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Pontificio Ateneo di S.

Anselmo
Facoltà di Teología
Il cambiamento della nozione di «rito» nel XX secolo
Elaborato
Roma, 05.06.2015
Studente: PICKELNY, Germán – 10014
Professore: GRILLO, Andrea

Del ex opere operato-operantis al juego, a través de la


performance ritual, en el rito de la celebración eucarística
dominical
1. El término “a quo”: el rito
Si prestamos atención al “fenómeno” de la misa dominical y al sentido
común y tradicional dado por nuestras comunidades parroquiales — aunque
las generalidades no existen — podemos prestar atención a dos conceptos
que se entrecruzan de modo preponderante. Por un lado, el de la eficacia
sacramental; por otro, el de la obligatoriedad jurídica.
En referencia a la eficacia sacramental, lo que se tiene en mente es el
mecanismo del “ex opere operato-operantis” referido al sacramento de la
eucaristía; es decir, se sabe que no se va a una celebración cualquiera, sino
que “algo pasa allí” si se hacen las acciones correctas, si se dicen las
palabras correctas, a través de las personas correctas, sobre los elementos
correctos. Es la gracia objetiva del sacramento1, debida a su constitución
interna, independiente de las condiciones del sujeto celebrante — presidente
o asamblea —. Y esa gracia puedo yo “recibirla”, en la medida que me
disponga, que participe, que esté “debidamente preparado”2. Encontramos
una síntesis dogmáticamente equilibrada de estos dos conceptos en el
magisterio ordinario del siglo XX:

1
En términos técnicos: “ex opere operato”, sintetizado en la tradicional fórmula «los
sacramentos producen-causan la gracia que significan», cf. DH 1310, 1606, 3315, 3858,
4600. Si bien la expresión aparece por primera vez en el IV Concilio Lateranense, es el
tridentino que la consagra, en su canon 8 sobre los sacramentos en general: «Si alguno
dijere que por medio de los mismos sacramentos de la nueva Ley no se confiere la
gracia ex opere operato, sino que la fe sola en la promesa divina basta para conseguir la
gracia: sea anatema», DH 1608.
2
En términos técnicos: “ex opere operantis”, sintetizado en la tradicional expresión
«[los sacramentos confieren la gracia] a los que dignamente la reciben-a los que no
ponen óbice», cf. DH 1310, 1451, 1606.
2

«Por eso en la vida espiritual no puede existir ninguna oposición o


repugnancia entre la acción divina, que infunde la gracia en las almas para
continuar nuestra redención, y la efectiva colaboración del hombre, que no
debe hacer vano el don de Dios [cf. 2 Cor 6,1]; entre la eficacia del rito
externo de los sacramentos, que provienen de la acción <sacramental> en sí
misma (ex opere operato), y el mérito del que los administra o los recibe, acto
que suele llamarse acción de quién actúa (opus operantis)»3.
En referencia a la obligatoriedad jurídica, emerge el concepto de
“precepto”4 referido a la eucaristía dominical, percibida claramente como
distinta de cualquier otra a la que puedo ir con un sentido de mayor
libertad5.
En síntesis, una celebración ritual tan especial como es la eucaristía del
domingo puede quedar reducida a un rito sacramanentalmente eficaz — por
algunas palabras-acciones-elementos — y prescriptivamente obligatorio. Se
podrá gustar más o menos la celebración, se sentirá más o menos
identificado con el sacerdote, la homilía se gozará o se soportará, pero de
una cosa se podrá estar seguro: se habrá cumplido lo que la Iglesia pedía,
con un rito válido, seguro, eficaz... e incluso hasta fructuoso si “no se ha
puesto ningún obstáculo” a la acción de la gracia6.
Es frente a esta situación ritual que abordamos los conceptos de
“performance” y “juego”.

2. La performance y el rito
Según la antropología cultural del siglo XX, la performance es una
secuencia transformativa, compleja de actos simbólicos7; un hacer
particular, con una acción comunicativa amplificada y cualificada, con
secuencias que ritman el comportamiento humano, de modo de hacerlo
selectivamente interactivo8. En dicho concepto se pueden encuadrar el rito,
el teatro, el deporte, los juegos, la danza y la música.

3
DH 3846.
4
Cf. CIC cc. 1246 §1 y 1247, donde se describe paradójicamente el domingo como
fiesta primordial de precepto, la obligación de participar en dicha fiesta, y la
prescripción aún de «gozar de la alegría propia del día del Señor o disfrutar del debido
descanso de la mente y del cuerpo». Los subrayados son míos.
5
Exceptuadas, claro está, las demás “fiestas de precepto”.
6
Atendamos cómo en las formulaciones dogmáticas se ha reducido el contenido
teológico a un mínimo antropológico positivo — “dignamente” — o negativo — “no
ponen óbice” — y se concibe de modo paralelo el rito externo y la gracia interna.
7
Cf. V. TURNER, Antropologia della performance, 149.
8
Cf. A.N. TERRIN, Liturgia come gioco, 63.
3

De este modo, al interno del mundo conceptual apenas mencionado,


podemos referirnos al rito como una performance transformativa; un
proceso generativo y regenerativo de la religión, entendida como algo más
que un sistema cognitivo — “conjunto de dogmas” — sino como
“experiencia significativa”9. TURNER opone el rito a la ceremonia, que en
vez de ser un proceso de transformación es un proceso de confirmación y
ratificación que celebra una estructura10.
La performance — y con ella, el rito que es una de sus variantes —, lleva
adelante un complejo sistema de resolución de los dramas sociales 11 a
través del llamado “proceso de liminalidad”12. Esta particular atribución es
de mucho provecho subrayarla, si tenemos en cuenta el rito desde el cual
partimos — la eucaristía dominical — al que acuden personas en situaciones
dramáticas — ya sea personales con una dimensión social, comunitaria; o a
la inversa, dramas realmente masivos que afectan al individuo —, en mayor
o menor grado.
Una última referencia estricta y directa al polivalente concepto de
performance es su relación con el flujo y la reflexividad. El flujo es
«un estado interior que puede ser descripto como una fusión de acción y
conciencia, la sensación holística presente cuando estamos totalmente
implicados en lo que hacemos, un estado en el cual una acción sigue a la otra
según una lógica interna, sin que aparentemente haya necesidad de una

9
Cf. TURNER, Antropologia della performance, 115.
10
Cf. TURNER, Antropologia della performance, 116.
11
Unidad de proceso social anarmónico o desarmónico que nace en situación de
conflicto. El drama está compuesto por cuatro fases principales de acción pública:
ruptura de las normales relaciones sociales – crisis durante la cual la ruptura se amplía
– acción reparadora, cuya gama posible es amplia y diversa (de alguna manera, la
reparación repite críticamente, y en otro nivel de lenguaje, la ruptura que produjo la
crisis) – reintegración, reaparición de la armonía, cf. TURNER, Antropologia della
performance, 148-149.
12
Concepto tomado de A. VAN GENNEP, modificado y enriquecido por TURNER:
mientras que para el primero, fundamentalmente a este proceso estaban sujetos los ritos
de pasaje, para TURNER, puede ser extendido a calquier rito de cualquier cultura (cf.
DAL MASO, A., L’efficacia dei sacramenti, 131). Su desarrollo básicamente consta de
una fase de separación, una fase central de marginalidad, liminalidad, transición o
ambigüedad — en la que hay una comunicación, recombinación e inversión en cierto
modo lúdicas —, y una fase de reagregación o restitución. Cf. TURNER, Antropologia
della performance, 188.
4

intervención consciente de parte nuestra [...] El flujo evita la dualidad y la


contrariedad, es no dualístico y no dialéctico»13.
Está a la vista que esta experiencia holística tiene mucho que ver con una
relación nueva — una cierta ruptura — del sujeto con el tiempo y el espacio.
La reflexividad es un detener el proceso de flujo, replegándose sobre uno
mismo en una situación en la que se es contemporáneamente el propio
sujeto-objeto directo14. Si, entonces, «una performance ritual es una
dialéctica flujo-reflexividad»15, quiere decir que, entre otros, la experiencia
de flujo se puede encontrar en el rito.

3. El juego y la performance
Todos tenemos la experiencia — quizás un poco lejana con recuerdos
infantiles — de lo que significa jugar. No es algo que hoy se tome a la
ligera, ya sea por su reconocida patología — la adicción al juego —, ya sea
por el valor fundamental a nivel psico-motriz, cognitivo y relacional que
tiene en la primera infancia16. No es igual de sencillo llegar a una
definición completa. Aunque sea sobre todo fenomenológica, aceptamos
que el juego es
«una acción libre, conciente de no ser tomada seriamente y situada fuera de la
vida habitual que sin embargo puede adueñarse totalmente del jugador, que en
sí misma no persigue ningún interés material, que se cumple dentro de un
espacio y un tiempo definidos a propósito, que se desarrolla con orden según
ciertas reglas y suscita relaciones sociales»17.
Se distinguen, así, en el juego elementos fundamentales como la
dinamicidad — “acción” —, la ruptura — “situada fuera de la vida” —, la
13
«[Flusso] è uno stato interiore che può essere descritto come una fusione di azione e
consapevolezza, la sensazione olistica presente quando siamo totalmente coinvolti in ciò
che facciamo, uno stato in cui un’azione segue all’altra secondo una logica interna,
senza che in apparenza ci sia alcun bisogno di un intervento consapevole da parte nostra
[...] Il flusso evita la dualità e la contrarietà, è non dualistico e non dialettico»,
TURNER, Antropologia della performance, 124-125.
14
Cf. TURNER, Antropologia della performance, 125.
15
TURNER, Antropologia della performance, 126.
16
Que un niño no juege, juege solo, juegue con determinados objetos y no con otros, no
es algo indiferente.
17
«[Il gioco è] un’azione libera, conscia di non essere presa sul serio e situata al di fuori
della vita consueta che nondimeno può impossessarsi totalmente del giocatore, azione a
cui in sé non è congiunto alcun interesse materiale, che si compie entro uno spazio e un
tempo definiti di proposito, che si svolge con ordine secondo delle regole e suscita
rapporti sociali», J. HUIZINGA, citado en TERRIN, Liturgia come gioco, 50.
5

capacidad de flujo — “puede adueñarse totalmente del jugador” —, el


autotelismo — “en sí misma no persigue ningún interés material” —, y la
transformatividad — “suscita relaciones sociales” —.
El juego incluye en su experiencia fundamental el así llamado “proceso
de liminalidad” que está al centro de la performance: separando del
cotidiano, recombinando lúdicamente18 — el individuo en sí mismo y en su
relación con los demás — y reagregando a un cotidiano no vivido ya como
el mismo. La performance es — en sentido amplio — un tipo de juego. El
juego es «un modo liminal o liminoide, esencialmente intersticial, en una
posición media entre todos los nudos taxonómicos standard, esencialmente
elusivo»19.
Queda confirmado, entonces, que el juego puede ser encuadrado como
un verdadero tipo de performance “sui generis”20.

4. La eucaristía dominical como “juego performativo”


De lo referido hasta aquí, se puede afirmar que juego, performance y rito
son realidades análogas o semejantes, aunque no totalmente sinónimas o
equivalentes. Con orígenes diversos y acentuaciones específicas pero
fenomenológicamente compatibles y conjugables unas con otras.
Por eso nos permitimos sostener que “juego” puede ser utilizado como
“categoría traductora teológico-cultural” al proceso sacramental descrito en
los conceptos tradicionales “ex opere operato” y “ex opere operantis”, con
la capacidad, aún, de superar el juridicismo subyacente en la concepción de
“cumplir con la misa de precepto”.
¿Por qué apelar al juego como categoría final, sintética, conclusiva de
dos conceptos autónomos en sí mismos — el ex opere operato-operantis21 y
la performance —?

18
«Ricomposizione libera o “ludica”», TURNER, citado en DAL MASO, L’efficacia dei
sacramenti, 145. El subrayado es del autor.
19
TURNER, Antropologia della performance, 283. La traducción es mía. A renglón
seguido, TURNER afirma: «Il gioco non è azione rituale», lo cual no impide, a mí
parecer, una comparación “subjuntiva” entre ambas realidades. Cf. también la
etimología que hace inmediatamente después el autor sobre “eludere”. Cf. también DAL
MASO, L’efficacia dei sacramenti, 131: «I generi dominanti di performance tendono ad
essere fenomeni liminali».
20
«Anche per il gioco vale l’idea profonda di performance», TERRIN, Liturgia come
gioco, 71.
21
Quedarnos sólo con estas categorías dogmáticas tradicionales sería seguir
promoviendo una concepción prevalentemente noética (la causalidad a partir de un
“significado” intelectual) y minimalista (la disposición como un mero “no poner óbice”)
6

En primer lugar porque es una categoría culturalmente actual22 a la vez


que antropológicamente atrayente — difícilmente alguien se resista a jugar
—.
En segundo lugar, porque es una categoría lacónicamente pletórica,
simultáneamente abarca: la transformación que acontece23, la relación entre
el sujeto y la comunidad en el marco de un contexto “dado” 24, la nueva
comunicación que se establece — a partir de una ruptura del nivel del
lenguaje, del pasaje del modo indicativo al subjuntivo25, del mono a un
pluri-multi-poli26 código comunicativo sinestético27 y de un primado del
código gestual sobre el verbal28 —, su intrínseca dinámica pedagogica-
identitaria29 y la gratuidad-repetitividad30 del evento — sacramental, en
nuestro caso —.
En este sentido, hablar de la eucaristía dominical como el “juego que
Dios nos propone” cada semana como comunidad eclesial, abre a una
sensibilidad distinta, en la que se pueda llevar la experiencia celebrativa al
máximo de sus potencialidades, superando un concepto puramente ético-
noético de dicho rito hacia uno más estético-dinámico.

de la acción sacramental. Hay que reconocer, sin embargo la “notable dificultad” con la
cual los tratados clásicos tratan de conjugar pertinentemente la significación y la
eficacia de los sacramentos, es decir, cómo de una realidad material puede esperarse una
causalidad en el orden intelectual-espiritual, cf. G. BONACCORSO, «Il sacramento, tra
azione e linguaggio», 109-110.
22
Se vea al respecto, la multiplicación de los llamados “juegos olímpicos”, “copas del
mundo”, “campeonatos” en todas sus variantes y modalidades.
23
Las relaciones lúdicas modifican irreversiblemente las relaciones históricas de los
jugadores entre sí y a la persona en sí misma. ¿No es algo similar — salvada la
diferencia — a la irreversibilidad sacramental? Cf. el concepto de «irreversibilità che si
autoimpone», atribuido a la experiencia de flujo y reflexividad, DAL MASO, L’efficacia
dei sacramenti, 152.
24
Claramente distinguidas, en nuestro caso, la subjetividad del individuo, la comunidad
eclesial en la que se inserta y la procedencia objetiva-divina del “juego sacramental”.
25
Cf. DAL MASO, L’efficacia dei sacramenti, 135-137; TERRIN, Liturgia come gioco,
58-61; TURNER, Antropologia della performance, 104-105, 202, 214, 220.
26
Cf. DAL MASO, L’efficacia dei sacramenti e la «performance» rituale, 145-149.
27
Cf. TERRIN, Liturgia come gioco, 72.
28
Cf. TERRIN, Liturgia come gioco, 68-71.
29
Se aprende jugando (Cf. TERRIN, Liturgia come gioco, 57) — y no viendo ni
memorizando las reglas — y el juego confiere un estatuto de identidad: revela cómo soy
en sí mismo y en relación con los demás («Rappresentando l’uomo si rivela a se stesso»,
TURNER, Antropologia della performance, 158).
30
Cf. TERRIN, Liturgia come gioco, 33-47.
7

Dicha propuesta, pretende re-integrar la celebración sacramental como


una realidad personalmente implicante31, a la vez que intrínsecamente
comunitaria; como una experiencia humanamente significativa, sin perder
su dimensión “trascendente” — sobre la cual no se ejerce dominio sino que,
al contrario, se la deja “adueñarse” de sí mismo para nuestra propia
transformación —.

31
Y no meramente “soportable” o evitando “obstaculizar” el paso de la gracia.
8

BIBLIOGRAFÍA
BONACCORSO, G., «Il sacramento, tra azione e linguaggio», en Sacramento e
azione. Teologia dei sacramenti e liturgia, ed. G. Tangorra-M.
Vergottini, Milano 2006, 107-141.
Codex Iuris Canonici auctoritate Ioanni Pauli PP. II promulgatus, AAS 75/II
(1983); trad. española, Código de Derecho Canónico, Pamplona 1983.
DAL MASO, A., L’efficacia dei sacramenti e la «performance» rituale. Ripensare
l’«ex opere operato» a partire dall’antropologia culturale, Caro
Salutis Cardo Studi 12, Padova 1999.
DENZINGER, H.-HÜNERMANN, P., Enchiridion symbolorum definitionum et
declarationum de rebus fidei et morum, Friburgo 199938; trad.
española, El Magisterio de la Iglesia. Enchiridion symbolorum
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GUARDINI, R., Vom Geist der Liturgie; trad. española, El espíritu de la liturgia,
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MOLTMANN, J., Die ersten Freigelassenen der Schöpfung: Versuche über die
Freude an der Freiheit und das Wohlgefallen am Spiel, München
1971; trad. española, Sobre la Alegría, la libertad y el juego. Los
primeros libertos de la creación, Salamanca 1972.
PIO XII, Carta Encíclica Mediator Dei (20 de noviembre de 1947), AAS 39
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TERRIN, A.N., Liturgia come gioco, Pellicano Rosso 218, Brescia 2014.
TURNER, V., The Antropology of Performance, New York 1986; trad. italiana,
Antropologia della performance, Antropologia, Bologna 1986.

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