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Barranquilla, Abril 1/18

Tema: VIVA EL REY RESUCITADO.


Texto: Salmo 16:10. “Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu
santo vea corrupción.”

Hoy Dios quiere que leamos este salmo, para que sigamos la visión del salmista,
ya que nosotros somos diferentes, porque no le decimos a Dios lo que pensamos
o sentimos y mucho menos reconocemos, quien es él que nos escucha nuestras
oraciones.

Expresar nuestros sentimientos mientras enfrentamos problemas, es difícil para


nosotros, pero el salmista nos enseña que él sabe quién es el que lo escucha; por
eso derrama su alma ante Dios, diciéndole como se siente, teniendo la seguridad
que es escuchado por nuestro padre celestial, que su fe, la esperanza y el amor
sobrepasan el temor y el sufrimiento; pero su angustia aumenta cuando la
respuesta a su oración tarda y así se lo expresa en su oración.

Jesucristo murió en la cruz después de enfrentar un juicio injusto, manejado por


Satanás, quien quería ver muerto al hijo de Dios, a nuestro libertador, para que
nuestras posibilidades de reconciliación con Dios y el camino a la vida eterna, se
nos fuera arrebatada de nuestras manos; pero Jesucristo al derramar su sangre y
resucitar al tercer día, venció la muerte y a Satanás (como lo tenía bien claro el
salmista)

Jesucristo que derramó su sangre del cordero inmolado, nos limpia de todo
pecado, siempre y cuando reconozcamos este sacrificio tan grande que hizo por
nosotros en la cruz del calvario. El evangelista Mateo, nos dice en el Capítulo 28
V. 7: Que el ángel de Dios, nos dio las buenas nuevas que Jesucristo resucitó y
está vivo y si lo confesamos con nuestra boca y lo creemos en nuestro corazón
somos salvos. Amén. Feliz día.

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