Está en la página 1de 3

MATIZADA AMERICA FLORECIENTE

“HOYES TIEMPO DE SOÑAR QUE TODOS LOS COLORES SE HERMANAN PARA CONSTRUIR EL
ARBOL DE LA VIDA, DONDE REINE LA PAZ, LA JUSTICIA Y LA LIBERTAD”
-Nación Ekeko-

Todos hemos discurrido alguna vez por algún momento de reflexión. Y si esto es de hecho la
naturaleza del ser humano, sabremos que allí se traen a conciencia planteos que nos ciñen
enteramente; allí poder tener la libertad de escoger un punto de vista se hace fundamental,
escoger por ejemplo: con que foco mirar la historia de América, y hacia donde apuntar para
mejorar o detener nuestro progreso.

Para mirar nuestra América, es cierto podemos mirar hacia atrás, pues es necesario
conocernos, saber por quienes nos vimos atravesados, saber también que la historia con la
que carga nuestro continente es casi tan brutal como admirable, puede tener todos los
matices que se quieran pensar, nuestro origen es un desarraigo, un desprendimiento y una
usurpación de la identidad, que da el nacimiento a una cultura totalmente matizada, cultura
que nos abre un universo de colores nuevos, de mixturas. Nos volvemos un continente
enteramente diverso.

Pero podemos optar también en mirar hacia adelante, sin dejar de recordar el pasado,
rememorando el origen pero vislumbrando las raíces que hoy por hoy plantamos, percibir
como crecerán, que fruto darán, pues somos parte de un mundo latinoamericano magnífico,
un mundo que aún hoy, conserva su naturaleza original. Hoy somos fruto de esa historia.
¿Cómo continuaremos tiempo después?

Para ello es necesario no dejar de mirar y considerar el presente.

Entonces surgen en mi preguntas tales como: Antes de conocer América Latina, ¿cómo se
imagina un europeo al continente? Imagino que quizás, antes de contestar esto, a la cabeza de
un europeo llegan un caudal de relatos, imágenes y sonidos que ayudan en la construcción de
esta opinión. Relatos a cerca de nuestra visión del mundo, la historia, la vida diaria o la
geografía. Así, conjunto a todo ello pienso que vendrán entonces las imágenes, las múltiples
imágenes que uno puede crear reflexionando a cerca de la cultura latinoamericana, pienso en
las vestimentas, aquellos sombreros más grandes, más pequeños, polleras con y sin vuelos,
cortas y largas, ruanas con tejidos matizados, rojos, anaranjados, mixturas de amarillos y
tantos otros. Pienso en esta flora y fauna, nuestra asombrosa biodiversidad, selvas
ecuatoriales, bosques tropicales, sierras pampeanas, estepas y montes.

¡Maravillosa tierra de colores! Tierra que crea nuestra increíble diversidad en cuanto a materia
prima, campos de quínoa de una variedad ilustre en sus colores, multiplicidad de siembras,
evidenciada en tantos tipos de papa, maíz, etc. Suelo cromático por donde la cosecha se nutre,
crece y germina las más admirables flores y aromas, los más sabrosos frutos, exquisitos
cuerpos de sabores, todo producto de esta superficie latinoamericana. No queda fuera la
sorpréndete complejidad climática que poseemos, clima templado, frio, húmedo, tropical y
cuanto otro más. Fauna tan variada, grandes felinos y exóticas aves desplegando numerosos
colores entre sus plumas, ejemplo de ello son el quetzal o el guacamayo con hermosísimos
tonos en su plumaje, predominios de rojo junto a distintos matices de verde, azul y amarillo. El
guacamayo es una clara muestra de la pluralidad de colores en nuestra América latina.

[Escribir texto]
Colores que se despliegan entonces en la naturaleza, en los sabores, las texturas, la piel de
cada uno de nosotros, en los ritmos y en las voces que cada latino puede hacer escuchar al
mundo.

Este es el caso de Luzmila Carpio, cantante, compositora y embajadora boliviana en Francia.


Luzmila no solo expande la cultura local boliviana en el mundo entero, sino que se ha
convertido en una trasmisora de valores latinoamericanos a manera global, pues a través de
sus cantos, trasmitidos generalmente en idioma quechua y acompañada de instrumentos
propios de la región andina (charango, flauta, zampoña y quena)nos muestra valores tales
como el respeto a la madre tierra, el cuidado por el agua y las aves que son parte nuestra por
ser nosotros mismos, parte de la naturaleza y la unión en los pueblos del Tahuantinsuyo.

Así es que los policromos tonos que ofrece su voz hacen viajar a cualquier persona al
mismísimo altiplano andino, pues sus cantos se elevan como el de las aves y hasta como el de
la quena. Se alza una voz pura, suave y enérgica que nos ofrece un abanico de tonos, desde el
más agudo al más grave. Colores que brotan en su alma, se desplazan y matizan en su garganta
y se difunden al pronunciar sus cantos, cantos que, como la caracterizan, son símiles al de las
aves.

Luzmila usa el idioma quechua, una lengua muy diferente en el lugar en donde actualmente
reside. Ella se hace eco de su cultura en Francia y por lo tanto a modo global. Se identifica a
una América Latina a través de los colores que su personalidad desprende.

Recuerdo que hablando hace algunos años con un amigo que estuvo viviendo Suiza, pude
apreciar cómo él se identificaba con su origen a través de nuestro idioma latino, que terminó
valorando aun más. Por lo que pienso que entonces Ospinai tiene mucha razón al decir que,
solo en contacto con una cultura ajena (una cultura de la cual uno no se siente parte) nos
llegamos a identificar con nuestra lengua, nuestro origen, pues identificamos las diferencias
culturales, que poseemos como personas, solo en suelo que no es nuestro, suelo ajeno y
desconocido. Pienso también que entonces se enfatiza el sentimiento de unión entre latinos,
pues cada vez que escuchamos nuestra lengua latir en algún sitio que no nos es propio,
abrazábamos una especie de alianza latina, nos contentamos con encontrar nuestra lengua,
nuestra cultura, en un lugar desconocido. Muchos nos enorgullecemos de los tonos que
poseemos los latinos, gramaje de acentos, voces llenas de colores y de vibraciones.

Colores, colores que atraviesan todos los espacios de esta magnífica tierra. Por ello también
pienso en los colores que América latina adopto para identificarse, ejemplo de ello es el
territorio que abarcaba el Tahuantinsuyo, hoy Perú y Bolivia. Allí los colores compuestos en su

[Escribir texto]
bandera se convirtieron actualmente en símbolo de unión y poderío. En ésta, los siete colores
del arco iris, Kurmi representan la unión de los pueblos indígenasii.

Esta unión latinoamericana es la que buscamos, esta unión que nos hace tomarnos las manos a
lo largo de todo el globo y fundar un sentimiento de hermandad latinoamericana,

Reflexionar entonces, en escoger un foco donde podamos optar ser transmisores de


nuestra cultura al mundo. Así como las abejas, que se cargan el cuerpo de polen y emprenden
viaje para transportarlo de flor en flor, como aquellas amigas polinizadoras que toman ese
polvillo de campos de flores enteros y más tarde lo esparcen en otros, para crear vida, asi
seamos. Seamos trasmisores activos, mostremos nuestra identidad y nuestra cultura al mundo
entero, carguémonos el cuerpo de identidad, mostremos al mundo los colores de nuestra
cultura, de nuestra lengua, de nuestra mismísima tierra.

Arribémonos, abramos nuestras alas, seamos también, eco de nuestra cultura en otros campos
de flores, en campos ajenos al nuestro, en campos desconocidos, en campos que veamos
adecuado esparcir vida, orgullosos de la identidad común que todos poseemos, demos a
conocer los colores de Latinoamérica.

i
William Ospina nos habla de esto en su ensayo, “El dibujo secreto de América Latina”
ii
Símbolos tales como la bandera de los pueblos originarios, ya sea la whipala o la presente bandera del
Tahuantinsuyo son diseños actuales y aprobados por los pueblos andinos, pues en ninguna crónica del
siglo XVI se describe el uso de una bandera entre las civilizaciones precolombinas, así también en lo que
respecta a sus colores, pienso que no se la podría haber pasado por alto. Así la bandera aceptada
actualmente en Perú como la bandera que representa las cuatro regiones andinas, fue una propuesta
hecha por Raúl Montesinos al celebrarse 25 años de su radio “Tahuantinsuyo”.

[Escribir texto]

También podría gustarte