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Las Archaea, arqueas o arqueobacterias, (Et: del griego ἀρχαῖα arkhaía: las antiguas,
singular: arqueon, arqueonte o arqueota) son un grupo de microorganismos
unicelulares de morfología procariota (sin núcleo ni, en general, organelos
membranosos internos), que forman uno de los tres grandes dominios de los seres
vivos, y que son diferentes de las bacterias.
En el pasado las arqueas fueron clasificadas como bacterias como procariotas
enmarcadas en el antiguo reino Monera y recibían el nombre de arqueobacterias, pero
esta clasificación ya no se utiliza. En realidad, las Arqueas tienen una historia
evolutiva independiente y muestran muchas diferencias en su bioquímica con las
otras formas de vida, por lo que fueron clasificadas en un dominio separado dentro
del sistema de tres dominios: Archaea, Bacteria y Eukaryota.
El Arqueas se divide en cuatro filos reconocidos, pero se piensa que pueden haber
más. De estos grupos, los Crenarchaeota y los Euryarchaeota se estudian con mayor
intensidad. La clasificación de las arqueas todavía es difícil, porque la gran mayoría
nunca fueron estudiadas en el laboratorio y solo fueron detectadas por análisis de sus
ácidos nucleicos en muestras tomadas del ambiente.
Las arqueas y bacterias son bastante similares en tamaño y forma, aunque algunas
arqueas tienen formas muy inusuales, como las células planas y cuadradas de
Haloquadra walsbyi. A pesar de esta semejanza visual con las bacterias, las
arqueobacterias poseen genes y varias rutas metabólicas que son más cercanas a las
de los eucariotas, en especial en las enzimas implicadas en la transcripción y la
traducción. Otros aspectos de la bioquímica de las arqueobacterias son únicos, como
los éteres lipídicos de sus membranas celulares. Las arqueas explotan una variedad
de recursos mucho mayores que los eucariotas, desde compuestos orgánicos comunes
como los azúcares, hasta el uso de amoníaco, iones de metales o incluso hidrógeno
como nutrientes. Las arqueas tolerantes a la sal (las halobacterias) utilizan la luz solar
como fuente de energía, y otras especies de arqueas fijan carbono, sin embargo, a
diferencia de las plantas y las cianobacterias, no se conoce ninguna especie de arquea
que sea capaz de ambas cosas. Las arqueas se reproducen asexualmente y se dividen
por fisión binaria, fragmentación o gemación; a diferencia de las bacterias y los
eucariotas, no se conoce ninguna especie de arquea que forme esporas.
Inicialmente, las arqueas era consideradas todas extremófilas que vivían en ambientes
hostiles tales como aguas termales y lagos salados, pero desde entonces se encuentran
arqueas en los más diversos hábitats, tales como el suelo, océanos, pantanos y en el
colon humano. Las arqueas son especialmente numerosas en los océanos, y las del
plancton podrían ser uno de los grupos de organismos más abundantes del planeta.
Actualmente se consideran una parte importante de la vida en la Tierra y podrían
jugar un papel importante tanto en el ciclo del carbono como en el ciclo del nitrógeno.
No se conocen ejemplos claros de arqueas patógenas o parásitas, pero suelen ser
mutualistas o comensales. Son ejemplos las arqueas metanógenas que viven en el
intestino de los humanos y los rumiantes, donde están presentes en grandes
cantidades y contribuyen a digerir el alimento. Las arqueas tienen su importancia en
la tecnología, hay metanógenos que son utilizados para producir biogás y como parte
del proceso de depuración de aguas, y las enzimas de arqueas extremófilas son capaces
de resistir temperaturas elevadas y solventes orgánicos, siendo por ello utilizadas en
biotecnología.
Tipos:
Las archeas eran consideradas extremófilos, pues vivían en lugares inhóspitos como
lagos salados y aguas termales, pero más tarde fueron observadas en océanos, suelos…
No se han encontrado arqueas patógenas o parasitas, pero si se han hallado arqueas
en los tubos digestivos de algunos rumiantes, ayudando a su digestión.