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REAL CEDULA DE 1533

REAL CEDULA:

Para comenzar hay que tener un concepto de real cédula como un tipo de
orden expedida por el rey de España entre los siglos XV y el siglo XIX,
mediante el cual el monarca intervenía para solucionar algún conflicto de
relevancia jurídica, establecía alguna pauta de conducta legal, creaba alguna
institución, nombraba algún cargo real, otorgaba un derecho personal o
colectivo u ordenaba alguna acción concreta. Usada principalmente en los
dominios españoles de ultramar (América y Filipinas), con asesoramiento en la
mayoría de los casos del Consejo de Indias.

Entre estas existen dos variantes fundamentales: Las reales cédulas de oficio
que se derivan de la propia función administrativa, que inician con el nombre -si
es personalizada- o con los cargos o títulos de las personas a las que se dirige.
Las otras reales cédulas son otorgadas, igualmente por el Rey, pero a petición
de parte y comienzan mencionando el asunto de la solicitud y al solicitante.

REAL CÉDULA A LA AUDIENCIA DE LIMA

La real cedula a la audiencia de Lima es dada para que averiguase cuáles eran
las tierras llamadas del sol, cuáles sus propietarios actuales y con qué títulos
las ocupaban.

A comienzos del descubrimiento se comienza una búsqueda de las nuevas


tierras, donde se establece organizar pequeñas expediciones tanto al Perú
como los lugares fronterizos. Tras un recorrido por la costa hacia el sur, hasta
Santa, le sirvió a Pizarro para recoger datos más precisos sobre los incas, el
conquistador volvió a Panamá y más tarde a España, para firmar las
capitulaciones de la conquista que proyectaba, Por real cédula de junio de
1529 la emperatriz Isabel le autorizó al descubrimiento de 200 leguas de tierra
y le concedió los títulos de gobernador, capitán general y adelantado del Perú.

“Presidente y oidores de la Audiencia Real de las provincias del Perú.

Ya sabéis, o debéis saber, cómo el Emperador Rey, mi señor, mandó dar y dio
su cédula para vosotros, firmada de la Serenísima Reina de Bohemia,
gobernadora, que a la sazón era de estos reinos, su tenor de la cual éste que
sigue:

El Rey. A nos se ha hecho relación que en esas provincias hay muchas tierras
que solían llamar del Sol, otras del Inga o de los caciques de ellas, las cuales
dichas tierras solían labrar los indios para el dicho Sol y para el dicho Inga o
cacique, y que de poco tiempo a esta parte los españoles que están en esa
tierra han tomado a los indios algunas de las dichas tierras y sus rozas.

Y que convendría proveer cómo las dichas tierras se tornasen a dichos indios o
a Nosotros, o las que así llamaban del Sol se aplicasen a las iglesias, salvo que
alguna parte estuviese ocupada en la fundación de algún pueblo, porque por la
dicha parte se podría dar otra tal que se aplicase a quien de derecho la había
de haber.

Y visto por los del nuestro Consejo de las Indias fue acordado que debía dar mi
cédula para Vos, y Yo túvelo por bien, porque os mando que veáis lo susodicho
y, asistiendo nuestro fiscal de esa Audiencia a ello, llamadas y oídas las partes
a quien tocare, hagáis y administréis cerca de ello lo que hallaréis por justicia.

Y haciéndolo así, hagáis averiguación de la calidad y cantidad de las dichas


tierras que así llaman del Inga y del Sol, y de las personas que así las tienen
entradas y ocupadas, y de qué tiempo a esta parte, y qué títulos o causas
tenían a ellas los dichos caciques, y cuyas habían sido antes que se aplicasen
a ello, o al dicho Sol.

Y hecha la dicha averiguación, Nos enviaréis relación de ella, juntamente con


vuestro parecer, para que, proveamos lo que convenga e veamos si convendrá
dar las dichas tierras del Sol o algunas de ellas, a las iglesias o monasterios u
hospitales de esas partes, e así mismo las de los dichos Ingas, si pertenecen a
Nos o a nuestra disposición.

Sobre lo cual así mismo enviaréis vuestro parecer. Y hecho sobre todo lo
susodicho los procesos con las partes a quien tocaren, y conclusos para
definitiva, los enviaréis al dicho nuestro Consejo de las Indias, citando las
partes perentoriamente para que dentro de un año vengan o envíen en
seguimiento de los dichos negocios, con apercibimiento que no viniendo o
enviando, en su ausencia o rebeldía se harán como si ellos estuviesen
presentes.

Y para hacer lo suso dicho llamaréis así mismo a los caciques e indios que así
hubieren sido despojados de las dichas tierras, o los herederos de ellas, si no
fueren vivos.”

Real Cédula (20 feb) por la que se permite de nuevo la esclavitud de los indios capturados en
“guerra justa”, así como marcarlos en el rostro con un hierro.

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