A medida que avanzaba la Segunda Guerra Mundial se concebía y conformaba una
sociedad de talante cibernético, caracterizada por los adelantos tecnológicos que esta guerra había generado, en especial con aquellos que fueron necesarios para optimizar el desarrollo exponencial de los aviones como armas determinantes en este conflicto y la artillería antiaérea por parte de los aliados. Los avances tecnológicos fueron, en su mayoría, sustentados por la emergente ciencia cibernética y sus principales categorías: control, retroalimentación y comunicación. “Una de las pocas ventajas del gran conflicto fue el rápido desarrollo de las invenciones…” (Wiener, 1958, p. 139).
2.1. Una historia de guerras
El 7 de marzo de 1936, a la par que avanzaba el ejército alemán a los territorios del Rin por primera vez en diecisiete años, primeros pasos de la segunda hecatombe mundial del siglo XX, que, como afirman Aracil, Oliver y Segura (1998), cobraría alrededor de cincuenta millones de vidas, cuadruplicando aproximadamente las muertes de la Primera Guerra Mundial y que daría paso a una nueva sociedad, Adolf Hitler, Fuhrer y Canciller del Reich, se dirigía a la cancillería en pleno para declarar que: En virtud de los derechos fundamentales que tiene todo pueblo a salvaguardar sus fronteras, y de protegerse y defenderse de posibles ataques, es por lo que el gobierno alemán ha decidido ocupar militarmente de nuevo la zona de los territorios del Rin. ¡Diputados del Reich alemán! En este momento histórico, cuando en las provincias del oeste las tropas alemanas están ocupando pacíficamente sus puestos, hemos de unirnos a ellas bajo dos ideas sagradas. La primera es que debemos ser fieles a la palabra empeñada de no retroceder ante ningún poder ni ante ninguna potencia, para restaurar el honor de nuestro pueblo; la segunda, para conocimiento de los pueblos de Europa y, en especial, de nuestros vecinos del oeste… he de especificar que Alemania, ¡jamás alterara la paz! (Zentner, 1971, pp. 11-12)
2.1.1. De la guerra horizontal a la guerra vertical.
La Primera Guerra Mundial fue la guerra de transición entre las “guerras horizontales” y las “guerras verticales”. En esta guerra el combate fue mayoritariamente hombre a hombre, no en vano el uso de la bayoneta como respaldo al terminarse la munición. Como señala Martí (2006), en los tres primeros meses el número de soldados muertos en combate fue de 854.000 franceses, 677.000 alemanes, y en la ofensiva de Somme 410.000 ingleses, es decir, se caracterizó por ser una guerra de trincheras, una “guerra horizontal”. “El uso combinado de la artillería, las ametralladoras, las trincheras y las alambradas generaba tal masacre que detenía al poco tiempo la ofensiva de las fuerzas más disciplinadas, entrenadas y entusiastas” (Martí, 2006, p. 117). Al principio del conflicto (1914), existían alrededor de 5.000 aeroplanos en el mundo (Derry & Williams, 1989). En esta guerra, de acuerdo con Martí (2006), los aviones comienzan a ser utilizados en 1915 para fotografiar objetivos. Tras su efectividad en esta táctica, ambos bandos decidieron no dar esa ventaja al enemigo. Por eso comienzan los combates aéreos. Primero se realizaban los enfrentamientos con pistolas entre los pilotos; después se decidió instalar ametralladoras. Pero surgió el problema de dónde ubicarla, ya que en las alas presentaba serios inconvenientes, y su ubicación en el frente tenía el problema de que podía impactar la hélice. Entonces se decidió colocar una ametralladora trasera, que a su vez, tenía el inconveniente de necesitar copiloto. Finalmente, se resuelve el problema poniendo la ametralladora adelante gracias a un mecanismo que permitía la sincronización entre disparos y el giro de la hélice. Por su parte, en la Segunda Guerra Mundial “los aviones y los tanques reemplazaron a los buques de guerra” (Kaldor & Terrén, 1986, p. 53). Afirman además estos autores que en Estados Unidos se construyeron durante la guerra 88.000 tanques y 27.000 aviones. Aunque el número de tanque es mayor que el número de aviones, debe tenerse en cuenta la excesiva complejidad de la construcción de los aviones con respecto a los tanques. Alemania en el periodo comprendido entre 1939 y 1945 fabricó 113.515 aviones (Zentner, 1971). De una producción de 1.000 aviones para enero de 1941 en Estados Unidos, se pasó a una producción de 8.000 en diciembre de 1944 (Kaldor y Terrén, 1986). Por su parte, Alemania fabricó 12.401 en 1941; es decir, un promedio mensual de 1.033 aviones aproximadamente, y aumentó su producción a 40.593 aviones para 1944, es decir, un promedio mensual de 3.382 aviones aproximadamente (Zentner, 1971). Cifras que sorprenden en comparación con los aviones existentes en el mundo al principio de la Primera Guerra Mundial, de lo cual se deduce que en la Segunda Guerra Mundial: “Las armas por excelencia fueron los aviones y los tanques” (Kaldor & Terrén, 1986, p. 51). La Segunda Guerra Mundial fue principalmente un conflicto población versus avión, es decir “guerra vertical”. Durante la guerra el número de bombas lanzadas por la aviación americana fue de 1.463.523, y por parte de la aviación británica, 1.307.117, para un total de 2.770.540 bombas (Zentner, 1971). Es decir, una guerra caracterizada por el combate a distancia; donde el avión fue parte crucial de la táctica militar, pues su objetivo principal ya no era el reconocimiento geográfico sino bombardear al enemigo, no solo militar sino también civil. Por ejemplo, a partir de la estadística oficial (O Brien: Defensa Civil) los muertos, heridos graves y desaparecidos en Inglaterra a causa de los bombardeos alemanes durante la guerra fueron 146.777 personas (Zentner, 1971). “Lo tristemente típico de esta Segunda Guerra Mundial fue que los aviones… atacaban no solamente bases militares, sino que vaciaban su carga mortal sobre mujeres y niños” (Zentner, 1971, p. 327). Al principio de la Segunda Guerra Mundial, la ofensiva alemana sobre Polonia, conocida como la “guerra relámpago”, llegó el 25 de septiembre de 1939 a su capital, Varsovia, en donde los alemanes iniciaron bombardeos aéreos, con alrededor de 1.200 aviones de Luftwaffe, un ataque indiscriminado (sin diferenciación entre militares y población civil). “La humareda era tal que impedía a los aviones y a la artillería apuntar correctamente a sus blancos lo que provocó enormes pérdidas en la población civil” (Steinert, 2004, p. 365). El bombardeo aéreo era decisivo en batalla, de ahí que era imprescindible derribar al enemigo, tanto para evitar un menor número de muertes como por evitar la destrucción de las ciudades. Al inicio de la confrontación, la artillería antiaérea aliada tenía problemas para derribar al enemigo cuando este atacaba sus poblaciones. Esto debido a la poca eficacia al momento de responder a la velocidad de los aviones alemanes, hecho que trajo resultados devastadores para los aliados, como afirma Zentner: “Alemania y su aviación constituyeron una amenaza mortal para el enemigo” (1971, p. 11), problema que en menor medida afrontaban los alemanes pues al inicio de la guerra los aviones Hurricane y Spitfire ingleses eran menos veloces que los Messerschmit Bf - 109 alemanes (Zentner, 1971). Así, como la velocidad se volvió un punto determinante en la guerra y sería a futuro un vector fundamental de la sociedad de posguerra. Para dar una solución contingente al problema de los bombardeos aéreos, reunieron los aliados un grupo de científicos a fin de resolverlo. “Al estallar el conflicto, el prestigio de la aviación alemana y el papel defensivo de la inglesa se tradujo en la atención de muchos científicos por el perfeccionamiento de la artillería antiaérea” (Wiener, 1998, p.27).
2.1.2. La artillería autorregulada.
En términos científicos, el problema de la artillería antiaérea versus avión radicaba en las diferencias de velocidades, ya que se apuntaba manualmente el cañón antiaéreo y se disparaba el misil hacia el avión en un punto determinado. Pero al llegar el misil a este punto, el avión ya había pasado. Entonces, se trataba de un problema de predicción, es decir, predecir la trayectoria futura del avión, y así apuntar y disparar a un futuro punto de encuentro entre el avión y el misil (Wiener, 1985). El radar permitió, en parte, solucionar el problema. Al respecto señala Wiener (1956) que al comienzo de la guerra el cañón antiaéreo era operado y regulado manualmente, pero gracias a los adelantos técnicos realizados en el radar por parte de los ingleses en este periodo bélico fue posible mecanizar la regulación del cañón. Esto se hizo acoplando el radar que enviaba los datos sobre dirección y distancia del avión al cañón. Derivado de la invención de la radio surgió el radar, dispositivo que consistía en recoger a través de antenas, el eco de ondas electromagnéticas reflejadas en objetos, con el propósito de medir la distancia del cuerpo con respecto a un punto y su dirección. Tuvo sus primeros desarrollos en 1925, pero su primera demostración práctica se hizo en Estados Unidos en 1938. Para el principio de la guerra, Inglaterra hace un nuevo progreso con la incorporación del magnetrón, que permitió antenas más pequeñas y un mayor alcance de las ondas electromagnéticas, lo cual significaba encontrar un objeto a mayores distancias (Martí, 2006). Cuando se conformó el comité de investigación de defensa nacional, US National Defense Research Committee (NDRC), Norbert Wiener decidió trabajar en la división de control, específicamente en el problema de la predicción en artillería antiaérea, ya que había trabajado en la Primera Guerra Mundial con el grupo conformado por el Profesor Oscar Veblen en la Universidad de Princeton en estudios de artillería tales como elevación del cañón, peso y alcances del misil, entre otros factores (Wiener, 1956). Su investigación consistió en la optimización del cañón antiaéreo a partir de un modelamiento estadístico que maximizara la probabilidad de éxito: “Además de encontrar los aeroplanos mediante el radar era necesario bajarlos a cañonazos, lo que lleva al problema de la regulación del fuego” (Wiener, 1958, p.139). Se construyó con éxito en 1942 un prototipo para rastrear un avión durante diez segundos y predecir su posición veinte segundos más tarde. Pero los resultados obtenidos por Wiener y Bigelow fueron utilizados después de la guerra y son el principio fundamental de las sofisticadas armas actuales (Jerison y Stroock, 1994). Afirma Wiener (1985) que la teoría de la predicción y el enfoque estadístico de la ingeniería de comunicación, resultados obtenidos de esta investigación, fueron publicados en primera instancia por Warren Weaver, director del grupo de investigación bélica, pero al finalizar la guerra fueron difundidos extensamente entre los ingenieros de comunicación. “El gobierno [Estados Unidos] publicó también una memoria, hoy ya agotada [1948]” (Wiener, 1998, p.39). De esta investigación se concluyó, de acuerdo con Wiener (1985), que las nociones de control y comunicación eran inseparables, y además siempre dependientes de los conceptos de mensaje y cantidad de información definidos en el modelo estadístico desarrollado. Es decir, nace una noción matemática de la comunicación y la información que serán la base fundante de la sociedad esperanzada en las promesas cibernéticas.
2.1.3. La guerra fría.
Como señalan Aracil y otros (1998), el periodo comprendido entre 1945 y 1991 fue marcado por el antagonismo entre el Este y el Oeste que, se denominó Guerra Fría. Termina con el hundimiento de los regímenes comunistas en 1989, la reunificación de Alemania en 1990 y la muerte del comunismo soviético en 1991. Al final de la Guerra Fría, “el mundo se hallaba más cerca de un consenso a favor de los valores americanos -la seguridad colectiva, la democracia, el capitalismo- de lo que jamás se hubiera hallado antes” (Gaddis, citado en Orozco, 2004, p. 8). En la Guerra Fría se dio una bipolarización del mundo entre Estados Unidos y la Unión Soviética, con el fin de tener zonas de influencia política y militar en América, Asia y África que permitieran obtener mano de obra barata, materias primas y recursos naturales, en especial el petróleo (Gómez, 2004). Las conferencias realizadas en Yalta y Postdam, en febrero y junio de 1945, respectivamente, fijan zonas de influencia para Estados Unidos, Inglaterra y la Unión Soviética. Se resolvió el conflicto entre ingleses y soviéticos en los Balcanes, dejó en libertad a los soviéticos para actuar sobre Polonia, Yugoslavia, Hungría y Checoslovaquia. Sin embargo, el problema radicó sobre el dominio en Alemania y Austria (Gómez, 2004).
2.2. La ciencia sin fronteras
En los años veinte y treinta la investigación científica y matemática en Estados Unidos había estado relativamente independizada del gobierno, y las financiaciones para la investigación se realizaban con recursos de las universidades o grandes fundaciones (Heims, 1986). Cuando la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, al comienzo de la guerra realizó una encuesta sobre la movilización y el papel de los científicos en la guerra, Norbert Wiener ya exponía los planteamientos cibernéticos. “Sugerí una colaboración científica que cruzara las fronteras entre una y otra ciencia… sugerí una organización de pequeños equipos móviles de científicos de diferentes campos, lo que daría ataques conjuntos contra problemas comunes” (Wiener, 1956, p. 231). El 17 de noviembre de 1944, el presidente Franklin Roosevelt escribe una carta al Director de la Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, Vannevar Bush, donde exalta la importancia que para la guerra tuvo esta Oficina, que consistió en la conformación de grupos de científicos de diferentes disciplinas trabajando en un problema común. Fue la primera experiencia cibernética, en investigación. La Oficina de Investigación Científica y Desarrollo, de la cual usted es el Director, representa un experimento único de trabajo en equipo y cooperación en la coordinación de la investigación científica y en la aplicación del conocimiento existente científico para la solución de los problemas técnicos de suma importancia en la guerra. Su trabajo ha llevado a cabo en el más absoluto secreto y continuado sin el reconocimiento público de cualquier clase; pero sus resultados tangibles pueden ser encontrados en los comunicados procedentes de los frentes de batalla en todo el mundo. Algún día la historia completa de sus logros podrá ser contada. (Roosevelt, citado por Bush, 1945, p. 5) En la mencionada carta se pregunta sobre cuatro cuestiones fundamentales, tendientes al mejoramiento de la salud nacional, creación de nuevas empresas con el fin de implementar nuevos puestos de trabajo y el mejoramiento de la calidad de vida (Bush, 1945). ¿Qué hacer para dar a conocer al mundo, en concordancia con la seguridad militar, los conocimientos científicos que se habían generado en la guerra?, ¿Cómo organizar un programa para el trabajo futuro de la medicina y ciencias afines, que corresponda a los adelantos que ha tenido la ciencia con respecto a la enfermedad?, ¿Qué papel inmediato y futuro debe desempeñar para ayudar a las actividades de investigación de organizaciones públicas y privadas?, ¿Cómo desarrollar un programa efectivo para descubrir y desarrollar el talento científico en la juventud de Estados Unidos con el fin de que en el futuro se continúe la investigación científica generada durante la guerra? (Bush, 1945). El 25 de julio de 1945, Vannevar Bush entrega al presidente Harry Truman el informe Science: The Endless Frontier (Ciencia: la frontera sinfín) que respondía a las inquietudes formuladas en 1944. El informe resalta que el gobierno debe financiar las investigaciones científicas y, por consiguiente, el avance científico es decisivo para el progreso del país, en especial en aspectos como la seguridad, el bienestar social, la salud y el aumento del empleo tan necesario en ese momento (Bush, 1945). Este informe “condensa el optimismo y confianza en las posibilidades del desarrollo científico. Este informe determinó una política científica de los Estados Unidos que pronto se extendería al resto de los países desarrollados incluidos los comunistas” (Fernández, 2007, p.240). Pero advierte el mismo informe que el país no puede depender de otros en lo que respecta a la ciencia básica, primordial para el progreso nacional; pues de ser así tendrá un progreso industrial lento y no será competitiva en el mercado mundial. Se denomina ciencia básica aquella que no piensa en fines prácticos, que su resultado es el conocimiento y la comprensión de la naturaleza y sus leyes y proporciona un conocimiento general de los medios para responder a muchos problemas prácticos de importancia; aunque esta ciencia no podrá dar una respuesta concreta a ninguno de ellos (Bush, 1945). Años después, señala Mukerji (1989) que la importancia que este informe daba a la ciencia básica y su necesidad de separarla del modelo europeo, se basaba en un modelo lineal estructurado de la siguiente forma: 1. investigación científica, 2. innovación tecnológica, 3. crecimiento económico y 4. progreso social (citado en Luján & Todt, 2000, p. 98). De acuerdo con Fernández (2007), a partir de las recomendaciones de este informe se crea un Consejo Científico adscrito a la presidencia de los Estados Unidos y una Agencia Nacional de Coordinación, convirtiéndose el gobierno en el principal agente científico eso lleva a una subordinación de los intereses de la ciencia a las demandas gubernamentales, convirtiéndose la ciencia en un bien económico. A partir de este momento ya no se debe estar atentos sólo a las factorías industriales, también se debe atender aquellas “factorías” que generan conocimiento… Los científicos, las universidades, los centros de investigación, empiezan a ocupar una nueva posición dentro del marco social. Algunos identifican en ello una anticipación, el germen, de ciertas tesis básicas de lo que en la actualidad se denomina una sociedad del conocimiento, entendiendo éste como una nueva forma de poder y riqueza, lo cual tiene implicaciones éticas considerables (Fernández, 2007, p. 241).
2.3. Las máquinas de pensamiento.
Los estudios cibernéticos logrados al final de la Segunda Guerra Mundial sobre la predicción de la trayectoria futura de un avión fueron llevados al terreno sociológico, como arma innovadora y poco trivial para la Guerra Fría con la creación de los think tanks. “Esta disciplina [la cibernética] se convierte en inspiradora de análisis y pronósticos sociales desde los que se moldearon el futuro, es decir, el presente de la sociedad del siglo XX y comienzo del XXI” (Cabrera, 2006, p. 138). Se ha concebido los think tanks como “tanques de pensamiento” y “universidades sin alumnos” relacionados con centros de investigación y universidades (Garcé & Abelson, 2006). Los think tanks tienen su comienzo, como afirma Mattelart (2002), en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que fundó en 1946 la Research and Development Corporation (RAND). Esta corporación de investigación y desarrollo es el primero de los think tanks. Para Parsons (2007) en este primer think tanks fueron reunidos matemáticos, politólogos, analistas de sistemas, ingenieros, sociólogos y otros especialistas, con el fin de desarrollar modelos para la formulación de una guerra en las condiciones actuales. Para Mattelart (2002), los think tanks son la cuna del análisis de sistemas, de metodologías sobre costos, la programación y planificación de presupuestos y aplicaciones de la teoría de juegos. Es importante anotar que la teoría de juegos desempeñó un papel determinante en la Guerra Fría y mostró cómo el trabajo científico se deslizaba al terreno político: “El pensamiento de la teoría de juegos jugó un papel importante en el desarrollo y justificación de la política de disuasión de un ataque por la amenaza de represalias masivas con armas nucleares seguida por la administración Eisenhower” (Heims, 1986, p. 267). Aunque en principio se utilizaron los think tanks como estrategia militar, actualmente gracias a la democratización del acceso a la información han cambiado su escenario al terreno de las políticas públicas, contribuyendo a la organización de “agendas intelectuales” y estableciendo plataformas de debates públicos. Aunque la expresión “think tanks” comenzó a usarse en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial para designar las instancias donde se diseñaban estrategias militares, su uso se ha expandido para designar a cerca de 2000 organizaciones radicadas en Estados Unidos, dedicadas al análisis político, y aproximadamente otras 2500 instituciones similares del resto del mundo... Especialmente, en los países del Cono Sur, los think tanks comenzaron a crearse por la expulsión de importantes académicos de las principales universidades por parte de los regímenes dictatoriales. (Garcé & Abelson, 2006, p. 113) Por otra parte, los procesos de democratización y consenso han permitido la inclusión de nuevos grupos de think tanks como las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que: “… dedican una parte de sus actividades a la investigación, diseño y diseminación de ideas y propuestas que les permitan informar a otras instituciones civiles, grupos y partes interesadas en incidir en la agenda pública” (Garcé & Abelson, 2006, p. 113). En Latinoamérica el fenómeno de las think tanks surge a mediados en la década de los sesenta; por ejemplo, (CEBRAP) en el Brasil, (CIEPLAN) en Chile, que reunió a los futuros líderes políticos de la coalición partidista que gobernó después de la dictadura en la década de los ochenta. Afirman Garcé & Abelson (2006) que en Latinoamérica, algunos de los think tanks aparecieron de alianzas entre académicos y el sector privado, con el fin de establecer centros de diseño e investigación de políticas públicas independientes tanto del Estado como de las universidades. “Este es el caso de Fedesarrollo que fue establecido en Colombia, en 1970 gracias al apoyo financiero de los empresarios que constituyeron un fondo dotal que ha permitido su sostenibilidad hasta la actualidad” (Sherwood, citado por Garcé & Abelson, 2006, p. 114).
2.4. El discurso del desarrollo
Tal fue el avance tecnológico generado en la Segunda Guerra Mundial, que en 1949, en su discurso de posesión, el presidente de los Estados Unidos Harry Truman expuso su política del “trato justo”, en la que anunciaba un programa de apoyo para erradicar la pobreza de los países subdesarrollados: Más de la mitad de la población del mundo vive en condiciones cercanas a la misería. Su alimentación es inadecuada, es víctima de la enfermedad. Su vida económica es primitiva y está estancada. Su pobreza constituye un obstáculo y una amenaza tanto para ellos como para las áreas más prósperas. Por primera vez en la historia, la humanidad posee el conocimiento y la capacidad para aliviar el conocimiento de estas gentes... Creo que deberíamos poner a disposición de los amantes de la paz los beneficios de nuestro acervo de conocimiento técnico para ayudarlos a lograr sus aspiraciones de una vida mejor… Lo que tenemos en mente es un programa de desarrollo basado en los conceptos del trato justo y democrático... Producir más es la clave para la paz y la prosperidad. Y la clave para producir más es una aplicación mayor y más vigorosa del conocimiento técnico y científico moderno. (Truman, citado por Escobar, 1999, p. 33) Comenzó la Segunda Guerra Mundial con la justificación de salvaguardar las fronteras de una nación y termina con la utopía de igualdad para todos, que rebase las fronteras de las naciones. Como afirma Escobar (1999), la política del progreso económico no era exclusiva de los Estados Unidos, sino que recibía el respaldo de las Naciones Unidas; aunque se tenía claro que sería necesario intervenir las culturas de índole local y regional para lograr el anhelado progreso. Esta política garantizaba el mantenimiento de la paz internacional y la seguridad, objetivos claves propuestos por los 51 países fundantes de las Naciones Unidas en su tratado fundador. Hay un sentido en el que el progreso económico acelerado es imposible sin ajustes dolorosos. Las filosofías ancestrales deben ser erradicadas, las viejas instituciones sociales tienen que desintegrarse; los lazos de casta, credo y raza deben romperse; y grandes masas de personas incapaces de seguir el ritmo del progreso deberán ver frustradas sus expectativas de una vida cómoda. Muy pocas comunidades están dispuestas a pagar el precio del progreso económico. (Naciones Unidas, citado por Escobar, 1999, p.34) Con el discurso del desarrollo nace, por ende, la categoría del subdesarrollo, que englobaría a gran parte de la población mundial: Asía, África y Latinoamérica; la característica común de los países subdesarrollados sería no poseer la urbanización y formas de educación, sus técnicas de cultivos y, principalmente, no poseer los avances tecnológicos, que habían permitido adoptar en todo su esplendor a la modernidad y configurar una nueva racionalidad de los autoproclamados países del primer mundo. Se concibió entonces el desarrollo como: … el proceso dirigido a preparar el terreno para producir en la mayor parte de Asia, África y América Latina las condiciones que se suponía caracterizaban a las naciones económicamente más avanzadas del mundo: industrialización, alta tasa de urbanización y educación, tecnificación de la agricultura y adopción generalizada de los valores y principios de la modernidad, incluyendo formas concretas de orden, de racionalidad y de actitud individual. (Escobar, 1999, p. 100) Sin embargo, después de cinco décadas del discurso desarrollista, que buscaba erradicar la pobreza y la misería de los pueblos subdesarrollados, no ha cumplido sus fines y el sueño se ha disuelto; la fórmula inversión de capital más avances tecnológicos para los países desarrollados ha fracasado. … el sueño del desarrollo posterior a la Segunda Guerra Mundial está muerto. Asia, África y América Latina no están más cerca de convertirse en “desarrolladas” de lo que estaban en 1945, cuando los poderes del capital y la tecnología se sumaron para convertirlos en clones del primer mundo. (Escobar, 1999, p. 321) En la última década del siglo XX, el número de pobres, definidos por el Banco Mundial como aquellos individuos que vivían con menos de dos dólares diarios, ha aumentado en casi cien millones. Según cifras del Banco Mundial, en 1990 existían 2.718 millones, para 1998 habían aumentado a 2.801 millones, al mismo tiempo que la renta mundial aumentaba en promedio de 2.5 por ciento anual (Stiglitz, 2004). En África, después de la independencia colonial, sus aspiraciones se han visto frustradas, aumenta la misería, la economía disminuye y los niveles de vida, es decir, su pobreza ha aumentado. “La globalización no ha conseguido reducir la pobreza pero tampoco garantizar la estabilidad. Las crisis en Asia y América Latina han amenazado las economías y la estabilidad de todos los países en desarrollo” (Stiglitz, 2004, p.30).
2.5. La era cibernética
La concepción cibernética inauguró un nuevo periodo de tiempo, estableció un corte histórico, que conformó una sociedad basada en la racionalidad matemática que, a su vez, dio un nuevo significado al concepto de información. “Los hombres contaron los números y, finalmente, sólo los números contaron” (Mattelart, 2002, p. 34).
2.5.5. La informatización de la sociedad.
A partir de las concepciones cibernéticas de información, mensaje y comunicación, se configura la llamada revolución tecnológica, que se hizo realidad a partir de la informática que: “facilita y supone, el dominio de un nuevo tipo de crecimiento” (Nora y Minc, 1992, p. 19) y la telemática que: “… a diferencia de la electricidad, no transmite una corriente inerte, sino información, es decir, poder… La telemática no constituirá una red más, sino una red de otra naturaleza, que hará interactuar imágenes sonidos y memoria, y transformará nuestro modelo cultural” (Nora y Minc, 1992, p. 18). En 1976 a petición del presidente de Francia Valery Giscard d’Estaing, se solicitó una investigación que diera cuenta de las orientaciones necesarias que el gobierno debía tener en cuanto a lo que se llamó la informatización de la sociedad bajo el argumento de que: “el desarrollo de las aplicaciones de la informática es un factor de transformación de la organización económica y social, y del modo de vida: conviene, pues, que nuestra sociedad esté en condiciones de promoverla y, a la vez, de dominarla, para ponerla al servicio de la democracia y del desarrollo humano” (Nora & Minc, 1992, p. 7). En el informe entregado sobre dicha investigación en 1978, Nora y Minc señalaban que: En tiempos pasados, toda revolución tecnológica provocaba una intensa reorganización de la economía y la sociedad. Podía constituir, a la vez, un motivo de crisis y una manera de salir de ella. Así ocurrió con el advenimiento de la máquina de vapor, del ferrocarril y de la electricidad. La "revolución informática" tendrá consecuencias más amplias. No es la única innovación técnica de estos últi- mos años, pero sí constituye el factor común que permite y acelera todas las demás. Sobre todo, en la medida en que altere el tratamiento y la conservación de la información, modificará el sistema nervioso de las organizaciones y de la sociedad entera. (Nora y Minc, 1992, p. 17) La informática iniciada en la década del cincuenta con grandes ordenadores compuestos de transistores, llegó a su fin en 1965 con la construcción del ordenador 360 de IBM compuesto por circuitos integrados lo que permitió, mayor eficacia en su funcionamiento, optimizando las fases de trabajo y organizando mejor los tiempos de tratamiento, obtención e impresión de datos. La informática pasó entonces de ser elitista, cara y poco eficiente a ser una informática de masas que invadiría toda la sociedad, de la misma forma que lo había hecho la electricidad (Nora y Minc, 1992). Entonces los grandes ordenadores que trabajaban independientemente habían sido reemplazados por una multitud de pequeñas máquinas en red. Es decir, se produce la unión del ordenador y las telecomunicaciones, que hasta entonces se encontraban aislados. A esta unión se le conoció en Estados Unidos como computación y en Europa como telemática, la diferencia entre los dos términos radicaba en que la computación ponía el énfasis en la informática y la telemática en las telecomunicaciones (Nora y Minc, 1992). Afirman Nora y Minc (1992) que tanto telemática como computación tienden a desplazar el ámbito de la soberanía. “… pequeñas máquinas eficaces y baratas: podrían ser sinónimo de libertad” (Nora y Minc, 1992, p. 30). La máquina informática de masas se impone y permite descentralizar la información; la telemática tendría por tanto más efectos sociales que económicos ya que modifica los juegos tradicionales de poder. Teniendo como ejemplo, el avance de IBM en materia de máquinas y su futuro en telecomunicaciones, se prevé una alienación de los usuarios de la red y de los bancos de datos norteamericanos sobre los cuales tendría el control informático. Entonces IBM “pondrá el pie en una esfera tradicional del poder del Estado: las comunicaciones” (Nora y Minc, 1992, p. 21). Por lo cual “sólo la acción de los poderes públicos, normalizando las redes, lanzando satélites de comunicación y creando bancos de datos, puede dejar cierto margen de movimiento para un modelo original de sociedad” (Nora y Minc, 1992, p. 21). Entonces, era necesario que los poderes públicos se valieran de su poder de mandar sin pudor, a favor de las empresas nacionales más débiles, que permitiera la regulación del mercado informático por parte del Estado (Nora y Minc, 1992). Además, el Estado debe realizar alianzas con empresas internacionales de telecomunicaciones que permitan hacer contrapeso a IBM y lograr la regulación y dominación de la red, que debe ser concebida con espíritu de servicio público. Por otra parte, es necesario que el Estado implemente normas de acceso a la red, impidiendo así que las empresas de telecomunicaciones utilicen la red con sus propios protocolos de comunicación. De perderse la regulación de la red por parte del Estado, las empresas privadas regularían la red e impondrían modo, ritmo y modalidad de informatización en función de la rentabilidad, tratando de tener cautiva su clientela (Nora y Minc, 1992). No es un simple reflejo de autoridad lo que hace de la telemática un pivote de la soberanía. La multiplicidad de los agentes económicos que aquélla pone en contacto, su función de apoyo en los intercambios de informaciones y el instrumento de poder que constituye, explican su importancia. (Nora y Minc, 1992, p. 106)
2.5.6. Entropía, información y sociedad.
Para Wiener (1958), en el universo considerado entrópico por la física, existen islotes de organización gracias a la información, al cual no contribuyen únicamente los seres vivos, sino también las máquinas, consideradas como entes informacionales. “Las máquinas contribuyen también a la elaboración local y temporal de las informaciones, a pesar de ser su organización grosera e imperfecta comparada con la nuestra” (Wiener, 1958, p. 30). Para la cibernética era tan importante el concepto de información como el de su inverso: la entropía. Para combatir la entropía, es decir, la tendencia natural a la desorganización, que amenazaría constantemente con un caos social, la sociedad debía trabajar en pro de la información. Para ello, se reconocería la importancia de los fenómenos de comunicación y utilizaría la máquina que trataría la información y organizaría los canales de comunicación (Wiener, 1958). Dada la importancia que tendría la máquina en la disminución de la entropía, con el tratamiento de la información, las partes internas de la misma “… deben hablar las unas a las otras en un lenguaje apropiado, sin manifestar nada a alguna persona o recibir órdenes de otra, excepto en la etapa inicial y final del procedimiento” (Wiener, 1958, p. 142), se configuraría así una nueva forma de información, muy característica de esta sociedad: la información de la caja negra, es decir, la información que no contiene componente humano en su tratamiento y, además, tiene un lenguaje característico, el lenguaje binario. La cibernética consideraba que la sociedad estaba cohesionada por los mensajes que en ella circulaban, mensajes que, por demás, sostenían el orden. La sociedad solo se comprendería por la vía del análisis matemático informático. De ahí que Norbert Wiener, en 1950, propusiera como tesis cibernética que: “… sólo puede entenderse la sociedad mediante el estudio de los mensajes y de las facilidades de comunicación de que ella dispone y, además, que, en el futuro, desempeñarán un papel cada vez más preponderante los mensajes cursados entre hombres y máquinas; entre máquinas y hombres y entre máquina y máquina” (Wiener, 1958, p. 16). El ideal cibernético social se fundamentaba en permitir el libre flujo de la información; para ello era necesario que los canales de comunicación se encontrasen unidos entre sí, al alcance de todos los miembros de la sociedad, tanto en materia de uso como de costo. “La integridad de los canales de comunicación es esencial para el bienestar de la sociedad… las comunicaciones están sometidas no sólo a las mismas amenazas a las que ha debido hacer frente siempre, sino además a ciertos problemas nuevos ... Uno entre ellos es la creciente complejidad y costo de las comunicaciones.” (Wiener, 1958, p.123) Enuncia la teoría matemática de la comunicación que cuando la información no circula libremente, es decir, se encuentra en sistemas aislados, la entropía aumenta. Para combatir esta entropía sería necesario entonces que las informaciones generadas en diferentes sistemas circulen hacia los demás sistemas y de esta forma la información se compare y se retroalimente. (Wiener, 1958). El principal problema para el libre flujo de la información es que la información se haya tratado como una mercancía que fluctúa dependiendo de las reglas del mercado. “No es mi tarea dilucidar si esa actitud mercantilista es moral o inmoral, grosera o sutil. Pero es mi deber demostrar que conduce a que se entienda mal y se trate inadecuadamente la información y sus conceptos asociados” (Wiener, 1958, p. 106). La información como mercancía estaría sujeta a almacenamiento y depreciación: “El destino de la información en un mundo típicamente americano consiste en venderla o comprarla” (Wiener, 1958, p. 106); por ende, su difusión se restringe y desestabiliza el sistema. “Vivimos en una época en la que a la enorme masa de comunicación por habitante corresponde un flujo cada vez menos denso de cantidad total de comunicación” (Wiener, 1958, p.124). Es así como una nueva era se instaura en la sociedad, entra en juego un nuevo enunciado: cantidad de información, que dejará atrás el mundo del carbón y de las grandes factorías. Comienza a configurarse una nueva forma de comprender la realidad donde la vida adquiere un nuevo sentido: “Vivir de manera efectiva significa poseer la información adecuada” (Wiener, 1958, p. 17). La utopía de una nueva sociedad basada en la imbricación de hombre y máquina informática ha comenzado. Si los siglos XVII y la primera parte del XVIII fueron la edad de los relojes y el fin del siglo XVIII y el siglo XIX la edad de las máquinas de vapor, el presente [siglo XX] es la edad de la comunicación y el control. (Wiener, 1972, p.50)