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Mary Louise Pratt


'tI~idad ~iM S¡"'o,~
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Ojos imperiales
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Literatura de viajes y transculturación

UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES


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Rector
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Ing. Julio M. Yillar

Vicerrector

UNIVERSIDAD NACIONAL DE OUILMES


Lic. Ernesto Villanueva
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Intersecciones ,Índice
Colección dirigida por Carlos Altamirano

Traducción: Ofelia Castillo

Lista de ilustraciones • . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . 9
Diseño de portada: Sebastián KWdniew
Realización: Silva.na Ferraro Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

1. Introducci6n: la crítica en la zona de contacto. . '. . . . . . . . . . . . . 17

PARTE 1: CIENCIA y SENTIMIENTO, 1750~ 1800

2. Ciencia, conciencia planetaria, interiores . . . . . . . . . . • . . . . . . . 37


3. Narrando laanticonqUista...................... ...... . 75
Título origiIlal: 4. AnticonqUista II: la mística de la reciprocidad . . . . . . . . . . . . . .. 127
·lmperial Eye5. Travel Writing and Transcu1turation 5. Eros y abolición. . . . . . . . . . • . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 157

© Routledge. 1992 PARTE II: LA REINVENCIÓN DE AMÉRICA, 1800~ 1850


© Universidad Nacional de Quilmes. 1997
Roque Sáenz Peña 180, Bernal (1876) Buenos Aires
6. Alexandervon Humboldt y la reinvención de América. . . . •. . . 197
7. La reinvenci6n de América 11: la vanguardia capitalista
ISBN: 987~9173~1l~2

y las exploradoras sociales.. . . • .. . . . • . .. . .... . .. .. . .. . • 253,


Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

"
la manera en que sabe que los agrónomos lo conocían? ¿Está acaso esa
mujer reproduciendo un mito nacional peruano? Producto de la zona Capítulo 7
de contacto, tal vez la arpillera haga aquello a lo que en el Capítulo 1 La reinvención de América II: la vanguardia
llamé gesto autoetnográfico, transculturaci6n de elementos de los dis; capitalista y las exploradoras sociales
cursos metropolitanos para crear autoafirmaciones destinadas ..a su re,
cepci6n en la metrópoli~ ~n tales'representaciones autoetnográficas,
los sujetos dominados participan, y quieren participar, en las cons;
. trucciones de la metrópoli de aquellos a quienes domina. En esta
"danza de los espejos", como la llama Taussig, la América de Hum,
boldt sigue siendo uno de esos espejos.

Ptolegómena .

Los historiadores de la regi6n andina relatan que desde los tiempos de


Sir Walter Raleigh se ha mantenido entre la nobleza andina una pre;
dicción: que los ingleses llegarían a América del Sur para restaurar la
dinastía inca. 1 Cuando esta profecía apareci6 impresa en 1723, en el
pr610go a una nueva edición de Comentarios reales de los Incas, del In;
ca Garcilaso de la Vega, el libro fue prohibido por las autoridades co;
loniales, debido a sus posibles efectos insurreccionales sobre las élites
nativas. El hecho de que en el siglo XVIII un libro escrito en castellano
(citando una profecía escrita en latín) pudiera ser considerado como
una posible fuente de agitación de la nobleza inca en el Cuzco indica
no sólo hasta qué punto la élite nativa había mantenido una identi,
dad como casta enemiga, sino también el alcance de su conexión con
las instituciones culturales de los conquist~dores. Más de 250 años
después de la conquista, los miembros de esa élite se habían adaptado
al gobierno español, formalizando matrimonios con los españoles co; }

1 John Rowe, "Movimiento nacional Inca", Revista Universitaria de Cuzco, NQ 107,


1955, p. 12. Citado por Teresa Gisbert, Iconografia"1 mitos indfgenas en el arte, La Paz,
Gisbert & Co., 1980, p. 204.
"

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253
lonialistas y compartiendo los frutos de la explotación colonial, y ha, .g.$~oS¡¡¡
bían mantenido identidades y aspiraciones políticas indepe'ndientes. S::o,,",:o:ICI)
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Cuando por fin llegaron los ingleses, un siglo más tarde, la élite' in, ...... ~~
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dígena ya no existía como 'formación social o fuerza política. Durante -0.-
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el siglo XVIII su poder había sido quebrado: primero, por la ola de re' ~.:a<c
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presión que siguió a la rebelión dj':'! 1781; y después, por las fuerzas re' ~~~gE
publicanas que triunfaron en la lucha por la independencia. Sin
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embargo, hasta el final de las guerras de la independencia, el general .::1 S::Ü ....
•r iridependentista José de San Martín, cuya madre pertenecía a la no' t 'o ~ ~
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bleza indígena, * había luchado por la restauración de la monarquía <;) ~ s:: .- o


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incaica como el único camino posible a la independencia de España. ~~~r.fi,§


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En el texto que sigue San Martín hace una breve aparición como fu, ¡: .... \l)~CI)
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gitivo en el hogar de una viajera inglesa que entendía muy poco de la '",s:: ~O"'o
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notable historia que estaba detrás de sus peculiares aspiraciones. Qui, > "O ,~ u "O
zás ella nunca hubiera visto los retratos andinos de las trece cabezas ¿..sOoS 8.
de la dinastía incaica (véase Ilustraci6n 26), o las versiones más nue, 1·~ § ~ §
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vas, en las que el mismo San Martín aparecía con vestimenta incaica.2 o~ ......- .9
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Después de la independencia, la dinastía inca sigui6 siendo tema prefe, >- >- ;:l iS re,
rido de los pintores del Cuzco, y los cuadros en serie que la represen' 0:I..s :cl 0...2
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ingleses que fmalmente llegaron, uno o dos siglos más tarde.' "O QJ 0:1 [ ';:1
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Pisándole los talones a Humboldt, una multitud de viajeros europeos .- '" 'o
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bajó a América del Sur. Hombres,tmujeres, científicos) '!:\oldado~esp,e,. /s:: > ti 0._ «1
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* Dato que contradice lo sostenido por la historiografía oficial, que siempre .!:! ~ <c 8'" «1 ,9
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atribuyó un origen español a ambos padres. Gregoria Matorras, la madre, era oriunda g ¡:r.¡ 0:1 '"
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de Castilla la Vieja. Véase, por ejemplo, Ricardo Rojas, El santo de la espada, Buenos ,~co fj ~ 0:1 s::
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Aires, Guillermo Kraft, 1961 (N. de la E.). ~-:-9-"O
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2 Para un comentario detallado de esta tradici6n pictórica, véase Gisbert. op. cit.,
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p.132. •
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255
de las décadas de 1810 y 1820 estaba compuesta principalmente por.
culadores, a todos les resultaba fascinante estar allí. En 1825 W. B. británicos, quienes viajaban y escribían como exploradores de avanza~
Stevenson apenas si exageraba cuando afinn6, "sin la menor exagera~ da del capital europeo. Ingenieros, mineralogistas, criadores, agr6no~
ci6n", que aunque las tierras de América del Sur "fueron descubiertas mas, militares, con frecuencia estos viajeros de cOJl'!.ienrosdel siglo
en el siglo XVI, pennanecieron casi desconocidas hasta comienzos del XIX eran enviados al "nuevo continente" por 'compañías de inversores
XIX".3 Veinte años antes, John Mawe ~uien, como él mismo lo ex~ europeos, como expertos en la búsqueda de recursos explotables, con~
presa, fue "inducido a emprender un viaje de experimentaci6n comer~ tactos y contratos con las élites locales, infonnaci6n sobre potenciales
cial, de escala limitada, al Río de la Plata"- había sido mandado a emprendimientos, condiciones de trabajo de la mano de obra, trans~
prisi6n inmediatamente después de su arribo, y s610 conoci6 el inte~ porte, posibilidades del mercado, etc. Excepto en "casos aislados", dice
rior como prisionero." . el historiador argentino Noé Jitrik,
Hacia la década de 1820, las revoluciones sudamericanas, en las
que Gran Bretaña y Francia fueron actores militar y econ6micamente se sintieron impulsados a visitarnos debido a una fuerte curiosidad
importantes, se habían convertido en fuente de enonneinterés para mercantil, instrumentos, a veces· fitv'olúniarios [...] de la incansable
Europa, haciendo que, como dijo Stenvenson, para los viajeros "dedi~ expansión económica europea que, desde fines del siglo XVllI, V· aun
carse a escribir fuera un deber imperioso".5 Por otra parte, eran precisa~ antes, combinó conocimiento con implantación, interés científico
con necesidad de dominación concreta, humanismo con producción
mente las revoluciones las que hacían posibles los viajes, y las
oportunidades comerciales que abrían crearon un impulso que rivaliza~ V mercados. 7
ba incluso con las pasiones científica y estética de Humboldt. Como Este capítulo trata de la reinvenci6n de América que se .produjo en los
otros comentaristas han observado,61a ola de viajeros sudamericanos escritos de esos viajeros; y no en los de Alexander van Humboldt ni en
los de los criollos mismos. Trata también del género, porque esta oleada
;;'3 W. B. Stevenson, An Histoncal and Descriptive Narrative af 20 Years Residence in de viajeros~escritores incluyó a algunas mujeres europeas, que figuran
Somh America, 3 vols., Londres, Hum, Robinson and Co., 1825, vol. 1, p. vii. Ste­ . entre las primeras qué fueron tomadas seriamente en la categoría.
venson fue acusado de ser un espía inglés, lo que posiblemente era, y pasó varios me­
.Hacia fines del siglo XVIll los sectores comerciales de Gran Bretaña y
ses de su visita en prisión.
" ]ohn Mawe, Travels in the Interior of Brazil, particula.rly in the Gold and Diamond
Francia no escondían sus intenciones respecto de la América hispana.
Districts..., Filadelfia, M. Carey, 1816, Introducción. Mawe escribió también The Lin· Gran Bretaña invadi6sin éxito el virreinato del Río de la Plata en
nean System afConchology (1823) y un tratado sobre piedras preciosas. 1806 y en 1807; y por otra parte, siempre tuvo un gran interés en el de;
5 Stevenson, op. cit., vol. 1, p. viii. senlace de las luchas contra España. Tampoco las élit~s hispanoameri~
6 Véase, por ejemplo, lean Franco, "Un viaje poco romántico: Viajeros británicos canas ocultaban sus expectativas de entablar relaciones provechosas
con Europa del Norte. Los líderes criollos habían peregrinado regu1ar~
hacia Sudamérica, 1818-28", Escritura N2 7,1979 (Caracas), pp. 129-142; Noé Jitrik,
Los viajeros, Serie "Los Argentinos", Buenos Aires; Editorial Jorge Álvarez, 1969; Mi­
chael J. Taussig, "On the Indian's Back: The Moral Topography of the Andes and its mente a Londres y París en busca de apoyo para sus proyectos. Fue en
Conquest", en Shamanism, Colonialism and the Wild Man, Chicaco, Chicago UP, 1987;
y Kristine L. Jones, "Nineteenth Century British Travel Accounts of Árgendna".
Ethnohistory, edición especial sobre literatura de viajes, etnografía y etnohistoria, vol. 7 Jitrik. op. cit., p. 13 (la traducción es mía).
33, NQ 2, 1986, pp. 195-211.

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ese contexto que Simón Bolívar conoció en 1808 a Alexander van brecidas por años de guerra y descuido, las dificultades logísticas y
Humboldt, por ejemplo. Cuando después de 1810 se desencadenaron tecnológicas del comercio y la industria resultaron ser mucho mayo,
seriamente las revoluciones hispanoamericanas, hubo oficiales ingleses res que lo previsto. Muchos relatos de viajes del período, como el de
que, desempeñándose como mercenarios, tuvieron gran influencia en Francis Bond Head, Rough Notes of some Journeys across the Pampas
las luchas militares contra España, como también en los conflictos in, and in the Andes (1826) y el de Joseph Andrews, Journey from Buenos
ternos que siguieron. Con ellos arribaron míles de soldados y marinos Ayres to Chile (1827), fueron escritos por enviados de las asociacio,
británicos. Una Legión británica luchó a favor de Bolívar. Y no faltaron nes mineras británicas, mandados a investigar las razones del fracaso
hombres de negocios europeos que, como Jo1m Miers y Jo1m Robertson de sus prematuras esperanzas. En efecto, hacia 1830, con excepción
en Chile, proporcionaran (no siempre entusiastamente) permanente de la industria del empréstito y 'la industria ganadera argentina, el
ayuda financiera para la causa republicana. Desde 1817 en adelante, un inicial auge de inversiones británicas estaba en franco retroceso. La
irlandés llamado Daniel O'Leary fue la mano derecha de Bolívar. penetración económica europea habría de recuperar con creces su im,
Hacia mediados de la década de 1820, se formaban en muchas ca' pulso en la segunda mitad del siglo. Desde fines de la década de 1850
pitales sudamericanas pequeñas comunidades de europeos expatria' en adelante, fluyó hacia América del Sur capital europeo y particular,
dos, y se abrían de par en par las puertas a toda clase de aventuras mente británico, en forma de préstamos para construir ferrocarriles y
económicas. La minería era una obsesión, especialmente para los in, carreteras, modernizar puertos y minas y desarrollar nuevas industrias,
versionistas británicos durante las décadas de 1810 y 1820. El colapso como la de los nitratos en el Perú y la producción de granos en la Ar,
del dominio español había dejado en ruinas las minas más famosas de gentina y Chile. Hacia 1890, diversos países, incluyendo a los tres
América. Recuperarlas requería mucho capital y gran pericia tecnoló, mencionados; habían generado una total dependencia económica de
gica, y las colonias carecían de ambas cosas. Entonces llegaron gUsto' Gran Bretaña, o más bien de los inversores de la Bolsa británica.
sos los extranjeros; de la noche a la mañana florecieron en la Bolsa de Esta trayectoria neocolonial es representada y dada por sentada por
Londres compa;ñías de inversión en minería, dispuestas a hacerse ricas muchos viajeros'escritores que visitaron Hispanoamérica después de
rápidamente. En una carta escrita en 1826, Simón Bolívar refirmó las la independencia. Yo los llamo "la vanguardia capitalista". Lejos de
grandes esperanzas que había depositado en Grari Bretaña, "esa seña, mistificar los designios expahsionistas europeos, la vanguardia capita,
ra del universo". "Si puede usted procurar una alianza con ella", le eS' lista tendió a tematizarlos; en realidad, a consagrarlos. Joseph An,
cribía a su aliado, el general Santander, "tenga la certeza de que drews dedicó sus Travels de 1827 al Ministro de Hacienda británico,
nuestra felicidad futura está asegurada. liS , "por el talento político y la visión de futuro que abrió para Gran Bre,
No lo estaba, y tampoco la de los inveq;ores británicos, al mt;nos taña las grandes ventajas comerciales de los estados sudamericanos re'
no en el corto plazo. En las nuevas repúblicas, destrozadas y empo' cientemente emancipados"j9 W. B. Stevenson dedicó su relato de
viajes al mercenario inglés Lord Cochrane, "por los importantes servi, ,

8 Carta a Santander, 1826, citada en John Lynch, The Spanish American Reoofu.
tii:m.s 1800,1826, Nueva York, W. W. Norton (2 11 ·edici6n), p. 343. [Sim6n Bolívar, 9 Captain Joseph Andrews, Journey from Buenos Aires... to Santiago de Chili and
Doctrina. del Libertador, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1979, p. 218.1 Coquimbo in the lears 1825,26, Londres, John Murray, 1827, p: i.

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258 259
cios prestados a la Emancipación Sudamericana y a los intereses co, da por una retórica de cOIlquista Y realización orientada hacia objetivos
merciales de Gran Bretaña". 10 ,
determinados. En muchos aspectos, ~l itinerario mismo se convierte en
Hubo en partiéular un itinerario que se convirtió en paradigma he, ocasión propicia para elaborar- un buen relato, en el cual el viaje es un
roico canónico para el viaje sudamericano del hombre inglés: desem, triunfo por derecho propio. Se conquistaban emplazamientos; no rei,
barcar en el puerto de Buenos Aires, seguir por tierra a través de las nos; no se superaban problemas militares sino logísticos. Los viajeros li,
pampas argentinas, cruzar la Cordillera de los Andes y, del otro lado, bran una desigual batalla contra la escasez, la ineficiencia, la pereza, las
visitar las capitales de Chile y Perú. Luego de este periplo lo habitual incomodidades, los malos caballos y los pésimos caminos, ~l mal tiem­
era volver a Europa en barco. Era una senda antigua, en gran parte po, las demoras. Por cierto, en esta literatura la sociedad hispanoameri­
construida sobre las vías incaicas y preincaicas. Ese camino había sido cana es codificada como un conjunto de obstáculos logísticos para el
muy transitado durante el período del gobierno colonial español, avance de los europeos. Las cuestiones de este tipo rara vez fueron tema
cuando las restricciones impuestas por España impedían la comunica, para Humboldt; y mucho' menos adquirieron dimensiones heroicas. Pe­
ción directa entre ese país y Buenos Aires. Las mercaderías y las car, ro para la vanguardia capitalista, llegaron a ser una suerte de obsesión,
tas dirigidas a la Argentina tenían que ser enviadas a Lima y luego la del viaje como alegoría del ansia de progreso. Abundan, por ejemplo,
transport~das por tierra hacia las regiones sudorientales del continen, los registros temporales, como en John Miers:
te. Este penoso recorrido terrestre desde Lima a Buenos Aires consti,
tuye el tema del más famoso libro de viajes escrito dentro de la Pasados 13 días, sólo habíamos recorrido 180 leguas, un promedio de .
América española colonial, irónicamente titulado Lazan110 de ciegos ca,.. 14 leguaS diarias, en vez de las 25 que habíamos esperado hacer. Una
minantes (1771). En un proyecto nuevo pero igualmente imperial, la vez que entramos de lleno en la ruta del correo, ya no me sentí dis,
vanguardia capitalista hacía el mismo viaje a la inversa, apoyándose puesto a admitir tan fácilmente las excusas por las demoras que los
en la misma infraestructura que habían usado los españoles. Después peones presentaban constantemente. 11
de la independencia, Buenos Aires y sus alrededores rápidamente
superaron a Lima como punto de entrada y centro de la actividad em, El señor Miers estaba muy apurado, lo que era comprensible, porque
presaria transatlántica, que después fluyó hacia el oeste, tal como lo cruzaba los Andes acompañado por su esposa, que estaba a punto de
estaba haciendo en Norteamérica. dar a luz. Y dio a luz, sobre el suelo de un puesto de correos; y se hizo
A diferencia de los exploradores y naturalistas, estos viajeros de la famosa, como Mme. Godin, por un relato que nunca escribió.
década de 1820 no describían realidades que dieran por nuevas; no se .Como era de esperar, la naturaleza virgen tenía bastante menos in,
presentaban como descubridores de un mundo primigenio; los trozos de terés para estos aventureros económicos que el que había tenido para
naturaleza que. recogían eran muestras de materias primas, no muestras Humboldt y sus discípulos. Y sin duda no p~seía ni una pizca del valor
del designio cósmico de la Naturaleza. En sus escritos, la contemplativa estético intrínseco que Humboldt le asignaba. Como Jean Franco lo
yestetizante retórica del descubrimiento es frecuentemente reemplaZa, analizó, estos viajeros,escritores solían adoptar en sus escritos una

11 John Miers, Tratlels in Chile and La Plata, Londres, Baldwin, Cardock y Joy,
10 Stevenson, op. cit., voL 1, p. i. ' 1826, vol. 1, p. 91. Miers fue también autor de un tratado de botánica.

261
las que ya habíamos atravesado;'. Yen 1828 Charles Brand encontró
posturá conscientemente antiestetícista, introduciendo una retórica
pragmática y economicista que no compartía ni el esteticismo ni la que la pampa agentina era "árida e inhóspita"; pero el espectáculo del
tolerancia de Humboldt y sus seguidores más refinados. En 1815 JOM trabajo de los indígenas le proporcionó cierta satisfacción estética.
"Fue hermoso", comenta en una ocasión en que dos caravanas de mu,
Mawe se confesó totalmente incapaz de describir el "silvestre y ro'
mántico" paisaje de las vastas llanuras de la zona del Plata, y se con' 1as se encontraron en un sendero, "ver como',' 1os peones mantenlan
' su
propia tropilla separada de la otra."15 En cuanto a Charles Cochrane,
formó con proferir el siguiente comentario: "¡Qué escenario para un
agricultor emprendedor! Actualmente todo está abandonado".12 En que se encontraba en Colombia investigando el potencial de las mí,
nas y la pesca de perlas', describió el paisaje americano como una má,
agudo contraste con la visión de Humboldt, en esta literatura la natu,
quina dormida que esperaba ser puesta en acción.
raleza no explotada es vista como molesta o fea; y su estado primal es
considerado una falta de espíritu emprendedor. La negación se con'
En ese país existen todas las'facilidades para el espíritu de empresa y
virtió en la piedra de toque de una estética negativa que legitimaba el
todo augura éxito: sólo hace falta que el hombre ponga en acción la
intervencionismo europeo. l3 Probablemente influido por las descrip' maquinaria, que ahora está inactiva pero que, con capital y diligen,
ciones estéticas de Humboldt, en 1825 Robert Proctor expresó su de' cia, rendiría algún provecho y hasta, en última instancia, riquezas. 16
cepción ante la vista que contempló desde la Cordillera de los Andes,
codificándola claramente en términos de dinero y dominio: Evidentemente, en este texto la palabra "hombre" no se refiere a los
habitantes de la región en ese momento. Para el francés Gaspar Mo·
Aun aceptando cierta exagernción poética, yo pensé, basándome en llien (Travels in the Republic of Colombia, 1824), la naturaleza virgen
los relatos de otros viajeros, que desde aquí mí vista se extendería has,
era aburrida o indescifrable. En el pasaje que sigue, se textualiza el
ta divisar Chile, país considerado el más rico del planeta, extendido a
nuestros pies como un mapa, recompensando así nuestras fatigas con b6sque como un sitio no de densidad sino de ausencia de significa,
la grandiosidad y exuberancia de sus posibilidades.l 4 ción. La belleza se encuentra, en cambio, en paisajes domesticados,
parecidos a los de su Francia natal:
Tenía, en cambio, frente a sí "enormes montañas negras, que se
amontonaban sin orden alguno y parecían más áridas y salvajes que Después de atrevesar un bosque muy espeso, seguimos subiendo cons,
tantemente, hasta que arribamos a un sitio desde el cual surgió ante
nuestros ojos una vista verdaderamente magnífica: la provincia de Ma­
12 Mawe, Travels, op. cit., p. 12l. raquita yacía íntegra ante nosotros. Desde el lugar en que nos encon,
13 Esta estética negativa no naci6 con la vanguardia capitalista. Se la encuentra,
por ejemplo, en los eseritos dé conien&ri8~españoies-del siglo XVIII, especialmente
.
trábamos, sus montañas parecían insignificantes montículos, pero
~

los críticos de la política colonial. Entre ellos se destacaron los antiguos compañeros
de La Condamine, Antonio de Ulloa y Jorge Juan, quienes además de sus trábajospú­
IS Teniente Charles Brand, Joumal of aVoyage to Peru: A Passage Across the Cordi·
blicos habían. producido una crítica privada, las Noticias secretas de América. 'Este tra­
llera of the Andes in the Winter of 1827... Londres, Henry Colbum, 1828, p. 57.
bajo se conoci6en lengua inglesa redénen 1807 y.caUSÓsensaci6n. .
16 Capitán .charles Stuart Cochrane, Joumalof a Residence and Travels in Colom­
14 RobertProctor, Narrativeof aJoumeyacróS5 the Cordillera olthe And,es and of a
Residence in Urna, Londres, Arehibald Constable, 1825, p.. 79. . . ..' bia during rhe years 1823 24,2 vols., Londres, Henry Colbllm, vol. 1, p. vii.'
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263
262
podíamos divisar las blancas casas de Maraquita. Mucho más cerca de La sociedad hispanoamericana ocupaba sólo los márgenes de los escri,
nosotros se extendía el pueblo de Honda, cuyas murallas baña el río toS de viaje de Humboldt, pero era parte importante de la versión de
Magdalena, cuyas verdeantes riberas otorgan peculiar belleza al paisaje
América ofrecida por la vanguardia capitalista. Con frecuencia. las éli,
circundante. Podríamos haber supuesto que era el Sena atravesando las
tes son elogiadas por su hospitalidad, su forma aristocrática de vida y
fértiles praderas de la Normandía. Esta hennosa visión se desvaneció
muy pronto, sin embargo, cuando volví a internanne en el bosque.17 su valoración de los europeos. Sin embargo, la sociedad hispanoameri,
cana en su conjunto es permanentemente acusada de atraso, indolen­
La descripción termina, no empieza, con la selva virgen. El exotismo,
cia y, sobre todo, de "incapacidad" para explotar los recursos naturales.
el punto de vista del espectador y la actitud estetizantede Humboldt
La antiestética de la negación se aplica al mundo social americano
y sus seguidores han desaparecido totalmente. Los trabajos de Hum,
tanto como a su paisaje. "Si bien la naturaleza ha sido pr6diga en ben­
fueron blanco de críticas específicas. Stevenson dijo de ellos:
diciones", dijo John Mawe,"los habitantes se han mostrado negligen­
. son "demasiado científicos y contienen pocos detalles que los hagan tes para mejorarla.,,20 Mollien señala: "Gran parte de las tierras están
aptos para un estudio minucioso".lB (Al parecer, los detalles que fal, sin cultivar; sin embargo, podrían producir buenas cosechas si los ha­
tan en Hu,.!Ilboldt son los logísticos, los que infonnan a los potenciales bitantes fueran menos indiferentes. No hay estímulo que los haga sa­
visitantes sobre cuestiones prácticas.) En los escritos de la vanguardia lir de sus indolentes hábitos y de su rutina habitual".21 Según John
capitalista lo edénico ypastoril es reemplazado por una visi6n moder, Miers, "la gente de las aldeas, aunque viven en el más fértil de los te­
nizante y codiciosa, muy bien ejemplificada por un tropo que podría, rrenos. y no tienen nada que hacer, jamás cultivan ni una pequeña
mos llamar "ensoñaci6n industrial". He aquí la visi6n que en 1827 parcela".22 El paradigma extractivo y maximizador del capitalismo se
tuvo de los Andes un ingeniero de minas: '. da por sentado, y las formaS de vida de subsistencia y ~o acumulativas
permanecen en la oscuridad y el misterio.
Contemplando la cadena más próxima y sus altas cumbres, Don En esta literatura los fracasos de la vida económica hispanoamerica­
Thomas y yo levantamos castillos de aire .en sus monumentales lade, . n a no son diagnosticados simplemente como el negarse a trabajar, sino
ras. Excavamos ricas vetas de mineral, construimos hornos de fundi, también, más específicamente, como la incapacidad de racionalizar,
ci6n, vimos en nuestra imaginaci6n una multitud de trabajadores especializar y maximizar la producción. Los visitantes europeos expre­
moviéndose como atareados insectos a lo largo de las elevaciones; y saron constantemente su desaliento ante la falta de cerramientos y
entonces imaginamos que aquella agreste y vasta región estaba po, cercos; la indiferencia ante la separación de cosecha y Cizaña; la falta
blada por las energías de británicos llegados desde una distancia de de interés en la diversificaci6n de las cosechas; la incapacidad (parti­
nueve o diez mil millas. 19
cularmente irritante para John Mawe) de "preservar la raza" en perros,
caballos y hasta en ellos mismos, los nativos. Con idéntico vigor se cri­
1
17 GasparMollien, Travels in the Republic of Colombia in the years 1822,23, Lon­
dres, C. Knight, lB24,p; 57.
20 Mawe, Travels, op. cit., p. 32.

18 Stevenson, op. cit., voL 1, p. i.


21 MoUien, op. dt., p. 89.

19 ]oseph Andrews, citado por Franco; op. cit., p. 133.


22 Miers, op. cit., pp. 30 Ypassim.

265
tica a los criollos (es decir, los euroamericanos), especialmente los de
las regiones del interior, por no desarrollar hábitos modernos de consu~ Padre Madre Hijos Color
mo. Si bien se expresaba con frecuencia cierto entusiasmo por lo pin~
toresco de la sociedad provinciana, un viajero tras otro se quejan de la Europeo , Europea Criollos Blanco
indiferencia criolla ante las virtudes del confort, la eficiencia, la pul~ Criollo Criolla Criollos Blanco
critud, la diversidad y el buen gusto. Estas críticas son particularmente Blanco India Mestizos 6/B Blancos, 21B indio·tez blanca
enérgicas en la Argentina, donde "el interior", es decir la parte del país Indio Blanca Mestizos 41B Blanco, 41B
más próxima a la capital virreinal del Perú, era la zona más desarrollada Blanco Mestiza Criollos Blanco, a menudo tez
-'-y no la más atrasada- de la región. Por lo tanto, la crítica a la socie~ Mestizo Blanca Criollos Blanco, pero un tanto cetrino
dad provinciana argentina no estaba dirigida a la vida de subsistencia Mestizo Mestiza Criollos Cetrino, a menudo pelo claro
del gaucho, sino también a la cultura tradicional, basada en la hacien~ Blanco Negra Mulatos 7/8 Blanco, 1/8 negro, a menudo tez blanca
da, de la élite colonial. John Mawe se declaró incapaz de concebir, y Negro Blanca Zambos 41B Blanco, 4/8 negro, cobrizo oscuro
mucho menos tolerar, una sociedad cuyos miembros, aun los más privi~ Blanco Mulata Cuarterones 6/8 BlancO, 2/8 negro, tez blanca
legiados, preferían vivir en base a una dieta de carne de vaca y mate. Mulato Blanca Mulatós 5/B Blanco, 318 negro, atezado
El interior colonial genera una letanía de quejas. El alojamiento es de~ Blanco Cuarterona Quinterones 71B Blanco, 1/8 negro, tez muy blanca
sagradablemente tosco y vulgar; los caballos,· difíciles de conseguir; las Cuarterón Blanca CWtrterones 61B Blanco, 2/8 negro, atezado
demoras, insoportablemente largas. Igualmente terrorífica es la casI Blanco Quinterona Criollos Blanco, ojos claros, pelo rubio
tumbre de compartir los cubiertos, las cacerolas, las copas y las camas. Negro India Chinos 41B Negro, 418 indio
Los empleados son perezosos, taimados, deshonestos. Como en África, Indio Negra Chinos 21B Negro, 6/8
los "malos hábitos" de la población son motivo de comentario cons~ Negro Mulata Zambos 518 Negro, 3/8 blanco
tanteo Y es en ·este increíble contexto donde las mujeres americanas Mulato Negra Zambos 41B Negro, 41B blanco
hacen sus escasas apariciones. Al llegar a Lima Charles Brand es sólo Negro Zamba Zambos 15/16 Negro, 1/16 blanco, tez oscura
uno de los muchos viajeros que declara su repugnancia por las mujeres Zambo Negra Zambos 7/8 Negro, 1/8 blanco
limeñas, que son "descuidadas y sucias", "fuman cigarros" y "no usan Negro China Zambo·chinos 15/16 Negro, 1/16 indio
corsé,,23 (Véase más abajo la descripción absolutamente diferente que Chino Negra Zambo·chinos 71B Negro, 1/8 indio
hace Flora Tristán de las mujeres de Lima). John Miers tuvo una im~ Negro Negra Negros
presión similar en las painpasargentinas: "Son; tales los Iepugnantes
hábitos de estas gentes, que nadie pienSa siquiera en lavarse la cara; y
son pocos los que lavan y reparan su vestimenta: una vez que se ponen 27. Tabla tomada de W. B. Stevenson, Narrarive ofTwenr:y Years Resídence in South An:erica (1825),
que describe "la mezcla de las diferentes castas, con sus nombres comunes o distintivos." Pese a lo
la ropa, la usan día y noche, hasta que se pudre".24
detallado que es su gráfico, Stevenson aclara que "debe ser considerado como genera~ no incluyendo
a los casos particulares". "He clasificado los colores", advierte. "según su apariencia. no según la mez.
23 Brand, op. cit., p. 182.
cla de castas, porque siempre he señalado que un hijo recibe una parte mayor del color del padre que
24 Miers, op. cit., p. 31.
del de la madre" (vol. 1, p. 28;6),

266 267
Esta retahíla de críticas se basa, por supuesto, en la más cruda hipo, que los viajeros veían con sus propios ojos. Por otra parte, la infraes,
cresía, porque es el supuesto atraso de América el que legitima las in, tructura humana que hacía posible sus propios viajes estaba constitui,
tervenciones de la vanguardia capitalista. Ideol6gicamente, la tarea da por ejércitos de arrierqs y peones, para no hablar de los famosos
de la vanguardia consiste en reinventar América como atrasada y des, siUeteros andinos que transportaban a los. europeos en su espalda a tra, .
cuidada, codificar sus paisajes y sociedades no capitalistas como evi, vés de la Cordillera (véase Ilustración 28).26 La mayoría de los viajeros

dente mente necesitados de la explotación racionalizada que llegaba que conocieron la Cordillera de los Andes "ieron espectáculos como

con los europeos. Los estudiosos del discurso colonial reconocerán el de los mineros indígenas que llevaban una vida de indecible sufri,

aquí el lenguaje de la misión civilizadora, con el que los noreuropeos miento, que sólo conducía a una muerte cierta en las heladas minas de

presentan a los otros pueblos como (para ellos) "nativos", seres in, . la Cordillera, envenenadas por el mercurio. Pero tal contraevidencia

completos que sufren la incapacidad de haber llegado a ser lo que .los planteaba pocos problemas alojo imperial esencializador. Bastaba con

europeos ya son, o de haberse convertido en lo que los europeos pre, ver a una persona descansando para dar fe, si uno quería hacerlo, de su

tendían que se convirtieran. O sea que la vanguardia capitalista se le, ociosidad. Bastaba con ver suciedad para declarar que la gente era su'

yó a sí misma, en el fururo de aquellos a quienes pensaba explotar, cia. Este poder discursivo esencializador es impermeable a todo, al me,

como una suerte de evento moral e hist6ricamente inevitable. nos hasta que los que son vistos también sean escuchados.
Tal vez a los lectores acosrumbrados a pensar sobre la misión civili, En esta literatura las contradicciones salen a la superficie de vez en
zadora con respecto a África les sorprenda encontrar el mismo len' cuando. John Miers por lo menos se sintió levemente sorprendido de
guaje aplicado a los pueblos poscoloniales de la América. española: que los habitantes de las pampas, que parecían tan indolentes, fueran,
desde hacendados, traficantes, pequeños comerciantes y otros indivi, "sin embargo, saludables, robustos, musculosos y atléticos".27 A Char,
duos decididamente no tribales,. hasta toda una gama de sociedades les Brand, en cambio, le causó admiraci6n la libertad e igualdad de la
indígenas con 300 años de experiencia en la negociación de su vida sociedad pampeana: "Como viven tan libres e independientes como el
bajo el dominio del eurocolonialismo.Así se comporta, sin embargo, viento, no pueden ni quieren reconocer la superioridad de ningún otro
la inmensa flexibilidad de esta retórica de la desigualdad, normaliza' mortal". Pero también le pareci6 "raro" que estos individuos tan libres
dora y homogeneizadora. Ella afirma su poder sobre toda persona o lu, decidieran libremente ser "ran sucios e indolentes; particularmente las
gar cuya vida haya sido organizada según principios diferentes de los mujeres [...] son asquerosamente sucias. De confort, no tienen ni la
mecanismos racionalizadores y maximizadores de la producción· in, menor idea [...]".28 Otros autores, como Robert Proctor, tenían más
dustrial y la manipulación del capitalismo mercantilista. 25 Esta flexi, amplirud de miras. Y Francis Bónd Head, en un relato dramático y
bilidad tolera todas las contradicciones. En Hispanoamérica, como en bastante popular, escribió de otro modo. En su romántico Rough Notes
cualquier otra parte, los juicios de indolencia eran totalmente campa'
tibIes con las formas de servidumbre basadas en el trabajo intensivo
I
I

26 Para leer una encendida diatriba sobre esta práctica y otros aspectos de esta lite,
ratura, véase Taussig, op. cit.
25 Este discurso regía también dentro de Europa, aplicado por los metropolitanos a 27 Miers, op. cit., p. 32.
las periferias rurales y campesinas. 28 Brand, op. cit., p. 74.

268 269
taken during Sorne RapidJoumeys across the Pampas and among the Andes
(1826), Head invirtió agresivamente los signos de valor de sus compa,
triotas. En su relato del canónico viaje de Buenos Aires a Chile, ex";
presó un ferviente e indeclinable entusiasmo por la libre vida de las
pampas que, de hecho, idealizó bastante. Idealizó también su ecología,
porque sostuvo que, en estado natural, la pampa producía una rotación
natural de cosechas y que 'en su suelo no crecía la cizaña. Head denun,
ció ruidosamente los malos tratos de que eran objeto los indígenas de
las pampas. La feroz explotación de los mineros andinos le inspiró pro'
fundo horror: "ningún sentimiento, excepto la codicia pódría llevar a
aprobar el establecimiento de una gran cantidad de seres humanos" en
un sitio tan desolado. 29 Sin embargo, las expresiones de Head están
llenas de una deliberada ingenuidad: se asombra de que los mineros
"sigan llevando voluntariamente una vida tan dura", cuando podrían
simplemente irse a las pampas.3° Aun así, su relato se destaca entre los
de los emisarios comerciales por su punto de vista crítico sobre el eu,
roexpansionismo y su perspectiva relativizante de la cultura. I
Las formas de vida basadas en la subsistencia, los sistemas de inter,
cambio no monetarios y las economías regionales autosuficientes son
un insulto para el capitalismo expansivo, que trata de destruirlas don'
dequiera que las encuentre. El meollo del discurso de la vanguardia ca'
pitalista era claro: América debía ser transformada en un escenario de
trabajo y eficiencia; su población colonial debía dejar de ser una amorfa
y venal masa indolente, carente de ambición, jerarquía, buen gusto y
dinero, para convertirse en mano de obra asalariada y en mercado para
los bienes de consumo metropolitanos. Estas aspiraciones eran amplia,
mente compartidas por los criollos hispanoamericanos urbanos y libera'
les, que querían conseguir la supreg:¡acía ,PQl(tica e ideológica, después

29 Capitán F. B. Head, Rough Notes taken during Sorne Rapid }oumeys acTOS! the 28.. Silletero andino cargando en la espalda a un europeo a través de la Cordillera. Si no'
Pampas and dmong the Andes, Londres, John Murray, 1826, p. 224. hubiese sido por la lluvia, el pasajero habría sido representado leyendo un libro, que era
JO lbid., p. 228.
" r" III ,~e~~,a.~9.nsej~~d~ IM,tar, ~l tiempo:mientras se viajaba de este modo.

270 271
de la independencia. y sin embargo, aunque no objetaron el discurso de teratura de viajes escrita por mujeres burguesas, que empezaba a con~
la vanguardia capitalista, no lo adoptaron totalmente como propio. Co~ solidarse en la primera mitad del siglo pasado. Esa literatura constituye
mo analizaré en el siguiente capítulo, estos criollos, precisamente por, otra cara de lo que he llamado "la re invención de América".
que no eran la vanguardia capitalista sino sus anfitriones, expresaron La madre de Flora Tristán fue una francesa casada con un arist6cra,
por otros medios sus aspiraciones republicanas y modernizadoras. ta peruano, hijo de la rica familia Tristán, de Arequipa. Flora creci6
en Francia, en una casa frecuentada por destacados hispanoamerica,
nos; entre ellos, Sim6n Bolívar. 31 La temprana muerte de su padre,
Las exploradoras sociales. que no dejó testamento, arrojó bruscamente a Flora y a su madre a la
miseria. Tristán empezó a trabajar como colorista en un taller de lito~
Aunque con bastante frecuencia estuvieron acompañados por mujeres, grafía y poco después se cas6 con el grabador y dueño del taller, como
los vanguardistas capitalistas se inscribieron en un mundo heroico y una manera de escapar de la pobreza. El matrimonio tue desastroso.
totalmente masculino. Esa supremacía del género se advierte clara, HaCia los 25 años de edad Flora tenía tres hijos (de los cuales s610 so~
. mente cuando se examinan los escritos de las mujeres viajeras del mis~ . brevivieron dos), se había separado de su marido y estaba ya embarca'
mo período: esas mujeres con quienes los vanguardistas no estuvieron. da en lo que sería. una larga y encarnizada batalla contra él, por la
La efigie de Flora Tristán fue quemada en Lima y Arequipa cuando tenencia de los hijos. (Por último, en un episodio que tuvo ribetes de
su libro de viajes, Peregrinaciones de una paria, llegó a Perú desde París, escándalo público, el ex marido de Flora le disparo a quemarropa por
en 1838. Al menos algunos miembros de las clases altaS peruanas no la espalda. Ella sobrevivió y él fue a prisión por muchos años.) Esta
se sintieron adulados por el retrato que ella pint6 después de haber vi, brutal historia conyugal y el hecho de que por ser mujer perdió las
vido entre ellos durante un año, entre 1833 y 1834. Y probablemente propiedades y la posición social que debería haber heredado de su pa,
apreCiaron menos aun el serm6n que les dio en el pr610go acerca de dre, sustentaron sin duda el compromiso que Tristán asumió con el fe'
c6mo debían manejar los asuntos de su país. Radicalizada y respaldada minismo y la justicia económica a lo largo de toda su vida.
por su experiencia peruana, Tristán llegó a ser una de las más promi~ Después de ocho años de luchar por mantenerse y mantener a sus
nentes socialistas .premarxianas de Francia, fundadora de la Unión hijos, Tristán tom6 la desesperada decisión de viajar al Perú, con la es,
Obrera. Años después su hija Alina, joven y viuda, habría de regresar peranza de reclamar algo de la herencia de su padre y lograr así por fin
al Perú con su hijo llamado Paul Oauguin, quien, como su extraordi, cierta independencia económica. Se embarcó el día en que cumplía 30
naria abuela, se haría famoso en la zona de contacto. años. Sus parientes peruanos la recibieron afectuosamente, según ellá
Flora TristáÍl es una de las dos mujeres que escribieron importantes misma lo relató después, pero el patriarca reinante, el conocido realis'
relatos de viajes por l~ América del Sur, en las décadas posteriores a la
independencia. En la segunda parte de este capítulo me ocupo de los
escritos de Tristán y de los de la viajera inglesa Maria Callcott Ora, 31 Aimé Bonpland fue también un amigo de la familia. En cuanto a la relaci6n
. ham (Voyage to Brazil y Journal oi a Residence in Chile, 1824). Estos con Bolívar, fue lo suficientemente conocida como para llevar a la suposici6n de que
textos, fascinantes por derecho propio, ofrecen interesantes compara~ él fue el padre bio16gico de Rora. Evidentemente, se sinti6 la necesidad de encontrar
ciones con los de la vanguardia capitalista y esbozan el perfil de la li, una explicaci6n genética para sus actividades revolucionarias ...

273
272
ta Pío Tristán, se aprovechó de ciertos aspectos legales para negarle a guiente de la publicación de La Unión Obrera Tristán literalmente
Flora una participación en la herencia (le prometió, en cambio, darle trabajó hasta morir por su causa: emprendió una gira por las ciudades
una pequeña asignación).32 Flora no ocultó su desolación ante la ne, industriales francesas, haciendo conocer la Unión y sus ideas en reu,
gativa. No obstante, se quedó en Perú con sus parierttes más de un niones de trabajadores. Perseguida por las autoridades, estaba posible,
año. Fue allí y durante ese período que ella experimentó el despertar mente a punto de conseguir iniciar el movimiento de masas no
político que habría de lanzarla de lleno al activismo a su regreso a violento que anhelaba, cuando enfermó de fiebre tifoidea y murió a fi,
Francia, en 1834. nes de 1844. Tristán fue rápidamente olvidada en Europa hasta que el
Tristán pasó los restantes diez años de su vida escribiendo y mili, movimiento feminista revivió su recuerdo después de la Primera Gue,
tando, en Francia e Inglaterra, por los derechos de los obreros, "la to, ITa Mundial y, una vez más, en la década de 1970. En Perú su historia
tal emancipación de las mujeres y la pacífica reorganización de la volvió a tener relevancia en la década de 1870, cuando la feminista
sociedad sobre bases cooperativas".33 Bajo la apariencia de relatos de boliviana Carolina Freyre de Jaimes exhortó a S4 reinvindiCación. En
viajes, escribió críticas a la situación social en Irtglaterra (Promenades la década de 1930 la dirigente socialista peruana Magda Portal tam,
dans London, 1840) Y en Francia (Viajes por Francia, inédito hasta bién volvió a celebrar la memoria de Flora Tristán en una biografía
1977), además de una novela, Mephis, el proletario (1838) Y numero' donde la saludaba como precursora del feminismo socialista. Hoy su
sos ensayos. En 1843 publicó la obra por la que más se la conoce, nombre identifica a una de las instituciones feministas más influyen,
Unionouvnere [La Unión Obrera], un manifiesto social y político diri, tes de Perú, el Centro Flora Tristán, en Lima.
gido a unificar a los obreros.franceses, hombres y mujeres, en una sola El libro de Maria Graham Callcott, }ournal of a Residence in Chile
unión de los trabajadores que habría de lograr la igualdad y la justicia during the Year 1822, es más fácil de encontrar en español que en in­
para la clase obrera produciendo así, en última instancia, una trans, glés. Como la traducción española apareció en 1902, el relato de Gra,
formación pacífica de la sociedad francesa. Para Tristán, como para ham ha sido muy valorado en Hispanoamérica como una fuente
otros pensad"res socialistas de la época, la emancipación total de las testimonial aguda y benévola sobre la sociedad y la política chilenas en
mujeres era el requisito previo para lograr todo lo demás. Al año si, el período de la independencia. Nacida en 1785, Graham tenía poco
menos de 40 años cuando se einbarcó hacia América del Sur en com,
pañía de su marido, Thomas Graham, un capitán de la armada británi,
32 El detalle legal técnico fue que los padres de Flora se habían casado en España
ca encargado de ayudar en la guerra contra España. Graham partió
pero no habían registrado legalmente el matrimonio en Francia. la familia había par­ casada y llegó viuda, porque su esposo murió en sus brazos cuando ro'
ticipado siempre en los asuntOS coloniales de Perú. Como Tristán misma lo relata, su de aban el Cabo de Hornos. Rechazando una oportunidad de volver
tío, Pío Tristán, quien había heredado el liderazgo de la familia a la muerte de la directamente a Inglaterra, se quedó en Chile un año (1822,1823) ba,
abuela de Flora en 1831, tenía una larga carrera en el ejército espafl.ol y había sido jo la protección de Lord Thomas Cochrane, un conocido mercenario
gobernador de Cuzco. Cuando Flora lo conoció estaba considerando postularse para"
británico comprometido con la causa independentista. En 1823, posi,
la presidencia del Perú.
33 Jean Hawkes, Introducción de ·la traductora a Flora Tristán, Peregrinations of a
blemente siguiendo las actividades de.Cochrane, Graham se trasladó
Pariah. 1833,34, Boston, Beacon Press, 1986, p. xiii. [Flora Tristán, Peregrinaciones de a Río de Janeiro, donde se vinculó con la corte portuguesa (que se ha,
una paria, La Habana, Casa de las Américas, 1984.] bía instalado en Brasil después de que Napoleón invadiera Portugal).

274 275
Trabajó brevemente' como institutriz para la familia real portuguesa y n
'O
después regresó a Inglaterra, en 1824. Z
En la época de su viaje a América del Sur, Maria Graham era ya ~
N
ro
.....
una experimentada viajera, escritora de viajes y observadora política.

Nacida en una familia de marinos, se educó bajo la dirección deuna ..s

.:.e
gobernante "sumamente ilustrada"; y con poco más de 20 años de Ü
.5
edad viajó a la India acompañando a su padre (que también debió de
haber sido bastante "ilustrado")}4 Su segundo viaje a ese país con su ~
~
esposo, en 1810~ 1811, resultó en su primer libro de viajes, Joumal of a ~
Residence in India (1812); luego publicó Letters from India (1814), se~ 1:1
'ti'
guido en 1820 por Three Months in the Hills of Rome. Aunque el libro
no lo dice, fue Graham quien revisó y compiló diarios íntimos y notas
escritas por "oficiales y otros caballeros" para producir el Voyage of
1 o
........

HMS Blande to the Sandwich Islands (1826), el relato de la expedición ~."


~
de Lord Byron a los Mares del Sur en 1824~1825, Después de sus via~ ,",'

O
jes americanos, tradujo algunas memorias políticas, publicó una Histo, C1l "
.~
na de España (1829) y una Historia de la pintura (1836) y llegó a ser ~
muy conocida como autora de libros para niños. 35 =",

Graham y Tristán murieron con dos años de diferencia (1842 y 1844 ~


u
respectivamente). Aunque sus viajes sudamericanos estuvieron separa, ·S
dos en el tiempo por una década y geográficamente por la (tan discutí, ~ ,.;
'" o
da) frontera entre Chile y Perú, ambas fueron testigos embelesadas y ~ ·5
astutas de las luchas de la independencia en América del Sur y de los ~ .El
disturbios políticos y militares que siguieron. Saliendo de los estereoti, [~
...... "'0
pos, los dramas políticos de Hispanoamérica aparecen mucho más cabal, >~
t'\1 '"

V <11
mente en los escritos de estas viajeras que en los de los viajeros de la "'0"'0

vanguardia capitalista o los discípulos de Humboldt. Ése es uno de los ~ .~

muchos interesantes puntos de contraste ep.tte ellas y sus pares hombres. ;B;B
ctS -,~
i ...... l1:
v v
"O <11
C1l l1:
34 José Valenzuela D., Introducción del Traductor a Maria Graham, Diario de mi
residencia en Chile en 1822, Santiago, Editorial del Pacífico, 1956, p. 18. :>::~ ~"> <11

35 Los más conocidos fueron Uttle Arthur's History of England V Uttle Mary's Ten ~ g.
Days.

277
276
Al estructurar sus libros de viajes los vanguardistas capitalistas se llegada a Chile y una semana del entierro de su marido. Tanto para
apoyaban en la trama lineal y dirigida al objetivo que era propia de la Graham como para Tristán, el mundo de puertas adentro es la morada
narrativa de la conquista: En los relatos de Graham y Tristán no es del yo; ambas exaltan sus casas, y sobre todo sus habitaciones privadas,
así, aunque bien podría haberlo sido. Estos textos se organizan de ma, como refugio y fuente de bienestar. Graham describe su casa con deta,
nera centrípeta alrededor de los lugares de residencia de donde la pro' Hes, incluyendo las vistas desde las puertas y ventanas: inicialmente
tagonista parte y a los cuales regresa. Ambas mujeres inician sus Chile será visto desde adentro. (No podemos dejar de recordar a Anna
relatos cuando se instalan en un centro urbano (Graham en Valparaí' María Falconbridge espiando el patio de los esclavos desde la ventana
so y Tristán en Arequipa). Aunque las dos hacen extensos viajes ha' de una sala.) Es preciso señalar, sin embargo, que el mundo privado,
da el interior del país o. a través de él hacia otras ciudades, es su interior, no significa aquí vida doméstica o de familia, sino precisa,
posicionamiento inicial fijo el que organiza la narrativa. Los relatos mente su ausencia: es el sitio sobre todo de la soledad, el lugar privado
de estas mujeres no sólo son de base urbana más que rural, sino que en el que la subjetividad se recoge sobre sí misma, se crea a sí misma, a
además siguen un programa descriptivo diferente. La vida social y la fin de salir resueltamente al mundo. Tristán, que se aloja en casa de sus
vida política son centros de compromiso personal; ambas muestran parientes, se describe reiteradamente violando las convenciones socia'
poseer un fuerte interés etnográfico. En las narraciones de la vanguar, les al retirarse a su habitación en busca de privacidad. Las habitaciones
dia capitalista, los objetivos intervencionistas producen constante' mismas se toman alegorías de sus estados subjetivos y de relación:
mente una energía reactiva y evaluadora. Si bien comparten muchos
Esta sala de veinticinco pies de largo por veinte de ancho, sólo recibía
de esos objetivos, Graham y Tristán tienen poco interés inmediato en
luz por-medio de una ventana pequeña de cuatro vidrios abierta en lo
el desenlace de lo que transcurre a su alrededor, y escriben en una tí, alto... El sol no entraba jamás en esta inmensa alcoba parecida por su
nea más interpretativa y analítica. Ellas rechazan el sentimentalismo forma, su atmósfera y su oscuridad, a un sótano. El examen del sitio
y el romanticismo casi con la misma v~emencia con que la vanguar, que mi familia me daba como alojamiento causó en mi alma una pro­
día capitalista los rechazaba. Para ellas, la identidad en la zona de funda impresión de tristeza. 37
contacto reside en su sentido de independencia personal, propiedad y
autoridad social, y no en la erudición científica, la supervivencia o las El previsible hecho de que los ambientes domésticos tengan una pre­
aventuras. Ahora bien, en igual medida que los hombres, estas viaje, sencia mucho más destacada en los relatos de viajes escritos por muje,
ras viven en un mundo de sirvientesy servidumbre donde sus privile' res que en los escritos por hombres (en estos últimos hasta resulta difícil
gios de clase y raza se dan por sentados y donde las comidas, los
baños, las mantas y las lámparas surgen de la nada.
31 Tristán,..op. cit., pp. 98-99. [Tristán, op. cit., p. 113.] Véase también la descrip­
"Tomé posesión de mi casa en Valparaíso", empieza diciendo Gra,
ci6n de su celda conventual "como un tocador parisino", p. 194. Ésta es la primera
ham en su anotación del 9 de mayo de 1822, "y síento un indescripti'· traducci6n inglesa del libro de Trismn. Como la mayorfa, fue notablemente resumida
ble alivio al estar tranquila y sola.,,36 Han transcurrido diez díás de su . con respecto a las seiscientas páginas del original. La edici6n francesa de Maspero de
1979, suprime alrededor de una cuarta parte. La edici6n completa que consulté fue la
36 Maria Graham,Joumal of a Residence in CMe during the ,ear 1822, Londres. traducci6n castellana de Emilia Romero, Lima, Editorial Antártica, 1946, reeditada
Longman et al., y John Murray, 1824, p. 115. en 1971 por Mondoa-Campodonico, también en Lima.
, ..
278 279
encontrar una descripción del interior de una casa) no responde sim, Perú Tristán se interesa fuerteménte por la vida de los numerosos
plemente a una cuestión de diferentes esferas de interés o pericia, sino a conventos de Arequipa y visita un campamento militar, un molino de
modos diversos de constituir el conocimiento y la subjetividad. Si la ta, harina y una plantación de cafia de' azúcar, como también
rea de los hombres era recoger y poseer todo lo demás, estas viajeras
buscaban en primer lugar y por sobre todo recoger y poseerse a ellas un hospital para enfermos, una casa de locos y otra para niños huérfa­
mismas. Su reclamo territorial fue el espacio privado, un imperio perso, nos. Esos tres hospicios están en general muy mal atendidos [... ] Se
nal de las dimensiones de una habitación. Desde estos reductos priva, cree haber cumplido con los deberes de la caridad proporcionándoles
dos del propio yo, Graham y Tristán se describen a sí mismas algunos alimentos para sostener su débil existencia; pero por lo demás
emergiendo para explorar el mundo en expediciones circulares que las no se les da ninguna instrucción; no se les enseña ningún arte. De es­
te modo los que sobreviven se convierten en vagabundos, consecuen,
transportan a lo nuevo y a lo público, para volver después a.1o conocido
da necesaria de este abandono. 39
y a lo clausurado. Una versión de este paradigma fue, por supuesto, las
rondas de visitas tan prominentes en la vida social urbana, tanto para El rótulo de "exploradora social" le sienta también a Maria Graham.
las mujeres como para los hombres. Las dos mujeres se movían dentro Las exploraciones sociales de Graham en ,Chile incluyen visitas a una
de la élite criolla y en círculos de expatriados. Graham lleva a sus lecto, prisión" una aldea de artesanos, puertos, mercados y retiros religiosos
res a visitar al gobernador, a tomar el té con la dueña de su alojamiento, para mujeres jóvenes: "Allí, bajo la dirección de un viejo sacerdÓte,
a visitar a mujeres educadas, como la poeta Mercedes Marín del Solar. las jóvenes que se retiran son obligadas a orar día y ,noche, con tan
Tristán, menos tolerante con la sociedad peruana, se queja reiterada, poco alimento y tan escaso sueño que sus cuerpos y sus mentes se de,
mente de lo tedioso que es ir de visita. A ella le interesaban más bien bilitan".40
los espectáculos locales, como las procesiones de Semana Santa, la re, Como estas citas lo recuerdan, la crítica oral o escrita forma parte
presentación de un auto sacramental, las celebraciones del Carnaval y, de la exploración social como práctica polftica. Evidentemente, esta
como veremos más adelante, una guerra civil.

, crítica institucional difiere de la denuncia basada en el gusto de los há,


También es característica de estos libros la actividad exploratoria
bitos de vida americanos ofrecida por la vanguardia capitalista, aunque
más específicamente identificada con las mujeres de clase media urba,
ambas se anclan igualmente en valores de clase. Se podría decir que
na a comienzos del siglo XIX. El trabajo político de las reformadoras
otra rama de la misión civilizadora, el reformismo social, constituye
sociales y las trabajadoras de caridad incluían la práctica de visitar

prisiones, orfanatos, hospitales, conventos, fábricas, barrios pobres,

casas de pobres y otros sitios de administración y control social. La 1985. Véase también Magda Portal et al., Flora Tristán: Una reserva de utop{a, Centro de
crítica alemana Marie-Claire Hoock,Demarle usa la expresión en "la Mujer Peruana Flora T ristán, 1985; Dominique deSanti, Flora Tristan, la femme ré,
idioma francés exploratice socia1e [exploradora social] para analizar la e'
I ' va/tée, París, Hachette, 1972; Jean Baelen, LA Vie de Flora Tristan: socialisme et féminisme
obra de Flora Tristán y su coetánea alemana Bettina von Arnim. 38 En au 1ge siécle, París, Seuíl, 1972; Rosalba Campra, "La imagen de América en Peregrina-­
tions d'une paria de Flora Tristán: experiencia autobiográfica y tradici6n cultural", en
, ' Amérique lAtine/Europe, edición especial de Palinure, París, 1985,1986, pp. 64-74.
38 Marie-Claire Hoock-Demarle, "Le langage littéraíre des fernmes enquetrices", en 'J 39 Tristán,.op. cit., p. 121. [Tristán, Flora, op. cit.;p. 137.]
Stéphane Michaud (ed.), Un fabuleux destin: Flora, Tristan, Dijon Editions Universitaires, 40 Graham, op. cit., p. 271.

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281
una forma de intervención imperial femenina en la zona de contacto. evitar la trampa del tecnicismo burocrático, el coto vedado del dis,
Desde luego, esto no equivale a decir que la crítica basada en el buen curso masculino oficial, que según eUas tiene poca influencia sobre las
gusto pertenezca exclusivamente a los hombres. Flora Tristán incursio~ masas. También escaparon a la fácil socio,sentimentalidad que está
na con placer en ese terreno, y con más elegancia que muchos escrito~ empezando, no sin éxito, a explotar el género del panfleto.42
res. Ella encuentra que la cocina arequipeña es "detestable":
Las observaciones estilísticas de Hoock,Demarle son pertinentes para
El valle de Arequipa es muy fértil, pero las legumbres son malas; las los escritos sudamericanos tanto de Tristán como de Graham. Al visi,
papas son arenosas, las coles y las arvejas son duras y sin sabor; la car~ tar el sitio turístico llamado Chorrillos, cerca de Lima, por ejemplo, la
ne no es jugosa; en fin, hasta las aves del corral tienen la carne coriá, siempre inquisitiva Tristán hace una excursión a una refinería de azú,
cea y parecen sufrir la influencia volcánica. [... ] Las únicas cosas que car ("No había visto caña sino en París, en el Jardín Botánico"). En­
he encontrado buenas en Arequipa son los bizcochos y las golosinas tonces describe el lugar basándose en sus experiencias, en un lenguaje
hechas por las re1igiosas. 41 que es explicativo pero no técnico:

El estudio de Hoock~Demarle de las exploradoras sociales se concen~ Vi con mucho interés cuatro molinos para triturar la caña movidos
tra particularmente sobre el lenguaje que usaron las escritoras para re~ por una caída de agua. El acueducto que trae el agua a la usina es muy
latar sus exploraciones y enmarcar sus críticas. La terminología de hermoso y su construcciÓn costó mucho dinero, por los obstáculos
"exploradoras" y "exploración" fue introducida por Hoock~Demarle que el terreno ofrecía. Recorrí el vasto establecimiento en donde se
hallaban las numerosas calderas y se hacía hervir el jugo de la caña.
para distinguir la obra de estas "mujeres contestatarias" de la "investi~
En seguida fuimos a la refinería contigua, en donde el azúcar se sepa­
gación" y las "investigadoras" (enquétes, enquétrices) oficialistas, cuyo
raba de la melaza. 43
discurso autoritario estaba constituido por descripciones técnicas y es~
tadísticas. Como se dirigían al gran público, argumenta, las explora~ No es sorprendente que la visita sea ocasión propicia para lanzar un .
doras sociales evitaron los lenguajes estadísticos y especializados ataque verbal contra la esclavitud y el sistema de plantación. Tristán
basados en la pericia y recurrieron, en cambio, a la práctica novelística presenta la crítica novelísticamente, a través de un largo diálogo dra­
para expresar sus descubrimientos, con lo que produjeron una "sutil fu~ matizado con el dueño de la plantación. En el intercambio ella desem­
sión de lo literario y lo social, realizada en el nivel del estilo". Desde peña el papel de la heroína del iluminismo. Sin embargo, las tácticas
luego, el rechazo de la descripción estadística tenía mucho que ver que usa son las de los realistas, no las de. la novela sentimental. Como
con el impulso contestatario y con frecuencia específicamente anties, muestra el siguiente fragmento, la crítica de Tristán no exhibe ni el
tatista de su obra. Su adaptación del lenguaje de la novela realista, di, más l~ve rastro del sentimentalismo presente en la temprana literatura
ce Hoock,Demarle, les permitió a las'exploradoras sociales abolicionista. De hecho, ella establece en parte su autoridad apropián­
dose de algunos elementos de la retórica económica:

41 Tristán, op. cit., p. 122-123. [Tristán, op. cit., pp. 131-138.] Graham, por el
contrario, considera que "las papas son de primera calidad. Hay coles de todo tipo; y 42 Hoock-Demarle, op. cit., pp. 105-106.

la lechuga sólo es inferior a la de Lambeth...", etc. (op. cit., p. 132). 43 Tristán, op. ot., p. 281. [Tristán, Flora, op. ot. pp. 269-210.]

282 283
Tristán cae en cierto sensacionalismo cuando se trata de su vida inte,
[Tristán] ...-pues es imposible para el esclavo que pueda alguna vez
rior, pero es antisentimental respecto de quienes la rodean. Al comien,
usar de la facultad de rescatarse, con la continuidad del trabajo exigi,
. zo del libro, por ejemplo, presenta lo que parece ser una deliberada
do. Si los productos debidos en América al trabajo de los negros per,
diesen su valor, estoy segura de que la esclavitud sufriría felices contraversión de la por entonces famosa historia de Stedman y Joanna
modificaciones. (véase ¡;l Capítulo 5). Encontrándose en las Islas del Cabo Verde~ enta~
[HacendadoJ -¿En qué fonna, señorita? bla conversación con un terrateniente francés que la ha in~itado a ce,
-Si el precio en que se vende el azúcar comparado con el valor del nar junto con otras personas. El anfitrión cuenta lo siguiente: ''Me vi
trabajo que demanda, estuviese en la misma relación que los produc, obligado a casarme con una de esas negras para asegurar mi vida. Ya ha,
tos de Europa comparados con sus gastos de producción, el amo, sin bían tratado de envenenarme tres veces. Temía morir y peÍ1sé que ca'
tener entonces una compensación por la pérdida de su esclavo, no le sándome con una de aquellas mujeres ella tomaría interés por mí, sobre
obligaría al trabajo y velaría por su conservación. todo si le hada creer que todo. lo mío le pertenecía también a ella. La
-Señorita, usted habla de los negros como personas que no conoce hago cocinár y la obligo a probar delante de mí lo que me sirve de co'
sino por los bellos discursos de sus filántropos de tribunal. Mas por mero Encuentro en esa precaución una gran seguridad. Tengo con esta
desgracia es demasiado cierto que no se les puede hacer marchar sino
mujer tres hijos a quienes ella quiere mucho". "Entonces", comenta
con el látigo.
Tristán, "ya no puede pensar en regresar alguna vez a Francia..." "¿Por
-Si es así, señor, le confieso que hago votos por la ruina de los in,
genios y creo que estos votos serán escuchados muy pronto. Dentro qué", replica el hacendado. "¿Acaso por esa mujer?" Explica luego que
de algunos años la. ~tarraga destronará a la caña. 44 cuando haya realizado su pequeña fortuna se preparará para regresar e
invitará a la mujer a ir con él, sabiendo que rehusará porque "todas es,
Tristán llega a la conclusión de-que "al hablar con el viejo agricultor ha, tas mujeres tienen gran miedo al mar". La esposa abandonada no se
bIaba con un sordo". Y con cierta suficiencia declara: "...sentí ~ gozo quejará.. "Venderá a sus hijos, de los que sacará un buen precio, y des;.:
inefable cuando tuve noticia de la formación de esa santa liga de seño, pués podrá encontrar otro rnruido." ''Yo 'estaba de color púrpura, tal era
46
ras· inglesas que se abstenían del consumo del azúcar de las colonias o~ la indignación que me sofocaba", comenta Tristán.
cidentales". Contrastando con las formas totalizadoras, monovocales En diálogos dramáticos como los que hemos citado, Tristán se
de la autoridad discursiva, Tristán explora y explota la heteroglosia. construye Y se idealiza a sí misma cOrno una buscadora de conoci,
Aunque Graham y Tristán optan por la narrativa personal y los dis, miento agresiva e interactiva. Maria Glahain hace lo mismo, en deli,
cursos dramáticos asociados con la novela, ninguna de las dos se apoya berado contraste con las maneras objetivistas d~ conocer basadas en .
demasiado en los recursos del sentimiento. El dolor de Graham después una relación estática entre los que ven y los que son vistos. Al co'
del sepelio de su esposo se resume en una sola línea de su diario: "Me he mienzo de su estancia en Chile, por ejemplo, Graham va a visitar una
sentido muy mal; mis amigos me han buscado una casa pequeña a cier, . fábrica de artículos de cerámica. Llega a una aldea pobre, donde no
ta distancia del puerto, y estoy preparándome para trasladarme a ella".45 hay signo alguno de la fábrica que esperaba encontrar. "Ni división

45 Graham, op. cit., p. 115.

46 Tristán, op. cit., p. 28. [rristán, Flora, op. cit., p. 47.]

44 Tristán, op. cie., pp. 282-283. [rristán, Flora, op. cic., p. 271.]

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del trabajo, ni maquinaria, ni siquiera un tomo de alfarero, ninguno Sus habitantes, sin embargo,.· me señalaron la belleza de la vista que
de los elementos áuxiliares que yo siempre había considerado indis, desde allí tienen, una vista en verdad magnífica, que permite apreciar,
pensables para un oficio tan refinado como el de fabricar cerámica." a través del océano, las cumbres nevadas de los Andes".48
Encuentra, en cambio, a una familia sentada sobre cueros de oveja En ocasiones Graham critica explícitamente el conocimiento obje,
frente a una choza. Frente a ellos había un montón de arcilla recién tivista de sus pares masculinos. Relata, por ejemplo, un almuerzo en el
preparada. "Como la mejor manera de aprender un oficio es mezclarse que ella "tuvo oportUnidad de observar que aun hombres sensibles se
con los que lo conocen, yo también me senté sobre las pieles de oveja permiten hacer observaciones muy desaprensivas en países extranje,
y empecé a trabajar. [...] La anciana, que parecía ser la jefa, me miró ros".49 Un médico.y naturalista se explaya sobre las cualidades medi,
muy seria, tomó mi trabajo, me dijo que empezara de nuevo y me en, cinales de una planta llamada culen, y dice que podría cultivarse bien
señó a hacerlo."41 Luego Graham describe el proceso de fabricación en Chile. Graham replica que las gentes del lugar le han mostrado
de la cerámica, en un lenguaje explicativo pero resueltamente no iéc, una planta a la que llaman culen, pero el experto le informa que eso
nico. A diferencia del veedor y del obserVador estadísticoj Graham se no es posible, porque él "nunca oyó hablar de esa planta allí". Gra,
presenta adquiriendo tímidamente los conocimientos de una manera ham vuelve a su casa y en el montecillo detrás de ésta ve que las rocas
participativa y desde una posición casi infantil, no patriarcal. Pero di, están cubiertas por la planta en cuestión. Naturalista aficionada ella
gamos, para retomar términos usados en el Capítulo 4, que aquí lo ex, misma, Graham habla de su propia herborización, que consciente,
periencial se da sin lo sentimentaL mente mezcla conocimientos objetivistas, de élite, con la pericia de
En vez de considerar a la alfarería artesanal co'mo un deplorable los legos, los. lugareños. La autora se describe como una agente algo
ejemplo de atraso que necesita corrección, Graham la presenta, en es, ingenua de ambos. Al describir una flor llamada "cabello de ángel"
te episodio, casi como una utopía; y además, una utopía matriarcaL La (cu.scuta) , utiliza un lenguaje decididamente no especializado y bien
producción artesanal familiar es presidida por una figura de autoridad pronto regresa al conocimiento local:
femenina. Pero aun cuando afirma valores no industriales y centrados
en lo femenino, Graham afirma tam:bién el privilegio europeo. Con re, La flor crece en apretados racimos y parece estar hecha de cerablan,
lación a ella, los alfareros siguen teniendo la cualidad esencial de los ca, con un tinte rosado en el centro. [... ] Los nativos aHrman que eg,
colonizados, la disponibilité, puesto que aceptan su· intrusión sin cues, tas plantas parásitas son emolientes, y las' aplican a las heridas.
tionarla y adoptan espontáneamente los roles que Graham quiere que Bien pronto descubrí que mis conocimientos eran insuficientes, así
adopten. Cuando Graham echa una mirada crítica sobre la aldea, sus que tomé un gran ramo de diversas plantas y se las llevé a un vecino
juicios no se refieren al abandono, la ignorancia o la incapacidad de que tenía fama de conocer todas sus propiedades. 50
los habitantes, sino a la categoría: humanitaria, aunque también nega,
tiva, de la pobreza: "Es imposible imaginar un mayor grado de aparente El culen, descubre después, tiene poderes contra los maleficios.
pobreza que la que se ve en las chozas de los alfareros de Rincona. [...]
48 Graham, op. cit., p. 143.

49 lbid., p. 139.

47 Graham, op. cit., p. 141. 50 Ibid., pp, 153-154.

286 287
Graham critica también a la vanguardia capitalista. Viaja de Val,
dar su victoria, resistido tanto por los realistas como por los liberales
paraíso a Santiago y se maravilla de que nadie le haya hablado de la
republicanos, que rechazaban sus planes de fundar una monarquía
belleza de la ruta. Su escepticismo respecto de las aspiraciones indus,
constitucional americana. Simón Bolívar, líder de la causa republica'
trjales de Europa se resume en una vívida descripción alegórica que
na, se negó a apoyar a San Martín ya fines de 1822 el decepcionado
construye en Viña del Mar:
general salió de Perú y se dirigió a Chile. Pasó por la casa de Maria
Graham en Valparaíso, y después inició su exilio en Europa. Graham
Me sentí apenada al ver gran cantidad de excelentes máquinas, adap, comentó extensamente la crisis de 1822 a medida que se desenvolvía.
tadas para laminar cobre, tiradas en la playa, donde el señor Miers ha~ Ofreciendo consejo y emitiendo juicios ("Si yo fuera un legisla'
bía construido un pequeño dique. Esa maquinaria había sido mirada dar..."), se describe moviendo influencias en favor delos prisioneros
con codicia por ciertos miembros del gobierno, porque se podía usar de guerra, ofreciendo su casa como lugar de reuni6n y como refugio
una parte para acuñar moneda; sin embargo, me temo que esa codicia para los aliados de 'lord Cochrane y, en un episodio dramático, reci,
no bastará, para que el Estado se decida a comprar las máquinas y a re' biendo al fugitivo San Martín después de su derrota.
formar gracias a ellas sus toscos métodos de emisión. Y allí yacen rue,
La visita de Flora Tristán al Perú coincidió con una etapa posterior
das, tomillos y palancas, esperando que circunstancias más favorables : ~f
de la misma crisis. En la década intermedia Perú tuvo 12 jefes de esta, .
le permitan al señor Miers acometer proyectos más ambiciosos.51
do diferentes. Tristán asistió a un período de guerra civil, tras un golpe
de estado a comienzos de 1834 en el que su tío, el realista Pío Tristán,
estuvo fuertemente involucrado. Ella también describe la casa de la
Política y feminotopias familia Tristán como un estratégico lugar de reunión cuando el con,
flicto lleva a una batalla en Arequipa. Según su relato, Tristán parti,
Aunque en su época las historias oficiales se estaban escribiendo en el cipa activamente en la crisis, ofreciendo consejos sensatos a todas las
campo de batalla, Tristán y Graham hicieron de sus casas y de ellas partes, manteniéndose serena en la crisis, visitando campamentos mi,
mismas sitios privilegiados de comprensión y acción política. Los cír, litares y trepando heroicamente a un tejado para vigilar el campo de
culos sociales de élite en los que ambas se movieron estuvieron fuer, batalla ("S610 una persona de carácter intrépido como el mío se ha'
temente comprometidos en las intrigas y en los levantamientos del bría atrevido a permanecer allí tanto tiempo,,).52
período. Durante la estancia de Oraham, Chile estaba en guerra (con A partir de su compromiso político en Perú y del fracaso de sus aspi,
la ayuda del amigo de Graham, Lord Cochrane) contra el baluarte raciones personales, Tristán empezó a ambicionar convertirse en acti~
realista y monárquico del Perú. El empleador de Cochrane, el general vista política. En su transformación fue crucial una de las figuras más
argentino José de San Martín, había conducido el ejército que consi, impactantes de la vida pública peruana: Doña Pencha, esposa de
guió la independencia, primero para Chile, en 1818, y después para Agustín Gamarra, Preside~te de Perú desde 1829 hasta 1833. Mujer
Perú, en 1821. Hacia 1822 San Martín estaba luchando por consoli, notable y ambiciosa, se dice de Doña Pencha que durante el mandato

51 Graham, op. cit., p. 301. 52 Tristán, op. cit., p. 206.

288 289
de su marido fue ella quien condujo el país. Vestida con capote y bree~
ches y a caballo, dirigió la campaña militar para resistir un golpe contra
el hombre que ella había elegido para reemplazar a su esposo. Tristán
se demora en su libro en la figura de este ejemplo de militarismo y li~
derazgo femenino. También le intrigan mucho las "rabonas", otro fe~
nómeno femenino en el campo de batalla. Las rabonas eran las
mujeres indígenas que, en gran número, iban siguiendo al ejército.
Ellas alimentaban a los soldados (mayoritariamente indígenas) yen,
traban en combate cuando podían. Para Tristán, el coraje, la energía y
la autoconfianza de las rabonas demuestra claramente "la superioridad
de las mujeres en las sociedades primitivas". "¿Acaso no se podría decir
lo mismo", pregunta, "de los pueblos en un estadio más avanzado de
civilización'si ambos sexos recibieran una educación similar? Debemos
alimentar la esperanza de que algún día se hará ese experimento."53
La admiración de Tristán por las rabonas ejemplifica la perspectiva
feminocéntrica adoptada por ella y por Graham,. y su deuda con imá~
genes de .poqer femenino produci~!lS por·la R~vQlu(;ión Francesa y el
feminíSino temprano.' Ambas' escrltbrassefiakttt:·reiteradamente ejem~
plos de fuerza y heroísmo en mujeres. Graham presenta personajes co­
mo una mujer hacendada, famosa por ser "la mejor domadora de
caballos de la región"¡ una mujer soldado de infantería que conoce en
Brasil (véase Ilustración 30)¡ la esposa de un ex gobernante encarcelada
y luego exiliada por haberse negado a leer cartas cifradas escritas por su
marido; una mujer que caminó 500 millas hasta Santiago para ver a su
esposo, confinado en una prisión militar. Además de Doña Pencha
("esta mujer de una ambición verdaderamente napoleónica"), Tristán
vuelve repetidamente a la historia de su prima Dominga, quien pasó

30. Retrato realizado por Maria Graham de "Doña María de Jesús, una mujer joven
que últimamente se ha distinguido en la guerra del Recóncavo". Agrega.Graham:
"Viste como un soldado de uno de los batallones del Emperador, con el aditamento de 53 Tristán, op. cit., p. 180. Maria Graham habla también de las "rabonas" cuando
un kilt de tartán que, según me dijo, adoptó tomándolo de un cuadro que representaba visita un orfanato en· Santiago que alojaba niños que habían perdido padre y madre
a un high1ander, porque lo consideró el traje militar más femenino. ¿Qué dirían de esto en el campo de batalla. Excepto pOr estas referencias, ni Tristán ni Graham prestan
los Gordon y los MacDonald?" (Joumal 01 aVoyage lO Brazil, 1824, p. 292.) demasiadaa~enci6n a la sociedad mestiza e indígena de Perú o de Chile ..

290 291
11 años en un convento, contra su voluntad, y que para escapar se va~
adaptarse al cuerpo y por la horrible ausencia de miriñaque (véase
lió del ardid de poner subrepticiamente un cadáver en su cama y des~ Charles Brand, más arriba, p. 266). Tristán ofrece unariálisis detal1a~
pués incendiar todo.
do y totalmente feminista de este código de vestuario. Como les per~
Los relatos de ambas mujeres incluyen también elaboradas cons,
mite a las mujeres no ser reconocidas, sostiene, la saya y el manto son
. trucciones de lo que muy bien podría ser llamado "feminotopias". Son
el instromento de su libertad. Y 10 que otros escritores registran como .
estos episodios que presentan mundos idealizados de autonomía, poder
el desaliño y el descuido de las mujeres limeñas, para Tristánes una
y placer femeninos. Tristán encuentra esa feminotopia en Lima, donde
práctica cultural estratégica:
viaja sola en las últimas semanas de su estadía. Durante esos viajes se
siente fascinada por la independencia de la mujer limeña. "No hay Cuando las limeñas quieren hacer su disfraz aun más impenetrable, se
ningún lugar sobre la Tierra", se exalta, "donde las mujeres sean más l:i~ ponen una saya vieja, toda desplisada, rota y cayéndose a pedazos, un
bres y ejerzan mayor imperio que en Lima."54 Como Francis Bond manto y corselete viejos. Pero las que desean hacerse reconocer como
Head en las pampas, ella idealiza: las limeñas son más altas que los pertenecientes a la buena sociedad se calzan perfectamente y llevan
hombres, maduran tempranamente, tienen embarazos felices y, aunque en el bolsillo uno de sus más lindos pañuelos. Este subterfugio es acep~
no son hermosas, SU graciosa fisonomía tiene un ascendiente irresisti~
IC tado y se llama disfratar. A una disfrazada se la considera como perso~
ble". Además, superan holgadamente a los hombres en inteligencia y na muy respetable. No se le dirige la palabra. No se le acercan sino
fuerza de voluntad. Van y vienen como les place, conservan su apel1i~ muy tímidamente;56
do después del matrimonio, usan adornos masculinos, juegan juegos de .
azar, fuman, cabalgan ataviadas con ropa masculina, nadan y tocan la El análisis de Tristán de la "saya y manto" tiene un antecedente direc~
guitarra. Sin embargo, carecen de educación y son muy ignorantes. to en los escritos de otra famosa viajera feminista, la ingesa Lady
En el meollo mismo de la feminotopia de Tristán está el largo aná~ Mary Montagu. Montagu viajó a Constantinopla en 1714, cuando su
lisis que hace del singular estilo de la vestimenta de las limeñas -la marido fue nombrado embajador en Turquía, y vivió allí hasta 1718.
saya y el manto- que ella considera fundamental para su libertad so~ Lady Montagu no pudo publicar sus cartas en toda su vida, pero cuan~
cial y sexuaL La saya es una falda larga y muy ajustada, completamen, do finalmente aparecieron, en 1763, fueron muy leídas en toda Euro~
te plisada en pliegues pequeños, de modo tal que "dibuja todas las pa. Seguramente Tristán las leyó, porque su análisis de la saya y el
formas y se prestaa todos los movimientos".55 El manto es una espe~ manto recuerdan directamente el análisis que hizo Lady Montagu de
cie de saco negro que envuelve los hombros, los brazos y la cabeza, la vestimenta de las mujeres turcas. Montagu condena la "extrema es,
excepto un ojo. Esta vestimenta, característica de Lima, era muy sor' tupidez" de los escritores que se ocuparon anteriormente de las muje~
prendente y gozaba de la predilección de los ilustradores (véase Ilus~ res turcas, y dice: "Es fácil advertir que ellas tienen más libertad que
tración 31), aunque los forasteros la criticaban por su manera de la que tenemos nosotras, ya que a ninguna mujer turca, sea cual fuere
su rango, le está permitido salir a la calle sin dos velos: uno que le cu,

54 Tristán, op. cit., p. 269. p.259.]

55 n.;-1 p. 270. [Ibid., p. 260.]

56 Tristán, op. cit., p.274~275. [Ibid.,p. 263.]

292
293
bre' todo el rostro excepto los ojos, y otro que' oculta su cabeza y su to~ agradable se apreciaban ~l1n los restos de su antigua belleza".58 Así
cado". Después de describir los voluminosos atavíosj llega a la siguien' cuestiona Graham el cultQ de la juventud, la valoración de la mujer
te conclusión: sólo en función de su actividad reproductora,. y también la imagen de
América como el "nuevo §ontinente".En una escena con matices de
Podrán ustedes imaginar con qué perfección esta ropa. las disfraza, sensualidad oriental, las mujeres comen frutas sentadas sobre alfom~
hasta el punto de que no se puede distinguir a la gran dama de su es~ bras y almohadones. La refinada comida que se sirve más tarde es to,
clava; y por eso, ni el más celoso de los maridos podría reconocer a su
mada en el mismo lugar y la anciana anfitriona distribuye y come los
esposa si se cruzara con ella. Por otra parte, ningún hombre se atreve
alimentos con la mano, (l.ynque se han puesto cubiertos para las dos
a tocar a una mujer o a seguirla en la calle. Esta perpetua mascarada
les otorga una absoluta libertad de seguir sus inclinaciones sin miedo
mujeres europeas. El jardíft, huerto mismo no es decorativo sino pro,
de ser descubiertas. 57 .. ductivo: no contiene f1or~~ sino árboles frutales de todas clases, inclu,
yendo sobre todo algunas especies americanas, como la lucuma y la
Es interesante notar que en el texto de Maria Graham. la feminotopia chirimoya. Al terminar la visita Graham vuelve abruptamente sobre el
tiene también un aire decididamente orientaL Cuenta la escritora un tema de la brujería: "hay ªlgo en su aspecto cuando está rodeada de
paseo en Valparaíso, la Visita.a un sitio de recreo al aire libre, dirigido sus' cinco altas hijas, que me hizo pensar en las extrañas hermanas y
por una mujer mayor y sus cinco hijas de mediana edad. Graham ha sentí una gran tentación d@preguntar quiéneseran".59 Así termina el
invitado a una amiga joven y pasan un día delicioso, que termina con episodio, envuelto en una :il~m6sfera dep~ganismo,' erotismo femeni,
una exquisita cena preparada para ellas por las propietarias del lugar. . hermandad.
no y misteriosa . .
Este episodio inusual, lleno de armónicos alegóricos, parece no formar Si el discurso de la vanglJardia capitalista se estructura a través de
parte del resto de la narrativa de Graham. Graham misma invoca la una mezcla de lo estético (o antiestético) y lo económico, el de las
imagen de un Jardín del Edén dirigido, pero descuidadamente, 'por exploradoras sociales mezclª lo político con lo personaL Mientras los
mujeres. Las mujeres de esta familia están representadas en términos vanguard~tas tienden a elahorar sus relatos en forma de exhortacio,
que evocan y recrean las tradicionales representaciones alegóricas eu~ nes a la realización, impulsaq;:¡s por fantasías de transformación y do,
ropeas de América como una figura femenina, generalmente una minio, las exploradoras tej@:n la trama de los suyos a manera de
amazona con el torso desnudo. La madre, que las recibe cuando lle, exhortaciones a la autorreali~ación y fantasías de armonía social. Es,
gan, es muy vieja y lleva los cabellos grises en una trenza que cae por tas características son evidentes en la manera en que Graham y Tris,
su espalda. La menor de las hijas "representaba por lo menos cincuen, tán terminan sus libros: con ~pisodios que constituyen una alegoría de
ta años y era musculosa y fuerte, pero en su paso elástico y su voz la búsqueda personal, pero en términos altamente políticos. En un es,
tilo' impensable para Humboldt o la vanguardia capitalista, la rein~
vención de América coincide con una re invención del yo.

57 Lady Mary Montagu, Embassy ro Constantinople: The Travels of Lady Mary Wor~
tley Montagu, edición y compilación por Chrístopher Pick¡ Introducción de Dervla 58 Graham, op, cit" p. 158.

Murphy, Londres, Century Hutchinson Ltd" 1988, p. 111. 59 Ibid., p. 160.

294 295
Alexander Selkirk, el hombre que sirvi6 de modelo para Robinson
Crusoe, vivió desterrado durante muchos años. Habiendo desembarca'
do allí, en cierta ocasi6n Graham se encuentra sola en un claro del has,
que y experimenta entonces su propia vivencia de Robinson Crusoe: "Al
principio me hubiera lanzado a gritar con alegría 'Soy el monarca de to,
do lo que me rodea I y no hay nadie que pueda disputarme ese derecho'.
Pero muy pronto percibí que la completa soledad es tan desagradable
como antinatural".60 Rechazando el paradigma territorial y posesivo,
Graham tepnina citando las líneas de Cowper: "Mejor vivir en la zozo,
bra que reinar en este horrible lugar". Como 'ella estaba volviendo al
mundo, viuda y sola, la zozobra debe haber sido algo muy real. (Véase
más adelante otra revisión de Crusoe, cuando el viajero argentino Do,
mingo Faustino Sarmiento visita las islas de Juan Fernández.)
También Flora Tristán construye el momento de su partida como
una alegoría política y una profecía personal. Cuando el barco en el
que piensa viajar llega al Callao, la quién encuentra a bordo sino a
f
Doña Pencha Gamarra, la dirigente política y líder militar cuya carre'
ra tanto la fascinaba? Gamarra está desesperada y desorientada en su
, camino al exilio (donde la envía el nuevo Comandante del Ejército,
Pío Tristán, el tío de Flora). Doña Pencha es pintada con matices que
evocan la figura aleg6rica de América: es, de hecho, una imagen duaL
Cuando Tristán sé encuentra con ella, la Señora Gamarra "llevaba un
traje de gros de la India color ave del paraíso bordado de seda blanca,
ricas medias de seda rosa y zapatos de raso blanco. Un gran chal de
cresp6n de China punzó, bordado de blanco, el más lindo que he visto
31. "Mujeres de Lima", por W. B. Stevenson, en Narrative ofTwenry Years Residence en Lima, caía negligentemente sobre sus hombros. Tenía sortijas en to,
in South America (1825), donde se aprecian la saya y el manto.
dos los dedos, zarcillo de diamantes, un collarde perlas finas ... " "Su
vestido ligero y elegante, de los más esmerados", comenta Tris tán ,
¡ "formaba un extraño contraste con la dureza de su voz".61 ¡Gamarra
Cuando se va de Chile Graham construye lo que podríamos conside~
rar una antiutopía feminista. En su ruta hacia el Cabo de Hornos su
barco se detiene brevemente en las islas Juan Fernández. Las islas, que 60 Graham, op. cit., p. 352.

alguna vez fueron prisi6n política, son famosas por ser el lugar donde 61 Tristán, op. cit., p. 294. [Tristán, op. cit., p 279.]

296
297
misma resuelve el enigma: las "ropas europeas" no son suyas, dice, sino peo, una ciudadana del imperio y formas femeninas de autoridad. im~
que ha consentido en usarlas debido a la insistencia de su hermana. El perial. Flora Tristán y Maria Graham fueron ejemplos tempranos den~
traje le molesta porque traba sus movimientos, las medias "son frías pa~ trode la larga serie de mujeres viajeras que visitaron'la América del
ra [sus] piernas", y, además, tiene miedo de quemar el chal con su ciga~ Sur y cuyos relatos habrían de alcanzar renombre en la segunda mitad
ITO. Luego le cuenta a Flora cuál es la ropa que "más le conviene": del siglo: Fanny Calderón de la Barca, cuya obra clásica, Life in Mexico,
apareció en 1843; la notable Ida Pfeiffer, cuyo libro A Lady's Travels
Desde hace mucho tiempo recorro el Perú en todas direcciones, vesti~ Round the World apareció en 1852; y Lady Florence Dixie, autora de
da con un largo pantal6n de tosco paño fabricado en el Cuzco, mi Across Patagonia (1881), para nombrar sólo algunas.
ciudad natal, con una amplia chaqueta del mismo paño, bordada de Al discutir el surgimiento de la literatura de viajes escrita por mu~
oro y con botas con espuelas de oro. Me gusta el oro. Es el mejor jeres en África (Capítulo 5), señalé que el acceso de las mujeres a la
adorno de un peruano, es el metal precioso al que mi país debe su re~ literatura de viajes fue aun más restringido que su acceso a los viajes
putaci6n. 62 mismos. Muchas veces las mujeres publicaron sus relatos de viaje en
formas ocasionales: por ejemplo, cartas. Así escribieron Lady Monta­
Ante los ojos de la atónita "Florita", Gamarra se derrumba, presa de gu en Turquía, Mary Wollstonecraft en Escandinavia (1794) y Anna
una serie de convulsione:s epilépticas que la ponen al borde de la Maria Falconbridge en África OccidentaL María Graham usó el dia~
muerte; una muerte no muy diferente de la de Tristán, que habría de rio personal, común a hombres y mujeres en viaje. Flora Tristán, sin
producirse sólo seis años más tarde, cuando ella también cae, agotada embargo, a~optó la forma que ya se había tomado canónica y acepta­
en el combate político. da en la era burguesa: la narrativa autobiográfica. Ella se constituye a
sí misma como protagonista de sus viajes y de su vida, y reclama la in~
En 1828 un reseñador algo estrafalario del Blackwood's Magazine se tencionalidad de apelar directamente a la posteridad. La apelación de
quejó de la mediocridad de la literatura de viajes de la. época. El catá~ Tristán a la autoridad se vincula directamente con el feminismo euro~
logo de culpables incluía a "el inexperto novicio", "el petimetre su~ peo de fines del siglo XVIII y principios del XIX. No es casual que mu­
perficiaP' y "la mujer romántica, cuyos ojos sólo ven una media chas de las mujeres escritoras de viajes fueran también feministas y
docena de salas de estar y que juzga todo a través del lente de la fic~ escribieran como feministas. Tal el caso de Lady Montagu y de Mary
ción poética".63 Tomemos nota del hecho mismo de la queja, no de su Wollstonecraft. El primer texto que escribió Tristán sobre Perú fue un
contenido: hacia 1828 había suficientes escritoras viajeras que publi~ manifiesto titulado La Necessité de faire un bon accueil aux femmes
caban como para formar una categoría, de la que los hombres podían étrangeres (Sobre la necesidad de dar la bienvenida a las mujeres extranje~
quejarse. Algunas de esas mujeres viajaban más allá de las fronteras de ras, 1835), en el que explicaba las necesidades de las mujeres que via­
Europa. Y en la zona de contacto surgían: una literatura que creaba jaban al extranjero y exhortaba a las mujeres a educarse viajando. El
relaciones específicamente femeninas con el expansionismo noreuro~ manifiesto reclama una nueva legitimidad para el viajar de las muje..
res burguesas. Tampoco es caSual que al mismo tiempo que las Peregri..
62 Tristán, op. cit., p. 295. [Ibid., p. 280.] naciories de una paria, de Flora Tristán, entraban en prensa en 1837, la
63 Bku:kwood's Magazine, Edimburgo, W. Blackwood, 1828, p. 621. . ~eina Victorill.l1scendiera
. ,
al. trono de Inglaterra, preparada para codi­
.,y.''''\'''·::·-'':'';~-··:·'·.,· ~,
\:;"¿,,, " '"

298 1,99
ficar lo que habría de ser la Empresa Imperial par excellence de la mujer
CaPítulo 8
Europea: la Misión Civilizadora. Al mismo tiempo, la claustrofobia de La reinvención de América I La reinvendón
su reinado liberaría a otra figura particularmente propensa a aparecer de Europa: la autoformadón criolla
en la zona de contacto: la Aventurera Solterona' quien, de espaldas a
Europa, escapa a los límites de su tiempo y vuelve -a veces- para es,
cribir sobre ello.

América es el arca que al porvenir humano


contiene misteriosa y un día se abrirá;
entonces el Eterno levantará en su mano
la herencia de los hombres que prometida está.

(JOSé Mármol, Cantos del Peregrino, Argentina, 1847)

Pues sólo atento al goce que imagina

Vuela veloz y la distancia salva,

Llegando ronco, fatigado, inerte,

Al término feliz de su esperanza,

Donde obtiene, por fin, ver con asombro...

¡Un gran desierto que tapizan lavas!

(Gertrudis Gómei de Avellaneda, "El viajero americano",


Cuba, 1852)

En octubre de 1826, mientras España se resignaba a la pérdida de su


imperio americano y John Miers al fracaso de su empresa de minería
del cobre en Chile; mientras Simón Bolívar se encaminaba al último
baluarte realista del Pero, y Alexander von Humboldt trabajaba en

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