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Cálculo diferencial avanzado

con el concepto formal de función

Parte I: antecedentes y funciones

Mario F. Rosales González

14 de abril de 2012
2

Un poco más avanzado que el caos,


tal vez en el primero o segundo dı́a de la creación,
tengo un mundo de ideas que chocan,
se entrecruzan y, a veces, se organizan. . .

Ernesto “Che” Guevara 1

1 Ernesto Guevara de la Serna (1928-1967), médico y escritor argentino-cubano que trascendió como ideólogo y guerrillero

comunista convencido hasta su asesinato en Bolivia, instigado por el imperialismo yanqui.


3

Con profundo respeto y agradecimiento a mi alma máter la UNAM,


y a mis maestros, en especial: Enrique Rivero Borrell, Alfonso Martı́nez Baca,
Arturo Fregoso Urbina y Thomas A. Brody Spitz.

Por el acatamiento de la libertad de cátedra y la implantación de la cátedra paralela y cátedra libre 2

“Por mi Raza hablará el Espı́ritu”

2 El fundamento y objetivo de estos tres principios es garantizar que en la Universidad estén presentes todas las corrientes

del pensamiento y las tendencias de carácter cientı́fico y social, sin censuras ni prejuicios de ningún tipo:

El principio de libertad de cátedra sostiene que cada cátedra tiene completa libertad para investigar y enseñar, y no
puede ser supervisada académicamente.
La cátedra paralela sostiene la necesidad de que existan múltiples opciones para los estudiantes, quienes a su vez deben
poder elegir entre ellas libremente.
La cátedra libre es el derecho de todo intelectual, cientı́fico, o artista, con idoneidad suficiente, a tener una cátedra
para difundir su conocimiento.
4

A mis padres Mario y Dora. . . siempre presentes.


A Gloria. . . mi verdadera y amada compañera.
A mi hermana Dora Marı́a y mi sobrina Ana Sofı́a. . . incondicionalmente solidarias.
A mis hijas: Mariana, Paola, Gabriela, Fabiana y Natalia.
Y a mis nietos: Martı́n, Julia y Sofı́a.

. . . perseverancia
Prólogo general

El objetivo primordial de este libro es formativo, con él pretendo difundir un proceder 3 en la
matemática 4 , basado en el uso permanente y sistemático del concepto formal de función de la teorı́a de
conjuntos con énfasis en la lógica, que aquı́ ejemplifico desarrollando de manera rigurosa algunos temas
del cálculo diferencial avanzado en espacios de Banach 5 reales. Podrı́a decirse que el contraste entre esta
presentación y la tradicional, plantea una invectiva 6 moderada a la matemática contemporánea y a la
enseñanza de la matemática.
Este proceder constituye una corriente polémica, existente desde hace años y aún carente de una
declaración explı́cita, cuyo objetivo es lograr mayor armonı́a y claridad en el pensamiento matemático 7 .
Aunque sus fundamentos aparecen en textos de teorı́a de conjuntos [12] y [28] y en algunos de cálculo
diferencial e integral [16] y [9], es raro encontrar desarrollos consistentes a ellos en publicaciones de otros
temas de la matemática, y menos aún de la fı́sica. Incluso en los libros donde se establecen los fundamentos,
el planteamiento no es decidido, oscilan con la presentación “moderna” del concepto de función (véase
pág. 56), tal vez por la ausencia de los elementos complementarios que aquı́ enuncio y utilizo, o simplemente
como un acto conciliatorio debido a la inercia existente en la enseñanza de la matemática. . . que en mi
opinión es una claudicación.
Esta visión funcional globaliza los planteamientos y desarrollos, permitiendo aproximarse a su
expresión explı́cita, completa y sin ambigüedades, lo cual es indispensable para lograr la armonı́a y claridad
en el pensamiento que pretendo, pero presenta cierta complejidad y un considerable nivel de abstracción.
Para su asimilación y saboreamiento, además de cierta madurez, también resulta necesaria una actitud
crı́tica ante el conocimiento, que obligue a la búsqueda de armonı́a en los fundamentos, para asi poder
pretender un razonamiento deductivo, crı́tico, creativo, autónomo y confiable.
No intento restarle méritos a la forma “tradicional” de presentar y desarrollar a la matemática.
Lo que aquı́ planteo, emana de la revisión crı́tica y constructiva de un sector de sus grandes aportaciones,
buscando introducir cierto orden y afinidad para mejorar las posibilidades del pensamiento 8 . . . se trata
3 Me apoyo en los resultados de varios seminarios realizados en la Facultad de Ciencias de la UNAM, hace ya muchos años,

en donde se hizo un estudio concienzudo y meticuloso de [20], [27] y [16], con la participación creativa y entusiasta de Alberto
Aldama, Francisco Uribe, Raúl Rueda, Ma. del Cármen Arrillaga y Joaquı́n Delgado, en aquel entonces mis alumnos y ahora
profesores o investigadores de diversas instituciones mexicanas.
4 La matemática es el estudio de patrones en las estructuras de entes abstractos y en las relaciones entre ellas. Los

matemáticos definen e investigan estructuras y conceptos abstractos por razones puramente internas a la matemática, debido a
que tales estructuras pueden proveer, por ejemplo, una generalización elegante, o una útil herramienta para cálculos frecuentes.
Muchos de ellos, estudian sus áreas de preferencia simplemente por razones estéticas, viendo ası́ a la matemática como
una forma del arte en vez de una ciencia práctica o aplicada. Sin embargo, las estructuras que los matemáticos investigan
frecuentemente tienen su origen en las ciencias naturales, y muchas veces encuentran sus aplicaciones en ellas.
5 Stefan Banach (1892-1945), matemático autodidáctico polaco, uno de los creadores del análisis funcional con contribu-

ciones importantes a la teorı́a de la medida y la teorı́a de conjuntos.


6 Un escrito violento o con tono polémico, incluso a veces injurioso.
7 En cierto sentido compatible a la inconclusa presentación estructural de la matemática de los Bourbaki [3], y estrechamente

vinculada con la escuela formalista de la matemática (sin que esto signifique que se piense que la matemática es un sistema
formal).
8 Sin ignorar el trabajo del matemático austriaco Kurt Gödel (1906-1978), en donde se asegura demuestra que la coherencia

y la completitud no podı́an darse simultáneamente en la matemática (o al menos en los números enteros), y de ahı́ que
la matemática no sea un sistema formal. También se dice que el matemático estadounidense Alonzo Church (1903-1995)

5
6

de un proceder ajeno a todo pragmatismo, donde la estética es un ingrediente importante, como debı́a
serlo en todo el quehacer cientı́fico a pesar de su intrı́nseca subjetividad, lamentablemente en la actualidad
predomina el pragmatismo y el conformismo.
Aún cuando un libro dificilmente es autocontenido, las caracterı́sticas de este libro han obligado
a intentarlo, para ello se incorporan los capı́tulos 0 y I que contienen los fundamentos. La presentación y
“notación” en el libro es original 9 , su complejidad es creciente y requiere familiarización, por ello se reco-
mienda la lectura completa de ambos capı́tulos con mucha perseverancia. Ahı́ se tratan los antecedentes,
el sustento de la corriente matemática que pretendo difundir, permitiendo desarrollar al cálculo avanzado
de una manera coherente y novedosa, por lo que su lectura y asimilación es indispensable, muy formativa
y sobre todo, con trascendencia en toda la matemática. Podrı́a decirse que se trata del cálculo formal
o funcional, utilizando este término para enfatizar sus caracterı́sticas y sugiriendo el que constituye un
preámbulo del análisis funcional [30] y [22].
He recurrido a la presentación de observaciones o reflexiones en forma diferenciada del texto,
usando los sı́mbolos H y N al inicio y al final de los párrafos que las contienen, para indicar que son
optativos por ser avanzados e informativos. Ası́ mismo, se adopta el sı́mbolo utilizado por los Bourbaki,
una z (sector sinuoso) al margen del texto, para indicar un tema delicado que amerita mayor 10 y reflexión
ô discusión (ad inquerendum 11 ). También se distinguen a los teoremas cuyo contenido o demostración se
supone novedosa, llamándolos proposiciones, lo cual ya es una tradición en la matemática. Las definiciones
estan incorporadas al texto y ocasionalmente en las notas de pie de página, solo se distinguen con el uso de
negritas, las cuales, al igual que el significado de los sı́mbolos utilizados, pueden localizarse facilmente en
el ı́ndice al final del libro. Aunque en el libro no hay secciones de ejercicios, estos se encuentran dispersos
intentando reforzar el material presentado e invitando al lector a la reflexión sobre su contenido. Por último,
para facilitar la consulta de referencias internas, he incorporado en ellas la página donde se ubican.

M.F. Rosales
Facultad de Ciencias, UNAM

Al inicio, junto al océano Pacifico en la Universidad Autónoma de Baja California,


Ensenada, Baja California, México.

Muchos años después, en los Andes junto al cafetal de mi finca,


Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia.

Y finalmente, en el bosque templado cercano a Cuernavaca,


Huitzilac, Morelos, México.

. . . pero siempre con un buen caffè espresso.


demuestra la indecibililidad de la matemática, por lo que carece de otra propiedad de los sistemas formales. Afortunadamente
esto no resta validez a un planteamiento axiomático, pues lo no demostrable no elimina a lo demostrable, y precisamente con
lo demostrable se establecen las teorı́as.
9 La innovación proviene de la necesidad, no es una necedad como opinan algunos detractores; se debe a que se requieren

sı́mbolos nuevos para representar a entes diferentes, aún cuando estén relacionados con los tradicionales. Cabe mencionar
que la complejidad de los sı́mbolos está directamente vinculada a la de los entes, es claro que usualmente se necesitan más
palabras para expresar una idea más dicente o acabada.
10 Véase nota a pie de página (pág. 10).
11 Traducción del latı́n: para investigar.
Contenido (Parte I)

Prólogo general 5

0. Antecedentes 9
0.1. Lógica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
0.1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
0.1.2. Lógica simbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
0.1.3. Inferencia y demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
0.1.4. Cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
0.2. Teorı́a de conjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
0.2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
0.2.2. Axiomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
0.2.3. Consecuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
0.3. Números reales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
0.3.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
0.3.2. Axiomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
0.3.3. Consecuencias algebraicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
0.3.4. Números naturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

1. Funciones 54
1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
1.1.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
1.1.2. Invocación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
1.1.3. Imagen directa e inversa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
1.2. Conjugación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
1.2.1. Conjugaciones básicas de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
1.2.2. Función inversa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
1.2.3. Funciones contextuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68

7
8

1.2.4. Dualidad de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71


1.3. Producto cartesiano generalizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
1.3.1. Familias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
1.3.2. Producto cartesiano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
1.3.3. Funciones proyectivas e inyecciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
1.4. Funciones por inducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
1.4.1. Teorema de recurrencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
1.4.2. Potenciación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Bibliografı́a general 85

Indice (Parte I) 87
Capı́tulo 0

Antecedentes

Debemos admitir algunos axiomas;


si son algunos más de los necesarios el daño es leve.
Lo esencial es aprender a razonar con los axiomas admitidos.
La audiencia en un teatro acepta con gusto a todos los postulados impuestos al inicio,
pero una vez que se abre el telón, lo que sigue es regido inexorablemente por la lógica.
Pues bien, esto es lo que sucede en la matemática.

Henri Poincaré 1

0.1. Lógica

La lógica es una rama de la filosofı́a 2 que puede definirse como el estudio sistemático de los métodos
de razonamiento, en la que existen diversos planteamientos que dan lugar a lógica clásica 3 y a las lógicas
no clásicas. En esta sección se presenta una breve introducción a la versión moderna de la lógica clásica,
llamada lógica formal o simbólica 4 [13], escencial para la comprensión de la matemática e ingrediente
fundamental de la formación cientı́fica.

La ciencia no consigue adelantos sin que la filosofı́a lo autorice y fomente. 5

0.1.1. Introducción

En las discusiones lógicas, los ámbitos del razonamiento, los ingredientes más sencillos son los
enunciados lógicos simples o atómicos, que están constituidos por entes 6 (descritos con oraciones 7
en lengua natural o simbólica) a los que, en una discusión lógica, se les ha asignado un atributo llamado
1 Jules Henri Poincaré (1854-1912), matemático, fı́sico teórico y filósofo de la ciencia francés, considerado como el último

matemático “universalista” por ser capaz de entender y contribuir en todos sus ámbitos.
2 La filosofı́a no es conocimiento de las cosas, sino reflexión sobre ellas. . .
3 Formulada por primera vez por Aristóteles (aprox. 384 a.C. - 322 a.C.), filósofo griego considerado como el autor enci-

clopédico más portentoso que haya dado la humanidad.


4 Originada por George Boole (1815 - 1864), matemático y filósofo inglés también creador del álgebra booleana.
5 Thomas Mann (1875 - 1955) escritor alemán, considerado como uno de los escritores europeos más importantes de su

generación, y recordado por su profundo análisis crı́tico social.


6 Entiéndase como “ente de razón”: lo que existe con especificidad en el pensamiento o entendimiento.
7 Pragmáticamente, una oración es una secuencia de sı́mbolos o sonidos que exterioriza un pensamiento o idea con complitud

descriptiva (una idea completa con independencia del contexto).

9
10 Cálculo diferencial avanzado

estado lógico; por ello un enunciado lógico tiene un caracter declarativo en una discusión lógica, el ámbito
del razonamiento.
En principio en una discusión lógica, existe libre albedrı́o en la invocación de enunciados lógicos, y
al hacerlo se declara su presencia en la discusión condicionando los razonamientos que sigan, sin que esto
lleve a su presencia en toda discusión. . . no se concibe una discusión universal, por lo que para un ente
no hay un estado lógico absoluto, suponiendo que hay más de un estado (tal y como sucede en la lógica
clásica).
En la lógica clásica los estados lógicos asociables a entes se rigen por el siguiente principio funda-
mental 8, 9 :
De tercero excluido.- Todo estado lógico es verdad o falso, y entre estos dos estados no se admite un
estado intermedio (o tercero).
Para representar a los estados lógicos se incorporan a los sı́mbolos 10 g y f, asignado el primero al
estado verdad y el segundo al estado falso. En las discusiones se adoptan sı́mbolos sencillos para representar
a entes, adjudicándoles sus correspondientes pensamientos o ideas, con la finalidad de simplicar la escritura
o conversación. Ası́ entonces, si a un ente invocado en una discusión se le representa con A, en la lógica
clásica es viable asignarle los estados g o f, conformándose dos enunciados lógicos factibles, que se conviene
en notarlos con Ag y Af, y a su conjunción 11 {Ag, Af} se le llama proposición lógica, adoptando un
término que manifesta su naturaleza condicional.
Para sistematizar este proceder, aquı́ se introduce al sı́mbolo ≡ (léase idéntico), pues al considerar
en una discusión a un sı́mbolo A (una grafı́a) y un ente especı́fico “la nieve es blanca” se puede hacer
A ≡ “la nieve es blanca” , declarándose con ello el que A lo representa. De igual modo, resulta conveniente
distinguir al sı́mbolo de su proposición lógica asociada haciendo hAi ≡ {Ag, Af}, permitiendo el uso de
los paréntesis como delimitadores en casos más complejos.
Es frecuente el uso del sı́mbolo = (léase igual) con el propósito asignado a ≡, planteando confu-
siones innecesarias y hace indispensable aclarar su significado. En una discusión, para dos sı́mbolos A y B
se introduce al sı́mbolo = como un conector entre ellos, la igualdad simbólica, conformando al sı́mbolo
A = B que da lugar a la proposición lógica hA = Bi ≡ (A = B)g, (A = B) f , y se conviene en incor-
porar en la discusión al enunciado (A = B)g cuando los sı́mbolos A y B representan al mismo ente 12 .
En tal caso, se dice que los sı́mbolos A y B son iguales, expresando con el enunciado el comportamiento
intuitivo de igualdad para esos sı́mbolos.
El significado de “verdad” es un tema profundo de la filosofı́a con muchos planteamientos, se trata
de algo complejo y realmente interesante, pero fuera de los ojetivos del libro por no trascender en la lógica
formal. Pues en ella, no se considera la conformidad del pensamiento o idea que expresa un sı́mbolo con
la “realidad”(aún cuando es fundamental en la lógica clásica, que se evidencı́a con los silogı́smos y las
falacias), por ello para la proposición asociada al sı́mbolo que represente “la nieve es blanca” es igualmente
válido invocar a cualquiera de sus enunciados, en este sentido dicha afinidad es intrascendente. Y viene
bien el siguiente pensamiento, aun cuando implı́citamente acepta la idea de verdad y falsedad absoluta:

He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad,


habı́a admitido como verdaderas muchas opiniones falsas,
y que lo edificado después sobre cimientos tan poco sólidos
tenı́a que ser por fuerza muy dudoso e incierto. 13
8 En el lenguaje común la conjunción presencial o es disyuntiva (excluyente), pero en la lógica (y por ello también en la

matemática) se le incorpora la opción de conjunción presencial dual, por lo que conviene distiguir este comportamiento
notándolo con ô aun cuando tradicionalmente no se hace (utilizan y/o).
9 Conviene mencionar que en las lógicas no clásicas se adoptan otras posiciones, tal como en la lógica intuicionista y en la

lógica difusa, que rechazan al principio de tercero excluido.


10 La adopción del sı́mbolo g proviene de la palabra latina verum.
11 Estrictamente, con la teorı́a de conjuntos se trata de un conjunto explı́cito resultado de su apareamiento (véase pág. 25).
12 Obsérvese que no se plantea “entes iguales”, pues la igualdad exige su significado y la multiplicidad.
13 En Meditaciones metafı́sicas de René Descartes (1596-1650), filósofo, matemático y cientı́fico francés, considerado como
M.F. Rosales 11

En las discusiones surge la necesidad de invocar a varios enunciados a la vez, por ejemplo con las
proposiciones hAi y hBi se podrı́a tener la presencia de Ag y Bf entre otras, que se conocen como
enuciados lógicos compuestos o moleculares. De igual manera, en principio se podrı́a dar Ag y Af,
sin embargo dicha presencia está condicionada por el siguiente principio de la lógica clásica (expresado en
términos de la lógica formal).
Principio de no contradicción.- En una discusión para cualquier proposición hAi, la presencia de Ag
y Af es inadmisible (su presencia establece una contradicción clásica).
Como resultado inmediato, la presencia de (A = B)g y (A = B)f es inadmisible en toda discusión,
luego si en una discusión se tiene (A = B)g, entonces se rechaza (A = B)f. En particular, cuando en
una discusión se tiene un sı́mbolo A, de inmediato se incorpora al enunciado (A = A)g, por lo que queda
excluido (A = A)f; esto se expresa en el siguiente principio.
Principio de identidad.- En una discusión para cualquier sı́mbolo A, se incorpora la presencia de
(A = A)g.

0.1.2. Lógica simbólica

La lógica simbólica (cálculo simbólico) plantea un método de razonamiento para sı́mbolos, sin
requerir el que representen algún ente, por lo que aquı́ se les llama sı́mbolos abiertos, y en esta sección
se sistematiza su uso para futuras discusiones en las que los sı́mbolos representen un ente.
En analogı́a con el planteamiento anterior, a los sı́mbolos abiertos también se les asocia los sı́mbolos
g y f manteniendo los términos de verdad y falso para ellos, conformando sus correspondientes enuncia-
dos lógicos abiertos, pero sin que esto involucre al contexto de los estados lógicos comentado previamente
por tratar con sı́mbolos abiertos, aún cuando es afı́n. A la conjunción de los sı́mbolos compuestos resultantes
de la asociación de un sı́mbolo abierto con el sı́mbolo g y f se le llama proposición lógica abierta,
expresando con ello la naturaleza “variable”de un sı́mbolo abierto.
En las proposiciones lógicas abiertas se preserva la escencia del principio de no contradicción, pues
en una discusión, para un sı́mbolo abierto A se rechaza la presencia de Ag y Af, y también se incorpora
(A = A)g, manteniendose el “paralelismo” con los enunciados lógicos. Tradicionalmente con dos sı́mbolos
abiertos A y B se plantean los sı́mbolos A ↔ B, A → B, A ∨ B, A ∧ B y A ∨0 B, con los cuales se
consideran las proposiciones lógicas abiertas hA ↔ Bi, hA → Bi, hA ∨ Bi, hA ∧ Bi y hA ∨0 Bi, haciendo
( 
(A ↔ B)g ≡ (A g y Bg) o (A f y Bf)
Coimplicación 
y (A ↔ B)f ≡ (A g y Bf) o (A f y Bg)

en donde el enunciado (A ↔ B)g estipula la presencia de 14 (A g y Bg) o (A f y Bf), y el enunciado


(A ↔ B)f la presencia de (A g y Bf) o (A f y Bg), siendo los enunciados (A ↔ B)g y (A ↔ B)f
excluyentes para tener afinidad con el principio de no contradicción. De igual manera
( 
(A → B)g ≡ (A g y Bg) o (A f y Bf) o (A f y Bg)
Implicación
y (A → B)f ≡ (A g y Bf)

( 
Conjunción (A ∨ B)g ≡ (A g y Bg) o (A g y Bf) o (A f y Bg)
dual y (A ∨ B)f ≡ (A f y Bf)
(
Conjunción (A ∧ B)g ≡ (A g y Bg)

copulativa y (A ∧ B)f ≡ (A g y Bf) o (A f y Bg) o (A f y Bf)
el padre de la filosofı́a moderna.
14 Obsérvese que se usan las conjunciones presenciales copulativa y disyuntiva con agrupaciones delimitadas con paréntesis.
12 Cálculo diferencial avanzado

( 
Conjunción (A ∨0 B)g ≡ (A g y Bf) o (A f y Bg)

disyuntiva y (A ∨0 B)f ≡ (A g y Bg) o (A f y Bf)

las cuales usualmente se enuncian en forma tabular 15 como sigue



hA ↔ Bi hA → Bi hA ∨ Bi hA ∧ Bi hA ∨0 Bi

Ag y Bg g g g g f

Ag y Bf f f g f g (1)

Af y Bg f g g f g

Af y Bf g g f f f

H La presentación del concepto de proposición lógica abierta es insatisfactoria, pues requiere del
concepto de relación y sus antecedentes para subsanar las dificultades, y esto a la vez involucra
muchos elementos de la lógica, impidiendo un desarrollo coherente. . . lamentable pero cierto.
Para precisar las ideas se utiliza libremente la teorı́a de conjuntos (véase § 0.2 pág. 23) y basta
considerar al caso de dos sı́mbolos abiertos A y B, además de los sı́mbolos g y f, que dan lugar
a los enunciados (g,
 A), (g, B), (f,A), (f, B) como pares ordenados, y a la vez a los enunci-

ados compuestos (g, A), (g, B) , (g, A), (f, B) , (f, A), (g, B) , (f, A), (f, B) . Con
ellos es viable identificar a diversas proposiciones, por ejemplo
n    
hA ↔ Bi ≡ g, (g, A), (g, B) , g, (f, A), (f, B) ,
   o
f, (g, A), (f, B) , f, (g, A), (g, B)


que es una relación en {g, f} × P {g, f} × {A, B} , pudiéndose decir
 
(A ↔ B)g ≡ (g, A), (g, B) o (f, A), (f, B)
 
y (A ↔ B)f ≡ (f, A), (g, B) o (g, A), (f, B)

en concordancia con lo antes expuesto para la coimplicación,


pues de (A ↔ B)g
 de la presencia
en una discusión, se sigue la presencia de (g, A), (g, B) o (f, A), (f, B) , que puede ser
expresado en términos simples (los adoptados previamente) con la presencia de (A g y Bg) o
(A f y Bf). N

Dado que la conjugación de dos sı́mbolos es un sı́mbolo, se puede conjugar nuevamente con otro
sı́mbolo, y el proceso puede continuar con las agrupaciones pertinentes para un finito de conjugaciones.
Por ejemplo, con los sı́mbolos P, Q, y R se puede identificar al sı́mbolo P ∨0 (Q ∨0 R) y de (1; 12) se
tiene

0 0 0
hQ ∨ Ri P ∨ (Q ∨ R)
P g y Q g y Rg f g
P g y Q f y Rg g f
P f y Q g y Rg f f
P f y Q f y Rg g g (2)
P g y Q g y Rf g f
P g y Q f y Rf f g
P f y Q g y Rf g g
P f y Q f y Rf f f

15 A estas graficaciones se les conoce como tablas de verdad.


M.F. Rosales 13


Análogamente para X ≡ (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ (Q ∨ R) y de (1; 12) se sigue



hP → Qi hQ → Ri (P → Q) ∧ (Q → R) hQ ∨ R hXi
P g y Q g y Rg g g g g g
P g y Q f y Rg f g f g f
P f y Q g y Rg g g g g g
P f y Q f y Rg g g g g g
P g y Q g y Rf g f f g f
P g y Q f y Rf f g f f f
P f y Q g y Rf g f f g f
P f y Q f y Rf g g g f f

También resulta necesario considerar la negación de un sı́mbolo abierto, para ello se utiliza al
sı́mbolo ¬ como
 prefijo del sı́mbolo
abierto. Al considerar ¬R para un sı́mbolo abierto R, se define a su
proposición (¬R)g, (¬R) f haciendo

(¬R)f ≡ R g y (¬R)g ≡ Rf (3)

luego para la conjugación de dos sı́mbolos abiertos P y Q se tiene








¬(P ↔ Q) ¬(P → Q) ¬(P ∨ Q) ¬(P ∧ Q) ¬(P ∨0 Q)

P g y Qg f f f f g
P g y Qf g g f g f (4)
P f y Qg g f f g f
P f y Qf f f g g g


por lo cual se podrı́a reemplazar a hP ∨0 Qi con ¬(P ↔ Q) y viceversa.

H Con la teorı́a de conjuntos para un sı́mbolo abierto A se hace


n    o 
h¬Ai ≡ g, (f, A) , f, (g, A) ⊆ {g, f} × P {g, f} × {A}
 
y también (¬A)g ≡ (f, A) y (¬A)f ≡ (g, A) , obteniéndose (¬A)g = Af y (¬A)f = Ag,
un planteamiento más apropiado que el dado en ((3); 13). N

La negación de sı́mbolos provee un comportamiento interesante para la igualdad de sı́mbolos, pues


al seguir la tradición se hace A 6= B ≡ ¬(A = B), por lo cual (A = B)f = (A 6= B)g de ((3); 13), y
cuando en una discusión se tiene (A 6= B)g se dice que A y B son sı́mbolos diferentes. Pero como para
hA = Bi se tiene (A = B)g o (A = B)f, se sigue (A = B)g o (A 6= B)g, luego dado que en la discusión
se incorpora (A = A)g, se sigue el repudio de (A 6= A)g. . . un pensamiento básico inculcado desde la
niñez.
Cuando la estructura de un sı́mbolo abierto lleva a que en su proposición sólo es admisible el
enunciado con g, se dice que dicha proposición es una tautologı́a 16 ; un caso simple es hA ↔ Ai. De igual
manera, cuando sólo admite al enunciado con f se le llama contradicción, tal como hA ∨0 Ai; otros
ejemplos ligeramente más complejos son los siguientes:

Con A ∧ ¬A se tiene

hA ∧ ¬Ai
Ag y (¬A)g g

Ag y (¬A)f f

Af y (¬A)g f

Af y (¬A)f f
16 En lengua natural se dice que una tautologı́a es la repetición de un mismo pensamiento expresado de distintas maneras.
14 Cálculo diferencial avanzado

debido a ((1); 12), luego de ((3); 13) se reduce a



hA ∧ ¬Ai

Ag f
Af f

luego
hA ∧ ¬Ai contradición. (5)

Para A ∨ ¬A de ((1); 12) se sigue




hA ∨ ¬Ai
Ag y (¬A)g g

Ag y (¬A)f g

Af y (¬A)g g

Af y (¬A)f f

y de ((3); 13) se reduce a


hA ∨ ¬Ai

Ag g
Af g
por lo cual
hA ∨ ¬Ai tautologı́a. (6)

Al considerar A ∨ (B ∨ ¬B) de ((1); 12) y ((6); 14) se tiene





A ∨ (B ∨ ¬B)
A g y (B ∨ ¬B)g g
A f y (B ∨ ¬B)g g

entonces

A ∨ (B ∨ ¬ B) tautologı́a. (7)

Ası́ pues, una proposición tautológica o contradictoria es una proposición lógica abierta con un
atributo cuya connotación es afirmativa, lo cual no lleva a la asociación de g o f, pues al hacerlo darı́a
lugar a un enunciado. Para enfatizar esto, cuando para dos sı́mbolos abiertos A y B se tiene que hA ↔ Bi
es una tautologı́a, se dice que A y B son sı́mbolos equivalentes y se nota con hA ⇔ Bi. Ası́ mismo,
cuando para dos sı́mbolos abiertos C y D se tiene que hC → Di es una tautologı́a, se acostumbra notarlo
con hC ⇒ Di, lo cual se ejemplifica a continuación:

Con A ↔ A se tiene
hA ⇔ Ai (Reflexividad). (8)

Para para A ↔ ¬(¬A) se sigue





 A ↔ ¬(¬A)
Ag y ¬(¬A)g g

Ag y ¬(¬A)f f

Af y ¬(¬A)g f

Af y ¬(¬A) f g

debido a ((1); 12), en donde de ((3); 13) se sigue


 
(¬A)g = ¬(¬A) f y (¬A)f = ¬(¬A) g y (¬A)g = A f y (¬A)f = Ag
M.F. Rosales 15

 
entonces 17 Ag = ¬(¬A) g y Af = ¬(¬A) f, luego


A ↔ ¬(¬A)

Ag g
Af g

obteniéndose

A ⇔ ¬(¬A) (Doble negación). (9)

Al considerar a (A ∧ ¬A) → B de ((1); 12) se tiene





(A ∧ ¬A) → B
(A ∧ ¬A) g y Bg g
(A ∧ ¬A) g y Bf f
(A ∧ ¬A) f y Bg g
(A ∧ ¬A) f y Bf g

y de ((5); 14) se reduce a





(A ∧ ¬A) → B
(A ∧ ¬A) f y Bg g
(A ∧ ¬A) f y Bf g

por lo cual

(A ∧ ¬A) ⇒ B (Explosión). (10)

Para (A ∧ B) → A de ((1); 12) se sigue




hA ∧ Bi (A ∧ B) → A

Ag y Bg g g

Ag y Bf f g

Af y Bg f g

Af y Bf f g

entonces

(A ∧ B) ⇒ A (Simplificación). (11)

Con A ∨ (B ∨ ¬B) → A se tiene


A ∨ (B ∨ ¬B) → A

Ag y A ∨ (B ∨ ¬B)g g

Ag y A ∨ (B ∨ ¬B)f f

Af y A ∨ (B ∨ ¬B)g g

Af y A ∨ (B ∨ ¬B) f g

de ((1); 12), y con ((7); 14) se reduce a



(A ∨ (B ∨ ¬B)) → Ai
A g y (A ∨ (B ∨ ¬B))g g
A f y (A ∨ (B ∨ ¬B))g g

luego

A ∨ (B ∨ ¬B) ⇒ A . (12)
17 Sin que esto justifique A = ¬(¬A), una idea muy arraigada (incluso en los matemáticos) que debe corregirse.
16 Cálculo diferencial avanzado

De (¬A → B) ↔ (A ∨ B) y ((1); 12) se sigue





h¬A → Bi hA ∨ Bi (¬A → B) ↔ (A ∨ B)
A g y (¬A) g y Bg g g g
A g y (¬A) f y Bg g g g
A f y (¬A) g y Bg g g g
A f y (¬A) f y Bg g g g
A g y (¬A) g y Bf f g f
A g y (¬A) f y Bf g g g
A f y (¬A) g y Bf f f g
A f y (¬A) f y Bf g f f
que con ((3); 13) se reduce a


h¬A → Bi hA ∨ Bi (¬A → B) ↔ (A ∨ B)

A g y Bg g g g
A f y Bg g g g
A g y Bf g g g
A f y Bf f f g


entonces (¬A → B) ↔ (A ∨ B) es una tautologı́a, por lo cual


(¬A → B) ⇔ (A ∨ B) (Equivalencia material). (13)

De manera similar a los ejemplos anteriores se pueden verificar los siguientes comportamientos,
que se dejan al lector como ejercicio:


(A → B) ∧ A ⇒ B (14)


(A → B) ∧ ¬B ⇒ ¬A (15)

 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) ⇒ (B ∨ D) (16)

 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (¬B ∨ ¬D) ⇒ (¬A ∨ ¬C) (17)


(A → B) ∧ (B → C) ⇒ (A → C) (18)


(A ∨ B) ∧ ¬A ⇒ B (19)


A ⇒ (A ∨ B) (20)


(A ∨ B) ∧ (A ∧ B) ⇔ (A ∧ B) (21)



(A ∧ B) ⇔ (B ∧ A) y (A ∨ B) ⇔ (B ∨ A) (Conmutativas) (22)

  )
(A ∧ B) ∧ C ⇔ A ∧ (B ∧ C)

  (Asociativas) (23)
y (A ∨ B) ∨ C ⇔ A ∨ (B ∨ C)

  )
A ∨ (B ∧ C) ⇔ (A ∨ B) ∧ (A ∨ C)

  (Distributivas) (24)
y A ∧ (B ∨ C) ⇔ (A ∧ B) ∨ (A ∧ C)


(A → B) ⇔ (¬B → ¬A) (Contrapositiva) (25)



¬(A ∧ B) ⇔ (¬A ∨ ¬B) y ¬(A ∨ B) ⇔ (¬A ∧ ¬B) (Morgan) (26)

 )
(A ↔ B) ⇔ (A → B) ∧ (B → A)

 (Equivalencias materiales) (27)
y (A ↔ B) ⇔ (A ∧ B) ∨ (¬A ∧ ¬B)

 
(A ∧ B) → C ⇔ A → (B → C) (Exportación). (28)

No está de más mencionar que las tautologı́as se deben al cómo están constituidas las proposiciones parti-
cipantes, las cuales al ser abiertas son independientes a lo que puedan representar los sı́mbolos considerados.
Ası́ mismo, se sostienen en toda discusión en donde se acepten las definiciones y reglas adoptadas para los
sı́mbolos abiertos, lo cual difiere del planteamiento que a continuación se da para la inferencia.
M.F. Rosales 17

0.1.3. Inferencia y demostración

En la lógica lo fundamental son los razonamientos, ellos involucran a procesos mentales abstractos
ordenados cronológicamente en los que participan proposiciones lógicas ô enunciados lógicos, que pueden
llevar a conclusiones a partir de ciertos antecedentes, planteándose relaciones causales. Al considerar en una
discusión a ciertos antecedentes, conocidos como hipótesis, para una conclusión llamada tesis, ambos con
una connotación tentativa (no necesariamente presentes 18 en la discusión), pueden ser o no suficientes di-
chos antecedentes para verificar 19 la conclusión propuesta. Cuando se tiene la suficiencia, siendo la hipótesis
y la tesis enunciados lógicos, se dice que dicha relación causal constituye una regla de inferencia 20 . Pero
aún cuando se obtenga la suficiencia, la hipótesis es tentativa hasta que no se declare o se establezca su
presencia en la discusión, lo cual llevarı́a a la presencia de la tesis.
Para notar una regla de inferencia se conviene en utilizar al sı́mbolo ` llamado inferencia como
un conector entre la hipótesis y la tesis; por ejemplo, si para los sı́mbolos abiertos A y B en una discusión
se tiene que con la hipótesis Ag y la tesis Bg se establece una regla de inferencia, se hace Ag ` Bg y
se interpreta como una afirmación; lo cual no asocia el estado g a la regla de inferencia, dado que no es
una proposición lógica. Podrı́a presentarse el que también se diese Bg ` Ag, en cuyo caso se utiliza al
sı́mbolo a ` llamándolo coinferencia, expresando a ambas reglas de inferencia con Ag a ` Bg.
De los comportamientos previos se obtienen ejemplos sencillos, pero importantes, de reglas de
inferencia:
  
Para la hipótesis (A → B) ∧ A g y la tesis Bg, se tiene (A → B) ∧ A → B g debido a ((14);
16), luego de ((1); 12) y la hipótesis se sigue Bg, obteniéndose la regla de inferencia 21

(A → B) ∧ A g ` B g (Regla Modus ponens). (29)
 
Similarmente,
 para la hipótesis (A → B) ∧ ¬B g y la tesis (¬A)g, se sigue (A → B) ∧ ¬B →
¬A g debido a ((15); 16), entonces de ((1); 12) y la hipótesis se tiene (¬A)g, con lo cual se establece
la regla de inferencia 22

(A → B) ∧ ¬B g ` (¬A) g (Regla Modus tollens). (30)
 
Para la hipótesis (A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) g y la tesis (B ∨ D)g, de ((16); 16) se tiene
  
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) → (B ∨ D) g, luego de ((1); 12) y la hipótesis se sigue
(B ∨ D)g, obténiendose la regla de inferencia
 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) g ` (B ∨ D) g (Dilema constructivo). (31)

Para la hipótesis (A ∧ B)g y la tesis Ag, de ((11); 15) se tiene (A ∧ B) → A g, y de la hipótesis
y ((1); 12) se sigue Ag, con lo que se concluye la regla de inferencia

(A ∧ B)g ` A g (Regla de simplificación). (32)

Como ejercicio se deja al lector la verificación de las siguientes reglas de inferencia:


 
(A → B) ∧ (D → C) ∧ (¬B ∨ ¬C) g ` (¬A ∨ ¬D) g (Dilema destructivo) (33)

(A → B) ∧ (B → D) g ` (A → D) g (Silogismo hipotético) (34)
18 Por ello es frecuente que la hipótesis se fraccione utilizando un preámbulo, el cual se interpreta como presente en la

discusión y se enfatiza empleando “sea” en su inicio.


19 Esto establece una diferencia fundamental con los axiomas de una teorı́a matemática expresados con reglas de inferencia,

pues en ellos no hay verificación, sin embargo se acepta la relación causal.


20 También se usa el término argumentación válida.
21 Del latı́n modus ponens significa “modo que afirmando afirma”.
22 Del latı́n modus tollens significa “modo que negando niega”.
18 Cálculo diferencial avanzado


(A ∨ B) ∧ (¬A) g ` B g (Silogismo disyuntivo) (35)
Ag ` (A ∨ B) g (Regla de adición) (36)
23
(A g y Bg) a ` (A ∧ B) g (Regla de conjunción) (37)

Las verificaciones dadas de reglas de inferencia consideradas, constituyen casos muy elementales de
demostraciones directas, en donde los razonamientos empleados se basan en la declaración de las hipótesis
y la identificación de tautologı́as apropiadas. En general la demostración directa de una regla de in-
ferencia es más compleja, pues además del estado declarado en los enunciados de las hipótesis, requiere
de la identificación secuencial de otras reglas de inferencia afines y previamente establecidas, cuyas tesis
complementan la hipótesis original al incorporarlas en una discusión.
La concepción de la regla de inferencia a demostrar y la identificación de las reglas de inferencia
para su demostración, constituye el desafio de los matemáticos, no hay reglas para ello y frecuentemente
se origina por el deseo de complementar una estructura matemática o por una necesidad especı́fica. Esta
complejidad se incrementa con la pretención, siempre presente, de incorporar en la hipótesis lo “mı́nimo”
necesario para lograr la demostración de la tesis, exigiendo la depuración del razonamiento. . . el quehacer
del matemático.
A continuación se presentan otras demostraciones directas de reglas de inferencia, en donde se
identifican reglas de inferencia y tautologı́as previamente obtenidas:
 
1. Para la hipótesis (A ∧ B) → ¬C ∧ (A ∧ B) g y la tesis Cf, se tiene (¬C)g  debido a la hipótesis
y ((29); 17), luego Cf de ((3); 13), de lo cual se concluye (A ∧ B) → ¬C ∧ (A ∧ B) g ` Cf.
  
2. Con la hipótesis (Q ∨ R) → P ∧ ¬ P g y la tesis (¬Q ∧ ¬R)g, se sigue ¬(Q
 ∨ R) g debido a
((30); 17), luego ¬Q ∧ ¬R) g de (26; 16), obteniéndose (Q ∨ R) → P ∧ ¬P g ` (¬Q ∧ ¬R)g.
 
3. Para la hipótesis (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ ¬R g y la tesis (Q ∧ P )g, se tiene (P → Q) ∧ (Q →

R) g y (¬R)g debido a ((32); 17), luego (¬Q ∨ ¬R)g de ((36); 18), por lo cual (P → Q) ∧ (Q →
 
R) ∧ (¬Q ∨ ¬R) g de ((37); 18), entonces (¬Q ∨ ¬P )ig de ((33); 17), y de (26; 16) y ((3); 13)
 
se concluye (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ ¬R g ` (Q ∧ P )f.

Es necesario ampliar el concepto de regla de inferencia con el objetivo de incorporar “hipótesis” ô


“tesis” constituidas por tautologı́as ô reglas de inferencia, pero manteniendo el que expresa una relación
causal entre ellas. Aquı́ se les denomina reglas de concatenación, y para simplificar la escritura se
considera al conector −. entre la “hipótesis” y la “tesis”, llamándolo simplemente concatenación. Se
ejemplifica esta generalización con algunas concatenaciones fundamentales:

1. Para la hipótesis hS ⇔ T i y hT ⇔ U i y la tesis hS ⇔ U i se tiene



hS ↔ T i hT ↔ U i hS ↔ U i

S g y Ug g g g
S f y Uf g g g
entonces 
hS ⇔ T i y hT ⇔ U i −. hS ⇔ U i . (38)

2. Con la hipótesis hP ⇔ Qi y la tesis h¬P ⇔ ¬Qi se sigue



hP ↔ Qi h¬P ↔ ¬Qi

P g y Qg g g
P f y Qf g g
23 Esta regla de inferencia establece el vı́nculo de la conjunción presencial copulativa de dos enunciados con el enunciado

resultante de la conjunción copulativa de las proposiciones, enfatizando sus diferencias conceptuales que el lector no debe
soslayar.
M.F. Rosales 19

luego hP ⇔ Qi −. h¬P ⇔ ¬Qi, pero también se tiene h¬P ⇔ ¬Qi −. hP ⇔ Qi, lo cual se puede
resumir introduciendo la coconcatenación con el sı́mbolo /−. , entonces
hP ⇔ Qi /−. h¬ P ⇔ ¬ Qi . (39)

3. De modo análogo el lector puede demostrar


hP ⇔ Qi /−. hQ ⇔ P i . (40)

Con el concepto de concatenación se identifica con propiedad a lo que se conoce como regla de
reemplazo, dado que con hP ⇔ Qi y un sı́mbolo abierto R se consideran a los sı́mbolos P G R y Q G R
(con el mismo conector), para los cuales se tiene


hP ↔ Qi hP G Ri hQ G Ri (P G R) ↔ (Q G R)

P g y Q g y Rg g a a g
P g y Q g y Rf g b b g
P f y Q f y Rg g c c g
P f y Q f y Rf g d d g


en donde a, b, c, d corresponden a g o f dependiendo de la elección de G, entonces (P G R) ⇔ (Q G R) ,
luego

hP ⇔ Qi −. (P G R) ⇔ (Q G R) (Regla de reemplazo) (41)
lo cual se interpreta como validación del remplazo de P y Q
con P G R y Q G R respectivamente.
Con

(9); 15) se ejemplifica la regla de reemplazo, pues se sigue



¬(¬R) ⇔ R de ((40);
 19), por lo cual
¬(¬R) → Q ⇔ (Q → R) debido a ((41); 19),
luego (Q →  R) ⇔ ¬(¬R) →Q nuevamente de
((40); 19), pero de ((13); 16) también se tiene ¬(¬R) → Q ⇔ (¬R ∨ Q) , luego con ((38); 18) se
concluye

(R → Q) ⇔ (¬ R ∨ Q) (Equivalencia material bis). (42)


H Para la obtención de ((42); 19) se podrı́a caer en el garlito de suponer que R ⇔ ¬(¬R) lleva
a R = ¬(¬R) lo cual es erroneo, y proceder a la “sustitución” en ((13); 16). . . posiblemente
esto haya llevado a que en la literatura se adopte el mismo nombre para ambas tautologı́as.
Obsérvese que la imposibilidad de plantear R = ¬(¬R) proviene de la naturaleza de R y
¬(¬R), pues al tratarse de un sı́mbolos abiertos se obstaculiza la comparación de los entes que
representen. N

Un teorema matemático 24 , es una regla de inferencia cuya hipótesis frecuentemente contiene


un preámbulo que la precisa 25 , incorporando los aspectos más relevantes de la discusión y que son propios
de la estructura matemática que la contiene. Un teorema siempre está acompañado de su demostración,
no necesariamente directa, lo cual generalmente depende de la estructura y complejidad de la regla de
inferencia. Además de la demostración directa, se utilizan otros dos métodos de demostración, el inverso
(también llamado contrapositivo) y el por contradicción, aunque no son aceptados por todos (los llamados
“puristas” con cierto sarcasmo en el argot matemático), por lo que tienen preferencia las demostraciones
directas.
La Reducción al absurdo, que Euclides 26 tanto amaba,
es una de las mejores armas de la matemática.
Es mucho mejor gambito que cualquiera del ajedrez:
un jugador de ajedrez puede ofrecer el sacrificio de un peón u otra pieza,
pero un matemático ofrece la partida. 27
24 Como casos particulares se tienen a los lemas, los corolarios y las proposiciones.
25 En ocasiones, por convenir a la redacción no es explı́cita la regla de inferencia, el preámbulo es la hipótesis y la tesis una
proposición o enunciado lógico.
26 Euclides (aprox. 325 a.C. - 265 a.C.), matemático griego célebre por su aporte a la geometrı́a en su obra “Los elementos”.
27 Godfrey Harold Hardy (1877-1947), matemático inglés a quien se le atribuye la reforma de las matemáticas británicas al

haber promovido su concepción de las matemáticas puras, con la adopción del rigor tı́pico del cours d’analyse francés [24].
20 Cálculo diferencial avanzado

Para una hipótesis Hg y tesis T g se procede como sigue:

Demostración inversa.- Dado su caracter tentativo, se considera la hipótesis (¬T )g y la tesis


(¬H)g, y con una demostración directa se verifica (¬T )g ` (¬H)g. Además, como de (H ∧ ¬T )g
se tiene (¬T )g debido a ((32); 17), se sigue (¬H)g en donde (¬H)g = Hf de ((3); 13), pero de
(H ∧ ¬T )g también se obtiene Hg nuevamente de ((32); 17), entonces 28 (H ∧ ¬T )f, por lo cual de
Hg, que es la hipótesis inicial, se obtiene (¬T )f de ((1); 12, luego Hg ` T g ya que (¬T )f = T g,
por lo tanto 29 (¬T )g ` (¬H) g −. (Hg ` T g).
 
Ahora, de (Hg ` T g) se tiene (¬(¬H))g ` ¬(¬T ) g , pues (¬(¬T ))g = T g y (¬(¬H))g = Hg,
entonces (¬(¬H))g ` ¬(¬T ) g −. (¬T )g ` (¬H)g) de la concatenación anterior, por lo cual
(Hg ` T g) −. (¬T )g ` (¬H) g , concluyéndose

(Hg ` T g) /−. (¬T )g ` (¬H) g (Contrapositiva). (43)

Demostración por contradicción.- Se verifica con una demostración directa Qg ` (¬H)g, y con
otra demostración directa se establece (¬T )g ` Qg, por lo cual (¬T )g ` (¬H)g, luego Hg ` T V
de ((43); 20), entonces se establece la regla de inferencia
  
Qg ` (¬H) g y (¬T )g ` Q g −. (Hg ` T g) (Contradictoria). (44)

Es interesante e importante observar que cuando en una discusión se tiene (¬P )g ` Qg, de P fse
sigue Qg ya que (¬P )g = P f, entonces P f y Qg, además de ((43); 20) se obtiene (¬Q)g ` ¬(¬P ) g

con (¬(¬P ) g = P g y (¬Q)g = Qf, entonces de Qf se sigue P g, por lo cual Qf y P g, luego (Pf y Qg)
o (P g y Qf), estableciéndose (P ∨0 Q)g de ((1); 12), por lo tanto
 
(¬P )g ` Q g −. (P f o Qf) −. (P ∨ Q ) g . (45)

Análogamente con P g ` Qg, pues de P g se sigue Qg, luego (P ∧ Q)g de ((37); 18), entonces

(P g ` Qg) −. P g ` (P ∧ Q) g (46)

ası́ mismo, el lector puede demostrar

hA ⇔ Bi /−. (Ag a ` Bg) y hA ⇒ Bi −. (Ag ` Bg) (47)

lo cual en cierto sentido justifica la confusión en la literatura con el uso de tautologı́as e inferencias, pero
sus diferencias deben ser evidentes.
Adelante hay sobradas ejemplificaciones de estos métodos de demostración, permitiendo la famil-
iarización con ellos. En todo lo que sigue los sı́mbolos expresarán entes, una situación que mantiene la
validez de lo desarrollado en esta seccción para los sı́mbolos abiertos, ya que ha sido independiente a ello y
lleva, entre otras cosas, a la consideración de enunciados lógicos e interpretar a los sı́mbolos g y f como
estados lógicos.

0.1.4. Cuantificadores

Los cuantificadores lógicos son fundamentales en la matemática, pero requieren de los conceptos de
conjunto y pertenencia (véase § 0.2.1 pág. 23) de la teorı́a de conjuntos, es un vı́nculo simbiótico inevitable.
Para los cuantificadores se consideran a los sı́mbolos ∀ y ∃, llamados cuantificador universal y existencial
respectivamente, que son empleados como prefijos que expresan la “extensión” de un atributo de un
28
` ´
Se plantea (H ∧ ¬T )g ` H g y (H ∧ ¬T )g ` H f −. (H ∧ ¬T )f, lo cual es un ejemplo del razonamiento conocido
como reducción al absurdo, y es el motivo de la controversia` sobre la demostración´inversa.
29 Es frecuente que este procedimiento se interprete diciendo (H ∧ ¬T )g ` (¬H) g −. (Hg ` T g), lo cual es incorrecto,

pues lo que se requiere es la obtención de (¬T )g ` (¬H)g con una demostración directa.
M.F. Rosales 21

conjunto, declarada con un enunciado lógico semiabierto asociado a los elementos del conjunto, un
predicado 30 , por lo que se les conoce como proposiciones lógicas con predicado.
Ası́ entonces, para un conjunto X y una proposición lógica semiabierta hPxi asociada a los
elementos de X, se consideran los sı́mbolos ∀ x ∈0 X | Pxg, ∀ x ∈0 X | Pxf, ∃ x ∈0 X | Pxg y ∃ x ∈0 X | Pxf,
ası́ como sus proposiciones lógicas con predicado h∀ x ∈0 X | Pxgi, h∀ x ∈0 X | Pxfi, h∃ x ∈0 X | Pxgi y
h∃ x ∈0 X | Pxfi, a cuyos enunciados también se les llama enunciados lógicos con predicado.
El uso de x ∈0 X en los cuantificadores no tiene el significado asignado en la teorı́a de conjuntos,
pues en ella x ∈ X es un sı́mbolo que representa a un ente en donde hay especificidad para x y X,
mientras que en los cuantificadores sólo expresa el atributo de pertenencia a X ya que x es “variable”,
aún cuando haya especificidad para X. . . podrı́a decirse que x es un sı́mbolo semiabierto, y por ello
se emplea ∈0 la pertenencia impropia. Ası́ mismo, el empleo de hPxi expresa la cualidad de poder
caracterizar a enunciados lógicos con los elementos de X, sin especificidad ya que no la hay en x salvo ser
elemento de X; por ello se dice que Pxg y Px f son enunciados lógicos semiabiertos. 31
Dado que x ∈0 X expresa un atributo, serı́a erronea la conformación de enunciados lógicos, sin
embargo es viable el planteamiento de relaciones causales, las cuales se pueden manifestar como concate-
naciones; por ejemplo con x ∈0 X −. Px g de manera similar a como se hizo con tautologı́as y reglas
de inferencia, lo cual permite presentar a los cuantificadores de manera sui generis con la intención de
clarificarlos, pues ampliando las posibilidades de la concatenación se tiene

(x ∈0 X −. Px g) −. (η ∈ X)g ` Pη g . (48)

Cuantificador existencial.- Con este cuantificador se declara que la extensión es al menos un elemento
del conjunto identificado, teniéndose
0 0

 x ∈ X | Pxg) g /−. x ∈ X −. (¬Px ) g
(∃ (49)
0 0
 x ∈ X | Pxg ≡ ¬(∃ x ∈ X | Pxg), por lo cual
con ∃
0

 x ∈ X | Pxg) g −.
(∃ (η ∈ X)g ` (¬Pη ) g (50)

de ((48); 21), luego


0
 x ∈ X | Pxg)g ` (¬Pη ) g .
(η ∈ X ∧ ∃ (51)
0
 se sigue (∃
Además, dado que de ((50); 21) y ((46); 20)  x ∈ X | Pxg)g ` (η ∈ X ∧ ¬Pη )g, entonces
0
¬(η ∈ X ∧ ¬Pη ) g ` ¬(∃  x ∈ X | Pxg) g debido a ((43); 20), en donde ¬(η ∈ X ∧ ¬Pη ) g = (η ∈
0 0
X ∧ ¬Pη )f y ¬(∃  x ∈ X | Pxg) g = (∃ x ∈ X | Px)g de ((3); 13), y como (η ∧ Pη )g ` (η ∧ ¬Pη )f de
((1); 12), se obtiene
(η ∈ X ∧ Pη )g ` (∃ x ∈0 X | Pxg) g . (52)

Obsérvese que es absurdo plantear (∃ x ∈0 X | Pxg) g −. (x ∈0 X −. Px g), pues de ((48); 21)


se seguirı́a (η ∈ X)g ` Pη g. Sin embargo, cuando en una discusión se tiene (∃ x ∈0 X | Pxg)g se puede
proponer (η ∈ X ∧ Pη )g con cierto η especı́fico, aún cuando no se explicite, y proceder a analizar las
consecuencias, lo cual es válido pero delicado pues fácilmente se incurre en equı́vocos.
Cuantificador universal.- Con este cuantificador se declara que la extensión del ente es todo el conjunto
identificado, es decir
(x ∈0 X −. Px g) /−. (∀ x ∈0 X | Pxg)g (53)
0

luego (∀ x ∈ X | Pxg) g −. (η ∈ X)g ` Pη g debido a ((48); 21), por lo cual

(η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | Pxg)g ` Pη g (54)
30 En una oración, se dice que el sujeto es el ser (asunto o materia) del cual se predica o enuncia algo, y eso que se atribuye
al sujeto constituye el predicado.
31 Estos comportamientos persisten en el axioma de especificación de la teorı́a de conjuntos, lo cual se manifiesta en ((74);

27) y el teorema (0.2.5; 31).


22 Cálculo diferencial avanzado

y de ((46); 20) con ((32); 17) se sigue 32

(η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | Pxg)g ` (∃ x ∈0 X | Pxg) g. (55)

Además, el vı́nculo entre estos cuantificadores es estrecho, ya que de ((49); 21) y ((53); 21) se tiene
0 0

 x ∈ X | Pxg)g a ` ∀ x ∈ X | (¬Px) g g.
(∃ (56)

De manera similar al cuantificador existencial, también es erroneo ((η ∈ X)g ` Pη g) −. (∀ x ∈0


X | Pxg)g, pero es frecuente que las propiedades de X justifiquen η ∈0 X −. Pη g, estableciéndose con
((53); 21) un procedimiento muy utilizado en la matemática para obtener (∀ x ∈0 X | Pxg)g. Para ello,
en una discusión se propone (η ∈ X)g como si η tuviese especificidad, pudiendo utilizar libremente la
teorı́a de conjuntos, y se procede a analizar las consecuencias pero considerando únicamente las propiedades
inherentes a la pertenencia a X, lo cual es aceptable pero también delicado.
Para futuros desarrollos es conveniente establecer algunos comportamientos relacionados a los
cuantificadores:

Proposición 0.1.1. Sean X un conjunto y hPxi, hQx i.


 
(∀ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∃ x ∈0 X | Qxg) g ` ∃ x ∈0 X | (Px ∧ Qx ) g g.

Demostración.– De ((1); 12) se sigue (∃ x ∈0 X | Qxg)g, y para (η ∈ X ∧ Qη )g se tiene (η ∈ X ∧ ∀ x∈0


X | Pxg)g de ((1); 12) y ((37); 18), luego Pη g debido a ((54); 21),
 por lo cual η ∈ X ∧ (Qη ∧ Pη ) g
nuevamente de ((37); 18), concluyéndose ∃ x ∈0 X | (Px ∧ Qx) g g de ((52); 21). 
Proposición 0.1.2. Sean X un conjunto y hPxi, hQx i.
 
∀ x ∈0 X | (Px ∧ Qx ) g g a ` (∀ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∀ x ∈0 X | Qxg) g .


Demostración.– De (η ∈ X)g se sigue η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | (Px ∧ Qx )g g de ((37); 18), luego (Pη ∧ Qη )g
debido a ((54); 21), entonces x ∈0 X −. Px y x ∈0 X ` Qx de ((1); 12), por lo cual (∀ x ∈0 X | Pxg)g
y (∀ x ∈0 X | Qx g)g debido a ((53); 21), concluyéndose (∀ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∀ x ∈0 X | Qxg) g de ((37);
18). La otra demostración es similar y se le deja al lector. 
33
Proposición 0.1.3. Sean X un conjunto y hPxi, hQx i.
 
∃ x ∈0 X | (Px ∧ Qx) g g ` (∃ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∃ x ∈0 X | Qxg) g .


Demostración.– Para η ∈ X ∧ (Pη ∧ Qη ) g se tiene (η ∈ X ∧ Pη )g y (η ∈ X ∧ Qη )g debido
0 0 0
 (∃ x ∈ X | Px)g y (∃ x ∈ X | Qx)g de ((52); 21), por lo tanto (∃ x ∈
a ((1); 12) y ((37); 18), luego
0
X | Pxg) ∧ (∃ x ∈ X | Qxg) g nuevamente de ((37); 18). 
Es posible extender la naturaleza de los predicados incorporando a tautologı́as y reglas de inferencia
haciendo
 
∀ x ∈0 X | hPx ⇒ Qxi g /−. x ∈0 X −. hPx ⇒ Qx i (57)
0
 0

∀ x ∈ X | hPx ⇔ Qxi g /−. x ∈ X −. hPx ⇔ Qx i (58)
0
 0

∀ x ∈ X | Pxg ` Qx g g /−. x ∈ X −. (Px ` Qx) (59)

lo cual permite las siguientes proposiciones.


32 Dado que (a ∈ A)g ` (A 6= ∅)g como posteriormente se verá, se podrı́a “sustituir” η ∈ X con X 6= ∅.
33
` ´
A diferencia de la proposición ((0.1.2); 22) que establece una coinferencia, de (∃ x ∈ X | Px g) ∧ (∃ x ∈ X | Qx g) g no
` ´
se infiere ∃ x ∈ X | (Px ∧ Qx ) g g.
M.F. Rosales 23

Proposición 0.1.4. Sean X un conjunto y hPxi, hQx i, hRx i.



1) (∀ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∀ x ∈0 X | hPx ⇒ Qx i g −. (∀ x ∈0 X | Qxg) g .
 
2) ∀ x ∈0 X | hPx ⇔ Qx i g −. (∀ x ∈0 X | Pxg)g a ` (∀ x ∈0 X | Qxg) g .
   
3) ∀ x ∈0 X | hPx ⇔ Qx i g −. ∀ x ∈0 X | (Px G Rx) g g a ` ∀ x ∈0 X | (Qx G Rx) g g .

Demostración.–

1. De ((1); 12) se sigue (∀ x ∈0 X | Pxg)g y ∀ x ∈0 X | hPx ⇒ Qxi g, por lo cual x ∈0 X ` Px g
y x ∈0 X −. hPx ⇒ Qxi debido a ((53); 21) y ((57); 22), luego para (η ∈ X)g se tiene Pη g y
hPη ⇒ Qη i, entonces Qη g de ((1); 12), por lo tanto x ∈0 X ` Qx g, y de ((53); 21) se concluye
(∀ x ∈0 X | Qxg)g.
2. De ((58); 22) se sigue x ∈0 X −. hPx ⇔ Qx i, luego para (η ∈ X)g y con (∀ x ∈0 X | Pxg)g se tiene
hPη ⇔ Qη i y Pη g debido a ((53); 21), por lo cual Qη g de ((1); 12), obteniéndose x ∈0 X ` Qxg,
entonces (∀ x ∈0 X | Qxg)g nuevamente de ((53); 21), con lo que se concluye (∀ x ∈0 X | Pxg)g `
(∀ x ∈0 X | Qxg)g. La demostración faltante es análoga y se deja al lector.

3. De ((58); 22) se sigue x ∈0 X −. hPx ⇔ Qx i, luego para (η ∈ X)g y con ∀
x ∈0 X | (Px G Rx)g g se
tiene hPη ⇔ Qη i y (Pη G Rη )g debido a ((53); 21) y ((48); 21), por lo cual (Pη G Rη ) ⇔ (Qη G Rη )
de ((41); 19), y con ((1); 12) se obtiene (Qη G Rη )g, entonces x ∈0 X −. (Qx G Rx )g, por lo tanto
∀ x ∈0 X | (Qx G Rx)g de ((53); 21), concluyéndose ∀ x ∈0 X | (Px G Rx g) g ` ∀ x ∈0 X | (Qx G
Rx) g g. La demostración faltante es similar y también se deja al lector. 
Corolario 0.1.1. Sea X un conjunto y hPx i.
  
 x ∈ X | (¬Px) g g a ` (∀ x ∈ X | Pxg) g
∃ y ∃ x ∈ X | (¬Px) g g a ` ¬(∀ x ∈ X | Pxg) g .



Demostración.– Para (η ∈ X)g se tiene ¬(¬ Pη ) ⇔ Pη de ((9); 15), luego x ∈0 X −. ¬(¬ Pη ) ⇔

  
Pη , entonces ∀ x ∈0 X | ¬(¬ Pη ) ⇔ Pη g debido a ((58); 22), por lo cual ∀ x ∈0 X | ¬ ¬Px) g g a `
  
(∀ x ∈0 X | Pxg)g de la proposición (0.1.4; 23), y como ∃ x ∈0 X | (¬Px)g g a ` ∀ x ∈0 X | ¬(¬ Px) g g
0
 0
debido a ((56); 22), se obtiene ∃
  x ∈ X | (¬Px) g g a ` (∀ x ∈ X | Pxg)g, y de ((43);
20) se sigue
0 0
¬ ∃  x ∈ X | (¬Px) g g a ` ¬(∀ x ∈ X | Pxg) g, es decir ∃ x ∈ X | (¬Px) g g a ` ¬(∀ x ∈
X | Pxg) g. 
De igual manera que con los cuantificadores previos, se podrı́a considerar a los sı́mbolos ∃! x ∈0
X | Pxg y ∃! x ∈0 X | Pxf y a sus proposiciones lógicas con predicado h∃! x ∈0 X | Pxgi y h∃! x ∈0
X | Pxfi, dando lugar al cuantificador existencial con unicidad, el cual se declara diciendo que la extensión
es de un sólo elemento del conjunto identificado, pero se posterga hasta tratar ciertos elementos de la teorı́a
de conjuntos (véase pág 55).

Posteriormente serán frecuentes



casos más complejos, fundamentales
en la matemática, tales como
∀ x ∈0 X | (∃ y ∈0 Y | Px, y g) g o ∀ x ∈0 X | (∀ y ∈0 Y | Px, y g) g presentes en los conceptos de lı́mite
y función, que tradicionalmente son de difı́cil asimilación. . . el asunto de predicados compuestos no es
trivial. Pero es conveniente adelantar, como lo puede comprobar el lector, que se tiene
 
∀ x ∈0 X | (∀ y ∈0 Y | Px, y g) g g a ` ∀ y ∈0 Y | (∀ x ∈0 X | Px, y g) g g . (60)

0.2. Teorı́a de conjuntos

0.2.1. Introducción

En la teorı́a de conjuntos [12] el concepto más fundamental es el de conjunto, que se acepta como
un concepto primitivo (indefinible), y por ello también lo es el concepto de pertenencia a un conjunto, pues
24 Cálculo diferencial avanzado

son complementarios. Esto se debe a que el ser conjunto es un atributo que se asigna a un ente cuando
puede contener a otros entes 34 , sin poder precisar de manera independiente el significado de la contención
o pertenencia; pues para que un ente tenga el atributo de pertenecer a un ente, es indispensable que este
último posea el atributo de poder contener entes. . . por ello, resulta apropiado citar la famosa frase
Cogito, ergo sum 35

que en este caso llevarı́a a “pienso a los conjuntos, luego existen”, pero siempre con conciencia de que su
naturaleza es difusa.
Aun ası́, se acepta que con la invocación de un conjunto en una discusión, implı́citamente también
son invocados los entes que contenga (desde luego cuando los hay), lo cual permite un tratamiento lógico
de la pertenencia similar a como se procedió con la igualdad de sı́mbolos (véase pág.10). Para un conjunto
y un ente especı́ficos, representados con los sı́mbolos A y a respectivamente, se introduce al conector ∈
llamado pertenencia, planteándose al sı́mbolo a ∈ A que da lugar a la proposición lógica ha ∈ Ai.
Cuando el sı́mbolo a representa a alguno de los entes que contiene A, se conviene en incorporar
en la discusión al enunciado (a ∈ A)g y se dice que a pertenece a A, o bien que a es elemento de A.
También, de acuerdo a la tradición se hace a 6∈ A ≡ ¬(a ∈ A), luego (a ∈ A)f = (a 6∈ A)g debido a ((3);
13), y cuando se tiene (a 6∈ A)g se dice que a no pertenece a A. Para simplificar, se conviene en hacer 36
a & b ∈ A ≡ a ∈ A ∧ b ∈ A, lo cual resulta cómodo en muchas circunstancias.
El concepto de pertenencia permite introducir la contención de conjuntos, pues ante la invo-
cación de dos conjuntos A y B se define
A ⊆ B ≡ ∀ a ∈0 A | (a ∈ B)g (61)
en donde el sı́mbolo ⊆ se lee como contenido, y de ((53); 21) se sigue

a ∈0 A −. (a ∈ B) g /−. (A ⊆ B)g (62)
y también se hace A 6⊆ B ≡ ¬(A ⊆ B) leyéndose al sı́mbolo 6⊆ como no contenido, luego A 6⊆ B =
¬ ∀ a ∈0 A | (a ∈ B) g , y de ((3); 13) con el corolario (0.1.1; 23) se obtiene

(A 6⊆ B)g a ` ∃ a ∈0 A | (a 6∈ B) g g . (63)
En ocasiones resulta conveniente considerar la contención propia de conjuntos, un caso particular de
la contención, haciendo
A ⊂ B ≡ A ⊆ B ∧ ∃ b ∈0 B | (b 6∈ A)g (64)
por lo cual (A ⊂ B)g ` (A ⊆ B ∧ B 6⊆ A)g de ((32); 17) con ((63); 24) y ((36); 18).
Ante la invocación de los conjuntos A, B y C, de (A ⊆ B ∧ B ⊆ C)g se tiene a ∈0 A −. (a ∈ B)g
0
y b ∈ B −. (b ∈ C)g debido a ((1); 12) y ((62); 24), luego para (η ∈ A)g se sigue (η ∈ B)g de ((48);
21), por lo cual (η ∈ C)g también de ((48); 21), entonces a ∈0 A −. (a ∈ C)g, por lo cual (A ⊆ C)g
nuevamente de ((62); 24), concluyéndose
(A ⊆ B ∧ B ⊆ C)g ` (A ⊆ C) g . (65)

0.2.2. Axiomas

En la matemática, al menos para los formalistas, las discusiones se dan en el contexto de una o
varias teorı́as axiomáticas, en las que se invocan enunciados lógicos (cuyo estado usualmente es verdadero),
34 Lo cual no exige que los contenga, permitiendo la existencia del conjunto vacio (véase corolario ((0.2.4); 31).
35 Traducción de latı́n: pienso, luego existo. En Discours de la Méthode de René Descartes op. cit. pág.10; por este argumento
lo ubican en la posición idealista más extrema, el idealismo subjetivo o solipsismo, en donde se plantea que el ser no es; sólo
existe el pensamiento del sujeto pensante. . .
36 La grafı́a &, cuyo nombre en español es et, es una alternativa gráfica de la conjunción copulativa latina et, de la que

deriva la española ((y)).


M.F. Rosales 25

que se les conoce como axiomas 37 ; su presencia complementa los razonamientos y constituyen el sustento
básico de dichas teorı́as. . . sus estructuras. La teorı́a de conjuntos 38 es un ejemplo excelente de teorı́a
axiomática, y como tal, a continuación se enuncian sus axiomas.
Los conceptos de conjunto y pertenencia son fundamentales y son suficientes para intuir a los
conjuntos más sencillos, los conjuntos explı́citos. Se trata de aquellos en los se exhiben a todos sus
elementos 39 , que en forma escrita se expresan utilizado a la coma como separador de sus elementos y a los
sı́mbolos { } como delimitadores del conjunto; por ejemplo {g, f} en donde g ∈ {g, f} y f ∈ {g, f}. Sin
embargo, de la invocación de ciertos entes (un número finito) no hay antecedentes que permitan considerar
a un conjunto que los contenga, que resultarı́a ser un conjunto explı́cito, por ello se requiere del siguiente
axioma.
Axioma de apareamiento.- Para un “número finito” de entes 40 , existe un conjunto que los contiene.
Ası́ entonces, con la convención adoptada para los conjuntos explı́citos, para los entes ξ, η, . . . , θ, ω se
puede considerar al conjunto {ξ, η, . . . , θ, ω} teniéndose 41
 
p ∈ {ξ, η, . . . , θ, ω} g a ` p = ξ ∨ (p = η ∨ (. . . ∨ (p = θ ∨ p = ω) . . .)) g . (66)

Estos conjuntos son indispensables, pero muy limitados para las necesidades de la matemática,
por lo que se incorpora al siguiente axioma que permite la identificación de otros conjuntos a partir de
conjuntos invocados.
Axioma de Especificación.- Para cada conjunto y enunciado lógico semiabierto asociado a sus elementos,
llamado condición de especificación, existe un conjunto cuyos elementos son los elementos del conjunto
dado que satisfacen la condición planteada.
Es decir, ante la invocación en una discusión de un conjunto X y una condición de especificación
Px (un enunciado lógico semiabierto afı́n al contexto de la discusión), se identifica a un conjunto notado
con {x ∈0 X k Px g}, llamado conjunto especificado de X con Px, para el cual se tiene

η ∈0 {x ∈0 X k Pxg} −. (η ∈ X ∧ Pη ) g y (η ∈ X ∧ Pη )g ` η ∈ {x ∈0 X k Px g} g . (67)

Entonces, para ξ ∈ {x ∈ X k Pxg} g se sigue (ξ ∈ X ∧ Pξ )g de ((67); 25) y ((48); 21), luego
ω ∈0 {x ∈0 X k Px g} −. Pω g y ω ∈0 {x ∈0 X k Pxg} −. (ω ∈ X)g debido a ((32); 17), y con ((53); 21) se
obtiene 
∀ ω ∈0 {x ∈0 X k Px g} | Pω g g (68)

y además ∀ ω ∈ {x ∈0 X k Pxg} | (ω ∈ X) g g, por lo cual con ((61); 24) se concluye

{x ∈0 X k Px g} ⊆ X g . (69)

Podrı́a decirse que el axioma estipula un proceso declarativo o invocativo de conjuntos, pues basta
invocar a condiciones de especificación sobre conjuntos dados para identificarlos. Pero esto se presta a
interpretar al axioma como el planteamiento de un proceso constructivo de conjuntos, lo cual es erroneo,
pues en la teorı́a de conjuntos los conjuntos son; no se crean ni se modifican, sólo se identifican.
Parece inocente la exigencia de un conjunto inicial para la identificación de un conjunto con el
axioma de especificación, pero de ninguna manera lo es debido a la imposibilidad de un conjunto universal,
37 La palabra proviene del griego y significa ”lo que parece justo”.
38 La primera presentación formal de esta teorı́a se atribuye al matemático alemán Georg Cantor (1845-1918), de la cual
Hilbert dijo: “... me parece que es la más maravillosa floración del espı́ritu matemático y, sin duda, una de las más altas
aportaciones de la serena y pura actividad de la inteligencia humana”.
39 Por lo que necesariamente el número de elementos que poseen es finito (véase pág. 49).
40 Es razonable admitir la unicidad en los etes, pero es discutible.
41 Debe mencionarse que la “agrupación”de conjunciones duales que se propone es irrelevante, dado que
˙` ´
P ∨ (Q ∨ R) ⇔
` ´¸
(P ∨ Q) ∨ R como lo puede verificar el lector, lo cual en principio se podrı́a generalizar a un finito de sı́mbolos.
26 Cálculo diferencial avanzado

tal como lo establece la paradoja de Russell 42 . Para establecerla se invoca un conjunto X y se identifica
al conjunto 43 R ≡ {x ∈0 X k (x 6∈ x)g}, para el cual se tiene (ξ ∈ R)g a ` (ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ ξ)g  de ((67);
25), entonces (R ∈ X ∧ R 6∈ R)g ` (R ∈ R)g, luego (R ∈ X) g −. (R 6∈ R)g ` (R ∈ R) g de ((37);
18). Pero también se tiene (R ∈ R)g ` (R ∈ X ∧ R 6∈ R)g, en donde (R ∈ X ∧ R 6∈ R)g ` (R 6∈ R)g y
(R ∈ X ∧ R ∈ R)g ` (R ∈ R)g debido a ((32);
 17), por lo cual (R ∈ X ∧ R ∈ R)g ` (R 6∈ R)g, entonces 
(R ∈ X) g −. (R ∈ R)g ` (R 6∈ R) g , concluyéndose (R ∈ X) g −. (R 6∈ R)g a ` (R ∈ R) g
conocida como la paradoja de Russell, de lo cual se “sigue” 44 (R ∈ X)f, es decir (R 6∈ X)g. Entonces,
ante la invocación de un conjunto siempre se puede indentificar a otro ente que se debe excluir, por lo que
se dice que “nada contiene a todo” o en términos de la teorı́a de conjuntos preaxiomática

“no existe el conjunto universal”.

Axioma de Extensión.- Dos conjuntos son iguales cuando poseen los mismos elementos (la misma
extensión). Es decir, para dos sı́mbolos A y B que representen a conjuntos se considera al sı́mbolo
A =c B , para el cual se tiene
(A =c B)g a ` (B ⊆ A ∧ A ⊆ B)g (70)
y se hace A 6=c B ≡ ¬(A =c B) . Pero además se acepta (A =c B)g a ` (A = B)g cuando en una
discusión A y B representan a conjuntos, planteándose con =c , la igualdad conjuntal, una situación
particular de = en la se presenta la coinferencia ((70); 26). Este comportamiento permite omitir el uso del
subı́ndice c , sin embargo posteriormente, al tratar el concepto de función (véase § 1.1.1 pág. 54) volverá a
requerirse.
Deben considerarse algunas consecuencias inmediatas de este axioma, las cuales deben demostrarse
aun cuando parecen obvias:
 

Dado que ¬(A = B) g a ` ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) g de ((43); 20),  y como ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) ⇔


(B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B) de ((26); 16), se tiene ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) g a ` (B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B)g debido
a ((47); 20), por lo cual
(A 6= B)g a ` (B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B) g . (71)

De (A = B)g y (B = C)g siendo A, B, C conjuntos, se sigue de (A ⊆ B ∧ B ⊆ A)g y (B ⊆ C ∧


C ⊆ B)g debido a ((70); 26), entonces (A ⊆ C)g y (C ⊆ A)g de ((65); 24), luego (A ⊆ C ∧ C ⊆ A)g
de ((37); 18), por lo tanto (A = C)g debido a ((70); 26), concluyéndose la transitividad de la igualdad
de conjuntos
(A = B ∧ B = C)g ` (A = C) g . (72)
0
De la invocación de un conjunto
0
 X y con la identificación de {x ∈ X k (x = x)g} se tiene
{x ∈ X k (x = x)g} ⊆ X g debido a ((69); 25). Ahora, de (η ∈ X)g se tiene (η = η)g
del principio
 de identidad, luego
 (η ∈ X ∧ η = η)g debido a ((37); 18), y de ((67); 25) se sigue
η ∈0 x ∈0 X k (x = x) g g, por 0 0
locual x ∈ X −. η ∈ x ∈ X k (x
0
 = 0x) g g, entonces

0 0
∀ x ∈ X | x ∈ x ∈ X k (x =  x)g g g de ((53); 21), obteniéndose
 X ⊆ x ∈ X k 
(x = x)g g
con ((61); 24). Por lo tanto x ∈0 X k (x = x) g ⊆ X ∧ X ⊆ x ∈0 X k (x = x) g g debido a
((37); 18), y con ((70); 26) se concluye
 
x ∈0 X k (x = x) g = X g . (73)

Para un conjunto X y una condición de especificación Px, de (∀ x ∈0 X | Pxg)g se tiene x ∈0 X −.


Pη g debido a ((53), 21), luego (ξ ∈ X)g ` Pξ g de ((48); 21), obteniéndose (ξ ∈ X ∧ Pξ )g de
((46); 20), entonces ξ ∈ {x ∈0 X k Px g} g debido a ((67); 25), por lo cual η ∈0 X −. η ∈ {x ∈0
42 Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), ilustre filósofo y matemático inglés, pacifista y pensador controvertido, con

importantes aportaciones en la lógica y la teorı́a de conjuntos que fundamentan la escuela formalista de la matemática. . . un
digno ejemplo del racionalismo y un fundador de la filosofı́a análitica.
43 El enunciado (x 6∈ x)g no se contrapone al concepto de pertencia, a diferencia de (x ∈ x)g, por lo que es válido e incluso

se puede decir que hx 6∈ xi es una tautologı́a.


44 Obsérvese que en la conclusión no es aplicable la reducción al absurdo.. .
M.F. Rosales 27

 0 0
X k Pxg} g, y se sigue ∀ η ∈ X | η ∈ {x ∈ X k Px g} nuevamente de ((53), 21), concluyéndose
X ⊆ {x ∈ X k Pxg} g de ((61); 24), y con ((69); 25) y ((37); 18) se obtiene X ⊆ {x ∈0 X k
0

Pxg} ∧ {x ∈0 Xk Px g} ⊆ X g, luego X = {x ∈0 X k Px g} g, entonces (∀ x ∈0 X | Pxg)g ` X =


{x ∈0 X k Px g} g.

Ahora, de X = {x ∈0 X k Px g} g se tiene (∀ η ∈0 X | Pη g)g debido a ((68); 25), por lo cual
X = {x ∈0 X k Px g} g ` (∀ η ∈ X | Pη g)g, concluyéndose

(∀ x ∈ X | Pxg)g a ` X = {x ∈0 X k Px g} g (74)

un resultado interesante que explı́cı́ta la relación directa existente entre el cuantificador universal y
los axiomas de especificación y extensión.
Para un conjunto X se tiene

(x ∈ X) g −. (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g (75)

dado que de (x ∈ X)g y ¬(x  6= y) g se sigue (x= y)g, luego (y ∈ X)g, entonces (x ∈ X) g −.
¬(x 6= y) g ` (y ∈ X) g , y como ¬(x 6= y) g ` (y ∈ X) g −. (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g
debido a ((43); 20), se obtiene (x ∈ X) g −. (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g .

Axioma de Unión.- Para cada colección 45 de conjuntos, existe un conjunto que tiene a todos los elementos
que pertenecen al menos a algún conjunto de la colección dada.
Es decir, ante la invocación de una colección de conjuntos C, se identifica a un conjunto ∪ C
llamado unión de la colección, para el cual se tiene
 
η ∈0 ∪ C −. ∃ A ∈0 C | (η ∈ A) g g y ∃ A ∈0 C | (η ∈ A) g g ` (η ∈ ∪ C)g (76)

entonces de ((53); 21) se sigue 


∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g (77)
0
además, como (B ∈ C ∧ η ∈ B)g ` (∃ A ∈ C | η ∈ A)g debido a ((52); 21), se obtiene

(B ∈ C ∧ η ∈ B)g ` (η ∈ ∪ C)g (78)

luego como con (D ∈ C)g y (ξ ∈ D)g se tiene (D ∈ C ∧ ξ ∈ D)g de ((37); 18), se sigue  (ξ ∈ ∪ C)g
debido a ((78); 27), entonces x ∈0 D −. (x ∈ ∪ C)g, por lo cual ∀ x ∈0 D | (x ∈ ∪ C) g g de ((53); 21),
y con ((61); 24) se concluye
(D ∈ C)g ` (D ⊆ ∪ C) g . (79)

H Al plantearse una colección de conjuntos en el axioma, por la vaguedad de su invocación,


podrı́a pensarse que se trata de una clase ([12]; pág. 11) incurriendo en una transgresión a la
teorı́a de conjuntos, mas no es ası́, pues aunque no se manifieste se trata de un conjunto explı́cito
o de un conjunto especificado, manteniéndose en la matemática clásica. N

Como caso particular, pero fundamental, se tiene la unión de dos conjuntos que emana de una
colección C de conjuntos y (A & B ∈ C)g, pues se puede considerar a E ≡ {D ∈ C k (D = A ∨ D = B)g}
y hacer A ∪ B ≡ ∪ E. Obsérvese que para C ≡ {A, B} siendo A y B conjuntos se requiere (A 6= B)g,
pues de otro modo se admitirı́a la multiplicidad de entes; sin embargo
 se puede admitir {A, A} ≡ {A}, lo
cual posibilita C ≡ {A, A} y ∪ C, teniéndose ∪ C = ∪ {A} g, y se hace A ∪ A ≡ ∪ {A}.
Con A ∪ B se identifica al conjunto A \ B llamado conjunto diferencia de A con B (también conocido
como complemento de B relativo a A) haciendo

A \ B ≡ {η ∈0 A ∪ B k (η 6∈ B)g} (80)
45 Se utiliza colección como sinónimo de conjunto.
28 Cálculo diferencial avanzado

por lo cual con (ξ ∈ A \ B)g se sigue (ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)g de ((67); 25) y ((48); 21), luego (ξ 6∈ B)g y
∃ D ∈0 {A, B} | ξ ∈ D g debido a ((1); 12) y ((76); 27), entonces (ξ ∈ A)g, obteniéndose (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈
B)g de ((37); 18), por lo tanto x ∈0 A \ B −. (x ∈ A ∧ x 6∈ B)g y de ((53); 21) se sigue

∀ x ∈ A \ B | (x ∈ A ∧ x 6∈ B) g g (81)

y también se tiene x ∈0 A \ B −. (x ∈ A)g, por consiguiente ∀ x ∈0 A \ B | (x ∈ A) g g de ((53); 21), y
con ((61); 24) se concluye
(A \ B ⊆ A) g . (82)
Además, de (ξ ∈ A \ B)g se sigue (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g de ((81); 28) con ((37); 18) y ((54); 21), entonces
(ξ ∈ A \ B)g ` (ξ ∈
6 B)g debido a ((32); 17), y con ((43); 20) se obtiene

(ξ ∈ B)g ` (ξ 6∈ A \ B) g . (83)

Y dado que de (ξ ∈ A)g se tiene ξ ∈ A ∧ A ∈ {A, B} g de ((66); 25) y ((37); 18), se sigue ∃ D ∈0

{A, B} | (ξ ∈ D) g g debido a ((52); 21), luego (ξ ∈ A ∪ B)g de ((76); 27), entonces para (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈
A \ B)g se obtiene (ξ ∈ A ∪ B)g y (ξ 6∈ A \ B)g debido a ((32); 17), pero como de (ξ 6∈ A \ B)g se tiene
(ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)f debido a ((80); 27) con ((67); 25) y ((43); 20), por lo cual (ξ ∈ B)g de ((1); 12),
se concluye
(ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ A \ B)g ` (ξ ∈ B) g . (84)
De modo análogo, para un conjunto C el lector puede demostrar

(A ⊆ C)g ` (A \ B ⊆ C \ B) g . (85)

Volviendo a la generalidad, para una colección de conjuntos C se identifica al conjunto ∩ C,


llamado intersección de la colección, haciendo

∩ C ≡ η ∈0 ∪ C k ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g (86)

luego de ((67); 25) se tiene



(ξ ∈ ∩ C)g a ` ξ ∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g (87)

 ∈ ∩ C)g ` ∀ A ∈ C | (x ∈ A) g g debido a ((32); 17), entonces x ∈ ∩C
0 0
por lo cual (ξ −. ∀ A ∈0
C | (x ∈ A) g g, y con ((53); 21) se sigue
 
∀ x ∈0 ∩C | ∀ A ∈0 C | (x ∈ A) g g g (88)

pero también x ∈0 ∩ C −. B ∈0 C −. (x ∈ B) g ,por lo tanto de D ∈ C se tiene x ∈0 ∩ C −. (x ∈ D)g
debido a ((48); 21), luego ∀ x ∈0 ∩ C | (x ∈ D) g g nuevamente con ((53); 21), y de ((61); 24) se sigue
(∩ C ⊆ D)g, concluyéndose
(D ∈ C)g ` (∩ C ⊆ D) g. (89)

Teorema 0.2.1. Sean una colección de conjuntos C y un conjunto D.



∀ A ∈0 C | (D ⊆ A) g g ` (D ⊆ ∩ C) g .

Demostración.– Con (B ∈ C)g se sigue (D ⊆ B)g de ((37); 18) y ((54); 21), luego para (ξ ∈ D)g se
obtiene (ξ ∈ B)g debido a ((62); 24) con ((48); 21), por lo cual (ξ ∈ ∪ C)g de ((37); 18) con ((78); 27),
además A ∈0 C −. (x ∈0 D −. x ∈0 A) debido a ((53); 21) y ((62); 24), 0
 entonces A ∈ C −. (ξ ∈ A)g
0
de ((48); 21) dado que (ξ ∈ D)g, por consiguiente ∀ A ∈ C | (ξ ∈ A) g g de ((53); 21), y con ((87); 28)

y ((37); 18) se sigue (ξ ∈ ∩ C)g, por lo tanto x ∈0 D −. (x ∈ ∩ C)g, luego ∀ x ∈0 D | (x ∈ ∩ C) g g
nuevamente de ((53); 21), y con ((61); 24) se concluye (D ⊆ ∩ C)g. 
M.F. Rosales 29

Para la intersección de dos conjuntos A y B se considera {A, B}, presentándose las opciones
antes mencionadas, y hace A ∩ B ≡ ∩ {A, B}. Al incorporar otro conjunto C se pueden mencionar
algunos ejemplos que el lector puede demostrar

(A ⊆ B)g ` (A ∩ B = A ∧ A ∪ B = B) ∧ (A ∩ C ⊆ B ∩ C ∧ A ∪ C ⊆ B ∪ C) g
(A ⊆ B ∧ A ⊆ C)g ` (A ⊆ B ∩ C) g (A ⊆ C ∧ B ⊆ C)g ` (A ∪ B ⊆ C)g
y (90)

(A ⊆ B ∪ C)g ` A = (A ∩ B) ∪ (A ∩ C) g

y desde luego, mediante un proceso iterativo en principio se puede considerar la unión e intersección de
colecciones finitas de conjuntos, y a la vez la conjugación de uniones e intersecciones; se sugiere verificar

A ∩ (B ∪ C) = (A ∩ B) ∪ (A ∩ C) g (91)

A ∪ (B ∩ C) ` (A ∪ B) ∩ (A ∪ C) g (92)

conocidas como leyes distributivas de la intersección y de la unión respectivamente.


También, para dos conjuntos A y B se presenta un comportamiento que vincula A∩B con A \ B,
pues al hacer C ≡ {A, B, A \ B} con (ξ ∈ A ∩ B)g se sigue (ξ ∈ A)g y (ξ ∈ B)g debido a ((87); 28),
luego (ξ ∈ A ∪ A \ B)g de ((78); 27) y (ξ 6∈ A \ B)g de ((81); 28) con ((54); 21), obteniéndose (ξ ∈ A ∪
A \ B ∧ ξ 6∈ A \ B)g de ((37); 18), por lo cual ξ ∈ A \ (A \ B) g debido a ((67); 25) y ((80); 27), entonces
 
x ∈0 A ∩ B −. (x ∈ A \ (A \ B) g, y con ((62); 24) se concluye A ∩ B ⊆ A \ (A \ B) g. Ahora, como

ξ ∈ A \ (A \ B) g ` (ξ ∈ A∪A \ B ∧ ξ 6∈ A \ B)g debido a ((67); 25), y de (ξ ∈ A∪A \ B ∧ ξ 6∈ A \ B)g se
tiene (ξ ∈ A∪A \ B)g y (ξ 6∈ A \ B)g de ((1); 12), en donde de (ξ ∈ A∪A \ B)g se sigue ξ ∈ A)g debido

a ((82); 28) y ((90); 29), y con (ξ 6∈ A \ B)g se tiene ¬(ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B) g de ((67); 25) con ((43); 20),

por lo cual (ξ ∈ A ∧ ¬(ξ ∈ A∪B ∧ ξ 6∈ B))g  de ((37); 18), entonces (ξ ∈ A)g y (ξ ∈ A∪B)f
 y (ξ 6∈ B)g
o (ξ ∈ A) g y (ξ ∈ A ∪ B) g y (ξ 6∈ B) f o (ξ ∈ A) g y (ξ ∈ A ∪  B) f y (ξ 6∈ B) f debido a ((1); 12)
y ((4); 13), obteniéndose ξ ∈ A) g y (ξ ∈ A ∪ B) g y (ξ 6∈ B) f , por lo tanto (ξ ∈ A ∩ B)g de ((87);
28), y se sigue x ∈0 A \ (A \ B) −. (x ∈ A ∩ B)g, luego (A \ (A \ B) ⊆ A ∩ B)g de ((62); 24), y de ((37);
18) con ((70); 26) se concluye 
A ∩ B = A \ (A \ B) g . (93)

Axioma de Potencia.- Para cada conjunto existe una colección de conjuntos, llamado conjunto poten-
cia del conjunto, cuyos elementos son todos los subconjuntos del conjunto dado.
Es decir, ante la invocación de un conjunto X se identifica a un conjunto P(X), la potencia del
X, para el cual se tiene

A ∈0 P(X) −. (A ⊆ X) g y (A ⊆ X)g ` (A ∈ P(X) g (94)

y con ((53); 21) se sigue 


∀ A ∈ P(X) | (A ⊆ X) g g (95)

además dado que ξ ∈0 X ` (ξ ∈ X)g, entonces ∀ x ∈0 X | (x ∈ X) g g de ((53); 21), luego (X ⊆ X)g
de ((61); 24), por lo cual de ((94); 29) se obtiene

X ∈ P(X) g . (96)

La trascendencia de incorporar la potencia de un conjunto es enorme, pues usualmente permite


que el conjunto invocado en una discusión funja como el “universo”de dicha discusión, cuando en ella
sólo se consideran a sus subconjuntos y elementos. En este caso conviene presentar una variante para
las condiciones de especificación, ahora aceptando la afinidad con dicho “universo”, de lo cual se sigue la
afinidad con los elementos de su potencia. Por ello, para un conjunto X se puede considerar una proposición
hPX i, con la cual para (x ∈ X)g se pueden establecer las condiciones de especificación Px g y Pxf.
30 Cálculo diferencial avanzado

Teorema 0.2.2. Sean X y B conjuntos y hPX i.


 
B ∈ P(X) g ` {x ∈0 B k Pxg} ∈ P(X) g .


Demostración.– Para {x ∈0 B k Pxg} se tiene {x  ∈ 0
B k P x g} ⊆ B g de ((69); 25), y como (B ⊆ X)g
 pues B ∈ P(X) g, se sigue {x ∈ B | Pxg} ⊆ B ∧ B ⊆ X g de ((37);
debido a ((94); 29) con ((48); 21)
18), luego {x ∈0 B | Pxg} ⊆ X g de ((65); 24), entonces {x ∈0 B | Pxg} ∈ P(X) g de ((94); 29). 
Teorema 0.2.3. Sean A y X conjuntos.

(A ⊆ X)g ` P(A) ⊆ P(X) g .


Demostración.– De B ∈ P(A) g se sigue (B ⊆ A)g debido a ((94); 29) con ((48); 21), luego (B ⊆

X)g de ((65); 24) pues (A ⊆ X)g, por lo cual B ∈ P(X) g nuevamente de ((94); 29), entonces
 
D ∈0 P(A) −. D ∈ P(X) g, y con ((62); 24) se concluye P(A) ⊆ P(X) g. 
Y como consecuencia inmediata de este teorema, para A y X conjuntos se sigue
 
A ⊆ P(X) g ` P(A) ⊆ P P(X) g . (97)


Finalmente, para un conjunto X y A ∈ P(X) g se conviene en hacer 46 AXc ≡ X \ A llamándolo
complemento de A (relativo a X), y con B ∈ P(X) se tiene

(A ∩ B)Xc = AXc ∪ BXc g (98)

como lo puede verificar el lector, conocida como la ley


 de Morgan para complementos, y dado que 
(A = X ∩ A)g de ((90); 29), se sigue A = X \ (X \ A) g debido a ((93); 29), por lo cual A = (AXc )Xc g,
  c 
entonces (AXc ∩ BXc )Xc = A ∪ B g de ((98); 30), luego (AXc ∩ BXc )Xc X = (A ∪ B)Xc g, obteniéndose

AXc ∩ BXc = (A ∪ B)Xc g . (99)

Axioma de Elección (Cantor-Zermelo 47 ).- El producto cartesiano (generalizado) de una familia de


conjuntos no vacios es no vacia.
La trascendencia de este axioma se manifiesta al considerar el producto cartesiano generalizado
(véase pág. 72) de una familia infinita de conjuntos, y será discutida posteriormente.

0.2.3. Consecuencias

Con la axiomatización de la teorı́a de conjuntos resulta sencillo introducir el atributo de vacuidad 48


a un conjunto, una propiedad fundamental pero esquiva para la humanidad, pues en el razonamiento del
hombre ha sido natural la afirmación 49 “el ser es y el no ser no es”. . . pues confronta la idea intuitiva de
que un conjunto “debe” contener elementos.
En la teorı́a axiomática de conjuntos, el axioma de especificación permite identificar a un conjunto
que no contenga elementos, un conjunto vacio ∅, ya que para un conjunto invocado basta considerar
una condición de especificación que excluya a todos sus elementos; por ejemplo, para un conjunto X
46
` ´
Cuando en una discusión es claro que se tiene A ∈ P (X) g se acostumbra omitir al subı́ndice X.
47 Ernst Zermelo (1871-1953) filósofo, fı́sico y matemático alemán, quien formuló por primera vez este axioma en 1904.
48 Entiéndase como la cualidad de ser vacuo o vacio.
49 Se le atribuye a Parménides de Elea (aprox. 530 a.C. - ?), filósofo griego de la escuela eleática (corriente griega de filosofı́a

presocrática), en la que se propone que el universo es en esencia una unidad inmutable, infinito en tiempo y espacio, y más
allá de la cognición proporcionada por los sentidos humanos.
M.F. Rosales 31

se puede hacer ∅X ≡ X \ X pues de ((80); 27) se tiene X \ X = {x ∈0 X | (x 6∈ X)g}, o bien hacer


∅X ≡ {x ∈0 X k (x 6= x)g} , dado que en toda discusión para un sı́mbolo x se rechaza (x 6= x)g en
conformidad con el principio de identidad. Provisionalmente se emplea al subı́ndice X en ∅X por existir
un vı́nculo explı́cito con el conjunto X invocado, mas como se verá en el teorema (0.2.6; 32), se puede
prescindir del subı́ndice.
Al adoptar ∅X ≡ {x ∈0 X k (x 6= x)g} para un conjunto X, de ((69); 25) se sigue

(∅X ⊆ X)g (100)



luego ∅X ∈ P(X) g debido a ((94); 29), además con ((67); 25) y ((53); 21) se tiene

∀ x ∈0 ∅X | (x 6= x) g g (101)

luego de (ξ ∈ ∅X )g se tiene (ξ 6= ξ)g debido a((54); 21), y con A ∈ P(X) g y para (ξ ∈ A)g se sigue
(ξ = ξ)g del principio de identidad, entonces (ξ ∈ A ∧ ξ ∈ ∅X )g ` (ξ 6= ξ)g y (ξ ∈ A ∧ ξ ∈ ∅X )g ` (ξ =
ξ)g, por lo cual (ξ ∈ A ∧ ξ ∈ ∅X )f de reducción al absurdo, y con ((1); 12) se obtiene

(ξ ∈ A)g ` (ξ 6∈ ∅X )g (102)

por consiguiente (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ ∅X )g debido a ((46); 20), luego ∃ a ∈0 A | (a 6∈ ∅X ) g g de ((52); 21), y
con ((63); 24) se sigue (A 6⊆ ∅X )g, por lo tanto (∅X ⊆ A ∧ A ⊆ ∅X )f debido a ((1); 12), y de ((70); 26)
con ((43); 20) se obtiene (A 6= ∅X )g, concluyéndose

(ξ ∈ A)g ` (A 6= ∅X ) g . (103)

Teorema 0.2.4. Sean X un conjunto, A ∈ P(X) g y hPX i.
0
 a ∈ A | Pag) g .
(A ⊆ ∅X )g ` (∃


Demostración.– De ¬(∃  a ∈ A | Pag) g se sigue (∃ a ∈ A | Pag)g, y como con (ξ ∈ A ∧ Pa)g se tiene
(ξ ∈ A)g de ((32); 17), entonces (ξ 6∈
 ∅X )g debido a ((102); 31), luego (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ ∅X )g de ((37);
18), por lo cual ∃ a ∈ A | (a 6∈ ∅) g g de ((52); 21), y con ((63); 24) se obtiene (A 6⊆ ∅X )g, es decir
 0
¬(A ⊆ ∅X ) g, concluyéndose (A ⊆ ∅X )g ` (∃ a ∈ A | Pa g)g debido a ((43); 20). 

Corolario 0.2.1. (Teorema de vacuidad) Sean X un conjunto, A ∈ P(X) g y hPX i.

(A = ∅X )g ` (∀ a ∈0 A | Pag) g .

0
Demostración.- Dado que se tiene (A ⊆ ∅X )g debido a ((70); 26) y ((32); 17), se sigue (∃  a ∈
0
A | (¬Pa)g)g del teorema ((0.2.4); 31), luego (∀ a ∈ A | Pa g)g del corolario (0.1.1; 23). 
Corolario 0.2.2. Sea X un conjunto.

∀ A ∈0 P(X) | (∅X ⊆ A) g g .


Demostración.- Dado que se tiene ∅X ∈ P(X) g y (∅X = ∅X )g, para B ∈ P(X))g se sigue (∀ b ∈0
∅X | (b ∈ B)g)g del corolario ((0.2.1; 31), por lo tanto (∅X ⊆ B)g debido a ((61); 24), entonces A ∈0
P(X) −. (∅X ⊆ A)g, y con ((53); 21) se concluye ∀ A ∈0 P(X) | (∅X ⊆ A) g g. 
Ahora se plantea una regla de inferencia que parece evidente, pero requiere demostración, la cual
no es trivial. . . algo muy frecuente como ya se ha visto con anterioridad (a veces las apariencias engañan).
Teorema 0.2.5. Sean X un conjunto, A ∈ P(X) y hPX i.

(∃ a ∈0 A | Pag)g a ` {a ∈0 A k Pa g} =
6 ∅X g .
32 Cálculo diferencial avanzado


Demostración.- De (∃ a ∈0 A | Pag)g con (ξ ∈ A ∧ Pξ )g se tiene ξ ∈ {a ∈ A k Pa } g de  ((67); 25),
0
además ξ 6∈ ∅X debido a ((102); 31) y ((32); 17), por lo cual ξ ∈ {a ∈ A k Pa g} ∧ ξ 6∈ ∅X g de ((37);

18), y con ((52); 21) se sigue ∃ ν ∈ {a ∈0 A k Pag} | (ν 6∈ ∅X ) g g, entonces {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X g
debido a ((63); 24), obteniéndose
 ∅X 6⊆ {a ∈0 A k Pa g} ∨ {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X g de ((1); 12), por lo
0
tanto {a ∈ A | Pag} = 6 ∅X g de ((71); 26).
 
Ahora, de {a ∈0 A k Pa g} = 6 ∅X g se sigue {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X ∨ ∅X 6⊆ {a ∈0 A k Pag} g
nuevamente de ((71); 26), en donde ∅X 6⊆ {a ∈0 A k Pa g} f del corolario (0.2.2; 31) con ((54); 21)
y ((37); 18), ya que {a ∈0 A k Pa g} ∈ P(X) g de ((69); 25) y ((94); 29). Entonces
 de ((1); 12) se
obtiene {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X g, por lo cual ∃ η ∈0 {a ∈0 A k Pa } | η 6∈ ∅X g de ((63); 24), y con
ξ ∈ {a ∈0 A k Pa } ∧ ξ 6∈ ∅X g se sigue ξ ∈ {a ∈0 A k Pa } g debido a ((32); 17), luego (ξ ∈ A ∧ Pξ )g
de ((67); 25) y ((48); 21), por lo tanto (∃ a ∈0 A | Pa )g debido a ((52); 21). 
Teorema 0.2.6. Sean X y A conjuntos.
(∅A = ∅X ) g .

Demostración.–
 Dado que se tiene (A ⊆ A ∪ X)g y (X ⊆ A ∪ X)g de ((79); 27), se sigue P(A)⊆
P(A ∪ X) g y P(X) ⊆ P(A ∪ X) g del teorema (97; 30), luego ∅A ∈ P(A ∪ X) g y ∅X ∈ P(A ∪ X) g
debido a ((62); 24) con ((48); 21), entonces (∅A∪X ⊆ ∅A)g y (∅A∪X ⊆ ∅X )g del corolario (0.2.2;   31)
0
con ((37); 18) y ((54); 21). Además,
  del corolario (0.2.1; 31) se sigue  ∀ x ∈ ∅ A | ¬(x ∈
6 ∅ A∪X ) g g y
∀ x ∈0 ∅X | ¬(x 6∈ ∅A∪X ) g g, por lo cual 6 ∃ x ∈0 ∅A | (x 6∈ ∅A∪X ) g g y 6 ∃ x ∈0 ∅X | (x 6∈ ∅A∪X ) g g
debido al corolario (0.1.1; 23), luego (∅A ⊆ ∅A∪X )g y (∅X ⊆ ∅A∪X )g de ((63); 24) con ((43); 20). Por lo
tanto (∅A ⊆ ∅A∪X ∧ ∅A∪X ⊆ ∅A )g y (∅X ⊆ ∅A∪X ∧ ∅A∪X ⊆ ∅X )g de ((37); 18), entonces (∅A = ∅A∪X )g
y (∅X = ∅A∪X )g debido a ((70); 26), concluyéndose (∅A = ∅X )g. 
Este teorema establece la “universalidad” de la vacuidad y permite la omisión de los subı́ndices, presen-

tándose comportamientos como ∅ ∈ P(X) y ∅ ⊆ P(X) para un conjunto X, pues ∅P(X) ∈ P P(X) g
 
luego ∅P(X) ⊆ P(X) g de ((95); 29) con ((37); 18) y ((54); 21), en donde ∅X = ∅P(X) g, lo cual
inicialmente es perturbante para los estudiantes.
Teorema 0.2.7. Sea C una colección de conjuntos.
 
(∩C =
6 ∅)g a ` ∃ ξ ∈0 ∪C| ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g g .
  
Demostración.– De ( ∩ C = 6 ∅)g se tiene
  η ∈ 0
∪ C k ∀ A ∈ 0
C | (η ∈ A) g g 6
= ∅ g de
 ((86); 28),
luego ∃ ξ ∈ ∪ C | ∀ A ∈ C | (ξ ∈ A) g g g del teorema
0 0
  (0.2.5; 31) dado que  ∪ C ∈ P ∪ C g de ((96);
29). Ahora,
 de ∃ ξ ∈ 0
∪ C | ∀ A ∈ 0
C | (ξ ∈ A) g g g también se sigue η ∈ 0
∪ C k ∀ A ∈0 C | (η ∈
A) g g 6= ∅ g, entonces (∩ C = 6 ∅) nuevamente debido a ((86); 28). 
  
Como ∃ ξ 0 ∈ ∪ C | ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A)  g f a ` ∀ ξ 0 ∈ ∪ C | ¬(∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A)  g g g de ((56); 22), y
∀ ξ 0 ∈ ∪ C | ¬(∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g g a ` ∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ 6∈ A) g g g del corolario (0.1.1;
23), con el teorema (0.2.7; 32) y ((43); 20) se obtiene
 
( ∩ C = ∅)g a ` ∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ 6∈ A) g g g . (104)
Teorema 0.2.8. Sea X un conjunto.

(X 6= ∅)g a ` ∃ x ∈0 X | (x = x) g g .

Demostración.– De ∃ x ∈0 X | (x = x) g g y con (ξ ∈ X ∧ ξ = ξ)g se tiene (X 6= ∅)g debido a ((103);
  
31). Ahora, de (X 6= ∅)g se sigue x ∈0 X k (x = x)g 6= ∅ g de ((73); 26), luego ∃ ξ ∈0 X | (ξ = ξ)g g
del teorema (0.2.5; 31). 
Es interesante comentar que el inverso de ((103); 31) carece de sentido, a diferencia de este último
teorema, en donde se plantea un cuantificador existencial que no especifica elementos. Esto se ilustra en
M.F. Rosales 33

el siguiente corolario, en donde se demuestra un comportamiento que usualmente se incorpora como obvio
en los razonamientos, sin apercibir la necesidad de su demostración.
Corolario 0.2.3. Sean A y B conjuntos.

(A \ B 6= ∅)g a ` (A 6⊆ B) g .


Demostración.– De (A \ B 6= ∅)g se sigue ∃ x ∈0 A \ B | (x = x) g g del teorema (0.2.8; 32), y con
(ξ ∈ A \ B ∧ ξ = ξ)g se tiene (ξ ∈ A \ B)g de ((32); 17), porlo cual (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g debido a ((81);
28) con ((37); 18) y ((54); 21), entonces ∃ x ∈0 A | (x 6∈ B) g g de ((52); 21), y de ((63); 24) se obtiene
(A 6⊆ B)g.

Ahora, de (A 6⊆ B)g se sigue ∃ x ∈0 A | (x 6∈ B) g g de ((63); 24), y con (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g se tiene
(ξ ∈ A)g y (ξ 6∈ B)g de ((1); 12), luego (ξ ∈ A ∪ B)g de ((54); 21), pues se tiene (ξ ∈ A ∧ ∀ x ∈ A | (x ∈
A ∪ B) g g debido a ((79); 27) con ((61); 24) y ((37); 18), entonces (ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)g de ((37); 18),
por lo cual (ξ ∈ A \ B)g de ((80); 27) con ((67); 25), y de ((103); 31) se concluye (A \ B 6= ∅)g. 
Teorema 0.2.9. Sean X y A conjuntos.

A ∈ P(X) \ {∅} g a ` (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X) g .

 
Demostración.– De A ∈ P(X) \ {∅} g se sigue A ∈ P(X) ∧ A 6∈ {∅} g debido a ((81); 28) con (37);
18) y ((54); 21), luego de ((32); 17) se tiene (A 6= ∅)g debido a ((66); 25) y A ⊆ X de ((94); 29) con
((48); 21), por lo cual (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X)g de ((37); 18).
 Ahora, de (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X)g se sigue (A 6= ∅)g
y (A ⊆ X)g debido a ((32); 17), entonces A ∈
6 {∅} g y A ∈ P(X) g también de ((66); 25)  y ((94);
29), por lo cual A ∈ P(X) ∧ A 6∈ {∅} g nuevamente de ((37); 18), entonces A ∈ P(X) \ {∅} g debido
a ((67); 25) y ((80); 27). 
Corolario 0.2.4. Sean X y A conjuntos.
 
A ∈ P(X) \ {∅} g ` A ⊆ X ∧ ∃ a ∈0 A | (a = a) g g .

Demostración.– Se sigue de los teoremas (0.2.9; 33) y (0.2.8; 32) con ((1); 12) y ((37); 18). 

Una situación importante se presenta cuando para un conjunto X se tiene ∃ x ∈0 X | {x} = X g
  
g, lo cual caracteriza a los conjuntos unitarios, pues se hace X unitario ≡ ∃ x ∈0 X | {x} = X g g.

Estos conjuntos se identifican fácilmente, pues para dos conjuntos X y {ξ} se tiene {ξ} = X g `
(X unitario) como lo puede demostrar el lector, por lo cual con la invocación del ente η y el axioma de
aparamiento se sigue {η} unitario, pues basta hacer X ≡ {η}.
Teorema 0.2.10. Sea X un conjunto.

∀ x ∈ X | ({x} ⊆ X) g g .

  
Demostración.– Para (ξ ∈ X)g se tiene {ξ} = x ∈0 X | (x = ξ) g g, luego {ξ} ⊆ X g de ((69);
  
25), entonces x ∈0 X −. {x} ⊆ X g, por lo cual ∀ x ∈ X | {x} ⊆ X g g. 
Proposición 0.2.1. Sea X un conjunto.

X 6= ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g a ` X unitario .

 
Demostración.– De X 6= ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g y ((1); 12) se sigue ∃ x ∈0 X | (x = x) g g
del teorema ((0.2.8; 32), y con (η ∈ X ∧ η = η)g se tiene (η ∈ X)g de ((32); 17), y con el axioma de
apareamiento se considera a {η} . Ahora, de (ω ∈ X)g se sigue
 (η & ω ∈ X)g, luego (ω = η)g debido
a ((54); 21) con ((37); 18) pues ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g, por lo cual ω ∈ {η} g de ((66); 25),
34 Cálculo diferencial avanzado

0
 0
 
obteniéndose
 x ∈ X −. x ∈ {η} g, entonces ∀ x ∈ X
 | x ∈ {η} g g debido a ((53); 21), por lo tanto
X ⊆ {η} g de ((61); 24). Pero también, con ξ ∈ {η} g se tiene (ξ = η)g de ((66); 25),  luego (ξ ∈ X)g
0 0
ya que (η ∈ X)g, por lo cual  x ∈ {η} −. (x ∈ X)g, entonces ∀ x ∈ {η} | (x ∈ X) g debido a ((53);
g
21), obteniéndose {η} ⊆ X g de ((61); 24), y con ((70); 26) se concluye X = {η} g.

Ahora, de X unitario se tiene {ξ} = X g con (ξ ∈ X)g, y como  (ξ = ξ)g del principio de identidad, se
sigue ξ ∈ X ∧ ξ = ξ)g de ((37); 18), luego ∃ x ∈0 X | (x = x)g g debido   entonces (X 6= ∅)g
a ((52); 21),
del teorema (0.2.8; 32). Además, de (ψ & ω ∈ X)g se tiene ψ ∈ {ξ} g y ψ ∈ {ω} g debido a ((1); 12), 
por lo cual (ψ = ξ)g y (ω = ξ)g de ((66); 25), luego (ψ = ω)g, obteniéndose ∀ x &  y ∈0 X | (x = y) g g
debido a ((53); 21), y con ((37); 18) se concluye X 6= ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g. 
El siguiente teorema también aparenta ser una obviedad, el razonamiento tradicional utiliza argu-
mentos carentes de sustento explı́cito o los soslaya, los cuales se deben exhibir en una demostración, y al
hacerlo se hace evidente la necesidad de su identificación. . . en alguna ocasión se debe hacer.

Teorema 0.2.11. Sean X un conjunto y (p & q ∈ X)g.



(p 6= q)g ` {p} ∩ {q} = ∅ g .

 
Demostración.– Con {p}, {q} se sigue p & q ∈ {p} ∪ {q} g de ((52); 21) con ((76); 27) y ((37); 18),
   
ya que {p} ∈ {p}, {q} ∧ p ∈ {p} g y {q} ∈ {p}, {q} ∧ q ∈ {q} g debido a ((66); 25) y ((37);
18), además p 6∈ {q} g nuevamente de ((66); 25) pues  (p 6= q)g, entonces p ∈ {p} ∧ p 6∈ {q} g de ((32);
17) y ((37); 18), por lo cual ∃ x ∈0 {p} | x
 ∈
6 {q} g g debido a ((52); 21), obteniéndose {p} 6⊆ {q} g de
((63); 24), luego {p} 6⊆ {q} ∨ {q} 6⊆ {p} g debido a ((1); 12), por lo tanto {p} = 6 {q} g de ((71); 26).
  
Ahora, de ξ ∈ {p} ∪ {q} g seobtiene ∃ A ∈0 {p},  {q} | (ξ ∈ A) g g debido a ((76); 27) con ((48);
21), y de ((1); 12) para B ∈ {p}, {q} ∧  ξ ∈ B g se sigue (B = {p} ∨ B  = {q})g debido a ((66);
25), por lo cual (B = {p}) g y B = {q} f o (B = {p}) f y B = {q} g) de ((1); 12) dado que
   
{p} =6 {q} g, por consiguiente (B = {p}) g o B = {q} g) . Pero de (B = {p})g se tiene ξ ∈ {p} g,
 
entonces (ξ = p)g nuevamente de ((66); 25), luego ξ 6= q g y también se sigue ξ 6∈ {q} g, y de igual
    
manera de B = {q} g se obtiene ξ 6∈ {p} g, por lo tanto ξ 6∈ {q} g o ξ 6∈ {p} g , infiriéndose
   
∃ A ∈0 {p}, {q} | (ξ 6∈ A) g g, por lo cual x ∈0 {p} ∪ {q} −. ∃ A ∈0 {p}, {q} | (x 6∈ A) g g,
  
entonces ∀ x ∈0 {p} ∪ {q} | ∃ A ∈0 {p}, {q} | (x 6∈ A) g g g de ((53); 21), y con ((104); 32) se concluye

{p} ∩ {q} = ∅ g. 
Obsérvese que con ξ y η el axioma de apareamiento permite considerar a {ξ} y {η} , y también a
{ξ, η} cuando (ξ 6= η)g; serı́a incorrecto olvidar esta condición, pues permitirı́a la multiplicidad de entes.
Esto impide la repetición de elementos en un conjunto, lo cual está presente en los ejemplos tı́picos de
conjuntos en la educación elemental, en donde pululan las “mentiras piadosas” debidas al desconocimiento
o a un propósito protectivo, que resultan mediocrizantes y provocan un daño persistente, argumentando el
que deben decirse las cosas de acuerdo al nivel de los alumnos. . . cuando lo óptimo serı́a modificar el nivel
para decirlas coherentemente.

Entonces, con (ξ 6= η)g se puede
 inocar a (ξ, η) ≡ {ξ}, {ξ, η} nuevamente debido al axioma de
apareamiento,
 {ξ} =
dado que 6 {η} g, al cual se le llama par ordenado. El adjetivo ordenado proviene de
que para {ξ}, {ξ, η} se sigue {ξ} ⊆ {ξ, η} g, y con esta contención se define el “orden” al convenir en
que el elemento del conjunto contenido precede al otro elemento (si lo hay) del conjunto contenedor, es decir
que ξ precede a η, lo cual trasciende a la dirección de escritura
o lectura del sı́mbolo compuesto (ξ, η).
Este planteamiento se complementa haciendo (ξ, ξ) ≡ {ξ} , en donde también se tiene {ξ} ⊆ {ξ} g
preservándose el “orden” mencionado.
Desde luego, cuando
 se tiene un conjunto X y (ξ & η ∈ X)g prevalece (ξ, η),
 pero ahora se tiene
{ξ} = {x ∈ X | x = ξ} g y {η} = {x ∈ X | x = η}  g en donde {ξ} & {η} ∈ P(X)
 g debido
al teorema
(0.2.2; 30), y también se sigue (ξ, η) ∈ P P(X) g de ((94); 29), pues {ξ}, {ξ, η} ⊆ P(X) g,
M.F. Rosales 35

entonces 
(ξ & η ∈ X)g ` (ξ, η) ∈ P P(X) g . (105)

Ahora es viable definir al producto cartesiano


 (simple) de dos conjuntos A y B, notado con
A × B, pues con A ∪ B se invoca a P P(A ∪ B) y se hace
 
A × B ≡ (a, b) ∈0 P P(A ∪ B) k (a ∈ A ∧ b ∈ B) g (106)

llamando a sus elementos pares ordenados en A × B. Con A × B, resulta natural pensar en P(A × B)
posibilitando la introducción del concepto de relación, pues se dice que un elemento de P(A × B) es una
relación en A × B, un concepto simple, pero trascendental por ser el antecedente del concepto de función.
Teorema 0.2.12. Sean A y B conjuntos.

(a ∈ A ∧ b ∈ B)g ` (a, b) ∈ A × B g .


Demostración.– De ((78); 27) y ((37); 18) se sigue (a & b ∈ A ∪ B)g dado que A & B ∈ {A, B} g,
  
luego (a, b) ∈ P P(A ∪ B) g de ((105); 35), por lo cual (a, b) ∈ P P(A ∪ B) ∧ (a ∈ A ∧ b ∈ B) g

nuevamente de ((37); 18), entonces (a, b) ∈ A × B g debido a ((67); 25) con ((106); 35). 
Teorema 0.2.13. Sean A y B conjuntos.

(A = ∅ ∨ B = ∅)g a ` (A × B = ∅) g .

Demostración.– De ¬(A = ∅ ∨ B = ∅) g se tiene (A 6= ∅ ∧ B 6= ∅)g debido a ((26); 16) y ((47); 20),
entonces (A 6⊆ ∅)g y (B 6⊆ ∅)g de ((32); 17) y ((71);
 26) con el corolario (0.2.1; 31) y ((1); 12), por lo
cual ∃ a ∈0 A | (a 6∈ ∅) g g y ∃ b ∈0 B | (b 6∈ ∅) g g de ((63); 24), luego con (ω ∈ A)g y (θ ∈ B)g

se sigue (ω & θ ∈ A ∪ B)g debido a ((78); 27) y ((37); 18) dado que A & B ∈ {A, B} g, entonces
 
(ω, θ) ∈ P P(A ∪ B) g de ((105); 35), obteniéndose (ω, θ) ∈ P P(A ∪ B) ∧ (ω ∈ A ∧ η ∈ B) g debido

a ((37); 18), por lo tanto (ω, θ) ∈ A × B g de ((67); 25) y ((106); 35), y con ((103); 31) se concluye
(A × B 6= ∅)g, entonces (A × B = ∅)g ` (A = ∅ ∨ B = ∅)g de ((43); 20).
 0

Ahora, de ¬(A×B = ∅) g se sigue  ∃ η ∈ A×B | (η = η)g  del teorema (0.2.8; 32), y con (a, b) ∈ A×B g
se tiene (a, b) ∈ P P(A ∪ B) ∧ (a ∈ A ∧ b ∈ B) g debido a ((67); 25) con ((48); 21), entonces
(a ∈ A ∧ b ∈ B)g de ((32); 17),
 y de ((103); 31) con ((32); 17) se obtiene (A 6= ∅)g
 y (B 6= ∅)g, por lo
tanto ¬(A = ∅) ∧ ¬(B = ∅) g de ((37); 18), concluyéndose ¬(A = ∅ ∨ B = ∅) g debido a ((26); 16)
con ((47); 20), luego (A = ∅ ∨ B = ∅)g ` (A × B = ∅)g debido a ((43); 20). 
Teorema 0.2.14. Sean X, A y Y conjuntos.

A ∈ P(X) g ` A × Y ⊆ X × Y ∧ Y × A ⊆ Y × X) g .

 
Demostración.– Para (ξ, η) ∈ A × Y g se tiene (ξ, η) ∈ P P(A ∪ Y ) ∧ (ξ ∈ A ∧ η ∈ Y g de ((106);
35) con ((67); 25) y ((48); 21), y como (A ⊆ X)g de ((94);29) con ((48); 21, se sigue (A ∪ Y ⊆ X ∪ Y )g
debido a ((90); 29), luego P P(A ∪ Y ) ⊆ P P(X ∪ Y ) g del teorema (0.2.3; 30), entonces (ξ, η) ∈
 
P P(A ∪ Y ) ∧ ∀ x ∈0 P P(A ∪ Y ) | x ∈ P P(X ∪ Y ) g de ((32); 17) y ((37); 18) con ((61); 24),

por lo cual (ξ, η) ∈ P P(X ∪ Y ) g debido a ((54); 21). Además, (ξ ∈ X)g, pues (ξ ∈ A ∧ η ∈ Y )g
0

nuevamente de ((32); 17), luego ξ ∈ A ∧ ∀ x ∈  A | (x ∈ X) g g también
 de ((32); 17) y ((37); 18) con
((61); 24), por lo tanto (ξ, η) ∈ P P(X ∪ Y ) ∧ (ξ ∈ X ∧ η ∈ Y ) g debido a ((32); 17) y ((37); 18),
0
entonces (ξ, η) ∈ X × Y de ((106); 35) con  ((67); 25), obteniéndose x ∈ A × Y −. (x ∈ X × Y )g, por
0
consiguiente ∀ x ∈ A×Y | (x ∈ X ×Y )g g de ((53); 21), y con ((61); 24) se concluye (A×Y ⊆ X ×Y )g.
Lo faltante lo puede demostrar el lector. 
Teorema 0.2.15. Sea X un conjunto.

(X = ∅)g a ` P(X) = {∅} g .
36 Cálculo diferencial avanzado


Demostración.– Como (∅ ⊆ ∅)g de ((70); 26) y ((32);   17), se sigue ∅ ∈ P(∅) g debido a ((94); 29),
0
por lo cual ∅ ∈ P(∅) ∧ ∀ x ∈ P(∅) | {x} ⊆ P(∅) g g de ((37);  18) y el teorema (0.2.10; 33), luego
{∅} ⊆ P(∅) g, entonces  de (X = ∅)g se obtiene {∅} ⊆ P(X)  de P(X) 6⊆ {∅} g se sigue
g. Ahora, 
∃ x ∈0 P(X) | x 6∈ {∅} g g debido a ((63); 24), y con ξ ∈ P(X) ∧ ξ 6∈ {∅} g se tiene ξ ⊆ X ∧ ξ 6⊆{∅} g
de ((32); 17) con ((94); 29) y ((48); 21) y (37); 18), luego de (X = ∅)g se obtiene P(X) 6⊆ {∅} f por

reducción al absurdo, por lo tanto {∅} ⊆ P(X) ∧ P(X) ⊆ {∅} g debido a ((37); 18), y de ((70); 26) se

concluye (P(X) = {∅} g.
 
Finalmente, de P(X) = {∅} g se sigue X ∈ {∅} g de ((96); 29), y con ((66); 25) se obtiene (X = ∅)g. 
Corolario 0.2.5. Sean A y B conjuntos.

(A = ∅ ∨ B = ∅)g a ` P(A × B) = {∅} g .

Demostración.– Inmediata de los teoremas (0.2.13; 35) y (0.2.15; 35). 



Al considerar a dos conjuntos A y B, para R ∈ P(A×B) g se dice que B es el contradominio
de R, y se define a su dominio haciendo

DR ≡ a ∈0 A k ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R (107)

por lo cual (DR ⊆ A)g de ((69); 25), luego  ∀ a∈0 DR | (a ∈ A) g g debido a ((61); 24), y de ((68); 25)
se tiene ∀ a ∈0 DR | ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R g g g, entonces de la proposición (0.1.2; 22) se obtiene
  
∀ a ∈0 DR | a ∈ A ∧ ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R g g g (108)

y al conjunto  0
RR ≡ b ∈ B k ∃ a ∈0 DR | (a, b) ∈ R (109)
se le denomina rango de la relación llamando a sus elementos valores de la relación, luego (RR ⊆ B)g
de ((69); 25), y con un razonamiento análogo al anterior se sigue
  
∀ b ∈0 RR | b ∈ B ∧ ∃ a ∈0 DR | (a, b) ∈ R g g g (110)

y como ejercicio el lector puede demostrar que para A, B, C, D conjuntos, y con R ∈ P(A × B) g y
Q ∈ P(C × D) g se tiene
(R = Q)g ` (DR = DQ ∧ RR = RQ ) g . (111)

Cuando para R ∈ P(A×B) g se tiene (RR = B)g, se dice que R es una relación suprayectiva,
por lo cual    
R suprayectiva a ` ∀ b ∈0 B | ∃ a ∈0 DR | (a, b) ∈ R g g g g (112)
como lo puede verificar el lector. También se dice que R es una relación no suprayectiva cuando (RR =
B)f, luego de ((112); 36) con ((56); 22) y ((43); 20) se tiene
 
R no suprayectiva a ` ∃ b ∈0 B | ∀ a ∈0 DR | (a, b) 6∈ R g g . (113)

 
Obsérvese que con B ∈ P(D)  g y R ∈ P(A×B) g suprayectiva, de los teoremas (0.2.14); 35) y
(0.2.3; 30) se sigue R ∈ P(A × D) g, pero ahora no necesariamente es suprayectiva; por lo que el atributo
de ser suprayectiva también está condicionado a la declaración inicial de pertenencia de la relación. Esta
pertenencia es explı́cita cuando se identifica a la relación con el axioma de especificación, sin embargo
podrı́a tratarse de una relación identificada con un conjunto explı́cito, lo cual es frecuente en situaciones
sencillas, y en tal caso la pertenencia no serı́a evidente. Es claro que esta deficiencia trae consecuencias, lo
cual se corrige al introducir las funciones con el concepto de igualdad funcional (véase pág. 56).
Es conveniente hacer una pausa para revisar, aunque someramente, al concepto de definición uti-
lizando la suprayectividad de una relación. En ella implı́citamente está el preámbulo “sean A y B conjuntos
M.F. Rosales 37


y R ∈ P(A × B) g” que tiene un contexto afirmativo en la discusión, y se considera al sı́mbolo com-
puesto 50 R suprayectiva, para representar al enunciado (RR = B)g, es decir se hace R suprayectiva ≡
(RR = B)g. En estos términos una definición no involucra una coinferencia, es un enunciado con cierto
préambulo, por ello es inapropiado utilizar el “si y sólo si” tan frecuente en la literatura, lo cual se recrudece
si se emplea a ⇔ aún cuando se tiene ((47); 20). En todas las difiniciones que se plantean en el libro se
sigue este planteamiento, aún cuando no se haga explı́cito, y el lector debe estar consciente de ello.

De modo análogo, se dice que R ∈ P(A × B) g es una relación inyectiva cuando se tiene
  
∀ (a, b) ∈0 R | ∀ ξ ∈0 DR \ {a} | (ξ, b) 6∈ R g g g (114)
  
y con R es una relación no inyectiva cuando ∀ (a, b) ∈0 R | ∀ ξ ∈0 DR \ {a} | (ξ, b) 6∈ R g g f, luego
  
R no inyectiva a ` ∃ (a, b) ∈0 R | ∃ ξ ∈0 DR \ {a} | (ξ, b) ∈ R g g g (115)
y se finaliza diciendo que una relación es biyectiva cuando es inyectiva y suprayectiva.

Para el caso R ∈ P(A × A) g se definen ciertos comportamientos:
 
R es una relación reflexiva en A cuando 51 ∀ a ∈0 A | (a, a) ∈ R g g.
 
R es una relación simétrica cuando ∀ (a, b) ∈0 R | (b, a) ∈ R g g.
 
R es una relación antisimétrica en A cuando ∀ (a, b) ∈0 R | (b, a) 6∈ R g g.
 
R es una relación transitiva en A cuando (a, b) & (b, c) ∈ R g ` (a, c) ∈ R g.
R es una relación de equivalencia en A cuando es reflexiva, simétrica y transitiva.

Finalmente, cuando R es una relación de equivalencia en A , con (ξ ∈ A)g se hace


 
[ξ]R ≡ a ∈0 A k (a, ξ) ∈ R g (116)
conocido como clase de equivalencia de a asociada a R, y también se identifica al conjunto de clases
de equivalencia asociadas a R
 
[ ]R ≡ β ∈0 P(A) k ∃ a ∈0 A | β = [a]R g . (117)

F Convenciones simplificatorias.- Desde ahora se abrevia la escritura omitiendo al sı́mbolo g (con


algunas excepciones) entendiendo su presencia, por lo que los sı́mbolos se interpretan como enunciados
verdaderos (lo cual es tradicional, aún cuando no es explı́cito e incluso no es apercibido), y sólo se incorpora
al sı́mbolo f en donde sea necesario. Desde luego esto tiene inconvenientes, ya que propicia la confusión
de un sı́mbolo con su enunciado asociado a g. . . la simplicidad no siempre es redituable.
Ası́ mismo, para congraciarse con la tradición y suponiendo que se ha logrado la concientización, se
reemplaza ∈0 por el simple ∈ , y también se abrevia
 al razonamiento x ∈0 X −. Pxg ligado con
0
(x ∈ X)g ` Px g, que da lugar a ∀ x ∈ X | Px g g, resumiéndolo con ∀ x ∈ X | Px . F

0.3. Números reales

0.3.1. Introducción

Los números reales son indispensables para el planteamiento de la estructura de espacio vectorial
real, que a la vez es fundamental en el cálculo diferencial e integral, por ello es necesario tratar dicho
concepto, aún cuando sea brevemente.
50 En este caso serı́a inapropiado asociale un estado.
51 Obsérvese que se sigue (DR = A ∧ RR = A)g.
38 Cálculo diferencial avanzado

La presentación de los números reales puede hacerse de manera axiomática o de manera construc-
tiva. Por su sencillez, aquı́ se considera el proceso axiomático, que plantea una sı́ntesis elegante del sistema
lógico de los números reales R al enunciar ciertas propiedades declaradas como axiomas o postulados [9],
que involucran a un conjunto, dos funciones (véase § 1.1.1 pág. 54) llamadas suma +R ∈ RR×R y producto
·R ∈ RR×R , y un orden <R (una relación en R × R, véase pág 35). Se trata de una estructura lógica en la
teorı́a de conjuntos, en la que no se exige una realización de los números reales, es decir de un conjunto
explı́cito, y por ello, tampoco la identificación del orden y de sus funciones suma y producto.
Aunque este es un procedimiento formalmente satisfactorio, es necesario reconocer otros sistemas
lógicos de números parcialmente compatibles con el sistema de los números reales, los cuales también pueden
presentarse axiomáticamente o constructivamente. Se trata de los números naturales N, los números
enteros Z y los números racionales Q, cuya compatibilidad parcial se establece de las contenciones
N ⊂ Z ⊂ Q ⊂ R, con las identificaciones pertinentes de neutros aditivos y multiplicativos, de inversos
aditivos, ası́ como sus respectivas sumas, productos y ordenes.
En la presentación axiomática, la compatibilidad parcial se debe al axioma del supremo (véase (S)
pág. 41), pues los sistemas de números N, Z y Q no lo satisfacen, por ello dichos sistemas de números
no pueden ser los números reales. Para cumplir con el axioma, se requiere complementar a los números
racionales con los números irracionales I, estableciéndose la compatibilidad total con Q∪I, por lo que se
dice R = Q ∪ I. Sin embargo, al no requerir esta presentación de alguna realización, surge inmediatamente
la interrogante de ¿qué es un número?
El procedimiento constructivo es una bella muestra de la capacidad analı́tica humana, constituye
una exquisitez matemática que es tema del algebra avanzada, cuya complejidad y extensión ha ameritado
diversos textos (en [2] se encuentran varias referencias). A diferencia del proceso axiomático, en el con-
structivo se impone la declaración previa de un conjunto plenamente especificado, lo cual provee cierto
significado a dichos números y explicita la realización que finalmente se obtenga de los números reales. . .
pero al igual que en la presentación axiomática, en ningún momento se considera directamente a la pregunta
de ¿qué es un número? Frecuentemente se desvian considerando a los sı́mbolos que los representan, comen-
tando las bondades o dificultades de sus diversas representaciones, lo cual es históricamente interesante,
pero no dice algo respecto al significado de los números.
Tal vez no se formula esta pregunta porque no se tiene una respuesta satisfactoria. . . sólo se esboza
el significado de los números naturales asociándolos al conteo de los elementos de conjuntos, apoyándose
en conductas aprendidas. Es un ejemplo de condicionamiento, en donde se provoca tal costumbre en el
pensamiento, que hace considerar al concepto como comprendido, o peor aún, como algo que no amerita
reflexión.

H El proceso constructivo de los números reales, puede iniciarse desde el conjunto de los números
naturales. Para ello se exhibe una realización, por ejemplo la de von Neumann 52 [2, pág. 84], en
donde 1 ∈ N con 1 ≡ {∅}, y para n ∈ N se plantea n ∪ {n} ∈ N haciendo 53 n + 1 ≡ n ∪ {n},
por lo cual con 2 ≡ 1 + 1, 3 ≡ 2 + 1, 4 ≡ 3 + 1, etc. se sigue
      
1 = {∅}, 2 = ∅, {∅} , 3 = ∅, {∅}, ∅, {∅} , 4 = ∅, {∅}, ∅, {∅} , ∅, {∅}, ∅, {∅} , etc.
posibilitando una interpretación simple de los números naturales en términos del conteo de
los elementos de conjuntos, basándose en la equivalencia de conjuntos (véase pág. 67). Este
planteamiento permite la demostración de los axiomas de Peano [2, pág. 86] y [12, pág. 46] de
los números naturales 54 , que establecen las propiedades básicas de N:
1) 1 ∈ N , 2) ∀ n ∈ N | n + 1 ∈ N ,
3) ∀ n ∈ N | 1 6= n + 1 , 4) m & n ∈ N ∧ m + 1 = n + 1 ` m = n . (118)
52 Johann Ludwing von Neumann (1903-1957), fı́sico matemático húngaro que contribuyó a la mecánica cuántica, la lógica

matemática y la cibernética.
53 A n + 1 se le conoce como el sucesor de n y se le nota con s(n).
54 Al invocarlos como axiomas, constituyen la presentación axiomática de N que se debe al matemático italiano Giuseppe

Peano (1741-1827).
M.F. Rosales 39

Con los números naturales se incorporan a los números enteros Z, haciendo [2, pág. 100]
 
Z ≡ A ∈ P(N) k A conjunto unitario ∪ {∅} ∪ N

en donde para n ∈ N se conviene en −n≡ {n} y 0 ≡ ∅, y es claro que N ⊂ Z. La “extensión”de



Z a Q se plantea con la relación R ≡ (a, b), (c, d) ∈ (Z × N) × (Z × N) k a ·Z b = c ·Z d y
 
haciendo Q ≡ [ ]R , por lo cual Q ⊆ P(Z × N), y con Z0 ≡ (q, n) R ∈ Q k n = 1 se sigue
 
r ∈ Q ∧ (q, n) ∈ r a ` r = (q, n) R y Z0 ≈ Z, teniéndose Z0 ⊂ Q por lo que se dice Z ⊂ Q,
aun cuando sea estrictamente inapropiado. 
Para introducir a los números reales, con q ∈ Q se hace <Q q ≡ p ∈ Q k p <Q q , y se
definen al invocar al conjunto 55
 
R ≡ α ∈ P(Q) \ {∅} k ∀ q ∈ α | <Q q ⊂ α ∧ q ∈ Q k α ⊂ <Q q ∩ α = ∅ . (119)

Dado que con Q0 ≡ α ∈ R k ∃ q ∈ Q | α = <Q q se sigue Q0 ≈ Q y Q0 ⊂ R, se dice que
Q ⊆ R, aun cuando tampoco sea de todo correcto.
0
Finalmente, los números irracionales
0
 √se incorporan simplemente con I ≡ R \ Q , por lo cual
R = Q ∪ I y se puede verificar π, e, 2 ⊂ I, cuyos elementos son los números irracionales
más conocidos. La complejidad del procedimiento es evidente, aún cuando se ha omitido in-
tencionalmente todas las funciones suma y producto, ası́ como los ordenes, su estudio es muy
interesante y formativo, por ello se le recomienda fuertemente al lector. N

0.3.2. Axiomas

Independientemente del planteamiento que se siga, al utilizar a los números reales debe suponerse
alguna realización, explı́cita o no, la cual esta constituida por un conjunto con dos funciones (una suma y
un producto) y un orden, que satisfacen ciertas propiedades introducidas, según sea el caso, como teoremas
o como axiomas. En estos términos se adopta al sı́mbolo R para cualquier realización, ası́ como los sı́mbolos
+ , · y < para la suma, el producto y el orden respectivamente, que dependen de la realización adoptada.
Tradicionalmente se utiliza al producto cartesiano simple para enunciar a estas funciones, diciendo
que +, · ∈ RR×R , por lo que se les llama
 operaciones binarias
 cerradas 56 , y por simplicidad para a & b ∈ R
57
se conviene en a + b = [+] (a, b) y a · b = [ · ] (a, b) . El orden < es una relación en R × R, es decir
<∈ P(R × R), y se conviene en a < b ≡ (a, b) ∈ < que se lee “ a menor que b”.
Con estas convenciones la presentación axiomática de los números reales R se enuncia como
58
sigue :

(S1) ∀ a & b ∈ R | a + b = b + a . (Conmutatividad de la suma)


(S2) ∀ a & b & c ∈ R | (a + b) + c = a + (b + c) . (Asociatividad de la suma)
(S3) ∃ ξ ∈ R | ∀ p ∈ R | p + ξ = p . (Existencia de neutro aditivo)
Dado que es demostrable que {η ∈ R k ∀ p ∈ R | p + η = p} es un conjunto unitario, a su elemento
se le nota con 0 y se le llama cero o neutro aditivo de R.

Sı́mbolo maya para el cero.


55 A sus elementos se les llama cortaduras de Dedekind [20, pág. 3], pues este desarrollo se debe al matemático alemán Jules
Wilhelm Richard Dedekind (1831-1916).
56 Se utiliza al adjetivo cerrado cuando el dominio y contradominio son “similares”.
57 De hecho (véase valor de pág. 56), cuando (a, b), ξ ∈ + y
` ´ ` ´
(a, b), η ∈ · se hace a + b ≡ ξ y a · b ≡ η, luego
` ´ ` ´
a + b = [+] (a, b) y a · b = [ · ] (a, b) .
58 Por comodidad se hace ∀ ξ & η ∈ X | P
ξ, η ≡ ∀ ξ ∈ X | ∀ η ∈ X | Pξ, η dado que se tiene ((60); 23).
40 Cálculo diferencial avanzado

(S4) ∀ a ∈ R | ∃ b ∈ R | a + b = 0 . (Existencia de inversos aditivos)


Como para p ∈ R se demuestra que {ξ ∈ R | p + ξ = 0} es un conjunto unitario, a su elemento se le
nota con −p.

(P1) ∀ a & b ∈ R | a · b = b · a. (Conmutatividad del producto)

(P2) ∀ a & b & c ∈ R | (a · b) · c = a · (b · c). (Asociatividad del producto)

(P3) ∃ ξ ∈ R \ {0} | ∀ a ∈ R | a · ξ = a . (Existencia de neutro multiplicativo) 59


Dado que también es demostrable que {η ∈ R \ {0} k ∀ a ∈ R | a · η = a} es un conjunto unitario, a
su elemento se le nota con 1 y se le llama uno o neutro multiplicativo de R.

(P4) ∀ a ∈ R \ {0} | ∃ b ∈ R | a · b = 1 . (Existencia de inversos multiplicativos)


Como para a ∈ R \ {0} se demuestra que {η ∈ R | a · η = 1} es un conjunto unitario, a su elemento
se le nota 60 con aim y se le llama inverso multiplicativo de a.

(SP) ∀ a & b & c ∈ R | a · (b + c) = (a · b) + (a · c) . (Distributividad)


 

 a < b y (a = b) f y (b < a) f

  
(O1) ∀ a & b ∈ R | o (a < b) f y a = b y (b < a) f (Tricotomı́a) 61

 

 o (a < b) f y (a = b) f y b < a

(O2) a & b & c ∈ R ∧ (a < b ∧ b < c) ` a < c . (Transitividad)

(O3) a & b ∈ R ∧ a < b ` ∀ c ∈ R | (a + c) < (b + c) .

(O4) a & b ∈ R ∧ a < b ` ∀ c ∈ R+ | (a · c) < (b · c) .


En donde se identifican a los conjuntos

R+ ≡ {λ ∈ R k 0 < λ} y R− ≡ {λ ∈ R k λ < 0} (120)

llamándolos números reales positivos, y reales negativos respectivamente, que constituyen una
partición 62 de R, pues con el axioma (O1) el lector puede verificar

R = (R+ ∪ R− ) ∪ {0}, R+ ∩ R− = ∅, R+ ∩ {0} = ∅, R− ∩ {0} = ∅ . (121)

Esta partición permite establecer un “atributo”para los elementos de R \ {0}, diciendo que los ele-
mentos de R+ tienen signo positivo y que los elementos de R− poseen signo negativo. De manera
similar, con a & b ∈ R y a < b se identifican otros subconjuntos de R muy útiles

(a; b) ≡ c ∈ R k a < c ∧ c < b , [a; b] ≡ (a; b) ∪ {a, b}, [a; b) ≡ (a, b) ∪ {a}, (a; b] ≡ (a; b) ∪ {b}

a quienes respectivamente se les llama intervalo abierto, intervalo cerrado e intervalos semia-
biertos.
Para incorporar al último axioma de R, conocido como el axioma del Supremo, se requieren ciertos
antecedentes vinculados a subconjuntos de los números reales:
59 Es importante comentar que de (S3) y (P3) se tiene R 6= ∅ y R \ {0} 6= ∅ debido al teorema (0.2.4; 31) y ((43); 20).
60 Al considerar la potenciación de un número real se demuestra a ∈ R \ {0} ` a−1 = aim como lo establece ((1.69); 78).
61 Por comodidad podrı́a pensarse en sintetizar este comportamiento con (a < b ∨0 (a = b ∨0 b < a), pero de ((2); 12) se

incorporarı́a un caso indeseable.


62 Si para los conjuntos A, J y la familia F ∈ P (A) J (véase § 1.3.1 pág. 72) se tiene
` ´

1) A = ∪j∈J [F ](j) 2) j & k ∈ J ∧ j 6= k ` [F ](j) ∩ [F ](k) = ∅


se dice que RF es una partición de A, a F se le llama fibración de A y a [F ](j) con j ∈ J una fibra de A.
M.F. Rosales 41


1. Para A ∈ P(R) \ {∅} se hace As ≡ q ∈ R k ∀ a ∈ A | a ≤ q y cuando As 6= ∅, se dice
que A es un conjunto acotado superiormente y a los elementos de As se les llama cotas
superiores de A.
2. Si para A ∈ P(R) \ {∅} se considera SA ≡ {ω ∈ As k ∀ p ∈ As | ω ≤ p}, entonces de SA 6= ∅ se
sigue SA unitario. En efecto, dado que con θ ∈ SA se tiene θ ∈ As y ∀ q ∈ As | q ≤ θ debido
a ((67); 25), para ξ & η ∈ SA se obtiene ξ & η ∈ As y además ξ ≤ η y η ≤ ξ de ((54);
21), luego (η < ξ)f y (ξ < η)f, por lo tanto η = ξ de (O1), ya que As ⊆ R de ((69); 25),
entonces de la proposición (0.2.1; 33) se concluye SA unitario, pues SA 6= ∅. Debido a esto, se
conviene
 en representar
al elemento de SA con sup(A) y se le llama supremo de A, es decir
SA = sup(A) , por lo tanto

A ∈ P(R) \ {∅} ∧ SA 6= ∅ ` SA = sup(A) . (122)

(S) A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` SA 6= ∅ . (Existencia del supremo)


Del razonamiento anterior se puede decir que este axioma plantea las condiciones suficientes para
que el supremo de un subconjunto de R exista y sea único, ya que de A ∈ P(R) \ {∅} y As 6= ∅ se
sigue A ∈ P(R) \ {∅} ∧ SA 6= ∅ ` SA de ((37); 18), luego SA 6= ∅ debido a (S), por lo cual se tiene
A ∈ P(R) \ {∅} ∧ SA 6= ∅ nuevamente de ((37); 18), luego SA = sup(A) de ((122); 41), entonces

A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` SA = sup(A) . (123)

Se complementa el concepto de supremo de un subconjunto de  R introduciendo al ı́nfimo de


dichos conjuntos. Para ello, con A ∈ P(R) \ {∅} se considera Ai ≡ q ∈ R k ∀ a ∈ A k q ≤ a y
también IA ≡ {ω ∈ Ai k ∀ p ∈ Ai | p ≤ ω}, llamando a los elementos de Ai cotas inferiores de A, y de
igual manera, cuando Ai 6= ∅ se dice que A es un conjunto acotado inferiormente. El lector puede
demostrar (análogamente al caso anterior) que de Ai 6= ∅ se sigue
 IA unitario,
y a su elemento de le
representa con inf(A) llamándolo ı́nfimo de A, por lo cual IA = inf(A) . Pero ahora, con (S) se puede
plantear al siguiente teorema:
Teorema 0.3.1. (Existencia del ı́nfimo) Sea A ∈ P(R) \ {∅}.

Ai 6= ∅ ` IA 6= ∅ .

Demostración.– Se deja como ejercicio al lector, para ello se sugiere considerar (S) con el conjunto
(−IR )id (A). 
Con a ∈ R, b ∈ R y c ∈ R, se acostumbran otras notaciones simplificatorias, que aquı́ se adoptan
por su comodidad:

1) a − b ≡ a + (−b) 2) Para a 6= 0 se hace a−1 ≡ aim y 1/ a ≡ aim


3) Para b 6= 0 se hace a / b ≡ a · b−1 4) a < b < c ≡ a < b ∧ b < c
5) a ≤ b ≡ ¬(b < a) 6) a · b < c ≡ (a · b) < c y a + b < d ≡ (a + b) < d . (124)

En estos términos es viable obtener un par de resultados que ilustran la naturaleza del supremo e ı́nfimo
de un conjunto.
Teorema 0.3.2. Sea A ∈ R \ {∅}.

As 6= ∅ ` ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | sup(A) − a < η .


Demostración.– De ((123); 41) se sigue SA = sup(A) en donde SA ⊆ R de ((69); 25) con ((65); 24),
pues SA ⊆ As y As ⊆ R, luego para ξ ∈ R+ se tiene sup(A)−ξ ∈ R y sup(A)−ξ < sup(A), ya que 0 < ξ
por lo cual (sup(A) − ξ) + 0 < (sup(A) − ξ) + ξ debido a (O3), en donde (sup(A) − ξ) + 0 = sup(A) − ξ
y (sup(A) − ξ) + ξ = sup(A) + (−ξ + ξ) = sup(A) + 0 = sup(A) de (S3) y (S4).
42 Cálculo diferencial avanzado


Ahora, como sup(A) ∈ As se sigue ∀ p ∈ As | sup(A) ≤  p de ((67); 25), pero de sup(A) ≤ sup(A) − ξ f
s s
se tiene sup(A) − ξ ∈ A ∧ ∀ p ∈ A | sup(A) ≤ p f debido a ((54); 21) con ((43); 20), por lo cual
sup(A) − ξ ∈ As f, entonces s
 sup(A) − ξ 6∈ A , y de ((67); 25) con ((43); 20) se obtiene sup(A) − ξ ∈
R ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A)−ξ f, luego ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A)−ξ f, por lo tanto ∃ a ∈ A | ¬ a ≤ sup(A)−ξ
del corolario (0.1.1; 23), es decir ∃ a ∈ A | sup(A)−ξ < a, concluyéndose ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | sup(A)−a < η
debido a ((53); 21), pues de sup(A) − ξ < a se sigue sup(A) − a < ξ. 
De manera similar se demuestra al siguiente teorema y se deja como ejercicio para el lector.

Teorema 0.3.3. Sea A ∈ R \ {∅}.

Ai 6= ∅ ` ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | a − inf(A) < η .

H Es conveniente una pausa para ubicar a R en el mundo algebraico. Cuando un conjunto A


con su suma y producto satisface las propiedades (S1), (S2), (S3), (S4), (P1), (P2) y (SP),
se dice que A es un anillo conmutativo, por lo cual R es un anillo conmutativo.
Si además se tiene A \ {0} =
6 ∅ y a ∈ A \ {0} ∧ b ∈ A ` ∃ c ∈ A | a · c = b, entonces A es un
campo algebraico. Luego R es un campo, pues R \ {0} = 6 ∅, y con a ∈ R \ {0} y b ∈ R se
sigue ∃ ω ∈ R | a · ω = 1 debido a (P4) y ((53); 21), y con d ∈ R y a · d = 1 se tiene d = a−1
pues {a−1 } = {η ∈ R | a · η = 1}, luego a · a−1 = 1, además 1 · b = b · 1 = b de (P1) y (P3), y
como a−1 · b ∈ R dado que · ∈ RR×R , se obtiene a · (a−1 · b) = (a · a−1 ) · b = 1 · b = b de (P2),
por lo cual ∃ c ∈ R | a · c = b de ((52); 21).
Pero aún hay más, a una relación con las propiedades (O1) y (O2) se le llama orden
total, por lo cual R es un campo algebraico con orden total, es decir un campo algebraico
ordenado.
Por último, para un conjunto A y ∗ ∈ AA×A se dice que A es un grupo algebraico con
respecto a ∗, cuando 63
1. ∀ a & b & c ∈ A | (a ∗ b) ∗ c = a ∗ (b ∗ c) .
2. {ξ ∈ A k ∀ a ∈ A | a ∗ ξ = ξ ∗ a = a} unitario.
3. a ∈ A ` {b ∈ A k a ∗ b = b ∗ a = I} unitario, en donde {I} ≡ {ξ ∈ A k ∀ a ∈ A | a ∗ ξ =
ξ ∗ a = a} .
Además, si se tiene ∀ a & b ∈ A | a ∗ b = b ∗ a se dice que A es un grupo conmutativo o
abeliano, luego R es un grupo conmutativo respecto a + , mas no lo es respecto a · debido al
corolario (0.3.1; 43). N

0.3.3. Consecuencias algebraicas

Resulta interesante e ilustrativo mostrar la suficiencia del planteamiento axiomático para desarro-
llar la aritmética, tradicionalmente enunciada y enseñada con “reglas”que habia que memorizar y ejercitar;
un condicionamiento que crea una falsa apreciación de la matemática. . . nadie ama a quien no conoce.
Ahora se presenta la oportunidad de alterar esta percepción con la belleza de la deducción de algunas de
dichas “reglas”, explayando la participación de los axiomas y teoremas.
El objetivo de esta presentación es motivar la sustitución de la memorización con la deducción,
tratando de erradicar a la rapidez como ingrediente de la evaluación del conocimiento, sustituyéndola con
la creatividad y la perfección del razonamiento.
Los primeros ejemplos provienen de las llamadas “reglas de cancelación” de la suma y el producto,
que dicen

a&b&c ∈R ∧ a+c= b+c ` a= b y a, b ∈ R ∧ c ∈ R \ {0} ∧ a · c = b · c ` a = b (125)
63
` ´
Para a & b ∈ A se hace a ∗ b ≡ [∗] (a, b) .
M.F. Rosales 43

en donde erroneamente se enseña y piensa que las igualdades se dan, por ser válido “pasar” un “término”
al otro “miembro” y “cancelar”, cuando en realidad provienen de (S4) y (P4) y de la identificación de
las funciones · y + con el reconocimiento pleno de las propiedades de una función. También se tienen las
“reglas de adición” para la suma y el producto

∀a &b & c ∈ R|a = b ` a +c = b + c ∧ a · c = b · c (126)

en donde se dice, equivocadamente, que la igualdad se mantiene por “hacer” lo mismo en ambos “miem-
bros”. . .
Otros ejemplos con planteamientos conceptualmente incorrectos, semejantes a los anteriores, son
los siguientes

a&b&c ∈R ∧ a+c= b ` a =b−c y a, b ∈ R ∧ c ∈ R \ {0} ∧ a · c = b ` a = b / c−1 (127)

en donde también se enseña y piensa, que al “pasar” un elemento de un “miembro” al otro de una
igualdad se invierte su signo o divide al miembro, dependiendo del caso. . . en vez de tratarlos como
simples consecuencias de que + y · son funciones.
En la demostración del siguiente teorema se explicı́ta e identifica a los axiomas utilizados, sin
embargo posteriormente en la mayorı́a de los casos, se deja al lector el reconocimiento de los axiomas
requeridos.
Teorema 0.3.4. Sea R.

1) 1 = 1−1 2) 0 = −0 .

Demostración.–

1. De (P3) se tiene 1 6= 0, luego 1 ∈ R \ {0} y se sigue 1 · 1−1 = 1 de (P4) con ((54); 21), en donde
1 · 1−1 = 1−1 · 1 de (P1) con ((54); 21) ya que 1−1 ∈ R, además 1−1 · 1 = 1−1 de (P3) con ((54);
21), entonces 1 = 1−1 .
2. De (P4) con ((54); 21) se tiene 0 − 0 = 0, en donde 0 − 0 = −0 + 0 de (S1) con ((54); 21) pues
−0 ∈ R, y también −0 + 0 = −0 debido a (S3) con ((54); 21), por lo cual 0 = −0. 
Teorema 0.3.5.
∀a ∈ R|a· 0 = 0.

Demostración.– Para ξ ∈ R se tiene



ξ · 0 = (ξ · 0) + 0 = (ξ · 0) + (ξ − ξ) = (ξ · 0) + ξ − ξ

= (ξ · 0) + (ξ · 1) − ξ = (ξ · (0 + 1)) − ξ = (ξ · 1) − ξ = ξ − ξ = 0

luego ∀ a ∈ R ` a · 0 = 0 debido a ((53); 21). 


El axioma (P4) asegura la existencia y unicidad de los inversos multiplicativos en R \ {0}, mas
nada dice al respecto para el neutro aditivo, y aunque parece obvio ∃  a ∈ R ·t· 0 · a = 1, es decir que el
neutro aditivo no tiene inverso multiplicativo, es algo que debe demostrarse.
64
Corolario 0.3.1.
 a ∈ R|0 ·a = 1.

Demostración.– De ∃ a ∈ R | 0 · a = 1, para ξ ∈ R y 0 · ξ = 1 se tiene ξ · 0 = 1 y ξ · 0 = 0 de (P1) y


el teorema (0.3.5; 43), además 1 6= 0, luego ξ · 0 6= ξ · 0, por lo cual ∃ a ∈ R | 0 · a = 1)f dado que · es
función. 
 a ∈ R | 0 · a = 1.
64 Para hacer explı́cita la demostración por contradicción, la regla de inferencia debı́a decir · ∈ RR×R ` ∃
44 Cálculo diferencial avanzado

Teorema 0.3.6.
a & b ∈ R \ {0} ` (a · b)−1 = a−1 · b−1 .

Demostración.– Para a & b ∈ R \ {0} se sigue ∃ ξ ∈ R | ξ · a = 1 y ∃ η ∈ R | η · b = 1 de (P4) y ((55);


22), luego a · b ∈ R y a−1 · b−1 ∈ R ya que · ∈ RR×R , y se tiene
 
(a · b) · (a−1 · b−1 ) = (a · b) · a−1 · b−1 = (a · a−1 ) · b · b−1 = (a · a−1 ) · (b · b−1 ) = 1 · 1 = 1
entonces ∃ ξ ∈ R | (a · b) · ξ = 1 debido a ((52); 21), además (a · b)−1 = a−1 · b−1 dado que el inverso
multiplicativo es único. 
Teorema 0.3.7. Sean a & b ∈ R.
a = 0 ∨ b = 0 a` a · b = 0.

Demostración.– Para a = 0 se sigue a · b = 0 del teorema (0.3.5; 43), y también de b = 0 se tiene


a · b = 0, luego con (a = 0 y b = 0) o (a = 0 y b 6= 0) o (a 6= 0 y b = 0) se obtiene a · b = 0, por lo tanto
a = 0 ∨ b = 0 ` a · b = 0 debido a ((1); 12).
Ahora, de ¬(a = 0 ∨ b = 0) se tiene a 6= 0 ∧ b 6= 0 de ((26); 16) y ((1); 12), y del teorema (0.3.6; 44) se
sigue ∃ ξ ∈ R | (a · b) · ξ = 1, por lo cual (a · b) · (a · b)−1 = 1. Pero de a · b = 0 se obtiene (a · b) · (a · b)−1 = 0
debido al teorema (0.3.5; 43) y ((54); 21) pues (a · b)−1 ∈ R, luego (a · b) · (a · b)−1 6= 1 ya que 0 6= 1,
entonces (a · b) · (a · b)−1 = 1 ` a · b 6= 0 debido a ((43); 20), por lo tanto a · b = 0 ` a = 0 ∨ b = 0 de
((44); 20). 
Corolario 0.3.2. Sean a & b ∈ R.
a · b 6= 0 ` a 6= 0 ∧ b 6= 0 .

Demostración.– De ¬(a · b = 0) se sigue ¬(a = 0 ∨ b = 0) debido al teorema (0.3.7; 44) con ((43);
20), entonces se tiene (a = 0)f y (b = 0)f de ((4); 13), es decir a 6= 0 y b 6= 0 de ((3); 13), luego
a 6= 0 ∧ b 6= 0 debido a ((37); 18), y como ¬(a · b = 0) = (a 6= 0) se concluye a · b 6= 0 ` a 6= 0 ∧ b 6= 0. 
Corolario 0.3.3.
a ∈ R \ {0} ` a−1 ∈ R \ {0} .

Demostración.– De (P4) y ((54; 21) se sigue ∃ ξ ∈ R | a·ξ = 1, en donde 1 6= 0 de (P3), luego a·a−1 6= 0,
y del teorema (0.3.7; 44) con ((43); 20) se tiene ¬(a = 0 ∨ a−1 = 0), por lo cual a 6= 0 ∧ a−1 6= 0 debido
a ((26); 16). 
Teorema 0.3.8.
∀ a ∈ R \ {0} | a = (a−1 )−1 .

Demostración.– Para η ∈ R \ {0} se sigue η −1 ∈ R \ {0} debido al corolario (0.3.3; 44), entonces
∃ ω ∈ R | η −1 · ω = 1 de (P4) y ((54; 21), y se tiene η −1 · (η −1 )−1 = 1, además

η = η · 1 = η · η −1 · (η −1 )−1 = (η · η −1 ) · (η −1 )−1 = 1 · (η −1 )−1 = (η −1 )−1 · 1 = (η −1 )−1
y de ((53); 21) se concluye ∀ a ∈ R \ {0} | a = (a−1 )−1 . 
Teorema 0.3.9.  
a ∈ R ∧ b & c & d ∈ R \ {0} ` (a/b) (c/d) = (a · d) (b · c) .

Demostración.– Del corolario (0.3.3; 44) se tiene b−1 , c−1 , d−1 ∈ R \ {0}, por lo cual (c · d−1 )−1 =
c−1 · (d−1 )−1 y (b · c)−1 = b−1 · c−1 debido al teorema (0.3.6; 44), además (c · d−1 )−1 = c−1 · d del teorema
(0.3.8; 44), luego (a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 = (a · b−1 ) · (c−1 · d) en donde
  
(a · b−1 ) · (c−1 · d) = a · (b−1 · (c−1 · d) = a · (b−1 · c−1 ) · d = a · d · (b−1 · c−1 ) = (a · d) · (b−1 · c−1 )

entonces (a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 = (a · d) · (b · c)−1 con (a/b) (c/d) = (a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 y (a · d)/(b · c) =
(a · d) · (b · c)−1 . 
M.F. Rosales 45

Teorema 0.3.10. Sea a ∈ R.

1) a = a−1 ` a = 1 . 2) a = −a ` a = 0 .

Demostración.–

1. De a = a−1 se sigue 1 = a · a−1 = a · a = a · (1 · 1) = a · 1 = a.

2. Dado que a + 0 = a y −a + 0 = −a debido a (S4) y ((54); 21), de a = −a se sigue a + 0 = a y


a + 0 = −a, luego a = −a pues · es función. 

Teorema 0.3.11.
∀ a ∈ R | − a = −1 · a .

Demostración.– Para η ∈ R se tiene η + (−1 · η) = (1 · η) + (−1 · η) = 1 + (−1) · η = 0 · η, luego
η + (−1 · η) = 0 debido al teorema (0.3.5; 43) y ((54); 21), por lo cual −η = −1 · η ya que el inverso
multiplicativo es único, entonces de ((53); 21) se concluye ∀ a ∈ R | − a = −1 · a. 

Teorema 0.3.12.
∀ a & b ∈ R | a · −b = −(a · b) = −a · b .

Demostración.– Para ξ & η ∈ R se tiene ξ · −η = ξ · (−1 · η) = −1 · (ξ · η) = −(ξ · η) debido a teorema


(0.3.11; 45), y también −ξ · η = (−1 · ξ) · η = −1 · (ξ · η) = −(ξ · η), por lo tanto ξ · −η = −(ξ · η) = −ξ · η,
concluyéndose ∀ a ∈ R ∧ ∀ b ∈ R i ` a · −b = −(a · b) = −a · b de ((53); 21). 

Teorema 0.3.13.
∀ a ∈ R | − (−a) = a .

Demostración.– Para ξ ∈ R se tiene ξ − ξ = 0 y ξ − ξ = −ξ + ξ, luego −ξ + ξ = 0 y se sigue ξ = −(−ξ),


por lo tanto ∀ a ∈ R ` −(−a) = a debido a ((53); 21). 

Corolario 0.3.4.
∀ a & b ∈ R | − a · −b = a · b .

Demostración.– Para ξ & η ∈ R se tiene −ξ · −η = −(ξ · −η) = − − (ξ · η) = ξ · η debido a los teoremas
(0.3.12; 45) y (0.3.13; 45), luego ∀ a & b ∈ R | − a · −b = a · b de ((53); 21). 
65
Teorema 0.3.14.

a & c ∈ R ∧ b & d ∈ R \ {0} ` (a /b) + (c /d) = (a · d) + (b · c) (b · d) .

Demostración.– Dado que (a /b) + (c /d) = (a · b−1 ) + (c · d−1 ) y además


   
(a · b−1 ) + (c · d−1 ) = (a · b−1 ) · 1 + (c · d−1 ) · 1 = (a · b−1 ) · (d · d−1 ) + (c · d−1 ) · (b · b−1 )
   
= a · b−1 · (d · d−1 ) + c · d−1 · (b · b−1 ) = a · b−1 · (d−1 · d) + c · d−1 · (b−1 · b)
   
= a · (b−1 · d−1 ) · d + c · (d−1 · b−1 ) · b = a · d · (b−1 · d−1 ) + c · b · (d−1 · b−1 )
   
= (a · d) · (b−1 · d−1 ) + (c · b) · (d−1 · b−1 ) = (a · d) · (b−1 · d−1 ) + (c · b) · (b−1 · d−1 )

= (a · d) + (c · b) · (b−1 · d−1 )
 
en donde (a · d) + (c · b) · (b · d)−1 = (a · d) + (c · b) /(b · d) debido al teorema ((0.3.6); 44), se obtiene

(a /b) + (c /d) = (a · d) + (c · b) /(b · d). 
65 Frecuentemente se asocia con números enteros, por lo que se le conoce como la “regla de la suma de fracciones”.
46 Cálculo diferencial avanzado

Teorema 0.3.15. Sean a & b ∈ R.

a + b 6= 0 ` ¬(a = 0 ∧ b = 0) .

Demostración.– Dado que a = 0 ∧ b = 0 = ¬ ¬(a = 0 ∧ b = 0) , y como de a = 0 y b = 0 se sigue

a + b = 0, en donde (a + b = 0) = ¬(a + b 6= 0), se tiene ¬ ¬(a = 0 ∧ b = 0) ` ¬(a + b 6= 0), luego
a + b 6= 0 ` ¬(a = 0 ∧ b = 0) de ((43); 20). 
Teorema 0.3.16. Sean a & b ∈ R.

a · a = b · b a ` a = b ∨ a = −b .

Demostración.– De a · a = b · b se tiene (a · a) − (b · b) = 0, además


   
(a + b) · (a − b) = a · (a − b) + b · (a − b) = (a · a) + (a · −b) + (b · a) + (b · −b)
 
= (a · a) − (a · b) + (a · b) − (b · b)

del teorema (0.3.12; 45), luego


  
(a + b) · (a − b) = (a · a) + − (a · b) + (a · b) − (b · b) = (a · a) + − (a · b) + (a · b) − (b · b)

= (a · a) + 0 − (b · b) = (a · a) − (b · b)

por lo cual (a + b) · (a − b) = 0, y del teorema (0.3.7; 44) se sigue a + b = 0 ∨ a − b = 0, entonces


a = −b ∨ a = b.
Ahora, de a = b se tiene a · a = b · a = b · b, y con a = −b se sigue a · a = −b · a = −b · −b = b · b del
corolario (0.3.4; 45), entonces de a = b ∨ a = −b se concluye a · a = b · b debido a ((1); 12). 
Teorema 0.3.17. Sean a & b & c & d ∈ R.

a < b ∧ c ≤ d ` a + c < b + d.

Demostración.– De c ≤ d se sigue c = d o c < d, y como a + c < b + c de ((54); 21), entonces con


c = d se tiene a + c < b + d, y para c ≤ d se tiene b + c < b + d nuevamente de ((54); 21), por lo cual
a + c < b + d. 
Corolario 0.3.5.
b ∈ R− ` ∀ a ∈ R | a + b < a .

Demostración.– Dado que b < 0 y a ≤ a, se sigue a + b < a + 0 del teorema (0.3.17; 46; 46), por lo
tanto a + b < a. 
Teorema 0.3.18. Sean a & b ∈ R.
a < b ` −b < −a.

Demostración.– De a < b se tiene a + (−a − b) < b + (−a − b), en donde a + (−a − b) = (a − a) − b =


0 − b = −b y b + (−a − b) = b + (−b − a) = (b − b) − a = 0 − a = −a, entonces −b < −a. 
Corolario 0.3.6. Sean a & b & c & d ∈ R.

a < b ∧ c ≤ d ` a −d < b − c.

Demostración.– Dado que se tiene c = d o c < d, de c = d se sigue −1 · c = −1 · d de ((126); 43), luego


−c = −d, y de c < d se obtiene −d < −c del teorema (0.3.18; 46), por lo cual −d = −c o −d < −c,
entonces a + (−d) < b + (−c) de (O3) o a + (−d) < b + (−c) debido al teorema (0.3.17; 46), concluyéndose
a − d < b − c. 
M.F. Rosales 47

Teorema 0.3.19.

1) ∀ c ∈ R+ | − c ∈ R− . 2) ∀ c ∈ R− | − c ∈ R+ .

Demostración.– Para ξ ∈ R+ se tiene −ξ < −0 del teorema (0.3.18; 46), en donde −0 = 0 del teorema
(0.3.4; 43), luego −ξ ∈ R− , por lo tanto ∀ c ∈ R+ ` −c ∈ R− de ((53); 21).
Ahora, para ξ ∈ R− se tiene −0 < −ξ del teorema (0.3.18; 46), luego 0 < −ξ del teorema (0.3.4; 43),
por lo cual −ξ ∈ R+ , concluyéndose ∀ c ∈ R− | − c ∈ R+ de ((53); 21). 
Teorema 0.3.20. Sean a & b ∈ R y c ∈ R+ .

a = b + c ` b < a.

Demostración.– De 0 < c se sigue −c < −0 del teorema (0.3.18; 46), luego (b + c) − c < (b + c) − 0,
entonces b + (c − c) < b + c, por lo cual b < a ya que a = b + c. 
Teorema 0.3.21. Sean a & b ∈ R y c ∈ R− .

a < b ` b · c < a · c.

Demostración.– De c < 0 se tiene 0 < −c de los teoremas


  46) y (0.3.4; 43), luego a · −c < b · −c,
(0.3.18;
por lo cual −(a · c) < −(b · c), entonces − − (b · c) < − − (a · c) debido al teorema (0.3.18); 46), y del
teorema (0.3.13); 45) se concluye b · c < a · c. 
Teorema 0.3.22.
∀ a ∈ R \ {0} | (a · a) ∈ R+ .

Demostración.– Para ξ 6= 0 se tiene 0 < ξ o ξ < 0 debido a (O1), y de 0 < ξ se sigue 0 · ξ < ξ · ξ de
(O4) y ((53); 21), luego 0 < (ξ·ξ) del teorema (0.3.5; 43) y ((53); 21), por lo cual (ξ·ξ) ∈ R+ de ((120); 40)
y ((67); 25), y con ξ < 0 se sigue ξ ∈ R− de ((120); 40) y ((67); 25), entonces −ξ ∈ R+ del teorema (0.3.19;
47), luego 0 < −ξ debido a ((120); 40) y ((67); 25), y de (O4) y ((53); 21) se obtiene 0 · −ξ < −ξ · −ξ,
por lo cual 0 < −ξ · −ξ del teorema (0.3.5; 43) y ((53); 21), en donde −ξ · −ξ = ξ · ξ del teorema (0.3.4;
45), entonces (ξ · ξ) ∈ R+ nuevamente de ((120); 40) y ((67); 25). Por lo tanto ∀ a ∈ R \ {0} | (a · a) ∈ R+
de ((53); 21). 
En particular, el teorema (0.3.22; 47) provee un par de resultados interesantes de la presentación
axiomática, que erroneamente podrı́a pensarse que no requieren demostración. Como 1 6= 0, se sigue 0 < 1
ya que 1 · 1 = 1, además 0 + 1 < 1 + 1, luego 66 1 < 1 + 1, entonces

1 ∈ R+ y 1 < 1+1. (128)

Teorema 0.3.23.
∀a ∈ R|∃b ∈ R|a < b.

Demostración.– Para ξ ∈ R se tiene 0+ξ < 1+ξ de ((128); 47), luego ξ < 1+ξ y se sigue ∃ b ∈ R | ξ < b
de ((52); 21), por lo tanto ∀ a ∈ R | ∃ b ∈ R | a < b de ((53); 21). 
Teorema 0.3.24. Sean a & c ∈ R+ ∪ {0} y b & d ∈ R.

a < b ∧ c < d ` a·c < b·d.

Demostración.– De 0 ≤ a y a < b se sigue 0 < b, luego b ∈ R+ , por lo cual b · c < b · d pues c < d.
Además, dado que c ∈ R+ ∪ {0}, para c ∈ R+ se tiene a · c < b · c pues a < b, y con c = 0 del teorema
(0.3.5; 43) se obtiene a · c = 0 y b · c = 0, por lo cual a · c = b · c. 
66 Se hace 2 ≡ 1 + 1.
48 Cálculo diferencial avanzado

67
Teorema 0.3.25. Sean a & b ∈ R.

1) a & b ∈ R+ ` (a · b) ∈ R+ . 2) a & b ∈ R− ` (a · b) ∈ R+ . 3) a ∈ R+ ∧ b ∈ R− ` (a · b) ∈ R− .

Demostración.–

1. De a & b ∈ R+ y el teorema (0.3.24; 47) se sigue 0 · 0 < a · b, luego a · b ∈ R+ debido al teorema


(0.3.5; 43).

2. De a & b ∈ R− se tiene −a & −b ∈ R+ del teorema (0.3.19; 47), por lo cual (−a · −b) ∈ R+ debido
al inciso anterior, además −a · −b = a · b del corolario (0.3.4); 45), luego (a · b) ∈ R+ .

3. De a ∈ R+ y b ∈ R− y el teorema (0.3.19; 47) se tiene −b ∈ R+ , luego (a · −b)∈ R+ del primer


inciso, por lo cual −(a · b) ∈ R+ del teorema (0.3.12; 45), entonces − − (a · b) ∈ R− debido al
teorema (0.3.19; 47), y del teorema (0.3.13; 45) se concluye (a · b) ∈ R− . 

Teorema 0.3.26.
∀ a ∈ R+ | a−1 ∈ R+ y ∀ a ∈ R− | a−1 ∈ R− .

Demostración.– Para ξ ∈ R \ {0} se tiene ξ · ξ −1 = 1, luego (ξ · ξ −1 ) ∈ R+ \ {0} debido a ((128); 47),


por lo cual (ξ · ξ −1 ) 6∈ R− es decir ¬ ξ · ξ −1 ∈ R− ), y del tercer inciso del teorema (0.3.25; 48) con ((43);
20) se sigue ¬(ξ ∈ R+ ∧ ξ −1 ∈ R− ), entonces ξ 6∈ R+ ∨ ξ −1 6∈ R− de ((26); 16) y ((1); 12). Por lo tanto,
de ξ ∈ R+ se obtiene ξ −1 6∈ R− debido a ((1); 12), luego ξ −1 ∈ R+ ∪ {0}, pero como ξ −1 ∈ R \ {0}
del corolario (0.3.3); 44) se tiene ξ −1 ∈ R+ , y de ((53); 21) se concluye ∀ a ∈ R+ | a−1 ∈ R+ . La otra
demostración es similar y se deja al lector como ejercicio. 

Teorema 0.3.27.
(a & b ∈ R+ ∨0 a & b ∈ R− ) ∧ a < b ` b−1 < a−1 .

Demostración.– De (a & b ∈ R+ ∨0 a & b ∈ R− ) se sigue a & b ∈ R+ o a & b ∈ R− de ((1); 12), luego


para a & b ∈ R+ y a < b se tiene a−1 & b−1 ∈ R+ del teorema (0.3.26; 48), por lo cual (a−1 · b−1 ) ∈ R+
debido al primer inciso del teorema (0.3.25; 48), entonces (a−1 · b−1 ) · a < (a−1 · b−1 ) · b en donde

(a−1 ·b−1 )·a = (b−1 ·a−1)·a = b−1 ·(a−1 ·a) = b−1 ·1 = b−1 y (a−1 ·b−1)·b = a−1 ·(b−1 ·b) = a−1 ·1 = a−1

por lo cual b−1 < a−1 , y con a & b ∈ R− y a < b se sigue a−1 & b−1 ∈ R− del teorema (0.3.26; 48), luego
(a−1 · b−1 ) ∈ R+ debido al segundo inciso del teorema (0.3.25; 48), entonces (a−1 · b−1 ) · a < (a−1 · b−1 ) · b
y se obtiene b−1 < a−1 (véase desarrollo anterior). 

0.3.4. Números naturales

En la presentación axiomática adoptada para R nada se dicho acerca de los números naturales
N y son indispensables. Su identificación se hace con la incorporación de los axiomas 68

1) N ⊆ R , 2) 1 ∈ N ,  n ∈ N|1 = n+ 1,
3) ∃
4) ∀ n ∈ N | (n + 1) ∈ N , 5) m & n ∈ N ∧ m < n ` (n − m) ∈ N (129)

estableciendo que pueden concebirse como una “cadena” sin bifurcaciones por ser +R función. Aparente-
mente no es posible identificar a N con el axioma de especificación, aun cuando se plantee N ⊆ R, y esto
presenta dificultades. . . se debe aceptar que para A ∈ P(N) \ {∅} finito se tiene ∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a,
lo cual es plausible pero insatisfactorio hasta no disponer de una demostración rigurosa.
67 Se le conoce como la “regla de los signos”.
68 Con la presentación constructiva de von Neumann de N se precinde de estos axiomas, pues son demostrables.
M.F. Rosales 49

El concepto de conjunto finito se apoya en N y en el de función (véase § 1.1.1) pág. 54), para
establecerlo, con n ∈ N se identifica al conjunto n (léase n barra) haciendo

n≡ m∈Nkm≤n (130)

pues se dice que un conjunto A 6= ∅ es un conjunto finito cuando 69, 70 ∃ n ∈ N | n ≈ A y se hace


#(A) ≡ n en donde #A recibe el nombre de cardinalidad de A, luego A ≈ #A, además para m ∈ N
se tiene m ≈ m pues Im biyectiva (véase pág. , por lo cual #m = m, y con ((53); 21) se obtiene

∀ n ∈ N | #n = n . (131)

Entonces, A es un conjunto infinito cuando A 6= ∅ y ∀ n ∈ N | n 6≈ A, y se extiende al concepto


de cardinalidad haciendo 71 ℵ0 ≡ #N , ℵ1 ≡ #R y ℵ2 ≡ #P(R); por lo cual cuando A ≈ N se tiene
#A = ℵ0 , #A = ℵ1 para A ≈ R y #A = ℵ2 si A ≈ P(R).
El acondicionamiento recibido sobre n con n ∈ N desde la educación elemental hace pensar,
sin mayor reflexión, que n = {1, ... , n} aparentando, erroneamente, que es innecesario considerar a los
siguientes dos teoremas, sin embargo sus demostraciones hacen evidente que su trasfondo no es trivial. . .
esto mismo ocurre con N.

Lema 0.3.1. Sea A conjunto y A0 ∈ P(A) \ {∅}.

A finito ` A0 finito .

Demostración.– De A0 infinito se tiene ∀ n ∈ N | n 6≈ A0 con A0 ⊆ A y A0 6= ∅ de ((0.2.9); 33), luego


para A0 = A se sigue A infinito, y con A0 ⊂ A se obtiene ∃ b ∈ A | b 6∈ A0 , entonces 72 ∀ n ∈ N | n ≈
6 A
estableciendo A infinito, por lo tanto A finito ` A0 finito debido a ((43); 20). 
Se sugire al lector el que complemente este tema demostrando que para A y B conjuntos finitos se tiene

A ∪ B finito y A ∩ B 6= ∅ ` A ∩ B finito . (132)

Teorema 0.3.28. (Principio de buen orden)

A ∈ P(N) \ {∅} ` ∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a .

Demostración.– Del corolario (0.2.4; 33) se tiene A ⊆ N y ∃ a ∈ A | a = a, y con ξ ∈ A y ξ = ξ se


considera Aξ ≡ {m ∈ A k m ≤ ξ}, luego Aξ 6= ∅ de ((103); 31) pues ξ ∈ Aξ debido a ((67); 25), además
de ((65); 24) se sigue Aξ ⊆ N ya que Aξ ⊆ A de ((69); 25), y como para q ∈ Aξ se sigue q ∈ A y q ≤ ξ
debido a ((67); 25), entonces q ∈ N de ((61); 24), por lo cual q ∈ ξ de ((67); 25) con ((37); 18) dado que
ξ ∈ N, luego ∀ b ∈ Aξ | b ∈ ξ debido a ((53); 21), entonces Aξ ⊆ ξ de ((61); 24), y del lema (0.3.1; 49) se
obtiene Aξ finito, por lo tanto ∃ q ∈ Aξ | ∀ b ∈ Aξ | q ≤ b.
Ahora, con η ∈ Aξ y ∀ b ∈ Aξ | η ≤ b se sigue η ∈ A de ((61); 24) y ((53); 21), y también η ≤ ξ debido
a ((54); 21) pues ξ ∈ Aξ , luego η ∈ Aξ de ((67); 25). Además, para ω ∈ A se tiene ω ∈ Aξ o ω 6∈ Aξ ,
luego para ω ∈ Aξ se tiene η ≤ ω de ((54); 21), y con ω 6∈ Aξ se sigue ξ < ω de ((67); 25) y ((43); 20),
entonces η < ω, por lo tanto ∀ a ∈ A | η ≤ a debido a ((53); 21), y de ((52); 21) con ((37); 18) se concluye
∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a. 

Teorema 0.3.29.
∀n ∈ N|1 ≤ n.
0
 f ∈ A | f biyectiva con A ⊂ A.
69 Un definición más satisfactoria estipula que es finito cuando ∃ A 0
70 Véase pág. 67.
71 ℵ (léase álef) corresponde a la primera letra del alfabeto hebreo.
72 Los detalles se omiten por requerir cierta profundización en el concepto de función (véase § 1.1.1 pág. 54).
50 Cálculo diferencial avanzado

Demostración.– Del segundo axioma de ((129); 48) y ((103); 31) se tiene N 6= ∅, además N ∈ P(N) debido
a ((96); 29), luego N ∈ P(N) \ {∅} del teorema (0.2.9; 33) con ((37); 18), entonces ∃ q ∈ N | ∀ n ∈ N | q ≤ n
del teorema (0.3.28; 49). Ahora, para η ∈ N y ∀ n ∈ N | η ≤ n y η 6= 1 se sigue η ∈ N \ {1}, por lo cual
η − 1 ∈ N del quinto axioma de ((129); 48), luego η ≤ η − 1, obteniendo 0 ≤ −1 , pero del teorema (0.3.19;
47) y ((128); 47) se sigue −1 < 0, por lo cual η = 1 de ((43); 20), concluyéndose ∀ n ∈ N | 1 ≤ n. 
Como consecuencia inmediata de este teorema para m ∈ N se tiene 0 < m ya que 0 < 1, además
m ∈ R debido al primer axioma de ((129); 48), luego m ∈ R+ de ((67); 25) con ((37); 18) y ((120); 40),
por lo cual ∀ n ∈ N | m ∈ R+ debido a ((53); 21), y de ((61); 24) se obtiene
N ⊂ R+ (133)
y también se sigue 1 ≤ m de ((54); 21), luego 1 ∈ m de ((130); 49) y ((67); 25) con ((37); 18), entonces
de ((53); 21) y ((37); 18) se tiene
∀n ∈ N|1 ∈ n. (134)

H Dado que 0 6∈ N debido al teorema (0.3.29; 49) y ((43); 20), no se ha definido 0 con
((130); 49) y se conviene en hacer 0 ≡ {0} llamándolo cero barra. Podrı́a pensarse en hacer
0 ≡ {n ∈ N k n ≤ 0}, se tiene 1 ∈ N y 1 6∈ 0, para m ∈ N se tiene m 6∈ 0 de ((67); 25) y
((37); 18) con ((43); 20) dado que 0 < m, por lo cual ∀ n ∈ N | n 6∈ 0 debido a ((53); 21), luego
 n ∈ N | n ∈ 0 del corolario (0.1.1; 23), entonces {m ∈ N k m ∈ 0} = ∅ del teorema (0.2.5;

31), y del corolario (0.2.1; 31) se concluye ∀ n ∈ ∅ | n ∈ m. . . sin obtener 0 = ∅ que es lo que
la intuición indica. N
Teorema 0.3.30. Sea a & b ∈ N.
a < b ` a+1 ≤ b.

Demostración.– De a < b se sigue a − b < 0, luego (a + 1) − b < 1, por lo cual (a + 1) − b 6∈ N del


teorema (0.3.29; 49) y ((54); 21) con ((43); 20), entonces de (a + 1) − b ∈ N se obtiene b ≤ a debido a

((43. Además, de b < (a + 1) se tiene (a + 1) − b ∈ N del quinto axioma de ((129); 48), por lo tanto de
((44); 20) se concluye a < b ` a + 1 ≤ b. 
Lema 0.3.2.
n ∈ N \ {1} ` ∀ m ∈ n \ {1} | m − 1 ∈ n .

Demostración.– Para p ∈ n \ {1} se tiene p ∈ n y p 6∈ {1} de ((81); 28) y ((54); 21), luego p ≤ n y
p ∈ N debido a ((67); 25), por lo cual p ∈ N \ {1} de ((80); 27) y ((37); 18), entonces p − 1 ∈ N del quinto
axioma de ((129); 48) y ((54); 21), además p − 1 ≤ n − 1 y n − 1 < n ya que −1 < 0 del teorema (0.3.19;
47) y ((128); 47), por lo tanto p − 1 < n ∧ p ∈ N de ((37); 18) y de ((67); 25) se sigue p − 1 ∈ n , y con
((61); 24) se concluye ∀ m ∈ n \ {1} | m − 1 ∈ n. 
Proposición 0.3.1. (Inducción matemática finita) Sean A ∈ P(N) y n ∈ N \ {1}.
1 ∈ A ∧ ∀m ∈ n − 1 ∩ A|m+1 ∈ A ` n ⊆ A.

Demostración.– De n 6⊆ A se sigue ∃ q ∈ n | q 6∈ A debido a ((63); 24), luego con ξ ∈ n y ξ 6∈ A y


para A0 ≡ {p ∈ n k p 6∈ A} se obtiene A0 6= ∅ y A0 ∈ P(N) , pues ξ ∈ A0 de ((67); 25) con ((37); 18)
y además A0 ⊆ N debido a ((69); 25), entonces A0 ∈ P(N) \ {∅} del teorema (0.2.9; 33), por lo tanto
∃ q ∈ A0 | ∀ a ∈ A0 | q ≤ a del teorema (0.3.28; 49), y con η ∈ A0 y ∀ a ∈ A0 | η ≤ a se tiene η ∈ n y
η 6∈ A debido a ((67); 25), luego η 6= 1 ya que 1 ∈ A, por lo cual η ∈ n \ {1} y se sigue η − 1 ∈ n del
lema (0.3.2); 50), entonces η − 1 ∈ N de ((130); 49) y ((69); 25), obteniendo η − 1 ∈ n − 1 nuevamente de
((130); 49) con ((67); 25), ya que η ≤ n debido a ((67); 25) y ((130); 49).
Pero η − 1 < η debido a ((128); 47) y ((120); 40) con ((67); 25), luego η − 1 6∈ A0 de ((54); 21) y
((43; 20), por lo cual η − 1 ∈ A de ((67); 25) y ((43; 20), obteniendo η − 1 ∈ n − 1 ∩ A debido a
((87); 28), y como η = (η − 1) + 1 se concluye ∃ m ∈ n − 1 ∩ A | m + 1 6∈ A de ((52); 21), por lo tanto
1 ∈ A ∧ ∀ m ∈ n − 1 ∩ A | m + 1 ∈ A ` n ⊆ A de ((43); 20) y el corolario (0.1.1; 23). 
M.F. Rosales 51

Lema 0.3.3. Sea A ∈ P(N).


∀m ∈ N|m ⊆ A ` A = N.

Demostración.– Para n ∈ N se tiene n ⊆ A, y como n ≤ n se sigue n ∈ n debido a ((130); 49) con


((67); 25) y ((37); 18), luego n ∈ A de ((62); 24), por lo cual N ⊆ A nuevamente de ((62); 24), además
A ⊆ N de ((94); 29), por lo tanto A = N debido a ((70); 26) con ((37); 18). 
Corolario 0.3.7. (Principio de inducción matemática) Sea A ∈ P(N).

1 ∈ A ∧ ∀m ∈ A|m+ 1 ∈ A ` A = N.

Demostración.– De p ∈ N \ {1} y q ∈ p − 1 ∩ A se tiene q + 1 ∈ A debido a ((87); 28) y ((54); 21), por


lo cual ∀ m ∈ p − 1 ∩ A | m + 1 ∈ A de ((53); 21), entonces p ⊆ A de la proposición (0.3.1; 50), y como
1 ⊆ A se sigue ∀ n ∈ N | n ⊆ A, luego con lema (0.3.3; 51) se concluye A = N. 
En los siguientes teoremas se identifican comportamientos que provienen del axioma del supremo,
en los que se ilustra su trascendencia, tal como la propiedad arquimideana de R que se enuncia en el
siguiente teorema.
Teorema 0.3.31. (Propiedad arquimideana) Sean ξ & η ∈ R.

ξ & η ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | η < n · ξ .


Demostración.– De ¬ ∃ n ∈ N | η < n · ξ se sigue ∀ m ∈ N | m · ξ ≤ η debido al corolario (0.1.1; 23),
y con A ≡ {q ∈ R k ∃ n ∈ N | q = n · ξ} se tiene A 6= ∅, ya que ξ = 1 · ξ y 1 ∈ N de ((129); 48), por
lo cual ξ ∈ R y ∃ n ∈ N | ξ = n · ξ debido a ((52); 21), entonces ξ ∈ A de ((37); 18) y ((67); 25), luego
A 6= ∅ de ((103); 31). Ahora, para θ ∈ A se sigue p ∈ N y θ = p · ξ, entonces θ ≤ η de ((54); 21),
obteniéndose ∀ a ∈ A | a ≤ η debido a ((53); 21), y como η ∈ R de ((67); 25) se concluye η ∈ As con
As ≡ {c ∈ R k ∀ a ∈ A | a ≤ c}, por lo tanto As 6= ∅ de ((103); 31) y del axioma (S) se sigue SA 6= ∅, en
donde SA ≡ {ω ∈ As k ∀ q ∈ As | ω ≤ q}.
Además, de ξ & η ∈ R+ ∧ SA 6= ∅ se tiene −ξ ∈ R− y ξ ≤ sup(A) del teorema (0.3.19; 47) y ((67); 25),
pues ξ ∈ A y sup(A) ∈ SA de ((122); 41), se sigue sup(A) − ξ < sup(A) debido al corolario (0.3.5; 46),
entonces sup(A) − ξ 6∈ SA ya que sup(A) − ξ 6= sup(A) y As = sup(A) , por lo cual ¬ sup(A) − ξ ∈
As ∧ ∀ q ∈ As | sup(A)−ξ ≤ q de ((67); 25) y ((43); 20), luego sup(A)−ξ 6∈ As ∨ ∃ q ∈ As | q < sup(A)−ξ
debido a ((26); 16) y el corolario (0.1.1; 23), entonces:
 
De sup(A) − ξ 6∈ As se tiene ¬ sup(A) − ξ ∈ R ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) − ξ nuevamente ((67); 25)
y ((43); 20), entonces sup(A) − ξ 6∈ R ∨ ∃ a ∈ A | sup(A) − ξ < a también de ((26); 16) y el corolario
(0.1.1; 23), por lo cual ∃ a ∈ A | sup(A)−ξ < a de ((1); 12) dado que sup(A)−ξ 6∈ R f, y con κ ∈ A
y sup(A) − ξ < κ se sigue ∃ n ∈ N | κ = n · ξ}, y para p ∈ N y κ = p · ξ se sigue sup(A) < p + 1 · ξ,
en donde p + 1 ∈ N de ((129); 48), luego ∃ n ∈ N | (p + 1) · ξ = n · ξ debido a ((52); 21) y ((37); 18),
obteniéndose (p + 1) · ξ ∈ A de ((67); 25),
 por lo tanto ∃ a ∈ A | ¬ a ≤ sup(A) de ((52); 21) y ((37);
18), entonces ¬ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) debido al corolario (0.1.1; 23), concluyéndose sup(A) 6∈ As
 25) y ((43); 20), lo cual lleva a sup(A) 6∈ SA también debido a ((67); 25) y ((43); 20), luego
de ((67);
SA 6= sup(A) y de ((122); 41) con ((43); 20) se tiene SA = ∅.
De ∃ q ∈ As | q < sup(A) − ξ con κ ∈ As y κ < sup(A)
 − ξ se tiene κ < sup(A) del corolario
 (0.3.5;
46) pues −ξ ∈ R− , luego ∃ q ∈ As | ¬ sup(A) ≤ q , por lo cual ¬ ∀ q ∈ As | sup(A) ≤ q debido
al
corolario (0.1.1; 23), entonces sup(A) 6∈ SA de ((67); 25) y ((43); 20), luego SA 6= sup(A) y de
((122); 41) con ((43); 20) se tiene SA = ∅.

Por lo tanto ξ & η ∈ R+ ∧ SA 6= ∅ ` SA = ∅, y de  ((26); 16) con ((43); 20) y ((1); 12) se sigue SA 6= ∅ `
ξ & η 6∈ R+ , además se tiene ¬ ∃ n ∈ N | η < n · ξ ` SA 6= ∅, por lo cual ξ & η ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | η < n · ξ
debido a ((44); 20). 
52 Cálculo diferencial avanzado

Corolario 0.3.8. Sea a ∈ R.


a ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | 1 < n · a .

Demostración.– De ((128); 47) se tiene 1 ∈ R+ , luego ∃ n ∈ N | 1 < n · a del teorema (0.3.31; 51). 

Corolario 0.3.9. Sea a ∈ R.


a ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | a < n .

Demostración.– Dado que 1 ∈ R+ de ((128); 47), se sigue m ∈ N y a < m · 1 del teorema (0.3.31; 51),
luego ∃ n ∈ N | a < n debido a ((52); 21) con ((37); 18). 
Se finaliza esta breve presentación axiomática de R introduciendo a los números enteros Z, los
números racionales Q y los números irracionales I , haciendo

Z ≡ N ∪ {0} ∪ Z− con Z− ≡ {n ∈ R− k −n ∈ N}
y Q ≡ {q ∈ R k ∃ m ∈ Z ∧ n ∈ N | q = m · n−1 } y I ≡ R\Q (135)

de lo cual surge la necesidad de tratar algunos comportamientos de estos sistemas numéricos, que ilustran
su naturaleza.

Teorema 0.3.32.
∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+ .

Demostración.– Para Z+ ≡ {z ∈ Z k 0 < z}, con p ∈ Z− se tiene −p ∈ N y p ∈ R− de ((135); 52) y


((67); 25), luego −p ∈ Z debido a ((78); 27) y −p ∈ R+ del teorema (0.3.19; 47), por lo cual −p ∈ Z+ de
((67); 25), entonces ∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+ debido a ((53); 21). 

Teorema 0.3.33.
∀m &n ∈ N|m· n ∈ N.

Demostración.– El lector puede proceder con una demostración similar a la del siguiente lema.

Lema 0.3.4.
∀m &n ∈ N|m+n ∈ N.

Demostración.– Para k ∈ N se considera Ak ≡ {i ∈ N k k + i ∈ N} para el cual 1 ∈ Ak de ((67);


25), ya que 1 & k + 1 ∈ N del segundo y cuarto axiomas de ((129); 48). Ahora, para j ∈ Ak se tiene
k + j ∈ N debido a ((87); 28) y ((67); 25), luego (k + j) + 1 ∈ N del cuarto axioma de ((129); 48), en donde
(k + j) + 1 = k + (j + 1) por lo cual j + 1 ∈ Ak debido a ((67); 25) con ((37); 18), dado que j + 1 ∈ N,
entonces ∀ s ∈ Ak | s + 1 ∈ Ak de ((53); 21), y del corolario (0.3.7; 51) se obtiene Ak = N, por lo cual
∀ n ∈ N | k + s ∈ N de ((74); 27), concluyéndose ∀ m & n ∈ N | m + n ∈ N de ((53); 21). 

Lema 0.3.5.
∀a ∈ R|∃p &q ∈ N| − p < a < q.

Demostración.– Para η ∈ R se tiene η ∈ R+ o η ∈ R− ∪ {0} debido a ((121); 40), y con η ∈ R− ∪ {0}


se tiene η ≤ 0 de ((76); 27) y ((120); 40), por lo cual η < 1 debido a ((128); 47), en donde 1 ∈ N del
segundo axioma de ((129); 48), y para η ∈ R+ se sigue ∃ n ∈ N | η < n del corolario (0.3.9; 52), luego
∀ a ∈ R | ∃ n ∈ N | a < n.
Entonces para ω ∈ R se sigue ∃ n ∈ N | ω < n y ∃ n ∈ N | − ω < n de ((54); 21), y con k & m ∈ N y
ω < k y −ω < m se obtiene −m < −(−ω) del teorema (0.3.18; 46), por lo cual −m < ω < k debido al
teorema (0.3.13; 45), luego ∃ p & q ∈ N | − p < ω < q de ((52); 21) y ((37); 18), y de ((53); 21) se concluye
∀ a ∈ R | ∃ p & q ∈ N | − p < a < q. 
M.F. Rosales 53

Lema 0.3.6.
∀m &n ∈ N|m−n ∈ Z.

Demostración.– Para p & q ∈ N se tiene p < q o p = q o q < p, y de p < q se sigue p − q ∈ N


debido al quinto axioma de ((129); 48), luego p − q ∈ Z de ((135); 52) y ((78); 27), y para p = q se tiene
p − q = 0 por lo cual p − q ∈ Z de la misma razón, y con p < q se obtiene q − p ∈ N del axioma de
((129); 48), por lo cual −(q − p) ∈ Z− de ((135); 52), luego −(q − p) ∈ Z debido a ((135); 52) y ((78);
27), y como −(q − p) = p − q de ((53); 21) se concluye ∀ m & n ∈ N | m − n ∈ Z. 
Teorema 0.3.34.
∀a ∈ R|∃p ∈ Z|p−1 ≤ a < p.

Demostración.– Para θ ∈ R se tiene ∃ p & q ∈ N | − p < θ < q del lema (0.3.5; 52), y con r & s ∈ N y
−r < θ < s se considera A ≡ {n ∈ N k θ < n − r}, luego s + r ∈ A de ((67); 25), pues del lema (0.3.4; 52)
se tiene s + m ∈ N, por lo cual A ∈ P(N) \ {∅} debido a ((69); 25) y ((103); 31) con el teorema (0.2.9; 33)
y ((37); 18), entonces ∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a del teorema (0.3.28; 49), y de η ∈ A y ∀ a ∈ A | η ≤ a se
obtiene θ < η − r debido a ((67); 25), además η − 1 6∈ A de ((54); 21) y ((43; 20), ya que η − 1 < η.
Ahora, dado que η ∈ N se sigue η ∈ N \ {1} o η ∈ {1}, entonces de η ∈ {1} se tiene η = 1 , luego
−r < θ < 1 − r en donde −r = (1 − r) − 1, y para η ∈ N \ {1} se sigue η − 1 ∈ N del quinto axioma de
((129); 48), por lo cual (η − 1) − r ≤ θ debido a ((67); 25) con ((37);18) y ((43; 20), pues η − 1 6∈ A, luego
(η − r) − 1 ≤ θ < η − r. Por lo tanto, como (η − r) & (η − r) − 1 ∈ Z del lema (0.3.6; 53), se obtiene
∃ p ∈ Z | p − 1 ≤ θ < p, y de ((53); 21) se concluye ∀ a ∈ R | ∃ p ∈ Z | p − 1 ≤ a < p. 
Corolario 0.3.10. Sean a & b ∈ R.

a < b ` ∃q ∈ Q|a < q < b.

Demostración.– De a < b se sigue 0 < b − a, por lo cual (b − a) ∈ R+ de ((120); 40) y ((67); 25) con
((37); 18), luego ∃ n ∈ N | 1 < n · (b − a) debido al corolario (0.3.9; 52), y para k ∈ N y 1 < k · (b − a)
se tiene ∃ p ∈ Z | p − 1 ≤ k · a < p del teorema (0.3.34; 53), luego con z ∈ Z y z − 1 ≤ k · a < z se
obtiene (k · a) + 1 < k · b y z ≤ (k · a) + 1 y k · a < z, entonces k · a < z < k · b, en donde z · k −1 ∈ Q
debido a ((135); 52) y k −1 ∈ R+ del teorema (0.3.26; 48), por lo tanto a < z · k −1 < b, y se concluye
∃ q ∈ Q | a < q < b. 
Teorema 0.3.35.
∀m & n ∈ Z|m+n ∈ Z ∧ m· n ∈ Z.

Demostración.– Aunque laborioso, se deja como ejercicio para el lector.

Las matemáticas, cuando se las comprende bien,


poseen no solamente la verdad, sino también la suprema belleza.

Bertrand Russell
Capı́tulo 1

Funciones

Las leyes de la matemática no son invenciones o creaciones humanas,


simplemente “son” y existen independientemente del intelecto humano.
Lo más que puede hacer un hombre de inteligencia aguda,
es descubrir que esas leyes están y llegar a conocerlas.

Maurits Cornelis Escher 1

1.1. Introducción

El concepto formal de función se basa en la teorı́a de conjuntos, en donde se han establecido sus
antecedentes. La trascendencia de este concepto se da en toda la matemática clásica, es imprescindible en
todo su desarrollo, y por ello es fundamental su total comprensión sin escatimar dedicación y esfuerzo, y
en él se basa este libro.

“Si nos viéramos obligados a defir en pocas palabras lo que es la matemática,


estarı́amos más cerca de la realidad al decir que es la ciencia que se dedica al estudio de las funciones,
que si dijésemos como es común, que es la ciencia que se dedica al estudio de los números.” 2

1.1.1. Generalidades

El concepto de función es realmente sencillo, pues trata con relaciones sujetas a ciertas condiciones:
para que una relación f ∈ P(A × B) sea función en A × B, debe tenerse

Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f (1.1)

pero su simplicidad es sólo aparente, se trata de un concepto al que la humanidad le tomó siglos aproxi-
marse. . . tenı́a que esperar al trabajo pionero de Cantor sobre teorı́a de conjuntos.
También se puede presentar a este concepto con el cuantificador existencial con unicidad, el
cual facilita otros planteamientos, para ello con un conjunto X y una condición de especificación hPX i se
1 Maurits Cornelis Escher (1898-1972), artista holandés cuya obra se destaca por experimentar con diversos métodos de

representar (en dibujos de 2 o 3 dimensiones) espacios paradójicos que desafı́an a los modos habituales de representación.
2 Arturo Fregoso (1932-1996), matemático mexicano que impulsó fuertemente la matemática formal en México, trasmitiendo

su intrı́nseca belleza y compartiendo el placer de comprenderla.

54
M.F. Rosales 55

hace
(∃! x ∈ X | Px)g a ` {x ∈ X k Px} unitario (1.2)

y como se tiene {x ∈ X k Px} = 6 ∅ ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px} | r = s a ` {x ∈ X k Px } unitario debido a
la proposición (0.2.1; 33), con el teorema (0.2.5; 31) y ((1.2); 55) se sigue

(∃ η ∈ X | Pη ) ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px} | r = s a ` ∃! z ∈ X | Pz (1.3)
que resulta ser la coinferencia usualmente empleada para establecer al cuantificador existencial con unicidad
en una discusión, como se verá posteriormente. Entonces, con f ∈ P(A × B) se tiene
Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f a ` ∀ a ∈ A | ∃! b ∈ B | (a, b) ∈ f (1.4)
dado que de Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f y para ξ ∈ A se sigue ∃ b ∈ B | (ξ, b) ∈ f
de ((107); 36) con ((67); 25), y con ν ∈ B y (ξ, ν) ∈ f se tiene ∀ c ∈ B \ {ν} | (ξ, c) 6∈ f de ((54); 21), y
como para ψ ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} se sigue (ξ, ψ) ∈ f de ((67); 25), entonces ψ ∈ {ν} pues ψ ∈ B,
por lo cual ψ = ν, luego ∀ s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | s = ν debido a ((53); 21), y también ∀ r ∈ {x ∈
B k (ξ, x) ∈ f} | ∀ s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | s = r, es decir ∀ r & s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | r = s,
concluyéndose ∃! b ∈ B | (ξ, b) ∈ f de ((1.3); 55), por lo tanto ∀ a ∈ A | ∃! b ∈ B | (a, b) ∈ f nuevamente
de ((53); 21). La otra demostración es similar y se deja al lector como ejercicio.
Al conjunto de funciones en A × B se le nota con B A , es decir

B A ≡ f ∈ P(A × B) k f función en A × B (1.5)

por lo que B A ⊆ P(A × B) de (69; 25) y además B A ∈ P P(A × B) debido a ((94); 29). Con esto, se
incorpora un sı́mbolo novedoso y muy apropiado, pues sin ambigüedades permite considerar situaciones
A A (BA )
como C (B ) , C B , DC , o aun más complejas utilizando apropiadamente a los paréntesis como
delimitadores. De la identificación de B A , con ((1.1); 54) y ((67); 25) se tiene

f ∈ B A a ` f ∈ P(A × B) ∧ Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f (1.6)
una coinferencia fundamental en todo lo que sigue.

H Ante la consideración de dos conjuntos A y B, la teorı́a de conjuntos brinda la existencia del


conjunto B A , dicho conjunto y sus elementos no provienen de la modificación o transformación
de los conjuntos A o B, pues no contempla cambios o transformaciones en los conjuntos
declarados en una discusión. Por ello, los elementos de B A existen, no se crean o generan,
de hecho sólo es posible identificarlos o reconocerlos, para después asignarles o definirles algún
sı́mbolo o nombre, y dependiendo de la discusión, distiguirles o asignarles propiedades.
La matemática clásica se basa en conjuntos declarados e inmutables, por ello es una teorı́a
independiente del tiempo. Busca identificar y demostrar las consecuencias de las propiedades
enunciadas para los conjuntos en una discusión, lo cual está regido por la lógica, que establece
un orden (sintaxis) para la suficiencia de los argumentos. . . un razonamiento deductivo. N

Para f ∈ B A se presentan algunas consecuencias inmediatas, pues de ((1.6); 55) se sigue:


De (η, θ) ∈ f se tiene θ ∈ B pues f ∈ P(A×B), y para ξ ∈ B \ {θ} se sigue ∀ c ∈ B \ {θ} | (η, c) 6∈ f
de ((32); 17), luego (η, ξ) 6∈ f debido a ((54); 21). Por lo cual con el preámbulo: sean f ∈ B A , ξ un
ente y (η, θ) ∈ f, se establece ξ ∈ B \ {θ} ` (η, ξ) 6∈ f, entonces (η, ξ) ∈ f ` ξ 6∈ B \ {θ} de (43);
20), pero de θ ∈ B ∧ ξ 6∈ B \ {θ} se tiene ξ ∈ {θ} debido a ((84); 28), por consiguiente ξ = θ de
((66); 25), y con ((37); 18) se concluye
(η, θ) ∈ f ∧ (η, ξ) ∈ f ` ξ = θ . (1.7)

Con A = ∅ ∨ B = ∅ se sigue B A ⊆ {∅} debido al corolario (0.2.5; 36) pues B A ⊆ P(A × B) de


((1.5); 55) y ((69); 25), luego con f ∈ B A se tiene f = ∅. Entonces para f ∈ B A
A = ∅ ∨ B = ∅ ` f = ∅. (1.8)
56 Cálculo diferencial avanzado

Para f ∈ P(A × B) de ((43); 20) y ((1); 12) se tiene



f 6∈ B A a ` Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f f (1.9)

y nuevamente de ((1); 12) se sigue


Df 6= A ` f 6∈ B A (1.10)
 A
y también ¬ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f ` f 6∈ B , pero  como de ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈
B \ {b} | (a, c) ∈ f se sigue ¬ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f debido al corolario (0.1.1; 23),
entonces
∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ B \ {b} | (a, c) ∈ f ` f 6∈ B A . (1.11)

Debe considerarse una situación delicada relacionada con el concepto de función, lo que aquı́ se
llama igualdad funcional, para distinguirla de la igualdad conjuntal (véase pág. 26) que a continuación
se explicı́ta para aclarar la argumentación. Dado que con f ∈ B A y g ∈ DC , como conjuntos que son,
puede darse f =c g, de lo cual se seguirı́a Rf =c Rg y Df =c Dg (luego A =c C), sin embargo no
habrı́a motivo para B =c D . . . una situación que genera conflictos, como la suprayectividad de relaciones
antes mencionada (véase pág. 36). Por ello se introduce la igualdad funcional, que es la única igualdad
que aquı́ se considerará para la igualdad de funciones, haciendo (f = g) ≡ (f =c g ∧ B = D). Entonces
f = g ` f =c g , sin embargo de f =c g no se sigue f = g, esta distinción resuelve algunas inconsistencias,
aunque por el momento puede parecer una sutileza innecesaria.
Siguiendo la tradición, aunque distorsionante, para f ∈ B A y (a, b) ∈ f, se dice que b es el valor
de a bajo f, pero aquı́ se hace [f](a) ≡ b, teniéndose [f](a) ∈ B y f ∈ P(A × B), por ello no hay razón
para confundir estos sı́mbolos ya que representan a entes diferentes. Con el sı́mbolo [f](a) se pretende
evitar interpretaciones erroneas y lograr mayor consistencia, aunque algunas veces su uso resulte incómodo
o parezca superfluo. Se utiliza a los sı́mbolos [f] y (a), en vez de simplemente f y a, con la intención
siguiente:

Declarar a [f](a) como un sı́mbolo compuesto no fraccionable, y para ello, los sı́mbolos que lo
constituyen, [f] y (a), carecen de significado si se consideran aisladamente.

Distinguir posibles agrupamientos sirviendose de los sı́mbolos [ ] y ( ) como delimitadores, em-


pleándolos siempre, indistintamente a si la situación especı́fica involucre a un agrupamiento.

El término utilizado para [f](a) proviene del concepto “moderno” de función del siglo XVIII, en
donde sin declarar qué o quién es la función, se le asigna el atributo de transformar 3 elementos de un
conjunto en elementos de otro conjunto, como una sucesión de determinaciones aisladas 4 de la “variable
dependiente”, ante la consideración de diferentes valores para la “variable independiente”. . . utilizando al
añejo concepto de variable, pero aún ampliamente utilizado a pesar de su deficiencias, que actualmente
está plenamente superado con el concepto formal de función que aquı́ se desarrolla.
Resulta conveniente transcribir el planteamiento original del concepto “moderno” de función que
aún predomina, en donde se dice ([17] pág. 85):

“Aquellas cantidades que dependen de otras, es decir,


aquellas cantidades que experimentan un cambio cuando otras cambian,
se llaman funciones de estas cantidades; esta definición se aplica ampliamente
e incluye todas las maneras en las que una cantidad puede estar determinada por otras.
Si por lo tanto, x denota a una cantidad variable, entonces todas las cantidades que dependan
de x de cualquier manera o estén determinadas por ella son llamadas funciones de ella”. 5
3
De ahı́ que con frecuencia se utilice transformación o mapeo como sinónimos de función.
4
Un sı́ntoma inequı́voco y frecuente de este proceso mental es el uso de la frase “sea f una función que depende de . . .”.
5 Leonhard Paul Euler (1707 - 1783), matemático y fı́sico suizo, uno de los más grandes de todos los tiempos, que introdujo

gran parte de la moderna terminologı́a y notación matemática, particularmente en el análisis matemático con la noción
“moderna” de función.
M.F. Rosales 57

Difiriendo totalmente del concepto formal de función, que da lugar a la siguiente conclusión ([12] pág. 30)

“una función no hace, sólo es” 6

De la convención [f](a) ≡ b con f ∈ B A y (a, b) ∈ f, se establece un procedimiento muy utilizado


para analizar la igualdad de funciones. Cuando para f ∈ B A y g ∈ B A se tiene ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a),
de (ξ, η) ∈ f se sigue ξ ∈ A, luego [f](ξ) = [g](ξ) de ((54); 21), por lo cual (ξ, η) ∈ g, obteniéndose
∀ θ ∈ f | θ ∈ g de ((53); 21), entonces f ⊆ g debido a ((61; 24), y de igual manera se sigue g ⊆ f,
obteniéndose f =c g de ((70); 26), concluyéndose f = g, por lo tanto

f & g ∈ B A ∧ ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a) ` f = g . (1.12)

La posibilidad de representar gráficamente a cierto tipo de funciones, es un aspecto importante que


debe comentarse, pues para muchos es indispensable en el pensamiento y la intuición matemática. Pero
debe hacerse con cordura por sus intrı́nsecas limitaciones, pues la graficación se basa en el planteamiento
de diversos métodos para representar a elementos de ciertos conjuntos en la “realidad” 7 , tales como el
método cartesiano, el esférico, el cilı́ndrico, etc. Al aceptar a una función como un conjunto, se puede decir
que una gráfica de una función es una realización 8 de una representación de la función, generada por un
observador al usar en algún sitio un método de representación. Luego, una función y una gráfica de ella, son
estrictamente diferentes, la primera está incorporada a una estructura lógica en el pensamiento y la última
es una realización que depende, entre otras cosas, del método de representación y el en dónde (origen del
sistema de referencia) y el cómo se aplica (patrón de longitud y orientación del sistema de referencia).
En los términos tradicionales, se define a la gráfica de una función f(x) como una representación
del conjunto x, f(x) en la “realidad”. . . diferenciando explı́citamente a su “función” del conjunto de
pares ordenados que da lugar su gráfica, el cual constituye la función formal. Posteriormente, al tratar las
interpretaciones gráficas de derivada y la diferencial, se volverá a hablar del tema.
Es conveniente identificar apropiadamente al conjunto de funciones con dominio en un conjunto
X y contradominio común Y , para ello obsérvese que con A ∈ P(X) y para Y A se tiene Y A ⊆ P(A × Y )
de ((1.5); 55) y ((69); 25), entonces Y A ∈ P P(A× Y ) debido a ((94); 29), además A × Y ⊆ X × Y
debido al teorema (0.2.14;
 35), luego P P(A × Y ) ⊆ P P(X × Y ) del teorema (0.2.3; 30), por lo cual 
Y A ∈ P P(X × Y ) de ((61); 24) y ((54); 21), y con ((53); 21) se sigue ∀ A ∈ P(X) | Y A ∈ P P(X × Y )
 
debido a ((53); 21). Ahora, al hacer FbX×Y ≡ ψ ∈ P P(X × Y ) k ∃ A ∈ P(X) | ψ = Y A resulta ser el
conjunto de conjuntos de funciones con dominio en X y contradominio Y , entonces el conjunto
deseado, el conjunto de funciones con dominio en X y contradominio Y , está dado por

FX×Y ≡ ∪ FbX×Y . (1.13)

En efecto, para g ∈ FX×Y se sigue ∃ φ ∈ FbX×Y | g ∈ φ de ((76); 27), y con ξ ∈ FbX×Y ∧ g ∈ ξ se tiene
ξ ∈ P P(X × Y ) ∧ ∃ A ∈ P(X) | ξ = Y A debido a ((67); 25), pero de B ∈ P(X) ∧ ξ = Y B se obtiene
g ∈ Y B , luego ∃ A ∈ P(X) | g ∈ Y A de ((52); 21), entonces con ((53); 21) se concluye

∀ f ∈ FX×Y | ∃ A ∈ P(X) | f ∈ Y A (1.14)

pero ahora para g ∈ FX×Y , resulta cómodo recurrir al sı́mbolo Dg sin explicitar a dicho conjunto.
Este planteamiento permite, entre otras muchas posibilidades, hablar del cálculo diferencial en
FR×R refiriendose al cálculo diferencial elemental, conocido como cálculo diferencial de funciones reales de
variable real. Pero más interesante aún y a modo de ejemplo, con toda propiedad (mediante el axioma de
especificación) se puede hacer CV0×W ≡ {f ∈ FV ×W k f continua} con V y W espacios vectoriales reales
normados, que será tratado posteriormente, conocida como la clase cero siguiendo la tradición, pero ahora
sin recurrir al concepto de clase, .
6
7 Las comillas para enfatizar su complejidad filosófica.
8 Entiéndase como concretización en la “realidad”.
58 Cálculo diferencial avanzado

1.1.2. Invocación de funciones

Generalmente el reconocimiento de funciones se basa en el axioma de especificación de la teorı́a


de conjuntos, incluso en casos muy simples. El proceso es como sigue: ante la consideración del producto
cartesiano de dos conjuntos, se declara una condición de especificación para los segundos elementos vin-
culada a los primeros elementos de sus pares ordenados, con lo cual se identifica un subconjunto de dicho
producto cartesiano que podrı́a ser función. A este reconocimiento de funciones aquı́ se le llama proceso
invocativo de funciones, que en ningna circunstancia debe interpretarse como un proceso constructivo
de funciones. . .

“basta pensar bien para actuar bien”. 9

Este planteamiento difiere del tradicional, ya que a la condición de especificación del proceso
invocativo de una función la llamen regla de correspondencia de la función, incluso es muy frecuente
que la confundan con la función, dando lugar a innecesarias ambigüedades que no se presentan en el
concepto formal de función.
Entonces de ((0.2.2); 25), el proceso invocativo de funciones
 exige un par de conjuntos
A y B y
una condición de especificación PA×B con la que se hace f ≡ (a, b) ∈ A × B k P(a, b) identificando
una relación que podrı́a ser función, dependiendo
 del cumplimiento de ((1.1), 54). Obsérvese que con
f ∈ B A ∧ B ∈ P(D), se puede hacer g ≡ (a, b) ∈ A × D k (a, b) ∈ f y se tendrı́a g ∈ DA , en donde
f =c g de ((70); 26), pero f 6= g cuando B ⊂ D.
Un ejemplo sencillo del proceso invocativo de funciones, en el que se identifica una función básica,
pero fundamental en la matemática por participar frecuentemente en la identificación de otras funciones,
es el que sigue. Para un conjunto A se hace

IA ≡ (a, b) ∈ A × A k b = a (1.15)

que resulta ser función, como puede verificarlo el lector, por lo que IA ∈ AA , y se le llama función
identidad en A. Obsérvese que para a ∈ A se sigue (a, a) ∈ A × A ∧ a = a, luego (a, a) ∈ IA
debido a ((1.15); 58), por lo que [IA ](a) = a de la convención adoptada, entonces de ((53); 21) se obtiene
∀ a ∈ A | [IA](a) = a, ası́ mismo IA biyectiva, cuya demostración se deja al lector.
En la literatura generalmente se presenta al proceso invocativo de funciones de otra manera, que se
puede ejemplificar con la función IA . En sus términos, la identifican diciendo f(a) = a con a ∈ A, que se
interpreta (en el mejor de los casos) como una función f : A → A para la cual se tiene ∀ a ∈ A | f(a) = a. . .
tal vez pensando en “al buen entendedor, pocas palabras”. Pero se pide demasiado, pues de esta manera
no se dice quién o qué es la función, sólo piensan que la representa el sı́mbolo f y que “va” de A a A,
“asignando” elementos del conjunto A a elementos del conjunto A, y posiblemente debido a ello usan
al sı́mbolo → . Además, estrictamente sólo definen al sı́mbolo f(a) con 10 f(a) ≡ a, lo cual en cierto
modo se relaciona con el enunciado ∀ a ∈ A | f(a) = a antes deducido, pero dificilmente de esto podrı́an
considerarse los pares ordenados asociados, para ası́ poder aproximarse a una función formal.
Otro ejemplo relacionado al anterior, que puede parecer una exquisitez matemática, se identifica
con B ∈ P(A), pues se hace 
iB ≡ (b, a) ∈ B × A k b = a (1.16)
que también es función y tradicionalmente se le conoce como función inclusión de B en A, teniéndose
iB ∈ AB y claramente iB ⊆ IA . En este contexto, el planteamiento de una función inclusión requiere de
la explı́cita declaración del contradominio, pues al no hacerlo, se corre el peligro de interpretarlo como el
universo de la discusión, el cual no existe como se demuestra en la paradoja de Russell (véase pág. 26). Por
ello posteriormente se modifica su presentación (véase pág. 64), aprovechando los recursos funcionales que
paulatinamente serán desarrollados. Generalmente la aplicación de esta función, es brindar afinidad entre
9 René
Descartes.
10 Usando al sı́mbolo = , imposibilitando la concientización o apercepción de que se está definiendo algo.
M.F. Rosales 59

las funciones que participan en una expresión, utilizando la conjugación de funciones llamada composición
(que aquı́ se le denomina bola), notada con ◦, que después será definida.
En oposición con los ejemplos previos, conviene presentar algunos ejemplos de relaciones en R × R
que no son función:

1. Con f ≡ (a, b) ∈ R × R k a · b = 1 y para ξ ∈ R se tiene ξ · 0 = 0 del teorema (0.3.5; 43)
y ((54); 21), luego 0 · ξ 6= 1 de (P1) ya que 0 6= 1 de (P3),  además (0, ξ) ∈ R × R debido al
teorema (0.2.12; 35), por lo cual (0, ξ) ∈ R × R ∧ 0 · ξ = 1 f de ((1); 12), entonces (0, ξ) 6∈ f
debido a ((67); 25) y ((43); 20), y con ((53); 21) se obtiene ∀ b ∈ R | (0, b) 6∈ f , por consiguiente
0 ∈ R ∧ ∃ b ∈ R | (0, b) ∈ f f de ((56); 22) y ((1); 12), y de ((107); 36) con ((67); 25) y ((43); 20)
se sigue 0 6∈ Df , luego Df 6= R y de ((1.10); 56) se concluye f 6∈ RR pues f ∈ P(R × R).

2. De manera similar para g ≡ (a, b) ∈ R × R | b · b = a se tiene g 6∈ RR como puede verificarlo el
lector.
3. Para < ∈ P(R × R), el orden de R, se tiene (0, 1) ∈ < debido a ((128); 47), luego (0 + 1, 1 + 1) ∈ <
del axioma (O3), por lo cual (1, 1 + 1) ∈ < de (S3), y con (O2) se sigue (0, 1 + 1) ∈ < , además
1+1 ∈ R \ {1} ya que 1 6= 1+1 del axioma (O1), obteniéndose (0, 1) ∈ < ∧ ∃ c ∈ R \ {1} | (1, c) ∈ <
de ((52); 21) con ((37); 18), entonces ∃ (a, b) ∈ < | ∃ c ∈ R \ {b} | (a, c) ∈ < nuevamente de ((52);
21), y con ((1.11); 56) se concluye < 6∈ RR .

1.1.3. Imagen directa e inversa

Se requieren otras definiciones complementarias pero muy importantes, que también son válidas
para las relaciones. Para f ∈ B A y un conjunto C , se define la imagen directa de C bajo f, haciendo

f id (C) ≡ b ∈ B k ∃ a ∈ C | (a, b) ∈ f (1.17)

y también la imagen inversa de C bajo f, que se define con



f ii (C) ≡ a ∈ A k ∃ b ∈ C | (a, b) ∈ f (1.18)

en donde, al igual que en casos previos, los sı́mbolos f id (C) y f ii (C) deben interpretarse como sı́mbo-
los compuestos no fraccionables11 . Los comportamientos más simples y esperados de estos conceptos se
establecen en los siguientes tres teoremas.
Teorema 1.1.1. Sea f ∈ B A .
f ii (B) = A ∧ f id (A) = Rf .

Demostración.– Para ξ ∈ A se sigue ∃ b ∈ B | (ξ, b) ∈ f de ((1.1); 54) con ((107); 36) y ((67); 25), por
lo cual ξ ∈ f ii (B), entonces ∀ a ∈ A | a ∈ f ii (B) debido a ((53); 21), obteniendo A ⊆ f ii (B) de ((61); 24).
Ahora, dado que f ii (B) ⊆ A de ((69); 25), con ((70); 26) se concluye f ii (B) = A, y el que f id (A) = Rf
se infiere directamente de Df = A. 
Teorema 1.1.2. Sean f ∈ B A y un conjunto C.

ξ ∈ A ∩ C ` [f](ξ) ∈ f id (C) .

Demostración.– Para ξ ∈ A ∩ C se sigue ξ ∈ A y ξ ∈ C de ((87); 28) con ((54); 21), luego ∃ η ∈


B | (ξ, η) ∈ f de ((1.1);
 54) y ((107); 36), y con ω ∈ B ∧ (ξ, ω) ∈ f se tiene [f](ξ) = ω, por lo cual
ξ ∈ C ∧ ξ, [f](ξ) ∈ f, entonces ∃ a ∈ C | a, [f](ξ) ∈ f debido a ((52); 21), obteniéndose [f](ξ) ∈

B ∧ ∃ a ∈ C | a, [f](ξ) ∈ f, y de ((67); 25) con ((1.17); 59) se concluye [f](ξ) ∈ f id (C). 
11 Es frecuente que en la literatura usen f (C) y f −1 (C) en vez de f id (C) y f ii (C) respectivamente, incluso también

emplean f [C] para f id (C).


60 Cálculo diferencial avanzado

Teorema 1.1.3. Sean f ∈ B A y C, D conjuntos.

∀ ξ ∈ A ∩ C | [f](ξ) ∈ D ` f id (C) ⊆ D .

Demostración.– Para η ∈ f id (C) se sigue η ∈ B ∧ ∃ a ∈ C | (a, ξ) ∈ f de ((1.17); 59), y con ω ∈


C ∧ (ω, η) ∈ f se tiene [f](ω) = η y η ∈ D debido a ((54); 21) pues ω ∈ A, entonces de ((62); 24) se
concluye f id (C) ⊆ D. 
Teorema 1.1.4. Sean f ∈ B A y C un conjunto.
  
1) f ii (C) = f ii Rf ∩ C 2) f id f ii (C) = Rf ∩ C 3) A ∩ C ⊆ f ii f id (C) .

Demostración.– Para f ∈ B A se tiene:



1. Con ξ ∈ f ii Rf ∩ C se tiene ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ Rf ∩ C | (ξ, b) ∈ f de ((67); 25) y ((1.18); 59), y
con η ∈ Rf ∩ C ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ C ∧ (ξ, η) ∈ f de ((87); 28) con ((54); 21), por lo cual
ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f de ((52); 21), entonces ξ ∈ f ii (C) de ((67); 25) y ((1.18); 59), y con
((53); 21) se obtiene ∀ a ∈ f ii Rf ∩ C | a ∈ f ii (C), concluyéndose f ii Rf ∩ C ⊆ f ii (C) de ((61);
24).
Ahora, para ξ ∈ f ii (C) se tiene ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f debido a ((67); 25) y ((1.18); 59), y con
η ∈ C ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue ξ ∈ A ∧ (ξ, η) ∈ f, por lo cual η ∈ B ∧ ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f de ((52); 21),
entonces η ∈ Rf de ((109); 36) con ((67); 25), y se sigue η ∈ Rf ∩ C ∧ (a, η) ∈ f de ((87); 28) pues
η ∈ Rf ∪ C debido a ((78); 27), luego ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ Rf ∩ C | (ξ, b) ∈ f de ((52); 21) y ((52); 21),,

obteniéndose ξ ∈ f ii Rf ∩ C de ((1.18; 59) y ((67); 25), por lo  tanto ∀ a ∈ f ii
(C) | a ∈ f ii Rf ∩ C 
de ((53); 21), y con ((61); 24) se concluye f ii (C) ⊆ f ii Rf ∩ C , obteniéndose f ii (C) = f ii Rf ∩ C
de ((70); 26).

2. Para η ∈ f id f ii (C) se tiene η ∈ B ∧ ∃ a ∈ f ii (C) | (a, η) ∈ f de ((67); 25) y ((1.17); 59), y con
ξ ∈ f ii (C) ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B ∧ ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f, luego η ∈ Rf debido a ((109); 36)
y ((67); 25), además ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f de ((1.18); 59) y nuevamente con ((67); 25), pero
con θ ∈ C ∧ (ξ, θ) ∈ f se tiene η = θ de ((1.7); 55), obteniendo  η ∈ Rf ∩ C de ((87); 28) pues
η ∈ Rf ∪ C debido a ((78); 27), por lo cual ∀ b ∈ f id f ii (C) | b ∈ Rf ∪ C de ((53); 21), entonces

f id f ii (C) ⊆ Rf ∩ C de ((61); 24).
Ahora, para η ∈ Rf ∩ C se tiene η ∈ Rf ∧ η ∈ C de ((87); 28) con ((54); 21), entonces ∃ a ∈
A | (a, η) ∈ f debido a ((67); 25) y ((109); 36), y con ξ ∈ A ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈
C | (ξ, b) ∈ f de ((52); 21), luego ξ ∈ f ii (C) de ((1.18); 59) y ((67);
 25), por lo cual η ∈ B ∧ ∃ a ∈
f ii (C) | (a, η) ∈ f también de ((52); 21), entonces η ∈ f id f ii (C) de ((1.17); 59) y ((67); 25), y con
 
((53); 21) se obtiene ∀ b ∈ Rf ∩ C | b ∈ f id f ii (C) , por lo tanto Rf ∩ C ⊆ f id f ii (C) debido a
((61); 24), y de ((70); 26) se concluye Rf ∩ C = f id f ii (C) .
3. Para ω ∈ A ∩ C se sigue ω ∈ A ∧ ω ∈ C de ((87); 28) con ((54); 21), por lo cual ∃ b ∈ B | (ω, b) ∈ f
de ((1.1); 54) con ((107); 36) y ((67); 25), y con ξ ∈ B ∧ (ω, ξ) ∈ f se tiene ξ ∈ B ∧ ∃ a ∈
C | (a, ξ) ∈ f de ((52); 21), luego ξ ∈ f id (C) debido a ((1.17);  59) y ((67); 25), entonces ω ∈ A ∧ ∃ b ∈
f id (C) | (ω, b) ∈ f de ((52); 21), por lo cual ω ∈ f ii f id (C) de ((1.18); 59) y ((67); 25), obteniéndose

∀ a ∈ A ∩ C | c ∈ f ii f id (C) con ((53); 21), y de ((61); 24) se concluye A ∩ C ⊆ f ii f id (C) . 
Lema 1.1.1. Sea f ∈ B A .
f ii (∅) = ∅ y f id (∅) = ∅ .

Demostración.– De ((1.18); 59) se tiene f ii (∅) = a ∈ A k ∃ b ∈ ∅ | (a, b) ∈ f , y para ξ ∈ A y
(ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B, luego (η ∈ ∅)f de ((102); 31), por lo cual η ∈ ∅ ` (ξ, η) 6∈ f debido a ((43);
20), entonces ∀ b ∈ ∅ | (ξ, b) 6∈ f de ((53); 21), y también ∀ a ∈ A | ∀ b ∈ ∅ | (a, b) 6∈ f nuevamente de ((53);
21), por lo tanto ¬ ∃ a ∈ A | ∃ b ∈ ∅ | (a, b) ∈ f debido a ((56); 22), y con el teorema (0.2.5; 31) y ((43);
20) se concluye f ii (∅) = ∅. La otra demostración es similar y se deja al lector como ejercicio. 
M.F. Rosales 61

En el siguiente teorema se agrupan algunos comportamientos útiles, cuyas demostraciones son


sencillas y se dejan al lector.
Teorema 1.1.5. Sean C, D conjuntos y f ∈ B A .
1) C ∩ A = ∅ ` f id (C) = ∅ 2) C ∩ Rf = ∅ ` f ii (C) = ∅
3) C ⊆ D ` f id (C) ⊆ f id (D) 4) f id (C ∪ D) = f id (C) ∪ f id (D)
5) f id (C ∩ D) ⊆ f id (C) ∩ f id (D) 6) C ⊆ D ` f ii (C) ⊆ f ii (D)
7) f ii (C ∪ D) = f ii (C) ∪ f ii (D) 8) f ii (C ∩ D) = f ii (C) ∩ f ii (D) .

Como consecuencia inmediata se obtiene al corolario que sigue, en donde se ilustra el comportamiento de
una función en términos de la imagen inversa de conjuntos unitarios.
Corolario 1.1.1. Sean f ∈ B A , C un conjunto y p & q ∈ C.
 
p 6= q ` f ii {p} ∩ f ii {q} = ∅ .

Demostración.– Dado
 que {p} ∩ {q} = ∅ del teorema
 (0.2.11; 34) y f ii (∅) = ∅ del lema (1.1.1; 60), se
ii ii ii
sigue f {p} ∩ {q} = ∅, luego f {p} ∩ f {q} = ∅ debido al inciso (8) del teorema (1.1.5; 61). 
Teorema 1.1.6. Sean f ∈ B A y C, D conjuntos.
f ii (D \ C) = f ii (D) \ f ii (C) .

Demostración.– Para φ ∈ C se tiene φ 6∈ D \ C debido a ((83); 28) y ((43); 20) ya que (φ ∈ D ∧ φ 6∈ C)f,
además para ξ ∈ f ii (D \ C) se sigue ξ ∈ A y ∃ q ∈ D \ C | (ξ, q) ∈ f de ((1.18); 59) y ((67); 25), pero
con η ∈ D \ C y (ξ, η) ∈ f se obtiene η 6= φ debido a ((75); 27), es decir φ 6∈ {η}, luego φ ∈ C \ {η}
de ((84); 28) con ((43); 20). Además, cuando φ ∈ B se sigue φ ∈ B \ {η} de ((85); 28) pues B ∩ C ⊆ C
debido a ((90); 29), y como se tiene ∀ p ∈ B \ {η} | (ξ, p) 6∈ f de ((1.1); 54) dado que (ξ, η) ∈ f, entonces
(ξ, φ) 6∈ f de ((54); 21), y también de φ 6∈ B se sigue (ξ, φ) 6∈ f, por lo tanto ∀ q ∈ C | (ξ, q) 6∈ f debido  a
((53); 21), luego ξ ∈ A y ∃  q ∈ C | (ξ, q) ∈ f de ((56); 22), obteniéndose ξ ∈ A ∧ ∃ q ∈ C | (ξ, q) ∈ f f,
por lo cual ξ 6∈ f ii (C).
Pero del teorema (1.1.5; 61) también se tiene f ii ((D \ C) ⊆ f ii (D) dado que D \ C ⊆ D de ((82); 28),
entonces ξ ∈ f ii (D) debido a ((61); 24) y ((54); 21), concluyéndose ξ ∈ f ii (D) \ f ii (C) de ((84); 28) con
((43); 20), por lo tanto ∀ p ∈ f ii (D \ C) | p ∈ f ii (D) \ f ii (C) de ((53); 21), obteniéndose f ii (D \ C) ⊆
f ii (D) \ f ii (C) nuevamente de ((61); 24). La demostración faltante se deja al lector como ejercicio. 
Un concepto asociado a la imagen inversa que debe ser comentado, es el de ecuación, basado en 
la consideración de una función y un conjunto unitario. Para f ∈ B A y q ∈ B, se dice que f ii {q}
es la ecuación asociada 12 a f para q, y a sus elementos se les llama soluciones de la ecuación.
Nótese que para p ∈ f ii {q} de ((1.18); 59) y ((67); 25) se tiene p ∈ A ∧ ∃ ξ ∈ {q} | (p, ξ) ∈ f, y con
η ∈ {q} ∧ (p, η) ∈ f se sigue (p, q) ∈ f, por lo cual [f](p) = q, en donde la igualdad tiene sentido por la
condición enunciada para p , aún cuando se desconozca p. La identificación de p depende de la función f
y el q propuesto, lo cual esta ı́ntimamente vinculado a la condición de especificación de f, y podrı́a llevar
a un problema algebraico.

H En la presentación tradicional de ecuación se ignora este planteamiento funcional, simple-


mente a la igualdad [f](p) = q la llaman ecuación y aceptan, de manera subliminal, la intención
de determinar a p para el q propuesto, sólo  por enunciar la igualdad, aún cuando esta sea
tentativa. . . pues puede suceder que f ii {q} = ∅, resultando falsa la igualdad. N

Posteriormente serán reconocidas otras funciones básicas, pero por ahora se introducen dos pro-
cedimientos para identificar funciones. El primero basado en la conjugación de funciones con funciones,
y el segundo mediante la conjugación de funciones con sı́mbolos incompletos, dando lugar al concepto de
funciones contextuales.
12 Cuando f ∈ RA y se considera f ii {0} , se conviene en llamarla ecuación homogénea.
` ´
62 Cálculo diferencial avanzado

1.2. Conjugación de funciones

En las conjugaciones de funciones con funciones que aquı́ se enuncian, se utiliza al proceso
invocativo de funciones antes mencionado. Por ello, es importante enfatizar que no se definen las conjuga-
ciones, lo que se incorpora son nombres y sı́mbolos para las funciones identificadas, mediante la declaración
de condiciones de especificación con pares de funciones. En cada conjugación de dos funciones apropiadas,
se identifica una función, la cual se reconoce con la introducción de un nombre y un sı́mbolo compuesto,
que incluye a las funciones consideradas.

1.2.1. Conjugaciones básicas de funciones

Posiblemente la más básica conjugación de funciones, proviene de que las funciones son conjuntos,
pues para f ∈ B A y g ∈ DC es natural considerar a f ∪ g, pero se desea identificar a una función de una
manera sencilla, por ello se hace
 
f d g ≡ (p, q) ∈ (A ∪ C) \ (A ∩ C) × (B ∪ D) k (p, q) ∈ f ∪ g ∈ (B ∪ D)(A∪C) \ (A∩C) (1.19)

llamándola seudounión de f con g. Entonces f d g ⊆ f ∪ g, pero la igualdad funcional (igualdad de


funciones) sólo se presenta cuando A ∩ C = ∅, y también debe observarse que cuando (p, q) ∈ f ∪ g se
sigue p ∈ A ∩ C, luego p 6∈ Df d g entonces (p, q) 6∈ f d g , por lo cual ∃ (a, d) ∈ f ∪ g | (a, c) 6∈ f d g
debido a ((52); 21), y de ((63); 24) se concluye f ∪ g 6⊆ f d g.
A continuación se presentan otras conjugaciones de funciones, aparentemente suficientes para los
temas más usuales de la matemática. Casi la totalidad de estas conjugaciones son totalmente novedosas,
posteriormente se presentan algunas propiedades. La demostración de que estas conjugaciones de funciones
son funciones es laboriosa, pero formativa, por ello se deja como ejercicio para el lector.

Para f ∈ B A y g ∈ DC se define la composición de g con f, o simplemente g bola f, haciendo


    ii
g ◦ f ≡ (a, d) ∈ f ii (C) × D k d = g [f](a) ∈ Df (C) (1.20)
  
por lo cual ∀ a ∈ f ii (C) | [g ◦ f](a) = g [f](a) .
Con las funciones f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )D se define g doble bola f haciendo

g ◦ f ≡ (a, h) ∈ (A ∩ D) × E B k h = [g](a) ◦ [f](a) ∈ (E B )A∩D (1.21)

obteniéndose ∀ a ∈ A ∩ D | [g
◦ f](a) = [g](a) ◦ [f](a).
 F G
Para f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )D se define g triple bola f haciendo
 F ∩G
g ◦· f ≡ (a, h) ∈ (F ∩ G) × (E B )A∩D k h = [g](a) ◦ [f](a) (E B )A∩D (1.22)

entonces ∀ a ∈ F ∩ G | [g](a)
◦ [f](a).
Con f ∈ B A y g ∈ (E D )C se define g triángulo f haciendo
    ii
g 4 f ≡ (a, c) ∈ (f ii (D) ∩ C) × E k c = [g](a) [f](a) ∈ E f (D)∩C (1.23)
  
por lo que ∀ a ∈ f ii (D) ∩ C | [g 4 f](a) = [g](a) [f](a) .
D
Para f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )B se define g bola triángulo f haciendo

g 4 f ≡ (a, h) ∈ (A ∩ D) × E B k h = [g](a) 4 [g](a) ∈ (E B )A∩D (1.24)

por lo cual ∀ a ∈ A ∩ D | [g
4 f](a) = [g](a) 4 [f](a).
M.F. Rosales 63

Estas definiciones y las conjugaciones enunciadas pueden parecer complicadas y de difı́cil aplicación,
incluso hasta provocar un rechazo inicial. . . es algo inherente a las innovaciones (véase frase pág.84).
Adelante hay sobradas oportunidades para aprovecharlas y familiarizarse, pero cabe mencionar, que la
necesidad de introducirlas sólo se presenta cuando se explicitan las funciones que ocurren en situaciones
de cierta complejidad en la matemática. Es ahı́ donde se consideran y reconocen conjuntos mas complejos
que el sencillo B A , siendo A y B conjuntos “simples”.
Las definiciones anteriores se basan únicamente en la existencia de las funciones que se conjugan,
sin requerir de alguna estructura algebraica para los conjuntos que participan en la declaración de las
funciones. Cuando dichos conjuntos estén enriquecidos con propiedades de alguna estructura algebraica, se
presenta la posibilidad de introducir nuevas conjugaciones de funciones y desde luego su combinación con
las hasta ahora enunciadas.
Las conjugaciones de funciones recien consideradas, se pueden combinar de muchas maneras. Sin
pretender exhaustividad, se citan casos de combinaciones frecuentes y algunos vı́nculos entre ellas:

(f ◦ g) ◦ h = f ◦ (g ◦ h) (1.25)

(f
◦ g) ◦ h = (f ◦ h)
◦ (g ◦ h) (1.26)
(f
◦· g) ◦ h = (f ◦ h)
◦· (g ◦ h) (1.27)
(f 4 g) ◦ h = (f ◦ h) 4 (g ◦ h) (1.28)
(f
4 g) ◦ h = (f ◦ h)
4 (g ◦ h) (1.29)
(f
◦ g)
◦ h=f
◦ (g
◦ h) (1.30)
(f
4 g)
◦ h = (f
◦ h)
4 (g
◦ h) (1.31)
(f
◦· g)
◦ h = (f
◦ h)
◦· (g
◦ h) (1.32)
(f
◦ g) 4 h = f 4 (g 4 h) (1.33)
(f
4 g) 4 h = (f 4 h) 4 (g 4 h) (1.34)
(f
◦· g) 4 h = (f 4 h)
◦ (g 4 h) (1.35)
dejando al lector la demostración del comportamiento planteado. También se omite el tratamiento de la
imagen directa e inversa para las diversas conjugaciones enunciadas, planteando como ejemplo al siguiente
teorema.
Teorema 1.2.1. Sean E un conjunto, f ∈ B A y g ∈ DC .
 
(g ◦ f)id (E) = gid f id (E) y (g ◦ f)ii (E) = f ii gii (E) .


Demostración.– Para ξ ∈ gid f id (E) se sigue ξ ∈ D y ∃ c ∈ f id (E) | (c, ξ) ∈ g debido a ((1.17);
59) y ((67); 25), y con η ∈ f id (E) y (η, ξ) ∈ g también se obtiene η ∈ B y ∃ b ∈ E| (b, η) ∈ f
nuevamente de ((1.17); 59) y ((67); 25), luego con ω ∈ E y (ω, η) ∈ f se tiene [f](ω), ξ ∈ g, por lo
cual (ω, ξ) ∈ g ◦ f de ((1.20); 62), entonces ∃ e ∈ E |(e, ξ) ∈ g ◦ f debido a ((52); 21), y de ((1.17); 59) se
sigue ξ ∈ (g ◦ f)id (E), por lo tanto ∀ d ∈ gid f id (E) | d ∈ (g ◦ f)id (E) debido a ((53); 21), concluyéndose

gid f id (E) ⊆ (g ◦ f)id (E) de ((61); 24).
Ahora, para ξ ∈ (g ◦ f)id (E) se sigue ξ ∈ D y ∃ e ∈ E| (e, ξ) ∈ g ◦ f debido a ((1.17); 59) y ((67);
25), y con ω ∈ E y (ω, ξ) ∈ g ◦ f se obtiene [f](ω), ξ ∈ g de ((1.20); 62), por lo cual [f](ω) ∈ B

y ∃ b ∈ E | b, [f](ω) ∈ f debido a ((52); 21), luego [f](ω) ∈ f id (E) también de ((1.17); 59) y ((67);

25), entonces ξ ∈ D y ∃ θ ∈ f id (E) | (θ, ξ) ∈ g de ((52); 21), por lo tanto ξ ∈ gid f id (E) otra vez

de ((1.17); 59) y ((67); 25), y con ((53); 21) se sigue ∀ d ∈ (g ◦ f)id (E) | d ∈ gid f id (E) , obteniéndose
 
(g ◦ f)id (E) ⊆ gid f id (E) debido a ((61); 24, y de ((70); 26) se concluye (g ◦ f)id (E) = gid f id (E) . Se
deja como ejercicio el otro enunciado. 
64 Cálculo diferencial avanzado

Los sı́mbolos compuestos asignados a las conjugaciones de funciones recién introducidas, deben
interpretarse como sı́mbolos no fraccionables, aún cuando los sı́mbolos asociados a las funciones partici-
pantes posean un signficado independiente a la conjugación. Sin embargo, ante la consideración de con-
juntos especı́ficos y apropiados, con las condiciones de especificación consideradas en las conjugaciones
de funciones,
 es posible identificar
a funciones. Por ejemplo, para un conjunto A se puede pensar en
GA ≡ f ∈ AA | f biyectiva y con ((1.20); 62) hacer 13
  
◦GA ≡ (f, g), h ∈ GA × GA × GA k h = g ◦ f
  
teniéndose 14 ◦GA ∈ GA (GA ×GA ) como es fácil verificar, y para (f, g) ∈ GA × GA se sigue ◦GA (f, g) =
g ◦ f. Pero cuidado, con este planteamiento resulta tentador hacer g ◦GA f ≡ [◦GA ]((f, g)), finalmente es
lo usual, pero esto llevaria a g ◦GA f = g ◦ f, y de aquı́ a pensar temerariamente que ◦ = ◦GA , lo cual es
totalmente erroneo.

H También se puede ver que GA es un grupo con respecto a ◦GA (véase pág.42), pues con
cumple con:
     
∀ f, g, h ∈ GA | ◦GA f, [◦GA ](g, h) = ◦GA [◦GA ](f, g), h) .

{IA } = g ∈ GA k ∀ f ∈ GA | [◦GA ](f, g) = [◦GA ](g, f) = f .

∀ f ∈ GA | ∃ g ∈ GA | h ∈ GA k [◦GA ](f, h) = [◦GA ](h, f) = IA = {g} . N

El uso de sı́mbolos como conexiones entre dos funciones es frecuente, sin que den lugar a conjuga-
ciones de funciones y se debe estar atento a ello. Por ejemplo, el orden de los reales permite introducir a
los sı́mbolos < y ≤ como conexiones entre dos funciones, pues con f ∈ RA ∧ g ∈ RB se hace f < g
cuando ∀ a ∈ A ∩ B | [f](a) < [g](a) , y f ≤ g cuando ∀ a ∈ A ∩ B | [f](a) ≤ [g](a). Conviene observar, que
al combinar estos conectivos con un par de funciones, sólo se expresa un comportamiento de las funciones,
sin identificar otra función, por lo que no constituyen otras conjugaciones de funciones.

1.2.2. Función inversa

Con la conexión ◦ se identifican variantes de funciones de una manera simple, pero muy trascen-
dente. En efecto, con f ∈ B A y un conjunto C, se puede considerar a la funciones IC ◦ f y f ◦ IC llamadas
restricción izquierda de f en C y restricción derecha de f en C, respectivamente. Un nombre no
del todo muy atinado para la restricción izquierda, ya que cuando B ⊂ C se tiene una ampliación del
contradominio de f pues IC ◦ f ∈ C A , ya que f ii (C) = A del inciso (8) de ((1.1.5); 61) con el teorema
(1.1.1; 59), sin embargo en general puede provocar restricciones tanto en el contradominio como en el
dominio, dado que DIC ◦f = f ii (C) en donde f ii (C) ⊆ A. En cuanto a la restricción derecha, para un
conjunto D se tiene Df◦ID = IDii (A) con IDii (A) = A ∩ D como puede verificar el lector, provocando una
restricción en el dominio original, pero también Rf◦ID ⊆ Rf dado que para ω ∈ Rf◦ID se sigue ω ∈ B y
∃ q ∈ A ∩ D | (q, ω) ∈ f ◦ ID de ((109); 36) y ((67); 25), y con ξ ∈ A ∩ D y (ξ, ω) ∈ f ◦ ID se infiere ξ ∈ A
debido a ((67); 25) y (ξ, ω) ∈ f, luego ∃ p ∈ A | (p, ω) ∈ f de ((52); 21), por lo cual ω ∈ Rf nuevamente
de ((109); 36) y ((67); 25), entonces ∀ s ∈ Rf◦ID | s ∈ Rf de ((53); 21), y de ((61); 24) se concluye

Rf◦ID ⊆ Rf . (1.36)

Obsérvese que C =6 B ` IC ◦ f 6= f ◦ If ii (C) aún cuando IC ◦ f =c If ii (C) , sin embargo Rf ⊆


C ` f ◦ If ii (C) = f pues f ii (C) = A. Un caso particular ocurre con la conjugación IB ◦ IA , para la cual
se tiene
A ∩ B 6= ∅ ` ∅ 6= IB ◦ IA ∧ IB ◦ IA ∈ B A∩B (1.37)
13 A una función cuyo dominio es el producto cartesiano de un conjunto con si mismo, tradicionalmente se le llama op-

eración binaria en el conjunto. Ası́ entonces ◦G(A) es una operación binaria en GA .


14 Cuando el contradominio de una operación binaria en un conjunto es el mismo conjunto, se dice que es una operación

binaria cerrada.
M.F. Rosales 65

obteniéndose el comportamiento deseado para las funciones inclusión tradicionales ((1.16); 58), pero sin la
intrı́nseca ambigüedad de su contradominio, por lo que aquı́ unı́camente se considera IB ◦ IA ∈ B A∩B , y
se le llama función inclusión de A en B, sustituyendo a la definición anterior.
Proposición 1.2.1. Sean f ∈ B A y un conjunto C.
Rf ⊆ C ` IC ◦ f ∈ C A ∧ IC ◦ f =c f .

ii
Demostración.– Para (ξ, η) ∈ IC ◦ f se tiene ξ ∈ f ii (C) pues IC ◦ f ∈ C f (C) debido a ((1.20); 62),
luego ξ ∈ A y ∃ p ∈ C | (ξ, p) ∈ f de ((1.18); 59) y ((67); 25), y con  ω ∈ C  y (ξ, ω) ∈ f se sigue
ω ∈ B y ω = [f](ξ), por lo cual [f](ξ) ∈ C, y como η = [IC ◦ f](ξ) = IC ] [f](ξ) se obtiene η = [f](ξ),
por lo cual (ξ, η) ∈ f, entonces ∀ (p, q) ∈ IC ◦ f | (p, q) ∈ f debido a ((53); 21), y de ((61); 24) se sigue
IC ◦ f ⊆ f. Ahora, con (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B y ∃ q ∈ B | (q, η) ∈ f de ((52); 21), luego η ∈ Rf
debido a ((109); 36) con ((67); 25), por lo cual η ∈ C de ((61); 24) y ((54); 21), entonces (ξ, η) ∈ IC ◦ f,
obteniéndose ∀ (p, q) ∈ f | (p, q) ∈ IC ◦ f de ((53); 21), por consiguiente f ⊆ IC ◦ f debido a ((61); 24),
concluyéndose f =c IC ◦ f de ((70); 26), por lo tanto Df = DIC ◦f debido a ((111); 36), en donde Df = A
y DIC ◦f = f ii (C), por lo tanto IC ◦ f ∈ C A. 
Como B A ⊆ P(A × B), las funciones heredan lo establecido para la inyectividad y suprayectividad
de relaciones, y su importancia obliga a introducir algunos conceptos e identificar ciertos comportamientos.
Teorema 1.2.2. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .
f inyectiva ∧ g inyectiva ` g ◦ f inyectiva .

Demostración.– De g ◦ f no inyectiva se sigue ∃ (a, b) ∈ g ◦ f | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ f debido


ii ii
 ∈ g ◦ f y ∃
a ((115); 37), luego con (η, ω)  c ∈ f  (C) \ {η} | (c, ω) ∈ g ◦ f se tiene ξ ∈ fii (C) \ {η}
y (ξ, ω) ∈ g ◦ f, entonces g [f](η) = g [f](ξ) de ((1.20); 62) y ξ ∈ A \ {η} ya que f (C) ⊆ A,
presentándose la dicotomı́a [f](η) = [f](ξ) o [f](η) 6= [f](ξ) :
 
1. Con [f](η) = [f](ξ)  se sigue η, [f](η) ∈ f y ξ, [f](η) ∈ f, y de ((52); 21) se obtiene ∃ c ∈
A \ {η} | (c, [f](η) ∈ f, luego ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ A \ {a} | (c, b) ∈ f nuevamente de ((52); 21), luego
f no inyectiva de ((115); 37), es decir (f inyectiva)f debido a ((3); 13), concluyéndose ( f inyectiva ∧
g inyectiva )f.
           
2. Dado que g [f](η) = g [f](ξ) , se sigue [f](η), g [f](η) ∈ g y [f](ξ), g [f](η) ∈
ii
g, en donde   ∈ C  ya que ξ ∈ f (C), por lo tanto de [f](η) 6= [f](ξ) se tiene ∃ c ∈
[f](ξ)
C \ [f](η) | c, g [f](η) ∈ g de ((52); 21), luego ∃ (a, b) ∈ g | ∃ c ∈ C \ {a} | (c, b) ∈ g tam-
bién debido a ((52); 21), entonces g no inyectiva de ((115); 37), es decir (g inyectiva)f debido a
((3); 13), por lo tanto ( f inyectiva ∧ g inyectiva )f. 
Teorema 1.2.3. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .
g ◦ f inyectiva ` f ◦ If ii (C) inyectiva ∧ g ◦ IRf inyectiva .

Demostración.– De (f ◦ If ii (C) inyectiva ∧ g ◦ IRf inyectiva)f se tiene:

1. De f ◦ If ii (C) no inyectiva y ((115); 37) se sigue ∃ (a, b) ∈ f ◦ If ii (C) | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈
f ◦ If ii (C) ya que Df◦If ii (C) = f ii (C), entonces (η, ω) ∈ f ◦ If ii (C) y ∃ c ∈ f ii (C) \ {η} | (c, ω) ∈
f ◦ If ii (C) , por lo cual ξ ∈ f ii (C) \ {η} y (ξ, ω) ∈ f ◦ If ii (C) , y como f ◦ If ii (C) ⊆ f se tiene
(η, ω) ∈ f y (ξ, ω) ∈ f. Además ∃ c ∈ C | (ξ, c) ∈ f de ((1.18); 59), luego θ ∈ C y (ξ, θ) ∈ f, pero
de θ 6= ω se tendrı́a ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ A \ {a} | (c, b) ∈ f que lleva a f 6∈ B A de ((1.11); 56), por lo
tanto θ = ω.
Entonces ω ∈ C y se sigue ∃ d ∈ D | (ω,  d) ∈ g debido a ((107); 36), luego λ ∈ D y (ω, λ) ∈ g,
por lo cual λ = g [f](η) y λ = g [f](ξ) con (η, λ) ∈ f ii (C) × D y (ξ, λ) ∈ f ii (C) × D,
obteniéndose (η, λ) ∈ g ◦ f y (ξ, λ) ∈ g ◦ f de ((1.20); 62), por lo tanto ∃ (a, b) ∈ g ◦ f | ∃ c ∈
f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ f debido a ((52); 21), y de ((115); 37) se concluye g ◦ f no inyectiva.
66 Cálculo diferencial avanzado

2. De g ◦ IRf no inyectiva y ((115); 37) se tiene ∃ (a, b) ∈ g ◦ IRf | ∃ c ∈ C ∩ Rf \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ IRf
pues Dg◦IRf = C ∩ Rf , luego (η, ω) ∈ g ◦ IRf y ∃ c ∈ (C ∩ Rf ) \ {η} | (c, ω) ∈ g ◦ IRf , entonces
ξ ∈ (C ∩ Rf ) \ {η} y (ξ, ω) ∈ g ◦ IRf , por lo cual (ξ, ω) ∈ g y (η, ω) ∈ g ya que g ◦ IRf ⊆ g.
Además ∃ a ∈ A | (a, ξ) ∈ f de ((109); 36), luego λ ∈ A y (λ, ξ) ∈ f, y como ξ ∈ C se sigue
λ ∈ f ii (C) de ((1.18); 59), pero η ∈ C ∩ Rf , por lo cual ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f nuevamente de ((109);
36), obteniéndose θ ∈ A y (θ, η) ∈ f, luego θ ∈ f ii (C) debido a ((1.18); 59) ya que η ∈ C. También
se tiene λ 6= θ, pues de λ = θ se sigue ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ B \ {b} | (a, c) ∈ f, lo cual lleva a f 6∈ B A
de ((1.11);56).
     
Entonces ω = g [f](λ) y ω = g [f](θ) con (λ, ω) ∈ f ii (C) × D y (θ, ω) ∈ f ii (C) × D,
obteniendo (λ, ω) ∈ g ◦ f y (θ, ω) ∈ g ◦ f de ((1.20; 62), por lo tanto ∃ (a, b) ∈ g ◦ f | ∃ c ∈
f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ f debido a ((52); 21), y de ((115); 37) se concluye g ◦ f no inyectiva. 

Teorema 1.2.4. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .

g ◦ f suprayectiva a ` g ◦ IRf suprayectiva .

Demostración.– Con g ◦f suprayectiva se sigue ∀ d ∈ D | ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈ g ◦f de ((112); 36) puesto


que Dg◦f = f ii (C) de ((1.20); 62), entonces de ξ ∈ D se ii
 tiene ∃ a ∈ f (C) | (a, ξ) ∈ g ◦ f debido a ((54);
ii
21), luego η ∈ f (C) y (η, ξ) ∈ g ◦f, por lo cual ξ = g [f](η) de ((1.20); 62), en donde  [f](η) ∈ C ∩Rf
de ((1.18); 59) y la primera inferencia del
   teorema
 (1.1.4;
 60). Además [f](η), [f](η) ∈ IRf , entonces
[f](η), ξ) ∈ (C ∩ Rf ) × D y ξ = g IRf [f](η) , obteniendo [f](η), ξ) ∈ g ◦ IRf de ((1.20); 62),
por lo tanto ∀ d ∈ D | ∃ c ∈ C ∩ Rf | (c, d) ∈ g ◦ IRf de ((53); 21), y con ((112); 36) se concluye g ◦ IRf
suprayectiva.
Ahora de g ◦IRf suprayectiva se tiene ∀ d ∈ D | ∃ c ∈ C ∩Rf | (c, d) ∈ g ◦IRf de ((112); 36), luego de ξ ∈ D
se sigue ∃ c ∈ C ∩ Rf | (c, ξ) ∈ g ◦ IRf debido a ((54); 21), entonces η ∈ C ∩ Rf y (η, ξ) ∈ g ◦ IRf , por lo
cual ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f de ((109); 36), obteniéndose λ ∈ A y (λ, η) ∈ f y también
 λ ∈ f ii (C) debido a
((1.18); 59). Además (η, ξ) ∈ g pues g ◦ IRf ⊆ g, por lo tanto ξ = g [f](λ) con (λ, ξ) ∈ f ii (C) × D,
luego (λ, ξ) ∈ g ◦ f de ((1.20); 62), entonces ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈ g ◦ f debido a ((52); 21), y de ((53);
21) se tiene ∀ d ∈ D | ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈ g ◦ f, luego con ((112); 36) se concluye g ◦ f suprayectiva. 

Corolario 1.2.1. Sean f ∈ B A y g ∈ C B .

g biyectiva ∧ f biyectiva ` g ◦ f biyectiva .

Demostración.– Como Rf = B pues f suprayectiva, se sigue g ◦ IRf suprayectiva ya que g = g ◦ IB ,


entonces g ◦ f suprayectiva debido al teorema (1.2.4; 66), y del teorema (1.2.2; 65) se concluye g ◦ f
biyectiva. 
Con la conjugación bola se introducen los conceptos de funciones inversas e invertibles, todos ellos
muy importantes, para lo cual se considera f ∈ B A y se procede como sigue:

Cuando ∃ g ∈ AB | f ◦ g = IB se dice que g es la función inversa derecha de f.

Cuando ∃ g ∈ AB | g ◦ f = IA se dice que g es la función inversa izquierda de f.

Cuando ∃ g ∈ AB | f ◦ g = IB ∧ g ◦ f = IA se dice que f es una función invertible, y hace 15


f inv ≡ g a la cual se le llama función inversa de f.

Obsérvese que si g es función inversa derecha de f, también se tiene que f es función inversa izquierda
de g, y análogamente si f es invertible, se sigue que f inv también es invertible y además f = (f inv )inv .
Otros resultados inmediatos de estos conceptos se enuncian en los siguientes teoremas.
15 También se utiliza al sı́mbolo f −1 para la función inversa de f , pero resulta ambiguo con la notación empleada para la

potenciación de una función § 1.4.2 pág. 77.


M.F. Rosales 67

Teorema 1.2.5. Sea f ∈ B A .

f invertible ` ∀ (a, b) ∈ f | (b, a) ∈ f inv .

  
Demostración.– Como f inv ◦ f = IA , para (ξ, η) ∈ f se tiene ξ = [IA ](ξ) = [f inv ◦ f](ξ) = f inv [f](ξ)
= [f inv ](η) de ((1.20); 62), luego (η, ξ) ∈ f inv , por lo cual ∀ (a, b) ∈ f | (b, a) ∈ f inv ) de ((53); 21). 

Teorema 1.2.6. Sean f ∈ B A y h, g ∈ AB .

f ◦ g = IB ∧ h ◦ f = IA ` g = h .

Demostración.– Dado que g = IA ◦ g y h = h ◦ IB , se sigue g = (h ◦ f) ◦ g = h ◦ (f ◦ g) = h ◦ IB = h


debido a ((1.25); 63). 
Teorema 1.2.7. Sea f ∈ B A .
f biyectiva a ` f invertible .

Demostración.– De f es invertible se sigue f ◦ f inv = IB , luego f ◦ f inv suprayectiva ya que IB


suprayectiva, por lo cual f ◦ IRf inv suprayectiva debido al teorema (1.2.4; 66), y como Rf inv = A se tiene
f = f ◦ IRf inv , por lo cual f suprayectiva. Pero también f inv ◦ f = IA , luego f inv ◦ f inyectiva pues IA
inyectiva, entonces f ◦ If ii (B) inyectiva del teorema (1.2.3; 65), en donde f = f ◦ If ii (B) pues f ii (B) = A,
por lo tanto f inyectiva y se concluye f biyectiva.

Ahora de f biyectiva y con g ≡ (b, a) ∈ B × A k (a, b) ∈ f se sigue g ∈ AB , ya que f suprayectiva,
luego ∀ b ∈ | ∃ a ∈ A | (a, b) ∈ f de ((112); 36), entonces de ξ ∈ B se sigue ∃ a ∈ A | (a, ξ) ∈ f debido
a ((54); 21), por lo cual η ∈ A y (η, ξ) ∈ f, y como (ξ, η) ∈ B × A se tiene (ξ, η) ∈ g de ((67); 25),
por lo tanto ∀ b ∈ B | ∃ a ∈ A | (b, a) ∈ g de ((53); 21), obteniéndose Dg = B de ((107); 36). Además de
f inyectiva se sigue ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ A \ {a} | (c, b) 6∈ f debido a ((114); 37), entonces de (η, ξ) ∈ f se
sigue ∀ c ∈ A \ {η} | (c, ξ) 6∈ f de ((54); 21), luego de θ ∈ A \ {η} se tiene (θ, ξ) 6∈ f nuevamente debido
a ((54); 21), en donde (ξ, η) ∈ g y (ξ, θ) 6∈ g de ((67); 25), por lo cual ∀ a ∈ A \ {ξ} | (ξ, a) 6∈ g debido a
((53); 21), obteniéndose ∀ (b, a) ∈ g | ∀ c ∈ A \ {b} | (b, c) 6∈ g también de ((53); 21), y como g ∈ P(B × A)
con ((1.1); 54) se concluye g ∈ AB .

También se tiene g ◦ f = IA dado que g ◦ f ∈ AA y IA ∈ AA , y además para ξ ∈ A se sigue  ξ ∈
  [f](ξ),
B × A y ξ, [f](ξ) ∈ f, por lo cual [f](ξ), ξ ∈ g debido a ((67); 25), entonces g [f](ξ) = ξ,
obteniéndose (ξ, ξ) ∈ g ◦ f de ((1.20); 62) ya que (ξ, ξ) ∈ A × A, luego [g ◦ f](ξ) = ξ, y como [IA ](ξ) = ξ,
se obtiene ∀ a ∈ A | [g ◦ f](ξ) = [IA](ξ), con lo que se concluye g ◦ f = IA de ((1.12); 57). De manera
similar el lector puede demostrar f ◦ g = IB , por lo tanto f invertible. 

H Para el objetivo final del libro se considerará FV ×W con V y W espacios vectoriales


reales normados, siendo fundamental dicha estructura, y cuando para f ∈ FV ×W y A ∈
P(Df ) se tiene f ◦ IA ∈ B A inyectiva, se sigue If id (A) ◦ (f ◦ IA ) ∈ f id (A) A es invertible
inv id
debido a los teoremas (1.1.1; 59) y (1.2.7; 67) en donde If id (A) ◦ (f ◦ IA ) ∈ Af (A) , cuyos
contradominios no necesariamente disponen de la estructura requerida, además debe observase
inv inv
que If id (A) ◦ (f ◦ IA ) = If id (A) ◦ (f ◦ IA ) la cual puede ser diferente a f ◦ IA aún
cuando If id (A) ◦ (f ◦ IA ) =c f ◦ IA , dando lugar a complicaciones que deben tomarse en cuenta.
Las dificultades persisten aún si se tiene Df = V , sin embargo en ciertas circunstancias se
simplifican cuando f es lineal. N

Cuando para dos conjuntos A y B se tiene ∃ f ∈ B A | f invertible se dice que A y B son


conjuntos
 equivalentes, lo cual se nota con A ≈ B. Obsérvese que al considerar a un conjunto X
y R ≡ (A, B) ∈ P(X) × P(X) k A ≈ B , se demuestra que R es una relación de equivalencia en
P(X) × P(X), como lo puede verificar el lector, además (A, B) ∈ R a ` (A, B) ∈ P(X) × P(X) ∧ A ≈ B
68 Cálculo diferencial avanzado

debido a ((67); 25), lo cual ciertamente establece un vı́nculo entre R y ≈ justificando el uso del adjetivo
“equivalente” para un par de conjuntos, pero debe quedar clara su diferencia conceptual.
Con el concepto de equivalencia de conjuntos se plantea un resultado fundamental para el “conteo”
utilizado cotidianamente. . . otra “obviedad” que debe ser demostrada.
Teorema 1.2.8. Sean J y K conjuntos finitos.

J ≈ K a ` #J = #K .

ii
Demostración.– Para ω ∈ J K biyectiva, η ∈ J #J] y ξ ∈ K #K biyectivas se tiene ω ◦ ξ ∈ J ξ (K)
con ξ ii (K) = #K debido al teorema (1.1.1; 59) con ((1.20); 62), además η invertible del teorema (1.2.7;
(ω◦ξ)ii (J)
67), luego η inv ◦ (ω ◦ ξ) ∈ #J de ((1.20); 62), en donde (ω ◦ ξ)ii (J) = #K también del teorema
#K
(1.1.1; 59), y como ω ◦ ξ biyectiva debido al corolario (1.2.1; 66), entonces η inv ◦ (ω ◦ ξ) ∈ #J biyectiva
nuevamente del corolario (1.2.1; 66) y el teorema (1.2.7; 67) pues η inv invertible, por lo tanto #J ≈ #K,
entonces #(#J) = #K, pero también #(#J) = #J de ((131); 49), concluyéndose #J = #K. La
demostración de la otra regla de inferencia es similar y se deja al lector. 
Como se verá posteriormente la demostración de aspectos relacionados con la finitez traen consigo dificul-
tades que las hacen muy laboriosas y delicadas, por lo que usualmente son soslayadas, creando la costumbre
de adoptar el “se ve que. . . ” como argumento válido en el razonamiento.

H Sin pretender profundizar en la filosofı́a, el argumento “se ve que. . . ” está ı́ntimamente li-
gado a la intuición, que de manera directa e inmediata establece argumentos sin intervención
de la deducción o del razonamiento, considerados como evidentes. Esto genera dos posiciones
contrapuestas en los matemáticos, identificándolos como intuicionistas o formalistas, lo cual no
debe confundirse con el intuicionismo de la filosofı́a de las matemáticas relacionado al construc-
tivismo matemático. N

1.2.3. Funciones contextuales

Las funciones contextuales estan asociadas a sı́mbolos incompletos [7], y son identificadas
por su conjugación con otras funciones, las cuales ocurren en muchos aspectos de la matemática, sin que
se les reconozca su naturaleza funcional.
En general y por sı́ mismos, los sı́mbolos incompletos son insuficientes para identificar, sin am-
bigüedad, las funciones contextuales, es decir, estrictamente no hay tales funciones, y ese es el sentido
del calificativo incompleto. Esta situación cambia cuando los sı́mbolos incompletos se combinan con otras
funciones utilizando conjugaciones de funciones, pues la naturaleza de las funciones y las caracterı́sticas
de las conjugaciones establecen los contextos propios de la discusión que las considere, permitiendo la
identificación de las funciones contextuales asociadas.

Funciones sobre y bajo

Basta un conjunto A, para concebir un sı́mbolo incompleto novedoso y muy útil, que incluye los
atributos usuales de lo que se conoce como una función constante. En efecto, para a ∈ A y con los corchetes
d e, se introduce al sı́mbolo incompleto dae llamándolo sobre de a, con la finalidad de identificar, cuando
es posible, una función contextual cuyo contradominio y dominio estarı́an condicionados al contexto de la
discusión. Si el contexto exhibe al conjunto C como dominio y a ∈ C, se identifica la función contextual
dae haciendo 
dae ≡ (c, d) ∈ C × A k d = a ∈ AC (1.38)
 
por ello se tiene ∀ c ∈ C | dae (c) = a.
M.F. Rosales 69

En cualquier caso, ya sea que dae represente un sı́mbolo incompleto o una función contextual, debe
interpretarse como un sı́mbolo compuesto no fraccionable, pues aún cuando se tenga a ∈ A, aisladamente
el sı́mbolo d e carece de significado. Estos corchetes hacen al sı́mbolo incompleto dae muy versatil y
consistente, pues al funcionar como limitadores permiten,
  de manera explı́cita, agrupamientos de funciones
con conjugaciones e incluso iteraciones del tipo dae entre muchas otras posibilidades.
Generalmente el sı́mbolo incompleto dae con a ∈ A ocurre en conjugaciones con otras funciones
y es lo que permite, cuando es viable, identificar a la función contextual asociada. Para esto, las funciones
y las conjugaciones consideradas deben ser apropiadas a la naturaleza del conjunto A, es decir, debe
suceder que presenten un contradominio común B con A ⊆ B, y en tal caso se tendrı́a dae ∈ B C , aunque
estrictamente debı́a considerarse IB ◦ dae ∈ B C . Al respecto, ocurren situaciones que deben comentarse,
por ejemplo de ∀ d ∈ D | [f](d) = a con f ∈ AD es inapropidado concluir f = dae, ya que dae es un
sı́mbolo incompleto por carecer de un contexto; sin embargo, con f = dae ◦ ID se expresa correctamente
el comportamiento planteado.
Con un conjunto A y RA se ejemplifica un uso frecuente de d e, aunque no reconocido, dado que
para f ∈ RA y g ∈ RB se hace

f + g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ B) × R k ξ = [f](a) +R [g](a) ∈ RA∩B
 
y f − g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ B) × R k ξ = [f](a) +R − 1 ·R [g](a) ∈ RA∩B

y f · g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ B) × R k ξ = [f](a) ·R [g](a) ∈ RA∩B (1.39)

obteniéndose ∀ a ∈ A | [f + g](a) = [f](a) +R [g](a) y ∀ a ∈ A | [f − g](a) = [f](a) +R − 1 ·R [g](a) y
B
∀ a ∈ A | [f · g](a) = [f](a) ·R [g](a). Entonces
  g ∈ R y λ ∈ R se puede invocar a la conjugación
con
B
dλe + g ∈ R , obteniéndose ∀ b ∈ B | dλe + g (b) = λ +R [g](b), y de manera análoga se procede para
dλe · g ∈ RB , en donde ahora es apropiado decir que dλe es una función constante.
Teorema 1.2.9. Sean A, B, C, D conjuntos y f ∈ RA , g ∈ RB , h ∈ C D .
ii ii
(f · g) ◦ h = (f ◦ h) · (g ◦ h) ∈ Rh (A∩B)
y (f + g) ◦ h = (f ◦ h) + (g ◦ h) ∈ Rh (A∩B)
.

ii
Demostración.– Dado que f · g ∈ RA∩B de ((1.39); 69), se sigue (f · g) ◦ h ∈ Rh (A∩B) debido a
ii ii ii
((1.20); 62), además g ◦ h ∈ Rh (A) y f ◦ h ∈ Rh (B)  , luego
 (f ◦ h) · (g◦ h) ∈ Rh (A∩B)  del teorema
(1.1.5; 61), y para p ∈hii (A ∩ B) se tiene (f · g) ◦ h (p) = f · g [h](p)  = f [h](p) · R g [h](p) =
[f ◦ h](p) ·R [g ◦ h](p) = (f ◦ h) · (g ◦ h) (p), por lo cual ∀ d ∈ hii (A ∩ B) | (f · g) ◦ h (d) = (f ◦ h) · (g ◦ h) (d)
ii
de ((53);21), entonces (f · g) ◦ h = (f ◦ h) · (g ◦ h) ∈ Rh (A∩B) ((1.12); 57). La otra demostración es similar
y se deja al lector. 
Con una función f ∈ B A se  al sı́mbolo incompleto bfc, llamándolo bajo de f, dado
 concibe
que con a ∈ A se puede considerar [f](a) . En efecto, si en el contexto se reconoce un conjunto C, que
permita hacer   
bfc ≡ (a, h) ∈ A × B C k h = [f](a) (1.40)
   
se identifica la función contextual bfc ∈ (B ) , para la cual de a ∈ A se tiene bfc (a) = [f](a) ∈ B C .
C A

Se trata de un sı́mbolo incompleto totalmente novedoso, que permite expresar situaciones sumamente
complicadas de una manera explı́cita y consistente. Al igual que los otros sı́mbolos incompletos, ocurre en
conjugaciones con otras funciones lo cual, en principio, permite identificar a la función contextual asociada.
También se trata de un sı́mbolo compuesto no fraccionable, en donde aisladamente el sı́mbolo b c carece
de significado, y como limitadores permiten agrupamientos de muy diversa ı́ndole.
Al considerar a estos sı́mbolos incompletos conjugados con funciones se presentan comportamientos
que deben ser citados, los cuales deben ser verificados por el lector:
   
dfe = dfe (1.41)

dfe ◦ g = dfe ◦ IDg (1.42)


70 Cálculo diferencial avanzado

bfc ◦ g = bf ◦ gc (1.43)
 
f ◦ dge = [f](g) (1.44)
bfc
◦ g = bf ◦ IDf ∩ Dg c (1.45)
f
◦ bgc = bf 4 gc (1.46)
dfe 4 (g ◦ Igii (Df ) ) = f ◦ g (1.47)
 
dfe 4 dge = [f](g) (1.48)
bfc 4 g = f ◦ IDf ∩ Dg (1.49)
bfc 4 dge = f (1.50)
bfc
◦· bgc = bf
◦ gc (1.51)
en donde ((1.41); 69), ((1.44); 70) y ((1.48); 70) involucran funciones contextuales y la igualdad funcional
se presenta cuando se consideran dominios contextuales iguales.

H Es interesante ver que el planteamiento dado del concepto de ecuación contiene las ecuaciones
diferenciales y las ecuaciones integrales. Para considerar a las ecuaciones diferenciales ordinarias,
es indispensable citar como antecedente al segundo teorema fundamental del cálculo 16
con una presentación generalizada, en el cual para h ∈ RA con A ∈ P(R) \ {∅} y Dh continua
en [a; b] se infiere Z
Dh = dh ◦ I[a; b] e − bh ◦ I[a; b] c
[a; b]
R
utilizando al sı́mbolo incompleto (la integral), en donde para c ∈ [a; b] se hace
Z Z d

Dh ≡ (d, λ) ∈ [a; b] × R k λ = Dh ∈ R[a; b]
c c
Z Z
 [a; b]
y Dh ≡ (c, ξ) ∈ [a; b] × R[a; b] k ξ = Dh ∈ R[a; b]
[a; b] c

que constituyen la integral semi indefinida e indefinida de Riemann 17 de Dh en [a; b] respec-



tivamente. Ahora se identifica al conjunto FR×R con ((1.13); 57), y se hace 18 D[a; b] ≡ g ∈
1

FR×R k g derivable en [a; b] y C[a; b] ≡ g ∈ D[a; b] k Dg continua en [a; b] , y con el sı́mbolo
incompleto D (la derivada) se invoca a la función
 D
D[a; b] ≡ (g, h) ∈ D[a; b] × R[a; b] k h = Dg ∈ R[a; b] [a; b] .
  D
En estos términos se considera a f ≡ D[a; b] − d1e − exp ◦(−IR ) ∈ R[a; b] [a; b] y a su
ecuación asociada para el cero de RR , es decir a f ii d0e◦I[a; b] con 0 ∈ R, que constituye una
 
ecuación diferencial ordinaria homogénea de primer grado. Entonces para g ∈ f ii d0e ,
    
que constituye una solución de la ecuación, se tiene D[a; b] − d1e−exp ◦(−IR ) (g) = D[a; b] (g)
− d1e + exp ◦(−IR ) = Dg − d1e + exp ◦(−IR ) = d0e ◦ I[a; b] , por lo cual Dg = d1e − exp ◦(−IR ).
  R
Además con g ∈ f ii d0e ∩ C[a; 1
b] se sigue [a; b] Dg = dg ◦ I[a; b] e − bg ◦ I[a; b] c debido
R
al segundo teorema fundamental del cálculo, luego dg ◦ I[a; b] e = bg ◦ I[a; b] c + [a; b] Dg, en
R R  R   
donde [a; b]Dg = [a; b] d1e − exp ◦(−IR ) = [a; b]D IR + exp ◦(−IR ) = IR + exp ◦(−IR ) ◦
   
I[a; b] − IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] también del segundo teorema fundamental del cálculo, pues
 1
  
D IR +exp ◦(−IR ) = d1e−exp ◦(−IR ) ∈ C[a; b] , entonces dg◦I[a; b] = IR +exp ◦(−IR ) ◦I[a; b] +
16 La cual proviene de la versión simple ([9]; pág.503).
17 Georg Friedrich Bernhard Riemann (1826-1866), matemático alemán que realizó contribuciones muy importantes en
análisis y geometrı́a diferencial.
18 Debe ser claro que de la derivabilidad se sigue ∀ g ∈ D
[a; b] | [a; b] ⊆ Dg .
M.F. Rosales 71

    
g − IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] y para  α ∈ [a; b] se sigue dg ◦
 I[a; b] e (α) = g ◦ I[a; b) , por lo cual
 
g◦I[a; b] 
= IR +exp ◦(−IR ) ◦I [a; b] + g− IR +exp ◦(−IR ) ◦I[a; b] (α) = IR +exp ◦(−IR )◦
I[a; b] + g − IR + exp ◦(−IR ) (α) = IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] + [g](α) − α + [exp](−α) ,
  
obteniendo g ∈ f ii [d0e ∩ C[a; 1
b] ` ∀ α ∈ [a; b] | g ◦ I[a; b] = IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] +
  
[g](α) − α + [exp](−α) , por lo que a IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] + dλe con λ ∈ R se le conoce
 
como solución general de la ecuación diferencial f ii d0e . Ası́ mismo, cuando se tiene
  
(α, β) ∈ g se sigue g ◦ I[a; b] = IR + exp ◦(−IR ) ◦ I[a; b] + β − α + [exp](−α) a quien se
 
le llama solución particular de la ecuación diferencial f ii d0e con la condición inicial
(α, β). N

1.2.4. Dualidad de funciones

Una aplicación inmediata de d e la provee (C B )A , pues con φ ∈ (C B )A y a ∈ A y b ∈ B es


natural y frecuente pensar en [φ](a) ∈ C B y φ 4 dbe ∈ C A, las cuales, con los elementos aquı́ introducidos,
son identificadas fácilmente y sin ambigüedad. Sin embargo, en la literatura la situación es diferente, pues
ahı́ usualmente se considera C (A×B) en vez de (C B )A , lo cual obliga a introducir nuevas conjugaciones de
funciones para asimilar esta situación de una manera funcional y consistente:

Para h ∈ C B y g ∈ F E se hace
 
h × g ≡ (b, c) ∈ (B ∩ E) × (C × F ) k c = [h](b), [g](b) ∈ (C × F )B∩E (1.52)

a quien se le llama h cruz g, y con b ∈ B se tiene [h × g](b) = [h](b), [g](b) .
A D
Para h ∈ C B y g ∈ FE se hace

h ⊗ g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ D) × (C × F )B∩E k ξ = [h](a) × [g](a) ∈ (C × F )B∩E )A∩D (1.53)

llamándola h bola cruz g, teniéndose [h ⊗ g](a) = [h](a) × [g](a) para a ∈ A ∩ D.

Al conjugar estas conjugaciones con las antes presentadas, se tienen muchas opciones, de entre las cuales
se mencionan los siguientes comportamientos que el lector puede comprobar:

(f × g) ◦ h = (f ◦ h) × (g ◦ h) (1.54)

(f ⊗ g)
◦ h = (f
◦ h) ⊗ (g
◦ h) (1.55)
(f ⊗ g) 4 h = (f 4 h) ⊗ (g 4 h) (1.56)

 A
Ahora se puede considerar f ∈ C A×B y con φ ≡ dfe ◦ bIA c ⊗ dIB e ∈ C B se establece el

vı́nculo buscado entre C (A×B) y (CB )A , ya que para a ∈ A se tiene que [φ](a) = f ◦ dae × IB y con
b ∈ B se sigue φ 4 dbe = f ◦ IA ×dbe , las cuales en la literatura son notadas con fa ∈ C B y con f b ∈ C A
respectivamente. Pero ahı́, son enunciadas con ”evaluaciones parciales” que asignan los subı́ndices o los
superı́ndices, declarándolos explı́citamente como fijos (constantes), pero con capacidad de variar 19 . . . un
planteamiento innecesariamente ambiguo.
Para ampliar el vı́nculo entre (C B )A y C A×B se deben identificar a las funciones
 
p1A×B ≡ (a, b), η ∈ (A × B) × A k η = a ∈ AA×B
 
p2A×B ≡ (a, b), η ∈ (A × B) × B k η = b ∈ B A×B (1.57)
19 Tradicionalmente a los sı́mbolos con esta propiedad los llaman parámetros.
72 Cálculo diferencial avanzado

     
por lo que con (a, b) ∈ A×B se tiene p1A×B (a, b) = a y p2A×B (a, b) = b. Entonces con h ∈ (C B )A
  
se puede considerar g ≡ h◦ p1A×B 4 p2A×B ∈ C A×B , luego [g](a, b) = [h](a) (b), pero desde luego g 6= h.
Otra aplicación interesante y posiblemente novedosa para el lector, es el concepto de dualidad
de funciones ([16]; pág.15). Con φ ∈ (C B )A se dice que dφe 4 bIB c ∈ (C A )B es su función dual.
A B B A
Análogamente, con θ ∈ (C ) se tiene dθe bIA c ∈ (C ) es su función dual, y para que θ sea función
4
dual de φ debe darse θ = dφe 4 bIB c, en cuyo caso también se sigue φ = dθe 4 bIA c, es decir φ también es
función dual
 de θ, como es fácil de verificar. Obsérvese que cuando se tiene la dualidad de estas funciones,
se obtiene [φ](a) (b) = [θ](b) (a) para a ∈ A y b ∈ B, lo cual no establece su igualdad funcional.

1.3. Producto cartesiano generalizado

1.3.1. Familias

Se ha visto que basta enunciar a dos conjuntos, A y B, para considerar al conjunto B A . De


modo análogo, para los conjuntos X y J, se puede pensar en P(X)J . Aparentemente P(X)J no tiene
algo novedoso, pero la consideración de la potencia de un conjunto incorpora peculiaridades importantes,
por lo que incluso se introduce otra terminologı́a. A cualquier F ∈ P(X)J se le llama familia en X o
familia en X indizada con J, y a los valores de F se les conoce como términos de la familia; i.e. se
dice que [F ](j) es el término j–ésimo de la familia F , y a J se le llama conjunto de ı́ndices de la familia.
Obsérvese que se omite la condición de que F sea una función inyectiva, pues hay casos muy importantes
que requieren de la posibilidad de términos repetidos.

 
H En la literatura se dice que una familia es un conjunto Xj k j ∈ J , o bien Xj con
j ∈ J, en donde sus elementos son conjuntos, a los cuales también se les llama términos de
la familia. En esta definición no se declara X, aún cuando participa junto a los subı́ndices en
sı́mbolos compuestos, y con el valor de j identifican a los términos de la familia de una manera
indefinida, asignando a los subı́ndices un nuevo significado.
Tratando de ser conciliadores, para remediar estas ambigüedades podrı́a pensarse que con
Xj denotan a [X](j), pero de esta manera resultarı́a que RX es la familia y no X, excluyéndose
las repeticiones de términos en las familias, dado que RX es conjunto, lo cual es definitivamente
inaceptable. N

Lo peculiar de una familia es que involucra una función cuyo contradominio es una colección de
conjuntos explı́cita o no, por ello se consideró P(X) para un conjunto X que en realidad es un caso
particular, dado que con Y ⊆ P(X) y J un conjunto, igualmente se tiene que G ∈ Y J es una familia.
Incluso para una colección de conjuntos C es válido decir que H ∈ C J es una familia, sin embargo, estos
dos últimos casos presentantan dificultades para identificar un producto cartesiano generalizado.

1.3.2. Producto cartesiano

Para una familia F ∈ P(X)J , se define al producto cartesiano (generalizado) de F haciendo


n o
ΠF ≡ α ∈ X J k ∀ j ∈ J | [α](j) ∈ [F ](j) (1.58)

luego ΠF ⊆ X J de ((69); 25), y para α ∈ ΠF y j ∈ J se dice que [α](j) es la componente j-ésima


de α. Un aspecto importante de las familias es el si son finitas o infinitas, propiedad condicionada a si los
conjuntos de ı́ndices son finitos o infinitos; obsérvese que con axioma de elección (pág. 30) de la teorı́a de
conjuntos se tiene ∀ j ∈ J | [F ](j) 6= ∅ ` ΠF 6= ∅, el cual resulta indispensable cuando la familia es infinita.
M.F. Rosales 73


H En los términos usuales, para una familia Xj k j ∈ J se adopta la notación ×j∈J Xj
para su producto cartesiano generalizado, y lo definen (sic) con la condición q ∈ ×j∈J Xj
si ∀ j ∈ J | qj ∈ Xj , utilizando a los subı́ndices para identificar los términos de la familia y
las componetes de los elementos del producto cartesiano. . . omitiendo todo vı́nculo explı́cito
con el concepto de función, impidiendo hacer explicı́ta la naturaleza de q y ×j∈J Xj . Esto se
hace evidente al reestructurar su condición con ((67); 25), ya que en sus términos se tendrı́a
q ∈ ? ∧ ∀ j ∈ J | qj ∈ Xj ` q ∈ ×j∈J Xj en donde ×j∈J Xj = ? . N

Es interesante el caso de un conjunto X y G ∈ Y J con Y ⊆ P(X), dado que para invocar a


ΠG se requiere que Y sea la potencia de un conjunto. Sin embargo IP(X) ◦ G ∈ P(X)J y se puede
considerar Π IP(X) ◦ G , además RIP (X) ◦G = RG y con α ∈ Π IP(X) ◦ G se tiene α ∈ X J ∧ ∀ j ∈
J | [α](j) ∈ [G](j) de ((1.58); 72) y ((67); 25), alcanzando el comportamiento deseado, sin embargo debe
ser claro que IP(X) ◦ G 6= G cuando Y ⊂ P(X). Otra situación ilustrativa se presenta con Y ∈ P(X),
donde no es viable ΠG, se resuelve parcialmenteJ con ∪ RG , ya que al hacer H ≡ (j, h) ∈
 lo cual
J × P( ∪ RG ) k h = [G](j)  H ∈ P( ∪ RG ) pudiéndose invocar ΠH, y para α ∈ ΠH se
se sigue
tiene α ∈ (∪ RG ) ∧ ∀ j ∈ J | [α](j) ∈ [G](j) de ((1.58); 72) y ((67); 25), en donde α 6= G y H 6= G
J

aún cuando hay similitudes en ellas.


Nótese que aún cuando J ≡ 2, los productos cartesianos simple y generalizado son diferentes,
aunque pueda plantearse una función biyectiva en el producto
 cartesiano
de ambos conjuntos. En efecto,
2
para dos conjuntos A y B se puede considerar
a F ≡ (1, A), (2, B) ∈ P(A ∪ B) , luego con a∈A
y b ∈ B y para
  α ≡ (1, a), (2, b) y p ≡ (a, b)se tiene α ∈ ΠF y p ∈ A × B, además  α =
{1}, {1, a} , {2}, {2, b} ∈ P P P 2 ∪ (A ∪ B) y p = {a}, {a, b} ∈ P P(A ∪ B) , sin que se
pueda dar la igualdad de α y p, y menos aún la de ΠF y A × B. Con 2 < #J, se tiene una situación
similar a la presentada, pero desde luego más complicada; por ejemplo, con tres conjuntos se tendrı́a que
considerar algo similar para (A × B) × C o bien A × (B × C), que son diferentes entre sı́ y también al
producto cartesiano generalizado, aunque nuevamente pueda establecerse biyecciones entre los conjuntos.
Estas biyecciones conducen a la costumbre de no distinguirlos, introduciendo el sı́mbolo A × B × C
para ambos conjuntos, incluso se utiliza una notación para sus elementos que aparenta recurrir a ternas
ordenadas, las cuales aquı́ no han sido definidas, ni lo serán, por ser innecesarias.
Un caso particular muy importante  del producto cartesiano generalizado
se presenta cuando se
considera una familia del tipo 20 F ≡ (j, A) ∈ J × P(X) k A = X , para la cual se tiene ΠF = X J
como puede demostrarlo el lector, luego X J es un producto cartesiano generalizado. El conjunto Rn
con n ∈ N es un caso tı́pico de esta situación, que no debe confundirse con el usual Rn de los textos,
el cual tradicionalmente proviene del producto cartesiano simple de “ n veces R ” mediante un proceso
iterativo. . . a este conjunto se le conoce como espacio Cartesiano n-dimensional 21 . A sus elementos se
les llama n-eadas de Rn , haciendo (a1 , . . . , an ) ≡ a para a ∈ Rn , en donde los subı́ndices se asocian al
“orden” adoptado en el proceso iterativo de productos cartesianos simples. Pero por su caracter funcional
y generalidad, en este libro sólo se considerará al producto cartesiano generalizado, aún en los casos donde
la familia sea finita, suponiendo que el conjunto de ı́ndices no es el conjunto vacio, ası́ entonces, siempre
se usará Rn en vez de Rn .

1.3.3. Funciones proyectivas e inyecciones

Con el producto cartesiano de una familia F ∈ P(X)J , se define a la función proyectiva de ΠF


haciendo
J
P ΠF ≡ dIΠF e
4 bIJ c ∈ X ΠF (1.59)

20 También se podrı́a hacer F ≡ IP(X) ◦ dXe ◦ IJ ∈ P (X)J .


21 Concepto básico de la geometrı́a Cartesiana, que fue publicada por primera vez por René Descartes (aún cuando él la
llamó geometrı́a analı́tica), la cual es una formalización de la geometrı́a de Euclideana.
74 Cálculo diferencial avanzado

 
luego para j ∈ J se tiene [P ΠF](j) = IΠF 4 dje ∈ X ΠF , y como para η ∈ ΠF se sigue dP ΠF e
4 bIΠF c (η)
= P ΠF 4 dηe = dIΠF e 4 bIJ c 4 dηe = dIΠF e 4 dηe 4 bIJ c 4 dηe = dηe 4 IJ = η ◦ IJ = η = [IΠF ](η)
 
debido a ((1.34); 63), ((1.48); 70), ((1.49); 70) y ((1.47); 70), entonces ∀ q ∈ ΠF | dP ΠF e
4 bIΠF c (q) =
[IΠF ](q) de ((53); 21), y con ((1.12); 57) se obtiene

dP ΠF e
4 bIΠF c = IΠF . (1.60)

Ei término generadora proviene de hacer pjΠF ≡ [P ΠF ](j) con j ∈ J, llamada función proyec-
tiva j–ésima de ΠF . Nótese que con α ∈ ΠF se sigue [pjΠF ](α) = [α](j) ∈ [F ](j), entonces ∀ q ∈
ΠF | [pjΠF ](q) ∈ [F ](j) de ((53); 21), por lo cual I[F ](j) ◦ pjΠF =c pj debido a la proposición (1.2.1; 65), lo
cual motiva el nombre asignado a la función, debido al caracter activo de las funciones en la concepción
tradicional (por su supuesto atributo de transformar). . .
La utilidad de las funciones proyectivas es enorme, posiblemente el lector se ha encontrado con
situaciones que requieren de ellas, aunque sin un enunciado explı́cito. Un caso importante y frecuente
se presenta con una función f ∈ (ΠF )A , ya que permite identificar a la función identificación de
componentes de f
P ΠF
◦ dfe ∈ (X A )J (1.61)
 
luego con j ∈ J se sigue P ΠF
◦ dfe (j) = pjΠF ◦ f ∈ X A , y se hace

fj ≡ pΠF
j ◦f (1.62)
 
conocida como función componente j–ésima de f, teniéndose [fj ](a) = [f](a) (j) ∈ [F ](j) para a ∈ A.

Proposición 1.3.1. Sean una familia F ∈ P(X)J , un conjunto A y f, g ∈ (ΠF )A .

∀ j ∈ J | fj = gj a ` f = g .

Demostración.– Para k ∈ J se sigue fk = gk debido a ((54); 21), por lo cual ∀ a ∈ A | [fk ](a) =
[g
 k ](a) de ((1.12);
  luego para ξ ∈ A se tiene [fk ](ξ) =[gk ](ξ) nuevamente
57),   de ((54); 21), entonces
[f](ξ) (k) = [g](ξ) (k) de ((1.62); 74), obteniendo ∀ j ∈ J | [f](ξ) (j) = [g](ξ) (j) debido a ((53); 21),
por lo tanto [f](ξ) = [g](ξ) de ((1.12); 57), y con ((53); 21) se tiene ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a), de lo cual se
concluye f = g una vez más debido a ((1.12); 57).

Ahora de f = g se tiene ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a) de ((1.12); 57), luego de ξ ∈ A se sigue [f](ξ) = [g](ξ)
   
debido a ((54); 21), por  ∀ j ∈ J | [f](ξ) (j) = [g](ξ) (j) de ((1.12); 57), entonces para k ∈ J
 lo cual
se sigue [f](ξ) (k) = [g](ξ) (k) de ((54); 21), obteniendo [fk ](ξ) = [gk ](ξ) debido a ((1.62); 74), y con
((53); 21) se tiene ∀ a ∈ A | [fk ](a) = [gk ](a), por lo tanto fk = gk de ((1.12); 57), y con ((53); 21) se
concluye ∀ j ∈ J | fj = gj . 
Análogamente, para F ∈ P(X)J y ξ ∈ ΠF , se define a la función inyección en ΠF asociada a
ξ, haciendo
  
ΘξΠF ≡ (j, f) ∈ J × FX×ΠF k f = (η, ω) ∈ [F ](j) × ΠF k ω = (ξ ◦ IJ \ {j} ) d dηe ◦ I{j} (1.63)
  
por lo cual ΘξΠF ∈ FX×ΠF J
y ∀ j ∈ J | ∀ η ∈ [F ](j) | [ΘξΠF ](j) (η) = (ξ ◦ IJ \ {j} ) d dηe ◦ I{j} de
 ΠF  
((67); 25) y ((53); 21), luego [Θξ ](k) (η) =c (k, η) ∪ (ξ ◦ IJ \ {k}) como puede demostrarlo el lector.
También se hace θξ,ΠF
j ≡ [Θξ
ΠF
](j) llamándola función inyección j–ésima en ΠF asociada a ξ, la cual
es inyectiva como lo puede verificar el lector.
Posteriormente se tratarán aspectos algebraicos fundamentales de estas funciones que trascienden
en el cálculo diferencial.
M.F. Rosales 75

1.4. Funciones por inducción

Para la identificación de funciones, se introdujo al proceso invocativo de funciones (pág.58), y ahora


con el sı́mbolo incompleto sobre y la inducción matemática, se puede ampliar la identificación de funciones
incorporando al proceso invocativo de funciones por inducción.

1.4.1. Teorema de recurrencia

En la siguiente proposición, que es original, se ejemplifica el uso de la inducción matemática


finita, en donde se enuncia la existencia de una sucesión finita cuyo alcance es muy amplio y emana de la
presentación funcional adoptada, pues permiten la identificación de vı́nculos insospechados que hacen muy
poderosa a la proposición.
Proposición 1.4.1. Sean j ∈ N \ {1} un conjunto A y a ∈ A.

∀ F ∈ (AA ) j | ∃ G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 .

Demostración.– Con F ∈ (AA ) j se hace


  
H ≡ I j ◦ p1j−1×A + d1e × F ◦ p1j−1×A 4 p2j−1×A ∈ ( j × A) j−1×A
   
C ≡ B ∈ P j × A k (1, a ∈ B ∧ ∀ η ∈ B ∩ j − 1 × A | [H](η) ∈ B

teniéndose j × A ∈ C, dado que (1, a) ∈ j × A y para θ ∈ j − i × A se tiene [H](θ) = [θ](1) +


   
1, F ] [θ](1) [θ](2) ∈ j × A de ((1.52); 71), luego de ((53); 21) se sigue ∀ η ∈ j × A ∩ j − 1 ×
  
A | [H](η) ∈ j × A pues j − 1 × A = j × A ∩ j − 1 × A , entonces j × A ∈ C de ((67); 25) pues
j ×A ∈ P j ×A .

Ahora para M ≡ η ∈ j × A k η ∈ ∩ C se tiene (1, a) ∈ M , dado que j × A ∈ C y (1, a) ∈ j × A,
luego ∃ ξ ∈ C | (1, a) ∈ ξ debido a ((52); 21), por lo cual (1, a) ∈ ∪ C de ((77); 27), además con θ ∈ C se
sigue (1, a) ∈ θ de ((67); 25), entonces ∀ ξ ∈ C | (1, a) ∈ ξ debido a ((53); 21, obteniendo (1, a) ∈ ∩ C de
((87); 28), y de ((67); 25) se concluye (1, a) ∈ M . Además para ω ∈ M ∩ ( j − 1 × A) se tiene ω ∈ ∩ C
de ((67); 25), luego ∀ B ∈ C | ω ∈ B y ω ∈ j − 1 × A de ((87); 28), por lo cual de  θ ∈ C se sigue
ω ∈ θ, entonces ω ∈ θ ∩ j − 1 × A nuevamente de ((87); 28) y ∀ η ∈ θ ∩ j − 1 × A | [H](η) ∈ θ de
((67); 25), obteniéndose [H](ω) ∈ θ debido a ((54); 21), por lo tanto ∀ B ∈ C | [H](ω) ∈ B de ((53);
21), luego [H](ω) ∈ ∩ C de ((87); 28), entonces [H](ω) ∈ M de ((67); 25), y con ((53); 21) se concluye
∀ η ∈ M ∩ ( j − 1 × A) | [H](η) ∈ M , y dado que M ∈ P j × A de ((67); 25) se obtiene M ∈ C.

También se tiene M ∈ A j , para demostrarlo se usa al principio de inducción matemática en S 
≡ k ∈ j k
∃ q ∈ A | (k, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (k, b) 6∈ M . En efecto, para ω ∈ A \ {a} se sigue M \ (1, ω) ∈
      
C de ((67); 25), pues (1, a) ∈ M \ (1, ω) y ∀ (k, q) ∈ M \ (1, ω) ∩ j − 1 × A | H (k, q) ∈
      
M \ (1, ω) , ya que con (n, ξ) ∈ M \ (1, ω) ∩ j − 1×A se tiene [H](n, ξ) = n+1, [F ](n) (ξ) de
 71), luego (1, ω) 6= [H](n, ξ), además 
((1.52); [H](n, ξ) ∈ M debido a ((67); 25) y ((54);
  M ∈C y
21) pues
M \ (1, ω) ⊆ M , por lo cual [H](n, ξ) ∈ M \ (1, ω), entonces ∀ η ∈ M \ (1, ω) ∩ j − 1×A | [H](η) ∈
  
M \ (1, ω) de ((53); 21), obteniéndose M \ (1, ω) ∈ C de ((67); 25) dado que M \ (1, ω) ∈ P j ×
A . Y para  η ∈M se tiene ∀ B ∈ C | η ∈ B debido  a ((67); 25), luego η ∈ M \ (1, ω) de ((54);
 21)

pues M \ (1, ω) ∈ C, por lo cual M ⊆ M \ (1, ω) de ((62); 24), obteniéndose M = M \ (1, ω) ,
entonces (1, ω) 6∈ M , por lo tanto ∀ b ∈ A \ {a} | (1, b) 6∈ M de ((53); 21), y como (1, a) ∈ M se sigue
∃ q ∈ A | (1, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (1, b) 6∈ M debido a ((37); 18) y ((52); 21), concluyéndose 1 ∈ S de
((67); 25).
Ahora para m ∈ S ∩ j − 1 se sigue ∃ q ∈ A | (m, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (m, b) 6∈ M debido a ((67);
25), luego con ξ ∈ A y (m, ξ) ∈ M y ∀ b ∈ A \ {ξ} | (m, b) 6∈ M de ((1.52); 71) y ((54); 21) se tiene
76 Cálculo diferencial avanzado

      
H (m,ξ) = m + 1, [F ](m) (ξ) ∈ M , ya que (m, ξ) ∈ M ∩ j −
 1 × A y M ∈ C. Además con
ω ∈ A \ [F ](m) (ξ) y para (k, p) ∈ M \ (m + 1, ω) ∩ j − 1 × A se presentan dos casos:

1. De k = m se sigue p = ξ, pues (m, p) ∈ M y con p ∈ A \ {ξ} se tiene (m, p) 6∈ M debido a


((54);
 21), entonces
p ∈ A \ {ξ} f y p ∈ A, luego p ∈ {ξ} de ((84); 28), por lo tanto [H](k, p) ∈
M \ (m + 1, ω) .

2. De k 6= m se tiene k + 1 6= m + 1 , ya que con k + 1 = m + 1 se sigue (k +1) + (−1) = (m + 1) + (−1),



luego k = m debido
 a ((43); 20) y los axiomas (S2) y (S3). Además
 M \ (m+1,
  ω)
 ∩ j − 1×A ⊆
M ∩ j − 1 × A , por lo cual  (k, p) ∈  M ∩ j − 1 × A , entonces
 H (k, p) ∈ M de ((67);
25)
  pues M
 ∈ C, y como H (k,
  p) =  k + 1, [F ](k) (p) debido a ((1.52); 71), se obtiene
H (k, p) 6= (m + 1, ω), luego H (k, p) ∈ M \ (m + 1, ω) .

  
Por lo tanto ∀ η ∈ M \ (m + 1, ω) ∩ j − 1 × A | [H](η) ∈ M \ (m + 1, ω) de ((53); 21), y (1, a) ∈

M \ (m + 1, ω) dado que (1, a) ∈ M y m + 1 6= 1 (demostración similar a la anterior), y como
   
M \ (m + 1, ω) P j × A se concluye  M \ (m + 1, ω) ∈ C de ((67); 25). Pero M ⊆ M \ (m + 1, ω)
debido a ((89); 28), luego M = M \ (m + 1, ω) de ((70); 26) pues M \ (m + 1, ω) ⊆ M , entonces
  
(m+1, ω) 6∈ M y de ((53); 21) se sigue ∀ b ∈ A \ [F ](m) (ξ) | (m+1, b) 6∈ M , por lo cual ∃ q ∈ A | ∀ b ∈
A \ {q} | (m + 1, b) 6∈ M de ((67); 25), obteniéndose m + 1 ∈ S, por lo tanto ∀ n ∈ S ∩ j − 1 | n ∈ S debido
a ((53); 21) y de la proposición (0.3.1; 50) se concluye S = j.

Entonces para m ∈ j se sigue ∃ q ∈ A | (m, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (m, b) 6∈ M de ((67); 25),
luego ∃ q ∈ A | (k, q) ∈ M de la proposición (0.1.3; 22), entonces m ∈ DM y de ((67); 25) se tiene
∀ n ∈ j | n ∈ DM , por lo cual j ⊆ DM debido a ((61); 24), obteniendo DM = j de ((70); 26) ya que DM ⊆ j.
Ası́ mismo, para (n, η) ∈ M se sigue n ∈ J y η ∈ A, luego ∃ q ∈ A | ∀ b ∈ A \ {q} | (n, b) 6∈ M nuevamente
de la proposición (0.1.3; 22), entonces ξ ∈ A y ∀ b ∈ A \ {ξ} | (n, b) 6∈ M , por lo cual de η ∈ A \ {ξ} se tiene
(n, η) 6∈ M debido a ((54); 21), por lo tanto ξ = η y se obtiene ∀ b ∈ A \ {η} | (n,  b) 6∈ M , concluyéndose
∀ (n, η) ∈ M | ∀ b ∈ A \ {η} | (n, b) 6∈ M de ((53); 21), y como M ∈ P j × A de ((1.6); 55) se sigue
M ∈ A j.
 
Ahora dado que M ∈ A j , para n ∈ j − 1 se tiene n, [M ](n) ∈ M ∩ j − 1 × A , y como M ∈ C debido
   
a ((67); 25) se sigue
 ∀ η ∈ M ∩  j − 1 × A | [H](η) ∈ M , luego H n, [M ](n) ∈ M de ((54); 21), por
lo
 cual n + 1, [F
 ](n) [M ](n) ∈M , es decir [M](n +
 1) = [F ](n) [M ](n) en donde [M ](n + 1) =
M ◦ Ij−1 + d1e (n) y también [F ](n) [M ](n) = (F 4 M ) ◦ Ij−1 (n), entonces ∀ m ∈ j − 1 | M ◦
   
Ij−1 +d1e (m) = (F 4 M )◦Ij−1 (m) debido a ((53); 21), obteniéndose M ◦ Ij−1 +d1e = (F 4 M )◦Ij−1

de ((1.12); 57), por lo tanto ∃ G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 de ((52); 21). 

Proposición 1.4.2. Sean j ∈ N \ {1} un conjunto A y a ∈ A.



∀ F ∈ (AA ) j | ∃! G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 .


Demostración.– Para H ∈ (AA ) j se tiene ∃ G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (H 4 G) ◦ I j−1
 
de la proposición (1.4.1; 75), y con H ≡ R ∈ A j k (1, a) ∈ R ∧ R ◦ I j−1 + d1e = (H 4 R) ◦ I j−1

y Θ & Ω ∈ HH se considera SΘ,Ω ≡ k ∈ j k [Θ](k) = [Ω](k) , teniéndose 1 ∈ SΘ,Ω debido a ((67);
 
25) pues [Θ](1) = [Ω](1) = a. Además, para m ∈ j − 1 ∩ SΘ,Ω se sigue [Θ](m + 1) = H [Θ](m)
 
y [Ω](m + 1) = H [Ω](m), luego [Θ](m + 1) = [Ω](m + 1) nuevamente de ((67); 25), por lo cual
m + 1 ∈ SΘ,Ω también de ((67); 25), entonces ∀ n ∈ j − 1 ∩ SΘ,Ω | n + 1 ∈ SΘ,Ω de ((53); 21), y de la
proposición (0.3.1; 50) se obtiene j ⊆ SΘ,Ω , luego ∀ i ∈ j | [Θ](i) = [Ω](i) debido a ((68); 25), concluyéndose
Θ = Ω de ((1.12); 57). Por lo tanto ∀ S & T ∈ HH | S = T debido a ((53); 21), y de ((1.3); 55) se sigue

∃! G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 , entonces ∀ F ∈ (AA ) j | ∃! G ∈ A j | (1, a) ∈

G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 de ((53); 21). 
M.F. Rosales 77

Las modificaciones en la demostraciones de la proposiciones (1.4.1; 75) y (1.4.2; 76) para incorporar
el caso infinito son insignificantes, por ello se omite en el siguiente corolario.
Corolario 1.4.1. Sean un conjunto A y a ∈ A.

∀ F ∈ (AA ) N | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F 4 G .

Otro resultado inmediato de la proposición (1.4.1; 75) en su versión infinita (corolario (1.4.1; 77))
es el siguiente corolario, en donde se plantea un ejemplo interesante del sı́mbolo incompleto d e.
Corolario 1.4.2. (Teorema de recurrencia) Sean un conjunto A y a ∈ A.

∀ F ∈ AA | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F ◦ G .

Demostración.– Con H ∈ AA se tiene  dHe ◦ IN ∈ (AA ) N , luego del corolario (1.4.1; 77) se obtiene
N
∃! G ∈ A | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dHe ◦ IN 4 G, y como G = G ◦ IN de ((1.28); 63) y ((1.47);
70) se sigue ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = (H ◦ G) ◦ IN endonde (H ◦ G) ◦ IN = H ◦ G, y de
((53); 21) se obtiene ∀ F ∈ AA | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F ◦ G. 
Corolario 1.4.3. Sea a ∈ R. 22


∃! G ∈ RN | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dae · G .
 
Demostración.– Dado que dae · IR ∈ RR , se tiene ∃! G ∈ RN | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dae · IR ◦ G
debido al corolario (1.4.2; 77), en donde dae · IR ◦ G = dae · G. 

1.4.2. Potenciación de funciones

Este tema tradicionalmente se soslaya a pesar de su importancia, por esto y por tratarse de una
aplicación del material presentado, aquı́se desarrolla, aún cuando sólo se tratan algunos
 aspectos
relevantes.
Para ello se considera la relación πR ≡ (a, λ) ∈ R × RN k (1, a) ∈ λ ∧ λ ◦ IN + d1e = dae · λ para la cual
se sigue DπR = R de ((107); 36) y el corolario (1.4.3; 77), además con (ξ, η) ∈ πR y ω ∈ RN \ {η} se tiene
ω 6= η. Pero de (ξ, ω) ∈ πR y S ≡ {n ∈ N k [ω](n) = [η](ω)} se tiene 1 ∈ S pues (0, 1) ∈ ω y (0, 1) ∈ η,
y con m ∈ S se sigue [ω](m+1) = [η](m+1) pues [ω](m+1) = ξ [ω](m) = ξ [η](m) = [η](m+1), entonces
S = N del corolario (0.3.7; 51), por lo tanto ∀ n ∈ N | [ω](n) = [η](n) de ((74); 27), y se obtiene ω = η
de ((1.12); 57), concluyéndose (ξ, ω) 6∈ πR de ((43); 20), luego ∀ c ∈ RN \ {η} | (ξ, c) 6∈ πR debido a ((53);
21), y se sigue ∀ (a, b) ∈ πR | ∀ c ∈ RN \ {b} | (a, c) 6∈ πR también de ((53); 21, por lo cual πR ∈ (RN )R de
((1.6); 55).
     
Además, para a ∈ R se tiene πR 4 d1e (a) = [πR](a) (1) = a = [IR ](a) y también πR ◦ IN +
  
d1e (a) = [πR](a) ◦ (IN + d1e) = dae · [πR](a) = bIR c · πR (a), entonces
 
πR 4 d1e = IR y πR ◦ IN + d1e = bIR c · πR (1.64)
   
de ((53); 21) y ((1.12); 57), luego con n ∈ N se obtiene [πR](a) (n + 1) = a ·R [πR](a) (n), por ello a
πR se le llama función potencia de R. Al hacer P ≡ dπR e 4 bIN c ∈ (RR )N resulta ser la función dual
(véase pág. 72) de πR, y se tiene

(1, IR ) ∈ P y P ◦ IN + d1e = dIR e P (1.65)
debido a ((1.64); 77) y nuevamente de ((53); 21) con ((1.12); 57), y como ∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+ del teorema
(0.3.32; 52), se hace
IRn ≡ [P ](n) con n ∈ Z+ y IRn ≡ IRim ◦ [P ](−n) con n ∈ Z− (1.66)
22 Al considerar a un conjunto A 6= ∅ y n ∈ N, es frecuente que a los elementos deAn se les llame sucesiones finitas en
A, y cuando se trata de AN , a sus elementos se les llama sucesiones infinitas en A.
78 Cálculo diferencial avanzado

en donde 23  
IRim ≡ (a, η) ∈ R \ {0} × R k η = aim ∈ RR \ {0} (1.67)
por lo cual
(n+1)
IR1 = IR y ∀ n ∈ Z+ | IR = IR · IRn y IR−1 = IRim y ∀ n ∈ Z− | IRn = IRim ◦ IR−n (1.68)

de ((1.65); 77) y ((1.66); 77), y se complementa este planteamiento con IR0 ≡ d1e ◦ IR , luego IR0 ∈ RR
obteniéndose ∀ n ∈ Z+ | IRn ∈ RR y ∀ n ∈ Z− | IRn ∈ RR \ {0} ya que ∀ n ∈ N | [P ](n)ii({0}) = {0} como
puede comprobarlo el lector, llamando a IRn función potencia n-ésima de R.
Teorema 1.4.1.
(n+1)
∀ n ∈ Z+ ∪ {0} | IR = IR · IRn .

(0+1)
Demostración.– Dado que IR = IR1 = IR de ((1.68); 78), y también IR · IR0 = IR · (d1e ◦ IR ) = IR ,
(0+1) (k+1)
se sigue IR = IR · IR0 , entonces para k ∈ Z+ ∪ {0} se tiene IR = IR · IRk de ((1.68); 78) con ((54);
+ (n+1) n
21), por lo tanto ∀ n ∈ Z ∪ {0} | IR = IR · IR debido a ((53); 21). 
Esto permite una
 notación
 muy frecuente para la potenciación de un número real, pues para n ∈ Z
y a ∈ R se hace an ≡ IRn (a), ası́ mismo para n ∈ Z− y a ∈ R \ {0} se conviene en 1/ a−n ≡ an , luego

∀ a ∈ R | a0 = 1 y ∀ a ∈ R | a1 = a y ∀ a ∈ R \ {0} | 1/ a1 = a−1 = aim . (1.69)


   
pues para b ∈ R se tiene b0 = [IR 0 ](b) = d1e ◦ IR (b) = d1e (b) = 1, por lo cual ∀ a ∈ R | a0 = 1 debido
a ((53); 21), y también b1 = [IR1 ](b) = [IR ](b) = b , luego
 ∀ a ∈ R | a1 = a de ((53); 21). Análogamente, con
−1
b ∈ R \ {0} se sigue 1/b = b = IR (b) = IR (b) = bim , entonces ∀ a ∈ R \ {0} | 1/ a = a−1 = aim .
1 −1 im

Teorema 1.4.2. Sea n ∈ Z+ ∪ {0}.

a ∈ {b ∈ R k 1 ≤ b} ` a ≤ an .

Demostración.– Para S ≡ {m ∈ n k a ≤ am } se tiene 1 ≤ a de ((67); 25) y a = a1 de ((1.69);  78), luego



1 ∈ S debido a ((67); 25) pues 1 ∈ n. Ahora de m ∈ S ∩ n − 1 se sigue a ≤ am = [IRm ](a) = [P ](m) (a)
   
debido
 a ((67);
 25) y ((1.66); 77), además am+1 = [[IRm+1 ](a) = [P ](m + 1) (a) = IR · [P ](m) (a) =
a · [P ](m) (a) = a · am de ((1.65); 77), y como 0 < a debido a ((128); 47) y el axioma (O2), se sigue
a·1 ≤ a·a y a·a ≤ a·am de (O4), entonces a ≤ am+1 debido a (O2), por lo tanto m+1 ∈ S de ((67); 25)
ya que m + 1 ∈ n, concluyéndose S = n de la proposición (0.3.1; 50), luego a ≤ an nuevamente
 de ((67);
25) dado que n ∈ n. Para a ∈ {b ∈ R k 1 ≤ b} y n ∈ {0} se tiene a0 = [IR0 ](a) = d1e · IR (a) = 1 · a = a,
por lo cual a ≤ a0 . 
Corolario 1.4.4. Sea n ∈ Z− .
a ∈ {b ∈ R k 1 ≤ b} ` an ≤ a .

Demostración.– De ((67); 25) se tiene 1 ≤ a , además del teorema (1.4.2; 78) con ((67); 25) se sigue
a ≤ a−n , ya que −n ∈ Z+ del teorema (0.3.32; 52), luego 1 ≤ a−n y del teorema (0.3.27; 48) se sigue
(a−n )im ≤ 1im , en donde 1 = 1im debido al teorema (0.3.4; 43), luego (a−n )im ≤ a. Pero de ((1.68); 78)
se tiene an = [IRn ](a) = [IRinv ◦ IR−n ](a) = (a−n )im , por lo tanto an ≤ a. 
Ahora es posible considerar la potencia n-ésima de f ∈ RA , pues para n ∈ Z se hace 24
ii
n
f ≡ IRn
◦ f, por lo cual ∀ n ∈ Z+ ∩ {0} | f n ∈ RA y ∀ n ∈ Z− | f n ∈ Rf (R \ {0}).
Lema 1.4.1.
∀ n ∈ Z | 1n = 1 .
23 Para a ∈ R \ {0} aquı́ se utiliza al sı́mbolo aim para el inverso multiplicativo de a.
24 Se presenta una ambigüedad notacional con IRn , dado que da lugar a otro razonamiento para IRn = IR ◦ IRn , sin embargo
no tiene mayores consecuencias y no amerita introducir una distinción.
M.F. Rosales 79

Demostración.– Se considera S ≡ {m ∈ N k 1m = 1} y de ((1.68); 78) se tiene 11 = [IR1 ](1) = [IR]1 = 1,


luego 1 ∈ S de ((67); 25) ya que 1 ∈ N. Ahora para j ∈ S se sigue 1j+1 = [IRj+1 ](1) = [IR · IRj ](1) =
1 · 1j = 1j de ((1.68); 78), en donde 1j = 1 debido a ((67); 25) dado que j ∈ S, por lo cual j + 1 ∈ S
nuevamente de ((67); 25) pues j + 1 ∈ N, entonces ∀ m ∈ S | m + 1 ∈ S debido a ((53); 21), por lo tanto
S = N del corolario(0.3.7; 51), y de ((74); 27) se concluye ∀ n ∈ Z+ | 1n = 1 ya que N = Z+ .
Para k ∈ Z− se tiene 1−k = 1 debido a ((67); 25) dado que −k ∈ Z+ del teorema (0.3.32; 52), además
1k = [IRk ](1) = [IRim ◦ IR−k ](1) = (1−k )im de ((1.68); 78), y como 1k · 1−k = 1k · 1, se sigue 1 = 1k , entonces
∀ n ∈ Z− | 1n = 1 de ((53); 21). Por lo tanto ∀ n ∈ Z | 1n = 1 ya que 10 = 1 debido a ((1.69); 78). 
Teorema 1.4.3.
∀ n ∈ Z | (IR0 )n = IR0 .
 
Demostración.– Con j ∈ Z se tiene (IR0 )j = IRj ◦ IR0 , luego para ξ ∈ R se sigue (IR0 )j (ξ)= [IRj](1) =
1j = 1 del lema (1.4.1; 78) y ((54); 21), ya que [IR0 ](ξ) = d1e ◦ IR (ξ) = 1, entonces ∀ a ∈ R | (IR0 )j (a) =
[IR0 ](a) debido a ((53); 21), por lo tanto (IR0 )j = IR0 de ((1.12); 57) y se concluye ∀ n ∈ Z | (IR0 )n = IR0 de
((53); 21). 
Lema 1.4.2.
(n+m) (n+m)
∀ n, m ∈ Z+ ∪ {0} | IRn · IRm = IR y n ∈ Z ∧ m ∈ Z− ` IRn · IRm = IR ◦ IR \ {0} .

(i+l)
Demostración.– Para i ∈ Z+ ∪ {0} se considera 25 Si ≡ {l ∈ N k IRi · IRl = IR }, luego de ((67);
i 1 i (i+1)
25) se sigue 1 ∈ Si , pues I · IR = IR · IR = IR debido al teorema (1.4.1); 78) con ((54); 21), y para
k ∈ Si se tiene IRi · IRk+1 = IRi · (IRk · IR1 ) = (IRi · IRk ) · IR nuevamente de ((1.68); 78) y ((54); 21), luego
(k+1) (i+k) (k+1) (i+(k+1))
IRi · IR = IR · IR de ((67); 25), por lo cual IRi · IR = IR también de ((54); 21), entonces
k + 1 ∈ Si de ((67); 25), obteniéndose ∀ j ∈ Si | (j + 1) ∈ Si , por lo tanto Si = N debido al corolario (0.3.7;
(i+m) (i+0)
51), luego ∀ m ∈ N | IRi · IRm = IR de ((74); 27). Ahora, dado que IRi · IR0 = IRi · (d1e ◦ IR ) = IRi = IR ,
+ i k (i+k) + i m (i+m)
para k ∈ Z ∪ {0} se tiene IR · IR = IR debido a ((54); 21), entonces ∀ m ∈ Z ∪ {0} | IR · IR = IR
(n+m)
de ((53); 21), concluyéndose ∀ n, m ∈ Z ∪ {0} | IRn · IRm = IR
+
nuevamente de ((53); 21). La regla de
inferencia faltante se deja al lector. 
Teorema 1.4.4. Sea A un conjunto y f ∈ RA .

∀ n, m ∈ Z+ ∪ {0} | f n · f m = f (n+m) y n ∈ Z ∧ m ∈ Z− ` f n · f m = f (n+m) ◦ If ii (R \ {0}) .

Demostración.– Dado que para j, k ∈ Z+ ∪ {0} se tiene f j · f k = (IRj ◦ f) · (IRk ◦ f) = (IRj · IRk ) ◦ f
(j+k)
del teorema (1.2.9; 69), se sigue f j · f k = IR · f = f (j+k) debido al lema (1.4.2; 79), por lo cual
n m (n+m)
∀ n, m ∈ Z + ∪{0} | f · f = f de ((53); 21). Ahora, para n ∈ Z ∧ m ∈ Z− se tiene f n · f m =
(n+m) (n+m)
(IRn ◦ f) · (IRm ◦ f) = (IRn · IRm ) ◦ f = (IR ◦ IR \ {0} ) ◦ f = IR ◦ f ◦ If ii (R \ {0} = f (n+m) ◦ If ii (R \ {0}) . 
Teorema 1.4.5. Sean A, B conjuntos y f ∈ RA , g ∈ RB .

∀ n ∈ Z | (f · g)n = f n · gn .

Demostración.– Con S ≡ n ∈ N k (f · g)n = f n · gn se tiene (f · g)1 = IR1 ◦ (f · g) = IR ◦ (f · g) = f · g
y f 1 · g1 = (IR1 ◦ f) · (IR1 ◦ g) = (IR ◦ f) · (IR ◦ g) = f · g debido a ((1.68); 78), luego 1 ∈ S de ((67);
(j+1)
25). Ahora, para j ∈ S se sigue (f · g)(j+1) = IR ◦ (f · g) = (IR · IRj ) ◦ (f · g) = (f · g) · (f · g)j =
(f · g) · (f j · gj ) = (f · f j ) · (g · gj ) = f (j+1) · g(j+1) debido a ((1.68); 78) y el teorema (1.4.4; 79), por lo cual
j + 1 ∈ S nuevamente de ((67); 25), entonces ∀ n ∈ S | n + 1 ∈ S de ((53); 21), y se obtiene S = N del
corolario (0.3.7; 51), concluyéndose ∀ n ∈ N | (f · g)n = f n · gn de ((74); 27). También los casos faltantes
se dejan al lector. 
25 (n+m)
La condición de especificación es afı́n a la discusión, pues del lema (0.3.4; 52) se tiene ∀ n, m ∈ N | IR ∈ RR .
80 Cálculo diferencial avanzado

Lema 1.4.3.
(n m)
∀ n, m ∈ Z | (IRn )m = IR .

(k i)
Demostración.– Para k ∈ N y con 26 Sk ≡ {i ∈ N k (IRk )i = IR } se sigue 1 ∈ Sk debido a ((67);
(k 1)
25), dado que (IRk )1 = IR1 ◦ IRk = IR ◦ IRk = IRk = IR de ((1.68); 78). Ahora, para j ∈ Sk se tiene
(j+1) (k j)
(IRk ) (j+1) = IR ◦ IRk = (IR · IRj ) ◦ IRk = (IR ◦ IRk ) · (IRj ◦ IRk ) = IRk · (IRk )j = IRk · IR de ((1.68); 78) y el
k (j+1) (k+(k j)) (k (j+1))
teorema (1.4.4; 79), luego (IR ) = IR = IR , por lo cual j + 1 ∈ Sk debido a ((67); 25),
entonces ∀ m ∈ Sk | m + 1 ∈ Sk de ((53); 21), y se obtiene Sk = N del corolario (0.3.7; 51), por lo tanto
(k m) (n m)
∀ m ∈ N | (IRk )m = IR de ((74); 27), y de ((53); 21) se concluye ∀ n, m ∈ N | (IRn )m = IR . Los otros
casos se dejan al lector. 
Teorema 1.4.6. Sea A un conjunto y f ∈ RA .
∀ n, m ∈ Z | (f n )m = f (n m) .

Demostración.– Para j, k ∈ Z se tiene (f k )j = IRj ◦ f k = IRj ◦ (IRk ◦ f) = (IRj ◦ IRk ) ◦ f = (IRk )j ◦ f =


(k j)
IR ◦ f = f (k j) del lema (1.4.3; 80), entonces ∀ n, m ∈ Z | (f n )m = f (n m) debido a ((53); 21). 
Se dice que f ∈ RA con A ∈ P(R) \ {∅} es una función creciente cuando se tiene 27 ∀ a & b ∈
A | a < b ` [f](a) < [f](b), y es una función decreciente cuando ∀ a & b ∈ A | a < b ` [f](b) < [f](a).
Ası́ mismo, f es una función no creciente cuando ∀ a & b ∈ A | a < b ` [f](b) ≤ [f](a), y es una función
no decreciente cuando ∀ a & b ∈ A | a < b ` [f](a) ≤ [f](b), luego f creciente −. f no decreciente
y f decreciente −. f no creciente. También se dice que f es una función monótona cuando es no
decreciente o no creciente.
Teorema 1.4.7. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R).
f creciente ` f inyectiva .

Demostración.– Con (ξ, η) ∈ f y ω ∈ A \ {ξ} se tiene η = [f](ξ) y además ω < ξ o ξ < ω, luego
[f](ω) < η o η < [f](ω), por lo cual [f](ω) 6= η, obteniéndose ω, [f](ω) ∈ f y η ∈ R \ [f](ω) , entonces
(ω, η) 6∈ f de ((1.1); 54) con ((54); 21), y de ((53); 21) se sigue ∀ θ ∈ A \ {ξ} | (θ, η) 6∈ f, por lo tanto
∀ (a, b) ∈ f | ∀ θ ∈ A \ {a} | (θ, b) 6∈ f nuevamente de ((53); 21), y de ((114); 37) se concluye f inyectiva. 
Teorema 1.4.8. Sea f ∈ BA invertible con A, B ∈ P(R).
f creciente ` f inv creciente .
     
Demostración.– Para   ξ, η ∈ B y ξ < η se tiene f [f inv ](ξ) < f [f inv ](η) , además de [f inv ](η) <
[f inv ](ξ) se sigue f [f inv ](η) < f [f inv ](ξ) ya que f creciente, entonces [f inv ](η) < [f inv ](ξ) f,
por lo cual [f inv ](ξ) < [f inv ](η) dado que f inv inyectiva debido al teorema (1.2.7; 67), entonces f inv
creciente. 
Teorema 1.4.9. 
∀ n ∈ Z+ | (IRn )id R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0} .

Demostración.– Para ξ ∈ R+ ∪ {0} se considera Sξ ≡ {j ∈ N k 0 ≤ [IRj ](ξ)}, teniéndose 1 ∈ Sξ de ((67);


25), pues [IR1](ξ) = [I  R ](ξ) = ξm de ((1.68); 78), por lo cual 0 ≤ m+1 [IR1 ](ξ). Además, con m ∈ Sξ se sigue
m+1 m
[IR ](ξ) = IR · IR (ξ) = ξ [IR ](ξ) de ((1.68); 78), luego 0 ≤ [IR ](ξ) del teorema (0.3.25; 48), por lo
cual m + 1 ∈ Sξ debido a ((67); 25), y se obtiene ∀ k ∈ Sξ | k + 1 ∈ Sξ de ((53); 21), entonces Sξ = N
del corolario (0.3.7; 51), y de ((74); 27) se concluye ∀ n ∈ N | 0 ≤ [IRn ](ξ). Por lo tanto con k ∈ N se tiene
0 ≤ [IRk ](ξ), es decir [IRk ](ξ) ∈ R+ ∪{0}, luego ∀ η ∈ R+ ∪{0} | [IRk ](η) ∈ R+ ∪{0} de ((53); 21), y del teorema
(1.1.3; 60) se obtiene (IRk )id R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0}, concluyéndose ∀ n ∈ N | (IRn )id R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0}
nuevamente de ((53); 21). 
26 (n m)
La condición de especificación es afı́n a la discusión, pues del teorema (0.3.33; 52) se tiene ∀ n, m ∈ N | IR ∈ RR .
27 Véase ((59); 22).
M.F. Rosales 81

Corolario 1.4.5.
n
∀ n ∈ Z+ | IR n ∪{0} ◦ IRn ◦ IR n ∪{0} ∈ (R n ∪ {0})R ∪{0}
∧ IR ◦ IR n ∪{0} ◦ IRn = IRn .

Demostración.– Se deja al lector como ejercicio.

Teorema 1.4.10.
∀ n ∈ Z+ | IRn ◦ IR+ ∪{0} creciente .

Demostración.– Para S ≡ {m ∈ N k IRm ◦ IR+ ∪{0} creciente} y con a, b ∈ R+ ∪ {0} y a < b se tiene
[IR1 ◦ IR+ ∪{0} ](a) = a y [IR1 ◦ IR+ ∪{0} ](b) = b de ((1.68); 78), luego [IR1 ◦ IR+ ∪{0} ](a) < [IR1 ◦ IR+ ∪{0} ](b),
(m+1)
por lo cual IR1 ◦ IR+ ∪{0} creciente, y de ((67); 25) se concluye 1 ∈ S. Ahora, de m ∈ S se tiene [IR ◦
m (m+1) m m +
IR+ ∪{0} ](a) = a a y [IR ◦ IR+ ∪{0} ](b) = b b de ((1.68); 78), en donde a, a ∈ R ∪ {0} debido al
(m+1)
teorema (1.4.9; 80) y am < bm , luego a am < b bm del teorema (0.3.24; 47), por lo cual IR ◦ IR+ ∪{0}
creciente, entonces m + 1 ∈ S, luego ∀ n ∈ S | n + 1 ∈ S de ((53); 21), concluyéndose S = N del corolario
(0.3.7; 51), y de ((74); 27) se obtiene ∀ n ∈ N | IRn ◦ IR+ ∪{0} creciente. 

Corolario 1.4.6.
∀ n ∈ Z+ | IRn ◦ IR+ ∪{0} inyectiva .

Demostración.– Para k ∈ Z+ se tiene IRk ◦IR+ ∪{0} inyectiva debido a ((54); 21) con los teoremas (1.4.10;
81) y (1.4.7; 80), luego de ((53); 21) se concluye ∀ n ∈ Z+ | IRn ◦ IR+ ∪{0} inyectiva. 

Para invocar a la función + n se requiere de la definición y teoremas que siguen, algunos de ellos
del cálculo básico (cuyas demostraciones pueden encontrarse en [9], págs. 328, 329 y 386), los cuales serán
tratados posteriormente con un planteamiento más general.

Teorema 1.4.11. Sea un conjunto A ∈ P(R) \ {∅}.

IA continua .

Teorema 1.4.12. Sean f ∈ RA y g ∈ RB con A, B ∈ P(R).

g continua en a ∧ f continua en a ` g · f continua en a .

Teorema 1.4.13. Sean f ∈ RA y g ∈ RB con A, B ∈ P(R).

g continua en [f](a) ∧ f continua en a ` g ◦ f continua en a .

Teorema 1.4.14. (Teorema de valor intermedio) Sean f ∈ RA con A ⊆ R.


 
f continua en [a; b] ∧ [f](a) < [f](b) ` ([f](a); [f](b) ⊆ f id (a; b) .

Teorema 1.4.15.
∀ n ∈ Z+ | IRn continua .

Demostración.– Con S ≡ {m ∈ N k IRm continua} se sigue 1 ∈ S del teorema (1.4.11; 81) y ((1.68); 78),
y para k ∈ S se tiene IRk+1 = IR · IRk también de ((1.68); 78), luego IRk+1 continua del teorema (1.4.12;
81), por lo cual k + 1 ∈ S de ((67); 25), entonces ∀ m ∈ S | (m + 1) ∈ S de ((53); 21), por lo tanto S = N
del corolario (0.3.7; 51), y de ((74); 27) se concluye ∀ n ∈ N | IRn continua. 

Teorema 1.4.16. Sea m ∈ N.



∀ a ∈ R+ ∪ {0} | ∃ b ∈ R+ ∪ {0} | bm = a ∧ ∀ c ∈ R+ ∪ {0} \ {b} | cm 6= a .
82 Cálculo diferencial avanzado

Demostración.– Para ξ ∈ R+ se tiene ∃ j ∈ N | ξ < j 1 debido al teorema (0.3.31; 51), luego con i ∈ N
y ξ < i se sigue i ≤ im del teorema (1.4.2; 78) ya que 1 ≤ i, luego ξ < im con [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](i) = im .
Además, IRm ◦ IR+ ∪{0} continua del teorema (1.4.15; 81) y ((54); 21) con los teoremas (1.4.11; 81) y
(1.4.13; 81), en donde DIRm ◦IR+ ∪{0} = R+ ∪ {0} y [0; i] ⊆ R+ ∪ {0}, por lo cual IRm ◦ IR+ ∪{0} continua
en [0; i], y como [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](0) = 0 se tiene [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](0) < [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](i), entonces (0; im ) ⊆

(IRn ◦ IR+ ∪{0} )id (0; i) debido al teorema (1.4.14; 81), luego ∃ b ∈ (0; i) | [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](b) = ξ de ((1.17);
59) ya que ξ ∈ (0; i). Ahora de η ∈ (0; i) y [IRm ◦ IR+ ∪{0} ](η) = ξ se tiene η, ξ) ∈ IRm ◦ IR+ ∪{0} , y
para ω ∈ (0; i) \ {η} se sigue (ω, ξ) 6∈ IRm ◦ IR+ ∪{0} del corolario (1.4.6; 81) con ((54); 21) y ((114); 37),
es decir ωm 6= ξ, por lo tanto ∀ c ∈ (0; i) \ {η} | cm 6= ξ debido a ((53); 21), y de ((52); 21) se obtiene
∃ b ∈ (0; i) | bm = ξ ∧ ∀ c ∈ (0; i) \ {b} |cm 6= ξ. Entonces de ((53); 21) se concluye ∀ a ∈ R+ ∪ {0} | ∃ b ∈
R+ ∪ {0} | bm = a ∧ ∀ c ∈ R+ ∪ {0} \ {b} | cm 6= a, pues del corolario (1.4.6; 81) el cero también lo
cumple. 
  
Con n ∈ N se invoca la relación Rn ≡ (a, b) ∈ (R+ ∪ {0} × (R+ ∪ {0} | bn = a , obteniéndose
R+ ∪{0}
Rn ∈ R+ ∪ {0} del teorema (1.4.16; 81), lo cual permite considerar a la función raı́z positiva n-
1/n √ 1/n
ésima de R haciendo IR+ ∪{0} ≡ Rn , y para a ∈ R+ ∪ {0} se conviene en + n a ≡ [IR+ ∪{0} ](a). Ası́ mismo,
√ √
para el caso n ≡ 2 usualmente se omite el superı́ndice, procediendo con + a ≡ + 2 a .

Teorema 1.4.17.
0/1 1/1
IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} y IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} .

0/1 0/1
Demostración.– Dado que IR+ ∪{0} = R1 , para ξ ∈ R+ ∪ {0} se sigue [IR+ ∪{0} ](ξ) = [R0 ](ξ) = 1 pues
10 = 1 de ((1.69); 78) con ((54); 21), además [IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} ](ξ) = 1, entonces ∀ η ∈ R+ ∪
0/1 0/1
{0} | [IR+∪{0} ](η) = [IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} ](η) de ((53); 21), por lo tanto IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0}
debido a ((1.12); 57).
1/1 1/1
Ahora, como IR+ ∪{0} = R1 , para ξ ∈ R+ ∪ {0} se sigue [IR+ ∪{0} ](ξ) = [R1](ξ) = ξ ya que ξ 1 = ξ
1/1
de ((1.69); 78) con ((54); 21), luego ∀ η ∈ R+ ∪ {0} | [IR+∪{0} ](η) = [IR+ ∪{0} ](η) debido a ((53); 21),
1/1
concluyéndose IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} de ((1.12); 57). 
1/n
Como era de esperarse, para n ∈ N existe un vı́nculo estrecho entre IRn y IR+ ∪{0} expresado en
el siguiente teorema.

Teorema 1.4.18. Sea n ∈ N.


1/n
(IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} )inv = IR+ ∪{0} .

1/n
Demostración.– Del corolario (1.4.5; 81) basta verificar (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} y
1/n
IR+ ∪{0} ◦ (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} ) = IR+ ∪{0} . Entonces, como para ξ ∈ R+ ∪ {0} se tiene [IR+ ∪{0} ](ξ) = ξ
y también
 1/n    1/n 
(IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} (ξ) = (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} [IR+ ∪{0} ](ξ)
    1/n    1/n 
= (IR+ ∪{0} ◦ IRn IR+ ∪{0} [IR+ ∪{0} ](ξ) = (IR+ ∪{0} ◦ IRn [IR+ ∪{0} ](ξ)
  1/n 
= (IR+ ∪{0} [IRn ] [IR+ ∪{0} ](ξ) = [(IR+ ∪{0} ](ξ) = ξ
 1/n 
por lo cual de ((53); 21) se sigue ∀ a ∈ R+ ∪ {0} | (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} (a) = [IR+ ∪{0} ](a),
1/n
luego (IR+ ∪{0} ◦IRn ◦IR+ ∪{0} )◦IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} de ((1.12); 57). Dado que la obtención del otro enunciado
1/n
es similar, se concluye (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} )inv = IR+ ∪{0} . 
M.F. Rosales 83

Corolario 1.4.7.
1/n 1/n
∀ n ∈ N | IRn ◦ IR+ ∪{0} = IR ◦ IR+ ∪{0} ∧ IR+ ∪{0} ◦ IRn = IR+ ∪{0} ◦ IR .

Demostración.– Dado que para m ∈ Z+ se tiene IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IRn = IRn del corolario (1.4.5; 81) y
1/n 1/n 1/n
también IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} , se sigue IRn ◦ IR+ ∪{0} = (IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IRn ) ◦ (IR+ ∪{0} ◦
1/n 1/n 
IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ) = IR ◦ (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} = IR ◦ IR+ ∪{0} debido al teorema
1/n 1/n
(1.4.18; 82), además IRn ◦ IR = IRn luego IR+ ∪{0} ◦ IRn = (IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ (IRn ◦ IR ) =
1/n 
(IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IRn ◦ IR = IR+ ∪{0} ◦ IR nuevamente del teorema (1.4.18; 82), entonces
1/n 1/n
∀ n ∈ Z+ | IRn ◦ IR+ ∪{0} = IR ◦ IR+ ∪{0} ∧ IR+ ∪{0} ◦ IRn = IR+ ∪{0} ◦ IR de ((53); 21). 
Teorema 1.4.19.
1/n
∀ n ∈ N | IR+ ∪{0} creciente .

Demostración.– Para m ∈ N se tiene (IR+ ∪{0} ◦ IRn ◦ IR+ ∪{0} )inv creciente debido a los teoremas (1.4.8;
1/n
80), (1.4.18; 82) y (1.4.10; 81) con ((54); 21), luego IR+ ∪{0} creciente nuevamente del teorema (1.4.18; 82),
1/n
por lo tanto ∀ n ∈ N | IR+ ∪{0} creciente de ((53); 21). 
1/n 1/−n
Se extiende la función raı́z positiva n-ésima para n ∈ Z− \ {0} con IR+ ∪{0} ≡ IRim ◦ IR+ ∪{0} , por
1/n + √
lo cual ∀ n ∈ Z− \ {0} | IR+∪{0} ∈ RR ∪{0} ∧ RI 1/n ⊆ R+ ∪ {0} , y con m ∈ Z− se conviene en + m a ≡
R+ ∪{0}

1/ + −m a . También, de manera similar a la potenciación n-ésima de f ∈ RA , para n ∈ Z \ {0} se considera
1/n f ii (R∪{0})
la función raı́z n-ésima de f haciendo 28 f 1/n ≡ IR+ ∪{0} ◦ f por lo cual f 1/n ∈ R ∪ {0} , y en
1/n
particular del corolario (1.4.7; 83) se sigue ∀ n ∈ Z+ | (IR+ ∪{0} )n = IR ◦ IR+ ∪{0} ∧ (IRn )1/n = IR+ ∪{0} ◦ IR .

Teorema 1.4.20. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R).

∀ n ∈ N | IR ◦ (f n )1/n = (f 1/n )n = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) .

1/m
Demostración.– Para m ∈ N se tiene IR ◦ (f m )1/m = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ INm ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR ◦ f =
1/m
IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) y también (f 1/n )n = INm ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0})
del corolario (1.4.7; 83), entonces ∀ n ∈ N | IR ◦ (f n )1/n = (f 1/n )n = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) debido a ((53); 21). 
Teorema 1.4.21. Sean f ∈ RA y g ∈ RB con A, B ∈ P(R).

∀ n ∈ Z \ {0} | f 1/n · g1/n = (f · g)1/n ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} .

f ii (R∪{0}) ∩ gii (R∪{0})


Demostración.– Dado que f 1/n · g1/n ∈ R ∪ {0} de ((1.39); 69), para n ∈ Z+ se
1/n 1/n 1/n 1/n 1/n n 1/n 1/n
sigue f ·g = (IR+ ∪{0} ◦ IR )◦ (f · g ) = (IR+ ∪{0} ◦ IR )◦ (f · g ) debido al corolario (1.4.7; 83),
1/n 1/n 
luego f 1/n · g1/n = IR+ ∪{0} ◦ (f 1/n · g1/n )n = IR+ ∪{0} ◦ (f 1/n )n · (g1/n )n del teorema (1.4.5; 79), en donde
1/n 1/n
(f 1/n )n = (IRn+ ∪{0} ◦ IR ) ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) y (g1/n )n = (IRn+ ∪{0} ◦ IR ) ◦ g =
IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ g = g ◦ Igii (R+ ∪{0}) nuevamente del corolario (1.4.7; 83), por lo cual (f 1/n )n · (g1/n )n =
1/n
(f · g) ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} , entonces f 1/n · g1/n = IR+ ∪{0} ◦ (f · g) ◦ If ii (R+ ∪{0})∩gii (R+ ∪{0} = (f ·
g)1/n ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} . El caso con n ∈ Z− se deja al lector interesado, y se puede concluir
∀ n ∈ Z \ {0} | f 1/n · g1/n = (f · g)1/n ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} de ((53); 21). 
28 1/n 1/n 1/n
También presenta una ambigüedad notacional con IR+ ∪{0} , pues se tienen dos razonamientos para IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} ◦
1/n
IR+ ∪{0} , lo cual no tiene mayores consecuencias.
84 Cálculo diferencial avanzado

Lema 1.4.4.

∀ m, n, k ∈ N | (f m · f n )1/k ◦ I(f m )ii (R+ ∪{0})∩(f n )ii (R+ ∪{0} = (f m · f n )1/k .

Demostración.– Se deja al lector como ejercicio. 


Teorema 1.4.22. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R).

∀ m, n ∈ N | IR ◦ (f m )1/n = (f 1/n )m .


Demostración.– Para i ∈ N se considera S ≡ k ∈ N k IR ◦ (f k )1/i = (f 1/i )k y se tiene IR ◦ (f 1 )1/i =
1/i 1/i 1/i
IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR1 ◦ f = IR1 ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR ◦ f = IR1 ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = (f 1/i )1 de ((1.68); 78), luego 1 ∈ S.

Ahora, de s ∈ S se tiene IR ◦ (f (s+1) )1/i = IR ◦ (f s · f 1 )1/i = IR ◦ (f s )1/i · (f 1 )1/i = (f 1/i )s · (f 1/i )1
de los teoremas (1.4.4; 79) y (1.4.21; 83) con el lema (1.4.4; 84), por lo cual IR ◦ (f (s+1) )1/i = (f 1/i )(s+1)
debido al teorema (1.4.4; 79), entonces s + 1 ∈ S y se sigue ∀ p ∈ S | p + 1 ∈ S de ((53); 21), entonces
S = N del corolario (0.3.7; 51), por lo tanto ∀ m ∈ N | IR ◦ (f m )1/i = (f 1/i )m de ((74); 27), y se concluye
∀ m, n ∈ N | IR ◦ (f m )1/n = (f 1/n )m nuevamente de ((53); 21). 

No pretendamos que las cosas cambien,


si siempre hacemos lo mismo...

Albert Einstein 29

29 Albert Eistein (1879-1955), fı́sico alemán creador de la teorı́a general de la relatividad y premio Nobel de fı́sica, posible-

mente el cientı́fico más conocido del siglo XX.


Bibliografı́a general

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[3] N. Bourbaki, La arquitectura de las matemáticas, en Las grandes corrientes del pensamiento
matemático; F. Le Lionnais, EUDEBA (1965).

[4] H. Cartan, Differential Calculus; Hermann (1971).

[5] R. Courant y F. John; Introduction to Calculus and Analysis, Vol.I ; Wiley-Interscience (1965).

[6] R. Courant y F. John; Introduction to Calculus and Analysis, Vol.II ; Wiley-Interscience (1974).

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[30] K. Yosida, Functional Analysis; Springer-Verlag (1971).

Si ya no temes. . . eres libre

86
Indice (Parte I)

Alef bola. . . f ◦ g , 62
cero. . . ℵ0 , 49 bola cruz. . . h ⊗ g , 71
dos. . . ℵ2 , 49 bola triángulo. . . g 4 f , 62
uno. . . ℵ1 , 49 cruz. . . h × g , 71
Anillo conmutativo, 42 doble bola. . . g ◦ f , 62
Aristóteles, 9 seudounión. . . f d g , 62
Axioma, 25 sobre. . . d e , 68
de apareamiento, 25 triángulo . . . g 4 f , 62
del supremo, 41 triple bola. . . g ◦· f , 62
de elección, 30 Conjunción
de especificación, 25 coimplicación. . . ↔ , 11
de extensión, 26 copulativa. . . ∧ , 12
de potencia, 29 disyuntiva. . . ∨0 , 12
de unión, 27 dual. . . ∨ , 11
implicación. . . → , 11
Banach Stefan, 5
Conjunción presencial dual. . . ô , 10
Boole G., 9
Conjunto, 23
Bourbaki Nicolas, 5, 6
acotado inferiormente, 41
Brody Thomas, 3
acotado superiormente, 41
Campo algebraico, 42 cero barra. . . 0 , 50
ordenado, 42 de clases de equivalencia. . . [ ]R , 37
Cantor Georg, 25, 30 complemento. . . Ac , 30
Cardinalidad. . . #A , 49 de conjuntos de funciones. . . FbX×Y , 57
Cero barra. . . , 0 , 50 diferencia. . . A \ B , 27
Church Alonzo, 5 equivalente. . . A ≈ B , 67
Clase especificado. . . {x ∈0 X | Pxg} , 25
cero. . . CV0×W , 57 explı́cito, 25
Condición de especificación, 25 finito, 49
Conector de funciones en A × B . . . B A , 55
coconcatenación. . . /−. , 19 de funciones. . . FX×Y , 57
coimplicación tautológica. . . ⇔ , 14 infinito, 49
coinferencia. . . a ` , 17 intersección de colección. . . ∩ C , 28
concatenación. . . −. , 18 n barra. . . n , 49
diferente. . . 6= , 13 potencia. . . P(A) , 29
et. . . & , 24 unión de colección. . . ∪ C , 27
idéntico. . . ≡ , 10 unitario. . . {ξ} , 33
igual. . . = , 10 vacio. . . ∅ , 30
implicación tautológica. . . ⇒ , 14 Contención
inferencia. . . ` , 17 de conjuntos. . . A ⊆ B , 24
no contenido. . . 6⊆ , 24 propia de conjuntos. . . A ⊂ B , 24
no pertenencia. . . 6∈ , 24 Contradicción, 13
Conjugación de función con función, 62 Contradominio de relación, 36
Conjugación de funciones Cortaduras de Dedekind, 39
bajo. . . b c , 69 Cota inferior, 41

87
Cota superior, 41 inversa derecha, 66
Cuantificador, 20 inversa izquierda, 66
existencial. . . ∃ , 21 invertible, 66
existencial con unicidad. . . ∃! , 54 inyección. . . ΘξΠF , 74
universal. . . ∀ , 21 inyección j–ésima. . . θξ,ΠF
j , 74
monótona, 80
Dedekind Richard, 39 no creciente, 80
Demostración no decreciente, 80
directa, 18 potencia de R . . . πR , 77
inversa, 20 potencia n-ésima de R . . . IRn , 78
por contradicción 1, 20 potencia n-ésima. . . f n , 78
Descartes René, 10 proyectiva j–ésima. . . pjΠF , 74
Discusión lógica, 9 proyectiva. . . P ΠF , 73
Dominio de relación. . . DR , 36 1/n
raı́z n-ésima de R . . . IR+ ∪{0} , 82
Dualidad, 72
raı́z n-ésima. . . f 1/n , 83
Ecuación, 61 restricción derecha. . . f ◦ IC , 64
homogénea, 61 restricción izquierda. . . IC ◦ f , 64
Ecuación diferencial ordinaria, 70 Función identificación
condición inicial, 71 de componentes. . . P ΠF ◦ dfe , 74
solución general, 71
solución particular, 71 Gödel Kurt, 5
Einstein Albert, 84 Gráfica, 57
Grupo algebraico, 42
Elemento, 24
conmutativo, 42
Enunciado lógico
Guevara Ernesto, 2
abierto, 11
compuesto, 11
Hardy Godfrey, 19
con predicado, 21
Hilbert David, 25
semiabierto, 21
Hipótesis, 17
simple, 9
Escher Maurits Cornelis, 54 Igualdad
Espacio conjuntal. . . =c , 26
cartesiano. . . Rn , 73 funcional, 56
Estado lógico, 10 simbólica, 10
falso. . . f, 10 Inducción matemática finita, 50
verdadero. . . g, 10 Infimo de A . . . inf(A) , 41
Euclides, 19 Intervalo
Euler Leonhard, 56 abierto. . . (a; b) , 40
cerrado. . . [a; b] , 40
Familia, 72 semiabierto. . . [a; b) , 40
Fibra, 40
Fibración, 40 Ley de Morgan, 30
Fregoso Arturo, 3, 54
Función, 54 Mann Thomas, 9
componente. . . fj , 74 Martı́nes Alfonso, 3
contextual, 68 Matemática, 5
creciente, 80 Menor. . . < , 39
decreciente, 80
dual, 72 n-eada. . . (a1 , . . . , an ) , 73
identidad. . . IA , 58 Números
imagen directa. . . f id (C) , 59 enteros. . . Z , 38, 52
imagen inversa. . . f ii (C) , 59 irracionales. . . I , 38, 52
inclusión. . . IB ◦ IA , 65 naturales. . . N , 38, 48
inversa. . . f inv , 66 racionales. . . Q , 38, 52

88
reales. . . R , 38, 39 de equivalencia, 37
reales negativos. . . R− , 40 inyectiva, 37
reales positivos. . . R+ , 40 reflexiva, 37
simétrica, 37
Operación binaria, 64 suprayectiva, 36
Operación binaria cerada, 64 transitiva, 37
Orden total, 42 Riemann Georg, 70
Rivero Enrique, 3
Par ordenado en A × B , 35 Russell Bertrand, 26, 53
Par ordenado. . . (ξ, η) , 34
Paradoja de Russell, 26 Sı́mbolo, 10
Partición, 40 abierto, 11
Peano Giuseppe, 38 equivalente, 14
Pertenencia impropia. . . ∈0 , 21 incompleto, 68
Pertenencia. . . ∈ , 24 negación. . . ¬R, 13
Poincaré Henri, 9 semiabierto, 21
Principio Signo negativo, 40
del buen orden, 49 Signo positivo, 40
de identidad, 11 Soluciones de ecuación, 61
de inducción matemática, 51 Sucesión
de no contradicción, 11 finita, 77
de tercero excluido, 10 infinita, 77
Proceso invocativo Supremo de A . . . sup(A) , 41
de funciones por inducción, 75
de funciones, 58 Tautologı́a, 13
Producto Teorema
cartesiano. . . ΠF , 72 de recurrencia, 77
cartesiano simple. . . A × B , 35 de valor intermedio, 81
Propiedad arquimideana, 51 segundo fundamental del cálculo, 70
Proposición lógica, 10 matemático, 19
abierta, 11 de vacuidad, 31
asociada a sı́mbolo. . . hAi , 10 Términos de una familia, 72
con predicado, 21 Tesis, 17
semiabierta, 21
Valor de a bajo f . . . [f](a), 56
Valor de relación, 36
Rango de relación. . . RR , 36
von Neumann Johann, 38
Reducción al absurdo, 20
Regla de concatenación. . . P −. Q, 18 Zermelo Ernst, 30
Regla de correspondencia, 58
Regla de inferencia, 17
adición, 18
conjunción, 18
dilema constructivo, 17
dielma destructivo, 17
modus ponens, 17
modus tollens, 17
silogismo disyuntivo, 18
silogismo hipotético, 17
simplificación, 17
Regla de reemplazo, 19
Relación, 35
antisimétrica, 37
biyectiva, 37
clase de equivalencia. . . [a]R , 37

89

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