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Las vasculitis se definen como un grupo de enfermedades y síndromes que cursan con inflamación
de los vasos sanguíneos -arterias, arteriolas, capilares, vénulas y venas-, que ocasionan una
disminución del flujo vascular o incluso una interrupción completa del mismo, produciendo una gran
heterogeneidad de manifestaciones clínicas en función de los distintos órganos afectados y grado
de compromiso de los mismos. Pueden ocurrir como una enfermedad primaria o ser secundarias a
otra enfermedad subyacente, y por otro lado pueden limitarse sólo a la piel –vasculitis cutánea- o
afectar simultáneamente a varios órganos y aparatos -vasculitis sistémicas. Su tratamiento y
pronóstico resultan igualmente muy heterogéneo, en función los órganos implicados y el grado de
afectación de los mismos, siendo con frecuencia enfermedades graves, a veces incluso fatales,
que requieren un rápido reconocimiento y tratamiento. En este post se realiza una revisión general
de las vasculitis, enfocada a a aquellos aspectos teórico prácticos que pueden ser de mayor
utilidad al médico de familia.
CLASIFICACIÓN
No existe una clasificación unánimemente aceptada de las vasculitis. Las clasificaciones más
utilizadas se basan en el tamaño de los vasos sanguíneos afectados (tabla 1), el mecanismo
patogénico implicado -producción anticuerpos, depósitos de inmunocomplejos-, el proceso
inflamatorio que originan -lesión necrosante o granulomatosa- y en base a si son son primarias o
secundarias.
EPIDEMIOLOGÍA
Las vasculitis son enfermedades infrecuentes; se estima una incidencia 10-20 casos por millón de
habitante, siendo mas comunes en hombres y aumentado su incidencia con la edad. Las vasculitis
por hipersensibilidad son las más frecuentes, seguida en segundo lugar de la arteritis de células
gigantes.
ETIOPATOGÉNIA
A) Lesión directa del agente sobre el vaso: Se han descrito en relación con agentes infecciosos
(virales o bacterianos), embolías de colesterol e inyección de ciertos materiales tóxicos (ejem.
drogas). Este es el mecanismo etiopatogénico menos frecuente implicado en el desarrollo de las
vasculitis.
La presencia de vasculitis se debe considerar en todos los pacientes que se presentan síntomas
sistémicos y/o disfunción multiorgánica. Los síntomas son poco sensibles y específicos, e incluyen:
fiebre, astenia, disnea, artralgias, dolor abdominal, hipertensión, insuficiencia renal, lesiones
cutáneo mucosas, síntomas neurológicos, cardiopatía isquémica, afectación ocular, hepática, etc.,
retrasándose a menudo el diagnostico de vasculitis debido a que las manifestaciones clínicas
pueden ser imitados por un gran número trastornos .
Anamnesis
Una anamnesis es importante para evaluar si al paciente utiliza fármacos (pueden producir
vasculitis leucotoclstica por hipersensibilidad), tiene historia de hepatitis (la hepatitis C es
responsable de la mayoría de los casos de crioglobulinemia y de algunos casos de poliarteritis
microscópica), o ha sido diagnosticado de cualquier trastorno que se asocie a vasculitis
secundaria: lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, etc.
La mayor frecuencia de algunas vasculitis en ciertos grupos de edad y/o sexo pueden ser datos
orientadores del diagnóstico. Así, la media de la edad de inicio es de 45 a 50 años en la
granulomatosis de Wegener y en la poliarteritis nodosa, en comparación con los 17 y 26 años de
edad edad media de presentación de la vasculitis por IgA (purpura de SH) y de la arteritis de
Takayasu, o los 69 años de la arteritis de células gigantes. Además, estas dos últimas vasculitis se
producen mas frecuentemente en las mujeres (86 y 75% respectivamente).
Exploración física
La exploración física ayuda a determinar la extensión de las lesiones vasculares, los órganos
afectados y la presencia de una posible enfermedad primaria. Como se mencionó anteriormente,
ciertos trastornos, como la mononeuritis múltiple y la púrpura palpable son altamente sugestivos de
una vasculitis subyacente.
Exploraciones complementarias
El estudio inicial debe incluir determinaciones básicas de laboratorio, como hemograma, VS, PCR,
creatinina, transaminasas, CPK, LDH, sistemático de orina, serología de hepatitis y radiografía de
tórax y electrocardiograma. Otras pruebas de laboratorio adicionales, más específicas incluyen la
determinación de:
ANA: Una prueba de anticuerpos antinucleares positiva sugiere la presencia de una
enfermedad del tejido conectivo, particularmente lupus eritematoso sistémico.
Complemento C3 y C4: Niveles bajos de complemento pueden estar presentes en la
crioglobulinemia y en el lupus.
En las personas con crioglobulinas positivas debe descartarse la infeccción por el virus de
la hepatitis B y C.
ANCA: Aunque no son diagnósticos, la presencia de ANCA dirigidos contra la proteasa 3
sugiere el diagnóstico de granulomatosis de Wegener, mientras que los ANCA dirigidos contra
mieloperoxidasa son sugerentes de poliangeítis microscópica. También se asociada a ANCA positivos,
principalmente pANCA, la poliangeitis granulomatosa eosinofílica ( S. de Churg-Strauss ), reacciones a
fármacos y algunas infecciones y tumores. (Figura 1)
Electromiografía. El electromiografía es útil si hay síntomas y/o signos de sospecha de
mononeuritis múltiple, polineuropatía o miopatía.
Biopsia de tejido. Idealmente se debe realizar biopsia del órgano comprometido para
estudio histopatológico. La biopsia "a ciegas ", es menos probable que sea fructífera. Los órganos más
frecuentemente biopsiados son la piel, arteria temporal, nervio sural, vía aérea superior (principalmente
senos nasales y paranasales) y riñón. Menos frecuente, por la dificultad técnica que implica, el pulmón.
Los hallazgos que se buscan para hacer el diagnóstico son la inflamación arterial, necrosis o
granulomatosis. Siempre se complementa con inmunofluorescencia en busca de depósitos de IgA
(Schönlein-Henoch), IgM e IgG (crioglobulinemias). Las vasculitis asociadas a ANCA son habitualmente
pauci-inmunes y la inmunofluorescencia es negativa.
Arteriografía. Las arteriografías son útiles en la identificación y caracterización de una
vasculitis de grandes y medianas arterias, como la poliarteritis nodosa, la arteritis de Takayasu y la
arteritis de células gigantes con un síndrome del arco aórtico. En estos trastornos las alteraciones
angiográficas no son patognomónica pero por lo general ayudan a establecer el diagnóstico cuando se
combina con otros datos clínicos . Las angiografías de las arterias mesentéricas o renales en la
poliarteritis nodosa puede mostrar aneurismas, oclusiones e irregularidades de la pared vascular. Por el
contrario, la angiografía es improbable que sea útil en la evaluación de una vasculitis de pequeños
vasos , como poliangeítis microscópico. Las técnicas de imagen más avanzadas, como la resonancia
magnética, RM angiografía, angiografía por tomografía computarizada (TC) y doppler de troncos
supraaórticos se utilizan cada vez con mas frecuencia para detectar lesiones de las arterias grandes, sin
embargo, son menos sensible que la arteriografía convencional.
Otras pruebas complementarias se deben valorar según el caso, e incluyen el análisis del líquido
cefalorraquídeo, hemocultivos, cultivos de distintos órganos, etc.
Los pasos a realizar cuando existe la sospecha clínica de que estamos ante un paciente con una
vasculitis cutánea deben estar dirigidos de la siguiente manera:
A) Confirmar el diagnóstico de vasculitis mediante la realización de una biopsia cutánea, ver el tipo
de infiltrado, el tamaño del vaso afecto y realizar estudios de inmunofluorescencia directa para
demostrar la presencia de inmunocomplejos.
B) Descartar la afectación de los órganos sistémicos. Los signos y síntomas que sugieren vasculitis
en otros órganos incluyen:
Afectación muscular: Mialgias con elevación de enzimas musculares.
Afectación digestiva: Dolor abdominal con sangre oculta en feces o elevación de enzimas
pancreáticos.
Afectación cardiaca: Angina con elevación de enzimas micocardicas.
Afectación renal: Hematuria con proteinuria, elevación de creatinina.
Afectación de nervios periféricos: Mononeuritis múltiple con defectos en la conducción
nerviosa.
Afectación de sistema nervioso central: Disfunción cerebral o visual.
Test serológicos positivos: ANA, crioglobulinas, anticuerpos anti hepatitis B y C, ANCA, y
niveles de complemento.
C) Estudiar la posible etiologia, intentado determinar si se trata de una vasculitis primaria o
secundaria.
Descartar una causa infecciosa. Dado que el tratamiento de las vasculitis por infección
directa de los vasos (vasculitis séptica) es completamente diferente de las vasculitis mediada
inmunológicamente, esta causa debe ser descartada en el inicio de la valoración de un enfermo con
vasculitis.
Si se determina que es una vasculitis mediada inmunológicamente debe determinarse si es
de tipo III, mediada por inmunocomplejos, y deben buscarse el origen de estos inmunocomplejos, que
puede ser exógeno (medicación, infección, proteínas) o exógeno (DNA, inmunoglobulinas, antígenos
tumorales).
En la tabla 2.- se resumen las características clínicas y terapéuticas de las principales vasculitis
primarias.