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Brenda Daney UBA
Intencionalidad, Reversibilidad y Sentir: MerleauPonty y el replanteo fenomenológico en pos
de una Ontología de la Carne.
Apenas un primer acercamiento a la fenomenología nos basta para conocer a uno de los
dicha corriente. Nos referimos a la noción de intencionalidad, insoslayable y marca distintiva de
vivencias de ser 'conciencia de algo'”. No tiene el carácter de ser una “propiedad” de la conciencia,
sino que es el movimiento de la conciencia misma, que “intenciona”, que consiste en un “haz de
intrínseco a dicha noción: siempre hay ya un permanente “dirigirse”, una puesta en acción previa a
toda tematización y aquello a lo que se dirige es el objeto en la multiplicidad de sus formas (físico,
psíquico, ideal, imaginario, etc). La intencionalidad configura la relación concienciaobjeto desde
sus cimientos y sostiene toda noción de percepción que pensemos en fenomenología tradicional. A
partir de esto, nos interesa ponerla en diálogo con el vocabulario de una de las últimas obras de
Maurice MerleauPonty, a saber Lo visible y lo invisible1. El propósito es simplemente esbozar
ciertas nociones merleaupontyanas en relación con la intencionalidad, para tomando esta relación
como base proponer el desarrollo de una fenomenología de las emociones como objetivo general
de futuras investigaciones.
Así como le damos relevancia a la intencionalidad, al mismo tiempo, inmersos en la lectura
de la mencionada obra de MerleauPonty, cobra interés para nosotros la noción de reversibilidad. Si
bien se ha considerado que dicha noción está presente en obras previas a la aquí mencionada2, en
De aquí en adelante VI.
1
Cfr. Dillon, M. “MerleauPonty and the Reversibility Thesis” en Pietersma, H (1989) MerleauPonty: Critical
2
Essays, Washington DC.. El autor rastrea exitosamente dicha noción en Fenomenología de la percepción.
1
esta oportunidad nos ocuparemos más específicamente de su presencia en VI y de las implicancias
sobre posteriores avances en la fenomenología de la experiencia emocional que nos proponemos
como objetivo.
tradicional, formula el origen de un replanteo en los términos de la relación de conocimiento que
tienen como base una conciencia y un objeto al cual ella se dirige. Ello es así porque en dicha obra
se produce una revisión de la ontología tradicional3 cuyas consecuencias involucran la aparición de
un nuevo vocabulario, acorde a una fenomenología no estática ni unidireccional. En este sentido, al
autor busca deshacerse de dicotomías clásicas como la de sujetoobjeto, que traban el camino de la
fenomenología y su posibilidad de abrir nuevos espacios de significación. Es por ello que,
“Estamos más allá del monismo y del dualismo, puesto que el dualismo ha sido llevado tan lejos que
los opuestos, que ya no compiten, están descansando uno del otro, coextensivos el uno al otro.”4
términos polarizados, con dinámicas estáticas que no dan cuenta de la relación considerada a partir
del movimiento y por eso, el llamado es a repensar la relación antes que reemplazar sus términos
con otros nuevos. En este sentido, él se propone ir más allá de una mera consideración ambivalente
ya que su intención es excluir toda extrapolación, toda formulación en términos de opuestos. Para
ello, la noción de reversibilidad juega el rol fundamental de disgregamiento de la oposición. En
efecto,
“Hay una experiencia de la cosa visible como preexistente a mi visión, pero ella no es fusión,
coincidencia: porque mis ojos que ven, mis manos que tocan, pueden también ser vistos y tocados, porque
entonces, en este sentido, ellos ven y tocan lo visible, lo tangible, desde adentro, porque nuestra carne tapiza
e incluso envuelve todas las cosas visibles y tangibles de las que sin embargo está rodeada, el mundo y yo
estamos uno en otro, y del percipere al percipi no hay anterioridad, hay simultaneidad, o incluso retraso.” 5
reversibilidad: el cuerpo como ser carnal involucra siempre una dimensión cuyo anverso y reverso
3
Cfr. Battán Horenstein, A. Hacia una fenomenología de la corporeidad. Córdoba. Ed. Universitas / Ed. FFyH
(UNC). 2004. P. 124.
4
MerleauPonty, M. Lo visible y lo invisible. Buenos Aires. Ed. Nueva Visión. 2010. Trads. Consigli, E y
Capdevielle. P. 59.
5
MerleauPonty, M. Op Cit. P. 113.
2
forman parte de la misma relación: el cuerpo integra la dimensión sintientesentido, él puede verse
como visible y, a la vez, ser vidente, puede proponerse como tocante o como tocado y esta
posibilidad de su doble rol constituye su peculiar marca a la hora de pensar en su constitución
movimiento, no como espectador imparcial, sino como parte constituyente. Al respecto señala R.
Barbaras:
“La unidad del cuerpo debe ser concebida como una articulación que no puede ser puesta aparte de
lo que ella articula: esta unidad no será pues ella misma más que resbalando más allá de ella misma, más que
haciéndose momento de una articulación superior, diferencia de otra unidad. No hay estratos escalonados y,
en consecuencia, no hay capa última: no hay un punto del cuerpo que no esboze un sentir, ni una diferencia
que no participe en la unificación conjunta del cuerpo y del mundo, no hay tampoco ya unidad que pueda
cerrarse sobre ella misma, que no permanezca pues como diferencia, ni cuerpo que no esté abierto a otros
cuerpos.”6
Esta relación de simultaneidad nos sugiere entonces, que la reversibilidad del cuerpo como
sintientesentido, videntevisible, tocantetocado, se sostiene en una Ontología de la Carne como
sostén o entramado del cuerpo vivido. Dicha ontología no puede ser subsidiaria de términos fijos
que la definan: no le es suficiente con una relación concienciaobjeto. Es más bien por su
interpelación a la generalidad del mundo y de las cosas que entabla relación con el cuerpo. El
cuerpo es lo que es porque forma parte del ser carnal, al mismo tiempo que lo hace la totalidad del
mundo y de las cosas7 No hay sustento aquí para las dicotomías clásicas pero tampoco hay lugar
para el sostenimiento de una relación en términos de frontalidad, de un direccionamiento unilineal
de la conciencia. ¿Hacemos referencia con esto a la intencionalidad? Creemos que esta mención
toca en parte dicha noción, solamente en su carácter de direccionamiento frontal hacia el mundo. Es
aquí en donde nos parece que la reversibilidad juega un rol propositivo ya que nos traslada más bien
a un movimiento que conserva la dirección, pero ahora en términos de lateralidad. Con esto,
reversibilidad, pero apelamos a esta última ya que en ella el círculo no requiere cerrarse para
3
ontológicamente valioso.
La reversibilidad y las emociones
En el Cap. 6 de Emotion, Depth, and Flesh, S. Cataldi avanza, partiendo de la relación entre
intencionalidad y reversibilidad, hacia una transpolación a la fenomenología de las emociones. En
este sentido, consideramos factible la idea de dicha autora, de que la tesis de la reversibilidad puede
aplicarse a las emociones, en cuanto ellas tienen lo que llamaríamos “lados reversibles”, un
interjuego de actividad y pasividad en donde cada experiencia afectiva consta de estas dos caras y
ninguna de ellas cobra sentido separada de la otra: de hecho se “vuelven” tales por la superposición
o el entrecruce de una en otra. 8 Esta circularidad de lo activo y lo pasivo le permite a la mencionada
realidades internas, privadas y propias del dominio de una subjetividad, sino que la reversibilidad en
relación con lo que ella denomina “espacio afectivo” provoca un trastocamiento de los “aquí” y los
“allí” de dicho espacio, en donde no es posible experimentar mi ser carnal en ningún lugar central ni
completa ni absolutamente “allí”, ni tampoco experimentar mi cuerpo vivido como fuente u origen
de lo espacial.9
Ahora bien, cobra interés para nosotros dicha teorización en cuanto nos habilita a hablar de
reversibilidad en el ambito de la fenomenología de las emociones y, por otro lado, nos permite
pensar en la centralidad de su rol para dicha formulación. En este sentido, nos interesa rescatar su
relación con la intencionalidad, principalmente a través de la noción de movimiento y, en particular,
buscando reformular el carácter de frontalidad en pos de una noción de lateralidad. Ello es debido a
que, así como Cataldi utiliza la reversibilidad para justificar la no inmanencia de la experiencia
conservando, a la vez, el movimiento. Para ello colabora con nosotros la mencionada noción de
lateralidad, que aparece en varias partes de VI:
“Todo se resume en esto: hacer una teoría de la percepción y de la comprensión que muestre que
8
Cfr. Cataldi, S. Emotion, depth, and flesh. A study of sensitive space. State University of New York Press. 1993. P.
111.
9
Cfr. Cataldi, S. Op. Cit. P. 117.
4
comprender no es constituir en la inmanencia intelectual, que comprender es aprehender por coexistencia,
lateralmente, en estilo, y, de ese modo, alcanzar de una vez las lejanías de ese estilo, y de ese aparato
cultural.”10
El carácter de lateralidad de las relaciones del cuerpo y el mundo desnaturaliza el paradigma
de la visión y su frontalidad, estandarte de las teorías clásicas de conocimiento, proponiéndonos una
relación cuyos dos lados, al igual que en una Cinta de Moebius, son reversibles. No hay una
queremos, el principio identitario de una Ontología de la Carne. Sumado a esto la idea de lateralidad
incluye siempre una cierta tensión hacia lo indirecto, un carácter no cerrado del cuerpo y el mundo,
una articulación en la diferencia que nos sitúa en un ámbito donde la certeza no es más un objetivo
fenomenológico: en todo caso se sigue insistiendo en la descripción, pero llevada hasta sus últimas
consecuencias, permitiendo develar la incompletitud en todo su apogeo. Creemos que esto no es un
obstáculo para una fenomenología de las emociones, sino más bien su condición de posibilidad
misma.
aprehensión que cuestiona la percepción entendida de modo tradicional. Al respecto, nos interesa
subrayar que dentro de la consideración de la reversibilidad propuesta en este trabajo, hay una
fuerte impronta de la reversibilidad táctil como espacio de significación dotado de mayor amplitud
que el de la reversibilidad visual. En este sentido, coincidimos con F. Dastur quien remarca que:
“El cuerpo se constituye como cuerpo vivido, no a través de la intermediación del sentido de la vista,
sino únicamente a través del sentido del tacto. E inversamente, las cosas visibles pueden referir a una
relación inmediata con el cuerpo vivido sólo si pueden ser tocadas y no en virtud de su visibilidad. Un sujeto
puramente ocular no puede tener un cuerpo fenomenal, porque vería su propio cuerpo sólo como una cosa
material.”11
Lo que creemos necesario aclarar en este punto, es que no se está desestimando la dinámica
de la visión, sino solamente señalando que ésta no es la única manera de hacer una lectura
fenomenológica de las relaciones del cuerpo y que la tactilidad colabora y enriquece las
10
MerleauPonty, M. Op Cit. P. 169.
11
Dastur, F. “World, Flesh, Vision”. En Evans, F & Lawlor, L. Chiasms. MerleauPonty's notion of flesh. State
University of New York Press. 2000. P. 39. La traducción es mía.
5
perspectivas actuales, dándoles a la vez un acercamiento de carácter lateral, por sobre la frontalidad
que nos proporciona la dinámica de la visión12 Es justamente la idea de frontalidad la que persiste
en el paradigma de lo visual, conduciéndonos a un acercamiento hacia “lo extraño” desde “lo
propio”, siendo ambas dos inmanencias y sin considerar la interacción. Pero si la idea de lateralidad
pasividad, quizás nos permita comprender más profundamente la circularidad intrínseca a cualquier
experiencia emocional, Hay en ella una fuerte presencia de incompletitud, una fuerte impronta de
un doble movimiento, de ida y vuelta y quizás esto pueden darnos un alcance descriptivo más fiel a
la relación por la relación misma. Creemos que aquí se encuentra el origen de una fenomenología
de las emociones que las considere en su vasta complejidad. Por ello consideramos la tesis de la
reversibilidad como el espacio más propicio para avanzar en nuestras futuras investigaciones,
porque dicha tesis preserva la riqueza y profundidad de una emoción, deja a la experiencia
conducirse desde su silencio sin violentarla con oposiciones ni sistematizaciones. Y es en esta tesis
de la reversibilidad donde creemos que se encuentra la mayor familiaridad, el más fuerte contacto
con el mundo de la vida.
“En efecto, para MerleauPonty esta reflexiva, fluida relación de reversibilidad (o superposición por
la diferencia) confunde nuestras categorías; frustra nuestras dicotomías habituales. Aún así, al igual que con
el tiempo, vivimos y conocemos esta extraña reversibilidad perfectamente bien en el ejercicio de la vida.” 13
Cuerpo y sentir
En el capítulo “El entrelazo – el quiasmo”, MerleauPonty se mueve con naturalidad en la
Ontología de la Carne a través de la mencionada tesis de la reversibilidad y se agrega aquí una
noción ya esbozada en el resto de la obra, que ahora también cobra protagonismo en relación con
consideración de la reversibilidad en términos merleaupontyanos:
“El cuerpo interpuesto no es cosa, materia intersticial, tejido conjuntivo, sino sensible para sí, lo que
12
Al respecto cabe mencionar una entrevista a R. Barbarás hecha por B. Gallet en donde dicho autor resalta la
necesidad de ir más allá del modelo del ver para, por ejemplo, hacer fenomenología de la música. Cfr.
www.musicafalsa.com.
13
Hass, L. MerleauPonty's philosophy. Indiana University Press. 2008. P. 132. La traducción es mía.
6
significa no esta absurdidad: color que se ve, superficie que se toca, sino a esta paradoja: un conjunto de
colores y superficies habitadas por un tacto, una visión, por lo tanto sensible ejemplar que ofrece a quien lo
habita y siente con qué sentir todo lo que afuera se le parece, de modo que, preso en el tejido de las cosas, lo
atrae todo hacia él, lo incorpora, y, con el mismo movimiento, comunica a las cosas sobre las que se cierra
esa identidad sin superposición, esa diferencia sin contradicción, esa separación de adentro y afuera, que
constituyen su secreto natal.”14
Parecería que el cuerpo como “sensible ejemplar” aquí mencionado incluye ya ambas
dimensión SintienteSensible15 es expresión de su reversibilidad intrínseca, ahora atravesada por la
universalidad de lo sensible. En este orden de ideas, se inserta la lateralidad como movimiento de
cuerpo y de las cosas. Una vez más reconocemos el carácter no frontal de la lateralidad a partir de la
inmersión en la Ontología de la Carne. Ahora bien:
“'Universalidad del sentir' es esa capacidad carnal de sentirse sintiendo (como un yo) y siendo
sentido (como otro). Es una universalidad concreta, por tratarse de algo común participable por los singulares
sin tener que abandonar, para ello, ni su situación ni sus diferencias. Sobre esa universalidad carnal descansa
la generalización del cuerpo vivido (…) Esta universalidad indirecta es posible porque el sentir no es
comprendido como una propiedad de la conciencia aislada, sino como la adherencia carnal del sintiente a lo
sentido y de éste a aquél.”17
términos tradicionales, del sentir como alternativa y sustento de la corporalidad. Claro que
conducirnos fenomenológicamente por este camino no está exento de dificultades y riesgos18. Ello
nos induce, por el momento, a dejar abiertas ciertas preguntas sobre el sentir como objeto de futuras
investigaciones, a saber, si a través del sentir podemos dar cuenta o tener un registro más integrador
que el de la percepción, subsidiario del paradigma de la visión. Para ello la aclaración fundamental
deberá ser qué consideramos cuando hablamos de “sentir” y qué implicancias tiene en el análisis
14
MerleauPonty, M. Op. Cit. P. 123.
15
Figuran con mayúscula en la obra merleaupontyana. Cfr. MerleauPonty, M. Op. Cit. P. 128.
16
Cfr, MerleauPonty, M. Op. Cit. P. 129.
17
López Sáenz, Ma. Carmen. “MerleauPonty: imbricación en el mundo con los otros”. Daimon. Revista de Filosofía.
Nro. 44, 2008. P. 177.
18
Al respecto coincidimos con B. Waldenfels sobre el problema de tener en cuenta cómo somos afectados por algo sin
poder separar este “algo” de su efecto. Cfr. Waldenfels, B. “El sitio corporal de los sentimientos”. Signos
Filosóficos, Vol VIII, Nro 15. 2006. P .140.
7
fenomenológico, una vez aclarado su sentido. También, nos preguntamos entonces qué
reformulación de la intencionalidad tiene lugar en este proceso, así como qué posibilidades hay de
estamos hablando. Por otro lado, deja abierto el camino para, pensando en términos de dehiscencia
como propiedad de apertura natural, plantearnos una fenomenología de las emociones que las
entienda como encarnadas y, por tanto, indisolublemente ligadas al espacio signiticativo de un
investigaciónes.
BIBLIOGRAFIA
Barbaras, R. De l' être du phénomene. Sur l'ontologie de MerleauPonty. Editions Jérome Million.
Grenoble. 2001.
Battán Horenstein, Ariela. Hacia una fenomenología de la corporeidad. Córdoba. Ed. Universitas /
Ed. FFyH (UNC). 2004.
Cataldi, S. Emotion, depth, and flesh. A study of sensitive space. State University of New York
Press. 1993.
Dillon, M. “MerleauPonty and the Reversibility Thesis” en Pietersma, H (1989) MerleauPonty:
Critical Essays, Washington DC.
Press. 2000.
Hass, Lawrence. MerleauPonty's philosophy. Indiana University Press. 2008.
Revista de Filosofía. Nro. 44, 2008.
MerleauPonty, Maurice. Lo visible y lo invisible. Buenos Aires. Ed. Nueva Visión. 2010. Trads.
8
Consigli, E y Capdevielle.
Waldenfels, B. “El sitio corporal de los sentimientos”. Signos Filosóficos, Vol VIII, Nro 15. 2006.