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INTRODUCCION:
Finalidad de la exposición:
Con la presente exposición, que hemos titulado: "Hacia la inculturación del canto
litúrgico"queremos proponernos un fin más bien modesto. Ofrecer criterios de actuación
para lograr una auténtica inculturación del canto en nuestras comunidades, incluso,
quisiéramos tener como punto de partida la comunidad parroquial que es donde se lleva a
cabo, de manera más directa y vivencial, la animación de la pastoral litúrgica de nuestras
diócesis, y desde aquí presentar pasos concretos que pueden tomarse.
Los documentos del Magisterio de la Iglesia que estamos utilizando y a los cuales nos
referimos son los siguientes:
* Constitución "Sacrosanctum Concilium" especialmente en los números 37-40
( =SC )
* Secretario Nacional de Liturgia, Canto y Música en la celebración. Directorio
Litúrgico Pastoral ( España 1992 );
* Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramento,La
Liturgia romana y la Inculturación. IV Instrucción para aplicar debidamente
la Constitución Conciliar " Sacrosanctum Concilium" ( nn. 37-40) ( 25 de
Enero de 1994 ) (= LRI).
2
El estado de la cuestión significaría responder a varias preguntas: ¿en qué situación nos
encontramos delante de la necesidad de la inculturación del canto en nuestras
comunidades?; ¿hemos asimilado el concepto y proceso recto de inculturación?; ¿qué
significa tener un canto inculturado?; ¿qué pasos se necesitan dar para promover una
inculturación auténtica en nuestras comunidades?. La respuesta a la primera preunta
rebasa con mucho el alcance de esta ponencia, porque supone una actitud personal de
estudio, sinceridad y conocimiento de la propia realidad, en cambio, las otras tres creo que
merecen nuestra atención con el fin de ofrecer pistas de respuestas que
necesitarán,somos conscientes de ello, una traducción más sencilla y menos densa que
lo que les pretendemos presentar con estas líneas.
El orden que seguiremos con el fin de ofrecer criterios operativos que ayuden a proponer
un proyecto de inculturación del canto en nuestras comunidades es el siguiente:
- La palabra inculturación:
Según los Documentos de Santo Domingo: " Nace la cultura con el mandato inicial de
Dios a los seres humanos: crecer y multiplicarse, llenar la tierra y someterla ( cfr Gn
1,28-30). En esa forma la cultura es cultivo y expresión de todo lo humano en relación
amorosa con la naturaleza y en la dimensión comunitaria de los pueblos" ( SD 228 ).
1
Juan Pablo II, Carta encíclica Slavorum Apostoli ( 2 Junio 1985) 21; AAS 77
(19885) 802-803
2
Juan Pablo II, Carta encíclia Redemptoris Missio ( 7 de Diciembre de 1990 ) n. 52;
AAS 83 ( 1991 ), 300
4
otra parte, la Iglesia asimila estos valores, en cuanto son compatibles con el Evangelio, "
para profundizar mejor el mensaje de Cristo y expresarlo más perfectamente en la
celebración litúrgica y en la vida de la multiforme comunidad de fieles ". Este doble
movimiento se da en la tarea de la "inculturación" expresa así uno de los componentes del
misterio de la Encarnación" 3
2. Como todas las formas de la acción evangelizadora, esta tarea compleja y paciente
exige un esfuerzo metódico y progresivo de investigación y de discernimiento. La
inculturación de la vida cristiana y de sus celebraciones litúrgicas, para el conjunto
de un pueblo, sólo podrá ser el fruto de una maduración progresiva en la fe.
3
Juan Pablo II, Exhortación Catechesi Tradendae ( 16 de Octubre de 1979) 53;
AAS 71 ( 1979 ) 1319-1321.
4
Cfr. Codex Canonum Ecclesiarum Orientalium, can 584 ,2: " Evangelizatio
gentium ita fiat, ut servata integritate fidei et morum Evangelium se in cultura
singulorum populorum exprimere possit, in catechesi scilicet, in ritibus propriis
liturgicis, in arte sacra, in iure particulari ac demum in tota vita ecclesiali"
5
Cfr. CT 53: "... de la evangelización en general, podemos decir que está llamada a
llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas (...). Sólo así
se podrá proponer a tales culturas el conocimiento del misterio oculto y ayudarles a
hacer surgir de su propia tradición viva expresiones originales de vida, de celebración
yde pensamiento cristianos".
5
Hay que partir de los números 37-40 de la SC que contienen las normas para una
adaptación de la liturgia romana a la cultura y a las tradiciones de los distintos pueblos. Tales
números deberán interpretarse en el contexto de otros, particularmente del 23 y 34.
A su vez, SC 34 exige que, dada la índole de la liturgia romana clásica, resplandezcan los
ritos por su simplicidad, brevedad, claridad y practicidad. La adaptación presupone, pues, un
retorno a los orígenes; así es como se p uedenr ealizar innovaciones y modificaciones.
Se basa este número en la encíclia de Pío XII Summi Pontificatus ( AAS 31[ 1939] 529).
Se afirma en él que, en el campo de la liturgia, la Iglesia no pretende imponer ninguna
uniformidad rígida sobre lo que no afecta a la fe o al bien de toda la comunidad. Ya la comisión
conciliar declaraba cómo, mientras debe mantenerse en materia de fe una unidad absoluta, en
materia de bien común basta una unidad relativa. El pluralismo litúrgico patrocinado por SC 37
es de índole cultural y presupone como base el rito romano. Este número establece, efectivamente
que la Iglesia puede admitir en la liturgia elementos de las culturas y tradiciones, con la condición
de que armonicen con su auténtico espíritu.
Estos elementos de las culturas y tradiciones se describen con términos como genio,
cualiddes peculiares, estilos de vida . SC 37 fija las condiciones para su admisión en la liturgia.
La primera es negativa: " Que no estén indisolublemente vinculados a supersticiones y errores".
Y la segunda es positiva: " Que puedan armonizarse con el verdadero y auténtico espíritu
litúrgico". A ello deberá añadirse SC 40,1, donde se exige que las adaptaciones sean útiles o
necesarias.
La adaptación litúrgica es, pues, la admisión, en el ámbito litúrgico, de elementos
tomados de las culturas y tradiciones que, mediante un proceso de purificación, puedan ser
vehículos de la liturgia según la utilidad o necesidad de un grupo particular.
7
Estos números tratan de las legítimas diferencias dentro del rito romano, "salvada su unidad
sustancial" ( SC 38 ). No se declara, sin embargo, qué significa unidad sustancial, si bienpuede
adivinarse su sentido leyendo SC 39, que habla de "adaptaciones dentro de los límites
establecidos en las ediciones típicas de los libros litúrgicos". Lo cual significa que la unidad
sustancial del rito romano está garantizada por los libros oficiales, en donde se señalan los casos
de adaptación que se dejan a la iniciativa y obra de las conferencias episcopales. Tales
adaptaciones no podrán alterar ni la estructura fundamental ni la índole del rito romano, sino que
deberán darle más posibilidades pra responder a particulares necesidades, sobre todo en tierras de
misión. Las adaptaciones de esta naturaleza no se limitan a elementos puramente externos, como
rúbricas o colores litúrgicos, sino que se extienden hasta el ordenamiento de los mismos ritos, es
decir, a su estructura y a su texto, ya que lo permiten los libros oficiales. El ámbito de la adaptación
comprende los sacramentos y sacramentales, las procesiones, la lengua litúrgica, la músca sagrada
y el arte litúrgico ( SC 39 ).
SC 38 enumera los diversos grupos a los que sebe adaptar la liturgia: grupos étnicos,
regiones, pueblos, especialmente en las tierras de misión. La comisión conciliar aclaró que
praesertim ( especialmente ) acentúa la necesidad de una adaptacion de tal naturaleza en las
tierras de misión, pero in excluir las demás. La adaptación a los distintos grupos incluye la
posibilidad de legítimas variaciones entre región y región y, dentro de una misma región, entre
asamblea y asamblea. Pero sin olvidar que SC 23 exhorta a evitar, en cuanto sea posible, las
diferencias notables de ritos entre territorios contiguos ( y a fortiori entre asambleas próximas ).
Algunos libros litúrgicos publicados después del Vaticano II distinguen entre aptatio y
accommodatio. La primera es competencia de las conferencias episcopales y se refiere a la
aplicación de las posibilidades previstas en los libros oficiales. Las adaptaciones de esta naturaleza
han de someterse a la confirmación de la Santa Sede. La segunda ( accommodatio), competencia
de cada ministro, se refiere a las adaptaciones en asambleas, tiempos y lugares especiales, tal como
se especifica, dentro de los praenotanda o del ritual mismo, en los libros oficiales.
fuera de los territorios de misión, adaptar el rito romano a su propia y particular cultura.
SC 40 se refiere a " una adaptación más profunda de la liturgia". En los libros litúrgicos
no se especifican los casos que entrarían en esta adaptación. Las conferencias episcopales habrán
de presentarlos a la Santa Sede para su aprobación. SC 40 describe en tres párrafos el
procedimiento para tal tipo de adaptación.
* El primero encarga a la competente autoridad eclesiástica territorial el
determinar "qué elementos se pueden tomar de las tradiciones y genio de
cada pueblo para incorporarlos al culto divino". Las adaptaciones
consideradas útiles o necesarias deben someterse luego a la aprobación de la
Santa Sede.
* El segundo párrafo trata de las experiencias previas por un tiempo
determiando para algunos grupos limitados, reguladas por la confererencia
episcopal según las facultades que le hubiere otorgado la misma Santa Sede.
* El tercer párrafo habla de la asistencia técnica de peritos, sobre todo en las
misiones, donde se da por supuesto que presentan unas dificultades mayores
las adaptaciones de esta naturaleza.
En los modelos segundo y tercero no debe entenderse por cultura la suma total del
pensamiento y de los modelos lingüisticos de unp ueblo, de sus valores y creencias, de sus ritos
y tradiciones, de su literatura y arte.Como trasfondo de todo ello está el genio mismo del pueblo,
9
es decir, esa forma típica y espontánea de reacciónar frente a la realidad, que encuentra su
adecuada expresión, según marcos determinados, en un pensamiento, que se expresa, a su vez,
mediante un lenguaje y se traduce en ritos y tradiciones. Una adaptación cultural presupone
determinar acertadamente el genio de un pueblo y sus expresiones en lo que tienen de elementos
de cultura. Pero presupone también conocer bien el genio del rito tomano y sus expresiones
lingüisticas y simbólicas.
" La Iglesia fomenta y asume todas las facultades, al asumirlas, las purifica, fortalece
y eleva todas las capacidades y riquezas y costumbres de los pueblos en lo que tienen
de bueno(...). Con su trabajo consigue que todo lo bueno que se encuentra sembrado
en el corazón y en la mente d elos hombres, y los ritos y culturas de estos pueblos, no
sólo no desaparezca sino que se purifique, se eleve y perfeccione para la gloria de Dios,
confusión del demonio y felicidad del hombre" ( cfr. LG 13.17 ). De este modo la
Liturgia de la Iglesia no debe ser extraña a ningún país, a ningún pueblo, a ninguna
persona, y al mismo tiempo que trasciende todo particularismo de raza o nación. Debe
ser capaz de expresarse en toda cultura humana, conservando al mismo tiempo su
identidad por la fidelidad a la tradición recibida del Señor"6.
6
Cfr. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae ( 16 de Octubre
1979 ) 52-53; Carta Encíclica Redemptoris Missio ( 7 Diciembre 1990 ) 53-54;
Catecismo de la Iglesia católica, 1204-1206.
10
7
Juan Pablo II, Carta apostólica Vicesimus quintus annus ( 4 Diciembre 1988) 9.
8
NCIC 2585-2589
9
Cfr. Missale Romanum, Institutio generalis, Proemium 2.
10
cfr. SC 22. 36,3-4. 40,1-2 . 44-46; CIC 447ss . 838
11
1 La finalidad que debe guiar una inculturación del Rito romano es la misma que el
Concilio Vaticano II ha puesto como fundamento de la restauración general de la
Liturgia:" ordenar los textos y los ritos de manera que
- expresen con mayor claridad las cosas santas que significan
- y, en lo posible, el pueblo cristiano pueda comprenderlas fácilmente
- y participar en ellas por medio de una celebración plena, activa y
comunitaria" ( SC 21 ).
- los ritos " sean adaptados a la capacidad de los fieles, y, en general no
deben tener necesidad de muchas explicaciones" ( SC 34 )
- teniendo en cuenta siempre la naturaleza de la misma Liturgia,
- el carácter bíblico y tradicional de su estructura y de su forma de
expresión ( cfr. LRI 21-27).
11
Juan Pablo II, Carta Apóstolica Vicesimus quintus annus ( 4 de Diciembre ) 16
13
12
SC 22,1; CIC 838,1-2; Juan Pablo II, Constitución apostólica Pastor Bonus ( 28
Junio 1988) 62. 64,3; VQA 20.
13
La situación es diversa cuando los libros litúrgicos, editados después de la
Constitución litúrgica del Concilio Vaticano II, prevén en los Prenotandos y las
rúbricas cambios y posibilidades de elección dejados al juicio pastoral del que
preside, cuando se dice por ejemplo: "es oportuna", " con estos o semejantes
palabras", "se puede", "o...o"," es conveniente", "habitualmente", "se escoja la forma
más adaptada". El presidente al escoger una de las posibilidades debe buscar sobre
todo el bien de la asamblea, teniendo en cuenta su formación espiritual y la
mentalidad de los pariticpantes más que las preferencias personales o lo más fácil.
Para ls celebraciones de grupos particulares existen ciertas posibilidades de elección.
Es necesaria la prudencia y el discernimiento para evitar la división de la Iglesia
Local en "pequeñas iglesias", o "capillitas" cerradas en sí mismas.
14
c. La prudencia necesaria.
- Encontrar el equilibrio que respete los derechos de cada grupo o tribu sin
llevar por esto al extremo la particularidad de las celebraciones litúrgicas.
15
"En cuanto sea posible, evítense también las diferencias notables de ritos
entre territorios contiguos" ( cfr. SC 23 ).
Al decir música, sin pretender una definición, queremos hablar aquí de la expresión
vocal e instrumental en la experiencia celebrativa de la Iglesia.
Toda música creada por el hombre, mientras no le haga replegarse sobre sí mismo
ni le presente su propia imagen narcisista, sino que, al contrario, le abra a la esperanza
evangélica, es válida para el culto de los cristianos.
En este diálogo constante e íntimo con las más diversas culturas ha purificado y
potenciado sus valores, siempre está abierta a nuevas perspectivas para seguir hablando al
hombre en sus nuevos lenguajes culturales. Si el canto y la música han de ser fieles a la
liturgia, a sus ritos y exigencias, tienen que ser también enteramente fieles al pueblo que
celebra esa liturgia.
La nueva imagen del canto y música litúrgicos que promueve el Vaticano II da relieve
especialísimo a la necesaria relación culto-cultura, que dentro del pluralismo actual yde la
universalización planetaria de la Iglesia se convierte en la relación del culto con las
variadísimas culturas de Oriente y Occidente. A ésto responde la apertura a las lenguas
vivas y otras adaptaciones más profundas para aceptar y promover el "el genio y las
cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos" ( cfr. SC 37 ), Estudiando con
simpatía y aceptando en la Liturgia "lo que se puede armonizar con el verdadero espíritu
litúrgico".
El Concilio abre de par en par las puertas, ya no sólo al canto gregoriano y a la polifonía
16
clásica que siguen teniendo lugar privilegiado, sino también a los demás géneros, estilos
y formas de la música sagrada, de modo especial el canto popular. He aquí las palabras
textuales:
La renovación se ha ido llevando a cabo no sin lucha y tensión entre quienes ponene el
acento en custodiar el tesoro tradicional y los que no quieren límite alguno en el uso de
lenguas vivas y en la creatividad musical.
En fidelidad al espíritu y a la letra del Concilio, éstas son las principales áreas del repertorio
musical litúrgico en la Iglesia hoy:
14
Pío XII alaba, sobre todo, la únión íntima de la melodía con el texto sagrado ( cfr.
Encíclica "Musicae sacrae disciplina", 25 de Diciembre de 1955 ).
17
15
" Los pastores de almas cuidarán de que, además que en lengua vulgar, " los fieles
sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del Ordinario de la
Misa que les corresponde " ( cfr. SC 54; MS 47 ).
" Allí donde se haya introducido el uso de la lengua vernácula en la celebración de
la misa, los Ordinarios juzgarán si es oportuno mantener ñuna o varias celebradas en
latín - especialmente la misa cantada - en algunas iglesias, sobre todo enl as grandes
ciudades, que reúnan suficiente número de fieles de diversas lenguas " ( MS 48 ).
"En las acciones litúrgicas con canto que se celebran en latín:
a) El canto gregoriano, como propio d ela liturgia romana, en igualdad de
circunstancias ocuparaé el primer lugar ( cfr SC 116). Empléense oportunameante
para ello las melodìas que se encuentran en las ediciones típicas.
b) "Conviene también que se prepare una edición que contenga modos más sencillos,
para uso de las Iglesias menores" ( SC 117 )( MS 50 ) ( El "Graduale simplex" se
publicó el 3 de Septiembre de 1967 ).
"Para conservar el tesoro de la música sagarada y promover debidamente nuevas
creaciones dése mucha importancia a la enseñanza y al práctica musical en los
seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos, así como también en los
demas institutos superiores especialmente destinados a ésto ( cfr. SC 115 ). Debe
promoverse ante todo el estudio y la prácita del canto gregoriano, ya que, por sus
cualidades propias, sigue siendo una base de gran valor para la cultura en música
sagrada" ( MS 52 ).
18
" Los cantos llamados "Ordinario de la Misa", si se cantan a varias voces, pueden
ser interpretados por el coro, según las normas habituales, 'a capella' o con
acompañamiento de instrumentos, con tal de que el pueblo no quede totalmente
excluido de la participación en el canto" ( MS 34 ).
" Foméntese con empeño el canto religioso popular, de modo que en los
ejercicios piadosos sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con
las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces en los fieles" (
SC 118 ). La Instrucción aclara: " Y el canto sagrado popular, litúrgico y religioso"
( MS 4b ).
Aplicando los principios dados por el Vaticano II, de adaptación a razas y culturas
( SC 36-37) y a las lenguas de cada pueblo ( SC 40.54.113) la Instrucción de la
Sagrada Congregación de Ritos ( 26 de Septiembre de 1964 ) concretó que los
16
La instrucción " Musicam Sacram" es más explícita que el Concilio. Menciona " la
polifonía sagrada antigua y moderna en sus distintos géneros" ( MS 4b ). " Las otras
composiciones musicales escritas a una o varias voces, tanto si están tomadas del
tesoro musical tradicional como si son nuevas, serán tratadas con honor, favorecidas
y utilizadas según se juzgue oportuno. Cfr. SC 116" ( MS 50 c ).
19
"... los instrumentos que, según el común sentir y el uso normal, sólo son adecuados
para la música profana, serán excluidos de toda acción litúrgica, así como de los
ejercicios piadosos Cfr. Instrucción del 3 de septiembre de 1958, n. 70 ).
" Todo instrumento admitido en el culto se utilizará de forma que responda a las
exigencias de la acción litúrgica, sirva a la belleza del culto y a la edificación de los
fieles" ( MS 63 ).
Resumiendo: hoy es más importante que escoger bien los instrumentos hacer
20
Cuando la música y el canto son fieles al espíritu y a las normas de la Iglesia, podemos
decir que son aptos para la liturgia y pueden ser refrendados con aprobaciones explícitas 17. Este
criterio canónico engloba y aplica simultáneamente los tres criterios básicos previos: estético,
litúrgico y pastoral.
17
La Comisión Episcopal de Liturgia de España sisntetiza la normativa eclesial vigente:
" A la hora de componerñ y seleccionar los cantos para una celebración litúrgica,
sobre todo para la Eucaristía, es evidente que hay que tener presentes unos criterios
que no es superfluo recordar:
1. El valor del texto. Sin caer en el sentimentalismo, ni en el género demasiado
didáctico, las palabras del canto deben expresar adecuadameante la fe
cristiana, en consonancia con la nueva sensibilidad de la Iglesia en el campo
teológico y espiritual. Por eso los mejores textos suelen ser los que están
tomados o se inspiran en la Sagrada Escritura.
2. La calidad musical. Los cantos deben ser artísticamente bellos, sin
contradecir el buen gusto y en consonancia con la dignidad de la celebración
y de la rica tradición musical que siempre ha querido tener nuestra liturgia
cristiana.
3. La adaptación a la celebración. Cada momento musical tiene una finalidad
concreta: acompañamiento de procesiones, meditación de la lectura anterior,
aclamación gozosa, et. De este modo se logra que cada canto ayude
eficazmente a la dinámica de toda la celebración.
4. La adecuación a la comunidad concreta. No es lo mismo una pequeña
comunidad que una gran asamblea. Es distinto el ambiente rural que el
urbano. Una asamblea de niños, de jóvenes o de personas mayores requiere
un estilo apropiado de ritmos, de género musical e incluso de textos
adaptados a sus circunstancias. Siempre hay que tener muy presente la
capacidad musical de la comunidad y de la coral propia " ( Nota de la
Comisión Episcopal de Liturgia sobre los cantos del Ordinario de la Misa, 4
de Septiembre de 1987 ).
21
Por el que se ha de juzgar si una obra ( texto, música y ejecución ) es bella para ser signo
del misterio.
Este juicio es básico y primario. Lo deben dar músicos y literatos competentes, para no
confundir nunca el valor con el estilo, pues caben distintos géneros y estilos musicales y, dentro
de cada uno de ellos, obras más o menos válidas.
Toda música litúrgica debe ser buena. Pero no toda la buena música vale para la Liturgia.
Por éso la valoración estética, que es básica, no es decisiva, es insuficiente. Necesita la valoración
litúrgica y pastoral.
Las melodías y los cantos deben ajustarse a la nueva ordenación de los ritos, los ministerios
y la celebración tal como la Iglesia la vive hoy.
La naturaleza de la Liturgia misma es la que ayuda a determinar qué clase de música se
pide, qué partes deben preferirse para cantar y quién debe cantarlas. La elección de esas partes
cantadas, el equilibrio entre ellas y el estilo musical que se adopte han de reflejar la importancia
relativa de ellas en la celebración y el peculiar sentido de cada una. ( Estas podrían llamarse
exigencias estructurales ).
Otras exigencias se refieren a los textos, que han de ser compuestos, elegidos e
interpretados con sumo respeto y esmero para que sean expresivos en su rica variedad de
proclamaciones,aclamaciones, salmos, oraciones, himnos, etc.; cada uno tiene su función
específica, que debe ser acentuada por la música.
Los textos oficiales nuevos en gran parte están necesitando nuevas e inspiradas
musicalizaciones. Los provisionales o adaptados, sustitivos o complementarios deben " estar de
acuerdo con la doctrina católica, más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura
y de las fuentes litúrgicas" ( SC 121 ).
Las melodías y los cantos han de tener en cuenta la ley de la participación activa, plena y
consciente del pueblo, en cuestiones tan importantes como la lengua y la experiencia religiosa de
la comunidad.
Este juicio pastoral lo aplica el equipo de animación litúrgica cuando determina la música
que en esta situación particular, en esta situación particular, en estas circunstancias, ha de servir
22
a estas personas para expresar su fe en este lugar, en esta época, en esta cultura 18.
Se emplean los repertorios por razones de orden práctico, pero también por motivos
estéticos, pues las obras más preciosas y ricas en significado lo son gracias a su forma más
perfecta y se espera que sean ejecutadas tal como fueron creadas. La celebración también se
enriquece por las connotaciones afectivas e intelectuales de las que ciertas obras se han ido
cargando gracias a la experiencia de las personas y grupos que las han cantado.
No es suficiente un buen repertorio. Hay que recordarlo y darle vida para que la música
desempeñe bien su cometido en la celebración. Los llamados "modelos operativos" permiten unir
los dos aspectos de la acción litúrgica musical, que son la repetitividad y la novedad.
18
La Sagrada Congregación para el Culto Divino alienta a las Conferencias Episcopales
a considerar " no solamente la compatibilidad de la música liturgica con el tiempo
y las circunstancias de la celebración, sino también las necesidades de los fieles que
la cantarán. Deben usarse todos los medios, para promover el canto por parte del
pueblo. Nuevas formas deberían ser usadas, formas que estén adaptadas a las
diferentes mentalidades y a los gustos modernos " ( Instrucción " Liturgicae
Instaurationes", 5 de Septiembre de 1970, 3b.c).
Los signos de la celebración deben ser aceptados y recibidos, como significantes para
una experiencia de fe genuinamente humana, por estos fieles concretos. El juicio
pastoral puede ser ayudado por la sensibilidad a las características culturales y
sociales del pueblo que compone la asamblea: su edad, cultura y educación. Estos
factores influyen en la expresividad de los signos litúrgicos incluyendo la música.
Ninguna normativa logrará por sí sola una celebración verdaderamente pastoral de
los ritos sacramentales. Seimrpe debe ser aplicada con una viva preocupación
pastoral mirando a la comunidad concreta de culto..
23
reúne a celebrar la fe. ¿Qué proyecto se podría seguir para comenzar esta labor de inculturación
del canto en nuestras comunidades?. Antes de dar respuesta, limito mi aportación a indicar los
pasos que podrían y deberían desarrollarse en otro momento:
1. Promover una actitud de apertura ó dialogo con las culturas como la mantiene el
Magisterio de la Iglesia ante las exigencias culturales.( Actitud eclesial)
2. Asimilar el concepto de cultura y tener una especial preocupación de conocer e
individuar los elementos que hacen una cultura en la misma Asamblea que participa
en nuestras celebraciones.( Actitud sociológica-pastoral)
3.. Asimilar y profundizar en las exigencias, condiciones, principios y normas de
la inculturación en general y del rito romano.( Actitud teológica )
4. Saber distinguir los ámbitos de la adaptación.( Actitud de unidad y diversidad )
5. Urge impregnar nuestro medio con la Palabra de Dios y textos patrísticos y
eucológicos.( Actitud orante ).
6. Conviene insistir en los tres criterios de discernimiento: estético, litúrgico y pastoral.
(Actitud de discernimiento ).
7. La formación de los agentes de música sacra en la comunidad en integración
coordinada con las demás secciones de arte y liturgia en programas comunes y
específicos.( Actitud de comunión eclesial )
Quiera el Señor concedernos los instrumentos que necesitamos para promover con tino y
oportunidad el trabajo de inculturar el Evangelio en nuestra vida y nuestras celebraciones.
INTRODUCCION
Finalidad de la exposición..................................................................................... 1
Límites y fuentes de nuestra ponencia ............................................................ 1
¿Cuál es el estado de la cuestión que queremos tocar?..................................... 2
¿Cuál es el contenido de nuestro taller?........................................................... 2
¿Cuál es el contenido de nuestra ponencia? .................................................... 2
Precisión del contenido ................................................................................... 2
- La palabra inculturación............................................................. 2
- ¿Qué se entiende por cultura? .................................................... 3
- ¿Cuándo se tiene una cultura cristiana?...................................... 3
- ¿Qué se entiende por inculturación? ....................................... 3
Se imponen tres observaciones ................................................. 4
- Inculturar según los tres misterios cristianos de la fe católica..... 5
- La inculturación es un proceso ¿qué supone ésto? ...................... 5
- ¿Qué diferencia hay entre Inculturación y Adaptación?. El ámbi
to de las adaptaciones en el rito romano .................................... 5
SC 37: Principios generales de adaptación ................................................ 6
SC 38-39: Primer grado de adaptación ................................................ 7
SC 40: Segundo grado de adaptación ............................................... 7
Tres modelos de adaptación litúrgica ......................................................... 8
1. Finalidad ......................................................................... 12
2. Unidad sustancial del Rito Romano ............................... 12
3. Autoridad competente ................................................... 12