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Un Testamento
Agrı́cola
Imprenta Universitaria
Santiago 1940 Chile.
Por tanto, aquellas obras que se encuentren en dominio público podrán ser
copiadas distribuı́das y modificadas siempre y cuando se reconozca quién es
el autor de la misma, ası́ como nunca sean perjudiciales para los intereses
del propio autor o menoscasbo a su reputación.
Índice general
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2. El procedimiento de Indore 53
2.1. El procedimiento de Indore . . . . . . . . . . . . . . . . 54
2.1.1. Las materias primas que se necesitan . . . . . . . . . . 56
2.1.2. Zanjas o montones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
2.1.3. Cómo se cargan las zanjas o los montones . . . . . . . 60
2.1.4. Cómo dar vuelta a la masa . . . . . . . . . . . . . . . 62
2.1.5. El almacenamiento del humus . . . . . . . . . . . . . . 64
2.1.6. Cantidades producidas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
i
ii ÍNDICE GENERAL
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
2.2. Aplicaciones prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.2.1. El café . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
2.2.2. El Té . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
2.2.3. La Caña de Azucar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
2.2.4. El Algodón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
2.2.5. El Sisal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
2.2.6. El Maı́z . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
2.2.7. El Arroz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
2.2.8. Las Hortalizas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
2.2.9. La Vid . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
2.3. Aplicaciones prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
2.3.1. Los abonos verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
2.3.2. La conservación de las reservas de nitratos . . . . . . . 107
2.3.3. La producción de Humus . . . . . . . . . . . . . . . . 109
2.3.4. La conservación de los nitratos seguida por la elabo-
ración de humus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
2.3.5. La reforma del método de aplicación de los abonos
verdes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
2.4. Aplicaciones prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
2.4.1. El tratamiento de las praderas . . . . . . . . . . . . . 112
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
2.5. Aplicaciones prácticas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
2.5.1. Utilización de detritus . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
6. Apéndices 241
6.1. Elaboración de humus en Bengal . . . . . . . . . . . . . 242
6.2. Elaboración de humus en Chipoli . . . . . . . . . . . . . 249
6.3. Humus con desechos urbanos . . . . . . . . . . . . . . . . 257
6.3.1. El Proceso de Indore . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257
6.3.2. Fabricación de Humus en Tollygunge, Calcuta . . . . . 258
6.3.3. Una instalación simple para un pueblo . . . . . . . . . 264
6.3.4. Algunos Desarrollos posteriores . . . . . . . . . . . . . 264
Bibliografı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267
ÍNDICE GENERAL 1
Camellones : Caballones.
Faldeo : Ladera.
Fréjol : Frı́jol.
Guano : Estiercol.
Latiguda : Correoso.
Papas : Nombre de verdad del cultivo que por parecido fonético del ((Pater
Putativus)) se renombró como patata.
Pastadas : Prados.
Zancudos : Mosquitos.
2 ÍNDICE GENERAL
Grupo A: Constituido por aquellos hogares que gozan de las más altas
rentas en la comunidad, pueden darse lujos y gozan de todas las co-
modidades.
Grupo C-1: Hogares que tienen rentas que les permiten cubrir sus necesi-
dades sin problemas.
Grupo C-2: Hogares que tienen para cubrir sus necesidades de alimenta-
ción, vestuario, vivienda y sólo algunas comodidades.
Grupo C-3: Hogares que tienen ingresos para cubrir sus necesidades de
alimentación, vestuario y vivienda y pocas comodidades.
1
Real Academia de la Lengua Española
4 ÍNDICE GENERAL
Chile como en tantos otros paı́ses. Y por esta razón, la lectura de este libro
no deberı́a ser limitada a todos los agricultores del mundo; en él pueden
encontrar sabias reflexiones los médicos, los economistas y sobre todo los
gobernantes.
Sir Albert Howard insiste a cada paso sobre la necesidad —si queremos
seguir viviendo como naciones libres— de no malgastar nuestro capital más
precioso, que es la FERTILIDAD del suelo. Explica en qué consiste esta ferti-
lidad, su carácter esencialmente orgánico, biológico. Y su mayor contribución
a la restauración y al mantenimiento de esta fertilidad ha sido seguramente
el sistema ideado por él para elaborar grandes cantidades de Humus con los
detritus de los campos y de las ciudades. Este ((PROCEDIMIENTO DE IN-
DORE)) está descrito en detalle en el Capı́tulo 2.1 y se mencionan también
numerosas aplicaciones a distintos cultivos.
En resumen, es ésta una obra que cautiva al lector, que lo transforma en
un adepto de sus ideas, en un propagandista entusiasta; pues ella contiene
los verdaderos principios de toda agricultura sana, que a su vez es la fuente
del vigor y de la salud de los pueblos.
Prefacio
BLACKHEATH A. H.
1.o de Enero de 1940.
ÍNDICE GENERAL 11
Su vida
Publicaciones
11. Howard, Sir Albert, ((Un Testamento Agrı́cola)), Oxford, Reino Uni-
do: Oxford University Press, archivado desde el original, el 2 de julio
de 2010, recuperado 09 de agosto 2010 pdf por Rodale Press Special
Edition, 1976.
16. ((El Animal como nuestro socio agricultura)), Organic Gardening 11,
recuperado 09 de agosto 2010
Bibliografı́a
[1] Barton, Gregory Sir Albert Howard y los Roots forestales del Movi-
miento de Agricultura Orgánica, Historia de la Agricultura 75: 168-187,
doi: 10.1525/ah.2001.75.2.168, JSTOR 3744748, PMID 18153970
17
18 CAPÍTULO 1. LA FERTILIDAD DEL SUELO
1.1. Introducción
1.◦ — una circulación constante de la materia mineral absorbida por los árbo-
les;
2.◦ — una adición constante de materia mineral nueva extraı́da de las vas-
tas reservas contenidas en el subsuelo. En consecuencia, no se precisa
agregar fosfatos; no se necesitan más sales potásicas. No ocurre defi-
ciencia mineral de ninguna clase. El suministro de todo el fertilizante
necesario es automático y procurado ya sea por el humus, sea por el
suelo. Existe una división natural entre lo orgánico y lo inorgánico. El
humus suministra el fertilizante orgánico y el suelo la materia mineral.
Es cierto que pueden encontrarse toda clase de enfermedades entre las plan-
tas y los animales de la selva, pero nunca alcanzan grandes proporciones. La
idea es que tanto las plantas como los animales pueden perfectamente pro-
tegerse a sı́ mismos, aún cuando aparecen parásitos en su medio. La norma
de la Naturaleza es vivir y dejar vivir.
Si ahora estudiamos la estepa y el mar, encontramos la aplicación de
principios similares. La alfombra de pastos maneja el agua lluvia en forma
muy parecida a lo que hace la selva. No hay erosión del suelo; el escurrimiento
es prácticamente de agua lı́mpida. Aquı́ también el humus es almacenado en
la capa superior del suelo. Las mejores pampas de América del Norte estaban
cubiertas de pastos naturales mezclados, que mantenı́an inmensas hordas de
bisontes. No habı́a ningún servicio veterinario para mantener estos animales
con vida. Cuando estas tierras fueron puestas bajo cultivo por los primeros
colonos, sus reservas de fertilidad eran tan grandes que produjeron, enormes
cosechas de trigo durante muchos años, sin presencia de ganado y sin ayuda
de fertilizantes.
En los lagos, los rı́os y el mar, la agricultura combinada sigue siendo
la norma: una gran variedad de plantas y animales viven juntos; nunca
encontramos ejemplos de monocultivo. Los residuos animales y vegetales
son aquı́ también tratados con la mayor eficiencia. Nada se pierde. El humus
desempeña otra vez un papel importante y se encuentra presente en todas
partes, en solución, en suspensión y en los sedimentos de barro. El mar,
como la selva y la pampa, se fertiliza a sı́ mismo.
Las caracterı́sticas de la agricultura natural pueden ser ahora resumi-
das en pocas palabras: la Madre Tierra nunca intenta trabajar sin ganado;
siempre produce cosechas mixtas o combinadas; hace grandes esfuerzos para
preservar el suelo y evitar la erosión; los residuos combinados vegetales y
animales. son convertidos en humus; nada se pierde; los procesos de creci-
miento y de desintegración se equilibran entre sı́; las reservas de fertilidad
son siempre amplias; se almacena el agua lluvia con el mayor cuidado; tanto
las plantas como los animales se protegen solos contra las enfermedades.
Al considerar los varios sistemas de agricultura humana ideados hasta
ahora, será interesante ver hasta dónde los principios de la Naturaleza han
sido adoptados, si han sido o no perfeccionados y lo que sucede cuando no
se toman en cuenta.
de campo cultivado. Comparados con estas cifras notables, los Estados Uni-
dos indicaban en su estadı́stica correspondiente para el año 1900, por milla
cuadrada: 61 personas y 30 caballares y mulares.
Las cosechas de alimentos y forrajes predominan. La función primordial
de la agricultura del oriente es el suministro de alimentos a los campesinos y
a su ganado. Esta es una consecuencia inmediata de la presión de la pobla-
ción sobre la tierra. El hambre primordial que debe apaciguar el suelo es la
del estómago. Una necesidad secundaria está constituida por las demandas
de materias primas para la industria fabril; aunque nueva, esta necesidad.
ha tenido un considerable desarrollo desde la apertura del Canal de Suez
en 1869 (lo que puso en contacto efectivo a los pequeños bancales de los
labriegos con los mercados del Occidente) y el establecimiento de industrias
locales, como las del yute y del algodón. Una larga experiencia nos enseña
que los campos de la India son capaces de satisfacer el hambre del estóma-
go. Pero está aún por probarse si serán susceptibles de atender la creciente
demanda de la máquina. El Canal de Suez ha estado en servicio solamente
durante setenta años. La primera hilanderı́a de algodón fue, abierta en 1818,
en Fort Gloster, cerca de Calcuta. La industria del yute en Bengala ha creci-
do en el espacio de un siglo. El yute fue importado por primera vez en 1838.
La primera planta elaboradora de yute en el Hoogly inició sus operaciones
en 1855. Estas industrias locales, ası́ como el comercio de exportación de
materias primas para las fabricas del Occidente, son un tributo suplemen-
tario sobre la fertilidad del suelo. Su prosperidad futura y en realidad hasta
su existencia misma son posibles solamente si se toman medidas para man-
tener esta fertilidad. Es evidente que no tendrı́a objeto establecer plantas
algodoneras y de yute en la India, instalar agencias comerciales como las de
Calcuta, ni construir buques para el transporte de materias primas, si estas
empresas no fueran estables y permanentes. Serı́a locura y traerı́a una evi-
dente pérdida de capital emprender estas actividades si tuvieran por única
base las actuales reservas de fertilidad en el suelo. Todos los interesados en
esta hambre de la máquina —el gobierno, los financieros, los industriales y
los distribuidores— deben hacer lo necesario para que los campos de la India
puedan soportar la nueva carga que se les ha impuesto desde los cincuen-
ta años últimos, más o menos. La demanda del comercio y de la industria
por una parte y la fertilidad del suelo por la otra deben ser mantenidas en
relación correcta una con la otra.
La forma en que la India satisface las dos hambres —la del estómago y la
de la máquina— se ilustra con el estudio del cuadro 1.1, en que se compara la
superficie destinada a cosechas para alimentos y forrajes con la que produce
cosechas para venta a la industria. Las cosechas principales para alimentos,
por orden de importancia, son el arroz, las leguminosas, los mijos, el trigo y
los garbanzos. Las cosechas industriales son más variadas: algodón, semillas
28 CAPÍTULO 1. LA FERTILIDAD DEL SUELO
Cebada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.178.000
Maı́z . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.211.000
Azúcar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4.038.000
Total alimentos y forrajes 223.307.000
SUPERFICIE EN ACRES: CULTIVADA PARA COSECHAS INDUSTRIALES
Algodón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15.761.000
Semillas oleaginosas, principal) neme manı́, sésamo, nabo, 15.662.000
mostaza y linaza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Yute y otros textiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.706.000
Tinturas, tanino, drogas, narcóticos y diversos productos in- 1.458.000
dustriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Tabaco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.230.000
Té . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 787.000
Café . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97.000
Indigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40.000
Opio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10.000
Total cosechas industriales 37.751.000
1
Mr. F. A. Secrett fue, a mi parecer, el primero en introducir este sistema en gran
escala en Gran Bretaña. Me informó que lo habı́a visto por primera vez en Melbourne.
2
La hembra del búfalo es la vaca lechera del Oriente y proporciona no solamente una
labor útil en el cultivo del arroz, sino que también produce grandes cantidades de leche
rica, con una ración que resultarı́a de hambre para las mejores vacas lecheras de Europa
y América. La aclimatación del búfalo en los campos de los trópicos —Africa, América
Central, las Antillas en particular— harı́a mucho para mejorar la fertilidad del suelo y la
alimentación de los habitantes.
30 CAPÍTULO 1. LA FERTILIDAD DEL SUELO
2.◦ — el hambre de las crecientes poblaciones urbanas, las que son impro-
ductivas desde el punto de vista de la fertilidad del suelo; y
Bibliografı́a
conjunto.
La energı́a necesaria para mover la maquinaria del crecimiento la pro-
porciona el sol; la clorofila de las hojas verdes es el agente mediante el cual
se capta esta energı́a; la planta puede, gracias a ella, elaborar alimentos—
con la sı́ntesis de hidratos de carbono y de proteı́nas a partir del agua y
otras substancias extraı́das del suelo por las raı́ces y del ácido carbónico
de la atmósfera. La eficiencia de las hojas verdes resulta, pues, de la ma-
yor importancia; de ella depende el suministro de alimentos de este planeta,
nuestro bienestar y nuestras actividades. No hay otra fuente de alimenta-
ción. Sin el sol y las hojas verdes nuestras industrias, nuestro comercio, y
nuestras riquezas resultarı́an luego inútiles.
Los principales factores que determinan el funcionamiento de las hojas
verdes son la condición del suelo y su relación con las raı́ces de la planta. La
planta y el suelo enchufan una con el otro por intermedio de las raı́ces en
dos formas: por los filamentos de las raı́ces y por la asociación micorrizal.
La primera condición para esta penetración recı́proca es que la superficie
interna del suelo —el espacio de sus poros— sea la mayor posible durante
toda la vida de la planta. Sobre las paredes del espacio poroso, tienen lugar
las principales actividades del suelo. Es en estas paredes recubiertas con
delgadas pelı́culas de agua, donde se desarrolla la vida de los pobladores del
suelo, es decir principalmente de las bacterias, hongos y protozoarios.
El contacto entre el suelo y la planta se realiza en primer lugar por medio
de los filamentos de las raı́ces. Estas son prolongaciones de la capa externa
de células de la raı́z nueva. Su oficio consiste en absorber el agua de las del-
gadas pelı́culas que cubren las paredes de los poros y con esta agua las sales
que contiene ella en disolución y que son necesarias para el funcionamien-
to de las hojas verdes. Ningún alimento verdadero puede llegar a la planta
en esta forma, sino únicamente materiales sencillos que necesitan las hojas
verdes para sintetizar alimentos. Las actividades de los espacios porosos de-
penden de una debida aireación que suministre el oxı́geno necesario para la
respiración. El subproducto consiguiente es el ácido carbónico. Para mante-
ner este suministro de oxı́geno y eliminar los sobrantes de ácido carbónico
es indispensable que los poros queden debidamente abiertos y en contacto
con la atmósfera. El suelo debe ser ventilado. De allı́ la importancia de las
labores culturales.
Como la mayorı́a de los organismos del suelo no tienen clorofila y además
trabajan en la obscuridad, deben recibir un suministro de energı́a, la que se
obtiene mediante la oxidación del humus, nombre dado a un residuo complejo
de materia animal y vegetal en parte oxidada y de substancias sintetizadas
por las bacterias y los hongos que desintegran estos detritus. Este humus
proporciona también el cemento que aglomera las diminutas partı́culas de
1.2. EN QUÉ CONSISTE LA FERTILIDAD DEL SUELO 39
funcionar debidamente.
Los procesos de desintegración que cierran el ciclo y completan la rueda
de la vida, pueden ser observados en acción en el suelo de cualquier bosque.
Lo hemos examinado anteriormente y hemos visto como los detritus mez-
clados de animales y vegetales son transformados en humus y cómo la selva
se fertiliza a sı́ misma.
Tales son los hechos esenciales en la rueda de la vida. El crecimiento por
un lado; la desintegración por el otro. En la agricultura de la Naturaleza,
se alcanza y se mantiene un equilibrio entre estos (los procesos complemen-
tarios. Los únicos sistemas de agricultura humana que han enfrentado con
éxito la prueba del tiempo —los del Oriente— han copiado al pie de la letra
esta regla de la Naturaleza. De allı́ que el primer principio de una agricultu-
ra floreciente consiste en establecer y mantener una relación adecuada entre
el proceso de crecimiento y el de desintegración. La agricultura debe siem-
pre ser equilibrada. Si apuramos el crecimiento, debemos también apurar la
desintegración. Cuando, en cambio, las reservas del suelo se malgastan, la
producción de cosechas deja de constituir una práctica agrı́cola valiosa y se
transforma en algo muy distinto. El agricultor pasa entonces a ser el autor
de un verdadero despojo.
Podemos ahora dar una definición más clara de lo que significa la fer-
tilidad del suelo: es la condición que tiene un suelo rico en humus en que,
el crecimiento se realiza en forma rápida, suave y efectiva. La palabra fer-
tilidad sugiere entonces tales cosas como la abundancia, la alta calidad y
la resistencia a las enfermedades. Un suelo que produce a la perfección una
cosecha de trigo —el alimento del hombre— es descrito como fértil. En la
misma categorı́a debe incluirse una pradera en que se producen carne y leche
de primera clase. Una chacra de la cual se obtienen verduras de la más alta
calidad, ha alcanzado el tope, en lo referente a la fertilidad.
¿Por qué tiene la fertilidad tanta influencia sobre el suelo, la planta y el
animal? Por obra del humus que contiene. La naturaleza de esta substancia
y los productos de su desintegración son, pues, del mayor interés.
¿Qué es el humus? Encontramos una contestación perfecta a esta pre-
gunta en la segunda edición, publicada en 1938, de la admirable monografı́a
de Waksman [3] sobre el humus, en la cual han sido ordenados no menos de
1.311 folletos originales sobre esta cuestión. Waksman define el humus como
Las propiedades del humus han sido condensadas por Waksman como
sigue[3]:
1.◦ — ((El humus es de un color que puede variar entre pardo obscuro y negro.
3.◦ — El humus contiene una proporción de carbón algo más elevada que
la contenida en los cuerpos animales, vegetales y microbianos; este
contenido es generalmente de 55 a 56 % y alcanza a menudo 58 %.
A esta lista de propiedades debemos agregar el rol del humus como ce-
mento para formar y mantener la aglomeración de las partı́culas del suelo
1.2. EN QUÉ CONSISTE LA FERTILIDAD DEL SUELO 43
Sospecho que la segunda hipótesis debe ser la verdadera. Serı́a muy, intere-
sante conocer una contestación definitiva a esta pregunta, porque en una
reciente discusión en Rothamsted, acerca de la conexión entre la fertilidad
del suelo y la calidad de sus productos, alguien emitió la opinión que no
podı́a encontrarse ninguna prueba de tal conexión en la literatura agrı́cola.
Sin embargo, los agricultores de Provence han suministrado esta prueba y
han obtenido también el reconocimiento de la calidad por medio del sobre-
precio. La mejor manera de avaluar la calidad consiste en venderla, ya que
ella no puede ser pesada ni medida por los actuales métodos de laboratorio,
y aunque algunas estaciones experimentales no han tropezado todavı́a con
este factor, los campesinos lo reconocen y proclaman.
La influencia de la fertilidad del suelo sobre el ganado puede ser observa-
da en el campo; los caracteres de las plantas que sirven para la nutrición son
transferidos a los animales. La influencia de un suelo fértil puede ser notada
inmediatamente por el estado del ganado. Esto puede observarse muy bien
en los novillos engordados en algunas de las más famosas zonas de pastoreo
de Gran Bretaña. Los animales muestran un aspecto floreciente, el pelo y la
piel son inmejorables a la vista y al tacto, los ojos son claros, brillantes y
llenos de vida. La postura de los animales denota salud y bienestar. No hay
necesidad de pesarlos o medirlos; la sola mirada del ganadero experimenta-
do o del abastero acostumbrado a comprar animales de gran calidad, basta
para determinar si todo está bien o si algo falla en el suelo o en el manejo
de los animales o en ambos. Los resultados de un suelo fértil y de un buen
manejo son medidos con los precios que alcanzan estos animales en feria y
por la fama del engordador en el mercado. Deberı́a obligarse a incluir en
la formación de nuestros investigadores agrı́colas, la vigilancia de algunos
lotes del mejor ganado inglés desde el bancal hasta la feria. Descubrirı́an
inmediatamente que los campos más fértiles producen los mejores animales,
que los compradores descubren ellos también sin demora la calidad, y que
tales animales encuentran siempre compradores a los más altos precios. La
fama de estos campos llega finalmente hasta el abastero y sus clientes.
El humus confiere también resistencia a las enfermedades producidas por
insectos y hongos. Es probable que en el Oriente esto pueda demostrarse me-
jor. En la India, las siembras efectuadas en los suelos altamente fertilizados
que rodean a los 500.000 villorrios, no son afectados por plagas. Desarrolla-
remos este tema en forma más completa en un capı́tulo posterior, al discutir
el retroceso de la siembra y del animal ante los parásitos.
La fertilidad del suelo influencia no solamente las siembras y el gana-
do, sino también la fauna de la localidad. Esto puede observarse en forma
contundente en los peces de los rı́os que atraviesan zonas de fertilidad muy
variable. Un ejemplo de ello es citado al final del capı́tulo 5 de la obra de
Isaac Walton: Compleat Angler[4], en los siguientes términos:
BIBLIOGRAFÍA 45
((Entonces, les diré ahora que es efectivo que ciertos campos cerca
de Leominster, ciudad del condado de Hereford, producen ove-
jas que engordan mejor que los de campos vecinos y producen
también lana de mejor calidad: este mejoramiento coincide con
el año en que se alimentan en estas fincas y, si los abandonan, se
nota inmediatamente el decaimiento de su estado en general y de
la lana en especial. Y para que Uds. vean mejor que estoy cierto
de lo que les digo, les contaré que si pesco una trucha donde el
rı́o atraviesa cierta finca, ella será blanca y débil y probablemen-
te llena de parásitos; mientras tanto, frente a otra finca cercana
pescaré otra fuerte, de color rojo y llena de vigor y de mucho
mejor sabor. He pescado muchas truchas en una finca determi-
nada, cuyo color esmaltado y tamaño eran un gozo para mis ojos:
y he sacado esta conclusión salomónica: Todo es hermoso en su
tiempo)).
Bibliografı́a
1.◦ — las raı́ces de las plantas cosechadas y las malezas y los residuos de
cosechas sepultados mediante las labores culturales;
3.◦ — las praderas temporales, las champas de los pastos agotado, las siem-
bras rápidas y para abonos verdes;
9.◦ — las plantas acuáticas. Examinemos, por ahora, brevemente estas distin-
tas fuentes de materia orgánica, reservando para capı́tulos posteriores
su estudio más detenido.
Los residuos enterrados por las labores culturales. —Conviene darse cuen-
ta que más o menos la mitad de cada cosecha —formada por sus raı́ces—
queda en el suelo y constituye en esta forma una constante restitución de
materia orgánica al terreno. Esta fuente se encuentra aumentada por las ma-
lezas y sus respectivas raı́ces enterradas por las labores culturales corrientes.
48 CAPÍTULO 1. LA FERTILIDAD DEL SUELO
Bibliografı́a
El procedimiento de Indore
53
54 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
1) se rodean las zanjas con una acequia colectora para aislarlas del escu-
rrimiento superficial;
60 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
2) las zanjas se ubican debajo de techos de totora en los lugares en que las
precipitaciones son abundantes y donde hay fuertes lluvias de monzón;
3.◦ — los hoyos de ventilación pueden hacerse en cada sección sin necesidad
de subirse encinta de la mezcla.
En los climas secos, la parte de la zanja que ha sido cargada en el dı́a debe ser
rociada nuevamente con agua en la tarde y también en la mañana siguiente.
En esta forma, el primer rociado en el momento de la carga, se realiza en
tres tiempos: uno en el mismo momento de la carga, otro en la tarde y el
tercero en la mañana siguiente, doce horas después del segundo. El objeto
de este fraccionamiento es dar a la masa el tiempo necesario para absorber
el agua.
La cantidad total de agua que debe ser agregada al principio de la fer-
mentación depende de la naturaleza del material, del clima y de las lluvias.
La manera correcta de agregar agua es más bien materia de condiciones lo-
cales y de criterio personal. En forma general, el rociado es innecesario en
Gran Bretaña. Si el material contiene más o menos un cuarto en volumen
de materia verde fresca, la cantidad de agua puede ser considerablemente
62 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
2.◦ — la fermentación puede detenerse por falta de agua; en tal caso, hay que
rociar la masa. La experiencia hará ver pronto cuál es la cantidad de
agua necesaria en el momento de la carga.
Bibliografı́a
2.2.1. El café
terreno, renunciando a mi expedición al Valle del Gran Rift para pasar el dı́a
en la hacienda Kingatori, donde me pareció evidente que, dadas las carac-
terı́sticas de los arbustos y la contextura del suelo, un suministro continuo de
humus recién elaborado cambiarı́a sustancialmente las condiciones de esta
hacienda que —según fui informado— era tı́pico como plantación cafetera
de los alrededores de Nairobi. En una carta de fecha 19 de Septiembre de
1933, el mayor Belcher me dio cuenta de los primeros resultados como sigue:
((Tengo ahora 30 zanjas en uso normalmente, y saco de cada zanja un
término medio de 5 toneladas. Esto me dará una densidad de abono de 31 /2
toneladas por acre (8,75 toneladas por hectárea) por año y espero ir en esta
forma mejorando paulatinamente el suelo.))
((He abonado hasta ahora 30 acres, pero es todavı́a temprano para ver
los resultados. Son 30 acres de cafetales nuevos de 4 años de edad, con una
fuerte producción. Si se mantiene el aspecto espléndido que ahora ofrece
esta plantación hasta la recolección en Diciembre y hay un gran rendimiento
en el año próximo, la bondad del abono compuesto no ofrecerá duda. Los
cafetales nuevos con una fuerte producción están muy expuestos a que los
ganchos primarios se sequen y que el año siguiente las cerezas sean vanas y
la producción nula. Nada de esto se observa en este caso.))
((He tenido la visita de muchas personas interesadas en el experimento
y la librerı́a de Nairobi ha debido despacharme nuevos ejemplares de Los
Residuos de la Agricultura (The Waste Products of Agriculture).))
((El Jefe de Distrito de Embu ha comenzado a usar el Procedimiento en
forma extensiva, con el doble propósito de mejorar las condiciones sanitarias
de la población y también la fertilidad del suelo.))
((Entiendo que muy pronto se prohibirá por ley la exportación de es-
tiercol de cabras y de vacunos de las reservas indı́genas, lo que permitirı́a
que su Procedimiento sea puesto en práctica por todos los europeos que se
encuentran en la Colonia. Uno de los miembros más influyentes de la Indus-
tria del Café me manifestó que en su opinión, el método revolucionarı́a la
producción del café y otro me dijo, que éste era el mayor adelanto realizado
en los últimos diez años.))
Dos años después, me envió el mayor Belcher un segundo informe en que
manifestaba que durante los últimos 28 meses habı́a manufacturado 1.660
toneladas de abono compuesto, con alrededor de 1,5 por ciento de nitrógeno,
y las habı́a incorporado al suelo. El costo por tonelada era de cuatro chelines
y cuatro peniques, consistente principalmente en los gastos originados por
la recolección de las materias primas. Las faenas han sido visitadas por una
corriente ininterrumpida de innumerables agricultores de otras partes del
Kenya, de las Rodesias, del Uganda, del Tariganyika y del Congo Belga.
2.2. APLICACIONES PRÁCTICAS 69
2.2.2. El Té
Será interesante observar los resultados de esta lucha entre dos tenden-
cias en la gran industria de las plantaciones. En este momento algunos de
los más poderosos y afortunados grupos están del lado del humus y gastan
muy poco o nada en fertilizantes quı́micos. Otras compañı́as, en cambio,
están plenamente convencidas que su salvación descansa en el uso de abo-
nos artificiales baratos. Entre estos dos extremos, algunos siguen un camino
intermedio, con humus suplementado por abonos artificiales. Oportunamen-
te la Madre Tierra, más bien que los abogados de las distintas tendencias,
dictará su sentencia.
¿Podrá la planta del té arrojar alguna luz sobre esta discusión? o bien
¿estará ella condenada a desempeñar un rol meramente pasivo en esta con-
troversia? ¿Tiene algo que decir el arbusto del té sobre sus propias preferen-
cias? Si tiene esta posibilidad, las conclusiones que permita deducir deben
ser tomadas muy en cuenta. La planta y el animal contestarán todas las en-
cuestas sobre sus necesidades, si la pregunta está formulada en debida forma
y si la contestación se estudia con cuidado.
Durante los primeros ensayos del Procedimiento de Indore, se hizo evi-
dente que la planta del té tenı́a algo muy interesante que decir sobre la
cuestión del humus. Tuve conocimiento de innumerables casos en los cuales
aplicaciones pequeñas de abono compuesto a razón de 5 toneladas por acre
(12,5 toneladas por hectárea) eran seguidas inmediatamente de una marcada
mejorı́a en el crecimiento, en el vigor y en la resistencia a las enfermedades.
Aunque muy halagadores, estos resultados no dejaban de producir cierto
desconcierto. Porque si el humus actúa solamente en forma indirecta al au-
mentar la fertilidad del suelo, se necesitarı́a tiempo para que ocurran los
varios cambios fı́sicos, biológicos y quı́micos. Si, en cambio, la planta res-
ponde inmediatamente, debe entrar en juego algún otro factor, además del
aumento de la fertilidad. ¿Cuál podrá ser este factor?
En una carta circular despachada el 7 de Octubre de 1937 a mis corres-
ponsales en la industria del té, insinué que la explicación más natural de tal
mejoramiento súbito en el estado de las plantas observado después de una
aplicación de abono compuesto, era el efecto del humus para estimular la
relación micorrizal que, según se sabe, ocurre en las raı́ces de las plantas.
Durante una reciente gira (desde Noviembre de 1937 hasta Febrero de
1938) a las haciendas de té del Oriente, examiné el sistema radicular de
numerosas plantas de té que habı́an sido abonadas con humus debidamente
elaborado, y encontré siempre la misma cosa; numerosas champas de raı́ces
de aspecto vigoroso, asociadas a un follaje de rápido desarrollo y a brotes
muy por sobre lo normal. Tanto en el suelo como en el subsuelo, el humus
provocaba claramente un estado marcado de prosperidad. Al ser examinados
al microscopio, los haces caracterı́sticos de raı́ces nuevas mostraban células
74 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
Nueve meses después de sembrar las semillas, la parcela con humus era por
considerable margen mejor: las plantas tenı́an una altura de 10 pulgadas, con
ramificación y abundante follaje sano y de color verde obscuro. Las plantas
con abonos artificiales presentaban una altura de 6 pulgadas, sin ramifica-
ción, con follaje escaso, enfermizo y pálido. El examen del sistema radicular
era contundente; las plantas con humus habı́an desarrollado una fuerte raı́z
pivotante de 12 pulgadas de largo; las con abono quı́mico no tenı́an ni mues-
tra de tal raı́z, sino solamente algunas raı́ces superficiales poco desarrolla-
das. El sistema radicular proporcionaba inmediatamente la explicación de
por qué la parcela con humus resistı́a las sequı́as y por qué la con fertilizante
quı́mico necesitaba tanta irrigación. Convendrı́a repetir el experimento de
Mr. Morford en alguna de las demás zonas, productoras de té del Oriente.
Los hechos habları́an por si solos, sin necesidad de comentarios.
El resultado del sulfato de amonio sobre un suelo verdaderamente fértil,
como podı́a preverse, es en gran parte negativo, porque en estas condiciones
no existe deficiencia de nitrógeno, potasa o fósforo. En las haciendas anti-
guos, en que no se cuidó de reponer la materia orgánica, un experimento
de esta naturaleza darı́a una indicación clara de si con el régimen actual, el
suelo está perdiendo, manteniendo o aumentando su fertilidad. Existiendo
un suministro de humus suficiente en el suelo, y funcionando al máximo la
relación micorrizal y la nitrificación de la materia orgánica, se satisfacen
todas las necesidades de la planta para que pueda producir una gran cose-
cha de la mejor calidad, compatible con las condiciones locales. La planta
de té está, pues, preparando sus elementos de prueba en el juicio entre el
Humus y el Sulfato de Amonio.
El problema de la fertilización del té es sencillo: consiste en transfor-
mar los residuos mixtos de origen vegetal de la plantación y de los terrenos
circundantes en humus, por medio de la orina y del estiercol de una do-
tación adecuada de ganado vacuno, cabrı́o y porcino. Como las haciendas
76 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
1.◦ — Estos materiales pueden ser enterrados con azadones, junto con humus
ya fermentado, a razón de 5 a 10 toneladas por acre (12 a 25 tone-
ladas por hectárea). Su desintegración se hará entonces mucho más
rápidamente y en forma más efectiva. Este sistema ha sido ensayado
con efecto favorable en Gandrapara.
2.◦ — Las ramas de poda y los abonos verdes pueden ser puestos a fermentar
en pequeñas zanjas que se cavan entre las hileras de arbustos de té cada
dos hileras. Estas zanjas deben tener 2 pies de largo por 11 /2 pies
de ancho y 9 pulgadas de hondura (60 centı́metros × 45 centı́metros
× 22 centı́metros), orientadas paralelas a los drenes y arregladas en
tal forma que las raı́ces de cada arbusto de té esté en contacto con
una zanja solamente. Se llenan entonces estas zanjas casi hasta la
mitad con ramas de poda mezcladas con abono verde cortado, sobre
lo cual se coloca una capa delgada de humus elaborado o de estiercol
de corral. Se agrega en seguida más material verde, hasta llenar casi
completamente la zanja. Finalmente se recubre todo con 3 pulgadas (75
milı́metros) de tierra. Cada zanja funciona como una pequeña cámara
de fermentación; el humus se elabora mientras el té no carga ninguna
cosecha; las lombrices tienen allı́ un estimulante; luego las raı́ces de las
plantas de té vecinas invaden la zanja; de esta manera, se renueva parte
del sistema radicular de todas las plantas de té, dentro de un medio
permeable y altamente fértil. Después de la poda siguiente se cavan
zanjas entre las hileras no ocupadas la vez anterior. Después de cuatro
aplicaciones similares, todas las plantas habrán renovado enteramente
su sistema radicular.
té, su uso se propagará entre los sembradores de arroz. Y en este último caso,
la planta puede resultar uno de los mejores fertilizantes de este alimento tan
difundido en el mundo, pues se producirı́a con el objeto de elaborar humus
destinado en seguida a abonar los arrozales.
pensar que la industria del té sea una excepción a lo que, después de todo,
resulta ser una ley de la Naturaleza.
Uno de los puntos más discutidos en cuanto al cultivo del té, es el efecto
de los abonos artificiales sobre la calidad del producto. Existe en general la
impresión que ha habido una disminución paulatina de calidad desde que
se comenzó a usar abonos sintéticos. Uno de los productores del distrito de
Darjeeling, Mr. G. W. O’Brien, dueño de las haciendas de Goomtee y Jung-
pana, que ha mantenido la alta calidad de su té, me informaba en 1935 que
nunca habı́a usado fertilizantes quı́micos desde que compró sus haciendas,
treinta y un años atrás, sino únicamente estiercol de corral y desperdicios
vegetales, es decir en buenas cuentas, humus. El papel desempeñado en la
nutrición del té por la asociación micorrizal proporciona una explicación
cientı́fica a estos resultados. No hay duda que esta asociación tiene una gran
influencia sobre la calidad del té como sobre la productividad y salud del
arbusto. Naturalmente, ni el humus ni la asociación micorrizal son suscepti-
bles de crear calidad donde nunca ha existido; lo más que estos dos factores
puedan realizar es restaurar el grado de calidad originaria, es decir, la que
existı́a cuando se cultivó por primera vez para té, después de desbrozar la
selva.
estado normal. El proceso conduce a producir una caña con una deficiencia
franca en vigor vegetativo y en resistencia a los parásitos. En otros térmi-
nos, la variedad degenera. Estas afirmaciones que podrán considerarse como
simple hipótesis, se transforma en algo parecido a un principio cientı́fico al
poderse comprobar que la caña vive en asociación micorrizal y se alimenta
de dos maneras:
2) por la digestión directa del micelio de los hongos por sus raı́ces.
2.2.4. El Algodón
En el número siguiente de esta revista (Vol. XV, N.◦ 4, 1938, p. 310), pre-
senté pruebas que demuestran que el algodón tiene la asociación micorrizal.
Expliqué en los siguientes términos la importancia de este factor para la
industria algodonera:
((Referente a la producción del algodón, la experiencia recogida con otras
plantas cuyas raı́ces tienen la relación micorrizal, demuestra claramente que
deberá prestarse mayor atención a los métodos ya probados de buena ad-
ministración agrı́cola y a la reposición de la fertilidad del suelo mediante la
aplicación de humus preparado a base de residuos vegetales y animales. En
esta forma, puede establecerse y mantenerse un equilibrio entre el suelo, la
planta y el animal. Será esencial mantener una relación bien definida entre
el número de hectáreas dedicadas al algodón y el número de cabezas de ga-
nado en cada hacienda. Una vez conseguido esto, se observará una mejorı́a
notable en el rendimiento, en la calidad de la fibra y en la salud general
de la planta. Todo esto es necesario, para que la relación micorrizal pueda
funcionar debidamente y con ella los conductos por los cuales la Naturale-
za pone en comunicación directa el suelo con las plantas. Todo intento de
desviar estas normas está destinado al fracaso.))
((La labor de investigación del futuro sobre el algodón deberá partir de
una base nueva: la fertilidad del suelo. Durante el perı́odo de transición en-
tre la aplicación de los actuales planes de investigación y de los de mañana,
numerosos problemas actualmente en estudio, o bien desaparecerán como
tales, o se presentarán bajo un aspecto muy diverso. Un suelo fértil permi-
tirá que las hojas verdes realicen a la perfección la sı́ntesis de las proteı́nas y
88 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
2.2.5. El Sisal
Como bien se sabe, las hojas del sisal (Agave sisalana) producen más o
menos 93 por ciento de desperdicios y alrededor de 7 por ciento de fibra, de
la cual no se extrae generalmente más de un 5 por ciento. Los desperdicios
son eliminados de las tascadoras por medio de una corriente de agua, gene-
ralmente hacia alguna quebrada u hondonada vecina, donde se acumulan.
A veces son llevados hasta riachuelos o rı́os. Los resultados son lamentables.
La putrefacción invade los montones y su olor puede ser notado a millas
de distancia. Los rı́os son contaminados y los peces mueren. Debido a estos
métodos primitivos de tratar los residuos, una fábrica de sisal es un lugar
2.2. APLICACIONES PRÁCTICAS 89
Lámina I
2) la disposición general debe ser tal que haya amplio espacio para la
cancha de fermentación a la cual los desperdicios puedan ser lleva-
dos con un Decauville y desde donde el humus pueda ser fácilmente
transportado a las zonas regadas y al resto de la hacienda.
Lámina II
2.2.6. El Maı́z
2.2.7. El Arroz
2.2.9. La Vid
Bibliografı́a
[3] Howard, A. Die Erzeugung von Humus nach del Indore-Methode Der
Tropenpflanzer XXXIX, 1936, p. 46.
[5] Howard, A. En busca del Humus. Revista del Instituto de Defensa del
Café de Costa Rica, VII, 1939, p. 427.
Desde que Schultz-Lupitz dió a conocer en 1880, por primera vez, cómo
mejoraban la textura y la fertilidad de los suelos arenosos del Norte de
Alemania, con la incorporación de una empastada verde de lupinos, las Es-
taciones Experimentales han investigado a fondo el alcance práctico de este
sistema para enriquecer la tierra. Habiéndose posteriormente comprobado el
papel de los nódulos ubicados en las raı́ces de las plantas leguminosas, en la
fijación del nitrógeno atmosférico, los problemas relacionados con los abonos
verdes se concentraron en la utilización de las leguminosas para aumentar
las reservas de nitrógeno combinado y de materia orgánica en el suelo. A
fines del siglo XIX pareció muy fácil solucionar de un golpe y en forma
económica el gran problema de mantener la fertilidad del suelo, enterrando
en éste siembras de leguminosas. Con muy poco trabajo, los nódulos de es-
tas plantas actuarı́an de generadores de nitrógeno, mientras que el resto de
ellas proporcionarı́a el humus. Todo esto podrı́a realizarse con pocos gastos
y sin interferir gran cosa los cultivos corrientes. Estas esperanzas, un legado
legı́timo de la mentalidad ((quı́mica)) NPK, han impulsado en el mundo en-
tero múltiples experimentos sobre abonos verdes, prácticamente con todas
las plantas leguminosas. En algunos casos, especialmente en suelos abiertos,
bien aireados, en que las lluvias eran debidamente distribuidas después de
haberse enterrado el abono verde, y cuando se dejaba bastante tiempo para
la desintegración del material, los resultados fueron satisfactorios. Sin em-
bargo, en la mayorı́a de las situaciones las experiencias no fueron favorables.
Serı́a interesante, en consecuencia, examinar todo el problema y determinar
en lo posible las razones que han hecho fallar tan a menudo este método
para mejorar la fertilidad.
Si consideramos los factores que implican el crecimiento de las plantas,
su desintegración y la utilización de los residuos de una siembra de abonos
verdes, comprenderemos inmediatamente por qué estos abonos no aumentan
en general el rendimiento de la siembra siguiente; y pondremos lı́mite al
mismo tiempo a las esperanzas algo exageradas de conseguir siempre los
mismos resultados que se obtuvieron en Alemania, donde todos los factores,
incluso el tiempo, se presentaron favorables. La copia al pie de la letra de
este método, no basta para alcanzar aquellos resultados, salvo que puedan
reproducirse las condiciones climáticas y de suelo del Norte de Alemania.
Para investigar las expectativas de los abonos verdes, hay que considerar los
siguientes factores:
104 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
mgr. mgr. % de la
cantidad
inicial
Total de materia orgánica insoluble en 7.465 2.015 27,0
agua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pentosas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.050 380 18,5
Celulosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2.610 610 23,4
Lignina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1.180 750 63,6
Proteı́na insoluble en agua . . . . . . . . . . . 816 253 31,0
2) humedad;
3) aire;
de las pulverizaciones.
Se podrı́a hacer un uso mucho más amplio de este método de fertilización
con malezas en paı́ses como la Gran Bretaña. Por ejemplo en los cultivos de
frutas, verduras y papas, no existe razón para no tratar cualquiera vegeta-
ción otoñal de malezas como abono verde conforme al sistema de Bodiam.
Si la tierra es fértil, no tendrá dificultad en desintegrar las malezas. Si el
suelo contiene poca materia orgánica, debe aplicarse humus fresco sobre las
malezas, a razón de 5 toneladas por acre (12,9 toneladas por hectárea), antes
de enterrarlas.
más gastos y más mano de obra, pero en muchos paı́ses resulta comercial-
mente factible. En Rhodesia, por ejemplo, se siembra crotalaria San con el
objeto de proporcionar cama rica en nitrógeno, destinada a ser mezclada
con cañas de maı́z y a mejorar en esta forma la relación carbón: nitrógeno
de las camas usadas en los corrales de ganado. En esta forma, se alivia mu-
cho la carga que debe soportar el suelo; esta carga se limita a proporcionar
elementos para descomponer lo que queda de las raı́ces de las plantas verdes
en el momento de su cosecha. La elaboración de humus se efectúa mediante
una colaboración entre el suelo y el montón de fermentación.
Cuando se transforman en humus materiales de bajo contenido de nitrógeno
(como es el caso para las hojas de caña de azúcar y para los tallos de al-
godón) es sumamente ventajoso mezclar estas materias refractarias con al-
guna planta leguminosa al estado verde. La elaboración del humus se acelera
y se simplifica; se reduce la cantidad de agua necesaria; el terreno en que se
sembró la planta verde se beneficia.
Bibliografı́a
Se puede abordar con dos métodos muy distintos el problema del trata-
miento de las praderas en un paı́s como la Gran Bretaña. Podemos estudiar
la cuestión desde el punto de vista de la actual organización de la investi-
gación agrı́cola en este paı́s considerando a las instituciones que, como la
Estación Experimental Genética de Gales, el Instituto Rowett de Aberdeen,
o la Estación Experimental de Rothamsted, estudian cada una por su cuenta
alguna fracción del problema de las praderas; o también podemos examinar
los resultados de la experiencia mundial en materia de pastos y plantas de
la familia de los tréboles, sin tomar en cuenta estos experimentos. Como
las ventajas de la observación directa son varias y obvias como el autor ha
tenido una experiencia larga y extensa, de primera mano, acerca del cultivo
de numerosas plantas pertenecientes a las familias de gramı́neas y de legu-
minosas, los principios básicos del manejo de las praderas en Gran Bretaña
serán considerados desde un nuevo aspecto, o sea las condiciones que, según
la práctica recogida en los trópicos, son necesarias para que las gramı́neas y
las leguminosas puedan ((hablar)) y contar su propia historia.
Las familias de las gramı́neas y leguminosas son ampliamente distribui-
das y cultivadas en el mundo entero —desde los trópicos hasta las zonas
templadas, a todas las alturas y bajo todas las condiciones posibles de suelo
y humedad— sea en cultivos puros o mixtos. En todas partes se encuentra el
equivalente de la pradera temporal, compuesta de gramı́neas y leguminosas.
El cultivo mixto de estos dos grupos de plantas se practica con éxito desde
hace muchos siglos: en el Oriente desde luego mucho antes que Inglaterra
surgiera de las condiciones primitivas en que los invasores romanos la en-
contraron —las de una isla cubierta en su casi totalidad con selvas tupidas
y pantanos infranqueables.
¿Cuáles son las necesidades esenciales de las gramı́neas y leguminosas?
La contestación más clara a esta pregunta, la proporciona la agricultura
tropical, en la cual los factores del crecimiento influyen sobre la planta en
forma mucho más definida y dramática que en una isla húmeda y templada
como la Gran Bretaña, donde de todas estas reacciones suelen ser bastante
suavizadas y hasta anuladas.
La caña de azúcar, el maı́z, los sorgos y, el pasto dub de la India (Cy-
nodon dactylon Pers.1 ) son probablemente las gramı́neas más ampliamente
cultivadas y más convenientes para este estudio. La alfalfa, el San (Crola-
1
La gramma común.
2.4. APLICACIONES PRÁCTICAS 113
3.◦ El arado de subsuelo. —El efecto del arado de subsuelo sobre las prade-
ras en suelos compactos fue descrito por Sir Bernard Greenwell, Brt.,
en una conferencia que dictó en el Farmer’s Club el 30 de Enero de
1939:
Bibliografı́a
[1] Greenwell, Sir Bernard Soil Fertility: The Farmer’s Capital. Journal
of the Farmer’s Club, 1939, p. 1.
[2] Hosier, A. J. Open Air Dairying. Journal of the Farmer’s Club, 1927,
p. 103.
tierra hubiese sido abonada con puro estiercol)). En 1938 pude observar esta
experiencia. Muchos bancales de la hacienda habı́an sido divididos en dos,
siendo una mitad abonada con humus y la otra con estiercol puro en igual
cantidad. Visité varios bancales y observé que las siembras abonadas con
humus —trigo, frı́joles, avena, trébol y otras— eran francamente mejores
que las fertilizadas con estiercol de corral, lo que es otra demostración que
el campo necesita humus fresco y no tantas libras por acre de éste o aquel
elemento quı́mico. Cuando aplicamos un abono, alimentamos un conjunto
biológico muy complejo y no la correa transportadora de una fábrica.
Una vez demostrada la ventaja del uso correcto de los residuos de South-
wark, aumentó la demanda por ellos. Las ventas crecieron; actualmente la
demanda excede la producción. El cuadro siguiente da pormenores al res-
pecto:
que los detritus humanos son un activador aun más eficaz que los residuos
animales. Hay que procurar que haya una aireación abundante al comienzo
de la operación y que los detritus humanos sean esparcidos en capa delgada
y uniforme sobre los detritus y basuras de la ciudad, sin que se acumulen en
partes determinadas. Estas acumulaciones producen inmediatamente malos
olores y atraen las moscas, porque no permiten la debida ventilación inter-
na. Los malos olores y las moscas son, pues, excelentes medios de control,
y si se evitan, el trabajo se realiza como es debido, porque la intensa oxi-
dación que tiene lugar al principio de la elaboración del humus no permite
ni unos ni otros. Sólo cuando escasea el aire ocurren cambios y procesos de
putrefacción que atraen las moscas y producen olores repelentes.
La experiencia podrá decidir si será o no necesario construir instalaciones
permanentes para transformar en humus los detritus humanos y las basuras
de ciudad. En numerosos casos, será más fácil realizarla diariamente en fosos
o zanjas. En esta forma, las zanjas son cámaras de fermentación temporales;
no se necesita dar vuelta a la masa; las hileras de zanjas pueden ser apro-
vechadas luego para huertos, para producir toda clase de forrajes, cereales
y verduras. Al mismo tiempo, el suelo es mantenido en un alto grado de
fertilidad.
Numerosos médicos diseminados en el mundo entero están actualmente
experimentando la fermentación de los detritus de poblaciones conforme a
128 CAPÍTULO 2. EL PROCEDIMIENTO DE INDORE
Bibliografı́a
[1] Greenwell, Sir Bernard Soil Fertility: The Farmer’s Capital. Journal
of the Farmer’s Club, 1939, p. 1.
[2] Howard, Sir Albert Conservación de los residuos domésticos para em-
plearlos en el campo. Journal of the Institution of Sanitary Engineers,
XLIII, 1939, p. 173.
[4] Jones, B. B., y Owen F. Algunos apuntes acerca de los aspectos cientı́fi-
cos de los vertederos controlados. Ciudad de Manchester, 1934.
129
130 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Lámina III
Para investigar los efectos de la aireación del suelo sobre los árboles y
pastos se plantaron en Pusa varias especies de árboles frutales —tres de hojas
perecederas y cinco de hojas perennes— en tres acres de tierra uniforme,
cuidando que cada especie proviniera de un mismo árbol padre. El plano
de la Fig. 3.2 indica en detalle los arreglos hechos al respecto. Dos años
después de plantados, una vez que los árboles habı́an prendido y alcanzaban
notable uniformidad, se empastó una faja comprendiendo nueve árboles de
cada una de las ocho hileras. Las dos parcelas de las extremidades, que
eran cultivadas sin malezas, servı́an de testigos. Una vez bien establecido
el césped y, constatado debidamente sus efectos dañinos sobre los árboles
nuevos, se cavaron zanjas de aireación de 18 pulgadas de ancho y 24 pulgadas
de profundidad, rellenas con ladrillos quebrados, junto a los árboles de las
tres hileras verticales en la orilla Sur de la parcela empastada, o más bien
134 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
a media distancia entre hileras. Para constatar cuál serı́a el efecto del pasto
sobre árboles en producción, se empastó en 1921 la franja Sur de la parcela
de control Norte.
Lámina IV
Figura 3.3: El efecto dañino del césped sobre árboles frutales. Pusa, 1923.
136 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Lámina V
ficiales arrancan raı́ces más delgadas que crecen verticalmente hacia abajo
hasta una profundidad de más o menos 16 pies. Estas a su vez se ramifican
abundantemente dentro de las capas de arena fina justamente sobre el nivel
del agua subterránea. De suerte que la variedad ı́ndica del ciruelo tiene dos
sistemas radiculares (Lámina V, Fig. 1). El sistema radicular profundo co-
mienza a desarrollarse luego después de ser plantados los arbolitos nuevos y
después de desarrollarse el sistema superficial.
Durante el perı́odo de descanso (de Diciembre a Enero) se forman raı́ces
absorbentes ocasionales en el sistema superficial. Cuando comienza la flora-
ción. la formación de nuevas raicillas se extiende desde la superficie hacia
abajo. Cuando el suelo superficial se seca en Marzo, las raı́ces activas super-
ficiales se ponen pardas y mueren y esta parte del sistema entra en reposo.
Desde mediados de Marzo hasta que comienzan las lluvias de Junio, la ab-
sorción radicular está limitada a las capas inferiores del suelo. Es ası́, por
ejemplo, que el 14 de Abril de 1921, mientras los árboles maduraban sus
frutas y formaban nuevos brotes durante un perı́odo de calor intenso y gran
sequı́a, la mayor parte del agua, del nitrógeno y de los minerales necesarios
para el crecimiento eran absorbidos de una capa de arena fina húmeda en-
tre 10 y 15 pies de la superficie. Este estado de cosas prosigue hasta que
lleguen las lluvias de Junio, momento en que ocurre un cambio repentino:
con la humedad del suelo superficial, el sistema radicular superior entra in-
mediatamente en un perı́odo de intensa actividad, cubriéndose literalmente
en todas direcciones con raicillas nuevas, que aparecen más o menos treinta
horas después de la primera lluvia. Al principio del monzón, por consiguien-
te, los árboles hacen uso de sus dos sistemas radiculares, el superficial y el
profundo. Un cambio se produce a fines de Julio, cuando sube el nivel del
agua subterránea. A principios de Agosto, las raı́ces activas se encuentran
prácticamente confinadas en una capa de dos pies de profundidad y la ab-
sorción se efectúa solamente por el sistema superficial. En este momento,
las raı́ces activas reaccionan frente a la mala aireación del suelo debida al
alza del nivel del agua, creciendo hacia arriba y aún saliéndose del suelo al
aire libre, especialmente en las partes sombreadas por los árboles y en las
cubiertas de hojas muertas (Lámina V, Fig. 3). Este aerotropismo prosigue
hasta principios de Octubre, momento en que los brotes aéreos de las raı́ces
dejan de crecer y los árboles maduran su leño, preparándose para tirar las
hojas y entrar en descanso en la temporada frı́a. En Octubre, a medida que
el nivel del agua baja y que el aire penetra nuevamente en el suelo, se pro-
duce un renuevo de actividad de las raı́ces cerca de la superficie y hasta una
profundidad de 3 pies.
Ocurre, sin embargo, una excepción interesante a esta periodicidad en la
actividad radicular del ciruelo. A veces caen durante la temporada calurosa,
algunas lluvias que alcanzan a 25 milı́metros más o menos. Se observó el
138 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
El efecto dañino del enherbado sobre los árboles frutales varı́a con las
especies y con el perı́odo de la vida del árbol durante el cual se ha plantado
el césped. Los árboles nuevos se afectan más que los ya completamente
desarrollados y que contienen grandes cantidades de reservas en su madera.
Las especies de hojas caducas sufren más que las de hojas perennes. Estos
hechos hacen suponer que los efectos dañinos del césped sobre los árboles
son una consecuencia de la mayor o menor necesidad que sufren.
Se estudió en primer término la acción del césped sobre los árboles nue-
vos. El chirimoyo demostró ser el más sensible. Los árboles murieron en
1916, al cabo de dos años después de plantar el césped. El más delicado
después del chirimoya, fue el loquat (todos murieron antes de fines de 1919),
y en seguida el ciruelo, la lima y el durazno. El lichı́ y el mango apenas se
mantuvieron. La guayaba fue por muy lejos la menos afectada y los árboles
bajo césped alcanzaron casi la misma altura que los plantados en terreno
cultivado.
El pasto no solamente reduce la cantidad de brotes nuevos, sino que
también afecta a las hojas, ramas, madera vieja y frutas y también al sistema
radicular. Los resultados relativos a la porción de los árboles ubicada sobre la
superficie del suelo, son muy semejantes a los descritos por los investigadores
de Woburn. En comparación con los árboles bajo cultivo, el follaje de los
bajo césped aparece más tarde, las hojas son más pequeñas, más amarillas
y caen antes de tiempo. Los entrenudos son más cortos. La corteza de los
ramilletes nuevos es de color claro, sin brillo, con aspecto malsano y muy
distinta de la de árboles sanos. La corteza de la madera vieja tiene una
apariencia similar y atrae las algas y lı́quenes en una proporción mucho
mayor que la de árboles en cultivo. Los árboles bajo hierva florecen más
tarde y escasamente, sus frutas son pequeñas, duras, de color acentuado y
maduran antes de tiempo.
El efecto del césped sobre el sistema radicular es igualmente notable, con
excepción de la guayaba, se manifiesta en una restricción de las raı́ces del sis-
142 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Cuadro 3.1: Reducción en el tamaño de las hojas en los árboles bajo césped
Cuadro 3.2: Porcentaje volumétrico de CO2 en los gases del suelo en Pusa,
1919
Fecha en que los gases del suelo Parcela I Parcela II Parcela III Lluvias caı́das
fueron aspirados y analizados bajo césped bajo césped pero bajo cultivo en pulgadas desde
con zanjas 1.o En 1919.
13, 14 y 15 de Enero . . . . . . . . . . 0,444 0,312 0,269 Nada
20 y 21 de Febrero . . . . . . . . . . . . 0,472 0,320 0,253 1,30
21 y 22 de Marzo . . . . . . . . . . . . . 0,427 0,223 0,197 1,33
23 y 24 de Abril . . . . . . . . . . . . . . 0,454 0,262 0,203 2,69
16 y 17 de Mayo . . . . . . . . . . . . . . 0,271 0.257 0,133 3,26
17 y 18 de junio . . . . . . . . . . . . . . 0,341 0,274 0,249 4,53
17 y 18 de Julio . . . . . . . . . . . . . . 1,540 1,090 0,304 14,61
25 y 26 de Agosto . . . . . . . . . . . . 1,590 0,836 0,401 23,29
19 y 20 de Septiembre . . . . . . . . . 1,908 0,931 0,450 30,67
21 y 22 de Octubre . . . . . . . . . . . 1,297 0,602 0,365 32,90
14 y 15 de Noviembre . . . . . . . . . 0,853 0,456 0,261 32,90
22 y 23 de Diciembre . . . . . . . . . 0,398 0,327 0,219 32,92
En el caso del lichı́ y del loquat, cuyas raı́ces no son capaces de airearse
por sı́ mismas, forzando una salida a través del césped hacı́a la superficie,
fuertes aplicaciones de nitrógeno combinado mejoraron el crecimiento, pero
siempre persistió un efecto dañino: los árboles fertilizados ocuparon —en lo
concerniente a tamaño y color de las hojas, tiempo de la floración y pro-
ducción de brotes nuevos— una posición intermedia entre los árboles no
fertilizados bajo césped y los bajo cultivo. Estos resultados son muy simi-
lares a otros obtenidos en Cornell con manzanos. En ambos casos el césped
condujo a una desaparición de los nitratos del suelo y restringió el desarro-
llo de las raı́ces. Este efecto fue solamente compensado en parte mediante
la aplicación de nitrato de sodio. En la guayaba, sin embargo, el nitrógeno
combinado hizo desaparecer este efecto dañino, porque las raı́ces de este
árbol son capaces de obtener para sı́ todo el oxı́geno que necesitan. Por
consiguiente, la guayaba sufre de uno solo de los factores que resultan de
la presencia del césped, o sea de la falta de nitrógeno. El lichı́ y el loquat
sufren de otro factor más todavı́a: la falta de oxı́geno.
3.1. LA AIREACIÓN DEL SUELO 147
A pesar de que el césped actúa como agente asfixiante sobre las raı́ces de
todos los árboles frutales a excepción de la guayaba, los árboles forestales
comunes de la India prosperan perfectamente bajo el enherbado. Durante
1921 y 1923 se investigó la relación entre el césped y las raı́ces de quince
árboles forestales. Todos prosperan admirablemente bajo césped y no pre-
sentan ninguno de los sı́ntomas desfavorables que hemos estudiado en los
árboles frutales.
La mayorı́a de los árboles forestales de las llanuras de la India florecen
y producen su nuevo follaje durante la temporada calurosa y en seguida
emiten brotes nuevos. Después de las primeras lluvias se nota un cambio
notable en el tamaño, el color y el aspecto general del follaje. Las hojas se
ponen más obscuras y más brillantes; se repite el caso de los brotes nuevos
del chirimoyo (pág. 139).
Un examen del sistema radicular superficial de las quince especies du-
rante las lluvias de 1922 y 1923 dió resultados notablemente uniformes.
Todos los árboles produjeron raicillas activas abundantes, de desarrollo nor-
mal en las 2 a 3 pulgadas superiores del suelo y también en la superficie;
en consecuencia, compiten favorablemente con el pasto tanto para conse-
guir nitratos como oxı́geno. Las grandes raı́ces superficiales eran también
normalmente desarrolladas y comparables a las de los frutales bajo cultivo
limpio. El césped no podı́a producir, aparentemente, ningún efecto dañino
sobre el sistema radicular cerca de la superficie.
Entre la temporada calurosa de 1921 y los primeros meses de 1924 se exa-
minaron detalladamente los sistemas radiculares de estas quince especies. En
todos los casos las grandes raı́ces superficiales emitı́an ramas delgadas que
crecı́an verticalmente hacia abajo hasta el nivel del agua durante la tem-
porada frı́a. Durante la temporada calurosa, la actividad radicular quedaba
prácticamente confinada en todos los casos a las capas profundas de arena
húmeda entre 10 y 12 pies de la superficie: las raı́ces aprovechaban de los
túneles cavados por las termitas (hormigas blancas) y demás insectos cava-
dores para traspasar con más facilidad las capas arcillosas entre una y otra
capa arenosa. Luego después de las primeras lluvias, las raı́ces superficia-
les dormidas volvı́an a la actividad y, a medida que iba subiendo el nivel
del agua subterránea, el sistema radicular profundo entraba en descanso; en
Agosto, las raı́ces superficiales activas presentaban un aerotropismo caracte-
rizado. La formación de los nitratos, que ocurre más o menos en la época en
que las siembras de Invierno se efectúan, era continuada por un renuevo de
la actividad radicular en la parte superior del suelo, seguida por la formación
148 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
de nuevos brotes y nuevas hojas. A medida que, en Otoño, baja el nivel del
agua y que el suelo aspira oxı́geno de la atmósfera, la formación de raı́ces
activas prosigue hacia abajo, exactamente como en el caso de la guayaba.
Estos hechos relativos a la distribución de las raı́ces y a la periodicidad de
sus actividades, explican por qué los árboles forestales prosperan tan bien
bajo pasto y aún pueden vencer al césped cuando entran en competencia
con él. Las armas principales de estos árboles en esta lucha con los pastos y
hierbas son las siguientes:
más eficiente que en las tierras arables. Esto conduce, como lo hemos visto
(pág. 117), a la formación de humus debajo del césped y al aumento de la
capacidad de pastoreo del campo.
En el Oriente, la ventilación del subsuelo es probablemente aún más
importante que en el Occidente. En la India, por ejemplo, una de las con-
secuencias comunes de las lluvias del monzón y de la inundación de la su-
perficie con agua de riego, es la producción de tosca en una escala colosal,
debido a la formación de coloides: la totalidad del suelo superficial tiende
a transformarse en tosca. Esta debe ser quebrada, lo que los labriegos del
Oriente realizan en una forma muy interesante. Cada vez que pueden hacer
uso como ((arado de subsuelo)) de las raı́ces de alguna leguminosa, emplean
esta ((máquina)) natural; el procedimiento que tiene el mérito de no costar
nada, de producir alimentos y forrajes esenciales, y de ser apropiado para las
granjas pequeñas. En la llanura entre Indos y Ganges, el instrumento de sub-
suelo universal es la arveja de paloma, cuyas raı́ces no solamente quiebran
con facilidad la tosca, sino que también agregan al mismo tiempo materia
orgánica. En la frontera Occidental, el trabajo de subsuelo en los terrenos
de denso loess se realiza siempre con las raı́ces de una siembra de alfalfa.
En los suelos algodoneros negros de la Penı́nsula Indica, donde las lluvias
del monzón transforman la totalidad del terreno superficial en una vasta
capa de tosca coloidal, la situación es salvada por la temporada calurosa
siguiente, que seca esta tosca, y reduce su volumen hasta tal extremo que se
producen numerosas grietas que profundizan hasta el subsuelo. Los tierras
negras de la India se aran y se ((ventilan)) solas. Los vientos húmedos, que
preceden al monzón del suroeste en Mayo y principios de Junio, reponen
parte de la humedad perdida; los gruesos terrones se deshacen y cuando
llegan las primeras lluvias, se puede preparar un magnı́fico cultivo para la
siembra del algodón. En este caso, la naturaleza se encarga del tratamiento
del subsuelo: el agricultor sencillamente realiza el cultivo subsiguiente y en
seguida procede a sembrar.
Bibliografı́a
[1] Clements, F. E. Aereation and Air Content: the role of Oxygen in root
activity Publicación No 315, Instituto Carnegie, Washington, 1921.
[3] Howard, A. The effect of grass on trees. Proc. Royal Soc. Series B.
XCVII, 1925.
152 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Figura 3.6: Acción de ratones cavadores sobre el crecimiento del ciruelo bajo
césped (21 de Junio de 1923).
Lámina VI
mal manejo de los pastizales del veld —o sea por la concentración del ga-
nado en kraals—, con recargo del campo, y los incendios de pampas para
obtener pastos frescos de renovales en otoño e invierno. En el Basutoland,
paı́s normalmente bien provisto de agua, la erosión constituye hoy dı́a el
principal y más urgente problema administrativo. El aumento de la pobla-
ción ha provocado la rotura de vastas extensiones y ha elevado la densidad
de ganado en los campos de pastoreo restantes. En el Kenya, el problema
de la erosión se hizo serio durante los tres últimos años, tanto en las reser-
vas indı́genas como en las zonas de colonización europea. En las primeras,
el ganado es la riqueza fundamental y sirve para el trueque; el precio de
una novia se paga con determinada cantidad de cabezas de ganado: lo que
importa es la cantidad de animales, no su calidad. La consecuencia natural
es un exceso de población ganadera en relación con el forraje disponible y,
por consiguiente, un exceso de tala que destruye la cobertura protectora del
suelo: la erosión es inevitable después. En las zonas pobladas por europeos,
ella es el fruto de siembras repetidas sin medida y sin darse cuenta que la
proporción de humus en el suelo va decreciendo. Últimamente, las langostas
han acelerado el proceso; se conocen casos en que la acción combinada de
las langostas y de las cabras han provocado la pérdida de un pie (30 cms.)
de suelo superficial en una sola temporada de lluvias.
En los paı́ses mediterráneos, tenemos ejemplos clásicos de erosión, acom-
pañada de la formación de desiertos y debida a la lenta y continua desapa-
rición de los bosques en los últimos 3.000 años. Ya no se encuentran selvas
en esta región antes muy boscosa. La mayor parte del suelo superficial ha
sido lavada por las torrenciales lluvias de invierno. En el Norte del África,
los fértiles campos de trigo que existı́an en tiempos de los romanos, han sido
reemplazados por desiertos. Ferrari, en su libro sobre bosques y pampas,
se refiere a los cambios experimentados por el suelo y el clima en Persia,
a raı́z de la destrucción de sus numerosos y magnı́ficos parques naturales;
el suelo se transformó en arenales; el clima se hizo árido y sofocante; las
vertientes mermaron y finalmente se secaron. Cambios similares tuvieron
lugar en Egipto, a raı́z de la explotación de sus bosques; hubo disminución
de las lluvias y de la fertilidad del suelo, acompañada por desaparición de la
uniformidad del clima. Palestina estuvo cubierta en otro tiempo por valiosos
bosques y fértiles praderas y poseı́a un clima fresco y moderado; hoy dı́a sus
cerros se encuentran yermos, sus rı́os se han secado casi por completo y la
producción de cosechas ha debido ser reducida a un mı́nimo.
Los ejemplos arriba mencionados indican la enorme amplitud de la ero-
sión, los muy serios daños que causa y hacen ver que el origen se encuentra
en el mal manejo de la tierra de cultivo. Al aplicar los remedios que han
sido sugeridos, es esencial considerar la verdadera naturaleza del problema.
Se trata nada menos que de la reconstrucción del sistema fluvial de drenaje
3.2. ALGUNAS ENFERMEDADES DEL SUELO 159
ficiales abiertos. En lo posible, éstos deben ser anchos, muy poco profundos
y completamente cubiertos de césped. La escorrentı́a se presenta entonces
como una delgada capa de agua clara, y no arrastra las partı́culas del suelo.
Este pasto se fertiliza automáticamente y produce abundante forraje. Este
sencillo sistema ha sido puesto en práctica en la Estación Experimental de
Shahjahanpur, en la India. Los caminos de tierra y senderos fueron exca-
vados hasta dejarlos a pocas pulgadas por debajo del nivel de los campos
cultivados; una vez enherbado, constituyeron drenajes muy eficientes du-
rante la temporada de las lluvias, dejando escurrir el agua en exceso, sin
permitir el arrastre de partı́culas del suelo.
Si consideramos la erosión como la consecuencia natural de métodos
inadecuados de agricultura y si consideramos la hoya de cada rı́o como la
unidad natural para la aplicación de los métodos de conservación del suelo,
los remedios de este mal se simplifican. Las partes altas de la cuenca deben
ser reforestadas; en cuanto sea posible, deben usarse abonos verdes, praderas
temporales y permanentes para proteger el suelo arable. El humus en la tierra
debe ser aumentado y la textura porosa reconstituida, para que cada parcela
pueda absorber su propia mota de agua lluvia. Deben evitarse el exceso de
densidad ganadera y el exceso de tala. Deben utilizarse simples métodos
mecánicos para conservar el suelo y regular el escurrimiento, como pueden
ser las terrazas, los cultivos según lı́neas de nivel y los drenajes de poca
pendiente. Como es natural, no existen métodos universales para combatir
la erosión. El problema tiene siempre un carácter local en sus detalles. Sin
embargo, existen algunos principios generales que se aplican en todas partes.
das bajo la acción de los agentes atmosféricos. De suerte que las tierras
alcalinas eran consideradas como una caracterı́stica normal de las zonas ári-
das. Tales ideas sobre el origen y la existencia de los suelos alcalinos no
corresponden, sin embargo, a la realidad de los hechos. Las lluvias de la
Provincia de Oudh, en la India, por ejemplo, son bastante abundantes para
poder lavar las cantidades relativamente pequeñas de sales encontradas en
estas zonas no fértiles, si es que con bastante agua se pudieran sacar. En el
Bihar Norte, la precipitación normal, en los contrafuertes de las montañas
en que se encuentran muchas zonas alcalinas, es de más o menos 50 a 60
pulgadas (1.200 a 1.500 milı́metros) anuales. La aridez, no es, desde luego,
una condición esencial para la formación de suelos alcalinos. Y las fuertes
lluvias no los sanean siempre. La condición esencial es, en cambio, la imper-
meabilidad. En la India, cuando la tierra pierde su porosidad, a causa de
constantes riegos de suelos duros con tendencia a volverse impermeables, o
de la acumulación de aguas subterráneas estancadas, o de algún desperfec-
to en el drenaje superficial, las manchas de suelo alcalino aparecen tarde o
temprano. Muchos factores, aún el exceso de cultivo o el exceso de estı́mu-
lo por medio de fertilizantes quı́micos, ambos causantes de oxidación de la
materia orgánica y destrucción de la estructura esponjosa, producen tierras
alcalinas. En las vecindades de Pusa, en el Bihar Norte, antiguos caminos,
lugares donde crecieron matorrales de bambúes o de ciertos árboles como el
tamarindo (Tamarindos indica L.) y el pipul (Ficus religiosa L.) provocan
siempre la aparición de manchas alcalinas cuando son puestos en cultivo.
El suelo fuertemente apretado de tales áreas muestra invariablemente las
marcas azul-verdosas que son asociadas con las actividades de los microor-
ganismos que viven en los suelos mal aireados, con suministro de oxı́geno
restringido. Pocas pulgadas debajo de las manchas alcalinas que ocurren en
los suelos duros de loess del valle de Quetta, se presentan siempre manchas
azul-verdosas y pardas similares. En la zona alcalina del Bihar Norte, las
norias deben ser dejadas abiertas al aire, pues de lo contrario el agua se ve
contaminada por hidrógeno sulfuroso, lo que indica claramente la existencia
de condiciones reductoras en las capas más profundas. En un experimento
sobre drenaje del subsuelo realizado en los suelos negros del valle de Nira, en
Bombay, donde riegos constantes habı́an provocado la formación de tierras
alcalinas, Mann y Tamhane encontraron que el agua salobre que salı́a de
los drenajes, tomaba luego un fuerte olor a hidrógeno sulfuroso, y se for-
maban depósitos blancos de azufre en la boca de los drenajes, prueba de la
fuerza de las reacciones reductoras en este suelo. Aquı́ la fase reductora de
la formación de álcali fue revelada involuntariamente en una zona donde la
alcalinidad era desconocida hasta que el suelo llegó a estar completamente
impregnado de agua por exceso de riegos y disminuyó considerablemente el
suministro de oxı́geno.
La opinión de que la causa de las formaciones alcalinas debe ser buscada
164 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
De suerte que las tierras alcalinas comienzan a formarse en los suelos despro-
vistos de oxı́geno en forma permanente. Las cosas se empeoran entonces muy
rápidamente. Todos los factores de oxidación que son esenciales para man-
tener un suelo sano, desaparecen, Se implanta una nueva flora microbiana,
compuesta de organismos anaeróbicos que obtienen su oxı́geno del subsuelo.
Fenómenos de reducción siguen. Los nitratos, fuente más fácilmente dispo-
nible de oxı́geno, se agotan luego. La materia orgánica es sometida entonces
a la fermentación anaeróbica. Se produce hidrógeno sulfuroso, a medida que
el suelo va muriendo, exactamente como en los lagos del Asia Central. El
resultado final de los cambios quı́micos que se producen, es la acumulación
de las sales solubles de las tierras alcalinas, o sea, el sulfato, el cloruro y
el carbonato de sodio, Cuando estas sales se encuentran presentes en con-
centraciones dañinas, aparecen en la superficie florecencias blancas y pardas
obscuras. Las primeras contienen principalmente sulfato cloruro de sodio
(álcali blanco); las otras (el temido álcali negro) contienen también carbo-
nato de sodio y deben su color obscuro al hecho de que esta sal disuelve la
materia orgánica del suelo y produce un estado fı́sico que hace imposible el
drenaje. Según Hilgard, el carbonato de sodio se forma a partir del sulfato
166 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
la de las células, el agua pasarı́a al revés, desde las raı́ces hacia el suelo y
las plantas se secarı́an. Este fenómeno ocurre en forma natural cuando el
suelo se carga de una concentración demasiado elevada de sales. Las plantas
son entonces incapaces de absorber agua mueren. Las raı́ces reaccionan como
una frutilla bien carnosa cuando la colocan en una solución azucarada. Igual
que la frutilla, se arrugan porque han perdido agua hacia al solución externa
más concentrada. Por consiguiente, una concentración de sales demasiado
elevada en el agua hace inútil el riego anula su importancia comercial.
La reacción de las plantas a los primeros sı́ntomas de la formación de
álcali es interesante. Durante veinte años en Pusa y ocho en el Valle de Quet-
ta, tuve que cultivar suelos, algunos de los cuales se encontraban al borde
de la alcalinidad. Los primeros sı́ntomas de esta condición eran el obscure-
cimiento del follaje y la disminución de la rapidez de crecimiento. Cuidando
la aireación del suelo, el suministro de materia orgánica y utilizando plantas
de raı́ces profundas, como la alfalfa y la arveja de paloma —que disgregan
el subsuelo— las cosas se arreglaban solas. Pero si no se pone cuidado a la
primera señal de peligro dada por la Naturaleza, las cosas se tornan graves:
se forma una mancha alcalina bien definida. Cuando se siembra algodón
bajo riego en los suelos aluviales del Punjab, la reacción de la planta a for-
mación de álcali incipiente consiste en la falla de las semillas, debido a que
los estambres, la parte más delicada de la flor, dejan de funcionar y de emi-
tir polen. Naturalmente, la planta del algodonero encuentra dificultades en
extraer del suelo ligeramente alcalino toda el agua que necesita; y esto se
refleja inmediatamente en el quebranto del mecanismo floral.
La teorı́a de la recuperación de las tierras alcalinas es muy sencilla. Todo
lo que se necesita, después de tratar el suelo con bastante yeso (que transfor-
ma las sales de sodio en sales de calcio), es lavar con bastante agua las sales
solubles, agregar materia orgánica y entonces trabajar la tierra en forma
adecuada. Los suelos ası́ recuperados son sumamente, fértiles y conservan
su fertilidad por mucho tiempo. Cuando hay bastante agua disponible, es a
veces posible recuperar los suelos alcalinos con un simple lavado. Lo com-
probé en una ocasión. El pretil de un canal de riego, en la Estación Experi-
mental de Quetta, era revestido con tierra más bien pesada sacada de una
mancha alcalina. La filtración constante del agua lavó luego las sales y este
suelo produjo entonces una de las mayores cosechas de pasto que me fuera
dado observar en los trópicos. Sin embargo, cuando se trata de recuperar
zonas alcalinas en gran escala, mediante submersión y drenaje, se presentan
inmediatamente dificultades, salvo que se cuide primero de reemplazar todo
el sodio de los compuestos del suelo por calcio y en seguida de impedir la
formación ulterior de sales de sodio. Aún cuando estos métodos tienen éxito,
su costo es siempre considerable y a menudo prohibitivo. La extracción de
las sales alcalinas es solamente el primer paso; se necesitan entonces grandes
168 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Bibliografı́a
[4] Soils and Men. Anuario de Agricultura, 1938 U. S. Dept. to Agr., Wa-
shington, D.C.
Suelos alcalinos
Bibliografı́a
[5] Russel, Sir John Soil Conditions and Plant Growth Londres, 1937.
170 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
Más de cincuenta años han transcurrido desde la iniciación del trabajo mo-
derno para estudiar y combatir las enfermedades de las plantas. ¿Cuál ha
sido el resultado general de todos estos estudios de patologı́a vegetal? ¿Han
procurado algo de valor definitivo y permanente para la agricultura? ¿Jus-
tifican, los resultados obtenidos lo gastado en conseguirlos? ¿Valdrá la pena
que la ciencia agrı́cola siga descubriendo más y más enfermedades nuevas,
inventando más y más pulverizaciones de venenos para destruirlas? ¿No exis-
tirá otro método de afrontar esta situación? ¿Por qué habrá tantas enferme-
dades? ¿No se deberá el constante aumento de las pestes en la agricultura
del Occidente a cambios sutiles en las prácticas agrı́colas? ¿Podrı́a el culti-
vador del Oriente, por ejemplo, enseñarnos algo acerca de las enfermedades
y de su control?.
Trataremos de contestar estas interesantes preguntas en este capı́tulo.
Es un principio generalmente aceptado en los negocios que toda organi-
zación, como la de la investigación agrı́cola, que ha crecido mediante cons-
tantes agregados y no por el desarrollo de un plan determinado, necesita un
examen crı́tico periódico para considerar si los resultados obtenidos corres-
ponden a su costo o si se necesitan modificaciones substanciales a la luz de la
experiencia y de los nuevos conocimientos. He iniciado tal investigación en
lo que se refiere a la sección patologı́a animal y vegetal de la ciencia agrı́co-
3.3. RETIRADA DE LA PLANTA Y DEL ANIMAL ANTE EL PARÁSITO173
1.◦ — Los insectos y los hongos no son la verdadera causa de las enfermedades
de las plantas, pues solamente atacan a las variedades inadecuadas de
3.3. RETIRADA DE LA PLANTA Y DEL ANIMAL ANTE EL PARÁSITO175
2.◦ — La polı́tica que consiste en proteger a los cultivos contra las pestes por
medio de pulverizaciones, fumigaciones, etc. es anticientı́fica y errada
puesto que, aún cuando tiene éxito, esta práctica consigue solamente
protejer a cultivos de bajos rendimientos y oculta el verdadero proble-
ma, que consiste en saber cómo producir cosechas sanas y fuertes.
Esta exploración preliminar del terreno me sugirió que toda planta tiene al
nacer derecho a la salud, y que el método correcto para tratar las enferme-
dades en una Estación Experimental no consiste en destruir el parásito, sino
en utilizarlo para sintonizar la práctica agrı́cola.
Tomé entonces medidas para aplicar estos principios a los animales domésti-
cos y en particular a los bueyes, que son la fuerza motriz agrı́cola de la India.
Para este fin, era necesario tener a mi cargo los animales de trabajo, poder
ordenar sus cuadras y corrales y hacer los arreglos necesarios para su alimen-
tación, higiene y manejo. Esto me fue negado al comienzo; pero después de
insistir mucho y ser mi petición apoyada poderosamente por el Miembro del
Consejo del Virrey a cargo de la agricultura (el difunto Sir Robert Carlyle,
K C. S. I.), se me permitió tomar a mi cargo seis yuntas de bueyes. Tenı́a
poco que aprender a este respecto, pues pertenezco a una antigua familia de
agricultores y fui criado en una granja que habı́a conquistado una reputación
local en materia ganadera. Mis animales de trabajo fueron cuidadosamente
seleccionados y se hizo todo lo necesario para suministrarles buen aloja-
miento y también forraje verde fresco, silo y granos, todos producidos en
suelo fértil. Tenı́a naturalmente un interés especial en observar la reacción
de éstos animales bien escogidos y bien alimentados a enfermedades como la
peste bovina, la septicemia y la fiebre aftosa que con frecuencia devastaban
la comarca. No aislé ninguno de mis animales; no vacuné tampoco ninguno;
con frecuencia entraban en contacto con ganado enfermo. Como mi pequeño
corral en Pusa estaba solamente separado por un cerco vivo de poca altura,
de uno de los grandes corrales de ganado de la hacienda Pusa, en que hacı́an
frecuentes apariciones las epizootias de fiebre aftosa, observé en varias oca-
siones a mis bueyes frotando sus hocicos con animales enfermos de aftosa.
Nada ocurrió. Los animales sanos y bien alimentados reaccionaron frente a
176 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
1
Áfidos, pulgón verde (p.e. Myzus persicae), comunmente conocido en las Islas Británi-
cas y Commonwealth como greenfly o moscas verdes
3.3. RETIRADA DE LA PLANTA Y DEL ANIMAL ANTE EL PARÁSITO177
rimental subsidiaria en los suelos de loess del Valle de Quetta, para estudiar
los problemas relacionados con las plantaciones frutales y el riego. No ob-
servé ninguna enfermedad producida por hongos en el clima seco del valle de
Quetta durante los ocho veranos que pasé allı́. En los viñedos, cultivados por
los indı́genas en las laderas bien drenadas del valle, nunca noté enfermedad
alguna —de insectos o de hongos— en las parras o en los racimos de uva, a
pesar que las cepas estaban plantadas en el fondo de zanjas profundas, que se
les dejaba crecer sobre las paredes de tierra y que recibı́an riegos frecuentes.
A primera vista, todas las condiciones para el ataque por mildiu parecı́an
haber sido reunidas, y sin embargo, nunca vi la menor demostración de esta
enfermedad. Según toda probabilidad, tres factores concurrı́an a producir
este resultado. El clima era sumamente seco, con bastante corriente de aire;
el suelo en que se desarrollaban las raı́ces era abierto, bien drenado y ex-
cepcionalmente bien aireado: el único abono usado consistı́a en estiercol de
corral. El crecimiento, los rendimientos, la calidad de la uva y la resistencia
a las enfermedades eran perfectos.
La principal peste de los árboles frutales en Quetta era la mosca verde
(pulgón verde) que atacaba a las hojas nuevas en cuanto aparecı́an. Estos
ataques podı́an, a voluntad, ser producidos o evitados mediante una cui-
dadosa atención de las labores de cultivo y del riego. Cualquier traba a la
buena aireación del suelo ocasionaba el ataque; todo lo que promovı́a una
mejor aireación significaba el fin del ataque. Frecuentemente, producı́a fuer-
tes ataques por las moscas verdes en almendros y melocotones mediante un
exceso de riego durante el invierno y la primavera; y podı́a perfectamente
pararlos por medio de un cultivo profundo. Los brotes nuevos se encontra-
ban cubiertos con la peste abajo, pero los terminales de estos mismos brotes
quedaban absolutamente inmunes. Las moscas verdes nunca pasaban de las
hojas inferiores a las terminales en un mismo ramillete. Los indı́genas habı́an
encontrado la manera de contrarrestar la tendencia de estos suelos de loess a
volverse compactos bajo la acción del riego: siempre sembraban alfalfa en los
huertos y la abonaban superficialmente a intervalos regulares con estiercol
de corral. En esta forma, se mantenı́a la porosidad del suelo y no habı́an
ataques por la mosca verde.
En el Instituto de Industria Vegetal de Indore, solamente dos casos de
enfermedad se presentaron durante los ocho años que pasé allı́. El primero
ocurrió en una parcela de garbanzos (Cicer arietinum), las dos terceras par-
tes de la cual fueron inundadas durante algunos dı́as en Julio, debido a un
desperfecto momentáneo en uno de los canales de drenaje que evacuaban el
exceso de agua lluvia. En esta oportunidad, se levantó un plano de la parte
inundada. En Octubre, más o menos un mes después de sembrar, esta parcela
fue atacada fuertemente por la cuncuna o gusano cogollero (Helicoverpa ar-
migera) del garbanzo y la parte atacada correspondió exactamente a la zona
178 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
e informaron acerca de ellas. Entre ellas, habı́a de caucho, café, cacao, árbo-
les de sombra de la familia de las leguminosas, plantas para abonos verdes,
cocoteros, árboles de tung, cardamones, parras, plátanos, algodoneros, cañas
de azúcar, oblón, frutillas, plantas de cebolla, hierbas y leguminosas de la
familia de los tréboles y otras. En todas se encontró la asociación micorri-
zal. Lo probable es que sea universal. Aparentemente tenemos allı́ un caso
notable de simbiosis en que ciertos hongos del suelo, conectan directamente
el humus del suelo con las raı́ces de las plantas. Este tejido de los hongos
puede contener hasta 10 por ciento de nitrógeno en forma de proteı́nas que
son digeridas por las raı́ces activas y probablemente transportadas por la
red respiratoria hasta las hojas verdes, sede de la asimilación del carbón. Su
presencia efectiva en las raı́ces de las plantas se encuentra asociada con la
salud de las mismas; su ausencia significa siempre una resistencia menor a
las enfermedades. Está claro que el primer paso en las investigaciones sobre
enfermedades de las plantas en el futuro, consistirá en verificar si el suelo
es verdaderamente fértil y si esta asociación de hongos con raı́ces funciona
plenamente. Si su importancia es tan grande como lo creemos, la salud de
los cultivos mejorará en forma marcada una vez que se encuentre restaurada
la fertilidad del suelo. Si, en cambio, estamos equivocados, un suelo fértil no
traerá ningún progreso.
Precisamente, he obtenido no hace mucho una confirmación de la impor-
tancia que tiene el humus para ayudar a una planta formadora de micorriza
—el manzano— a rechazar las enfermedades. En 1935 inicié con la ayuda de
humus, la restauración de mi propio huerto cuyo suelo se encontraba en el
último grado de desgaste cuando lo adquirı́ en el verano de 1934. Los manza-
nos estaban literalmente cubiertos por plagas de hongos, pulgones y orugas
de la clase de la carpocapsa. La calidad de las frutas era mala. No hice nada
para combatir las enfermedades, a no ser agregar paulatinamente humus al
suelo. En tres años, los parásitos desaparecieron; los árboles cambiaron de
aspecto; el follaje y los brotes nuevos no dejan ahora nada que desear; las
frutas son de calidad sobresaliente. Estos árboles serán en adelante usados
para experimentos de infección, que permitirán verificar si la fertilidad del
suelo ha sido completamente restaurada o no. La reacción de los árboles a
las distintas pestes de la manzana dará la contestación. No hay análisis del
suelo que me pueda hablar en forma más clara que los árboles mismos.
El significado de todo esto es bien claro. La Naturaleza ha puesto a
disposición de las plantas una maravillosa maquinaria para conferirles resis-
tencia a las enfermedades. Esta maquinaria funciona solamente en los suelos
ricos en humus. En cambio, está ausente o inactiva en los suelos infértiles y
en los suelos similares abonados con fertilizantes quı́micos. El combustible
necesario para mantener en movimiento esta maquinaria es un sumunistro
constante de humus fresco, debidamente preparado. Los suelos fértiles pro-
3.3. RETIRADA DE LA PLANTA Y DEL ANIMAL ANTE EL PARÁSITO181
plantas pueden ser pulverizadas con gérmenes de hongos e insectos sin sufrir
en nada. Entre tales rebaños de ganado pueden introducirse animales enfer-
mos de fiebre aftosa sin ningún peligro de ataque serio de la enfermedad.
Los animales que se enfermen sanarán fácilmente. Cuando algún innovador
audaz, de la clase de Hosier, que no tenga ningún interés en mantener la
estructura de la investigación actual, realice tales experimentos, la enorme
red de dispositivos para control de las enfermedades erigida en paı́ses como
Gran Bretaña, se vendrá finalmente al suelo. Los agricultores se verán libres
del espanto que hoy les causa el temor del parásito. Esto será un nuevo paso
adelante y no se limitará al especto agrı́cola de la cuestión.
La tarea que me impuse se acerca a su fin. He examinado durante cua-
renta años con toda prolijidad, los principios básicos del tratamiento de las
enfermedades de las plantas y animales y también las prácticas basadas so-
bre estos principios. Solo me queda presentar un resumen de esta experiencia
y formular las sugestiones para el futuro.
No cabe la menor duda que la labor de las Estaciones Experimentales
sobre enfermedades es un fracaso gigantesco y costoso, que seguir con esta
labor sobre las mismas bases no puede llevarnos a ninguna parte y que deben
tomarse sin demora medidas para orientarla en forma más lógica.
La causa del fracaso no está lejos. Las investigaciones han sido empren-
didas por especialistas. Los problemas relacionados con las enfermedades no
han sido estudiados en conjunto, los han independizado de la práctica, los
han desmenuzado, dividido en departamentos, y puesto en manos de exper-
tos especializados en aquel fragmento de la ciencia que trata de determinados
organismos relacionados con tal o cual enfermedad.
El estudio realizado por el especialista debe fatalmente fracasar. Esto
resulta evidente si consideramos: a) que el verdadero problema es cómo criar
o producir animales y plantas sanos y fuertes; y b) que la enfermedad no es
otra cosa que el quebranto de un sistema biológico complejo, que comprende
también el suelo en su relación con la planta y el animal. El problema debe
comprender a la agricultura considerada como un arte. En consecuencia, el
investigador debe ser un agricultor a la vez que un hombre de ciencia, y debe
tener siempre presentes en forma simultánea todos los factores involucrados
en el problema. Por sobre todo, debe siempre estar alerta para evitar de
malgastar su vida entera en el estudio de pesadillas, de hechos que deben
su existencia a malas prácticas agrı́colas y que desaparecerán en cuanto se
apliquen sanos métodos de cultivo.
El problema de la retirada del vegetal y del animal ante el parásito
no tiene conexión con los actuales métodos de investigación empleados. La
consecuencia evidente es que una organización investigadora que ha perdido
el rumbo y llegado a permitir tal estado de cosas necesita también una
BIBLIOGRAFÍA 183
Bibliografı́a
[2] Howard, A. The role of insecis and fungi in Agricultura, Empire Cot-
ton Grow¡ng Review, XIII, 1936, p. 186.
más bien pesado, pero de gusto muy agradable. Salvo muy contadas excep-
ciones, las madres crı́an sus hijos a pecho: se recomienda hacerlo hasta los
9 meses de edad y proceder en seguida a un destete muy lento y progresivo,
que termine al año de edad. La dieta de las madres criando es la misma que
durante su embarazo; las criaturas reciben el pecho cinco veces al dı́a, con
intervalos de cuatro horas, comenzando desde las 6 A. M. Los niños son de
aspecto espléndido; es ahora mucho más común encontrar en ellos dentadu-
ras perfectas; duermen bien; las afecciones pulmonares son prácticamente
desconocidas; una de sus caracterı́sticas más notables es su buen humor y
alegrı́a. Son niños de miembros vigorosos, de piel maravillosa, en una pa-
labra, normales. Esto no fue un experimento cientı́fico. Fué solamente una
parte de la labor a realizar con cada familia. El material humano no habı́a
sido seleccionado en ningún sentido y los alimentos no fueron producidos en
forma especial; pero el hecho es que, a pesar de tales omisiones, la aplicación
práctica de las enseñanzas de Mc Carrison haya conseguido resultados tan
notables, demuestra que se puede obtener dentro de una sola generación un
mejoramiento de la raza.
2.◦ —Un joven irlandés de 23 años, con un aspecto fı́sico y una agilidad
mental que daban gusto, cayó con una ictericia catarral después de dos me-
ses de residencia en Inglaterra, donde habı́a vivido principalmente de tocino,
pan blanco, emparedados de carne y té, con un poco de carne y huevos de
vez en cuando. En Irlanda, su dieta consistı́a en productos naturales del
suelo, consumidos al estado fresco, como ser papas, porridge, leche y deriva-
dos, caldo de verduras y carne de cuando en cuando, huevos y pescado. El
cambio a una ración de pan blanco y alimentos elaborados fue seguido in-
mediatamente de la enfermedad. Este caso demuestra cuán rápida puede ser
la destrucción de la buena salud por culpa de una alimentación inadecuada.
El Testamento sale entonces del terreno puramente médico y trata del
principio según el cual existe un factor común entre dietas de composiciones
distintas que sin embargo producen el mismo resultado, es decir la salud y
protección contra las enfermedades (como por ejemplo la de los Esquimales
con carne, hı́gado, algas y pescado; la de los Hunzas y de los Sikhs con
((chapattis)) de trigo, frutas, leche, leguminosas germinadas y poca carne;
la de los isleños de Tristan da Cunha con papas, huevos de aves marinas,
pescado y coles). En todos estos casos, las dietas tienen algo en común: los
alimentos son frescos y poco alterados por el cocimiento. Los productos del
mar son naturales. Aquellos productos que se obtienen de labores agrı́colas,
son parte del ciclo natural del suelo a la planta y en seguida al animal al
hombre, sin intervención de productos quı́micos o preparaciones artificiales.
En otros términos, en los casos en que los productos naturales del mar o del
suelo han escapado a los procesos modernos de la ciencia agrı́cola y de los
distintos procedimientos de conservación de los alimentos, parecerı́a ser que
190 CAPÍTULO 3. SALUD EN AGRICULTURA
sacados del mismo terreno, abonado esta vez con humus de Indore. Los re-
sultados obtenidos han sido de un interés considerable, tanto para los padres
de los niños, como para los médicos. Antes del cambio, cuando se usaban
fertilizantes quı́micos, se presentaban casos constantes de resfriados, saram-
pion, escarlatina en la escuela. Actualmente, se reducen estas enfermedades
a casos aislados importados desde fuera. Además, el gusto y la calidad de
las verduras han mejorado claramente desde que son producidas con humus.
Se necesita realizar mayores investigaciones sobre estos temas. Habrá que
buscar a través de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, agrupaciones, tales
como pensionados, centros de deportes, direcciones de hospitales y casas de
reposo que satisfagan las cuatro condiciones siguientes:
1.◦ —Disponer de una superficie suficiente de terrenos bien trabajados
para producir las verduras, la fruta, la leche, y sus derivados la carne que
consumen sus miembros;
2.◦ —Un molino y una panaderı́a para producir pan integral con los nue-
vos trigos de Cambridge sembrados en suelos fértiles, sin ayuda de abonos
quı́micos;
3.◦ —La supervigilancia médica de la agrupación por un partidario entu-
siasta de la medicina preventiva; y
4.◦ —Un director o una directora que tenga un vivo interés en poner a
prueba los descubrimientos del Testamento Médico y que tenga la prepara-
ción necesaria para dominar las dificultades que se presenten eventualmente.
Es muy probable que dentro de muy pocos años aparecerán islotes de sa-
lud en medio de un mar de gente enfermiza. No habrá necesidad de controles;
éstos serán suministrados en forma amplia por la opinión del vecindario Tam-
poco serán necesarias las engorrosas estadı́sticas, ya que el mejoramiento de
la salud de tales comunidades será evidente de por sı́; y no habrá necesidad
de comprobarlo con cifras, tablas, curvas y matemáticas superiores. La Ma-
dre Tierra suministrará todo lo necesario, a la vista de sushijos. Tendremos
entonces materiales para un Testamento Médico N.◦ 2. Sin duda el Condado
de Cheshire seguirá otra vez a la cabeza y plantará otro lindero del camino
tan largo que debemos recorrer aún hasta que esta tierra se encuentre lista
para recibir dignamente a sus hijos.
Para este trabajo, la investigación puede ser de gran ayuda. Pero es
necesario desviar las investigaciones médicas de su desierto estéril de la en-
fermedad hacia el estudio de la salud, es decir de la humanidad en relación
con el medio ambiente. La investigación agrı́cola, después de ser reorganiza-
da sobre las lı́neas que se indican en el capı́tulo siguiente, deberá empezar de
nuevo sobre otra base —la fertilidad del suelo— y, suministrar en esta forma
las materias primas para los estudios sobre alimentación del futuro: produc-
BIBLIOGRAFÍA 193
tos frescos de un suelo fértil. Las escuelas agrı́colas con sus casas agrı́colas
anexas deberı́an dedicar parte de sus recursos a su propia alimentación y
dar de esta forma una demostración de lo que pueden realizar los productos
de campos bien trabajados. Deberı́an tratar de igualar y después sobrepasar
los resultados ya conseguidos por una tribu del norte de la India.
Bibliografı́a
La investigación agrı́cola
195
196 CAPÍTULO 4. LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA
Hemos probado que era indispensable mantener una conexión entre los
métodos convencionales de investigación cientı́fica y la naturaleza de las en-
fermedades de los vegetales y animales. Vamos a examinar ahora el vasto
edificio de la investigación agrı́cola, para ver si el contacto con los proble-
mas de labranza del suelo ha sido mantenido. Este es el tema del presente
capı́tulo.
La aplicación de la ciencia a la agricultura es un hecho relativamente
moderno, que comenzó en 1834, cuando Boussingault1 echó las bases de la
quı́mica agrı́cola. Anteriormente, todos los adelantos de la práctica agrı́cola
eran el fruto de los trabajos de unos pocos hombres excepcionales, cuyas
innovaciones eran en seguida copiadas por sus vecinos. El progreso se rea-
lizaba por medio de la imitación. Después de 1834 el investigador cientı́fico
llegó a ser un factor del progreso. El primer adelanto notable conseguido por
este medio nuevo se produjo en 1840, cuando Liebig2 publicó su monografı́a
clásica sobre quı́mica agrı́cola. Esta atrajo inmediatamente la atención de
los agricultores. Liebig era una gran personalidad, un investigador de genio,
con una imaginación, un espı́ritu de iniciativa y dotes de lider notables y
estaba especialmente bien cualificado para abordar el lado cientı́fico de su
tarea —la aplicación de la quı́mica a la agricultura. Descubrió luego dos
cosas importantes:
1.◦ — Que las cenizas de las plantas proporcionaban indicaciones útiles acer-
ca de las necesidades de las cosechas; y
2.◦ — Que el humus no era soluble en agua. Como las plantas obtienen el
carbón de la atmósfera mediante su asimilación por las hojas verdes,
todo parecı́a señalar la suprema importancia del suelo y de las solu-
ciones del suelo en la producción de cosechas. Era solamente necesario
1
Jean-Baptiste Joseph Dieudonné Boussingault (2 Febrero 1802 — 11 Mayo
1887) fue un quı́mico francés que realizó importantes contribuciones a la ciencia agrı́cola,
ciencia del petroleo y metalurgia. Especializado en la quı́mica agrı́cola, llevó a cabo inves-
tigaciones sobre la riqueza en nitrógeno y fósforo de los abonos y la fijación del nitrógeno
atmosférico por las plantas.
2
Justus von Liebig: Liebig mejoró el análisis orgánico y descubrió que las plantas
se alimentan gracias al nitrógeno y al dióxido de carbono del aire (con la contribución
de microbios que realizan las conversiones a compuestos del nitrógeno) y de los minerales
del suelo. Uno de sus logros más renombrados fue la invención del fertilizante a base de
nitrógeno (descrito en su publicación de 1840, Quı́mica orgánica y su aplicación a la agri-
cultura y a la fisiologı́a). También formuló la Ley del Mı́nimo, que indica que el desarrollo
de una planta se ve limitado por el mineral esencial relativamente más escaso, visuali-
zada como el barril de Liebig. Este concepto es una versión cualitativa de los principios
utilizados para determinar la aplicación de fertilizantes en la agricultura moderna.
4.1. CRÍTICA DE LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA 197
potasa (K) en la solución acuosa del suelo no dejaba lugar a dudas; habı́a
nacido lo que podemos describir en forma breve como la ((mentalidad N P
K)).
Los ensayos de abonos artificiales, sin embargo, tuvieron que llevar a los
investigadores del laboratorio al campo; entraron en contacto frecuente con
la práctica; su comprensión y su experiencia aumentaron mucho. Una de
las consecuencias ha sido el descubrimiento de las limitaciones de la ciencia
quı́mica; las deficiencias del suelo, tales como las exteriorizaban los análisis,
no siempre podı́an ser suplidas mediante la aplicación de los fertilizantes
quı́micos apropiados; el problema de producir cosechas no podı́a ser tratado
desde el punto de vista de la sola quı́mica. La contextura fı́sica del suelo
comenzó a ser considerada; la labor de vanguardia de Hilgard y King, en
América, llevó al desarrollo de una nueva rama del problema —la fı́sica del
suelo— cuyo estudio prosigue todavı́a. Los trabajos de Pasteur sobre la fer-
mentación y temas análogos, llamaron la atención hacia el hecho que el suelo
era habitado por bacterias y otras formas de vida: se descubrı́a un nuevo
mundo. El estudio fascinador de Charles Darwin sobre las lombrices fue una
notable contribución para aclarar la complejidad de la vida del suelo. Los
organismos que producen la nitrificación de la materia orgánica fueron des-
cubiertos por Winogradsky y se determinaron las condiciones indispensables
para que actúen en cultivos puros. Nació otra rama de la ciencia agrı́cola:
la bacteriologı́a del suelo. Mientras se estudiaban la biologı́a y la fı́sica del
suelo, otra escuela de ciencia agrı́cola surgió en Rusia. Los suelos comenza-
ron a ser mirados como formaciones naturales independientes: su forma y su
estructura tenı́an su origen en el clima, la vegetación y la fuente geológica.
Los sistemas de clasificación de los suelos, basados fundamentalmente sobre
sus perfiles, con una nomenclatura desarrollada de acuerdo con estas ideas,
tuvieron una amplia aceptación. Nació otra rama de la ciencia del suelo —la
pedologı́a. El concepto de Liebig sobre la fertilidad fue ası́ ensanchado en
forma gradual y se hizo evidente que el problema de aumentar los rendi-
mientos de las cosechas no podı́a ser circunscrito al dominio de una sola
ciencia, sino que pertenecı́a por lo menos al de cuatro: la quı́mica, la fı́sica,
la bacteriologı́a y la geologı́a.
Al comienzo de este siglo, los investigadores principiaron a prestar una
mayor atención a lo que, en buenas cuentas, es el principal agente de la pro-
ducción de cosechas: la planta misma. El nuevo descubrimiento de las leyes
de Mendel por Correns, el concepto de la unidad de la especie que siguió los
trabajos de Johannsen y el reconocimiento de su importancia en el mejora-
miento por selección, llevaron directamente a los estudios modernos sobre
plantas cultivadas, a los cuales los Rusos han aportado una contribución tan
notable. En la actualidad, se revisa en forma prolija los campos del mundo
entero para descubrir y entregar a los genéticos un abundante material con
4.1. CRÍTICA DE LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA 199
Office, Londres, 1938; ((Report of Agricultural Research in Great Britain)), PEP. 16 Queen
Anne’s Gate, Londres S. W. 1, 1938.
202 CAPÍTULO 4. LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA
4
Report of the Imperial Agricultural Research Conference. H. M. Stationery Office.
Londres. 1927.
206 CAPÍTULO 4. LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA
ces nos asalta la duda de que por lo menos algún factor vital ha sido
olvidado en estas investigaciones de Trinidad. Parece que la reacción
espectacular de los arbustos del cacao a las aplicaciones de humus ha
pasado desapercibida y que no se ha prestado atención al significado
de la asociación micorrizal en las raı́ces de los arbustos de cacao y
de los plátanos. En las plantaciones de cacao y plátanos de las Indias
Occidentales hay una falta de equilibrio entre las siembras y plantacio-
nes, por una parte, y el ganado por la otra. Falta ganado. Existe una
cantidad inquietante de enfermedades y general insalubridad, asocia-
da con la ausencia de las condiciones adecuadas para que funcione la
asociación micorrizal.
han venido del suelo desde que la agricultura existe. Fatalmente el control
del equipo no puede ser muy estrecho. Generalmente, lo confı́an a personas
con experiencia administrativa más bien que práctica y, con preparación li-
mitada en materia de métodos de investigación cientı́fica. A menudo tienen
otras importantes tareas que atender y no pueden dedicar el tiempo y los
esfuerzos mentales necesarios a la obra. Incapaces ellas mismas de diagnosti-
car correctamente el caso en el terreno, su único recurso consiste en agregar
especialista tras especialista a su estado mayor con la esperanza que el es-
tudio de un nuevo fragmento de la cuestión los conducirá a alguna solución.
Es casi seguro que si los problemas de las Indias Occidentales hubiesen si-
do estudiados por un solo investigador dotado de verdaderos conocimientos
en práctica agrı́cola combinados con una fuerte educación cientı́fica, y si
se le hubiese proporcionado el terreno necesario, dinero y facilidades y una
completa libertad en cuanto a la manera de conducir la investigación, Sir
Geoffrey Evans habrı́a presentado un informe muy distinto. Desde el pun-
to de vista de los alumnos del Colegio de Trinidad, habrı́a sido aún mejor
utilizar estas dos plantas para ilustrar en forma simultánea ambos métodos:
por ejemplo el estudio del plátano por un investigador único, debidamente
equipado; y el cacao por un equipo. En esta forma, los méritos relativos de
los dos sistemas habrı́an sido fijados para siempre. Según toda probabilidad,
dos resultados habrı́an sido alcanzados:
1.◦ Se habrı́a consagrado el principio según el cual la única cosa que im-
porta es la personalidad del investigador;
2.◦ Se habrı́a dejado de considerar al equipo como un instrumento eficaz
de investigación.
su banquero, piensan de él—; el gasto total del año; la entrada anual total
y la evaluación anual, es decir, la condición en que se encuentran el suelo,
el ganado y las existencias al terminar el año. Si todos estos factores se
presentan satisfactorios, nada más tiene importancia. Si no, ningún cálculo
de costos remediará nada. ¿Para qué, entonces, preocuparse de lo que no
resulta esencial?
Pero la economı́a ha causado a la agricultura un daño mucho mayor que
la recolección de datos inútiles. La granja ha llegado a ser mirada como si
fuera una fábrica. La Agricultura es mirada como una empresa comercial;
se ha insistido demasiado sobre la importancia de las utilidades. Pero el
propósito de la agricultura es muy distinto del de una fábrica. Esencialmen-
te, debe producir alimentos para que la raza pueda florecer y perpetuarse.
Los mejores resultados en tal sentido se obtienen con alimentos frescos y
un suelo fértil. La calidad es más importante que el peso del producto. La
agricultura es por consiguiente un asunto vital para la población y va a la
par con el abastecimiento de agua potable, de aire fresco, y, de reparo contra
las inclemencias del tiempo. Nuestras redes de agua potable no siempre se
financian por sı́ mismas; los parques y jardines de las ciudades no producen
utilidades; nuestras construcciones para vivienda son a menudo antieconómi-
cas. ¿Por qué, pues, mirar como cosa sin importancia la calidad de nuestros
alimentos, de la cual dependen mucho más cosas que del agua, oxı́geno y
abrigo? Suceda lo que suceda, la población tendrá que ser alimentada. ¿Por
qué, entonces, no realizar un esfuerzo supremo para que sea debidamente
alimentada? ¿Por qué considerar en forma superficial la verdadera piedra
básica de nuestra eficiencia como nación? La alimentación de la nación debe
siempre ocupar el primer lugar en nuestras preocupaciones de orden público.
El sistema financiero, después de todo, es cosa secundaria. La economı́a, al
dejar de insistir sobre estas verdades fundamentales, ha sido culpable de una
grave falta de juicio.
Cuando se hace uso de la ciencia para estrujar hasta el extremo el suelo
mediante nuevas variedades de plantas de altos rendimientos, abonos más
baratos y más estimulantes, máquinas para más profundas y más completas
labores, gallinas que ponen hasta morir y vacas que perecen en un océano de
leche, hay algo más que una falta de juicio de parte de la organización respon-
sable. La investigación agrı́cola ha sido mal usada para hacer del agricultor,
ya no un mejor productor de alimentos, sino un más experto saqueador.
Se le ha enseñado cómo sacar utilidades a expensas de la posteridad: cómo
transferir parte del capital —la fertilidad de su suelo y las reservas de su
ganado— a su cuenta de pérdidas y ganancias. En los negocios, tales prácti-
cas terminan con la quiebra; en la investigación agrı́cola conducen a éxitos
momentáneos. Todo anda bien mientras se consiga que el suelo produzca co-
sechas. Pero la fertilidad del suelo no es ilimitada; llega un momento en que
BIBLIOGRAFÍA 213
Bibliografı́a
[2] Dampier, Sir Williams C. Agricultural Research and the Work of the
Agricultural Research Council. journal of the Farmers Club, 1938, p.
55.
Cuando no se aporca, es casi seguro que los vendavales del monzón provocan
el encamado de la caña; las cañas tendidas durante las lluvias no producen
casi nunca azúcar bruta de color claro, que es tan apreciado. La producción
de coloides en el suelo superficial, cuando las cañas son plantadas en suelo
plano, interfiere siempre con la aireación del suelo durante el perı́odo de
formación del azúcar; las cosechas que maduran con mala aireación del suelo
no dan nunca grandes rendimientos.
Un factor esencial para obtener la mayor eficiencia de este sistema de
camellones es un buen drenaje superficial. Esto fue conseguido bajando el
nivel de los caminos de tierra y senderos, los que, una vez enherbados, cons-
tituı́an drenes muy eficientes para eliminar el exceso de agua lluvia durante
el monzón. El agua superficial era colectada en las zanjas, las que habı́an si-
do unidas con la red de caminos y senderos. En esta forma, el agua se movı́a
en forma constante y lenta quedando lı́mpia y sin arrastrar partı́culas de
suelo ni materia orgánica. La alfombra de césped era un filtro que, al mismo
tiempo, se fertilizaba a sı́ mismo. Los caminos producı́an buenas cosechas
de pasto para los animales de trabajo. Es conveniente utilizar este sencillo
sistema, dondequiera que sea posible, para evitar, a la vez, el estancamiento
del agua en el suelo y la erosión.
Los resultados de este sistema intensivo de cultivo de la caña, basado
en la selección de variedades eficientes, una conveniente aireación del suelo,
un buen drenaje superficial, un riego debidamente controlado y aplicaciones
adecuadas de materia orgánica, fueron asombrosos. En vez de 13 toneladas
de caña y poco más de 1 tonelada de azúcar por acre, se obtuvieron duran-
te más de veinte años rendimientos de hasta 36 toneladas de caña y 31 /2
4.2. ÉXITO DE UNA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA 221
toneladas de azúcar por acre. Estos fueron los resultados término medio un
año con otro, de toda la Estación de Shahjahanpur. Se habı́a triplicado el
rendimiento en azúcar. Existen muy pocos ejemplos de tales resultados al-
canzados dentro de tan poco tiempo y con métodos tan sencillos. En algunos
casos, se obtuvieron rendimientos de 44 toneladas de caña y 41 /2 toneladas
de azúcar, los más altos que se puedan alcanzar con el clima de las Provincias
Unidas.
Mientras se ideaba este método de cultivo de la caña, fueron observados
dos perı́odos crı́ticos en la producción del azúcar:
principal del año agrı́cola en las Provincias Unidas son las bruscas transi-
ciones de temporadas y los contrastes que acarrean estos cambios. Las más
importantes de estas transiciones son:
Estos cambios súbitos imponen lı́mites a lo que puede hacerse para aumentar
la producción. Queda muy poco tiempo para la preparación del suelo, o para
la elaboración de los alimentos de las plantas por los agentes biológicos; el
perı́odo de vegetación de la caña se encuentra estrictamente limitado. Lo
primero influencia los métodos de cultivo y de fertilización; lo último, la
selección de las variedades. La enorme diferencia entre las dos temporadas
agrı́colas se hace más aparente en el otoño (Noviembre y Diciembre), cuando
simultáneamente los campos de caña y los de trigo están en pleno crecimiento
y madurez.
¿En qué forma consiguen nitratos sin ayuda de aplicaciones de fertilizan-
tes, los cultivos de verano y otoño, a menudo practicados en forma intensiva
en esta zona? y ¿cómo es posible que la fertilidad del aluvión del Ganges
se mantenga tan constante? Para encontrar respuesta a estas preguntas,
se practicaron sondajes en zonas tı́picas de suelos no fertilizados —pero
barbechados después de cosechar el trigo en Abril— se tomaron muestras
sistemáticas y el nitrógeno nı́trico fue avaluado directamente por el método
de Schloesing
La Lámina VII indica los resultados y también los datos sobre agua caı́da
y temperatura. La curva indica claramente:
Lámina VII
1.o Hay que utilizar en forma completa los nitratos acumulados en el suelo
al comienzo de las lluvias; y
Lámina VIII
Lámina IX
4.o — Las nuevas variedades con ayuda de abono verde en terreno plano,
dieron 800 maunds por acre, o sea un aumento total de 128,2 por
ciento. El aumento debido al abono verde fue de 200 maunds por acre,
o sea 33,3 por ciento.
230 CAPÍTULO 4. LA INVESTIGACIÓN AGRÍCOLA
5.o — La introducción del cultivo en zanjas, con abono verde más fertiliza-
ción de las zanjas con torta de ricino a razón de 1.640 lbs. por acre,
produjo cosechas de 1.000 maunds por acre, un aumento total de 185
por ciento y un aumento de 25 % debido a la mejor aireación del suelo
y al suministro de una cantidad de humus adecuado en las zanjas.
6.o — La cosecha más grande obtenida en Shahjahanpur gracias al cúmulo
de condiciones del párrafo 5 fue de 1.200 maunds por acre. Este co-
rresponde al caso en que todos los factores estén funcionando dentro
de la más óptima coordinación.
A B C
Estos resultados de Shahjahanpur son un ejemplo perfecto de la elabo-
ración de humus mediante un abono verde y de su empleo subsiguiente. El
éxito depende de dos factores:
Bibliografı́a
Conclusiones y Sugerencias
235
236 CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
de literatura debe ser recortado. Los gastos deben ser reducidos. El dic-
tamen de Carrel de que ((la mejor manera de aumentar la inteligencia de
los cientı́ficos serı́a disminuir su número)), debe ser aprovechado. La inves-
tigación aplicada a la agricultura debe ser la mejor entre las mejores. Los
hombres y las mujeres capaces de realizarla no necesitan ninguna ayuda de
parte de la Administración, aparte de los medios materiales para su trabajo
y de la protección contra las intervenciones ajenas. Uno de los primordiales
deberes del Gobierno será impedir que los investigadores formen entre ellos
una organización que actúe como una barrera para el progreso.
La base fundamental de las investigaciones del futuro debe ser un suelo
fértil. Para empezar, hay que poner la tierra en buen estado de trabajo y
observar cuidadosamente la reacción de las plantas cultivadas y de los ani-
males ante las mejores condiciones del suelo. Las plantas y el ganado son
nuestros mejores y más profundos peritos. Debernos observarlos en su labor;
debemos hacerles preguntas sencillas; debemos construir una tesis a base de
sus respuestas, por medios similares a los que usaba Charles Darwin en su
estudio sobre la lombriz común. Otros agentes no menos importantes en la
investigación, son los insectos, los hongos y otros parásitos, empleados por
la Naturaleza para señalar los malos métodos agrı́colas. La polı́tica actual es
de destruir estos valiosos agentes y de perpetuar las plantas y los animales
ineficientes que ellos hacı́an lo posible por remover. Mañana los considera-
remos como los profesores de Agricultura de la Naturaleza y como factores
esenciales en cualquier sistema racional del trabajo de campo. Otro valio-
so método para poner a prueba nuestros sistemas consiste en observar los
efectos del tiempo sobre la variedad. Si ella denota tendencias a degenerar,
algo anda mal. Si, en cambio, parece tener caracteres permanentes, nuestros
sistemas de cultivo son buenos. La eficiencia de la agricultura del futuro
será, pues, medida por la reducción del número de creadores de nuevas va-
riedades de plantas. Unos pocos solamente se necesitarán, una vez que los
suelos vuelvan a ser fértiles y conserven esta fertilidad.
La Naturaleza nos ha proporcionado en la selva, un ejemplo que pode-
mos copiar sin temor, para transformar los residuos en humus, la clave de la
prosperidad. Esta es la base del Procedimiento de Indore. Los residuos vege-
tales y animales mezclados pueden ser transformados en humus por hongos
y bacterias, en el plazo de noventa dı́as, siempre que tengan agua, suficiente
aire y una base para neutralizar el exceso de acidez. Como el montón de fer-
mentación es una cosa viva, necesita tanto cuidado y tanta atención como
el ganado de la hacienda; de lo contrario, no se obtendrá humus de primera
calidad.
El primer paso en la elaboración del humus, en paı́ses como Gran Bre-
taña, consiste en reformar la guanera —que constituye el eslabón débil de
la agricultura del Occidente. Se encuentra en la actualidad en desequilibrio
240 CAPÍTULO 5. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS
Apéndices
241
242 CAPÍTULO 6. APÉNDICES
Los meses frı́os son sumamente agradables; pero desde Marzo hasta el
comienzo del monzón en junio, el chipa es horriblemente caluroso.
Cerca de 2.200 coolı́es viven en la hacienda; en su mayorı́a, son origi-
narios de Nagpur, pero se encuentran allı́ desde muchos años. La hacienda
es bastante salubre, encontrándose ubicada en una meseta entre grandes
rı́os; no hay ningún riachuelo cerca de la propiedad o cruzándola. Todos los
desagües son llevados a un bosque cercano y a terrenos baldı́os. Los coolı́es
disponen de casas, agua potable, leña, remedios y atención médica libres;
cuando se enferman, reciben atención gratuita en el hospital. Atención es-
pecial es dada a los casos pre y post-natales: reciben inspección semanal de
un médico europeo y se les paga una prima; se lleva un control minucioso de
los nacimientos y de los pesos de las guaguas y se estudia su alimentación en
cada caso. La Compañı́a suministra leche, alimentos para guaguas y otros
elementos para contribuir a la formación de una población de trabajadores
sana y fuerte. Como tenemos hoy dı́a todo registrado sobre la tierra, no te-
nemos por qué ser orgullosos de las aplicaciones que hemos dado a nuestros
conocimientos en las ciencias naturales. El suelo, la planta, el animal y el
hombre mismo, ¿no padecen todos, acaso, bajo nuestro cuidado?
6.1. ELABORACIÓN DE HUMUS EN BENGAL 243
Lámina X
J. C. WATSON.
248 CAPÍTULO 6. APÉNDICES
Lámina XI
remos comederos para los bueyes de trabajo allı́ en los corrales; los desechos
irán a los montones.
Nuestros trabajos en humus son muy recientes para que nos sea posible
indicar costos definitivos. Una operación que cuesta determinada suma este
año, puede importar la mitad el año próximo a medida que vayamos mejo-
rando los métodos de trabajo. Sin embargo, como indicación aproximada,
podemos citar las siguientes cifras:
Producción de 1.000 toneladas de humus, recogiendo toda la materia pri-
ma y desparramando el humus en el bancal.
Para quienes no lo saben, diré que una carreta sudafricana tiene general-
mente 18 pies (6 mts.) de largo; la arrastran ocho juntas de bueyes y puede
llevar una carga de 5 toneladas. Para acarrear residuos vegetales, arreglo
un armazón de palos de eucaliptus, lo coloco sobre la carreta, aumentando
ası́ considerablemente su capacidad para transportar cargas voluminosas. A
veces dos o tres de estos carros trabajan en el humus el mismo dı́a, y a
veces ninguno; como término medio, se puede contar con un carro ocupado
constantemente durante cuatro meses. Tal carro necesita un conductor y
un carretero y dos hombres más para cargar y descargar, entre todos. La
obra de mano para cortar y recoger el pasto natural, las malezas, etc. puede
calcularse en diez indı́genas diarios durante dos meses. La crotalaria San
se corta con segadora y se recoge con un rastrillo de empuje, necesitando
cuatro peones durante un mes. En cuanto a la elaboración misma, bastan
cuatro peones durante cinco meses. Esto da un total de 1.800 dı́as de peón.
Para desparramar el humus hay personas que usan una máquina abonadora,
pero, aun cuando esto da resultado, serı́a un procedimiento demasiado lento
para nosotros.
6.2. ELABORACIÓN DE HUMUS EN CHIPOLI 253
Lámina XII
12 por héctarea) es sin duda un mı́nimo para las siembras corrientes; pero
para papas y verduras, no deben usarse menos de 10 toneladas por acre (22
por hectárea) y si se dispone de los suficiente, el exceso no daña. Debemos
pensar que el suelo de la Rhodesia ha perdido tanto de humus que para
restaurarlo, se necesitarán aplicaciones mucho más fuertes que las que exige
un suelo normal.
Mientras más trabajo en la elaboración del humus, más me parece nece-
sario que el material tenga una aireación continua y suficiente. Esto, como
los hemos visto anteriormente, puede ser realizado mediante frecuentes vuel-
tas; si esta operación se realiza con rapidez, se pierde muy poco calor y el
proceso de fermentación no se interrumpe.
Para mejorar la ventilación, se podrı́an colocar túneles o cañerı́as de
ladrillos debajo de los montones. Pero en mi caso, con continuos cambios de
lugar de los montones y con la circulación constante de las pesadas carretas
entre ellos, los ladrillos se quebrarı́an constantemente. Cañerı́as perforadas
y con el relieve de la perforación vuelta hacia fuera, darı́an probablemente
buenos resultados; tendrı́an la ventaja de ser transportables y de poder
colocarse justamente antes de armar un montón. Naturalmente, tienen el
inconveniente de costar caro. Para ir más lejos aún, puede pensarse en un
pequeño compresor portátil, llevado en una carretilla y similar a los que
pueden mover un martillo neumático o una perforadora. Serı́a conectado por
medio de una manguera, con un cañón de 1 pulgada perforado que termine
en punta. El cañón serı́a introducido en el montón y se inyectarı́a aire; la
operación podrı́a repetirse a espacios de 3 pies (1 mt.) una de otra. En un
dı́a podrı́a tratarse en esta forma un gran número de montones y si este
método diera como resultado la fijación de algunas libras más de nitrógeno,
se justificarı́a plenamente.
Sin embargo, esto serı́a tal vez complicar las cosas e ir demasiado le-
jos por ahora. La gran atracción del método de Sir Albert Howard es su
sencillez. Puede ser usado por gente primitiva en las aldeas indı́genas y las
herramientas más rústicas sirven tan bien como las más modernas de las
haciendas grandes.
Tengo el agrado de dejar constancia que el Gobierno de la Rodesia ha
ordenado que la elaboración de humus ha de ser enseñada en todos los
centros de instrucción de los indı́genas. Gradualmente aumentará el interés
por el asunto. Más de una vez, hombres de las aldeas vecinas han venido a
observar cómo elaboramos humus con hierbas secas.
Estamos en los albores de la era del humus. Si sus principios hubiesen
sido comprendidos años atrás, habrı́amos evitado la desolación que podemos
ahora presenciar en las llanuras centrales de los Estados Unidos. La tal ley
de la ((devolución deficiente)) se aplica solamente para quienes no entienden
256 CAPÍTULO 6. APÉNDICES
J. M. MOUBRAY.
6.3. HUMUS CON DESECHOS URBANOS 257
Lámina XIII
Lámina XIV
Lámina XV
Figura 6.6: Plano de una simple zanja compostaje para un pueblo. Producir
el primer y segundo dı́a de apilado y la Sección 2 listo para su llenado.
266 CAPÍTULO 6. APÉNDICES
Bibliografı́a
Licencia y Garantı́a
Vid, 101