Está en la página 1de 16

La responsabilidad social de la universidad pública

colombiana

Andrés Leonardo León


Universidad Nacional de Colombia
alleonr@unal.edu.co

Resumen

Se ha venido exigiendo a las empresas la implementación de la Responsabilidad Social


Empresarial pero poco se ha escrito del deber de la Universidad Pública en esta
materia. En términos generales, la Universidad Colombiana no cumple con este
concepto en ninguno de sus fines misionales y el presente artículo pretende
demostrarlo a partir de particularidades así como exponer algunas causas de ello y las
posibles soluciones que pasan fundamentalmente por la financiación y la democracia al
interior de las instituciones educativas.

Introducción

Antes que cualquier otra cosa habría que responder la pregunta ¿porqué la universidad
pública y no la universidad en general?

Como define Alfonso Conde (2011) por negación, no es universidad aquella que: es
confesional, responde al logro de intereses particulares, desarrolla su labor en campos
restringidos del conocimiento, antepone la producción o divulgación del conocimiento a
formar hombres libres, tecnifica por encima de la formación, genera conocimiento sin
comprender el mundo o existe por negocio. Bajo estas consideraciones una institución
privada difícilmente cumple con todas estas condiciones porque hay una relación
económica de por medio y por lo tanto un interés de lucro.

La universidad pública colombiana no cumple su función como formadora de capacidad


individual y colectiva de transformación mientras que se dedica casi exclusivamente a la
formación de mano de obra para el mercado laboral.

Aun se recuerda al exrector de la Universidad Nacional, Marco Palacios, impuesto por


el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuando en ejercicio de sus funciones al frente de la
institución en el año 2003 pronunció las siguientes palabras: “Quizás estemos
enseñando demasiado, entregando un profesional que supera los requerimientos del
mercado” (Palacios, 2003). Este pensamiento está ligado directamente a la concepción
de que la misión debe ser la de simplemente formación de mano de obra y no la de
contribuir a satisfacer las necesidades de la población. A cada modelo de país le
corresponde un modelo de universidad y en el actual se prioriza el mercado por encima
de mejorar la calidad de vida de la comunidad.

La universidad como parte de una política estatal enmarcada en el modelo neoliberal no


es ajena a la lógica del mercado como la competencia y la productividad e incluso
inserta en su lenguaje términos del mercado como la calidad, cuando se debería hablar
de términos como excelencia académica.

Para que la universidad colombiana cumpla a cabalmente la responsabilidad social que


le corresponde requiere un presupuesto 100% por parte del Estado e independencia
financiera para poder decidir responsablemente sobre el uso de esos recursos ya que
para buscar financiación tiene que vender servicios, atando la investigación y la
extensión a aquellas actividades que generan rentabilidad. También se requiere el
ejercicio de la democracia al interior de las instituciones educativas en donde los
sectores afectados tengan voz y voto para que no sean instrumento de intereses
particulares, sean privados o gubernamentales.

Sin embargo, como lo plantea Néstor Kohan (2011), “constituye una ilusión
absolutamente errónea e ingenua el pretender cambiar la Universidad dejando intacto
todo el andamiaje social, político e institucional del cual la Universidad es expresión en
el terreno de la pedagogía y la ideología”, o en palabras de Mariategui (1928), “no es
posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin
democratizar, por ende, su superestructura política”. Se requiere entonces propender
por un cambio estructural de la educación superior pero al mismo tiempo buscar
reformas profundas en todo el sistema en el cual se cimenta.

Las funciones misionales de la universidad pública colombiana son docencia,


investigación y extensión y en ninguna de ellas, ni en otras que no se ven cono
estratégicas, hay un cumplimiento en todo sentido de la Responsabilidad Social por el
modelo económico y político en que se encuentra inmerso.

Se hará a continuación un acercamiento al concepto de responsabilidad social


universitaria, luego un recorrido y análisis sobre la responsabilidad social en cada uno
de los fines misionales y en otras actividades a las que se dedica la Universidad, pero
por ser la extensión la que más se acerca con la sociedad de manera directa, se hará
un énfasis especial en ella.

La Responsabilidad Social Universitaria

La Universidad como organización social no es ajena al cumplimiento de


responsabilidades con la comunidad en general más allá de los fines misionales que le
son naturales, es decir, además de la docencia, la investigación y la extensión, debe ser
socialmente responsable con todos los stakeholders (grupos de interés) por lo que
conceptos de la Responsabilidad Social Empresarial pueden ser adaptados en su
contexto natural para el desarrollo de sus actividades cotidianas en la llamada
Responsabilidad Social Universitaria (más adelante en el texto llamada RSU) teniendo
en cuenta que el lucro no hace parte de su razón de ser.

Al ser la Universidad pública y estatal, prácticamente todos los stakeholders son dueños
de una u otra manera de la Institución por lo que la responsabilidad que le cabe a todos
va más allá del simple interés voluntarista de unos pocos ya que, como dijo Simón
Bolívar, “las naciones marchan hacia su grandeza al mismo paso que avanza su
educación” por lo que si no hay una actitud activa y propositiva por parte del conjunto
de la sociedad, la universidad es vulnerable a ser instrumento de intereses particulares
y peor aun, de intereses extranjeros.

La responsabilidad social empresarial debe enfocarse principalmente hacia los directos


afectados de la función principal de la organización. Por ejemplo, una empresa
contaminante tiene que focalizar sus políticas de RSE en resarcir a la comunidad que
sufre las emisiones, por medio de planes medioambientales disminuyendo la cantidad
de partículas nocivas para la salud y con programas que mejoren la calidad de vida de
la población en ese sentido como siembra masiva de árboles nativos o con la
construcción de parques. Otro ejemplo podría ser un sistema masivo de transportes que
en sus campañas deberían estar el disminuir el nivel de estrés de los usuarios por
medio de programas de deporte o lectura.

Con base en lo anterior, la universidad debería tener programas para los afectados por
no poder acceder a ella, es decir las comunidades más vulnerables, que por tener
acceso a educación básica y secundaria de buen nivel académico, no pueden llegar a
la educación superior ya que la cobertura es de apenas el 39,5% a 2011 incluyendo a
las instituciones públicas y privadas técnicas, tecnológicas y universitarias
(http://universidad.edu.co/index.php?option=com_content&task=view&id=35&Itemid=11).

Valenzuela (2005), (pag 229) citando a Domingo García Marzá afirma que “la empresa,
o cualquier otra institución, puede llegar a perder el sentido que tiene para con sus
grupos de interés si no se acerca suficientemente al consenso entre todas las partes
implicadas, además plantea frente a la responsabilidad social empresarial que “la RSE
debe ser dialógica, de manera que los grupos de interés sean parte de la construcción
de las estrategias y tácticas que convertidos en planes de acción, hagan realidad sus
expectativas. (…) Es aceptar la bondad del cogobierno” (Valenzuela, 2005, pág. 239).
Esta afirmación cobra aun más relevancia si se aplica a la Responsabilidad Social
Universitaria ya que la función social que cumple, la educación, debe tener el carácter
de derecho fundamental, de forma que es un elemento estratégico del que la sociedad
en su conjunto debe hacer parte, beneficiaria y actor principal.

En el Manual de Responsabilidad Social Universitaria del BID se plantea que la RSU


debe ser un proceso que debe alcanzar los cuatro ámbitos de la universidad: el
organizativo, el educativo, del conocimiento y el social (Vallaeys, 2009). El ámbito
organizativo en tanto institución que opera en torno a un proyecto universitario, es aquí
donde caben las políticas de gestión, medioambientales, contractuales, etc.; el
educativo que es básicamente la misión de docencia; el del conocimiento que puede
verse como la investigación y el social que puede relacionarse con la extensión, aunque
no únicamente.

Docencia

Alfonso Conde (2011) define a los profesores como “aquellos individuos relativamente
informados y liberados que comunican y someten a la critica permanente su experiencia
y su relativo conocimiento con el fin de contribuir a la liberación de otros, al tiempo que
el proceso revierte sobre su propia maduración. Ser profesor es una forma de
superación y de vida." mientras que “son estudiantes aquellos individuos que, por su
voluntad de liberación, en forma transitoria se vinculan al proceso de critica e
incremento del conocimiento y aspiran a perpetuar el método aplicándolo a todas las
situaciones de la vida. Son también profesores en cuanto que someten, al igual que los
así llamados, su propia experiencia a la critica permanente. ”

Tanto estudiantes como profesores son sujetos activos que propenden por la
transformación del orden establecido criticándolo y proponiendo nuevas soluciones para
los problemas a los cuales se enfrentan. No son instrumento ni instrumentalizadores en
su concepción sino dinamizadores del conocimiento por lo que les corresponde un
papel protagónico de responsabilidad social en su quehacer universitario, es decir,
además de a la institución, a ellos les corresponde la reforma de la Institución y de la
realidad misma.

Directivos, profesores y estudiantes deben hacer una autocrítica sobre el quehacer de


la Universidad y su función social, pensarse continuamente para qué investigan,
enseñan, aprenden y tener presente la razón por la cual existe la educación pública y lo
que la sociedad espera de ellos.

Garrocho y Segura (2012, 1) plantean que “en tanto la universidad pública se constituye
en una comunidad ética y científica, con visión crítica y profunda consciencia histórica
de la realidad social que le circunscribe, puede asumirse legítimamente como una
entidad capaz y responsable de estudiar las problemáticas y determinantes de su
entorno socio-regional y en base a ello orientar sus funciones sustantivas en beneficio
de la colectividad con pleno sentido científico y humanístico”.

Hay una serie de elementos que demuestran que la Universidad Pública en Colombia
no es socialmente responsable desde la docencia:

• La Universidad no ha desarrollado a profundidad el tema de la paz siendo que


debe ser un punto estratégico ya que el grave conflicto social, político y armado
es imperativo resolverlo y la academia tendría mucho que aportar al ser el centro
de debate para los problemas del país al haber, supuestamente, la gente más
cualificada para darlos.
• A pesar de los esfuerzos que desde los departamentos de comunicación de las
distintas universidades se hacen, no hay suficiente difusión de los resultados
académicos, investigativos y de extensión hacia el exterior de los campus. La
legitimidad de la Universidad se pone en cuestión cuando la sociedad no conoce
qué hace la institución y si no ve aportes reales de la academia en la solución de
sus problemas concretos, lo que favorece la manipulación gubernamental de la
misma, poniéndola al servicio del capital y desfinanciándola sistemáticamente sin
que exista más oposición más allá de la misma comunidad académica. He aquí
otra razón por la cual es necesario salir de los muros de los campus y ampliar los
lazos con la población a la cual se debe la existencia misma de la Universidad.

• Además de las dificultades para lograr cobertura por las deficiencias en


financiación, hay elementos que le competen como tal a la Universidad que
profundizan ese problema, un ejemplo de ello es la última reforma académica de
la Universidad Nacional de Colombia la cual es altamente excluyente para quien
recién ingresa puesto que son los estudiantes de primer semestre, como lo
muestra la gráfica, los más vulnerables a quedar fuera del sistema educativo por
el nuevo sistema de ponderación y por ser las materias básicas como
matemáticas con la mayor cantidad de reprobados.

Gráfica 1: Deserción académica para primer semestre en la Universidad Nacional de Colombia sede Bogotá. Autoría de la Dirección
Académica de Sede, UN.

• Además de las políticas gubernamentales que profundizan la dependencia, ésta


se eterniza cuando la universidad no forma a sus ingenieros y científicos que
puedan dirigir la industria nacional, la cual está en vía de desaparición por los
tratados económicos internacionales que no permiten el desarrollo porque
corresponden a una coherencia con el modelo en el que Colombia no tiene como
papel desarrollar ciencia y tecnología sino profundizar el modelo extractivista
dándole prioridad a la minería y el petróleo. La academia profundiza el problema
al no formar para la creación de empresa sino para el ingreso al mercado laboral
en manos del gran capital transnacional a pesar de algunos esfuerzos como
unidades de emprendimiento que no son muy difundidas en las universidades.

• La Universidad Pública no promueve que, con el agravante de lo altamente


excluyente que es la educación superior en Colombia, los pocos estudiantes de
regiones apartadas que pueden estudiar una carrera se devuelvan a su lugar de
origen para contribuir al desarrollo regional sino que la Institución permite que se
dé lo que se conoce como fugas de cerebros, pero en este caso, además, a nivel
interno del país, situación más evidente en disciplinas de ciencia y tecnología
como las ingenierías eléctrica, electrónica y mecatrónica, que podrían ser
estratégicas para elevar las condiciones materiales de la población, pero que
desde el Estado no se miran de esa manera y finalmente los recién graduados
no ven qué hacer en sus municipios teniendo que quedarse a mejorar su nivel de
vida individual sin un compromiso e identidad con su tierra.

• En un país con altos niveles de corrupción, la academia debería formar para


cambiar esta realidad pero las materias sobre ética y responsabilidad social son
casi inexistentes en la mayoría de los programas académicos de las carreras lo
que no contribuye a dar las herramientas para asumir con mayor responsabilidad
las situaciones que se le presentarán en su disciplina.

• Con respecto al medio ambiente, conceptos como desarrollo sustentable no han


sido investigados e implementados a profundidad en la academia en un país con
gran cantidad de recursos naturales pero que están siendo devorados por el
capital a un ritmo inmensamente mayor al que la naturaleza puede renovar.

• La universidad, por su misma naturaleza, es un centro de debate y crítica pero


en Colombia se ha atacado sistemáticamente a las voces disidentes al status
quo, incluso al interior de la misma comunidad académica, entre ellos algunos
rectores vinculados al paramilitarismo, caso Universidad de Córdoba, y de esto
no ha sido ajena la universidad en la que se ha estigmatizado, perseguido,
encarcelado e incluso asesinado a líderes estudiantiles y profesorales que se
han opuesto al modelo neoliberal de la educación.

Investigación

Vallaeys (2009) define que el ámbito cognitivo de la Universidad es la investigación y


afirma que es el impacto más importante “puesto que define en última instancia los
paradigmas mentales y modelos prácticos a través de los cuales los líderes, dirigentes y
profesionales construyen y reproducen la sociedad a partir de sus conocimientos y
modos de comprender la realidad ” y si la Institución es responsable se pregunta por el
tipo de conocimientos que produce, por su pertinencia social y por sus destinatarios
La financiación es el principal elemento para determinar la responsabilidad de la
universidad en materia de investigación, cuando se hace de manera adecuada, por
parte del Estado y con plena autonomía, cumple un papel emancipador al lograr el
investigador, en pleno uso de su criterio, compromiso social y ética, poner su obra al
servicio de la humanidad. Si no se dan esas condiciones, se instrumentaliza
políticamente como lo ha sido reiterativamente en la historia, así como sucedió con el
Proyecto Manhattan en el que los más importantes físicos estuvieron en función de
crear la bomba atómica con el resultado catastrófico de Hiroshima y Nagasaki (Bula,
2011).

En el contexto colombiano actual, el académico termina respondiendo al interés


particular de agentes del sector productivo para fortalecer la competitividad, perdiendo
toda independencia para desarrollar su trabajo. Garrocho y Segura (2012) plantean en
este sentido que “la investigación científica al ser impertinente profundiza las
condiciones de dependencia intelectual y tecnológica y desaprovecha las capacidades
locales y regionales”, la pertinencia en este caso se refiere a las necesidades sociales
que la impulsan. Agregan además que “la investigación científica es pertinente con
respecto a la economía en la medida que contribuye al uso racional y sustentable de los
recursos naturales y se dignifica el trabajo humano” lo cual dista bastante cuando se
aplica al capital privado con intereses particulares. Se requiere además una pertinencia
con la economía regional en cuanto al consumo humano racional.

Un gran sector de los profesores, e incluso estudiantes, legitiman el modelo mercantil


de la educación puesto que ven a la investigación y a la extensión como fuentes de
lucro y, de paso, de financiación de la Universidad, repitiendo la lógica empresarial de
ganancia, usando muchas veces a los estudiantes como mano de obra gratuita
retribuida en la academia con una nota en vez de un salario; se puede tomar como
ejemplo el caso de la materia Taller de Proyectos Interdisciplinarios de la Facultad de
Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá, primer semestre de
2012, en la que el proyecto que deseaban desarrollar un grupo de estudiantes era el de
iluminación por difracción con botellas de agua en barrios marginales pero que, a juicio
del docente, éste no era pertinente por lo que fue retirado y se modificó por el de un
sistema de medición de flujo de agua y aceite que requería el laboratorio de energías
renovables a cargo del mismo profesor, de manera instrumentalista y sin darle a
conocer completamente al mismo grupo las razones, ni se hizo una contextualización
para poder colectivamente analizar la pertinencia del nuevo proyecto.

La investigación, al hacerse en la Universidad con la empresa privada, por lo general,


puede entrar en contradicción con las necesidades de las comunidades, es el caso de
lo que se ha venido haciendo en muchas instituciones con el tema de los
agrocombustibles sin analizar las consecuencias negativas que tiene con el medio
ambiente, la cohesión social, la seguridad alimentaria y la economía campesina.
Extensión

La extensión, la cual es una función misional de la universidad, es vista por lo general


como fuente de financiación y venta de servicios más que la forma como la academia
se articula responsable y comprometidamente con la sociedad para resolver los
problemas que la aquejan.

Se comienza a hablar de extensión universitaria, como la acción educativa de la


Universidad en sectores de la sociedad que no pueden acceder a ella, en las
universidades inglesas hacia el último tercio del siglo XIX para luego ir implementando
el concepto en Estados Unidos y luego al resto de Europa y América Latina.
Inicialmente fue por medio de la docencia popular con conferencias sobre temas
pertinentes a la comunidad a la que se le impartía la charla, luego llevando la cultura a
los barrios y siempre con carácter voluntario.

El primer intento en Latinoamérica por hacer la Universidad democrática, con


autonomía, financiada por el Estado y abierta a todas las clases sociales fue en 1827
cuando Bolívar promulgó los Estatutos Universitarios Republicanos pero después, como
con casi toda la obra de El Libertador, fueron completamente desvirtuados sus
postulados.

En América Latina los orígenes de la extensión universitaria se remontan a 1907 en la


Universidad de La Plata, fundada dos años antes, en la que se crean las conferencias
de extensión universitaria por su presidente, Joaquín V. González. Al año siguiente en
Montevideo en el Congreso Internacional de Estudiantes Latinoamericanos, en una de
las ponencias se refiere a este concepto como la forma de promover y difundir la
Educación del pueblo para todas las clases sociales promoviendo el engrandecimiento
de la nación.

Luego en 1909 Rafael Uribe Uribe da un discurso en el Congreso de Colombia en el


que propuso una universidad “científica, moderna, experimental, actual y evolutiva” , “en
cuanto ha de reflejar el estado de la cultura alcanzada por la humanidad” (Universidad
Nacional de Colombia, Oficina de Planeación, 1906). Esta reforma fue presentada en
1911 pero la fuerte ideología conservadora dominante se impuso en el Congreso para
no aprobarla. En la propuesta además estaban los principios de cátedra libre y
extensión universitaria como una función social, anticipándose al movimiento de
Córdoba, aunque este proyecto fue retomado más tarde en la reforma de Alfonso López
Pumarejo en 1935.

Después la extensión universitaria va apareciendo en las reivindicaciones del


movimiento estudiantil surgido de la Reforma de Córdoba de 1918, la primera referencia
al respecto se ve en la plataforma de los estudiantes de Chile de 1921, citado por
Mariategui (1928), en el cuarto punto donde la define: “4. extensión universitaria,
actuada como medio de vinculación efectiva de la Universidad con la vida social”.

El año 1949, en la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el Primer Congreso de


Universidades Latinoamericanas, este evento se pronunció sobre la extensión
universitaria definiendo que ésta “debe abarcar el campo de los conocimientos
científicos, literarios y artísticos, utilizando todos los recursos que la técnica
contemporánea permite poner al servicio de la cultura” . Además “la universidad es una
institución al servicio directo de la comunidad cuya existencia se justifica en cuanto
realiza una acción continua de carácter social, educativa y cultural, acercándose a
todas las fuerzas vivas de la nación para estudiar sus problemas, ayudar a resolverlos y
orientar adecuadamente las fuerzas colectivas” mostrando así que la educación de élite
ya estaba mandada a recoger y había una responsabilidad de la academia para con los
problemas concretos de la sociedad.

En 1957 la Unión de Universidades de América Latina organizó en Santiago de Chile la


Primera Conferencia Latinoamericana de Extensión Universitaria y Difusión Cultural.
Como conclusión de dicho encuentro se definió que “la extensión universitaria tiene por
misión proyectar, en la forma más amplia posible y en todas las esferas de la nación,
los conocimientos, estudios e investigaciones de la universidad, para permitir a todos
participar en la cultura universitaria, contribuir al desarrollo social y a la elevación del
nivel espiritual, moral, intelectual y técnico del pueblo.” Sin embargo, siguió la tesis
paternalista de la educación unidireccional en la que la sociedad recibe los
conocimientos de la universidad.

La lógica unidireccional de la educación en donde hay un iluminado y un alumno es


cambiado por la influencia de Paulo Freire quien critica esta forma asistencialista que
promueve la manipulación ya que “distraen a las masas populares desviándolas de las
verdaderas causas de sus problemas, así como de la solución concreta de éstos”
(Freire, 1970). Afirma además que “nadie educa a nadie, nadie se educa a si mismo, los
hombres se educan entre si con la mediación del mundo”. Hay una retroalimentación
entre los sujetos que deben ser activos, o de otra manera se reproduce la dominación y
la extensión quedaría reducida a una “invasión cultural” (Freire, 1970). Aquí ya están
dados los elementos fundamentales de cómo trabajar con las comunidades que se
afectan directamente de los proyectos de extensión de forma que no es la Universidad
la que ilumina sino que hay una relación de doble vía entre quienes enseñan y quienes
aprenden que son a la vez los primeros y los segundos los universitarios y la
comunidad.

Luego en febrero de 1972 la II en la Conferencia latinoamericana de Extensión


Universitaria llevada a cabo en ciudad de México, se da un resignificado del concepto:
“Extensión universitaria es la interacción entre la universidad y los demás componentes
del cuerpo social, a través de la cual ésta asume y cumple su compromiso de
participación en el proceso social de creación de la cultura y de liberación y
transformación radical de la comunidad nacional. ”

Ya en los años noventa, con el pensamiento hegemónico del fin de la historia luego del
derrumbe del bloque socialista en Europa del Este, la extensión pasó a emplearse
como la forma en que se articula la universidad con los sectores productivos,
principalmente privados, por el proceso de desestatización de las empresas y con este
modelo además sirve como fuente de financiación de las instituciones de educación
superior al verse la educación ya no como un derecho y como motor de desarrollo sino
como un servicio transable en el mercado. Sin embargo el neoliberalismo demostró que
no fue capaz de resolver los problemas educativos en la población, sino que por el
contrario, ha hecho que la educación de excelencia sea elitizada, de ahí las protestas
en Colombia y Chile en el 2011, y profundice la dependencia por lo que en varias partes
se ha empezado a replantear el objeto de la extensión, casos concretos Venezuela y
Cuba.

En Venezuela en el 2005 entró en vigencia la Ley de Servicio Comunitario del


Estudiante de Educación Superior la cual se define de la siguiente manera: “se
entiende por Servicio Comunitario, la actividad que deben desarrollar en las
comunidades los estudiantes de educación superior que cursen estudios de formación
profesional, aplicando los conocimientos científicos, técnicos, culturales, deportivos y
humanísticos adquiridos durante su formación académica, en beneficio de la
comunidad, para cooperar con su participación al cumplimiento de los fines del
bienestar social, de acuerdo con lo establecido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en esta Ley”. Aquí se entiende claramente que hay una
responsabilidad institucional y de los estudiantes para con la sociedad, teniendo que
hacer prácticas luego de terminar los estudios en función del beneficio colectivo.

En Argentina existe el Programa Nacional de Voluntariado Universitario, adscrito al


Ministerio de Educación en el que los estudiantes aportan en la solución de
necesidades básicas a las comunidades cercanas. Ejemplo de un proyecto es
“Reduciendo la Brecha Digital en Sectores de Bajos Recursos” de la universidad de la
Plata en el que estudiantes desarrollan una labor de alfabetización tecnológica a niños
que van a los comedores comunitarios de La Plata.

Leonor Pérez Zaballa (1997) explica que en Cuba la Extensión Universitaria se define
como “la función que le permite a la Universidad interactuar proactivamente con su
entorno social, dimensión del proceso educativo que se articula transversalmente con
las restantes funciones y subsistemas de la Universidad para lograr una nueva cualidad
en el desarrollo sociocultural de las comunidades intra y extra muros al promover
cultura, ciencia, técnica y valores que comprometen al hombre con su sociedad.”

Para el caso español, los vicerrectores y responsables de la extensión universitaria se


reunieron en diciembre de 2002 y de dicho encuentro surge la Declaración de Alicante
sobre Extensión Universitaria. Luego en mayo del 2003 determinan unas directrices
conjuntas donde las líneas de actuación son la formación, la promoción, la producción y
la difusión. Formación: actividades destinadas a la formación integral, transversal y
complementaria tanto de la comunidad universitaria como de la sociedad en general.
Promoción: creación, desarrollo, transmisión y crítica de la ciencia, de la técnica y de la
cultura. Producción: proyectos y programas generados, gestionados y desarrollados
íntegramente desde los propios vicerrectorados de Extensión Universitaria. Difusión:
para potenciar el conocimiento y la conservación del patrimonio cultural y natural.
Fomentar los hábitos y formas culturales que propicien la interrelación entre universidad
y sociedad y desarrollen valores humanísticos, cívicos y solidarios. Reintegrar a la
sociedad, en forma de bienes culturales, parte de los recursos que la universidad recibe
de aquélla.

Del mismo encuentro se definieron los siguientes objetivos de la extensión: 1.


Promocionar e incentivar las actividades dirigidas a completar la formación educativa y
cultural de la comunidad universitaria, así como facilitar la apertura a otras instituciones
públicas o privadas y su acercamiento a la sociedad. 2. Fomentar la creación y difusión
del pensamiento crítico y de la cultura entre la comunidad universitaria y el conjunto de
la sociedad para la consecución de una formación integral de la persona en el proceso
de educación permanente. 3. Impulsar las acciones destinadas a proyectarse en el
territorio al que pertenece mediante intervenciones en el ámbito cultural y social.

En el caso colombiano, como el modelo neoliberal ha permeado a la universidad en


todo sentido, igualmente lo ha hecho con el lenguaje de tal forma que hay que hablar de
extensión solidaria, para diferenciarla de aquellas que generan ganancias a la
Universidad, definida en la normatividad de la Universidad Nacional como “aquella que
comprende los programas y proyectos científicos, tecnológicos, artísticos y culturales de
alto impacto social, que se desarrollan y financian total o parcialmente con recursos de
la Universidad. Por medio de esta modalidad se integran los distintos campos del
conocimiento y se estrechan vínculos con diversos sectores de la sociedad en busca de
la inclusión social de comunidades vulnerables”. En otros países el término “extensión
solidaria” es prácticamente inexistente porque se entendería como un pleonasmo.

En el mismo documento define de forma general a la extensión como “una función


misional y sustantiva de la Universidad, a través de la cual se establece una interacción
privilegiada y recíproca entre el conocimiento sistemático de la academia y los saberes
y necesidades de la sociedad, y de las organizaciones e instituciones que hacen parte
de ella. Esta relación entre la Universidad y su entorno se debe reflejar en la ampliación
del espacio de deliberación democrática y en el bien-estar de las comunidades. Con la
Extensión se cualifican la ciencia, la tecnología, el arte y la cultura”. Si bien la definición
es acorde al desarrollo histórico del concepto, en Colombia se ha venido usando con
fines económicos más que filantrópicos.

En el Manual de Responsabilidad Social Universitaria del Banco Interamericano de


Desarrollo (Vallaeys, 2009) los autores afirman que “la universidad tiene un peso social
en tanto referente y actor que puede (o no) promover el progreso, crear capital social,
vincular a los estudiantes con la realidad exterior, hacer accesible el conocimiento a
todos, etc. La universidad responsable se pregunta cómo puede acompañar el
desarrollo de la sociedad y ayudar a resolver sus problemas fundamentales. ”

Las políticas de extensión e investigación están condicionadas por el modelo de


desarrollo del gobierno de turno. Para citar un ejemplo, mientras en la Universidad
Nacional de Colombia entre los años 2009 y 2011 implementaron en Bogotá 1250
proyectos de extensión relacionados de educación continua y permanente y 678 de
servicios académicos, en el mismo lapso de tiempo se aprobaron nueve de extensión
solidaria.1 Por citar otro, en Chocó, el departamento con mayor pobreza y miseria del
1Fuente: Dirección Nacional de Extensión http://www.dne.unal.edu.co/es/index.php?
option=com_content&view=article&id=290&Itemid=140
país, los proyectos en los mismos años fueron: 269 de educación continua, 139 de
servicios académicos y cero de extensión solidaria. Si bien muchos de los de educación
continua y de servicios académicos son internos de la Universidad y muchos otros con
organizaciones gubernamentales, lo que impera en casi todos los casos es el fin de
obtener recursos económicos independientemente de la población beneficiada y el
impacto social que estos proyectos puedan tener.

Dentro del proceso de movilización del año 2011 en contra del proyecto de educación
superior presentado por el gobierno y que fue retirado del Congreso, se creó la Mesa
Amplia Nacional Estudiantil y como plataforma de unidad el Programa Mínimo de los
Estudiantes se desarrollaron 6 puntos básicos como plataforma de unidad, de los
cuales el último es Relación Universidad-Sociedad y en parte dice lo siguiente: “La
universidad colombiana debe estar ligada a las necesidades más sentidas del pueblo
colombiano y al desarrollo y progreso de su mercado interno, por tanto su actividad
académica e investigativa estará a su servicio. Esto implica que la universidad pública
debe discutir y adoptar un nuevo modelo pedagógico que afronte, discuta y genere
alternativas con respecto a las problemáticas sociales, económicas y medioambientales
que afronta el país, vincule a los grupos étnicos y culturales que componen la nación
colombiana. Entendemos que la extensión universitaria hace parte integral del quehacer
académico de la universidad motivo por el cual este debe responder a las prioridades y
necesidades del pueblo colombiano.”

Se requiere que la extensión sea interdisciplinaria ya que la sociedad en sí es altamente


compleja que no puede ser abordada por una sola disciplina. La extensión, además,
tiene un papel que cumplir con respecto a la cultura ya que ésta, en términos científicos,
tecnológicos, artísticos y populares, pone en la Universidad el lugar en el cual ésta se
conserva, se reproduce y se transmite como parte fundamental de la nación, de forma
que nuevas generaciones tengan posibilidades de conocerla, interpretarla, modificarla y
reproducirla.

Otras funciones no misionales

En la universidad pública colombiana se ha ido repitiendo lo que las empresas hacen


para cumplir con tareas que no son las fundamentales dentro de la “especialidad” de la
organización como el outsorsing o la tercerización laboral con el argumento de que no
son objetivos misionales, para ahorrar costos y desentenderse de obligaciones
laborales patrocinando haciendo que no haya una identidad por parte de quienes
desarrollan esas labores con la institución pues sólo hay un contrato temporal.

En cuanto a la gestión, en vez de implementar sistemas modernos para organizaciones


con participación de todos los sectores, a veces se dan formas atrasadas como el
modelo burocrático empresarial como el que ocurre en la Facultad de Ingeniería de la
Universidad Nacional, sede Bogotá con el edificio Centro de Atención a Estudiantes-
CADE que desde el mismo nombre revela el carácter mercantil, puesto que ve al
estudiante como un cliente que llega a un banco a pagar sus deudas y hacer trámites
burocráticos con la institución, muy alejado de la idea horizontal, democrática y humana
de la Universidad. En el caso mencionado, al entrar a operar el edificio lo único que se
dio en términos de procesos fue el aumento del tiempo para resolver los actos al tener
que pasar cada papel por una recepcionista inicial adicional a lo que se hacía antes y el
resto del proceso sigue siendo lo mismo que antes.

Muchos altos directivos en las universidades públicas son la extensión del gobierno
nacional de turno que obedece a sus lineamientos, salvo contadas excepciones como la
Universidad de Nariño en la que la misma comunidad académica elige al rector lo que
le permite actuar con mayor independencia y crítica hacia el modelo. Esta
instrumentalización se da porque no hay autonomía. En vez de ser funcionales a unas
decisiones externas, los directivos deberían actuar como guías académicos críticos de
la realidad nacional. Por ejemplo el rector de una universidad como la Nacional debería
pronunciarse como intelectual sobre las problemáticas concretas gruesas del país, caso
por ejemplo, el colapso del transporte en Bogotá.

Hacia un modelo de responsabilidad social universitaria más


allá de la institucionalidad

La Universidad debe cumplir un papel protagónico como centro de transformación de la


sociedad. La forma más natural como la Universidad cumple su función socialmente
responsable es por medio de la extensión. Es aquí donde se deben hacer los mayores
esfuerzos en términos de articularse con la comunidad desde la institucionalidad como
desde los estudiantes y profesores aunque, como plantea Vallaeis (2009), a esta
función misional no debe confiársele toda la tarea de vincular a la universidad con la
sociedad ya que la función social está constituida por los cuatro procesos en su
conjunto (gestión, formación, producción de conocimientos y participación social ).

La responsabilidad social universitaria debe verse más allá de la misma


institucionalidad y desde sus fines misionales; la comunidad académica debe también
tomar consciencia sobre su papel y tomar posición activa como en la construcción de la
ley de educación superior alternativa que surge como una iniciativa propia del
estudiantado representado en la MANE y que se desmarca de la posición oficial e
institucional de las directivas.

La forma de gobernar las universidades públicas colombianas, salvo la Universidad de


Nariño, es profundamente antidemocrática, en el que tras un sistema de designación
relativamente indirecto, es el gobierno nacional (o departamental) quien finalmente
toma la decisión final y el mismo sistema se va reproduciendo a medida que se baja en
la cadena de mando. El problema es tan grave que todos los semestres durante los
últimos 10 años, por lo menos en una universidad pública ha habido huelga por parte de
estudiantes, profesores y/o trabajadores por la forma en que se manejan las
instituciones al tomar decisiones sin tener en cuenta a los demás involucrados:
estatutos inconsultos, corrupción, medidas autoritarias y represivas y mal uso de los
recursos han sido algunas de las razones (por citar ejemplos en el 2008 y 2009 la
Universidad Nacional, 2010 la Universidad del Atlántico, 2011 la Universidad Industrial
de Santander, 2012 la Universidad de Córdoba). La solución, en una palabra, se llama
cogobierno, que si bien habría que regularlo y dimensionarlo ya que podría traer
problemas de otro tipo si no se implementa adecuadamente, es la mejor forma de tener
representación real de todos los stakeholders y no sólo del dueño del capital, tal como
sucede en el mundo empresarial.

Como conclusión se puede citar a Luis Fernando Valenzuela (2011) cuando afirma que
“la universidad enfrenta el gran dilema ético de su porvenir: o sigue siendo instrumento
útil para el sistema reinante, perpetuando la desigualdad, la competencia voraz, el
exitismo y todas sus nefastas y evidentes consecuencias, o se decide a darle un
enfoque humanista y ambiental a su quehacer para que la sociedad y la naturaleza
tengan esperanzas de un futuro mejor”. En este punto es donde todos los miembros de
la comunidad académica deben reflexionar para poner a la Universidad al servicio de la
comunidad en general o seguir reproduciendo la lógica del mercado.

“Qué la universidad se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los
alumnos, sino también entre los profesores, que se pinte de obrero y de campesino,
que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece
al pueblo” Che Guevara. (1959) Discurso en la Universidad Central de las Villas al
recibir un honoris causa.

Bibliografía

Alfonso Conde Cotes. Reflexiones sobre la Universidad. Revista Ingeniería e


Investigación. Número 33. Año 2011.

Carlos Garrocho Rangel y Dr. Gustavo A. Segura Lazcano. Análisis de pertinencia


social para la universidad pública en materia de investigación científica . Revista
Ciencia Ergo Sum. Vol. 19 Núm. 1. Marzo-junio 2012.

Carlos Garrocho Rangel y Dr. Gustavo A. Segura Lazcano. La pertinencia social y la


investigación científica en la universidad pública mexicana . CIENCIA Ergo Sum, Vol.
19-1, marzo-junio 2012. Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, México.
Pp.24 - 34.

Leonor Pérez Zaballa. Pertinencia de la Extensión Universitaria en el Contexto de la


Nueva Universidad Cubana. Revista Pedagogía Universitaria. Vol. 12 No. 1. 1997.
Universidad Agraria de La Habana.

Felipe Barbosa Illescas. La Extensión Universitaria en España e Iberoamérica desde la


Constitución de Cádiz (1812) a las Universidades Andaluzas. Revista Informe de
Investigaciones Educativas, Vol. XXIV, año 2010. Pág. 25-53. ISSN: 1316-0648 .
Federación Universitaria de Córdoba (1918). El manifiesto de Córdoba. La Gaceta
Universitaria. Re-impreso en Montevideo, El estudiante libre, (207), 147-150.

Ernesto Guevara. Reforma Universitaria y Revolución. 17 de octubre de 1957. Obras


1957- 1967. Casa de las Américas.

Ernesto Guevara. Charla en la Universidad de La Habana, 2 de marzo de 1960.


Cátedra Ernesto Che Guevara. Disponible en www.rebelion.org

Pablo Carlevaro. Intersecciones y Uniones de la Universidad con la Ética. Reencuentro.


No. 57. Abril 2010. pp. 8-17.

Paulo Freire. Pedagogía del Oprimido. 1970. México Siglo XXI. 52a edición.

Carlos Tünnermann Bernheim . El Nuevo Concepto de la Extensión Universitaria. V


Congreso Iberoamericano de Extensión “Sociedad, educación superior y extensión:
Balance y perspectivas”, Morelia, Michoacán. 2000.

Mesa Amplia Nacional Estudiantil. Programa Mínimo del Movimiento Estudiantil


Colombiano. 2011.

José Carlos Mariategui. 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Biblioteca


Amauta. 1928.

José Antonio Mella. “El concepto socialista de la Reforma Universitaria”. En: Néstor
Kohan. Introducción al pensamiento socialista: El socialismo como ética revolucionaria y
teoría de la rebelión. Bogotá: Ed. Ocean Sur. 2007.

Nestor Kohan. La Reforma Universitaria del Siglo XXI. Saludos al III Congreso de la
Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia. Septiembre de 2011. Disponible
en www.rebelion.org

Luis Fernando Valenzuela. Perspectivas de la Responsabilidad Social Empresarial.


Gráficas Jes. Manizales. 2005.

Luis Fernando Valenzuela. Opciones de la RSO desde la Universidad. Documento


Escuela de Administración y Contaduría Pública No. 9. 2011

Marco Palacios. Hacia la innovación institucional en la Universidad Nacional. Bogotá, 30


de septiembre de 2003.

Universidad Nacional de Colombia. Acuerdo 039 del 2009 del Consejo Superior
Universitario “Por el cual se reglamenta la extensión en la Universidad Nacional de
Colombia”.

Universidad Nacional de Colombia, Oficina de Planeación. Reseña Histórica de la


Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín. 1996.
Jorge Iván Bula. Proyecto de reforma de la educación superior en Colombia: de la
investigación universitaria como saber científico a la investigación funcional. Revista
Pensamiento Jurídico. No. 31. Mayo-agosto de 2011.

François Vallaeys, Cristina de la Cruz, Pedro M. Sasia. Responsabilidad Social


Universitaria : Manual de primeros pasos, Banco Interamericano de Desarrollo /
McGraw-Hill Interamericana, 2009.

También podría gustarte