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Universos paralelos

La paradoja cuántica del «gato de Schrödinger» vista desde el punto de vista de la interpretación de
los universos múltiples.
En esta interpretación cada evento involucra un punto de ramificación en el tiempo, el gato está vivo
y muerto, incluso antes de que la caja se abra, pero los gatos «vivos» y «muertos» están en
diferentes ramificaciones del universo, por lo que ambos son igualmente reales, pero no pueden
interactuar el uno con el otro.1

Los universos paralelos son cuando la hipótesis física, en la que entra con otros mundos o
universos.

Universos paralelos es el nombre de una hipótesis física en la que entran en juego la


existencia de varios universos o realidades relativamente independientes. El desarrollo de
la física cuántica y la búsqueda de una teoría unificada (teoría cuántica de la gravedad),
conjuntamente con el desarrollo de la teoría de cuerdas, han hecho entrever la posibilidad
de la existencia de múltiples universos paralelos conformando un multiverso.
Universos paralelos o términos similares también se encuentran como temáticas de la
literatura, particularmente en lo que por ejemplo se refiere al género literario fantástico.

Índice
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 1Universos paralelos en física


o 1.1Interpretación de los universos paralelos
o 1.2Los agujeros negros como entrada a los universos paralelos
 2Los universos paralelos en la ficción
 3Véase también
 4Referencias
 5Bibliografía
 6Enlaces externos

Universos paralelos en física[editar]


Interpretación de los universos paralelos[editar]
Una de las versiones científicas más curiosas que recurren a los universos paralelos es la
«interpretación de los universos múltiples» o «interpretación de los mundos múltiples»
(IMM), de Hugh Everett.2 Dicha teoría aparece dentro de la mecánica cuántica como una
posible solución al «problema de la medida» en mecánica cuántica. Everett describió su
interpretación más bien como una metateoría. Desde un punto de vista lógico la
construcción de Everett evade muchos de los problemas asociados a otras
interpretaciones más convencionales de la mecánica cuántica. Recientemente, sin
embargo, se ha propuesto que universos adyacentes al nuestro podrían dejar una huella
observable en la radiación de fondo de microondas, lo cual abriría la posibilidad de probar
experimentalmente esta teoría.3
El problema de la medida es uno de los principales «frentes filosóficos» que abre la
mecánica cuántica. Si bien la mecánica cuántica ha sido la teoría física más precisa hasta
el momento, permitiendo hacer cálculos teóricos relacionados con procesos naturales que
dan 20 decimales correctos y ha proporcionado una gran cantidad de aplicaciones
prácticas (centrales nucleares, relojes de altísima precisión, ordenadores), existen ciertos
puntos difíciles en la interpretación de algunos de sus resultados y fundamentos (el premio
nobel Richard Feynman llegó a bromear diciendo «creo que nadie entiende
verdaderamente la mecánica cuántica»).
El «problema de la medida» se puede describir informalmente del siguiente modo:

1. De acuerdo con la mecánica cuántica, un sistema físico ―por ejemplo un conjunto


de electrones orbitando en un átomo― queda descrito por una función de onda.
Dicha función de onda es un objeto matemático que supuestamente describe la
máxima información posible que contiene un estado puro.
2. Si nadie externo al sistema ni dentro de él observara o tratara de ver como está el
sistema, la mecánica cuántica nos diría que el estado del sistema evoluciona
determinísticamente. Es decir, se podría predecir perfectamente hacia dónde irá el
sistema.
3. La función de onda nos informa cuáles son los resultados posibles de una medida
y sus probabilidades relativas, pero no nos dice qué resultado concreto se
obtendrá cuando un observador trate efectivamente de medir el sistema o
averiguar algo sobre él. De hecho, la medida sobre un sistema es un valor
aleatorio entre los posibles resultados.
Eso plantea un problema serio: si las personas y los científicos u observadores son
también objetos físicos como cualquier otro, debería haber alguna forma determinista de
predecir cómo tras juntar el sistema en estudio con el aparato de medida, finalmente
llegamos a un resultado determinista. Pero el postulado de que una medición destruye la
«coherencia» de un estado inobservado e inevitablemente tras la medida se queda en un
estado mezcla aleatorio, parece que sólo nos deja tres salidas:4
(A) O bien renunciamos a entender el «proceso de decoherencia», por lo cual un
sistema pasa de tener un estado puro que evoluciona deterministicamente a tener
un estado mezcla o «incoherente».
(B) O bien admitimos que existen unos objetos no físicos llamados «conciencia»
que no están sujetos a las leyes de la mecánica cuántica y que nos resuelven el
problema.
(C) O tratamos de proponer una teoría que explique el proceso de medición, y no
sean así las mediciones quienes determinen la teoría.
Diferentes físicos han tomado diferentes soluciones a este «trilema»:
1. Niels Bohr, que propuso un modelo inicial de átomo que acabó dando
lugar a la mecánica cuántica y fue considerado durante mucho tiempo
uno de los defensores de la «interpretación ortodoxa de
Copenhague», se inclinaría por (A).
2. John von Neumann, el matemático que creó el formalismo matemático
de la mecánica cuántica y que aportó grandes ideas a la teoría
cuántica, se inclinaba por (B).
3. La interpretación de Hugh Everett es uno de los planteamientos que
apuesta de tipo (C).
La propuesta de Everett es que cada medida «desdobla» nuestro universo en
una serie de posibilidades (o tal vez existían ya los universos paralelos
mutuamente inobservables y en cada uno de ellos se da una realización
diferente de los posibles resultados de la medida). La idea y el formalismo de
Everett es perfectamente lógico y coherente, aunque algunos puntos sobre
cómo interpretar ciertos aspectos, en particular cómo se logra la
inobservabilidad o coordinación entre sí de esos universos para que en cada
uno suceda algo ligeramente diferente. Pero por lo demás es una explicación
lógicamente coherente y posible, que inicialmente no despertó mucho
entusiasmo sencillamente porque no está claro que sea una
posibilidad falsable.
El principio de simultaneidad dimensional establece que dos o más objetos
físicos, realidades, percepciones y objetos no físicos pueden coexistir en el
mismo espacio-tiempo. Este principio tiene correspondencia biunívoca con la
teoría de IMM (interpretación de mundos múltiples) y la teoría de multiverso de
nivel III, aunque no ha sido planteado por Hugh Everett, ni tampoco por Max
Tegmark.
Sin embargo, en una encuesta sobre la IMM llevada a cabo por el investigador
de ciencias políticas L. David Raub, que entrevistó a setenta y dos destacados
especialistas en cosmología y teóricos cuánticos, dio los siguientes
resultados:5

1. Sí, creo que la IMM (interpretación de mundos múltiples) es correcta:


58 %
2. No acepto la IMM: 18 %
3. Quizás la IMM sea correcta, pero todavía no me convence: 13 %
4. No tengo una opinión a favor ni en contra: 11 %
Entre los especialistas que se inclinaron por (1) estaban Stephen
Hawking, Richard Feynman y Murray Gell-Mann. Entre los que se decantaron
por (2) estaba Roger Penrose. Aunque Hawking y Gell-Mann han explicado su
posición. Hawking afirmó en una carta a Raub que «el nombre “mundos
múltiples” es inadecuado, pero la teoría, en esencia, es correcta» (tanto
Hawking como Gell-Mann llaman a la IMM, ‘interpretación de historias
múltiples’). Posteriormente Hawking ha llegado a decir que «La IMM
[interpretación de los mundos múltiples] es trivialmente verdadera».
Por otro lado, Murray Gell-Man ―en una reseña de un artículo del físico
estadounidense Bruce DeWitt (quien es uno de los principales defensores de
la IMM), se mostró básicamente de acuerdo con Hawking: «Aparte del empleo
desacertado del lenguaje, los desarrollos físicos de Everett son correctos,
aunque algo incompletos».
Otros físicos destacados como Steven Weinberg o John A. Wheeler se
inclinan por la corrección de esta interpretación. Sin embargo, el apoyo de
importantes físicos a la IMM (interpretación de los mundos múltiples) refleja
sólo la dirección que está tomando la investigación y las perspectivas
actuales, pero en sí mismo no constituye ningún argumento científico adicional
en favor de la teoría.
Los agujeros negros como entrada a los universos
paralelos[editar]

Visión de un artista de un agujero negrocon disco de acreción.

Se ha apuntado que algunas soluciones exactas de la ecuación del campo de


Einstein pueden extenderse por continuación analítica más allá de las
singularidades dando lugar a universos espejos del nuestro. Así la solución de
Schwarzschild para un universo con simetría esférica en el que la estrella
central ha colapsado comprimiéndose por debajo de su radio de
Schwarzschild podría ser continuada analíticamente a una solución de agujero
blanco (un agujero blanco de Schwarzchild se comporta como la reversión
temporal de un agujero negro de Schwarzschild).6 La solución completa
describe dos universos asintóticamente planos unidos por una zona de
agujero negro (interior del horizonte de sucesos). Dos viajeros de dos
universos espejos podrían encontrarse, pero solo en el interior del horizonte
de sucesos, por lo que nunca podrían salir de allí.
Una posibilidad igualmente interesante son los universos Reissner-
Nordström y de Kerr-Newman. Este último universo es una solución posible de
las ecuaciones de Einstein que puede ser continuada analíticamente a través
de una singularidad espacial evitable por un viajero. A diferencia de la solución
completa de Schwarzchild, la solución de este problema da como posibilidad
la comunicación de los dos universos sin tener que pasar por los
correspondientes horizontes de sucesos a través de una zona llamada
horizonte interno.

Los universos paralelos en la ficción[editar]


Artículo principal: Universos paralelos en ficción

La temática de los universos paralelos y de otras dimensiones es muy


frecuente en la ficción. Si bien es la ciencia ficción la que más se ha
destacado, también se utiliza en el género del terror (H. P. Lovecraft, Brian
Lumley, por ejemplo), en la fantasía (C. S. Lewis, por ejemplo) e incluso en
el drama histórico (Harry Turtledove, Vladimir Nabokov, entre otros).
Isaac Asimov, en su novela Los propios dioses propone la idea de universos
paralelos muy diferentes donde las constantes universales han colapsado en
diferentes valores dando características únicas a cada universo. Asimismo,
propone la idea de la posible interacción entre estos universos a través del
intercambio espontáneo de partículas elementales resultando, a largo plazo,
en el equilibrio termodinámico entre estos universos al terminar en el equilibrio
del valor de las constantes fundamentales en los universos que han logrado
interactuar.
En algunos casos, un universo paralelo es similar al nuestro pero con eventos
históricos diferentes. En cambio en otros casos ―frecuentemente en historias
de horror― otro universo es un lugar sombrío e infernal repleto de formas de
vida monstruosas; por ejemplo: The Mist (de Frank Darabont sobre un cuento
de Stephen King), Event Horizon, Doom, Stranger Things, etc.

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