra]do (rúbrica).
¶ Va en catorce hojas escritas en todo y en parte, sin la Instrucción de molde.
[A la vuelta, de diferentes letras:] Desc. y Pob. 1003. 8º Relación hecha por la just[ici]a del
pue[bl]o de Citlaltepec. Va, para el il[ustr]e señor GORDIÁN CASSASANO, administrador
general de Alcabala desta Nueva Esp[añ]a, cerrada y sellada (sello y rúbrica). 1580.
Citlaltepeq[ue]. MDLXXXº a[ñ]os. 24


1 En la esquina superior izquierda de esta plana, de letra relativamente moderna, se lee: "No 190". Siendo posible hacerlo, sería
riesgoso aventurar una conjetura para explicar su propósito. El manuscrito (fol. 1r) lee aquí: "çitlaltepec"; pero, eventualmente, en
otros lugares, leerá " çitaltepec". En mi transcripción, siempre se ha respetado la primera lectura. Obsérvese, en fin, que la
presente RG se redactó en Citlaltepec, que era la cabecera política de todo el corregimiento y sede de la justicia o corregidor. La
denominación, "RG de Tequixquiac", es impropia; debería ser "RG de Citlaltepec".
2 No he podido identificar a Pedro de Guzmán ni a Juan Pérez; el Alonso de Aguilar aquí mencionado debe ser descendiente del
poblador del mismo nombre (ver Porras Muñoz 1982: 175-9, passim) y, tal vez, nieto suyo.
3 El manuscrito, fol. 2r, lee: "guatitlan"; mi reconstrucción es conjetural.

4 Tequixquiatl, "agua de salitre" (Molina, 1944: ME, 105v); Tequixquiac, literalmente, "lugar del agua de salitre".

5 Se trata del lugar ahora llamado Culiacán, en el estado de Sinaloa.

6 A la letra, "león de hombro", o "brazo de león". Se trata, posiblemente, de Nezahualcoyotl (1402-1472), señor que fue de
Tezcoco (ver Castillo Farreras 1972), llamado por sobrenombre Acolmiztli (ver Alva Ixtlilxóchitl 1975, I: 439-40).
7 Es una de las traducciones posibles, porque huey, "grande", y teotl son voces sinónimas. La Teutlalpa era llamada, también,
Hueytlalpan.
8 Es imposible identificar esa "descripción" a que alude aquí la fuente. En la presente RG, aunque se mencionarán otra vez la
"sierra nevada" y "el volcán", en ningún caso se describen.
9 En el manuscrito, fol. 4v: "y otras codornjzes..."; testado "otras".

10 Literalmente, "en el cerro de la estrella" o "de las estrellas".

11 Se refiere a lo que, actualmente, se llama Culiacán, en el estado de Sinaloa.

12 Más bien, "señor pájaro de viento".

13 Sí, el tlacateccatl era un "señor de hombres", un noble, y la denominación designaba a un alto funcionario. Ver Virve Piho
(1972: 315-28).
14 En el manuscrito, fol. 6v, este apellido se lee: "xuarez"; puede modernizarse "Suárez" o "Juárez".

15 De un homónimo de este Francisco de San Juan se hace mención en la RG de Tepeapulco, la cual puede consultarse en el
presente volumen.
16 Es un latinajo curialesco ya en desuso, equivalente a "amén de..."

17 Ver, arriba, nota 7.

18 Esta frase, alterada en mi transcripción, se lee literalmente en el manuscrito (fol. 8v): "…en las quales de hordinario traen
estos indios mucha cantidad de canoas, que asi las. llaman. y son..."
19 El manuscrito (fol. 11r) lee: “çiçipiqué”; la lección y etimología del topónimo son inciertas.

20 Más bien, "lugar de la mazorca tierna sagrada", “lugar de la mazorquilla" o “lugar de mazorquillas tiernas".

21
Ver, arriba, nota 7.
22 El ahuauhtli, "bledo acuático", no es propiamente una semilla, sino unos huevecillos de moscas palustres que los indios
llamaban axayacatl (Ephidra californica, Torrey, o Corixa femorata o mercenaria). Ver Hernández (1959, II: 392), Robelo (s. f.: 12,
16, n. 9), y Santamaría (1974: 42).
23 Hueypuchtlan, "lugar de la feria grande", estaba constituido en alcaldía mayor bajo la presidencia de Alonso de Contreras
Figueroa. La RG de este pueblo aparecerá en el tercer tomo de las RGs de México. Entretanto, puede consultarse en FPT (1905,
VI: 12-38).
24 Se ha corregido esta cifra romana, porque, en el manuscrito (fol. 14v), en vez de M, "mil”, aparece un número arábigo, cuya
transcripción tipográfica más cercana podría ser IU, "un mil".
RELACIÓN DE TEQUIZISTLAN Y SU
PARTIDO
INTRODUCCIÓN
El manuscrito y las ediciones

La RG de Tequizistlan, compuesta, acompañada de un mapa hecho a pluma que mide 145 x 61


centímetros, no está precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria; consta
de una cubierta foliada (f. 1r), donde se enuncia el contenido del documento, de una "Memoria
de los pueblos que se incluyen en el corregimiento de Tequizistlan y su partido" (f. 2r), y, a
continuación, de las relaciones de Aculma (ff. 3f-6v), San Juan Teotihuacan (ff. 7r-10r),
Tequizistlan (ff. 11r-13r) y Tepexpa (ff. 14r-16v). En total, dieciséis folios, de los cuales están
en blanco los folios 1v, 2v, 10v y 13v; y, planas escritas a la mitad, folios 1r, 10r y 16v.
Incluyendo estas últimas, puede decirse que el manuscrito suma veinte y ocho planas. El
documento se guarda en el AGI de Sevilla, "IG 1529, N9 386", y su transcripción ha sido
publicada por FPT (1905, VI: 209-36); en versión inglesa, por Zelia Nuttall (1926: 41-84).

Orden lógico, no cronológico

FPT (o. cit., p. 209, n. 1) observó "que las datas de las diversas piezas que componen la
Relación están trastornadas" y aventuró, sin entrar en más consideraciones, la conjetura: "...
tal vez por haber sido mal unidas al formar el expediente". En efecto, la relación de Aculma
está techada a 26 de febrero; la de San Juan Teotihuacan, a 1 de marzo; la de Tequizistlan, a
22 de febrero, y, la de Tepexpa, a 23 de febrero.
Es obvio, entonces, que este conjunto de informes se redactó entre el 22 de febrero y el
primero de marzo de 1580, correspondiendo a la descripción de Tequizistlan, cabecera de todo
el corregimiento, el primer lugar cronológico, y, el último, a la descripción de San Juan
Teotihuacan. El manuscrito mismo evidencia que, originalmente, ése fue el orden que se planeó
dar a las relaciones, porque sus folios corren con doble numeración: una, la original; la otra,
tardía. Según la numeración antigua, el informe de Tequizistlan está entre los folios 1r-3r; la de
Tepexpan, entre los folios 4r-6v, y la de Aculma, entre los folios 7r-10v. La descripción de San
Juan Teotihuacan, escrita de otra mano, no tiene numeración antigua, como tampoco la tienen
la cubierta y la "Memoria".
En consecuencia, hubo dos ordenadores del expediente. El primer escribano adoptó un
criterio cronológico, que, sin duda, fue desatendido por quien finalmente asumió la
responsabilidad del escrito. Este segundo escribano no sólo ignoró la sucesión de las fechas,
sino que, pasando por alto la prioridad que correspondía a la cabecera política del
corregimiento, prefirió dársela a la que era cabecera eclesiástica de doctrina. Acolman, en
este sentido, no sólo tenía precedencia sobre los otros pueblos, sino que, además, era sede
de un floreciente monasterio agustino. Y, por si tales méritos fueran pocos, la tradición
tezcocana sostenía que "el primer hombre, de quien ellos procedían, había nacido en tierra de
Aculma":

Dicen que, estando el sol a la hora de las nueve, echó una flecha en el
dicho término e hizo un hoyo, del cual salió un hombre, que fue el
primero, no teniendo más cuerpo que de los sobacos arriba, y que,
después, salió de allí la mujer entera... y que aquel hombre se decía
Aculmaitl y que, de aquí, tomó nombre el pueblo que se dice
Aculma... (Mendieta 1945, I: 87-88).

Existían razones, pues, no sólo de índole eclesiástica, sino emanadas de las creencias
tradicionales nativas, para conceder al pueblo de Acolman y, después, a San Juan Teotihuacan
los primeros lugares. Las relaciones del corregimiento de Tequizistlan aparecen en el orden
que tienen, no "por haber sido mal unidas al formar el expediente", como conjeturaba FPT, sino
por motivos deliberados.

Un viejo conocido

En el capítulo 14 de la relación de Aculma, se enumeran los dieciocho meses que


constituían el año indígena y, aunque en forma bastante breve, se describen sus fiestas.
Comentando la descripción de aquellas que celebraban durante el mes Tlacaxipehualiztli,
observa FPT (1905, VI: 215, n. 1): "Los indios de Teutitlan, según la lección del tomo IV de la
Serie (pág. 218)..., practicaban los mismos ritos..." Es verdad. Pero, lo que aparentemente
escapó al ojo vigilante de don Francisco es que la RG de Teutitlan, compuesta entre el 15 y 22
de septiembre de 1581, perteneciente a la diócesis de Antequera, también fue preparada por
el corregidor Francisco de Castañeda.
No es extraño, por consiguiente, que entre ésta y aquella RG existan numerosas
similitudes, las cuales, al contrario, no sólo son presumibles, sino que deben tenerse en cuenta
al evaluar la veracidad de los datos contenidos en la segunda y al ponderar el rigor con que se
obtuvieron. Por lo demás, también el mapa de Teutitlan evidencia rasgos de estilo afines al
mismo de Tequizistlan, lo que constituye una prueba de que ambos fueron compuestos por el
mismo dibujante. El corregidor Castañeda, pues, al ser removido del cargo en Tequizistlan,
pasó a desempeñarlo en Teutitlan.
Entre los testigos españoles que se enumeran en el párrafo introductorio a la relación de
Aculma, se hace mención de Francisco de Miranda, cuyo nombre reaparece al final de la
descripción de San Juan Teotihuacan, indicándose allí que tuvo el papel de "intérprete". Su
presencia no se acusa en las demás relaciones, ni, al parecer, fueron necesarios sus buenos
oficios en las otras localidades. Aunque no hay datos para afirmar o negar que, antes del 26
de febrero de 1580, Miranda estuviera ya en el distrito y jurisdicción de Tequizistlan, sí es
posible decir que hizo buenas migas con el corregidor Castañeda. Cuando éste fue trasladado
al corregimiento de Teutitlan, en Antequera, Miranda lo acompañó en la función de escribano.

Los escribanos de Tequizistlan

El escribano oficial del corregimiento de Tequizistlan, cuya firma aparece al calce de las
cuatro relaciones, era Benito Martínez, del que, únicamente, consta que era español. Un cotejo
somero de la caligrafía de su firma, con aquella que prevalece en el manuscrito, evidencia que
él no fue el autor de esa letra. El candidato más plausible es Juan de Vera, cuya firma aparece
al calce de las descripciones de Tequizistlan, Tepexpa y Aculma. Él es el responsable del
primer orden cronológico del expediente, y suyos son los números de la foliación primitiva.
Por alguna no conocida razón, Juan de Vera, al concluir la descripción del pueblo de
Aculma el 26 de febrero, renunció a su oficio de escribano o se ausentó del distrito. Por
cualquiera de estas causas su nombre ya no aparece, ni se menciona, en la relación de San
Juan Teotihuacan. El informe de esta localidad fue redactado, aparentemente, por el propio
corregidor Castañeda.
En conclusión, la RG de Tequizistlan delata la intervención de tres escribanos: el oficial,
Benito Martínez, que se limitó a acreditar jurídicamente el acto; Juan de Vera, de cuya pluma
se redactaron las relaciones de Tequizistlan, Tepexpa y Aculma, así como la cubierta y la
"Memoria", y Francisco de Castañeda, corregidor, que escribió de su propio puño la
descripción de San Juan Teotihuacan. La identidad del español Juan de Vera es problemática,
como se puede concluir de lo expuesto en la nota 17 al pie del texto.

El contenido

Hacia finales del siglo XVI, en el distrito y jurisdicción de Tequizistlan, sobrevivía una rica
tradición escrita y oral. De esa región proceden los códices de Texcoco-Acolman o de San
Juan Teotihuacan, el códice Xólotl, y la tira o mapa de Tepexpan; en el Archivo Histórico del
INAH, se conserva, en copia manuscrita, una "Historia del señorío de Teotihuacan" (Ojeda Díaz
1979: 27, 32). Fray Andrés de Olmos recogió allí, según atestigua Mendieta (1945, I: 83,
passim), varios relatos antiguos.
Lo que debe extrañar, entonces, no es la abundancia de información que contiene este
cuerpo de informes, sino, más bien, la economía con que aquélla fue dosificada. Por lo demás,
el estudioso y el lector deben tener en cuenta que la información en él recogida fue trasladada
con escasas o nulas premisas críticas. En otras palabras, y aunque parezca ocioso decirlo, los
datos que estas relaciones contienen no son el producto de una indagación académica.
Algunos son compróbablemente inexactos; otros deberán encararse como a esas verdades
que emanan del testimonio de la memoria. En las notas al pie de página, he reparado una que
otra inexactitud; pero la sabiduría del estudioso y la curiosidad de algunos lectores
posiblemente hallarán otras muchas.

LAS GLOSAS DEL MAPA

Advertencia: El mapa del corregimiento de Tequizistlan mide 145 x 61 centímetros. FPT (1905, VI:
209, n. 1) dice que le "falta el ángulo superior derecho". En realidad no le "falta" nada. En ese
"ángulo superior derecho", nada había que poner; por lo tanto, ni siquiera papel se puso. La
superficie física del mapa se conformó pegando entre sí pliegos de folio de papel común. Un folio
normal medía, aproximadamente, 31 x 22 centímetros. La parte media superior del mapa está
compuesta de seis folios unidos (ca. 130 cm.); la parte media inferior, de siete, el primero no a todo
el ancho (ca. 145 cm.). Para facilitar la transcripción de las glosas, y su fácil identificación en el
mapa, lo he dividido en tantas secciones como folios conforman su superficie. La parte media
superior se identifica mediante la letra mayúscula A; la media inferior, mediante una B. Las
secciones horizontales se identificaron con números arábigos de 1 a 7; las lecturas se hicieron de
arriba abajo y de izquierda a derecha, horizontalmente.

A. 1 Suchitepec, s[ujeto] a Tepexpa

Cerro

S[an] Mateo, de Aculma

Cerros

S[an] Marco, s[ujeto] de Aculma

S[anto] Tomás, s[ujeto] de Aculma

Cerro

S[an...] (rotura), s[ujeto] de [Acul]ma

NORTE

Tezontepec

S[anta] M[arí]a, s[ujeto] de Aculma

S[an] Martín, s[ujeto] de Aculma

S[an] Juan Evangelista. s[ujeto] de Aculma

A. 2 Cerro grande

S[an] Cr[ist]óbal, s[ujeto] de Tepexpa

Cerro grande llamado Tenan


S[anta] M[arí]a, s[ujeto] de Tepexpa

S[an] Juan, s[ujeto] de Tepexpa

S[an] Pedro, s[ujeto] a Tepexpa

A. 3 S[an] Martín, s[ujeto] a S[an] Juan

S[an] P[edr]o, s[ujeto] a S[an] Juan

ORIENTE

Santiago, de S[an] Juan

En esta quebrada se oye un gran ruido, como de agua

Camino de Otumba a S[an] Juan

S[an] Sebastián

S[an] Andrés, de S[an] Juan

Oráculo de MONTEZUMA

Los Reyes, s[ujeto] a S[an] Juan

S[an] Antonio, s[ujeto] de S[an] Juan

S[an] Luis, s[ujeto] a S[an] Juan

A. 4 S[an] Mateo, s[ujeto] a S[an] Juan

Tierras de JUAN CLEMENTE

S[an] Miguel, s[ujeto] de S[an] Juan

Camino que va a Tlaxcala

Camino a la Veracruz

Casa del salitre

S[an] Lorenzo, s[ujeto] a S[an] Juan

S[an] Juan Teutihuacan

Comunidad

Tianguez
Venta

Molino de S[an] Juan

S[an] Juan Bautista, s[ujeto] de Aculma

Río de S[an] Juan

Acequia de agua

Santiago, s[ujeto] de Aculma

S[an] Juan, s[ujeto] a San Juan

Los Reyes, s[ujeto] de Aculma

A. 5 Tierras de CR[IST]ÓBAL GUDIEL

Tierras de ANT[ONI]O DE CARVAJAL

Camino a Tezcuco

S[anta] Ana, s[ujeto] de Aculma

S[an] Miguel, sujeto] de Aculma

S[an] Ant[oni]o, s[ujeto] de Aculma

Agua del molino de Aculma

S[an] Bartolomé, s[ujeto] de Aculma

S[anta] M[arí]a, s[ujeto] de Aculma

Camino que va a Otumba

Acequia de agua

Acequia de agua

A. 6 S[an] Pedro, s[ujeto] de Aculma

Molino de Aculma

SUR

Aculma

B. 1 S[an] Miguel, s[ujeto] a S[an] Juan


S[an] Pedro, s[ujeto] a S[an] Juan

S[an] Mateo, s[ujeto] d[e] Aculma

S[an] Lucas, s[ujeto] d[e] Aculma

B. 2 Santiago, s[ujeto] de Aculma

Santiago

Cerro grande

S[an] Bartolomé, s[ujeto] a Tepexpa

S[an] Agustín, de S[an] Juan

S[an] Juan, s[ujeto] de Aculma

S[an] Jer[óni]mo, [sujeto a] Tepexpa

S[anta] M[arí]a Asunción, s[ujeto] de Aculma

S[anta] M[arí]a Natívitas, s[ujeto] de Aculma

B. 3 S[an] Mateo, s[ujeto] a Tepexpa

S[an] Fran[cis]co Temazcala, s[ujeto] a Tepexpa

Camino que va de México a Pachucan

Cerro grande

S[anta] Ana, s[ujeto] a Tepexpa

PONIENTE

B. 4 S[an] Agustín, s[ujeto] de Aculma

S[an] Nicolás, s[ujeto] de Aculma

S[an] Martín, s[ujeto] de Aculma

S[ant]a M[arí]a, s[ujeto] de Aculma

Tierras de HERNANDO PACHECO

Santiago, s[ujeto] de Tepexpa

S[an] Miguel, s[ujeto] de Tepexpa


B. 5 Comunidad

Mesón

Tianguez de Aculma

Casa de SOLÍS

Tierras de BAR[TOLO]MÉ DE VILLASECA

S[an] Juan, s[ujeto] de Aculma

Tierras de LUIS DE BASURTO

B. 6 Comunidad

Tepexpa

Cerro

Santiago

Tierras de HER[NAN]DO DE LA SERNA

Totaltzingo

S[an] Pedro, s[ujeto a] Tequizistlan

Cerro grande

S[an] Fran[cis]co, s[ujeto a] Tequizistlan

Camino de México a Aculma

B. 7 S[an] Juan

S[anta] María

Tequizistlan

Tianguez

Venta

Santa M[arí]a

S[an] Andrés

Acequia de agua
S[an] Juan, sujeto a Tepexpa

Camino de Méx[i]co a Tezcuco

S[an]ta María, sujeto a Tequizistlan

[A la cabeza de la cubierta, de diferentes letras:] No 188.


Tequeccistlan. 1 Aculma, Teutihuacan y Tepexpa. Totol[tz]ingo.
Arzob[is]pado de México. N[uev]a Esp[añ]a.

¶ D e s c r i pc i ó n de lo s pue blo s de Te qu i z i s t l a n , y
T e p e x p a y A c u l m a y S a n J u a n T e u t i h u a c a n, y s u s
sujetos, hecha por el il(ustr)e señor Fran(cis)co
d e C a s t a ñ e d a, c o r r e g i d o r d e l o s d ( i c h ) o s p u e b l o s
por su Maj(esta)d, y por su Instrucción, que le
e n t r e g ó e l i l ( u s t r ) e s e ñ o r G o r d i á n C a s s a s a n o,
c o nta do r y a dmi ni s tr a do r de la r e a l Alc a ba la
d e s t a N u e v a E s p a ñ a. V a f i r m a d a 2 l a d e s c r i p c i ó n
de cada pueblo de las personas que se hallaron
p r e s e n t e s y s u p i e r o n f i r ma r, y, a n s i mi s mo , v a la
Mem(ori)a de de los d(ic)hos pueblos, y sus
s u j e t o s , c o n l a d ( i c ) h a r e l a c i ó n . 3
¶ Mem[ori]a de los pueblos que se incluyen en el corregimi[ent]o de Tequizistlan, y su partido y
jurisdicción. Son los siguientes:
¶ Primeram[en]te, Tequizistlan, cabecera, y Totoltzingo y Acaltecoya, sus sujetos.
¶ ITEM, Tepexpa, cabecera, y San Miguel Atlanmaxac, y Santiago Tzaqualuca[n], 4 y Santa
Ana Tlachahualco, y San Fran[cis]co Temazcalapa[n], y San Mateo Teopancalco, 5 y San
P[edr]o Tulamihuacan, y San Cr[ist]óbal Culhuacatzingo, y Santa María Maquixco, y San
Juan Teacalco, 6 y San Bartolomé Atocpan, y San Jerónimo Chiapa[n], 7 y Santa M[arí]a
Suchitepec y sus sujetos, y San Juan Cuyoa.
¶ Aculma, cabecera, y 8 sujetos: Santiago Atla, y San Miguel Xumetla 9 [y] San Agustín
Tonala, los Tres Reyes Izquitlan, Santa María Ch[i]apa, San Mateo Tuchatlauhco, San Lucas
Tlama[ca]tzingo, San Juan Tepehuizco, Santiago Nopaltepec, S[an] Ju[an] Tlaxinca[n], S[an]
M[art]ín Huitznahuac, S[an] Felipe Zacatepec, S[an]to Tomás Atlauhco, S[an] Mateo
Tezcacohuac, S[an]ta María Atenpa, S[an] Marcos Quacyocan, 10 San Pedro Tepetitlan, San
Ant[oni]o Huitztonco, Santa M[arí]a Tlatecpa[n], San B[a]r[tolo]mé Quauhtlapechco, San Juan
Chicnahuatecapa[n], S[an] M[art]ín Aticpac, San Nicolás Tenextlacotla, Santa M[arí]a
Aztatonacazco, 11 Santa M[arí]a Atenpa, 12 Santa María Tzaquala [y] San Ju[an] Atlatongo.
¶ San Juan Teutihuacan, cabecera, tiene por sujetos a San Lorenzo Atezcapan, 13 y S[an]
Miguel Tlotezcac, y S[an] Mateo Tenango, y San Sebastián Chimalpan, y Santa M[arí]a
Coatlan, y San Fran[cis]co Mazatlan, y S[an] M[art]ín Teacal, 14 y San P[edr]o Tlaxican, y
Santiago Tolman, y San Andrés Oztoc-Pachocan, y los Reyes Aticpac, y San Ant[oni]o
Tlaxomolco, y S[an] Agustín Cohuayocan, y S[an] Pedro Ocotitlan, y San Miguel Tlalquac, 15
y San Luis Xiuhquemecan, y San Ju[an] Tlaylotlacan.

ACULMA

¶ Descripción del pu[ebl]o de Aculma, encomendado en FRAN[CIS]CO DE SOLÍS, 16 v[ecin]o


de Méx[i]co, hecha en el d[ic]ho pu[ebl]o a veinte y seis días del mes de febrero de mil y
qui[nient]os y ochenta a[ñ]os, siendo presentes al hacerla el s[eñ]or correg[id]or FRAN[CIS]CO
DE CASTAÑEDA, y BENITO M[ART]ÍNEZ y AL[ONS]O DE SOLÍS, y FRAN[CIS]CO DE
MIRANDA y JUAN DE VERA, 17 españoles, y DON D[IEG]O VÁZQUEZ, gob[erna]dor, DON
GUILLERMO DE SAN FRAN[CIS]CO, alcalde, LUCAS DE MOLINA, DON CR[IST]ÓBAL DE
SANTIAGO [y] PABLO CIHUA TECPANECATL, regidores, [y] DON JUAN BAUTISTA, DI[EG]O
ATECPANECATL y ANT[ONI]O DE SANTIAGO, principales y naturales del d[ic]ho pu[ebl]o.
1 ¶ Aculma, comarca de Tezcuco, era pu[ebl]o de por sí, donde los chichimecas antiguos
tenían su ciudad metropolitana, hasta que NEZAHUALCOYOTZIN, cacique de Tezcuco, los
tiranizó, como se dirá [a]delante.
2 ¶ Fue descubridor del d[ic]ho pu[ebl]o, y [de] Nueva Esp[añ]a, como es not[ori]o, el Marqués
del Valle DON HER[NAN]DO CORTÉS. No se pone aquí la orden y mando y año de su
descubrimiento, porque, en la relación que se hiciere de la ciudad de Méx[i]co, 18 irá
expresado por la pers[on]a a cuyo cargo es.
3 ¶ Es comarca fría y húmeda la cabecera del pu[ebl]o de Aculma, por estar asentado entre
acequias de agua y [ser] de mal sereno. Los sujetos están en tierra fría y seca: carecen de
agua, porque no la tienen si no es de jagüeyes. Corre el viento sur, desde mediado diciembre,
hasta en fin del mes de marzo: causa enfermedades de cabeza a los naturales, y otros dolores
de cuerpo. En el mes de marzo, corre con gran violencia; a la entrada de aguas, corre el norte:
es enfermo para los naturales, aunque corre templadam[en]te.
4 ¶ Está asentada la cabecera de Aculma en un llano, al pie de una loma llana: es raso. No
tiene ningu[n]a fuente; pasa, por el d[ic]ho pueblo, el río que dicen de San Juan, dividido en
tres acequias de agua, con que riegan gran pedazo de tierra, casi de una legua en largo y
m[edi]a en ancho: es fértil de pastos y de mantenimientos.
5 ¶ En tiempos pasados, fue de mucha gente. No supieron los naturales decir el n[úmer]o
cierto, más de que, en cada casa, había seis y siete indios casados, sin los mozos solteros,
los cuales se han muerto de enfermedades que se les han recrecido. Tienen, el día de hoy, mil
y novecientos y noventa tributarios, por la cuenta de la tasación. Está poblado sin orden, y no
[en] pueblo formado. Es gente bien dispuesta, aunque de torpes entendimientos; viven de
labranza. La lengua que gen[er]alm[en]te se usa entre ellos es la mexicana y, algunos pocos,
hablan la lengua otomí.
6 ¶ El altu[r]a del polo es nueve minutos más que el de la ciudad de Méx[i]co, por estar
distante de la d[ic]ha ciudad, por vía recta de norte-sur, y la una [en] altura de la otra, poco
más de tres leguas. Y, amediado el mes de mayo y casi a fin de junio, el sol no echa sombra
ning[un]a al m[edi]o día, porque la traen entre los pies.
7 ¶ En la ciudad de Méx[i]co reside el Audiencia real, en cuyo distrito cae el pu[ebl]o de
Aculma. Está apartado de la d[ic]ha ciudad cinco leguas grandes de tierra llana: las tres y
m[edi]a van casi norte-sur y, la legua y m[edi]a, al nordeste. A la p[ar]te del sueste, tiene a la
ciudad de Tezcuco casi [a] dos leguas y m[edi]a, por tierra llana y camino derecho.
11 ¶ Cae en la jurisdicción del corregimi[en]to de Tequizistlan; es cabecera de doctrina, [y]
tiene por sujetos: a San P[edr]o Tepetitlan, y a S[an] Ant[oni]o Huitztonco, y a S[an] Miguel
Xumetla, y a S[an]ta M[arí]a Tlatecpa, y a Santa Ana Atenpa, y a S[an] B[a]r[tolo]mé
Quauhtlape[ch]co, 19 y a S[an] Juan Chicnauhtecapa[n], y a S[an]tiago Atla, y los Tres Reyes
Izquitlan, y San Agustín Aticpac, y a S[an] M[art]ín Tonala, y a S[an] Nicolás Tenextlacotla, y a
Santa M[arí]a Ostonocazco, 20 y a San Mateo Tezcacohuac, y a S[an]to Tomás Atlauhco, y a
San Marcos Quauhyoca[n], y a San Felipe Zacatepec, y a S[an] M[art]ín Huitznahuac, y a
Santa M[arí]a Atenpa, y a San Juan Tlaxico, y a S[an]tiago Nopaltepec, y San Mateo
Tochatlauhco, y San Lucas Tlama[ca]tzingo, 21 y Santa M[arí]a Tzaquala, y S[an]ta María
Chiapan, y S[an] Juan Tepehuizco, y San Juan Atlatonco.
12 ¶ Tiene, a la parte del sur, al pu[ebl]o de Tepexpa, [a] tres cu[art]os de legua; y al pu[ebl]o
de San Ju[an] Teutihuacan al nordeste, [a] una legua; a la parte del sueste está la ciudad de
Tezcuco, [a] casi dos leguas y m[edi]a; a la pa[r]te del poniente tiene al pu[ebl]o y
correg[imien]to de Chicnauhtla[n], [a] legua y m[edi]a grande.
13 ¶ Aculma, en lengua mexicana, quiere decir "brazo con hombro". 22 No supieron los
naturales dar razón [de] por qué le nombraron así. La lengua que hablan todos
gen[er]alm[en]te es la mexicana y, algunos, la otomí.
14 ¶ Antiguam[en]te, en tiempo de su gentilidad, fueron república de por sí los natu[ra]les de
Aculma y los de Cohuatlichan, tierra de Tezcuco, y los de Azcaputzalco, [a los] que llamaron
tepanecas. No conocían señor extraño, sino a sus señores naturales, hasta que, veinte a[ñ]os,
poco más o m[en]os, antes que el MARQUÉS DEL VALLE viniese a la conquista de la Nueva
España, un NEZAHUALCOYOTZIN, s[eñ]or de Tezcuco, se alió con MONTEZUMA, señor de
Méx[i]co, y tiranizaron toda la comarca. Y, desde entonces, los naturales del pu[ebl]o de
Aculma comenzaron a reconocer al s[eñ]or de Tezcuco, con solam[en]te con darle gente p[ar]a
la guerra. 23 Cada ochenta días, daban de tributo a sus señores naturales una carga de
mantas gruesas de [he]nequén, que eran veinte mantas por carga, y otra carga de mantas de
[he]nequén delgadas, y otra carga de HUIPILES de [he]nequé[n] delgados, y otra carga de
naguas de [he]nequé[n], y algunas gallinas, que no sabían el núm[er]o; y, cada día, les daba[n]
una carga de hojas de maguey para leña, y otra carga de leña de cerez[o]. 24 Había, en su
casa [del señor], indios de guardia y [de] servicio.
Adoraban en TEZCATLIPOCA. 25 Cuando venían de la guerra y traían algunos cautivos, se
juntaban por mandado del s[eñ]or y, después de juntos, con fiesta llevaban a los que habían de
sacrificar a un cu grande que hay en el d[ic]ho pu[ebl]o, vestidos con mantas ricas y rosas en
las m[an]os, y bailando hasta que subían a lo alto del cu. Y, estando arriba mansam[en]te, los
desnudaban y los echaban de espaldas en una piedra grande de esquina, sobre que los
tendían: tenían los pies y cabeza colgados y los pechos tirantes, y, con un pedernal, les abrían
por debajo de las costillas al través del cuerpo, y le[s] sacaban el corazón y, con una jícara, lo
llevaban a donde el ídolo estaba y se lo arrojaban delante. Había, para esto, viejos que
estaban diputados para el d[ic]ho ofi[ci]o, los cuales tomaban el cuerpo muerto y lo metían en
un baño, y, después de muy lavado; con agua caliente lo cocían y comían, repartiéndolo entre
los caciques y capitanes de la guerra. Vivían según orden de natura. Los naturales que en la
guerra se señalaban, y prendían y mataban a otros, tenían licencia de señalarse en tiempo de
paz, y traían en la cabeza plumas blancas pegadas con engrudo.
Por el mes de marzo, celebraban una fiesta que llamaban TLACAXIPEHUALIZTLI, que
q[uier]e decir "desollamiento de persona". 26 La orden que tenían [era] que las personas que
habían de ser sacrificadas, que eran esclavos, veinte días antes del sacrificio, bailaban cada
día con unas rodelas y rosas en las m[an]os, vestidos con unas camisas anchas, cerradas por
los lados, que llamaban XICOLES. Cantaban cantares tristes y, al cabo de los veinte días, y el
día [en] que los habían de sacrificar, los subían al cu donde estaba el ídolo, y, después de
sacado el corazón y ofrecido al ídolo, despeñaban el cuerpo muerto por el cu abajo y, con
unas varas delgadas, lo vareaban hasta levantarle el cuero. Y, después de levantado, lo
desollaban, y [este cuero] lo tomaba un indio y se lo vestía, y [re]corría los pueblos
comarcanos dos o tres días, mostrándolo. Y pedía limosna, y le ofrecían maíz y HUAUHTLI y
otras cosas, las cuales se daban al s[eñ]or que había sido de la persona sacrificada. Y éste,
veinte días después del sacrificio, tomaba el cuero desollado y, en el cu do estaba el ídolo, 27
lo enterraba públicam[en]te, y convidaba a todos los principales el día del entierro y comían la
limosna que se había juntado.
El día que sacrificaban, los principales se vestían y bailaban todo el día, y comían la carne
del indio sacrificado; [y], el día [en] que se había de enterrar el pellejo del indio sacrificado,
tocaban, en el cu donde estaba el ídolo, tocaban un atambor a cuyo son, todos los indios que
estaban beneficiando sus sementeras, se encerraban en sus casas. Y el indio que había traído
a cuestas el pellejo [re]corría todo el campo y, a las personas que hallaba labrando
sementeras, les tresquilaba la coronilla de la cabeza, y el tal tresquilado quedaba por esclavo.
Y, cuando no hallaba pers[on]a algu[n]a, en lugar de los cabellos que había de traer, c[or]taba
pencas de maguey. 28
Tenían, por costumbre, de cada veinte días quemar incienso en un edificio redondo, de un
estado de alto, y los MACEHUALES lo quemaban, cada día, en sus casas.
Estas fiestas de cada veinte días tenían diversos nombres. Una de ellas se decía
SUCHIMANALOYA, que q[uier]e decir "ayuntami[en]to de rosas". 29 La costumbre que tenían
era, en la d[ic]ha fiesta, juntar muchas rosas, cogidas en las sabanas y cerros, y ponerlas con
el incienso, que se quemaban sin otro rito ni ceremonia.
Otra fiesta llamaban HUEY TOZOZTLI 30 La ceremonia era que, tres días antes de la
fiesta, cogían algu[n]as cañas de maíz, de lo más temprano, y lo ataban en manojos con
algunas flores de frijoles. Y, el día de la fiesta, lo llevaban a casa del du[eñ]o de la sem[ente]ra
donde se cogía y los ponían en un petate limpio, y, delante de los d[ic]hos manojos de cañas,
ponían, por sacrificio, un CHIQUIHUITE pequeño de PINOLE, que es maíz tostado molido, y
otro de tamales, y, encima de los CHIQUIHUITES, una rana asada, abiertos los pies y las
m[an]os: era su intención aplacar a su ídolo, para que les diese bu[en]a cosecha. Pasado el
d[ic]ho día, el du[eñ]o de la sem[ente]ra de donde se habían cogido las d[ic]has cañas comía
la ofrenda.
Tenían otra fiesta llamada TOXCATL, cuya cerem[oni]a era tomar maíz de las
sem[ente]ras y tostarlo, y, después de reventado, hacían de ello cadenas y guirnaldas que se
ponían en la cabeza y cuello, y los viejos bailaban con el regocijo del bueno año que se les
accedía.
[A] otra fiesta llamaban ETZALQUALIZTLI. 31 Era la ceremonia ir y tomar maíz y frijoles y
HUAUTLI, y todos los géneros de semilla que sembraban, y, de todos juntos, hacer tamales. Y
juntábanse cinco y seis indios p[rincipa]les, y andaban bailando en cuadrillas por las calles y
casas, y en la casa de la TECPA[N], y allí [se] ofrecían los unos a los otros los d[ic]hos
tamales en señal de fiesta y regocijo.
Tenían otras cinco fiestas que llamaban TECUILHUITONTLI y HUEY TECUILHUITL, y
MICCAILHUITL y HUEY MICAILHUITL y OCHPANIZTLI, 32 en las cuales no había más
cerem[oni]a [que] de quemar incienso al ídolo.
Tenían otra fiesta que llamaban TEUTLECO, que quiere decir "su v[en]ida de[l] ídolo". 33
Era la cerem[oni]a que, cada año en el d[ic]ho día, renovaban el ídolo, y subían el ídolo nuevo
a lo alto del cu y lo ponían en su lugar. No había más cerem[oni]a que ésta.
Tenían otra fiesta que llamaban TEPEILHUITL, que quiere decir "fiesta de sierra", cuyo rito
era [que], c[uan]do algún indio iba por leña, si acaso hallaba algún ramo o madero retirado o
tuerto que le diese cont[ent]o, traíalo a su casa y, llegado el día de la fiesta, lo cubría con
TZOHUALLI 34 y lo ponía en un petate limpio, y, pasado el d[ic]ho día, comía el TZOHUALLI.
Tenían otra fiesta que llamaban QUECHOLLI, [en que] era la cerem[oni]a tomar cañas
secas y emplumarlas como saetas, y, el día de la fiesta por la mañana, juntarse todos los
MACEHUALES y, puestos en hábito de guerra, ir a cazar; y la caza que tomaban de conejos o
liebres o ratones o culebras, bailar con ellas y comerlas con tamales hechos de maíz, y miel de
maguey.
Tenían otra fiesta llamada PANQUETZALIZTLI, en la cual, en el cu delante del ídolo, en la
plaza que se hacía, se juntaban los muchachos del pu[ebl]o de edad de diez a[ñ]os abajo, y,
vestidos con mantas ricas, bailaban en honor del ídolo.
En otras dos fiestas que llamaban ATEMOZTLI y TITITL, no había más cerem[oni]a [que]
de quemar incienso ante el ídolo.
[A] otra fiesta llamaban IZCALLI, cuya cerem[oni]a era, el día de la fiesta, desde m[edi]a
noche, tomar a las criaturas que tenían y, asidas con ambas manos por los lados de la cabeza,
levantarlas muchas veces en alto para que creciesen en breve, y, con esto, comían y bebían.
En otra fiesta que llamaban QUAHUITLEHUA, era su cerem[oni]a tomar los caciques
pliegos de papel y juntar unos con otros como una lanza en alto, e irse con todos los
MACEHUALES a lo alto de algún cerro donde tenían sus ídolos y, allí, ofrecerles aquel papel y
quemarles incienso; y cubrían a los d[ic]hos ídolos con m[ant]as de algodón que llevaban, y
dejaban las m[ant]as en los d[ic]hos ídolos hasta que el tiempo las consumía. 35
15 ¶ El s[eñ]or de Aculma gobernaba [a] sus indios, castigando a los que delinquían de los
MACEHUALES, y, si algún principal cometía delito, conocía de la causa el s[eñ]or que era de
Tezcuco. Traían guerra con los de Taxcala y [con los de] la sierra de Meztitlan. Peleaban con
arco y flecha y macanas, [y] vestían armas de algodón. En tiempo de paz, los principales
traían sus MAXTLES y mantas delgadas de [he]nequén y CACLES, continuam[en]te, excepto
en las fiestas, que vestían m[ant]as de algodón labradas de labores, y, c[uan]do iban fuera,
p[ar]a defensa del sol, llevaba cada uno de ellos un ventalle de plumas; los MACEHUALES
traían todos solam[en]te una manta de [he]nequén gruesa y un MAXTLE. Y ahora, todos,
gen[er]alm[en]te, traen camisas, y m[ant]as y zaragüeles de algodón. Cúbrense con frezadas,
de noche, y, antiguam[en]te, no se cubrían sino con la m[an]ta que traían de día.
Los principales solían comer aves de caza y algunas gallinas, y los MACEHUALES sólo
comían hojas de tuna y maguey cocido, o otras yerbas del campo. Y ahora comen, todos
gen[er]alm[en]te, pan de maíz y gallinas, y carne de vaca y carnero. Vivían antiguam[en]te,
antes de la conquista, muy sanos, y ahora tienen enfermedades y viven menos. Entienden los
naturales que es la razón el poco trabajo y mucho regalo que tienen.
16 ¶ El asiento de Aculma es en un llano, al pie de una loma llana, descubierta por todas
partes. Tiene, [a] casi media legua del pueblo, un cerro que llaman Tlahuilqu[a]itl, 36 y otro
cerro grande que llaman Elocotl: está declarado lo que quieren decir, en la descripción de
Tequizistlan y Tepexpan. 37
17 ¶ Es tierra medianam[en]te sana y de mal sereno. Las enfermedades que ordinariam[en]te
suelen tener los naturales son dolores de cabeza: cúranse con yerbas frías.
19 ¶ Pasa por el d[ic]ho pu[ebl]o de Aculma el río que llaman de San Ju[an], partido en cuatro
acequias: llevará, cada una de ellas, dos bueyes de agua. Riégase, con ella, casi una legua de
tierra.
23 ¶ Tienen cantidad de árboles de cerezos de la tierra, que se dan muchos y buenos, y
algunos nogales, y peras y membrillos y cepas, en la huerta del monast[eri]o del d[ic]ho
pu[ebl]o; danse bien. Y cantidad de magueyes y tunales, que es principal sustento de los
naturales.
24 ¶ Cogen maíz y frijoles, y chian y HUAUHTLI, de que se sustentan. No tienen otras verduras
ni hortalizas, por su descuido, aunque se darían bien en la d[ic]ha tierra.
25 ¶ Cogen trigo de riego y de temporal, el cual se da muy bu[en]o, aunque siembran poca
cantidad.
30 ¶ La sal que gastan es traída de los pueblos de Tequizistlan, y Acatepec y Méx[i]co; el
algodón de que se visten se trae de tierra del Marquesado del Valle, y de la sierra de
Meztitlan.
31 ¶ Sus casas [y] edificios son, todos, de piedra los cimientos y, el demás edificio, de adobe
y cubiertas de terrado; tienen cantidad de piedra.
33 ¶ Viven de labrar sus tierras y criar gallinas, sin tener otra contratación ni granjería, y dello,
y de la miel de sus magueyes, pagan sus tributos, en din[er]o y en maíz.
34 ¶ Son del arzobispado de Méx[i]co, donde reside la iglesia catedral de la diócesis: hay
cinco leguas, de la d[ic]ha ciudad al d[ic]ho pu[ebl]o, por tierra llana, y son grandes las leguas.
36 ¶ Hay un monast[eri]o de frailes de la ORDEN DE S[AN] AGUSTÍN, en que hay un estudio
donde se lee Gramática. Residen en él veinte y cuatro religiosos, los cinco, sacerdotes para el
administración de la doctrina a los naturales. 38 Tiene un templo muy solemne de bóveda y una
muy suntuosa portada de cantería, con su arquitectura, y una bu[en]a huerta dentro del
monast[eri]o, en que se coge cantidad de nueces de Esp[añ]a, y guindas y cerezas y ciruelas
en cantidad. Fundóse el monast[eri]o el año de mil y qui[nient]os y treinta y nueve, siendo
provincial de la ORDEN DE SAN AGUSTÍN el venerable padre FRAY JORGE DÁVILA.
¶ Hízose la d[ic]ha descripción en el pu[ebl]o de Aculma, a veinte y seis de febr[er]o de
mil y qui[nient]os y ochenta a[ñ]os, y firmólo el s[eñ]or correg[id]or, y los que supieron escribir
de los que presentes estuvieron. FRANCISCO DE CASTAÑEDA (rúbrica). JUAN DE VERA
(rúbrica). DON GUILLERMO DE S[AN] FRANCISCO, al[ca]lde (rúbrica). DON DI[EG]O
VÁZQUEZ, gob[er]nador (rúbrica). Pasó ante mí: BENITO MARTÍNEZ, escribano (rúbrica).

SAN JUAN TEUTIHUACAN 39


¶ Descripción del pueblo de San Juan Teutihuacan, encomendado
en DON ANTONIO BAZÁN, alguacil mayor del Santo Of[ici]o de
Inquisición, 40 hecha en el dicho pu[ebl]o a prim[er]o de marzo de
mil y qui[nient]os y ochenta a[ñ]os

1 ¶ El pu[ebl]o de San Juan está en comarca de Tezcuco. Era, antiguamente, cabeza de


provincia, porque le reconocían los pueblos comarcanos en t[iem]po de su gentilidad, y [éstos]
eran los pueblos [de] Otumba, Tepeapulco, Tlaquilpa y otros comarcanos, hasta que
NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco, los tiranizó y sujetó con guerra.
2 ¶ Descubrió el descubridor desta tierra, q[ue] fue el MARQ[UÉ]S DEL VALLE.
3 ¶ Es comarca fría el dicho pu[ebl]o y sus sujetos, excepto la cabecera, q[ue e]s fría y
húmeda por estar asentada entre fuentes de agua y acequias, y ser todo manantiales de agua.
En tiempo de invierno, desde Navidad a marzo, corre el viento sur, y en marzo con más
violencia (es enfermo a los naturales); y, dende en adelante, hasta fin de octubre, corre el
norte: no hace daño a los naturales, por ser templado.
4 ¶ La cabecera de San Ju[an], y todos sus sujetos, están asentados en un llano, y el sujeto
más desviado está [a] dos leguas de la cabecera. Tiene, por la parte del norte, a una legua del
pu[ebl]o, un cerro grande que los naturales llaman Tenan, que en la lengua castellana quiere
decir "madre", 41 porque dél salen otros muchos cerros pequeños; por la parte del sueste tiene
otro cerro mediano, q[ue] lo abriga. Es tierra, la de los sujetos, falta de agua: beben los
naturales de jagüeyes; excepto en la cabecera, q[ue e]s abundosa de agua [y] tiene muchas
fuentes en poco trecho, de que procede un río grande en el cual tienen los naturales un molino.
Riéganse, con el agua del dicho río, dos leguas de tierra: q[ue e]s toda su corriente hasta
entrar en la laguna, pasando por los pueblos de Aculma, Tepexpa y Tequizistlan y t[é]r[mi]no
de Tezcuco. Es tierra abundosa de pastos y mantenimientos.
5 ¶ Antiguam[en]te, dicen los naturales, fue muy poblada de gente en mucha cantidad, y, al
presente, tiene mil y seiscientos tributarios por tasación, sin la gente menuda. Dicen los
naturales que murieron muchos dellos de una enfermedad q[ue] se recreció un año antes del
descubrim[ien]to desta Nueva Esp[añ]a. No está fundado en pu[ebl]o formado, sino de casas
derramadas. Es la gente del dicho pu[ebl]o gente pulida y de buenos entendimientos: viven
siempre de labranzas. La lengua que hablan es la mexicana y, muy pocos dellos, la otomí y
popoluca.
6 ¶ El altura del polo no se pudo tomar por falta de instrumento, mas, según el altura de la
ciudad de Méx[i]co, está en poco más de v[ein]te grados. En fin del mes de mayo y de junio, el
sol no echa sombra ninguna al punto del medio día.
7 ¶ Está apartado de la ciudad de México, donde reside el Audi[enci]a real, seis leguas
grandes por tierra llana, a la p[ar]te del nordeste.
8 ¶ De la ciudad de Tezcuco al dicho pu[ebl]o de San Ju[an], hay tres leguas grandes, por
tierra llana y camino derecho.
9 ¶ Llámase el pu[ebl]o de San Ju[an], en lengua de indios, Teutihuacan, que quiere decir
"templo de dioses", 42 porque en el dicho pu[ebl]o estaba el oráculo donde idolatraban los
indios mexicanos, y [los] de los demás pueblos de a la redonda. 43
11 ¶ Está apartado del pu[ebl]o de Aculma una legua y, de Tequizistlan, dos leguas, casi al sur
dellos: es Tequizistlan cabecera del corregimi[en]to. Tiene, por sujetos, a San Lorenzo
Atezcapan, San Miguel Tlatozcac, 44 San Mateo Tenango, San Sebastián Chimalpa, Santa
Maria Ahuatlan, San Fran[cis]co Mazatlan, San P[edr]o Tlahuican, San Martín Teacal,
Santiago Tolman, San Andrés Oztolpachucan, 45 los Reyes Aticpac, San Ant[oni]o
Tlaxomulco, San Agustin Ohuayuccan, San P[edr]o Ocotitlan, San Miguel Tlalquac, San Luis
Xiuhquemeccan, San Ju[an] Evangelista Tlaylotlacan.
12 ¶ Está apartado del pu[ebl]o de Otumba dos leguas, por camino derecho al nordeste
sudoeste; 46 al pu[ebl]o de Tepetlaoztoc [hay] dos leguas y media: es tierra llana.
14 ¶ En tiempo de su gentilidad fueron gente y república sobre sí, sin reconocer a nadie, sino a
sus señores naturales, [a los] q[ue] llamaban chichimecas, hasta que NEZAHUALCOYOTZIN,
señor de Tezcuco, tiranizó toda la comarca, matando a los hijos de TETZOTZOMOCTLI, señor
de [A]zcaputzalco, 47 a quien todos reconocían, por guerra. Y, después de su muerte de
TETZOTZOMOCTLI, el dicho NEZAHUALCOYOTZIN se hizo poderoso, aliándose con
MONTEZUMA, señor de México. 48 Repartieron las tierras del pu[ebl]o de San Ju[an] y
Aculma entre sí los sobredichos, a los cuales los n[atur]ales del pu[ebl]o de San Ju[an] daban
en reconocimi[en]to, cada ochenta días, algunas mantas de [he]nequén gruesas, q[ue] llaman
ICHTILMATES, 49 y algunas cargas de pencas de maguey, de ésas que llaman METZONTLI. 50
Tenían por ídolo principal a HUITZILOPOCHTLI, el cual, por mayor veneración, estaba en
la ciudad de Méx[i]co, en el cerro de Chapultepeq[ue]. Sin éste, había otros ídolos menores
en el pu[ebl]o de San Ju[an], que era el templo y oráculo [a] donde acudían los pueblos
comarcanos. Tenían, en el d[ic]ho pu[ebl]o, un cu muy alto, en el cual había tres descansos
para poder subir a lo alto: en la cumbre dél, estaba un ídolo de piedra que llamaban por
nombre TONACATEUCTLI, 51 el cual era de una piedra tosca y muy dura, todo de una pieza.
Tenía tres brazas grandes en largo y otra en ancho, y otra de gordor. Estaba vuelto al
poniente, y, en un llano que se hacía delante del dicho cu, estaba otro cu más pequeño, de
tres estados en alto, en el cual estaba otro ídolo [un] poco menor que el prim[er]o, llamado
MICTL ANTEUCTLI, que quiere decir "señor del infierno". 52 Éste estaba vuelto hacia el
prim[er]o, asentado sobre una peña grande cuadrada, de una braza en cuadra por todas
partes. 53 [Un] poco más adelante, a la p[ar]te del norte, estaba otro cu [un] poco menor que el
prim[er]o, [al] q[ue] llamaban "el cerro de la Luna", en lo alto del cual estaba otro ídolo, grande
de casi tres brazas, que llamaban LA LUNA. 54 A la redonda dél había muchos cúes, en uno de
los cuales (el mayor dellos) había otros seis ídolos, [a los] que llamaban HERMANOS DE LA
LUNA, 55 a todos los cuales, los sacerdotes de MONTEZUMA, señor de Méx[i]co, venían con
el dicho MONTEZUMA, cada v[ein]te días, a sacrificar.
Tenían, en todo el año, dieciocho fiestas, cada v[ein]te días una fiesta, en cada una de las
cuales tenían diferentes ceremonias, como está declarado en la descripción del pu[ebl]o de
Aculma, a que me refiero al número catorce. Sobraban cinco días en un año, que ése era
bisiesto porque, cada cuatro a[ñ]os, cerraban al núm[er]o de veinte, que era una fiesta. 56
En una plaza grande que se hacía entre los dichos cúes, en medio della, había un cu
pequeño, de dos estados en alto donde [a]justiciaban a los malhechores y delincuentes.
15 ¶ Gobemába[n]se por algunas leyes que tenían, por las cuales castigaban a los
malhechores. Una de las cuales era que, al que cometía adulterio, hallándole en el delito,
dentro de dos días los entregaban a los parientes del ofendido y, a palos, Ios mataban
pú[blic]am[en]te. Y, si por ventura el ofendido les perdonaba el delito, no les daban pena
ninguna, más de que la mujer se apartaba del marido y, si él volvía a ella, incurría en pena de
muerte, porque era visto ser consentidor del delito que cometían.
No se tenía por mujer propia, para incurrir en la dicha pena, si no era aquélla que, cuando
la recibía el marido, era [en] neg[oci]o tratado con sus parientes y hacían boda, y untaban a él
y untaban a la desposada con un betún amarillo que llaman XAHUALLI; 57 y, la que se recibía
sin esta ceremonia, era manceba y no mujer, y, aunque cometiese adulterio, no tenía pena.
A la persona que hurtaba elotes, o calabazas o frijoles, aunque fuere pequeño, era
condenado a que pagase, por cada mazorca o calabaza q[ue] hurtaba, una mantilla que llaman
QUACHTLI; 58 y, si no tenía con que pagar, incurría en pena de muerte, que le daban con
piedras en la cabeza, públicam[en]te, por ejemplo de otros.
A las personas grandes que hurtaban ropa, o plumas o piedras o otra cosa de valor, si no
parecía el hurto, incurría en pena de muerte; y, pareciendo el hurto, lo[s] reservaban de muerte
y quedaban por esclavos perpetuos.
Habiéndose casado algún indio e india con las ceremonias que acostumbraban, si por
ventura no se trataban bien y reñían a menudo, el principal indio, que era mayoral del barrio
donde moraban, los llamaba preguntaba q[ue] por qué razón reñía[n]. Y, siendo mujer natural,
si se quejaba que su marido no la proveía de lo necesario, ni trabajaba en sus milpas y
granjerías para sustentarse, sino que andaba holgazán, era causa a que los aparta[r]an, y, lo
mismo, si la mujer era holgazana y no acudía a servir a su marido. Y, apartados, partían entre
sí los bienes que tenían, igualm[en]te.
ITEM, el esclavo que se huía de la prisión en que estaba y se manifestaba con la dicha
prisión que tenía ante el mayoral del barrio, el dicho mayoral le quitaba la prisión y le daba por
libre della.
Los cautivos en la guerra, [a los] que llevaban a sacrificar al cu donde estaba el ídolo, si
acaso, antes de matarle, se podía huir y subir al cu donde estaba el ídolo, pasando de la otra
p[ar]te del ídolo, quedaba libre de la d[ic]ha muerte y sacrificio.
Tenían guerra con los de Huexotzingo y Atrisco, [y] peleaban con arcos y flechas y
macanas. Su traje común de los principales era mantas de [he]nequén delgadas, y un MAXTLE
y cutaras, en tiempo de paz; y, en tiempo de guerra, los principales, y otras personas que se
habían señalado en la guerra, iban armados con armas de algodón y divisas 59 diferentes,
porque unos iban hechos garzas; otros, ánades; otros, águilas; otros, con cueros de animales,
hechos leones o tigres, o lobos o venados u otros animales. La gente común sólo llevaban
arcos y flechas, sin otra divisa alguna. Los MACEHUALES andaban, [generalmente] en cueros,
excepto una manta gorda de [he]nequén y un MAXTLE.
Visten ahora, todos, mantas, y camisas y zaragüeles de algodón; duermen en alto y [se]
cubren [con] frezadas. Comen buenas viandas de maíz cocido, aves domésticas y de caza, [y]
carne de vaca y carnero los más dellos. Y, antiguam[en]te, se sustentaban con hojas de tuna y
pencas de maguey cocido, y raíces y ratones y culebras, y otras sabandijas.
Vivían, [sin embargo] más sanos con ello, y por estar más acostumbrados y ejercitados en
trabajos q[ue] ahora. Entienden los naturales q[ue] el regalo que ahora tienen les es causa de
enfermedad, y lo poco que trabajan, porque, con cualquier exceso q[ue] hagan, caen en
enfermedad. Y más, con el pulque que acostumbran a beber desde pequeños, q[ue] les es
muy dañoso.
16 ¶ El asiento del d[ic]ho pu[ebl]o es en un llano grande. Hay muchas fuentes de agua, como
está declarado arriba.
17 ¶ Es tierra sana, aunque, algunas veces, enferman los naturales de dolor de cabeza y
calenturas, las cuales enfermedades curan con yerbas y raíces de calidad fría.
18 ¶ Tiene un cerro grande a la p[ar]te del norte, q[ue] los naturales llaman Tenan: nacen dél
otros muchos cerros.
21 ¶ En el cerro, declarado en el número antes deste, a un lado dél, en una quebrada que cae
a la p[ar]te del oriente, casi a medio cerro, dentro dél, se oye un ruido grande que, al parecer,
será [a] v[ein]te varas de medir a la p[ar]te de dentro. Parece, a lo que se entiende, ser ruido
de agua q[ue] baja por el dicho cerro: y los naturales tienen por cierto ser agua, porque, en
todo el llano q[ue] se hace hasta el dicho pu[ebl]o de San Ju[an] y t[é]r[min]os de Tezcuco, no
hay río ni fuente de agua, si no es en la cabecera del pu[ebl]o de San Ju[an]; [de] donde tienen
por cierto q[ue] responde al agua que hace, el ruido en el dicho cerro.
Hay en todo el dicho llano, desde la cabecera del pu[ebl]o de San Ju[an] hasta casi el
pu[ebl]o de Otumba, en t[é]r[mi]no y compás de una legua, muchas cuevas grandes y
pequeñas, que, algunas dellas, tienen un tiro de arcabuz debajo de tierra, de donde se saca el
salitre con que se hace pólvora en la casa de la munición de su Maj[esta]d en la ciudad de
Méx[i]co, donde andan ordinarios, en el benef[ici]o del dicho salitre, treinta indios cada
semana, y una recua de mulas q[ue] acarrea la dicha tierra para el benef[ici]o del salitre: es
obra señalada.
23 ¶ Tienen cantidad de cerezas de la tierra, que llevan fruta, y muchos tunales y magueyes,
de que se sustentan y venden a los pueblos comarcanos.
24 ¶ Cógese mucho maíz en el d[ic]ho pu[ebl]o y sus t[é]r[mi]nos, y frijoles y HUAUHTLI y
CHIA para su sustento. Danse algunas hortalizas de España.
25 ¶ Siembran los naturales poco trigo, y lo que se siembra se da muy bueno.
30 ¶ No hay salinas en el d[ic]ho pu[ebl]o ni [en] sus sujetos, y la que allí se gasta se lleva de
la ciudad de Méx[i]co y pu[ebl]o de San Cristóbal; y, de la sierra de Meztitlan y tierra caliente
de hacia Pánuco, se trae [el] algodón de que se visten.
31 ¶ Viven todos los naturales del dicho pu[ebl]o y sus sujetos, en casas de piedra y adobe,
con terrados; son las casas de los principales de edif[ici]o curioso y bien labradas.
33 ¶ Son inclinados a labranzas, y los frutos dellas es su principal contratación; crían aves de
Castilla y de la tierra, de que se sustentan, sin tener otra contratación.
34 ¶ Cae el pu[ebl]o de San Ju[an], y sus sujetos, en la diócesis del obispado de Méx[i]co;
60está apartado a dos leguas del pu[ebl]o de Tequizistlan, cabecera del d[ic]ho
corregimi[en]to.
36 ¶ Hay en él un monasterio de FRAILES FRANCISCOS, q[ue] administran doctrina a los
naturales. Tienen un buen templo, y casa razonable donde residen de ordinario tres sacerdotes
y un fraile lego. Fundóse el monast[eri]o el año de sesenta y tres, siendo provincial de la dicha
orden FRAY MIGUEL NAVARRO y, guardián en el dicho pu[ebl]o, FRAY FRAN[CIS]CO
PÉREZ. 61
¶ Hecha la dicha descripción en el dicho pu[ebl]o de San Ju[an], estando presentes DON
CRISTÓBAL PIMENTEL y LUIS DE SAN MIGUEL, alcaldes, y ANT[ONI]O DE SAN
FRAN[CIS]CO y MATEO JUÁREZ y ANT[ONI]O DE LOS ÁNGELES, regidores, y ANDRÉS
D’ALPES, 62 y DON LORENZO y FRANCISCO QUACNOCHTLI, principales del dicho pu[ebl]o,
y AL[ONS]O DE CERVANTES y JU[AN] DE VERA, españoles; y pasó por lengua de
FRAN[CIS]CO DE MIRANDA, intérprete, y firmólo el s[eñ]or corregidor y los que supieron
escribir. FRANCISCO DE CASTAÑEDA (rúbrica). ANDRÉS D’ALBIZ (rúbrica). DAMIÁ[N]
BRAVO (rúbrica). FRANCISCO DE MIRANDA (rúbrica). GABRIEL DE L[A] CRUZ (rúbrica).
Pasó ante mí: BENITO MARTÍNEZ, escribano (rúbrica).

TEQUIZISTLAN 63
1 ¶ El pueblo de Tequizistlan es cabecera de corregimiento. Está en la comarca de Tezcuco.
Era, antiguamente, pueblo de por sí. Reconocía a sus señores naturales, hasta que
NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco, se alió y confederó con MONTEZUMA, señor de
México, y con tiranía sojuzgaron la d[ic]ha comarca y los incorporaron en Tezcuco y México.
Los naturales no supieron declarar el nombre de Tezcuco qué quiere decir.
2 ¶ Por ser muy not[ori]o el descubrimiento de la Nueva España haberlo hecho el Marqués del
Valle DON HER[NAN]DO CORTÉS, el año de diecinueve, se remite a la descripción que se
hará de la ciudad de México.
3 ¶ El temple de Tequizistlan es frío y húmedo, por estar asentado cerca de la laguna grande,
entre acequias de agua. Las aguas son, comúnmente, desde el mes de mayo hasta fin de
septiembre. Corre, en la d[ic]ha comarca, el viento sur, desde el mes de en[er]o hasta fin de
marzo, y, en el d[ic]ho mes, con gran violencia: causa a los naturales dolor de cabeza, con que
peligran muchos. Desde abril en adelante, que entran las aguas, corre el norte, ordinariamente
a puesta de sol, con gran fuerza: hace menos daño a los naturales que el viento sur.
4 ¶ Es todo su término tierra llana, descubierta de todas partes: no tienen monte ninguno. Por
la parte del poniente, tiene un cerro grande, falto de leña. Beben agua de pozos los naturales.
Es falta de patos y abundante de mantenimientos de maíz y frijoles, y tunas y cerezas y
magueyes, de que se aprovechan los naturales.
5 ¶ Antiguamente, antes de la conquista, fue muy poblado. Tuvo más de cuatro mil tributarios,
hasta que se conquistó la tierra, que les dio una enfermedad a manera de sarna por todo el
cuerpo, de que murieron muchos, y, después acá, siempre han tenido enfermedades.
Entienden los naturales [que] se les han recrecido por tener ahora más regalo, que en tiempos
pasados, porque, antes de la conquista, andaban desnudos y dormían en el suelo, comían
hojas de tunas y de magueyes cocidas, y otras hierbas de poco sustento, y ahora andan bien
tratados, y comen viandas delicadas para ellos de pan cocido y gallinas y carne de vaca y
carnero, y andan abrigados y duermen en alto, [y] cubren de noche [con] frezadas: y, de
cualquier exceso, enferman, en especial de beber pulque, que es gen[er]al entre ellos y lo
beben desde pequeños. Y, antes de la conquista, no lo bebían ni se lo consentían beber,
castigándolos; por ello morían de viejos, y ahora no viven tanto.
No estaba el d[ic]ho pueblo formado en calles, ni sus sujetos, ni por orden, antes
derramado. Son los naturales de mediano entendimiento. Su inclinación y modo de vivir era
labrar sus tierras y beneficiarlas, excepto un sujeto que está a la ribera de la laguna, 64 que
viven los naturales dél de pesquería y de cazar con redes patos y otras aves de volatería.
Todos, gen[er]almente, hablan la lengua mexicana.
6 ¶ Por camino derecho de norte a sur, está apartado tres leguas de la ciudad de México, por
lo cual su altura será de diez minutos m[en]os que el de la d[ic]ha ciudad. Mediado el mes de
mayo, y por fin de junio, el sol no echa sombra a ningu[n]a parte al punto del m[edi]o día.
7 ¶ De la ciudad de Méx[i]co, adonde reside la Audiencia real, al pu[ebl]o de Tequizistlan, hay
cinco leguas: tres, de norte [a] sur, y dos, de levante a poniente. Está al nordeste [de] la
d[ic]ha ciudad de Méx[i]co.
10 ¶ Su asiento y sitio es en un llano bajo, entre acequias de agua, muy cerca de la laguna.
11 ¶ Es cabecera de corregimi[en]to. Está apartado de Aculma, cabecera de su doctrina, una
legua. Tiene por sujetos a Totoltzingo y [a] Acaltecoya.
12 ¶ Está apartado de la ciudad de Méx[i]co cinco leguas, a la parte del nordeste: tres leguas,
de norte [a] sur, y dos, de levante a poniente, por camino derecho y todo tierra llana. Tiene a la
ciudad de Tezcuco a la parte del sudoeste [y a] espacio de dos leguas, por camino derecho y
llano: son las leguas medianas.
13 ¶ Tequizistlan quiere decir "asiento cabe caracol". 65 Llamóse ansí, según dicen los
naturales, porque hay muchos caracoles en las acequias de agua del d[ic]ho pu[ebl]o. La
lengua que hablan es la mexicana, y no otra alguna.
14 ¶ Antiguamente, vinieron indios de Chicomoztoc, 66 tierra de chichimecos, y poblaron el
pu[ebl]o de Tequizistlan y los demás comarcanos. Tuvieron por señor a ITZCOHUA, 67 el cual
vestía manta de [he]nequén gruesa, con MAXTLI y cutaras. Al cual, cada día, daban algunos
conejos y culebras para su mantenimi[en]to, y tenía indios de servi[ci]o para la guarda de su
casa y servi[ci]o della, y no comía gallinas. Demás de lo cual, le daban naguas y HUIPILES
gruesos de [he]nequén, y no vestía algodón ni les llevaba otra cosa.
Adoraban al ídolo HUITZILOPOCHTLI y, cada ochenta días, le sacrificaban los indios
condenados a muerte por delitos que habían cometido. 68 Vivían conforme a ley de
natu[ralez]a. 69
15 ¶ Eran gente sin gobierno. Sólo entendían en cazar y labraban muy pocas tierras. Nunca
tuvieron guerra ni pelea con nadie, hasta que NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco,
tiranizó 70 la comarca y se hizo a una con MONTEZUMA, s[eñ]or de México, y los avasalló y
repartió entre sus hijos sus tierras que tenían. Peleaban con arco y flecha y macanas, y
rodelas hechas de cañas macizas. Su traje de guerra eran vestidos [hechos] de pelos de
conejos y plumas de aves, y, otros, pellejos de animales. En tiempo de paz, andaban
desnudos: sólo traían mantas de [he]nequén gruesas y un MAXTLE, y, los principales,
CACLES. Y ahora visten, todos gen[er]alm[en]te, mantas y camisas y zaragüeles de algodón,
y, las mujeres, naguas y HUIPILES de algodón, y algunas, mantas de lana. Duermen en alto y
[se] cubren [con] frezadas. Tenían por mantenimi[en]to, antiguam[en]te, culebras, hojas de
tunas y de magueyes cocidas, algu[n]as yerbas de poco sustento, con lo cual vivían sanos. Y
ahora usan de comer aves de caza y gallinas, y pan cocido y otras cosas de la laguna, con
que viven no tan sanos como antiguam[en]te, a causa de tener más regalo que entonces.
16 ¶ Está asentado en un llano, entre acequias de agua, junto a la laguna por la parte del
norte, descubierto de todas partes. Tiene un cerro pequeño a la parte del norte que llaman
Tlahuilqu[a]itl, porque dicen los naturales que, antiguamente, v[e]ían salir lumbre del d[ic]ho
cerro, que alumbraba mucha parte de tierra, y, ansí, le llaman "cerro de lumbre". 71 A la parte
del noroeste, tiene otro cerro grande en su térmi[n]o, que llaman Yelocotl: 72 hay en él caza, y
los visorreyes desta Nueva España le han tenido para cazadero.
17 ¶ El asiento del d[ic]ho pu[ebl]o es malsano, a causa de ser muy húmedo, y, ansí, los
naturales tienen enfermedades de calenturas: cúranse con ortigas y lirio, y hallan con ello algún
remedio.
19 ¶ Pasa, por la p[ar]te de levante del d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan, el río que llaman de
San Juan, en una acequia honda [a] dos tiros de arcabuz del d[ic]ho pu[ebl]o. Riegan con él
casi media legua de tierra.
23 ¶ Tienen árboles de cerezos de la tierra, y cantidad de magueyes que le[s] sirven para miel
y mantas, y, cocido el maguey, para bastim[en]to, y para leña. No tienen otro árbol frutal
ningu[n]o, por ser la tierra salitral y [que] no les puede criar.
25 ¶ Las semillas que se siembran son maíz, chian y HUAUHTLI y frijoles, y algún trigo, en
cantidad de cinc[uen]ta fanegas, poco más o m[en]os.
27 ¶ Crían perros de Castilla y algu[n]os de la tierra, y multiplícan[se]; de los animales bravos,
se crían coyotes, y algunas liebres y conejos.
30 ¶ Solían, antiguam[en]te, hacer sal en el d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan, de que proveían
[a] la ciudad de Méx[i]co, y, de treinta y ocho a[ñ]os a esta p[ar]te, la han dejado de hacer, por
hab[er]se apocado los naturales y por hab[er] crecido el agua de la laguna, que ha cubierto las
tierras salitrales de que, se beneficiaba la d[ic]ha sal.
31 ¶ Las casas y edificios en que viven de ordin[ari]o son los cimientos de piedra y las demás
paredes de adobe, cubiertas de terrado. Tienen, en su comarca, la piedra para sus edificios;
traen la madera para los edificos de cuatro leguas, del m[on]te de Tezcuco.
33 ¶ Viven de sus labranzas. Las indias tienen por costumbre de comprar algodón, que traen
del Marquesado del Valle, y de ello hilan y tejen HUIPILES y mantas labradas, que venden.
Los naturales de Acaltecoya, sujeto de Tequizistlan, tratan en pesquería y aves de caza, de
que pagan su tributo.
34 ¶ El d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan está distante cinco leguas de la ciudad de Méx[i]co,
donde está la iglesia catedral de l[a] diócesis y arzobispado de la d[ic]ha ciudad de Méx[i]co.
Son las leguas medianas, de tierra llana.
¶ La cual d[ic]ha descripción fue hecha en el pu[ebl]o de Tequizistlan, a veinte y dos días
del mes de febr[er]o de mil y qui[nient]os y och[en]ta a[ñ]os, y firmólo el s[eñ]or correg[id]or, y
algunos de los que supieron firmar. FRANCISCO DE CASTAÑEDA (rúbrica). JUAN DE VERA
(rúbrica). FELIPE DE SAN FRA[NCIS]CO (rúbrica). DON AL[ONS]O SANDOVAL, fiscal
(rúbrica). 73 Ante mí: BENITO MARTÍNEZ, escribano (rúbrica).

TEPEXPA[N]

1 ¶ El pu[ebl]o de Tepexpa, y sus sujetos, está encomendado a JERÓNIMO DE BAEZA, 74


v[e]c[in]o de México. Está en comarca de Tezcuco. Era pueblo de por sí antiguam[en]te, hasta
que NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco, lo tiranizó y sujetó a Tezcuco.
2 ¶ El descubrimiento del d[ic]ho pueblo en Nueva España fue, el año de diecinueve, por el
Marqués del Valle DON HERNANDO CORTÉS, como queda referido en la descripción del
pueblo de Tequizistlan.
3 ¶ El temple y la calidad de la cabecera de Tepexpa es frío y húmedo, por estar asentado en
bajo la mayor parte dél y entre acequias de agua. Los sujetos, todos son en tierra fría y seca.
Las aguas son comunes, desde el principio de mayo, hasta fin de septiembre. Corre, de
ordin[ari]o, el viento sur, desde Navidad hasta fin de marzo y, en todo el d[ic]ho mes, con gran
violencia: causa enfermedades a los naturales. Desde abril en adelante, corre el norte: es
menos dañoso, porque, de día, es templado y, a puesta de sol y por toda la noche, corre con
violencia. Es tiempo en que están los naturales recogidos, y no les hace daño.
4 ¶ Es tierra llana todo lo más dél y de sus sujetos: alcanzan muy poco monte. Beben todos
los naturales de jagüeyes, aunque, por la cabecera, pasa el río que llaman de San Juan.
5 ¶ Hay de presente, en el d[ic]ho pu[ebl]o y sus sujetos, novecientos y cinc[uen]ta tributarios;
aunque, en tiempos pasados, fue muy poblado. Y, desde poco antes de la conquista, se han
apocado con enfermedades que han tenido, que entienden los naturales hab[er]les procedido
de tener más regalo y menos trabajo que antes de la conquista, y beber pulque. Porque, de
presente, los naturales comen aves y otras carnes, y antes comían hojas de tunas y pencas de
maguey y yerbas de poca sustancia. No está poblado en pu[ebl]o fundado, sino derramados.
Los naturales principales son de mediano entendimiento, y, los naturales, rudos y torpes. Son
inclinados a labranza, y viven dello sin tener otro contrato. Hablan todos, comúnmente, la
lengua mexicana, excepto algunos pocos, que hablan la lengua otomí.
6 ¶ El altu[r]a del polo del pu[ebl]o y cabecera de Tepexpa es doce minutos poco más que la
ciudad de México, por ser la distancia que hay, de la d[ic]ha ciudad al d[ic]ho pueblo, de norte
a sur [y] poco más de tres leguas. Amediado el mes de mayo y casi fin de junio, el sol no echa
sombra a parte ninguna, porque lo tienen en el cenit y traen la sombra debajo de los pies, sin
acostarse a parte ningu[n]a.
7 ¶ El pueblo de Tepexpa está distante y apartado de la ciudad de México, donde reside el
Audiencia y Cancillería real de su Maj[esta]d, en cuyo distrito cae, cinco leguas: las tres, por
camino derecho a norte-sur, y las dos, de levante a poniente, por tierra llana. Está a la parte
del nordeste de la d[ic]ha ciudad de México.
10 ¶ Su asiento del pueblo de Tepexpa es en un llano, a la caída de una loma y, por la parte
del sur, raso de todas partes y descubierto. A la parte del noroeste tiene un cerro pequeño,
q[ue] le guarda algo, y, por la parte del norte, la loma, en cuya falda cae, le guarda algún tanto
por aquella parte; del levante, está descubierto.
11 ¶ El pu[ebl]o de Tepexpa, jurisdicción del corregimiento del pu[ebl]o de Tequizistlan, está
distante del d[ic]ho pu[ebl]o un cuarto de legua, y del pu[ebl]o de Aculma, donde residen los
religiosos que administran doctrina en él, tres cuartos de legua. Tiene por sujetos a Santiago
Tzaqualuca[n], y a San Miguel Atlamaxac, y a Santa Ana Tlachyahualco, 75 y a San
Fran[cis]co Temazcalapa[n], y a San Mateo Teopancalco, y a San P[edr]o Tulamihuacan, y a
Cr[ist]óbal Culhuacatzinco, y a Santa María Maquixco, y a San Ju[an] Teacalco, y a San
B[a]r[tolo]mé Atocpan, y a San Jerónimo Chiapa, y a Santa María Suchitepec, y a San Ju[an]
Cuyoa.
12 ¶ El d[ic]ho pu[ebl]o de Tepexpa está distante y apartado de la ciudad de Méx[i]co cinco
leguas medianas: las tres de ellas, norte-sur, y las dos, de levante a poniente, por tierra llana,
casi al nordeste de la ciudad de Méx[i]co. Y, por la parte y a la parte sudeste, tiene a la
ciudad de Tezcuco [a] distancia de dos leguas grandes, por camino derecho y tierra llana. Por
la parte del sur, tiene al pu[ebl]o de Tequizistlan [a] un cuarto de legua, por camino derecho. Y,
por la parte del norte, tiene al pu[ebl]o de Aculma, cabecera de su doctrina, [a] tres cuartos de
legua, por camino derecho y tierra llana. Por la parte del poniente, tiene al pu[ebl]o y
corregimiento de Chiconauhtla[n a] dos leguas pequeñas, camino derecho y tierra llana.
13 ¶ Tepexpa, en lengua de indios, quiere decir "pueblo asentado en tosca", 76 y llámase ansí
porque está asentado al lado de una loma [de] tierra tosca. La lengua que hablan los naturales,
de la cabecera y sus sujetos, es la lengua mexicana, excepto algunos pocos de ellos, que
hablan la lengua otomí.
14 ¶ En tiempo de su gentilidad fueron, a lo que los natu[r]ales dicen, república de por sí. No
tributaban a sus señores, [sino] sólo le[s] reconocían con darles, cada día, liebres y conejos y
codornices y culebras, y otras aves de caza: eran chichimecas. Hasta que, de algunos años a
esta parte, sucedió un cacique llamado AXOQUAUZIN, 77 de algu[n]a más policía, al cual, cada
ochenta días, contribuían cuatro cargas de mantillas de [he]nequén, cada [una] de veinte
mantas, 78 y ochenta cutaras de [he]nequén, y otras cuatro cargas de mantillas de [he]nequén
más delgadas, que llaman AYATES. Y adelante, cincuenta a[ñ]os antes del reinado de
MONTEZUMA, s[eñ]or de Méx[i]co, tuvo el señorío de Tepexpa TENCUYOTZIN, 79 al cual
comenzaron a tributar los natu[r]ales del d[ic]ho pu[ebl]o, y cada ochenta días le tributaban
cinc[uen]ta mantas de algodón de cuatro piernas en ancho y ocho brazas en largo, y otras
treinta mantas de algodón de cuatro brazas en largo y cuatro piernas de ancho, y otras
cuarenta mantas labradas de TOCHOMITE para vestirse, 80 y veinte cargas de cacao (de a
veinte y cuatro mil cacaos [la] carga) de Soconosco, 81 y cuarenta naguas y otros tantos
HUIPILES, y veinte cargas de chile y otras tantas de pepitas. 82
No tenían ídolo ningu[n]o, sólo adoraban al SOL y le ofrecían, cada día, culebras, y
mariposas y algu[n]as aves de caza. El que prim[er]o hallaba cualquier gén[er]o de las cosas
sobred[ic]has, a cualqui[er]a hora del día, le cortaba la cabeza y, vuelto hacia do estaba el
SOL, se lo ofrecía para que le guardase aquel día. Y no tenían otro rito ni costumbre: sólo se
ocupaban en cazar.
15 ¶ Gobernábanse, a lo que dicen los natu[r]ales, conforme a ley de natu[r]a. Estuvieron
muchos a[ñ]os pacíficos, sin tener guerra con nadie, hasta que, doscientos años antes de
MONTEZUMA, 83 tuvieron algunos recuentros con los señores de Méx[i]co, que quisieron
sujetarlos y ellos se les defendieron, por no recibir sus malas costumbres. Y, por vía de
casami[en]to, se confederaron y, ciento y veinte años después, 84 un cacique de Azcaputzalco,
junto a Méx[i]co, llamado MAXTLATO[N], con tiranía mató a TENCOYOTZIN, cacique de
Tepexpa, por ensanchar su señorío; por lo cual tuvieron guerra con los de Azcaputzalco y se
ayuntaron con los de Méx[i]co, y hacían guerra a los de Soconusco, y Taxcala y Huexotzingo,
y [a la] provi[nci]a de Mechoacan.
Los caciques se traían vestidos con paños menores que llaman MAXTLI y unas mantas
labradas, sin traer camisa; traían brazaletes y barbotes de piedras llamadas
CHALCHIHUITES. Los MACEHUALES andaban en cueros: sólo traían MAXTLES y una manta
de [he]nequén basta. Ahora traen, gen[er]alm[en]te, mantas y camisas y zaragüeles de
algodón, y, pocos de ellos, MAXTLES
Los mantenimientos de que siempre han usado, y usan, son los comunes entre ellos: maíz,
frijoles y calabazas y HUAUHTLI [y] ají; y, después que el MARQUÉS DEL VALLE vino, comen
gallinas. Y, antes que él viniese, dicen los natu[r]ales [que] no había habido entre ellos
enfermedad notable, y, poco antes de su venida, que sería un año, 85 les dio una enfermedad
por todo el cuerpo como de viruelas, de que murieron muchos de ellos. Y, después acá, nunca
les han faltado enfermedades, y no entienden la causa por qué.
16 ¶ El asiento del d[ic]ho pu[ebl]o de Tepexpa es en un llano, a la caída de una loma de tierra
tosca, descubierta por todas partes, en la comarca de Tezcuco. Tienen cerca de sí un cerro
mediano, redondo, que llaman Tlahuilqu[a]itl, casi [a] un cuarto de legua del. Llamáronle ansí,
porque dicen los natu[r]ales que, en el d[ic]ho cerro, se v[e]ía una [a] man[er]a de lumbre a las
noches, 86 que daba claridad; y, ansí, lo llamaron "cerro de lumbre".
17 ¶ El puesto que tiene es sano. Las enfermedades ordinarias entre ellos son calenturas,
procedidas de trabajar en sus sem[enter]as: cúranse con cosas frías. Los que han de morir,
viven sólo ocho días.
18 ¶ A la parte de levante, [a] m[edi]a legua grande del d[ic]ho pu[ebl]o de Tepexpan, 87 en
térmi[n]os de Tezcuco, hay una cordillera de serranía: por no ser cosa muy señalada, no se
pone el n[ombr]e de ellos.
19 ¶ No tiene río ni fuente: sólo pasa por el pu[ebl]o el río que llaman de San Juan, dividido en
dos acequias de agua, con que se riega [una] distancia de m[edi]a legua de tierra del d[ic]ho
pu[ebl]o de Tepexpa.
23 ¶ Hay en términos del d[ic]ho pu[ebl]o, en la cabecera, algunos árboles de membrillos y
duraznos y cerezos de la tierra, y, en un sujeto llamado Maquixco, se crían cantidad de
perales, duraznos y membrillos, que, en tiempo de Navidad, dan fruta; y, en todos sus términos
del d[ic]ho pu[ebl]o y sus sujetos, hay cantidad de magueyes, de que se aprovechan los
natu[r]ales de miel y leña.
24 ¶ Cogen los natu[r]ales, para su sustento, maíz y frijoles y calabazas, y ají y chian y
HUAUHTLI.
25 ¶ De semillas de España, tienen lechugas y rábanos y cebollas y perejil, y trigo, que sirve
de bastim[en]to a los natu[r]ales, aunque es poca la cantidad.
27 ¶ Crían cantidad de perros de los venidos de España y, algunos, de los de la tierra, aunque
pocos. De los animales bravos, hay algunos coyotes.
30 ¶ Carecen de sal, y, ansí, se proveen de la que han menester en la ciudad de Méx[i]co, y
en el pu[ebl]o de San Cr[ist]óbal Ecatepec y en Ixquipayaq[ue], sujeto de Tezcuco. Y, para su
vestido, se proveen de algodón de tierras del Marquesado del Valle.
31 ¶ Las casas en que viven, en el d[ic]ho pu[ebl]o de Tepexpa y sus términos, tienen los
cimientos de piedra y, el demás edificio, de adobe: son de terrado todas gen[er]alm[en]te.
33 ¶ No tienen contratación ni trato algu[n]o. Sólo viven de beneficiar sus sementeras, y de lo
que de ellas cogen, y, de las aves que crían y de los magueyes, pagan el tributo a su
encomendero en din[er]o y maíz, como los demás pueblos de la Nueva España,
gen[er]alm[en]te.
34 ¶ Es de la diócesis y arzobispado de Méx[i]co. Cae en el partido de Tequizistlan, un cuarto
de legua hacia el norte, y [a] cinco leguas de Méx[i]co, donde reside la catedral, a la parte del
sudoeste, por tierra llana.
¶ La cual d[ic]ha descripción se hizo en el pu[ebl]o de Tepexpa, a veinte y tres días del
mes de febr[er]o de mil y qui[nient]os y ochenta a[ñ]os, y firmólo el s[eñ]or correg[id]or, y los
demás que supieron firmar. FRANCISCO DE CASTAÑEDA (rúbrica). JUAN DE VERA (rúbrica).
DON ANT[ONI]O DE ESTEBAN (rúbrica). DO[N] DIEGO DE SANDOVAL (rúbrica). Ante mí:
BENITO MARTÍNEZ, escribano (rúbrica). 88
1
Este topónimo será leído regularmente, en el manuscrito, "Tequizistlan" y "Tequisistlan". La lectura correcta debería ser
Tecciztlan. Ver nota 65 al pie del texto.
2 En lo que parece ser una metátesis, el manuscrito lee, aquí, "frimada" y, una línea adelante, "frimar".

3 Esta larga leyenda aparece en la cubierta del manuscrito. La vuelta de la foja está en blanco.

4 El manuscrito lee "Saqualuca": la transcripción de FPT (1905, VI: 209) , "Sagualuca".

5 FPT (l. cit.), quizás por error de imprenta, lee "Teopalcanco".

6 FPT (l. cit.) lee "Tlacalco; considérese dudosa la lección que propongo.

7 El manuscrito parece leer "ayapa", pero, cotejando esta lección con la que aparece en el capitulo 11 de la relación de
Tequizistlan, se concluye que la lectura es "chiapa".
8 En el manuscrito, la "y" está escrita sobre un "so", al que anula.

9 El manuscrito lee "Jumetla".

10 En el capítulo 11 de la relación de Aculma, este topónimo se lee "san marcos quauhyoca", que debe ser el correcto.

11
Este topónimo es de lección incierta: aquí se lee, distintamente, "astatonacazco"; pero, en el capítulo 11 de la relación de
Aculma, se leerá "ostonocasco".
12 Obsérvese que este topónimo está repetido.

13 El manuscrito lee "atezcapa".

14 La lección del manuscrito podría ser "teacac", "tlacac" o "teacal"; se concluye que la última es la correcta, al cotejar el
topónimo con el que aparece en el capítulo 11 de la relación de San Juan Teotihuacan.
15 El manuscrito lee "tlalquac", lección que se corresponde con la del mismo topónimo en el capítulo 11 de la relación de San
Juan Teotihuacan. FPT (1905, VI: 210) lee, sin justificar su lectura, "Tlaguac".
16 Fray Francisco de San Miguel, en su "Relación de Aculma y otros pueblos" (ca. 1571), indicaba que dicho pueblo "está en
encomienda de Francisco de Solís, hijo de uno de los conquistadores primeros" (FPT 1942, 16: 88). En efecto, Francisco de
Solís, nacido en México en octubre de 1549, era hijo del conquistador Pedro de Solís Barrasa y de doña Leonor de Orduña; casó
con doña Ana de Quiñónez y Ulloa, y fue alcalde ordinario de la ciudad de México en dos ocasiones, 1588 y 1591 (Porras Muñoz
1982: 426-8). El primer tenedor de Aculma fue el conquistador Pedro de Solís Barrasa, quien; entre 1551 y 1552, tuvo graves
problemas con el visitador Diego Ramírez, a causa de que los indios se querellaban de las extorsiones y tropelías cometidas por
su encomendero (ver FPT 1942, 16: 36-55; Porras Muñoz 1982: 429). El caso se resolvió, como sigue sucediendo en nuestros
días, contra los indios de Acolman. Francisco de Solís tuvo otros hermanos, algunos de los cuales tomaron el hábito de San
Agustín.
17 Benito Martínez firma, como escribano, al calce de estas relaciones; Alonso de Solís, posiblemente, era un cercano allegado
del encomendero del pueblo, Francisco de Solís; Francisco de Miranda es identificado como "intérprete", en el párrafo que cierra
la relación de San Juan Teotihuacan; la identificación de "Ihoan de Vera", cuyo primer nombre he modernizado, plantea algunos
problemas. Dorantes de Carranza (1970: 205) registra a un "Juan de Vera, conquistador, [que] vino con Narváez", mismo del que
se dice, en un "Memorial" que Orozco y Berra añadió a la Sumaria relación (1970: 447), que "dexó muchos hijos e hijas: los más
son muertos", que "no tuvo pueblos" y que "tuvo entretenimiento con la Real Caxa". Entretanto, una "Lista de varios
conquistadores y pobladores de Nueva España", sin fecha (FPT 1940, 15: 3), dice que "Juan de Vera no se conosce más de
uno, y éste fue criado del tesorero Alonso Destrada; no es conquistador ni casado". En fin, para enredar más las cosas, la RG
de Acallan (Tlaxcala, tomo quinto de esta serie) está firmada por el alcalde mayor Juan de Vera (enero 2 de 1581); pero su firma
y letra no se corresponden con las de quien aquí firma. También, en las posturas que se hicieron en la venta de ensayador y
fundidor de la Casa de la Moneda, enero 18 de 1585 (FPT 1939, 12: 119), aparece como testigo un Juan de Vera.
18
Sobre esta presunta RG de la ciudad de México, ver una breve discusión en el prólogo que encabeza el presente volumen.
19 El manuscrito, fol. 3v, lee: "quauhtlapeco", que la transcripción de FPT (1905, VI: 212) traslada "Quauhtlapexco".

20 Sobre este topónimo, ver, arriba, la nota 11.

21 Este topónimo, aquí y en la Memoria que preside la relación, se lee: "tlamazingo". Mi reconstrucción es conjetural.

22 Esta traducción supone que el topónimo está compuesto de aculli, "hombro", y maitl, "brazo" (ver Molina 1944: EM, 21r, 90v),
cuando, en realidad, el nombre del pueblo es Aculman o Acolman, que podría descomponerse en acol (li) y el locativo -man, o en
a (ti), col (tic) y -man: "junto al hombro" o "junto al recodo de agua", respectivamente. El glifo "Acolman" puede encontrarse en el
Códice Xólotl (1980, 1: planchas 5 a 8).
23 Motolinía (1971: 394) registra que, también, tributaban cal, piedra y madera, y todos los materiales necesarios para "hacer y
reparar las casas e obras del señor [de Tezcoco] y de los templos", y leña.
24 El manuscrito, fol. 4r, lee: "leña de seres".

25 El manuscrito, fol. 4r, lee: "Adorauan en tezcatepoca".

26
Conforme a la correlación de Sahagún (1956, I: 110-1) , el mes Tlacaxipehualiztli corría del 22 de febrero al 13 de marzo;
conforme a la de Durán (1967, I: 243), este mes comenzaba a 21 de marzo y, consecuentemente, corría hasta el 9 de abril.
27 En México existía un lugar destinado al enterramiento de estos pellejos, que recibia el nombre de Netlatiloyan, "donde se
esconden cosas" (Sahagún 1956, I: 237, 239).
28 Es interesante cotejar la descripción de esta fiesta con la que da, en el mismo capítulo, la RG de Teutitlan (Antequera II: FPT
1905, IV: 217-9).
29 El nombre común de este mes era Tozoztontli, "punzadura pequeña"; pero, debido a que la ceremonia característica de esta
fiesta consistía en ofrendar flores (Sahagún 1956, I: 112) o xochimanalo, de allí que, también, fuera denominado
Xochimanaloyan, "tiempo de ofrendar flores".
30 "Gran punzadura". La presencia de este mes confirma que el precedente, aquí llamado por su principal ceremonia, también
recibía el nombre de Tozoztontli.
31 El manuscrito, fol. 5v, por aparente error del escribano, lee aquí: "nesal. qualistli", lo que constituye una contradicción en los
términos, ya que vendría a significar "el acto de comer el ayuno", o, más exactamente, "el acto de comer nesal (?)". El contexto,
sin embargo, aclara que la manducación referida era de los tamales llamados etzalli (ver Sahagún 1956, I: 116).
32 En el manuscrito (fol. 5v), estos nombres se leen, respectivamente: "tecuhilhuitontli ", "huey tecuylhuitl", "miccaylhuitl", "huey
micahculhuitl" y "ochpanjstli".
33 Literalmente "llega el dios'.

34 El manuscrito lee "sohuale" y "soalé; se trata de la comida ritual que preparaban con masa de bledos, llamada tzohualli
(Sahagún 1956, I: 60, 61).
35 Para un intento de correlación entre los meses mexicanos y sus fiestas, y los mismos de los mayas, ver Acuña (1976: 279-
314).
36 El manuscrito, fol. 6r, lee: "tlahuilquitl'; pero es obvio que el topónimo está compuesto de tlahuil (li), "claridad o luz", y quaitl,
"estremidad de algo, o la cabeça s[iue] lo alto della, como es la superficie del caxco... (Molina 1944: ME, 84r) .
37 En el capítulo 16 correspondiente a estas relaciones, se dará, en efecto, la traducción de Tlahuilquaitl; pero, en ambos casos,
se omite la de Elocotl, que, en la relación de Tequizistlan, se leerá "yelocotl".
38 Hacia 1571, explicaba fray Francisco de San Miguel (FPT 1942, 16: 88-89): "El monasterio está ya acabado del todo, y en la
iglesia, casi. Están de presente en él diecinueve religiosos conventuales, a causa y razón que en el dicho monasterio ay estudio
de gramática, en el cual oyen de presente dieciseis estudiantes... Todos los religiosos se sustentan... sin que el encomendero de
este pueblo ni los yndios de él nos den cosa alguna, excepto el estipendio o limosna ordinaria..."
39 Esta relación está escrita de otra mano, posiblemente de la del propio corregidor Francisco de Castañeda.

40 Se trata de don Antonio Velázquez de Bazán, cuyos datos genealógicos y biográficos pueden encontrarse en la Probanza que
presentó en 1586 (AHN, Órdenes militares-Santiago, exp. 8717), resumidos por Porras Muñoz (1982: 199-200).
41 Literalmente, "madre de la gente" o "de alguien".

42 Más bien, "en donde se hacen dioses".

43 Sahagún (1956, III: 209) refiere que los mexicanos, "desde Tamoanchan, iban a hacer sacrificios al pueblo llamado
Teotihuacan... y, en este pueblo, se elegían los que habían de regir a los demás, por lo cual se llamó Teotihuacan, que quiere
decir... 'lugar donde hacían señores'…" Y añade que allí "se enterraban los principales y señores... Y se llamó Teotihuacan...
porque los señores que allí se enterraban, después de muertos, los canonizaban por dioses..."
44 El manuscrito no lee "Tlatozcoc como trascribe FPT (1905, VI: 220), sino "tlatozcac", compuesto de tlatozca (tl), "cerca, o
junto de lo alto del cerro" (Molina 1944, ME, 142r), y el locativo -c.
45 El manuscrito, fol. 7v, lee: "oztolpachuncan"; topónimo que, en la Memoria que encabeza estas relaciones, se lee "oztoc
pachocan".
46 Estas líneas están borrosas en la fotocopia que remitió el AGI de Sevilla; considérese incierta la transcripción.

47 Tezozomoctli asumió el señorío de Azcaputzalco en 1348. Ver nota 19 al pie del texto de la RG de Tepeapulco, en este mismo
volumen.
48 La descendencia de Tezozomoc, sus enlaces y sucesión en el señorío de Azcaputzalco, así como el inicio de las guerras que
sostuvieron con Ixtlilxóchitl, señor de Tezcoco, y después con Nezahualcoyotl, pueden encontrarse en las planchas 5 a 8 del
Códice Xólotl (Dibble 1980).
49 "Manta de hilo de maguey".

50 El escribano asentó, al principio, "metlontli" (fol. 8r), lección que aceptó FPT (1905, VI: 221); pero, después, sobre la "ele",
escribió una "zeta": "metzontli". Es el tronco cóncavo que queda del maguey después de raspado (ver Robelo, s. f.: 422;
Santamaría 1974: 722).
51 "El señor de nuestra vida" o "de nuestro sustento".

52 Literalmente, "el señor del lugar de los muertos".

53 FPT (1905, VI: 222) leyó: "de vna bara en quadra por todas partes". La diferencia no es grande, nada más que la braza
equivale a dos varas, unos 167 centímetros.
54 En náhuatl, Meztli.

55 Sahagún (1956, II: 258-62) refiere cómo se originaron la luna y el sol, pero no hace mención de los seis "hermanos de la Luna"
aludidos aquí.
56 La frase es un poco oscura, y discutible la existencia del año bisiesto mexicano; véase, sin embargo, el interesante estudio de
Castillo Farreras (1971: 75-104).
57 Molina (1944: ME, 158v) define el xahualli como un "afeite" que usaban las indias para pintarse "a su modo antiguo".

58 Literalmente, "hilo de maguey capitonado"; manta grande de algodón (Molina 1944: ME, 84r); especie de moneda en el
mercado de esclavos, usada también para envolver a los muertos (Durán 1967, I: 186; II: 154).
59 Inexplicablemente, la transcripción de FPT (1905, VI: 224) , en vez de "debisas" (fol. 8v), lee "de bichos".
60 Debería decir "arzobispado de México".

61 La cronología aquí propuesta es ligeramente inexacta. El cántabro fray Miguel Navarro, llegado a la Nueva España en 1542 en
la barcada de religiosos que trajo fray Jacobo Testera, fue electo primera vez provincial para el trienio de 1567-1570 (Figueroa
1764, ms.: 64). No he encontrado registros que identifiquen a fray Francisco Pérez. Una descripción contemporánea del
convento de San Juan Bautista Teotihuacan y una breve historia de su doctrina, puede encontrarse en Ciudad Real (1976, I: 132-
3).
62 El apellido es d’Albis, como aparece al calce, o, mejor, de Albiz.

63 La caligrafía de este escrito vuelve a ser semejante a la observada en la relación de Aculma.

64 El sujeto aquí aludido es, sin duda, Acaltecoya, del que se dirá, en el capítulo 33 de esta relación, que "tratan en pesquería y
aves de caza".
65 La lección correcta del topónimo es Tecciztlan, "lugar de caracoles" o "del caracol".

66
"En las siete cuevas".
67 El manuscrito, fol. 12r, lee: "yscohun"; FPT (1905, VI: 228) trasladó "Izcohin", sin mayores explicaciones. Se trata,
posiblemente del Colhuatecuhli Izcoatl (1428-1440), tío de Nezahualcoyotzin (ver Alva Ixtlilxóchitl 1975-1977: passim).
68 Es un dato curioso, que puede ilustrar el sacrificio del cautivo conmemorado en el Rabinal Achi de Guatemala, ballet-drama
cuyo diálogo constituye un verdadero proceso, que culmina con la convicción del cautivo (ver Acuña 1975: 98-102).
69 FPT (1905, VI: 229) traslada, inexplicablemente: "viuian condenados a ley de naturaleza".

70
El manuscrito, fol. 12r, lee: "terinazo".
71 Más bien, "cabezo o mogote de la claridal" (ver, arriba, la nota 36). En la siguiente relación, de Tepexpa, se dirá que era "un
cerro mediano, redondo..." (cap 16).
72 En la relación de Aculma, capitulo 16, este mismo topónimo se lee "Elocotl". Considérense inciertas su etimología y lectura.

73 Esta firma es, sin duda, difícil de leer; pero no "ilegible", como la declaró FPT (1905, VI: 230).

74 Jerónimo Baeza de Herrera, no "Jerónimo de Baeza", era hijo de doña Inés de Vargas y de Juan Baeza de Herrera, "el primero
que hizo la invención de los ingenios de agua para la molienda de los metales" (Dorantes de Carranza 1970: 298) . El primer
tenedor de Tepexpa fue Jerónimo de Medina, quien, en 1538, dio en dote esta encomienda a su hija Inés, la cual, después de
enviudar hacia 1551, pasó a tenerla con su hijo Jerónimo. Diego Ramírez visitó el pueblo hacia mediados de 1552, y registró que
su encomendero era Baeza de Herrera (FPT 1939, 6: 173). Jerónimo Baeza de Herrera debió nacer hacia 1540, y casó con
doña Mariana de la Marcha, de la que hubo trece hijos (Donates de Carranza, l. cit.).
75 Así, en esta plana del manuscrito (fol. 15r); pero, en la Memoria que encabeza las relaciones, "tlachahualco".

76 Tepexitl, según Molina (1944: ME, 102v), es "peñasco"; de acuerdo con esto, Tepexpan vendría a significar, más bien, "sobre
los peñascos".
77 Hay un "Mapa de Tepexpan", publicado en los Anales del Museo Nacional de México (1a serie, tomo tercero, pág. 368), que
yo, inexcusablemente, no he consultado. FPT (1905, VI: 233, n. 1) extrae de él una "genealogía de los señores de Tepexpa", que
el estudioso deberá cotejar y tener en cuenta. FPT (l. cit.) observa que el nombre Axoquauzin "tiene alguna semejanza... con el
de Icxicuauhtli [1324-1362], primer señor del pueblo..."
78 El manuscrito (fol. 15r) lee aquí, muy confusamente: "...contribuian quatro cargas de mantillas de neque de cada veinte
mantas...", por lo cual he creído útil alterar ligeramente la frase en mi transcripción.
79 Según la "Genealogía de los señores de Tepexpa" elaborada por FPT (1905, VI: 233, n. 1), hubo dos señores llamados
Tencoyotzin, el primero, desde 1394 hasta 1426, y, el segundo, desde 1451 hasta 1507. Creo que, considerado el contexto, la
fuente alude aquí al segundo Tencoyotzin, del que dice Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 380; 1977, II: 89) que fue instituido señor de
Tepexpa por Nezahualcoyotl.
80 Tochomitl, "pelo de conejo" (Molina 1944: ME, 148r).
81 La carga ordinaria, el xiquipilli, sumaba ocho mil granos, aproximadamente; veinte cargas de a veinte y cuatro mil cacaos la
carga equivalían, por consecuencia, a sesenta cargas de cacao ordinarias.
82 El pueblo de Tepexpan tributaba, también, a los mexicanos. Ver lámina 20 del Códice mendocino (1964, I: 45).

83 Esta cronología nos remite al año 1302, aproximadamente. No debe considerarse exacta. Según el "Mapa de Tepexpan" (FPT
1905, VI: 233, n. 1), la historia del pueblo comienza en 1324; según el Códice mendocino (1964, I: 6-7). México-Tenochtitlan
comenzó a afirmarse en 1325; Sahagún (ver, arriba, nota 43) habla de un periodo en que los mexicanos estaban aún en
Tamoanchan, cuando usaban, como centro ceremonial, las que eran ya entonces ruinas de Teotihuacan.
84 Esto es, hacia 1422; cronología que FPT (1905, VI: 234, n. 3) considera "menos chocante..., por caer esa data en la segunda
mitad del gobierno de Chimalpopoca, tercer señor de México y contemporáneo de Maxtlaton".
85
La primera epidemia de viruelas en la Nueva España tuvo lugar en 1520, debido a un negro herido que trajo Pánfilo de
Narváez, según se cuenta (Mendieta 1945, III: 173).
86 Aparte de la veracidad que pueda atribuirse a semejante explicación, y aunque desconozco la posición de este promontorio,
me atrevo a conjeturar que se encuentra al oriente del antiguo poblado. El topónimo es bastante común, hasta entre los mayas
de Guatemala. Un cerro, que cae al oriente de Rabinal, continúa llamándose Zak 3ihel, "lugar de la luz y la claridad" (ver Acuña
1975: 112).
87 FPT (1905, VI: 235) lee: "A la parte de lebante, vna legua grande..."

88
En la esquina izquierda superior de esta plana, de otra mano, se lee: "Desc. y pob. 1005. 8°"
RELACIÓN DE TETELA Y HUEYAPAN
INTRODUCCIÓN
A EPF, amigo mío, y de la agria Filología

El manuscrito de Tetela
Conflictiva en más de un aspecto, la RG de Tetela y Hueyapan, compleja, está seguida del
texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de un folio preliminar o cubierta,
sobre la cual aparece una carta de remisión del informe (fol. 1r), firmada por el corregidor del
distrito, don Cristóbal Godínez Maldonado; a continuación hay tres fojas, dos de las cuales
contienen la relación propiamente dicha (ff. 2r-3v), y la tercera, apenas siete líneas del párrafo
final (fol. 4r). El documento, que no se acompañó de pintura, se conserva en el AGI de Sevilla,
"IG 1529, N9 395"; su transcripción ha sido publicada por FPT (1905, VI: 283-90), por García
Pimentel (1909: 428-34) y por Germán Latorre (1920: 29-36).

El caso de las datas


La carta de remisión del informe (fol. 1r) está fechada y firmada, "en el pueblo de Tetela y
Hueyapan", a 20 de junio de 1581; el párrafo final de la descripción (fol. 4r), fechado y firmado
en Hueyapan, registra la fecha 9 de julio del mismo año. Estas datas, en sí tan simples y
aparentemente tan aceptables, plantean un conflicto formal: la carta con que se envía el
expediente está fechada dieciocho días antes de concluirse la relación. El anacronismo sería
insignificante, si la carta de Godínez no hubiera dicho: "...se supo y resultó saber... lo que se
declara, espacifica y contiene en las dos fojas escritas, después desta, a que me remito" (fol.
1r). Esta afirmación constituye en sí una evidencia de que, al redactarse la carta el 20 de junio,
la relación de Tetela ya estaba escrita en "dos fojas". Entonces, ¿por qué la segunda está
fechada dieciocho días más tarde?
Tres hipótesis pueden resolver el conflicto. Primera, hay un error de pluma en la carta de
remisión y, consecuentemente, la data que debería estar puesta es, en vez de 20 de junio, 20
de julio; segunda, hay un error de pluma en el párrafo final de la relación y, consecuentemente,
la data que debería estar puesta es, en vez de 9 de julio, 9 de junio; y, tercera, la relación
estaba ya escrita en "dos fojas" desde el 20 de junio, pero su envío se demoró y, entretanto,
Godínez Maldonado introdujo algunas adiciones. Una de ellas habría sido el párrafo final,
donde aparece la fecha 9 de julio.
A mi juicio, la última hipótesis es la que mejor explica los hechos. Godínez, originalmente,
no planeó responder a los capítulos 2-10 de la Memoria, porque eso "...toca a los pueblos y
ciudades donde residen españoles" (cap. 1); sin embargo, cuando estuvo concluida la relación,
consideró pertinente dar respuesta tardía a. los capítulos 2 y 5, y, para eso, aprovechó el
espacio que dejaban en blanco las trece preguntas finales, 37 a 49, sólo enunciadas y
respondidas con un lacónico tacet (ver la reproducción del folio 3v). Ahora bien, al ocupar ese
espacio, y un tanto más de la parte baja de la plana, ya no quedó lugar a Godínez (o a su
escribano) para asentar el párrafo final que proyectaba incluir. Del párrafo final, escrito con
caligrafía, ortografía y tamaño de letra diferentes, apenas aparecen, en el folio 3v, dos líneas.
Para completarlo, hubo que añadir una foja más al expediente original, y, como se interpoló y
firmó más tarde, lleva la fecha 9 de julio. Pero esa fecha es la del párrafo final, no la que
corresponde a la relación.

Un autor que solamente firmó


La única firma que autoriza y responde por la RG de Tetela es la de Godínez Maldonado,
pero un cotejo somero de su caligrafía con la que prevalece en el manuscrito evidencia que
otra u otras manos intervinieron en la preparación del informe. Sus nombres se omitieron en
forma deliberada. Si se exceptúan las firmas de Godínez, el manuscrito delata la participación
de, por lo menos, dos escribanos, a los que voy a llamar X y Z. X redactó el cuerpo principal
de la relación; Z, el párrafo final y, posiblemente, la carta de envío del expediente. La
caligrafía, la ortografía y el uso de abreviaturas, son marcadamente distintas en unas y otras
secciones del documento, como se puede observar en la reproducción adjunta.
Sobre la identidad de estos escribanos, poco se puede decir que vaya más allá de la
conjetura. Un indicio revelador quizás lo constituyan los tacet, "se calla" o "sin comentario", con
que se da respuesta a los capítulos 35, y 37 a 49. Es un latinajo no exento de tufillo
eclesiástico, que da pie para sospechar que el escribano X fue un fraile, uno de los religiosos
dominicos que administraban en Tetela. Si tal fuera el caso, se podrían explicar ciertos
elementos inquietantes que contiene la relación; inesperados, si se supone que la escribió un
funcionario civil. En el capítulo 15, por ejemplo, las frases: "La causa por que ahora mueran
tantos, y haya tan frecuentes pestilencias, es secreto de Dios, que es ansi servido...; pero, la
que según ordinariamente se entiende, es que no estaban tan vejados ni oprimidos con
servicios personales como ahora lo están". Hay un tono lascasiano en esas palabras y
explicaciones, poco frecuente en esta clase de informes.
Otro caso lo constituye el capítulo 29, donde aparece esta nota de humor: "No hay
canterías de jaspe ni de piedras preciosas, sino de muy buenos gatos pelados". Y, como casi
todo humor emana de una profunda concepción crítica, puede entenderse que el que ilustra
esta frase va dirigido contra la codicia manifiesta de la pregunta. Y, por fin, dos detalles más:
en el capítulo 36, la referencia al arzobispo fray Alonso de Montúfar (1553-1569), y, en la
primera adición, el relato de las legendarias hazañas de María de Estrada, cuya fuente
probable, como adelante explicaré, es la Historia del dominico fray Diego Durán.
Entonces, aunque las pruebas no son concluyentes, hay razones para pensar que el
escribano X, coautor de la relación, fue un religioso dominico. Sobre su identidad es más difícil
aventurar una hipótesis. En el capítulo celebrado en Cuilapa, en octubre 4 de 1578, se
asignaron dos religiosos al convento de San Juan de Tetela: fray Juan de Pineda, y el ya
anciano fray Gaspar de Pedraza (Actas provinciales..., 1540-1590, ms.: fol. 139v); es
probable que, a mediados de 1581, continuaran todavía en Tetela. Uno de estos frailes, si no
ambos, pudieron ser los escribanos X y Z, respectivamente, y, en consecuencia, coautores de
la RG de Tetela.

Los conventos de Tetela y Hueyapan


La RG de Tetela, compleja, describe dos pueblos: el que constituía la cabecera oficial del
corregimiento, y Hueyapan. Sobre el segundo se dice que, "como pueblo por sí y cabecera
más principal, aunque sujeta al corregimiento de Tetela, tiene sus religiosos por sí y
monasterio" (cap. 11). Este dato reaparece en el capítulo 36: "En cada pueblo de estos dos,
está un monasterio de frailes dominicos y, en cada monasterio, hay dos religiosos..." La
información es conflictiva porque, hasta donde consta documentalmente, las Actas provinciales
(1540-1590, ms.), aunque registran la "domu Sancti Antonini de Tetela" (f. 84r) o, por error del
amanuense, "S[anc]ti Antoni de Tetela" (f. 96v), y la de "S[anc]ti Jo[ann]is de Tetela" (f. 139v),
en ningún caso indican que la asignación de frailes haya sobrepasado el número de tres. Así,
cuando las Actas (f. 96v) acusan la primera asignación en 1562, la cláusula reza literalmente:

Tetela ¶ in domo Sti antoni de tetela asigos Rm pez fren jhoanez de


cruz quen dam8 in vicariuz. cumqe dams in sotiuz Rdi pris nri
provinçialis

¶ frem jhoanez camaño

¶ frem thomam de Santos Sacerdotes

Lo que significa en romance: "En la casa de San Antoni[no] de Tetela, asignamos a los
reverendos, padres fray Juan de la Cruz, al que constituimos en vicario y, también en
compañero del reverendo padre nuestro provincial; y a fray Juan Camaño y a fray Tomás de
Santos".
Por lo demás, como quedó ya indicado en, el capítulo provincial de 1578 se asignaron a la
casa de Tetela, entonces bajo la advocación de San Juan, únicamente dos frailes. El siguiente
capítulo se celebró en México, precisamente el 22 de abril de 1581, pero sólo registra
asignaciones para la casa de Xalapa (f. 152v), indicio aparente de que las de 1578 se
confirmaron. La RG de Tetela, en consecuencia, no parece fidedigna al trasmitir el número de
religiosos que asistían en aquella jurisdicción. Para tal encubrimiento de la verdad debe existir
algún motivo o explicación, que no es ésta la ocasión de dilucidar.

Fundaciones monásticas en Tetela


En el capítulo 36, refiriéndose a los conventos dominicos que había en Hueyapan y Tetela,
dice la relación de Godínez:

En cada pueblo de estos dos, está un monasterio de frailes dominicos


y, en cada monasterio, hay dos religiosos; los cuales hab[r]á
dieciocho o veinte que se juntaron, en tiempo del arzobispo don fray
Alonso de Montúfar, los cuales quitó a un clérigo que los tenía, y los
dio a los frailes.

Las oraciones subordinadas de relativo son ambiguas y, leídas con ligereza, han
conducido a conclusiones históricas inexactas. Kubler (1983: 636), basado en este párrafo y
en la Crónica inédita de Méndez (1685, ms.: 139v), al hablar de Tetela, sostiene que la
jurisdicción eclesiástica del distrito fue transferida a los dominicos "antes de 1562"; pero, al
tratar de Hueyapan (p. 632), sostiene que, "en 1563, el asentamiento fue transferido del clero
secular a los dominicos..." Las fuentes que aduce en apoyo de su reconstrucción histórica son,
en este segundo caso, otra vez la relación de Godínez e, increíblemente, la Geográfica
descripción de Burgoa (1934, II: 101-2), que se refiere a Oaxaca. Kubler confundió la gimnasia
con la magnesia. Burgoa habla del Hueyapan que era "visita de Tlali[z]tac", cabecera de
corregimiento que caía unos cinco kilómetros al nordeste de la ciudad de Oaxaca; Godínez
Maldonado, del de Hueyapan junto a Tetela, en el actual Estado de Morelos.
Un historiador más reciente, que desaprueba la cronología de Kubler, aunque maneja las
mismas fuentes, concluye que "es indudable que [Tetela y Hueyapan] se les entregó [a los
dominicos] en 1561...", porque, "de acuerdo con lo que dice Cristóbal Godínez Maldonado en
1581... los dominicos en Tetela y Hueyapan 'auia diez y ocho o veynte años que se juntaron'...."
(Martínez Marín 1968: 65). Este historiador omite toda referencia o mención del convento de
Hueyapan.
Entonces, lo queme proponía explicar está claro: las oraciones de relativo, en el capítulo
36 de la RG de Tetela, son ambiguas y han sido mal entendidas, originando conclusiones
inexactas. La relación de Godínez no dice, como se ha creído entender, que los dominicos
"hab[r]á dieciocho o veinte años que se juntaron"; eso es absurdo. Lo que dice es que los
pueblos de Tetela y Hueyapan "se juntaron" entre 1561 y 1563, sin duda después que las
encomiendas vacaron y pasaron a tributar en la Corona real (ver Martínez Marín, l. cit.). Esto
sucedió "en tiempos del arzobispo don fray Alonso de Montúfar" [1553-1569], quien "quitó [los
pueblos] a un clérigo que los tenía, y los dio a los frailes". Eso es todo; pero, si se exceptúa
esa vaga alusión al arzobispo Montúfar, la RG de Tetela no proporciona datos precisos que
permitan establecer la fecha en que estos pueblos pasaron a la jurisdicción dominica.
Para el mismo efecto, tampoco resulta útil la Crónica de Méndez (1685, ms.), ya que se
limita a hacer mención del capítulo provincial celebrado en 1562. Si, en vez de citar a Méndez,
los historiadores hubieran acudido a la fuente del cronista dominicano, sin duda habrían hallado
lo que buscaba su erudición. En las Actas provinciales (1540-1590, ms.: 84r) correspondientes
a septiembre 14 de 1559, el capítulo en pleno atestigua: Acceptamos pro domib[u]s vius
n[ost]r[a]e proui[ncia]e domum Santi Joanis Bauptist[a]e de Tenango et domum Sancti
Antonini de Tetela, esto es, en romance, "aceptamos, por casas de esta nuestra provincia, la
casa de San Juan Bautista de Tenango y la casa de San Antonino de Tetela".

Los conventos de Hueyapan y Tetela


Las Actas provinciales citadas atestiguan, en 1559, la existencia de una casa conventual
en Tetela, que estaba bajo la advocación de San Antonino de Florencia, cuya fiesta se celebra
a 10 de mayo. En la misma fuente (f. 96v), en la cláusula de asignación que he dejado
transcrita arriba, se vuelve a hacer mención de esta casa; aunque, por error del amanuense,
se la llama "Sti antoni de Tetela" en vez de "Sti antonini..." Sin embargo, en el capítulo
provincial celebrado el 4 de octubre de 1578, ya no se hace mención de la casa de San
Antonino, sino de la de "San Juan de Tetela" (o. cit., f. 139v). En cada ocasión, obsérvese bien,
la fuente se limita a mencionar una sola casa; aunque, en 1581, la relación de Godínez
atestigua la existencia de "dos monasterios". ¿Cómo explicar, entonces, ese cambio aparente
de advocación? Y, ¿por qué, en 1578, las Actas provinciales mencionan únicamente una sola
casa? Los historiadores no han reparado en la existencia de este problema, aunque su
aclaración era necesaria para alcanzar una reconstrucción histórica del pasado de ambos
conventos.
Obviamente, cuando Tetela fue entregada a la jurisdicción dominica en 1559, sólo existía
la casa de San Antonino, la cual, en 1562, continuaba siendo la residencia conventual de los
frailes. Pero, un poco después de septiembre de 1562, cuando fue asignado a esta casa fray
Juan de la Cruz, o quizás a 24 de junio del año siguiente, fiesta de San Juan Bautista,
evidentemente santo patrón del vicario, se inició la construcción del convento de San Juan de
Tetela. Este hermoso convento, al que ha consagrado un estudio Martínez Marín (1968), se
terminó de construir antes de, o en 1578, fecha en que su constructor fue removido del cargo
de vicario en Tetela y transferido a la casa de Chila (Actas provinciales, 1540-1590, ms.:
139r). Para entonces, la casa conventual primitiva de San Antonino había pasado a un segundo
plano y, sin que ésta desapareciera, la adscripción eclesiástica asumió el nombre del convento
recién construido. Los "dos monasterios" de que habla la relación de Godínez son la casa de
San Antonino de Hueyapan y el convento de San Juan Bautista de Tetela.
Cuando el franciscano Alonso Ponce cruzó por esos lugares, en enero y octubre de 1586,
el relator fidedigno de sus andanzas consignó lo siguientes datos:

[Enero] ... llegó a otro pueblo llamado Tetela..., donde hay otro
convento de San Augustín... [y, después] a un pueblo pequeño
llamado Uayapan..., donde hay un conventico de Santo Domingo, en
el cual moraban dos religiosos, aunque a la sazón no había más de
uno ...

[Octubre] ...andadas dos leguas de muy malos caminos, llegó a un


bonito pueblo de indios ... llamado Huayapan; fuese al convento de
Santo Domingo que allí está fundado, en el cual le regaló y le hizo
mucha caridad el vicario... Y, [después de] andada una legua, llegó al
mesmo pueblo de Tetela: pasó de largo... (Ciudad Real 1976, I: 126;
II: 59. Los subrayados son míos.)

Que Ciudad Real haya identificado la casa de San Juan de Tetela como "convento de San
Augustín" puede significar, solamente, que la magnitud de la construcción lo indujo a una
inferencia inexacta. Después de verlo, es evidente que el de Hueyapan le pareció un
"conventico". En este caso, la observación era exacta.
Aparte de eso, el testimonio de Ciudad Real pone de manifiesto cómo se administraban
ambos conventos, ya que, en las dos ocasiones que fray Alonso Ponce y él pararon en el
"conventico" de San Antonino de Hueyapan, siempre toparon a un solo fraile administrando la
casa. El otro, sin duda, estaba en el "convento de San Agustín" de Tetela, quizá ocultándose
de los inoportunos visitantes. Por extraño que parezca, este episodio tiene alguna relación con
el dato inexacto que registra el informe de Godínez, en el sentido de que, "en cada monasterio,
hay dos religiosos". Alguna vez habrá que indagar los motivos de este encubrimiento
deliberado de la verdad. En la administración dominica de estos conventos, había gato
encerrado.

La leyenda de la cacica Estrada


El único documento contemporáneo que podría constituir un testimonio fehaciente de las
proezas que la RG de Tetela atribuye a María de Estrada es la tercera carta de Cortés,
fechada a 15 de mayo de 1522; pero nada se dice en ella de las presuntas hazañas de la
cacica. Por su parte, Bernal Díaz del Castillo (1962), aunque la recuerda en tres ocasiones,
llamándola en una "buena y honrada mujer" (p. 266) y, en otra, "la vieja" (p. 343 n. 141),
tampoco registra el pintoresco episodio.
Cronológicamente, el primer relato que acusa noticia de los hechos que se atribuyen a
María de Estrada es el del cronista dominico fray Diego Durán (1967, II: 572-3), cuya obra se
concluyó "el año de mil y quinientos y ochenta y uno" (ibid., p. 576). Pero Durán define muy
claramente la procedencia de sus datos y la fe que merecen, al calificar esta narración de "un
cuento que me contaron". Atendiendo a la fecha en que terminó su historia, coincidente con la
de la RG de Tetela, cabe hacer solamente dos hipótesis: que la narración de Durán y la de la
RG de Tetela se inspiraron en la misma fuente, o que el episodio narrado en la RG de Tetela
se inspiró en la crónica de Durán. El historiador dominico no pudo extraer sus datos de la RG
de Tetela, porque, de haber sido así, habría dicho que los había encontrado en algún escrito.
Como el asunto merece un tratamiento más detenido que el que cabe aquí darle, me
limitaré a señalar un pequeño detalle: cuando Durán habla de esta batalla, indica que los
españoles iban "subiendo a un pueblo que se dice Tet[e]lan", aparentemente desde el fondo de
la "gran barranca que divide entre aquellos dos pueblos"; pero su relato es confuso, porque la
acción concluyó cuando María de Estrada, y los hombres que comandaba, "tomaron el
pueblo". ¿Cuál? ¿El de Tetela, o el de Hueyapan? Porque, entre uno, y otro, hay una distancia
de casi tres kilómetros y, además, están y estaban separados por "una gran barranca". Pues
bien, aparte de otros. elementos formales, el sucinto relato de este episodio en la RG de
Tetela reproduce esta misma vaguedad geográfica y ausencia de definición en las acciones. Yo
me inclinaría, en este momento, a considerar que la narración de la RG de Tetela se inspiró en
la crónica de Durán, y que los responsables de su inclusión fueron los dominicos que asistieron
a Godínez Maldonado en la preparación del informe.
Otros autores, más tarde, recogerán este episodio anecdótico. Muñoz Camargo no hace
mención de él en su Descripción de la ciudad y provincia de Tlaxcala (1981, 1984); pero, en
la versión que corrigió y adicionó después, aludió de pasada a él (Muñoz Camargo 1892: 227).
Más explícito, pero también inspirado en Durán, es el relato de las proezas de la cacica
Estrada que refirió Dorantes de Carranza (1970: 17).

Conclusión
Como se dijo al principio, la RG de Tetela es conflictiva en más de un aspecto. No es su
privilegio exclusivo. En realidad, lo son casi todas las RGs. Ni son "fuentes para el estudio
de...", como algunos ingenuamente las han llamado, ni son documentos históricos fidedignos.
Son, en su mayoría, recolecciones no siempre fieles de tradiciones orales, y eventualmente
escritas, que el que ha dado en llamarse "autor" seleccionó a propio arbitrio o trasmitió de
memoria, casi siempre aplicando escaso sentido crítico y, a veces, falsificando en forma
deliberada la información. Sin negar, ni mucho menos, la utilidad eventual de sus datos locales
para fines de estudio, las RGs constituyen, fundamentalmente, un reto para el estudioso
moderno. Este vasto repositorio de la memoria colectiva; enturbiado a veces por mentiras
intrascendentes originadas en motivos individuales, debe integrarse a la historia crítica del
pasado de Nueva España, no ser considerado "fuente para" nuevos desfiguros de la verdad.
Quienes entienden y sienten la Historia profundamente, saben que las "fuentes" no existen;
existen sólo los testimonios y documentos, que corresponde a cada generación interpretar con
nuevo sentido crítico. Los meros acarreadores de citas, siempre dispuestos a usar en
beneficio de sus hipótesis el sofisma de autoridad, son los que hablan de "fuentes",
identificándolas con axiomas que no necesitan examen. Ni la RG de Tetela ni, en general, las
relaciones geográficas pertenecen a esa clase de fuentes.

RG de Tetela y Hueyapan, ms., fol. 3v. Las adiciones y colofón.


RG de Tetela y Hueyapan, ms., fol. 4r. El colofón, fechado y firmado por Cristóbal Godínez
Maldonado a 9 de julio de 1581.

RG de Tetela y Hueyapan, ms., fol. 1r. Nota de remisión del expediente, fechada y firmada por
Cristóbal Godínez Maldonado a 20 de junio de 1581.
¶ En el pu[ebl]o de Tetela y Hueyapan, a veinte días del mes de junio de mil y qui[nient]os y ochenta y un
a[ñ]os, en cumplimi[ent]o y conforme a la Instrucción y orden que t[ien]e dada su Maj[esta]d acerca de la
descripción que manda hacer del d[ic]ho pu[ebl]o, y de demás desta Nueva Esp[añ]a, yo, DON CRISTÓBAL
GODÍNEZ, corregidor deI d[ic]ho pu[ebl]o de Tetela y del de Hueyapan, que están en la real Corona de su
[Ma]j[esta]d, habiendo sobre ello hecho junta, general y particular, de los indios principales y antig[u]os de los
d[ic]hos pu[ebl]os, y, sobre ello, las diligencias y averiguaciones necesarias, [y las] preg[unt]as y repreguntas,
conforme a la d[ic]ha Instrucción, se supo y resultó saber, de lo que por ella se manda, lo que se declara,
espacifica y contiene en las dos fojas escritas, después desta, a que me remito. DON CR[IST]ÓBAL
GODÍNEZ MAL[DONA]DO (rúbrica).

1 ¶ Cuanto a la primera pregunta, se responde q[ue] el pueblo de Tetellan y Hueyapan no son


pueblos de españoles, ni en ellos, ni en lo que toma su jurisdicción, nunca han residido, por ser
pueblos pequeños y ser pueblos sujetos a la provincia de Suchimilco, como lo fueron en su
i[n]fidelidad, [a] donde acudían con sus tributos y servicios personales. Y, ansí, está
respondido hasta la pregunta undécima, q[ue] es lo que toca a los pueblos y ciudades donde
residen españoles.
11 ¶ El pueblo de Tetella y Hueyapan,1 q[u]e son dos cabeceras distintas y dos pueblos
distintos desde su infidelidad, los cuales pueblos fueron puestos, digo, 2 siempre regidos por
diversos y distintos señores de la nación suchimilca, están debajo de la sujeción de un
corregidor puesto por su Maj[esta]d, el cual los sustenta en just[ici]a, y están puestos en su
real Corona; en cada uno de los cuales hay un monasterio de FRAILES DOMINICOS, que los
administran e in[s]truyen en las cosas de la fe.
Contiene en sí el pueblo de Tetella, [con la] q[ue] confina unas calles con otras y unas
casas con otras, u[n]a cabecera que se dice Nepopoalco, que, en realidad de verdad,
antiguamente era jurisdicción por sí y hacían cabeza de república. Y, aunque ahora todavía
tienen aquella presunción y nombradía, pero ya casi se nombran todos unos, y están
hermanados y coadunados. Y tiene, este dicho pueblo de Tetela y Nepopoalco, seis estancias:
las tres son del uno, y las tres del otro.
El pu[ebl]o de Hueyapan, como pueblo por sí y cabecera más principal, aunq[ue] sujeta al
corregimiento de Tetella, tiene sus religiosos por sí y monasterio, y otras tres estancias, que
acuden así a la doctrina como a lo demás, las cuales estancias se llaman San Miguel, S[an]to
Tomás y S[an] Bartolomé.
12 ¶ Tienen estos dos pueblos, por cercanía y alrededor de sí, hacia la parte de oriente, a
Ocopetlayuca[n], que por otro nombre se llama Tuchimilco;2a hacia la parte de mediodía, a
Ocuituc[o] y a Tzaqualpa[n], y, por la parte de poniente, a Chim[a]lhuacan, con las cuales
parte términos, teniendo, por la parte del norte, al volcán y a su serranía, en cuyas faldas
están fundados; por lo cual, sus entradas y salidas son asperísimas, y de muchas quebradas y
barrancas. Tiene, hacia la parte de Tuchimilco, tres leguas de camino para ir al dicho pueblo;
hacia Ocuituco, u[n]a legua, y hacia Chimalhuacan, cuatro. Entre las cuales leguas, hay
grandes poblazones de estancias de diversos pueblos, de q[ue] todas aquellas barrancas y
quebradas están pobladas.
13 ¶ La denominación de Tetella se deriva de "un peñasco grande",3 q[ue] está en el dicho
pueblo a la salida de hacia la parte de Hueyapan, a mano izquierda como salen de dicho
pueblo. Nepopoalco sale deste nombre, NEPOALIZTLI, que es "estimarse y tenerse en
mucho",4 y, así, quiere decir "lugar de estimación". Hueyapan quiere decir "pueblo de grandes
aguas";5 toma la denominación de un "grande arroyo", que pasa por una grande quebrada
q[ue] está junto al dicho pueblo. Llámase, la lengua que hablan, NAHUATLATOLLI,6 que es la
general q[ue] habla toda la nación mexicana.
14 ¶ Todas las naciones y provincias eran, antiguamente, sujetas y tributarias a la Corona real
de México; pero, la principal sujeción que este pueblo de Tetella y Hueyapan tenían era a
Suchimilco, [a] donde acudían a la voz y llamado de los señores de aquella ciudad, cuyos
sujetos eran, y a donde acudían con sus tributos y servicios personales. Y, ansí, cuando a la
parcialidad suchimilca se le ofrecía alguna obra común, o hacer gente p[ar]a alg[un]a entrada,
acudía a estos pueblos y a todos los demás que les pertenecían. Tributaban de lo que
ecomúnmente en sus pueblos se da y cría, y, ansí, acudían con miel y mantas de [he]nequén,
gallinas y maíz. Adoraban [a] los mismos dioses q[ue] los mexicanos adoraban. Las
costumbres, según su rudeza, eran loables, en especial el temor y reverencia q[ue] a sus
dioses y a sus señores tenían, y la perseverancia y rigor que en [la] guarda de su religión
tenían.
15 ¶ El gobierno de éstos era por [medio de] los prepósitos y gobernadores q[ue] los señores
de las cabeceras a donde eran sujetos les señalaban, naturales del mismo pueblo, los cuales
los gobernaban hasta que morían. Y no eran privados de aquel of[ici]o o cargo, sino por grave
delito, y no heredaban los hijos, ni otro pariente ning[un]o, sino el que era señalado de los
señores dichos: y algunos dicen que había de ser aquella elección cola[ciona]da por el rey y
concejo de México. Tenia guerra con Cholula, y con Atlixco y con Huexotzingo, y era, este
pueblo de Tetela y Hueyapan, como frontera contra otras provincias.
El hábito que traían era andar en cueros, con una manta atada al cuello y un braguero con
que cubrían sus vergüenzas: y ése se trae ahora, salvo q[ue] algunos usan ya unas camisas y,
otros, unos zarahuelles. Los mantenimientos eran maíz y chile y legumbres, lo cual usan ahora,
salvo que, ahora, algunos comen carne de vaca, el que lo alcanza. Los señores usaban comer
gallos y gallinas y cazas, antiguam[en]te, y carne humana.
Antiguamente vivieron sanos, y no se acuerdan haber habido pestilencias, tan bravas ni tan
ordinarias, como ahora; aunq[ue], hambres, había antiguamente más a menudo que ahora. La
causa por que ahora mueran tantos, y haya tan frecuentes pestilencias, es secreto de Dios,
que es ansí servido, y no siento otra mejor respuesta para satisfacer a esta pregunta; pero, la
que según ordinariamente se entiende, es q[ue] no estaban tan vejados ni oprimidos con
servicios personales como ahora lo están. Y siendo, como es, gente tan flaca y delicada y
para poco trabajo, y las enfermedades los hallan tan fatigados y trabajados que no hallan
resistencia, y, ansí, se acaban.7
16 ¶ Estos pueblos están poblados en cerros y quebradas, tierra áspera y escondida.
17 ¶ Estos dos pueblos están poblados en tierra sana y de muy buen temple, aunq[ue], en
tiempo de pluvias, es húmeda, por las muchas pluvias y muy ordinarias que del monte
descienden; [pero, en general,] tiene un temple templado, que ni da pena el frío ni el calor. No
se halla particular enfermedad que del sitio proceda, si no es la general de tabardete, de q[ue]
toda la tierra muere.
18 ¶ Tienen estos dos pueblos, por cercanía, al volcán, el cual cae hacia la parte del norte, en
cuyas faldas tienen sus tierras y pertenencias, montes y ríos, sementeras y granjas,8 donde, lo
más del tiempo, están metidos beneficiando sus magueyes y sacando miel dellos, lo cual es su
propia y principal granjería y trato.
19 ¶ No tienen estos pueblos ríos caudales de que se pueda hacer c[uen]ta; tienen, empero,
grandes y muchos arroyos de agua clara, y muy buena y delicada para beber, los cuales les
nacen de las peñas y concavidades de este volcán, muy provechosos p[ar]a los naturales, ansí
para las legumbres que en sus riberas se crían, como p[ar]a los cañaverales y carrizales que
en sus desaguaderos se crian, de q[ue] hacen esteras para [su] aprovechamiento. Con lo cual
está respondido [también] a la pregunta 20.
21 ¶ Ya hemos dicho cómo estos pueblos están junto al volcán, y cómo está cercado de
peñascos y cuevas, y riscos y quebradas, y grandes y altos cerros, [a] donde, antiguam[en]te,
los indios iban a hacer sus sacrificios y a ofrecer sus ofrendas.
22 ¶ En los montes de estos pueblos,9 q[ue] llegan hasta las cenizas del volcán, sobre los
c[u]ales tuvieron estos dos pueblos grandes diferencias, están poblados de pinos albares y de
pinos de tea, y de encinales y de cedros altos y gruesos, y de madroñales: madera toda muy
provechosa para edificios, pero trabajosa de sacar por la aspereza del sitio y grandes
quebradas. Son buenos para sacar aceite de [a]beto, y para tablazón, y para leña y madera
menuda, porq[ue], para otra cosa, no siento sea[n] de provecho.
23 ¶ Los frutales que en ellos se dan son perales, duraznales y membrillales e higueras, las
cuales frutas son más tempranas que no en otra parte, a causa de la fertilidad y humedad que
del volcán procede, y por estar, con el dicho volcán, amparada del norte y de los hielos; pues
sucede helar en toda la tierra, y, allí, jamás. Las frutas de la tierra son aguacates y cerezas,
etc[étera].
24 ¶ Lo q[ue] allí se ha cogido, y coge, es maíz en abundancia, frijol, CHIA, HUAUHTLI y
calabazas.
25 ¶ Cógese, en las laderas de estos pueblos, muy escogido trigo; y se cog[i]era cebada, y se
darían los olivares y viñas, si su Maj[esta]d no lo hubiese vedado y si los españoles se
quisiesen dar a ello: porque se dan en este pueblo muchas y muy buenas castañas, en algunos
[árboles] que en ella se han plantado por religiosos curiosos, y nueces. Y es tierra apta y
aparejada para todo, etc[étera].
26 ¶ [Ha]y, en las quebradas, muchas [yerbas]10 aromáticas y medicinales, y raíces dellas, de
que los indios usan [en] enfermedades suyas; en especial, una raíz que sirve para el calor del
hígado, molida y bebida, la cual bebí yo todo el tiempo que en el [dicho calor] estuve, y hallé
extraño provecho, y, juntamente, gran cantidad de la yerba que llaman "lengua de ciervo".11
27 ¶ Hay, en los montes de estos dos pueblos, gallos y gallinas monteses en cantidad; hay
faisanes, papagayos sin número, [y] hay gran cantidad de unos animales q[ue] llaman
"armados"; hay un género de perdices, que tiene los pies colorados y unos plumajes en la
cabeza, como crestas; hay codornices. Caza, muy poca o ninguna, por haber algunos leones y
gatos monteses. Hay mucho ganado vacuno, cimarrón, de lo que se amonta y huye de los
hatajos.
28 ¶ A[ll]í no se han descubierto minas ni metales de ningún género.
29 ¶ No hay canterías de jaspe ni de piedras preciosas; sino de muy buenos gatos pelados.
30 ¶ Estos pueblos se proveen de sal, [de] Piaztla y Chiautla,12 y de Chilapa y de Totollan, de
las cuales salinas se provee toda la tierra; de algodón, e[s] del Marquesado, como los demás
pueblos, lo cual, todo, acude a sus mercados de ordinario, y [asimismo] el chile, y todo Io
demás que para su sustento han menester.
31 ¶ Las casas y habitaciones de éstos son bajas y pobres, de adobes, con sus bohíos de
paja, de que están cubiertas; todo, cosa pobre y ruines edificios.13 Los materiales con que
podrían edificar es piedra blanca, de que tienen canteras, y piedra pesada y liviana; aunque
carecen de cal; la cual se trae de dos leguas de allí, de Tlacotepeq[ue].
32 ¶ La aspereza de este lugar es la aspereza de sus sitios,14 con la cual sería inexpugnable,
si en ellos entrase gente q[ue] la pretendiese defender, en especial, en una est[anci]a q[ue]
tiene Nepopoalco [llamada] Ce calaco[a]ya[n], que quiere decir "pueblo de una entrada",15 el
cual tiene sola una entrada, en un extraño risco que será de seis pies de ancho, y, el
derrumbadero y peña tajada de una parte y de otra, de cuatrocientos o quinientos estados,
que es temeridad entrar por ella.
33 ¶ La contratación de éstos es miel, como he referido, y el trato de los españoles, q[ue] con
sus recuas allí acuden, es para rescatar esta miel; de donde sacan el dinero con q[ue] pagan a
su Maj[esta]d el tributo, que es un p[e]so, y media fanega de maíz.
34 ¶ Estos pueblos son sujetos a la diócesis y arzobispado de México; está [a] dieciséis
leguas de la catedral. Es, parte del camino, muy áspero y trabajoso: para salir a los llanos de
Chalco, tienen los caminos mil vueltas y revueltas, por lo cual se hace más largo y trabajoso de
lo q[ue] es.
35 ¶ TACET.16
36 ¶ En cada pueblo de estos dos, está un monasterio de FRAILES DOMINICOS y, en cada
monasterio, hay dos religiosos; los cuales [pueblos] hab[r]á dieciocho o veinte años q[ue] se
juntaron, en tiempo del ARZOBISPO DON FRAY ALONSO DE MONTÚFAR,17 los cuales
[pueblos] quitó a un clérigo que los tenía, y los dio a los frailes.18
37 [a] 49 ¶ TACET.19
¶ Una cosa se podrá notar en el descubrimi[ent]o de estos pueblos, los cuales se ganaron
después de ganado México, cuando el MARQUÉS DEL VALLE, que ahora es DUQUE DEL
VALLE DE TOLUCA, [all]í salió a poner asiento en la tierra. Los cuales dos pueblos se
pusieron en defensa, y, prometiendo el MARQUÉS q[ue], el q[ue] se atreviese a [a]huyentar [a]
los indios q[ue] estaban fortalecidos en las quebradas y peñascos, [éste los recibiría en
encomienda], salió una mujer a caballo, con una lanza y una adarga, y arremetió el caballo
hacia los indios, apellidando el nombre de SANTIAGO, y, tras ella, algunos de a caballo: de lo
cual, se ahuyentaron los indios y desampararon sus fuertes. Lo cual, visto por el MARQUÉS,
se los dio a esta mujer en encomienda. La cual fue después casada con MARTÍN PARTIDOR,
y estuvieron en su cabeza hasta que él y ella murieron, por cuya muerte sucedió el REY en
ellos.20 Y esto pertenece a la p[r]eg[un]ta [segund]a, donde se pregunta quién fue el
conquistador y descubridor de los pueblos.
¶ Cuanto a la quinta pregunta, que dice21 [si] tuvo muchos indios, se responde que eran
tantos, que cubrían los montes y quebradas. Las causas de no haber [ahora] tantos, ni la
vigésima parte de los que había, es que se han muerto y acabado.
¶ La cual d[ic]ha descripción, yo, el d[ic]ho DON CR[IST]ÓBAL GODÍNEZ MALDONADO,
corregidor de los d[ic]hos pueblos de Tetela y Hueyapan,22 hice conforme a lo que su
Maj[esta]d manda por su Instrucción impresa, que me fue entregada por m[anda]do del muy
ex[celent]e señor DON MARTÍN ENRÍQUEZ, su visorrey que fue desta Nueva España, con
intervención de los indios más antiguos que había en los d[ic]hos pueblos, y [que] podían saber
más de las cosas antiguas y memorables que, por la d[ic]ha Instrucción, su Maj[esta]d manda
saber. Y va cierta y verdadera en lo sustancial, y de aquello que yo pude saber y entender. Y,
en certificación de lo cual, lo firmé de mi nombre, en el d[ic]ho pueblo de Hueyapan,23 en nueve
días del mes de julio de mil y qui[nient]os y ochenta y un a[ñ]os. DON CR[IST]ÓBAL GODÍNEZ
MAL[DONA]DO (rúbrica).24
1 Por error del amanuense, el manuscrito (f. 2r) lee "cuiapan".

2 La transcripción de FPT (1905, VI: 284) lee: "fueron siempre regidos", omitiendo el titubeo del amanuense.

2a El manuscrito (f. 2r) lee "suchimilco", pero debe leerse "Tuchimilco"; ver, en este mismo volumen, la RG de Ocopetlayucan.

3 Tetella, "tierra fragosa de montes y sierras" (Molina 1944: ME, 106v).

4 Según Molina (1944: ME, 69r), nepoaliztli es "soberuia"; Nepopoalco, "lugar de los que se tienen en mucho".

5 Más bien, "río grande" o "junto al agua grande"; "acequia" se dice hueyapantli (Molina 1944: EM, 3r).

6 Tlatolli es "palabra, plática o habla" (Molina 1944: ME, 141r); nahuatlatolli es, simplemente, "la lengua náhuatl". Ver León-Portilla
1983: 13-108.
7 La frase es sintácticamente oscura, pero se entiende.

8 Por yerro del amanuense, el manuscrito (f. 2v) lee: "y y granjas".

9 Otra vez, por distracción del escriba, el manuscrito (f. 3r) lee: "En los montes de estos de estos pueblos..."

10 El manuscrito lee (f. 3r), literalmente: "Tierras"; la transcripción de FPT (1905, VI: 288) lee: "heruas".

11 Se trata del llamado mazanenepilli (ver Hernández 1959, II: 248).

12 El manuscrito (f. 3r) lee: "... se Proueen de sal y Piastla y chiautla..."


13 La frase que sigue, en el manuscrito (f. 3r), está en capítulo aparte que se numera, por evidente error, "32".

14 El amanuense se tornó a distraer. Esta frase debería leerse: "La fortaleza de este lugar es la aspereza de sus sitios..."

15 Literalmente, "de una puerta o entrada"; pero debería leerse ce calacohuayan; ver Molina (1944: EM, 99v).

16
Latinajo que equivale a "se calla" o "sin comentario"; la transcripción de FPT (1905, VI: 289) lee: "Jaçet". Es obvio que el
paleógrafo no entendió de qué se trataba.
17 El dominico fray Alonso de Montúfar fue arzobispo de México entre los años de 1553 y 1559. Para una breve biografía de este
prelado, ver Beristáin de Souza (1981, 2: 328-9).
18 El presente párrafo ha sido mal entendido e ingenuamente usado por algunos historiadores. Ver, en la Introducción,
"Fundaciones monásticas en Tetela" y "Los conventos de Hueyapan y Tetela".
19 El manuscrito (f. 3v) alinea en una columna, e individualmente, los trece números y sus correspondientes "tacet".

20
"La vieja" María de Estrada, como la llama Bernal Díaz (1962: 343), estuvo, primero, casada con el conquistador Pedro
Sánchez Farfán (ibid., p. 266; Dorantes de Carranza 1970: 456), y, después de enviudar, con Alonso Martín, partidor (Dorantes
de Carranza 1970: 17). Alonso Martín, que tenía el cargo de partidor o distribuidor, a su vez, al enviudar de María de Estrada,
casó con cierta María Escudera. Hacia 1561, la encomienda de Tetela pasó a la Corona real. En 1560, estaban "los tributos en
depósito, porque tratan pleito María Es[cu]dera, mujer tercera del dicho Alonso Martín, y un nieto de la primera mujer" (ver FPT
1940, 9: 26).
21 El manuscrito (f. 3v) lee: "Quanto a la quinta Pregunta. que dizen Tubo muchos indios..."

22 El manuscrito (f. 3v) lee, como es bastante común en los documentos de la época: "guayapa".

23 De nuevo, la lección del manuscrito (f. 4r) es "guayapa".

24 Siguen, después de la relación, las hojas de Instrucción y Memoria impresa en 1577, a cuya cabeza se lee, de diferentes
letras: "Tetela y Hueyapan. Arzobispado de México. Nueva España. CÉSPEDES." Y, en la última plana blanca de la misma
Instrucción, de otra letra, está escrito: "Desc. y Pob. 645. 6°" El editor de estas páginas no ha tenido a la vista dicha Instrucción y
Memoria.
RELACIÓN DE TEUTENANGO
INTRODUCCIÓN
La RG de Teutenango, simple, está precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y
Memoria, y consta de siete planas y una pintura, que mide 73 x 68 centímetros. El expediente
se guarda en el AGI de Sevilla, "IG 1529", y, la pintura, en la Sección de Mapas de la misma
institución. Tanto el texto, como la pintura que originalmente lo acompañaba, han sido
publicados en numerosas ocasiones. El que desee informarse a este respecto, puede
consultar los Censos de Cline (1972a: 354) y de Robertson (1972: 273). En cualquier caso, la
edición más conocida del texto de esta RG es la de FPT (1905, VII: 1-7), y una publicación de
la pintura, que Robertson no alcanzó a registrar, es la de Piña Chán (1975, II: 568).
El autor de esta relación, fechada a 12 de marzo de 1582, y probablemente de la pintura,
fue Francisco de Ávila, corregidor de Teutenango, acerca del cual no se han conservado
noticias precisas; aunque sí, varias y dispersas, de su homónimo, el "poblador antiguo", como
le llama Dorantes de Carranza (1970: 280; ver Porras Muñoz 1982: 271-76, passim). Sin más
base que una sospecha arbitraria, yo pienso que este Francisco de Ávila o Dávila, autor y
escribano de la RG de Teutenango, era nieto de Alonso Dávila, a quien Dorantes de Carranza
(1970: 163) identifica como "conquistador y vecino de México".
Aunque Francisco Dávila, corregidor de Teutenango, escribió de su propio puño la relación
y, probablemente, seleccionó los datos según su propio criterio, hay motivos para pensar que
no fue el único responsable de todo su contenido. En la composición de informe fue asistido
por Pedro de Talavera, "mestizo, hombre de más de cincuenta años y que ha que vive en el
dicho pueblo más de treinta años", y por otros cuatro naturales de Teutenango, ninguno de los
cuales sobrepasaba la edad de sesenta años. En otras palabras, el "mestizo" Pedro de
Talavera, que residía en el pueblo desde alrededor de 1550, aunque no se expresa que haya
desempeñado el cargo, conjeturablemente sirvió de intérprete; fueron, sin duda, los
informantes don Juan de los Ángeles, don Pedro Elías, y Toribio Hernández y Bernaldino de
Guzmán, todos nacidos ya en plena época virreinal. El resultado es obvio: la RG de
Teutenango tiene escasa profundidad histórica y un pobre contenido tradicional. Los
informantes se limitan a trasmitir lo que "a sus padres y hombres viejos han oído decir" y, en
grado menor, lo que sabían por directa y propia experiencia.
Es, asimismo, patente que ninguno de los informantes, ni el corregidor Francisco Dávila,
tenían una idea precisa de cuándo se congregó en el valle el pueblo de Teutenango, ni, menos,
de quién habían sido el conquistador español del valle de Matlatzingo. Sobre este último punto,
el interesado hará bien en examinar la lámina 40 de la Descripción de la ciudad y provincia de
Tlaxcala (1981: 271v), o la 67 del quo ha dado en llamarse "Lienzo de Tlaxcala" (Chavero
1892), así como los relatos pertinentes de Bernal Díaz (1962: 185, 335, 341, 514). La noción
de que, "cuando vino el Marqués a esta Nueva España, vino a este dicho pueblo un capitán que
se decía Martín Dorantes, y lo salieron a recibir de paz..." (cap. 2), es definitivamente
inexacta.
Por lo demás, aunque se insiste de una manera notoria en decir que Teutenango tiene "la
traza de la ciudad de México" (caps. 4, 5, 10, 16 y glosa de la pintura), esto es, una traza
reticular (ver Foster 1962: 71, 78-93), no se declara en ninguna parte quién fue el responsable
de dicha traza, ni en que época comenzó a trabajarse en la subestructura urbana del pueblo.
Sin embargo, a juzgar por la pintura, es evidente que, en 1582, ya el pueblo poseía una plaza,
alrededor de la cual se levantaban edificios tan principales como la iglesia, la casa de
comunidad, las casas reales y la casa del clérigo, así como la fuente y el matadero. La fuente
es indicativa del obraje ya realizado para encañar el agua. Por su parte, los tres sujetos de
Teutenango: San Francisco, San Mateo y San Miguel, no solamente se registran ya con iglesia,
sino que tienen, también, traza reticular. La fundación y traza de estos pueblos cabe conjeturar,
por tanto, que databan de una época relativamente temprana y que su obra es atribuible a los
religiosos de San Francisco.
La RG de Teutenango calla más cosas de las que dice y declara. Toca al estudioso
moderno llenar ésas, y otras lagunas de información que hay en el informe que sigue.
[Encabezando la Instrucción impresa, está escrito
l o s i g u i e n t e : ] N ° 1 0 6. O b i s p a d o d e M é x i c o . 1
N u e v a E s p a ñ a . T e u t e n a n g o, e n M a t a l c i n g o . 2
[Encabezando la primera plana de la relación manuscrita, de diferente letra, se lee:] [N°] 106.
Teutenango, distrito de México.
¶ En el pueblo de Teutenango, que es en el valle de Matalcingo en esta Nueva España, a
doce días del mes de marzo de mil y qui[nient]os y ochenta y dos años, yo, FRAN[CIS]CO
D[E] ÁVILA, corregidor por su M[a]j[esta]d en este d[ic]ho pueblo, para hacer la descripción
que su Maj[esta]d manda hacer deste d[ic]ho pueblo, llamé a PEDRO DE TALAVERA, mestizo,
hombre de más de cincuenta a[ñ]os y q[ue] ha q[ue] vive en este d[ic]ho pueblo más de treinta
años, y a DON JUAN DE LOS ÁNGELES, indio, gobernador deste d[ic]ho pueblo y natural dél,
q[ue e]s hombre de más de cincuenta y cinco años, y a DON PEDRO ELÍAS, y a TORIBIO
HERNÁNDEZ y BERNARDINO DE GUZMÁN, indios, alcaldes y regidores, y naturales deste
d[ic]ho pueblo y hombres de edad de cincuenta a[ñ]os. Y, estando juntos, les leí la Instrucción
de su M[a]j[esta]d, y, habiéndola leído y entendido, a los capítulos della respondieron lo
siguiente:
1 ¶ Este pueblo de Teutenango se llama así porq[ue] junto a él está un cerro muy pedregoso,
"con albarradas de piedra tan altas como un hombre", [y] porque, antiguamente, estaba el
pueblo en aq[ue]l cerro. 3
2 ¶ Al segundo capítulo, dijeron que a sus padres y hombres mayores oyeron decir que,
cuando vino el MARQUÉS a esta Nueva España, vino a este d[ic]ho pueblo un capitán q[ue] se
decía M[ART]ÍN DORANTES, 4 y lo salieron a recibir de paz y le dieron, a él y a los soldados,
mantenimientos de balde.
3 ¶ Al tercero capítulo, dijeron que este pueblo de Teutenango es tierra fría y seca, y do
ordinariamente, de día o los más, hace aire q[ue] viene del sur, y, de noche, hace aire norte
templado. Y, en el d[ic]ho pueblo, cerca de la iglesia, entre la casa del corregidor y
beneficiado, está una fuente q[ue] ordinariamente echa agua en cantidad de una pierna, muy
buena y muy fría, y corre por d[ic]ho pueblo y va a la ciénaga q[ue e]stá cerca del matadero.
4 ¶ Al cuarto capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo está en tierra muy llana y arenosa, al pie
del cerro, y tiene la traza de la ciudad de México, calles derechas; y, en él, no hay otra agua,
si no la de la fuente q[ue e]stá d[ic]ho. Los términos dél son abundantes 5 de pasto, los cuales
se agostan y secan por ser, como es, tierra muy fría. Los naturales dél cogen maíz en
cantidad, y crían gallinas y algunos puercos, y, en los términos dél, hay montes de encinares y
pinos, [a] media legua de la cabecera del d[ic]ho pueblo. No es tierra [en] q[ue] hay[a] frutas ni
huertas, por ser tierra muy fría y q[ue], en invierno, hiela mucho, y aun, algunas veces, por
mayo y junio.
5 ¶ Al quinto capítulo, dijeron q[ue], cuando vino el MARQUÉS, sus padres y hombres viejos
dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo estaba bien poblado de más de tres mil hombres, y, después
acá, [ha] habido muchas pestilencias. [Y] q[ue], al presente, se mandó contar por el
Audi[enci]a real, a pedim[ent]o de los naturales dél, y no se hallaron sino cuatrocientos y
cuarenta indios tributarios. Está el pueblo, por su traza, como la ciudad de México; la gente
dél son mexicanos y matalcingas, 6 q[ue] son dos lenguas diferentes la una de la otra. Los
indios dél son dados a beber su vino, q[ue] ellos hacen, y su comida es templada.
6 ¶ Al sexto capítulo, dijeron que ellos no saben en el altura que está, mas q[ue], en los meses
de junio y julio a medio día, baña toda la tierra el sol, sin hab[er] sombras en las calles. El
pueblo está [a] once leguas de la ciudad de México, hacia el poniente del sol.


PINTURA DE TEUTENANGO

GLOSAS DE LA PINTURA:

San Miguel, sujeto a Tenango

San Mateo, sujeto a Tenango

Éste es el peñol donde solía estar el pueblo

La ermita [lección dudosa]

San Fra[ncis]co, sujeto a Tenango

Casas reales p[ar]a el corregidor

La fuente

Casa del clérigo

Casa de comunidad

La plaza

La horca

Estas sierras y montes son comunes al pueblo de Tenango y al de [A]tlatlauhcan

Este pueblo de Teutenango descendió del peñol a este llano, y está por sus calles derechas y
traviesas, como México

La iglesia

El matadero de novillos: carnicería

7 ¶ Al septeno capítulo, dijeron que, como d[ic]ho tienen, está el pueblo [a] once leguas de la
ciudad de México, caminando, de México, [a] do se pone el sol.
8 ¶ Al octavo capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo de Teutenango está [a] tres leguas de la
villa de Toluca, q[ue e]s pueblo de españoles, y estas tres leguas es tierra llana y sin montes.
10 ¶ Al décimo capítulo, 7 dijeron q[ue], como d[ic]ho han, el pueblo está en llano y tiene la
traza de México.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo de Teutenango es corregimi[ent]o, y en él
tienen [a] un clérigo por beneficiado, q[ue] les administra los sacramentos. Y tiene el d[ic]ho
pueblo, por sus sujetos, el pueblo de Maxtleca[n], 8 y San Fran[cis]co y San Mateo, y San
Miguel y Nativitas.
12 ¶ Al doceno capítulo, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está [a] una legua del pueblo de
Tepemaxalco y Calimaya[n], a la p[ar]te del norte; y, a la p[ar]te del sur, está el pueblo de
[A]tlatlauhca[n, a] media legua dél; y, a la p[ar]te do nace el sol, está el pueblo de
Xalatla[uh]co [a] cuatro leguas dél: y los caminos son tierra llana y derechos, y [las] leguas de
buen tamaño.
13 ¶ A los trece capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo se llama Teutenango, por el cerro
pedregoso q[ue] tiene con "albarradas de piedra", 9 donde solía estar, y las tenían h[ec]has
p[ar]a su defensa. Y la habla dellos son, dellos, mexicanos, y dellos, matalcingos.
14 ¶ A los catorce capítulos, dijeron q[ue], al t[iem]po q[ue] vino el MARQUÉS, era señor dél
un indio q[ue] se puso [a e]ducarlos, al cual daban tributo de las cosas q[ue] criaban y cogían,
y ansí lo oyeron decir a sus mayores.
15 ¶ A los quince capítulos, dijeron que a sus padres y hombres viejos han oído decir que los
naturales deste d[ic]ho pueblo tenían guerras con los de México, 10 y [que] peleaban con arcos
y flechas, y espadas de palo con pedernales y porras, y traían rodelas. Y, en aq[ue]l t[iem]po,
el vestido q[ue] traían era una manta y un MASTEL, y, al presente, andan vestidos con
camisas, zaragüelles y mantas, y, algunos, vestidos de paño con sus jaq[ue]tas, y capotes y
sombreros. Y q[ue], al t[iem]po q[ue] vinieron los españoles, su comida era tamales y frijoles,
y, al presente, comen tortillas de maíz y frijoles con sal, q[ue] antes no tenían sal; y comen
carne de vaca, q[ue] hay carnicería en el d[ic]ho pueblo, p[ar]a él y los comarcanos, q[ue] se
matan, una semana con otra, cada viernes, cuarenta novillos, y, las semanas de Pascuas, se
matan ochenta novillos y más. Y que a sus padres e indios viejos han oído decir q[ue], antes
q[ue] los españoles viniesen a esta Nueva España, los indios vivían sanos, por las comidas
templadas q[ue] comían, y, después q[ue] vinieron los españoles, [ha] habido muchas
pestilencias, de q[ue] han muerto gran número de indios.
16 ¶ A los dieciséis capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo de Tenango 11 está en tierra llana,
con la traza de México; y, al principio del valle de Matalcingo, es tierra llana y sin sierras.
17 ¶ A los diecisiete capítulos, dijeron que el temple dél es frío, y q[ue ha] habido en él
pestilencias.
18 ¶ A los dieciocho capítulos, dijeron q[ue e]ste d[ic]ho pueblo de Teutenango está [a] dos
leguas del nacimiento del río q[ue] dicen de Toluca, q[ue] corre por el valle de Matalcingo, y
está la laguna do nace hacia donde nace el sol.
19 ¶ A los diecinueve capítulos, [dijeron] q[ue] este d[ic]ho pueblo de Tenango no tiene más
agua de la q[ue] sale de la d[ic]ha fuente, y está [a] dos leguas del nacimi[ent]o del río de
Toluca, y [que], en el d[ic]ho pu[ebl]o, no hay regadíos ni huertas, mas q[ue] se crían los
maizales con el agua q[ue] llueve.
20 ¶ A los veinte capítulos, dijeron q[ue], en términos deste d[ic]ho pueblo, no hay ríos ni
lagunas, sino un pedazo de ciénaga, del agua q[ue] rempuja el río de Toluca en su
nacimi[ent]o.
21 ¶ A los veinte y un capítulos, dijeron que, a la p[ar]te do se pone el sol, [a] una legua deste
d[ic]ho pueblo, está una sierra nevada que todo el año retiene nieve, y, en ella, hay dos
lagunas no grandes y siempre tienen agua, y allí se consume sin tener corriente. 12
22 ¶ A los veinte y dos capítulos, dijeron que, a la p[ar]te del pueblo de San Miguel, sujeto
deste d[ic]ho pueblo, hay montes de encina y pinos.
23 ¶ A los veinte y tres capítulos, dijeron q[ue], en el d[ic]ho pueblo, hay algunos árboles de
duraznos, y algunos CAPOLÍES y tunales, y algunos magueyes.
24 ¶ A los veinte y cuatro capítulos, dijeron que, en las tierras del d[ic]ho pueblo, solamente
cogen maíz y frijoles, y habas y alverjones y cebada, pero no trigo.
25 ¶ A los veinte y cinco capítulos, dijeron q[ue], como está d[ic]ho, se coge en el d[ic]ho
pueblo maíz y cebada, como está d[ic]ho, pero q[ue] no hay viñas ni parras de uvas ni aceite,
ni seda ni grana.
26 ¶ A los veinte y seis capítulos, dijeron que, las heridas que los indios se dan, se curan con
una penca del maguey, q[ue] la escalientan y, el zumo q[ue] della sale, lo echan [en la herida],
y con ello sanan.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijeron que, en los términos del d[ic]ho pueblo, y en los de
su comarca, se crían vacas, yeguas, y mulas y venados.
28 ¶ A los veinte y ocho capítulos, dijeron q[ue], en los términos deste d[ic]ho pueblo, no hay
minas de plata; y, [a] diez leguas dél, están las minas de Tzaqualpan, 13 Zultepeq[ue y]
Temazcaltepeq[ue], 14 do sacan plata.
30 ¶ A los treinta capítulos, dijeron q[ue], en este d[ic]ho pu[ebl]o, no hay salinas, sino en el
pueblo de Iztapa[n], 15 q[ue e]stá [a] seis leguas dél, y de allí la traen, y de México.
31 ¶ A los treinta y un capítulos, dijeron q[ue] las casas deste d[ic]ho pueblo son de piedra y
adobes, y cobijadas con JACALES de paja y TAJAMANILES.
32 ¶ [A los treinta y dos capítulos, dijeron] que este d[ic]ho pueblo, como está d[ic]ho, está al
pie de un cerro, donde antes solía estar, y, al presente, está en un llano, como está d[ic]ho.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos, dijeron q[ue] los aprovechami[ent]os q[ue] los q[ue] en él
viven tienen, es coger maíz y criar algunos puercos y gallinas, q[ue] les van a vender a México.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está, de la ciudad de
Méx[i]co, [a] once leguas: viniendo de México a él, caminan hacia donde se pone el sol, y
p[ar]te del camino es llano y, p[ar]te, sierras.
35 ¶ A los treinta y cinco capítulos, dijeron que, [en] este d[ic]ho pueblo, hay clérigo, q[ue e]s
beneficiado y les dice misa y administra los sacramentos.
¶ A todos los demás capítulos, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está [a] setenta leguas, poco
más o menos, de la Mar del Sur, y otras tantas de la Mar del Norte.
¶ Todo lo que d[ic]ho es, respondieron a los d[ic]hos capítulos y [a] cada uno dellos, por la
experiencia y conocimi[ent]o q[ue] tienen, y por lo q[ue] a sus padres y hombres viejos han
oído decir. Y lo firmaron los q[ue] dellos sabían escribir. FRAN[CIS]CO D[E] ÁVILA (rúbrica).
PEDRO DE TALAVERA (rúbrica). DON JUAN DE LOS ÁNGELES (rúbrica). BER[NALDI]NO
DE GUZMÁN (rúbrica).
[A la vuelta de la foja, se lee:] Teutenango. Descripción del pueblo de Teutenango en el valle
de Matalcingo. Desc. y Pob. 240. 3°
1 El dato es inexacto; debería decir "arzobispado de México".

2 Al trascribirlas, el editor de estas páginas no tuvo a la vista estas leyendas.

3 Teutenanco, en rigor, significa "lugar de la gran muralla"; teutl, en este caso, no es "dios", sino un sinónimo de huey, "grande".
Este pueblo era llamado, también, Hueytenanco (ver FPT 1905, VII: 1, n. 2).
4 Cuando Cortés retornó de su viaje a las Hibueras, a Martín Dorantes correspondió el arriesgado papel de emisario de la noticia
ante los amigos del conquistador, al que muchos daban por muerto. El episodio fue narrado por Bernal Díaz (1962: 460-1). Al
anunciarse Martín Dorantes en la capital de la Nueva España, se proclamó: "...soy su criado (de Cortés) Dorantes" (o. cit., p.
461). Es todo lo que se sabe, hasta ahora, de este sujeto (ver FPT 1905, VII: 2, n. 1).
5 El manuscrito (f. 1r) lee, por presumible error del escriba: "abundastes".

6 Sobre este grupo étnico y lingüístico, ver Harvey (1972: 302-4) Piña Chán (1975, II: 543-72), y Schumann (1975, II: 529-39).

7 El manuscrito (f. 2r) lee, testado: "nobeno". y, sobre él entre lineas: "deçimo".
8 El manuscrito (f. 2r) lee: "masteca"; Maxtlecan parece significar "lugar del braguero o maxtle".

9 Ver, arriba, la nota 3.

10 FPT (1905, VII: 5, n. 1) comenta que "la guerra que sostuvo con los mexicanos Teotenanco motivó su conquista, junto con la
de los otros pueblos de la región matlatzinca, por Axayacatzin, quien gobernó... de 1469 a 1482". Ver Códice mendocino, lámina
9 (1964, I: 22-23).
11 Por aféresis, el pueblo es conocido, también, por el nombre de Tenango; Tenango del Valle.

12 Por presumible distracción del paleógrafo, la transcripción de FPT (1905, VII: 6) registra la siguiente lección: "... y alli se
consume sy no tienen corriente".
13
El manuscrito (f. 3v) lee: "çaqualpa'.
14 La lección del manuscrito (f. 3v) es: "tlamacaxltepeq"; mi lectura es, definitivamente, conjetural.

15
En el manuscrito (f. 3v), antes de "yztapa", hay una testadura ilegible.
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ACARRETO, de: acarreo.
ALBAR (pino): especie de pino que crece hasta la altura de 20 a 30 metros, con la corteza
rojiza en lo alto del tronco y ramas gruesas, piñas pequeñas y hojas cortas. Su madera es
muy estimada en construcción.
ALBARRADA: pared de piedra seca; reparo para defenderse en la guerra.
ALCAPARROSA: caparrosa; sal compuesta de ácido sulfúrico y de cobre o hierro.
ALCAUCIL: alcachofa.
ALCOHOLADO: dícese del animal que tiene el pelo de alrededor de los ojos más oscuro que
lo demás.
ALMAIZAL: faja o taparrabo; tela que se ciñe sobre la cintura y entre las piernas para cubrir
el bajo vientre.
ALTOS: los pisos que están sobre los bajos.
AMONTAR: huir o hacerse al monte; ahuyentar.
ANJEO: lienzo basto que se hacía en o a la manera de Anjou.
ARREO: sucesivamente, sin interrupción.
ÁUREO NÚMERO: en cronología, se refiere al ciclo decemnovenal, decemnovenario o lunar;
número de años en que el de una fecha excede al de los ciclos lunares justos, contados
desde el año anterior al de la era cristiana.

BAJOS: planta baja de las casas.


BARBOTE: pieza de la armadura antigua, que cubría la boca, barba y quijada; palito o barrita
de plata que, embutida en el labio inferior, llevaban como insignia algunos indios.
BATEY: voz caribe, procedente de las islas de Santo Domingo, que designaba el hule y las
pelotas que de él se hacían.
BOGA: pez del orden de los acantopterigios, de unos 12 centímetros de largo; los hay
cilíndricos y aplanados: los primeros son de agua dulce y, los segundos, de agua salada.
BOJ: perímetro o circuito de una superficie geográfica.
BRANCA: branquia, agalla.
BRANZA: argolla con que se aseguraba la cadena de los forzados en las galeras.
BRASIL: árbol de la familia de las leguminosas, del que se extrae un tinte intensamente
encarnado.

CADAHALSO: cobertizo o barraca de tablas.


CAPELLANÍA: fundación en la cual ciertos bienes quedan sujetos al cumplimiento de misas y
otras cargas pías.
CICIÓN: calentura intermitente que entra con frío.
CINTA: cintura.
COLADO: colacionado, consultado.
CONCEJO: diminutivo de concilio; ayuntamiento.
CONTINA: continua.
CORDELLATE: tejido basto de lana, cuya trama forma cordoncillo.
CORDOBÁN: piel curtida de macho cabrío o de cabra.
CORVEJÓN: ave palmípeda del tamaño de un ganso, con plumaje de color gris oscuro, collar
blanco y algunas partes del cuerpo negras, patas cortas y pico largo, aplastado y con
punta doblada.
COTARA: cutara o cutarra; especie de sandalia que se sujetaba al pie pasando una cinta
entre los dedos pulgar y segundo, que se aseguraba en las taloneras de la sandalia y se
ataba en la caña de la pierna.
CHIRIVÍA: planta de hojas parecidas a las del apio.

DENDE: desde, de allí, desde allí.


DERECERA: vía o senda derecha, a distinción de la que toma rodeo.
DIACITRÓN: acitrón, cidra confitada.

ENCRISNADO: encrinado, que tiene trenzas en el cabello.


ESCAROLA: achicoria cultivada.
ESCOMBRADO: desembarazado de escombros, limpio.
ESPACIFICAR: especificar; explicar.
ESQUILMO: frutos y provechos que se sacan de las haciendas y ganados; provechos
accesorios de menor cuantía que se obtienen del cultivo o de la ganadería.
ESTALAJE: posición; instalación, lugar donde se expone la mercadería.
ESTADO DE HOMBRE: medida de longitud equivalente a unos 7 pies, alrededor de 1.96
metros.

FLEBOTOMÍA, arte de la: arte de sangrar.


FREZADA: frazada, manta peluda que se echa sobre la cama.

GATO: bolso o talego en que se guarda el dinero; el mismo dinero; trampa para ratones.
GOZQUE: perro pequeño, muy sentido y ladrador.

HARRIA: arria o recua.


HASTA EN PATAS: hasta los tobillos.
HATAJO: pequeño hato de ganado; corral.

INCONTINENTE: incontinenti, prontamente, al punto, sin dilación.

JABONADURA: agua que queda mezclada con el jabón y su espuma; espuma que se forma al
jabonar.
JAGÜEY: acequia, pozo o zanja llena de agua.
JÁQUIMA: cabezada de lazo de henequén, usada por cabestro, para atar bestias y llevarlas.

LUEGO: pronto, prontamente, de inmediato.

MAL DE MADRE: dolor de la matriz.


MAL DE PIEDRA: el que resulta de la formación de cálculos en las vías urinarias.
MALPAISAR: malpaís; región inhóspita.
MASTIL: mastel; aztequismo derivado de maxtli "faja, taparrabo".
MAZAMORRA: bebida que se obtiene de mezclar un líquido con una sustancia pulverizada, de
que resulta un brebaje espeso o una masa líquida.
MOLLEDO: parte carnosa y redonda de un miembro, especialmente la de los brazos, muslos
y pantorrillas.

PECHO: tributo.
PINTA: mancha o señal pequeña.
POLICÍA: urbanidad, manera civilizada de vivir.
PREBENDA: renta aneja a un canonicato u otro oficio eclesiástico; oficio, empleo o ministerio
lucrativo y poco trabajoso.
PUNIR: castigar.

SANGUINO: sanguíneo, sanguinario.


SER CONVENCIDO DE: resultar convicto.
SOCAVÓN: cueva que se excava en la ladera de un cerro o monte y a veces se prolonga
formando galería subterránea.
SÚCHIL: aztequismo derivado de xochitl, "flor o rosa".

TABARDETE: insolación; tifus exantemático.


TABUCO: prisión aposento pequeño o habitación estrecha.
TERMINAR: confinar, tener límites con.
TOMÍN: moneda fraccionaria que pesaba 0.575 gramos. Si de oro, ocho tomines equivalían a
un peso de oro o castellano (4.600 gramos) ; si de plata, a un peso común.
TOSCA: toba, piedra caliza, muy porosa y ligera; en las RGs, "piedra tosca" equivale a
"piedra pómez" algunas veces, y, con mayor frecuencia, a "piedra tezontle".
TRIBUTARIO ENTERO: "son dos personas, y, una, hace medio" (RG Cul-huacan, c° 5) .
TUZA: aztequismo derivado de tuzan, que designa a un roedor de la familia de los
geomídeos; es de color amarillo rojizo, oscuro. Los que lo han comido dicen que es
"excelente bocado en la mesa" (Santamaría 1974: 1097).

YUSO: ayuso, abajo.

ZARAGÜELLES: unos calzoncillos de manta blanca, largos, que llegan hasta el tobillo.
Todavía se usan en Guatemala entre los indios.
ZARAPITO: ave del orden de las zancudas, que vive en las playas y sitios pantonosos.

VOCES MEXICANAS Y MEXICANISMOS


AXOLOTE: del náhuatl axolotl, vulgarmente denominado "ajolote"; animal acuático de la clase
de los batracios, orden de los urodelos. Mide cerca de 20 centímetros, y es de color
oscuro, terroso, feo; tiene cuatro dedos en las extremidades toráxicas y cinco en las
abdominales. Es inofensivo y su especie está casi extinta (ver Santamaría 1974: 48):. El
más común es el Sirendon huntboldtii.
AYOTOCHTLI: lit., "conejo-tortuga"; mejor conocido por el nombre de "armado" o "armadillo".
Hay muchas especies: Tatusia novemcincta; Tolypectes tricinctus; Xenupus tatuay;
Dasypus- villosus, D. gigas, etcétera (ver Santamaría 1974: 80)

CACALOXUCHITL: puede significar "flor de cuervo" o "flor de tenazuela", vulgarmente llamada


"cacalojoche" o "cacalosúchil" (Plumeria rubra; P. bicolor, y P. acutifolia) ; planta
apocinácea de ramas abiertas y acodadas, flor blanca, amarillenta o rosada, muy olorosa.
Entre los antiguos aztecas era signo de nobleza (ver Santamaría 1974: 170) .
CACLE: aztequismo derivado de cactli, capatos, sandalias, &c." (Molina 1944: ME, 11r) Ver
Santamaría (1974: 175).

CHICHIMECATECUHTLI: lit., "señor chichimeca" o "señor de los chichime-cas". Nombre de un


cacique, Ver Índice Onomástico.
CHINAMPA: aztequismo derivado de chinam (itl) y pan, "sobre el enrejado o balsa de cañas";
se refiere a las balsas de caña que hacían los indios, sobre las cuales amontonaban cieno
del lago o laguna, donde cultivaban flores y verduras, quedando las balsas a modo de
pequeños huertos flotantes (ver Santamaría 1974: 393) .

HUITZTLI: espina grande, o puya (Molina 1944: ME, 157v).


HUIXACHIN: árbol espinoso, o espino (Molina 1944: ME, 158r). Ver Santamaría (1974: 608-
9).

MECAPAL: aztequismo derivado de meta (tl) y palli, "faja de fibra de árbol" o "faja del
mecate"; sirve para llevar la carga en la espalda, sosteniendo casi todo el peso la frente
(ver Santamaría 1974: 710).

OGPATLI: compuesto de oc (tli) y patli, "medicina del pulque"; una yerba que tenía, entre
otros usos, el de servir para fermentar el aguamiel para hacer el pulque (ver Santamaría
1974: 768).
OTATE: aztequismo derivado de otlatl, una "caña macica y rezia" (Molina 1944: ME, 78r). Ver
Santamaría (1974: 776).

QUILITE: vulgarmente llamado también "quelite", es aztequismo derivado de quilitl, cualquier


"verdura, o yerua comestible" (Molina 1944: ME, 89v) . Ver Santamaría (1974: 903).

TEQUITLATO: "mandón o merino, o el que tiene cargo de repartir el tributo o el tequio


[servicio obligatorio de trabajo] a los maceuales" (Molina 1944: ME, 105v).
TEZONTAL: aztequismo derivado de te (ti) , tzon (tli) y tlalli, "tierra de tezonte"; especie de
grava, propia para solados (ver Santamaría 1974: 1041).
TIPUZQUE (peso de): aztequismo derivado de tepuztli (el sufijo -que, en este caso, no es de
ascendencia náhuatl ni, por tanto, puede justificarse); los pesos de tepuzque comenzaron
a circular en la Nueva España desde una época muy temprana, tal vez desde 1522, y fue
un producto de la inventiva del comerciante español. No existiendo aún ceca o casa de
moneda oficial, resolvieron fundir el oro en pequeños discos, en los cuales marcaban los
respectivos pesos; pero, pronto, entraron en acción los falsificadores: el oro, que debía
ser de 21 a 23. quilates, comenzó a aliarse con cantidades crecientes de cobre, en
náhuatl tepuztli. Esta situación imperó hasta que, por real cédula de 11 de mayo de 1535,
se creó en México una Casa de Moneda, sabiéndose que, ya en abril de 1536, gran
cantidad de oro tepuzque circulante se habla convertido en moneda oficial. Ver Kurt
Prober, Historia numismática de Guatemala (Guatemala 1957) : 15-17.
TLACUILOLQUAHUITL: lit., "árbol de color, o multicolor"; ver su descripción en Hernández
(1959, II: 185), donde se registra bajo el nombre purépecha o tarasco de tapintzirani.

XACAL: o jacal, aztequismo derivado de xacalli, "choca, bohío o casa de paja" (Molina 1944:
ME, 158r) Ver Santamaría (1974: 624) .

VOCES TARASCAS
APAREQUA: calor natural, u ortigas; cosa caliente.
APATZINGAN. (Tuzantla) : lugar de comadrejas.
CACHIPUATO: lugar del ídolo.
CUERAPU: alacrán.
CURA: abuelo.
CURAQUA (tzuraqua): palo colorado.
CURICATZUNDA: incienso o copal.
CORITA CAHERI: fogonero grande.
CUSARO: lugar arenisco, arenal.
CHAPATA: bledos; pan de bledos, tamal.
ERANDEQUA: amanecer.
HACANGARI O AHCANGARI: máscara.
HICHAYARUPARO: lugar de tiestos de barro.
HOZQUA QUANGARI: lucero de la mañana.
HURIATA: el sol.
PUQUI: león.
QUANGARI VUAHPA: hijo de principal o senador.
QUATZCUTL: "es como perro".
QUERAPU SERARHUA: raíz de alacrán, una yerba. Ver cuerapu y sirangua.
SIRANHUA: raíz.
TAPINZIRAN: palo de muchos colores. Ver la voz náhuatl tlacuilolquahuitl.
TIQUICHEO: lugar de escudillas o vasijas de losa.
TSITSIQUI PANDAQUARE: guirnalda hermosa, nombre de un cacique.
TSRRSIS: avispa amarilla.
TSRRSIS PUQUI: tigre ver puqui.
TZITZIS: cosa hermosa.
UEKARI: mojado.
URISANDA: árbol de incienso (copal) .
UXUQUA: un árbol colorado.
Libro electrónico editado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se terminó de producir en
diciembre del 2017 en formato ePub por Silvia Elvira Abdalá Romero y Ada
Ligia Torres Maldonado.

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