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E VOLUCIÓN
El mito
sobre nuestro origen
Homo sapiens no evolucionó en dos etapas, primero para adquirir
la apariencia física actual y luego el comportamiento moderno,
sino en una sola
John J. Shea
D
urante décadas, los arqueólogos han sosteni- simples, habrían dependido de la caza de animales de gran
do que el comportamiento moderno surgió en tamaño y habrían sufrido los cambios ambientales con mayor
Homo sapiens decenas de miles de años des- severidad que los humanos modernos. En palabras de Thomas
pués de que la especie evolucionase hasta adop- Hobbes, sus vidas eran «solitarias, horribles, crueles y cortas».
tar su apariencia física actual. Los arqueólogos Si necesita formarse una imagen de ellos, cierre los ojos y pien-
disentían sobre si el proceso fue gradual o re- se en el estereotipo del hombre de las cavernas. Sin embar-
pentino, pero suponían que el comportamien- go, las pruebas arqueológicas actuales apuntan a que algunas
to de los primeros Homo sapiens difería en gran medida del características que asociamos a los humanos modernos —en
nuestro. Habrían carecido de arte, símbolos y rituales, y no se concreto, nuestra capacidad para mostrar un gran abanico de
habrían dedicado de manera sistemática a la pesca, el maris- conductas— ya se daban en algunos grupos que vivieron en Áfri-
queo u otras actividades. Tampoco habrían desarrollado técni- ca hace largo tiempo. Cada vez es mejor acogida la idea de que
cas complejas como las trampas, las redes, los proyectiles o la el comportamiento «moderno» no apareció en un pasado re-
navegación. ciente ni de manera drástica.
Se pensaba que los primeros humanos anatómicamente mo- En 1984, Misia Landau propuso en el artículo «Human evo-
dernos, a menudo denominados Homo sapiens arcaicos, vivie- lution as narrative» («La evolución humana como narrativa»)
ron en grupos pequeños y vulnerables, formados por individuos publicado en American Scientist, que los relatos de tradición
con fuertes vínculos de parentesco. Dotados de herramientas precientífica habrían influido durante largo tiempo en los in-
vestigadores. La idea de que Homo sapiens se transformó de un
EN SÍNTESIS estado arcaico a otro moderno se debería, en parte, a dicha tra-
dición. Pero, aunque esta permite construir una crónica satis-
La tradición arqueológica europea dedujo que el comportamiento moderno factoria, no proporciona un esquema realista para entender el
habría surgido en Homo sapiens en algún momento durante el Paleolítico complejo curso de la evolución humana. De hecho, la mayoría
Superior.
de los cambios evolutivos consisten en transformaciones meno-
Un análisis de las técnicas de tallado registradas en yacimientos de África
res cuyas consecuencias aumentan de manera gradual a lo lar-
oriental a lo largo de diferentes épocas demuestra que tal «revolución» jamás
existió. go de miles de generaciones.
La variabilidad de comportamiento, la manera de adaptarse al entorno que Para comprender mejor nuestra prehistoria, encuentro más
caracteriza a nuestra especie, se halla documentada en diferentes lugares apropiado un enfoque centrado en la variabilidad del compor-
y épocas. tamiento. Esta característica, que podemos reconocer con faci-
lidad en los humanos actuales, está empezando a manifestarse
rior, Medio y Superior, las cuales se asociaron a la presencia de rales, arte, intercambios de larga distancia, rituales funerarios,
ciertos conjuntos líticos o «industrias», como los bifaces del arquitectura y conservación de alimentos, así como pruebas de
Achelense (Paleolítico Inferior), los raspadores sobre lascas de caza mayor especializada, caza menor sistemática y explotación
Levallois del Musteriense (Medio), o las láminas y puntas escul- de recursos acuáticos. La variabilidad de tales conductas se mues-
tra gran variabilidad de comportamiento parece exclusiva de plotación de cantos rodados se ha asociado a poblaciones más
nuestra especie. Ninguna otra posee el repertorio de conductas sedentarias. En la actualidad, los cambios estacionales fuerzan
de Homo sapiens. Y dicha variabilidad se presta mucho mejor a los pastores africanos a trasladar su lugar de residencia. La
a la investigación empírica que una clasificación de los huma- persistencia de esta técnica reflejaría una movilidad elevada por
nos prehistóricos en términos de modernidad. parte de los grupos prehistóricos de la región.
Variabilidad compleja
Aquí se reproducen los cinco modos técnicos propuestos por Grahame Clark (izquierda) y los patrones de variabilidad en el comporta-
miento (derecha). Clark clasificó las industrias líticas según el tipo de núcleo (piedra de la que se extraen las lascas) y la manera en que las
lascas se trabajaban para obtener útiles. Este esquema permite identificar la variabilidad en función de las adaptaciones al entorno en varios
lugares al mismo tiempo (sincrónica) o a lo largo del tiempo (diacrónica). Una variabilidad compleja indica el solapamiento de ambas.
Modo 1 Guijarros La forma de las lascas determina en gran medida Variabilidad sincrónica
la de los objetos retocados.
1 2 3 4 5
1 2 3 4 5
Tiempo
1 2 3 4 5
Lasca Denticulado Muesca
1 2 3 4 5
Espacio
Variabilidad diacrónica
4 4 4 4 4
Modo 3 Núcleos preparados Formas estandarizadas (posiblemente enmangadas).
Tiempo
Un retoque profundo apunta a un uso intensivo y al reafilado.
3 3 3 3 3
2 2 2 2 2
1 1 1 1 1
5 5 3 4 5
4 2 3 4 4
Lámina Raspador distal Buril Punta de proyectil
Tiempo
1 2 3 3 3
Modo 5 Microlitos geométricos Las láminas se dividen en pequeños útiles geométricos
retocados. La mayoría se ensamblan en un mango.
1 2 2 2 3
1 1 2 1 3
La interpretación conductual de los núcleos preparados se- do persigue maximizar la cantidad de filo que puede obtener-
gún el método de Levallois (modo 3) no quedaría tan clara, en se de una piedra. Sin embargo, Metin Eren, de la Universidad
parte porque el término engloba diferentes tipos de talla. Los Metodista del Sur, y sus colaboradores han demostrado la fal-
preparados de Levallois perseguirían obtener formas determina- sedad de esta hipótesis. Una ventaja mucho mayor de esta téc-
das, o bien producir lascas anchas y finas con un filo susceptible nica reside en que la regularidad morfológica de las láminas
de volver a afilarse. Ambas hipótesis se muestran compatibles y, facilita su unión a un mango. Ello permite aumentar el brazo
en parte, ambas explicarían por qué los humanos del África orien- de palanca y la eficacia mecánica de este, al tiempo que limita
tal han utilizado esta técnica durante tanto tiempo. el movimiento del instrumento y la porción que puede volver
En la técnica de lascas prismáticas (modo 4), se extraen su- a afilarse. La aparición y desaparición de la explotación lami-
cesivas láminas largas y rectangulares a partir de un núcleo de nar en África oriental quizá refleje la interacción de todas es-
forma cónica. La explicación más común afirma que el méto- tas posibilidades.
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