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I Congreso Binacional de Investigación Científica

V Encuentro de Jóvenes Investigadores


GABRIELA MISTRAL: TRES CONCEPTOS CLAVE DE SU PENSAMIENTO POLÍTICO COMO
MUJER LATINOAMERICANA
Educación y cultura. Patrimonio histórico y cultural.
SAAVEDRA NALE, Ana Amelia
UNSJ-FFHA - IHRA

El presente trabajo monográfico aborda la temática de la filosofía política y social de Gabriela Mistral en el
contexto latinoamericano; el propósito del mismo es abordar a Gabriela Mistral y pensamiento; teniendo en
cuenta las influencias vitales y vivenciales de la América Latina de inicios y mediados del siglo XX como su
principal fuente de inspiración, tanto para su obra literario como sus discusiones epistolares y textos políticos. El
objetivo de este trabajo es comprender las implicaciones del discurso mistraliano en la construcción del
pensamiento y la identidad de América Latina; así como su visión como mujer de una época convulsa y de
grandes cambios en un continente que pugnaba por empoderarse en el mundo, basándose en tradiciones y
experiencias políticas auténticas y autóctonas, en búsqueda de una unidad y desarrollo común. Para la
elaboración de este trabajo se ha realizado una investigación de tipo exploratorio-descriptiva, reflejándose esta
en el uso de bibliografía y trabajos en torno a la figura de Gabriela Mistral, así como algunos fragmentos de sus
obras.

PALABRAS CLAVE: Gabriela Mistral * pensamiento político * mujer latinoamericana

Gabriela Mistral nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, ciudad norteña en el Valle del Elqui. Fue bautizada como
Lucila de María Godoy Alcayaga, Su familia era de origen trabajador: su padre, profesor, Juan Jerónimo Godoy
Villanueva, y su madre, modista, Petronila Alcayaga Rojas. Su familia influyó decisivamente en su decisión de
dedicarse a la docencia, labor que llevó adelante promoviendo el pensamiento pedagógico centrado en el
desarrollo y la protección de los niños. Inició su profesión a los 15 años, en distintas instituciones escolares del
interior chileno. Su ingreso a la Escuela Normal de Preceptoras de La Serena se vio frustrado debido a la
resistencia que despertaron algunos poemas suyos en círculos conservadores locales, que los calificaron como
"paganos" y "socialistas". Luego se trasladó a Santiago, donde continúo su labor docente y conoció a Pablo
Neruda. En Santiago aprobó los exámenes para convertirse en preceptora (1910), tarea que desempeñó en
regiones como Traiguén, Punta Arenas, Antofagasta y Temuco. Los progresos en la profesión docente corrieron
paralelos al desarrollo de su producción poética. La prensa regional de La Serena (El Coquimbo), Ovalle y en
Vicuña (La Voz del Elqui) difundió sus primeros escritos, entre los cuales se cuentan "El perdón de una
víctima", "La muerte del poeta", "Las lágrimas de la huérfana", "Amor imposible" y "Horas sombrías",
publicados entre agosto de 1904 y septiembre de 1910.

En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministro de Educación mexicano, el poeta José Vasconcelos,
con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país. Fue también
en este año que apareció en New York Desolación bajo el alero del Instituto de Las Españas, dirigido por el
crítico literario español Federico de Onís. A partir de esta publicación Gabriela Mistral adquirió reconocimiento
y prestigio internacional siendo considerada como una de las mayores promesas de la literatura latinoamericana.
También marca el inicio de una serie de publicaciones de la poetisa nacional en tierras extranjeras. En México se
editó Lecturas para Mujeres en 1923 y un año más tarde, en España, se publicó Ternura. Durante la década de
1930 Gabriela Mistral dictó numerosas conferencias y clases en Estados Unidos, Centro América y Europa. En
1932 inició su carrera consular en Génova, Italia, pero que finalmente no logró ejercer al declararse abiertamente
en oposición al fascismo. Hacia 1938 retornó a América Latina coronando este regresó con la publicación de
Tala, libro editado en Buenos Aires a instancia de su amiga Victoria Ocampo. Posteriormente regresó a Estados
Unidos con el respaldo de la Unión Panamericana. En 1945 la Academia Sueca galardonó finalmente a Gabriela
Mistral con el Premio Nobel de Literatura, premio que recibió el 10 de diciembre de aquel año. Años después de
este reconocimiento de carácter universal en Chile se le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1951.
Galardón que viene coronado a nivel nacional en 1954 con Lagar, que corresponde al primer libro de toda su
producción publicado en Chile antes que en el extranjero. El 10 de enero de 1957, luego de luchar largamente
con un cáncer al páncreas, Gabriela Mistral falleció en el Hospital de Hempstead, en Nueva York. De manera
póstuma aparecieron libros que reunieron parte de sus prosas, rondas, cantos, oraciones y poemas, como Motivos
de San Francisco en 1965, Poema de Chile en 1967 y Lagar II, entre otros (Biblioteca de Chile, 2016).

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Principales conceptos del pensamiento político y social mistraliano.

Los tres conceptos que atraviesan el pensamiento mistraliano constituyen ejes de análisis que no solo van de la
mano, sino que se cruzan y superponen a lo largo de su obra: tierra, mujer e identidad. Mistral no concibe tierra,
identidad y feminismo la una sin la otra, entendiendo el proyecto latinoamericanista como una idea global y
emancipadora de las clases y sujetos subalternos de la América Latina unida.
Ante estas temáticas Gabriela Mistral se posiciona como sujeta epistémica, concepto que implica romper con la
tradición de pensamiento eurocéntrica fundada en la razón occidental, generando filosofías que devienen de las
pensadoras indígenas quienes se posicionan como sujetos de producción de conocimiento y promueven otras
lógicas del saber, esto implica una dialéctica sin síntesis, portadora de contradicciones, entre otras ideas
(GARGALLO, 2006). Gabriela Mistral propone una “razón poética” para la recuperación de la tradición oral
indígena y campesina.
Nacida en un ámbito rural, y emigrada a México en 1922, por invitación de José Vasconcelos a participar de las
transformaciones educativas en el país, Gabriela Mistral tuvo la oportunidad de vivenciar uno de los procesos
claves de la Latinoamérica de principios de siglo: la reforma agraria en el marco de la Revolución Mexicana.
Es en México donde se imbuye en la corriente de pensamiento latinoamericano, donde se enfocará en la crítica al
modelo de haciendas, en especial el reparto de tierras a los campesinos y en particular, al rol de las mujeres en
este aspecto (GÓMEZ CAÑOLES, 2013).
Su vida errante y el profundo conocimiento de los territorios latinoamericanos, así como su temprana
vinculación con los intelectuales de la región consolidaron sus otras dos preocupaciones intelectuales: el asunto
indígena y la cuestión social (ARANDA, 2014).

1. Tierra

Escribe Mistral al respecto de la cuestión agraria y el campesinado “la clase campesina comprende de un 50%,
un 70%, 80% formidables en aquellas poblaciones [americanas]. No se puede olvidar eso, vivir al margen de
semejante hecho, por ignorancia, si no por malicia, bizca y perversa” (MISTRAL, Pasión Agraria, 1929). Para
Mistral, nacida y crecida en el ámbito rural chileno, y definida como “campesina de origen, campesina de
costumbres y campesina voluntaria o deliberada, para que el problema le golpee el corazón después de
quemarle los ojos con los que ha mirado la venta paulatina de la América nuestra” (MISTRAL, "Conversando
sobre la tierra", 1931) la tierra y la identidad conforman una sola cosa, definitoria del proyecto o ideal de una
América Latina emancipada que legitime la “raza mestiza americana”, entendiendo por raza un acto de creación
de una narrativa y la búsqueda de una identidad colectiva en detrimento del otro europeo (GÓMEZ CAÑOLES,
2013). Según Figueroa, Silva y Vargas, la intención de Mistral es “reencontrar al hombre americano con la
Tierra, devolviéndole así el alma al suelo, como era en el principio” (FIGUEROA, SILVA, & VARGAS, 2000).
Según explican, en el pensamiento mistraliano, la vida campesina “no es la representación pueril de la colonia
chilena y su posterior proceso de urbanización condicionado a la voluntad del dueño del fundo; tampoco es la
visualización típica del roto chileno o del huaso encopetado. El campesino al que Gabriela se refiere es el
hombre que cultiva la tierra, el labrador quechua, mapuche, mestizo, americano, hombres o mujeres que
trabajan el campo y rescatan sus frutos para el bien de la humanidad.” (FIGUEROA, SILVA, & VARGAS,
2000).

Mistral interpreta el alejamiento de los hombres respecto a la comunión con la tierra fruto del proceso de
modernización e industrialización, del auge de las grandes urbes y de la pérdida de la cercanía con la naturaleza.
Expresó fuertemente sus opiniones al respecto en una serie de artículos publicados en El Mercurio, donde
abogaba por una reforma agraria en Chile que garantizara un estímulo productivo y un nuevo acercamiento a la
naturaleza. Lamentablemente no pudo observar estos cambios durante su vida en Chile. La reforma agraria sería
implementada en 1962, algunos años posteriormente a su muerte.

2. Mujer
“Mi condición de mujer no tengo ninguna gana de olvidarla”
Gabriela Mistral, Bendita mi lengua sea. Diario íntimo.

Gabriela Mistral sostenía que “por mi voz hablan muchas mujeres de clase media y del pueblo” (MISTRAL,
Carta a Pedro Aguirre Cerda, 1925). En su escritura se manifiesta el pensamiento de una mujer comprometida
con su época, que ataca la injusticia social, la falta de democracia y los totalitarismos en auge en la primera

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mitad del siglo XX. Sostiene que “yo soy una subalterna que debe tener, santo Dios, la boca callada”
(QUEZADA, 2002), plasmando así el rol asignado a la mujer en este momento, un sujeto social sometido a la
autoridad y opinión del género masculino y los lineamientos conductuales del patriarcado, muy fuerte en la
región latinoamericana.

Gabriela Mistral expresaba que la educación de las mujeres debía girar en torno a tres elementos: libertad,
autonomía y emancipación (PRADA ORTÍZ, 2010). Para que las mujeres fueran sujetos activos de la sociedad
debían poseer los mismos derechos que los hombres.

Su foco de atención eran las mujeres pobres, las campesinas:

“Y no se nos diga que la mujer humilde no necesita instruirse para alcanzar hasta las simas morales de la
abnegación. Conozco las almas maravillosas que ha sacudido el destino como una sarta de estrellas en la clase
humilde; he visto tal vez los ejemplares más puros de la humanidad nacer, desarrollarse sin estimulo en un
ambiente inauditamente hostil; pero sé también que cuando la naturaleza no pone en los honores la virtud fácil
como pone el perfume en la flor, solo la educación es capaz de crear un sentimiento y tatuar los deberes en la
mitad del pecho humano” (MISTRAL, 2001).

Una de sus obras más cargadas de beligerancia en pos de la educación de las mujeres es La instrucción de la
mujer, en donde expresa:

“En todas las edades del mundo en que la mujer ha sido la bestia de los barbaros y la esclava de los civilizados
¡cuánta inteligencia perdida en la oscuridad de su sexo!, ¡cuántos genios no habrán vivido en la esclavitud vil,
inexplotados, ignorados! Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar
más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración.
Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, la admiración y el amor. Tendréis en el bello sexo
instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas. Que con todo su poder, la ciencia que el
Sol, irradie su cerebro. Que la ilustración le haga conocer la vileza de la mujer vendida, la mujer depravada. Y
le fortalezca para las luchas de la vida. Que pueda llevar a valerse por si solo y deje de ser aquella criatura que
agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan. ¡Más porvenir para la mujer, más ayuda!
Búsquese todos los medios para que pueda vivir sin mendigar protección.” (MISTRAL, 2001, págs. 14-15).

Democratizar la educación y posibilitar a las mujeres salir de la pobreza, permitiéndoles la independencia del
sistema patriarcal y la libertad de aprender y brindar a la sociedad su sapiencia eran los principales objetivos del
discurso mistralista. Y estos objetivos solo podían lograrse educando en el seno primigenio mismo de la
sociedad: el hogar y la familia. La maternidad constituía , para Mistral, el germen de la conflictividad y la
desigualdad: la maternidad por imposición cultural, y n por decisión personal, ligaba a las mujeres a la
concepción de mujer-hogar, relegándola a la tareas vinculadas al cuidado de otros, y a no poseer las mismas
oportunidades de crecimiento laboral que los hombres.

3. Identidad

“¡América, América! ¡Todo por ella; porque nos vendrá de ella desdicha o bien!
Somos aún México, Venezuela, Chile, el azteca-español, el quechua-español, el araucano-español;
pero seremos mañana, cuando la desgracia nos haga crujir entre su dura quijada,
un solo dolor y no más que un anhelo"
Gabriela Mistral, Recado, 1922.

Patricio Marchant sostiene que Gabriela Mistral es parte del grupo de intelectuales latinoamericanos que
pretende escribir un “relato de la emancipación”, es decir una interpretación y guía en el futuro cultural y social
de la América Latina del siglo XX, que significara una ruptura con tradiciones impuestas por la conquista
española y el dominio intelectual de occidente; así como romper también con algunas de las peores tradiciones
locales: el caciquismo y el caudillismo, así como la burocracia y la corrupción (FIGUEROA, SILVA, &
VARGAS, 2000). Decía Mistral que “cualquier régimen de autoridad que traigamos por el mar tendría la
suerte de aquellos animales exóticos que en la América degeneran en el pelaje y la carnazón de nuestros
carneros criollos.” (ARANDA, 2014).

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Su pensamiento se basa en el conocimiento del ideario de José Martí y Mariátegui, con quienes comparte un
pensamiento indo americanista que apela a la construcción de una América Latina plural y diversa que encare la
construcción y reconstrucción de su historia independiente de las influencias de Europa y estados Unidos.

En 1931, se ve envuelta en una polémica con el intelectual Rodó, a quien acusa de “blanquear” el presente y el
discurso latinoamericanista; el cual, para ella, está escrito con “sangre india”:

“(…) Se dejó dictar por su medio y se confeccionó falsamente, sin saberlo, una América blanca sin un gramo
indio, en la que el indio no se nombra nunca en la que el problema de las razas no existe, y a la cual dirige un
sermón latinizante. Tan discurso europeo (…) sin que le oyente se percate ni por un momento de que eso fue
escrito para un continente de mestizaje y de mestizaje subido.” (GÓMEZ CAÑOLES, 2013).

Conclusión

El pensamiento político de Gabriela Mistral como mujer latinoamericana constituye uno de los puntos de
referencia del pensamiento americanista del siglo XX, en las diversas temáticas que atravesaron su discurso
ideológico. Es quizás una de las pensadoras precursoras en el género y en el territorio latinoamericano en la
defensa de los derechos de las mujeres y los pueblos originarios, así como una defensora a ultranza de la
tradición del mestizaje y la comunión con la tierra.

Cabe destacar su profundo conocimiento de la realidad latinoamericana, de su condición de mujer y de


campesina mestiza, identidad que defendió y trasmitió en su obra con alcance universal; así como reconocida
internacionalmente al obtener el Premio Nobel de Literatura. Su condición de apartidista le permitió ser crítica
de los extremismo de izquierda y derecha, así como de la utopía de una América a semejanza de otras
experiencias políticas: reivindicó la originalidad y particularidad latinoamericana, proponiendo la creación de
políticas de integración y desarrollo que apuntaran a la consolidación de una identidad común y la creación de un
sistema político autóctono.

Su palabra constituye un clara testimonio de época, reflejando a lo largo de su obra las problemáticas de los
países de la América emancipada, en búsqueda de una definición de su identidad particular y de un modelo de
gestión política y social auténtico que significara avance y empoderamiento de las clases subalternas, así como
conciencia del pasado y construcción de un futuro en común.

Su legado literario deja ver una personalidad comprometida con las desavenencias de su época, así como
promotora de una Latinoamérica reconocida y reivindicada en todas las regiones del globo.

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Trabajos citados

ARANDA, M. M. (2014). Gabriela Mistral y sus textos políticos. En F. y. FERREIRA FUNES, Corrietes

Biblioteca Nacional de Chile, C. (2016). Memoria chilena. Recuperado el 16 de Septiembre de 2017, de


http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-3429.html#presentacion

FIGUEROA, L., SILVA, K., & VARGAS, P. (2000). Tierra, indio, mujer: pensamiento social de Gabriela
Mistral. Santiago: LOM Ediciones.

GARGALLO, F. (2006). Ideas feministas latinoamericanas. México.

GÓMEZ CAÑOLES, C. (2013). Pensamiento latinoamericanista de Gabriela Mistral: un estudio desde la teoría
feminista descolonial. Casa de la Mujer, 11-25.

MISTRAL, G. (1925). Carta a Pedro Aguirre Cerda.

MISTRAL, G. (1929). Pasión Agraria. Repertorio Americano.

MISTRAL, G. (1931). "Conversando sobre la tierra".

MISTRAL, G. (2001). En P. ZEGER, Gabriela Mistral. La tierra tiene la actitud de una mujer. Pensamiento
feminista. Mujeres y oficios (págs. 14-15, 40, 53-54, 60-61, 66-67). Chile: RIL.

PRADA ORTÍZ, G. (2010). La educación y el feminismo en el pensamiento de Gabriela Mistral. ÍSTMICA, 55-
63.

QUEZADA, J. (2002). Gabriela Mistral. Bendita mi lengua sea. Diario íntimo. Santiago: Planeta.

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