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LA RESPONSABILIDAD DE LA FAMILIA EN LA VIDA

ESPIRITUAL.
Según la biblia la familia es:
1. El hogar fue fundado por Dios. Fue su propia idea.
2. Debe ser una relación única. El Génesis establece que el hombre dejará padre y madre
y se unirá a su mujer para ser una sola carne.
Muchos de los problemas en las relaciones matrimoniales son por la no desvinculación,
relación e influencia de los padres en la nueva relación.

¿Cómo y cuándo enseñar responsabilidad?


Inculcar en los niños el valor de la responsabilidad es darles el mejor regalo de parte de
sus padres y educadores. Esta virtud les dará la capacidad de cuidar de sí mismos y ser
adultos responsables en su vida futura.

Pero muchos padres se preguntarán: ¿Qué edad debe tener un niño para empezar a educar
su sentido de la responsabilidad? La respuesta es: lo más pronto posible. En cuanto un
bebé empieza a gatear, a manipular objetos pequeños y a entender cosas sencillas del
lenguaje hablado, se le debe enseñar a que recoja sus juguetes o a que no toque ciertos
adornos de la casa.

Prepárelos para la vida en el cielo

Para los padres de familia es un gran orgullo cuando los hijos alcanzan sus metas
educativas. Pero muchos, por ese afán, olvidan instruir a sus pequeños para que alcancen
las metas espirituales. Cursar estudios superiores, como la universidad, puede abrirles
posibilidades a un buen trabajo que les genere excelentes ingresos económicos para llevar
una vida cómoda en este mundo.

Pero, ¿está cumpliendo la responsabilidad de prepararlos para la vida


espiritual? Los profesores en la escuela no son responsables de enseñarle a sus hijos la
voluntad de Dios, Las personas designadas para educar espiritualmente a los niños
son el padre y la madre.

Versículo (Deuteronomio 6.6-9). El hogar debía ser la escuela y los padres eran los
maestros.
“Y estas palabras que yo te man-do hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus
hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y
cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales
entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Pero, ¿qué sucede con la conversión y formación espiritual de nuestros hijos?. A la


inversa de la formación secular, Dios exige a las generaciones anteriores o mayores una
vida de plena comunión con El y una madurez espiritual previa a la de sus hijos. En
nuestro tiempo estamos acostumbrados a delegar en la iglesia toda la responsabilidad de
la educación cristiana de nuestros hijos cuando son pequeños, privilegio y responsabilidad
que en primer lugar nos toca a nosotros los padres.
Podemos acotar aquí que muchos padres se sorprenden de que, al llegar a la adolescencia,
sus hijos dejen de congregarse o de asistir a las actividades propias de su edad en la
iglesia; generalmente esto ocurre con aquellos hijos que sus padres no se ocuparon de su
formación espiritual y solo se limitaron a “enviarlos” pero nunca llevarlos o acompañarlos
a la casa de Dios.

El Señor nos habla en el libro de Deuteronomio sobre la vida de santidad que su pueblo
debe llevar – Deut. 7:6 y 9 -. El Señor entrega una serie de advertencias y exhortaciones
hasta el cap. 11. En este último se describe el rol de los padres, quizá sobre los hijos
mayores también, y se enfatiza en la formación espiritual de los hijos pequeños, c

Primeramente, Dios habla a los padres acerca de sus propias vidas espirituales (vs.1-2 y
7) pues son ellos y no sus hijos los que han vivido la experiencia del poder de Dios, y les
ordena (nos ordena hoy también) vivir primeramente nosotros la Palabra (v.18),
poniéndola:

1. “en el corazón”: (Sal.111:11) A fin de que nuestros sentimientos estén


impregnados de la voluntad de Dios. Esto nos habla de dominio propio.
2. “en el alma” (o mente): (Sal. 119:34) Para que nuestras decisiones en la vida
estén guiadas por la Palabra.
3. atándola como señal en vuestra mano”: Que todo lo que hagamos este
encuadrado dentro de la Palabra de Dios. (1ra. Cor. 10:31-33 y Col. 3:17 y 23)
4. “y serán por frontales entre vuestros ojos”: Que los proyectos y objetivos,
mediatos e inmediatos, de nuestra vida estén de acuerdo a la voluntad de Dios.

Permítales aprender la palabra de Dios


En el hogar. Claro que a un pequeño no le enseñará como a un adulto. Los hijos deben
escuchar sobre la creación, la desobediencia de Adán y Eva, el diluvio, la fe de Abraham,
etc. Pero al contar estas historias muéstreles porqué Dios recompensó o castigó en
determinado momento una acción o actitud. Extraiga de los relatos las lecciones de amor,
obediencia, compasión o fidelidad, y enséñeles cómo siguen vigentes para nuestra época.
Esta obra no la podrá realizar si usted no conoce la Escritura. Si los padres no tienen
interés por estudiar la palabra de Dios, ¿qué se podrá esperar de los hijos? Uno de los
ejemplos más distinguidos del Nuevo Testamento es el caso de Timoteo, quien era hijo
de un padre griego, pero su madre y abuela eran hebreas y ellas se encargaron de instruirlo
en el conocimiento de Dios (2 Timoteo 1.5; 3.15).
Reflexión:
En el tiempo del profeta Oseas Dios dijo: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó
conocimiento” (4.6). Pocos padres leen y estudian la Escritura. Po-cos hijos de hogares
cristianos son instruidos en la palabra de Dios por sus progenitores. Muchos jóvenes en
la iglesia tienen grandes vacíos respecto a la Biblia. ¿Qué podemos esperar de los futuros
líderes de la iglesia? ¿Podrán los niños de hoy elegir el camino de Dios al llegar a la
adolescencia? ¿Tendrán el conocimiento suficiente como para entregar su vida al
servicio de Cristo?

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