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Ritual de La Celebracion de La Palabra
Ritual de La Celebracion de La Palabra
SALUDO
El Sr. Nuncio apostólico dice:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico:
Y con Tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
El Sr. Nuncio apostólico invita a los fieles al arrepentimiento:
Señor, ten piedad Hijo del hombre, que conoces y comprendes nuestra debilidad
El pueblo responde cantando:
Cristo, ten piedad Hijo primogénito del Padre, que haces de nosotros una sola
familia
El pueblo responde cantando:
Amén.
ORACIÓN COLECTA
ios nuestro, que concediste a los santos Inocentes dar testimonio de Cristo, no de
palabra, sino con su sangre, ayúdanos a poner de manifiesto nuestra fe, no solo con
nuestros labios, sino, más bien, con nuestra conducta diaria. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
El pueblo responde:
LITURGIA DE LA PALABRA
MONICIÓN DE LA PRIMERA LECTURA
En este pasaje joánico se ratifica a los que creemos en Cristo, que debemos andar
en la luz de la verdad; buscando siempre ser gratos a Dios reconociendo que somos
pecadores. Así pues, podremos sentir la esperanza certera que el auxilio divino, de
ser perdonados, nos viene por su sangre que nos purifica. Escuchemos con atención
esta enseñanza de fe. Primera Lectura (1Jn 1, 5-10; 2, 1-2)
"La sangre de Cristo nos purifica de todo pecado".
SALMO RESPONSORIAL:
R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador. Si el Señor no
hubiera estado a nuestro favor cuando nos atacaron los hombres, nos habrían
devorado vivos en el volcán de su ira. R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de
la trampa del cazador. Nos habrían tragado las aguas, un torrente habría pasado
sobre nosotros; habrían pasado sobre nosotros las aguas turbulentas. R. Hemos
salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador. La red se rompió y
pudimos escapar. Nuestro auxilio es el Señor, que hizo el cielo y la tierra. R.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
PRESENTACIÓN DE CANDIDATOS
Antes de la Homilía se llama a los monaguillos
Presente
El Padre Rector del Seminario dice:
Acérquense los que serán instituidos como Lectores: Seminarista Gregory Emiro Lobo
Maldonado, de la Arquidiócesis de Mérida, estudia en el Seminario Arquidiocesano
“Santa Rosa de Lima” de Caracas.
Seminarista Jeany , de la Arquidiócesis de Mérida, estudia en el Seminario
Arquidiocesano “San Buenaventuda” de Mérida. Sr. Ricardo Moreno, ministro
extraordinario de la Parroquia San Rafael de Mucuchies. Acérquese el que será
instituido como Acólito: Seminarista Juan Cancio Márquez Pabón, de la Arquidiócesis
de Mérida, estudia en el Seminario Arquidiocesano “San Buenaventuda” de Mérida.
Los van llamado uno por uno, y responden con la siguiente fórmula, cuando estén al
frente dicen:
Presente
HOMILIA
Luego el Sr. Nuncio apostólico dirige unas breves palabras a la comunidad
Mons. Reciba nuestro caluroso saludo lleno del amor de Dios y de la alegría que nos
da el compartir con Usted este momento tan importante para nosotros que con cariño
servimos en el altar del Señor, en el banquete eucarístico, por eso unido a mi
grupo de compañeros, venimos a que nos sea impuesta la sotana, con el fin de servir
dignamente al altar del Señor.
El seminarista Juan Cancio, dice:
Sí, Padre.
El Sr. Nuncio apostólico, dice:
Queridos niños: Desde el día de su bautismo son hijos de Dios y forman parte de la
Iglesia Católica, cada día de su vida que transcurre en la fidelidad al Señor es
una ofrenda agradable a sus ojos.
Ahora, animados por sus padres y esta comunidad católica quieren servir al Señor
con una dedicación mayor, ayudando al sacerdote en el altar. La Iglesia los acoge
para este propósito y ruega a Dios por ustedes.
Se invita a hacer un aplauso. El Sr. Nuncio apostólico, prosigue:
Así pues junto a su arzobispo les preguntamos: ¿Quieren servir con alegría a la
asamblea del pueblo de Dios, realizando los servicios que les serán asignados
durante las celebraciones, junto al altar?
Todos:
Sí, queremos.
Mons. Baltazar Porras, dice:
Sí, queremos.
Señor Jesucristo, tanto amaste a los niños que dijiste: “dejen que los niños se
acerquen a mí, pues de los que son como ellos, es el Reino de los Cielos”. Tú que
escogiste estos pequeños como servidores del altar, te pedimos que hagas que ellos
usen con reverencia y dignifiquen con su conducta estas vestiduras, destinadas a
las celebraciones sagradas y santificadas por tu bendición. Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico asperja las albas con agua bendita. Luego dice:
Pues bien, reciban ustedes el alba que los identifica como servidores del altar de
mano de sus padres.
Los monaguillos una vez revestidos, junto al grupo de monaguillos se colocan de
rodillas para ser bendecidos. Los padres se retiran a sus asientos. El Sr. Nuncio
apostólico, dice:
OREMOS Oh Dios, que has enviado al mundo a Jesucristo, tu Hijo, para salvar a los
hombres y mujeres. Bendice a estos hijos tuyos que hoy se presentan ante Ti, para
que los hagas dignos de servir en el altar y contribuyan, con su bondad y alegría a
revelar la grandeza del misterio pascual de tu Hijo. Que vive y reina por los
siglos de los siglos.
Todos dicen:
Amén.
Se colocan de pie.
IMPOSICIÓN DEL CRUCIFIJO A LOS MONAGUILLOS ANTIGUOS
Los padres de los niños llevan los crucifijos al Sr. Nuncio apostólico, quien dice:
Amén.
El Sr. Nuncio Apostólico, dice:
Que este crucifijo los identifique como miembros de la Iglesia al Servicio de altar
y que los comprometa a ser fieles a la Palabra y a dar testimonio de Jesús.
A continuación, los papás le imponen el crucifijo a sus hijos.
Roguemos ahora a Dios Padre todopoderoso, para que se digne bendecir a estos hijos
suyos, elegidos para el ministerio de lectores, para que, solícitos en el oficio
que hoy les confía, predicando a Cristo, glorifiquemos al Padre celestial.
Todos oran, por unos instantes, en silencio
Dios, fuente de toda luz y de toda bondad, que enviaste a tu Hijo, Palabra de vida,
para revelar a los hombres el misterio de tu amor, dígnate bendecir + a estos
hermanos nuestros, elegidos para el ministerio de lectores; concédeles que,
meditando asiduamente tu Palabra, penetrados y trasformados plenamente por ella, la
anuncien con fidelidad a sus hermanos. Por Jesucristo nuestro Señor Amén.
ENTREGA DEL LIBRO DE LA SAGRADA ESCRITURA
Se acercan uno a uno y se arrodillan frente al Sr. Nuncio Apostólico, que les dice:
Amén
Ahora hermanos, oremos al Señor, para que se digne colmar con su bendición a
quienes eligió para el ministerio de acólitos y les dé fuerza para servir siempre
con fidelidad a su Iglesia.
Todos oran, por unos instantes, en silencio
Padre clementísimo, que por medio de tu Hijo único encomendaste a tu Iglesia el pan
de vida, dígnate bendecir a este hermano nuestro, elegido para el ministerio de
acólito, para que, participando con frecuencia de la Eucaristía, distribuya con
fidelidad el pan de vida a los fieles y crezca constantemente en la fe y en el
amor, para edificación de tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Amén.
BENDICIÓN DE LOS VITRALES
Sr. Nuncio Apostólico:
Oremos: A ti, señor y Dios nuestro, elevamos hoy nuestra oración hecha alabanza y
acción de gracias. Tú eres el Dios que nos salva, la Palabra que se hace
revelación, la Luz que nos ilumina. Por eso el hombre siempre ha intentado
conocerte, ha buscado tu rostro, ha querido ver tu imagen. Pero tú escapas de
nuestros ojos y no puedes ser encerrado en la mirada de los hombres. Creemos, sin
embargo, que estás a nuestro lado, y que te nos has mostrado en tu Hijo Jesucristo.
Te damos gracias por permitirnos adornar nuestro lugar de encuentro contigo con
estos vitrales, de San Rafael Nuestro patrono y de San Isidro patrono de nuestro
trabajo cotidiano, que nos recuerdan tu amor permanente de Padre y que es signo
claro de tu bondad. Dios nuestro, tu palabra santifica todas las cosas, derrama tu
bendición + sobre estos vitrales y sobre todos los que trabajaron por conseguirlos.
Acepta, padre bueno, nuestra alabanza junto con la súplica filial de sentir siempre
tu presencia y tu salvación a través de todos los signos e imágenes que nos
recuerdan tu perenne amor hacia nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos dicen:
Amén.
RITO DE COMUNIÓN
El Sr. Nuncio Apostólico dice:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que
Cristo nos enseñó:
Todos dicen:
adre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
El Sr. Nuncio Apostólico dice:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda
perturbación, mientras esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Todos dicen:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy».
No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu
palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los
siglos.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio Apostólico
Y con tu espíritu.
El Sr. Nuncio apostólico
Dense fraternalmente la paz. CORDERO DE DIOS CANTADO Cordero de Dios, que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del
mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
El Sr. Nuncio apostólico
Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a
la Cena del Señor.
Todos dicen:
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme.
En este momento se da la Comunión.
ORACIÓN FINAL
Dios nuestro, que en virtud del nacimiento de Cristo otorgaste a loa santos
inocentes el premio de la gloria, concédenos, por el Cuerpo de Cristo que hemos
recibido, participar abundantemente de su redención, por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos dicen:
Amén.
RITO DE CONCLUSIÓN
El Sr. Nuncio Apostólico
Y con tu espíritu. Que Dios, cuya infinita bondad disipó las tinieblas del mundo,
con la encarnación de su Hijo, e iluminó este tiempo con su nacimiento glorioso,
aleje de ustedes las tinieblas del pecado y alumbre sus corazones con el esplendor
de las virtudes.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Y que los colme de su paz y de buena voluntad y les conceda participar un día de la
Iglesia celeste.
Todos dicen:
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Amén.
El Sr. Nuncio apostólico
Pueden ir en paz.
Todos dicen: