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Juan de la
Vega
Pedro de Mexicana,
32 Quauhquilpan S Id. 1581 3 AGI
Monjaraz Otom
Zamorano
Chontal,
Tasco, minas Pedro de Luis de Mazateca,
96 Cpx 1581 29 AGI
de Ledesma Marbán Mexicana,
Tarasca
y Diego zahua, -
Cerda 1579 37 AGI 5
Castafión Mexicana,
Alonso Cid,
Alonso de Chichimeca,
111 Tepeapulco 5 Villasana y Alonso Cid 1581 15 AGI Otomi, P
Juan López Mexicana
Cacho
Francisco
Juan de Mexicana,
116 Tequizistlan Cpt de 1580 28 AGI
Vera, Benito Otomí
Castañeda
Martínez y
Francisco
de
Castañeda
Anónimo, y
117 Tetela del Cpx Anónimo 1581 AGI Mexicana
Cristóbal
Godínez
Volcán
Maldonado
ABREVIATURAS: AGI: Archivo General de Indias; Bbteca: biblioteca; Clse: clase; Cpt:
compuesta; Cpx: compleja; D: dibujo; Id.: el mismo; P: perdido; S: simple; UTX: Universidad de
Texas, Austin.
copia del siglo XVIII que se conserva en la Biblioteca de la RAH de Madrid. Por eso, cabe
decir que la presente es la primera edición de una versión paleográfica directa, hecha sobre
fotocopia del arquetipo.
Los criterios y métodos adoptados en la versión de los textos originales han sido ya
expuestos en volúmenes anteriores, lo que me dispensa de tratarlos aquí de nuevo. En cuanto
al uso de acentos gráficos sobre las voces indígenas, sean mexicanas, tarascas o de otra
lengua, he optado sistemáticamente por su omisión. El lector es libre de poner los acentos
donde mejor le parezca o le dicte el uso. La lengua española tiene marcada tendencia a cargar
con acento oxítono todas aquellas palabras que terminan en ene, y aun aquéllas, exóticas, que
terminan en ce. Cuando el español adoptó topónimos como "Coatepec", "Tecuantepec",
"Amatitlan" o "Tehuacan", fue conforme a sus propias leyes: los pronunció "Coatepéc",
"Teguantepéc", que eventualmente escribió y pronunció "Coatepeque" y "Teguantepeque", y
"Amatitlán" y "Tehuacán". Pero, cuando prevalecieron los patrones nativos de acentuación
paroxítona, entonces las leyes inexorables del español condenaron a muerte las consonantes
finales, ene y ce. "Tlalpan" se transformó en "Tlalpa"; "Ocopetlayucan", en "Ocopetlayuca";
"Acolman", en "Acolma"; "Tepeyacac", en "Tepeaca"; "Huaxyacac", en "Oaxaca", etcétera.
Y ahora, para concluir, es grata obligación declarar que el presente libro, y quien escribe
estas líneas, están en deuda con don Ignacio Bernal Pimentel, Woodrow Borah, Víctor M.
Castillo Farreras, John E. Englekirk (fallecido en 1983), Jaime Litvak King, Alfredo López
Austin, Murdo J. MacLeod y William L Sherman, así como con las instituciones siguientes: AGI
de Sevilla, BLAC de la Universidad de Texas, Biblioteca de la RAH en Madrid, DIRECCIÓN
GENERAL DE PUBLICACIONES, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS e
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS de la UNAM, y, de manera muy especial,
con la JOHN SIMON GUGGENHEIM MEMORIAL FOUNDATION de Nueva York. En cada una
de las instituciones mencionadas, hay personas cuya sola enumeración resultaría prolija, todas
acreedoras a mi más cordial gratitud y reconocimiento profundo. Muchas gracias.
Culhuacan, enero de 1984
rené acuña
INTRODUCCIÓN
Manuscritos: características
Los autores
Atendiendo más bien a efectos prácticos, la paternidad de todas las relaciones del
corregimiento de Mexicaltzingo se ha atribuido a Gonzalo Gallegos, que era el corregidor en
1580. Él firma, en efecto, cada uno de los informes que se escribieron bajo su presidencia;
pero, de hecho, únicamente fue coautor de la relación de Culhuacan, en cuya composición
intervino también el religioso agustino fray Juan Núñez: La relación de Iztapalapa fue preparada
por el canonista doctor Francisco de Loya, y, la de Mexicaltzingo, por el religioso franciscano
fray Pedro Caballero. Algunos datos biográficos del doctor De Loya se han recogido en la nota
12 al pie del texto. La pintura de Culhuacan fue compuesta por Pedro de San Agustín; la de
Iztapalapan, por Martín Cano; la de Mexicaltzingo, cuyo paradero se desconoce, por Domingo
Bonifacio.
Los presuntos autores de dichos textos contaron, al parecer, con la inmediata asistencia
de la jerarquía nativa de cada localidad y, eventualmente, de la de un vástago ilustre de la
antigua nobleza mexicana. A este respecto, de Culhuacan, no quedó registrado nombre alguno
particular; pero, de Iztapalapan, se recuerda a don Alonso Axayaca, “gobernador y señor
natural del dicho pueblo”, y, de Mexicaltzingo, al gobernador don Marcos de San Juan.
Don Alonso Axayaca era hijo legítimo de Cuitlahuac, señor que había sido de Iztapalapan,
y hermano y sucesor inmediato de Montecuhzoma II, casado con la señora Papantzin
Oxocotzin. La madre de don Alonso, al fallecer Cuitlahuac contagiado de viruelas, pasó a ser
mujer de Cuauhtemoc, último rey de México, sucesor y hermano menor de Motecuhzoma II y
de Cuitlahuac. Posteriormente, al rendirse el reducto de Iztapalapan ante los invasores, a
principios de junio de 1521, la señora Papantzin, junto con otras damas, fue capturada por las
huestes de Cortés y confinada en Tezcoco. Allí, en 1524, fue bautizada por fray Martín de
Valencia, recibiendo el nombre de doña Beatriz Papantzin. Se dice que era ya, para entonces,
“mujer legítima” de don Fernando Cortés Ixtlilxóchitl, aliado servil de Cortés y sus españoles,
de quienes recibió mala paga. *
Don Alonso Axayaca, cuyos escritos históricos fueron usados profusamente por Alva
Ixtlilxóchitl (1975, I: 286), debió nacer antes de 1521 y, por consecuencia, en 1580, es dable
pensar que tendría más de sesenta años. Se ignora la fecha de su fallecimiento; pero Alva
Ixtlilxóchitl, en el pasaje recién citado, que constituye uno de los preámbulos a la Sumaria
relación de todas las cosas..., dice que “habrá veinte y tantos años que murió”. Es posible que
haya ocurrido su fallecimiento durante el año de 1580. Es posible. La cronología de este
suceso está asociada a la de la obra de Alva Ixtlilxóchitl, aunque cierta “Hipótesis de una
cronología” manifiestamente lo ha ignorado (ver Alva Ixtliilxóchitl 1975, I: 229-33).
Sobre el religioso agustino fray Juan Núñez, coautor de la relación de Culhuacan, no tuve
obras a mano para rastrear sus datos biográficos; sobre el franciscano fray Pedro Caballero,
autor de la relación de Mexicaltzingo, averigüé solamente que fue natural del Puerto de Santa
María, entre Cádiz y Jerez de la Frontera, y que profesó en la orden de San Francisco en
noviembre 4 de 1564 (Figueroa 1764, ms.: 202). Por fin, sobre Gonzalo Gallego, o Gallegos,
la cosecha fue un poco más abultada, pero porque el trabajo de indagación ha sido ya hecho,
en buena parte, por Porras Muñoz (1982: 291-93). Creo que el Gonzalo Gallegos, que fue
electo alcalde ordinario de la ciudad de México en 1581, es el mismo que, en 1580, todavía
desempeñaba el cargo de corregidor de Mexicaltzingo Désele fe como a conjetura. Entretanto,
y con las reservas del caso, el interesado en la biografía de Gonzalo Gallegos hará bien en
remitirse al erudito estudio citado.
Por fin, aparte de las personas nombradas, intervinieron en la preparación y ejecución de
estas relaciones, para todas, el nahuatlato jurado Diego de Paz; para la de Culhuacan, el
escribano y receptor real Francisco de Salcedo; para la de Iztapalapan, el escribano real
Gaspar de Acebo, y, para la de Mexicaltzingo, el escribano real Francisco Sánchez Moreno.
El contenido
A pesar del número y calidad de las personas que intervinieron en la composición de estas
relaciones, su contenido es bastante pobre. Cabe sospechar que el papel de los informantes
nativos fue poco menos que secundario, y que el criterio de los autores hispanos se sobrepuso
al de aquéllos, tanto en la selección como en la trasmisión de los datos. Es difícil creer que la
intervención del historiador y descendiente directo de los señores de México, don Alonso
Axayaca, testigo paciente de la conquista, haya producido un relato tan parco, tan magro,
como el de Iztapalapan. Las relaciones del corregimiento de Mexicaltzingo son, por varios
conceptos, testimonios históricos; pero, más bien, pertenecientes a esos que podría llamar
Michel de Certau ejercicios en el olvido, “instrumento[s] para crear olvidos” (ver Carbó y Giraud
1983: 49).
La huella nativa, aunque su estilo pueda considerarse “mestizo” (ver Robertson 1972: 267,
268), ha subsistido únicamente en las pinturas. Los glifos de Culhuacan e Iztapalapan pueden
cotejarse con los mismos que registra la lámina 6 del Códice Xólotl (Dibble 1980, II). La traza
y distribución de los pueblos sobre los mapas respectivos es fiel a los conceptos tradicionales
indígenas, observándose, menos que un “mestizaje”, una “traducción” del espacio
precortesiano al lenguaje convencional y figurativo europeo. Hay aquí mucha tela aún, que no
se ha cortado.
Al mostrar la pintura de Culhuacan a unos vecinos, don Faustino Galicia Rosas y doña
Bernarda Ibáñez, de inmediato ambos reconocieron varias localidades: Santa María (que ellos
llamaron Santa Maria Tomatlan), y los barrios de San Andrés, San Simón, Los Reyes, La
Magdalena, Santa Ana y San Juan Bautista. Al explicarles que esta pintura, y la relación del
pueblo, habían sido compuestas hace cuatrocientos cuatro años, un 17 de enero, se quedaron
meditativos; pero, después de un momento de aparente perplejidad, exclamaron, riéndose:
—“!Claro! Es la fiesta de San Antonio Abad, patrono de nuestro barrio.” Los vecinos de San
Antonio Culhuacan todavía veneran una imagen de bulto de San Antonio Abad, que, según la
voz popular, se encontró en el cerro. La llaman “del aparecido de la iglesia chiquita”.
Nadie recuerda, sin embargo, que haya existido aquí un molino de papel; pero el mismo,
en que está pintado el mapa de Culhuacan, constituye un testimonio viviente de esa antigua
manufactura. Robertson opina que la pintura de Culhuacan está sobre “papel nativo”,
entendiendo por tal el fabricado de corteza de amate. (Robertson 1972: 253-54, 267). Yo he
examinado directamente el papel de esta pintura, y me inclino a pensar que fue producido en el
antiguo molino de Culhuacan. El papel de la pintura de Iztapalapan es europeo, y así lo
atestigua la marca de agua “peregrino”, a cuyo pie aparecen las siglas “M I”.
Las ediciones
La relación de Culhuacan ha sido editada, sin mapa, por Gómez de Orozco (1927: 171-
73) y por Vargas Rea (1956). La fuente, en ambos casos, ha sido la transcripción que hizo de
este texto JGI. De similar procedencia, al parecer, es la edición que hizo Vargas Rea (1957)
de la relación de Iztapalapan. Por fin, la relación de Mexicaltzingo, inexplicablemente
denominada por él “de Mexicatzinco”, fue publicada por FPT (1905, VI: 193-98).
La presente edición se basa en transcripciones directas, hechas sobre los manuscritos
originales, y la fotocopia de las pinturas se efectuó en los talleres fotográficos de la UTX.
PINTURA DE CULHUACAN hecha por PEDRO DE SAN AGUSTÍN
GLOSAS DE LA PINTURA:
Sujeto Santiago
San Lorenzo
Cerro de Iztapalapa
Santa María
San Andrés
San Pedro
S[an] Simón
Los Reyes
Éste es el estanq[ue]
San Sebastián
Ermita en la acequia
S[an]ta M[aría]
Comunidad [glifo]
S[an] Miguel
S[an]ta Ana
S[an]ta Cruz
S[an]to Bartolomé
Transfiguración
[Al dorso de la pintura, se lee:] Fue el pintor PEDRO DE S[AN] AGUSTÍN Pintura de Culhuacan.
PINTURA DE IZTAPALAPAN
hecha por MARTÍN CANO
GLOSAS DE LA PINTURA:
Méx[i]co
NORTE
En el pueblo de Iztapalapa, a postrero [día] del mes de en[er]o de mil y qui[nient]os y ochenta, el
il[ustr]e señor GONZALO GALLEGOS, correg[id]or del d[ic]ho pu[ebl]o, mandó su m[erce]d
hacer a los naturales del d[ic]ho pu[ebl]o hacer esta pintura, p[ar]a poner con las diligencias que su
m[erce]d tiene hechas.—Ante mí: GASPAR DE ACEBO, escrib[an]o r[e]al (rúbrica).
San Cr[ist]óbal
Santa María
[Glifo de Itztapalapan]
San Juan
Santa Cruz
Fuente de agua
SUR
San Felipe
10 ¶ Al décimo capítulo, dijo que el dicho pueblo de Iztapalapan está un poco más alto que la
ciudad de Méx[i]co, y, p[ar]a mayor declaración, va la pintura y asiento del dicho pueblo con
esto, donde claram[en]te se verá.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijo que dista el dicho pueblo de Iztapalapan, del pueblo de
Mexicaltzingo que es la ca[becera] de la jurisdicción del dicho señor GONZALO GALLEGOS,
corregidor, un cuarto de legua, debajo de cuya jurisdicción se incluyen el dicho pueblo de
Iztapalapan, y el de Culhuacan y Huitzilopochco, 20 que distan de la cabecera a legua, y a
media legua y a cuarto de legua.
12 ¶ Al doceno capítulo, dijo que el dicho pueblo de Iztapalapan dista, de la ciudad de
Xuchimilco, dos leguas, y [está a] otras dos leguas del pueblo de Cuitlahuac, que tiene en
encomienda AL[ON]SO DE CUEVAS, v[e]c[in]o de Méx[i]co. 21 Y, toda, es tierra y caminos
llanos.
14 ¶ Al catorce capítulos, dijo que el dicho pueblo reconocía por señor natural y propio a
MONTEZUMA, y que era gente valiente, valiente e industriosa, y, a esta causa, sacaban dellos
muchos capitanes para sus ejercicios de guerra, particularmente por ser gente de mucha
confianza y secreto; y, ansí, eran reservados de pecho y tributos. Y al presente tributan a la
ciudad de Méx[i]co, para propios y gastos della, el cual tributo pagan en maíz y dinero. Y [dijo]
que, en su antigüedad e idolatría, adoraban ídolos de piedra y madera, siguiendo los ritos y
ceremonias que les encomendaban sus pasados; y ansí, ellos, por sus propias personas,
seguían el instinto de los demás.
15 ¶ Al quinceno capítulo, dijo que los dichos naturales deste pueblo de Iztapalapan traían
guerra campal con los de Tlaxcala, Cholula y Huexotzingo. Las divisas y armas que usaban
eran un MAXTLI, que es un lienzo de algodón con que honestamente se cubrían, y una capa de
algodón hasta en patas. Usaban de rodelas [e] ICHCAHUIPILES, que son arneses hechos de
lienzo de algodón, colchados, y el traje ordinario era andar en carnes, con sola una manta
encima y un mastil. Y ahora, con la comunicación de los españoles, traen camisas, mantas,
zaragüeles, zapatos, cotaras y sombreros. Y dicen los dichos naturales que, en los tiempos
pasados, vivían más que ahora, a causa de que no vivían con el vicio de ahora, porque se 22
ejercitaban en guerras y ejercicio militar; y que se sustentaban con los mantenimientos que
ahora, excepto las venidas de Castilla.
18 ¶ Al dieciocho capítulos, dijo que este dicho pueblo de Iztapalapan está a la falda de un
cerro famoso, ansí en su grandeza como en el sembrar en él y coger a sus tiempos. Cuéntase
deste cerro una noble antigualla: que, en los tiempos pasados de su infidelidad de los dichos
naturales, antes de MONTEZUMA y confirmada después por él, se guardaba esta costumbre,
que en toda la provincia de Méx[i]co, y [en] sus lugares y comarcas, estaba ley establecida
que, en cierto tiempo del año, se apagase en todos los dichos lugares el fuego, en tal manera,
que ningún hombre ni mujer fuese osado a encenderle, si no era viniendo a este dicho cerro por
él, aunque estuviese muy lejos. Y, en el dicho cerro, se sacaba [el] Fuego Nuevo de un palo
rollizo que los naturales llaman TLEQUAHUITL, y en el vulgar castellano se llama “palo de
fuego”. Y esta costumbre tenían de cada cincuenta y cincuenta y tres años, de tal manera que,
el día que se apagaba el fuego, generalmente so pena de la vida, no podía nadie encenderlo
en su casa, si no era viniendo por él a este dicho cerro. Y, por consiguiente, el día [en] que
estaban señalados para venir algunos indios por Fuego Nuevo al dicho cerro, se les daba con
mucha[s] ceremonias. Y, del pueblo que no venían por fuego, se quedaban sin él y eran
castigados con rigor.
20 ¶ Al veinte capítulo, dijo que, como dicho tiene, este pu[ebl]o, por la banda del norte,
confina con la Laguna grande.
22 ¶ Al veinte y dos capítulos, dijo que el dicho pueblo es estéril de árboles y frutales, aunque,
en algunos huertos de par de los naturales, especialmente en el estante del gobernador, hay
higueras, membrillos, parras, y mucha suma de arboledas de sauces y cañaverales.
27 ¶ Al veinte y siete capítulo, dijo que, en algunos lugares cerca de la Laguna, hay a
temporadas, que es desde fin de septiembre hasta marzo, grullas, ánsares, patos, zarapitos,
garzas [y] corvejones. Y en la dicha Laguna, [en] jurisdicción del dicho 23 señor corregidor, hay
un peñol dentro de la propia Laguna, que se intitula Tepeapulco, que dicen ser del MARQUÉS
DEL VALLE: es un lugar de mucha caza y recreación, donde hay mucha cantidad de conejos
grandes, venados, cabras y puercos monteses. Sacase del dicho cerro piedra y TEZONTAL (a
manera de arena) p[ar]a edificios de los monasterios y otras obras de la ciudad, públicas, lo
cual se sirve con canoas a manera de barcos.
31 ¶ Al treinta y un capítulo, dijo que la forma y edificios de las casas de los naturales son
bajas, pequeñas y de adobe, poco recias, hechas con sus terrados. En lugar de vigas, tienen
morillos puestos, y, a las veces, unas cañas de madera recias. Los cimientos son de piedra
pesada, por razón de haber mucha en el dicho pueblo y haber canteras della de mucho valor,
de donde se saca gran suma de piedra liviana para los edificios de la ciudad de Méx[i]co.
34 ¶ Al treinta y cuatro capítulo, dijo que el dicho pu[ebl]o cae en la jurisdicción del
arzobisp[ad]o de Méx[i]co.
36 ¶ Al treinta y seis capítulos, dijo qué en el dicho pu[ebl]o, que cae en la jurisdicción de
Méx[i]co, está una capilla muy galana y bien formada, que es en la cabecera del dicho
pu[ebl]o, donde el vicario reside [y] administra los sacramentos, lo cual se hace con mucho
cuidado y policía destos naturales. Y, en ciertos barrios del dicho pueblo, se celebra la fiesta
de su advocación cada año, en capillas particulares para este ministerio. Llámase la capilla
principal deste pueblo [de] la advocación de San Lucas Evangelista.
¶ Y, después de lo susodicho, el dicho señor corregidor dijo que, para que mejor se
entendiese la calidad, asiento y estalaje del dicho pueblo según la orden de los capítulos,
mandó que se hiciese una pintura del asiento, modo y sitio del dicho pueblo. Y, p[ar]a el dicho
efecto, hizo parecer ante sí a M[ART]ÍN CANO, v[e]c[in]o del dicho pu[ebl]o, oficial de pintor, al
cual su merced mandó haga la dicha pintura, y, hecha, se junte con estos autos y
declaraciones p[ar]a que todo bastantem[en]te conste. Va t[esta]do: “gobernador”. GONZALO
GALLEGOS (rúbrica). El DOCTOR FRAN[CIS]CO DE LOYA (rúbrica). DIEGO DE PAZ
(rúbrica). Ante mí: GASPAR DE ACEBO, escrib[an]o r[e]al (rúbrica). 24
* Este párrafo aspira a ser un resumen de los datos hallados en López de Gómara (1954, II: 217) y en Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 11,
14, 410, 479, 492 y 549). Para comprobar la frecuencia con que Alva Ixtlilzóchitl cita a don Alonso Axayaca, así como para
informarse de datos que yo he omitido, ver el Índice Analítico que preparó O’Gorman para las Obras históricas de Fernando de
Alva Ixtlilxóchitl (1977, II). Porras Muñoz (1982: 220) habla de una hija de Motecuhzoma II, después llamada doña Isabel, casada
tempranamente con Cuitlahuac y, después, con Cuauhtemoc. Creo que sus afirmaciones, personales o reproducidas, merecen
una revisión crítica. Sobre doña Isabel de Moctezuma, hay varios documentos en la RAH de Madrid, que Porras Muñoz,
evidentemente, no ha consultado (ver Índice General del Catálogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, Madrid: RAH,
1956, tomo III).
1 Cristóbal de Oñate llegó a la Nueva España recién ganada la tierra, hacia 1522-23, y, en 1531, fue a la conquista de Nueva
Galicia con Nuño de Guzmán. Hacia 1550, contrajo nupcias con doña Catalina de Salazar, hija del factor Gonzalo de Salazar y
viuda de Ruy Díaz de Mendoza. De este enlace nacieron Fernando, Cristóbal y Juan. Don Fernando heredó la encomienda de
los pueblos de Culhuacan y, en Michoacán, la de Acambaro, “que fueron buenos repartimientos”; casó con doña Leonor de
Rivadeneira, hija de Hernando de Rivadeneira y de doña María de Mérida. Fue considerado “caballero muy principal” y tuvo a su
cargo las alcaldías mayores de la ciudad de los Angeles, Huexotzingo y Villa del Carrión. Ver Dorantes de Canana (1970: 290,
315); Porras Muñoz (1982: 403, 461).
2 El manuscrito lee: “y para”.
3 Atendiendo al contexto, puédese sospechar que el escribano omitió el segundo miembro de la frase, donde se harta mención
del nombre cristiano del pueblo.
4 El glifo del pueblo era, en efecto, un cerro cuya punta está corvada; pero, etimoló-gicamente, el topónimo significa “el lugar de
Culhua”. Es posible que el topónimo esté mutilado.
5 La alusión es, obviamente, a Hernán Cortés.
6 En la actualidad, esta “acequia” recibe el nombre de Canal Nacional, y divide los barrios de San Antonio y de San Francisco
Culhuacan.
7 La fiesta de San Bemabé cae el 11 de junio.
9 Compuesto, efectivamente, de tlal(li), “tierra o barro”, y tzacutli, “engrudo”; aunque Molina (1944: ME, 124v) traduce tlaltzacutli
por “greda, o yesso”.
10 Apellido éste muy singular, es la primera vez que lo encuentro documentado.
12 Las Efemérides de la real y pontificia universidad (Carreño 1963: 42) registran a Francisco de Loya, todavía con el grado de
bachiller, en octubre de 1572; a 8 de enero de 1575, Arévalo Sedeño “juró y nombró vicerrector al licenciado De Loya, que había
sido consiliario” (p. 44), y, a partir de 1578, hasta 1586, las referencias son al doctor Francisco de Loya” (pp. 51, 59, 62. 67, 72).
Su grado de doctor era en Cánones.
13 El manuscrito lee: “e hizieron”.
15 Molina (1944: EM, 78v) registra, en la entrada “tosa para enlosar”, las acepciones itztapalli e itztapaltetl; por consecuencia, el
topónimo se compone de itztapal(li), a(tl) y el locativo -pan.
16
La conquista de la ciudad de México, no su descubrimiento, se consumó el 12 de agosto de 1521.
17 Desde el capítulo cuarto hasta el séptimo, incluyendo después el undécimo, el manuscrito omite los números marginales. En
mi transcripción, se han suplido estas omisiones.
18 El cocoliztli general más reciente había azotado a la población novohispana en el año de 1576, “de que murió grandísima
suma de gente por todas partes” (Mendieta 1945, III: 174).
19 Por error del escriba, el manuscrito lee “ayaxaca” en vez de “Axayaca”. Este señor de Iztapalapan era hijo del rey Cuitlahuac y
sobrino del rey Motecuhzomatzin. Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286), quien reclama los escritos de este señor como fuente de los
suyos históricos, dice que se llamaba “don Alfonso Izhuezcatocatzin, y por otro nombre Axayacatzin” y que, al tiempo que
escribía esas líneas, “habrá como veinte y tantos años que murió” don Alonso. El dato es de indudable importancia para
establecer la cronología de la Sumaria relación de todas las cosas... que escribió Alva Ixtlixóchitl, respecto a la cual se ha
insinuado que fue compuesta “por los años de 1600” (Alva Ixtlixóchitl 1975, I: 230). Don Alonso Axayacatzin “estando gobernando
en la ciudad de Tezcuco, juntó muchas historias y viejos historiadores de los archivos reales de Tezcuco con otros que él tenía
en su poder, que hoy día tienen algunos pedazos sus hijas las señoras de Iztapalapa, especialmente doña Bartola, que es ahora
en cabeza de aquel pueblo y señora natural; escribió en la lengua mexicana y en la castellana grandes cosas sucedidas en esta
tierra, así de tultecas como de chichimecas, las cuales relaciones, principalmente la mexicana, que está más especificada, he
tenido en mi poder” (ibid., p. 286).
20 El manuscrito lee: “guichulopuchco”, que es el barrio que, en nuestros días, recibe el nombre de Churubusco.
21 Alonso de Cuevas, hijo mayor de Juan de Cuevas y de doña Marta Téllez, “heredó su mayorazgo de más de siete mil pesos
de renta, y el pueblo de Cuitláhuac... Casó con doña Ana Dávalos...” (Dorantes de Carranza 1970: 295).
22 El manuscrito lee: “porque se se egerçitaban...”
27 Mexicaltzinco significa, literalmente, “en la pequeña casa de Mexi”. Meci, Mecitli, Mexi o Mexitli, era el nombre del caudillo
epónimo mexicano. Su significado y etimología son inciertos. Un glifo “Mexicaltzinco” puede examinarse en la lámina 6 del
Códice Xolotl (Dibble 1980, II).
28 Esta pintura, compuesta por el indio Domingo Bonifacio, se ha extraviado.
29 El manuscrito lee: “...y el de culhuacan del de yztapalapa”. Este capítulo ha demostrado ser equívoco, debido a la ambigüedad
del relativo “cuya”. FPT (1905, VI: 93, n. 1; 196, n. 2) creyó entender que se refería a Huitzilopochco, e infirió que este pueblo era
la cabecera de todo el corregimiento, debajo de cuya jurisdicción caían Mexicaltzingo, Culhuacan e Iztapalapan. Tal inferencia
está en desacuerdo con o que atestiguan las relaciones de Culhuacan e Iztapalapan, y con los datos que se contienen en el
párrafo introductorio de esta misma relación; el relativo “cuya”, por consiguiente, se refiere al corregidor Gallegos, debajo de cuya
jurisdicción caían los cuatro pueblos.
30 En el manuscrito, al pie de esta plana, aludiendo a enmiendas hechas en la penúltima línea del capítulo 12, en la 16 del 15, y
en la primera del 19, se lee: “enm[enda]do: '... es'; t[esta]do: 'no', 'o', 'i’.”
31 En el manuscrito se lee, a continuación, testado: “en”. Al pie de la plana, se atestigua esta enmienda: “t[e]stado: 'en'.”
32 Originalmente, el escribano asentó: “Juan perez”, corrigiendo después, sobre el apellido, “tellez”. Esta enmienda se atestigua
al final del párrafo.
RELACIÓN DE LA ALCALDIA MAYOR DE
MEZTITLAN Y SU JURISDICCIÓN
INTRODUCCIÓN
Manuscrito, cronología, copias y ediciones
La RG de Meztitlan, compleja, fechada a primero de octubre de 1579, está precedida del texto
impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de dos planas y media preliminares,
conteniendo un dibujo calendárico (fol. 1r) y “La q[uen]ta q[ue] los naturales tenían
antiguam[en]te p[ar]a contar sus años” (ff. 1r-2r), y, aparte, las diecinueve planas y media que
contienen el texto de la RG (ff. 3r-13v). Están en blanco los folios 2v, 4v, 5v y 14r-v; los folios
2r y 13v están ocupados apenas por unas líneas. Acompañando el legajo, por separado, hay
una pintura que mide 42 x 58 centímetros, con colores de agua, de estilo y sobre papel
europeos. Este documento se guarda en la BLAC de la UTX, bajo signatura “JGI, XXIV-12;
map. N9 2”.
De esta relación se sacó una copia hacia fines del siglo XVIII, que se conserva en la RAH,
Colección Muñoz, tomo 24, artículo 196, ff. 52r-63r (ver CCDJBM 1954, I: 114.5), cuya
fidelidad al original deja que desear. Dicha copia, a su vez, sirvió de modelo para otras tres,
por lo menos: una, quizás contemporánea de la primera, hecha por Antonio de Uguina, que fue
a parar a la Colección de Ternaux-Compans, quien la publicó en 1840 en versión al francés;
otra, hecha probablemente hacia 1853 por Buckingham Smith, que podría ser la que ahora
para en la Biblioteca Bancroft de la UCB, donde se la identifica mediante la signatura “HHB [M-
M 310]” (ver Hammond 1972, II: 39), y otra, por fin, hecha hacia 1860 por un copista no
identificado, que es la que usaron Pacheco, Cárdenas y Tones de Mendoza, para su propia
edición (DII, IV: 530-55).
Aparte de las arriba indicadas, JGI hizo otra copia directa sobre el original de su
propiedad, la cual se conserva en uno de los tomos manuscritos que actualmente paran en la
biblioteca privada del doctor Ignacio Bernal Pimentel. Esta transcripción, a mi juicio, es la que
sirvió de modelo para las ediciones del texto que, sucesivamente, hicieron Gómez de Orozco
(1924: 109-20) y Cantú Treviño (1953: 247-61). Gómez de Orozco publicó una copia de la
rueda calendárica (p. 118); Cantú Treviño, un esquema de este dibujo (p. 260) y una
reproducción de la pintura de Meztitlan (p. 248), en copia que hizo la DGMH en 1857.
El autor
El alcalde mayor de la provincia de Meztitlan, don Gabriel de Chávez, es la única persona
que firma la relación. Tanto la letra del manuscrito, como la de las glosas de la pintura, parecen
ser de su mano. Los rasgos estilísticos del dibujo calendárico (obsérvense las casas que
ilustran el signo. “casa/ quatro”) son comunes con los mismos de la pintura. Hay, entonces,
buenas razones para postular a De Chávez como único autor de todo el conjunto. Sin embargo,
no se debe perder de vista lo que el propio alcalde mayor atestigua: que hizo la relación
...con información muy particular de los indios más viejos que hallé en
la dicha provincia, de los cuales, y de personas antiguas, me informé
de todo lo contenido en esta relación; y me constó por pinturas
antiguas que yo vi, y por lo que yo he visto por vista de ojos, como
persona que he andado y administrado justicia en esta provincia y
jurisdicción...
Don Gabriel de Chávez, nacido en México alrededor del año de 1530, fue hijo del
conquistador Gutierre de Badajoz y de doña Francisca de Orduña. Porras Muñoz (1982: 62),
en un lapsus que corrige después (pp. 194, 266, 382), dice que fue su madre doña Leonor de
Orduña. Doña Leonor, hermana de doña Francisca, casó con Pedro de Solís Barrasa (o. cit.,
pp. 382, 428-9). El apellido adoptado por don Gabriel lo era, también, de su tío paterno,
Hernando de Chávez, y procedía de su abuela paterna, doña Catalina de Chávez.
Gutierre de Badajoz tuvo en encomienda los pueblos de Tlacolula y Tuchpan, “encomienda
muy pobre”, dice Dorantes de Carranza (1970: 193). Y añade (ibid.): “Su hijo mayor es Graviel
de Chávez, [quien] sucedió en los indios, de muy poca renta, y está muy pobre…” Porras
Muñoz (1982: 267) indica que “las encomiendas de su padre eran los pueblos de Nexpa,
Tlacolula y Huehuetlan, de las que don Gabriel figura como encomendero todavía en 1604”.
No he encontrado registros de con quién casó don Gabriel, ni en qué fecha; pero consta
que tuvo por descendencia legítima a Gutierre y a doña Ana de Chávez. Ésta casó con Alonso
Ortiz de Zúñiga, “nieto y sucesor del conquistador del mismo nombre, quien tenía por herencia
una renta de 4,000 pesos anuales del pueblo de Tlanchinolticpac” (Porras Muñoz 1982: 267;
ver Dorantes de Carranza 1970: 436). Alonso Ortiz de Zúñiga, yerno de don Gabriel, es
mencionado en la presente RG (ver nota 8 al texto), y, a principios de 1580, aparece
desempeñando el papel de intérprete en Huexutla (ver RG de Huexutla, México I).
Gabriel de Chávez ocupó varios cargos. Hacia 1562, era corregidor de Atitlac; hacia 1576,
alcalde mayor de Ocuituco y Acapiztla; en 1579, alcalde mayor de la provincia de Meztitlan; en
1581, alcalde ordinario de la dudad de México; en 1582, junto con Gonzalo Gallego, ex-
corregidor de Mexicaltzingo (ver la RG precedente), alcalde de mesta; en 1590, cuadrillero en
la escaramuza que organizó el Cabildo de Guadalupe para festejar la entrada del nuevo virrey;
a principios del siglo XVII, cuando Dorantes de Carranza escribía su Sumaria relación,
presidía la alcaldía mayor de la ciudad de Cholula. Debió fallecer poco después de 1604, a la
avanzada edad de 75 años, aproximadamente.
Contenido de la RG de Meztitlan
Sin discusión, la presente RG es pródiga en datos. “La quenta” que la preside es, a pesar
de sus deficiencias, digna de un estudio particular que no se ha hecho aún. La información que
contiene sobre religión, sacerdocio, costumbres y gobierno prehispánicos, sin ser espectacular,
es la que corresponde a una región fronteriza, donde se cruzaban lo mexicano y las culturas
del Golfo. La provincia de Meztitlan, que reclamaba haber sido siempre un “reino por sí, nunca
sujeto a Montezuma ni a otro señor”, tiene eso, y algo más, en común con los principados
independientes de la provincia prehispánica de Tlaxcala: la falta de sal. Es un punto digno de
observación, que no ha recibido la atención que merece.
Por lo demás, tan rica y tan precisa como es esta relación cuando habla de encomiendas
y encomenderos, todo lo omite, a este respecto, cuando se trata del propio pueblo de
Meztitlan. A fiar uno en el silencio que De Chávez extiende sobre tal punto, debería concluir que
Meztitlan, en 1579, no tenía el rango de encomienda. Sin embargo, véase lo que dice Porras
Muñoz (1982: 369) a este respecto, y obsérvese el papel que desempeñó el yerno de don
Gabriel, Alonso Ortiz de Zúñiga, en la historia de esta encomienda. ¿El yerno, o el abuelo del
yerno? No está claro del todo. En cualquier caso, ¿omitió De Chávez, en forma deliberada,
toda mención de los encomenderos de Meztitlan? Si fue así, ¿por qué? ¿Cuál era el estado de
la cuestión en 1579? Son preguntas que pueden y que merecen ser indagadas. La RG de
Meztitlan tiene interés por la información que trasmite, y, asimismo, por los datos que omite.
Otro tema atractivo es el concerniente a las empresas del religioso agustino fray Nicolás
de San Pablo: progresistas por una parte, cuando se trata de desaguar la laguna;
aparentemente retrógradas, cuando descepa las viñas plantadas por el Creso de Nueva
España, Alonso de Villaseca, o cuando acaba con los morales, “de que se hacía seda, y muy
buena”. ¿Qué idea común, si lo fue, presidió estas iniciativas del agustino flamenco? ¿En qué
sentido pensaba fray Nicolás que las viñas y los morales eran “en mucho daño y vejación de
los indios”, y no así el arduo trabajo de desaguar la laguna? Los datos que proporciona De
Chávez son muy escuetos y, definitivamente, parciales. Representan su propia selección de los
hechos. Enuncia los presuntos razonamientos del fraile; omite hacer mención de aquellos que
motivaban al ricacho De Villaseca. ¿Qué realidad declaran y, simultáneamente, encubren las
palabras de don Gabriel de Chávez? Es obvio que aquí hay un conflicto de ideas y
concepciones, y que el alcalde mayor de Meztitlan, como juez que era, ha emitido su fallo.
Analizar en virtud de cuáles principios o intereses lo hizo, será una de tantas formas que reviste
el quehacer histórico. La Historia no es, nunca lo podrá ser, una recolección o formulación total
de los hechos; es solamente un ejercicio en la sinécdoque.
Al XIIII°cap[ítul]o
¶ Estando la mujer cerca del parto, algunos días antes, se metía en un baño de los que ellos
usan y, consigo, una vieja partera, que la bañaba y, apretándole livianam[en]te las caderas, la
barriga y el cuerpo, decían que aderezaban la criatura para el próximo nacimi[en]to y, a la
madre, para su parto. Y, llegada la hora, recibía la criatura, y cortábale el ombligo y bañábala
en agua fría. Y, en cuatro días, no la sacaban del aposento [en] donde había nacido, los
cuales, pasados, llevaban a la madre y al hijo al baño a lavarlos. Y [lle]vaban a la madre, y a
todos los parientes, a beber una mazamorra hecha de maíz, y gallinas y venados y otras
cosas. Y, desde a tres días, la partera llevaba a la criatura a otro barrio [a] una legua de allí,
acompañada de seis niños si e[ra] varón la criatura q[ue había] naci[d]o, o seis niñas si era
hija. Y éstos llevaban como por insignias los instrumentos viriles o femeniles de q[ue] usan,
como son los de tejer e hilar, si e[ra] hembra, o hacha o MECAPAL, q[ue] es un cordel con
q[ue] atan la carga, y arco y flechas, si e[ra] varón. Y, en un arroyo, bañaban [a] la criatura y
volvíanla17 a casa, dejando allí los instrumentos, por los cuales [i]ban después otros
muchachos o muchachas.
¶ Dende a dos años, haciendo los padres un gran repuesto de comida, lo llevaban,
juntam[en]te con la criatura, a casa del vecino de más c[uen]ta, o a quien más afición tenían, y
allí le pedían su nombre para la criatura. Y, concedido, comían todos y regocijábanse,
quedando la criatura como por ahijado suyo; y ellos [padres y compadres] cobraban un nuevo
parentesco, por virtud del cual se amaban y conversa[ba]n de allí adelante.
¶ Casami[en]tos. Los padres del que movía el casami[en]to al otro aderezaban un gran
presente de comida y ropas, y llevábanlo a la casa del otro. Y, presentándoselo, con una larga
y bien ordenada plática le pedían su hija para su hijo. Y, habiendo de concederse, o la
entregaban luego o señalaban un plazo de algunos días, en q[ue] los padres della, para
entregar a su hija, hacían otra tornaboda de comida y presentes de ropa. Y, habiendo comido
y cenado, los padres tenían aderezado un aposento [en] donde pon[ía]n a los novios. Esto era
la gente baja, a quien no era permitido tener más de una mujer, que los señores y principales
tenían las que querían. Y los unos y los otros deshacían estos matrimonios a su voluntad,
cuando querían, o se enfadaban o enojaban.
¶ Muertes y sepulturas. Si el difunto era señor, o muy principal; en muriendo le metían una
esmeralda en la boca, y amortajábanlo y poníanlo sobre una estera. Y, [a]l día siguiente, juntos
todos los vasallos, hacían un gran llanto y, con dos banderas altas de papel blanco, llevaban el
cuerpo al templo de los ídolos, donde los sacerdotes tenían aderezado uno como cadahalso
de una vara en alto y otro tanto en ancho, y, debajo, mucha leña. Y, puesto el cuerpo y las
banderas allí encima, los sacerdotes le pon[ía]n fuego, y, quemado el cuerpo, en el mismo
lugar enterr[ab]an las cenizas, hecho para ello un gran hoyo. Y después, cuatro días arreo
ofrenda[ba]n la sepultura de sus ordinarias comidas y bebidas, [las] que, después, com[ía]n los
sacerdotes y ministros del templo. La gente plebeya, en sus sementeras o en los montes, se
quemaban.
Al xv cap[ítul]o
¶ Cómo se gobernaban. Para todas las cosas q[ue] tocaban al gobierno de la república civil y
criminal, y para el recoger de los tributos, q[ue] era lo q[ue] más había q[ue] hacer, tenía el rey
dos hombres viejos, de los más principales y sabios de su reino, los cuales eran Hartados
TEQUITLATOS, q[ue] es como gobernadores o mayordomos. Y éstos asistían
perpetuam[en]te en la casa real, y a ellos acudían todos los negocios: ellos los averiguaban y
examinaban y, después de haberlos bien entendido, acudían al rey, y dábanle c[uen]ta de todo
y de lo q[ue] ellos en el caso tenían acordado, lo cual el rey, confirmaba, si no era en algunas
cosas muy raras [en] q[ue] le parecía mandar otra cosa. Y, confirmado por el rey, éstos lo
salían a publicar a la puerta del palacio, [tanto] como a pronunciar la sentencia y mandarla
poner en ejecución, que, con esto, sin réplica era acabado cualquier neg[oci]o, liviano o grave.
De manera q[ue], en estos of[ici]os destos dos TEQUITLATOS, se encerraba el gobierno y
determinación de todas las cosas. Para los negocios criminales tenían cárcel y carcelero, y
esposas de madera, y un cepo y armazón a manera de taja, en la cual, metido el preso,
dormía el carcelero encima, y otras guardas, si había más cantidad de presos. Y este género
de prisión era tan solam[en]te para los presos en guerra y [para] personas q[ue] habían de ser
sacrificados, porq[ue], para los delincuentes, casi nunca era necesario, porq[ue] las causas se
averiguaban y concluían brevísima y sumariam[en]te en esta manera:
¶ El modo de su just[ici]a. Si la causa era de adulterio, daba noticia el agraviado a los dos
TEQUITLATOS, los cuales, sin prender [a] los delincuentes, se hacia la averiguación con todo
el secreto posible y, hecha, se enviaban ciertos hombres de guerra [a los] q[ue] llamaban
TIACANES,18 los cuales, para el efecto, servían de alguaciles y verdugos, y, en cualquier parte
que hallasen [a] los delincuentes, en presencia del agraviado eran muertos. [Y], si el adúltero
era capitán u hombre muy principal, no moría desta suerte, sino, en la primera guerra que se
ofrecía, echábanlo delante en lo más peligroso, y moría a manos de los enemigos.
¶ Por homicidio, moría el matador y era sacrificado, y, hecho cuartos, se repartía por los que
lo habían preso y, guisado, lo comían. Y la cabeza se daba al q[ue] había descubierto el delito,
la cual guardaba como por trofeo para sus bailes y regocijos. Y el corazón, después de
ofrecido a sus dioses, se enterraba. [Y], si el delito era de hurto, el delincuente era hecho
esclavo del rey, y, si tenía bienes, dellos se satisfacía [a] la parte [agraviada], y, si no, el rey lo
satisfacía.
¶ Al testigo falso, o delator que levantaba testimonio, daban la misma pena q[ue] al reo se
había de dar, siendo convencido. Otros neg[oci]os, fuera destos, no se tenían por criminales.
Y ansí se averiguaban, los q[ue] eran entre partes, fácilm[en]te por estos dos TEQUITLATOS.
¶ Con quién traían guerra. Esta provi[nci]a de Meztitlan, con todas las demás q[ue] estaban
debajo de su dominio, traían guerra con los de Atotonilco, por la banda del sur, y con los de
Izquimilpa[n] y Otucpa[n], por la banda del poniente, y con los de Chapulhuacan, por la banda
del norte, y con los de Guayacocotla y Tzicoac, por la banda de oriente. Y, en el discurso de
todas estas guerras, nunca fueron vencidos, y, ansí, los tenían por gente de mucho valor y
esfuerzo. Y siempre fue reino por sí, nunca sujeto a MONTEZUNMA ni a otro señor,19 hasta
q[ue] llegaron los españoles, a los cuales se rindieron sin hacer ninguna resistencia. Y esto
tienen estos naturales por muy gran calidad.
¶ Cómo peleaban, y el hábito y traje q[ue] traían. Viniendo, pues, a la batalla, cada capitán
ponía su gente en un escuadrón cerrado y, según la disposición del lugar, ansí ponían la frente
del escuadrón. Y luego, el rey, puesto en lo más alto, hacía a todos su parlamento,
esforzándolos y alabándolos de valientes y prometiéndoles honrosos premios. Y, tocando los
caracoles y otros instrumentos, arremetían los unos a los otros, hasta llegar a los brazos. Por
la mayor p[ar]te, peleaban todo el día entero y, si no se vencía, la batalla se proseguía el día
siguiente. Los prisioneros q[ue] de la una parte y de la otra se tomaban, sin remedio eran
condenados al sacrificio. Las armas de q[ue] usaban eran arcos y flechas, de gran fuerza y
certísima puntería; varas tostadas de braza y media de largo con puntas de pedernal:
tirábanse con unos amientos o tiraderas [que] llevaban más fuerza q[ue] una jara de una
ballesta, [y] espadas de palo con filos de navajas. Las armas defensivas eran rodelas hechas
de [esas] cañas macizas que llaman OTLATL, hendidas y menudas de medio dedo de ancho,
atadas unas con otras muy fuertem[en]te, [formando] un lienzo cañizo de largo a largo, y otro
atravesado, y, por ser esta madera tan dura como hueso y llevar fortísima contextura, es
bastante a reparar el tiro de una saeta de ballesta castellana. Con estas rodelas, se
escudaban y defendían de las piedras q[ue] con hondas se tiraban, q[ue] es una de las más
dañosas armas ofensivas q[ue] usaban. su destreza en todo género de armas arrojadizas era
muy grande, y el valor y esfuerzo como de hombres desesperados, porq[ue], sin temor de
peligro alguno, se ofrecían a la muerte por tomar [a] un prisionero; [ya] q[ue], el q[ue] no lo
había aprehendido, aunq[ue] fuese señor p hijo de gran señor, no gozaba de honra pú[bli]ca,
respeto ni otro privilegio, ni podía tener vasallos q[ue] le administrasen ni sirviesen en cosa
alguna. Y tantos grados más de honra y estimación tenían, cuantos más prisioneros había[n]
tomado en la guerra.
¶ Los trajes y vestidos q[ue] traían. Los trajes y vestido antiguo suyo era[n] dos o tres mantas
de vara y media en cuadra añudadas por arriba, dejando el ñudo, unos, por delante en el
pecho, otros, a las espaldas. Y eran las mantas de los señores, y de los hombres principales y
de guerra, de pluma, y [de] pelos de liebres y [de] conejos, muy galanas y delicadas,
matizadas con diversas colores. La gente baja se vestía de algodón, [y], los unos y los otros,
cubrían sus vergüenzas con una venda a manera de almaizar, larga, que les daba algunas
vueltas por los lomos y entrepiernas, quedando los cabos anchos colgados por delante hasta
la rodilla Y, en esto, no había diferencia más de en la curiosidad, riqueza y labores q[ue]
usaban la gente más principal. Y ésta era toda c[uan]ta ropa usaban. Los unos y los otros
traían el cabello largo, como el de las mujeres, [y] trenzábanlo y componíanlo para la guerra
variamente. No usaban suerte alguna de calzado, aunq[ue], en esta cabecera de Meztitlan,
usaban unas como cotaras. Ahora visten camisas y jubones, como nosotros, [y] calzan
zaragüelles y, los más, traen sombreros, calzan zapatos y botas, y, algunos, visten sayos y,
todos los más, andan a caballo, aunq[ue] sin silla y freno. Lo q[ue] antiguam[en]te estimaban
eran ropas, armas y comida, que no tenían otra riqueza. Y, algunos, joyuelas de oro y piedras,
q[ue] era muy poco; porq[ue], como tenían guerra con los de Méx[i]co, no participaban de la
riqueza mexicana.
¶ Mantenimi[en]tos y bebidas. Manteníanse, antiguam[en]te, de caza de aves y animales, de
q[ue] esta tierra abunda mucho, especialm[en]te la sierra, y de maíz, que se coge tres y cuatro
veces en el año, y de chile, de que hay varias especies dello; alcanzan pescado en cantidad.
Las bebidas son vino de cañas de azúcar, y otras diversidades de vinos hechos de otras
frutas, y el q[ue] se hace compuesto con la raíz llamada OCPATLI, que todos ellos embriagan.
Comen, ahora, gallinas caseras, frijoles, y otras muchas diversidades de semillas y frutas.
Siempre han vivido, y viven, sanos todos los desta provi[nci]a y serranía, y, aunq[ue] ha habido
pestilencias, ha sido Dios servido de q[ue], en estas partes, no haya alcanzado sino muy
livianam[en]te.
¶ El río, y curso q[ue] lleva. El río q[ue] tengo dicho q[ue] pasa por este valle de Meztitlan es
río caudal. Su nacimi[en]to es el pueblo de Tulantzingo, q[ue] está desta cabecera [a] catorce
leguas, y, para tener tan cerca su nacimi[en]to, es mucha el agua q[ue] trae. Está [a] un cuarto
de legua y, en parte en la misma ribera, la poblazón deste pu[ebl]o de Meztitlan. Los naturales
se aprovechan, en algunas partes, del riego deste río, y cogen cantidad de semillas de ají,
frijoles y chian. De dos o tres años a esta parte, han sembrado trigo, el cual se da
escogidísimam[en]te, [ya] q[ue], de una fanega de sembradura, han cogido cinc[uen]ta fanegas
y más.
¶ Las t[ie]rras y riegos q[ue] tiene. Puédese regar todo el valle, porq[ue] el río es muy
aparejado para sangrarle y sacar muchas acequias de agua. El temple [no] es muy extremado,
porq[ue] en este valle nunca se ha visto helar, y, [además], llueve muy poco, q[ue] es lo q[ue]
importa para los trigos que se siembran de riego. Este río, yendo por su curso por este valle, a
tres leguas desta cabecera, va a dar a un cerro alto de peñas tajadas, en el cual repara su
corriente y curso, y, desta causa, se hace una laguna, y, conforme a las muchas o pocas
aguas, ansí crece o mengua. En este año de setenta y nueve, por haber sido las aguas
muchas, ha crecido la laguna cuatro leguas, y tiene tanta hondura, q[ue], en la mayor parte
della, podrían navegar navíos gruesos. Por la parte del cerro de peña tajada [a] donde va a
dar el río, se sume [éste] por entre las peñas y va a salir [a] media legua de allí, pero el lugar
por donde se sume no tiene más capacidad, ni se puede sumir más agua de la q[ue] puede
traer la madre del río. Y desta parte, como tengo dicho, c[uan]do viene más agua de la
ordinaria, se repara y se hace la laguna q[ue] digo. En esta laguna no se cría otro género de
pescado, sino mojarras. Un fraile q[ue] se nombraba FR[AY] NICOLÁS DE S[AN] PABLO,20
flamenco, intentó desaguar esta laguna y, para el efecto, comenzó a abrir un pedazo de un
cerro a tajo abierto, y, porq[ue] los
PINTURA DE MEZTITLAN
GLOSAS DE LA PINTURA:
NORTE
Xelitla
Fuerte de Xalpa
Chicontepec
Guaxulla
Ilamaltlan
La ermita
Chapulhuacan
Tlanchinolticpac
Yagualíca
Hueyacocotlan
Molango
Suchicoatlan
Tzaqualtipan
Malila
MEZTITLAN
encomenderos delta provi[nci]a reclamaron, cesó la obra por m[anda]do de la real Audi[enci]a;
[pero] sería cosa importante el desaguar la laguna, y no sería dificultoso el hacerlo.
Respondiendo a los capítulos veinte y dos, veinte y tres, veinte y cuatro, y veinte
y cinco
¶ Los árboles silvestres q[ue] comúnm[en]te se crían en las montañas desta provi[nci]a son
pinos, robles, encinos, cedros, madroños, de los cuales no tienen ningún aprovechami[en]to, si
no es para el uso de los naturales, para quemar y para sus casas. En las tierras calientes no
se crían estos géneros de árboles, sino otros árboles cuya madera es floja, desaprovechada
para ningún género de aprovechami[en]to. También se crían otros árboles, cuya madera es
muy estimada: el árbol se llama TLACUILOL QUAHUITL; es madera de color diverso, q[ue] tira
a morado y a leonado, con unas vetas y labores y aguas muy para ver: es madera muy dura,
aunq[ue] fácil de labrar.
¶ Los árboles de cultura. Los árboles de cultura y frutales q[ue] hay en toda esta provincia son
muchos, todo lo q[ue] alcanza la t[ie]rra fría. Se crían, en ella, muy bien cualquier género de
frutales de España, como son duraznos, membrillos, albaricoq[ue]s, manzanos, nogales,
guindos [y] ciruelos. En las t[ie]rras calientes se crían, abundantísimam[en]te, naranjos, limas,
limones, cidros, toronjas [e] higueras; asimismo, se cría en mucha abundancia cañas de
azúcar. Las frutas de la t[ie]rra son en muy gran cantidad y muy diversas.
¶ Los granos y semillas de q[ue] se sustentan. Los granos y semillas de q[ue] se sustentan y
han sustentado los naturales es maíz, frijoles, chian [y] pepitas de calabazas, de q[ue] tienen
muchos géneros y en mucha abundancia.
¶ En la sierra no se da trigo, por causa de las neblinas continuas y demasiada humedad; [pero]
en este valle de Meztitlan, en todo él, se puede dar muy abundantemente. Viñas ha habido, y
se han dado muy bien uvas, [pero] los naturales no acuden ni gustan deste género [de fruta];
aunq[ue] se podrían hacer muchas viñas, q[ue] hay lugar muy aparejado para ello. AL[ONS]O
DE VILLASECA comenzó,21 ahora [hará] veinte años, poco más o menos, a plantar una viña, y
un fraile llamado FR[AY] NICOLÁS DE S[AN] PABLO la hizo descepar, diciendo q[ue] era en
mucho daño y vejación de los naturales. Este mismo fraile hizo también cortar muy gran
cantidad de morales, de q[ue] se hacía seda, y muy buena, en este valle, por la misma razón
dicha, y, hoy día, hay reliquias en este valle de los morales cortados. En esta tierra no se da
grana, aunq[ue] hay mucha cantidad de tunales silvestres. Olivos también se dan, aunq[ue]
solam[en]te en la huerta del monasterio deste pu[ebl]o los he visto, grandísimos, y no dan
esquilmo de aceitunas. Entiéndese q[ue] es por el demasiado vicio de la t[ie]rra.
2 Constituye éste un manuscrito (2 fojas) suplementario, cuya información calendórica es independiente de la relación
propiamente dicha.
3
En náhuatl, xiuhmolpilli.
4 La voz mexicana debe leerse, más bien, nemontemi.
5 Esta lista fue omitida por Caso (1967, cuadro x), pero las que él reprodujo pueden servir de referencia para cotejar la presente.
Obsérvese que el nombre Quechuli está repetido.
6
Caso (1967, cuadro IX) ha publicado esta lista, extraída de la edición de Gómez de Orozco (1924).
7 Referencias a Molango pueden hallarse en el Código mendocino, láminas 12, 15 y 56 (1964, I: 28-9, 34-5, 116-17); pero su glifo
está intercambiado, al parecer, con el de Chietlan (ibid., lám. 44, pp. 92-3). Podría traducirse “en la ribera del manantial”; Mallila
significa “donde abundan los cautivos de guerra”.
8 El manuscrito lee “tlanchinolticpac”, pero el Códice mendocino, lámina 14 (1964, I: 33), “tlachinolticpac”. Significa “sobre los
campos quemados”. Alonso Ortiz de Zúñiga, nieto y heredero del conquistador del mismo nombre (Dorantes de Carranza 1970:
159, 436), estaba casado con doña Ana de Chávez, hija del alcalde mayor de Meztitlan (Porras Muñoz 1982: 267; ver, también,
pp. 361, 369). Sobre el otro encomendero, cuyo nombre completo eran Juan Maldonado de Montejo, ver Dorantes de Carranza
(1970: 184, 282) y Porras Muñoz (1982: 347-49, 363). Era nieto del conquistador de Yucatán, Francisco de Montejo.
9 Nacido en México, Leonel de Cervantes hijo mayor y heredero de Juan de Cervantes Camus y de doña Luisa de Lara y
Andrada, y nieto del llamado comendador Leonel de Cervantes (Porras Muñoz 1982: 255-57). Casó con doña María de Carvajal,
y tuvo en encomienda los pueblos de Ilamatlan, Atlihuetzian y Tamasunchal. Se dice de él que era “rico: pretende y ha sido
proveído” (Dorantes de Carranza 1970: 213, 437).
10
No he encontrado datos ni mención de este Francisco de Termiño. Es posible que haya sido hijo de Alvaro de Temiño,
maestrescuela, cuyos servicios se elogian en carta de 15 de marzo de 1552 dirigida al emperador (CCDJBM 1955, II: 245, doc.
1.388, 34). Diego de Aguilera, cuyo nombre se menciona a continuación, era hijo del ganadero Gabriel de Aguilera, dos veces
alcalde ordinario de la ciudad de México, quien adquirió por compraventa, celebrada con Juan Rodríguez, la encomienda de
Guazalingo. Esta rentaba 1,500 pesos al año (ver Porras Muñoz 1982: 179-80).
11 Por consecuencia, la lección del topónimo debería ser Metzitlan, Metztli significa “luna, o pierna de hombre o de animal, o
mes” (Molina 1944: ME, 55v).
12 Xochitlachpan, así leido, significa “sobre el campo de pelota florido”; pero podría ser una mala lección de Xochitlalpan, “sobre
la tierra florida”, nombre que recibían su tierras de los cuextecas y, asimismo, el Tlalocan mítico (ver Sahagún 1956, III: 03, 84; IV:
370). Tecpaxoch parece significar “flor de pedernales”.
13 Traducción tentativa de los cuatro nombres que aquí se proponen podría ser: Izcuin, “perro”; Huey Tecpatl, “pedernal grande”;
Tentetemic, “el que hace rebosar hasta el borde”, “el rebosador”, y Nanacatl Tzatzi, “el pregonero del hongo”. Es naturalmente
posible que, de alguna manera, estén relacionados con el “cuatro celeste”.
14 Ome Tochtli, “2-conejo”, nombre calendárico del dios del Pulque.
15 Huehue, “viejo o anciano”; teopixqui, “sacerdote, guardián del dios”; Chicuey Xochitonal, “el del día 8-flor”; Chicuey Ocelotl, “8-
jaguar”.
16 El manuscrito, fol. 7r, lee: “y vuelto”.
18 Mala lección de tiacauan, “valientes hombres, animosos y esforzados soldados” (Molina, 1944: ME, 112v).
19 Así parece confirmarlo el hecho de que el Códice mendocino (1964, I) no registre conquista de Meztitlan.
20 Más adelante, se hará mención de otros hechos de este fraile agustino, quien, a juzgar por el contexto histórico, residió en el
pueblo de Meztitlan hacia 1560 y tantos.
21 Sobre Alonso de Villaseca, “quien ha sido considerado siempre como el hombre más rico de la Nueva España en el siglo XVI”,
ver Porras Muñoz (1982: 307-8). Él fue quien trajo a México al notable humanista Francisco Cervantes de Salazar, primo suyo.
en 1551.
22
Juan Baeza de Herrera, comendador de la orden de Cristo, “poblador muy antiguo..., fue el primero que hizo la invención de
los ingenios de agua para la molienda de los metales de la plata...” Casó con doña Inés de Vargas, de la que tuvo nueve hijos
legítimos, “los siete varones y dos hembras” (Dorantes de Carranza 1970: 298-99). Su hijo mayor, Jerónimo Ruiz de Baeza,
“succedió en la encomienda de Tepexpa y Temazcalapa (ibid.) y poseía una hacienda en Tzicaputzalco, donde beneficiaba la
mina de plata llamada “Los Azulaques” (ver RG de Ichcateupan, México I, nota 35) .
23
Esta concesión debió hacerse antes de 1555.
RELACIÓN DE OCOPETLAYUCAN
INTRODUCCIÓN
La RG de Ocopetlayuca, simple, no precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y
Memoria, consta de seis folios no numerados que, en once planas y media, contienen la
relación, fechada a 6 de octubre de 1580. El manuscrito, que al parecer nunca se acompañó
de pintura alguna, se conserva en el AGI de Sevilla, bajo la signatura IG, 1529, número 384. El
texto ha sido editado por FPT (1905, VI: 251-62).
Para fines meramente clasificatorios, Juan de la Vega, corregidor del pueblo, se ha
considerado autor del informe (Cine 1972a: 343-44); pero, en realidad, atendiendo a lo que se
dice en el último párrafo de la relación, De la Vega se limitó a estar presente, tanto a la
encuesta como a la redacción del escrito. La responsabilidad del contenido del documento es
de los informantes y, la del texto final, la comparten el nahuatlato Francisco Hernández y el
escribano Alonso Vázquez.
Los conductores de la encuesta en Ocopetlayucan, caso que fue bastante común, no
entendieron o no atendieron a las guías contenidas en la Instrucción. A sabiendas de que “en
este pueblo no viv[ía]n españoles” (cap. 31), iniciaron el cuestionario en el capítulo 1, en vez de
hacerlo, como habría correspondido, en el 11. Sea éste un índice, o no, de la capacidad
mental de los encuestadores, o de su atención y cuidado, siempre será un dato que merece
tenerse en cuenta.
Desde un punto de vista práctico, la RG de Ocopetlayucan es rica y aprovechable por su
vario contenido; pero es inevitable observar que sus datos son válidos, estrictamente, para
diagnosticar las condiciones sociales de una guarnición fronteriza. Bien visto, Ocopetlayucan no
era una comunidad normal prehispánica. Por lo demás, si uno es consciente de que la
información local se ha transmitido al través del nahuatlato y del escribano, llegado el caso de
usarla, lo primero que deberá establecer es la competencia de estos señores en sus oficios
respectivos. Y, si vale anticipar una apreciación, ni el nahuatlato garantiza amplios
conocimientos del náhuatl, ni el escribano, grandes en español.
Entre los datos que parecen tener relieve mayor, están los concernientes a la dieta y
vestuario, y, de manera más limitada, ciertos aspectos del antiguo ritual, la producción agrícola
y las vías, acuáticas y terrestres, de comunicación con la ciudad de México y aledaños.
Habiendo sido Ocopetlayucan una guarnición fronteriza, no se puede esperar que tuviera
grandes centros artesanales o una producción especialmente activa de bienes de manufactura;
aunque, eso sí, cabe conjeturar que su mercado atrajo muchos productos del exterior. En
cualquier caso, Ocopetlayucan, en 1580, hacía unos sesenta años que había dejado de ser
una guarnición militar azteca para transformarse en una comunidad semiurbana, con una
economía más bien agrícola. En este sentido de cambio, es posible que el suyo admita ser
estudiado como un caso diagnóstico.
¶ En el pueblo de Santa María Asunción Ocopetlayucan, 1 desta Nueva España, a seis días
del mes de octubre de mil y qui[nient]os y ochenta a[ñ]os, el il[ustr]e señor JUAN DE LA VEGA,
corregidor por su Maj[es]t[tad] en el d[ic]ho pu[ebl]o, en presencia de mí, el escri b[an]o, y
testigos de yuso escritos, para hacer la averiguación y declaración deste d[ic]ho pu[ebl]o y sus
sujetos, contenida en la Instrucción y Memoria que a él fue cometida por el muy ex[celent]e
señor DON M[ART]ÍN ENRÍQUEZ, visorrey y gobernador que fue desta Nueva España, hizo
parecer ante sí a DON GREG[ORI]O DE TEJADA, gobernador que es de presente del d[ic]ho
pu[ebl]o, hijo legítimo de DON MATEO DE TEJADA y de DOÑA JUANA, su madre, la cual
gobernación le pertenece de padres y abuelos, y a DON JUAN DE GAONA, al[ca]lde, y [a]
ALONSO DE HERRERA y ANTONIO DE SANDOVAL y MIGUEL DE SAN JU[AN], gobernador,
al[ca]lde y principales del d[ic]ho pu[ebl]o y su provi[nci]a; y, por lengua y mediante
FRAN[CIS]CO HERNÁNDEZ, intérprete de la lengua mexicana en castellana, para este efecto
nombrado y juramentado en forma de d[e]r[ech]o, les fueron hechas al d[ic]ho gobernador y
principales las preg[un]tas de la d[ic]ha Instrucción, en la forma siguiente:
1 ¶ Preguntado [que] digan y declaren cómo se llama este d[ic]ho pu[ebl]o y su comarca en
lengua española, y qué nombre tenía antiguamente en lengua de indios y por qué se llama así,
dijeron, por la d[ic]ha lengua, que se llama este d[ic]ho pu[ebl]o, en lengua castellana, Santa
María Asunción y, en lengua mexicana, Ocopetlayucan; y que le puso el nombre de Santa
María de la Asunción un fraile de la ORDEN DE SEÑOR S[AN] FRAN[CIS]CO, que se
llama[ba] FRAY DIEGO DE OLARTE, 2. al t[iem]po que fundó la iglesia y convento della; y que
la razón por que se llama Ocopetlayucan en lengua de indios es porque hay una yerba en
forma de helecho, que se llama OCOPETLA[T]L, 3 y que, por esta causa, antiguamente los
naturales deste d[ic]ho pu[ebl]o le llamaron Ocopetlayucan, por la mucha yerba que, de la
arriba c[onteni]da, había. 4
2 ¶ Preg[unta]do [que] digan y declaren quién fue el primer conquistador y descubridor deste
d[ic]ho pueblo y su comarca, dijeron que ninguna persona los vino a descubrir ni conquistar a
este d[ic]ho pueblo, porque, al t[iem]po que el MARQUÉS entró conquistando esta Nueva
España, viniendo en el paraje y ciudad de Cholula, el cacique deste d[ic]ho pueblo, que se
llamaba TECPANECATL CHICHTLI, que quiere decir en lengua castellana, TECPANECATL,
“hombre de palacio”, y, el nombre de CHICHTLI, “lechuza”, y después lo llamaron DON
MIGUEL, 5 el cual envió dos indios que se llamaban, el uno, TECPANECATL TOTEC, 6 que, en
castellano, es que tenía, al lado derecho de la cabeza, el cabello largo hasta la cinta, y la otra
mitad, del izquierdo, quitado; que era insignia y apellido de capitán valiente; y el compañero se
llamaba CUIXCOCATL, que quiere decir en lengua castellana “hombre alcoholado”, 7 y tomó
este apellido de haber muerto en la guerra de entre ellos [a] otro alcoholado, que era señal de
valiente; los cuales fueron al MARQUÉS y le dijeron que ellos se venían a ofrecer a su
servi[ci]o y que viese lo que era servido. Y que el MARQUÉS les preg[un]tó que en qué tierra
estaban, y, sabido por el MARQUÉS, les dijo que se holgasen y se volviesen a su pueblo, que
no había de ir por él por ser tierra áspera y de muchas quebradas, y que este d[ic]ho pueblo
está del de Cholula apartado seis leguas por la banda del norte. Y esto pasó el año [en] que el
MARQUÉS ganó esta tierra, y, después, el cacique y principales deste d[ic]ho pu[ebl]o acudían
al servicio del MARQUÉS, a lo que se les mandaba.
3 ¶ Al tercero capítulo, dijeron que la calidad que tiene este d[ic]ho pueblo y su comarca no es
fría ni caliente, sino tierra templada; y que el suelo es seco, por estar en altos de quebradas
barrancosas, con fuentes y arroyos de aguas, y el cielo, húmedo de mucho sereno de
primanoche y cuarto del alba, a causa del volcán y vapores dél, y sierras que con nieves y
humedades hacen (y están encima deste d[ic]ho pueblo a la parte del norte) viento que reina
ordinariamente y, al tiempo del cesar de las aguas por el mes de octubre, causa grandes
enfermedades de pechuguera [y] romadizo, con ramo de calenturas a unos y otros con ellas, y
que, dello, mueren pocos o ninguno.
4 ¶ Al cuarto capítulo, [de] si es tierra llana, áspera o montuosa, de muchos o pocos ríos o
fuentes o aguas, fértil o falta de pastos, abundosa o estéril de frutas o mantenimientos, dijeron
que este d[ic]ho pueblo, y [sus] sujetos, está fundado en tierra áspera de muchas quebradas
que dividen unas casas de otras, [en] faldas del d[ic]ho volcán, entre riscos de muchas aguas,
fuentes y arroyos, de nacimiento del d[ic]ho volcan: tierra fértil, muy abundosa de pastos y
frutos y otros mantenimi[ent]os, y que se coge en ella cantidad de maíz de riego y [de]
temporal para su sustento; y que, todas las plantas que en la d[ic]ha tierra se ponen de
Castilla, se dan muy bien, [y], en abundancia, las que hasta aquí han sido plantadas, como a
manzanas de invierno de España, duraznos, granadas, membrillos, peras, higos, nueces; y las
demás otras cosas que se siembran nacen y se dan bien, por ser tierra de mucho jugo.
5 ¶ Al quinto capítulo, dijeron que este d[ic]ho pueblo y su comarca tienen pocos indios, hasta
dos mil, poco más o menos, y que, en los tiempos pasados, había en ellos mucha suma y
cantidad de indios, más que no ahora; y que la falta dellos lo ha causado [la] gran enfermedad
[y] pestilencia, que entre ellos llaman COCOLIZTE, que les ha venido y tienen de presente,
[de] q[ue] mueren 8 seis, ocho [y] diez cada día. Y [dijeron] que, los que de presente hay, están
poblados entre quebradas altas y barrancas hondas del volcán, y en juntas de pueblos, los
cuales tienen algunas iglesias pequeñas para la visita dedos religiosos [y] recogimiento de su
doctrina, que, del convento que tienen en este d[ic]ho pu[ebl]o, salen a les decir misa, como
sujetos a él. Y que la inclinación que tienen los d[ic]hos naturales es de sembrar sus tierras,
labrarlas y coger sus maíces y semillas de CHIA y frijoles, de que se sustentan. Y sus
entendimientos son como serranos, que se están en sus casas y no entienden en otra cosa si
no es en hacer pulque, vino de la tierra con que se embriagan sin género de abstinencia,
viciosos de mujeres. Y [dijeron] que no hay otra lengua, si no es mexicana, entre ellos.
6 ¶ Al sexto capítulo: No se sabe más, del altura en que está este d[ic]ho pueblo, de la que
hace en la ciudad de México, [a] dieciocho leguas dél, que dicen es en veinte grados; y que,
por el mes de marzo, no hace el sol sombra al medio día en este d[ic]ho pueblo.
8 ¶ Al octavo capítulo, dijeron que este d[ic]ho pueblo está, de la Villa de Gorrión, Valle de
Atlixco, pueblo de españoles, [a] dos leguas de tierra llana, buen camino, y [que] la jurisdicción
deste pueblo llega hasta legua y media de la d[ic]ha villa.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijeron que la cabecera que hay es la deste d[ic]ho pueblo, y no otra,
y que tiene sujetos a él nueve pueblos; y que aquí hay justicia siempre, que los tiene en razón,
y hay iglesia [y] convento, donde residen cuatro religiosos: templo y casa muy principal, de
piedras labradas y cal, su tamaño muy modesto, y, los religiosos que lo habitan, de la ORDEN
DE S[EÑ]OR SAN FRAN[CIS]CO, que les administran los sacramentos y doctrina. Y [dijeron]
que los pueblos que son sujetos a esta d[ic]ha cabecera son: San Fran[cis]co Huilango y San
Lucas Tolantzingo, y Santiago Tochimillco y San Miguel Texaxahuaco, y San Pedro
Tetelatzingo y San Pablo Moxapachuca, y San Andrés Ocoxalpa y San M[art]ín Tezcachuca y
San Ju[an] Tlaxichco: 9 que todos están en distrito de tres leguas, poco más o menos, desta
cabecera por la p[ar]te del norte, que sus confines son con Hu[e]yapa[n], jurisdicción de
Tetela, una quebrada en medio de los d[ic]hos pueblos y términos, vertientes las aguas de las
sierras del volcán al sur; y los caminos que hay a los d[ic]hos pueblos, desde la d[ic]ha
cabecera, son ásperos, de sierras y quebradas, tierra doblada y encubierta de grandes
quebradas y barrancas. Y estos d[ic]hos pueblos tienen cercanos a ellos, de la provincia de
Izúcar, otros pueblos que caen junto a los sobred[ic]hos [a] cuarto de media legua, que son
San Lucas Colotzingo y San Ju[an] Texopan, y San Miguel Ahuacomoluca y Santo Antonio
Ecautla, y Santiago Cicinahuacan y San Gabriel Huatepulco, y San Juan Tezozoculco y
Santiago Huapechco, 10 que es por la parte del sur, que por esta parte, en distrito de una y
media legua, hay diferencias de temple, de frío y caliente.
14 ¶ Al catorceno capítulo, siendo preguntado cuyos eran en tiempo de su gentilidad, y el
señorío que sobre ellos tenían sus señores y lo que tributaban, y las adoraciones y ritos que
tenían, y costumbres buenas o malas, dijeron que, en el tiempo de su gentilidad, los naturales
deste d[ic]ho pueblo tenían por señor a quien obedecían a MOCTEZUMA, y que no le
tributaban ninguna cosa, porque los tenía en esta tierra como [en] fuerte [y] frontera de los que
no le eran sujetos; y que tenían por segunda cabeza y señor, en este d[ic]ho pueblo, [a] un
indio cacique que se decía CHICHIMECA-TECUTLE, y que a éste no le tributaban ning[un]a
cosa más de hacerle una sementera de maíz entre todos, y laborarle las casas en que vivía y
servirle como a su señor natural. Y que, en aquel tiempo, adoraban a un bulto hecho de
madera a manera de un hombre, el cual tenían lleno de piedras ricas; y que este bulto traían
encima de los hombros los viejos antiguos, y hablaban con él, y el bulto les decía lo que habían
de hacer. Y le adoraban como a su dios, y le ofrecían papel y COPAL en forma de incienso, y
se picaban la lengua y, la sangre que della salía, le ofrecían. Y, cuando habían de matar algún
hombre, era de los que tomaban en la guerra: y lo tenían preso hasta venir el día de su fiesta,
que era en un día del mes de octubre, 11 que llamaban QUECHU[LI], que en lengua castellana,
es un “pájaro verde galano”, y le daban el d[ic]ho nombre a la fiesta [y] día della. Y, partiendo
el cuerpo del que mataban para celebrarla, le sacaban el corazón y le ofrecían a su dios que
adoraban, y el cuerpo lo hacían pedazos y lo repartían en[tre e]llos y se lo comían. Y,
asimismo, le ofrecían codornices vivas, degollándolas delante, y le ofrecían la sangre dellas y
los cuerpos, que allí se dejaban. Y [dijeron] que [a]I d[ic]ho bulto o figura tenían en un alto de
casa labrado, [a] donde ocurrían a hacer sus adoraciones y sacrificios d[ic]hos, como a
manera de iglesia [a] donde iban a pedir les favoreciese y ayudase en las necesidades de
guerra, y en las demás otras que se les ofrecía. Y, así, hacían sacrificio de los que cometían
delitos entre ellos.
15 ¶ A los quince capítulos, dijeron que la guerra que traían era con los indios de Calpa y
Atlixco y Huexotzingo, Cholula y Tlaxcala: todos los d[ic]hos conformes a les hacer guerra,
por el daño que de la fortaleza de su tierra les seguía a los sobred[ic]hos. Y el modo con que
peleaban era que salían a la guerra lo más galanos que podían, con mucha plumería pintada y
brazaletes de oro en el brazo izquierdo y gargantas de los pies, y, en las orejas y cuello, con
CHALCHIHUITES, piedras galanas entre ellos; y sus rodelas de cañas cubiertas de plumería,
con macanas de palo donde ponían navajas de pedernal en ellas; y otros salían con arcos y
flechas y hondas con que tiraban piedras, y unas varas tostadas con que alanceaban, y, en las
puntas, unas navajas de las d[ic]has, y rodelas.
Y el vestido que vestían la gente principal era unas mantas galanas de algodón, labradas
de colores a su modo, y se cubrían sus v[er]güenzas con unos paños que llaman MAXTLES,
que sólo cubren lo d[ic]ho con una lazada delante, con que se tiene el d[ic]ho paño, puesto en
él mucha plumería de un cabo y otro. Y, así, traían sólo atapado sus v[er]güenzas, y lo demás
de fuera, y sólo la manta. Y la gente común, una mantilla de otro género al modo de estopa,
llana, sin pinturas, blanca, sin colores. Y, ahora, traen muchos dellos hábito al modo de
moriscos de Granada.
Y los bastimentos y comidas del tiempo de su gentilidad era maíz, frijoles, chian, gallinas
de la tierra, venados, conejos, liebres, víboras, culebras, gozquillos y zorrillos, que es un
animalejo, su tamaño de un gato, que, de que orina, inficiona gran trecho de tierra de mal olor,
y, si da en la ropa de alguna p[erson]a, no es más de provecho, por el mal olor insufrible; y
ratones, tuzas del campo; la[n]gostas, hormigas de las que tienen alas, y muchas yerbas del
campo que llaman QUILITES. Y que lo que ahora comen es vaca, carnero, tocino, pan de
Castilla y todo género de bastimento que della se cría en esta d[ic]ha tierra, y vino.
Y [dijeron] que, en tiempo de su gentilidad, vivían mucho tiempo, que no morían sino de
viejos, y que ahora de presente, y desde que entró el MARQUÉS en la tierra, viven con
muchas enfermedades agudas de COCOLIZTE, en que mueren mucha cantidad dellos, como
de p[resen]te se ve, y acabar toda la gente del d[ic]ho pueblo y su jurisdicción. Y la calidad, de
la d[ic]ha enfermedad es que da gran dolor en la boca del estómago, con grandísimo accidente
de calor en todo el cuerpo, y corresponde en la cabeza, y el que muere es en seis [o] siete
días; y, de los que de aquí pasan, escapan casi todos, aunque les suele volver, y morir, de que
no es poderosa ningún género de medicina, de yerba ni purga, a librarse del d[ic]ho riesgo tan
arrebatado. Y [dijeron] que antiguamente vivían muy sanos, y que la causa de ser ahora así, a
lo que entienden, es por haber mudado costumbres en las comidas y vestidos; porque, en su
gentilidad, comían poco y comidas silvestres, yerbas y demás sabandijas d[ic]has, y andaban
desnudos y se acostumbraban a bañar a media noche, y ahora no lo hacen así y comen más.
16 ¶ A los dieciséis capítulos, dijeron que el asiento desta cabecera y sujetos della es en las
faldas del volcán al norte, entre quebradas, barrancas y riscos de mucha aspereza, del volcán
en las faldas del, aguas vertientes al sur; y que solía ser tierra sana, porque no han conocido
otra enfermedad en ella, si no es esta que llaman COCOLIZTE, que ahora tienen, como d[ic]ho
es; y que no les aprovecha, para el remedio desta enfermedad, todas las variedades de
yerbas que ellos buscan, y españoles les dicen y encaminan.
21 ¶ Al veinte y un capítulos, dijeron que, encima deste pueblo, está un volcán tan alto y
grande en circuito, que no se ha visto entre ellos, ni por noticia, que haya podido persona
ninguna subir más de la mitad de él de alto; y, de ceniza mucha que dél aquél echa y despide
allí, tiene alrededor de sí en gran cantidad, en que se sumen los que la pisan, con que no
pueden pasar adelante. Y es como arena-piedra quemada y, cuando sale del d[ic]ho volcán,
sube muy en alto más de veinte lanzas, espesa, del bulto de un cubo de fortaleza pequeño, en
forma de vellones de lana blanca, y cae en distrito de diez y más leguas. Y la boca por donde
sale, al parecer, tendrá un tiro de piedra, la cual se va ensanchando, y se hace y acuesta al
nacimiento del sol. Y estará el d[ic]ho volcán, deste pueblo, como [a] cuatro leguas, poco más
o menos; y hace, ansimismo, muchas veces, gran ruido, que se oye en este d[ic]ho pueblo.
22 ¶ Al veinte y dos capítulos, dijeron que en todas las faldas del volcán, en distrito de tierra
de más de siete leguas por la parte deste d[ic]ho pueblo, en las sierras, riscos y quebradas
vertientes del d[ic]ho volcán, de norte a sur, hay mucha suma y cantidad de árboles silvestres,
pinos y OYAMETL, donde se cría y hace el aceite de [a]beto; y robles y encinas y cedros en
gran grandeza y fertilidad, los cuales podrían servir para todo género de artificio, pues dellos
se sacan tablas de seis cuartas de ancho, con gran encubrimiento en altura, y se sirven de
otros no tan gruesos [para] 12 los enmaderamientos de casas e ingenios de minas; y [hay]
muchos cipreses. 13
23 ¶ Al veinte y tres capítulos, dijeron que, en este d[ic]ho pueblo y sujetos, hay muchos
árboles de Castilla, como son peras, membrillos, manzanas, duraznos, higos y nueces y
albaricoques, que dan fruto en gran abundancia. Todo lo sobred[ic]ho, y todos los árboles que
se plantan en ella, se dan muy bien. Hay muchos naranjos y limas que llevan mucho fruto, si no
es olivas, que no dan fruto del vicio grande que hacen. Y las frutas de la tierra, silvestre, son
manzanas y capulíes en forma de cerezas, y aguacates y guayabas y guajes (un género de
algarrobos), y zapotes y chayotes, que se crían y hacen de una yerba en forma de melonera
grande, muy encumbrada, y su fruta d[ic]ha es de la manera de un erizo encogido.
24 ¶ Al v[ein]te y cuatro capítulos, dijeron que en este d[ic]ho pueblo y su comarca, en las
tierras dél, se siembra cantidad de trigo, cebada, maíz, y otras muchas semillas y hortalizas de
todo el género de Castilla, y se dan muy bien y coge[n] cantidad dello por ser las tierras
fértiles y abundosas. Sólo el vino y aceite, que no se sabe bien si se cogería, por no lo haber
experimentado en todos cabos y lugares diferentes de la calidad desta tierra.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijeron que los animales que se crían en la comarca deste
d[ic]ho pueblo y sujetos, son y salen del volcán y su tierra circunstante, que son unos leones
que se dicen MAZAMIZTLES, facciones de gatos, en todo el cuerpo largos, parejos, del altor
de un galgo, su color pardo, cola larga; 14 y coyotes, adives, gallinas de la tierra bravas, en
gran cantidad; venados, conejos muy pequeños, en el volcán, y, fuera del, en sus faldas,
grandes: que el temple de frío y calor que en poco distrito de una a dos leguas dél hace, se
entiende hacer el d[ic]ho extremo.
29 ¶ A los veinte y nueve capítulos, dijeron que en este d[ic]ho pueblo no hay salinas ningunas,
ni lo demás que se c[ontien]e en él, y que se proveen de sal de las salinas de Piaztla, 15 cerca
de la costa del sur, que es [a] veinte leguas, poco más o menos, deste d[ic]ho pueblo, a donde
se trae a vender al TIANGUEZ que en él se acostumbra hacer el día del sábado de cada
semana. En el cual mercado se junta gran suma de los naturales, de v[ein]te leguas a la
redonda, a la contratación del chile que de sus alrededores acude, y miel de la tierra, de
maguey, su hechura de zabila, 16 las pencas anchas como dos manos, acanaladas, y, en la
punta, hace un punzón muy recio, trabado de brancas que corren de arriba a bajo de cada
hoja, 17 con que cosen lo que han menester; y curan y sacan en forma de cáñamo dél, y se
hace ropa en género de estopa, jáquimas, alpargatas y otras cosas, como del cáñamo en
Castilla. Y su cuerpo desta planta es tan alta, y más, que un hombre; y el macho desta planta
echa una vara, que sale de en medio como cebolla de Castilla, la punta muy aguda y fuerte,
alto como una lanza, del grueso de un buen brazo por [en]cima del sayo; y no se puede hacer
dél miel, si no es el hilo para lo d[ic]ho.
31 ¶ Al treinta y un capítulo, dijeron que en este pueblo no viven españoles, y que el modo de
las casas en que viven los naturales son y las hacen de piedra labrada, y cal y adobes, con
terrados, lo que sufre un adobe del grueso de pared. Y, algunos de los principales, labran
alguna p[ar]te en este género de piedra, como d[ic]ho es; y se podrían hacer casas como
quisiesen, por la abundancia de piedras fuertes y buenas maderas en gran suma y abundancia
que hay, del d[ic]ho volcán y sierras que dél salen.
32 ¶ A los treinta y dos capítulos, dijeron que la d[ic]ha cabecera y su distrito es muy fuerte,
por ser, como es, tierra áspera de grandes quebradas, barrancas, y riscos y sierras
quebradas muy hondables.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos, dijeron que los tratos y contratos que tienen son sus
sementeras de maíz, frijoles, chian y otras semillas, de que se sustentan muy bien y pagan sus
tributos a su M[a]j[es]t[ad], y mucha fruta de Castilla q[ue] venden a los españoles, con que se
sustentan.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos, dijeron que este d[ic]ho pueblo y sus sujetos caen dentro
de la catedral, arzobispado de México, que está [a] dieciocho leguas deste d[ic]ho pueblo: las
seis de tierra montuosa del volcán, que se pasa y va por el nacimiento dél, tierra áspera hasta
un pueblo que se llama Chimalhuacan, de la jurisdicción de Chalco-Atengo, 18 desde donde
hay tierra llana [por] doce leguas hasta la d[ic]ha ciudad, y se puede ir, siete de las d[ic]has,
por agua de la Laguna de la d[ic]ha ciudad, en canoas en que meten los bastimentos que,
desde d[ic]ho pueblo y otras p[ar]tes, se llevan a la ciudad de México y a donde está y reside
la catedral del obispado de Tlaxcala, que es en la Puebla ciudad de los Ángeles, [a] seis
leguas de buen camino por el remate y cabo de la tierra, Mal países del d[ic]ho volcán.
¶ La cual d[ic]ha averiguación fue h[ec]ha, según de suso está d[ic]ho y declarado,
estando a ella presente el d[ic]ho s[eñ]or JUAN DE LA VEGA, corregidor por su Maj[es]t[ad]
en el d[ic]ho pueblo y provincia, en presencia de mí, AL[ONS]O VÁZQUEZ, escrib[an]o de su
Maj[es]t[ad], y del gobernador y principales del d[ic]ho pueblo, como consta y parece por la
declaración en ella h[ec]ha. Y, en cumplimiento de la real Instrucción de su Maj[es]t[ad], di la
presente, firmada del d[ic]ho s[eñ]or corregidor, y firmada y signada de mi nombre y signo, en
el pueblo de Ocopetlayucan, a seis días del mes de octubre de mil y qui[nient]os y ochenta
años, siendo testigos JU[AN] RENDÓN y PEDRO ZAPATA y M[ART]ÍN LÓPEZ DE SALCEDO,
estantes en el d[ic]ho pueblo. J[UA]N DE LA VEGA (rúbrica).
¶ Y yo, ALONSO VÁZQ[UE]Z, escrib[an]o de su Maj[es]t[ad], pres[ent]e fui a lo q[ue] d[ic]ho
es y lo hice escribir, e hice aquí este mi signo a tal en testi[moni]o de v[er]dad.—ALONSO
VÁZQUEZ, escrib[an]o de su Maj[es]t[ad] (signado y rubricado) . 19
1 El manuscrito lee, y leerá invariablemente, “ocopetlayuc”; en mi transcripción, se ha suplido la omisión de la n final.
2 Fray Diego de Olarte, natural de Medellín en Extremadura, profesó en el convento franciscano de México en 1528, y murió, al
volver de España con nombramiento de comisario general de provincia, en 1569 (Figueroa 1764, ms.: 31). Se dice que fue
conquistador de esta tierra, en compañía de Cortés; pero ni Díaz del Castillo ni Dorantes de Carranza registran sus hechos o su
nombre. O'Gorman, en el Apéndice Documental a los Memoriales de Motolinía (1971: 463, 466-7, 468-70 y 478), ha reproducido
documentos que él firmó entre los años de 1550 y 1555. Datos biográficos suyos pueden hallarse en Mendieta (1945) y en
Torquemada (1944). Debió andar por Ocopetlayucan antes de 1550.
3 Sobre el ocopetlatl, ver Hernández (1959, I: 100-104) y Santamaría (1974: 767); pero el topónimo se deriva de ocopetlayo (tl) y
el locativo -can: como quien dice, el lugar “típico” de esa yerba.
4 Aquí se declara, un poco más y con mayor precisión, el significado de Ocopetlayucan.
5 Don Miguel Tecpanecatl Chichtli aún vivía en 1533. Su apellido gentílico se transformó más tarde, posiblemente, en el castizo
“Tejada”. Sobre su genealogía, ver FPT (1905, VI: 252-3, n. 2).
6 El manuscrito, fol. 1r, lee: “tepamecatl totec”; pero debe ser por error. Tecpanecatl totec significa algo así como “nuestro señor
del palacio”, independientemente de que llevara el cabello como aquí se describe.
7 La etimología de Cuixcocatl resulta incierta por dondequiera que se la vea. FPT (1905, VI: 253, n. 1) ha postulado que “puede
ser nombre gentilicio en sentido recto, y nombre de dignidad en sentido figurado, derivado... de... Cuíxcoc o Cuixcoco, y del
primer sitio ha quedado rastro en la 'Leyenda de los Soles' (pág. 21). Rectamente lo que quiere decir es 'el de Cuíxcoc o
Cuixcoco', y significará 'hombre alcoholado' en sentido traslaticio...” Aunque debe tenerse en cuenta, primero, que, salvo error u
omisión de Primo Feliciano Velázquez (1975), la “Leyenda de los Soles” no registra el topónimo Cuixcoc: don Francisco se basa
en su propia y deficiente versión de ese texto, publicada en 1903; y, segundo, que quedaría todavía sin explicar el significado de
ese presunto topónimo. Cuixcocatl, si no es simplemente una lección defectuosa, plantea un pequeño enigma etimológico.
“Hombre alcoholado” significa que tenía alrededor de los ojos pintado un circulo negro: ixco es “en la cara”; ixcococ, “caritristé”
(Molina 1944: ME, 45r) o “enfermo de los ojos”. Es posible que por allí ande la solución.
8 En el manuscrito, fol. 2r, “/q mueren/” aparece añadido entre líneas. Justificando esta interpolación, al pie de plana se lee: “Va
p[ues]to entre renglones 'q mueren'. Vala.”
9 Por error de copia, un par de topónimos enumerados en esta lista se leen, en la transcripción de FPT (1905, VI: 255):
“Tolanango” y “Mocoapachuca”.
10 En esta lista es de dudosa lección al topónimo “Santiago Cicinahuacan”, que FPT (1905, VI: 256) lee: “Santiago Acuçiguacan”.
11 Según la correlación de Sahagún (1956, I: 126), Quechulli comenzaba a 20 de octubre y su fiesta se dedicaba al dios de la
guerra, Mixcoatl.
12
El manuscrito, fol. 4v, lee: “... de los enmaderamjentos...”
13 Esta frase fue añadida más tarde por el propio escribano Vázquez.
14
Sobre el mazamiztli, ver Hernández (1959, II; 301) y Sahagún (1956, III: 224). Santamaría (1974; 709) lo identifica con el “alce”,
Alces machlis.
15 El manuscrito, fol. 5r, lee por error del escriba: “pliasta”; se trata de Piaztla, cuya relación puede consultarse en el tomo
segundo de mis Relaciones geográficas del siglo XVI: Tlaxcala. Caía en la jurisdicción de la alcaldía mayor de Acatlan.
16 El manuscrito, fol. 5v, lee, por metátesis: “çaliba”
17 FPT (1905, VI: 261) trasladó “brinças” donde yo he leido “brancas”. Si no hay error de imprenta, quién sabe lo que entendió
don Francisco por “brinzas” La lección del manuscrito (fol. 5v) bien podría ser “branças”.
18 Propiamente, Chimalhuacan caía en la jurisdicción del corregimiento de Coatepec-Chalco. Ver el tomo primero de las
Relaciones geográficas del siglo XVI: México. Chalco-Atenco, antigua sede de los señores de Chalco, es topónimo que se
acuño en el siglo XVI (ver Durán 1967, II: 89-90): “...era lo que agora decimos Chalco Atenco”.
19 En la cornisa superior izquierda de esta plana del manuscrito (fol. 6v), se lee, de diferente mano: “Desc. y Pob. 648. 6º”.
RELACIÓN DE QUAUHQUILPAN
INTRODUCCIÓN
La RG de Quauhquilpan, simple, sin pintura que la ilustre o acompañe, está precedida del texto
impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta apenas de dos planas y media. El
manuscrito se guarda en el AGI de Sevilla bajo la signatura “IG, 1529, número 393”. Su texto
ha sido editado por FPT (1905, VI: 306-12).
La única firma que aparece al calce del documento es la del corregidor de aquel pueblo,
Pedro de Monjaraz Zamorano, quien redactó de su propio puño el escrito y a quien cabe
considerar justamente el autor. Pedro de Monjaraz Zamorano fue uno de los seis hijos que
nacieron del matrimonio de Pedro Zamorano con doña Inés Hernández, el cual se efectuó hacia
1526. Doña Inés era hija de Pedro de Monjaraz, otrora paje de Cortés y, más tarde,
avecindado en Oaxaca. Se sabe que esta señora otorgó testamento el 15 de julio de 1537 (ver
Porras Muñoz 1982: 476).
Aunque no conste la fecha exacta del nacimiento de Monjaraz Zamorano, es obvio que
debe ponerse entre 1527 y 1537. Tendría, en 1581, alrededor de cincuenta y cuatro años de
edad. Su hermano mayor, Nicolás Zamorano, como era el uso en aquellos tiempos, heredó los
bienes patrimoniales de aquella casa, que comprendían ciertos pueblos de indios. Refiriéndose
a nuestro autor, dice Dorantes de Carranza (1970: 451) que lo “proveió el v[irrey] don Luis de
Velasco... en un correximientillo: son pobres”. Es dable pensar que el dicho “correximientillo”
era el de Quauhquilpan y, como don Luis de Velasco el viejo fue virrey en la Nueva España
desde 1551 hasta 1560, que Pedro de Monjaraz Zamorano, al tiempo en que componía esta
relación, había sido corregidor de Quauhquilpan por cerca de veinte años, o más.
La RG de Quauhquilpan acusa en su estructura el mismo defecto que acaba de señalarse
en la precedente de Ocopetlayucan: su autor ignoró, o no comprendió, que, en pueblos de
indios, las respuestas al cuestionario tenían que comenzar en el capítulo 11. Por eso, en su
brevedad, esta relación contiene varios datos repetitivos y Monjaraz Zamorano se ve a menudo
en la coyuntura de tener que explicar que lo concerniente a tal o cual capitulo ha sido ya
respondido.
Por lo demás, es obvio que la presunta encuesta fue conducida en circunstancias harto
precarias, ya que el pueblo de Quauhquilpan continuaba sufriendo los efectos devastadores de
la peste de 1576 y su población estaba mermada, al extremo de que quedaban apenas unos
cincuenta indios de tributo (cap. 5), todos ellos pertenecientes a las generaciones más jóvenes.
Por eso, Monjaraz Zamorano insiste en señalar que “todos los indios viejos son muertos y, los
que quedan, no lo saben” (cap. 2); se han “acabado los indios viejos que lo entendían, y, los
que al presente hay, no lo alcanzan enteramente” (cap. 9); “...por su poca gente y esterilidad,
no tiene [el pueblo] gobernador, ni alcaldes ni regidores” (cap. 11). El pueblo, en fin, es
calificado de “pueblo de poca memoria y nombradía, porque nunca fue memorable” (cap. 2).
Sin embargo, no obstante la devastación de las pestes y la juventud de los informantes,
sobrevivían tenazmente en aquella comunidad ciertas tradiciones. Se recordaba que el pueblo
había sido fundado en tiempos de Motecuhzoma, el viejo probablemente, que reinó entre los
años de 1440 y 1460, y que, “buscando unos indios lugar para poblar, vieron una águila en el
lugar [en] donde ahora está el pueblo”, y, por eso, le dieron el nombre de Quauhquilpan, que la
fuente traduce por “águila sobre yerbas” (cap. 9).
Esta etimología, sobre la que descansa la leyenda, o viceversa, es muy cuestionable.
Quauhquilpan, en realidad, únicamente admite cualquiera de las traducciones siguientes: o
“sobre el quelite del águila”, o “sobre el quelite arbóreo” (ver nota 4 al texto). Pero es evidente
que la tradición local se inspiraba, o había tenido origen, en la representación glífi-ca del
topónimo. Ésta, al parecer, había sido un águila, quauhtli, sobre una mata de quilitl y,
probablemente, una bandera, pantli. El pasado sobrevivía, entonces, así fuera bajo la forma
de una conseja local, sugiriendo que el pueblo pudo tener algún códice pictográfico donde se
relataba la conquista mexicana de ese lugar, quizás poblado de origen por otomís (ver cap.
13).
Aparte de esos datos que uno cree inferir, el resto de la RG de Quauhquilpan es más bien
pobre, como la tierra y sus habitantes, vivo testimonio de la desolación de una antigua
comunidad que estaba al borde de la extinción. No mucho después de 1581, Acayucan,
Quauhquilpan, San Pedro y Zapotlan, desaparecieron en cuanto entidades políticas y pasaron
a formar una nueva congregación (ver nota 3 al texto).
La RG de Tasco: su contenido
¶ En las minas de Tasco de la Nueva España, a primero día del mes de enero de mil y
quinientos y ochenta y un años, el ilustre señor PEDRO DE LEDESMA, alcalde mayor de las
dichas minas y su jurisdicción, y corregidor de Tasco y Tenango, habiendo visto una Instrucción
y Memoria impresa de las relaciones que su Majestad manda hacer para la descripción de las
Indias, que le fue enviada por mandado del muy excelente señor DON MARTÍN ENRÍQUEZ,
visorrey, gobernador y capitán general desta Nueva España, dijo que él se ha informado de lo
contenido en la dicha Instrucción, de los españoles e indios más antiguos desta comarca, y
conferido sobre cada capítulo de ella en particular, para saber la verdad y lo que se pretende
saber; y, que lo que ha entendido y podido saber, es lo siguiente, respondiendo [a] cada
cláusula de por sí, por sus números:
1 ¶ Estas minas se llaman de Tasco, o Tlachco, por haberse descubierto cerca del pueblo de
indios llamado Tlachco, de quien toma denominación esta comarca, llamándose comúnmente
provincia de Tlachco, donde antiguamente jugaban los indios del dicho pueblo a un “juego de
una pelota”, gruesa del tamaño de una bola de bolos, que en su lengua se llama TLACHTLI y,
en la misma lengua mexicana, corrompido el nombre, se llama TLACHCO, y de aquí tomó
nombre el pueblo y la provincia; 2 porque, en esta tierra, es cosa muy ordinaria tomar
denominación los pueblos de alguna cosa señalada que eta la 3 [tierra] se cría, vende o usa.
2 ¶ Poco después de haber ganado DON HERNANDO CORTÉS la ciudad de México y su
provincia, envió a diversas partes capitanes que la[s] sujetasen y trajesen a la obediencia y
reconocimiento del emperador nuestro señor, y a esta provincia vinieron, habrá cincuenta años,
poco más o menos, [primero] RODRIGO DE CASTAÑEDA y, después dél, 4 MIGUEL DÍAZ DE
AUX y otras personas, 5 que la dejaron llana y pacífica en servicio de su Majestad, como lo ha
estado desde entonces.
3 ¶ Generalmente, el temperamento y calidad de esta provincia es caliente y húmedo,
templadamente; de suerte que, aunque comúnmente es tenida por caliente, a respecto de las
de su comarca es templada y sana. Llueve en ella los meses de mayo, junio, julio, agosto y
septiembre, y, algunas veces, parte de abril y octubre, como en las partes más de la Nueva
España; [pero] no son las aguas tan continuas como las de los inviernos de España, antes,
comúnmente, llueve cada día, en este tiempo, después de medio día y, las más veces,
después de anochecido, un aguacero que dura una hora, y más y menos, con violencia de
viento, de truenos y relámpagos, y algunos rayos de cuando en cuando. El viento que más de
ordinario corre en esta provincia es el sur o mediodía, no con mucha fuerza; y el tiempo en que
es más continuo son los meses de noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo y abril, hasta
que entran las aguas. En, el temple, de unos pueblos a otros hay alguna diferencia, [a] causa
de ser más altos o bajos, o estar en partes desabrigadas, o en quebradas y cañadas siendo
los bajos más húmedos y caliente, y, los altos, más secos y templados
4 ¶ Generalmente, es tierra alta y montuosa, aunque también hay pueblos que son llanos y
rasos, y algunos ríos y arroyos crecidos, más que en toda la comarca; aunque no son tantos
como en otras partes de la Nueva España que están en tierra llana. En tiempo de aguas, hay
muchas fuentes y ojos de agua que, en tiempo de seca, se disminuyen y, algunos, se secan de
todo punto. En la tierra llana, hay buenos pastos, pero, en las minas y en otros pueblos que
están en tierra alta, hay pocos o ningunos, si no es tiempo de aguas. Es abundante de frutas
de la tierra y algunas de Castilla, y de maíz y aves; y, ganados, hay pocos y se traen de otras
partes.
5 ¶ Es tierra poblada, aunque de pueblos pequeños. Y, según dicen los antiguos naturales,
fueron en tiempos pasados de mucha gente, la cual se ha consumido, como en las demás
partes de la Nueva España, de las pestilencias generales o COCOLIZTLES (que ansí se
llaman en la lengua mexicana) que en ella ha habido entre los naturales: la primera, por Ios
años de 1544 y 45, y la segunda, en los años pasados de 1576 y 77, sin otras menores y más
particulares que ha habido después que los españoles entraron en esta tierra.
Comúnmente, son los indios de bajo y cortísimo entendimiento y capacidad, de suerte
que, el indio de más talento, será como un muchacho español de ocho o diez años. Sus
inclinaciones, generalmente, son viciosas y ajenas de virtud, y, por la mayor parte, el vicio que
más reina en ellos es [la] ociosidad, y emborracharse y pecados carnales, sin hacer diferencia
entre las parientas y las que no lo son. Su modo de vivir es, universalmente, de sembrar un
poco de maíz en unos pedazos de tierra que tienen alrededor de sus casas, y, en algunos
pueblos, apartadas. Con algunos frutales de la tierra y con el maíz que cogen, se sustentan,
haciendo dello unas tortillas muy delgadas, que es el pan que ellos usan y han usado siempre.
Y deste mismo maíz, y de los dineros que ganan alquilándose para trabajar en las minas o
vendiendo algunas frutillas, pagan sus tributos y compran lo que han menester; aunque la
contratación entre unos indios y otros, comúnmente, es conmutación sin dinero, trocando unas
cosas por otras, como antiguamente se solía hacer en todas partes. La lengua más universal
de toda esta provincia es mexicana, mezclada, en algunas partes, con otras que son
chontales, mazatecas y tarascos, aunque en poca cantidad.
6 ¶ Están estas minas en diecinueve grados de altura, pocos minutos más o menos, y esta
misma altura tiene la provincia, por ser pequeña y poco apartada de las minas. Y, a seis de
mayo, tenemos el sol por cenit, y pasa hasta la máxima declinación de Cáncer hasta catorce o
quince de julio, [en] que vuelve a estar en nuestro cenit o punto vertical.
7 ¶ Están estas minas y provincia a veinte y dos leguas de la ciudad de México, donde reside
el virrey y Audiencia real, y viénese a esta provincia, desde México, caminando hacia el
mediodía.
8 ¶ Parte términos esta jurisdicción, por la parte de occidente, con las minas y pueblos de
Tzaqualpan, que están [a] seis leguas de aquí; y, por la parte del oriente, con los pueblos del
Marquesado, [a] seis leguas destas minas, jurisdicción de Cuernavaca; y, por la del
septentrión, con Malinalco, [a] seis leguas destas minas; y, por la del mediodía, con los
pueblos de Iguala, [a] cuatro leguas destas minas y los de su jurisdicción. Todas las leguas son
pequeñas en distancia, aunque, por ser la tierra áspera y muy doblada, son los caminos
trabajosos y las leguas tenidas por muy largas.
9 ¶ Demás de lo que en el primero capítulo queda dicho, estas minas de Tlachco constan de
tres reales o barrios, que el principal, donde la justicia eclesiástica y seglar reside, se llama
Tetelatzingo, que en lengua mexicana quiere decir “cerro pequeño”, porque el cerro donde se
hallaron las minas es pequeño; el segundo real, que está a la parte del oriente, se nombra
Cantarranas, puesto por los españoles, y los indios le nombran Texaltitlan, que quiere decir
“despeñadero”, por un cerro muy alto que está en él con un despeñadero; el otro real, a la
parte del occidente, se llama Tenango, porque está cerca dél un pueblo de indios del mismo
nombre.
Los primeros pobladores destas minas fueron JUAN DE CABRA, y un MURIEL y JUAN DE
SALCEDO, 6 y poco a poco se fueron poblando, hasta haber mucha gente, [y] trato y comercio
en ellas. Y, como las minas y metales han ido perdiendo la ley, se han ido despoblando, de
suerte que, de presente, no hay más de cuarenta y siete mineros y como setenta personas,
tratantes y oficiales y otras personas, que residen en ellas, sin [mencionar a] los mayordomos
y otros criados de haciendas y hombres, que hay poca noticia de ellos. Descubriéronse estas
minas el año de 1534, poco más o menos, gobernando esta Nueva España DON SEBASTIÁN
RAMÍREZ, obispo de Santo Domingo, por industria de los mismos descubridores y por noticia
que dellas tu vieron. 7
Hay en esta provincia diez pueblos que son cabeceras y, [a] tres leguas destas minas,
otro pueblo [al] que llaman Hueyiztaca, corregimiento por si, que, por no residir en él el
corregidor, se mandó [que] escribiese dél lo que de los demás desta jurisdicción. A las cuales
cabeceras les están sujetos otros pueblezuelos de indios, que comúnmente se llaman
estancias, visitas o anejas 8 de las cabeceras, y cada cabecera, con sus estancias, visitas o
anejas de las cabeceras, 9 se cuenta por un pueblo en la cuenta de los tributos. Los nombres
de las cabeceras son los siguientes, y cada cabecera, con sus estancias, tiene de presente los
vecinos que en cada partida irá declarado.
¶ Tlachco, cabecera: ya se ha dicho en el primero capítulo [lo que significa] su denominación. Tiene de
presente 997 tributarios y, en tiempos pasados, este pueblo, y todos los demás, tuvieron muchos más,
[aun]que no he podido averiguar la cantidad que serían.
¶ Tlamagazapan, cabecera: se llama ansi porque, cuando enviaba MOTEZUMA guardadores de los
pueblos, se iban a bañar a una fuente; que quiere decir, Tlamagazapan, “persona que se va a lavar a aquella
fuente”. 10 Tiene 362 tributarios enteros; que son, marido y mujer, un tributario entero, o un viudo y una viuda, o
dos personas solteras.
¶ Tenango, cabecera: llámase ansi, porque se edificó en un alto y, de allí abajo, está un “despeñadero”; que
[esto] quiere decir en lengua mexicana Tenango. 11 Tiene 428 tributarios enteros.
¶ Atzalan, cabecera: llamase ansí, porque está “entre dos cerros”, que [esto] quiere decir Atzalan. 12 Tiene
289 tributarios enteros.
¶ Nochtepeque, cabecera: llámase ansí porque, en el cerro en que está poblado, habla muchas tunas, y
quiere decir [su nombre], en lengua mexicana, “tuna nacida sobre un cerro”. 13 Este pueblo, y Pilcaya, que
están tasados juntos, tiene 705 tributarios enteros.
¶ Pilcaya: se llama ansí, porque colgaron un ídolo en un cerro junto al pueblo, y, ansí, [su nombre] quiere
decir en la dicha lengua “cosa colgada”. 14
¶ Teticpac, cabecera: llámase ansí, porque está edificado, el pueblo antiguo que solía ser, “sobre un
peñasco” grande, que [a esto] en la dicha lengua llaman Teticpac; y el pueblo, que ahora está edificado en otra
parte, en mejor asiento, se quedó con este mismo nombre. 15 Tiene 345 tributarios [enteros].
¶ Coatlan, cabecera: llámase ansí por un río que pasa por junto al pueblo, dando vueltas a manera de
culebra; porque [a la] “culebra” la llaman, en la dicha lengua mexicana, COATL, y, ansí, [este pueblo] se llama
Coatlan, “que va culebreando”. 16 Este pueblo, y el de Acuitlapan; están tasados juntos en 300 tributarios
enteros.
¶ Acuitlapan: se llama ansí, porque está un cerro antes que lleguen a él, y, más adelante, el pueblo; que
[esto] quiere en lengua mexicana Acuitlapan. 17
¶ Acami[li]xtlahuacan, cabecera: llamá[ba]se ansí antiguamente, porque está en él un llano que producía,
en tiempo antiguo, cañas; que quiere decir en la dicha lengua, el dicho [nombre], “llano con las sementeras de
cañas”. 18 El dicho [pueblo] tiene 272 tributarios enteros.
¶ Teuliztaca, cabecera y corregimiento por sí, como está dicho, sin otra cabecera alguna: llámase ansí,
porque tenían en el dicho pueblo antiguamente, y [la] tienen hoy, una piedra grande, que la enjalbegaban los
antiguos. 19
10 ¶ El asiento destas minas es en tierra muy alta, fragosa y doblada, que, para salir dellas a
tierra llana, se anda cuatro leguas y, por algunas partes, más; y el mismo asiento es tan
áspero, que en todas las minas no hay cosa llana, si no una plazuela muy pequeña [en] donde
está la iglesia, en el dicho real de Teteltzingo. Los pueblos de la provincia, comúnmente, están
en sitios semejantes a éste, unos en laderas, otros en quebradas y, otros, en lo más alto de
los cerros. Y, en estos tales, no hay orden de poblazón, sino una casa aquí y otra all[á], según
la disposición y comodidad que permite la aspereza de la tierra. Otros pueblos hay que están
en tierra más llana, cuyas casas están puestas por orden, formándose calles muy derechas
que llegan de campo a campo. Y es de saber que cada casa, con sus terrezuelas, se cuenta
por una casa, y, para formar las calles, hacen desde una casa a otra un seto de cañas de
maíz, o de otros palos, malezas o arbolillos, con que hacen pared y se continúa la calle, por no
dejar vacíos aquellos espacios que hay entre casa y casa, que se ocupan con las tierras y
hortezuelas de los indios. Y ésta es la orden que, generalmente, tienen los pueblos de indios
de la Nueva España.
11 ¶ La cabecera de Tlachco está, dente real [en] donde reside la justicia, [a] dos leguas.
Tiene once estancias, cuyos nombres son estos: Los Reyes, que en lengua mexicana se llama
Tecalpulco, que quiere decir “donde hay muchas diferencias de piedras”; 20 Teteltzingo, que
quiere decir “al cabo de una loma”; 21 Santa María de la Asunción; San Sebastián
Mexcaltepeque, que quiere decir que hay allí unos “cerros semejantes a un maguey”; 22 San
Juan Pololapan, que quiere decir “que deslíen lodo en agua”; 23 Ecatepec, que quiere decir
“encima de un cerro, cosa airosa”; 24 Caltitlan, que quiere decir “cosa que está detrás”; 25
Chalman, que quiere decir un nombre antiguo de los indios, como quien llama a Pedro o Juan;
26 Santiago Tizahuacan, que quiere decir “cosa blanca”; 27 San Juan Coatlan, porque pasa por
allí un río cerca culebreando, que [eso] quiere decir “culebra”; 28 San Pablo Contlalco, que
quiere decir un “cerro hecho a manera de una olla de tierra”. 29 Las cuales estancias están
dentro de un cuarto de legua, y de una [a] dos y tres leguas de la cabecera.
Tlamagazapan, cabecera, dista de las minas tres leguas, [y] tiene cinco estancias cuyos
nombres son estos: San Juan Cuzcatlan, el cual se llama ansí, que quiere decir “unas cuentas”
en lengua castellana; 30 San Martín Teteltzingo, que quiere decir “al cabo de una loma”; 31San
Pedro Tlacotítlan, que quiere decir “entre unos mimbres”; 32 San Miguel Zapotitlan, por un
cerro [al] que apodaron [conforme] a un árbol [al] que llaman TZAPOTL; 33 San Gaspar
Tetelco, que quiere decir unos “cerrillos pequeños”. 34 Las cuales estancias están de la
cabecera [a] una, dos, tres y cuatro leguas.
Tenango, cabecera, está [a] una legua del real principal destas minas, [y] tiene quince
estancias cuyos nombres son éstos: San Esteban Ahuazhuatepec, por un “cerro donde nacen
muchos robles”; 35 San Pedro Texoxoco, por una “piedra verde” que está allí; 36 San Felipe
Apano, por una “zanja por donde va agua”; 37 San Mateo Quauhpalocan, por una “tablazón”
que hubo en tiempo antiguo allí; 38 Nuestra Señora de la Concepción Chichilan, porque plantan
allí “mucho chile”; 39 Santo Tomás Xoxotla, porque hay allí “gran cantidad de guayabas”; 40 San
Martín Teteltitlan, “detrás de unos carrillos”; 41 San Miguel Ichpochquilan, por haber cogido allí,
en tiempo antiguo, unas “yerbas nuevas” que llaman QUILITES 42 San Simón Tenango, por una
“albarrada”; 43 San Sebastián Chiapan, por un “cenagal”; 44 San Juan Tlalcomulco, por una
“hoya”; 45 San Marcos Quauhxomolco, por una “rinconada que hace allí el monte”; 46Santiago
Texalpan, porque está fundada “sobre unas piedras”; 47 San Francisco Tlatzontecpan, porque
“cortaban allí madera”; 48 Santiago, donde está un hospital, en el monte que llaman
Quauhtocayan [por]que “brota mucha madera”. 49 Las cuales estancias están dentro de dos
leguas, a legua, y a media y a cuarta, de la cabecera.
Atzalan, cabecera, está deste real de las minas [a] dos leguas, [y] tiene siete estancias
cuyos nombres son éstos: Los Reyes Payntlan, que quiere decir “corredores”; 50 Santiago
Tu[z]patlan, por unas “yerbas que huele[n] mal”; 51 San Gabriel Xaloztoc, por unas “cuevas de
arena”; San Jerónimo Aquiapan, porque “llueve allí de contino”; 52 San Miguel
Tecomahueyecan, por “cosa redonda”; 53 La Concepción de Nuestra Señora Texuxula, por
una “yerba a manera de cebollino”; 54 San Juan Texcaltzingo, por unos “peñascos pequeños”.
55 Las cuales están dentro de cuatro leguas, a media o una, [a] dos y más, de la cabecera.
Nochtepec, cabecera, está destas minas [a] cuatro leguas, [y] tiene seis estancias cuyos
nombres son éstos: San Andrés Itztepec, por un “cerro de navajas”; San Francisco
Mazaixtlahuacan, por un “llano [en] donde suelen correr venados”; 56 San Pedro Tuchteco, por
“un conejo que allí abrieron” antiguamente; 57 San Gaspar Tetzicapan, por un “hormiguero”; 58
Los Reyes Ololiuhcan, por un “cerro redondo”; 59 San Juan Ac[ue]chapan, por una
“sanguijuela”. 60 Las cuales dichas estancias están, de la cabecera, dentro de tres leguas, a
media y a más, y a legua.
Pilcaya, cabecera, está deste real [a] cinco leguas, [y] tiene ocho estancias cuyos
nombres son éstos: Santiago Tlahuitlipan, que quiere decir “donde sacan almagre”; 61 San
Sebastián Tizalipan, donde sacan [la] piedra blanca que llaman TIZATL; San Gaspar
Tepoznechicoyan, que quiere decir “donde soldaban cobre”; 62 San Andrés Zapotitlan, por un
cerrillo [al] que apodaron [conforme] a un árbol que llaman ZAPOTL; Santa Lucía
Tepu[z]chiuhcan, que quiere decir “donde labraban hierro”; 63 Santa Catalina Yahualiuhcan,
que quiere decir “cosa redonda”; 64 San Juan Tecolo[l]tzingo, que quiere decir “por una piedra
combada”; 65 San Marcos Tecozauhyan, por “cosa bermeja”. 66 Las cuales estancias están
dentro de dos leguas, como las demás.
Teticpac, cabecera, está [a] tres leguas deste real de las minas, [y] tiene diez estancias,
que son éstas: Santiago Tzontecomaixtlahuacan, que quiere decir “una cabeza en un llano”; 67
Los Reyes Teyahualtipan, por una “piedra redonda”; 68 San Juan Texcaltitlan, por “un
peñascal”; 69 San Andrés Ocotzoc, por “cosa de resina o trementina”; 70 Santa María
Chimaltitlan, por “una rodela”; 71 San Pedro Xilotepec, por unas “flores que están en un cerro”;
72 San Felipe Alpuycan, por “agua salada”; 73 San Francisco Chichila, por “chile”; 74 Santa
¶ Tenango está al poniente, [y] parte términos con los pueblos de Nochtepec, Ichcateupan, Atzalan, Tasco,
Acami[l]ixtla[huacan], Coatlan y Teticpac.
¶ Atzalan está entre el poniente y el sur, [y] parte términos con los pueblos de Tenango, Ichcateupan,
Hueyiztaca [y] Tasco.
¶ Nochtepeque cae al poniente, [y] parte términos con los pueblos de Teticpac y Pilcaya y Tzaqualpan, y
Tzicapuzalco y Atzalan y Tenango.
¶ Pilcaya cae entre el poniente y el norte, [y] parte términos con los pueblos de Teticpac, Tzumpahuacan,
Tonatiuhco, Iztapan, Tzaqualpan [y] Coatlan.
¶ Teticpac cae entre el poniente y el norte, [y] parte términos con los pueblos de Tasco,
Acami[l]ixtla[huacan], Coatlan, Pilcaya, Nochtepec y Tenango.
¶ Coatlan cae a la parte del norte, [y] parte términos con los pueblos de Acami[l]ixtla[huacan] y el
Marquesado, y Malinalco y Tzumpahuacan, y Tonatiuhco y Pilcaya, y Tasco y Tenango.
¶ Acuitlapan cae entre el norte y el levante, [y] parte términos con los mismos pueblos que el pueblo de
Coatlan.
¶ Acami[li]xtlahuacan cae a la parte cerca del levante, hacia el norte, [y] parte términos con los pueblos de
Tasco, Tlamagazopan y el Marquesado, y Coatlan y Tenango.
¶ Teuliztaca cae entre el sur y el poniente, [y] parte términos con los pueblos de Atzalan, Ichcateupan,
Coatepec, Iguala, Cocula [y] Tasco.
13 ¶ Ya, en el noveno capítulo, quedan puestos los nombres de los pueblos, con su
denominación, Y las lenguas que en todos hablan, generalmente, es la mexicana; aunque,
algunos, hablan alguna de las tres que queda declarado en el quinto capítulo.
14 ¶ Toda esta provincia reconocía por señor al rey de México, MOTECZUMA y sus
antecesores, el cual ponía un gobernador que los gobernaba y asistía continuamente entre
ellos, por cuya muerte nombraba [a] otro el rey de México. Y en este gobierno estuvieron,
hasta la entrada de los españoles, y no gobernaba toda la provincia, sino una cabecera con
sus estancias. Verdades que no estaban entonces como ahora, porque unas tenían más o
menos distrito que de presente: y no hay indios tan viejos ni curiosos, que sepan describir esto
con entera razón ni puntualidad.
Tributaban al rey de México y, generalmente, daban mantas de tres brazas de largo y una
vara de ancho, de algodón, y, entre dos tributarios casados, un HUIPIL y unas enaguas, y no
había de tener ninguno más que una mujer. Hacían una sementera grande entre todo el pueblo
y, lo que della cogían, lo juntaban estos gobernadores y la daban, cada año, a MOTECZUMA,
y las mantas daban de veinte en veinte días.
Adoraban [a] UNA PIEDRA que ponían, o hallaban bien puesta, o [a] algún TROZO DE
ÁRBOL: y ataban a la piedra o trozo unos papeles que hacían de árboles, y se los ponían a
manera de quererlos cubrir con ello. Y los ritos que hacían era irse a media noche a bañar a lo
más hondo de los ríos y arroyos, desviados de donde vivían, y, después de lavados, tomaban
piedras pequeñas y cañas huecas, y lo traían a las piedras y troncos que adoraban, a manera
de ofrenda, humillándose.
Sus costumbres eran [que], si alguno tomaba la mujer del otro, le apedreaban hasta que
moría, y lo mismo se hacía a los que se emborrachaban, o hurtaban o hacían otros males;
excepto los principales y señores, que, aunque hiciesen todo esto, no tenían pena. Tenían por
costumbre los principales que, si veían algún pobre desnudo, lo vestían y [le] daban de comer.
Los MACEHUALES andaban con solamente una manta de [he]nequén y unos MAXTLES, que
son unos ceñidores de cuatro dedos de ancho, y, del ombligo a los riñones, pasa otra tira que
le[s] cubre el miembro genital, y unos CACLES de palma a manera de zapatos.
15 ¶ El gobernador que entre ellos residía los tenía en justicia a su modo, deshaciendo los
agravios que unos a otros [se] hacían en casos de hacienda e intereses: y punta los delitos
graves, hacienda apedrear [a] los delincuentes, y con otros géneros de castigo de que no se
tiene entera noticia. Cobraba, a su tiempo, el gobernador los tributos y enviábalos a México,
sirviendo también de mayordomo o receptor.
Traían guerra con los pueblos de Cuernavaca y de su comarca, que al presente se
nombran del Marquesado, que son a la parte del norte esta provincia. Sus armas,
generalmente, eran arcos y flechas, rodelas y macanas de palo tostado, que son al modo de
mazas o porras, poniendo, en las esquinas o filos, navajas de pedernal, de que también ahora
usan.
El hábito que traían era mantas de algodón cuadradas, anudadas en el hombro, y unos
zapatos de [he]nequén, que es el hilo que hacen del árbol [de] maguey, abiertos por arriba al
modo de sandal[ia]s; y, otros, los traían de cuero de venados o tigres, como podían. Y estas
mantas y CACLES eran más pintadas y tejidas unas que otras, según la calidad del indio. Y
esto usan ahora, [aunque] verdad es que traen ya camisas de manta de algodón, y zaragüeles
y zapatos, y, muchos dellos, que tratan en las minas y entre españoles, traen vestido de
español, aunque imperfectamente.
Su mantenimiento era maíz tostado, o tortillas dello, chile, y otras yerbas y menudencias
de poco valor; pero los principales comían gallinas, venados, liebres, conejos, ratones,
culebras, lagartijas, langosta [y] hormigas gordas. Y, ahora, todos comen lo mismo, y carnero,
vaca, pan, y vino, los que lo pueden haber y comprar. Ahora viven más bien tratados, porque
comen lo que quieren y pueden, lo que no solían hacer en tiempo de su gentilidad; pero
entonces vivían más sanos, porque trabajaban menos y se sustentaban con menos, y no salían
de sus provincias a otras ni mudaban constelaciones. Y, ansí, estaba la tierra llena de gente,
que, después que vinieron los españoles, se han consumido la mayor parte con dos
pestilencias generales que ha habido, y otras particulares que, cada año, hay entre ellos.
16 ¶ No se sabe más de lo que queda referido en los capítulos precedentes.
17 ¶ Esta provincia es más sana que las de su comarca, porque, aunque naturalmente es
caliente por estar debajo de la tórrida zona casi al fin del primero clima, el alto sitio della la
hace airosa y, esta causa, ser caliente y seca templadamente. Las más continuas
enfermedades della son cámaras de sangre, tabardillo [e] hinchazones en las gargantas.
Curábanse, antiguamente, con sólo punzarse en la cabeza con una navaja aguda o con unos
colmillos de víbora; y, de presente, hay entre ellos algunos indios e indias que llaman
AMANTECAS, que los curan con bebidas de yerbas y raíces, y los sangran de los brazos.
18 ¶ Están estas minas y provincia en una sierra alta que es cordillera de minas, que corre de
oriente a poniente: y empiezan [des]de pueblos del Marquesado, obispado de Taxcala, y
fenecen en los de Mechuacan, obispado de Mechuacan, de suerte que atraviesan el
arzobispado. Y tiene, de ancho, cuatro o cinco leguas y, en partes, más o menos. Las minas
más orientales y más cercanas al obispado de Taxcala son éstas, y, tras ellas, van las de
Tzaqualpan, Zultepeque y Temazcaltepeque, y éstas están cerca del obispado de
Mechuacan.
19 ¶ Por junto al pueblo de Coatlan, que es [a] tres leguas destas minas a la parte del norte,
pasa un río mediano [al] que los indios llaman Coatlan. Viene de la Sierra Nevada de Toluca,
que estará [a] trece leguas, y viene junto con otros ríos pequeños de Zultepeque y [de]
Jahualtzingo, que no tienen nombres. Súmese, por una boca a manera de cueva, como [a] dos
tiros de arcabuz del dicho pueblo de Coatlan, y sale, por otra boca, [a] una legua de allí. Hay
algunos regadíos dél, en sementeras de maíz y chile y algodón de indios, y entiéndese que
podría haber muchas más, y muchas cañas dulces de azúcar, porque se dan por toda la
ribera.
20 ¶ Junto al pueblo de Teticpac, [a] tres leguas destas minas, está una laguna pequeña, que
tendrá en circuito trescientos pasos comunes [y] que tendrá cuatro estados de hondo, [que] no
cría pescado, excepto algunas tortugas. Acuden a ella algunas aves, aunque pocas, [y] no
entra en ella ningún río ni otras aguas, si no es en tiempo de lluvias. [A] media legua del pueblo
de Hueyiztaca, en una estancia que llaman Temazcalapan, hay un ojo grande de agua, que
nace allí en cantidad del cuerpo de un hombre, y por la ribera dél hay muchas sementeras de
cañas dulces de azúcar, y frijoles y otras semillas, y puede haber muchas más, porque hay
tierras para ello.
21 ¶ No hay otra cosa notable más de lo que está dicho.
22 ¶ Los árboles silvestres desta provincia son encina, pino, guaje, HUIXACHIN, madroño,
HUITZTLI, cedro, sauce, sabina, nogal silvestre. Los ingenios del beneficio de la plata se
hacen de encina [y] guaje, y las casas, de encina.
23 ¶ Los árboles frutíferos que hay, de los naturales desta tierra, son anonas, zapotes
amarillos, zapotes prietos, parras silvestres, aguacates, guayabas, plátanos, nances,
guamúchiles, capulíes, cacao, ciruelas, zapotes blancos [y] nueces. Las frutas destos árboles
tienen sus mismos nombres. Los árboles y frutas de Castilla son naranjas, limas, limones,
cidros, granadas, membrillos, manzanas, duraznos, albaricoques, melocotones, higos, piñas,
cañas de azúcar [y] moras. Todas estas frutas se comen venden y aprovechan. De las más
que se darían o dejarían de dar, no se tiene noticia por falta de la experiencia.
24 ¶ Los granos, semillas y hortalizas que de presente se dan, son maíz, lechugas, coles,
rábanos, pepinos, borrajas, espinacas, acelgas, espárragos, habas, garbanzos, arvejas,
frijoles, chile, cebada [y] trigo; aunque el trigo, de presente, no se siembra. Y, antiguamente,
se daba seda y grana, y ahora no, porque no hay quien se dé a ello; y, por la aspereza de la
tierra, no se han puesto vides ni olivos.
25 ¶ No hay que responder, más de lo que queda dicho en el precedente capítulo.
26 ¶ Hay una raíz, a quien los naturales llaman COHUANENEPILI, de que usan contra
ponzoña; 91 cardosanto, arrayán, laurel, [y] estafiate [y] altamisa; 92 y otras muchas se
entiende que hay, de que llevó razón y pintura el DOCTOR FRANCISCO HERNÁNDEZ,
protomédico de su Majestad, que vino a este efecto. 93
27 ¶ Los animales bravos que se crían en esta tierra son leones, tigres, lobos, raposos,
coyotes, venados, conejos, armadillos y tlacuaches; los domésticos, son vacas, cabras,
ovejas, puercos y carneros; las aves de volatería son papagayos de dos géneros, cuervos,
gavilanes, cernícalos, auras, águilas, lechuzas, búhos y pájaros pequeños de agradable canto,
[y] codornices; las aves domésticas, son gallinas, de Castilla y de la tierra, y palomas.
28 ¶ Hay muchas minas de plata y, otras, de plata y plomo, y no de otros metales. Las colores
de los metales son diversos: colorados, pardos, negros, bermejos [y] cenicientos.
29 ¶ No hay ningunas.
30 ¶ No hay salinas en estas minas, ni cerca dellas. Provéense de sal, para el beneficio de la
plata, de Ocotlan, Igualtepeque [y] Tehuacan, que están las más cercanas [a] veinte leguas y,
las más lejanas, [a] treinta y cinco. En el pueblo de Alahuiztlan, y en su comarca, se hace sal,
aunque poca: está [a] diez leguas destas minas. En el pueblo de Iztapa y Tonatiuhco, que está
[a] siete leguas destas minas, se hacen unos canutos grandes de sal blanca, y muy buena para
comer, y es en poca cantidad.
31 ¶ Generalmente, las casas de los indios son bajas y angostas, de uno o dos aposentos,
hech[a]s de adobes o piedra y cubiertas de paja, y, algunas, de terrado; excepto algunas
casas de principales, que tienen más aposentos, con algunos altos de poca altura y anchura: y
pocas están blanqueadas por de dentro con cal, y pocas son de piedra, que las más son de
adobes, como he dicho. La cal hacen los indios con mucha facilidad, y piedra hay mucha y, en
algunas partes, hacen ladrillo. Las casas de los españoles son de adobes y piedra, cubiertas
de madera de encina, roble, y, la cobertura de encima, de TAXAMANIL, y, otras, de paja. Y el
TAXAMANIL es lo que, en Castilla, llaman ripio. 94
32 ¶ No hay ninguna cosa destas en esta provincia.
33 ¶ Los españoles tratan, vendiendo y comprando a españoles e indios, ropa y mercaderías,
así de Castilla como desta tierra, y rescatando plata por reales; los indios tratan con ellos,
vendiendo ropa de la tierra [y otras cosas], 95 como es cacao, maíz, cera, y otras semillas y
frutos de la tierra. Y también venden sombreros, zapatos, y otras cosas que compran de
españoles; aunque, la más general contratación de unos con otros, es [la] conmutación de
unas cosas por otras, como se dice en el capítulo quinto. Los tributos pagan en dineros y en
maíz, conforme a sus tasaciones.
34 ¶ Estas minas, y toda esta provincia, están en el arzobispado de México y [a] veinte y dos
leguas de México. Viénese, caminando de norte a sur, [y] el camino es áspero, oblicuo y alto,
por ser la tierra doblada; y, por esta causa, se tienen las leguas por grandes.
35 ¶ En cada pueblo de indios hay una iglesia pequeña, donde se les dice misa y administran
los sacramentos, de diferentes advocaciones. En este real de Teteltzingo hay una iglesia, que
es la parroquia destas minas, en la cual hay TRES BENEFICIADOS: los dos, de los españoles,
y el uno, de los indios. Y el uno dellos es vicario del arzobispo para las causas de los
españoles, y, otro, para las de los indios. No hay capellanías fundadas. Hay DOS
COFRADÍAS, del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora, y, en este mismo real, hay una
ermita de la Veracruz adonde hay COFRADÍA DE DISCIPLINANTES, en la cual se dice una
misa rezada cada viernes y se celebran las fiestas de la Cruz, y todo esto se hace de
limosnas.
36 ¶ No hay ninguna cosa destas en esta provincia.
37 ¶ Hay un HOSPITAL donde se recogen los pobres que a él vienen, así españoles como
indios, que se sustenta de limosnas que se piden en el pueblo. Las casas deste hospital dejó,
para este efecto, un clérigo que se llamaba GASPAR DE ROJAS, 96 que, ha que murió,
catorce años, poco más o menos. Y dejó, por patrón de la dicha casa, a PEDRO MÁRTIR,
vecino y minero destas minas, que hoy es vivo, y a un ANTONIO DE CASTRO, que es ya
difunto. Junto a este hospital y pegado con él, está otra ermita, de la advocación de San
Sebastián y San Miguel, donde se hacen algunas fiestas entre año, de limosnas que se
recogen. En todas las haciendas destas minas en que residen mineros, hay ermitas donde les
dicen misa, por estar desviadas de la iglesia mayor dellas.
38 ¶ No son estos pueblos marítimos, antes distan, de la Costa del Norte, 97 ochenta leguas,
y, de la del Sur, cincuenta.
39 ¶ Al capítulo treinta y nueve, y a los demás hasta el postrero, no hay que responder, porque
pertenecen a tierras marítimas.
¶ La cual dicha relación acabó de hacer el dicho señor alcalde mayor en las dichas minas
de Tasco, a seis días del mes de marzo de mil y quinientos y ochenta y un años, en presencia
de mí, LUIS MARBÁN, escribano público destas minas por su Majestad, y lo firmó de su
nombre, siendo testigos DIEGO DE SORIA, presbítero, y LUIS ZAPATA y JUAN DE NARDON,
y SILVESTRE ESPÍNOLA Y DIEGO DE JÓDAR, vecinos destas minas. PEDRO DE LEDESMA
(rúbrica).
¶ En fe de lo cual, yo, el dicho LUIS MAREAN, escribano público de las minas de Tasco
por su Majestad, hice mi signo, que es a tal, en testimonio de verdad. LUIS MARBÁN,
escribano público (rubricado y signado).
¶ Tasco, alcaldía mayor. 98
¶ T[e]uliztaca, corregimiento.
¶ Desc. y Pob. 653. 6°
* Porras Muñoz sustenta su frase en la autoridad de Dorantes de Carranza (1970: 302-3); pero el cronista se limita a decir que
“... fue tanta la riqueza que tuvo [don Luis de Castilla] de aquella mina de Tasco, que pudo hacer toda esta muestra conforme a
su corazón y deseos, porque hasta los vasos serviles, de cocina y otros servicios, eran de una fina pasta de plata...”
1 Después de la cubierta y antes del texto, se hallaban las hojas impresas en 1577, que contenían la Instrucción y Memoria.
2 “Juego de pelota con las nalgas” se decía ollamatiztli; “juego de pelota así, el lugar”, se llamaba tlachtli u ollamaloyan (Molina
1944: EM, 73r). Es inexacto que, “corrompido el nombre”, tlachtli se haya denominado tlachco; Tlachco es un topónimo, “lugar
del juego de pelota”.
3 La transcripción de FPT (1905, VI: 264) lee: “en ella”.
4 De los datos que he cotejado, no emerge clara la identidad de Rodrigo de Castañeda y, en consecuencia, tampoco su biografía
es coherente. Dorantes de Carranza (1970: 228) registra a un “vecino de México y conquistador” de este nombre, al “que
llamaron Xicotencatl”, de quien dice que fue “valiente y atrevido en paz y guerra, y de calificados oficios después de ganada la
tierra”. A continuación, sin hacer mención de sus hijos, enumera a sus nietos. Al parecer, estuvo casado con doña Ana de León,
de la que tuvo, por lo menos, dos hijos: un Rodrigo de Castañeda, quien casó con una hija de Jorge Cerón Carvajal, y doña
Isabel de León, casada con Gaspar Alonso de Aguilar. Rodrigo de Castañeda, hijo, hacia 1560, heredó de su padre la
encomienda de Puctla (ver Porras Muñoz 1982: 177, 249) y, probablemente, las casas que aquél poseía en la ciudad de México
(o. cit., pp. 276, 471). Por su parte, Díaz del Castillo. (1962: 521) habla de un Rodrigo de Castañeda que “fue nahuatlato y buen
soldado, [y que] murió en Castilla”. Podría tratarse de la misma persona. Los datos no son conflictivos, pero resultan inciertos.
5 Según esta cronología, la pacificación de la provincia de Tasco habría empezado hacia 1530, y se habría consumado poco
después. Hay evidencias de que las minas se descubrieron a fines de 1532 (ver FPT 1905, VI: 267, n. 1), y de que ya iban “en
crecimiento”. Es posible que, en esta etapa, haya intervenido Miguel Díaz de Aux, aragonés, uno de los capitanes de la armada
que envió Garay a la conquista de Pánuco en 1519. Su pleito por la encomienda de Meztitlan, que él mismo llevó y defendió ante
el Real Consejo de Indias en 1541, ha dejado rastro en las crónicas (ver Díaz del Castillo 1962: 254-5; Dorantes de Carranza
1970: 216-7). Otros datos biográficos de Miguel Díaz de Aux pueden encontrarse en Porras Muñoz (1982: 344-7).
6 No he encontrado datos sobre Muriel. Obsérvese que el pasaje habla de “los primeros pobladores”, no de los primeros
propietarios y explotadores de estas minas. Tal vez por eso no hace mención de don Luis de Castilla, de quien se dice que “fue
dueño de la mina descubridora de Taxco” (Porras Muñoz 1982: 235) y quien, hacia 1557, tuvo a su cargo la administración de los
bienes de Juan de Cabra, “uno de los primeros benefactores con que contó la Nueva España” (o cit., p. 237). El Juan de Salcedo
o Saucedo, aquí mencionado, puede ser el conquistador, capitán de su propia carabela, que pasó a Nueva España veinte o
treinta días después que Cortés. Fue regidor de la ciudad de México en 1526 y 1527. Dejó, al morir, un pueblo de indios que
rentaba tres mil pesos. Es posible que una carta, fechada en Toro a 24 de abril de 1505, que Carlos V dirigío a Ovando,
recomendara a este Juan de Salzedo. Consultar Dorantes de Carranza (1970: 205, 222, 446-7); CCDJBM (1955, II: 368, 236);
Porras Muñoz (1982: 142, 143, 286).
7 Ya se ha indicado arriba, en la nota 5, que la explotación de las minas se comenzó en 1532; pero esto no significa que
entonces se descubrieran ni que ésa haya sido la primera vez que se explotaron. En su cuarta relación, fechada a 15 de octubre
de 1524, Cortés (1960: 166) habla ya de las minas de “Tachco”, y dice que “...luego [que]. supe [de] las minas... envié
herramientas y españoles, y trajéronme muestra de ello. Y de allí adelante di orden como sacaron todo lo que fue menester, y se
sacará lo que más hubiere necesidad...”
8 La transcripción de FPT (1905, VI: 267) lee: “agenas”.
9 En la transcripción de FPT (los. supra cit.), se lee a continuación: “y cada cabecera con sus estancias”, lo cual he suprimido
en la mía: aunque ahora repara que ha confusión del pasaje es perfectamente atribuible al paleógrafo a suelo de don Francisco,
quien debió leer dos veces la misma línea. Entonces, lo más probable es que la frase deba reconstruir”…a las cabeceras les
están sujetos otros pueblezuelos de indios que comúnmente se llaman estancias, visitas o anejas de las cabeceras, y cada
cabecera, con sus estancias, se cuenta por un pueblo…”
10 Más bien, “río de los sacerdotes”.
12 “Entre ríos”.
13
“En el cerro de las tunas”.
14 “Donde está colgado” o “donde cuelgan”.
16 “Lugar de la culebra”.
17
“Sobre la espalda del río” o “detrás del río”.
18 La traducción es aceptable, pero el topónimo debe reconstruirse, como se ha hecho en mi transcripción, porque aquí (FPT
1905, VI: 269) aparece sincopado, leyéndose “Acamistlahuacan”. Adelante, en otros lugares, se leerá: “Acamistlaba” y
“Acamistla”.
19 Teutliztacan, también llamado Hueyiztacan, ya que teutl y huey son sinónimos, significa, propiamente, “gran lugar blanco”, o
“lugar blanco grande”.
20 Más bien, “lugar del barrio, casa o sala grande de piedra”.
31
Ver arriba, nota 21.
32 “Entre, o junto a las varas”.
33
“Entre, o junto a los zapotes”.
34 “Lugar de montes y sierras”.
35
Este topónimo es, por lo menos, de etimología incierta. Hernández (1959. I: 15) registra una yerba denominada ahoazhoaton,
que, en el Índice Analítico, se traduce por “hierba que tiene hojillas de encino” (1959, II: 422); pero Molina (1944: EM 50v; ME, 9r),
a su vez, registra el término auazuatamalli, el que traduce por “empanada de tamal grande” o “empanada grande”, donde no
cabe suponer que ahuazhua- signifique “hojas de encino o roble”…
36 Esta etimología es posible únicamente en apariencia; el adjetivo xoxoctic, “cosa verde o descolorida por enfermedad, o cosa
cruda” (Molina 1944: ME, 161v), no parece aplicable a las piedras. Por eso, opino que este topónimo está, más bien, referido a la
voz texoxqui, “hechizero” (Molina 1944: ME, 112v): Texoxocco “lugar de hechiceros”.
37
“Lugar de la acequia de agua”.
38 Tal vez, “lugar donde se mojan o pudren los palos”.
41
“Entre, o junto a las quebradas y sierras”.
42 “Lugar de quelites virginales, o de la virgen”.
44 Etimología incierta.
45
“En la barranca de tierra”.
46 “En el rincón o rinconada del monte”.
53 Lectura incierta. FPT (1905, VI: 272, n. 2) dice haberlo visto, “en otro papel, escrito “Ticomacueyecan”, cuya traducción
tentativa podría ser “lugar que tiene falda de tecomates”.
54 Hernández (1959, II: 223) registra una planta denominada texoxolin, cuya descripción parece corresponder a la de una
especie de cebollino o puerro. Cabe traducir Texuxula, por consiguiente, como “lugar en el que abunda este cebollino”.
55 “Lugar de peñascos, riscos u hornos pequeños” (ver Molina 1944: ME, 112r).
56 “Llano o desierto de los venados”.
57 La fuente descompone el topónimo en tuch[tli], “conejo”; teq(ui], “cortar”, y el locativo -co: “lugar donde cortaron o abrieron el
conejo”. Es una etimología inexacta. Tuchteco, así escrito, parece significar “en la piedra del conejo”, compuesto de tuch (tli), te
(tl) y -co.
58
Tzicatl es una “hormiga grande y ponçoñosa, que pica” (Molina 1944: ME, 152r); pero tetzicatl es el “estéril, que no engendra
hijos” (o. cit., fol. 111r). El topónimo Tetzicapan, en consecuencia, no parece estar referido a un “hormiguero”, sino, más bien, a
un “río estéril”.
59 Más bien, “lugar de ololiuhque”, una planta de la familia de las convolvuláceas, cuya semilla contiene un narcótico que
emborracha y enloquece, produciendo efectos semejantes a los del peyote (ver Santamaría 1974: 771).
60
La transcripción de FPT (1905, VI: 273) lee: “Acochapan”, que don Francisco (l. cit., n. 1) opina que es contracción, “tal vez
por apócope”, del nombre náhuatl acuecueyachin, “sanguijuela” (ver Molina 1944: ME, 3r). Yo opino que el topónimo se compone
de a (tl), cuech (tli), a (tl) y -pan: “sobre el río de caracoles largos de agua”.
61
“sobre el almagre fabril”. Ver Hernández (1959, II: 409).
62 “Lugar donde ayuntan o recogen cobre”. Nechichicoyan significa “estregadero” o “lugar donde se rasca algo” (Molina 1944:
ME, 64v). Tepuznechicoyan debía ser, por lo tanto, una mina de cobre, en la cual se obtenía el metal rascando la veta.
63 Los indios no conocieron el hierro; Tepuzchiuhcan significa “lugar donde se trabaja el cobre”.
65 La transcripción de FPT (1905, VI: 273) lee: “Tecoloctzinco”; tecololli significa “arco toral de piedra” (Molina 1944: ME, 93r).
Tecololtzinco puede ser traducido por “en el pequeño arco toral de piedra”.
66 Hernández (1959, II: 410) llama al tecozahuitl “ocre mexicano”; el topónimo aquí comentado sugiere que, en este pueblo, se
manufacturaba ese colorante.
67 “Llano, o desierto de la cabeza cortada”.
68 “Sobre el yagual de piedra”. Yahualli es el “assentadero de olla o de tinaja, hecho de esparto o de cosa semejante” (Molina
1944: ME, 31v).
69 “Entre, o junto a los peñascos, riscos u hornos”.
78 Hernández (1959, II: 96) registra una yerba denominada poyomatli, pero indica que no tiene “ningún sabor ni olor”. En
cualquier caso, parece que el topónimo Popoyomatlan debe traducirse por “lugar donde abunda el poyomate”, cualquiera que
sea su clasificación científica.
79 La fuente parece derivar el significado de este topónimo de te(tl), “piedra”, y pozonal (lo), “cosa que tiene espuma” (Molina
1944: ME, 82v). Es posible, y, el topónimo, tal vez deba traducirse por “junto a, o entre la espuma de piedra”.
80 “Lugar donde se tuercen cordeles”. Etimología dudosa.
82 Hernández (1959: 286) registra una planta denominada chapoicxitl, “pata de cigarra”; Chapulicxitla parece significar “donde
abunda esa planta”.
83 “Donde abundan las cañas de escudo”. Ver Hernández (1959, I: 32).
86
“Lugar donde abunda el maíz de caña”. Etimología dudosa.
87 “Sobre cl río de tezapotes”. Etimología dudosa. “Anona” se decía, en náhuatl, tezontzapotl.
88
“Lugar del Yopi venerable”, cualquiera que sea el significado de Yopi,
89“Sobre el agua o río de las petacas”,
91 Sobre el cohuanenepili, “lengua de culebra”, ver Sahagún, Códice florentino (1979, III: libro XI, fol. 143v).
92 El estafiate, hispanización del náhuatl iztanhyatl, “agua salada”, es el nombre que recibían los “axenxios o asensios, yerua”
(Molina 1944: ME, 49v), planta que describe el doctor Hernández (1959, II: 7), y cuyo nombre científico es Artemisa mexicana.
Una “especie de artemisa”, altamisa, dice Santamaría (1974: 509).
93 Una extensa y documentada “Vida y obra” de este científico y humanista español puede consultarse en el primer tomo de sus
Obras completas, preparada por Somolinos d'Ardois (1960, I: 97-288).
94 La definición del aquí llamado taxamanil es inexacta. Nada tiene que ver con “ripio”, sino con el mexicanismo ya aceptado por
la Academia (DRALE 1947: 1203), “tejamanil: tabla delgada y cortada en listones que se colocan como tejas en los techos de las
casas”. Se deriva del náhuatl tlaxamanilli, “... tablas menudas, o astillas largas” (Molina 1944: ME, 145r).
95 Aquí, sin duda, hay una laguna o una mala lección en el texto que publico FPT (1905, VI: 281). No es congruente que la fuente
dijera que “…los indios tratan con ellos vendiendo ropa de la tierra, como es cacao, maíz...” El paleógrafo a sueldo de don
Francisco debió saltarse, por lo menos, una línea del texto.
96 La transcripción de FPT (1905, VI: 282) lee: “Gaspar de Roças”.
97 La transcripción de FPT (loc. supra cit.) lee: “de la corte (sic) del norte”.
98 Ésta y las siguientes leyendas aparecen en el folio vuelto del manuscrito, si aún existe, según atestigua FPT (1905, VI: 282).
RELACIÓN DE LAS MINAS DE
TEMAZCALTEPEC Y TUZANTLA
INTRODUCCIÓN
Manuscrito y cronología
Los autores
Las ediciones
Gaspar de Covarrubias era alcalde mayor en el distrito de minas, que comprendía el real
de los Ríos, Temazcaltepeque, Texcaltitlan (sede de la alcaldía) y Texupilco. Estos pueblos
caían dentro de la jurisdicción eclesiástica del arzobispado de México. Pero, además,
Covarrubias estaba a cargo del corregimiento de Tuzantla, perteneciente a la jurisdicción
eclesiástica del obispado de Michoacán. Las lenguas predominantes en uno y otro distrito eran
distintas: en Temazcaltepeque predominaban las lenguas matlatzinca y mexicana, y, en
Tuzantla, la purépecha o tarasca; entre los pueblos de Temazcaltepec y Tuzantla, existía una
pequeña comunidad de lengua mazahua.
Cuando FPT proyectó el séptimo tomo, segunda serie de sus Papeles de Nueva España,
juzgó razonable desglosar la relación de Tuzantla de la RG de Temazcaltepeque: “La relación
de Tuzantla está separada en el manuscrito, y no se hizo por el alcalde mayor Covarrubias; así
es que la be desglosado para publicarla entre las relaciones del obispado de Michoacán, que
adelante han de figurar en este mismo tomo” (FPT 1905, VI: 16, n. 1). El caso es que el tomo
de marras dilató su aparición inesperadamente. Don Francisco falleció en Florencia, en abril de
1916 (Zavala 1980: XV, 327): cuando el séptimo tomo, segunda serie de los Papeles de
Nueva España, se publicó en México en 1932 (aunque la portada diga que fue en Madrid, en
1906), el pequeño volumen nada más contenía las RGs de Teutenango (pp. 1-7), minas de
Sultepec (pp. 8-14) y minas de Temazcaltepec (pp. 15-39). En el inventario de los papeles que
dejó don Francisco, aunque aparecen 507 copias impresas de la pintura de Tuzantla, ninguna
mención se hace del texto de la relación; en la enumeración de las relaciones de Michoacán,
destinadas a complementar el tomo séptimo mencionado, se omite toda mención de la de
Tuzantla (Zavala 1980: 269, 311, 537). Ni Vargas Rea (1944-1947), que quiso continuar la obra
de don Francisco, ni Corona Núñez (1958), que publicó las RGs de Michoacán haciendo uso de
sus papeles, incluyeron en sus respectivas publicaciones la relación de Tuzantla. Nada más el
ingeniero de minas Manuel de la Puente y Olea, basándose en una fuente desconocida, publicó
un extracto temprano de toda la RG de Temazcaltepeque (1890: 203-14), sin incluir las
pinturas.
La primera edición del texto de Tuzantla, y única hasta donde yo sé, que incluye una
Introducción, un cuadro en donde se intenta identificar la ubicación moderna de los sujetos de
aquel distrito, una reproducción de la pintura y un par de cartas geográficas de la región, es la
de Howard F. Cline (1965: 58-73). Contribución erudita muy meritoria, aunque deficiente desde
el punto de vista paleográfico. Así, atendiendo nada más a los lugares geográficos cotejados
en la página 61, objeto primario, aparentemente, de la atención del editor, se aprecian los
siguientes misreadings: “Achiricato” (ms., achiruato), “Cuchaol” (ms., cuchao), “Cupandero”
(ms., cupandaro), “Sacapichamero” (ms., sacapichameo), “Tezitiapan” (ms., teçinapan),
“Tiribineo” (ms., tinbineo), “Tiquisco” (ms., tiquicheo), y “Uiroxeniro” (ms., curoxeniro).
Además, Cline no observó que el topónimo leído en el capitulo 11 del manuscrito (fol. 18v)
“auhirichuato”, es el mismo que, en el capítulo 30 (fol. 20v), se lee “achiruato”, lo que plantea la
disyuntiva de definir cuál de las dos lecciones es la correcta. En fin, el editor norteamericano
no se preocupó por cotejar los datos etnohistóricos de la relación de Tuzantla con los mismos
de la llamada Relación de Michoacán (1980).
La presente edición
Varios aspectos que se juzgó podrían ser de interés en las RGs d Temazcaltepeque y
Tuzantla se han discutido o comentado en las notas al pie del texto. Cuando la fuente
proporcionó información, significad o descripción del objeto aludido por la voz purépecha o
tarasca emple da, se hizo el intento de identificarla y proporcionar su etimología acudiendo a
aquellos vocabularios de que se pudo echar mano: el Vocabulario en lengua de Mechuacán
(1559) de fray Maturino Gilberti, y Diccionario de la lengua phorhépecha (1978) de Pablo
Velásquez Gallar do. El editor se siente obligado, sin embargo, a prevenir a quienes use sus
notas de que su conocimiento de la lengua tarasca es empírico. Po eso, prefirió no encarar el
reto que plantea la traducción de aquell topónimos que la fuente se limitó a enumerar. En el
glosario de voces tarascas, que puede consultarse al final del presente tomo, se propondrán
algunas etimologías tentativas.
sangre dellas, y de la lengua y narices, en presencia del mismo ídolo. Y recogíanla en unos
vasillos de barro, y poníansela delante y dejábanla allí. Sahumábanlo con OCOTZOTL y
COPALE, 20 que son inciensos y resinas de árboles de la tierra. Tenían, por costumbre,
ocuparse en las guerras que tenían con sus fronteras, y emborracharse con un vino que llaman
PULQUE, de mal olor y sabor, que tienen y lo hacen con una raíz fuerte; y bebían hasta
emborracharse, para ir a la guerra sin temor y con mucho ánimo.
15 ¶ Gobernábanse, en su gentilidad, por indios gobernadores, que los nombraba
MONTEZUMA de entre ellos propios, el cual les hacía que se ocupasen en las guerras, y [se
encargaba] de recoger el tributo que estaban obligados a dar a MONTEZUMA y en castigar
los delitos. Porque, a los adúlteros, dicen que con piedras les daban en la cabeza hasta
matarlos, o los despeñaban; y, a los ladrones y homicidas, les daban la propia muerte. En sus
guerras, peleaban con unas espadas de palo, con navajas de piedra encajadas que hacían filo,
y con unas rodelas de cañas macizas, y con hondas, y con dardos con puntas de navajas, y,
otros, con arcos y flechas. Vestíanse de unas mantas de [he]nequén pintadas, y, otros, en
cu[e]ros, con un pañete. Y, ahora, se visten con camisas y zaragüeles y mantas de algodón, y,
algunos dellos, [van] calzados y con sombreros. Comían raíces que se llaman CIMATES, 21
que, [como] no se pueden tragar, chupábanlas, y otras yerbas y hongos de árboles, y de las
frutas que tenían en su tierra, y algún maíz y calabazas y frijoles. Y, los principales, comían
algunas gallinas de la tierra y, la gente común, comían perrillos y venados y conejos que
cazaban. Y, ahora, comen de todo lo que crían, sin exce[p]ción de personas. Vivían sanos, [y]
dicen que los más morían de viejos. No usaban medicinas, ni sangrías ni otros remedios. Y
ahora, dicen, tienen algunas enfermedades, y usan de medicinas, purgas y sangrías. Dicen
ellos mismos entender ser ansí la voluntad de Dios. Lo mismo tenían y tienen los de Texupilco
y Temazcaltepeque, que todos eran de una jurisdicción y cabecera.
16 ¶ Está asentado el pueblo de Texcaltitlan en un valle: tierra descubierta y llana. Llámase
este valle, en su lengua, Te[t]zontepeque, que significa “piedra sacada de cerro”, 22 por un
cerro que está en la ladera de que se saca. Y el pueblo de Texupilco está en un valle que se
llama Ixtlahuac[an], que es lo propio que, en n[uest]ra lengua, “llano”: 23 es tierra llana y
escombrada. [Y] Temazcaltepeque tiene su asiento y poblazón en un valle de mucha llanura,
fundado en unos malpaisares que se llaman Izquitepeque, que se interpreta “maíz tostado”. 24
17 ¶ El pueblo de Texcaltitlan es tierra sana, por ser tierra fría y de buenos aires. Viven sanos
en ella los naturales, si no fue el año pasado de setenta y siete, que les dio una enfermedad
que llaman COCOLIZTE, que fue general en toda la tierra. COCOLIZTE quiere decir
“pestilencia”. No tenían remedio de cura para él, y, así, murieron la mitad de todos estos tres
pueblos. Texupilco es de temple caliente y sano, [aunque] suelen tener entre sí enfermedades
de bubas y algunas calenturas: cúranse con sudores que se dan en sus TEMAZCALES, que
son baños, y, ahora, se acostumbran a sangrar, cuando tienen calenturas, con unas navajas de
pedernal a manera de lanceta, en los brazos y sienes. Temazcaltepeque es tierra templada y
de buenos aires, ni fría ni cali[e]nte. Viven sanos los indios.
18 ¶ Está una sierra nevada, que todo el año tiene nieve, a cuatro leguas y media del pueblo
de Texcaltitlan, a la parte del septentrión, que, en su lengua, se dice 25Chicnagüitecatl, que
quiere decir “nueve cerros”, 26 porque los tiene a la redonda de sí. Dicen [que] tiene en lo alto
un hueco grande, de ancho más de un cuarto de legua, en el cual hay dos lagunas de agua: la
una, muy clara, y la otra, de color negro, donde, en su gentilidad, se dice [que] hacían
sacrificios. Texupilco no tiene cosa memorable que decir. En el pueblo de Temazcaltepeque, a
una legua dél, hacia la parte de mediodía, tiene un cerro de piedra que se llama Temimilltitlan,
27 y es tan alto, que no se ha podido subir a la cumbre del.
19 ¶ Pasa, por el pueblo y valle de Texcaltitlan, un río pequeño de agua, que su nacimiento
procede de la sierra nevada que habemos d[ic]ho y, por ser su corriente por parte honda, no
se puede regar con él, y, así, no tienen sementeras de riego. Texupilco tiene, en todos sus
sujetos, muchos ríos pequeños y, entre ellos, uno mayor que se llama Hueyatengo, que quiere
decir “río grande”, 28 porque se juntan en él tres o cuatro ríos. Lleva pescados que llaman
bagres, aunque pequeños, y truchas y mojarras. Está est[e] río [a] cuatro leguas de Texupilco,
hacia el poniente. Tiene muchas tierras baldías, de las cuales algunas se ha hecho merced de
caballerías de tierra y estancias, y otras, que siembran los naturales, de riego. Por
Temazcaltepeque pasan dos ríos, todo el año con agua, [y], abajo dél, se juntan otros: llevan
algunos pescados [y] riéganse algunas tierras con ellos, y, así, la tierra es fértil.
20 ¶ De los lagos y lagunas, [ya] está d[ic]ho lo que en estos tres pueblos hay. Y, demás de lo
d[ic]ho, hay, en Texcaltitlan, un cerro alto [a] obra de una legua del pueblo, hacia el mediodía,
en el cual hay una boca grande como cueva, que se llama en su lengua Ecatl ycamac, que
quiere decir “boca de viento”. 29 De la cual sale tan gran fuerza de aire, que, si quieren echar
alguna cosa dentro, aunque sea de peso, la torna a echar fuera con gran violencia.
Temazcaltepeque tiene una laguna cerca del mismo pueblo, a una legua: no corre el agua, y
está honda. [Y] hay una fuente en el mismo pueblo, [de la] que sale un caño de agua de color
de jabonaduras, que es de jabonaduras, que es bueno para el mal de piedra, y dicen [que] se
ha experimentado.
21 ¶ Ya se han d[ic]ho las cosas memorables que hay en la comarca destos tres pueblos.
22 ¶ Los árboles que tiene Texcaltitlan en sus montes son encinas, que algunas dan bellotas
que las comen los naturales, y, moliéndolas, hacen dellas tamales, que [es] cierto género de
pan entre ellos. [Y] hay manzanillas de la tierra, que llevan cantidad dellas, y otros árboles.
Nace en los montes una yerba que llaman en su lengua AXOCOTL, que es de muy buen olor,
30 y hacen della sus ramilletes para oler. Texupilco tiene los mismos árboles, y otro de
que se reparten, y los pagan entre todos los feligreses v[e]c[in]os españoles. Hay otra iglesia,
sufragánea a ésta, en otro real que dista deste media legua, que dicen el real de San Andrés:
sírvenla de visita los d[ic]hos beneficiados, [que) dicen en ella misa todos los domingos y
fiestas a los v[e]c[in]os que viven en aquel real.
¶ Y, con esto, queda satisfecho y respondido a todos los capítulos de la Instrucción,
porque, [a] los restantes que quedan, no hay ninguna cosa que poder decir de lo que toca a
estos tres pueblos de indios y poblazón de minas. Y esto ha sido sacado y averiguado de las
personas que más expertas se pudieron hallar, e indios viejos y antiguos desta comarca.
Acabóse en primero de enero de mil quinientos y ochenta a[ñ]os. GASPAR DE COVARRUBIAS
(rúbrica). El B[ACHI]LLER DIEGO CASTAÑÓN (rúbrica). MELCHOR NÚÑEZ DE LA CERDA
(rúbrica).
[RELACIÓN DE TUZANTLA]
¶ En veinte de octubre de mil y quinientos y setenta y nueve a[ñ]os, GASPAR DE
COVARRUBIAS, alcalde mayor por su Maj[esta]d destas minas de Temazcaltepeque, estando
haciendo la averiguación destos pueblos, envió a DIEGO DE LAS ROELAS, teniente, al pueblo
de Tuzantla, corregimiento desta alcaldía mayor, a hacer lo que, por la Instrucción, su
Majestad m[an]da. Y él la hizo, por la orden siguiente:
1 ¶ [En blanco].
2 ¶ Cae este pueblo en la provincia de Mechoacan, el cual se conquistó ganado Méx[i]co,
venido el MARQUÉS DEL VALLE; [pero] no sabe[n] dar razón [de] por quién se conquistó, más
de que el d[ic]ho MARQUÉS envió a ello.
3 ¶ El temple y calidad deste pueblo es muy caliente en demasía y, de suyo, seco. Y tiene un
río grande, caudaloso, que pasa por él, en que se crían bagres, truchas, mojarras y
camarones grandes y otra suerte de pescados, de que se sustentan y viven los naturales.
Llueve, desde el mes de junio hasta el mes de octubre, grandes aguaceros, los más, con el
viento norte: suele hacer gran daño en las sementeras y frutales, que los echa por el suelo.
4 ¶ La tierra toda es muy áspera y fragosa en demasía, de muchos cerros y quebradas y de
pocos montes, y, en algunas partes, falta la leña. Hay algunos ríos; pocas fuentes. Es falta de
pastos, si no es en las vegas [a] orillas de los ríos, que es muy fértil y se dan frutales de la
tierra, melones, y otras cualesquier cosas y hortalizas que en ellas siembran; y, así, tienen
abundosamente lo necesario para pasar la vida humana.
5 ¶ Hay, en esta provincia tan solamente, trescientos y diecinueve tributantes, y, en tiempos
pasados, fueron mucha cantidad, y, con las pestilencias y mortandades que [ha] habido, se han
ido consumiendo. Tienen su pueblo formado. Son de entendimiento y naturaleza ruda, [y] son,
de su inclinación, de poco trabajo. Susténtanse de las frutas de la tierra, que son en
abundancia, y del pescado que del río pescan. Hablan dos lenguas: la tarasca, que es su
natural, y lengua mazahua, de algunos advenedizos.
10 ¶ El sitio deste pueblo está de la forma y manera que queda d[ic]ho en el cuarto capítulo, y
la traza dél es de la manera siguiente. 46
11 ¶ Dista este pueblo de Tuzantla, de las minas de Temazcaltepeque, donde reside el alcalde
mayor y corregidor del d[ic]ho pueblo, catorce leguas. Es cabecera. Tiene un vicario, el cual
asiste en él, y de allí sale a la doctrina y visita de catorce sujetos que tiene, que son: Cuchao,
Curoxeniro, Aparuato, Tiquicheo, Sacapichameo, Tzitziapuato, Puacuayo, Auhirichuato,
Tzirapitzio, Tecinapan, 47 Orocuti, Cupandaro, Tinbineo, [y] San Pablo.
12 ¶ Dista este pueblo, como está d[ic]ho, catorce leguas destas minas de Temazcaltepeque,
donde reside el alcalde mayor, hacia la parte de levante, con quien parte términos. Hacia la
parte del poniente, está la provincia de Turicato, con quien parte términos, [a] quince leguas;
hacia la parte del norte, está la provincia de Taximaroa, con quien parte términos, [a] diez
leguas; hacia la parte del sur, parte términos con Cuzamala, [a donde] hay doce leguas, todo
por caminos muy ásperos y fragosos y que, en partes, no se puede andar a caballo47a Y las
leguas [son] antes grandes que pequeñas.
13 ¶ El pueblo de Tuzantla se llama, en la lengua tarasca, Cusaro, que quiere decir “lugar
arenisco”, 48 y, en mexicano, se llama Tuzantla, que quiere decir “lugar de tuzas o topos”. 49
La lengua que hablan, [ya] está declarado en el quinto capítulo ser tarasca y mazahua.
14 ¶ Eran, en tiempo de su gentilidad, sujetos a un señor que había por nombre a
TZITZIPANDAQUARE, 50 que tenía su asiento en el pueblo de Zinzonza. Tenía sobre ellos
señorío, y le tributaban mantas de algodón, y algodón, chile y maíz, y de todas las demás
semillas que cogían, y de la caza que tomaban, y arcos y flechas, y algunas doncellas hijas de
los indios más principales que entre ellos había.
Adoraban dos ídolos de piedra de hechura de hombres, que el uno se llamaba
CURISTICAHERI y, el otro, URINDECAHUECARA, que así se llamaban por nombre propio. 51
Tenían, por rito y ceremonia, presentarle comida y de lo que tenían, y, cuando habían de
[a]justiciar [a] alguno por delito que mereciese muerte, le [a]justiciaban delante dellos. Y,
cuando en las guerras mataban [a] algún contrario, el cuerpo muerto y sangre se lo traían. Y
dicen que muchas veces, en sueñes, les hablaban, dándoles las gracias de sus sacrificios. Y
[de] estos que sacrificaban después de muertos, la carne dellos partían entre los más
principales para su comida. Y, [de] ordinario, estaban tres indios en guarda de los ídolos, y
éstos se sacaban sangre de las orejas y, con ella, se pintaban: y éstos eran reputados y
acatados como sacerdotes y comían de los que a los ídolos presentaban, y, cuando alguno
dellos moría, elegían [a] un hijo suyo en su lugar. Sahumaban [a] los d[ic]hos ídolos con
incienso de la tierra, y otros olores.
15 ¶ Gobernábanse, en su gentilidad, por indios gobernadores que les enviaba
[TZ]ITZIPANDAQUARE, su señor, el cual les hacia [que] enviasen sus tributos y tenían cuidado
de ocuparlos en las guerras que traían con los indios de Toluca, y Temazcaltepeq[ue] y
Jalisco. Peleaban con arcos, y con macanas de palo y rodelas; llevaban petos y espaldares
hechos de algodón y nudillo, y, cuando habían de ir a la guerra, se almagraban de colorado y
negro, y otras colores. Traían una camisa sin cuello ni mangas, y otra manta, atadas las
puntas al cuello y lo demás suelto, y sus pañetes. Ahora se visten camisas, zaragüeles y
mantas de algodón; traen, algunos dellos, sombreros, y muchos dellos traen sayos y capas
como españoles, y calzados. Y [dicen] que, de lo que de antes comían, comen ahora, y
muchos dellos comen vaca y camero. Dicen [que], en otros tiempos vivían más y más sanos, y
que lo atribuyen a que, en aquel tiempo, tenían por costumbre de no llegar ni conocer el
hombre a mujer hasta que tenía veinte y cinco a[ñ]os, ni se casaban hasta que tenían esta
edad cumplida las mujeres y los hombres. Y la principal causa atribuyen a que es la voluntad
de Dios.
16 ¶ Está asentado este pueblo a la orilla de un río caudaloso, 52 entre dos sierras, que la una,
que está a la parte de levante, se dice Cachipuato, que significa “el lugar de un ídolo”, 53 y la
otra sierra, hacia el poniente, no tiene nombre, ni el valle. Es el pueblo en un llano descubierto.
17 ¶ Es este pueblo enfermo, por causa de la mucha calor y ser todo arenal, y [porque] los
aires no corren, por los muchos árboles y espesura que hay por toda la vega del río. Y,
comúnmente, tienen enfermedades de bubas y calenturas; y, para ello, se curan con una raíz
que se dice en su lengua QUERAPOSERARHUA, que quiere decir “raíz de alacrán”, 54 la cual
muelen y se bañan con el agua della: y esta yerba es para las calenturas. Usan de otra raíz
que se dice APAREQUA, que quiere, decir “cosa caliente”, 55 que es cocida y bebida, [y] es la
medicina con que se curan de las bubas. Púrganse con otra raíz que dicen “de Mechoacan”,
que es la que se suele llevar a Castilla.
18 ¶ Hay una cordillera muy grande [a] tres leguas del d[ic]ho pueblo, a la parte del poniente,
que atraviesa toda la provincia [y] que se llama, en su lengua, Hichayaruparu, que quiere decir
“lugar de tiestos”. 56
19 ¶ En toda esta provincia hay dos ríos caudalosos, que el uno se' lice el río de Cinapan, 57
hacia la parte del poniente a ocho lenguas y, hacia la parte de levante, pasa el otro río junto a
este d[ic]ho pueblo, y tan cerca del, que, cuando crece, llega a las casas muchas veces. 58 En
este río no hay tierra para regadío de importancia, por ser demasiado de calidad, y en ella no
se dan otras semillas, si no son las de la tierra, que es maíz y frijoles, calabazas y
algodonales.
22 ¶ Hay cantidad de árboles silvestres en el campo, que todos los más tienen provecho los
naturales dellos. Porque hay un árbol que se dice, en lengua tarasca, URISANDA, que quiere
decir “árbol de incienso”, 59 y así lo dan estos árboles que se dicen CURAQUA, que es un palo
colorado a manera de brasil, 60 con que tiñen los cordobanes. Hay otro árbol que se llama
TAPINZIRAN, que es palo de muchas colores, 61 de que hacen cuentas y sillas; y otro árbol
que se dice UXUACA, 62 el cual tiene tal propiedad que, cuando lo cortan, es blanco, y,
dejándolo estar cuatro o seis días, se vuelve colorado y jamás pierde la color. Tienen yerba de
añil en los montes.
23 ¶ Tiene, toda esta tierra de Tuzantla, muchos árboles de frutas de la tierra, como son
anonas, que son de hechura de pequeñas calabazas redondas, y la carne de dentro es corno
manjar blanco y se come con cuchara: tiene unas pepitillas negras; hay guayabos, nogales de
la tierra y platanales, aguacates y ciruelas de la tierra, y otras muchas frutas de la tierra. Y,
frutas de Castilla, [hay] naranjas, limones, cidras, melones y cañas du[l]ces: todos estos
frutales se dan bien en esta tierra.
24 ¶ Susténtanse los indios con maíz que cogen, y frijoles y pepitas de calabaza, y una semilla
que llaman CHAPATA. 63 Cogen rábanos, coles, lechugas, cebollas y berenjenas y hortaliza, y
otras muchas cosas de la tierra.
25 ¶ Cógese algún trigo, aunque en poca cantidad, porque no se siembra sino en una parte,
porque la tierra no es dispuesta para ello; ni se coge otra semilla de Castilla.
26 ¶ Las yerbas medicinales con que se curan, [ya] está d[ic]ho en el diecisiete capítulo,
demás de que tienen tres géneros de yerbas ponzoñosas que, comiendo dellas cualquier
género de personas o animales, mueren.
27 ¶ Animales domésticos de Castilla no se crían, sino gallinas de Castilla y de la tierra. Hay
tigres, leones, lobos, martas, coyotes, puercos jabalíes, venados, [y] otro animal que llaman
QOATZCUTI, que es como perro y muerde bravamente; 64 [hay] iguanas, que son a manera de
lagartos, víboras y culebras; hay unas arañas como cangrejos, que tienen dos bocas y dos
piquillos” en la frente a manera de cornezuelos: son de tanta ponzoña que, si pican [a] alguna
persona, muere dello sin remedio; 65 hay todo géneros de aves de volatería, y muchos
papagayos y faisanes, y otros muchos pájaros.
30 ¶ Hay, en dos pueblos sujetos a éste de Tuzantla, que el uno se llama Tiquicheo y, el otro,
Achiruato, 66 hay salinas donde hacen sal; mas e[s] tan poca, que para sustentarse no alcanza,
y se proveen de fuera.
31 ¶ La forma y edificio de las casas en que viven, comúnmente, son bajas, los cimientos de
piedra y lo demás de adobes, y las cubiertas dellas de paja.
32 ¶ No tienen fuerte ninguno. Antiguamente, se solían defender de sus contrarios en unas
sierras altas [en] donde hacían unos cercados, y de allí salían a pelear.
33 ¶ Tienen por contratación y granjería, los naturales con los indios comarcanos de tierra fría,
por vía de contratación tratar en algodón, chile, y otras cosas que [de] su tierra cogen. Pagan
su tributo, cada indio casado, un peso y media fanega de maíz, y, los solteros, cuatro reales y
media fanega de maíz.
34 ¶ Cae este pueblo, y sus sujetos, en la diócesis del obispado de Mechoacan: hacia la parte
del poniente está la ciudad de Patzcuaro, donde reside el obispado, [a] veinte y cinco leguas,
grandes por ser la tierra agra, y los caminos ásperos y torcidos.
35 ¶ Hay en este pueblo un beneficiado cura, a cuyo cargo está la administración y doctrina
destos naturales y sus sujetos. Hay, en cada pueblo, una iglesia.
37 ¶ Hay en este pueblo un hospital, y en cada sujeto, otro, en que se curan los indios
enfermos, y les dan de comer y lo necesario, lo cual pagan de una sementera de maíz y chile
que se hace de comunidad para este efecto. 67
*
Los últimos números están referidos a la clasificación que, durante un tiempo, tuvo el documento en el AGI de Sevilla, en la
sección Patronato Real 238. Actualmente se encuentra en la sección de Mapas y Pinturas, AGI, bajo signatura “México 20-23”.
Cline (1965: 59) observa que el expediente incluía “the printed Cédula of May 25, 1577”, la cual no he podido reproducir porque
aquella institución omitió remitirme su fotocopia. El texto, en versión inglesa, puede consultarse en Cline (1972: 233).
1 Sigue, a continuación, escrito de mano, el texto de la Instrucción y Memoria, que, de acuerdo a la foliación del expediente,
ocupa los ff. 2r-5v. Se ha omitido su transcripción, porque el interesado puede encontrarlo al principio del presente volumen.
2 La RG de Tuzantla aparece inmediatamente después de la que corresponde a Temazcaltepeque, ff. 16v-21r del expediente. Su
fecha es anterior a la de la RG del último pueblo, y fue preparada por el teniente del alcalde mayor, Diego de las Roelas.
3 Literalmente, “en el cerro del temazcal”.
4 Natural de Medellín de Extremadura, donde nació en 1485, pasó a Cuba en 1517 recomendado por Diego de Colón y, de allí, a
Nueva España con la expedición de Cortés. “Seria de obra de veinticuatro años cuando acá pasó”, dice Bernal Díaz (1962: 532):
“era de la color el rostro algo ceniciento y no muy alegre, y de buen cuerpo, y de poca barba y rala... fue buen capitán, así a pie
como a caballo” (ibid.). Casó en Castilla con la toledana doña Isabel de Sosa hacia 1529 y, entre otros servicios, acompañó a
Cortés en su expedición por las costas del Mar del Sur, con ocasión de la cual recibió el titulo de maestre de campo, en
Milpahuac, Colima, a 15 de febrero de 1535. Es posible que, por entonces, haya intervenido en la pacificación de la provincia
Matlatzinga. Murió en México, en agosto de 1561. Datos biográficos suyos pueden hallarse en Dorantes de Carranza (1970: 154-
8); Fernández del Castillo (1927); Porras Muñoz (1982: 434-6) y Rubio Mañé (1965).
5 Sobre la lengua matlatzinca, ver Harvey (1972: 302-4), quien considera plausible causa de su extinción “the possibility of large-
scale pre-Hispanic bilingualism...” En cualquier caso, los matlatzincas que había en el distrito de Temazcaltepeque, según
atestigua la relación, “...fueron traídos por los mismos mineros españoles... y... son advenedizos de muchas partes, que vienen a
trabajar en las dichas minas”.
6 No he encontrado datos sobre estos cinco españoles. Dorantes de Carranza (1970: 184) recuerda a un conquistador
Francisco de Vargas, quien cabe conjeturar que fue encomendero de Tulantzingo (Porras Muñoz 1982: 272, 440); pero cuya
identificación con uno de los mineros aquí mencionados es muy... improbable.
7 Tampoco he encontrado datos que identifiquen al Juan Gómez de Salazar aquí mencionado.
8 El manuscrito, fol. 7r, lee, por error del escriba: “El al altura...”
9 Inmediatamente, en ésta y la siguiente plana (ff. 7v-8r), aparece la pintura del real de los Ríos; mide 40½ x 25 centímetros.
11 A continuación, ocupando ésta y la precedente plana (ff. 8v-9r), aparece la pintura de Texcaltitlan; mide 89 x 24 centímetros.
12 La lección de varios de los topónimos enumerados arriba se ha corregido en mi transcripción. El manuscrito (ff. 9v-10r) lee,
aquellos que he corregido: “quentla”, “qutzcaçingo”, “aguatla”, “iztololoatl”, “tlapicaltepeque”, “tlalpiçaya”, “quauxaca”. A
continuación, sobre ésta y la plana precedente (ff. 9v-10r), aparece la pintura de Texupilco, que mide 38 x 22½/2. centímetros.
13
Los topónimos que he corregido en mi transcripción se leen, en el manuscrito (ff. 10v-11r): “izcapa”, “atizcapam”,
“jumiltepeque”, “concoztepeque”, “teguaztepeque”, “tequipintla”, “teyxtepeque”. Retuve la lección Zacacontepeque, en el cerro de
la olla de zacate”; pero es posible que deba reconstruirse Zacatzontetepec, “en el cerrro de césped”.
14 En seguida, ocupando ésta y la plana precedente (ff. 10v-11r), aparece la pintura de Temazcaltepeque, que mide 37 x 23
centímetros.
15 La etimología de Texcaltitlan es “en, o junto al peñasco, risco u horno” (ver Molina 1944: ME, 112r); texcalli, a su vez, parece
compuesto de te(tl, i)x(tli) y calli, “casa de haz o superficie pétrea”.
16 Texupilco admite, al menos aparentemente, tres etimologías: a) compuesto de texo(tli), pil(li) y -co, “lugar del señor azul, o del
azul”; b) compuesto de te(ti), xopil(li) y -co, “lugar del dedo del pie de piedra”, y, en una posible reconstrucción, simplemente
compuesto de tecxopil(li) y -co, “lugar del dedo grande del pie”. Atendiendo a que el pueblo recibió el nombre de Texupilco,
“porque tiene una muy grande piedra cerca” de él, las dos últimas etimologías parecen las más probables.
17 Axayacatzin estuvo al frente del señorío de México, desde 1469, hasta 1481. Sus inmediatos sucesores fueron Tizozicatzin
(1482-1486) y Ahuitzotzin (1486-1502). Motecuhtzoma II, de quien se dice que era “hijo de Axayacaçin” (Códice mendocino 1964,
I: 32) gobernó desde 1502, hasta que Cortés lo hizo prisionero.
18 “Tinta de humo de tea” (Molina 1944: ME, 75v).
19 Nombre de lección y etimología dudosas. Durán (1967, I: 193) describe cierto baile “agudillo y deshonesto..., en el cual se
introducen indios vestidos como mujeres”, llamado cuecuechcuicatl, que él traduce por “baile cosquilloso o de comezón”.
Cuecuech, en general, tenía la acepción de “trauiesso y desuergonçado” (Molina 1944: ME, 24v), y Sahagún (1956, II: 147) indica
que, al que iba “mirando a diversas partes, como loco...”, lo llamaban ixtotomac cuecue[ch]. Es posible, entonces, que cuecuech
esté, en alguna forma, referido a que-quechtli, “cuello, pescuezo o cerviz, que gira y se mueve sobre si mismo” (ver López
Austin 1980, II: 179). Tal vez una manera eufemística de referirse a la cabeza solar.
20 El manuscrito, fol. 12r, lee: “ocoçete”; se trata, sin duda, de la “resina de pino o trementina” denominada ocotzotl (ver Molina
1944: ME, 75v).
21 Para una descripción de este cimatl, ver Sahagún (Códice florentino, 1979, III: lib. 11, cap. 7, fol. 133r) y Hernández (1959, I:
66).
22 Más bien, “en el cerro de tezontle”.
23 Ixtlahuaca, “desierto, o tierra llana y despoblada sin árboles” (Molina 1944: ME, 48v).
24
“En el cerro del maíz tostado”. Ver izquiatl en Molina (1944: ME, 49r), e “izquiate” en Santamaría (1974: 623).
25 El manuscrito, fol. 12v, lee: “se dizen”.
26 Para obtener tal significado, el topónimo debería leerse Chicnahuitepetl o Chicnahuitepec; como está escrito en la fuente,
parece más bien un gentilicio: “el de Chicnauhtlan” o “el del lugar de los nueve”.
27 “En, o junto a la columna redonda de piedra”; ver temimilli en Molina (1944: ME, 97v).
30 No he encontrado registrada esta yerba en ningún autor; debe pertenecer a la familia de las que Sahagún (Códice florentino
1979, III: lib. 11, cap. 7, fol. 181r) llama axocopac o axocopaconi, de las que se dice que nacen “en las montañas” y que son
“muy olorosa[s] y tiene[n] intenso olor”.
31 El manuscrito, fol. 13v, lee: “guax” y “nançes”; debería leer huaxi o huaxin y nantzin, respectivamente (ver Santamaría 1974:
469, 753).
32 El tlacuilolquahuitl, “de madera pintada”, recibía ese nombre, “porque ellos son bermejos, y tienen vetas negras que parecen
pinturas sobre el bermejo...; no sólo era “recio para hacer sillas galanas”, como dice la fuente, sino era “árbol muy preciado,
porque del se hazen teponaztles, y tamburiles y biuelas, y suena[n] mucho estos instrumentos quado son desta madera”
(Sahagún, Códice florentino 1979, III: lib. 11, cap. 6, fol. 115r).
33 Para una descripción del xoxocoyol, no mucho más ilustrativa, ver Sahagún (1956, Ill: 297).
34 El iztafiate o estafiate, iztauyatl o iztauhyatl (Artemisa mexicana, Wild.) se haya descrita en Sahagún (1956, I: 170; III: 169,
311, 327); Hernández (1959, I: 64, 98, 189, 215; II: 6-7), y Santamaría (1974: 509). En ningún caso, se mencionan los usos y
aplicaciones que se señalan aquí.
35 Es posible que se trate de la misma raíz a la que, más abajo, se le dará el nombre de coatlnenepili, “lengua de culebra”.
36 Sobre el oyametl, ver Sahagún (Códice florentino 1979, III: lib. 11, cap. 6, ff. 111v-112r): “... no le vsaban los yndios nj le
conocían; agora, en estos tiempos, se a hallado...”
37 La forma en que se aplicaba esta planta recuerda la que dan los indios de Guatemala al chichicaste, con cuyas hojas se
azotan suavemente los caminantes piernas y pies “para quitarse el cansancio”.
38 Bajo esta lección, es irreconocible la identidad de la yerba aquí aludida; FPT (1905, VII: 25, n. 1) pensaba que debía
“corresponder a cualquiera de las especies purgantes descritas con el nombre de quauhayohuachtli en la obra…” de Hernández
(1959, I: 55-56).
39 Más bien, “flor caliente”; puede ser que se trate de la que Sahagún (1956, III: 318) llama tonacaxochitl quizás por error de
pluma. Su descripción: “flor medicinal”, “hojas verdes”, “flores amarillas tirantes a colorado”, “muélense... con la hierba que se
llama tlachichinoaxihuitl”, “es contra el calor interior” y “aclara la orina”.
40 Es muy improbable que estos “animalejos... como zorros” se llamaran oztotl, “cueva”; debe tratarse de la “raposa”
denominada oztohua (Molina 1944: ME, 78v). Para su descripción, ver Sahagún (1956, III: 227) y Hernández (1959, II: 303-4).
41 Para una descripción más pormenorizada del tlacuache, ver Sahagún (1956, III: 228-9) y Hernández (1959, II: 298-9).
42 Al tlacoocelotl o tlacomiztli, “medio jaguar” o “medio gato”, llama Sahagún (1956, III: 222) “gato cerval”. Garibay (Sahagún
1956, IV: 361) lo identifica con el Bassariscus astutus astutus; Santamaría (1974: 1054, 1955) con el Felis pardalis.
43 Topónimo de lección y etimología inciertas, que FPT (1906, VII: 26) transcribe, sin justificación aparente, “Auacatlan”.
44 Nieto de Luis de Castilla, linajudo propietario de las minas de Tasco (ver Introducción a esa RG), e hijo de Pedro Lorenzo de
Castilla y de doña Catalina de Chávez, Luis Felipe nació el 7 de mayo de 1558. Por renuncia de su abuelo a favor suyo, ocupó el
cargo de regidor de la dudad de México, antes de cumplir los 18 años, a partir del 5 de marzo de 1576. El 14 de mayo de 1590,
obtuvo licencia del Cabildo para marcharse a España; pero, antes, vendió su regimiento a Baltasar de Herrera Guillén por cinco
mil pesos de oro común. A mediados de noviembre de 1600, lo encontramos de vuelta en la Nueva España, de nuevo
asumiendo el cargo de regidor, esta vez por renuncia que hizo en él su padre. Tres años después, volvió a renunciar o a
negociar este oficio. El tenedor de la encomienda de Texcaltitlan fue, hasta enero de 1561, Francisco de Chávez, abuelo materno
de Luis Felipe de Castilla. A raíz de su defunción, Texcaltitlan pasó a ser propiedad de doña Catalina, quien, a su vez, falleció en
1564, quedándose la encomienda en poder de Pedro Lorenzo hasta 1569. Tal vez entonces, a raíz de que éste contrajo
segundas nupcias con doña Beatriz de Herrera, la encomienda de Texcaltitlan fue adjudicada a su hijo, Luis Felipe de Castilla.
Los datos se han extractado de Dorantes de Carranza (1970: 280, 302) y, sobre todo, de Porras Muñoz (1982: 58, 87, 162, 168,
169, 171, 238, 240-1), en cuya obra podrán hallarse otras fuentes de referencia.
45 No he encontrado datos que ilustren la biografía de este minero.
46 La relación se interrumpe aquí, dejando más de la mitad de la plana (fol. 17r) en blanco. A continuación, en los ff. 17v-18r,
aparece la pintura de Tuzantla, que mide 38 x 23 centímetros. La relación se reanuda en el fol. 18v.
47 A diferencia de los otros que, exceptuando el último, son topónimos purépechas o tarascos, éste es mexicano. Parece
compuesto de tecin (i), a (d) y -pan, “sobre el río del molinero”. Considérese una etimología dudosa.
47a Observa Corona Núñez (1957: 105) que, en la RG de Xochitlan se indica: "Cutzamala es nombre mexicano y, en su lengua
materna, que es tarasca, llámase Apatzingan, que lo uno y lo otro quiere decir "lugar de comadrejas". Llámase de este nombre
porque dicen que, en su antigüedad, tuvieron un ídolo a modo de comadreja.” nombre porque dicen que, en su antigüedad,
tuvieron un ídolo a modo de comadreja."
48 Gilberti (1559: ET, 19r) registra, para la voz “arenal”, la acepción cutzaro.
49 Tuzantla, “en donde abundan las tunas o topos”; Tuzantlan, “lugar de tuzas o topos”. En lengua tarasca, “topo” se dice
uhcumu (Gilberti 1559: ET, 171r); era un dios de la Muerte (Corona Núñez 1957: 97), como el apatzi.
50 El manuscrito, fol. 18v, lee todo junto: “atzitzipandaquare”; pero nunca “Patzitzipandaquare”, como lee Cline (1965: 66).
Obsérvese que el nombre reaparece en el capítulo 15, donde se lee (ms., fol. 19r); “citzipandaquare”. El Codex Plancarte o de
Carapan refiere: “Entonces vinieron los valientes guerreros con el rey Tzitzispandaquare, y empezó a dar guerra por todos los
lugares para que le dieran tributo a él en Zibulan y Paquilpan, y Titelan Chapotouvato y Sichoo y Camadalani... hasta que, por la
vejez, no pudo guerrear más (cit. ap. Corona Núñez 1957: 8). Sus hechos y genealogía, aunque sea en forma sumaria, pueden
hallarse en la Relación de Michoacán (1980: 213-4, 216-7, 224). Fue contemporáneo de Axayacatzin (1469-1481), cuyo nombre
se decía en lengua tarasca Ahcangari o Hacangari, (o. cit., p. 214), “mascara” (Gilberti 1559: ET, 118r), a quien infligió severa
derrota hacia 1470 (ver Durán 1967, II: 281-5). La etimología de su nombre es incierta. Gilberti (1559: TE, 62r) distingue tzitzis,
“cosa hermosa”, de tsitsis, “abispa amarilla”; tsitsispuqui es “tigre” (pero puqui solo, “león”); tsitsiqui, “flor o lirio o rosa”; tsitsiqui
pandaquarequa es “guirnalda larga de flores” (o. cit.: ET, 96v). Tzitzispandaquare puede significar, entonces, “guirnalda hermosa”
(quizás, “guirnalda de flores”), o “guirnalda de avispas amarillas”.
51 Curisti Caheri, Curinsti Caheri o, como lo leen otras fuentes (Relación de Michoacán 1980: 289, 322; Corona Núñez 1957: 18,
passim; Crain & Reindorp 1970: 239), Curita Caheri, significa “fogonero grande” (ver Gilberti 1559: TE, 9v, 19r). La Relación de
Michoacán (l. cit) dice que “era mensajero de los dioses y llamábanle todos 'abuelo'” (en tarasco, cura), y refiere que, al salir el
sol, “se lavaba la cabeza con jabón... tenía una guirnalda de colores en la cabeza [probablemente una tzitzispandaquare], y unas
orejeras de palo en las orejas, y unas tenazuelas pequeñas al cuello y una manta delgada cubierta”. La misma fuente describe,
con mayor pormenor, el atavío del otro dios: lo constituían unas mantas (p. 110) de plumería, en cuyo tejido entraban 4400
plumas, 800 de un ave no identificada; 1200, de papagayos y otras plumas adoradas, y 2400, de otros pájaros (p. 84). De estas
mantas pendía un número no determinado de cascabeles (p. 111). Ofrendaban al dios leña y vino (pp. 89, 111), y le sacrificaban
esclavos (p. 111), Su templo se recubría de albayalde y enalmagraban la casa de sus sacerdotes (p. 111). Se suponía que el
dios vivía en el oriente (p. 290). La lectura de su nombre es incierta y, consecuentemente, su etimología. Seler (según Corona
Núñez 1957: 32) tradujo Urendequavecara por “el que va por delante”, derivándolo al parecer de urepani, “yr adelante de otros”
(Gilberti 1559: TE, 75v); Corona Núñez (l. cit.), que lee el nombre Hurende-Quahue-cara, observa que Quahue (en realidad,
Quahuen) era el “...sacerdote que capitaneaba a los que se convirtieron en culebras”. Todo esto merece tomarse en cuenta,
pero mi opinión es que el nombre de la deidad está referido al sol, huriata, y al acto de amanecer, erandequa (ver Gilberti 1559:
TE, 28r; ET, 14r); Velásquez Gallardo (1978: 68, 221) registra el término uekári con la acepción de “mojado”. Jurindequa Uekari
parece significar, entonces, “sol mojado al amanecer” o, si se lee Jurinde ca Uekari, “el que calienta y moja”. Lectura, la última,
más bien improbable. Las dos deidades, Curinsti Caheri y Jurindequa Uekari, parecen estar referidas al planeta Venus como
Estrella de la Tarde y Lucero del Alba (ver Corona Núñez 1957). “Lucero de la mañana” se decía en tarasco hozqua quangari
(Gilberti 1559: ET, 113), “estrella señora o grande”; “hijo de principal o senador” era quangari vuahpa. Los mexicanos llamaban a
la “estrella de la mañana” huey citlalin o citlalpol (Molina 1944: EM, 79r); los mayas de Yucatán, noh ek (Michelon 1976: 612).
52 El río Temazcaltepec y, ligeramente al nordeste, el río ahora llamado Santo Tomás.
53 Ídolo no identificado.
54 “Alacrán” se dice cuerapu; "raíz", sirangua (Gilberti 1559: TE, 16r, 50v) : cuera- pusirangua.
56 Etimología incierta.
59 Se trata del cuiricatzunda, “incienso o copal” (Gilberti 1559: ET, 75r; TE, 17r; Velásquez Gallardo 1978: 151).
60 60 Más bien, tzuraqua (ver Gilberti 1559: TE, 64r; ET, 29r); el escribano omitió la cedilla.
61 Es el árbol que los mexicanos llamaban tlacuilolquahuitl (ver, arriba, nota 32). Aquí, en lengua tarasca, la lectura y etimología
resultan inciertas.
62 Se trata del uxuqua, que Gilberti (1559: TE, 76r) vagamente define como “vn árbol colorado”.
63 Debe tratarse de los huautli mexicanos o “bledos”, porque Gilberti (1559: 12r) define chapata como “pan de bledos, tamales”.
64 Posiblemente se trata de los coyotes que, en tarasco, se decían hiuatsi (Gilberti 1559; TE, 26v; ET, 112; Velásquez Gallardo
1978: 33, 137). Obviamente, la lección de la fuente es disparatada.
65 posiblemente, el alacrán o cuerapu.
66 Por error del paleógrafo, estos topónimos se leen en Cline. (1965: 70): “Tiquisco” y”Achiricato”, respectivamente. Tiquicheo
significa”lugar de las escudillas o vasijas de losa; la lección y significado de Achiruato son inciertos.
67 La relación termina así, abruptamente, sin que haya firmas al calce. Resulta obvio que el manuscrito es una copia, porque,
habiéndose preparado el original unas seis semanas antes de la RG de Temazcaltepeque, aquí aparece como su apéndice y,
todo el escrito, de una caligrafía uniforme.
RELACIÓN DE TEPEAPULCO
INTRODUCCIÓN
La RG de Tepeapulco, simple, fechada en el mismo pueblo a 15 de abril de 1581, está
precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de quince planas
escritas de puño por el escribano nombrado Alonso Cid. Originalmente, esta relación estuvo
acompañada de una pintura, que debió ser de amplias proporciones, la cual se ha extraviado.
El documento para, en la actualidad, en el AGI de Sevilla, "IG 1529, N° 394", y su transcripción
ha sido editada por FPT (1905, VI: 291-305).
Para fines prácticos, la paternidad del presente informe se ha atribuido al corregidor que
era del pueblo, Juan López Cacho (Cline 1972a: 351), acerca del cual no han quedado datos
que ilustren su biografía. Una lectura atenta del texto, empero, evidencia que López Cacho, sin
que esto excluya su contribución eventual, se limitó a presidir la encuesta y, cuando el informe
estaba ya redactado, a autorizarlo con su firma.
La responsabilidad principal de la relación recayó sobre el escribano Alonso Cid y sobre el
intérprete Alonso de Villasana y, naturalmente, sobre quienes proporcionaron toda la
información. Para recabarla, el corregidor mandó parecer ante sí a catorce naturales del
pueblo, entre los cuales estaban el gobernador y dos alcaldes nativos, constituyendo el resto
"indios principales y ancianos, naturales deste dicho pueblo y sus sujetos" (preámbulo de la
relación). Además, actuaron como testigos tres "españoles residentes en este pueblo", de uno
de los cuales, Gonzalo Ortiz de Zúñiga, consta que era hermano de Alonso Ortiz de Zúñiga,
encomendero del pueblo de Tlachinolticpac (Dorantes de Carranza 1970: 436) y yerno del
corregidor de Meztitlan, Gabriel de Chávez (ver RG de Meztitlan, Introducción, en el presente
volumen).
El problema más obvio, planteado por la RG de Tepeapulco, es el de la identidad de
quienes facilitaron los datos que conforman su contenido y, sobre todo, aquellos tocantes a los
capítulos 2, 14 y 15. La riqueza tradicional de ese pueblo es de sobra conocida por quienes
saben que residieron en él durante un tiempo, y que formaron allí sus primeros memoriales, los
grandes etnógrafos franciscanos, fray Andrés de Olmos (1530...) y fray Bernardino de
Sahagún (1558-1561).
Según atestigua Mendieta (1945, I: 81), "...en el año de 1533, siendo presidente de la
Real Audiencia de México d[on] Sebastián Ramírez Fuenleal... y siendo custodio... f[ray]
Martín de Valencia, por ambos a dos fue encargado... fr[ay] Andrés de Olmos... que sacase
en un libro las antigüedades de estos naturales..." La promoción del estudio de las
antigüedades mexicanas fue iniciada por Ramírez de Fuenleal casi inmediatamente después de
su arribo a la Nueva España (ver León-Portilla 1969: 9-49); fray Martín de Valencia fue electo
custodio, segunda vez, para el trienio de 1530-1533, fecha coincidente con la del primer
nombramiento de Olmos para la guardianía recién creada de Tepeapulco (ver capítulo 36 de la
presente relación).
Por su parte, es bien sabido que Sahagún (1956, I: 105-7), por encargo del custodio en
ejercicio fray Francisco Toral, inició su magna recopilación etnográfica en Tepeapulco, donde,
al cumplir "su hebdómada" el padre Toral (1558-1561), "me mudaron de Tepepulco [y], llevando
todas mis escrituras, fui a morar a Santiago del Tlatelolco". En Tepeapulco, Sahagún hizo
"juntar [a] todos los principales con el señor del pueblo, que se llamaba don Diego de
Mendoza", y solicitó que le "diesen personas hábiles y experimentadas, con quien pudiese
platicar y [l]e supiesen dar razón de lo que les preguntase". Le asignaron "hasta diez o doce
principales ancianos", número quizás por coincidencia, quizás porque los primitivos sujetos de
Tepeapulco eran trece (Alva Ixtlilxóchitl 1952, II: 169), similar al de los informantes
congregados por López Cacho; aunque es evidente que, en este último caso, con un acervo
muy desigual de informes.
Pero, ¿por qué esa diferencia en la información? ¿Qué había ocurrido en Tepeapulco
durante esos veinte años que transcurrieron desde 1561 hasta 1581? ¿Habría extinguido la
tradición el terrible azote pestilencial que estaba diezmando la población novohispana desde
1576? Aunque no es imposible que el cocoliztli de esos años se haya llevado a muchos viejos
depositarios de las tradiciones antiguas, consta que éstas sobrevivieron en forma escrita y
oral. Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286) atestigua haber conocido, a finales del siglo XVI, a cierto
don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin, "principal y natural de Tepepulco, de edad de casi
noventa años, hombre muy leído y buen gramático... que también tiene historias y relaciones...
y los hijos del rey Nezahualpiltzintli se lo declararon". Entonces, si se acepta este testimonio,
habrá que concluir que este depositario ideal de la tradición, don Jacobo de Mendoza
Tlaltecatzin, había nacido alredor de 1510, que había sido testigo de la conquista, que tenía
cerca de cincuenta años cuando llegó Sahagún al pueblo y que, en 1581, andaría alrededor de
los setenta años de edad.
Basado quizás en semejantes especulaciones cronológicas, FPT (1905, VI: 291-2, n. 3)
propuso la hipótesis de que el informante de Alva Ixtlilxóchitl, don Jacobo de Mendoza
Tlaltecatzin, y uno de los informantes convocados, por López Cacho, don Jacobo Eleázaro de
Mendoza, podrían ser la misma persona. Y, quizás con vistas a examinar esta hipótesis, o tal
vez la más atrevida, que propone la identidad de don Jacobo Eleázaro de Mendoza = don
Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin con don Diego de Mendoza, el señor de Tepeapulco que
asistió a Sahagún, ordenó a su paleógrafo a sueldo, José Joaquín Gómez Ramírez, sacar un
cliché de la firma del primero (ver Zavala 1980: 192, 194). En el texto a continuación, en la
nota 2, he examinado brevemente estas hipótesis y, hasta donde he sido capaz de juzgar, las
he encontrado improbables. En primer lugar, don Diego de Mendoza, entre 1558 y 1561,
cuando lo conoció Sahagún (1956, I: 105), era ya un "hombre anciano", calificativo difícilmente
aplicable a quien tendría entonces, según la hipótesis, unos cincuenta años; en segundo lugar,
la firmeza de trazos con que firma al pie de la relación don Jacobo Eleázaro de Mendoza
(véase la reproducción) no parece corresponder a la de una persona que se supone tendría
cerca de setenta años, y, en tercer lugar, el magro contenido de la RG de Tepeapulco no
delata la influencia o participación de quien, según lo describe Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286),
era "un hombre muy leído y buen gramático... que también tiene historias y relaciones". Por lo
demás, si hubiera participado en la encuesta de 1581 un hombre de la calidad y conocimientos
que le atribuye el historiador tezcocano, la intervención de un intérprete habría sido innecesaria
y estorbosa.
De todas maneras, cualquiera que haya sido la identidad de don Jacobo Eleázaro de
Mendoza, sigue en pie el problema arriba enunciado: ¿los informes de quién, o quiénes, fueron
los que quedaron fijados en la RG de Tepeapulco? Evidentemente, ninguno que se pueda
atribuir al temprano informante de Sahagún, ni al erudito y provecto principal que alcanzó a
conocer Alva Ixtlilxóchitl. Quienesquiera que hayan sido los que proporcionaron esos informes,
es manifiesto que tuvieron en cuenta sólo un aspecto parcial de la historia y tradiciones de
Tepeapulco. Bien o mal leídos, los nombres de los caudillos, que en el capítulo 2 de la relación
se presentan como "descubridores y conquistadores" de la provincia, corresponden a "cuatro
indios principales chichimecos". La relación ignora las sucesivas ocupaciones que, a juzgar por
el Códice Xólotl (Dibble 1980) y otras fuentes, sobrevinieron al pueblo (ver Nicholson 1974).
Por lo demás, aunque se menciona en el capítulo 14 el nombre de un dios eminentemente
tenochca, Huitzilopochtli, en el capítulo 15 la única guerra que se recuerda es la sostenida
contra las huestes de Tezozomoctli, primer señor de Azcapotzalco en 1348 (Sahagún 1956, II:
291), más de un siglo antes que se acusara la expansión mexicana, y más bien hacia el tiempo
en que la región pasó a formar parte del gran centro otomí denominado Xaltocan (Nicholson
1974: 150).
Entonces, aunque el problema queda pobremente planteado y de ninguna manera
resuelto, cabría proponer, a guisa de hipótesis, que la información que prevaleció en la
encuesta de 1581, y que quedó fijada en la RG de Tepeapulco, era de procedencia
"chichimeca". La historia antigua que relataron los informantes deliberadamente ignoró las
etapas de sujeción que sufrió su grupo: "...respondieron que nunca fueron de nadie, ni
conocieron señor sobre ellos en toda esta provincia en mucho tiempo... (capítulo 14, el
subrayado es mío). La historia antigua que contempla la relación se refiere a ese "mucho
tiempo" en que los chichimecas de Tepeapulco fueron independientes: excluye todo lo que pasó
después de 1348.
1 Testado, se lee a continuación: "Guaxolotitlan".
2 Ninguno de los personajes nativos de Tepeapulco aquí enumerados puede ser identificado con certidumbre, y, la mayor parte,
son inidentificables del todo. FPT (1905, VI: 291-2, n. 3) propone, por vía de hipótesis, que el denominado aquí "don Jacobo
Aleázaro Mendoza". y, al firmar, "don Jacobo Eleázaro de Mendoza", podría ser don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin, de quien
dice Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 286) que era "principal y natural de Tepepulco. de edad de casi noventa años, hombre muy leido y
buen gramático...; que también tiene historias y relaciones Tal hipótesis podría ser defendible, si no la desmintiera la firmeza con
que don Jacobo Eleázaro de Mendoza estampa su firma al calce del documento, que no es la correspondiente a un hombre que,
en 1581, debería andar por los setenta años. Además, tampoco los datos históricos que contiene la RG de Tepeapulco, faltos de
exactitud cronológica y más bien pobres, parecen proceder de un "hombre muy leído y buen gramático..., que también tiene
historias y relaciones". Más improbable aún resulta la siguiente hipótesis de FPT (l. cit.), en el sentido de que don Jacobo
Eleázaro de Mendoza (=don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin) podría identificarse con uno de los tempranos informantes de
Sahagún, a quien llama el cronista "...señor del pueblo [de Tepepulco], que se llamaua don diego de mendoca, hombre anciano
de gran marco y habilidad, muy experimentado en todas las cosas. curiales, bélicas y políticas, y aun idolátricas" (Códice
florentino, prólogo al Segundo Libro, foL Iv). Lo que insinúa FPT (I. cit.): "Jacobo y Diego son variantes del mismo nombre",
aunque un tour de force, nada prueba. La indagación de fray Bernardino en Tepeapulco, "por mucho que retrasemos la fecha… ,
no puede ser después de 1948" (Garibay 1954, II: 75.6) . Hacia 1558, cuando escribió las palabras que se citaron arriba,
atestiguó que su informante era "hombre anciano" y que "se llamara..." Todo parece indicar que se refería a una persona ya
fallecida. Entonces, aunque el progreso resulte exiguo, es posible concluir que el informante de Sahagún no puede identificarse
con el mismo de Alva Ixtlilxóchitl, ni uno y otro con don Jacobo Eleázaro de Mendoza, firmante en la RG de Tepeapulco.
O'Gorman (Alva lxtlilxóchitl 1975, I: 50, 81) habla de un "don Jacobo de Mendoza Tlalientzin", que debe ser el mismo que, en su
transcripción, aparece bajo el nombre de "don Jacobo de Mendoza Tlaltecatzin" (o. cit., p. 286) , y dice, sin producir documento
que avale su convicción, que "parece seguro identificarlo con Diego Tlaltentzin, el informante de Sahagún..." ¿Diego Tlaltentzin,
"informante de Sahagún"? Garibay (1954, II: 78), refiriéndose a los "informantes ancianos" del cronista, se limita a decir:
"Sabemos el nombre de don Diego de Mendoza, 'señor de Tepepulco'...; pero, en cuanto a mí, nada más he logrado averiguar
acerca de él".
3 Creo haber visto ya, en las RGs precedentes. el nombre de este sujeto; pero, como la mayor parte de los volúmenes,
exceptuando al de Guatemala, están en prensa, no he podido confirmarlo.
4 Ya se hizo mención, en la RG de Meztitlan, de un Alonso Ortiz de Zúñiga, respecto al cual quedó establecido que era yerno del
corregidor de aquel pueblo, Gabriel de Chávez. Gonzalo Ortiz de Zúñiga, sobre el cual no he encontrado dato particular que lo
identifique, puede conjeturarse que era hermano de don Alonso.
5 Haciendo caso omiso de la lección de la fuente, "tepeapulco", FPT (1905, VI: 291, n. 2) juzgó que "el nombre correcto es
Tepepulco, tal como está escrito en la 'Lista de pueblos pertenecientes a Tetzcoco', publicada en los 'Memoriales' del P. Motolinía
[1971: 894-5] ...", sin reparar que. Motolinía no es, en ninguna forma, un paradigma de ortografía cuando traslada topónimos
mexicanos. Y añade: "...de igual modo lo escriben siempre Mendieta, Sahagún, Torquemada, ixtlilxóchitl, y otros autores del siglo
xvii (FPT, l. cit.). Es verdad: en las pocas ocasiones que Mendieta, Sahagún y Torquemada registran el topónimo, "siempre" lo
leen Tepepulco, y Torquemada llega inclusive a decir que había un lugar, "junto al pueblo de Tepepulco, llamado Tepepul, de el
qual se denomina el pueblo" (1948, II: 46); pero no es exacto que Alva Ixtlilxó chitl "siempre" lo lea así: eventualmente, el topónimo
es trasladado "Tepeapulco" y "Tepecpolco" (1977, II: 81, 246). Entonces, para ser justos, lo que se puede decir es que la lectura
más común del topónimo es "Tepepulco" o, en último término, que la lección del topónimo es dudosa. En cualquier caso, la
etimología no constituye problema alguno. Tepepulco puede traducirse por "en el cerro gordo" o por "en los cerros en serie'.
Tepeapulco, si se reconstruye Tepeyacpulco, podría traducirse por "en la punta gorda del cerro" o por "en las puntas en serie del
cerro"; si se lee Tepeapulco, sin más, podría significar "en el agua gorda del cerro" o "en las aguas en serie del cerro".
Torquemada (1943, II: 46) observa que "a estos lugares venían muchas gentes a ofrecer sacrificios al dios Tlaloc, y a los demás
dioses sus compañeros..."
6 La lectura de estos nombres de caudillos es incierta. Tlecoliztli es "el acto de subir" (Molina 1944: ME, 147r) Epcoatl, "culebra
de concha nácar", era el nombre de una víctima a Tlaloc y, probablemente, del mismo dios (Sahagún 1956, I: 140; IV: 335);
Chalotle podría ser una mala lección de Xolott, o, como propone EPT (1905, VI: 292, n. 2), de Techalotl, "cierto animalejo como
hardilla" (Molina 1944: ME, 92r; ver Hernández 1959, II: 312); Tespotle, en fin, conjeturablemente, podría estar por Tezcpoctli y
traducirse "humo espejeante".
7 Tepetlatl, "tosca o cuzilla" (Molina 1944: ME, 102v). Tosca o toba es equivalente a piedra pómez, o a cierta piedra caliza,
amarillenta, muy porosa y ligera. El Diccionario de la Real Academia no registra la voz "cuzilla".
8 Esto es, hacia 1540.
9 El manuscrito, fol. 2r, lee; "poblada'. Atendiendo al contexto, el error de pluma evidente.
10 El nombre completo de este encomendero era Antonio Velázquez Bazán. Para algunos datos biográficos suyos, ver Dorantes
de Carranza (1970: 107) y Porras Muñoz (1982: 199, 200).
11 El manuscrito, fol. 2v, lee: "guayotipla". Hueyotlipan significa "sobre el camino grande o camino real".
12 Sendos sumarios biográficos de Hernando Dávila y de Francisco de Terrazas pueden hallarse en Porras Muñoz (1982: 275-7,
439-40). Sobre Terrazas, ver también el tomo primero de Poetas novohispanos (1942), editado por Alfonso Méndez Plancarte.
13 La pintura aquí aludida se ha extraviado. López Cacho, presunto autor del informe, proporcionará en el último párrafo del
escrito una descripción bastante pormenorizada del contenido de la pintura. Allí se mencionan, aparte de la cabecera, 39
localidades que le eran sujetas.
14 El manuscrito, fol. 3r, lee: "don alonso de orellano". Es una mala lección, igual que la del nombre del pueblo, que debería ser
Tiallanapan, "río que va bajo tierra". Como observa FPT (1905, VI: 296, n. 2), don Alonso de Arellano "poseía en tercera vida la
mitad del pueblo, como nieto del primer tenedor Diego de Ocampo, de quien la heredó una hija natural suya, casada con d[on]
Ramiro de Arellano, padre de d[on] Alonso". La hija de Ocampo se llamaba doña Juana, hermana mayor de doña María, quien, a
su vez, casó con Juan Velázquez Rodríguez, por eso tenedor de la otra mitad del pueblo de Tlallanapan (Porras Muñoz 1982:
461-2). Don Alonso de Arellano casó con doña María de Villegas (ibid., p. 474).
15 En el manuscrito (fol. 3r), la frase dice, literalmente: "este cenpuala dira del lo questa cometido a su correjidor". El corregidor
aludido era Luis Obregón. Ver, en el primer tomo de estas relaciones de México, la RG de Cempoala.
16 En el capitulo quinto, la relación declara que en Tepeapulco se usaban tres lenguas: la otomí y la "chichimeca", sobre las
cuales predominaba la mexicana. La declaración aquí comentada de que "nunca fueron de nadie, ni conocieron señor sobre
ellos en toda esta provincia en mucho tiempo, ni tributaban cosa alguna", está desmentida por otras fuentes (ver FPT 1905, VI:
297, n. 1) y por el contexto histórico del área (ver Nicholson 1974). La aparente inexactitud de estas afirmaciones, sin embargo,
es posible que se haya originado en la identidad étnica de los informantes y en su relación con las primitivas etnias del pueblo.
Evidentemente, los informantes no se identi'icaban con ellas, ya que, a continuación, declararán que "sus costumbres era[n] vivir
como bestias que no entendían". Tal parece, entonces, que estaban refiriéndose a los "chichimecas" y, posiblemente. a los
otomis.
17 El manuscrito, fol. 8v, lee: "uycilopuchitlj". La subsecuente traducción de este nombre es muy genérica; Huitzilopochtli
significa, literalmente, "el zurdo precioso", "el zurdo colibrí, o de plumas de colibrí". Opochtli era un dios acuático, un tlaloc, al que
se atribuía la invención de las redes para pescar y, también, del minacachalli, un arma arrojadiza para el mismo efecto (ver
Sahagún 1956, I: 64).
18 En el manuscrito, fol. 3v, el "que" aparece sobre una testadura y el "se" está interlineado. El escribano dejó constancia de
estas correcciones al pie de la plana, diciendo: "'Va testado 'sin': vala, y, entre renglones, a do dice 'se': vala."
19 Se trata de Tezozomoctli, "el atormentador de la gente", primer señor de Azcapotzalco, cuyo reinado empezó en 1348
(Sahagún 1956, II: 291) . La cronología que propone este párrafo es, consecuentemente, inexacta. La guerra aquí aludida debió
ocurrir hacia 1350, unos doscientos treinta y cinco años antes, no "habrá cuatrocientos y treinta y cinco años".
20 Así, en el manuscrito (fol. 4v) ; pero el Diccionario de la Real Academia no registra esta voz referida a árbol alguno. Del
oyametl dice Sahagún (1956, III: 283): "...no hay en España árboles de esta manera, que yo sepa...; se llama 'abeto'; no le
usaban los indios, ni le conocían: ahora, en estos tiempos, se ha hallado".
21 Sobre el texocotl o "fruto pétreo", ver Hernández (1959, II: 31).
22 Es inexacto este aserto: "maguey" es una voz caribe, y la planta que designa era llamada, metl por los mexicanos.
25
Según esta cronología, la fundación del convento por fray Andrés de Olmos habita ocurrido en 1526. Dato evidentemente
inexacto, porque este fraile llegó a Nueva España con el obispo Zumárraga, en 1528. Lo que pudo ocurrir en 1526, como observa
FPT (1905, VI: 302, u. 2), es la primera entrada de los frailes franciscos en Tepeapulco, ocasión en que los indios "destruyeron y
quemaron su principal idolatría que allí tenían, poniendo fuego a uno de los grandes y vistosos templos que habían visto…:”
(Mendieta 1945, II: 110).
26 Según atestigua la carta fechada en Tezcoco a 10 de octubre de 1530, dirigida al Emperador, Cortés, ya investido del titulo de
Marqués del Valle, llegó "al puerto de esta Nueva España a 15 de julio" del mismo año (Cortés 1960: 251), alrededor de la fecha
en que los franciscanos celebraban capítulo para elegir custodio, que era un cargo trienal. El primer capítulo, en que salió electo
primer custodio fray Martin de Valencia, se celebró a 2 de julio de 1524; el segundo, en que fue electo custodio fray Luis de
Fuensálida, se celebró tres años después, en 1527, también en el curso del mes de julio (Figueroa 1764, ras.: 56).
27 Fray Martín de Valencia fue electo custodio, segunda vez, en el capítulo celebrado a fines de julio de 1530. Desempeñó dicho
cargo hasta 1533, en que le sucedió fray Jacobo de Testera (Figueroa 1764, ms.: 56-57).
28 En el manuscrito (fol. 6v), aparentemente testado, se lee: "por guardián". Es posible que la lectura valga, porque apenas unas
líneas arriba acaba de declararse que fray Andrés de Olmos fue el "primero guardián" del pueblo de Tepeapulco. La iglesia y
convento fueron fundados bajo la advocación de San Francisco (Ciudad Real 1976, I: 131), lo que quiere decir que su fundación
ocurrió un 4 de octubre. Tal vez el 4 de octubre de 1530.
29 La cronología de la fuente nos refiere al año 1572 como al de la fundación del convento de Apan. Fray Francisco de Ribera fue
comisario general entre los años de 1569 y 1573 (Figueroa 1764, ms.: 31). Los datos son, formalmente, congruentes. Cuando
fray Alonso Ponce visitó el convento de Apan, cuya advocación era de la Asunción de Nuestra Señora (15 de agosto), entre el 3 y
el 5 de agosto de 1585, encontró que éste se reducía a "un cuarto en que moran [dos religiosos]" y que "la iglesia esta[ba] de
prestado" (Ciudad Real 1976, I: 72).
30 En total, los pueblos enumerados, presuntamente sujetos de Tepeapulco en 1581, suman 39; Alva Ixtlilxóchitl (1952, II: 169)
registra que, en la época prehispánica, cuando un "mayordomo" de Tezcoco llamado Coxcoch "tenía a su cargo las rentas y
tributos de Tepepolco..., todos sus pueblos y lugares a él sumados ... eran por todos trece".
31 En el manuscrito, fol. 8r, la lección de este nombre es incierta. Está escrito, literalmente, "herna d/ texta". Una reconstrucción
más exacta que la que propone mi transcripción podría ser: "Herná[n] d[e] Tex[ed]a".
32 A continuación hay un segundo apellido, lamentablemente ilegible en mi fotocopia del manuscrito. En cualquier caso, el
firmante es uno de los tres españoles, que se registran al principio de la relación como "residentes en este pueblo de
Tepeapulco", al cual se da el nombre de "Antonio de Soberanes".
RELACIÓN DE TEQUIXQUIAC Y SU
PARTIDO
INTRODUCCIÓN
La presente RG, impropiamente llamada "de Tequixquiac", consta y fue remitida a Gordián
Cassasano, como se indica al calce del documento (fol. 14r), "...en catorze hojas escriptas en
todo y en parte, sin la ynstruición de molde" y, evidentemente, sin pintura. Es inexacto, empero,
que las catorce hojas estén "escriptas en todo y en parte", porque los folios 5v y 10v están en
blanco, arrojando el escrito un total de veinte y cinco planas. Es ambigua la frase "sin la
ynstruición de molde", porque, en el español de la época, "sin" podía significar "sin contar",
"exceptuando", o bien, para el caso, que el texto impreso de la Instrucción y Memoria nunca se
remitió. Comoquiera que sea, en la actualidad el documento no está acompañado de las hojas
impresas de la Instrucción. El manuscrito original se conserva en la BLAC de la UTX, bajo
signatura "JGI, XXV-5"; su texto, derivado de una transcripción manual de JGI, ha sido editado
por Ignacio Bernal (1957: 289-308).
Como arriba quedó indicado, designar a esta RG "de Tequixquiac" es impropio, porque,
aun cuando Tequixquiac era "el principal pueblo de doctrina de los que hay en este
corregimiento" (cap. 11), la cabeza política de aquella jurisdicción y distrito era Citlaltepec. Por
eso, Alonso de Galdo, según se establece en el acta preliminar, era "corregidor del dicho
pueblo [de Citlaltepec] y de los demás de su partido por su Majestad". Si, no obstante esas
consideraciones, se ha mantenido aquí la designación de "RG de Tequixquiac", ha sido para
ahorrar el esfuerzo que significaría reacomodar esta relación entre las contenidas en el tomo
primero de México, actualmente en prensa.
El Censo de Cline (1972a: 352, 114) asigna a esta RG la fecha "Sept. 10, 1579". Es un
dato inexacto. Esa fecha corresponde a la del acta preliminar que se levantó en Citlaltepec, en
la cual se describe el procedimiento de la convocatoria que reunió a los informantes, y en la
cual se hizo constar que, por medio de intérpretes de las lenguas mexicana y otomí, se les
había dado a entender a los convocados, de verbo ad verbum, el contenido de la Instrucción y
los capítulos de la Memoria. Después de ese acto jurídico,
Hay que suponer, entonces, que los informantes retornaron a sus pueblos y casas, y,
después de considerar lo que "...cada uno dellos supiese y alcanzase, así por experiencia
como por oídas de sus padres y abuelos, parientes y amigos, vecinos y allegados", volvieron
de nuevo ante el corregidor, "cada uno por sí", a dar relación de lo que habían averiguado o
rememorado. Dicho procedimiento evidencia que los informes originados en esta encuesta
constituyen, cada uno, una síntesis selectiva de varios relatos o testimonios. El autor de esta
síntesis, cabe suponer, fue Alonso de Galdo, asistido por su escribano, Alonso de Guzmán.
Las tres relaciones, de Tequixquiac, Citlaltepec y Xilotzingo, están fechadas, firmadas y
autenticadas por los testigos de ley, "en el pueblo de Citlaltepec, a postrero [día] de
septiembre de mil y quinientos y setenta y nueve años".
Aunque los temas son inevitablemente comunes con los de otras relaciones, éstas
contienen datos poco corrientes sobre la caza de aves y pesca, sobre algunas artesanías y su
comercio, sobre la organización política y gobierno, y sobre las costumbres funerarias
prevalecientes en estos pueblos. La información histórica y religiosa es, en cambio, más bien
escasa, con pocos puntos de referencia para montar una perspectiva cronológica. Es
interesante el registro de la sucesión de señores que gobernaron en Citlaltepec después de la
conquista española (cap. 14), aunque habrá que indagar los títulos genealógicos o políticos
que justificaron su elección respectiva para tal cargo.
En 1579, el corregimiento de Citlaltepec estaba "en la Corona real", por lo cual Alonso de
Galdo era corregidor del partido "por su Majestad". Si esta encomienda real estuvo precedida
de otras personales, queda en la oscuridad, así como la cronología de esas presuntas
sucesiones legales. Tampoco se indica quiénes y cuándo introdujeron el cristianismo en el
pueblo, ni desde qué fecha se instituyeron allí los primeros beneficios eclesiásticos o se
fundaron las primeras iglesias. En el párrafo que corona a esta terna de relaciones, se dice
que Bernabé López Ponce era "beneficiado del partido de Tequixquiac", y que, en su función de
testigo, habría de firmar al calce del documento. Nunca llegó a firmar, ni la ausencia de su
firma se explica. Como no se menciona a otro "beneficiado", cabe conjeturar que la jurisdicción
eclesiástica no se correspondía con la civil. Eclesiásticamente, Tequixquiac parece haber sido
la cabeza de doctrina; desde el punto de vista civil y político, Citlaltepec era la cabeza del
corregimiento y de todo el partido.
¶ En el pueblo de Citlaltepec, 1 que está en la corona R[e]al, de esta Nueva España, [a] diez
días del mes de septiembre del año del S[eño]r de mil y qui[nient]os y setenta y nueve a[ñ]os,
el il[ust]re s[eño]r ALONSO DE GALDO, corregidor del dicho pue[bl]o y de los demás de su
partido por su Maj[esta]d, y en presencia de mí, ALONSO DE GUZMÁN, escrib[an]o de su
juzgado, dijo que, por cuanto el il[ustr]e señor GORDIÁN CASSASANO, vecino de la ciudad de
Méx[i]co, contador y administrador general del Alcabala desta Nueva España por su
Maj[esta]d, envió al d[ic]ho s[eño]r corregidor una Instrucción en un pliego de papel, escrita de
molde, con ciertos capítulos, para que, por el tenor y forma dellos, envíe relación de las cosas
notables que hubiere en los pueblos que el dicho s[eño]r correg[id]or tiene en su distrito y
jur[isdicci]ón, para lo tocante a la descripción que su Maj[esta]d manda hacer destas Indias: en
cumplimiento de lo c[u]al, y para saber enteramente la verdad de lo contenido en los dichos
capítulos e Instrucción, luego mandó a todos los gobernadores, al[ca]ldes, principales e indios,
los más ancianos de los pue[bl]os de la dicha su jur[isdicci]ón, y a otros de fuera della, [que]
pareciesen ante su m[erce]d; y, parecidos, por lengua de intérpretes de la lengua mexicana y
otomí que para este efecto nombró y juramentó, est[an]do los dichos gobernadores y los
demás indios de los dichos pue[bl]os, deste dicho cargo y fuera dél, todos juntos en general, y
después a cada uno en particular, supo e inquirió, y procuró inquirir y saber, lo más esencial y
verdadero de todo lo que así por la dicha Instrucción y capítulos se declara. La cual les fue por
mí, el dicho escribano, leída y, por los dichos intérpretes, dada a entender DE VERBO AD
VERBUM como en ella se contiene, encargándoles con toda instancia [que] dijesen y
declarasen la verdad de lo que todos, y cada uno dellos, supiese y alcanzase, así por
experiencia como por oídas de sus padres y abuelos, parientes y amigos, vecinos y allegados.
Y, para ello, el dicho s[eño]r correg[id]or les mandó se fuesen a sus pue[bl]os y casas, y
encomendasen a la memoria todo lo referido en los dichos capítulos e Instrucción, para que,
habiendo tomado la razón de todo lo en ella contenido, viniesen a darla cada uno por sí. Y,
habiéndolo así entendido el gobernador, al[ca]ldes, regidores y principales del pue[bl]o de
Citlaltepec y los del pue[bl]o de Tequixquiac, y los del pue[bl]o de Xilotzingo, que son desta
jur[isdicci]ón, mediante los dichos intérpretes respondieron que harían y cumplirían lo que por
el dicho señor correg[id]or les ha sido mandado, y, así, se fueron a sus pue[bl]os. Y el dicho
s[eño]r correg[id]or lo firmó, siendo testigos PEDRO DE GUZMÁN, y JU[AN] PÉREZ y
ALONSO DE AGUILAR, 2 españoles estantes en este dicho pue[bl]o. AL[ONS]O DE GALDO
(rúbrica). Ante mí: AL[ONS]O DE GUZMÁN, escrib[an]o nom[bra]do (rúbrica).
1 En la esquina superior izquierda de esta plana, de letra relativamente moderna, se lee: "No 190". Siendo posible hacerlo, sería
riesgoso aventurar una conjetura para explicar su propósito. El manuscrito (fol. 1r) lee aquí: "çitlaltepec"; pero, eventualmente, en
otros lugares, leerá " çitaltepec". En mi transcripción, siempre se ha respetado la primera lectura. Obsérvese, en fin, que la
presente RG se redactó en Citlaltepec, que era la cabecera política de todo el corregimiento y sede de la justicia o corregidor. La
denominación, "RG de Tequixquiac", es impropia; debería ser "RG de Citlaltepec".
2 No he podido identificar a Pedro de Guzmán ni a Juan Pérez; el Alonso de Aguilar aquí mencionado debe ser descendiente del
poblador del mismo nombre (ver Porras Muñoz 1982: 175-9, passim) y, tal vez, nieto suyo.
3 El manuscrito, fol. 2r, lee: "guatitlan"; mi reconstrucción es conjetural.
4 Tequixquiatl, "agua de salitre" (Molina, 1944: ME, 105v); Tequixquiac, literalmente, "lugar del agua de salitre".
6 A la letra, "león de hombro", o "brazo de león". Se trata, posiblemente, de Nezahualcoyotl (1402-1472), señor que fue de
Tezcoco (ver Castillo Farreras 1972), llamado por sobrenombre Acolmiztli (ver Alva Ixtlilxóchitl 1975, I: 439-40).
7 Es una de las traducciones posibles, porque huey, "grande", y teotl son voces sinónimas. La Teutlalpa era llamada, también,
Hueytlalpan.
8 Es imposible identificar esa "descripción" a que alude aquí la fuente. En la presente RG, aunque se mencionarán otra vez la
"sierra nevada" y "el volcán", en ningún caso se describen.
9 En el manuscrito, fol. 4v: "y otras codornjzes..."; testado "otras".
13 Sí, el tlacateccatl era un "señor de hombres", un noble, y la denominación designaba a un alto funcionario. Ver Virve Piho
(1972: 315-28).
14 En el manuscrito, fol. 6v, este apellido se lee: "xuarez"; puede modernizarse "Suárez" o "Juárez".
15 De un homónimo de este Francisco de San Juan se hace mención en la RG de Tepeapulco, la cual puede consultarse en el
presente volumen.
16 Es un latinajo curialesco ya en desuso, equivalente a "amén de..."
18 Esta frase, alterada en mi transcripción, se lee literalmente en el manuscrito (fol. 8v): "…en las quales de hordinario traen
estos indios mucha cantidad de canoas, que asi las. llaman. y son..."
19 El manuscrito (fol. 11r) lee: “çiçipiqué”; la lección y etimología del topónimo son inciertas.
20 Más bien, "lugar de la mazorca tierna sagrada", “lugar de la mazorquilla" o “lugar de mazorquillas tiernas".
21
Ver, arriba, nota 7.
22 El ahuauhtli, "bledo acuático", no es propiamente una semilla, sino unos huevecillos de moscas palustres que los indios
llamaban axayacatl (Ephidra californica, Torrey, o Corixa femorata o mercenaria). Ver Hernández (1959, II: 392), Robelo (s. f.: 12,
16, n. 9), y Santamaría (1974: 42).
23 Hueypuchtlan, "lugar de la feria grande", estaba constituido en alcaldía mayor bajo la presidencia de Alonso de Contreras
Figueroa. La RG de este pueblo aparecerá en el tercer tomo de las RGs de México. Entretanto, puede consultarse en FPT (1905,
VI: 12-38).
24 Se ha corregido esta cifra romana, porque, en el manuscrito (fol. 14v), en vez de M, "mil”, aparece un número arábigo, cuya
transcripción tipográfica más cercana podría ser IU, "un mil".
RELACIÓN DE TEQUIZISTLAN Y SU
PARTIDO
INTRODUCCIÓN
El manuscrito y las ediciones
FPT (o. cit., p. 209, n. 1) observó "que las datas de las diversas piezas que componen la
Relación están trastornadas" y aventuró, sin entrar en más consideraciones, la conjetura: "...
tal vez por haber sido mal unidas al formar el expediente". En efecto, la relación de Aculma
está techada a 26 de febrero; la de San Juan Teotihuacan, a 1 de marzo; la de Tequizistlan, a
22 de febrero, y, la de Tepexpa, a 23 de febrero.
Es obvio, entonces, que este conjunto de informes se redactó entre el 22 de febrero y el
primero de marzo de 1580, correspondiendo a la descripción de Tequizistlan, cabecera de todo
el corregimiento, el primer lugar cronológico, y, el último, a la descripción de San Juan
Teotihuacan. El manuscrito mismo evidencia que, originalmente, ése fue el orden que se planeó
dar a las relaciones, porque sus folios corren con doble numeración: una, la original; la otra,
tardía. Según la numeración antigua, el informe de Tequizistlan está entre los folios 1r-3r; la de
Tepexpan, entre los folios 4r-6v, y la de Aculma, entre los folios 7r-10v. La descripción de San
Juan Teotihuacan, escrita de otra mano, no tiene numeración antigua, como tampoco la tienen
la cubierta y la "Memoria".
En consecuencia, hubo dos ordenadores del expediente. El primer escribano adoptó un
criterio cronológico, que, sin duda, fue desatendido por quien finalmente asumió la
responsabilidad del escrito. Este segundo escribano no sólo ignoró la sucesión de las fechas,
sino que, pasando por alto la prioridad que correspondía a la cabecera política del
corregimiento, prefirió dársela a la que era cabecera eclesiástica de doctrina. Acolman, en
este sentido, no sólo tenía precedencia sobre los otros pueblos, sino que, además, era sede
de un floreciente monasterio agustino. Y, por si tales méritos fueran pocos, la tradición
tezcocana sostenía que "el primer hombre, de quien ellos procedían, había nacido en tierra de
Aculma":
Dicen que, estando el sol a la hora de las nueve, echó una flecha en el
dicho término e hizo un hoyo, del cual salió un hombre, que fue el
primero, no teniendo más cuerpo que de los sobacos arriba, y que,
después, salió de allí la mujer entera... y que aquel hombre se decía
Aculmaitl y que, de aquí, tomó nombre el pueblo que se dice
Aculma... (Mendieta 1945, I: 87-88).
Existían razones, pues, no sólo de índole eclesiástica, sino emanadas de las creencias
tradicionales nativas, para conceder al pueblo de Acolman y, después, a San Juan Teotihuacan
los primeros lugares. Las relaciones del corregimiento de Tequizistlan aparecen en el orden
que tienen, no "por haber sido mal unidas al formar el expediente", como conjeturaba FPT, sino
por motivos deliberados.
Un viejo conocido
El escribano oficial del corregimiento de Tequizistlan, cuya firma aparece al calce de las
cuatro relaciones, era Benito Martínez, del que, únicamente, consta que era español. Un cotejo
somero de la caligrafía de su firma, con aquella que prevalece en el manuscrito, evidencia que
él no fue el autor de esa letra. El candidato más plausible es Juan de Vera, cuya firma aparece
al calce de las descripciones de Tequizistlan, Tepexpa y Aculma. Él es el responsable del
primer orden cronológico del expediente, y suyos son los números de la foliación primitiva.
Por alguna no conocida razón, Juan de Vera, al concluir la descripción del pueblo de
Aculma el 26 de febrero, renunció a su oficio de escribano o se ausentó del distrito. Por
cualquiera de estas causas su nombre ya no aparece, ni se menciona, en la relación de San
Juan Teotihuacan. El informe de esta localidad fue redactado, aparentemente, por el propio
corregidor Castañeda.
En conclusión, la RG de Tequizistlan delata la intervención de tres escribanos: el oficial,
Benito Martínez, que se limitó a acreditar jurídicamente el acto; Juan de Vera, de cuya pluma
se redactaron las relaciones de Tequizistlan, Tepexpa y Aculma, así como la cubierta y la
"Memoria", y Francisco de Castañeda, corregidor, que escribió de su propio puño la
descripción de San Juan Teotihuacan. La identidad del español Juan de Vera es problemática,
como se puede concluir de lo expuesto en la nota 17 al pie del texto.
El contenido
Hacia finales del siglo XVI, en el distrito y jurisdicción de Tequizistlan, sobrevivía una rica
tradición escrita y oral. De esa región proceden los códices de Texcoco-Acolman o de San
Juan Teotihuacan, el códice Xólotl, y la tira o mapa de Tepexpan; en el Archivo Histórico del
INAH, se conserva, en copia manuscrita, una "Historia del señorío de Teotihuacan" (Ojeda Díaz
1979: 27, 32). Fray Andrés de Olmos recogió allí, según atestigua Mendieta (1945, I: 83,
passim), varios relatos antiguos.
Lo que debe extrañar, entonces, no es la abundancia de información que contiene este
cuerpo de informes, sino, más bien, la economía con que aquélla fue dosificada. Por lo demás,
el estudioso y el lector deben tener en cuenta que la información en él recogida fue trasladada
con escasas o nulas premisas críticas. En otras palabras, y aunque parezca ocioso decirlo, los
datos que estas relaciones contienen no son el producto de una indagación académica.
Algunos son compróbablemente inexactos; otros deberán encararse como a esas verdades
que emanan del testimonio de la memoria. En las notas al pie de página, he reparado una que
otra inexactitud; pero la sabiduría del estudioso y la curiosidad de algunos lectores
posiblemente hallarán otras muchas.
Advertencia: El mapa del corregimiento de Tequizistlan mide 145 x 61 centímetros. FPT (1905, VI:
209, n. 1) dice que le "falta el ángulo superior derecho". En realidad no le "falta" nada. En ese
"ángulo superior derecho", nada había que poner; por lo tanto, ni siquiera papel se puso. La
superficie física del mapa se conformó pegando entre sí pliegos de folio de papel común. Un folio
normal medía, aproximadamente, 31 x 22 centímetros. La parte media superior del mapa está
compuesta de seis folios unidos (ca. 130 cm.); la parte media inferior, de siete, el primero no a todo
el ancho (ca. 145 cm.). Para facilitar la transcripción de las glosas, y su fácil identificación en el
mapa, lo he dividido en tantas secciones como folios conforman su superficie. La parte media
superior se identifica mediante la letra mayúscula A; la media inferior, mediante una B. Las
secciones horizontales se identificaron con números arábigos de 1 a 7; las lecturas se hicieron de
arriba abajo y de izquierda a derecha, horizontalmente.
Cerro
Cerros
Cerro
NORTE
Tezontepec
A. 2 Cerro grande
ORIENTE
S[an] Sebastián
Oráculo de MONTEZUMA
Camino a la Veracruz
Comunidad
Tianguez
Venta
Acequia de agua
Camino a Tezcuco
Acequia de agua
Acequia de agua
Molino de Aculma
SUR
Aculma
Santiago
Cerro grande
Cerro grande
PONIENTE
Mesón
Tianguez de Aculma
Casa de SOLÍS
B. 6 Comunidad
Tepexpa
Cerro
Santiago
Totaltzingo
Cerro grande
B. 7 S[an] Juan
S[anta] María
Tequizistlan
Tianguez
Venta
Santa M[arí]a
S[an] Andrés
Acequia de agua
S[an] Juan, sujeto a Tepexpa
¶ D e s c r i pc i ó n de lo s pue blo s de Te qu i z i s t l a n , y
T e p e x p a y A c u l m a y S a n J u a n T e u t i h u a c a n, y s u s
sujetos, hecha por el il(ustr)e señor Fran(cis)co
d e C a s t a ñ e d a, c o r r e g i d o r d e l o s d ( i c h ) o s p u e b l o s
por su Maj(esta)d, y por su Instrucción, que le
e n t r e g ó e l i l ( u s t r ) e s e ñ o r G o r d i á n C a s s a s a n o,
c o nta do r y a dmi ni s tr a do r de la r e a l Alc a ba la
d e s t a N u e v a E s p a ñ a. V a f i r m a d a 2 l a d e s c r i p c i ó n
de cada pueblo de las personas que se hallaron
p r e s e n t e s y s u p i e r o n f i r ma r, y, a n s i mi s mo , v a la
Mem(ori)a de de los d(ic)hos pueblos, y sus
s u j e t o s , c o n l a d ( i c ) h a r e l a c i ó n . 3
¶ Mem[ori]a de los pueblos que se incluyen en el corregimi[ent]o de Tequizistlan, y su partido y
jurisdicción. Son los siguientes:
¶ Primeram[en]te, Tequizistlan, cabecera, y Totoltzingo y Acaltecoya, sus sujetos.
¶ ITEM, Tepexpa, cabecera, y San Miguel Atlanmaxac, y Santiago Tzaqualuca[n], 4 y Santa
Ana Tlachahualco, y San Fran[cis]co Temazcalapa[n], y San Mateo Teopancalco, 5 y San
P[edr]o Tulamihuacan, y San Cr[ist]óbal Culhuacatzingo, y Santa María Maquixco, y San
Juan Teacalco, 6 y San Bartolomé Atocpan, y San Jerónimo Chiapa[n], 7 y Santa M[arí]a
Suchitepec y sus sujetos, y San Juan Cuyoa.
¶ Aculma, cabecera, y 8 sujetos: Santiago Atla, y San Miguel Xumetla 9 [y] San Agustín
Tonala, los Tres Reyes Izquitlan, Santa María Ch[i]apa, San Mateo Tuchatlauhco, San Lucas
Tlama[ca]tzingo, San Juan Tepehuizco, Santiago Nopaltepec, S[an] Ju[an] Tlaxinca[n], S[an]
M[art]ín Huitznahuac, S[an] Felipe Zacatepec, S[an]to Tomás Atlauhco, S[an] Mateo
Tezcacohuac, S[an]ta María Atenpa, S[an] Marcos Quacyocan, 10 San Pedro Tepetitlan, San
Ant[oni]o Huitztonco, Santa M[arí]a Tlatecpa[n], San B[a]r[tolo]mé Quauhtlapechco, San Juan
Chicnahuatecapa[n], S[an] M[art]ín Aticpac, San Nicolás Tenextlacotla, Santa M[arí]a
Aztatonacazco, 11 Santa M[arí]a Atenpa, 12 Santa María Tzaquala [y] San Ju[an] Atlatongo.
¶ San Juan Teutihuacan, cabecera, tiene por sujetos a San Lorenzo Atezcapan, 13 y S[an]
Miguel Tlotezcac, y S[an] Mateo Tenango, y San Sebastián Chimalpan, y Santa M[arí]a
Coatlan, y San Fran[cis]co Mazatlan, y S[an] M[art]ín Teacal, 14 y San P[edr]o Tlaxican, y
Santiago Tolman, y San Andrés Oztoc-Pachocan, y los Reyes Aticpac, y San Ant[oni]o
Tlaxomolco, y S[an] Agustín Cohuayocan, y S[an] Pedro Ocotitlan, y San Miguel Tlalquac, 15
y San Luis Xiuhquemecan, y San Ju[an] Tlaylotlacan.
ACULMA
TEQUIZISTLAN 63
1 ¶ El pueblo de Tequizistlan es cabecera de corregimiento. Está en la comarca de Tezcuco.
Era, antiguamente, pueblo de por sí. Reconocía a sus señores naturales, hasta que
NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco, se alió y confederó con MONTEZUMA, señor de
México, y con tiranía sojuzgaron la d[ic]ha comarca y los incorporaron en Tezcuco y México.
Los naturales no supieron declarar el nombre de Tezcuco qué quiere decir.
2 ¶ Por ser muy not[ori]o el descubrimiento de la Nueva España haberlo hecho el Marqués del
Valle DON HER[NAN]DO CORTÉS, el año de diecinueve, se remite a la descripción que se
hará de la ciudad de México.
3 ¶ El temple de Tequizistlan es frío y húmedo, por estar asentado cerca de la laguna grande,
entre acequias de agua. Las aguas son, comúnmente, desde el mes de mayo hasta fin de
septiembre. Corre, en la d[ic]ha comarca, el viento sur, desde el mes de en[er]o hasta fin de
marzo, y, en el d[ic]ho mes, con gran violencia: causa a los naturales dolor de cabeza, con que
peligran muchos. Desde abril en adelante, que entran las aguas, corre el norte, ordinariamente
a puesta de sol, con gran fuerza: hace menos daño a los naturales que el viento sur.
4 ¶ Es todo su término tierra llana, descubierta de todas partes: no tienen monte ninguno. Por
la parte del poniente, tiene un cerro grande, falto de leña. Beben agua de pozos los naturales.
Es falta de patos y abundante de mantenimientos de maíz y frijoles, y tunas y cerezas y
magueyes, de que se aprovechan los naturales.
5 ¶ Antiguamente, antes de la conquista, fue muy poblado. Tuvo más de cuatro mil tributarios,
hasta que se conquistó la tierra, que les dio una enfermedad a manera de sarna por todo el
cuerpo, de que murieron muchos, y, después acá, siempre han tenido enfermedades.
Entienden los naturales [que] se les han recrecido por tener ahora más regalo, que en tiempos
pasados, porque, antes de la conquista, andaban desnudos y dormían en el suelo, comían
hojas de tunas y de magueyes cocidas, y otras hierbas de poco sustento, y ahora andan bien
tratados, y comen viandas delicadas para ellos de pan cocido y gallinas y carne de vaca y
carnero, y andan abrigados y duermen en alto, [y] cubren de noche [con] frezadas: y, de
cualquier exceso, enferman, en especial de beber pulque, que es gen[er]al entre ellos y lo
beben desde pequeños. Y, antes de la conquista, no lo bebían ni se lo consentían beber,
castigándolos; por ello morían de viejos, y ahora no viven tanto.
No estaba el d[ic]ho pueblo formado en calles, ni sus sujetos, ni por orden, antes
derramado. Son los naturales de mediano entendimiento. Su inclinación y modo de vivir era
labrar sus tierras y beneficiarlas, excepto un sujeto que está a la ribera de la laguna, 64 que
viven los naturales dél de pesquería y de cazar con redes patos y otras aves de volatería.
Todos, gen[er]almente, hablan la lengua mexicana.
6 ¶ Por camino derecho de norte a sur, está apartado tres leguas de la ciudad de México, por
lo cual su altura será de diez minutos m[en]os que el de la d[ic]ha ciudad. Mediado el mes de
mayo, y por fin de junio, el sol no echa sombra a ningu[n]a parte al punto del m[edi]o día.
7 ¶ De la ciudad de Méx[i]co, adonde reside la Audiencia real, al pu[ebl]o de Tequizistlan, hay
cinco leguas: tres, de norte [a] sur, y dos, de levante a poniente. Está al nordeste [de] la
d[ic]ha ciudad de Méx[i]co.
10 ¶ Su asiento y sitio es en un llano bajo, entre acequias de agua, muy cerca de la laguna.
11 ¶ Es cabecera de corregimi[en]to. Está apartado de Aculma, cabecera de su doctrina, una
legua. Tiene por sujetos a Totoltzingo y [a] Acaltecoya.
12 ¶ Está apartado de la ciudad de Méx[i]co cinco leguas, a la parte del nordeste: tres leguas,
de norte [a] sur, y dos, de levante a poniente, por camino derecho y todo tierra llana. Tiene a la
ciudad de Tezcuco a la parte del sudoeste [y a] espacio de dos leguas, por camino derecho y
llano: son las leguas medianas.
13 ¶ Tequizistlan quiere decir "asiento cabe caracol". 65 Llamóse ansí, según dicen los
naturales, porque hay muchos caracoles en las acequias de agua del d[ic]ho pu[ebl]o. La
lengua que hablan es la mexicana, y no otra alguna.
14 ¶ Antiguamente, vinieron indios de Chicomoztoc, 66 tierra de chichimecos, y poblaron el
pu[ebl]o de Tequizistlan y los demás comarcanos. Tuvieron por señor a ITZCOHUA, 67 el cual
vestía manta de [he]nequén gruesa, con MAXTLI y cutaras. Al cual, cada día, daban algunos
conejos y culebras para su mantenimi[en]to, y tenía indios de servi[ci]o para la guarda de su
casa y servi[ci]o della, y no comía gallinas. Demás de lo cual, le daban naguas y HUIPILES
gruesos de [he]nequén, y no vestía algodón ni les llevaba otra cosa.
Adoraban al ídolo HUITZILOPOCHTLI y, cada ochenta días, le sacrificaban los indios
condenados a muerte por delitos que habían cometido. 68 Vivían conforme a ley de
natu[ralez]a. 69
15 ¶ Eran gente sin gobierno. Sólo entendían en cazar y labraban muy pocas tierras. Nunca
tuvieron guerra ni pelea con nadie, hasta que NEZAHUALCOYOTZIN, señor de Tezcuco,
tiranizó 70 la comarca y se hizo a una con MONTEZUMA, s[eñ]or de México, y los avasalló y
repartió entre sus hijos sus tierras que tenían. Peleaban con arco y flecha y macanas, y
rodelas hechas de cañas macizas. Su traje de guerra eran vestidos [hechos] de pelos de
conejos y plumas de aves, y, otros, pellejos de animales. En tiempo de paz, andaban
desnudos: sólo traían mantas de [he]nequén gruesas y un MAXTLE, y, los principales,
CACLES. Y ahora visten, todos gen[er]alm[en]te, mantas y camisas y zaragüeles de algodón,
y, las mujeres, naguas y HUIPILES de algodón, y algunas, mantas de lana. Duermen en alto y
[se] cubren [con] frezadas. Tenían por mantenimi[en]to, antiguam[en]te, culebras, hojas de
tunas y de magueyes cocidas, algu[n]as yerbas de poco sustento, con lo cual vivían sanos. Y
ahora usan de comer aves de caza y gallinas, y pan cocido y otras cosas de la laguna, con
que viven no tan sanos como antiguam[en]te, a causa de tener más regalo que entonces.
16 ¶ Está asentado en un llano, entre acequias de agua, junto a la laguna por la parte del
norte, descubierto de todas partes. Tiene un cerro pequeño a la parte del norte que llaman
Tlahuilqu[a]itl, porque dicen los naturales que, antiguamente, v[e]ían salir lumbre del d[ic]ho
cerro, que alumbraba mucha parte de tierra, y, ansí, le llaman "cerro de lumbre". 71 A la parte
del noroeste, tiene otro cerro grande en su térmi[n]o, que llaman Yelocotl: 72 hay en él caza, y
los visorreyes desta Nueva España le han tenido para cazadero.
17 ¶ El asiento del d[ic]ho pu[ebl]o es malsano, a causa de ser muy húmedo, y, ansí, los
naturales tienen enfermedades de calenturas: cúranse con ortigas y lirio, y hallan con ello algún
remedio.
19 ¶ Pasa, por la p[ar]te de levante del d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan, el río que llaman de
San Juan, en una acequia honda [a] dos tiros de arcabuz del d[ic]ho pu[ebl]o. Riegan con él
casi media legua de tierra.
23 ¶ Tienen árboles de cerezos de la tierra, y cantidad de magueyes que le[s] sirven para miel
y mantas, y, cocido el maguey, para bastim[en]to, y para leña. No tienen otro árbol frutal
ningu[n]o, por ser la tierra salitral y [que] no les puede criar.
25 ¶ Las semillas que se siembran son maíz, chian y HUAUHTLI y frijoles, y algún trigo, en
cantidad de cinc[uen]ta fanegas, poco más o m[en]os.
27 ¶ Crían perros de Castilla y algu[n]os de la tierra, y multiplícan[se]; de los animales bravos,
se crían coyotes, y algunas liebres y conejos.
30 ¶ Solían, antiguam[en]te, hacer sal en el d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan, de que proveían
[a] la ciudad de Méx[i]co, y, de treinta y ocho a[ñ]os a esta p[ar]te, la han dejado de hacer, por
hab[er]se apocado los naturales y por hab[er] crecido el agua de la laguna, que ha cubierto las
tierras salitrales de que, se beneficiaba la d[ic]ha sal.
31 ¶ Las casas y edificios en que viven de ordin[ari]o son los cimientos de piedra y las demás
paredes de adobe, cubiertas de terrado. Tienen, en su comarca, la piedra para sus edificios;
traen la madera para los edificos de cuatro leguas, del m[on]te de Tezcuco.
33 ¶ Viven de sus labranzas. Las indias tienen por costumbre de comprar algodón, que traen
del Marquesado del Valle, y de ello hilan y tejen HUIPILES y mantas labradas, que venden.
Los naturales de Acaltecoya, sujeto de Tequizistlan, tratan en pesquería y aves de caza, de
que pagan su tributo.
34 ¶ El d[ic]ho pu[ebl]o de Tequizistlan está distante cinco leguas de la ciudad de Méx[i]co,
donde está la iglesia catedral de l[a] diócesis y arzobispado de la d[ic]ha ciudad de Méx[i]co.
Son las leguas medianas, de tierra llana.
¶ La cual d[ic]ha descripción fue hecha en el pu[ebl]o de Tequizistlan, a veinte y dos días
del mes de febr[er]o de mil y qui[nient]os y och[en]ta a[ñ]os, y firmólo el s[eñ]or correg[id]or, y
algunos de los que supieron firmar. FRANCISCO DE CASTAÑEDA (rúbrica). JUAN DE VERA
(rúbrica). FELIPE DE SAN FRA[NCIS]CO (rúbrica). DON AL[ONS]O SANDOVAL, fiscal
(rúbrica). 73 Ante mí: BENITO MARTÍNEZ, escribano (rúbrica).
TEPEXPA[N]
3 Esta larga leyenda aparece en la cubierta del manuscrito. La vuelta de la foja está en blanco.
6 FPT (l. cit.) lee "Tlacalco; considérese dudosa la lección que propongo.
7 El manuscrito parece leer "ayapa", pero, cotejando esta lección con la que aparece en el capitulo 11 de la relación de
Tequizistlan, se concluye que la lectura es "chiapa".
8 En el manuscrito, la "y" está escrita sobre un "so", al que anula.
10 En el capítulo 11 de la relación de Aculma, este topónimo se lee "san marcos quauhyoca", que debe ser el correcto.
11
Este topónimo es de lección incierta: aquí se lee, distintamente, "astatonacazco"; pero, en el capítulo 11 de la relación de
Aculma, se leerá "ostonocasco".
12 Obsérvese que este topónimo está repetido.
14 La lección del manuscrito podría ser "teacac", "tlacac" o "teacal"; se concluye que la última es la correcta, al cotejar el
topónimo con el que aparece en el capítulo 11 de la relación de San Juan Teotihuacan.
15 El manuscrito lee "tlalquac", lección que se corresponde con la del mismo topónimo en el capítulo 11 de la relación de San
Juan Teotihuacan. FPT (1905, VI: 210) lee, sin justificar su lectura, "Tlaguac".
16 Fray Francisco de San Miguel, en su "Relación de Aculma y otros pueblos" (ca. 1571), indicaba que dicho pueblo "está en
encomienda de Francisco de Solís, hijo de uno de los conquistadores primeros" (FPT 1942, 16: 88). En efecto, Francisco de
Solís, nacido en México en octubre de 1549, era hijo del conquistador Pedro de Solís Barrasa y de doña Leonor de Orduña; casó
con doña Ana de Quiñónez y Ulloa, y fue alcalde ordinario de la ciudad de México en dos ocasiones, 1588 y 1591 (Porras Muñoz
1982: 426-8). El primer tenedor de Aculma fue el conquistador Pedro de Solís Barrasa, quien; entre 1551 y 1552, tuvo graves
problemas con el visitador Diego Ramírez, a causa de que los indios se querellaban de las extorsiones y tropelías cometidas por
su encomendero (ver FPT 1942, 16: 36-55; Porras Muñoz 1982: 429). El caso se resolvió, como sigue sucediendo en nuestros
días, contra los indios de Acolman. Francisco de Solís tuvo otros hermanos, algunos de los cuales tomaron el hábito de San
Agustín.
17 Benito Martínez firma, como escribano, al calce de estas relaciones; Alonso de Solís, posiblemente, era un cercano allegado
del encomendero del pueblo, Francisco de Solís; Francisco de Miranda es identificado como "intérprete", en el párrafo que cierra
la relación de San Juan Teotihuacan; la identificación de "Ihoan de Vera", cuyo primer nombre he modernizado, plantea algunos
problemas. Dorantes de Carranza (1970: 205) registra a un "Juan de Vera, conquistador, [que] vino con Narváez", mismo del que
se dice, en un "Memorial" que Orozco y Berra añadió a la Sumaria relación (1970: 447), que "dexó muchos hijos e hijas: los más
son muertos", que "no tuvo pueblos" y que "tuvo entretenimiento con la Real Caxa". Entretanto, una "Lista de varios
conquistadores y pobladores de Nueva España", sin fecha (FPT 1940, 15: 3), dice que "Juan de Vera no se conosce más de
uno, y éste fue criado del tesorero Alonso Destrada; no es conquistador ni casado". En fin, para enredar más las cosas, la RG
de Acallan (Tlaxcala, tomo quinto de esta serie) está firmada por el alcalde mayor Juan de Vera (enero 2 de 1581); pero su firma
y letra no se corresponden con las de quien aquí firma. También, en las posturas que se hicieron en la venta de ensayador y
fundidor de la Casa de la Moneda, enero 18 de 1585 (FPT 1939, 12: 119), aparece como testigo un Juan de Vera.
18
Sobre esta presunta RG de la ciudad de México, ver una breve discusión en el prólogo que encabeza el presente volumen.
19 El manuscrito, fol. 3v, lee: "quauhtlapeco", que la transcripción de FPT (1905, VI: 212) traslada "Quauhtlapexco".
21 Este topónimo, aquí y en la Memoria que preside la relación, se lee: "tlamazingo". Mi reconstrucción es conjetural.
22 Esta traducción supone que el topónimo está compuesto de aculli, "hombro", y maitl, "brazo" (ver Molina 1944: EM, 21r, 90v),
cuando, en realidad, el nombre del pueblo es Aculman o Acolman, que podría descomponerse en acol (li) y el locativo -man, o en
a (ti), col (tic) y -man: "junto al hombro" o "junto al recodo de agua", respectivamente. El glifo "Acolman" puede encontrarse en el
Códice Xólotl (1980, 1: planchas 5 a 8).
23 Motolinía (1971: 394) registra que, también, tributaban cal, piedra y madera, y todos los materiales necesarios para "hacer y
reparar las casas e obras del señor [de Tezcoco] y de los templos", y leña.
24 El manuscrito, fol. 4r, lee: "leña de seres".
26
Conforme a la correlación de Sahagún (1956, I: 110-1) , el mes Tlacaxipehualiztli corría del 22 de febrero al 13 de marzo;
conforme a la de Durán (1967, I: 243), este mes comenzaba a 21 de marzo y, consecuentemente, corría hasta el 9 de abril.
27 En México existía un lugar destinado al enterramiento de estos pellejos, que recibia el nombre de Netlatiloyan, "donde se
esconden cosas" (Sahagún 1956, I: 237, 239).
28 Es interesante cotejar la descripción de esta fiesta con la que da, en el mismo capítulo, la RG de Teutitlan (Antequera II: FPT
1905, IV: 217-9).
29 El nombre común de este mes era Tozoztontli, "punzadura pequeña"; pero, debido a que la ceremonia característica de esta
fiesta consistía en ofrendar flores (Sahagún 1956, I: 112) o xochimanalo, de allí que, también, fuera denominado
Xochimanaloyan, "tiempo de ofrendar flores".
30 "Gran punzadura". La presencia de este mes confirma que el precedente, aquí llamado por su principal ceremonia, también
recibía el nombre de Tozoztontli.
31 El manuscrito, fol. 5v, por aparente error del escribano, lee aquí: "nesal. qualistli", lo que constituye una contradicción en los
términos, ya que vendría a significar "el acto de comer el ayuno", o, más exactamente, "el acto de comer nesal (?)". El contexto,
sin embargo, aclara que la manducación referida era de los tamales llamados etzalli (ver Sahagún 1956, I: 116).
32 En el manuscrito (fol. 5v), estos nombres se leen, respectivamente: "tecuhilhuitontli ", "huey tecuylhuitl", "miccaylhuitl", "huey
micahculhuitl" y "ochpanjstli".
33 Literalmente "llega el dios'.
34 El manuscrito lee "sohuale" y "soalé; se trata de la comida ritual que preparaban con masa de bledos, llamada tzohualli
(Sahagún 1956, I: 60, 61).
35 Para un intento de correlación entre los meses mexicanos y sus fiestas, y los mismos de los mayas, ver Acuña (1976: 279-
314).
36 El manuscrito, fol. 6r, lee: "tlahuilquitl'; pero es obvio que el topónimo está compuesto de tlahuil (li), "claridad o luz", y quaitl,
"estremidad de algo, o la cabeça s[iue] lo alto della, como es la superficie del caxco... (Molina 1944: ME, 84r) .
37 En el capítulo 16 correspondiente a estas relaciones, se dará, en efecto, la traducción de Tlahuilquaitl; pero, en ambos casos,
se omite la de Elocotl, que, en la relación de Tequizistlan, se leerá "yelocotl".
38 Hacia 1571, explicaba fray Francisco de San Miguel (FPT 1942, 16: 88-89): "El monasterio está ya acabado del todo, y en la
iglesia, casi. Están de presente en él diecinueve religiosos conventuales, a causa y razón que en el dicho monasterio ay estudio
de gramática, en el cual oyen de presente dieciseis estudiantes... Todos los religiosos se sustentan... sin que el encomendero de
este pueblo ni los yndios de él nos den cosa alguna, excepto el estipendio o limosna ordinaria..."
39 Esta relación está escrita de otra mano, posiblemente de la del propio corregidor Francisco de Castañeda.
40 Se trata de don Antonio Velázquez de Bazán, cuyos datos genealógicos y biográficos pueden encontrarse en la Probanza que
presentó en 1586 (AHN, Órdenes militares-Santiago, exp. 8717), resumidos por Porras Muñoz (1982: 199-200).
41 Literalmente, "madre de la gente" o "de alguien".
43 Sahagún (1956, III: 209) refiere que los mexicanos, "desde Tamoanchan, iban a hacer sacrificios al pueblo llamado
Teotihuacan... y, en este pueblo, se elegían los que habían de regir a los demás, por lo cual se llamó Teotihuacan, que quiere
decir... 'lugar donde hacían señores'…" Y añade que allí "se enterraban los principales y señores... Y se llamó Teotihuacan...
porque los señores que allí se enterraban, después de muertos, los canonizaban por dioses..."
44 El manuscrito no lee "Tlatozcoc como trascribe FPT (1905, VI: 220), sino "tlatozcac", compuesto de tlatozca (tl), "cerca, o
junto de lo alto del cerro" (Molina 1944, ME, 142r), y el locativo -c.
45 El manuscrito, fol. 7v, lee: "oztolpachuncan"; topónimo que, en la Memoria que encabeza estas relaciones, se lee "oztoc
pachocan".
46 Estas líneas están borrosas en la fotocopia que remitió el AGI de Sevilla; considérese incierta la transcripción.
47 Tezozomoctli asumió el señorío de Azcaputzalco en 1348. Ver nota 19 al pie del texto de la RG de Tepeapulco, en este mismo
volumen.
48 La descendencia de Tezozomoc, sus enlaces y sucesión en el señorío de Azcaputzalco, así como el inicio de las guerras que
sostuvieron con Ixtlilxóchitl, señor de Tezcoco, y después con Nezahualcoyotl, pueden encontrarse en las planchas 5 a 8 del
Códice Xólotl (Dibble 1980).
49 "Manta de hilo de maguey".
50 El escribano asentó, al principio, "metlontli" (fol. 8r), lección que aceptó FPT (1905, VI: 221); pero, después, sobre la "ele",
escribió una "zeta": "metzontli". Es el tronco cóncavo que queda del maguey después de raspado (ver Robelo, s. f.: 422;
Santamaría 1974: 722).
51 "El señor de nuestra vida" o "de nuestro sustento".
53 FPT (1905, VI: 222) leyó: "de vna bara en quadra por todas partes". La diferencia no es grande, nada más que la braza
equivale a dos varas, unos 167 centímetros.
54 En náhuatl, Meztli.
55 Sahagún (1956, II: 258-62) refiere cómo se originaron la luna y el sol, pero no hace mención de los seis "hermanos de la Luna"
aludidos aquí.
56 La frase es un poco oscura, y discutible la existencia del año bisiesto mexicano; véase, sin embargo, el interesante estudio de
Castillo Farreras (1971: 75-104).
57 Molina (1944: ME, 158v) define el xahualli como un "afeite" que usaban las indias para pintarse "a su modo antiguo".
58 Literalmente, "hilo de maguey capitonado"; manta grande de algodón (Molina 1944: ME, 84r); especie de moneda en el
mercado de esclavos, usada también para envolver a los muertos (Durán 1967, I: 186; II: 154).
59 Inexplicablemente, la transcripción de FPT (1905, VI: 224) , en vez de "debisas" (fol. 8v), lee "de bichos".
60 Debería decir "arzobispado de México".
61 La cronología aquí propuesta es ligeramente inexacta. El cántabro fray Miguel Navarro, llegado a la Nueva España en 1542 en
la barcada de religiosos que trajo fray Jacobo Testera, fue electo primera vez provincial para el trienio de 1567-1570 (Figueroa
1764, ms.: 64). No he encontrado registros que identifiquen a fray Francisco Pérez. Una descripción contemporánea del
convento de San Juan Bautista Teotihuacan y una breve historia de su doctrina, puede encontrarse en Ciudad Real (1976, I: 132-
3).
62 El apellido es d’Albis, como aparece al calce, o, mejor, de Albiz.
64 El sujeto aquí aludido es, sin duda, Acaltecoya, del que se dirá, en el capítulo 33 de esta relación, que "tratan en pesquería y
aves de caza".
65 La lección correcta del topónimo es Tecciztlan, "lugar de caracoles" o "del caracol".
66
"En las siete cuevas".
67 El manuscrito, fol. 12r, lee: "yscohun"; FPT (1905, VI: 228) trasladó "Izcohin", sin mayores explicaciones. Se trata,
posiblemente del Colhuatecuhli Izcoatl (1428-1440), tío de Nezahualcoyotzin (ver Alva Ixtlilxóchitl 1975-1977: passim).
68 Es un dato curioso, que puede ilustrar el sacrificio del cautivo conmemorado en el Rabinal Achi de Guatemala, ballet-drama
cuyo diálogo constituye un verdadero proceso, que culmina con la convicción del cautivo (ver Acuña 1975: 98-102).
69 FPT (1905, VI: 229) traslada, inexplicablemente: "viuian condenados a ley de naturaleza".
70
El manuscrito, fol. 12r, lee: "terinazo".
71 Más bien, "cabezo o mogote de la claridal" (ver, arriba, la nota 36). En la siguiente relación, de Tepexpa, se dirá que era "un
cerro mediano, redondo..." (cap 16).
72 En la relación de Aculma, capitulo 16, este mismo topónimo se lee "Elocotl". Considérense inciertas su etimología y lectura.
73 Esta firma es, sin duda, difícil de leer; pero no "ilegible", como la declaró FPT (1905, VI: 230).
74 Jerónimo Baeza de Herrera, no "Jerónimo de Baeza", era hijo de doña Inés de Vargas y de Juan Baeza de Herrera, "el primero
que hizo la invención de los ingenios de agua para la molienda de los metales" (Dorantes de Carranza 1970: 298) . El primer
tenedor de Tepexpa fue Jerónimo de Medina, quien, en 1538, dio en dote esta encomienda a su hija Inés, la cual, después de
enviudar hacia 1551, pasó a tenerla con su hijo Jerónimo. Diego Ramírez visitó el pueblo hacia mediados de 1552, y registró que
su encomendero era Baeza de Herrera (FPT 1939, 6: 173). Jerónimo Baeza de Herrera debió nacer hacia 1540, y casó con
doña Mariana de la Marcha, de la que hubo trece hijos (Donates de Carranza, l. cit.).
75 Así, en esta plana del manuscrito (fol. 15r); pero, en la Memoria que encabeza las relaciones, "tlachahualco".
76 Tepexitl, según Molina (1944: ME, 102v), es "peñasco"; de acuerdo con esto, Tepexpan vendría a significar, más bien, "sobre
los peñascos".
77 Hay un "Mapa de Tepexpan", publicado en los Anales del Museo Nacional de México (1a serie, tomo tercero, pág. 368), que
yo, inexcusablemente, no he consultado. FPT (1905, VI: 233, n. 1) extrae de él una "genealogía de los señores de Tepexpa", que
el estudioso deberá cotejar y tener en cuenta. FPT (l. cit.) observa que el nombre Axoquauzin "tiene alguna semejanza... con el
de Icxicuauhtli [1324-1362], primer señor del pueblo..."
78 El manuscrito (fol. 15r) lee aquí, muy confusamente: "...contribuian quatro cargas de mantillas de neque de cada veinte
mantas...", por lo cual he creído útil alterar ligeramente la frase en mi transcripción.
79 Según la "Genealogía de los señores de Tepexpa" elaborada por FPT (1905, VI: 233, n. 1), hubo dos señores llamados
Tencoyotzin, el primero, desde 1394 hasta 1426, y, el segundo, desde 1451 hasta 1507. Creo que, considerado el contexto, la
fuente alude aquí al segundo Tencoyotzin, del que dice Alva Ixtlilxóchitl (1975, I: 380; 1977, II: 89) que fue instituido señor de
Tepexpa por Nezahualcoyotl.
80 Tochomitl, "pelo de conejo" (Molina 1944: ME, 148r).
81 La carga ordinaria, el xiquipilli, sumaba ocho mil granos, aproximadamente; veinte cargas de a veinte y cuatro mil cacaos la
carga equivalían, por consecuencia, a sesenta cargas de cacao ordinarias.
82 El pueblo de Tepexpan tributaba, también, a los mexicanos. Ver lámina 20 del Códice mendocino (1964, I: 45).
83 Esta cronología nos remite al año 1302, aproximadamente. No debe considerarse exacta. Según el "Mapa de Tepexpan" (FPT
1905, VI: 233, n. 1), la historia del pueblo comienza en 1324; según el Códice mendocino (1964, I: 6-7). México-Tenochtitlan
comenzó a afirmarse en 1325; Sahagún (ver, arriba, nota 43) habla de un periodo en que los mexicanos estaban aún en
Tamoanchan, cuando usaban, como centro ceremonial, las que eran ya entonces ruinas de Teotihuacan.
84 Esto es, hacia 1422; cronología que FPT (1905, VI: 234, n. 3) considera "menos chocante..., por caer esa data en la segunda
mitad del gobierno de Chimalpopoca, tercer señor de México y contemporáneo de Maxtlaton".
85
La primera epidemia de viruelas en la Nueva España tuvo lugar en 1520, debido a un negro herido que trajo Pánfilo de
Narváez, según se cuenta (Mendieta 1945, III: 173).
86 Aparte de la veracidad que pueda atribuirse a semejante explicación, y aunque desconozco la posición de este promontorio,
me atrevo a conjeturar que se encuentra al oriente del antiguo poblado. El topónimo es bastante común, hasta entre los mayas
de Guatemala. Un cerro, que cae al oriente de Rabinal, continúa llamándose Zak 3ihel, "lugar de la luz y la claridad" (ver Acuña
1975: 112).
87 FPT (1905, VI: 235) lee: "A la parte de lebante, vna legua grande..."
88
En la esquina izquierda superior de esta plana, de otra mano, se lee: "Desc. y pob. 1005. 8°"
RELACIÓN DE TETELA Y HUEYAPAN
INTRODUCCIÓN
A EPF, amigo mío, y de la agria Filología
El manuscrito de Tetela
Conflictiva en más de un aspecto, la RG de Tetela y Hueyapan, compleja, está seguida del
texto impreso en 1577 de la Instrucción y Memoria, y consta de un folio preliminar o cubierta,
sobre la cual aparece una carta de remisión del informe (fol. 1r), firmada por el corregidor del
distrito, don Cristóbal Godínez Maldonado; a continuación hay tres fojas, dos de las cuales
contienen la relación propiamente dicha (ff. 2r-3v), y la tercera, apenas siete líneas del párrafo
final (fol. 4r). El documento, que no se acompañó de pintura, se conserva en el AGI de Sevilla,
"IG 1529, N9 395"; su transcripción ha sido publicada por FPT (1905, VI: 283-90), por García
Pimentel (1909: 428-34) y por Germán Latorre (1920: 29-36).
Lo que significa en romance: "En la casa de San Antoni[no] de Tetela, asignamos a los
reverendos, padres fray Juan de la Cruz, al que constituimos en vicario y, también en
compañero del reverendo padre nuestro provincial; y a fray Juan Camaño y a fray Tomás de
Santos".
Por lo demás, como quedó ya indicado en, el capítulo provincial de 1578 se asignaron a la
casa de Tetela, entonces bajo la advocación de San Juan, únicamente dos frailes. El siguiente
capítulo se celebró en México, precisamente el 22 de abril de 1581, pero sólo registra
asignaciones para la casa de Xalapa (f. 152v), indicio aparente de que las de 1578 se
confirmaron. La RG de Tetela, en consecuencia, no parece fidedigna al trasmitir el número de
religiosos que asistían en aquella jurisdicción. Para tal encubrimiento de la verdad debe existir
algún motivo o explicación, que no es ésta la ocasión de dilucidar.
Las oraciones subordinadas de relativo son ambiguas y, leídas con ligereza, han
conducido a conclusiones históricas inexactas. Kubler (1983: 636), basado en este párrafo y
en la Crónica inédita de Méndez (1685, ms.: 139v), al hablar de Tetela, sostiene que la
jurisdicción eclesiástica del distrito fue transferida a los dominicos "antes de 1562"; pero, al
tratar de Hueyapan (p. 632), sostiene que, "en 1563, el asentamiento fue transferido del clero
secular a los dominicos..." Las fuentes que aduce en apoyo de su reconstrucción histórica son,
en este segundo caso, otra vez la relación de Godínez e, increíblemente, la Geográfica
descripción de Burgoa (1934, II: 101-2), que se refiere a Oaxaca. Kubler confundió la gimnasia
con la magnesia. Burgoa habla del Hueyapan que era "visita de Tlali[z]tac", cabecera de
corregimiento que caía unos cinco kilómetros al nordeste de la ciudad de Oaxaca; Godínez
Maldonado, del de Hueyapan junto a Tetela, en el actual Estado de Morelos.
Un historiador más reciente, que desaprueba la cronología de Kubler, aunque maneja las
mismas fuentes, concluye que "es indudable que [Tetela y Hueyapan] se les entregó [a los
dominicos] en 1561...", porque, "de acuerdo con lo que dice Cristóbal Godínez Maldonado en
1581... los dominicos en Tetela y Hueyapan 'auia diez y ocho o veynte años que se juntaron'...."
(Martínez Marín 1968: 65). Este historiador omite toda referencia o mención del convento de
Hueyapan.
Entonces, lo queme proponía explicar está claro: las oraciones de relativo, en el capítulo
36 de la RG de Tetela, son ambiguas y han sido mal entendidas, originando conclusiones
inexactas. La relación de Godínez no dice, como se ha creído entender, que los dominicos
"hab[r]á dieciocho o veinte años que se juntaron"; eso es absurdo. Lo que dice es que los
pueblos de Tetela y Hueyapan "se juntaron" entre 1561 y 1563, sin duda después que las
encomiendas vacaron y pasaron a tributar en la Corona real (ver Martínez Marín, l. cit.). Esto
sucedió "en tiempos del arzobispo don fray Alonso de Montúfar" [1553-1569], quien "quitó [los
pueblos] a un clérigo que los tenía, y los dio a los frailes". Eso es todo; pero, si se exceptúa
esa vaga alusión al arzobispo Montúfar, la RG de Tetela no proporciona datos precisos que
permitan establecer la fecha en que estos pueblos pasaron a la jurisdicción dominica.
Para el mismo efecto, tampoco resulta útil la Crónica de Méndez (1685, ms.), ya que se
limita a hacer mención del capítulo provincial celebrado en 1562. Si, en vez de citar a Méndez,
los historiadores hubieran acudido a la fuente del cronista dominicano, sin duda habrían hallado
lo que buscaba su erudición. En las Actas provinciales (1540-1590, ms.: 84r) correspondientes
a septiembre 14 de 1559, el capítulo en pleno atestigua: Acceptamos pro domib[u]s vius
n[ost]r[a]e proui[ncia]e domum Santi Joanis Bauptist[a]e de Tenango et domum Sancti
Antonini de Tetela, esto es, en romance, "aceptamos, por casas de esta nuestra provincia, la
casa de San Juan Bautista de Tenango y la casa de San Antonino de Tetela".
[Enero] ... llegó a otro pueblo llamado Tetela..., donde hay otro
convento de San Augustín... [y, después] a un pueblo pequeño
llamado Uayapan..., donde hay un conventico de Santo Domingo, en
el cual moraban dos religiosos, aunque a la sazón no había más de
uno ...
Que Ciudad Real haya identificado la casa de San Juan de Tetela como "convento de San
Augustín" puede significar, solamente, que la magnitud de la construcción lo indujo a una
inferencia inexacta. Después de verlo, es evidente que el de Hueyapan le pareció un
"conventico". En este caso, la observación era exacta.
Aparte de eso, el testimonio de Ciudad Real pone de manifiesto cómo se administraban
ambos conventos, ya que, en las dos ocasiones que fray Alonso Ponce y él pararon en el
"conventico" de San Antonino de Hueyapan, siempre toparon a un solo fraile administrando la
casa. El otro, sin duda, estaba en el "convento de San Agustín" de Tetela, quizá ocultándose
de los inoportunos visitantes. Por extraño que parezca, este episodio tiene alguna relación con
el dato inexacto que registra el informe de Godínez, en el sentido de que, "en cada monasterio,
hay dos religiosos". Alguna vez habrá que indagar los motivos de este encubrimiento
deliberado de la verdad. En la administración dominica de estos conventos, había gato
encerrado.
Conclusión
Como se dijo al principio, la RG de Tetela es conflictiva en más de un aspecto. No es su
privilegio exclusivo. En realidad, lo son casi todas las RGs. Ni son "fuentes para el estudio
de...", como algunos ingenuamente las han llamado, ni son documentos históricos fidedignos.
Son, en su mayoría, recolecciones no siempre fieles de tradiciones orales, y eventualmente
escritas, que el que ha dado en llamarse "autor" seleccionó a propio arbitrio o trasmitió de
memoria, casi siempre aplicando escaso sentido crítico y, a veces, falsificando en forma
deliberada la información. Sin negar, ni mucho menos, la utilidad eventual de sus datos locales
para fines de estudio, las RGs constituyen, fundamentalmente, un reto para el estudioso
moderno. Este vasto repositorio de la memoria colectiva; enturbiado a veces por mentiras
intrascendentes originadas en motivos individuales, debe integrarse a la historia crítica del
pasado de Nueva España, no ser considerado "fuente para" nuevos desfiguros de la verdad.
Quienes entienden y sienten la Historia profundamente, saben que las "fuentes" no existen;
existen sólo los testimonios y documentos, que corresponde a cada generación interpretar con
nuevo sentido crítico. Los meros acarreadores de citas, siempre dispuestos a usar en
beneficio de sus hipótesis el sofisma de autoridad, son los que hablan de "fuentes",
identificándolas con axiomas que no necesitan examen. Ni la RG de Tetela ni, en general, las
relaciones geográficas pertenecen a esa clase de fuentes.
RG de Tetela y Hueyapan, ms., fol. 1r. Nota de remisión del expediente, fechada y firmada por
Cristóbal Godínez Maldonado a 20 de junio de 1581.
¶ En el pu[ebl]o de Tetela y Hueyapan, a veinte días del mes de junio de mil y qui[nient]os y ochenta y un
a[ñ]os, en cumplimi[ent]o y conforme a la Instrucción y orden que t[ien]e dada su Maj[esta]d acerca de la
descripción que manda hacer del d[ic]ho pu[ebl]o, y de demás desta Nueva Esp[añ]a, yo, DON CRISTÓBAL
GODÍNEZ, corregidor deI d[ic]ho pu[ebl]o de Tetela y del de Hueyapan, que están en la real Corona de su
[Ma]j[esta]d, habiendo sobre ello hecho junta, general y particular, de los indios principales y antig[u]os de los
d[ic]hos pu[ebl]os, y, sobre ello, las diligencias y averiguaciones necesarias, [y las] preg[unt]as y repreguntas,
conforme a la d[ic]ha Instrucción, se supo y resultó saber, de lo que por ella se manda, lo que se declara,
espacifica y contiene en las dos fojas escritas, después desta, a que me remito. DON CR[IST]ÓBAL
GODÍNEZ MAL[DONA]DO (rúbrica).
2 La transcripción de FPT (1905, VI: 284) lee: "fueron siempre regidos", omitiendo el titubeo del amanuense.
2a El manuscrito (f. 2r) lee "suchimilco", pero debe leerse "Tuchimilco"; ver, en este mismo volumen, la RG de Ocopetlayucan.
4 Según Molina (1944: ME, 69r), nepoaliztli es "soberuia"; Nepopoalco, "lugar de los que se tienen en mucho".
5 Más bien, "río grande" o "junto al agua grande"; "acequia" se dice hueyapantli (Molina 1944: EM, 3r).
6 Tlatolli es "palabra, plática o habla" (Molina 1944: ME, 141r); nahuatlatolli es, simplemente, "la lengua náhuatl". Ver León-Portilla
1983: 13-108.
7 La frase es sintácticamente oscura, pero se entiende.
8 Por yerro del amanuense, el manuscrito (f. 2v) lee: "y y granjas".
9 Otra vez, por distracción del escriba, el manuscrito (f. 3r) lee: "En los montes de estos de estos pueblos..."
10 El manuscrito lee (f. 3r), literalmente: "Tierras"; la transcripción de FPT (1905, VI: 288) lee: "heruas".
14 El amanuense se tornó a distraer. Esta frase debería leerse: "La fortaleza de este lugar es la aspereza de sus sitios..."
15 Literalmente, "de una puerta o entrada"; pero debería leerse ce calacohuayan; ver Molina (1944: EM, 99v).
16
Latinajo que equivale a "se calla" o "sin comentario"; la transcripción de FPT (1905, VI: 289) lee: "Jaçet". Es obvio que el
paleógrafo no entendió de qué se trataba.
17 El dominico fray Alonso de Montúfar fue arzobispo de México entre los años de 1553 y 1559. Para una breve biografía de este
prelado, ver Beristáin de Souza (1981, 2: 328-9).
18 El presente párrafo ha sido mal entendido e ingenuamente usado por algunos historiadores. Ver, en la Introducción,
"Fundaciones monásticas en Tetela" y "Los conventos de Hueyapan y Tetela".
19 El manuscrito (f. 3v) alinea en una columna, e individualmente, los trece números y sus correspondientes "tacet".
20
"La vieja" María de Estrada, como la llama Bernal Díaz (1962: 343), estuvo, primero, casada con el conquistador Pedro
Sánchez Farfán (ibid., p. 266; Dorantes de Carranza 1970: 456), y, después de enviudar, con Alonso Martín, partidor (Dorantes
de Carranza 1970: 17). Alonso Martín, que tenía el cargo de partidor o distribuidor, a su vez, al enviudar de María de Estrada,
casó con cierta María Escudera. Hacia 1561, la encomienda de Tetela pasó a la Corona real. En 1560, estaban "los tributos en
depósito, porque tratan pleito María Es[cu]dera, mujer tercera del dicho Alonso Martín, y un nieto de la primera mujer" (ver FPT
1940, 9: 26).
21 El manuscrito (f. 3v) lee: "Quanto a la quinta Pregunta. que dizen Tubo muchos indios..."
22 El manuscrito (f. 3v) lee, como es bastante común en los documentos de la época: "guayapa".
24 Siguen, después de la relación, las hojas de Instrucción y Memoria impresa en 1577, a cuya cabeza se lee, de diferentes
letras: "Tetela y Hueyapan. Arzobispado de México. Nueva España. CÉSPEDES." Y, en la última plana blanca de la misma
Instrucción, de otra letra, está escrito: "Desc. y Pob. 645. 6°" El editor de estas páginas no ha tenido a la vista dicha Instrucción y
Memoria.
RELACIÓN DE TEUTENANGO
INTRODUCCIÓN
La RG de Teutenango, simple, está precedida del texto impreso en 1577 de la Instrucción y
Memoria, y consta de siete planas y una pintura, que mide 73 x 68 centímetros. El expediente
se guarda en el AGI de Sevilla, "IG 1529", y, la pintura, en la Sección de Mapas de la misma
institución. Tanto el texto, como la pintura que originalmente lo acompañaba, han sido
publicados en numerosas ocasiones. El que desee informarse a este respecto, puede
consultar los Censos de Cline (1972a: 354) y de Robertson (1972: 273). En cualquier caso, la
edición más conocida del texto de esta RG es la de FPT (1905, VII: 1-7), y una publicación de
la pintura, que Robertson no alcanzó a registrar, es la de Piña Chán (1975, II: 568).
El autor de esta relación, fechada a 12 de marzo de 1582, y probablemente de la pintura,
fue Francisco de Ávila, corregidor de Teutenango, acerca del cual no se han conservado
noticias precisas; aunque sí, varias y dispersas, de su homónimo, el "poblador antiguo", como
le llama Dorantes de Carranza (1970: 280; ver Porras Muñoz 1982: 271-76, passim). Sin más
base que una sospecha arbitraria, yo pienso que este Francisco de Ávila o Dávila, autor y
escribano de la RG de Teutenango, era nieto de Alonso Dávila, a quien Dorantes de Carranza
(1970: 163) identifica como "conquistador y vecino de México".
Aunque Francisco Dávila, corregidor de Teutenango, escribió de su propio puño la relación
y, probablemente, seleccionó los datos según su propio criterio, hay motivos para pensar que
no fue el único responsable de todo su contenido. En la composición de informe fue asistido
por Pedro de Talavera, "mestizo, hombre de más de cincuenta años y que ha que vive en el
dicho pueblo más de treinta años", y por otros cuatro naturales de Teutenango, ninguno de los
cuales sobrepasaba la edad de sesenta años. En otras palabras, el "mestizo" Pedro de
Talavera, que residía en el pueblo desde alrededor de 1550, aunque no se expresa que haya
desempeñado el cargo, conjeturablemente sirvió de intérprete; fueron, sin duda, los
informantes don Juan de los Ángeles, don Pedro Elías, y Toribio Hernández y Bernaldino de
Guzmán, todos nacidos ya en plena época virreinal. El resultado es obvio: la RG de
Teutenango tiene escasa profundidad histórica y un pobre contenido tradicional. Los
informantes se limitan a trasmitir lo que "a sus padres y hombres viejos han oído decir" y, en
grado menor, lo que sabían por directa y propia experiencia.
Es, asimismo, patente que ninguno de los informantes, ni el corregidor Francisco Dávila,
tenían una idea precisa de cuándo se congregó en el valle el pueblo de Teutenango, ni, menos,
de quién habían sido el conquistador español del valle de Matlatzingo. Sobre este último punto,
el interesado hará bien en examinar la lámina 40 de la Descripción de la ciudad y provincia de
Tlaxcala (1981: 271v), o la 67 del quo ha dado en llamarse "Lienzo de Tlaxcala" (Chavero
1892), así como los relatos pertinentes de Bernal Díaz (1962: 185, 335, 341, 514). La noción
de que, "cuando vino el Marqués a esta Nueva España, vino a este dicho pueblo un capitán que
se decía Martín Dorantes, y lo salieron a recibir de paz..." (cap. 2), es definitivamente
inexacta.
Por lo demás, aunque se insiste de una manera notoria en decir que Teutenango tiene "la
traza de la ciudad de México" (caps. 4, 5, 10, 16 y glosa de la pintura), esto es, una traza
reticular (ver Foster 1962: 71, 78-93), no se declara en ninguna parte quién fue el responsable
de dicha traza, ni en que época comenzó a trabajarse en la subestructura urbana del pueblo.
Sin embargo, a juzgar por la pintura, es evidente que, en 1582, ya el pueblo poseía una plaza,
alrededor de la cual se levantaban edificios tan principales como la iglesia, la casa de
comunidad, las casas reales y la casa del clérigo, así como la fuente y el matadero. La fuente
es indicativa del obraje ya realizado para encañar el agua. Por su parte, los tres sujetos de
Teutenango: San Francisco, San Mateo y San Miguel, no solamente se registran ya con iglesia,
sino que tienen, también, traza reticular. La fundación y traza de estos pueblos cabe conjeturar,
por tanto, que databan de una época relativamente temprana y que su obra es atribuible a los
religiosos de San Francisco.
La RG de Teutenango calla más cosas de las que dice y declara. Toca al estudioso
moderno llenar ésas, y otras lagunas de información que hay en el informe que sigue.
[Encabezando la Instrucción impresa, está escrito
l o s i g u i e n t e : ] N ° 1 0 6. O b i s p a d o d e M é x i c o . 1
N u e v a E s p a ñ a . T e u t e n a n g o, e n M a t a l c i n g o . 2
[Encabezando la primera plana de la relación manuscrita, de diferente letra, se lee:] [N°] 106.
Teutenango, distrito de México.
¶ En el pueblo de Teutenango, que es en el valle de Matalcingo en esta Nueva España, a
doce días del mes de marzo de mil y qui[nient]os y ochenta y dos años, yo, FRAN[CIS]CO
D[E] ÁVILA, corregidor por su M[a]j[esta]d en este d[ic]ho pueblo, para hacer la descripción
que su Maj[esta]d manda hacer deste d[ic]ho pueblo, llamé a PEDRO DE TALAVERA, mestizo,
hombre de más de cincuenta a[ñ]os y q[ue] ha q[ue] vive en este d[ic]ho pueblo más de treinta
años, y a DON JUAN DE LOS ÁNGELES, indio, gobernador deste d[ic]ho pueblo y natural dél,
q[ue e]s hombre de más de cincuenta y cinco años, y a DON PEDRO ELÍAS, y a TORIBIO
HERNÁNDEZ y BERNARDINO DE GUZMÁN, indios, alcaldes y regidores, y naturales deste
d[ic]ho pueblo y hombres de edad de cincuenta a[ñ]os. Y, estando juntos, les leí la Instrucción
de su M[a]j[esta]d, y, habiéndola leído y entendido, a los capítulos della respondieron lo
siguiente:
1 ¶ Este pueblo de Teutenango se llama así porq[ue] junto a él está un cerro muy pedregoso,
"con albarradas de piedra tan altas como un hombre", [y] porque, antiguamente, estaba el
pueblo en aq[ue]l cerro. 3
2 ¶ Al segundo capítulo, dijeron que a sus padres y hombres mayores oyeron decir que,
cuando vino el MARQUÉS a esta Nueva España, vino a este d[ic]ho pueblo un capitán q[ue] se
decía M[ART]ÍN DORANTES, 4 y lo salieron a recibir de paz y le dieron, a él y a los soldados,
mantenimientos de balde.
3 ¶ Al tercero capítulo, dijeron que este pueblo de Teutenango es tierra fría y seca, y do
ordinariamente, de día o los más, hace aire q[ue] viene del sur, y, de noche, hace aire norte
templado. Y, en el d[ic]ho pueblo, cerca de la iglesia, entre la casa del corregidor y
beneficiado, está una fuente q[ue] ordinariamente echa agua en cantidad de una pierna, muy
buena y muy fría, y corre por d[ic]ho pueblo y va a la ciénaga q[ue e]stá cerca del matadero.
4 ¶ Al cuarto capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo está en tierra muy llana y arenosa, al pie
del cerro, y tiene la traza de la ciudad de México, calles derechas; y, en él, no hay otra agua,
si no la de la fuente q[ue e]stá d[ic]ho. Los términos dél son abundantes 5 de pasto, los cuales
se agostan y secan por ser, como es, tierra muy fría. Los naturales dél cogen maíz en
cantidad, y crían gallinas y algunos puercos, y, en los términos dél, hay montes de encinares y
pinos, [a] media legua de la cabecera del d[ic]ho pueblo. No es tierra [en] q[ue] hay[a] frutas ni
huertas, por ser tierra muy fría y q[ue], en invierno, hiela mucho, y aun, algunas veces, por
mayo y junio.
5 ¶ Al quinto capítulo, dijeron q[ue], cuando vino el MARQUÉS, sus padres y hombres viejos
dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo estaba bien poblado de más de tres mil hombres, y, después
acá, [ha] habido muchas pestilencias. [Y] q[ue], al presente, se mandó contar por el
Audi[enci]a real, a pedim[ent]o de los naturales dél, y no se hallaron sino cuatrocientos y
cuarenta indios tributarios. Está el pueblo, por su traza, como la ciudad de México; la gente
dél son mexicanos y matalcingas, 6 q[ue] son dos lenguas diferentes la una de la otra. Los
indios dél son dados a beber su vino, q[ue] ellos hacen, y su comida es templada.
6 ¶ Al sexto capítulo, dijeron que ellos no saben en el altura que está, mas q[ue], en los meses
de junio y julio a medio día, baña toda la tierra el sol, sin hab[er] sombras en las calles. El
pueblo está [a] once leguas de la ciudad de México, hacia el poniente del sol.
PINTURA DE TEUTENANGO
GLOSAS DE LA PINTURA:
La fuente
Casa de comunidad
La plaza
La horca
Este pueblo de Teutenango descendió del peñol a este llano, y está por sus calles derechas y
traviesas, como México
La iglesia
7 ¶ Al septeno capítulo, dijeron que, como d[ic]ho tienen, está el pueblo [a] once leguas de la
ciudad de México, caminando, de México, [a] do se pone el sol.
8 ¶ Al octavo capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo de Teutenango está [a] tres leguas de la
villa de Toluca, q[ue e]s pueblo de españoles, y estas tres leguas es tierra llana y sin montes.
10 ¶ Al décimo capítulo, 7 dijeron q[ue], como d[ic]ho han, el pueblo está en llano y tiene la
traza de México.
11 ¶ Al onceno capítulo, dijeron que el d[ic]ho pueblo de Teutenango es corregimi[ent]o, y en él
tienen [a] un clérigo por beneficiado, q[ue] les administra los sacramentos. Y tiene el d[ic]ho
pueblo, por sus sujetos, el pueblo de Maxtleca[n], 8 y San Fran[cis]co y San Mateo, y San
Miguel y Nativitas.
12 ¶ Al doceno capítulo, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está [a] una legua del pueblo de
Tepemaxalco y Calimaya[n], a la p[ar]te del norte; y, a la p[ar]te del sur, está el pueblo de
[A]tlatlauhca[n, a] media legua dél; y, a la p[ar]te do nace el sol, está el pueblo de
Xalatla[uh]co [a] cuatro leguas dél: y los caminos son tierra llana y derechos, y [las] leguas de
buen tamaño.
13 ¶ A los trece capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo se llama Teutenango, por el cerro
pedregoso q[ue] tiene con "albarradas de piedra", 9 donde solía estar, y las tenían h[ec]has
p[ar]a su defensa. Y la habla dellos son, dellos, mexicanos, y dellos, matalcingos.
14 ¶ A los catorce capítulos, dijeron q[ue], al t[iem]po q[ue] vino el MARQUÉS, era señor dél
un indio q[ue] se puso [a e]ducarlos, al cual daban tributo de las cosas q[ue] criaban y cogían,
y ansí lo oyeron decir a sus mayores.
15 ¶ A los quince capítulos, dijeron que a sus padres y hombres viejos han oído decir que los
naturales deste d[ic]ho pueblo tenían guerras con los de México, 10 y [que] peleaban con arcos
y flechas, y espadas de palo con pedernales y porras, y traían rodelas. Y, en aq[ue]l t[iem]po,
el vestido q[ue] traían era una manta y un MASTEL, y, al presente, andan vestidos con
camisas, zaragüelles y mantas, y, algunos, vestidos de paño con sus jaq[ue]tas, y capotes y
sombreros. Y q[ue], al t[iem]po q[ue] vinieron los españoles, su comida era tamales y frijoles,
y, al presente, comen tortillas de maíz y frijoles con sal, q[ue] antes no tenían sal; y comen
carne de vaca, q[ue] hay carnicería en el d[ic]ho pueblo, p[ar]a él y los comarcanos, q[ue] se
matan, una semana con otra, cada viernes, cuarenta novillos, y, las semanas de Pascuas, se
matan ochenta novillos y más. Y que a sus padres e indios viejos han oído decir q[ue], antes
q[ue] los españoles viniesen a esta Nueva España, los indios vivían sanos, por las comidas
templadas q[ue] comían, y, después q[ue] vinieron los españoles, [ha] habido muchas
pestilencias, de q[ue] han muerto gran número de indios.
16 ¶ A los dieciséis capítulos, dijeron q[ue e]l d[ic]ho pueblo de Tenango 11 está en tierra llana,
con la traza de México; y, al principio del valle de Matalcingo, es tierra llana y sin sierras.
17 ¶ A los diecisiete capítulos, dijeron que el temple dél es frío, y q[ue ha] habido en él
pestilencias.
18 ¶ A los dieciocho capítulos, dijeron q[ue e]ste d[ic]ho pueblo de Teutenango está [a] dos
leguas del nacimiento del río q[ue] dicen de Toluca, q[ue] corre por el valle de Matalcingo, y
está la laguna do nace hacia donde nace el sol.
19 ¶ A los diecinueve capítulos, [dijeron] q[ue] este d[ic]ho pueblo de Tenango no tiene más
agua de la q[ue] sale de la d[ic]ha fuente, y está [a] dos leguas del nacimi[ent]o del río de
Toluca, y [que], en el d[ic]ho pu[ebl]o, no hay regadíos ni huertas, mas q[ue] se crían los
maizales con el agua q[ue] llueve.
20 ¶ A los veinte capítulos, dijeron q[ue], en términos deste d[ic]ho pueblo, no hay ríos ni
lagunas, sino un pedazo de ciénaga, del agua q[ue] rempuja el río de Toluca en su
nacimi[ent]o.
21 ¶ A los veinte y un capítulos, dijeron que, a la p[ar]te do se pone el sol, [a] una legua deste
d[ic]ho pueblo, está una sierra nevada que todo el año retiene nieve, y, en ella, hay dos
lagunas no grandes y siempre tienen agua, y allí se consume sin tener corriente. 12
22 ¶ A los veinte y dos capítulos, dijeron que, a la p[ar]te del pueblo de San Miguel, sujeto
deste d[ic]ho pueblo, hay montes de encina y pinos.
23 ¶ A los veinte y tres capítulos, dijeron q[ue], en el d[ic]ho pueblo, hay algunos árboles de
duraznos, y algunos CAPOLÍES y tunales, y algunos magueyes.
24 ¶ A los veinte y cuatro capítulos, dijeron que, en las tierras del d[ic]ho pueblo, solamente
cogen maíz y frijoles, y habas y alverjones y cebada, pero no trigo.
25 ¶ A los veinte y cinco capítulos, dijeron q[ue], como está d[ic]ho, se coge en el d[ic]ho
pueblo maíz y cebada, como está d[ic]ho, pero q[ue] no hay viñas ni parras de uvas ni aceite,
ni seda ni grana.
26 ¶ A los veinte y seis capítulos, dijeron que, las heridas que los indios se dan, se curan con
una penca del maguey, q[ue] la escalientan y, el zumo q[ue] della sale, lo echan [en la herida],
y con ello sanan.
27 ¶ A los veinte y siete capítulos, dijeron que, en los términos del d[ic]ho pueblo, y en los de
su comarca, se crían vacas, yeguas, y mulas y venados.
28 ¶ A los veinte y ocho capítulos, dijeron q[ue], en los términos deste d[ic]ho pueblo, no hay
minas de plata; y, [a] diez leguas dél, están las minas de Tzaqualpan, 13 Zultepeq[ue y]
Temazcaltepeq[ue], 14 do sacan plata.
30 ¶ A los treinta capítulos, dijeron q[ue], en este d[ic]ho pu[ebl]o, no hay salinas, sino en el
pueblo de Iztapa[n], 15 q[ue e]stá [a] seis leguas dél, y de allí la traen, y de México.
31 ¶ A los treinta y un capítulos, dijeron q[ue] las casas deste d[ic]ho pueblo son de piedra y
adobes, y cobijadas con JACALES de paja y TAJAMANILES.
32 ¶ [A los treinta y dos capítulos, dijeron] que este d[ic]ho pueblo, como está d[ic]ho, está al
pie de un cerro, donde antes solía estar, y, al presente, está en un llano, como está d[ic]ho.
33 ¶ A los treinta y tres capítulos, dijeron q[ue] los aprovechami[ent]os q[ue] los q[ue] en él
viven tienen, es coger maíz y criar algunos puercos y gallinas, q[ue] les van a vender a México.
34 ¶ A los treinta y cuatro capítulos, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está, de la ciudad de
Méx[i]co, [a] once leguas: viniendo de México a él, caminan hacia donde se pone el sol, y
p[ar]te del camino es llano y, p[ar]te, sierras.
35 ¶ A los treinta y cinco capítulos, dijeron que, [en] este d[ic]ho pueblo, hay clérigo, q[ue e]s
beneficiado y les dice misa y administra los sacramentos.
¶ A todos los demás capítulos, dijeron q[ue] este d[ic]ho pueblo está [a] setenta leguas, poco
más o menos, de la Mar del Sur, y otras tantas de la Mar del Norte.
¶ Todo lo que d[ic]ho es, respondieron a los d[ic]hos capítulos y [a] cada uno dellos, por la
experiencia y conocimi[ent]o q[ue] tienen, y por lo q[ue] a sus padres y hombres viejos han
oído decir. Y lo firmaron los q[ue] dellos sabían escribir. FRAN[CIS]CO D[E] ÁVILA (rúbrica).
PEDRO DE TALAVERA (rúbrica). DON JUAN DE LOS ÁNGELES (rúbrica). BER[NALDI]NO
DE GUZMÁN (rúbrica).
[A la vuelta de la foja, se lee:] Teutenango. Descripción del pueblo de Teutenango en el valle
de Matalcingo. Desc. y Pob. 240. 3°
1 El dato es inexacto; debería decir "arzobispado de México".
3 Teutenanco, en rigor, significa "lugar de la gran muralla"; teutl, en este caso, no es "dios", sino un sinónimo de huey, "grande".
Este pueblo era llamado, también, Hueytenanco (ver FPT 1905, VII: 1, n. 2).
4 Cuando Cortés retornó de su viaje a las Hibueras, a Martín Dorantes correspondió el arriesgado papel de emisario de la noticia
ante los amigos del conquistador, al que muchos daban por muerto. El episodio fue narrado por Bernal Díaz (1962: 460-1). Al
anunciarse Martín Dorantes en la capital de la Nueva España, se proclamó: "...soy su criado (de Cortés) Dorantes" (o. cit., p.
461). Es todo lo que se sabe, hasta ahora, de este sujeto (ver FPT 1905, VII: 2, n. 1).
5 El manuscrito (f. 1r) lee, por presumible error del escriba: "abundastes".
6 Sobre este grupo étnico y lingüístico, ver Harvey (1972: 302-4) Piña Chán (1975, II: 543-72), y Schumann (1975, II: 529-39).
7 El manuscrito (f. 2r) lee, testado: "nobeno". y, sobre él entre lineas: "deçimo".
8 El manuscrito (f. 2r) lee: "masteca"; Maxtlecan parece significar "lugar del braguero o maxtle".
10 FPT (1905, VII: 5, n. 1) comenta que "la guerra que sostuvo con los mexicanos Teotenanco motivó su conquista, junto con la
de los otros pueblos de la región matlatzinca, por Axayacatzin, quien gobernó... de 1469 a 1482". Ver Códice mendocino, lámina
9 (1964, I: 22-23).
11 Por aféresis, el pueblo es conocido, también, por el nombre de Tenango; Tenango del Valle.
12 Por presumible distracción del paleógrafo, la transcripción de FPT (1905, VII: 6) registra la siguiente lección: "... y alli se
consume sy no tienen corriente".
13
El manuscrito (f. 3v) lee: "çaqualpa'.
14 La lección del manuscrito (f. 3v) es: "tlamacaxltepeq"; mi lectura es, definitivamente, conjetural.
15
En el manuscrito (f. 3v), antes de "yztapa", hay una testadura ilegible.
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GLOSARIOS
VOCES Y LOCUCIONES ESPAÑOLAS DE USO POCO
FRECUENTE
ACARRETO, de: acarreo.
ALBAR (pino): especie de pino que crece hasta la altura de 20 a 30 metros, con la corteza
rojiza en lo alto del tronco y ramas gruesas, piñas pequeñas y hojas cortas. Su madera es
muy estimada en construcción.
ALBARRADA: pared de piedra seca; reparo para defenderse en la guerra.
ALCAPARROSA: caparrosa; sal compuesta de ácido sulfúrico y de cobre o hierro.
ALCAUCIL: alcachofa.
ALCOHOLADO: dícese del animal que tiene el pelo de alrededor de los ojos más oscuro que
lo demás.
ALMAIZAL: faja o taparrabo; tela que se ciñe sobre la cintura y entre las piernas para cubrir
el bajo vientre.
ALTOS: los pisos que están sobre los bajos.
AMONTAR: huir o hacerse al monte; ahuyentar.
ANJEO: lienzo basto que se hacía en o a la manera de Anjou.
ARREO: sucesivamente, sin interrupción.
ÁUREO NÚMERO: en cronología, se refiere al ciclo decemnovenal, decemnovenario o lunar;
número de años en que el de una fecha excede al de los ciclos lunares justos, contados
desde el año anterior al de la era cristiana.
GATO: bolso o talego en que se guarda el dinero; el mismo dinero; trampa para ratones.
GOZQUE: perro pequeño, muy sentido y ladrador.
JABONADURA: agua que queda mezclada con el jabón y su espuma; espuma que se forma al
jabonar.
JAGÜEY: acequia, pozo o zanja llena de agua.
JÁQUIMA: cabezada de lazo de henequén, usada por cabestro, para atar bestias y llevarlas.
PECHO: tributo.
PINTA: mancha o señal pequeña.
POLICÍA: urbanidad, manera civilizada de vivir.
PREBENDA: renta aneja a un canonicato u otro oficio eclesiástico; oficio, empleo o ministerio
lucrativo y poco trabajoso.
PUNIR: castigar.
ZARAGÜELLES: unos calzoncillos de manta blanca, largos, que llegan hasta el tobillo.
Todavía se usan en Guatemala entre los indios.
ZARAPITO: ave del orden de las zancudas, que vive en las playas y sitios pantonosos.
MECAPAL: aztequismo derivado de meta (tl) y palli, "faja de fibra de árbol" o "faja del
mecate"; sirve para llevar la carga en la espalda, sosteniendo casi todo el peso la frente
(ver Santamaría 1974: 710).
OGPATLI: compuesto de oc (tli) y patli, "medicina del pulque"; una yerba que tenía, entre
otros usos, el de servir para fermentar el aguamiel para hacer el pulque (ver Santamaría
1974: 768).
OTATE: aztequismo derivado de otlatl, una "caña macica y rezia" (Molina 1944: ME, 78r). Ver
Santamaría (1974: 776).
XACAL: o jacal, aztequismo derivado de xacalli, "choca, bohío o casa de paja" (Molina 1944:
ME, 158r) Ver Santamaría (1974: 624) .
VOCES TARASCAS
APAREQUA: calor natural, u ortigas; cosa caliente.
APATZINGAN. (Tuzantla) : lugar de comadrejas.
CACHIPUATO: lugar del ídolo.
CUERAPU: alacrán.
CURA: abuelo.
CURAQUA (tzuraqua): palo colorado.
CURICATZUNDA: incienso o copal.
CORITA CAHERI: fogonero grande.
CUSARO: lugar arenisco, arenal.
CHAPATA: bledos; pan de bledos, tamal.
ERANDEQUA: amanecer.
HACANGARI O AHCANGARI: máscara.
HICHAYARUPARO: lugar de tiestos de barro.
HOZQUA QUANGARI: lucero de la mañana.
HURIATA: el sol.
PUQUI: león.
QUANGARI VUAHPA: hijo de principal o senador.
QUATZCUTL: "es como perro".
QUERAPU SERARHUA: raíz de alacrán, una yerba. Ver cuerapu y sirangua.
SIRANHUA: raíz.
TAPINZIRAN: palo de muchos colores. Ver la voz náhuatl tlacuilolquahuitl.
TIQUICHEO: lugar de escudillas o vasijas de losa.
TSITSIQUI PANDAQUARE: guirnalda hermosa, nombre de un cacique.
TSRRSIS: avispa amarilla.
TSRRSIS PUQUI: tigre ver puqui.
TZITZIS: cosa hermosa.
UEKARI: mojado.
URISANDA: árbol de incienso (copal) .
UXUQUA: un árbol colorado.
Libro electrónico editado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Se terminó de producir en
diciembre del 2017 en formato ePub por Silvia Elvira Abdalá Romero y Ada
Ligia Torres Maldonado.