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Teología de los sacramento de la Santa Cena en los reformadores y su herencia hoy

Federico Galeano Román

Profesor: José Daniel Salinas Roncancio

Seminario Bíblico de Colombia

Teología

Medellín

Mayo 2018
Introducción

El tema de los sacramentos fue sin duda uno de los temas más controversiales

entre la iglesia católica y los reformadores, pero aún más, fue este mismo tema el que

causó más divisiones y controversias entre los mimos protestantes, en particular el

sacramento de la Santa Cena.1Al día de hoy, casi 502 un años después celebrarse la

reforma protestante, hay mucha riqueza de la teología de los reformadores que parece ha

quedado en el olvido en América Latina o parece ser, no se recibió la enseñanza

adecuada en este tema y muy poco se indaga y se pregunta en la iglesia sobre este

particular . En este ensayo el objetivo es reflexionar sobre la forma en cómo los

reformadores entendieron la práctica de este magnífico medio de gracia y elemento

fundamental del culto cristiano2 . Específicamente analizaremos el sacramento a la luz

de los reformadores Lutero, Zwinglio y Calvino e ilustrar tres aportes que la iglesia de

hoy en Colombia puede tomar como herencia de la concepción reformada de la cena del

Señor.

La Cena del Señor y la reforma

Trasfondo

Antes de la reforma, la iglesia católica sostenía que los sacramentos eran signos

visibles medios de gracia invisible. Esta doctrina se mantuvo en la iglesia desde

Agustín, quien sostuvo que los sacramentos simbolizaban la obra interna de Dios en el

alma del creyente. La opción que se adoptó más adelante, tratando de responder a la

pregunta de cómo se relaciona lo espiritual con lo visible, fue lo que se llamó ex opere

1 R. C. Sproul, Are We Togeher? A Protestant Analyzes Roman Catholicism,(Ann Arbor: Reformation Trust
Publishing, 2012), cap.4.

2
Medios de Gracia: “medios para la comunicación de la gracia divina”, específicamente de la gracia especial de
Dios.
Louis Berkhof, Teología Sistemática, (Grand Rapids: Libros Desafío,1949),722.
operato, es decir que los sacramentos funcionan no importando la condición de quien

los administra como de quien los recibe. Más adelante en el concilio de trento se afirmó

esta creencia junto con la aprobación de que son siete los sacramentos, cómo y quién los

impartía, su poder salvífico en la vida del creyente y la relación de estos con la palabra,

estando estos por encima de ella y teniendo esta solo un carácter preparatorio. Los

reformadores estuvieron de acuerdo en rechazar la desunión del sacramento con la

palabra pues estos confieren la gracia perdonadora que es también es impartida por ella,

además coincidieron en que si bien no se necesitaba la fe de quién la recibía para que se

hiciera efectivo sí se presuponía la fe salvadora.3

Ahora bien, como se mencionó arriba, los sacramentos no solo fueron un punto

de discordia entre los reformadores y católicos sino entre los mismos reformadores,

siendo la Santa Cena el punto más controversial. George resalta lo sorprendente que fue

este hecho y lo irónico que es que los defensores de la sola scriptura, no se hayan

puesto de acuerdo en este sacramento.4 El concepto que la iglesia católica tenía sobre la

Cena del Señor giraba alrededor de la doctrina de la transubstanciación. Esta doctrina

tuvo un desarrollo gradual casi desde los padres de la iglesia aprobada por el concilio

laterano en 1215 y reafirmada en el concilio de Trento.5 Según Roma, En la Santa Cena

los elementos del pan y el vino, aunque en su exterior continúan siendo lo mismo, en su

esencia se han convertido en el cuerpo y la sangre de Jesús. Esta fue una idea adoptada

de Aristóteles y su teoría de los accidentes de la materia y su esencia (lo que se ve de

algo no es su esencia sino sus accidentes).6Dos últimos conceptos de la iglesia católica

que no se pueden dejar atrás con respecto a la Cena son, la idea de que los sacramentos

3
Louis Berkhof, Historia de las Doctrinas Cristianas, (Edinburgh: El Estandarte de la Verdad, 1969) 311-315.
4
Timothy George, Theology of the Reformers, (Nashville: Broadman & Holdman Publishing Group,2013), cap. 4,
sec. “Strife over the Supper”, par 1
5
Louis Berkhof, “Historia de las Doctrinas”324-326.
6
R. C. Sproul, Are We Togeher?,cap.4, Last Supper session.
“eran efectivos en virtud de su administración objetiva”, lo cual les otorgaba un poder

mayor al que la Escritura les otorgaba y en segundo lugar, que en el momento de

presentarse el sacramento el sacrificio de Cristo era efectuado nuevamente.7

Lutero

Martín Lutero consideró el sacramento de la Santa Cena como un acto donde se

daba la comunión con Cristo y unos con otros, motivado enteramente por el amor.8 Hizo

énfasis en su práctica pues lo estimó como uno de los únicos dos sacramentos

existentes, válidos para la iglesia y dependientes de la Palabra pues estos derivaban de

esta.9 Sin embargo, aunque este rechazó tajantemente la transubstanciación, debido a las

palabras de Jesús: “esto es mi cuerpo”, Lutero sí afirmaba que en la cena de alguna u

otra forma Cristo estaba presente “en con, adelante y debajo del pan y el vino”.10A esto

último se le conoce como consubstanciación y generó muchas controversias incluso en

opositores de las doctrinas tradicionales.11

Zwinglio

En palabras de George, tanto Lutero como Zwinglio sabían que una reforma

genuina debía incluir una reforma en la centralidad que los sacramentos tenían para la

iglesia hasta el momento.12 Sin embargo Zwinglio se distanció rápidamente de Lutero,

pues consideró la Santa cena en términos de significado espiritual que corporal.13 Es

decir que el acto como tal era un símbolo de una realidad espiritual.14 Además consideró

7
Berkhof, “Historia de las Doctrinas”, 312.
8
Donner, Theo G. Una Introducción a la Historia y Teología de la Reforma,(Medellín: FUSBC,
1987),155,156

9
Justo L. González, Historia de la Reforma, (Miami: Unilit, 2003), 53.
10
González, “Historia de la Reforma”,54
11
González, “Historia de la Reforma”,54
12
George, Theology of the Reformers, cap. 4
13
George, Theology of the Reformers, cap. 4
14
González, “Historia de la Reforma”, 76
que en sí el acto en sí no era imprescindible.15 Es posible que parte del pensamiento de

Zwinglio se haya debido al rechazo frontal de la idolatría que representaba la

eucaristía16

Calvino

Para Calvino el sacramento de la Santa Cena era de suma importancia tanto así

que era su deseo poderla celebrar semanalmente, pero fue impedido de ello.17 En su

interpretación como tal él fue más allá. Coincidió con Zwinglio al admitir que el cuerpo

de Cristo no estaba allí físicamente presente pero estuvo en desacuerdo con este en que

fuera por un lado un acto meramente de profesión de fe humana.18 Con Lutero, estuvo

de acuerdo en que la presencia de Dios sí era legítimamente verdadera pero solo

espiritualmente y hay allí una verdadera participación de la comunidad en Cristo en la

cual el espíritu sí se alimenta y se fortalece19. Se nota así como lo afirma Donner que

Calvino intenta ponerse en medio de Lutero y Zwinglio para zanjar o conciliar la

discusión pero añade además, como es su opinión general en torno a los sacramentos,

que la Santa Cena tiene eficacia en sí por la promesa del Señor como señal del nuevo

pacto.20

Herencia reformada

Quien escribe esta reflexión debe admitir que en ninguno de los contextos

protestantes en los que creció, fue fundamentado en el tema21 y sin temor a equivocarme

15
Donner, Theo G. “Una Introducción”,156
16
Louis Berkhof, “Historia de las Doctrinas”,328
1717
William D. Maxwell, A History of Christian Worship,An Outline of its Depelopment and forms, (Grand Rapids:
Baker Book House, 1982).
18
Louis Berkhof, “Historia de las Doctrinas”,329.
19
George, Theology of the Reformers, cap.5
20
Donner, Theo G. “Una Introducción”,160
21
Estuve en una mega iglesia de corte carismático y ahora en una comunidad bautista.
creo que para la iglesia colombiana actual lo único que ha cambiado con respecto a este

sacramento es el hecho de que ya no se cree en la transubstanciación, pero sigue

vigente el tomarla como parte de un rito religioso, solo conmemorativo. Quizá por el

carácter tan ligero que tiene la gracia hoy día, se permite que cualquier persona pueda

tomar de ella sin discernir el cuerpo de Cristo. No se percibe tampoco mucho interés en

que la comunidad en general aprenda y crezca en ver este hermoso sacramento como lo

que es: adoración. Dista mucho la comunidad evangélica en general de Colombia frente

a este tema de vital importancia.

A lo largo de este ensayo se ha tratado de analizar la concepción reformada del

sacramento de la Santa Cena. Sin embargo, es muy posible que las preguntas que

demandaron estudios bíblicos, debates y reflexión teológica a lo largo de la historia de

la iglesia se olviden, se ignoren y que la cena del Señor continúe siendo parte de un

cumplido para no faltar con el mandamiento ritual.

Hay algo que se puede rescatar realmente del sacramento de la Santa Cena según

lo expusieron los reformadores. Calvino intentó rescatar lo mejor de las posiciones de

sus antecesores y postular las suyas que a la postre fueron las que más aceptación

tuvieron en los diferentes círculos reformados22. En tres palabras podríamos decir a la

luz de los reformadores qué es lo esencial de tan importante sacramento: presencia

(Lutero), símbolo (Zwinglio), y celebración (Calvino).

Presencia

La iglesia debe reconocer que cuando nos sentamos a la mesa del Señor, Él está

entre nosotros de una manera especial porque su obra nos ha reconciliado con Dios y

nos ha permitido tener comunión con Él. Dentro del entorno judío, sentarse a la mesa

22
Louis Berkhof, “Historia de las Doctrinas”,329
con alguien era compartir el precioso don de la amistad. La comunidad trina habita en

todos los miembros del cuerpo de Cristo, come con nosotros, nos hace partícipes de la

mejor relación que un hombre pueda desear. Que el apóstol Pablo señale que se ha de

hacer examinándose y bajo el condicionamiento de juicio, de alguna manera sugiere que

lo hacemos delante de quien no es solamente nuestro amigo y Padre, sino del Señor

mismo Dios y Rey del universo y de su iglesia. Por tanto tomamos la Santa Cena en y

con Su presencia.

Símbolo

Comer de la Cena del Señor tiene un alto ingrediente memorial. Tanto la Pascua

como la Cena fueron instituidas divinamente para recordar el hecho de haber sido libres

de una esclavitud realmente opresora y recordar que la obra y sacrificio de alguien

externo a nosotros tomando nuestro lugar lo logró. Recordamos cuánto costó ese

sacrificio y por medio de este símbolo le anunciamos al mundo a quién pertenecemos y

a qué rey le debemos nuestra lealtad y obediencia. No hay otro acto que magnifique

nuestra unión con Cristo, nuestra salvación y nuestro futuro como este. Comer la cena

del Señor hace que nuestro pasado, presente y futuro en Cristo se encuentren y nos den

fuerza en nuestro caminar.

Celebración

Lo que sucedió después de la pascua, fue la posterior salida de Israel de Egipto

y tal acto no produjo otra cosa más que festejo. Jesús al advertir de su muerte advirtió

que el gozo de sus discípulos se completaría cuando vieran su resurrección y así

comprender con lujo de detalles su pasión y muerte. Que Jesús se sentara con ellos y les

dijera que volvería a comer con ellos nuevamente en su regreso también debería

producir en los suyos la alegría y el gozo de la salvación única y suficiente por el


sacrificio de Cristo, nuestro cordero pascual. Comer de la mesa en su presencia,

recordando nuestra redención debe llenar la plenitud de nuestro gozo. No debe ser solo

una de tantas cosas rituales para cumplir. Ha de representar que no hay nada que pueda

darnos lo que Cristo nos da. Que nuestro Señor nos invite y ordene a disfrutar de su

obra con algo que produce tanto placer como la comida, no es sino indicio de que Él es

el único capaz de satisfacer nuestra verdadera hambre. Él es verdadera comida y bebida

para corazones hambrientos y tal saciedad no debe sino producir dicha y gozo. A su vez

que esta celebración es sagrada y también debe compungir nuestros corazones para

acercarnos reverentemente darle la valía que solo su nombre merece.

Cristo y la felicidad no son antónimos, son la misma cosa, celebremos pues en la mesa

haber encontrado la alegría.


Bibliografía

Berkhof, Louis. Historia de las Doctrinas Cristianas. Edinburgh: El Estandarte de la Verdad,


1969.

Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Grand Rapids: Libros Desafío, 1949.

George, Timothy. Theology of the Reformers. Digital. Nashville, Tennessee: Broadman &
Holdman Publishing Group, 2013.

González, Justo L. Historia de la Reforma. Miami: Editorial Unilit, 2003.

Maxwell, William D. A History of Christian Worship An Outline of its Development and Forms.
Grand Rapids: Baker Book House, 1982.

Sproul, R. C. Are We Togeher? A Protestant Analyzes Roman Catholicism. Digital1. Ann Arbor:
Reformation Trust Publishing, 2012.

Donner, Theo G. Una Introducción a la Historia y Teología de la Reforma. Medellín: FUSBC


1987

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