Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
8 Personajes
8 Personajes
Acto I
(Pedro caminando por la calle, con las manos en el bolsillo mirando en todas las
direcciones)
Pedro: ¡Madre!, cómo no he de extrañarte, si fuiste quien me dio la vida. ¡Mi única
familia!.
Narrador: Con una gran tristeza en su rostro, y muy pensativo, Pedro observó con
detenimiento a tres jóvenes sentados en una de las aceras de la calle, quienes no
paraban de fumar exageradamente.
Raúl: Sí, tu. ¿No quieres un poco?, mira que te quitará ese pesar que tienes en tus
ojos.
Narrador: Pedro muy inocente ante las realidades existentes en la vida, se acercó
a ellos, sin saber lo que le habría de acontecer.
(Pedro camina hacia Raúl y sus dos amigos)
Pedro: Dime, ¿tienes algo de comer?, tengo mucha hambre no he comido nada en
todo el día.
Raúl: Tranquilo, en un rato conseguimos algo por ahí, pero…¡ven! siéntate con
nosotros.
Pedro: ¡Estoy muy triste!, porque el día de ayer falleció mi madre, y era la única
persona que tenía en el mundo.
Raúl: ¡Que mal amigo!, pero ven fuma un poco nada te pasará, al contrario te
aliviará la pena.
Acto II
(Pedro sentado con dos amigos en la acera, mientras por la calle pasaba un niño
desorientado como él hace unos años)
Pedro: ¡Hey amigo!, ven y comparte con nosotros, para que te relajes un poco.
Pedro: ¿Qué, me vas a decir que no quieres reírte un poco?, se nota a leguas que
has pasado una pena.
(Esteban sigue caminando sin mirar atrás, mientras Pedro se queda pensativo)
Karen: Hijo mío, prométeme que nunca dejarás de luchar por tus sueños.
Recuerda que aunque yo no este físicamente en este mundo ¡jamás te abandonaré!,
siempre morare allí en tu hermoso corazón. No mires atrás, más si adelante,
recorriendo cada día el camino correcto hacia la meta.
Pedro: ¡Madre!, como fue que olvidé tus últimas palabras y tu mayor deseo.
¡Perdóname!
Narrador: Aquel llanto de Pedro fue tan sincero, que al pasar por ahí un hombre
sabio de edad ya avanzada, se detuvo a reconfortarlo.
Isaías: Joven, no sé lo que te ha pasado, pero lo que hoy mi corazón te dice: es que
nunca es tarde para volver a empezar.
Narrador: Al oír esas palabras, un gran gozo recorrió el cuerpo de aquel joven,
que un día siendo niño, tomo la decisión equivocada.
Pedro: En mi inocencia, hace años caí en un gran vicio, pero hoy decido
levantarme con mucho fervor, y animar aquellos niños como yo o como Raúl, para
que nunca permitan que la situación los lleve a caer en una irreparable adicción.
FIN.