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Abstract
Vives' points of view about classic poetry: truth and rhetoric as poetical basic elements.
Vives' thoughts on Vergil's works. Tradition and innovation in his allegoric commentary on
Vergil's fourth Eclogue.
"11 semble que l'on commette quelque impertinence, a moins plutót que l'on ne montre sa
nai"veté, a reprendre une fois de plus l'étude de la rv· églogue avec l'espoir d'y découvrir du
noveau".1
Desde que, allá por los años treinta, J. Carcopino pronunciase estas palabras al
comienzo de su estudio sobre la Égloga cuarta de Virgilio, no parece posible enfren
tarse al análisis de un texto tan profusamente abordado, sin recurrir, de forma casi
obligatoria, al empleo de semejante lugar común en los prolegómenos de cualquier
acercamiento a dicha obra virgiliana; la fuerza de la costumbre, en efecto, ha acabado
imponiendo el cumplimiento de una ley no escrita, a cuya observancia han quedado
sujetos cuantos interesados en el tema han querido bucear en sus misterios a lo largo
de la presente centuria. Con todo, y aun tratándose de un tópico, no deja de ser menos
cierto -como insinúa el Profesor J. Luque Moreno2 en fechas más recientes a no
sotros- que intentar una interpretación novedosa de la Bucólica cuarta, o pretender
acumular erudición sobre un texto cuya proyección bibliográfica se dilata a través de
veinte siglos, son tareas poco o nada recomendables a priori, por lo que de insensato
y demesurado se esconde tras un plateamiento de este tipo. En cualquier caso, y antes
de hacer concebir falsas esperanzas al hipotético lector sobre la finalidad de nuestro
trabajo, hemos de advertir, ya en el preámbulo del mismo, que Virgilio y la Égloga
cuarta tan sólo supondrán para nosotros un telón de fondo, un punto de referencia
imprescindible, a partir del cual contemplar y comprender la auténtica razón de nuestro
empeño: el comentario alegórico del humanista valenciano Luis Vives a propósito de
tan conocido fragmento.
Así es. En la última etapa de su existencia, marcada a un tiempo por la plena
madurez creativa y la más feroz indigencia a nivel económico, Vives acomete, pro-
1O. J. CLOSA, "Vergilius, poeta latinus: Virgili en els humanistes hispanics" en Studia Virgiliano: Acles del
V/e Simposi d' estudis cliissics 11·13 de Febrer de 1981, Bellaterra, 1985, pp. 153-161.
11. O. c., p. l l .
12. Como señala C. Balavoine -cf O. e., p. 12-, esta carrera conjunta tiene su punto de partida en Venecia
en 1475, ciudad y fecha en que, por vez primera, aparecen los dos textos en una misma edición bajo el título de
Omnia... quae Vergilius composuit una cum Servii Honorati commentariis.
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las diferentes parcelas filológicas más arriba indicadas; 13 por algo Virgilio -dato
recogido por A. Buck14 y atestiguado en multitud de textos- es considerado en el
Renacimiento el summus poeta de la literatura clásica. De este mismo estado de cosas
daba perfecta cuenta, por su parte, M. A. Di Cesare, cuando, al presentar un ambicio
so proyecto de investigación destinado a compilar el ingente material bibliográfico
renacentista sobre Virgilio y su obra, se expresaba en estos términos: "The point is
that, for many purposes of cultural history, the Renaissance Vergil -not necessarily
the Roman Vergil, though that is not so far away- as text must include works,
reception, commentary, controversy, multiple interpretations, multiple ascriptions. And
more: that larger history must include the attention or care devoted to that text, by
editor, printer, patron; the filiations of a particular working of that text, if such can
be discovered or determined; the philological conversations of the Humanists (in all
forms -letters and commentaries, debates and literaty compositions) and the heroic
efforts of the literary, pictorial, and musical artists"_IS Así es que, como vemos, en un
contexto tan favorable a la recepción y difusión de las obras de Virgilio, no habría de
resultar extraño, en absoluto, que alguien que, como Vives, parecía encarnar el pro
totipo de humanista sintiese atracción por las Bucólicas y decidiese sumarse, con su
particular aportación, a la tendencia general de acercamiento al poeta clásico.
Sin embargo, limitar la intencionalidad de Vives a un movimiento general de
revisión de Virgilio sería simplificar las cosas en exceso, máxime si tomamos en
consideración una serie de datos inherentes a la concepción vivesiana de la poesía.
Por lo pronto, no podemos perder de vista -como agudamente señala J. Ijsewijn16-
un hecho significativo: determinadas personalidades relevantes para la Europa huma
nista de la primera mitad del siglo XVI, tales como Erasmo, Budé, Moro, Melancht
hon y el propio Vives, no son poetas en absoluto, muy al contrario de lo que era
norma generalizada entre los grandes humanistas italianos, con Petrarca a la cabeza.
Es más, en el caso concreto de Vives, se llega, incluso a percibir con frecuencia en
sus escritos un cierto desprecio "poco humanista" hacia la poesía, o, al menos, hacia
la poesía que no esté al servicio de la verdad y la piedad cristiana.17
En líneas generales, y aún a riesgo de simplificar en exceso, los puntos básicos
13. El trabajo de J. C1osa-cf. O. c.-presenta un esclarecedor compendio de las huellas de esa presencia en
los más destacados humanistas hispánicos e italianos.
14. A. BUCK, Die Rezeption der Antike in den romanischen Literaturen der Renaissance, Berlin, 1976, p.
166.
15. M. A. DI CESARE, "Seeking the Renaissance Vergil" en Bibliography and the Study of 15th-Century
Civilisation, edd. L. Hellinga-J. Goldfinch, London, 1978, p. 186.
16. O. c., p. 313.
17. Aunque Vives no llegó a escribir nunca un trabajo amplio sobre el arte poético, podemos, no obstante,
reconstruir de manera fidedigna sus puntos de vista y elaborar, incluso, una suerte de teoría literaria vivesiana al
respecto, gracias a las numerosas observaciones que encontramos repartidas, básicamente, en las obras siguientes
(citamos sólo título y fecha de escritura): Praelectio in Georgica Vergilii (1518), Commentaria in XXI/libros De
Civitate Dei Divi Aurelii Augustini (1521), Veritas fucata si ve de /icen tia poetica: quantum poetis liceat a veritate
abscedere (1523), De ratione studii puerilis ( 1523), De institutione feminae christiane (1523), De disciplinis libri
XX (1531), De ratione dicendi ( 1 532), y, finalmente, Bucolicorum Vergilii interpretatio (1537).
LA ÉGLOGA IV DE VIRGILIO A TRAVÉS DE LA INTERPRETAT/0 ALLEGORICA DE LUIS VIVES 459
modelo, Teócrito, ni la Eneida --quizá por adolecer de una última revisión- llega
a superar el epos homérico en todos sus pasajes, las Geórgicas, en cambio, mejoran
con mucho el original de Hesíodo. Y ello debido, fundamentalmente, al tono mediano
(medium) empleado por Virgilio en la escritura de éstas, frente al tono sencillo (hu
milde) de las Bucólicas y el elevado (sublime) de la Eneida. A estas consideraciones
habría que sumar, en última instancia, la propia naturaleza didáctica del tema que se
desarrolla en la obra, como elemento en igual medida determinante de esa supremacía.
Años más tarde, sin embargo, la postura de Vives ante las Bucólicas cambiará sustan
cialmente. Sin duda alguna, su mayor preparación y su propia evolución personal -
así como la de su época- le llevan a valorar de un modo diferente lo que, al comienzo
de su carrera, sólo era en su estima un opúsculo a la sombra de las Geórgicas. Así
pues, en esta última etapa --como deja bien claro en el prefacio de la Interpretatio
al/egorica-, Vives parece más dispuesto a dejarse llevar por el puro placer de la
poesía ("... non dubitabo seueritati meorum studiorum remissiones has animi periu
cundas admiscere, et aliquid in festiuiores Musas commentari"26), y a reivindicar para
las Bucólicas -a pesar de la deuda contraída por éstas con la obra de Teócrito-- un
fin más noble que el del original griego en virtud de un factor decisivo: la doble
lectura a que es posible someter este texto virgiliano, que evidencia una mayor rique
za alegórica que la de las otras dos composiciones de su autor; en palabras de Vives:
"Neque enim si nihil subesset magis reconditum, quam quod uerba prae se ferunt,
opus illi fuisset triennali expolitione, mutuanti praesertim pleraque omnia a Theocrito
Siculo"·21
Llegados a este punto, encontramos de nuevo una clara oposición entre la tenden
cia general renacentista y las auténticas motivaciones de Vives al emprender su
comentario de las Bucólicas. Durante todo el siglo XVI, en efecto, t< incluso hasta más
allá, el género pastoril alcanza un extraordinario desarrollo, cimentado, básicamente,
en el redescubrimiento de Virgilio y en la aceptación de su obra bucólica como
modelo único, pues la imitación de Teócrito, que, a mediados del siglo XV era
simultaneada con la imitación de Virgilio como alternativa a una poesía pastoril más
realista y -por así decir- más fácil, fue haciéndose cada vez más rara --como
atestigua A. Tissoni Benvenuti28- a fmales del siglo XV y durante todo el siglo XVI.
De cualquier forma, la poesía bucólica que se cultiva en el Renacimiento no podría
ser enclavada, en palabras de G. Highet,29 dentro de lo que se denomina "gran lite
ratura"; se trata, por el contrario, de un género que sirve a un propósito muy real:
provocar en el lector un alto grado de evasión. En este sentido es en el que, eviden-
28. A. TISSONI BENVENUTI, "La restauration humaniste de l'églogue: l'école guarinienne aFerrare" en
Le genre pastoral en Europe du XV' au XVII' siecle. Actes du col/oque international tenu a Saint-Etienne du 28
septembre au ler octobre 1978, publications de I'Université de Saint-Etienne, 1980, pp. 25-33.
29. G. HIGHET, La tradición clásica. Influencias griegas y romanas en la literatura occidental, vol. 1, trad.
A. Alatorre, México, 1954, p. 262.
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temente, tal suerte de literatura llegó a desempeñar una función útil, a base de idea
lizar los aspectos sórdidos de la vida y de crear una cierta fantasía poética. Pero éstas,
que constituyen las pautas generales dentro de las que se mueve el género en el siglo
XVI, no se corresponden en absoluto con la imagen que tiene Vives de las Bucólicas
de Virgilio ni con lo que él considera fundamental en esta composición.
Es más, Vives ni siente consideración alguna hacia la poesía pastoril como género,
ni hacia Teócrito como inventor de tal modalidad poética; los temas y figuras contem
plados por el poeta griego en sus composiciones no son para nuestro humanista más
que cosas rústicas, carentes de toda trascendencia, y propias de una civilización todavía
joven e inmadura. Con las Bucólicas de Virgilio, en cambio, asistimos al avance de
un peldaño más en la evolución de la cultura occidental; evolución que queda clara
mente manifiesta a través de un hecho revelador: tras la arquitectura formalmente
bucólica de las Églogas se esconde un contenido mucho más sublime, que nada tiene
ya que ver con la tradicional intrascendencia del género. Si esto no fuese así, no
tendría explicación alguna el enorme interés despertado por la obra en su época entre
los mayores talentos romanos: "Adde quod maximis Romanorum ingenijs illa elabo
rabat: Cor. Gallo, Asinio Pollioni, Varo, Tucae, ipsi quoque principi Augusto, qui
leuiculis rebus et pastoricijs sine altiore aliqua sententia, haud facile fuissent capti,
assueti Graecis Latinisque grauissimarum materiarum scriptoribus".30 Por eso, la
función básica del comentarista es leer entre líneas y desempolvar el auténtico sentido
de los versos, sabiamente camuflado por la imaginería bucólica: "Poetae etiam red
demus mentis suae scopum, et ostendemus non in rebus leuiculis consumptos illi esse
tot uersus"Y
Todo lo argumentado, en consecuencia, parece conducir a un único tipo de
comentario posible: el alegórico. Esta forma de encarar los textos clásicos -y, en
concreto, la poesía de Virgilio-- había contribuido a establecer, a través de los
numerosísimos comentarios medievales, una minuciosa doble lectura para cada uno de
sus versos, de tal modo que la alegoría había llegado a ser enjuiciada como caracte
rística connotativa de la poesía pastoril. Al decantarse, pues, Vives, por esta moda
lidad interpretativa, se inserta en una tradición comentarista que arranca de Servio y
alcanza su mayor desarrollo durante la Edad Media. Nada, en efecto, parece cuadrar
tan bien al organicismo medieval como los comentarios alegóricos, exponentes
máximos de una concepción de la sociedad como cuerpo orgánico, en el que nada es
lo que parece y en el que la sustancia auténtica de las cosas permanece oculta bajo
su correspondiente signatura. Así pues, el espíritu que alimenta el comentario de
Vives es en esencia medieval, aunque, amalgamados con él, se manifiestan otros
elementos propios de un estado de ideología más avanzado (exaltación de la noción
de sujeto, interés filológico por el texto, etc.). En este sentido, la Interpretatio alle
gorica in Bucolica Vergilii se nos presenta como un típico discurso de formación de