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Adelia de Miguel 1

Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Maltrato de los ancianos en el ámbito familiar1


Dra. Adelia de Miguel2
Universidad de La Laguna

Los ancianos conforman un grupo heterogéneo de individuos afectados por los


mismos males que el resto de los estadios del ciclo vital. Uno de estos males, tan viejo
como la humanidad, es ser objeto de violencia y/o maltrato por parte de otros seres
humanos. A pesar de estar presente desde hace miles de años, solo ha adquirido
carácter de interés científico y político desde la década de los años 70 en el siglo XX.
Violencia y maltrato son categorías distintas en las que agrupar conductas que una
persona realiza y causan daño a otra. Este trabajo se refiere solo a maltrato de los
ancianos en el ámbito familiar, de modo que lo primero es delimitar el concepto de
maltrato a ancianos.
Diferentes organizaciones y reuniones nacionales e internacionales han conducido a la
propuesta de distintas definiciones para maltrato. Actualmente parece existir un mayor
acuerdo con la adoptada en 2002 por la Organización Mundial de la Salud en la
Declaración de Toronto, propuesta en 1995 por INPEA (International Network for the
Prevention of Elder Abuse) y apoyada en la II Asamblea Mundial sobre el
Envejecimiento que tuvo lugar en Madrid, en el año 2002.
La Declaración de Toronto – 2002 dice así: el maltrato de personas mayores se define
como la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre
dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual
produzca daño o angustia a una persona anciana. Puede ser de varios tipos: físico,
psicológico/emocional, sexual, financiero o simplemente reflejar un acto de negligencia
intencional o por omisión.
A partir de este referente conceptual se establecen tres ejes a tener en cuenta a la
hora de estudiar, de forma específica, las conductas de maltrato que se infringen a
ancianos y diferenciarlas de acciones de violencia generalizada sobre cualquier ser
humano.
El primero de los ejes es la existencia de un vínculo, a priori significativo y
personalizado, que genera una expectativa de confianza por parte del anciano hacia la
persona que lo maltrata. Es esta, la expectativa de confianza, una condición
imprescindible para establecer que una conducta violenta hacia un anciano es una
conducta de maltrato. Empujar a un anciano en la calle será entendido como maltrato
si existe un vínculo de confianza entre aquel y quien le empuja. Sin embargo, si el
empujón lo realiza un viandante cualquiera y se produce una lesión al anciano, será
una conducta violenta, pero no maltrato.
El segundo eje considera que las conductas provocan un daño o riesgo significativo de
daño para el anciano. Esta es una condición necesaria pero no suficiente para

1
A lo largo de todo este texto, se utiliza el término genérico masculino “anciano”, bien en singular, bien
en plural, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española. En ningún momento debe
entenderse como lenguaje sexista, sino adecuado a las normas gramaticales del idioma español. En
segundo lugar, se utiliza el término “anciano” en lugar de “persona mayor”, sin ningún contenido
negativo, peyorativo o de infravaloración. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, anciano es una persona de mucha edad. No todas las personas mayores tienen mucha
edad. Por ejemplo, un niño menor de 12 años debe viajar acompañado por una persona mayor.
Entonces ¿un adulto o un anciano?. Claramente cualquiera de los dos es una persona mayor.
2
De Miguel, A. (2011). Maltrato de los ancianos en el ámbito familiar. En P. García, J.M.
Bethencourt, E. Sola, A.R. Martín y E. Armas (eds.). Violencia y Psicología Comunitaria.
Aspectos psicosociales, clínicos y legales. Granada: Ed. Comares. ISBN:978-84-9836826-0
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

considerar que una conducta violenta es maltrato hacia un anciano. El daño o riesgo
significativo de daño, en el ámbito familiar, se ha categorizado tradicionalmente en
físico, psicológico, económico, sexual y negligencia. En la Tabla 1 se encuentra la
definición de cada uno de ellos así como los indicadores y/o consecuencias para el
anciano. Se han incorporado el maltrato religioso y la violación de derechos. Bien sea
por la poca visibilidad de sus consecuencias (tristeza, disminución de la autoestima),
bien por cuestiones ideológicas (no todas las personas consideran que el manejo de
elementos religiosos y la asistencia a oficios religiosos sean un derecho), actitudinales
(por ejemplo, el viejismo) y/o falta de información y conocimientos gerontológicos,
ambos tipos de maltrato no están recogidos en otras publicaciones.

TABLA 1

El tercer y último eje, condición suficiente pero no necesaria, se refiere a la


intencionalidad de la conducta. La falta de conocimientos gerontológicos puede
conducir a impedir a un anciano tomar decisiones sobre, por ejemplo, el lugar donde
residir (su propio hogar, la casa de un familiar o una residencia geriátrica). No se hace
con la intención de hacer daño al anciano, y sin embargo, le causa sufrimiento
psicológico. Por lo tanto, la conducta de maltrato puede haberse realizado sin la
intención de hacer daño, lo cual dificulta la sospecha, intervención y prevención del
maltrato, como se explicará más adelante.
Las conductas de maltrato a ancianos se presentan en tres contextos claramente
diferenciados: centros de atención y cuidado médico, centros residenciales y la familia.
Aproximadamente cuatro de cada cinco personas de 65 o más años residen en la
comunidad, bien en su propio hogar, bien compartiéndolo con familiares o en el hogar
de estos últimos. Es sobre este 80% de los ancianos que viven en la comunidad sobre
los que vamos a tratar.
El estudio epidemiológico del maltrato de ancianos proporciona datos no siempre
coincidentes. En líneas generales, los pocos existentes sobre la incidencia y
prevalencia del maltrato sugieren que entre 4 y 10% de los ancianos españoles han
experimentado una o más formas de maltrato y/o negligencia en algún momento de su
vida desde los 65 años.
Bazo (2001), antes de la Declaración de Toronto, obtuvo datos de 2351 ancianos de
País Vasco, Andalucía y Canarias, a través de una entrevista realizada a personal de
servicio de ayuda a domicilio. Sus datos indicaron que 111 ancianos, un 4.7%, eran
víctimas de maltrato familiar. La negligencia en el cuidado físico estaba presente en
más del 70% de los casos, seguido por la negligencia en el cuidado psicoafectivo
(alrededor del 50%) y el maltrato psicológico-emocional (entre 15% para los hombres y
el 36% para las mujeres). También había casos de abuso material y maltrato físico.
Según la OMS y la INPEA, en 2007 entre un 3 y un 5% de los ancianos de 60 o más
años que vivían en la comunidad eran víctimas de maltrato, de los cuales, el 75% se
realizaba en el contexto familiar, y más de un 30% de ellos experimentaban más de un
tipo de maltrato. Extrapolándolo a España, cerca de 350.000 ancianos serían víctimas
de maltrato.
Finalmente, Iborra (2008) entrevistó a 2041 ancianos y a 789 cuidadores principales
en el ámbito familiar durante el año 2005. Los datos de prevalencia eran bastante
diferentes si la fuente de información era el anciano o era el cuidador. En función de
las respuestas de los ancianos, el 1.5% decía haber experimentado maltrato, pero si el
cuidador era quien informaba, el porcentaje aumentaba hasta un 4.6%. Y también el
tipo de maltrato difería según la fuente de información: un 1,7% de los cuidadores
aceptaron haber realizado abuso económico, maltrato psicológico y/o maltrato físico,
mientras que los ancianos denunciaban haber sido víctimas de abuso económico en el
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

0.8% de los casos, 0,5% de negligencia, 0.5% maltrato psicológico y solo 0.3% de
maltrato físico.
Ambos tipos de discrepancia interestudio e intraestudio pueden deberse a diferentes
factores: sustantivos (por no utilizar la misma delimitación conceptual), metodológicos
(todavía no hay un instrumento validado y aceptado por la comunidad científica para
evaluar el maltrato a ancianos) y muestrales (se utilizan distintas fuentes de
información).
No hay datos ni evidencia estadística, pero con un análisis racional de los casos que
se presentan en los centros asistenciales, en las consultas clínicas, y en los medios de
comunicación se pueden establecer bastantes barreras muestrales que dificultan la
detección del maltrato, y por ello, un adecuado estudio epidemiológico. Estas barreras
se sitúan en la propia víctima, en los amigos y/o familiares de la víctima, en el
maltratador, en los profesionales, y en los recursos estructurales.
Algunas de las razones que explican por qué el anciano maltratado no informa de
dicha situación incluyen las siguientes:
- la negación de la situación de maltrato (“a mí no me pegan”, “nadie me grita”)
- el miedo a las consecuencias de la denuncia (“si lo digo, luego estará más
furioso”, “no me dejará ir nunca más al médico”)
- la situación de dependencia con el maltratador (“no me importa lo que me
haga, necesito que me cuiden, no tengo donde ir”)
- la vergüenza que experimenta al tener un familiar que lo maltrata (“qué va a
pensar de mí el médico si le digo que mi hija me retira la comida”, “qué dirán mi
hija y mi yerno si les digo que mi nuera me insulta”)
- los sentimientos de culpa creyéndose responsable de dicha situación al
suponer esta, por ejemplo, una carga para su cuidador (“llega tan cansado del
trabajo, que es normal que se enfade conmigo porque me mancho al comer”,
“es lógico que tenga que darle toda mi paga para los gastos”)
- el sistema de creencias del anciano apoyando la adecuación de la conducta de
su cuidador (“si yo me porté mal con ella cuando era joven que no le dejaba
salir con sus amigas, ahora es normal que ella me encierre en mi habitación
cuando tiene visita”)
- el mal estado de salud física del anciano que le impide contactar con personas
ajenas a su maltratador (dificultades para hablar, o para caminar, o para usar el
teléfono)
- el estado cognitivo deteriorado del anciano que no permite la comunicación ni
la percepción realista de la situación (demencia, depresión)
- el desconocimiento que muchos ancianos tienen de sus derechos (“como ellos
son ateos, entiendo que me prohíban oír misa en la tele”, “me han quitado la
puerta del baño para que la roce con la muleta y tengo que asearme sin
puerta”)
- el aislamiento al que está sometido el anciano y que agrava la situación de
soledad y falta de contacto social (no ve a nadie ajeno a la familia durante días
o semanas; no puede usar el teléfono; tiene dificultades para caminar y no
puede salir de casa)
- las consecuencias del propio maltrato (angustia, confusión, temor, etc.)que o
bien fomentan el miedo o impiden la percepción de la realidad
En el caso de amigos y/o familiares, las dificultades encontradas en la detección del
maltrato a ancianos son, al menos, las siguientes:
- el propio anciano maltratado les pide no interferir y por lo tanto no lo denuncian
- no saben con quién tienen que hablar o cómo denunciarlo
- no desean involucrarse en una situación interpersonal que les puede traer
consecuencias negativas
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- pueden sentir que están traicionando a la familia si acusan a algún miembro de


maltrato contra un anciano
- tienen miedo del maltratador
- es posible que desconozcan la situación de maltrato, de modo que no hay
motivo alguno para realizar ninguna denuncia
- y en otras ocasiones, sí conocen la situación de maltrato, pero lo minimizan o
incluso niegan su existencia
- finalmente, hay casos en los que los familiares aceptan la normalidad del
maltrato hacia el anciano.
El maltratador no acepta su conducta hacia el anciano porque:
- niega tal situación de maltrato, calificando su conducta como adecuada
- se resiste a poner en marcha una intervención terapéutica que solucione el
maltrato
- se opone a la realización de una evaluación médico-psicológica de la víctima
argumentado las más variopintas justificaciones y dificultades para la puesta en
marcha de dicha evaluación
- mantiene al anciano en un gran aislamiento social, sin permitirle visitas de
amigos y/o familiares, sin realizar controles médicos rutinarios, impidiendo que
salga de casa, etc.
Los profesionales, proveedores de cuidado médico y/o asistencial, tienen también
dificultades para detectar el maltrato de un anciano en el ámbito familiar. Por ejemplo:
- pueden tener falta de conocimientos generales sobre el maltrato de ancianos
- en general, carecen de protocolos y/o experiencia en este campo
- es posible que experimenten también temor a las consecuencias derivadas de
la denuncia de un maltrato
- en muchas ocasiones, se puede tratar de nihilismo terapéutico, de modo que el
profesional se diga a sí mismo que “haga lo que haga, no va a servir de nada”
- es muy frecuente la falta de tiempo dedicado al paciente en la consulta,
conjuntamente con la falta de privacidad
- por diferentes motivos, puede existir una confusión de los síntomas del maltrato
con los síntomas de envejecimiento y/o enfermedad
- exista falta de coordinación entre los profesionales que tienen contacto con el
anciano
- el propio anciano, víctima de maltrato, pide al profesional (médico, enfermera,
trabajador social) que no interfiera en su vida
- tienen las manos atadas si el anciano víctima, el maltratador y/o la familia no
aceptan ningún tipo de intervención
Existen, finalmente, dos barreras estructurales:
- la falta de recursos personales, económicos y servicios en la comunidad,
capaces de detectar el maltrato a ancianos
- la falta de concienciación general de la sociedad. El 15 de junio es el día
mundial contra el maltrato de ancianos que la OMS ha instaurado, pero no es
suficiente para generar una conciencia social sobre la importancia que reviste
una buena formación en gerontología.
Un ejemplo muy claro, con apoyo empírico, de esta situación de dificultad para la
detección del maltrato lo componen los datos obtenidos en 2002 por la Sociedad
Española de Geriatría y Gerontología, junto al IMSERSO. Se realizó un estudio
cualitativo con ancianos, preguntándoles qué consideraban ellos como maltrato hacia
las personas mayores (Moya y Barbero, 2005). De forma muy resumida, las
respuestas de los encuestados se englobaron en dos contextos.
En la esfera íntima, consideraban como maltrato la explotación de la capacidad de
trabajo en el hogar, la destitución familiar entendida como hostilidad en la familia, el
desarraigo al tener que rotar por las casas de los hijos y/o instituciones de forma
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forzosa, la explotación económica, el abandono cuando los familiares se desentienden


de las necesidades de los ancianos, y la falta de capacitación de los cuidadores no
profesionales agudizada en caso de ancianos que sufren demencia.
En el ámbito público, las respuestas de los ancianos indicaban como maltrato la falta
de dispositivos sanitarios para la atención geriátrica, la conducta de profesionales
médicos que achacan a la vejez cualquier padecimiento, y las residencias para
ancianos con normas rígidas que producen despersonalización.
En ese mismo estudio, también se entrevistó a los profesionales de la salud sobre qué
consideraban como maltrato hacia las personas mayores. La negligencia, el abuso y el
maltrato englobaban las respuestas.
Por negligencia, se entendía la omisión de funciones establecidas mediante un
protocolo, de forma intencionada o no, y que suelen tener consecuencias negativas
para el anciano. Tres son los tipos de negligencia: (i) conductas relacionadas con
higiene, movilidad, y cambios posturales; (ii) incumplimiento de tratamientos o falta de
dedicación adecuada para potenciar la salud y la autonomía personal del anciano; y
(iii) negligencia, propiamente dicha, en el trato o en la atención al anciano.
El abuso era considerado como toda acción intencionada con o sin consecuencias
negativas para la persona mayor. Estas acciones se engloban en tres áreas: (i) en el
trato directo caracterizado por falta de consideración (infantilización en el trato, falta de
respeto a la intimidad); (ii) en relación a la salud del anciano (derivaciones
innecesarias a hospitales, negación de tratamiento por edad), y (iii) el incumplimiento
deliberado y continuo del reglamento interno de una institución o centro de atención
sanitario.
Finalmente, el maltrato como toda acción intencionada cuyo fin era provocar daño
físico o psíquico. Los profesionales entendían que el maltrato no se producía en su
campo de actuación sino que estaba asociado casi exclusivamente al entorno familiar.
Más arriba se ha mencionado la falta de metodología consensuada y especializada
para detectar el maltrato a ancianos como justificación de la falta de datos
epidemiológicos coherentes. Ante la sospecha de que un anciano es víctima de
maltrato en el ambiente familiar, la Asociación Médica Americana sugirió que el
médico debe realizar cinco preguntas al anciano (Aravanis, Adelman, Breckman, et al.,
1993). Estas son las siguientes:
- ¿Alguien le ha hecho daño en casa?
- ¿Tiene miedo de alguna de las personas que viven con usted?
- ¿Le han amenazado?
- ¿Le han obligado a firmar documentos que no entiende?
- ¿Alguien le ha puesto dificultades para que usted pueda valerse por sí mismo?
Y la Canadian Task Force, propuso en 1994 añadir otras cuatro preguntas:
- ¿Alguien le ha tocado sin su consentimiento?
- ¿Alguien le ha obligado a hacer cosas en contra de su voluntad?
- ¿Alguien toma cosas que le pertenecen, sin su permiso?
- ¿Está solo a menudo?
Por su parte, la OMS se propuso desarrollar un instrumento general, aplicable en los
diferentes países, de modo que se ha llevado a cabo un estudio transnacional sobre la
respuesta global al maltrato de los ancianos. Los países que participaron fueron
Australia, Brasil, Chile, Costa Rica, España, Kenia, Singapur y Suiza. En 2008, la
Unidad de Envejecimiento y Curso de la vida de la OMS, junto al Centro de
Investigación Interdisciplinar de Gerontología de la Universidad de Ginebra, generaron
un grupo de trabajo con dos objetivos principales.
El primero de ellos era desarrollar y validar un instrumento fiable para distintos
contextos geográficos y culturales que permitiera aumentar la concienciación entre los
profesionales de atención primaria sobre el maltrato y la negligencia hacia los
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ancianos. De aquí surgieron el EASI (Índice de Sospecha de Maltrato hacia las


Personas Mayores) y el SWEF (Formulario de Valoración para Trabajo Social).
La versión española del EASI, cumplimentado por el médico, se presenta en la Tabla
2. Se considerará como sospecha fundada de maltrato cuando la respuesta a los
ítems 2, 3, 4 y 5 sea afirmativa en cualquiera de las partes de la pregunta; y cuando en
el ítem 1 la respuesta sea afirmativa en la segunda parte de la pregunta.

POR AQUÍ, TABLA 2

El SWEF consta de 53 preguntas a realizar al paciente, divididas en 8 secciones más


13 preguntas que ha de contestar el trabajador social para diagnosticar la sospecha de
maltrato y/o negligencia hacia el anciano. Las ocho secciones son las siguientes:
- Historia social
- Dinámica familiar: cónyuge, hijos, nietos, otras relaciones estables, otros
miembros de la familia
- Actividades de la vida diaria
- Estado físico y mental
- Vivir con una persona a quien tiene que cuidar
- Familia y actividades sociales
- Dependencia económica del paciente, dependencia de alguien sobre el
paciente
- Preguntas directas sobre maltrato (¿se ha sentido amenazado o atemorizado?,
¿cree que alguien conocido le maltrata?, ¿alguien cercano le hace daño
emocional, físico, sexual, económico, descuidando sus necesidades básicas,
negligente?
Las respuestas que un anciano víctima de maltrato puede dar a estas diferentes
preguntas van a estar muy sesgadas tanto por lo que el propio anciano considera que
es maltrato como por el resto de barreras comentadas más arriba. Sin embargo, ya se
cuenta con un instrumento de screening consensuado y validado a nivel nacional e
internacional.
El segundo objetivo era capacitar a los trabajadores de Atención Primaria para abordar
el maltrato y la negligencia hacia los ancianos a través de la educación basada en la
evidencia para el desarrollo de estrategias de prevención.
Los profesionales de la salud física y psicológica (médico, enfermero, trabajador
social, etc.) deben estar atentos a la conducta y aspecto físico y psicológico del
anciano y del cuidador para sospechar de una situación de maltrato, cuando estos
acuden a los centros de atención primaria (o medicina privada) y/o a los servicios de
asistencia social de los ayuntamientos. Los indicadores de posible maltrato mostrados
por el anciano son: muestras de ansiedad o depresión, presencia de deterioro
cognitivo, parece tener miedo del cuidador, es dependiente del cuidador, expresa
declaraciones ambivalentes para describir una situación, y muestra poco o ningún
contacto visual o comunicación. Los indicios de posible conducta de maltrato por parte
del cuidador incluyen: estrés o depresión, excesiva preocupación por los costes de la
atención médica, dependencia económica de la persona mayor, no se permite al
anciano hablar por sí mismo, hay actitudes de indiferencia y/o cólera hacia el anciano,
el comportamiento es agresivo hacia el anciano, existen problemas de alcohol y/o
consumo de drogas, y proporciona explicaciones contradictorias e inconsistentes de
una situación. Ante estos indicios, ha de administrarse el EASI y/o la SWEF.
Después de confirmar la sospecha de maltrato, debe iniciarse un proceso completo de
evaluación del maltrato. Esta evaluación es múltiple, y debe incluir:
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- Evaluación física del anciano maltratado para realizar una valoración de los
posibles daños físicos sufridos
- Evaluación psicológica del anciano maltratado: estado cognitivo, comunicación,
conducta regresiva, depresión, ansiedad, estrés post-traumático, miedo a que
maltrato y/o negligencia se repita, culpabilidad, sentimientos de cólera,
problemas de concentración, trastornos somáticos, etc..
- Evaluación de variables mediadoras del impacto del abuso: tipo de maltrato e
índices (gravedad, intensidad), características de la víctima (salud mental,
capacidad de recuerdo, comprensión de la situación), estilo atribucional y
formas de relación con el entorno
- Evaluación psicológica del maltratador
- Evaluación de la situación y/o contexto familiar (recursos económicos y
sociales, relaciones interpersonales, dinámica familiar, situación de emergencia
según patrón)
Las entrevistas al cuidador y al anciano maltratado deben realizarse por separado,
garantizando en todo momento la confidencialidad y proporcionando una atmósfera de
total confianza.
Los datos obtenidos en los diferentes trabajos proporcionan un perfil del anciano
maltratado y del cuidador familiar maltratador que se recogen en la tabla 3. Solo se
trata de un perfil muy general, existiendo muchos casos especiales, cada vez más
numerosos debido a los cambios sociales, económicos e ideológicos que estamos
experimentando en los últimos años.

POR AQUÍ, TABLA 3

La combinación de ambos perfiles, facilita la delimitación de grupos de riesgo de


maltrato a ancianos. Caballero y Remolar (2000) y Goikoetxea (2008) proporcionan 14
características familiares susceptibles de considerarse una situación de riesgo. De
forma muy esquemática, esas situaciones y/o condiciones del ámbito familiar son:
1. Ancianos que requieren numerosos cuidados y que además exceden la
capacidad familiar para asumirlos
2. Cuidadores que expresan frustración en relación con la responsabilidad de
asumir el papel de cuidado y muestran pérdida de control de la situación
3. Cuidadores familiares que presentan signos de estrés (sentimientos de
frustración, ira, desesperanza, baja autoestima, soledad, ansiedad…)
4. Ancianos que viven con familiares que han tenido historia previa de violencia
familiar
5. Ancianos que viven en un entorno familiar perturbado por otras causas (paro,
conflictos de pareja, hijos problemáticos, enfermedad crónica de algún
miembro…)
6. Familias en las que el cuidador experimenta cambios inesperados en su estilo
de vida y en sus aspiraciones o expectativas sociales, personales y laborales
7. Cuidador con algún problema psiquiátrico
8. Cuidador con narco-hábito, alcoholismo y/o ludopatía
9. Cuidador con escasa red de apoyo familiar y/o social para descarga
10. Cuidador con otras tareas de cuidado, obligaciones y responsabilidades
(paterno-filiales, conyugales, laborales y domésticas)
11. Nivel pobre de relaciones entre cuidador y anciano
12. Cuidador que se dedica en exclusiva al anciano
13. Cuidador con antecedentes de maltrato por parte de los progenitores
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14. Familias con problemas económicos

Al menos hay tres modelos teóricos que pueden aplicarse para entender la base
psicológica que subyace a una situación de maltrato de ancianos en el contexto
familiar. Se trata de los modelos de vivencia del estrés asociado al cuidado de
Pearlin,Mullan, Semple y Skaff (1990), y Yates, Tennestedt y Chang (1999) y el
modelo ABCX de McCubbin y Patterson (1983).
La propuesta de Pearlin, Mullan, Semple y Skaff (1990) tiene en consideración las
características anteriores a la situación de cuidado, los factores estresantes primarios
y los secundarios, los posibles mediadores y las consecuencias en la salud
psicológica, física y social del cuidador. Aplicada al maltrato de ancianos en el
contexto familiar tendría las siguientes especificidades (véase figura 1):
- Los antecedentes del contexto que lo condicionan y que son previos a la
situación de cuidado incluyen las características sociodemográficas del
cuidador, la red social y familiar con la que se cuenta, y la relación
interpersonal previa entre cuidador y anciano. Estas características influyen
directamente en los estresores primarios, en los estresores secundarios, en los
mediadores, e incluso en las consecuencias.
- Los estresores primarios están derivados directamente de los requisitos de la
tarea de cuidado, lo que incluye el nivel y tipo de incapacidad del anciano, las
actividades del cuidador en la tarea de cuidado, y la sobrecarga objetiva del
cuidador. Influyen directamente sobre los estresores secundarios y las
consecuencias finales de la situación de cuidado
- Por su parte, los estresores secundarios son los derivados, lógicamente, de la
valoración que el cuidador hace de sus recursos y de sus interacciones con el
anciano y las demás personas que lo rodean (incluyendo otros familiares,
compañeros de trabajo, amigos y otros indirectos como el médico, los vecinos,
etc). Afectan directamente a las consecuencias para el cuidador
- Entre los antecedentes, los estresores primarios y los secundarios, actúan los
mediadores. Estos son entendidos como acciones o recursos que tienen la
capacidad de modificar la dirección del proceso de estrés mediante la
regulación de los efectos de los estresores, aliviando su impacto, tales como el
apoyo social real y/o percibido.
- La consecuencia directa de los cuatro grupos de variables anteriores en la
salud del cuidador puede ser la estabilidad o el cambio en su funcionamiento
psicológico, en su sistema inmunológico, en su salud física y su funcionamiento
social.

POR AQUÍ, FIGURA 1

La pregunta, aun sin respuesta, que se plantea en este punto es si esas


consecuencias que experimenta el cuidador conducirán o no a la realización de
conductas de maltrato contra el anciano.
El modelo de vivencia del estrés asociado al cuidado de Yates, Tennestedt y Chang
(1999) es una mejora del propuesto por Pearlin et al (1990). Tampoco en este caso
hay evidencia empírica de su adecuación en la explicación del maltrato de ancianos en
el contexto familiar. Sin embargo, parece muy sugerente como hipótesis de trabajo, al
menos, racional. Yates et al (1999) propusieron un proceso lineal de influencia de los
factores, si bien existe una influencia bidireccional entre todos los factores. En la figura
2 se muestra el esquema del modelo, cuyos componentes, aplicados a la tarea de
cuidado de un anciano, son:
- Los estresores primarios incluyen el nivel y el tipo de incapacidad del anciano
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

- La estimación primaria se refiere a la valoración subjetiva de las necesidades


de cuidado, que me mide en horas dedicadas al cuidar
- Los mediadores contrarrestan los efectos de los estresores primarios y la
estimación primaria e incluyen la ayuda formal y el apoyo emocional que el
cuidador recibe, y la calidad de la relación anciano-cuidador
- Todo lo anterior afecta a la estimación secundaria que se manifiesta en forma
de sobrecarga, y se caracteriza por los sentimientos que el cuidador tiene
respecto a su nivel de energía, la satisfacción que experimenta con el cuidado
que ofrece al anciano, la satisfacción con el tiempo que emplea, y el tiempo de
el cuidador se dedica a sí mismo.
- El último eslabón de este modelo es el resultado de la vivencia del estrés en
forma de depresión del cuidador.

POR AQUÍ, FIGURA 2

De nuevo, la hipótesis que se plantea es si esta depresión afectará o no a la


realización de conductas de maltrato del cuidador sobre el anciano. La evidencia
empírica por ahora, no existe.
Finalmente, el modelo ABCX de McCubbin y Patterson (1983), elaborado para
entender el funcionamiento familiar bajo situación de estrés, ha sido utilizado por Lee
(2009) para explicar la situación de maltrato a ancianos en Korea. Nos pilla un poco
lejano este país, pero es un primer paso en la tarea explicativa científica, facilitando
herramientas para una posible intervención.
El modelo original de McCubbin y Patterson (1983) propone que los estresores
familiares (A) afectan a la ocurrencia de crisis familiares (X), pero hay dos variables,
los recursos existentes con los que cuenta la familia (B) y la percepción de los
estresores que tienen los miembros de la familia (C) que pueden mitigar y/o agravar
los efectos de los estresores en el funcionamiento familiar. La parte superior de la
figura 3 muestra este modelo. Los estresores son factores objetivos y externos a la
familia, sobre los que no se puede mantener ningún control, y que en el caso de
cuidado de ancianos, incluyen los deterioros físicos, los deterioros cognitivos y las
conductas problemáticas del anciano. Los recursos existentes suponen tanto una
realidad subjetiva como objetiva, pues incluyen la red de apoyo social, la coherencia
familiar y la adaptabilidad familiar. La percepción de los estresores es una clara
realidad subjetiva, conceptualizada como carga del cuidador. Finalmente, los efectos
de A, B y C directamente sobre X suponen dos realidades en la situación de crisis. Por
una parte, la realidad objetiva se mide en grado y tipo de conductas de abuso y
agresión realizadas. Y por otra, la realidad subjetiva se define como depresión y
deseos de realizar maltrato.

POR AQUÍ, FIGURA 3

Los resultados que Lee (2009), en la parte inferior de la figura 3, obtuvo apoyan una
conexión de los estresores (A) y los recursos existentes (B) directa con la percepción
de los estresores (C). Y solo es la carga del cuidador el factor con claras relaciones en
la crisis (X) definida como sentimientos impulsivos para realizar maltrato a los
ancianos. Nótese que se trataba solo de intención de realizar maltrato, no de
conductas reales de maltrato.
Queda todavía mucho trabajo para aportar luz sobre los determinantes y
codeterminantes del maltrato de ancianos en el contexto familiar. Bien porque se trata
de un campo de investigación reciente, bien por la dificultad intrínseca del tema del
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maltrato, bien por la falta de interés de los científicos y profesionales aplicados en el


campo de la gerontología.
Finalmente, la situación de maltrato de ancianos en el contexto familiar puede
abordarse desde la prevención social y la prevención centrada en el cuidador, asi
como desde la intervención directa una vez diagnosticado el maltrato.
La prevención social debe actuar en los siguientes niveles (Caballero y Remolar,
2000):
1. Reconocimiento legal de la figura del cuidador familiar
2. Legislación laboral para conciliación de vida laboral y tareas de cuidador
3. Legislación económica para prestaciones según caso y problema
4. Incorporación del hombre como cuidador informal
5. Desarrollo de sistema de servicios sociales para ayudar al cuidador (unidades
de respiro, centros de día, plazas residenciales, ayuda a domicilio)
6. Reducción del viejismo con intervención comunitaria
7. Programas educativos para niños y adolescentes
8. Reconocimiento social de la existencia de malos tratos a ancianos
9. Estudios epidemiológicos y/o de casos en España
10. Animo a la denuncia por parte de víctima y agentes sociales implicados
11. Legislación específica para el maltrato y protección a ancianos
12. Creación de fiscalías del anciano
En España, los cinco primeros niveles ya están siendo considerados en la Ley 39/2006
de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a personas en situación de
dependencia. Se está trabajando también sobre el viejismo (por ejemplo, Castellano y
de Miguel, en prensa). Desde 2006, ya existe el día mundial de toma de conciencia del
abuso y maltrato en la vejez, el 15 de junio, lo que ayudará, sin duda a la
concienciación social. Ya hay un primer estudio epidemiológico en España ( Iborra,
2008).
Todavía no hay una legislación específica para el maltrato a ancianos en España pero
si existen diferentes leyes aplicables. Concretamente, Martínez-Maroto (2005)
especifica que desde la perspectiva jurídica, el maltrato se refiere a aquellas acciones
u omisiones, normalmente constitutivas de delito o falta, que tienen como víctima a la
persona mayor, y que se ejercen comúnmente de forma reiterada, basadas en el
hecho relacional, bien sea éste familiar o de otro tipo. En la tabla 4 se recogen los
artículos de la Constitución Española, de los Códigos Penal y Civil aplicables, así
como otras leyes también aplicables al maltrato de ancianos en el contexto familiar.

POR AQUÍ, TABLA 4

Falta la creación de una fiscalía especial para el maltrato de ancianos, similar a la


actual dedicada a la violencia de género. Y hay que presionar más y trabajar con tesón
en programas de actuación comunitaria.
Por su parte, la prevención centrada en el propio cuidador maltratador está siendo foco
de trabajo en Estados Unidos y Canadá. Los diferentes estudios proponen como
objetivo principal la intervención en los factores de riesgo en el contexto familiar,
siendo los contenidos la disminución del estrés, la promoción del cuidado por parte del
cuidador, la formación en el manejo de conductas problemáticas del anciano, y la
intervención clínica con cuidadores de riesgo.
Mucho queda también por hacer en España. Aunque sí se está avanzando en el
campo de la intervención, principalmente desde los trabajadores sociales y los
Adelia de Miguel 11
Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

médicos (Goikoetxea, 2008). La actuación desde la psicología, por ahora están


teniendo resultados positivos aquellas intervenciones holistas, intensivas e
individuales, para trabajar con el agresor y resto de miembros familiares. Deben incluir
(i) habilidades para la resolución de problemas relacionados con las tareas de cuidado;
(ii) apoyo social; (iii) entrenamiento en diferente habilidades de funcionamiento
interpersonal; (iv) enseñanza de estrategias para manejo de conductas difíciles del
anciano; y (v) información sobre la situación de cuidado, riesgos para el cuidador,
riesgos para el anciano y fuentes de ayuda. Estas actuaciones se engloban en
intervenciones de reeducación, terapia familiar y terapia individual. Los datos con los
que se cuenta, también indican qué intervenciones no son eficaces, y por lo tanto,
debe evitarse perder esfuerzo en ellas. Principalmente se refieren a actuaciones
psicoeducativas excesivamente cortas (1-3 sesiones), grupos de apoyo sin
estructuración de sesiones, y entrevistas individuales sin un programa de actuación.

Bibliografía

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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

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Adelia de Miguel 13
Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Tabla 1. Tipos de maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Tipo Definición y conductas de maltrato Indicadores – consecuencias para el anciano

Uso de fuerza física que ocasiona daño - Moratones


corporal, dolor o deterioro físico: - Fracturas
- Golpear - Quemaduras
- Empujar - Marcas de ataduras en las mulecas
Físico - Abofetear - Dolor al ser tocado
- Quemar - Heridas
- Encerrar en una habitación - Desprendimiento de retina
- Usar contención física - Ausencia de pelo
- Usar contención química - Sangre en el cuero cabelludo

- Amenazas - Cambios repentinos de conducta


- Aislamiento - Miedo inexplicable
- Ignorar y menosprecio - Ansiedad
Psicológico - Impedir tomar propias decisiones - Depresión
- Maltrato verbal - Impotencia o indefensión
- Infravaloración - Indecisión para hablar abiertamente
- Descalificación - Poco comunicativo
- Falta de contacto visual
- Agitación

Usar propiedades y dinero sin consentimiento - Patrón irregular en gastos y/o retirada de dinero
del anciano - Cambios repentinos en el testamento
- Falta de utensilios-objetos que el anciano podría
Económico permitirse
- Inclusión de nombres adicionales en la cuenta
bancaria
- Firmas falsificadas
- Desaparición inexplicable de propiedades
- Facturas no pagadas sin razón

Cualquier contacto sexual sin consentimiento - Moratones alrededor del las mamas y/o genitales
del anciano: - Enfermedades venéreas o infecciones genitales
- Tocamientos sin explicación racional
Sexual - Fotografías impúdicas - Hemorragias vaginales y/o anales sin explicación
- Asalto sexual - Ropa interior rasgada, manchada o con sangre
- Sodomización
- Violación
- Desnudez forzada

Negar o no tener en cuenta los derechos - Disminución de la autoestima del anciano


fundamentales del anciano: - Pérdida de confianza del anciano
- A la igualdad plena ante la ley
- A la vida
- A la libertad
Violación de - Al honor, la intimidad personal y a la propia
derechos imagen
- A la libertad de residencia
- A recibir información veraz
- A la participación activa en los asuntos
públicos
- A la tutela de los jueces

Espiritual - Impedir asistir y/o recibir servicios religiosos - Tristeza


- Impedir rezar y/o tener símbolos religiosos - No acudir a los servicios religiosos

Conducta que amenaza la salud o la seguridad - Carencia de cuidado personal


personal del anciano: - Úlceras por presión
Negligencia - No cubrir las necesidades básicas del anciano - Malnutrición
- Abandono - Deshidratación
- Falta de privacidad - Vestimenta inadecuada
- Malas condiciones ambientales y de - Suciedad, falta de higiene
asistencia
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

- Privación sensorial

Negligencia - Administración excesiva de medicamentos - Somnolencia


con - Administración de medicación por debajo de - Hiperactividad
medicamentos los niveles estipulados - Agitación
- Depresión
- Incoherencia en el discurso
- Confusión
- Disminución de la actividad física y mental
- Mal equilibrio
- Resultados de análisis clínicos erróneos
- No eficacia de la medicación
- Mala respuesta a la medicación
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Tabla 2: Versión española del EASI


(http://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/corral-maltrato-
01.pdf)

Preguntas para realizar al anciano:


1. ¿En alguna ocasión alguna persona le ha proporcionado o facilitado ayuda para
alguna de las siguientes actividades: lavarse, vestirse, comprar, ir al banco o
comer?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
En caso de respuesta afirmativa, habitualmente ¿existen problemas entre usted y
esa/s persona/s?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
2. ¿Alguien le ha impedido que usted obtuviera, comida, ropa, medicamentos, gafas,
audífono o cuidado médico, o le han impedido estar con la gente que quiere
estar?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
En caso de respuesta afirmativa, esta situación ¿se ha producido en más de una
ocasión?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏

3. ¿Se ha sentido molesto porque alguien le ha tratado de alguna forma que le ha


hecho sentirse avergonzado o amenazado?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
En caso de respuesta afirmativa, esta situación ¿se ha producido en más de una
ocasión?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏

4. ¿Alguien le ha obligado a firmar documentos o a utilizar su dinero o sus


pertenencias contra su voluntad?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
En caso de respuesta afirmativa, esta situación ¿se ha producido en más de una
ocasión?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏

5. ¿Alguien le ha amenazado o atemorizado, tocándole de alguna forma que a usted


no le guste o dañándole físicamente?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
En caso de respuesta afirmativa, esta situación ¿se ha producido en más de una
ocasión?
Sí ❏ No ❏ No contesta ❏
Preguntas a contestar únicamente por el médico
- El maltrato hacia las personas mayores podría estar asociado con
síntomas/indicadores como: poco contacto visual, introversión, malnutrición,
cuestiones de higiene, cortes, moratones, ropa inapropiada o cuestiones
relacionadas con la administración inadecuada de medicamentos. ¿Ha observado
cualquiera de estos signos hoy o en los últimos 12 meses?
Sí ❏ No ❏ No está seguro ❏
- Aparte de usted y el paciente, ¿hay alguien presente durante la entrevista?
Sí ❏ No ❏
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Tabla 3: Perfiles de anciano maltratado y cuidador familiar maltratador


(elaboración propia)
ANCIANO MALTRATADO CUIDADOR FAMILIAR MALTRATADOR
• Mujer (no debido a violencia de género, • Mediana edad (un 20% supera los 70
sino porque las mujeres presentan años)
mayor esperanza de vida, y por lo • Persona de confianza para el anciano
tanto, más posibilidad de sufrir • Familiar del anciano (sobre todo
maltrato) hijos/as)
• Soltera o viuda • Problemas mentales (depresión,
• 75 años o más ansiedad, TP, baja autoestima,
• Deterioro en ABVD desesperación, frustración…)
• Deterioro físico y/o cognitivo • Problemas de comunicación anciano-
• Dependiente del cuidador / el cuidador cuidador
depende del anciano • Historia de maltrato infantil
• Se niega a informar del maltrato • Abuso de alcohol y/o drogas
• Aislado socialmente • Sin habilidades de afrontamiento
• Cree que el maltrato es merecido • Estrés
• Anómalas relaciones paterno-filiales • Dependencia económica (el 50%
• Anómala convivencia necesita la casa de la víctima)
/integración/adaptación social • Convivencia con el anciano (40% son
cónyuges)
• Cuidado de mucho tiempo (media de
10 años)
• Aislamiento social
• Dificultades económicas
• Falta de apoyo y desconocimiento de
recursos de la comunidad
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Tabla 4: Legislación vigente española aplicable a la situación de maltrato de


ancianos en el contexto familiar

CONSTITUCION ESPAÑOLA (1978)


TITULO PRELIMINAR: Art.9
TITULO I: De los derechos y deberes fundamentales: Art. 10
SECCIÓN 1ª: De los derechos fundamentales y de las libertades públicas: Art. 15, 17,
18, 24
CÓDIGO PENAL (Ley Orgánica 10/1995, de 23 de Noviembre)
TITULO III: de las lesiones: Art. 147, 148, 153
TITULO III: de las detenciones ilegales y secuestro: Art. 163
TÍTULO III: de las amenazas: Art. 169
TITULO IV: de las agresiones sexuales: Art. 178
TITULO IX: de la omisión del deber de socorro: Art. 195, 196
TITULO IX: de los delitos contra los derechos y deberes familiares: Art. 226, 229, 230
TITULO XIII: de los delitos contra el patrimonio y contra el orden socio-económico:
Art. 252
CÓDIGO CIVIL (Real Decreto de 14 de julio de 1889)
TITULO IV: De los alimentos entre parientes: Art. 142, 143, 144, 145, 146
TITULO IX: De la incapacitación: Art. 199, 200
TITULO X: De la tutela: Art. 222, 223, 269, 270
LEY GENERAL DE SANIDAD
Art. 10.
LEY DE ENJUICIAMIENTO CRIMINAL
TITULO I: DE LA DENUNCIA: Art. 259, 262
OTRAS LEYES EN RELACIÓN AL MALTRATO Y AL ABUSO
1. Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género
2. Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de Ayudas y Asistencia a las Víctimas de
Delitos Violentos y contra la Libertad Sexual
3. Ley Orgánica 14/1999, de 9 de junio, de modificación del Código Penal de
1995, en Materia de Protección de Víctimas de Malos Tratos y e la Ley de
Enjuiciamiento Criminal
4. Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de Protección de las
Víctimas de la Violencia Doméstica
5. Ley 41/2003, de 18 de noviembre, de Protección Patrimonial de las Personas
con Discapacidad y de modificación del Código Civil, de la ley de
Enjuiciamiento Civil y de la Normativa Tributaria con esta finalidad
6. Ley 42/2003, de 21 de noviembre, de modificación del Código Civil y Ley de
Enjuiciamiento Civil en Materia de Relaciones Familiares de los Nietos con los
Abuelos
7. Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de Igualdad de Oportunidades, No
Discriminación y
8. Accesibilidad de las Personas con Discapacidad
9. Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos con
Carácter Personal
10. Ley Orgánica 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales
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Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Figura 1: Modelo de vivencia del estrés asociado al cuidado de Pearlin et al (1990)


(elaboración propia)

Figura 2: Modelo de vivencia del estrés asociado al cuidado de Yates et al (1999)


(elaboración propia)
Adelia de Miguel 19
Maltrato hacia los ancianos en el ámbito familiar

Figura 3: Modelo ABCX

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