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REVISTA DE CIENCIA POLÍTICA / VOLUMEN 35 / Nº 1 / 2015 / 47 – 70

Ciencia política en Chile: ¿Una disciplina


consolidada?*1
Political Science in Chile: A Consolidated Discipline?

CLAUDIA HEISS
Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile

RESUMEN
Si la ciencia política chilena de comienzos del milenio estuvo marcada por la explosiva
oferta de carreras de pregrado, los últimos diez años apuntan a una consolidación
que se refleja en proyectos de investigación, publicaciones y la creación de los
primeros doctorados disciplinares. Este artículo analiza la oferta de pre y posgrado
desde 2005, sus plantas académicas, nivel de publicaciones, proyectos FONDECYT
de investigación y los avances de las revistas científicas nacionales.
Palabras clave: Ciencia política, investigación, Chile.

ABSTRACT
If, at the beginning of the Millennium, Chilean political science was characterized
by the explosive offer of undergraduate programs, the last ten years show a
consolidation of the discipline reflected in research projects, publications and
the creation of the first Ph.D. programs in the discipline. This article analyzes the
supply of undergraduate and graduate programs since 2005, their academic staffs,
level of publication, FONDECYT research projects and the improvements in the
national scientific journals.
Key words: Political Science, research, Chile.

* Asistente de investigación: Nicolás Matus. Agradezco la generosa ayuda de Alejandro Olivares, Antoine
Maillet, Jaime Juica, Arturo Valenzuela y Jonny Heiss. Mi reconocimiento a Patricio Espinoza y Félix Díaz,
de CONICYT, por la información sobre proyectos de investigación
CLAUDIA HEISS

La ciencia política ha experimentado cambios importantes en Chile y América Latina


en décadas recientes: el surgimiento de programas de pre y posgrado, la inclusión
de revistas académicas en bases de datos estandarizadas, la creación de asociaciones
científicas nacionales y de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política, ALACIP,
en 2008, la conformación de redes internacionales y grupos de estudio, entre otros. Estos
desarrollos han venido de la mano de una creciente autoconsciencia sobre temas como
la autonomía disciplinar, agendas de investigación, enfoques metodológicos, campo
laboral, publicaciones y formación de las y los politólogos (Altman, 2005; Nolen, 2006;
Barrientos, 2013; Buquet, 2013).
La historia de la disciplina en Chile se remonta a los años 50 y 60, cuando un ambiente
intelectual excepcional propiciado por la coyuntura política se sumó a la internacionalización
propia de la revolución conductista. Más tarde, la transformación de las universidades
en un negocio con fines de lucro en los 80 ayudó a la vertiginosa expansión de las
carreras de pregrado generando un “boom” de la ciencia política en Chile. El año 2005 se
produjo otro “boom”: el de la reflexión sobre estos acontecimientos. El número especial
de Revista de Ciencia Política ese año marcó un hito, coincidiendo con otros artículos sobre
un tema que había estado hasta entonces casi completamente ausente de la bibliografía
disciplinar en el país (Altman, 2005; Fuentes y Santana, 2005; Rehren y Fernández, 2005;
Fernández, 2005; Navarrete, Morales y Figueroa, 2005).
Estos trabajos daban cuenta del cambio profundo que marcó el surgimiento de la ciencia
política como pregrado y su consiguiente masificación. Hasta entonces solo existía
un puñado de programas de magíster con fuerte componente interdisciplinario y un
reducido grupo de investigadores formados en el extranjero.
Diez años más tarde es posible constatar nuevos desarrollos. Chile avanza hacia una
creciente profesionalización, con criterios más transparentes para las contrataciones e
información pública sobre plantas docentes y productividad científica.
El número de programas de pregrado se ha estabilizado,1 pero tenemos hoy los primeros
programas de doctorado en la disciplina. Las plantas académicas de las universidades
se han incrementado. Altman (2012: 82) señala que incluso en aquellas universidades
latinoamericanas que mantienen criterios “anticuados” para definir la carrera –prestigio,
relaciones políticas, antigüedad–, los académicos han comenzado a exigir normas claras y
modernas basadas en la producción científica y su impacto; eso está ocurriendo también
en el país. Hay más información disponible sobre quiénes conforman los departamentos
de ciencia política, aunque en algunas universidades queda aún bastante por avanzar en
transparencia. Respecto de la participación de género, las mujeres siguen siendo minoría
en docencia e investigación, pero no en los proyectos de jóvenes investigadores, lo que
hace prever un futuro más paritario.

1 Fuentes y Santana (2005) cuentan 11 programas de pregrado. Aquí se consideran 10, aunque con algunos
criterios distintos, como excluir la licenciatura en Historia de la Universidad de Valparaíso y las carreras que
entregan título de Administrador Público. Los programas nuevos respecto de 2005 son tres: UCT, UAH y
USACH. Los que dejan de existir son dos: UTEM y Universidad de las Américas.

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

El objetivo de este trabajo es actualizar la reflexión de hace una década y señalar


algunos de los desafíos que enfrenta la ciencia política en esta nueva etapa. Para ello,
(I) se presentan algunos de los hitos más relevantes en el surgimiento y desarrollo de
la disciplina en Chile, (II) se describe la situación actual de los programas de pre y
posgrado, (III) sus plantas académicas, (IV) las publicaciones de sus docentes, (V) los
proyectos de investigación con financiamiento estatal, especialmente FONDECYT, y
(VI) la publicación de revistas académicas nacionales. Por último, se ofrecen algunas
conclusiones respecto del estado de consolidación y profesionalización de la ciencia
política en el país a la luz de estos datos.

I. CIENCIA POLÍTICA EN CHILE Y AMÉRICA LATINA

El contexto político, junto a enfoques y métodos importados principalmente desde


Estados Unidos y Europa, han sido los principales determinantes de la agenda de
la ciencia política en América Latina. La coincidencia entre política y ciencia política
explica el interés por estudiar, en su momento, el quiebre de la democracia, los procesos
de democratización, los enclaves autoritarios o la relación entre civiles y militares.
Aunque la región ha hecho aportes en estos temas, la ciencia política latinoamericana
ha sido también blanco de críticas de parroquialismo, al predominar trabajos históricos
y descriptivos de fenómenos locales por sobre estudios comparados (Nolen, 2006).
La ciencia política se desarrolló en Chile en la década del 50 a partir del Derecho Público
y Administrativo. En 1954 se crea la Escuela de Ciencias Políticas y Administrativas
de la Universidad de Chile, al alero de su Facultad de Ciencias Jurídicas2 (Rehren y
Fernández, 2005: 41-42; Viacava, 2011: 97). Más tarde la ciencia política se acerca a la
sociología, especialmente a partir de las corrientes estructural funcionalista y marxista,
para luego perfilarse como disciplina autónoma (Barrientos, 2013; Garretón 2005; Huneeus,
2006). El cambio en la forma de estudiar la política y el interés que genera la revolución
conductista por ampliar las fronteras de las investigaciones ayudan a situar a Chile en
la escena internacional y surgen los primeros esfuerzos cuantitativos.3
Chile tuvo un desarrollo relativamente temprano de la ciencia política al alero de los
trabajos realizados en FLACSO y CEPAL en la década del 60. En 1966 se funda el Instituto
de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile (Huneeus, 2006). Con apoyo
del Banco Interamericano de Desarrollo, el mismo año se crea en FLACSO la Escuela
Latinoamericana de Ciencia Política y Administración Pública, ELACP, que publica en
1970 la Revista Latinoamericana de Ciencia Política. Aunque enfocados en la economía y la
sociología, estos centros desarrollan sin embargo una primera aproximación al estudio de
la política como fenómeno independiente. En 1969 se crea el Instituto de Ciencia Política

2 De allí una vinculación que persiste en la formación de las y los administradores públicos del país.
3 El desarrollo histórico de la ciencia política es indisociable de las distintas etapas que vivieron las ciencias
sociales en Chile respecto de su profesionalización y consolidación. Ver Garretón 2005.

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de la Universidad Católica como una alternativa propiamente politológica a las vertientes


de influencia sociológica (Barrientos, 2013: 114; conversación con Arturo Valenzuela).
Aunque existe un difundido argumento de que la democracia es el mejor aliciente al
desarrollo de la disciplina, Chile ofrece evidencia ambigua sobre esta relación. Así,
Buquet 2013 asocia el exponencial aumento de las publicaciones en ciencias sociales a
partir de los 90 al proceso de democratización en América Latina y Huneeus 2006 señala
que la Doctrina de Seguridad Nacional culpó a las ciencias sociales de las crisis políticas,
justificando intervenir universidades y exiliar académicos.
Sin embargo, aunque las dictaduras militares buscaron obstaculizar la docencia y la
investigación en ciencia política, hay evidencia de que no lo lograron en Brasil, México
y Colombia (Barrientos, 2013: 116). Chile también parece desafiar la idea de que la
democracia es condición necesaria para el desarrollo de la ciencia política (Nohlen,
2006; Huntington, 1992 citado en Barrientos, 2013: 107). El exilio de académicos por
las dictaduras de Brasil y Argentina contribuyó al clima intelectual que acompañó al
nacimiento de la disciplina en el país, como ocurrió –guardando las proporciones– con
los emigrados europeos a Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Más
tarde la dictadura promovió, aunque involuntariamente, la cooperación académica a
nivel nacional e internacional con miras al retorno a la democracia.
En efecto, tras el golpe militar de 1973 el gobierno cierra la ELACP y, en un esfuerzo
por continuar los estudios en la disciplina, se crea la mención en ciencia política de la
Licenciatura en Historia de la Universidad Católica de Valparaíso (Barrientos, 2013:
115; Fuentes y Santana, 2005: 18). En 1979 la Universidad Católica comienza a publicar
la Revista de Ciencia Política. En 1981 se crea, al alero de la dictadura y con un enfoque
geopolítico, el Instituto de Ciencia Política de la Universidad de Chile y en 1982 se
inauguran los programas de magíster en ciencia política de la Universidad Católica y
Universidad de Chile. En 1983 se funda la Asociación Chilena de Ciencia Política ACCP,4
que surge como “un espacio de complicidades políticas, muy vinculadas al interés de
recuperación de la democracia, más que académicas y profesionales” (Fernández, 2006:
268). Una de las primeras de la región en obtener el reconocimiento de la Asociación
Internacional de Ciencia Política, IPSA, entre sus objetivos estaba generar redes para
apoyar la recuperación de la democracia (Barrientos, 2013: 119-120; Matus, 2014). Al
momento de la transición, la ciencia política aparecía como aún incipiente, pero claramente
distinguible de otras ciencias sociales.
A partir de los 90 la disciplina ha avanzado hacia una creciente profesionalización y
se ha ampliado considerablemente la oferta académica de pre y posgrado. Del puñado
de programas de magíster conformados por docentes con estudios en el extranjero y
provenientes de otras disciplinas hemos pasado a una amplia y variada oferta académica

4 Entre los fundadores, muchos de ellos abogados con formación de posgrado en el extranjero, están: Eduardo
Ortiz (su primer presidente), Ricardo Israel, Alberto Van Klaveren, Roberto Durán, Carlos Huneeus, John
Mackenzie, Walter Sánchez, Lucía Santa Cruz, Óscar Godoy y Heraldo Muñoz. Poco después se suman Manuel
Antonio Garretón, Carlos Portales y Gustavo Lagos, entre otros (Matus, 2014).

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

en universidades que son al mismo tiempo los principales polos de la investigación


científica, como se verá a continuación.

II. PROGRAMAS DE PRE Y POSGRADO EN CIENCIA POLÍTICA

Al año 2015 es posible reconocer programas académicos de universidades chilenas en


ciencia política en tres niveles: (a) de pregrado, los que pueden culminar ya sea en una
licenciatura o un título profesional, (b) de magíster y (c) de doctorado.
Estos programas exhiben una importante diversidad en su dependencia institucional: se
alojan en institutos o facultades de ciencias sociales, humanidades, historia o gobierno.
Tal situación da cuenta de su origen interdisciplinario y los hace más vulnerables a
cuestionamientos respecto de su arraigo disciplinario y consolidación como ámbito
autónomo de estudio. Adicionalmente, el hecho de que el pregrado en Chile se entienda
mayoritariamente como conducente a un título profesional y no a una licenciatura o
grado de bachiller genera expectativas de formación diferentes del modelo generalista
que exhibe la mayor parte de los países desarrollados.
Los sitios web de los programas académicos de ciencia política coinciden en señalar
a la Teoría Política, la Política Comparada y las Relaciones Internacionales como las
principales subáreas de la disciplina. A veces se incluyen también Metodología o Defensa
como temas de especialización. Seguimos aquí el precedente de Altman 2012, Fuentes y
Santana 2005 y otros de incluir las relaciones internacionales como parte de la disciplina.
Esto se justifica además porque reconocidos politólogos e incluso fundadores de la
Asociación Chilena de Ciencia Política trabajan en centros de relaciones internacionales.
No ocurre lo mismo con el mundo de la teoría política, más desperdigado en subunidades
de facultades de filosofía, programas de historia de las ideas o de humanidades.

Pregrado
Al año 2015 existen diez programas de pregrado en ciencia política en Chile. La mayor
parte de ellos tiene una duración de diez semestres.5 Tres son de ocho semestres: UDP,
ARCIS y UGM. De acuerdo con la información disponible en sus sitios web y los de
agencias acreditadoras, la mitad de esos programas han sido acreditados por agencias
oficiales: PUC y UDP por siete años, UCT y UAH por cinco y UCEN por cuatro.6
Este listado no considera seis carreras adicionales que llevan el nombre de “ciencia
política”, pero que entregan título profesional de Administrador Público, como ocurre
con las universidades de Chile, de Los Lagos, Miguel de Cervantes, de Concepción, de

5 La duración está determinada por una norma del sector público chileno que exige carreras profesionales de
diez semestres para poder desempeñarse como profesional en el aparato estatal.
6 La acreditación es una certificación de calidad a la que se someten voluntariamente los programas académicos y
universidades chilenas para poder acceder a financiamiento estatal. Solo en los casos de medicina y pedagogía
es obligatoria. Las acreditaciones pueden ir desde uno a siete años (mifuturo.cl, sitio web del Ministerio de
Educación).

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Talca sede Santiago y San Sebastián sede Concepción. Tampoco considera la mención
en Ciencia Política de la Licenciatura en Historia de la U. Católica de Valparaíso. Es
importante tener en cuenta que algunos de los investigadores que acceden a fondos
concursables de investigación en ciencia política, especialmente FONDECYT, pertenecen
a estas y otras carreras afines.
Si se compara la Tabla 1 con la información en Fuentes y Santana 2005, vemos que se
han añadido tres carreras de pregrado: USACH y UAH en 2007 y UCT en 2008 mientras
que han desaparecido dos, las de UTEM y Universidad de las Américas. No hay, por lo
tanto, una variación importante en la oferta de pregrado durante los últimos diez años,
comparable al vertiginoso boom que se produjo en la década anterior.

Magíster
En Chile existen tres programas de Magíster en Ciencia Política: los de la PUC, Universidad
de Chile y UTEM. También tienen un fuerte componente disciplinar, ya sea por depender
de escuelas de ciencia política o por sus contenidos, los de la UDP (Política y Gobierno),
ANEPE (Ciencia política, seguridad y defensa), Universidad Mayor (Ciencia política
y comunicación) y Universidad de Concepción (Política y Gobierno). Eso deja en siete
los programas propiamente disciplinares. Si se añaden los magísteres en relaciones
internacionales del I.E.I. de la Universidad de Chile, la USACH y la PUCV, todos ellos
con una importante presencia de politólogos entre sus docentes, quedan en 10 los
programas de magíster de ciencia política en el país (Tabla 2). Si se considera el conjunto
de magísteres en las áreas de ciencia política, relaciones internacionales, administración
y gerencia pública, y políticas públicas, el total de programas asciende a 23. La mayoría
de ellos es vespertino y dura dos años.

Doctorado
El cambio más relevante a nivel de posgrado en la última década es el surgimiento de
los primeros doctorados en la disciplina: los de la PUC (2007) y UDP (2014). También es
relevante la creación del Magíster en Política y Gobierno de la UDP el 2013, que apunta
al fortalecimiento de la disciplina en todos los niveles en esa universidad.
La PUC ha lanzado ya al mercado a los primeros doctores formados en el país, lo que
plantea interesantes interrogantes respecto de su inserción laboral en general y en
comparación con la de académicos con doctorados extranjeros. Hasta la reciente oferta
de estos nuevos doctorados, los académicos chilenos se formaban en el extranjero o en
programas afines como el doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, en
Procesos Sociales y Políticos en América Latina de ARCIS o el de Estudios Americanos
de USACH. Los nuevos doctorados disciplinares constituyen un cambio fundamental en
el escenario académico y un avance significativo hacia la consolidación de la disciplina
en el país.

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Tabla 1. Programas de pregrado en ciencia política

Acreditación Profesores Duración en


  Nombre Universidad Año creación
(años) / agencia jornada completa semestres
7 / Agencia
1 Ciencia Política Católica de Chile (PUC) Acreditadora de 16 10 1995
Chile
2 Ciencia Política Diego Portales (UDP) 7 / Qualitas 7 8 2002
3 Licenciatura en Estudios Internacionales de Santiago de Chile (USACH) (**) 5 (*) 10 2007
4/
4 Ciencia Política Central (UCEN) 5 (*) 10 2002
AcreditAcción
5 Ciencia Política y Políticas Públicas UDD (Santiago y Concepción) s/i 15 (*) 10 2001
6 Ciencia Política y Relaciones Internacionales Alberto Hurtado (UAH) 5 años / Qualitas 8 (*) 10 2007
Academia de Humanismo Cristiano
7 Ciencia Política y Relaciones Internacionales s/i s/i 10 2003
(UAHC)
8 Ciencia Política ARCIS s/i s/i 8 2002
9 Ciencia Política Católica de Temuco (UCT) 5 6 (*) 10 2008
10 Ciencia Política Gabriela Mistral (UGM) s/i s/i 8 1993

(*) Sin información en sitio web; información entregada por el programa académico.
(**) Inicia su primer proceso de acreditación en 2015.
Fuente: elaboración propia con datos de sitios web oficiales de las unidades académicas.

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Tabla 2. Programas de posgrado en ciencia política
CLAUDIA HEISS

Acreditación Duración
  Nombre Universidad Nº de profesores Año de creación
(años) / agencia (semestres)
1 Magíster en Ciencia Política de Chile 3 / CNA 16 4 1982
2 Magíster en Ciencia Política PUC 5 / CNA s/i 3o4 1982
3 Magíster en Política y Gobierno UDP 3 / Qualitas 13 4 2013
4 Magíster en Ciencia Política, Seguridad y Defensa ANEPE No acreditado 16 4 s/i
820 horas
5 Magíster en Ciencia Política y Comunicación Mayor s/i 18 s/i
(de 45 min.)
6 Magíster en Relaciones Internacionales PUCV s/i 14 4 s/i
7 Magíster en Estudios Internacionales de Chile 6 / CNA 12 4 s/i
8 Magíster en Estudios Internacionales USACH 3 / CNA 9 5 s/i
9 Magíster en Política y Gobierno de Concepción 4 / CNA 26 4 s/i
10 Magíster en Ciencia Política UTEM s/i 7 4 2003
             
1 Doctorado en Ciencia Política UDP En proceso 19 8 2014
2 Doctorado en Ciencia Política PUC 4 / CNA 14 8 2007
Fuente: elaboración propia con datos de sitios web oficiales de las unidades académicas.
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III. PLANTAS ACADÉMICAS

Las diversas modalidades de contratación, dedicación en horas y tareas desempeñadas


dificultan establecer un criterio claro sobre quiénes forman parte de un departamento de
ciencia política (Altman, 2012: 73). Los contratos pueden ser indefinidos o temporales
y renovables, por jornada completa (44 horas semanales) o por jornadas parciales; los
convenios a honorarios pueden abarcar un rango amplio de jornadas de trabajo, desde
unas pocas horas a una importante carga administrativa o docente. Por último, hay
académicos que se dedican principal o exclusivamente a la docencia, investigación o
administración, mientras otros combinan dos o todas estas tareas. Salvo en contadas
excepciones, la carrera académica en Chile sigue siendo precaria (Fernández, 2006: 270).
Profesores considerados “de planta” suelen estar sujetos a renovaciones periódicas
de sus contratos y la negociación caso a caso prima sobre criterios objetivos para fijar
promociones, salarios, sabáticos, etcétera.
Podría decirse, usando un criterio laxo, que pertenecen a un departamento de ciencia
política quienes “tienen oficina” en la universidad y no pertenecen a otra unidad
académica. Solo los sitios web de las carreras de pregrado de ciencia política de PUC y
UDP entregan información detallada respecto de este punto: PUC tiene 16 académicos
jornada completa, UDP 7 (Tabla 1).
Especialmente en departamentos con una mayoría de profesores externos, quienes están
contratados a jornada completa suelen tener cargos administrativos. De ellos debería
esperarse, además, publicaciones y proyectos de investigación. Todos los programas
tienen, además de sus profesores “de planta”, otros dos tipos de docentes: profesores
contratados por jornada parcial para impartir docencia, y profesores de planta de la
universidad, pero pertenecientes a otras unidades académicas. Al revisar el listado de
profesores se hace patente que aquellos programas que descansan en mayor medida
en profesores externos suelen repetir nombres. Algunos profesores hacen clases en tres
o más universidades distintas.
Un análisis del listado completo de profesores que figuran en los sitios web de los
programas de pre y posgrado en ciencia política analizados aquí muestra que las
mujeres siguen siendo una minoría, con poca variación respecto de los datos señalados
por Fuentes y Santana 2005, que situaban en 24,5% el promedio de académicas. Según
nuestro cálculo, las mujeres constituyen al 2015 solo el 23% llegando a niveles tan bajos
como el 6% en UCT y 8% en UGM, que cuentan con solo una académica cada una. En
la mayor parte de los programas, el cuerpo académico está conformado por alrededor
de un tercio de mujeres (Tabla 3). Esta realidad contrasta con la composición de los
estudiantes, que tiende a ser paritaria.7

7 Fernández (2006: 265) observaba una virtual paridad entre estudiantes de pregrado y una leve prevalencia
masculina en los magíster en ciencia política de Universidad de Chile y PUC.

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CLAUDIA HEISS

Tabla 3. Académicos por programa según género

Universidad Hombres Mujeres % Mujeres


PUC 24 10 29
UDP 10 4 29
UCEN 33 13 28
UDD Santiago 23 11 32
UDD Concepción 15 6 29
UAH 5 2 29
ARCIS 26 10 28
UAHC 15 2 12
UCT 11 1 8
UGM 16 1 6
Universidad de Chile INAP 4 2 33
Universidad de Chile IEI 10 2 17
USACH s/i s/i s/i

Fuente: elaboración propia con datos de sitios web oficiales de las unidades académicas.

IV. ¿PUBLICAR O PERECER?

Los deberes académicos suelen incluir docencia, administración, extensión e investigación.


De todos ellos, el último es el que determina la capacidad de crear nuevo conocimiento y
se mide por medio de las publicaciones. A su vez, publicar en plataformas de prestigio,
como las revistas indexadas o libros con referato, determina la capacidad de incidir en
la disciplina más allá de debates locales. Pero ¿qué relevancia dan a esta dimensión las
escuelas y departamentos de ciencia política del país?
En su trabajo sobre productividad académica de los departamentos de ciencia política
de la región, Altman (2012: 77-79) señala que existe variación respecto de criterios
institucionales sobre el peso de la investigación en el ascenso en la carrera académica
y el pago de incentivos por tipo de publicación. Lo mismo puede decirse de las
universidades chilenas. Si en algunos casos las publicaciones son vitales, en otros publicar
sigue teniendo pocas repercusiones profesionales y salariales. Sin embargo, esta última
realidad, que Altman atribuye a las universidades públicas de Argentina y Uruguay, se
ve crecientemente desafiada en Chile por las presiones de la acreditación universitaria y
es probable que la reforma educacional en curso contribuya a incrementar aún más las
exigencias de publicar, y de hacerlo en plataformas con estándares exigentes.
Este desarrollo es positivo en cuanto refuerza la función de creación de conocimiento
científico de las universidades, que ha sido débil en la institucionalidad educacional
desregulada que acompañó al crecimiento de la oferta de carreras de pregrado, incluida la
ciencia política, con modelos de financiamiento basados en los aranceles de los estudiantes.
Al mismo tiempo, promueve criterios objetivos de medición, como la indexación de

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las revistas y su factor de impacto.8 Lo negativo, por otro lado, es que genera un sesgo
hacia cierto tipo de investigaciones. El énfasis en indicadores rígidos desincentiva la
publicación en revistas de “nicho”, que pueden tener influencia en círculos relevantes
pero reducidos, y en libros u otros formatos de menor difusión académica pero mayor
impacto en la sociedad.
Mientras Buquet (2013) señala que existe una tendencia de las y los cientistas sociales
de América Latina a publicar en revistas de su propio país, Altman identifica una fuerte
correlación entre la formación de doctorado que recibieron las y los académicos en países
desarrollados, especialmente Estados Unidos, y la tasa e impacto de las publicaciones
(Altman, 2012: 80).
Freidenberg y Malamud (2013) describen a los “expatriados” del Cono Sur como un
significativo factor de incidencia. Señalan que especialmente las y los cientistas políticos
de Argentina y Uruguay han ayudado a dar visibilidad a la ciencia política de la región
mediante sus publicaciones. El aporte de Chile en este sentido es casi nulo. Los autores
identifican 81 académicos de la ciencia política del Cono Sur de generaciones posdictadura,
la mayor parte con especialidad en política comparada, trabajando en el extranjero: 62
argentinos, 10 brasileños, 8 uruguayos y solo un chileno.9 En cambio, el Instituto de
Ciencia Política de la PUC, en Santiago, figura como uno de los centros receptores de
la diáspora de politólogos de la región (Freidenberg y Malamud, 2012: 4).
El financiamiento local de los estudios de posgrado en el extranjero es determinante
en que los brasileños regresen a su país, mientras que los argentinos y uruguayos
suelen recibir financiamiento de la institución receptora. Esto plantea dudas, para el
caso chileno, de que el requerimiento de Becas Chile de regresar al país sea la mejor
forma de desarrollar la disciplina, al reducir la posibilidad de una diáspora chilena
de politólogos. Los autores señalan que más que “fuga de cerebros” las diásporas han
mostrado ser tanto o más productivas que la exigencia de regresar a casa, al aportar
redes internacionales y académicos en posiciones de poder que mantienen lazos con su
país (Freidenberg y Malamud, 2012: 12).
Más allá de la incidencia, quisimos ver el peso que asignan a investigación las unidades
académicas del país. Sopesar adecuadamente las publicaciones recientes en ciencia política
requiere considerar el contexto de aumento generalizado de los artículos indexados en las
ciencias sociales de América Latina. Buquet (2013) muestra que el número de publicaciones
de académicos afiliados a universidades de la región en revistas de ciencias sociales que
pertenecen a Scopus –la base de datos de mayor cobertura mundial– ha aumentado en
forma exponencial desde 1990, y especialmente a partir de 2005.10

8 La indexación supone el cumplimiento de requisitos formales como referato doble ciego, periodicidad, etc.,
mientras que el factor de impacto refleja cuán citada es la publicación por otras fuentes académicas.
9 Tres años después sabemos que el chileno mencionado en ese artículo se encuentra de regreso en el país.
10 El aumento de publicaciones de latinoamericanos en el índice Scopus se debe a mayores exigencias hacia
los investigadores de publicar en revistas indexadas, pero también a la creciente incorporación a esa base de
datos de revistas que se publican en América Latina (Buquet, 2013).

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Para conocer el nivel de publicaciones de las y los académicos chilenos se construyó


una base de datos a partir de sus perfiles en los sitios web de los programas de pre y
posgrado incluidos en las Tablas 1 y 2. Esta información ofrece una idea general sobre
el papel que juega la investigación en la respectiva institución, aunque ciertamente se
trata de un indicador impreciso al depender del nivel de actualización del sitio web.
Aún así, parece relevante ver si las universidades dan importancia a mostrarse como
centros de creación de conocimiento por medio de sus portales.
A diferencia de Altman (2012), destacamos aquí el volumen total de publicaciones
informadas, independiente de su nivel de impacto. Es necesario advertir que este
indicador seguramente subestima la producción académica más reciente (2014 y 2015)
por falta de actualización. Asimismo, no es sensible a la calidad de la publicación. Se
podría suponer que las publicaciones de mayor impacto han requerido una mayor
inversión de tiempo, por lo que no sería correcto inferir que se investiga más o menos
meramente a partir del número de publicaciones.
A pesar de estas dificultades, una mirada al volumen de publicaciones reportado por
los sitios web de programas de ciencia política ofrece luces sobre la relevancia que
las universidades y departamentos respectivos asignan a esta parte del trabajo de sus
académicas y académicos.
Las publicaciones informadas para el periodo 2010-2014, incluyendo los textos anunciados
para 2015, son 269. Esto incluye libros, capítulos de libros y artículos de revistas académicas.
De ese total, más de la mitad (142) son artículos y casi un tercio (78) capítulos de libro.
Luego figuran los libros (42), reseñas (3) y otros (4).
Las universidades que reportan más publicaciones son UDP (111) y PUC (68), seguidas
por los institutos de la Universidad de Chile INAP (36) e IEI (14). Entre los 142 artículos
reportados por los sitios web, la mayoría (89) corresponde a publicaciones ISI. Las
instituciones que publican más artículos ISI en el periodo son PUC (36) y UDP (34),
seguidas a bastante distancia por UDD (9), U. de Chile (9 entre INAP e IEI) y UAH (4).
Entre 2010 y 2013, el número de artículos ISI publicados anualmente varía entre 17 y
20. La baja a 11 en 2014 probablemente sea atribuible, en parte al menos, a la falta de
actualización de la información en línea. Sería interesante poder establecer, de acuerdo
con la planta académica y el número e impacto de publicaciones, la productividad de los
profesores de las diversas unidades. Hemos dejado fuera este cálculo porque las plantas
docentes de pregrado, para las que tenemos información sobre contrataciones de jornada
completa, no incluyen a profesores de posgrado o de institutos de investigación que
podrían concentrar un porcentaje importante de las publicaciones. Con todo, cabe señalar
que las instituciones que más publican son PUC y UDP. La primera concentra la mayor
cantidad de artículos ISI, mientras que la segunda supera a todas las instituciones en
volumen de publicaciones, a pesar de una planta relativamente pequeña de contrataciones
de jornada completa.

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

Tabla 4. Publicaciones 2010-2015 por institución

  Publicaciones Artículos ISI


PUC 68 36
UDP 111 34
UDD 11 9
UCEN 4 0
UAH 22 4
Universidad de Chile INAP 36 3
Universidad de Chile IEI 14 3
USACH 3 0
Total 269 89

(*) Las instituciones no mencionadas no informan publicaciones en sus sitios web.


Fuente: elaboración propia con datos de sitios web oficiales de las unidades académicas.

V. FONDOS DE INVESTIGACIÓN

La principal fuente de financiamiento de proyectos de investigación en ciencia política


en Chile es estatal y proviene de la Comisión Nacional de Investigación Científica y
Tecnológica, CONICYT, creada en 1967 y dependiente del Ministerio de Educación. Esta
entidad administra el Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, FONDECYT,
principal fuente de financiamiento de proyectos individuales de investigación en el país.
Existen fondos más generosos que los asignados por FONDECYT, como los Fondos
de Areas Prioritarias (FONDAP) y Programas de Investigación Asociativa (Anillos) de
CONICYT, y la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía. Estos suelen
involucrar distintas áreas disciplinares y varios centros de investigación nacionales y
extranjeros.
A modo de ejemplo, y aunque se trata de centros interdisciplinarios e interinstitucionales,
entre los FONDAP se pueden considerar relevantes para la creación de conocimiento
politológico el Centro Interdisciplinario de Estudios Interculturales e Indígenas (ICIIS)
y el Centro de Estudios del Conflicto y la Cohesión Social (COES). Entre los proyectos
Anillos de la disciplina está el proyecto Relaciones transfronterizas entre Bolivia y Chile:
Paradiplomacia y prácticas sociales 1904-2004 (Universidad Arturo Prat). Importantes
núcleos Mileno formados en años recientes en ciencia política son los de Estatalidad
y Democracia en América Latina (PUC) y Desafíos a la Representación (UDP). Por su
volumen numérico, sin embargo, analizar los proyectos FONDECYT adjudicados en
los últimos años parece lo más apropiado para formarse una idea del panorama de la
investigación en la disciplina.
Anualmente FONDECYT abre tres concursos: Regulares (PFR), de Iniciación en
Investigación (PFI) y de posdoctorado. Los PFR están orientados a investigadores con
trayectoria y pueden incluir, además del investigador responsable, a coinvestigadores
59
CLAUDIA HEISS

y sus instituciones patrocinantes, de pre y posgrado. Duran entre dos y cuatro años. A
partir de 2006 se crearon los PFI para investigadores que hayan obtenido el grado de
doctor en los últimos cinco años, los que tenían dificultades para acceder a los PFR por
la valoración que estos atribuyen a las publicaciones anteriores y, especialmente, a la
obtención de otros proyectos FONDECYT. En este caso no se permiten coinvestigadores
y la duración es de dos a tres años. Los PFI solo pueden ser entregados una vez. Por
último, los proyectos de posdoctorado están orientados a investigadores que hayan
obtenido el grado de doctor en los últimos tres años y duran dos a tres años. Los montos
son considerablemente menores que los antes descritos (conicyt.cl).11
Los proyectos que postulan a FONDECYT Regulares, de Iniciación y de posdoctorado son
evaluados por 25 grupos de estudios, los que representan distintas áreas del conocimiento.
Los proyectos de la disciplina se enmarcan en el grupo “Ciencias jurídicas, estudios
internacionales y ciencia política”. Este grupo abarca 16 subáreas, incluidos ciencia
política, estudios internacionales y cooperación internacional, criminología y otras 13 áreas
del Derecho. En este trabajo, y de acuerdo con las definiciones disciplinares planteadas
más atrás, se consideran como parte de la disciplina las dos primeras subáreas: ciencia
política y estudios internacionales y cooperación internacional.
En estas dos categorías, desde 2005 han postulado un total de ocho proyectos de
posdoctorado y se han adjudicado solo dos. Respecto de los proyectos de cooperación
internacional hay cuatro aprobados en el periodo: uno por año entre 2005 y 2008. En
consecuencia, el grueso de los fondos de investigación individuales y donde es posible
observar tendencias se encuentra en los PFR y PFI, que se analizan con más detalle.
Las cifras muestran una correlación entre los PFR postulados y los adjudicados en la
disciplina, pero entre 2005 y 2010 ella no es proporcional. En ese periodo, a pesar de una
variación del orden de 60% en las postulaciones, la adjudicación se mantiene constante
en cuatro o cinco proyectos. El 2010 se produce una llamativa baja tanto en proyectos
regulares postulados como en adjudicados (solo uno) y posteriormente se evidencia una
correlación más estrecha entre el volumen de proyectos concursados y los adjudicados
en la disciplina. O sea, mientras más proyectos de la disciplina postulan, más logran
el financiamiento.
Si bien la curva de proyectos regulares postulados muestra importantes variaciones de
un año a otro, la línea de tendencia (o ajuste promedio) es prácticamente horizontal, lo
que implica que no existe una tendencia al alza del número de PFR postulados. Los PFI
también han tenido importante variación, pero hay una clara tendencia al alza tanto en
los proyectos concursados como en los adjudicados a partir del año 2009 (Gráfico 2).
Estos números contradicen una extendida visión de que se hace cada vez más difícil
obtener PFR porque ha habido un incremento exponencial en las postulaciones. Esa
percepción sí parece, en cambio, válida respecto de los PFI.

11 El programa de Incentivo a la Cooperación Internacional, que estaba disponible como fondo individual a
comienzos del periodo aquí analizado, ha sido reorientado a la configuración de redes internacionales entre
centros de investigación, por lo que ya no está radicado en FONDECYT.

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

Gráfico 1. PFR en ciencia política postulados y adjudicados


30

25

20

15

10

0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015

ADJUDICADOS cipol POSTULADOS cipol

Gráfico 2. PFI en ciencia política postulados y adjudicados


12

10

0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016

ADJUDICADOS cipol POSTULADOS cipol

Un debate frecuente entre los académicos de la disciplina es la conveniencia o no de


pertenecer al grupo de ciencias jurídicas en lugar de constituir un grupo propio, donde
los proyectos de ciencia política únicamente compitan entre sí. Las conclusiones sobre
este punto no son concluyentes. Si ciencia política se independizara de ciencias jurídicas,
sabemos que los montos totales serían sustantivamente menores. No competiríamos
con otras áreas, pero no sabemos exactamente cuál sería el resultado de competir entre

61
CLAUDIA HEISS

nosotros. Lo que sí sabemos es que, en la actualidad, ciencia política contribuye un poco


más que el resto del grupo a la presentación de proyectos y se adjudica un poco menos
que el promedio del grupo.
Los montos a asignar para cada grupo se determinan según el volumen general de
proyectos postulados el año anterior. Mientras más proyectos postulen, mayores serán
los recursos asignados al grupo. El Gráfico 3 muestra la tasa de éxito (o adjudicación)
de los proyectos de ciencia política y estudios internacionales en comparación con la
tasa de éxito del grupo de ciencias jurídicas. Salvo la anomalía del año 2010, donde se
presentaron 10 PFR de la disciplina, pero solo uno fue adjudicado, se observa que casi
todos los años las y los cientistas políticos se adjudican alrededor de un 10% menos de
proyectos que el promedio del grupo. Cabe señalar que a partir de 2011 se observa un
incremento de los proyectos adjudicados tanto de la disciplina como del grupo respecto
de todos los años anteriores desde 2005.
El Gráfico 4 muestra la contribución de la disciplina al número total de proyectos postulados
al grupo de ciencias jurídicas y la participación de ciencia política en el total de proyectos
adjudicados al grupo. Este dato es relevante porque, como se ha señalado, el volumen
de recursos asignados por FONDECYT a cada uno de los grupos de investigación se
determina en función del número de postulaciones, independiente de la probabilidad
de éxito que ellas tengan. Se han agregado en el gráfico las líneas de tendencia de estas
dos curvas. Ellas muestran que la participación de ciencia política en las postulaciones
se mantiene casi constante (presenta un leve aumento del 1% en promedio), mientras
que la participación de ciencia política en las adjudicaciones presenta una disminución
de alrededor del 8% (de 33% a 25%). Así, si bien ciencia política aportó el 2013 el 30,6%
de los proyectos FONDECYT Regulares postulados en el grupo, solo constituye el 26,1%
de los proyectos adjudicados.

Gráfico 3. Tasa de éxito. Porcentaje de adjudicación de PFR de ciencia política vs.


grupo CJ
0,6

0,5

0,4

0,3

0,2

0,1

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

% CIPOL % Grupo CJ

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

Gráfico 4. Participación de ciencia política en el grupo CJ: tasas de postulación y de


adjudicación.
50

45

40

35

30

25

20

15

10

0
2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014

% Postulados cipol/ % adjudicados cipol/


postulados grupo adjudicados grupo

El Gráfico 5 muestra los PFR adjudicados entre 2005 y 2013 por género. Se observa que
de un total de 43 proyectos, 35 (81%) tiene a un hombre como investigador principal,
mientras que solo ocho (19%) corresponde a mujeres. De esos ocho proyectos, hay tres
que corresponden a una misma investigadora, lo que significa que solo seis mujeres
han obtenido PFR desde el año 2005. Cabe resaltar que la participación de las mujeres
se concentra en años recientes. La situación es diferente con los PFI (Gráfico 6) donde
de un total de once proyectos, seis son de académicas. Aquí también la participación
femenina aumenta los últimos años para los que hay datos: entre 2010 y 2012, las mujeres
obtienen seis de los ocho PFI adjudicados. Los datos parecen apuntar a un progresivo
aumento de las investigadoras, especialmente mediante PFI, en relación con el claro
predominio de los investigadores hombres en los PFR.
Esto quiere decir que la participación femenina en adjudicación de PFR de la disciplina
se mantiene constante desde 1991 en torno al 20%. Recién en 1998 una mujer ganó por
primera vez uno de estos fondos, pasando a constituir el 20% de los adjudicados ese
año. En 2003, 2004 y 2005, investigadoras obtuvieron el 50%, con 1, 2 y 1 proyectos
respectivamente. En total, desde 1991 a 2005 Fernández reporta un total de 44 PFR
en ciencia política de los que ocho (18%) pertenecen a cinco mujeres investigadoras
(Fernández, 2006: 268).

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CLAUDIA HEISS

Gráfico 5. PFR adjudicados por género.


10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Masc Fem

Gráfico 6. PFI adjudicados por género.


5

0
2006 2008 2010 2011 2012

Masc Fem

Si bien es cierto que ganar un proyecto aumenta sustancialmente las probabilidades de


obtener otros con posterioridad, la repetición de nombres no parece describir un sistema
impenetrable y más bien la existencia de un investigador con cinco proyectos sobresale
como una anomalía. Desde 2005, con los datos disponibles y considerando Regulares,
Iniciación, Cooperación Internacional y posdoctorado, se han aprobado 59 proyectos

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

FONDECYT en ciencia política y relaciones internacionales. De ellos, 25 corresponden


a investigadores que han ganado un único proyecto. Trece investigadores figuran con
más de un proyecto, los que se distribuyen de la siguiente manera: Siete investigadores
han ganado dos proyectos, cinco investigadores han obtenido tres proyectos y un
investigador acumula cinco proyectos.
Por último, el Gráfico 7 muestra los 59 proyectos FONDECYT adjudicados entre 2005 y
2013 según la institución patrocinante. Las instituciones que concentran la mayor cantidad
de proyectos en este periodo son la Universidad de Chile (15), PUC (15) y UDP (11).

VI. REVISTAS CHILENAS

La relevancia de las revistas académicas, especialmente aquellas que pertenecen a


índices como ISI Web of Science, Scopus o Scielo ha ido en aumento en América Latina
(Buquet, 2013). Basado en cifras de Latindex, Barrientos (2013: 123) señala que las
revistas chilenas de ciencia política y “disciplinas afines” corresponden a alrededor del
15% de las 102 revistas indexadas en América Latina, el mayor número después de las
mexicanas (25%) y brasileñas (20%).
Publicar en revistas indexadas permite difundir de manera amplia y eficiente el
conocimiento especializado. Para pertenecer a estos registros, las revistas deben cumplir
con estándares como referato doble ciego, periodicidad y constancia de publicación, entre
otras (Barrientos, 2012: 122). Una vez que acceden, logran mayores niveles de visibilidad,
mejorando su impacto (Buquet, 2013). Sin embargo, muchas bibliotecas universitarias

Gráfico 7. Proyectos FONDECYT adjudicados 2010-2013 por institución


ANEPE, 1
USACH IDEA, 3 CEP, 1
FLACSO, 2
USACH Historia, 2

UDP, 11
PUC ICP, 15

U. CHILE/Ing, 1 U. CHILE/INAP,
7

U. A. PRAT, 3
U. CHILE/
IEI, 7
U. LAGOS, 4

U. A.H., 2

65
CLAUDIA HEISS

en Chile ofrecen un acceso limitado a las caras bases de datos de mayor prestigio, lo
que dificulta la incorporación masiva de la academia nacional a estas influyentes redes
de conocimiento.
Al 2015 existen 13 revistas de la disciplina y afines, algunas vinculadas a universidades
y otras a centros de investigación o de pensamiento (Tabla 5). Todas ellas tienen referato
doble ciego e informan en sus sitios web su nivel de indexación. Sin embargo, solo RCP
pertenece a ISI, un índice frecuentemente exigido por el principal financiador de proyectos
individuales del país, FONDECYT, para publicar los resultados de investigaciones.
Cuatro revistas están en Scielo y muchas más en Latindex y otros.
La progresiva indexación de revistas latinoamericanas podría contribuir al impacto
de investigaciones locales en la disciplina, contra las críticas de parroquialismo. Sin
embargo, la internacionalización aún está lejos. Buquet 2013 señala con pesimismo que
el creciente número de revistas de ciencias sociales que existe en nuestra región ha sido
destinado a canalizar la producción de sus propios investigadores, lo que busca cumplir
con exigencias de evaluación, pero no logra visibilidad ni impacto.
Existe un esfuerzo considerable y relativamente reciente de las revistas chilenas de
ciencia política por cumplir con los requerimientos señalados. Solo las más nuevas
surgieron con estos criterios. Las más antiguas, en cambio, fueron en sus orígenes
vías de difusión del trabajo realizado en las instituciones que las crearon. Por eso,
todavía algunos editores deben esforzarse por enfrentar presiones de los miembros
de sus departamentos para evitar la endogeneidad de sus publicaciones. También
tienen dificultad para hallar revisores anónimos apropiados, un trabajo ad honorem
que tiene creciente demanda y que los académicos no siempre ven como un deber
hacia la comunidad disciplinar.12

VII. CONCLUSIONES

Si la década pasada marcó un “boom” de la oferta de pregrado en ciencia política, los


últimos diez años apuntan a la consolidación académica de la disciplina en Chile, reflejada
en proyectos de investigación, publicaciones y la creación de los primeros doctorados
propiamente disciplinares en el país.
Las dos universidades que muestran mayor productividad científica, PUC y UDP, son
al mismo tiempo las únicas que han conseguido establecer programas en todos los
niveles de pre y posgrado, con el surgimiento de doctorados disciplinares el 2007 y 2014
respectivamente.13 Son, asimismo, las que entregan mayor información pública sobre
las condiciones de sus plantas y programas académicos por medio de sus sitios web.

12 Estas fueron algunas de las observaciones de los editores de las revistas RCP, Política, Revista Chilena de
Derecho y Ciencia Política y Enfoques en la sesión especial del XI Congreso Chileno de Ciencia Política
“Publicar revistas de ciencia política en Chile”. Universidad Alberto Hurtado, 16 Octubre 2014.
13 Sin perjuicio de que el magíster de la UDP no es propiamente disciplinar.

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Tabla 5. Revistas académicas de ciencia política y relaciones internacionales

Nombre Dependencia Institucional Periodicidad Ppales. índices y bases de datos Fundación Referato
Revista de Ciencia Política Instituto de Ciencia Política, PUC Trimestral ISI, SciELO, IPSA, Red ALyC. 1979 Doble ciego
Polis CISPO, U. de Los Lagos Trimestral Scielo, DOAJ, revues.org 2001 Doble ciego
Instituto Est. Internacionales, U. Scielo, Dialnet, CLASE, Redalyc,
Si Somos Americanos Semestral 1998 Doble ciego
Arturo Prat SICAPES, ROAD
Latindex, Dialnet, Rebiun, CLASE,
Revista Chilena de Derecho y
Escuela de Derecho, U.C. Temuco Trimestral Fama, DOAJ, CAPES, EZB, 2010 Doble ciego
Ciencia Política
Academic Journal Database.
Estudios Internacionales IEI, U. de Chile Trimestral Scielo, Dialnet, Periodical, Gale 1967 Doble ciego
Depto de C. Pol y RRII, U. Alberto Latindex, CLASE, Dialnet,
Encrucijada Americana Semestral 2007 Ciego
Hurtado e-revistas
Latindex, Actualidad
Fac Ci Pol y Admin. Pública, U. Iberoamericana, DOAJ, CLASE,
Enfoques Semestral 2003 Doble ciego
Central Dialnet, EBSCO, HAPI, Proquest,
Redalyc, SAGE
Latindex, Dialnet, e-revistas,
Revista Pléyade CAIP Semestral 2008 Doble ciego
CLASE
Latindex, Clase, Handbook of Latin
Estudios Públicos Centro de Estudios Públicos Trimestral American Studies, HAPI, IPSA, 1980 Doble ciego
PAIS.
Latindex, REDALYC, Pais
Política INAP, U. de Chile Semestral 1982 Doble ciego
International, Ulrich´s
Estudios de Seguridad y Defensa ANEPE Semestral s/i 2013 Doble ciego
Política y Estrategia ANEPE Semestral Latindex, CLASE 1975 s/i
Revista de Estudios Políticos y Fac. Administración y Economía, Semestral Latindex, EBSCO, Dialnet 2013 Doble ciego
Estratégicos UTEM
Fuente: elaboración propia con datos disponibles en sitios web de las revistas.

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?
CLAUDIA HEISS

A pesar de los avances en autonomía disciplinar, varias universidades mantienen una


estrecha vinculación con otras áreas de estudio, como se observa en su dependencia
institucional y plantas docentes. La oferta de pregrado se ha mantenido relativamente
estable, con tres carreras nuevas: USACH y UAH (2007) y UCT (2008) y dos desaparecidas:
UTEM y Universidad de las Américas. Los programas de magíster son 10, incluido uno
nuevo de la UDP (2013).
Persiste la poca transparencia pública respecto del tipo de adscripción de las y los
docentes a los programas de pre y posgrado, lo que plantea un desafío importante con
miras a permitir que futuros estudiantes tengan la información necesaria al momento
de postular. Aquellos programas con más profesores externos suelen repetir nombres,
debido a que sus docentes hacen clases en varias universidades. La composición de género
de la planta académica no muestra una variación sustantiva; el promedio se mantiene
levemente sobre el 20%, aunque la mayor parte de los programas tiene alrededor de un
tercio de académicas. Hay dos programas que cuentan con solo una mujer cada uno.
La mayor parte de las publicaciones informadas en los sitios web de los programas
académicos son artículos de revistas especializadas, seguido por capítulos de libro y libros.
La institución que acumula la mayor cantidad de artículos ISI desde 2010 es la PUC (36),
seguida de la UDP (34). Bastante más atrás se encuentran UDD (9), Universidad de Chile
(9 entre INAP e IEI) y UAH (4). Por otro lado, la UDP supera a las otras instituciones
en volumen total de publicaciones: 110 entre 2010 y 2014.
Los concursos FONDECYT Regular e Iniciación son la principal fuente de financiamiento
de proyectos individuales de investigación, los que compiten con proyectos de otras 14
subáreas del Derecho en el grupo “Ciencias jurídicas, estudios internacionales y ciencia
política”. Un análisis de los proyectos postulados y adjudicados desde 2005 muestra que
mientras más proyectos postulan, más son adjudicados. A partir de 2011 se observa un
incremento de los proyectos adjudicados tanto de la disciplina como del grupo.
En contra de una creencia difundida, la postulación de Regulares en la disciplina no ha
aumentado en forma significativa en la última década; sí han aumentado, en cambio,
los Iniciación. Eso significa que deberíamos esperar un incremento de postulaciones a
Regulares en el futuro, puesto que solo se puede concursar en Iniciación una vez, al
comienzo de la carrera.
Mientras la ciencia política aporta sistemáticamente una parte más grande del total de
proyectos postulados que el promedio del grupo, casi todos los años se adjudica alrededor
de 10% menos que el promedio. Alrededor de 20% de los Regulares adjudicados desde
2005 en la disciplina tiene a una mujer como investigadora principal. La cifra muestra
continuidad con la década anterior. Si hay alguna razón de optimismo respecto de avanzar
hacia la paridad, ella se encuentra en los Iniciación, donde los últimos años muestran
un aumento significativo de las investigadoras. Las instituciones patrocinantes que
concentran la mayor cantidad de proyectos FONDECYT desde 2005 son la Universidad
de Chile (15), PUC (15) y UDP (11).
Por último, se verifica un avance hacia la indexación de las 13 revistas de la disciplina.
Cuatro son ya Scielo y una ISI.

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CIENCIA POLÍTICA EN CHILE: ¿UNA DISCIPLINA CONSOLIDADA?

Estos desarrollos apuntan a una estabilización de la oferta de pregrado y un importante


desarrollo de la investigación y las publicaciones. El surgimiento de los primeros
doctorados y la indexación de varias revistas nacionales podrían contribuir a dejar el
excesivo énfasis en docencia que marcó el “boom” de comienzos del milenio y a recuperar
un debate intelectual como el que vio nacer a la disciplina en los años 60. Está por
verse si los avances en la oferta de programas académicos, proyectos de investigación
y publicaciones quedarán circunscritos a unas pocas universidades donde la disciplina
ya parece consolidada o se extenderá este fenómeno hacia otras instituciones, incluidas
las de regiones. El fortalecimiento de la Asociación Chilena de Ciencia Política podría
ayudar a una consolidación más amplia y plural de la ciencia política en el país.

REFERENCIAS

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desde el sur”. Revista de Ciencia Política 25 (1): 3-15.
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histórica”. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales 20 (61): 105-133.
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Trabajo. Buenos Aires: CLACSO.
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Política 25 (1): 56-75.
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y tendencias”. Revista de Ciencia Política 25 (1): 16-39.
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Asociación Chilena de Ciencia Política en el XI Congreso Chileno de Ciencia Política, Universidad
Alberto Hurtado, Santiago.
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de su docencia”. Estudios Sociales 116 (2): 25-52.
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editado por D. Nohlen, 171-176. México: Porrúa/El Colegio de Veracruz.
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exploratorio (1980-2000)”. Revista de Ciencia Política 25 (1): 40-55.
Viacava, José. 2012. “La Ciencia Política en Chile: una carrera en expansión y transformación”. Política
50 (1): 93-110.
www.conicyt.cl

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CLAUDIA HEISS

Claudia Heiss es doctora en ciencia política por la New School for Social Research, es profesora
asistente del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile e investigadora asociada
del Centro para la Conflictividad y Cohesión Social COES. Ha publicado, entre otros, en la revista
Latin American Politics and Society. Actualmente investiga sobre los estados de excepción y el
constitucionalismo latinoamericano.
E-mail: cheiss@iap.uchile.cl.

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