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TRABAJO FINAL
Claudia De Laurentis.
Facultad de Humanidades. Universidad Nacionalidad de Mar der Plata.
delaurentisclaudia@gmail.com
INTRODUCCIÓN
En el marco del estudio de la historia del niño y la familia en las disciplinas Psi
en la Argentina, la institución escolar ha cumplido y cumple un rol fundamental. El
lugar bisagra que implica ser la institución que abre las puertas a la sociedad a la cual el
niño integrará, desprendiéndolo del ámbito familiar hace que la idea de la infancia que
docentes, autoridades escolares y todos aquellos que intervengan en la actividad
educativa sea de fundamental importancia a la hora de definir objetivos y medios en esta
área. Es por ello que las disciplinas Psi y las corrientes que de ellas se desprenden han
sido de fundamental influencia a la hora de definir lineamientos en el sistema educativo
argentino.
Desde este punto de partida nos proponemos analizar un caso que implica una
ruptura con el sistema en el cual se enmarca la educación argentina de principios de
siglo XX. Es preciso para ello definir algunas categorías como herramientas para dicho
análisis y su contextualización histórica. Esta contextualización nos permitirá ubicar la
experiencia de la Escuela Serena llevada a cabo por Olga Cossettini en la ciudad de
Rosario en 1935 (Caldo, P) como una ruptura con la concepción pedagógica imperante,
y con ella del lugar que ocupa el niño en la sociedad.
ESCUELA Y CURRICULUM
La institución escolar surge a fines del siglo XVII e implica que los procesos de
aprendizaje por los que el niño debe atravesar para integrarse a la sociedad se trasladan
del seno familiar al ámbito de esta nueva institución en una suerte de “cuarentena”
(Alzate Piedrahita 2002). Es a partir de allí que la categoría curriculum surge como
especialmente importante para describir el entorno en que los niños desarrollaran esos
procesos y los fines que los mismos persiguen.
En este sentido, (Dussel 2006: 95) distingue dos corrientes: por un lado aquellos
que consideran al curriculum como el texto escrito que organiza la enseñanza y por otro
aquellos que lo consideran el conjunto de prácticas instruccionales o no que configuran
a la escuela. La autora considera que
“Un sistema educativo establece qué debe saberse, qué es importante para una sociedad, qué
formas del habla se consideran legítimas, qué repartición debe hacerse entre saberes, qué
comportamientos públicos son adecuados, entre muchas otras cosas. Lo hace por medio del currículum –
el prescripto y el vivido en las escuelas–, que implica una selección de la cultura que establece ciertas
prioridades y jerarquías, y que señala lo que debe considerarse válido y verdadero y lo que debe excluirse.
En este proceso de selección, ordenamiento y jerarquización, el currículum, y la escuela en general,
establece una autoridad cultural que autoriza, reconoce, valora, ciertas prácticas culturales, a la par que
descalifica otras. Qué conocimientos se van a considerar relevantes, qué metodologías y discursos se
jerarquizan como legítimos, quiénes pueden enseñar y quiénes aprender, son todos elementos centrales de
esta autoridad cultural, que puede ser más o menos inclusiva o más o menos democrática, según cómo se
articule a otras dinámicas sociales.”(Dussel 2006: 96)
Esta autoridad cultural ejerce su influencia aun más allá. De acuerdo a la autora
el curriculum y la práctica pedagógica implica en este sentido una “traducción” de lo
que las investigaciones entienden de los procesos de aprendizaje del individuo en la que
intervienen numerosos sujetos que responden a distintos intereses. El marco histórico
cobra así relevancia a la hora de analizar el sistema educativo argentino y su evolución
como marco de la experiencia que nos proponemos analizar.
“El plan de estudios es el texto que define las divisiones del conocimiento
escolar y plasma la estructura clasificatoria. Los programas organizan el detalle,
especifican la extensión y el alcance de los objetos de enseñanza de cada asignatura, sus
clasificaciones internas, temas y relevancias. Los horarios son los cuadros y
disposiciones que administran la distribución y uso del tiempo semanal y diario La
escolarización surgió como un instrumento clave para promover el orden social, la
moralización de las masas y el regeneramiento de los individuos, promoviendo nuevas
formas de gobierno y disciplina social y personal por medio de ocupaciones y ejercicios
regulares de carácter moral” (Palamidessi 2006: 135)
Estas normas generan una selección de saberes que desplaza y desautoriza
conocimientos y lenguajes locales o comunitarios, a favor de lo nacional, generando un
nuevo sistema de saberes y prácticas en función de una nueva autoridad cultural
(Palamidessi 2006: 133). Es así como el proyecto normalista se concentra en formar
docentes cuya misión es una cruzada contra las fuerzas que impedían el avance de la
civilización que traerían el desarrollo comercial e industrial, y con ellos el progreso.
Esta pedagogía con énfasis en la acción, que estimula al niño a probar, a pensar
y decidir por sí mismo, es considerada por Menin como un antecedente de lo que hoy
constituye la corriente constructivista (Menin 1998) La experiencia de la escuela Serena
será uno de los exponentes más acabados de estas ideas, que tuvieron como adalides a
las hermanas Cossettini.
“…el maestro es el camarada de sus niños, los vemos salir tomados del brazo, en grupo alegre y
cordial, en el que apenas se distingue entre todos al maestro, y los vemos volver con la fresca alegría de
haber vivido al sol en contacto con el mundo penetrante y sabio de la naturaleza, cargadas su manos, sus
bolsillos y sus cestas de flores, semillas, plantas e insectos, pensamos que la verdad de la escuela se
cumple, porque el maestro comprende y ama”. (Cossettini 2001: 194)
Finalmente, fue otro de los objetivos de Olga Cossettini formar a sus alumnos en
la solidaridad y la democracia. Se organizaban “misiones culturales” en las que los
alumnos, previa preparación de temas que ellos consideraban de importancia, visitaban
a los habitantes del barrio de los segmentos más desfavorecidos llevándoles
información, como por ejemplo la manera de prevenir enfermedades con el tratamiento
del agua, la identificación y manera de combatir insectos que eran dañinos, etc.
“En esa sociedad que es la escuela, el niño se mueve, actúa, es una célula viva; ser individual
nutrido del elemento social que es la clase, la comunidad escolar. Al actuar adquiere conocimiento de sí,
de sus fuerzas internas, y forma su personalidad que cada día se manifiesta con perfiles propios,
originales, distinta de las demás; pero al mismo tiempo se acentúa en él la necesidad de vincularse, de
buscar contacto, de formar parte de la sociedad”.(Cossettini 2001: 191)
CONCLUSIÓN
Una escuela sin horarios fijos, sin filas ni bancos, donde los alumnos tengan no
una, sino muchas opciones para explorar y hacerse cargo de su proceso de aprendizaje
suena casi a una utopía. A pesar de la infinidad de teorías y estudios pedagógicos, de las
renovaciones en los planes de las carreras de formación docente la idea de que el niño
que llega a la escuela es una tabula rasa en la que hay que inscribir los fundamentos de
nuestra cultura canónica (en el mejor de los casos), o el emergente de un ambiente que
no lo ha sabido formar y al que hay que regenerar está fuertemente arraigado en
docentes de nuestro país, tanto experimentados como nóveles.
Las reformas en el papel mueren en las puertas de las aulas cuando el docente
cierra la puerta y se queda con el alumnado. Es por ello, que experiencias como la
llevada a cabo por Olga Cossettini y su equipo docente, primero en Rafaela y luego en
Rosario, y su revisión son de un valor fundamental. Los escritos de Olga son de un gran
valor formativo, pero el impacto de escuchar a sus ex alumnos, ya adultos, rememorar el
goce que les producía cada descubrimiento, como fueron construyendo conocimientos a
la vez que se formaban como personas sensibles a las artes, a los miembros de su
comunidad y a su entorno impacta profundamente en quienes formamos docentes ya
que representan lo que aspiramos consigan nuestros alumnos en sus actividades áulicas
cotidianas. Es por eso que coincidimos con Adriana Puiggrós en considerar que
BIBLIOGRAFIA
Menin, Ovide (1998) “El ensayo de la escuela serena realizado por las hermanas
Cossettini en la República Argentina” en Revista de la Facultad de Educación
Vol.24, Nro1. Brasil: Universidad de San Pablo.
Puiggrós, Adriana (2008) Que pasó en la educación argentina. Breve historia desde la
conquista hasta el presente. Buenos Aires: Galerna.